Comentario de Juan 11:17 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Cuando llegó Jesús, halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro.
11:17 — 19 Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios (unos tres kms.) ; y muchos de los judíos (al decir judíos Juan se refiere a los de Judea, y comúnmente a los oficiales, que eran los adversarios de Jesús; el hecho de que acompañaran a las hermanas de Lázaro en su aflicción no indicaba que habían cambiado su actitud hacia Jesús) habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. — Esta familia era bien conocida y apreciada.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
ya cuatro días. Jua 11:39; Jua 2:19; Ose 6:2; Hch 2:27-31.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Observe el contraste de personalidades. Marta es una mujer de acción, mientras que María es una mujer de reflexión apacible (Luc 10:38-42).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
en el sepulcro. Se refiere a una tumba de piedra. En Palestina eran bastante comunes. Se utilizaban cuevas o se abrían huecos en las elevaciones rocosas, tras lo cual se allanaba el suelo y se dejaba una inclinación leve. En esa misma área se cavaban otras fosas para sepultar más familiares. Siempre se rodaba sobre la abertura una piedra pesada para impedir la entrada de animales salvajes o profanadores de tumbas (vea también el v. Jua 11:38). El evangelista hizo mención especial del cuarto día (vea la nota sobre el v.Jua 11:3) con el fin de subrayar la magnitud del milagro, porque los judíos no embalsamaban y en ese momento el cuerpo se encontraría en un estado de descomposición rápida.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
11:17 – 19 Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios (unos tres kms.) ; y muchos de los judíos (al decir judíos Juan se refiere a los de Judea, y comúnmente a los oficiales, que eran los adversarios de Jesús; el hecho de que acompañaran a las hermanas de Lázaro en su aflicción no indicaba que habían cambiado su actitud hacia Jesús) habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. — Esta familia era bien conocida y apreciada.
Fuente: Notas Reeves-Partain
UNA FAMILIA EN DUELO
Juan 11:17-19
Así que, cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro ya llevaba cuatro días en la tumba. Betania está cerca de Jerusalén, a menos de tres kilómetros. Muchos de los judíos habían ido a casa de Marta y María a darles el pésame por la muerte de su hermano.
Para visualizar esta escena tenemos que ver primero cómo era un duelo judío. Por lo general en Palestina, debido al clima, se enterraban los muertos lo antes posible. Hubo un tiempo cuando un entierro era sumamente caro: se usaban para ungir el cuerpo los mejores perfumes y especias; el cadáver se vestía con ropas de lujo, y se le enterraba con toda clase de objetos de valor. A mediados del siglo I, todo esto se había convertido en un gasto insoportable. Naturalmente, en esos casos nadie quería ser menos que los vecinos; y eso hacía que los envoltorios y ropas y tesoros que se dejaban en la tumba costaran cada vez más. El asunto llegó a convertirse en una carga que nadie quería alterar, hasta que el famoso rabino Gamaliel le dejó dispuesto que le enterraran envuelto en un sudario de la tela más ,sencilla, y así contribuyó a poner fin al despilfarro de los funerales. Hasta hoy en día se bebe una copa en los entierros judi a la memoria de rabí Gamaliel II, que rescató a los judíos
aquellas ostentaciones funerarias. Desde su tiempo, el cadáver se envolvía en una mortaja de hilo, que a veces recibía el bonito nombre de «traje de viaje».
Todos los que podían asistían al funeral. Los más posibles se suponía que, por cortesía o por respeto, se sumaban a la comitiva hasta el cementerio. Una curiosa costumbre era que las mujeres iban delante; se decía que, como había sido una mujer la que con su primer pecado había traído la muerte al mundo, debían ser ellas las que dirigieran el cortejo fúnebre hasta la tumba. Al pie de la tumba se hacían a veces discursos en memoria de la persona difunta. Se esperaba de todos que expresaran su profunda condolencia y, al retirarse de la tumba, se formaban dos filas largas por entre las que pasaban los familiares más próximos. Pero había esta norma tan prudente: no había que fastidiar a los que estaban de duelo con conversaciones vanas e intempestivas. Se los dejaba en paz, en su trance, con su dolor.
En la casa de duelo se observaban ciertas costumbres. Mientras estaba el cadáver allí, estaba prohibido comer carne o beber vino, ponerse las filacterias o dedicarse a ninguna clase de estudio. No se preparaba comida en la casa; y no se podía comer nada en presencia del cadáver. Tan pronto como este se sacaba, se ponían al revés todos los muebles, y los que estaban de duelo se sentaban en el suelo o en taburetes.
Al volver de la tumba se servía una comida que habían preparado los amigos de la familia. Consistía en pan, lentejas y huevos duros, que, por su forma, simbolizaban la vida que va rodando hacia la muerte.
El duelo duraba siete días, de los que los tres primeros se pasaban llorando. Durante los siete días estaba prohibido ungirse, ponerse zapatos, dedicarse a ninguna clase de estudio o de negocios y ni siquiera lavarse. A la semana de duelo seguían treinta días de luto riguroso.
Así es que, cuando Jesús se sumó a los que había en la casa de Betania, encontró lo que se esperaría en una casa en duelo. Era un deber sagrado ir a expresar condolencia a los familiares y amigos del difunto. El Talmud dice que el que visite a los enfermos librará su alma de la gehena; y Maimónides, el gran polígrafo Judasoespañol de la Edad Media, declaró que visitar a los enfermos es la más importante de todas las buenas obras. Las visitas de simpatía a los enfermos y a los que estaban de duelo eran una parte esencial de la religión judía. Cierto rabino, explicando el texto de Dt 13:4 : «En pos del Señor vuestro Dios andaréis,» dijo que ese texto nos manda imitar las cosas que la Escritura dice que Dios hace. Dios vistió a los desnudos (Ge 3:21 ); visitó a los enfermos (Ge 18:1 ); consoló a los que estaban de duelo (Ge 25:11 ); y enterró a los muertos (Dt 34:6 ). En todas estas acciones debemos imitar a Dios.
El respeto a los muertos y la condolencia con los que están de duelo eran algo esencial para los judíos. Al marcharse de la tumba, se volvían y decían: «¡Ve en paz!»; y nunca mencionaban el nombre del difunto sin decir: «Que en paz descanse.» Hay algo muy conmovedor en la manera que tenían los judíos de mostrar condolencia con los afligidos. Fue a una casa llena de gente así a la que llegó Jesús aquel día.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
2. Jesús es la resurrección y la vida (Jua 11:17-27)
Esta sección también se pudiera titular “Jesús hace que la gente vuelva a vivir” o “Jesús da de nueva vida a los muertos”.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
a. Fuera de Betania (vv. Jua 11:17-20)
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Llegó, pues, Jesús y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro, “Cuando Jesús llegó, encontró que ya hacía cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro”. Es mejor hacer explícito el nombre de Lázaro aunque literalmente el texto dice solamente “él”. “Encontró” se puede traducir también “se enteró” o “se dio cuenta”. La frase temporal “ya hacía cuatro días” es un dato importante en el relato para asegurar con certeza que Lázaro sí está muerto, y que según la tradición judía no había esperanza de revivirlo.
Será más acertado usar palabras que indiquen “tumba” o “sepulcro” según la costumbre judía de una cueva, y no la costumbre en otras culturas de enterramiento o sepultura debajo de la tierra. Esto ayudará a entender el fin del relato.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
REFERENCIAS CRUZADAS
m 639 Mat 8:28; Jua 5:28
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
cuatro días. Lo más probable es que, según la costumbre, Lázaro fue enterrado inmediatamente después de su muerte (cp. Hch 5:6, 10). El haber estado en la tumba por cuatro días desvanecía toda esperanza de resucitarlo por medios naturales, lo que prueba que fue un milagro la resurrección de Lázaro por Jesús.
Fuente: La Biblia de las Américas
La sencillez de este pasaje es tan sublime que casi se daña con toda exposición humana. Comentarlo parece como sobredorar el Oro ó pintar los lirios. Sin embargo, él arroja rayos de luz sobre un asunto que jamás podremos estudiar en demasía, es á saber: el verdadero carácter del pueblo de Cristo. Los retratos que de los cristianos nos presenta la Biblia son fieles imágenes. En ellos vemos á los justos tales como son.
En primer lugar se nos enseña qué extraña mezcla de virtud y debilidad se encuentra aun en los corazones de los verdaderos creyentes. De esto encontramos un ejemplo singular en las palabras de Marta y de María. Ambas de estas santas mujeres tuvieron fe suficiente para decir: » Señor, si hubieras estado aquí, nuestro hermano no hubiera muerto.»No obstante esto, ninguna de ellas parece haberse acordado que la muerte de Lázaro no había dependido de la muerte de Jesucristo, y que, si lo hubiera tenido á bien, nuestro Señor habría impedido su muerte con una palabra, sin haber venido á Betania. Marta supo lo suficiente para decir: » Mas sé que también ahora, todo lo que pidieres á Dios, te lo dará.» Más no pudo penetrar más allá. Sus enturbiados ojos no podían percibir que El que delante de ella estaba tenia las llaves de la vida y de la muerte, y que en su Maestro habitaba «toda la plenitud de la divinidad corporalmente.» Vio, es cierto, pero como al través de oscuro prisma. Conoció, pero solo en parte. Creyó, pero su fe estaba mezclada con mucha incredulidad. Sin embargo, tanto Marta como María eran verdaderas hijas de Dios, y fieles cristianas.
Muchos y muy graves son los errores en que se incurre á causa de no comprender debidamente el carácter del cristiano. Hombres ha habido que han arrojado oprobio sobre sí mismos, solo porque han pretendido encontrar en sus corazones una elevación de sentimientos que no puede encontrarse acá en la tierra.
Desengañémonos; los creyentes no son en este mundo ángeles perfectos, sino solo pecadores convertidos. Es cierto que han sido renovados, trasformados y santificados; empero, son todavía pecadores, y continuarán siéndolo hasta que mueran. A semejanza de Marta y de María, su fe está á menudo mezclada con mucha incredulidad, y su virtud rodeada de mucha debilidad. Raro, á la verdad, será encontrar el creyente que no necesite hacer la siguiente petición: «Creo, Señor: ayuda mi incredulidad.» Mar 9:24.
Enséñasenos en segundo lugar, cuan grande es la necesidad que muchos creyentes tienen de poseer nociones claras acerca de la persona, los atributos y el poder de Jesucristo. Este es un punto presentado de una manera prominente en las bien conocidas palabras quo nuestro Señor dirigió á Marta. En respuesta á la vaga expresión de fe qué salió de los labios de esta, nuestro Señor proclamó una gran verdad diciendo: «Yo soy la resurrección y la vida. Yo, tu Maestro, tengo en mis manos las llaves de la vida y de la muerte.» Y luego le repitió esa lección, que sin duda ella había oído á menudo, pero que nunca alcanzó á comprender de un todo: «El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá; y todo aquel que vive y cree en mí no morirá eternamente..
Muchos cristianos hay que se quejan de que la religión no les presenta consuelo alguno perceptible, y de que no experimentan el sosiego interior que desearan.
Que tales personas sepan que las nociones indefinidas y vagas acerca de Jesucristo son á menudo la causa de toda su inquietud. Menester es que se esfuercen por percibir con más claridad el gran Ser sobre el cual descansa su fe. Menester es que se posesionen con más acierto de la grandeza de su amor y su poder, y de la abundancia de las riquezas que ha atesorado para ellos aun en este mundo.
Ruborizarnos debiéramos de que habiendo llevado por tanto tiempo el nombre de cristianos, sepamos tan poco acerca de Cristo. ¿Qué razón nos asiste para sorprendernos de que la religión nos preste tan poco consuelo? Que baste con haber sido negligentes en el pasado; y que en adelante hagamos todo lo posible por «conocer á Cristo y el poder de su resurrección.» Filip. 3:10. Si los verdaderos cristianos procuraran saber, como dice San Pablo, «cual sea la anchura, y la longitud, y la profundidad, y la altura, y conocer el amor de Cristo quo sobrepuja á todo entendimiento,» quedarían admirados de los descubrimientos que harían. Pronto verían como Agar que junto á ellos había pozos de agua de los cuales no tenían conocimiento alguno. Pronto reconocerían que pueden experimentarse desde acá en la tierra más placeres celestiales de los que ellos tenían idea.
Fuente: Los Evangelios Explicados
llevaba ya… Lit. estando de.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit. estando de cuatro días.