Entonces Jesús les habló de nuevo: “De cierto, de cierto os digo que yo soy la puerta de las ovejas.
10:7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas (Hch 4:12) . — Puesto que no entendieron, Jesús les habla con toda claridad, afirmando su autoridad divina, y que El es la única entrada al Padre (14:6; Efe 2:18; Heb 10:20), porque El daría su vida por las ovejas (10:11, 17, 18). Al revelar al Padre y su voluntad y al dar su vida por las ovejas Jesús abrió la puerta para que todos puedan entrar en comunión con Dios. ¿Está abierta esta puerta o cerrada? Está abierta para los ciegos (los humildes como el que nació ciego, 9:35-38), pero cerrada para los que pensaban que ya veían (9:39).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Yo soy la puerta. Jua 10:1, Jua 10:9; Jua 14:6; Efe 2:18; Heb 10:19-22.
de las ovejas. Sal 79:13; Sal 95:7; Sal 100:3; Isa 53:6; Eze 34:31; Luc 15:4-6.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Todos los asistentes de pastores de Dios deberían leer 1Pe 5:1-4 junto con este pasaje.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
En los versículos Jua 10:1-5, Jesús es el pastor; aquí es la puerta. Algunos pastores se acuestan atravesados en la entrada del redil en la noche para dormir. Así las bestias salvajes no tratan de entrar ni las ovejas de salir. Por eso el pastor también es la puerta.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Yo soy la puerta. Esta es la tercera declaración de «Yo soy» hecha por Jesús (vea Jua 6:35; Jua 8:12). En este caso Él cambia la metáfora en detalles mínimos. Mientras que en los vv. Jua 10:1-5 Él era el pastor, aquí es la puerta. Mientras que en los vv. Jua 10:1-5 el pastor conducía a las ovejas fuera del redil, aquí Él es la puerta de entrada al redil (v. Jua 10:9) que las guía a buenos pastos. Este pasaje evoca las palabras de Jesús en Jua 14:6 al afirmar que Él es el único camino al Padre. Con esto, Jesús afirma que Él es el único medio de acercarse al Padre y de disfrutar la salvación prometida por Él. Como algunos pastores del cercano oriente solían dormir a la entrada del redil para cuidar el rebaño, Jesús aquí se describe a sí mismo como la puerta.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
10:7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas (Hch 4:12) . — Puesto que no entendieron, Jesús les habla con toda claridad, afirmando su autoridad divina, y que El es la única entrada al Padre (14:6; Efe 2:18; Heb 10:20), porque El daría su vida por las ovejas (10:11, 17, 18). Al revelar al Padre y su voluntad y al dar su vida por las ovejas Jesús abrió la puerta para que todos puedan entrar en comunión con Dios.
¿Está abierta esta puerta o cerrada? Está abierta para los ciegos (los humildes como el que nació ciego, 9:35-38), pero cerrada para los que pensaban que ya veían (9:39).
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA PUERTA DE LA VIDA
Juan 10:7-10
Entonces Jesús les dijo otra vez:
-Lo que os digo es la pura verdad: Yo soy la puerta de las oveSantiago Todos los que han venido antes no eran más que ladrones y bandidos; pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta. El que entre pasando por mí estará a salvo, y podrá entrar y salir y siempre encontrará pastos. El ladrón no viene más que para matar, y robar, y destruir; Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en más abundancia.
Los judíos no comprendieron el sentido de la historia del Buen Pastor, así es que Jesús, sencilla y claramente, se la aplicó a Sí mismo.
Empezó diciendo: «Yo soy la puerta.» En esta alegoría, Jesús habla de dos clases de refugios de oveSantiago En los pueblos había corrales comunales donde se metían todos los rebaños de los vecinos cuando volvían a casa por la noche. Estaban protegidos por una puerta recia de la que solamente el portero tenía la llave. Era a esa clase de aprisco a la que se refería Jesús en los versículos 2 y 3. Pero, cuando el tiempo lo permitía y las ovejas no volvían por la noche al pueblo, se recogían en rediles al aire libre, que eran y son «apriscos cercados con un vallado de estacas y redes» (D R.A E.), con una abertura por la que entran y salen las ovejas; es decir, sin puerta propiamente dicha. Lo que sucedía era que, por la noche, el mismo pastor se tumbaba o acurrucaba en la abertura de forma que ninguna oveja podía salir sin pasar por encima de su cuerpo. Literalmente: el pastor era la puerta.
Eso era lo que Jesús tenía en mente cuando dijo: «Yo soy la puerta.» A través de Él, y sólo a través de Él, podemos tener acceso a la presencia de Dios. «A través de Él -decía Pablotenemos entrada al Padre» (Ef 2:18 ). «Él -escribe el autor de Hebreos- es el camino nuevo y vivo» (He 10:20 ). Jesús abre el camino hacia Dios. Hasta que vino Jesús, se podía pensar en Dios sólo -en el mejor de los casos- como un extraño, o -en el peor de los casos- como un enemigo. Pero Jesús vino para enseñarnos cómo es Dios, y para abrirnos el camino hacia El. No hay otra puerta por la que podamos tener entrada a la presencia de Dios.
Para describir algo de lo que quiere decir esa entrada a Dios, Jesús usa una frase hebrea bien conocida. Dice que, por Él, podemos entrar y salir. El poder ir y venir sin impedimento era la manera judía de describir una vida totalmente segura y a salvo. Cuando uno puede entrar y salir sin miedo en su casa o en su país, eso quiere decir que hay paz, que las fuerzas de la ley y del orden funcionan y que se goza de completa seguridad. El líder de la nación debe ser «el que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca» (Nm 27:17 ). De la persona que es obediente a Dios se dice que será bendito en su entrar y bendito en su salir (Dt 28:6 ). Un menor de edad no sabe todavía entrar y salir (1R 3:7 ). El salmista está seguro de que Dios siempre guardará su salida y su entrada (Sal 121:8 ). Una vez que descubrimos, por medio de Jesucristo, cómo es Dios, adquirimos un nuevo sentido de libertad y de seguridad. Si sabemos que nuestra vida está en las manos de un Dios así, las preocupaciones y los temores desaparecen.
Jesús dijo que los que habían venido antes eran ladrones y bandidos. Por supuesto que no se estaba refiriendo a la gran sucesión de los profetas y héroes, sino a los aventureros que surgían cada dos por tres en Palestina prometiéndoles a los que los siguieran una edad de oro. Todos esos pretendientes no eran en realidad más que terroristas. Creían que el pueblo tendría que vadear un río de sangre para entrar en la supuesta edad de oro. Por este tiempo, Josefo nos dice que hubo diez mil desórdenes en Judasa, tumultos causados por hombres de guerra. Habla de hombres como los celotas a los que no les importaba morir ni matar a sus seres queridos si se podían hacer realidad sus esperanzas de conquista. Jesús está diciendo: «Ha habido hombres que pretendían ser líderes enviados de Dios. Su credo eran la guerra y el asesinato. Guiaban al pueblo cada vez más lejos de Dios. Mi camino es el de la paz, el amor y la vida; y, si lo queréis seguir, lleva cada vez más cerca de Dios.» Siempre ha habido, y habrá siempre, los que creen que hay que introducir la edad de oro por la violencia, la lucha de clases, la amargura y la destrucción. El mensaje de Jesús es que el único camino que conduce a Dios en el Cielo y a la edad de oro en la Tierra es el del amor.
Jesús Se presenta como el Que ha venido para que tengamos vida, y para que la tengamos en más abundancia. La frase griega para tenerla en más abundancia quiere decir una superabundancia de algo. Ser seguidor de Jesús, saber Quién es y lo que representa, es tener superabundancia de vida. Un soldado romano vino a Julio César para pedirle permiso para cometer suicidio. Era un pobre desgraciado y desanimado sin vitalidad. César le miró, y le dijo: «Pero hombre, ¿has estado vivo de veras alguna vez?» Cuando intentamos vivir nuestra propia vida, se nos hace aburrida y vacía. Cuando caminamos con Jesús, recibimos una nueva vitalidad, una superabundancia de vida. Es sólo cuando vivimos con Cristo cuando la vida vale la pena de veras y empezamos a vivir de verdad.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
b. Jesús, la puerta del rebaño (vv. Jua 10:7-10)
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Esta sección comienza como la anterior con el típico “amén, amén” juanino, en el sentido de “Les afirmo con toda seguridad”. Jesús se presenta como la puerta por donde pasan las ovejas: Yo soy la puerta de las ovejas. El sentido de “ de las ovejas” no es de posesión, sino de función: “Yo soy la puerta para las ovejas”, «Yo soy la puerta por donde pasan las ovejas» (DHH). En algunos idiomas será necesario cambiar la figura literaria a un símil para mejor comprensión: “Yo soy como una puerta para las ovejas”, o tal vez en otros contextos habrá que indicar también la relación entre la puerta y las ovejas “para que las ovejas entren y salgan”. Se entiende que en algunos lugares el corral no tiene literalmente puerta. En este caso el guardián o vigilante se acuesta donde debiera haber una puerta y los animales no pasan por encima de él. En este sentido él hace de puerta y de protección.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
REFERENCIAS CRUZADAS
m 570 Jua 14:6
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
la puerta de las ovejas. Las ovejas salen por la puerta para ser nutridas, y entran para recibir protección. En forma semejante, Jesús ofrece el único medio para protección y sustento espiritual (vers. 9).
Fuente: La Biblia de las Américas
R501 El genitivo que aparece en θύρα τῶν προβάτων tiene un sentido objetivo: la puerta para las ovejas (o subjetivo: ¿por dónde entran las ovejas? -T212). [Editor. Parece que el genitivo se usa como un genitivo subjetivo, especialmente en vista de la posterior explicación que da Cristo en el v. 9].