Comentario de Juan 13:5 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Luego echó agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido.
13:5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. — El espíritu de humildad que Jesús manifestó en esta ocasión era un contraste con el espíritu ambicioso de los apóstoles. Existía la costumbre de que a veces, para mostrar el respeto, los discípulos lavaban los pies de su maestro, pero el maestro nunca lavaba los pies de sus discípulos, pero Jesús les había dicho, «Yo estoy entre vosotros como el que sirve» (Luc 22:27).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
puso agua en un lebrillo. Jua 19:34; 2Re 3:11; Eze 36:25; Zac 13:1; Efe 5:26; 1Jn 5:6.
y comenzó a lavar. Jua 13:8; Éxo 29:4; Lev 14:8; 2Re 5:10-13; Sal 51:2; Isa 1:16; Hch 22:16; 1Co 6:11; Tit 3:3-5; Heb 10:22; 1Jn 1:7; Apo 1:5; Apo 7:14.
los pies de los discípulos. Jua 13:10, Jua 13:12-14; Gén 18:4; Gén 19:2; 1Sa 25:41; Luc 7:38, Luc 7:44; 1Ti 5:10.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
comenzó: Juan no dice con quién comenzó el Señor, pero se ha sospechado desde tiempos antiguos que fue con Judas. Todavía ninguno, incluso Juan, se puso de pie para hacer el servil trabajo de Jesús. El punto de esta historia es amor. Lo supremo en el amor es el servicio.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
LAVAR LOS PIES DE LOS DISCÍPULOS. El acto conmovedor de lavar los pies ocurrió la última noche de la vida terrenal de Jesús. Él lo hizo
(1) para demostrarles a sus discípulos cuánto los amaba;
(2) para prefigurar el sacrificio de sí mismo en la cruz; y
(3) para trasmitir a sus discípulos la verdad de que Él estaba llamándolos a servirse unos a otros en humildad. La pasión por ser grandes había atormentado continuamente a los discípulos (Mat 18:1-4; Mat 20:20-27; Mar 9:33-37; Luc 9:46-48). Cristo quería que ellos vieran que el deseo de ser el primero — ser superior y recibir más honra que otros creyentes— es contrario al espíritu de su Señor (véanse Luc 22:24-30, nota; Jua 13:12-17; 1Pe 5:5).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
13:5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. — El espíritu de humildad que Jesús manifestó en esta ocasión era un contraste con el espíritu ambicioso de los apóstoles.
Existía la costumbre de que a veces, para mostrar el respeto, los discípulos lavaban los pies de su maestro, pero el maestro nunca lavaba los pies de sus discípulos, pero Jesús les había dicho, «Yo estoy entre vosotros como el que sirve» (Luc 22:27).
Fuente: Notas Reeves-Partain
El término para el recipiente del agua sólo aparece aquí y es muy raro en la literatura griega. Para algunos estudiosos es como una “palangana” y para otros es como una “jarra” o “pichel”. En este sentido último, si se entiende que el agua se chorreaba sobre los pies, mientras que la “palangana” o “aguamanil” hoy en día se usa para que el agua depositada en ese recipiente se use en el lavado de las manos, la cara o los pies. Algunas versiones sólo mencionan en forma genérica «un recipiente» (NVI), mientras otras tratan de ayudar a entender el tipo de recipiente usado: Luego puso agua en una vasija, «palangana» (TLA, DHH), «lebrillo» (RV60).
La imagen escueta de este gesto se puede entender así: los discípulos están reclinados sobre su lado izquierdo (porque en Oriente no se sentaban a la mesa como se hace hoy en día en Occidente) y la cabeza de uno quedaba más próxima al costado derecho del vecino. Por eso uno de los discípulos quedaba más cerca del Maestro que los demás (v. Jua 13:25). Así se podía usar el brazo derecho para alcanzar los alimentos que estaban al frente en platos grandes, de los cuales todos se servían. Posiblemente como todos en distinto momento, según la necesidad, metían la mano en los platos no pudieron identificar en ese instante a Judas como el traidor (v. Jua 13:26). Jesús alcanzó el “pichel” para lavar los pies a cada uno de los discípulos. El texto tiene el artículo “el pichel”, lo cual indica que era un utensilio usado específicamente para ese propósito. Jesús tuvo que ir alrededor de sus discípulos que tendrían los pies extendidos. Con cada uno de ellos usó el agua del recipiente para los pies y se los secó con el paño que llevaba envuelto.
Como el texto sólo dice que Jesús se ciñó la toalla o paño para secar hay que ofrecer más información si se quiere aclarar dónde llevaba Jesús ajustada la toalla. Se pudiera agregar “en la cintura” o, si se quiere dejar cierta ambigüedad, como lo hace el texto original, simplemente dejar y se la ciñó o «se la ató alrededor» (NEB).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
— lavar los pies: Era este un oficio reservado por lo general a esclavos (ver 1Sa 25:41).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
i 770 Gén 18:4; Luc 7:44
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
5 (1) Aquí el agua representa al Espíritu Santo ( Tit_3:5), la palabra ( Efe_5:26 ; Jua_15:3) y la vida (19:34).
5 (2) En los caps.1 12 la vida vino y produjo la iglesia, la cual está compuesta: de los que han sido regenerados. En espíritu ellos están en Dios y en los lugares celestiales, pero en cuerpo todavía viven en la carne y andan por la tierra. En su contacto con las cosas terrenales ellos se ensucian a menudo. Esto estorba su comunión con el Señor y entre ellos. Por lo tanto, necesitan ser lavados por el Espíritu Santo, la palabra y la vida. Esto es ser limpios de su suciedad para que su comunión con el Señor y entre ellos sea mantenida; no se refiere al lavamiento de sus pecados por medio de la sangre ( 1Jn_1:9). Esta es la razón por la cual después del cap.12, es necesaria la señal del lavamiento de los pies. Puesto que el Evangelio de Juan es un libro de señales, lo que consta en este capítulo debe ser considerado una señal con significado espiritual. No debemos interpretar el lavamiento de los pies simplemente en el sentido físico, sino en el sentido espiritual.
5 (3) En la antigüedad los judíos usaban sandalias, y sus pies se ensuciaban fácilmente porque los caminos eran polvorientos. Si al llegar a un banquete se sentaban a la mesa y estiraban los pies, la tierra y el mal olor ciertamente estorbarían la comunión. Por lo tanto, para tener un banquete agradable, ellos necesitaban lavarse los pies. El Señor lavó los pies a Sus discípulos para mostrarles que El los amaba a lo sumo (v. 1), y El les mandó que hicieran lo mismo entre ellos en amor (vs. 14, 34). Hoy en día, el mundo es sucio, y nosotros los santos nos contaminamos fácilmente. Para mantener una comunión agradable con el Señor y entre nosotros, necesitamos que el Señor con Su amor nos lave los pies y que nosotros en amor nos lavemos los pies mutuamente. Este lavamiento espiritual se hace con el Espíritu Santo, con la palabra y con la vida y es absolutamente necesario para que vivamos en la comunión de la vida divina, la cual se revela en la Primera Epístola de Juan, que es la continuación del Evangelio de Juan.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
lebrillo… Vasija para lavar los pies.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R757 El uso del artículo con νιπτῆρα indica que la vasija era la que estaba allí en el salón.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit. echa
13.5 lebrillo: Vasija para lavar los pies