Comentario de Juan 10:20 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
y muchos de ellos decían: —Demonio tiene y está fuera de sí. ¿Por qué le escucháis?
10:20 Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís? — Los demonios hacen prodigios pero son mentirosos (Mat 24:24; 2Ts 2:9).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Demonio tiene, y está fuera de sí. Jua 7:20; Jua 8:48, Jua 8:52; Mat 9:34; Mat 10:25; Mar 3:21; Hch 26:24.
¿para qué le oís? Jua 7:46-52; Jua 8:47; Jua 9:28, Jua 9:29; Isa 53:8; Hch 18:14, Hch 18:15; Hch 25:19, Hch 25:20; Hch 26:30-32.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
10:20 Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís? — Los demonios hacen prodigios pero son mentirosos (Mat 24:24; 2Ts 2:9).
Fuente: Notas Reeves-Partain
Explica la división entre los judíos ampliando lo expresado en el versículo anterior. Como en Jua 7:20 y Jua 8:48, aquí de nuevo Jesús es acusado de estar poseído del demonio: “Algunos de ellos insistían: ¡Tiene demonio!”. El verbo “insistían” traduce mejor en este contexto al verbo “decían”, con acción continua en el pasado. Continúan asegurando: “¡Está loco! ¿Para qué le escuchan?”. En realidad estas tres expresiones son una sola acusación contra Jesús. Para seguir el tono de reproche la pregunta del texto se podría también traducir como una declaración acusadora: “¡Esto es de un loco endemoniado! ¡No le hagan caso!”. En algunas culturas se cree que el demonio puede tener control de la persona y así hay que buscar una equivalencia como: “¡No le pongan atención! ¿No ven que está loco porque un demonio lo domina?”, «Ese hombre tiene un demonio y está loco. ¿Por qué le hacen caso?» (TLA), «Está poseído de un demonio y ha perdido el juicio; ¿por qué le prestáis atención?» (BI).
El v. Jua 10:21 contiene una declaración y una pregunta: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos? O dándole aún mayor fuerza a la afirmación: “¡Una persona endemoniada no se expresa de esa manera!”. El asombro no es provocado por la manera de hablar de Jesús, sino por el contenido de lo dicho: “Un endemoniado no dice las cosas que éste dice”, “una persona controlada por el demonio no comunica tan buen mensaje”, «Nadie que tenga un demonio puede hablar así» (TLA). La pregunta literalmente habla del demonio: “¿Acaso puede el demonio abrir los ojos a los ciegos?”, “¿Acaso creen que un demonio cura la ceguera de las personas?”. La respuesta que se espera es “no”. También la pregunta se puede presentar como una declaración: “Nunca han visto que un endemoniado le recupere la vista a los ciegos”, «ningún demonio puede darle la vista a un ciego» (TLA).
Reflexión bíblica y pastoral
Después de la larga polémica narrada en el cap. Jua 9:1-41, teniendo como motivo central la “luz”, en este capítulo se continúa revelando a Jesús, aunque ahora utilizando metáforas o imágenes ilustrativas. Es que en ocasiones los argumentos racionales son limitados para poder describir quién y cómo es Jesús, es entonces que los escritores sagrados recurren, como en el caso de Juan, a recursos narrativos de gran fuerza expresiva, como son las parábolas, metáforas, alegorías, comparaciones y otros recursos.
Este pasaje, compuesto con elementos netamente rurales, tiene como centro la revelación de Dios como la “puerta del redil” y como el “buen pastor”. Estas imágenes tienen una larga tradición, registrada en el Antiguo Testamento, y son muy familiares en los lectores de Juan, quienes conocían muy bien el Sal 23:1-6 que comienza afirmando “El Señor es Mi pastor”, así como también esperaban a un pastor mesiánico al final de los tiempos.
Jesús es el buen pastor anunciado por los profetas, quienes condenaban a los falsos pastores que extraviaban al pueblo conduciéndolo por caminos equivocados (Eze 34:1-31). Jesús es también la puerta del redil, por donde hay que pasar para encontrar los pastos verdes, la seguridad y la abundancia. Los que aceptan a Jesús son como ovejas que viven seguras bajo la vigilancia y los cuidados de un pastor solícito y abnegado (Sal 23:1-6). Quienes lo rechazan son, por el contrario, como ovejas entregadas a la explotación por parte de malos pastores, que son asalariados y que no se preocupan por las ovejas sino sólo por la paga.
Jesús es muy claro en estas enseñanzas. Las ovejas del buen pastor reconocen su voz, lo que no se refiere solamente al tono, sino también a las palabras mismas. También el entrar por la puerta indicada es necesario. Puede haber muchas puertas pero no todas conducen a espacios adecuados. Entrar por la puerta que es Jesús es llegar a un lugar de abundancia, de pastos verdes, otra alegoría para describir la vida con el Señor.
Estas alegorías cobran mucha vigencia en el ambiente actual de las iglesias en muchas regiones, donde continuamente se presentan pastores cuya prioridad no es el bienestar de las ovejas, sino más bien, como los malos pastores de esta narración, están más preocupados por sus propias ganancias. Será siempre importante para los creyentes aprender a distinguir la voz del Señor, el buen pastor, y saber entrar por la puerta adecuada.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Jua 7:20; Jua 8:48; Mar 3:23.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
l 596 Mat 11:18; Mar 3:30; Luc 7:33
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Lit., le escucháis