Comentario de Juan 6:22 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Al día siguiente, la multitud que había estado al otro lado del mar se dio cuenta de que no había habido allí sino una sola barca, y que Jesús no había entrado en la barca con sus discípulos, sino que éstos se habían ido solos.

6:22 El día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar vio que no había habido allí más que una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que éstos se habían ido solos. — Entonces ¿dónde estaría Jesús? Si está en este lado, ¿por qué no han regresado sus discípulos para buscarlo?

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

sino que sus discípulos se habían ido solos. Jua 6:16, Jua 6:17; Mat 14:22; Mar 6:45.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Después de los dos milagros, Jesús habló a la multitud en general (Jua 6:22-40), más tarde, a los judíos que lo interrogaban (Jua 6:41-59), a los discípulos (Jua 6:60-66), y finalmente a los doce (Jua 6:67-71).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

La multitud había visto que había sólo una barca y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos. Ellos supusieron que Jesús aún estaba allí y lo estaban buscando.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Estos versículos aluden a que las multitudes que fueron testigo de las sanidades y la alimentación milagrosa, aún estaban en el lugar original de estos milagros (al E del lago) y, a partir de una curiosidad exaltada, anhelaban encontrarse de nuevo con Jesús. Otras barcas cargadas con personas de Tiberias (en la orilla NO del lago) también escucharon acerca de los milagros y lo buscaban.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

La famosa predicación de Jesús sobre el pan de vida. El tema clave está en el v. Jua 6:32, i. e. «Yo soy el pan de vida», es la primera de las siete declaraciones enfáticas de «yo soy» de Jesús comprendidas en este Evangelio (Jua 8:12; Jua 10:7; Jua 10:9; Jua 10:11; Jua 10:14; Jua 11:25; Jua 14:6; Jua 15:1; Jua 15:5). Esta analogía de Jesús como «el pan» de vida afirma el tema de Juan acerca de Jesús como Mesías e Hijo de Dios (Jua 20:30-31). Aunque Juan registra los milagros de Jesús para erigir su deidad, se apresura a presentar el discurso de Jesús sobre las realidades espirituales de su persona a fin de definir con precisión su identidad, es decir, no solamente un hacedor de maravillas, sino el Hijo de Dios que vino a salvar a la humanidad de sus pecados (Jua 3:16). Este discurso tuvo lugar en la sinagoga de Capernaum (v. Jua 6:59).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

6:22 El día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar vio que no había habido allí más que una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que éstos se habían ido solos. — Entonces ¿dónde estaría Jesús? Si está en este lado, ¿por qué no han regresado sus discípulos para buscarlo?

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA BÚSQUEDA INFRUCTUOSA

Juan 6:22-27

Al día siguiente, la gente que seguía todavía al otro lado del lago se dio cuenta de que allí no había habido nada más que una barca, y que Jesús no se había embarcado en ella con Sus discípulos, sino que éstos se habían ido solos. Pero algunos barcos de Tiberíades amarraron cerca del lugar en que la multitud habían compartido la comida después que el Señor dio gracias. Así que, cuando comprobaron que Jesús ya no estaba allí, ni Sus discípulos tampoco, se embarcaron en los barcos y llegaron a Cafarnaún buscando a Jesús. Cuando Le encontraron al otro lado del lago, Le dijeron:

-Rabí, ¿cuando has llegado?

-Os diré la verdad -les contestó Jesús-: No Me estáis buscando porque habéis comprendido las señales, sino porque comisteis el pan hasta llenaros el estómago. No os afanéis por el alimento perecedero, sino por el permanente y que da la vida eterna, que es el que el Hijo del Hombre os dará; porque el Padre Dios ha puesto Su sello sobre Él.

La multitud se había quedado al otro lado el lago: En tiempos de Jesús la gente no tenía que observar, el horario de oficina, tenían tiempo para esperar que Jesús volviera otra vez. Esperaron porque se habían dado cuenta de que no había más que una barca, y que los discípulos se habían ido en ella sin Jesús; así es que dedujeron que Él tendría que estar por allí cerca. Después de esperar algún tiempo; empezaron a darse cuenta de que Jesús no volvía. Habían llegado a la bahía algunos barcos de Tiberíades, tal vez para refugiarse de la tormenta de la noche anterior. Los que estaban esperando se embarcaron y volvieron así a Cafamaún.
Al descubrir; para su sorpresa; que Jesús ya estaba allí, Le preguntaron que cuándo había llegado. Jesús, sencillamente, no contestó a la pregunta; la cosa no tenía el menor interés. La vida es demasiado corta para perderla charlando sobre viajes; así es que entró en materia de inmediato. «Habéis visto -les dijo- cosas maravillosas. Habéis visto cómo ha permitido la gracia de Dios que se alimentara una multitud. Vuestro pensamiento se tendría que haber concentrado en el Dios que lo había hecho; en cambio, en lo único que estáis pensando es en la comida.» Es como si les dijera: «Estáis tan ocupados pensando en vuestro estómago que no os acordáis de vuestra alma.»
«La gente -decía Crisóstomo- está enganchada a las cosas de esta vida.» Ahí estaban. unas personas cuyos ojos nunca se habían remontado de los terraplenes de este mundo a las eternidades del más allá. Una vez estaban hablando de las cosas de la vida Napoleón y un amigo suyo. Estaba oscuro. Fueron hacia la ventana y miraron hacia fuera. Allá en el cielo había estrellas distantes, como poco más que puntas de alfileres de luz. Napoleón, que tenía una vista muy aguda mientras que su amigo era miope; señaló hacia el cielo. «¿Ves esas estrellas?» -le preguntó-. «No -le contestó su amigo-, yo no veo nada.» Y entonces le dijo Napoleón: «Esa es la diferencia entre nosotros dos.» El que está atado a la tierra no vive más que media vida, si acaso. El que está vivo de veras es el que tiene visión, el que mira al horizonte y ve las estrellas.

Jesús comprimió su mandamiento en una frase: «No os afanéis por el alimento perecedero, sino por el permanente .y que da la vida eterna.» Mucho tiempo atrás, un profeta había preguntado: «¿Por qué os gastáis el dinero en lo que no es pan, y el producto de vuestro trabajo en lo que no satisface?» (Isa 55:2 ). Hay dos clases de hambre: el hambre física, que puede satisfacer la comida física; y el hambre espiritual, que aquel alimento no puede saciar. Una persona puede ser tan rica como Creso, y seguir con insatisfacción en su vida.

En los años posteriores al 60 d C. el lujo de la sociedad romana era sin igual. Era cuando servían banquetes de sesos de pavo real y de lenguas de ruiseñor; cuando cultivaban el extraño hábito de tomar eméticos entre platos para que el siguiente les supiera aún mejor; cuando las comidas multimillonarias eran cosa de todos los días. Fue por aquel tiempo cuando cuenta Plinio que una señora romana llevó puesta en su boda una túnica tan llena de joyas y de oro que costó lo que equivaldría ahora a cien millones de pesetas. Todo eso era por algo: por la profunda insatisfacción que les producía aquella vida, un hambre que nada podía satisfacer. Estaban dispuestos a pagar cualquier precio para obtener una nueva sensación, porque eran inmensamente ricos pero estaban inmensamente insatisfechos.
Lo que Jesús quería decir era que aquellos judíos no estaban interesados nada más que en cosas materiales. Habían recibido una comida inesperadamente gratuita y abundante, y querían más. Pero hay otras hambres que sólo Jesús puede saciar. Está el hambre de verdad: sólo en Jesús se encuentra la verdad de Dios. Está el hambre de vida: sólo en Jesús encontramos vida en abundancia. Está el hambre de amor: sólo en Jesús se encuentra el amor que sobrepuja al pecado y a la muerte. Sólo Jesús puede satisfacer el hambre del corazón y del alma.
¿Por qué? Hay una mina de sentido en la frase: «Dios ha puesto su sello sobre Él.» H. B. Tristram, en su libro Costumbres orientales en las tierras de la Biblia, tiene una sección interesantísima sobre los sellos en el mundo antiguo. No era la firma, sino el sello lo que autenticaba. En documentos comerciales y políticos era el sello, impreso con un anillo, lo que hacía que un documento fuera válido, lo que autenticaba un testamento o lo que garantizaba el contenido de un saco o embalaje. Tristram nos dice que, en sus viajes- por el oriente, cuando hacía un trato con los muleteros o arrieros, éstos ponían su sello sobre el documento de su acuerdo para mostrar que era en firme. Los sellos se hacían de arcilla, de metal o de joyas. En el Museo Británico hay sellos de casi todos los reyes asirios. El sello se imprimía en arcilla o cera que quedaba pegada al documento.

Los rabinos tenían un dicho: «El sello de Dios es la verdad.»
«Un día -dice el Talmud- la gran sinagoga (la asamblea de los expertos en la ley) estaba llorando, orando y ayunando todos sus miembros, cuando les cayó del firmamento un pequeño rollo de escritura. Lo abrieron, y vieron que sólo contenía una palabra: Emet, que quiere decir verdad. «Ese -dijo un rabino- es el sello de Dios.»» Emet se escribe con tres letras hebreas: álef, la primera del alfabeto; min, la de en medio, y tau, la última. La verdad de Dios es el principio, el -centro y el final de la vida.

Por eso Jesús puede satisfacer el hambre de eternidad: Él es el sello de Dios, la verdad encarnada de Dios; y Dios es el único que puede satisfacer plenamente el hambre del alma que Él mismo ha creado.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

2. Material discursivo (Jua 6:22-71)

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

a. El discurso del pan de vida (vv. Jua 6:22-58)

Análisis de discurso

El análisis de este segmento del discurso no es fácil. Los estudiosos de Juan no se ponen de acuerdo en cuanto a las divisiones y subdivisiones del pasaje.

TÍTULO: Este largo pasaje tiene como centro el tema del pan de vida. Como sólo el último versículo menciona de manera marginal que Jesús lo pronuncia en una sinagoga, no nos parece conveniente titularlo como lo hace la BJ Discurso en la sinagoga de Cafarnaúm. La mayoría de las versiones correctamente acentúan el tema del discurso: Jesús, el pan de vida(RV60, RV95, DHH), El pan que da vida (TLA), Discurso sobre el pan de vida (BA), Explicación a la gente: el pan de la vida (NBE). Una propuesta que recoge los principales elementos sería Jesús se revela como el pan de la vida.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

1) Segunda ambientación: La multitud busca a Jesús (vv. Jua 6:22-24)

Estos versículos son una transición. Los elementos indicados en los vv. Jua 6:1-4 (tiempo, lugar, personajes y espacio) nuevamente reaparecen aquí. Ellos son una preparación para el discurso en Cafarnaúm, porque sirven de enlace entre el episodio anterior y lo que Jesús dirá a la multitud. El texto aquí no es muy claro y aparece en la tradición con numerosas variantes textuales. En términos generales su sentido puede reconstruirse así, como sugieren algunos especialistas: Cuando Jesús alimentó a los cinco mil, la gente vio que sólo había una barca en el escenario de este milagro. Al día siguiente la gente descubrió que Jesús se había ido, y que no había salido con sus discípulos en esa misma barca. Mientras tanto, (al día siguiente) otros botes habían llegado del pueblo de Tiberíades a la playa este del mar. Como no encontraron a Jesús ni a sus discípulos allá, la multitud subió a estos botes y fue a Cafarnaúm buscando a Jesús.

Análisis textual y morfosintáctico

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Al día siguiente es una frase de transición en el relato que une lo anterior con lo que sigue, y no tiene mucha fuerza cronológica. Surge la cuestión de si “al día siguiente” se refiere a la llegada de los discípulos a su destino, o posiblemente al episodio de los panes. Este versículo es una sola oración principal. La TEV estructura el versículo en dos oraciones y traduce el verbo principal dos veces: «A la mañana siguiente la multitud que se había quedado en el otro lado del lago se dio cuenta que sólo había habido un bote allá. Se dio cuenta de que Jesús no se había ido con sus discípulos en el bote, pero que ellos habían salido sin él», mientras la RV95 traduce: Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaúm, buscando a Jesús.

Puede ser confuso en algunas culturas traducir “en el otro lado del lago”, pues pudiera surgir la pregunta: ¿al otro lado en relación a qué? Para aclarar el asunto sería necesario ampliar la idea “del otro lado”: “en la orilla opuesta al lugar donde Jesús había llegado con sus discípulos”, “en el lado donde Jesús alimentó a los cinco mil”.

La palabra para “barca” aparece dos veces en este versículo, pero en dos formas diferentes. La primera es un diminutivo (“barquilla” o “botecito”). Sin embargo, ambas palabras se pueden traducir como “barca” o “bote”. La mayoría de las versiones no traducen el segundo término. Sólo lo aluden con la frase “en él” o “en ella”, o más específicamente: «en la única barca que había» (TLA).

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Es digno de advertirse, en primer lugar, cuánto conoce Jesús el corazón del hombre. Según se nos refiere en el presente pasaje, dio á conocer cuáles eran los verdaderos incentivos de los que lo siguieran hasta el otro lado del lago de Galilea. Á primera vista parecían dispuestos á creer en El y á venerarlo. Pero El sabía cuales eran las razones secretas de semejante conducta, y no se engañó.
Y nuestro Señor es siempre el mismo. El lee los corazones de los que se titulan cristianos y sabe con exactitud la razón verdadera de todo acto ú omisión en materias religiosas. Por qué concurren á la iglesia y reciben el sacramento, por qué asisten á la oración do familia y santifican el domingo–todo está manifiesto al gran Jefe de la iglesia. «El hombre ve lo que está delante de sus ojos, mas Jehová ve el corazón..
Seamos, pues, sinceros en nuestras profesiones y prácticas religiosas. La maldad de los hipócritas es muy grande, mas su insensatez es mayor. No es difícil engañar á los ministros, á los parientes y á los amigos, pero es imposible engañar á Cristo. «Sus ojos son como llama de fuego.» Dichosos los que pueden decir: » Señor, tú que sabes todas las cosas, sabes que te amamos..
Notemos, en segundo lugar, la prohibición que hizo nuestro Señor. A. la muchedumbre que le seguía con tanto tesón, á causa de los panes y de los pescados, le dijo que no trabajaran por la comida que perece.
Desde luego debe percibirse que nuestro Señor no tuvo por mira dar pábulo á la holgazanería. Quien tal cosa suponga incurrirá en un grave error. El trabajo fue ordenado á Adán en el paraíso, y fue señalado como ocupación necesaria del hombre después de la caída. El trabajo no deshonra á persona alguna. Nadie debe avergonzarse de pertenecer á las clases laboriosas. Nuestro Señor mismo trabajó en Nazaret en el taller de carpintería, y S. Pablo hizo tiendas con sus propias manos.
Lo que nuestro Señor quiso reprochar fue ese cuidado excesivo por las necesidades del cuerpo, en perjuicio de las necesidades del alma que prevalece en todas partes. Lo que atacó fue la costumbre, harto común, de afanarse por lo que pertenece al tiempo y permanecer indiferente á lo que pertenece á la eternidad–de fijarse solo en la vida presente y cerrar los ojos á la venidera.
Notemos, en tercer lugar, qué fue lo que aconsejó Jesucristo. Ordenó que trabajásemos por la comida que á vida eterna permanece, que nos empeñásemos en buscar nutrimento para nuestras almas.
¿De qué manera hemos de trabajar? Á esta pregunta no puede darse sino una sola respuesta: hemos de trabajar haciendo uso debido de los medios que se han señalado para ese objeto. Hemos de leer la Biblia con el cuidado y el ahínco del que busca un tesoro oculto. Hemos de orar con el fervor y la perseverancia del que sabe que en ello le va la vida. Hemos de ir de todo corazón á la casa de Dios, y rendir alabanza, oyendo la predicación de la palabra con la atención profunda del que oye la lectura de un testamento. Hemos de luchar cada día contra el pecado, el mundo y el demonio, como el que lucha por su libertad y tiene que vencer ó ser esclavo. He aquí lo que se llama trabajar. He aquí el secreto de nuestra prosperidad espiritual.
Es cierto que esta especie de trabajo es de difícil ejecución. Cuando lo emprendamos es bien seguro que nuestros semejantes nos alentarán muy poco, y que por el contrario nos injuriarán llamándonos exaltados y fanáticos. Aunque extraño y absurdo en demasía, sin embargo es cierto que el hombre en su estado natural se imagina que hay riesgo en pensar demasiado en materias religiosas, y no quiere convencerse de que hay riesgo en pensar demasiado en asuntos mundanos. Mas, digan los hombres lo que dijeren, el alma no puede sin trabajo obtener alimento espiritual.
Notemos, finalmente, la promesa que hizo Jesucristo. He aquí sus palabras: » El Hijo del hombre os dará la comida que á vida eterna permanece..
¡Cuánta misericordia no revelan estas palabras y cuan consoladoras no son! Jesús está pronto á concedernos todo lo que nuestras almas necesiten. Para esto ha sido sellado, para esto ha sido comisionado por el Padre. Cual otro José, durante el hambre de Egipto, su misión es aliviar y amparar á un mundo pecador.
Al poner fin á nuestra disertación sobre este pasaje preguntémonos por qué cosas trabajamos nosotros? ¿Qué alimento hemos buscado para nuestras almas? No estemos tranquilos hasta que no comamos del alimento que solo Jesucristo puede dar. Los que se contentan con otro nutrimento espiritual, tarde ó temprano «en dolor serán sepultados.» Isa 50:2.

Fuente: Los Evangelios Explicados

T67 El tiempo imperfecto (ἦν) que aquí aparece en discurso indirecto, expresa un relativo tiempo pasado (similar a un pluscuamperfecto). Significa: había estado allí.

BD467 La tradición textual de Jua 6:22 y sigs. es tan diversa que no nos permite discernir la mano del autor; según la lectura acostumbrada, τῇ ἐπαύριον ὁ ἄχλος al comienzo, se resume mediante ὅτε οὖν εἶδεν ὁ ὄχλος en el v. 24, de una manera rara entre los escritores clásicos, en la cual no hay duda de que haya habido algún desliz mental (comp. 1Jn 1:1 y sigs.). [Editor. Esta es en esencia una explicación del texto que parece tener mayor apoyo externo.]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., vio

O, había habido

Lit., en la barca

Fuente: La Biblia de las Américas