Biblia

Comentario de Juan 11:45 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Juan 11:45 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Muchos de los judíos que habían venido a María y habían visto lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

11:45, 46 Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María (11:31, «la siguieron») , y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. Pero algunos de ellos (los informadores; ¿espías?) fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. — ¿Dijeron qué? No hay nada que indique que hayan mentido a los oficiales, sino que simplemente dijeron la verdad. Compárese Mat 28:11, «unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido». No mintieron, sino que dieron aviso de lo que en verdad ocurrió.

¿Con qué propósito fueron estos a los fariseos? ¿Para convencerles que estaban equivocados acerca de Jesús? ¿Para consultar con ellos antes de decidir si aceptarían o no a Jesús? Probablemente se sentían obligados a decir toda cosa nueva a sus guías religiosos, como los niños que van corriendo para contar todo a sus padres o maestros.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Entonces muchos de los judíos … creyeron en él. Jua 11:19, Jua 11:31; Jua 2:23; Jua 10:41; Jua 12:9-11, Jua 12:17-19, Jua 12:42.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

lugar puede referirse a Jerusalén o al Templo. La verdadera preocupación de los judíos se ve aquí. No estaban tan preocupados por la supuesta blasfemia de Jesús como porque estaban a punto de perder sus posiciones de autoridad.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

La enseñanza y las acciones de Jesús dividieron en muchas ocasiones a los judíos (p. ej. Jua 6:14-15; Jua 7:10-13; Jua 7:45-52). Mientras que algunos creyeron (cp. el v. Jua 11:40), otros al parecer con intención maliciosa, informaron a los fariseos sobre la acción de Jesús.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

11:45, 46 Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María (11:31, «la siguieron») , y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. Pero algunos de ellos (los informadores; ¿espías?) fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. — ¿Dijeron qué? No hay nada que indique que hayan mentido a los oficiales, sino que simplemente dijeron la verdad. Compárese Mat 28:11, «unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido». No mintieron, sino que dieron aviso de lo que en verdad ocurrió.
¿Con qué propósito fueron estos a los fariseos? ¿Para convencerles que estaban equivocados acerca de Jesús? ¿Para consultar con ellos antes de decidir si aceptarían o no a Jesús? Probablemente se sentían obligados a decir toda cosa nueva a sus guías religiosos, como los niños que van corriendo para contar todo a sus padres o maestros.

Fuente: Notas Reeves-Partain

TRÁGICA IRONÍA

Juan 11:45-53

Entonces, muchos de los judíos que habían venido a hacerle compañía a María en el duelo y que vieron lo que había hecho Jesús, creyeron en Él. Pero otros fueron a informar a los fariseos de lo que había hecho Jesús.
En consecuencia, los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el sanedrín, y dijeron:
-¿Qué vamos a hacer? ¡Porque este Hombre hace muchas señales! Si Le dejamos seguir así, van a creer todos en Él, y van a venir los Romanos y nos van a quitar nuestra posición y a destruir nuestra nación.
Uno de ellos, que se llamaba Caifás y que era el sumo sacerdote aquel año, les dijo:
-Vosotros no tenéis ni idea. No consideráis que nos conviene más que muera un Hombre por el pueblo, en vez de que toda la nación perezca.
Aquello que dijo, no es que se le había ocurrido a él; sino que, como era el sumo sacerdote aquel año, estaba en realidad profetizando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación judía, sino para reunir en una sola cosa a todos los hijos de Dios que estaban dispersos.

A partir de aquel día conspiraron para matarle.

Las autoridades judías se nos retratan aquí gráficamente. El maravilloso suceso de Betania los obligó a intervenir; era imposible seguir dejando actuar a Jesús, porque todo el pueblo acabaría por seguirle. Así es que se reunió el sanedrín para resolver aquella situación.
En el sanedrín estaban tanto los fariseos como los saduceos. Los fariseos no eran un partido político; su único interés era vivir de acuerdo con la ley en todos sus detalles, y no les importaba quién los gobernaba, con tal de que les permitiera seguir su obediencia meticulosa a la ley. Por otra parte estaban los saduceos, que eran intensamente políticos. Eran el partido aristocrático y rico; y eran el partido colaboracionista: con tal que se les permitiera retener sus riquezas, comodidades y posición de autoridad, estaban dispuestos a colaborar con Roma. Todos los principales sacerdotes eran saduceos. Y está claro que eran ellos los que dominaban el sanedrín. Es decir: que fueron los saduceos los que lo dijeron todo.
Juan nos los retrata con unas pocas pinceladas magistrales. Primero, eran declaradamente descorteses. Josefo dice de ellos (La guerra de los judíos 2:8,14) que «el comportamiento de los saduceos entre sí era bastante rudo, y su relación con sus iguales era tan áspera como con los extranjeros.» «Vosotros no tenéis ni idea», dijo Caifás (versículo 49). «Sois estúpidos y tenéis la cabeza vacía.» Aquí tenemos la arrogancia innata y avasalladora de los saduceos en acción; este era exactamente su carácter. Su arrogancia despectiva está en contraste implícito con los acentos de amor de Jesús.

Segundo, la única cosa que interesaba realmente a los saduceos era retener su poder y prestigio político y social. Lo que temían era que Jesús consiguiera muchos seguidores y provocara un conflicto con el gobierno. Los Romanos eran tolerantes en muchas cosas; pero, con un imperio tan extenso que gobernar, no podían permitir desórdenes civiles, que siempre sofocaban con mano firme y cruel. Si Jesús fuera el causante de un desorden civil, Roma se echaría encima con todo su poder, y no cabía la menor duda de que los saduceos perderían su posición de autoridad. Nunca se les ocurrió preguntarse si Jesús tendría o no razón. Su única pregunta era: «¿Qué efecto puede tener en nuestra posición y comodidad y autoridad?» Juzgaban las cosas, no a la luz de principios éticos, sino a la de sus propios intereses. Todavía sigue habiendo personas que anteponen su carrera a la voluntad de Dios.
Aquí encontramos un tremendo ejemplo de ironía dramática. Algunas veces, un personaje de teatro dice algo cuyo significado no comprende, pero el público sí. Eso es lo que se llama ironía dramática. Así es que los saduceos insistían en que había que eliminar a Jesús, porque si no los Romanos se les echarían encima y les quitarían sus privilegios. El año 70 d C. los Romanos, cansados de la testarudez judía, sitiaron Jerusalén, y la convirtieron en un montón de ruinas, llagando hasta a pasar simbólicamente el arado por el área del templo. ¡Qué diferentes podrían haber sido las cosas si los judíos hubieran aceptado a Jesús! Los mismos pasos que dieron para salvar a su nación la condujeron a la ruina. Esta destrucción tuvo lugar en el año 70 d C.; el evangelio de Juan se escribió hacia el año 100 d C.; y todos los que lo leyeran descubrirían la ironía dramática en las palabras de los saduceos.
Entonces el sumo sacerdote Caifás dijo aquellas palabras de doble filo: «Si tuvierais dos dedos de frente -les dijo-, llegaríais a la conclusión de que es mucho mejor que muera un Hombre por la nación antes que toda la nación perezca.» Los judíos creían que, cuando el sumo sacerdote buscaba el consejo de Dios para la nación, Dios hablaba por medio de él. En la antigua historia, Moisés escogió a Josué como su sucesor en la dirección de Israel. Josué habría de tener una parte en su honor; y, cuando necesitara el consejo de Dios, iría al sumo sacerdote Eleazar: «Y se pondrá delante del sacerdote Eleazar, y le consultará…; por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán» (Nm 27:18-21 ). El sumo sacerdote había de ser el canal de la palabra de Dios al líder o a la nación. Eso era Caifás en aquel día.

Aquí tenemos otro ejemplo tremendo de ironía dramática. Lo que Caifás quería decir era que era mejor que muriera Jesús que que hubiera problemas con los Romanos. Era verdad que Jesús había de morir para salvar a la nación -pero no en el sentido que decía Caifás. Era verdad de una manera mucho más maravillosa. Dios puede hablar por los medios menos imaginables. Algunas veces puede mandar Su mensaje por medio de alguien que ni siquiera sabe lo que está diciendo. Puede usar hasta las palabras de un hombre malo.
Jesús había de morir por la nación de Israel, y también por todo el pueblo de Dios esparcido por todo el mundo. La Iglesia Primitiva hizo un uso muy hermoso de estas palabras. El primer libro de liturgia de la Iglesia Cristiana se llamó La Didajé, La Doctrina de los Doce Apóstoles, y se escribió poco después del año 100 d C. Cuando se partía el pan en la Santa Cena se debía decir: «Como este pan estuvo esparcido por las montañas, y llegó a ser uno, que Tu Iglesia sea reunida de los fines de la Tierra en Tu Reino» (Didajé 9:4). Algún día los miembros dispersos de la Iglesia estarán unidos en un solo Cuerpo. Eso es algo que debemos pensar cuando vemos el pan partido en la Mesa del Señor.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

5. Jesús es sentenciado a muerte (Jua 11:45-57)

Análisis de discurso

TÍTULO: Varias versiones ponen en su título las ideas de “complot” o “plan” para matar a Jesús, como El complot para matar a Jesús (RV60, RV95), El plan para matar a Jesús (TLA), Planean la muerte de Jesús (NBE). Pero en realidad el texto no justifica esta idea. Más fiel al texto es la idea de “decisión”. Se decide matar a Jesús, pero hay que precisar que no fueron todos los judíos, como podría entenderse de Los judíos deciden matar a Jesús (BI). Nos apegamos a la propuesta de la BJ: Las autoridades judías deciden la muerte de Jesús.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

a. La sentencia de las autoridades (vv. Jua 11:45-53)

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Este versículo registra los efectos inmediatos que produce la acción de Jesús: Entonces muchos de los judíos que habían ido para acompañar a María y vieron lo que había hecho Jesús, creyeron en él. De nuevo Juan deja ambiguo el término para describir a los testigos: “muchos de los judíos” o “muchas de las personas que habían ido para acompañar a María”, “los que venían con María y observantes de lo que él había hecho”. Por razones de estilo se usan en la traducción verbos activos y se especifica el sujeto para no confundirlo con el último sujeto mencionado en el versículo anterior, que puede confundir a Jesús con Lázaro. También se puede ampliar la información en cuanto a los judíos yendo a María, como hacen varias versiones modernas. Estas personas eran las que “habían acompañado a María”, “habían ido a ver a María”, “habían ido a consolar a María”, “habían ido a visitar a María” o simplemente “habían ido a la casa de María”. Es extraño que no se mencione que estas personas vinieron a visitar a Marta y María, como es evidente en el v. Jua 11:19. El texto original no menciona a Marta, aunque algunas versiones mencionan a las “dos hermanas”. Sólo se menciona a María porque la narración menciona a los judíos que están con ella en el camino y en la tumba (cf. vv. Jua 11:31, Jua 11:33, Jua 11:36, Jua 11:42), razón por la cual es mejor dejar la traducción abierta en su sentido al traducir: “que habían ido para acompañar a María”.

“Lo que Jesús había hecho” puede referirse a la resurrección de Lázaro, pero no es completamente seguro, ya que el texto permite también una lectura en plural: “las cosas que Jesús había hecho”. Las LPD y NVI lo dejan neutral: «lo hecho por Jesús».

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Jua 7:31.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Los resultados del milagro

Juan presenta varias diferentes reacciones a esa señal. Algunos creyeron (45); otros informaron del hecho a las autoridades (46); los fariseos discutieron el tema en el Sanedrín y decidieron complotarse para matar a Jesús (47-53); mientras que el mismo Jesús se retiró a la región que está junto al desierto (54). Aun una señal tan notable como ésta no convencería a quienes estaban decididos a no creer. La decisión del Sanedrín se centró en las señales milagrosas. No cuestionaban si Jesús las estaba realizando o no; su temor era que todos (o sea excepto ellos) creerían en Jesús. La pregunta ¿qué hacemos? (47) era retórica; ante ella la respuesta era “nada”. Pero el temor más profundo era de los romanos (48). Su concepto sobre el pueblo que creyera en Jesús estaba dominado por consideraciones políticas. El lugar podía ser el templo o la ciudad y la nación se mencionó para referirse a la administración, parte de la cual estaba todavía en manos judías. Juan atribuye gran importancia al hecho de que Caifás era sumo sacerdote ese año, ya que lo menciona dos veces (49, 51). Esto se debe al significado de haber declarado lo que consta en el v. 50. Que era mejor que muriera un hombre y no que pereciera toda la nación pareciera ser un consejo prudente, pero Juan lo ve como un principio de que un hombre podría ser un sustituto por el pueblo, lo que es fundamental para la doctrina de la expiación en el NT. Es aun más notable porque fue dicho por la autoridad religiosa que ayudó a que se concretara. El comentario de Juan (51) muestra que él entendía que la declaración tenía implicaciones más allá de la limitada comprensión de Caifás, porque el principio habría de tener consecuencias universales. Juan ve el propósito unificador de la muerte de Cristo en reunir a los hijos de Dios, palabra usada aquí para todos los que creerían en Jesús (52).

El marco para el complot de los judíos era la actividad previa a la Pascua, que consistía en los ritos de purificación. Habían corrido informes sobre las señales de Jesús y la maquinación farisea. Inevitablemente, se especulaba sobre los movimientos de Jesús. Juan menciona el plan oficial para matar a Jesús para establecer la escena del ungimiento y la entrada a Jerusalén.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

ñ 668 Jua 2:23; Jua 10:42; Jua 12:11

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Es decir, María.

Fuente: La Biblia Textual III Edición