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Comentario de Hechos 1:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Hechos 1:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

A éstos también se presentó vivo, después de haber padecido, con muchas pruebas convincentes. Durante cuarenta días se hacía visible a ellos y les hablaba acerca del reino de Dios.

1:3 — a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, (convincentes, LBLA) — El tema central de la predicación de los apóstoles era la resurrección de Jesucristo. Era indispensable, pues, que ellos creyeran firmemente en este evento tan importante. Jesús tuvo que asegurarse de que sus apóstoles no se equivocarían ni se engañarían a sí mismos.

Al decir «pruebas indubitables»

— pruebas convincentes — Lucas se refiere a lo que los apóstoles vieron, lo que oyeron, lo que tocaron (1Jn 1:1-2), no solamente una vez, sino repetidas veces, durante cuarenta días. De otro modo ¿cómo podían ser testigos? 1:8; 2:32.

Los apóstoles no estaban predispuestos a creer. Al contrario, véanse Luc 24:11 (cuando las mujeres dieron nuevas de la resurrección de Jesús a los apóstoles, «a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían») y Mar 16:14 (después de su resurrección Jesús «les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado»).

Algunos suponen que los apóstoles fueron engañados debido a que reinaba gran expectación entre ellos por la resurrección de Jesús, pero estos textos revelan que ellos no esperaban la resurrección de Jesús.

Además, al recordar que los apóstoles estuvieron con Jesús durante todo su ministerio personal (más de tres años), sabemos que no podían equivocarse en cuanto a la identidad de Jesús.

Estos once testigos eran competentes, pues eran hombres honrados, y no lo vieron solamente una vez sino varias veces durante cuarenta días, en distintos lugares (en Galilea, en el camino a Emaús, en el monte de Olivos, etc.), y por último eran testigos oculares de su ascensión al cielo.

La resurrección de Jesús confirmó su Deidad, Rom 1:4, «fue declarado Hijo de Dios con poder… por la resurrección».

El «fue resucitado para nuestra justificación», Rom 4:25. «Si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe… somos hallados falsos testigos… aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres», 1Co 15:14-19.

La resurrección de Jesús fue confirmada por la naturaleza de la tumba : fue «un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno» (Jua 19:41). Había sepulcros familiares, por ejemplo, en cuevas, pero la sepultura de Jesús no fue así. No podía haber confusión en cuanto a la identidad del cuerpo de Jesús. Su sepulcro fue labrado en la peña (Mat 27:60); José de Arimatea tomó el cuerpo de Jesús «y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña». Si Jesús hubiera sido sepultado en una cueva, los enemigos habrían podido decir que sus discípulos habían sacado su cuerpo por alguna de las salidas de la cueva, pero en el sepulcro de José, labrado en la peña, no había tales salidas. José hizo «rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro» (Mat 27:60). Para evitar que el cuerpo fuera robado, los judíos «aseguraron el sepulcro, sellando la piedra» (Mat 27:66). Y, por último, pusieron «la guardia» (Mat 27:66).

Después, varias personas inspeccionaron el sepulcro el primer día de la semana y lo encontraron vacío, Jua 20:1-8; Jua 20:11. Entonces, ¿Cómo se puede explicar «el sepulcro vacío»? La verdad es la única explicación razonable: ¡Cristo resucitó!

— apareciéndoseles durante cuarenta días — De aquí en adelante apareció a sus discípulos y estuvo con ellos por cuarenta días. El apareció a varias personas. Apareció a María Magdalena el primer día de la semana. Mar 16:9, «Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena». (Véase también Jua 20:11 —). Apareció a otras mujeres, Mat 28:9-10. Apareció a Pedro solo, Luc 24:34; 1Co 15:5. Apareció a dos discípulos que iban a Emaús, Luc 24:15. Apareció a diez discípulos en Jerusalén (estuvo ausente Tomás), Luc 24:36-43; Jua 20:19-25. Apareció a los once apóstoles una semana después (estando presente Tomás), Jua 20:26-29; 1Co 15:5. Apareció a los siete junto al mar de Tiberias, Jua 20:1-23. Apareció a más de quinientos hermanos a la vez, 1Co 15:6. Apareció a Jacobo solo, 1Co 15:7. Apareció a los once apóstoles, 1Co 15:7; Luc 24:44-49; Hch 1:3-8.

Por lo tanto, la evidencia para confirmar la resurrección de Jesús es amplia e innegable . «Se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días».

La palabra «apareciendo» se traduce «siendo visto» en la Versión Moderna. Les habló, Jua 20:14-16, etc. «Palparon nuestras manos», 1Jn 1:1; Jua 20:26-29. Le palparon para ver que en verdad El tenía cuerpo de carne y sangre (Luc 24:39, «Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo»). Comieron y bebieron con El, Hch 10:41. Durante cuarenta días podían verle, palparle, conversar con El, expresar dudas, reflexionar y considerar las «pruebas indubitables».

— y hablándoles acerca del reino de Dios» — Jesús siguió instruyendo a sus discípulos . No hay registro de las palabras que el Señor les habló pero tenemos la plena seguridad de que los libros del Nuevo Testamento contienen no solamente la enseñanza pronunciada por Jesús durante aquellos cuarenta días, sino también «toda la verdad» acerca del reino (Jua 16:13).

Juan el bautista, Jesús y los apóstoles habían dicho: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado» (Mat 3:2; Mat 4:17; Mat 10:7). Las expresiones «el reino de Dios» y «el reino de los cielos» se usan indistintamente. Jesús había descrito el carácter de los habitantes del reino de los cielos (Mat 5:3-10 y todo el sermón del monte; 18:3). Jesús habló varias parábolas para explicar la naturaleza de su reino (Mat 13:1-58; Mat 18:23; Mat 20:1; Mat 22:2; Mat 25:1; Mat 25:14; Jua 18:36). Sin embargo, durante el ministerio personal de Jesús los discípulos no podían comprender la naturaleza verdadera del reino debido a sus conceptos materialistas.

Pero ahora seguramente sus ideas de un reino terrenal fueron grandemente modificadas, porque ya entendían que el Mesías no vino para conquistar los ejércitos de Roma sino para sufrir y morir por nosotros. Durante los cuarenta días Jesús siguió hablándoles acerca del reino de Dios y, sin lugar a dudas, ellos habían entendido mucho mejor la naturaleza del reino. Entonces cuando vino el Espíritu Santo les recordó la enseñanza de Jesús (Jua 14:26), y les guió a toda la verdad. De esa manera se corrigió cualquier malentendido que hubieran tenido los apóstoles en cuanto al reino.

¿Cuándo vino el reino? Jesús había indicado claramente cuándo sería establecido su reino. Juan el bautista y Jesús anunciaron que el reino se había acercado (Mat 3:2), y Jesús dijo, «Hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder», Mar 9:1. José de Arimatea «esperaba el reino de Dios», Luc 23:51. Después de su resurrección, Jesús dijo a los apóstoles, «quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto», Luc 24:49. Inmediatamente antes de ascender al cielo, Jesús dijo a los apóstoles, «seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días… recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo», Hch 1:5; Hch 1:8. Esta promesa se cumplió el día de Pentecostés, Hch 2:1-4. El reino iba a venir con poder; los apóstoles iban a recibir poder; lo recibieron cuando el Espíritu Santo vino sobre ellos. Por lo tanto, el reino vino cuando el poder (el Espíritu Santo) vino en el día de Pentecostés.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

se presentó vivo. Hch 13:31; Mat 28:9, Mat 28:16; Mar 16:10-14; Luc 24:1-53; Jua 20:1-31; Jua 21:1-25; 1Co 15:5-7; 1Jn 1:1.

por cuarenta días. Deu 9:9, Deu 9:18; 1Re 19:8; Mat 4:2.

hablándoles del reino de Dios. Hch 28:31; Dan 2:44, Dan 2:45; Mat 3:2; Mat 21:43; Luc 17:20, Luc 17:21; Luc 24:44-49; Rom 14:17; Col 1:13; 1Ts 2:12.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

SE PRESENTÓ. Véase Mat 28:9, nota sobre las apariciones de Cristo después de su resurrección.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

se presentó vivo con muchas pruebas indubitables. Cp. Jua 20:30; 1Co 15:5-8. Para dar confianza a los apóstoles en la presentación de su mensaje, Jesús entró de manera sobrenatural a un recinto cerrado (Jua 20:19), mostró sus heridas de la crucifixión (Luc 24:39), y comió y bebió con los discípulos (Luc 24:41-43). cuarenta días. El período de tiempo entre la resurrección de Jesús y su ascensión en el que hizo apariciones periódicas a los apóstoles y a otras personas (1Co 15:5-8), uno de cuyos propósitos fue suministrar evidencias convincentes de su resurrección. reino de Dios. Cp.. Hch 8:12; Hch 14:22; Hch 19:8; Hch 20:25; Hch 28:23; Hch 28:31. Aquí esta expresión se refiere a la esfera de la salvación, el señorío divino sobre el corazón de cada uno de los creyentes por la gracia (vea las notas sobre 1Co 6:9; Efe 5:5; cp. Hch 17:7; Col 1:13-14; Apo 11:15; Apo 12:10). Este fue el tema dominante durante el ministerio terrenal de Cristo (cp. Mat 4:23; Mat 9:35; Mar 1:15; Luc 4:43; Luc 9:2; Jua 3:3-21).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1:3 — a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, (convincentes, LBLA) — El tema central de la predicación de los apóstoles era la resurrección de Jesucristo. Era indispensable, pues, que ellos creyeran firmemente en este evento tan importante. Jesús tuvo que asegurarse de que sus apóstoles no se equivocarían ni se engañarían a sí mismos.
Al decir «pruebas indubitables» — pruebas convincentes — Lucas se refiere a lo que los apóstoles vieron, lo que oyeron, lo que tocaron (1Jn 1:1-2), no solamente una vez, sino repetidas veces, durante cuarenta días. De otro modo ¿cómo podían ser testigos? 1:8; 2:32.
Los apóstoles no estaban predispuestos a creer. Al contrario, véanse Luc 24:11 (cuando las mujeres dieron nuevas de la resurrección de Jesús a los apóstoles, «a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían») y Mar 16:14 (después de su resurrección Jesús «les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado»).
Algunos suponen que los apóstoles fueron engañados debido a que reinaba gran expectación entre ellos por la resurrección de Jesús, pero estos textos revelan que ellos no esperaban la resurrección de Jesús.
Además, al recordar que los apóstoles estuvieron con Jesús durante todo su ministerio personal (más de tres años), sabemos que no podían equivocarse en cuanto a la identidad de Jesús.
Estos once testigos eran competentes, pues eran hombres honrados, y no lo vieron solamente una vez sino varias veces durante cuarenta días, en distintos lugares (en Galilea, en el camino a Emaús, en el monte de Olivos, etc.), y por último eran testigos oculares de su ascensión al cielo.
La resurrección de Jesús confirmó su Deidad, Rom 1:4, «fue declarado Hijo de Dios con poder… por la resurrección».
El «fue resucitado para nuestra justificación», Rom 4:25. «Si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe… somos hallados falsos testigos… aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres», 1Co 15:14-19.
La resurrección de Jesús fue confirmada por la naturaleza de la tumba : fue «un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno» (Jua 19:41). Había sepulcros familiares, por ejemplo, en cuevas, pero la sepultura de Jesús no fue así. No podía haber confusión en cuanto a la identidad del cuerpo de Jesús. Su sepulcro fue labrado en la peña (Mat 27:60); José de Arimatea tomó el cuerpo de Jesús «y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña». Si Jesús hubiera sido sepultado en una cueva, los enemigos habrían podido decir que sus discípulos habían sacado su cuerpo por alguna de las salidas de la cueva, pero en el sepulcro de José, labrado en la peña, no había tales salidas. José hizo «rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro» (Mat 27:60). Para evitar que el cuerpo fuera robado, los judíos «aseguraron el sepulcro, sellando la piedra» (Mat 27:66). Y, por último, pusieron «la guardia» (Mat 27:66).
Después, varias personas inspeccionaron el sepulcro el primer día de la semana y lo encontraron vacío, Jua 20:1-8; Jua 20:11. Entonces, ¿Cómo se puede explicar «el sepulcro vacío»? La verdad es la única explicación razonable: ¡Cristo resucitó!
— apareciéndoseles durante cuarenta días — De aquí en adelante apareció a sus discípulos y estuvo con ellos por cuarenta días. El apareció a varias personas. Apareció a María Magdalena el primer día de la semana. Mar 16:9, «Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena». (Véase también Jua 20:11 -). Apareció a otras mujeres, Mat 28:9-10. Apareció a Pedro solo, Luc 24:34; 1Co 15:5. Apareció a dos discípulos que iban a Emaús, Luc 24:15. Apareció a diez discípulos en Jerusalén (estuvo ausente Tomás), Luc 24:36-43; Jua 20:19-25. Apareció a los once apóstoles una semana después (estando presente Tomás), Jua 20:26-29; 1Co 15:5. Apareció a los siete junto al mar de Tiberias, Jua 20:1-23. Apareció a más de quinientos hermanos a la vez, 1Co 15:6. Apareció a Jacobo solo, 1Co 15:7. Apareció a los once apóstoles, 1Co 15:7; Luc 24:44-49; Hch 1:3-8.
Por lo tanto, la evidencia para confirmar la resurrección de Jesús es amplia e innegable . «Se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días».
La palabra «apareciendo» se traduce «siendo visto» en la Versión Moderna. Les habló, Jua 20:14-16, etc. «Palparon nuestras manos», 1Jn 1:1; Jua 20:26-29. Le palparon para ver que en verdad El tenía cuerpo de carne y sangre (Luc 24:39, «Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo»). Comieron y bebieron con El, Hch 10:41. Durante cuarenta días podían verle, palparle, conversar con El, expresar dudas, reflexionar y considerar las «pruebas indubitables».
— y hablándoles acerca del reino de Dios» — Jesús siguió instruyendo a sus discípulos . No hay registro de las palabras que el Señor les habló pero tenemos la plena seguridad de que los libros del Nuevo Testamento contienen no solamente la enseñanza pronunciada por Jesús durante aquellos cuarenta días, sino también «toda la verdad» acerca del reino (Jua 16:13).
Juan el bautista, Jesús y los apóstoles habían dicho: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado» (Mat 3:2; Mat 4:17; Mat 10:7). Las expresiones «el reino de Dios» y «el reino de los cielos» se usan indistintamente. Jesús había descrito el carácter de los habitantes del reino de los cielos (Mat 5:3-10 y todo el sermón del monte; 18:3). Jesús habló varias parábolas para explicar la naturaleza de su reino (Mat 13:1-58; Mat 18:23; Mat 20:1; Mat 22:2; Mat 25:1; Mat 25:14; Jua 18:36). Sin embargo, durante el ministerio personal de Jesús los discípulos no podían comprender la naturaleza verdadera del reino debido a sus conceptos materialistas.
Pero ahora seguramente sus ideas de un reino terrenal fueron grandemente modificadas, porque ya entendían que el Mesías no vino para conquistar los ejércitos de Roma sino para sufrir y morir por nosotros. Durante los cuarenta días Jesús siguió hablándoles acerca del reino de Dios y, sin lugar a dudas, ellos habían entendido mucho mejor la naturaleza del reino. Entonces cuando vino el Espíritu Santo les recordó la enseñanza de Jesús (Jua 14:26), y les guió a toda la verdad. De esa manera se corrigió cualquier malentendido que hubieran tenido los apóstoles en cuanto al reino.
¿Cuándo vino el reino? Jesús había indicado claramente cuándo sería establecido su reino. Juan el bautista y Jesús anunciaron que el reino se había acercado (Mat 3:2), y Jesús dijo, «Hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder», Mar 9:1. José de Arimatea «esperaba el reino de Dios», Luc 23:51. Después de su resurrección, Jesús dijo a los apóstoles, «quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto», Luc 24:49. Inmediatamente antes de ascender al cielo, Jesús dijo a los apóstoles, «seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días… recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo», Hch 1:5; Hch 1:8. Esta promesa se cumplió el día de Pentecostés, Hch 2:1-4. El reino iba a venir con poder; los apóstoles iban a recibir poder; lo recibieron cuando el Espíritu Santo vino sobre ellos. Por lo tanto, el reino vino cuando el poder (el Espíritu Santo) vino en el día de Pentecostés.

Fuente: Notas Reeves-Partain

REFERENCIAS CRUZADAS

e 4 Mat 28:9; Jua 20:19; 1Co 15:6

f 5 Luc 24:27

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

muchas pruebas convincentes. Las apariciones de Cristo citadas en el N.T. fueron evidencias visibles de la resurrección del Señor (Lc. 24:39; Jn 20:1– 29).

cuarenta días. Referencia al período de tiempo entre la resurrección y la ascensión de Jesús.

reino de Dios. Véase coment. en Mateo 12:28.

Fuente: La Biblia de las Américas

3 (1) Se presentó vivo para adiestrar a los discípulos a que vivieran en la presencia invisible del Señor y la disfrutaran. Véase la nota 26 (3) de Jn 20.

3 (2) El Cristo resucitado moraba en los discípulos ya que se había impartido como Espíritu al soplar en ellos el día de Su resurrección ( Jua_20:22). Su aparición no significa que los hubiera dejado; simplemente significa que hizo visible Su presencia, enseñándoles así a comprender y disfrutar siempre Su presencia invisible.

3 (3) Cuarenta días es un período de aflicción y prueba (véase la nota 2 (1) de Mt 4).

3 (4) Esto demuestra que el reino de Dios sería el tema principal de la predicación de los apóstoles en la comisión que recibirían después de Pentecostés (8:12; 14:22; 19:8; 20:25; 28:23,31). No es un reino material visible al hombre, sino un reino constituido de la vida divina. Es la extensión de Cristo como vida a Sus creyentes para formar un dominio en el cual Dios gobierna con Su vida. Véanse las notas 15 (1) de Mr 1, 26 (1) de Mr 4, y 43 (2) de Lc 4.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

cuarenta días. La única referencia al tiempo del ministerio de Cristo en la tierra entre Su resurrección y Su ascensión.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

M56 Διά con el genitivo se usa aquí en una expresión de tiempo. Διʼ ἡμερῶν τεσσεράκοντα ὀπτανόμενος a menudo (siguiendo a Crisóstomo) se toma con el siguiente significado: apareciendo a intervalos durante cuarenta días (comp. T267); pero la idea a intervalos no se deriva de las palabras, sino de conocimiento de las tradiciones.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., quienes

O, mediante

Fuente: La Biblia de las Américas