Comentario de Romanos 8:9 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Sin embargo, vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

8:9

— “no vivís según la carne” (“no estáis en la carne” — versión antigua, y el texto griego) significa no vivir la vida de pecador. En este contexto la frase “no estar en la carne” seguramente no significa estar físicamente muerto. Hay vivos (físicamente hablando) que “están en la carne,” y quienes “no están en la carne.”

— “sino según el Espíritu” (“sino en el espíritu” — versión antigua, y el texto griego) significa vivir la vida de cristiano. El contraste, “no en la carne, sino en el espíritu,” indica que se hace referencia al espíritu humano.

— “el Espíritu de Dios mora…” Mora en el cristiano que anda conforme al espíritu. Se llama también el “Espíritu de Cristo.” El Espíritu de Dios, o de Cristo, mora en el cristiano porque anda espiritualmente y no carnalmente.

Esta morada no es nada milagrosa, separada de instrucción por la palabra escrita de Dios. No es ninguna “gracia irresistible.” El verbo griego, aquí traducida “morar,” se encuentra en 1Co 7:12-13, “vivir,” o “habitar” (según otras versiones buenas). Los esposos habitan o moran juntamente. Se encuentra también en Rom 7:18; Rom 7:20 con respecto a morar el pecado y el bien. Hay morada de algo si hay dirección, guía, gobierno o control de parte él. Compárese Jua 15:5; Jua 15:7; Jua 15:9-10. El Espíritu Santo guía y controla por medio de su palabra revelada (Efe 5:18, “llenos del Espíritu” equivale a Col 3:16, “la palabra de Cristo more en vosotros.”). El Espíritu Santo controla a la persona por la palabra (mensaje) que ha revelado (2Ti 3:15-17). Habita en esa persona de día en día (como en una casa), y siendo guiada la persona así, deja que el Espíritu Santo more en ella.

— “Y si alguno … no es de él.” Cristo va a volver por los suyos (Jua 14:3) y los que no dejan que el Espíritu Santo more en ellos ¡no son de él!

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

mas vosotros no vivís según la carne. Rom 8:2; Eze 11:19; Eze 36:26, Eze 36:27; Jua 3:6.

si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Rom 8:11; Luc 11:13; 1Co 3:16; 1Co 6:19; 2Co 6:16; Gál 4:6; Efe 1:13, Efe 1:17, Efe 1:18; Efe 2:22; 2Ti 1:14; 1Jn 3:24; 1Jn 4:4; Jud 1:19-21.

si alguno no tiene el Espíritu de Cristo. Jua 3:34; Gál 4:6; Flp 1:19; 1Pe 1:11.

no es de él. Jua 17:9, Jua 17:10; 1Co 3:21-23; 1Co 15:23; 2Co 10:7; Gál 5:24; Apo 13:8; Apo 20:15.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Los cristianos ya no viven según la carne, bajo el control de su pecaminosa naturaleza humana. En cambio, el Espíritu vive con ellos, les da poder, y pueden vivir de una manera que agrade a Dios.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

SI ES QUE EL ESPÍRITU DE DIOS MORA EN VOSOTROS. Desde el momento en que acepta a Jesucristo como Señor y Salvador, todo creyente tiene al Espíritu Santo viviendo en él (cf. 1Co 3:16; 1Co 6:19-20; Efe 1:13-14; véase el ARTÍCULO LA DOCTRINA DEL ESPÍRITU SANTO, P. 1518. [Hch 5:3-4]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

mora. Se refiere a estar en casa propia. El Espíritu de Dios establece su morada en cada persona que confía en Jesucristo. Cp. 1Co 6:19-20; 1Co 12:13. Si no existe evidencia alguna de su presencia por el fruto que Él produce (Gál 5:22-23), una persona no tiene derecho de declarar a Cristo como su Salvador y Señor.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

8:9– “no vivís según la carne” (“no estáis en la carne” — versión antigua, y el texto griego) significa no vivir la vida de pecador. En este contexto la frase “no estar en la carne” seguramente no significa estar físicamente muerto. Hay vivos (físicamente hablando) que “están en la carne,” y quienes “no están en la carne.”
–“sino según el Espíritu” (“sino en el espíritu” — versión antigua, y el texto griego) significa vivir la vida de cristiano. El contraste, “no en la carne, sino en el espíritu,” indica que se hace referencia al espíritu humano.
–“el Espíritu de Dios mora…” Mora en el cristiano que anda conforme al espíritu. Se llama también el “Espíritu de Cristo.” El Espíritu de Dios, o de Cristo, mora en el cristiano porque anda espiritualmente y no carnalmente.
Esta morada no es nada milagrosa, separada de instrucción por la palabra escrita de Dios. No es ninguna “gracia irresistible.” El verbo griego, aquí traducida “morar,” se encuentra en 1Co 7:12-13, “vivir,” o “habitar” (según otras versiones buenas). Los esposos habitan o moran juntamente. Se encuentra también en Rom 7:18; Rom 7:20 con respecto a morar el pecado y el bien. Hay morada de algo si hay dirección, guía, gobierno o control de parte él. Compárese Jua 15:5; Jua 15:7; Jua 15:9-10. El Espíritu Santo guía y controla por medio de su palabra revelada (Efe 5:18, “llenos del Espíritu” equivale a Col 3:16, “la palabra de Cristo more en vosotros.”). El Espíritu Santo controla a la persona por la palabra (mensaje) que ha revelado (2Ti 3:15-17). Habita en esa persona de día en día (como en una casa), y siendo guiada la persona así, deja que el Espíritu Santo more en ella.
–“Y si alguno … no es de él.” Cristo va a volver por los suyos (Jua 14:3) y los que no dejan que el Espíritu Santo more en ellos ¡no son de él!

Fuente: Notas Reeves-Partain

— ya que: También podría traducirse: si verdaderamente. En cuanto a la contraposición: Espíritu-apetitos desordenados (carne), ver nota a Rom 7:5.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

1Co 3:16.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

t 478 Gál 5:25

u 479 1Co 3:16

v 480 Gál 4:6

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

no…en la carne sino en el Espíritu. Esto no niega la naturaleza pecaminosa (7:14– 25), sino que el creyente, al ser regenerado, el Espíritu lo inclina a seguir la dirección que El le indica.

el Espíritu de Dios habita en vosotros. El Espíritu reside en el creyente en virtud de su fe en Cristo.

Espíritu de Cristo. Es decir, el Espíritu Santo (cp. 1 P 1:11).

Fuente: La Biblia de las Américas

9 (1) Este capítulo nos revela cómo el Dios Triuno el Padre, (v.15), el Hijo (vs.3,29,32). y el Espíritu (vs.9,11,13-14,16,23,26) se dispensa a Sí mismo como vida (vs.2,6,10,11) en nosotros, hombres tripartitos de espíritu, alma y cuerpo para hacernos Sus hijos (vs. 14-15,19,23,29,17) a fin de constituir el Cuerpo de Cristo (12:4-5).

9 (2) Es decir, hace Su hogar, reside (cfr. Efe_3:17). Si permitimos que el Espíritu del Dios Triuno haga Su hogar en nosotros, es decir, que se establezca en nosotros con el espacio suficiente, entonces en nuestra experiencia estamos en el espíritu y ya no estamos en la carne. Si tal es el caso, el Dios Triuno como el Espíritu podrá difundirse desde nuestro espíritu (v.10) a nuestra, alma, representada por nuestra mente (v.6), e incluso con el tiempo dará vida a nuestro cuerpo mortal (v.11).

9 (3) Esto muestra que el hecho de que seamos de Cristo depende de Su Espíritu. Si el Espíritu de Cristo no existiera o si Cristo no fuera el Espíritu, no tendríamos manera de unirnos a El ni de pertenecer a El. Sin embargo, el hecho es que Cristo es el Espíritu ( 2Co_3:17), está en nuestro espíritu ( 2Ti_4:22) y es un solo espíritu con nosotros ( 1Co_6:17).

9 (4) El Espíritu de Dios y el Espíritu de Cristo no son dos Espíritus, sino uno solo. Pablo usó estos títulos de modo intercambiable, indicando que el Espíritu de vida que mora en nosotros (v. 2) es el Espíritu todo-inclusivo y vivificante del Dios Triuno en Su totalidad. Dios, el Espíritu y Cristo, los tres de la Deidad, son mencionados en este versículo. No obstante, no son tres los que están en nosotros, sino uno solo, el Espíritu triuno del Dios Triuno ( Jua_4:24 ; 2Co_3:17 ; Rom_8:11). El título «el Espíritu de Dios» da a entender que este Espíritu es el Espíritu de Aquel que era desde la eternidad pasada, quien creó el universo y quien es el origen de todas las cosas. El título «el Espíritu de Cristo» implica que este Espíritu contiene la realidad de Cristo, el Encarnado. Este Cristo llevó a cabo todo lo necesario para realizar el plan de Dios. El consta no sólo de divinidad, la cual poseía desde la eternidad, sino también de humanidad, la cual obtuvo mediante la encarnación. También incluye el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. Este es el Espíritu de Cristo en resurrección, es decir, el propio Cristo que mora en nuestro espíritu (v.10) para impartirse a Sí mismo, la corporificación del Dios Triuno procesado, en nosotros, como la vida de resurrección y el poder de ésta, para acabar con la muerte que está en nuestra naturaleza (v.2). De esta manera, hoy en día podemos vivir en la resurrección de Cristo, en Cristo mismo, al vivir en el espíritu mezclado.

9 (5) Se refiere al origen y posición inmutables, y no a la condición y experiencia variables. Nosotros tenemos el Espíritu de Cristo según el origen, el nuevo nacimiento; por tanto, somos de Cristo y pertenecemos a El. Sin embargo, en nuestra experiencia y condición espiritual en la actualidad, no es suficiente que seamos de El; también necesitamos estar en El.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

si es que. I.e., puesto que. No hay duda en la afirmación de Pablo: los que pertenecen a Cristo tienen el Espíritu Santo.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

por cuanto… → §106.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R1186 Note el uso adversativo de δέ en los vv. 9 y sigs. (pero).

M38 En el griego del N.T. no existe el adjetivo posesivo en la tercera persona del singular. Así que el pronombre genitivo puede aparecer solo: οὐκ ἔστιν αὐτου significa: este no es de él.

TGr119 La unión mística con Cristo, que se describe con las palabras ἐν Χριστῷ, se explica en términos complementarios como el hecho de que Cristo o el Espíritu Santo moran en el creyente. Esta es una morada recíproca: Ustedes no están en la carne, sino en el Espíritu, si el Espíritu de Dios mora en ustedes. La idea de morada mutua es lo suficientemente real para aquellos que realmente viven dentro de esta nueva esfera de existencia espiritual.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

g §106.

Fuente: La Biblia Textual III Edición