Comentario de Juan 9:7 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Y le dijo: —Vé, lávate en el estanque de Siloé—que significa enviado—. Por tanto fue, se lavó y regresó viendo.

9:7 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado), 3:17; 5:36; 6:29; 10:36; 17:3, 8, 21, etc.). — Isa 8:6 habla de «las aguas de Siloé, que corren mansamente», simbolizando las bendiciones que fluían del templo. Neh 3:15 habla del muro del estanque de Siloé.

Este mandamiento era una prueba de su fe; es decir, Jesús pensaba sanarle, pero nombró este requisito o condición. Si no hubiera ido para lavarse en el estanque de Siloé, no habría recibido la vista. Si el ciego hubiera sido doctrinado por los calvinistas, habría dicho, «Mira, Jesús, Tú sabes perfectamente que el agua no puede abrir los ojos de los ciegos. No conviene dejar la impresión de que haya eficacia en el agua o que el agua tenga poder sanador. Sáname primero y después, en algún momento oportuno, iré a lavarme en el estanque para demostrar mi fe en ti». Si hubiera hablado de esa manera, habría muerto tan ciego como nació (JBC).

— Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. — ¡Solamente los ciegos saben apreciar la vista! Ahora, no solamente podía ver, sino que también podía trabajar para ganarse la vida y ser independiente. (En aquellos tiempos el mendigar era casi el único medio de sostén para los ciegos).

Para ser bendecido por Cristo, es necesario obedecerle. El ciego sabía que el que le hablaba era Jesús (9:11); esto indica que ya había oído de El (Rom 10:17). Ahora le obedece: va a Siloé y se lava, como Jesús le mandó.

Dice Pablo (Rom 4:4), «Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda». Al decir «al que obra» Pablo no se refiere al obedecer al Señor para obtener sus bendiciones, sino al obrar para justificarse sin obtener el perdón de Dios: «Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas» (Rom 4:6-7). Es obvio que el «que obra» es aquel que no busca el perdón de Dios, sino que quiere justificarse a sí mismo (Rom 10:3).

Es necesario estudiar y discernir la diferencia entre la obediencia requerida por el Señor para aceptar el beneficio y el obrar para merecer el beneficio. La única manera de merecer la justificación es por medio de una vida perfecta, sin pecado alguno, pero «todos pecaron» (Rom 3:23). Por lo tanto, todos deben obedecer al evangelio de Cristo para obtener el perdón de Dios (Hch 2:38).

Al lavarse en el estanque de Siloé ¿ obró el ciego para merecer el beneficio que Jesús le ofreció? ¿ Obró en el sentido de Rom 4:4? ¿Al lavarse mereció esa bendición? Nadie dirá que sí. Todos saben que al lavarse el ciego solamente obedeció los mandamientos del Señor y recibió la bendición. Entonces, ¿por qué no pueden los calvinistas entender que al lavarnos en el bautismo, no obramos para merecer el perdón, sino que solamente cumplimos con los mandamientos del Señor? ¿Cuál es la diferencia entre nuestra obediencia y la del ciego? No hay ninguna diferencia, porque al lavarnos en las aguas del bautismo (Mar 16:16; Hch 2:38; Hch 22:16, etc.) solamente obedecemos al Señor para aceptar el perdón de pecados.

Considérese otro caso: Dios mandó que Naamán el leproso se zambullera siete veces en el Río Jordán para limpiarse de su lepra (2Re 5:10-14). Al zambullirse siete veces en el Río Jordán, ¿ obró Naamán para merecer la limpieza de su lepra. ¿ Obró en el sentido de Rom 4:4? Nadie dirá que sí. Entonces, ¿por qué no se puede entender que al bautizarnos en agua, no obramos para merecer el perdón, sino que simplemente aceptamos el perdón que el Señor ofrece a los que creen y se bautizan (Mar 16:16) ?

Hay otro buen ejemplo de esta verdad bíblica: Dios dijo a Josué, «Rodearéis, pues, la ciudad (Jericó) todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días… y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá… Cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó» (Jos 6:3-5; Jos 6:20). Al cumplir con estos requisitos del Señor, ¿ obró el pueblo para merecer tal victoria sobre sus enemigos? ¿Obró en el sentido de Rom 4:4? Nadie dirá que sí. Entonces, de la misma manera, al bautizarnos en agua para perdón de pecados (Hch 2:38), no obramos para merecer el perdón. No obramos en el sentido de Rom 4:4, texto que se refiere a las obras «que nosotros hubiéramos hecho» (Tit 3:5), como las buenas obras de Cornelio (Hch 10:2; Hch 10:22). Al obedecer al evangelio, obramos en el sentido de Stg 2:24; Gál 5:6; Tit 3:1; Tit 3:8; etc.

Los credos de varias denominaciones afirman que el hombre se salva por la fe sola, pero ¿qué dice Heb 11:30? «Por la fe cayeron los muros de Jericó». Por la fe. Pero «por la fe» ¿cuándo? ¿Simplemente creyeron y los muros cayeron? ¿Cuándo cayeron? » Después de rodearlos siete días». ¿Por qué no cayeron por la fe sola? ¿Por que no cayeron » antes de rodearlos siete días»?

Otra lección valiosa es que varios textos hablan de ciegos en sentido espiritual (Luc 6:39; 2Pe 1:9; Apo 3:18). Por eso, es lógico comparar este texto (Jua 9:7) con Mar 16:16, «el que creyere y fuere bautizado será salvo». Los que pueden entender que el ciego tuvo que lavarse en el estanque de Siloé para obtener su vista física, deben entender que el que creyere tiene que ser bautizado para obtener su vista espiritual (Hch 26:18).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Ve, lávate. 2Re 5:10-14.

en el estanque. Jua 9:11; Neh 3:15.

de Siloé. Isa 8:6.

Enviado. Jua 10:36; Rom 8:3; Gál 4:4.

y regresó viendo. Jua 9:39; Jua 11:37; Éxo 4:11; Sal 146:8; Isa 29:18, Isa 29:19; Isa 32:3; Isa 35:5; Isa 42:7, Isa 42:16-18; Isa 43:8; Luc 2:32; Hch 26:18.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Siloé: Ezequías había hecho un túnel a través de la roca sólida para transportar agua desde Gihón (la «fuente de la virgen») hasta la ciudad de Jerusalén, al estanque de Siloé (2Re 20:20; 2Cr 32:30). Juan resalta que el nombre Siloé significa «enviado» porque Jesús recién había dicho que había sido enviado por Dios (v. Jua 9:4).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

a lavarte en el estanque de Siloé. El término «Siloé» significa «enviado» en hebreo. El estanque de Siloé se encontraba al SE de Jerusalén. Recibía su agua a través de un canal (el túnel de Ezequías) que transportaba agua desde el manantial de Gihón en el valle del Cedrón. Puede identificarse también con el «estanque de abajo» o «estanque viejo» en Isa 22:9; Isa 22:11. El agua que se utilizaba como ofrenda en los rituales de la fiesta de los tabernáculos se sacaba de este estanque (vea las notas sobre Jua 7:37-39).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

9:7 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado), 3:17; 5:36; 6:29; 10:36; 17:3, 8, 21, etc.). — Isa 8:6 habla de «las aguas de Siloé, que corren mansamente», simbolizando las bendiciones que fluían del templo. Neh 3:15 habla del muro del estanque de Siloé.
Este mandamiento era una prueba de su fe; es decir, Jesús pensaba sanarle, pero nombró este requisito o condición. Si no hubiera ido para lavarse en el estanque de Siloé, no habría recibido la vista. Si el ciego hubiera sido doctrinado por los calvinistas, habría dicho, «Mira, Jesús, Tú sabes perfectamente que el agua no puede abrir los ojos de los ciegos. No conviene dejar la impresión de que haya eficacia en el agua o que el agua tenga poder sanador. Sáname primero y después, en algún momento oportuno, iré a lavarme en el estanque para demostrar mi fe en ti». Si hubiera hablado de esa manera, habría muerto tan ciego como nació (JBC).
— Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. — ¡Solamente los ciegos saben apreciar la vista! Ahora, no solamente podía ver, sino que también podía trabajar para ganarse la vida y ser independiente. (En aquellos tiempos el mendigar era casi el único medio de sostén para los ciegos).
Para ser bendecido por Cristo, es necesario obedecerle. El ciego sabía que el que le hablaba era Jesús (9:11); esto indica que ya había oído de El (Rom 10:17). Ahora le obedece: va a Siloé y se lava, como Jesús le mandó.
Dice Pablo (Rom 4:4), «Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda». Al decir «al que obra» Pablo no se refiere al obedecer al Señor para obtener sus bendiciones, sino al obrar para justificarse sin obtener el perdón de Dios: «Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas» (Rom 4:6-7). Es obvio que el «que obra» es aquel que no busca el perdón de Dios, sino que quiere justificarse a sí mismo (Rom 10:3).
Es necesario estudiar y discernir la diferencia entre la obediencia requerida por el Señor para aceptar el beneficio y el obrar para merecer el beneficio. La única manera de merecer la justificación es por medio de una vida perfecta, sin pecado alguno, pero «todos pecaron» (Rom 3:23). Por lo tanto, todos deben obedecer al evangelio de Cristo para obtener el perdón de Dios (Hch 2:38).
Al lavarse en el estanque de Siloé ¿ obró el ciego para merecer el beneficio que Jesús le ofreció? ¿ Obró en el sentido de Rom 4:4? ¿Al lavarse mereció esa bendición? Nadie dirá que sí. Todos saben que al lavarse el ciego solamente obedeció los mandamientos del Señor y recibió la bendición. Entonces, ¿por qué no pueden los calvinistas entender que al lavarnos en el bautismo, no obramos para merecer el perdón, sino que solamente cumplimos con los mandamientos del Señor? ¿Cuál es la diferencia entre nuestra obediencia y la del ciego? No hay ninguna diferencia, porque al lavarnos en las aguas del bautismo (Mar 16:16; Hch 2:38; Hch 22:16, etc.) solamente obedecemos al Señor para aceptar el perdón de pecados.
Considérese otro caso: Dios mandó que Naamán el leproso se zambullera siete veces en el Río Jordán para limpiarse de su lepra (2Re 5:10-14). Al zambullirse siete veces en el Río Jordán, ¿ obró Naamán para merecer la limpieza de su lepra. ¿ Obró en el sentido de Rom 4:4? Nadie dirá que sí. Entonces, ¿por qué no se puede entender que al bautizarnos en agua, no obramos para merecer el perdón, sino que simplemente aceptamos el perdón que el Señor ofrece a los que creen y se bautizan (Mar 16:16) ?
Hay otro buen ejemplo de esta verdad bíblica: Dios dijo a Josué, «Rodearéis, pues, la ciudad (Jericó) todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días… y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá… Cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó» (Jos 6:3-5; Jos 6:20). Al cumplir con estos requisitos del Señor, ¿ obró el pueblo para merecer tal victoria sobre sus enemigos? ¿Obró en el sentido de Rom 4:4? Nadie dirá que sí. Entonces, de la misma manera, al bautizarnos en agua para perdón de pecados (Hch 2:38), no obramos para merecer el perdón. No obramos en el sentido de Rom 4:4, texto que se refiere a las obras «que nosotros hubiéramos hecho» (Tit 3:5), como las buenas obras de Cornelio (Hch 10:2; Hch 10:22). Al obedecer al evangelio, obramos en el sentido de Stg 2:24; Gál 5:6; Tit 3:1; Tit 3:8; etc.
Los credos de varias denominaciones afirman que el hombre se salva por la fe sola, pero ¿qué dice Heb 11:30? «Por la fe cayeron los muros de Jericó». Por la fe. Pero «por la fe» ¿cuándo? ¿Simplemente creyeron y los muros cayeron? ¿Cuándo cayeron? » Después de rodearlos siete días». ¿Por qué no cayeron por la fe sola? ¿Por que no cayeron » antes de rodearlos siete días»?
Otra lección valiosa es que varios textos hablan de ciegos en sentido espiritual (Luc 6:39; 2Pe 1:9; Apo 3:18). Por eso, es lógico comparar este texto (Jua 9:7) con Mar 16:16, «el que creyere y fuere bautizado será salvo». Los que pueden entender que el ciego tuvo que lavarse en el estanque de Siloé para obtener su vista física, deben entender que el que creyere tiene que ser bautizado para obtener su vista espiritual (Hch 26:18).

Fuente: Notas Reeves-Partain

El verbo “lavar” no tiene aquí complemento directo. Literalmente dice “Ve, lávate en el estanque de Siloé”. Se entiende obviamente que Jesús no le dijo al hombre ciego que fuera a bañarse en el estanque. Para quitar esta ambigüedad, será mejor expresar un complemento directo para el verbo “lavar”: “Ve y lávate la cara”, «Entonces le dijo: “Vete a la piscina de Siloé y lávate los ojos”» (TLA).

Juan explica el significado de la palabra hebrea dando su equivalencia en griego: Shiloah (cf. Isa 8:6): Siloé —que significa «Enviado»—. El estanque de Siloé era un pozo de donde se sacaba agua para las ceremonias durante la fiesta de los Tabernáculos. Se encontraba localizado dentro de las murallas al sur de Jerusalén, hacia la colina oriental de la ciudad. Su significado de “enviado” se debía a que el agua llegaba al estanque “enviada” por un canal. La traducción debe buscar en su idioma una ortografía que refleje el sonido de esta palabra.

La oración Entonces fue, se lavó y regresó viendo tiene que elaborarse más en una traducción contemporánea como, por ejemplo: “Entonces el hombre fue, se lavó los ojos, y al regreso veía perfectamente”, «El ciego fue y se lavó, y cuando regresó ya podía ver» (TLA, DHH). El verbo “viendo” en algunos idiomas será necesario traducirlo con un sentido dinámico de coordinación: “regresó y veía” o “y él podía ver bien mientras regresaba”. El verbo “vino” tiene mejor equivalencia con la idea de que “volvió” o “regresó”. Claro que la dificultad de usar el verbo “regresó” está en dar la idea de que el hombre volvió a donde estaba Jesús. Pero este no es el caso porque el hombre no conocía a Jesús, y más tarde es cuando Jesús lo busca (Jua 9:35). El sentido aparente es que el hombre regresó a su casa donde tiene que enfrentarse a sus vecinos. En este caso no sería demasiado alejada del texto una equivalencia como: “y al ver perfectamente regresó a su casa” o “como veía bien volvió a su casa”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— Siloé: El estanque de Siloé estaba situado en la parte suroriental de Jerusalén y dentro de las murallas de la ciudad. Durante la fiesta de las Chozas (ver nota a Jua 7:2), el agua que se consumía se sacaba de dicho estanque.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

2Re 5:10; 2Re 20:20; Neh 3:15; (ver Isa 8:6).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) “Siloam”, אAB; J7-14,16-19,22: “Siloé”. Véase Isa 8:6 en LXX.

REFERENCIAS CRUZADAS

i 524 2Re 5:10

j 525 2Re 20:20; 2Cr 32:30

k 526 2Re 5:14

l 527 Isa 42:7

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

estanque de Siloé. Se encontraba en el extremo sudeste de las murallas de la ciudad, y era el depósito de las aguas provenientes del manantial de Gihón. El estanque era llamado Siloé (i.e., Enviado) porque las aguas del manantial llegaban al estanque por medio de un canal subterráneo.

Fuente: La Biblia de las Américas

7 (1) Aquí lavarse es limpiarse del lodo. Esto significa el lavamiento de nuestra vieja humanidad, como se experimenta en el bautismo ( Rom_6:3-4 , Rom_6:6).

7 (2) Véase la nota 6 (1) del cap.1.

7 (3) Al ir y lavarse él demostraba que obedecía a la palabra vivificante del Señor. De este modo él recibió la vista. Si no hubiera ido a lavarse el lodo después de ser ungido con él, el lodo le habría cegado aún más. Nuestra obediencia a la unción del Señor nos limpia y nos da la vista.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

el estanque de Siloé. Estaba situado en la extremidad meridional del valle del Tiró-peón, en el extremo S del túnel de Ezequías.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

R592 La idea de movimiento se retiene en νίψαι εἰς (comp. Mar 1:5; εἰς = ἐν, con un sentido local -BD204). [Editor. La última sugerencia parece preferible, ya que la frase prepositiva indica el lugar en que se le ordenó al ciego que se lavara.]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego