Comentario de Juan 20:22 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Habiendo dicho esto, sopló y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo.

20:22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. — De esta manera Jesús repite la promesa del Espíritu Santo (14:16; 15:26; 16:7-14), y sopló sobre ellos para simbolizar su venida, pero como los otros textos claramente explican el Espíritu Santo vino sobre ellos el día de Pentecostés. No comenzaron a predicar el evangelio (anunciando los requisitos para el perdón de pecados) en ese momento, pues Jesús aún no había ascendido para ocupar su trono (Hch 2:33-36). Cuando Jesús les dio la Gran Comisión, les dijo, «pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto» (Luc 24:49; Hch 1:4-5). El verdadero cumplimiento de esta promesa se ve en Hch 2:1-4. Pedro habla del día de Pentecostés como el principio (Hch 11:15).

Los profetas, guiados por Dios, solían hacer algún acto representativo o simbólico de la profecía que entregaban (Jer 13:1-27, la señal del cinto podrido, para simbolizar que Dios haría «podrir la soberbia de Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén»; Jer 18:1-23, la señal del alfarero y el barro, para indicar que como el alfarero podía hacer otra vasija de la que se echó a perder en su mano, así podía Dios restaurar a su pueblo (o a otras naciones). Así pues, el soplar de Jesús era un acto simbólico, una repetición de la promesa de la venida del Espíritu Santo

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

habiendo dicho esto, sopló. Gén 2:7; Job 33:4; Sal 33:6; Eze 37:9.

Recibid el Espíritu Santo. Jua 14:16; Jua 15:26; Jua 16:7; Hch 2:4, Hch 2:38; Hch 4:8; Hch 8:15; Hch 10:47; Hch 19:2; Gál 3:2.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Recibid el Espíritu Santo: El ministerio al que Jesús llamó a los discípulos (v. Jua 20:21; véanse también Mat 28:16-20; Luc 24:47-49) requería poder espiritual. Esta referencia es para una preparación especial de los apóstoles que iban a convertirse en la base de la iglesia en Pentecostés. Aquí Jesús sopló el Espíritu en los discípulos. En Pentecostés el Espíritu unificó a los creyentes en un cuerpo y los fortaleció para testificar de Jesús (1Co 12:13). La recepción del Espíritu aquí nos recuerda el aliento creativo de Dios en Adán de Génesis Gén 2:7. Aunque este don no era un espíritu humano, sino el Espíritu del Dios vivo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

ARTÍCULO

La regeneración de los discípulos

Jua 20:22 Sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.

La entrega que Jesús hizo del Espíritu Santo a sus discípulos el día de la resurrección no fue el bautismo en el Espíritu como el día de Pentecostés (Hch 1:5; Hch 2:4). Fue más bien una infusión de los discípulos por primera vez con la presencia regeneradora del Espíritu Santo y la nueva vida del Cristo resucitado.

(1) Durante la última conversación de Jesús con sus discípulos antes del juicio y de la crucifixión, les prometió que recibirían el Espíritu Santo que los regeneraría: «Porque mora con vosotros, y estará en vosotros» (Jua 14:17, véase nota). Ahora Jesús cumple esa promesa.

(2) Se puede deducir de Jua 20:22, donde dice que Jesús «sopló» sobre sus discípulos, que se refiere a la regeneración. El verbo «sopló» (gr. emfusaó) es el mismo empleado en la Septuaginta (la traducción griega del AT) en Gén 2:7, donde Dios «sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente». Es el mismo verbo que se encuentra en Eze 37:9 : «Sopla sobre estos muertos, y vivirán.» El empleo de Juan de ese verbo indica que Jesús estaba dando el Espíritu a fin de producir vida y una nueva creación. Es decir, así como Dios sopló en el hombre físico el aliento de vida con lo cual llegó a ser una nueva creación (Gén 2:7), en esta ocasión Jesús sopló sobre los discípulos en sentido espiritual y ellos llegaron a ser una nueva creación (véase el ARTÍCULO LA REGENERACIÓN, P. 1455. [Jua 3:3]). Mediante su resurrección, Jesús llegó a ser «espíritu vivificante» (1Co 15:45).

(3) «Recibid el Espíritu Santo» establece que el Espíritu, en ese momento histórico, entró en los discípulos y comenzó a vivir en ellos. La forma del verbo «recibir» en el aoristo imperativo (gr. labete, de lambanó) denota un solo acto de recepción. Se les dio el Espíritu Santo para regenerarlos y hacerlos nuevas criaturas en Cristo (cf. 2Co 5:17). Ese «recibir» vida del Espíritu precedió a su recepción de la autoridad de Jesús (Jua 20:23) y su bautismo en el Espíritu Santo el día de Pentecostés (Hch 2:4).

(4) Antes de esa ocasión, los discípulos eran creyentes y seguidores verdaderos de Jesús, y salvos según lo estipulado en el antiguo pacto; pero todavía no habían sido regenerados en todo el sentido del nuevo pacto. Sólo en ese momento los discípulos entraron en el nuevo pacto basado en la muerte y resurrección de Cristo (véanse Mat 26:28; Luc 22:20; 1Co 11:25; Efe 2:15-16; Heb 9:15-17; y el ARTÍCULO LA REGENERACIÓN, P. 1455. [Jua 3:3]) También en ese momento, no en Pentecostés, nació la iglesia. El nacimiento espiritual de los primeros discípulos coincide con el de la iglesia.

(5) Este pasaje es crucial para entender el ministerio del Espíritu Santo al pueblo de Dios. Estas dos declaraciones son verdaderas:

(a) los discípulos recibieron el Espíritu Santo (i.e., el Espíritu Santo los regeneró y comenzó a vivir en ellos) antes del día de Pentecostés, y

(b) el derramamiento del Espíritu Santo en Hch 2:4 fue una experiencia que ocurrió después que los regeneró el Espíritu. Su bautismo en el Espíritu el día de Pentecostés fue, por lo tanto, una segunda obra distinta del Espíritu en ellos.

(6) Esas dos obras distintas y separadas del Espíritu Santo en la vida de los discípulos de Jesús son normativas para todos los creyentes. Es decir, todos los creyentes reciben el Espíritu Santo en el momento de ser regenerados, y después deben experimentar el bautismo en el Espíritu con poder para ser sus testigos (Hch 1:5; Hch 1:8; Hch 2:4; véase Hch 2:39, nota).

(7) No hay fundamento bíblico para sugerir que la entrega que hizo Jesús del Espíritu Santo en Jua 20:22 fuera sólo una profecía simbólica de la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés. El empleo del aoristo imperativo del verbo griego traducido «recibid» denota una recepción en ese momento y lugar. Ocurrió una realidad histórica marcada, y así la registró Juan.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

RECIBID EL ESPÍRITU SANTO. Véase el ARTÍCULO LA REGENERACIÓN DE LOS DISCÍPULOS, P. 1491. [Jua 20:22], sobre este importante versículo y su relación con la regeneración y el bautismo en el Espíritu Santo.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Esta declaración se entiende como la garantía por parte de Cristo de que el Espíritu Santo vendría, pues los discípulos solo lo recibieron cuarenta días después en el día de Pentecostés (Hch 1:8; Hch 2:1-3).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

20:22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. — De esta manera Jesús repite la promesa del Espíritu Santo (14:16; 15:26; 16:7-14), y sopló sobre ellos para simbolizar su venida, pero como los otros textos claramente explican el Espíritu Santo vino sobre ellos el día de Pentecostés. No comenzaron a predicar el evangelio (anunciando los requisitos para el perdón de pecados) en ese momento, pues Jesús aún no había ascendido para ocupar su trono (Hch 2:33-36). Cuando Jesús les dio la Gran Comisión, les dijo, «pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto» (Luc 24:49; Hch 1:4-5). El verdadero cumplimiento de esta promesa se ve en Hch 2:1-4. Pedro habla del día de Pentecostés como el principio (Hch 11:15).
Los profetas, guiados por Dios, solían hacer algún acto representativo o simbólico de la profecía que entregaban (Jer 13:1-27, la señal del cinto podrido, para simbolizar que Dios haría «podrir la soberbia de Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén»; Jer 18:1-23, la señal del alfarero y el barro, para indicar que como el alfarero podía hacer otra vasija de la que se echó a perder en su mano, así podía Dios restaurar a su pueblo (o a otras naciones). Así pues, el soplar de Jesús era un acto simbólico, una repetición de la promesa de la venida del Espíritu Santo

Fuente: Notas Reeves-Partain

Al decir esto, sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. La NVI opta por la traducción «acto seguido». La idea de la inmediatez o de la secuencia de los hechos y las palabras se puede expresar bien también con “enseguida” o, en conjunto, “y dichas estas palabras sopló sobre ellos, y exclamó: ‘¡Reciban el Espíritu Santo!’”. También hay algunas versiones que obvian el “enseguida”, traduciendo directamente el soplo del Espíritu: «Sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo» (BI, BA). “Sopló” aparece sólo aquí en todo el Nuevo Testamento, en tanto que en la versión griega del Antiguo Testamento (LXX) se utiliza también en Gén 2:7.

La expresión “reciban el Espíritu Santo” no es de fácil comprensión y para comunicar su sentido se requerirán unos giros que equivalgan a algo como: “abran sus vidas al Espíritu Santo”, “dejen que el soplo del Espíritu de Dios les dé nueva vida”, “permitan que el Espíritu Santo les guíe” o “permitan que el aliento de Dios tenga lugar en sus vidas”. Otro detalle interesante es que en la gramática del griego bíblico, la oración puede ser tanto un indicativo como un imperativo, aunque en este contexto ambas posibilidades tienen sentido lógico.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Gén 2:7; Eze 37:9.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

z 1102 Luc 1:67; Luc 2:25; Hch 2:2; Hch 2:4

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Recibid el Espíritu Santo. Esta recepción del Espíritu anticipaba el gran día de Pentecostés, cuando ocurrió el gran derramamiento del Espíritu Santo (Hch 2:1– 4).

Fuente: La Biblia de las Américas

22 (1) Este era el Espíritu que se esperaba en 7:39 y que fue prometido en 14:16-17,26; 15:26; 16:7-8,13. Por lo tanto, cuando el Señor infundió el Espíritu Santo en los discípulos al soplar en ellos, se cumplió la promesa que El había hecho acerca del Espíritu Santo como el Consolador. Esto difiere de Hch_2:1-4 , donde se cumplió la promesa que había hecho el Padre en Lc 24:49. (Véase la nota 17 (1) del cap.14.) En Hch 2 el Espíritu, como un viento recio y estruendoso, vino en forma de poder sobre los discípulos para la obra ( Hch_1:8). Aquí el Espíritu como aliento fue infundido como vida en los discípulos para su vivir. Cuando el Señor con Su soplo infundió el Espíritu en los discípulos, El se impartió en ellos como vida y como el todo. De esta manera, todo lo que había dicho en los caps. 14 16 se pudo cumplir. De la misma manera que caer en la tierra para morir y crecer transforma el grano de trigo en otra forma, una forma nueva y viviente, asimismo la muerte y la resurrección del Señor lo transfiguraron en Espíritu. El Señor como el postrer Adán en la carne llegó a ser el Espíritu vivificante ( 1Co_15:45), por medio del proceso de la muerte y la resurrección. Así como El es la corporificación del Padre, asimismo el Espíritu es la realidad de El. Fue como Espíritu que El se infundió al soplar en los discípulos. Como Espíritu es recibido en los creyentes y fluye de ellos como ríos de agua viva (7:38-39). Fue como Espíritu que medíante Su muerte y resurrección volvió a los discípulos, entró en ellos como su Consolador, y comenzó a morar en ellos (14:16-17). Como Espíritu puede vivir en los discípulos y hacerlos aptos para vivir por El y con El (14:19). Como Espíritu El puede permanecer en los discípulos y hacer que ellos permanezcan en El (14:20; 15:4-5). Como Espíritu El puede venir con el Padre a los que le aman y hacer morada con ellos (14:23). Como Espíritu puede hacer que todo lo que El es y tiene sea completamente real para los discípulos (16:13-16). Como Espíritu El vino para reunirse con Sus hermanos, la iglesia, a fin de anunciarles el nombre del Padre y alabar al Padre en medio de ellos (He 2:11-12). Como Espíritu El puede enviar Sus discípulos a cumplir Su comisión, consigo mismo como vida y como el todo para ellos, de la misma manera que el Padre lo envió a El (v.21). De esta manera ellos están calificados para representarlo con Su autoridad en la comunión de Su Cuerpo (v.23) a fin de llevar a cabo Su comisión. El Señor era el Verbo, y el Verbo es el Dios eterno (1:1). El dio dos pasos para llevar a cabo el propósito eterno de Dios. En primer lugar, El dio el paso de la encarnación para llegar a ser un hombre en la carne (1:14), para ser el Cordero de Dios a fin de efectuar la redención a favor del hombre (1:29), para dar a conocer a Dios al hombre (1:18), y para manifestarles el Padre a Sus creyentes (14:9-11). En segundo lugar, El dio el paso de la muerte y la resurrección para ser transfigurado en el Espíritu, a fin de poder impartirse en Sus creyentes como vida y como el todo de ellos, y de producir muchos hijos de Dios, Sus muchos hermanos, para la edificación de Su Cuerpo, la iglesia, la morada de Dios, con el objetivo de expresar al Dios Triuno por la eternidad. Por lo tanto, originalmente El era el Verbo eterno; luego, por medio de la encarnación El se hizo carne para realizar la obra redentora de Dios, y por medio de Su muerte y resurrección llegó a ser el Espíritu para ser el todo y hacerlo todo para completar el edificio de Dios. El Evangelio de Juan testifica que el Señor es (1) Dios (1:1-2; 5:17-18; 10:30-33; 14:9-11; 20:28), (2) la vida (1:4; 10:10; 11:25; 14:6), y (3) la resurrección (11:25). Los caps.1 17 demuestran que El es Dios entre los hombres. Los hombres se ven en contraste con El como Dios. Los caps.18 19 comprueban que El es la vida en medio de la muerte. La muerte, o el entorno de muerte, contrasta con El como vida. Los caps.20 21 demuestran que El es la resurrección en medio de la vieja creación, la vida natural. La vieja creación, la vida natural, contrasta con El como resurrección, cuya realidad es el Espíritu. Puesto que El es la resurrección, solamente es hecho real para nosotros en el Espíritu. Por lo tanto, finalmente, El es el Espíritu en resurrección. El es Dios entre los hombres (caps.1 17), El es la vida en medio de la muerte (caps.18- 19), y El es el Espíritu en resurrección (caps.20 21).

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Recibid el Espíritu Santo. Esto comportó el ser llenos del Espíritu Santo para recibir poder, hasta que comenzase la normal relación con el Espíritu Santo en Pentecostés.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie