Comentario de Juan 5:24 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

De cierto, de cierto os digo que el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna. El tal no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.

5:24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, — El oír y creer la palabra de Cristo equivalen a creer a Dios («al que me envió»). Creer a Cristo es creer a Dios.

— tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida — Tener vida eterna es tener a Cristo (1Jn 1:2), o «tener al Padre y al Hijo» (2Jn 1:9). La vida espiritual que Jesús nos da es «la vida de Dios» (Efe 4:18); es vida eterna porque es vida divina. Al decir » tiene vida eterna; y no vendrá a condenación», Jesús no enseña que desde el momento de creer se entre en la vida como si fuera un parque del cual nadie le pueda expulsar. El creyente no está en posesión de la vida eterna, como si ya estuviera en el cielo viviendo con Dios, sino que tiene la promesa de la vida eterna (1Jn 2:25).

Los bautistas y otros sectarios enseñan que desde el momento de creer el hombre está en posesión de la vida eterna y que no la puede perder. Por ejemplo, dicen los comentaristas: «‘tiene vida eterna’ — inmediatamente al creer, comp 3:18; 1Jn 5:12-13» (JFB); «Posee ahora esta vida espiritual que no tiene fin» (ATR); «El verbo está en perfecto, indicando un hecho cumplido y permanente. Por esa razón el creyente que está desde aquí en posesión de la vida eterna no va a juicio» (B-S).

En otra ocasión Jesús dijo, «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano» (10:27, 28); este es uno de los textos favoritos de predicadores bautistas, pero las ovejas pueden dejar de oír la voz del Pastor y pueden dejar de seguirle, y cuando lo hacen, pierden la vida eterna. Cuando el hombre llega a ser creyente, no pierde su libre albedrío y, por eso, puede dejar de seguir a Cristo. También Jesús dijo, «El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden» (15:6). Es imposible que alguno deje de permanecer en Cristo si nunca estaba en Cristo.

Pablo dijo a los hermanos gálatas, «De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído», Gál 5:4. Véanse también 1Co 9:27; 2Pe 2:20-22; Heb 6:4, etc.).

Entonces, ¿cómo es que el creyente tiene vida eterna? Juan explica esta frase en 1Jn 2:25, «Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna». La vida eterna no puede ser una promesa (esperanza) si desde ahora estamos en posesión de ella, porque «la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos» (Rom 8:24-25).

«El que no cree, ya ha sido condenado» (3:18). Por eso, desde ahora algunos están condenados, pero esto no significa que no puede haber cambio de su condición. Los condenados pueden llegar a ser salvos y los salvos pueden llegar a ser condenados.

Jesús dice que el creyente tiene vida eterna para dar énfasis a que Dios siempre cumple sus promesas. No solamente se usa el tiempo presente, sino también aun se usa el tiempo pasado, para este propósito. Por ejemplo, Gén 17:5, Dios dijo a Abram, «te he puesto por padre de muchedumbre de gentes». Desde luego, en ese momento Abram no era padre de muchedumbre de gentes, pero la promesa de Dios es tan segura que desde ese momento habló de su cumplimiento como una realidad.

«Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó» (Jos 6:2). Le dijo esto antes de darle los mandamientos que deberían obedecer para obtener la victoria. ¿Por qué dijo, «yo he entregado en tu mano a Jericó» antes de hacerlo? Porque la promesa de Dios era tan segura que desde ese momento habló de la toma de Jericó como si fuera un hecho histórico. Isaías usa el tiempo pasado para hablar del Cristo, como si ya hubiera dado su vida en expiación por los pecados (Isa 53:1-12).

Jesús dijo, «esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados» (Mat 26:28); no dice «será derramada», sino que aquí también usa el tiempo presente para enfatizar la certeza de su muerte.

De esta misma manera dice «tiene vida eterna» para dar énfasis a la certeza de las promesas de Dios. Sin embargo, esta promesa de Dios tiene condiciones o requisitos: «El que oye mi palabra, y cree al que me envió». Como Jesús enseña en Luc 8:13, el que oye su palabra puede dejar de oír, y el que cree puede dejar de creer (véanse también 1Ti 1:19; 1Ti 5:8; 1Ti 5:12; 1Ti 5:15; 1Ti 6:10; 1Ti 6:21). Jesús no enseña que el que deja de oír y creer tiene vida eterna. Por lo tanto, Pablo dice, «El que piensa estar firme, mire que no caiga» (1Co 10:12) y Pedro dice, «Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás» (2Pe 1:10).

Los que están en pecado están muertos, es decir, separados de Dios (Efe 2:1; Efe 5:14). Compárese Luc 15:32, el hijo pródigo «era muerto» y al volver «ha revivido». Cuando obedecemos al evangelio tenemos vida (estamos reconciliados con Dios). «Como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva» (Rom 6:4). La vida eterna es nuestra herencia (Rom 8:17) y esta esperanza nos motiva a transformarnos a la imagen de Cristo. «Sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro» (1Jn 3:2-3).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

El que oye mi palabra y cree. Jua 3:16, Jua 3:18, Jua 3:36; Jua 6:40, Jua 6:47; Jua 8:51; Jua 11:26; Jua 12:44; Jua 20:31; Mar 16:16; Rom 10:11-13; 1Pe 1:21; 1Jn 5:1, 1Jn 5:11-13.

y no vendrá a condenación. Jua 10:27-30; Rom 8:1, Rom 8:16, Rom 8:17, Rom 8:28-30, Rom 8:33, Rom 8:34; 1Ts 5:9; 2Ts 2:13, 2Ts 2:14; 1Pe 1:5.

mas ha pasado de muerte a vida. 1Jn 3:14.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La frase cree al que me envió es poco común. Cristo, no el Padre, es generalmente el objeto de este verbo en Juan. El punto en este pasaje es la unidad del Padre y el Hijo (vv. Jua 5:17-23). Todo el que cree en el que envió a Cristo creerá en Cristo.

no vendrá a condenación: Un juicio para decidir el destino eterno de una persona ya no es posible para alguien que ha recibido la vida eterna. Sin embargo, todos los creyentes estarán de pie ante el trono de juicio de Cristo (Rom 14:10; 2Co 5:10), no por castigo del pecado, sino para determinar la herencia en el Reino del Mesías.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

OYE… CREE. Jesús describe al que tiene vida eterna y no será condenado como «el que oye… y cree». «Oye» (gr. akouon, de akouo) y «cree» (gr. pisteuon, de pisteuo) son participios de presente que destacan la acción continua (i. e., «el que está oyendo y creyendo»). Por lo tanto, el «oír» y el «creer» no son actos de un solo momento sino acciones que deben continuar. Cristo afirma que la actual posesión de vida eterna está condicionada a una fe viva en el presente más bien que a una momentánea decisión de fe que se tomó alguna vez en el pasado (véanse Jua 1:12, nota; Jua 4:14, nota).

NO VENDRÁ A CONDENACIÓN. «Condenación» (gr. krisis) se emplea en el sentido de la condenación a la muerte eterna. El creyente no será condenado con el mundo (1Co 11:32). Esto no se refiere a su responsabilidad futura ni a su juicio venidero con respecto a su fidelidad a la gracia de Dios que se le dio mientras estaba en la tierra (véase el ARTÍCULO EL JUICIO DE LOS CREYENTES, P. 1650. [2Co 5:10]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

ha pasado de muerte a vida. Esto desarrolla la verdad del v. Jua 5:21, que Jesús da vida a quien Él desee dar vida. Las personas que reciben esa vida son identificadas como las que escuchan la Palabra y creen en el Padre y el Hijo. Son aquellas que tienen vida eterna y nunca serán condenadas (Rom 8:1; Col 1:13).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

5:24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, — El oír y creer la palabra de Cristo equivalen a creer a Dios («al que me envió»). Creer a Cristo es creer a Dios.
— tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida — Tener vida eterna es tener a Cristo (1Jn 1:2), o «tener al Padre y al Hijo» (2Jn 1:9). La vida espiritual que Jesús nos da es «la vida de Dios» (Efe 4:18); es vida eterna porque es vida divina. Al decir » tiene vida eterna; y no vendrá a condenación», Jesús no enseña que desde el momento de creer se entre en la vida como si fuera un parque del cual nadie le pueda expulsar. El creyente no está en posesión de la vida eterna, como si ya estuviera en el cielo viviendo con Dios, sino que tiene la promesa de la vida eterna (1Jn 2:25).
Los bautistas y otros sectarios enseñan que desde el momento de creer el hombre está en posesión de la vida eterna y que no la puede perder. Por ejemplo, dicen los comentaristas: «‘tiene vida eterna’ — inmediatamente al creer, comp 3:18; 1Jn 5:12-13» (JFB); «Posee ahora esta vida espiritual que no tiene fin» (ATR); «El verbo está en perfecto, indicando un hecho cumplido y permanente. Por esa razón el creyente que está desde aquí en posesión de la vida eterna no va a juicio» (B-S).
En otra ocasión Jesús dijo, «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano» (10:27, 28); este es uno de los textos favoritos de predicadores bautistas, pero las ovejas pueden dejar de oír la voz del Pastor y pueden dejar de seguirle, y cuando lo hacen, pierden la vida eterna. Cuando el hombre llega a ser creyente, no pierde su libre albedrío y, por eso, puede dejar de seguir a Cristo. También Jesús dijo, «El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden» (15:6). Es imposible que alguno deje de permanecer en Cristo si nunca estaba en Cristo.
Pablo dijo a los hermanos gálatas, «De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído», Gál 5:4. Véanse también 1Co 9:27; 2Pe 2:20-22; Heb 6:4, etc.).
Entonces, ¿cómo es que el creyente tiene vida eterna? Juan explica esta frase en 1Jn 2:25, «Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna». La vida eterna no puede ser una promesa (esperanza) si desde ahora estamos en posesión de ella, porque «la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos» (Rom 8:24-25).
«El que no cree, ya ha sido condenado» (3:18). Por eso, desde ahora algunos están condenados, pero esto no significa que no puede haber cambio de su condición. Los condenados pueden llegar a ser salvos y los salvos pueden llegar a ser condenados.
Jesús dice que el creyente tiene vida eterna para dar énfasis a que Dios siempre cumple sus promesas. No solamente se usa el tiempo presente, sino también aun se usa el tiempo pasado, para este propósito. Por ejemplo, Gén 17:5, Dios dijo a Abram, «te he puesto por padre de muchedumbre de gentes». Desde luego, en ese momento Abram no era padre de muchedumbre de gentes, pero la promesa de Dios es tan segura que desde ese momento habló de su cumplimiento como una realidad.
«Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó» (Jos 6:2). Le dijo esto antes de darle los mandamientos que deberían obedecer para obtener la victoria. ¿Por qué dijo, «yo he entregado en tu mano a Jericó» antes de hacerlo? Porque la promesa de Dios era tan segura que desde ese momento habló de la toma de Jericó como si fuera un hecho histórico. Isaías usa el tiempo pasado para hablar del Cristo, como si ya hubiera dado su vida en expiación por los pecados (Isa 53:1-12).
Jesús dijo, «esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados» (Mat 26:28); no dice «será derramada», sino que aquí también usa el tiempo presente para enfatizar la certeza de su muerte.
De esta misma manera dice «tiene vida eterna» para dar énfasis a la certeza de las promesas de Dios. Sin embargo, esta promesa de Dios tiene condiciones o requisitos: «El que oye mi palabra, y cree al que me envió». Como Jesús enseña en Luc 8:13, el que oye su palabra puede dejar de oír, y el que cree puede dejar de creer (véanse también 1Ti 1:19; 1Ti 5:8; 1Ti 5:12; 1Ti 5:15; 1Ti 6:10; 1Ti 6:21). Jesús no enseña que el que deja de oír y creer tiene vida eterna. Por lo tanto, Pablo dice, «El que piensa estar firme, mire que no caiga» (1Co 10:12) y Pedro dice, «Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás» (2Pe 1:10).
Los que están en pecado están muertos, es decir, separados de Dios (Efe 2:1; Efe 5:14). Compárese Luc 15:32, el hijo pródigo «era muerto» y al volver «ha revivido». Cuando obedecemos al evangelio tenemos vida (estamos reconciliados con Dios). «Como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva» (Rom 6:4). La vida eterna es nuestra herencia (Rom 8:17) y esta esperanza nos motiva a transformarnos a la imagen de Cristo. «Sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro» (1Jn 3:2-3).

Fuente: Notas Reeves-Partain

ACEPTACIÓN QUIERE DECIR VIDA

Juan 5:24

«Os digo la pura verdad: El que escucha Mi palabra y cree en el Que Me ha enviado tiene la vida eterna, y no está abocado al juicio, sino que ha cruzado de la muerte a la vida.

Jesús dice sencillamente que el aceptarle es la vida, y el rechazarle es la muerte. ¿Qué quiere decir escuchar las palabras de Jesús y creer en el Padre Que Le envió? Para decirlo lo más brevemente posible, quiere decir tres cosas. (i) Quiere decir que Dios es como Jesús nos dice ,que es: que es amor; y es entrar en una nueva relación con El en la que el miedo ha sido desterrado. (ii) Quiere decir aceptar la clase de vida que Jesús nos ofrece, aunque sea difícil y conlleve sacrificios, en la seguridad de que aceptarla es entrar en el camino definitivo que conduce a la paz y a la felicidad, y rechazarla es tomar el camino que conduce infaliblemente a la muerte y al juicio. (iii) Quiere decir aceptar la ayuda del Cristo Resucitado y la dirección del Espíritu Santo, y encontrar así la fuerza para todo lo que implica el camino de Cristo.
Cuando lo hacemos, entramos en tres nuevas relaciones. (i) Entramos en una nueva relación con Dios. El Juez llega a ser el Padre; lo distante llega a estar cerca; la enemistad se convierte en confianza, y el temor en amor. (ii) Entramos en una nueva relación con nuestros semejantes. El odio se convierte en amor; el egoísmo deja paso al servicio, y el rencor al perdón. (iii) Entramos en una nueva relación con nosotros mismos. La debilidad pasa a ser fuerza; el fracaso, éxito, y la tensión, paz.
El aceptar el ofrecimiento de Cristo es encontrar la vida. Todos estamos vivos en cierto sentido; pero hay pocos que se puede decir que conocen la vida en el sentido más real de la palabra. Cuando Grenfell estaba escribiendo a una enfermera jefa que había decidido ir a Labrador para ayudar en el trabajo allí, le dijo que no le podría ofrecer mucho dinero, pero sí que si iba descubriría que al servir a Cristo y a la gente de ese país se lo pasaría mejor que en ningún otro sitio. Brovvning describe el encuentro de dos personas a cuyo corazón había llegado el amor. Ella le miraba a él, y él a ella; » y, de pronto, despertó la vida.» Un novelista moderno pone en boca de uno de sus personajes: «Nunca había sabido lo que era la vida hasta que la vi en tus ojos.»
La persona que acepta a Cristo ha pasado de muerte a vida. Ya en este mundo la vida se convierte en algo nuevo y emocionante; en el mundo por venir la vida eterna con Dios se convierte en una seguridad.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Aquí se ve la culminación del discurso de Jesús. Es el punto de llegada de todo lo que ha venido diciendo y el punto de arranque de lo que sigue. Con el doble “amén, amén” (muy juanino, explicado en Jua 1:51) se subraya no la solemnidad de sus palabras sino también el clímax de su revelación.

La frase literal mi palabra se puede traducir también “mis palabras”, «lo que digo» (TLA), “mi mensaje”. La mayoría de las versiones prefieren conservar la expresión literal.

El verbo “oír” tiene sentido de obedecer, poner atención, darse por enterado. En el Antiguo Testamento se le da el sentido de obedecer. Es importante conservar el contraste entre los tiempos de los verbos: “tiene vida permanente y no será juzgado, sino que ya ha pasado de la muerte a la vida”, «tiene vida eterna, y no será condenado, pues ya ha pasado de la muerte a la vida» (DHH). En la teología de Juan se encuentra siempre esta tensión entre el presente y el futuro. Los creyentes ya gozan de la vida que Jesús ofrece, pero aún no está plenamente realizada sino hasta al final de los tiempos.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Jua 3:15-16; 1Jn 3:14.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— condenado: Ver nota a Jua 3:17.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

t 257 Jua 3:16; Jua 6:40; Jua 8:51

u 258 1Jn 3:14

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

24 (1) Véase la nota 15 (1) del cap.3.

24 (2) O, condenación.

24 (3) La fuente de la muerte es el árbol del conocimiento, y la fuente de la vida es el árbol de la vida (cfr. Gén_2:9 , Gén_2:17). Por lo tanto, pasar de muerte a vida es cambiar la fuente por la cual uno vive.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

EL pasaje que tenemos á la vista abunda en verdades de alta trascendencia. Muy significativo debió de ser para los judíos, estando como estaban familiarizados con los escritos de Moisés y de Daniel. En las palabras de nuestro Señor no dejarían de percibir la alegación de nuevas razones para que lo recibiesen como Mesías.

Fuente: Los Evangelios Explicados

R897 Μεταβέβηκεν se usa como un perfecto gnómico, que denota una verdad conocida (comp. Jua 3:22).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., juicio

Fuente: La Biblia de las Américas

juicio g Jua 3:17-19; Rom 14:10; 2Co 5:10.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

‡ Literalmente, “escuchan”.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento