Comentario de Juan 12:44 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Pero Jesús alzó la voz y dijo: “El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;
12:44 Jesús clamó y dijo: — La palabra clamar indica la intensidad de la enseñanza de Jesús (7:28, 37; compárese 1:15, «Juan dio testimonio de él, y clamó»). Los que rechazaron a Cristo estaban sin excusa, porque El les habló clara y fuertemente. Los hombres se avergonzaban del mensaje de Jesús, pero El lo proclamó «a voz en cuello» (Isa 58:1), y siguió haciéndolo sabiendo que los judíos estaban resueltos a matarle. Este texto (12:44-50) es como un resumen de lo que Jesús había enseñado: (1) es igual al Padre; (2) es la Luz del mundo; (3) no vino al mundo para juzgar sino para salvar; (4) la enseñanza de Jesús nos juzgará en el Día Final; y (5) su mensaje le fue dado por el Padre.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Jesús clamó y dijo. Jua 7:28; Jua 11:43; Pro 1:20; Pro 8:1; Isa 55:1-3.
El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió. Jua 13:20; Mat 10:40; Mar 9:37; 1Pe 1:21.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
no en … mí, sino en el que me envió: Jesús insistió en que cualquiera que creyera en Él, estaba ejerciendo fe en Dios el Padre. Jesús explicó que era la manifestación personal de Dios (Jua 1:18; Col 1:15; Heb 1:3).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
12:44 Jesús clamó y dijo: — La palabra clamar indica la intensidad de la enseñanza de Jesús (7:28, 37; compárese 1:15, «Juan dio testimonio de él, y clamó»). Los que rechazaron a Cristo estaban sin excusa, porque El les habló clara y fuertemente. Los hombres se avergonzaban del mensaje de Jesús, pero El lo proclamó «a voz en cuello» (Isa 58:1), y siguió haciéndolo sabiendo que los judíos estaban resueltos a matarle.
Este texto (12:44-50) es como un resumen de lo que Jesús había enseñado: (1) es igual al Padre; (2) es la Luz del mundo; (3) no vino al mundo para juzgar sino para salvar; (4) la enseñanza de Jesús nos juzgará en el Día Final; y (5) su mensaje le fue dado por el Padre.
— El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; — Aquí Jesús vuelve al tema de su unidad con el Padre. El que cree en Cristo no solamente cree en El, sino también cree en El que lo envió, porque son uno (10:30). Compárese 6:27, «Trabajad, no (solamente) por la comida que perece, sino (también) por la comida que a vida eterna permanece».
Al creer en Cristo creemos en El que lo envió, porque Cristo es la vida, la luz del mundo, el agua de la vida, el pan de la vida, la puerta, el Buen Pastor, el camino, la verdad y la vida, y la resurrección y la vida. Si algún mero hombre se hubiera atrevido a decir esto de sí mismo, todos habrían sabido que padecía demencia, pero Cristo lo dijo y lo confirmó con muchas señales verdaderas.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL JUICIO INESCAPABLE
Juan 12:44-50
Jesús clamó diciendo:
-El que cree en Mí, no cree sólo en Mí, sino también en el Que Me envió. Y el que Me mira, no Me ve sólo a Mí, sino también al Que Me envió. Fue como la luz como Yo vine al mundo, para que el que crea en Mí no siga en la oscuridad. Y, si alguien oye Mis palabras pero no las pone por obra, no soy Yo Quien le juzgo. Yo no he venido a juzgar al mundo, sino a salvarlo. El que no Me tiene en cuenta en absoluto, y no recibe Mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la palabra que he hablado será la que le juzgue el último día. Y eso es así porque Yo no he hablado por Mi propia cuenta, sino que el Padre Que Me envió fue el Que Me dio el mandamiento acerca de lo que Yo debía hablar y lo que Yo debía decir; y Yo sé que Su mandamiento es la vida eterna. Lo que os hablo os lo digo como el Padre Me lo dijo a Mí.
Según Juan, estas son las últimas palabras de la enseñanza pública de Jesús. A partir de aquí enseñará a Sus discípulos; y más adelante Se encontrará ante Pilato. Pero éstas son las últimas palabras que dirigió al público en general.
Jesús presenta el hecho que es la base de toda Su vida: que en Él la humanidad se encuentra ante Dios. Escucharle a Él es escuchar a Dios; verle a Él es ver a Dios. En Jesús, Dios se encuentra con la humanidad, y la humanidad se encuentra con Dios. Esa confrontación tiene dos resultados, y en ambos subyace el elemento de juicio.
(i) Una vez más, Jesús vuelve al pensamiento que nunca se eclipsa en Cuarto Evangelio: Él no vino al mundo para condenarlo, sino para salvarlo. No fue la ira de Dios lo que envió a Jesús a la Tierra, sino Su amor. Sin embargo, la venida de Jesús conlleva inevitablemente el juicio. ¿Por qué? Porque, por su actitud ante Jesús, cada persona se revela como es en realidad; y, por tanto, recibe el veredicto. Si encuentra en Jesús una atracción y un magnetismo infinitos, aunque no consiga nunca hacer de su vida lo que sabe que debería ser, ha sentido en el corazón el tirón de Dios y, por tanto, está a salvo. Si, por otra parte, no ve en Jesús nada atractivo, y su corazón continúa totalmente insensible en Su presencia, eso quiere decir que es impermeable para Dios, y queda juzgado por su actitud. Esta paradoja esencial aparece con frecuencia en el Cuarto Evangelio: Jesús vino por amor, pero Su venida implica un juicio. Como ya hemos dicho antes, podemos ofrecerle a una persona, por puro amor, una gran experiencia que creemos que le hará mucha ilusión o bien, y descubrir que aquello no le dice nada; la experiencia que se ofreció por amor se ha convertido en un juicio. Jesús es la piedra de toque de Dios. Nos identificamos, y juzgamos, por nuestra actitud hacia Jesús.
(ii) Jesús dijo que, el último día, las palabras que habían oído aquellas personas serían sus Jueces. Esta es una de las grandes verdades de la vida. A nadie se le puede echar la culpa por no saber. Pero, si sabe lo que es el bien y escoge el mal, su condena debe ser mucho más severa. Por tanto, todo lo sensato que hemos oído y todas las oportunidades que hemos tenido para conocer la verdad serán testigos en contra nuestra en el juicio final. .
Un antiguo teólogo del siglo XVIII escribió una especie de catecismo de la fe cristiana para la gente corriente. Al final se encontraba la pregunta de qué le sucedería a uno si no tomara en serio el mensaje cristiano; y la respuesta era que sería condenado, «y mucho más por haber leído este libro.» Todo lo que hemos sabido y no hemos cumplido será un testigo en contra nuestra el último día.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Análisis de discurso
Jesús termina su ministerio público
Este capítulo sigue de cerca, como una continuación, los acontecimientos del cap. Jua 11:1-57, no sólo por el regreso de Jesús a Betania, a pesar de que su vida corre peligro, sino también por los acontecimientos en torno a la vida de Lázaro y la incredulidad de los dirigentes judíos. Los distintos acontecimientos en el contexto de la última Pascua señalan la crisis en el ministerio de Jesús. El capítulo reúne las últimas intervenciones de Jesús de cara a la gente de Jerusalén, y sobre todo ante las autoridades judías. A partir del cap. Jua 13:1-38 se dedicará exclusivamente a sus discípulos.
Con una nota de incredulidad termina la primera parte del evangelio (caps. Jua 11:1-57; Jua 12:1-50 donde Jesús muestra su gloria al mundo. Ante el temor de las autoridades de “que todo el mundo se va detrás de él” (cf. Jua 11:48; Jua 12:19), su popularidad va en aumento a pesar de que no satisfizo los anhelos políticos de muchos (cf. Jua 6:15), y sus palabras exigían demasiado para otros (cf. Jua 6:52-66). Ahora, en la fiesta nacional de liberación que era la Pascua, muchos esperaban el establecimiento de un nuevo orden político y económico que fuera similar al del tiempo de las glorias davídicas. Las opiniones eran diversas entre el pueblo, las autoridades religiosas y aún entre sus mismos discípulos. Los eventos que a continuación se desarrollan son como una anticipación dramatizada de la escena final en la cruz.
Al terminar la primera parte del evangelio, “el libro de las señales” o “la revelación de la gloria de Dios al mundo”, la narración nos ofrece la última semana de la vida pública de Jesús. Se observa que el evangelista para su composición sigue una especie de cronología: “en seis días” (Jua 12:1), “al día siguiente” (Jua 12:12), “antes de la Pascua” (Jua 13:1). Precisamente en esta forma cronológica el evangelista ubica el ministerio público de Jesús: “al día siguiente” (Jua 1:29), “al siguiente día” (Jua 1:35), “al día siguiente” (Jua 1:43), “al tercer día” (Jua 2:1).
La proximidad de la Pascua es el motivo que une las escenas de este capítulo, donde es evidente que se aproxima la muerte de Jesús como “la hora de su glorificación”. Otro elemento que da cohesión a la estructura del capítulo es la presencia del gentío, de la gran multitud que aclama al Mesías. El contenido del capítulo se podría organizar así:
1. En vísperas de la última Pascua (Jua 12:1-19)
a. Jesús es ungido en Betania (vv. Jua 12:1-8)
b. La intriga contra Lázaro (vv. Jua 12:9-11)
c. La entrada triunfal de Jesús (vv. Jua 12:12-19)
2. En Jerusalén (Jua 12:20-50)
a. Unos griegos buscan a Jesús (vv. Jua 12:20-26)
b. Jesús predice su muerte (vv. Jua 12:27-36)
c. Los últimos desafíos ante la incredulidad (vv. Jua 12:37-50)
1) El testimonio de Isaías (vv. Jua 12:37-43)
2) La última exhortación a la fe (vv. Jua 12:44-50)
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
2) La última exhortación a la fe (vv. Jua 12:44-50)
Análisis de discurso
Aunque muchos comentaristas argumentan que estos versículos no están en su lugar original, no existen evidencias textuales para colocarlos en otro lugar del evangelio. En realidad esta sección es la última exhortación de Jesús a los judíos y cumple la función de una síntesis de los resultados de su ministerio. Muchos de los temas y palabras que se han usado ya en el evangelio reaparecen aquí, como: (1) la misión de Jesús que viene del Padre; (2) la revelación del Padre; (3) la luz del mundo; (4) el juicio; (5) la vida permanente. Estos mismos temas se encontrarán en forma reiterada también en los caps. Jua 13:1-38; Jua 14:1-31; Jua 15:1-27; Jua 16:1-33; Jua 17:1-26.
TÍTULO: Varias versiones no dividen estos versículos de los previos. Pero el cambio de acento y tono pueden justificar la separación. Curiosamente los títulos optan por enfatizar el juicio o la salvación: Las palabras de Jesús juzgarán a los hombres (RV60, RV95), Las palabras de Jesús juzgarán a la gente (DHH) y Jesús vino a salvar al mundo (TLA). Nos parece que ambas ideas deben estar en el título, como La palabra de Dios trae juicio o salvación.
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
“Entonces Jesús gritó y dijo” se puede expresar de forma más dinámica: “Así Jesús a voz en cuello exclamó” o “Entonces Jesús con voz fuerte gritó”. Este grito de Jesús es también como una síntesis de lo expresado en Jua 5:19-47 : «El que cree en mí, no cree solamente en mí, sino también en el Padre, que me ha enviado» (DHH). La NEB cambia la estructura de la oración: «Cuando un hombre cree en mí, él cree en el que me envió más que en mí». Esta es una clara referencia a Dios el Padre. Para Juan cualquier reacción a favor o en contra de Jesús, es una reacción directa al Padre mismo. En otros contextos esta oración se puede traducir en forma condicional como: «Si alguien cree en mí, también cree en Dios, que me envió» (TLA).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Jua 13:20; Mat 10:40.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
m 752 Mat 10:40; Mar 9:37; 1Pe 1:21
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Jesús exclamó. La valiente expresión de Jesús (vers. 44– 50) hace contraste con el silencio de los gobernantes que creían (vers. 42).
en mí…en aquel. Al establecer la igualdad de creer en El y en Dios, Jesús manifiesta su deidad.
Fuente: La Biblia de las Américas
44 super (1) Esta fue la declaración que el Señor hizo a los fanáticos incrédulos. Esto implica que: (1) El era Dios manifestado al hombre (vs. 44-45); (2) El vino como luz al mundo, para que el hombre al creer en El, no se quedara en la oscuridad (vs. 46, 36); y (3) El vino al hombre con las palabras vivientes; quien reciba Sus palabras tendrá vida eterna ahora y para siempre, y quien rechace Sus palabras, será juzgado por Sus palabras en el último día (vs. 47-50).
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
En estos versículos se nos da primeramente una idea de la majestad de nuestro Señor Jesucristo. «El que me ve, ve al que me envió; yo la luz he venido al mundo, » etc. Estas palabras tratan de la unidad de Cristo con el Padre, y del oficio del Redentor.
Relativamente al primero de estos temas, debemos contentarnos con creer reverentemente lo que no alcanzamos a abarcar con nuestro entendimiento o a explicarnos con claridad. Bástenos saber que el Salvador no era como los profetas o los patriarcas, un mero hombre enviado de Dios Padre. El era algo más grande y encumbrado: en cuanto a su naturaleza divina era esencialmente uno con el Padre; y al verlo a él se veía al Padre que lo envió. Este es, a la verdad, un profundo misterio; pero la verdad que encierra es de grande importancia para nuestras almas. El que, por medio de la fe, se encomienda a Cristo, edifica sobre una roca; puesto que creer en Cristo es creer en Aquel lo envió.
En cuanto a su oficia, no hay duda que en las palabras citadas Jesús se comparó al sol. Como el sol, ha salido en este mundo oscurecido por el pecado y resplandece para bien de todo el género humano. Como el so, él es la fuente y centro de la vida, del consuelo y de la abundancia. Como el sol, ilumina toda la tierra y nadie puede errar en el camino del cielo si hace uso de la luz que él lo suministra.
Que sea, pues, Cristo la figura central de nuestras meditaciones religiosas. Si tornamos a él los ojos, la luz penetrará en nuestro entendimiento entenebrecido, iluminará la senda de nuestra vida y reanimará en fin nuestros corazones de tal manera, que en el día de la desgracia no nos abatirá ya el dolor.
En estos versículos se nos da á conocer la indefectibilidad del juicio venidero. Nuestro Señor dijo: «El que me desecha y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue: la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero..
Hay un juicio venidero. En este mundo los hombres tienen días señalados para arreglar sus cuentas; Dios también tendrá el Suyo. La trompeta sonará; los muertos resucitarán revestidos de incorruptibilidad; todos los mortales, cualesquiera que sean sus nombres, sus razas, sus idiomas, comparecerán ante el supremo tribunal; los libros serán abiertos y las pruebas serán presentadas; el mundo conocerá cuál es nuestro verdadero carácter; allí el disimulo, la evasión, el engaño no servirán de nada; cada uno dará cuenta de sí ante Dios, y será juzgado de acuerdo con sus obras; los malos serán arrojados al fuego eterno, y los justos irán á disfrutar de la gloria perdurable.
Estas son verdades terribles; pero son verdades, y es menester enunciarlas. ¡Qué mucho que el gobernador Félix temblara cuando el prisionero Pablo hablaba de la justicia, la templanza y el juicio venidero! Actos 24: 25. Empero, el que cree en nuestro Señor Jesucristo no tiene por qué temer. Para él, á lo menos, no hay condenación, y el juicio final no debe arredrarlo. El curso general de su vida hablará á su favor, en tanto que sus deslices no lo condenarán. El que rechaza á Jesucristo y desoye su exhortación ni arrepentimiento–ese es el hombre que debe abatirse y llenarse do temor el día del juicio.
Que la idea del juicio venidero ejerza un influjo poderoso en nuestras convicciones religiosas y en nuestra conducta. Juzguémonos todos los días con escrupulosidad, para que no seamos juzgados y condenados por el Señor. Obremos y hablemos como los que esperan ser juzgados por la ley de la libertad.
Sometamos á cada hora nuestra conducta al tribunal de nuestra conciencia, y no olvidemos jamás que por toda palabra ociosa tendremos que dar cuenta en el último día. En una palabra, demostremos por medio de nuestras vidas que sí creemos en el juicio, en el cielo y en el infierno. Si así lo hiciéremos, seremos en realidad cristianos y tendremos valor cuando el Hijo de Dios aparezca otra vez.
Que la expectativa del día del juicio sea, pues, la apología del cristiano cuando se le ridiculice como rígido, estricto, escrupuloso en materias religiosas.
Fuente: Los Evangelios Explicados
Es decir, no cree sólo en Mí.