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Comentario de Juan 18:31 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Juan 18:31 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces Pilato les dijo: —Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra ley. Los judíos le dijeron: —A nosotros no nos es lícito dar muerte a nadie.

18:31 Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. — En efecto les dijo Pilato, «Muy bien, si ustedes quieren ser los jueces de este hombre, háganlo; ¿por qué lo han traído a mí?» Si los judíos no quisieran hacer una acusación formal contra Jesús que tuviera peso ante el tribunal romano, entonces tendrían que juzgarle ellos mismos.

Este es el principio de una serie de esfuerzos de parte de Pilato para evadir su responsabilidad hacia Cristo y para buscar su propia conveniencia. Sabiendo que Jesús era inocente, estaba obligado a ponerle en libertad, pero para complacer a los judíos tendría que entregarle a los soldados para que lo crucificaran. La perplejidad de Pilato se ve en su pregunta, «¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo?» (Mat 27:22). Para no cumplir con su responsabilidad de poner a Cristo en libertad, Pilato tomó algunos pasos evasivos:

(1) quería que los judíos se encargaran de la responsabilidad de él; les dijo, «Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley». Pilato no quería involucrarse en ese asunto. No quería tomar partido, ni en contra de Jesús ni a favor de Jesús. Así son muchos, pero no es posible evadir la responsabilidad con respecto a Cristo. Todo el mundo tiene que hacerle frente y hay solamente dos alternativas: aceptarlo o rechazarlo. No hay vía intermedia.

(2) «Al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes» (Luc 23:7); pero pronto Herodes lo devolvió a Pilato. Así sucede en todo caso de los que rehúsen cumplir con su responsabilidad, posponiéndola y tratando de esconder detrás de algún «Herodes». Pronto vuelve Jesús y otra vez está llamando la puerta.

(3) «Tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?» (18:39); pero esta fue otra táctica que no funcionaba, porque no le era posible evadir la responsabilidad personal. Pilato bien sabía que Jesús era inocente, pero no quería enfrentar su responsabilidad de ponerle en libertad.

(4) «Entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó… Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él» (19:1-4). Con esto quería satisfacer a los judíos para no tener que crucificar a Jesús. Les dio algo de sangre, pero querían más. Fue difícil para Pilato aprender que no hay nada que substituya la responsabilidad personal. El quería servir a dos señores y no le era posible hacerlo.

A pesar de todas las tácticas de Pilato de evadir su responsabilidad hacia Cristo, los judíos prevalecieron y, por fin, «Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros» (Mat 27:24), y «lo entregó a ellos para que fuese crucificado» (19:16). Pilato creía en la justicia, sólo que no le costara mucho personalmente; en el caso de Jesús el precio habría sido excesivo.

— Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie; — Con estas palabras los judíos revelaban su verdadero propósito al llevar a Jesús al pretorio, pero en esta ocasión Pilato no quería que la sentencia judaica fuera también la sentencia romana. Los judíos podían expulsar de la sinagoga y aun azotar, pero no tenían la autoridad legal para ejecutar.

Los judíos dieron muerte a Esteban (Hch 7:59-60), pero no en base a un solemne veredicto del Sanedrín, sino más bien como la acción de un tumulto. El propósito de los judíos no era meramente dar muerte a Jesús, sino crucificarle.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Jua 19:6, Jua 19:7; Hch 25:18-20.

A nosotros no nos es permitido dar muerte a nadie. Jua 19:15; Gén 49:10; Eze 21:26, Eze 21:27; Ose 3:4, Ose 3:5.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Tomadle vosotros, y juzgadle: Las acusaciones no garantizaron un juicio ante Pilato.

no nos está permitido: Los romanos no permitían a los judíos imponer castigos capitales. Estos líderes judíos no estaban interesados en un juicio justo; simplemente querían permiso de Roma para ejecutar a Jesús.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

no nos está permitido. Cuando Roma ocupó a Judea y comenzó a gobernar mediante un prefecto en 6 d.C., la jurisdicción de la pena capital (i. e. el derecho para ejecutar) fue suspendida a los judíos y entregada al gobernador romano. La pena capital era el atributo de la administración romana en las provincias que se trataba con el mayor recelo.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

18:31 Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. — En efecto les dijo Pilato, «Muy bien, si ustedes quieren ser los jueces de este hombre, háganlo; ¿por qué lo han traído a mí?» Si los judíos no quisieran hacer una acusación formal contra Jesús que tuviera peso ante el tribunal romano, entonces tendrían que juzgarle ellos mismos.
Este es el principio de una serie de esfuerzos de parte de Pilato para evadir su responsabilidad hacia Cristo y para buscar su propia conveniencia. Sabiendo que Jesús era inocente, estaba obligado a ponerle en libertad, pero para complacer a los judíos tendría que entregarle a los soldados para que lo crucificaran. La perplejidad de Pilato se ve en su pregunta, «¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo?» (Mat 27:22). Para no cumplir con su responsabilidad de poner a Cristo en libertad, Pilato tomó algunos pasos evasivos:
(1) quería que los judíos se encargaran de la responsabilidad de él; les dijo, «Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley». Pilato no quería involucrarse en ese asunto. No quería tomar partido, ni en contra de Jesús ni a favor de Jesús. Así son muchos, pero no es posible evadir la responsabilidad con respecto a Cristo. Todo el mundo tiene que hacerle frente y hay solamente dos alternativas: aceptarlo o rechazarlo. No hay vía intermedia.
(2) «Al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes» (Luc 23:7); pero pronto Herodes lo devolvió a Pilato. Así sucede en todo caso de los que rehúsen cumplir con su responsabilidad, posponiéndola y tratando de esconder detrás de algún «Herodes». Pronto vuelve Jesús y otra vez está llamando la puerta.
(3) «Tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?» (18:39); pero esta fue otra táctica que no funcionaba, porque no le era posible evadir la responsabilidad personal. Pilato bien sabía que Jesús era inocente, pero no quería enfrentar su responsabilidad de ponerle en libertad.
(4) «Entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó… Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él» (19:1-4). Con esto quería satisfacer a los judíos para no tener que crucificar a Jesús. Les dio algo de sangre, pero querían más. Fue difícil para Pilato aprender que no hay nada que substituya la responsabilidad personal. El quería servir a dos señores y no le era posible hacerlo.
A pesar de todas las tácticas de Pilato de evadir su responsabilidad hacia Cristo, los judíos prevalecieron y, por fin, «Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros» (Mat 27:24), y «lo entregó a ellos para que fuese crucificado» (19:16). Pilato creía en la justicia, sólo que no le costara mucho personalmente; en el caso de Jesús el precio habría sido excesivo.
— Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie; — Con estas palabras los judíos revelaban su verdadero propósito al llevar a Jesús al pretorio, pero en esta ocasión Pilato no quería que la sentencia judaica fuera también la sentencia romana. Los judíos podían expulsar de la sinagoga y aun azotar, pero no tenían la autoridad legal para ejecutar.
Los judíos dieron muerte a Esteban (Hch 7:59-60), pero no en base a un solemne veredicto del Sanedrín, sino más bien como la acción de un tumulto. El propósito de los judíos no era meramente dar muerte a Jesús, sino crucificarle.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Pilato les dijo: Llévenselo ustedes, y júzguenlo conforme a su propia ley, “Entonces Pilato les replicó: ‘Llévenselo ustedes mismos y júzguenlo según sus propias leyes’”. El pronombre “ustedes” tiene mucha fuerza en esta formulación: “Tengan, llévenselo y ustedes mismos júzguenlo según su propia legislación”, «Tómenlo y júzguenlo ustedes mismos, según la Ley que tienen» (LPD).

“Las autoridades judías inmediatamente reaccionaron: ‘Ustedes los romanos no nos permiten sentenciar a muerte a nadie’”, «Pero las autoridades judías contestaron: Los judíos no tenemos el derecho de dar muerte a nadie» (DHH), «No tenemos autorización para aplicar pena de muerte» (BL). Se entiende que es el gobierno romano el que no deja que los judíos sentencien a nadie a la pena capital, por lo que también sería válido traducir: “el gobierno romano no nos permite que sentenciemos a nadie a la pena de muerte”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Jua 19:6-7; (ver Hch 18:15).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1014 Jua 19:6; Hch 18:15

b 1015 Jua 19:10

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

conforme a vuestra ley. En el A.T. (Lv 24:10– 23) la pena por blasfemia era la muerte; pero Pilato no entendía la seriedad de las acusaciones, y como Jesús no había violado ninguna ley romana (vers. 29, 30), Pilato rehúsa inicialmente servir de juez. Su respuesta indica que en ciertas situaciones él permitía que los judíos se gobernaran a sí mismos y que castigaran a los que declaraban ser culpables bajo sus propias leyes.

no nos es permitido dar muerte a nadie. Pilato no discute el que a los judíos no se les permitía condenar a la muerte. Posiblemente Roma lo prohibía o tal vez el mismo Pilato lo habría prohibido por decreto oficial (v. coments. en Mt 27:11– 26).

Fuente: La Biblia de las Américas

no nos está permitido. El sanedrín podía condenar a muerte a una persona, pero el gobierno romano tenía que aprobar y ejecutar la sentencia. Véase nota en Luc 22:66.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie