Comentario de Juan 15:7 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis, y os será hecho.
15:7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, — Al decir, «Si permanecéis en mí», hubiera sido lógico que Jesús dijera, «y yo en vosotros», pero en lugar de decir yo dice mis palabras, porque es imposible permanecer en Cristo si sus palabras no permanecen en nosotros (1Jn 2:14; 1Jn 2:24; 1Jn 3:24). — pedid todo lo que queréis (en mi nombre, 14:13; 15:16; 16:23) y os será hecho. — Obsérvese que esta promesa es condicional: es para los que permanecen en El. ¿Quiénes son estos? Son los que permiten que las palabras de Cristo permanezcan en ellos, es decir, los que viven de acuerdo con su enseñanza, «llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (2Co 10:5). Son los que han comprobado «cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Rom 12:2). Son los que hacen «las cosas que son agradables delante de él» (1Jn 3:22) y piden «conforme a su voluntad» (1Jn 5:14). Tales oraciones, pues, coincidirán con el deseo (la voluntad) del Señor de que se lleve mucho fruto para glorificar al Padre. Los tales oran «en el Espíritu Santo» (Jud 1:20).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
y mis palabras permanecen en vosotros. Jua 8:37; Deu 6:6; Job 23:12; Sal 119:11; Pro 4:4; Jer 15:16; Col 3:16; 1Jn 2:14, 1Jn 2:27; 2Jn 1:1, 2Jn 1:2.
pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho. Jua 15:16; Jua 14:13; Jua 16:23; Job 22:26; Sal 37:4; Pro 10:24; Isa 58:8; Gál 4:2; Gál 5:16; 1Jn 3:22; 1Jn 5:14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
permanecéis en mí, y mis palabras: Se obtienen cinco resultados por permanecer en Cristo: respuesta a las oraciones (v. Jua 15:7), fruto (v. Jua 15:8), un propósito cumplido, mi Padre es glorificado (v. Jua 15:8), experimentar el amor (vv. Jua 15:9, Jua 15:10), plenitud de regocijo (v. Jua 15:11) y evangelismo efectivo (Jua 13:35; Jua 15:8). Permanecer en Cristo implica comunión personal con Él. Permanecer en su Palabra incluye obediencia. Llegar a conocer al Salvador hace que el creer en Él sea la respuesta obvia que conduce a la obediencia con cariño. Observe cómo presentó este proceso el apóstol Pablo (Flp 3:10).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
PEDID TODO LO QUE QUERÉIS. El secreto de la oración contestada es permanecer en Cristo. Cuanto más cerca uno viva de Cristo mediante la meditación y el estudio de las Escrituras, tanto más estarán de acuerdo sus oraciones con la naturaleza y las palabras de Cristo, y por consiguiente, tanto más eficaz serán sus oraciones (véanse Jua 14:13, nota, Jua 15:4, nota; Sal 66:18, nota; y el ARTÍCULO LA ORACIÓN EFICAZ, P. 464. [1Re 18:42-45]).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Los creyentes verdaderos obedecen los mandatos del Señor mediante el sometimiento a su Palabra (Jua 14:21; Jua 14:23). En virtud de su compromiso con la Palabra de Dios, se dedican por completo a hacer su voluntad y de este modo sus oraciones son fructíferas (Jua 14:13-14), lo cual a su vez hace evidente la gloria a Dios a medida que Él las responde.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
15:7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, — Al decir, «Si permanecéis en mí», hubiera sido lógico que Jesús dijera, «y yo en vosotros», pero en lugar de decir yo dice mis palabras, porque es imposible permanecer en Cristo si sus palabras no permanecen en nosotros (1Jn 2:14; 1Jn 2:24; 1Jn 3:24).
— pedid todo lo que queréis (en mi nombre, 14:13; 15:16; 16:23) y os será hecho. — Obsérvese que esta promesa es condicional: es para los que permanecen en El. ¿Quiénes son estos? Son los que permiten que las palabras de Cristo permanezcan en ellos, es decir, los que viven de acuerdo con su enseñanza, «llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (2Co 10:5). Son los que han comprobado «cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Rom 12:2). Son los que hacen «las cosas que son agradables delante de él» (1Jn 3:22) y piden «conforme a su voluntad» (1Jn 5:14). Tales oraciones, pues, coincidirán con el deseo (la voluntad) del Señor de que se lleve mucho fruto para glorificar al Padre. Los tales oran «en el Espíritu Santo» (Jud 1:20).
Fuente: Notas Reeves-Partain
La figura de la vid queda a un lado y ahora se retoma el tema de los discípulos permaneciendo en Jesús. No existe ninguna distinción entre Jesús permaneciendo en sus discípulos y las palabras de Jesús permaneciendo en ellos. Es de notarse que de la tercera persona del singular se pasa ahora a la segunda del plural. Los vv. Jua 15:7 y Jua 15:8 establecen un enlace entre el lenguaje metafórico anterior y el tema del amor que va a seguir.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros se traduce en forma paralela a los versículos anteriores que expresan una relación continua del creyente con Jesús y de él con el creyente, algo así como: “sigan siendo parte de mí”, “permanezcan unidos a mí” o “estén muy unidos a mí”. El problema en algunas culturas será expresar la idea “y mis palabras sigan unidas a ustedes”. En este caso, una equivalencia aceptable sería: “y permitan que mis palabras sean parte de sus vidas” o, como lo expresan algunas versiones: «dejen que mis enseñanzas formen parte de ustedes» (CEV), «obedecen todo los que les he enseñado» (TLA), «si permanecen fieles a mis enseñanzas (DHH)», «y mi mensaje sigue vivo en vosotros» (BI).
La oración condicional anterior es la seguridad de que las oraciones de los discípulos serán escuchadas, aunque no se especifica el contenido de ellas. Pedid todo lo que queráis se puede entender literalmente como un deseo con infinitivo, una posibilidad futura como «entonces pedirán lo que desean» (CEV, TEV) o se puede tomar con la fuerza de un imperativo: “Pidan”. Y os será hecho es una construcción que hace a Dios el sujeto de la oración, quien ejecuta la acción del verbo. Como el tema es la oración habrá que dar más información en otros idiomas, por ejemplo: “y Dios responderá las oraciones de ustedes”, “Pedirán al Padre lo que ustedes quieren y él les responderá”, «mi Padre les dará todo lo que pidan» (TLA).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Jua 14:13; Jua 16:23; Mar 11:24.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
k 865 Mat 7:7; Jua 16:23
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
pedid lo que queráis. Véase coment. en 14:13. Hay condiciones para que la oración sea contestada (Sal 66:18; Pr 28:9; Mr 11:24, 25; Stg 4:3; 1 Jn 3:22; 5:14).
Fuente: La Biblia de las Américas
7 super (1) Véase la nota 63 super (3) del cap.6.
7 super (2) Cuando permanecemos en el Señor y dejamos que Sus palabras permanezcan en nosotros, en realidad somos uno con El, y El obra en nosotros. Entonces, cuando pedimos en oración, no estamos solos; también El ora en nuestra oración. Esta clase de oración está relacionada con llevar fruto (v. 8) y ciertamente será contestada, Véase la nota 16 super (2).
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Los creyentes difieren mucho entre sí. En algunos respectos todos son semejantes: todos sienten pesar á causa de sus pecados; todos confían en Jesucristo; todos se arrepienten y se esfuerzan en ser rectos en su conducta; todos, en fin, poseen la gracia divina, ejercen la fe, y experimentan el cambio de corazón.
Pero difieren mucho en el grado en que poseen esas prendas. Unos son más felices y más religiosos que otros, y gozan de mayor influjo en el mundo.
Ahora bien, ¿qué incentivos presenta nuestro Señor á su pueblo para que aspire á la más elevada santidad de vida? Esta es una cuestión de grandísimo interés para todo espíritu piadoso. ¿Quién hay que no quisiera ser siervo útil y dichoso de nuestro Señor Jesucristo? El pasaje que tenemos á la vista aclara este asunto de tres modos.
En primer lugar nuestro Señor dijo: «Si permaneciereis en mí, y mis palabras permanecieren en vosotros, todo lo que quisiereis pediréis y os será hecho.» Es esta una promesa explícita acerca de la validez y buen éxito de la oración en general. Y ¿con qué condición? Con la condición de que permanezcamos en Jesucristo y de que sus palabras permanezcan en nosotros.
Permanecer en Jesucristo es estar en constante comunión con él–es confiar en él, fincar en su gracia nuestras esperanzas, abrirle nuestros corazones, y acudir á él como á la fuente de donde mana toda nuestra fuerza espiritual. Sus palabras permanecen en nosotros cuando tenemos constantemente presentes sus preceptos, y arreglamos á ellos nuestras acciones, nuestra conducta, nuestra vida.
Los cristianos de esa clase no orarán en vano. Todo lo que pidan lo obtendrán, siempre que lo que pidan sea del agrado de Dios. Por eso Lutero, el reformador alemán, y Latimer, el mártir inglés, oraron muchas veces con buen éxito. Y respecto de Juan Knox la reina María decía que le temía más á sus oraciones que á un ejército de veinte mil hombres. Escrito está: «La oración eficaz del justo puede mucho..
Nuestro Señor dijo, en segundo lugar: «En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto; así seréis mis discípulos.» El significado de esta promesa es, en nuestro concepto, que la fructuosídad de la vida cristiana no solo contribuye á la gloria de Dios, sino que nos presenta á nosotros mismos la prueba más concluyente de que somos discípulos de Jesucristo.
Tener certidumbre de que somos cristianos, y de que por tanto nuestra salvación eterna está asegurada, es uno de los más grandes privilegios que resultan de la religión. En todo asunto de importancia, y sobre todo en lo que concierne al porvenir de nuestras almas, no hay nada peor que la duda. El que desee, pues, saber cual es el medio más eficaz de obtener esa certidumbre tan apetecida, debe examinar detenidamente las palabras de que tratamos. Que se esfuerce por producir abundantes frutos en sus palabras, en sus modales, en su conducta, en su vida. Si así lo hiciere, el Espíritu le testificará en su corazón que es un ramo viviente de la verdadera vid, y su conducta manifestará al mundo que es verdadero hijo de Dios.
Nuestro Señor dijo, en tercer lugar: «Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor.» El hombre para quien es un sagrado deber de conciencia el obedecer los preceptos de Jesucristo, es el que experimentará en su alma el amor de Jesucristo hacia él.
Mas no vayamos á dar una inteligencia errada á las palabras, «si guardareis mis mandamientos.» Estrictamente hablando, no hay quien pueda guardar los mandamientos. Nuestras mejores acciones son imperfectas y defectuosas, y cuando hayamos llegado al grado más alto de religiosidad podremos aún decir con razón: » Apiádate, ¡oh Dios! de nosotros, que somos pecadores.» Sin embargo, es preciso no irnos al otro extremo, pensando que no podemos hacer nada.
Mediante la gracia de Dios podemos adoptar los preceptos del Evangelio como regla de nuestra conducta, y manifestar diariamente que deseamos agradar á nuestro Señor Jesucristo. Si así lo hiciéremos, nuestro benignísimo Maestro nos dispensará sus bendiciones y nos dejará ver su risueño rostro.
Aquel cristiano será por lo general más feliz que es comedido en sus palabras, que refrena su genio y ajusta sus acciones á los principios de la religión. El que lleve una vida que no esté en armonía con sus votos jamás experimentará el gozo y la paz del creyente sincero. Por eso nuestro Señor dijo: «Estas cosas os he hablado para que mi gozo permanezca en vosotros..