Comentario de Romanos 10:14 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
10:14 — La respuesta a todas estas preguntas (en los versículo 14,15) es que “no pueden.” Pero Dios ha hecho su parte en la redención del hombre, enviando vasos de barro (2Co 4:7) a predicar el evangelio a las naciones (Mat 28:19-20; 1Co 1:21). Ahora le toca al hombre oír, creer y obedecer (invocar). Esto lo ilustra Hch 18:8. Considérense los varios casos de conversión en el libro Hechos. El judío estaba perdido porque no había hecho su parte. — “Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?” Uno no puede invocar a aquel en el cual no ha creído. Pero el versículo 16 dice “mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?” De esto es evidente que invocar es obedecer.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
y cómo creerán. 1Re 8:41-43; Jon 1:5, Jon 1:9-11, Jon 1:16; Jon 3:5-9; Heb 11:6; Stg 5:15.
y cómo oirán. Rom 1:5; Rom 16:25, Rom 16:26; Mar 16:15, Mar 16:16; Luc 24:46, Luc 24:47; Jua 20:31; Hch 19:2; Hch 26:17, Hch 26:18; 2Ti 4:17; Tit 1:3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Si la salvación es posible para todos, Dios debe mandar predicadores para que los hombres puedan oír, para que crean e invoquen.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
El punto principal de Pablo en esta serie de preguntas retóricas es que una presentación clara del mensaje del evangelio debe preceder la verdadera fe que salva. La fe verdadera siempre tiene contenido y ese contenido es la Palabra revelada de Dios. La salvación viene a aquellos que escuchan y creen los hechos del evangelio.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
10:14– La respuesta a todas estas preguntas (en los versículo 14,15) es que “no pueden.” Pero Dios ha hecho su parte en la redención del hombre, enviando vasos de barro (2Co 4:7) a predicar el evangelio a las naciones (Mat 28:19-20; 1Co 1:21). Ahora le toca al hombre oír, creer y obedecer (invocar). Esto lo ilustra Hch 18:8. Considérense los varios casos de conversión en el libro Hechos. El judío estaba perdido porque no había hecho su parte.
–“Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?” Uno no puede invocar a aquel en el cual no ha creído. Pero el versículo 16 dice “mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?” De esto es evidente que invocar es obedecer.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL FINAL DE LAS EXCUSAS
Romanos 10:14-21
Pero, ¿cómo van a invocar a Uno en Quien no han creído? ¿Ycómo van a creer en Uno del Que ni siquiera han oído hablar? ¿Y cómo van a oír si no hay nadie que les proclame las Buenas Nuevas? ¿Y cómo va a proclamar nadie las Buenas Nuevas a menos que Dios le envíe? Pero todo esto es exactamente lo que ha sucedido, como está escrito: «¡Cuán hermosos son los pies de los que traen buenas noticias de cosas buenas!» Pero no todos han hecho caso de la Buena Nueva. Eso es verdad, porque Isaías dice: «Señor, ¿quién ha creído lo que ha oído de nosotros?» Así que la fe viene por el oír, y el oír viene de la Palabra que viene de Cristo y que habla de Él. Pero, suponed que yo todavía digo: «¿Será que todavía no han oído?» ¡Claro que han oído! «La voz de ellos ha salido por toda la Tierra, y sus palabras han llegado hasta el fin del mundo habitado.» Bien; entonces, suponed que digo: «¿Será que Israel no lo ha entendido?» Primero, Moisés dice: «Os haré tener celos de una nación que no es nación. Haré que os dé rabia de una nación que no tiene entendimiento.» Y más adelante se atreve a decir Isaías: «Me encontraron los que no Me buscaban. Me manifesté a los que no preguntaban por Mí.» Y, en cuanto a Israel, dice: «Me paso todo el día con los brazos abiertos, invitando a un pueblo que es desobediente y opuesto.»
Todos los intérpretes están de acuerdo en que éste es uno de los pasajes más difíciles y oscuros en la Carta a los Romanos. Nos produce la impresión de que lo que tenemos aquí no es una exposición completa sino un resumen. Tiene un estilo telegráfico. Puede ser que sean las notas de una predicación que Pablo tenía costumbre de dirigir a los judíos para convencerlos de su error.
En reglas generales se podría presentar así: En el pasaje anterior Pablo ha dicho que el acceso a Dios no depende de las obras ni del legalismo, sino de la fe y la confianza. La objeción es: » Pero, ¿qué pasa si los judíos nunca lo han oído?» Pablo se ocupa ahora de esa objeción de varias maneras, reforzando su argumento con citas de la Escritura. Vamos a tomar ahora las objeciones y los textos bíblicos que las contestan uno a uno.
(i) La primera objeción es: » Nadie puede invocar a Dios a menos que crea en El. Ni tampoco creer en Él a menos que haya oído hablar de Él. Ni tampoco oír nada acerca de El si no hay quien le anuncie la Buena Nueva. Y nadie puede pregonar la Buena Nueva a menos que Dios le envíe.» Pablo resuelve esa objeción citando Isa 52:7 . En ese pasaje el profeta expresa la bienvenida que se les da a los que traen buenas noticias de cosas buenas; así es que la primera respuesta de Pablo es: » No puedes decir que no ha habido mensajeros; porque Isaías los describe en este pasaje, e Isaías vivió hace mucho tiempo.»
(ii) La segunda objeción es: «Pero, el hecho es que Israel no hizo caso de la Buena Noticia, aunque tu argumento fuera cierto. ¿Qué dices tú a eso?» Y Pablo contesta: » Era normal esperar que Israel no creyera, porque hace mucho tiempo Isaías se sintió movido a decir desesperadamente: «Señor, ¿quién ha creído lo que hemos oído?» (Isa 53:1 ). Es verdad que Israel no aceptó la Buena Noticia de Dios, y al rechazarla repitieron su historia.
(iii) La tercera objeción es una nueva formulación de la primera: «Pero, ¿qué si yo insisto en que nunca tuvieron oportunidad de oír?» Esta vez Pablo cita el Sal 19:4 : «La voz de ellos ha recorrido toda la Tierra, y sus palabras han llegado al fin del mundo»; lo cual es tanto como decir: «No puedes decir que Israel nunca tuvo oportunidad de oír, porque la Escritura dice claramente que el mensaje de Dios ha llegado a todo el mundo.»
(iv) La cuarta objeción es: «Pero, ¿qué si Israel no se enteró?» Aparentemente quería decir: «¿Qué si el mensaje era tan difícil de entender que, aunque Israel lo oyó, no pudo entender su significado?» Aquí es donde el pasaje se hace verdaderamente difícil. Pablo responde: » Israel puede que no se enterara; pero los gentiles sí: comprendieron perfectamente el sentido del ofrecimiento cuando les llegó, aunque no lo buscaban ni esperaban.» Para probarlo, Pablo cita dos pasajes. Uno es de Dt 65:1 , en el que Dios dice que, por la desobediencia y rebeldía de Israel, transferirá Su favor a otro pueblo, e Israel se verá en la situación de tener celos de una gente que no son ni siquiera nación. Y el segundo pasaje es de Isa 65:1 , donde Dios dice que, inexplicablemente, Le ha encontrado un pueblo que ni siquiera Le estaba buscando.
Por último, Pablo insiste en que, a lo largo de toda su historia, Dios ha estado apelando a Israel con Sus brazos extendidos, e Israel siempre ha sido desobediente y perverso.
Un pasaje así puede resultarnos extraño y poco convincente; y puede parecernos que Pablo cita algunos de los textos fuera de contexto y con un sentido que no era el original. Sin embargo tenemos que reconocer que esa era la manera característica de los rabinos, de los cuales Pablo había sido uno; y que resultaría totalmente aceptable y convincente para sus objetores judíos. Lo que no se puede negar es que hay algo en este pasaje que es de permanente valor. Fluye por él la convicción de que hay ciertas clases de ignorancia que no se pueden excusar.
(i) Existe una ignorancia que viene del desprecio del conocimiento. Hay una máxima legal que dice que la ignorancia genuina puede ser una defensa; pero el no darle ninguna importancia al conocimiento, no. No se le puede echar en cara a una persona el que no sepa lo que no tuvo oportunidad de aprender; pero sí el no saber por haber desaprovechado las oportunidades que se le brindaron. Por ejemplo: si una persona firma un contrato sin haber leído las condiciones, no puede luego quejarse de que sean distintas de las que se imaginó. Si dejamos de prepararnos adecuadamente para una tarea cuando se nos han dado todas las facilidades, no tenemos disculpa. Uno es responsable por no saber lo que podía y debía haber sabido.
(ii) Hay una ignorancia que viene de una falta de visión voluntaria. Los seres humanos tenemos una capacidad ilimitada y fatal para cerrarnos a lo que no queremos saber. «No hay peor sordo que el que no quiere oír.» Puede que sepamos que cierto hábito, o indulgencia, o negligencia, o amistad, o relación, va a traernos consecuencias desastrosas; pero muchas veces nos negamos a reconocerlo y obrar en consecuencia. El hacernos los sordos puede que sea una virtud en algunos casos; pero en otros es la mayor estupidez.
(iii) Hay una ignorancia que es en esencia pura falsedad. Lo que ignoramos o dudamos es menos de lo que a veces pretendemos. Son pocas las veces que tenemos derecho a decir: «No sabía que esto iba a acabar así.» Dios nos ha dado la conciencia y la dirección del Espíritu Santo; y muchas veces alegamos ignorancia cuando, si fuéramos honrados, tendríamos que reconocer que, en nuestro fuero interno, sabíamos la verdad.
Hay algo más que queda por decir sobre este pasaje. En el argumento, hasta donde hemos llegado, se presenta una paradoja. En toda esta sección Pablo ha estado insistiendo en la responsabilidad personal de los judíos. Tenían que haber sabido lo que hacían; no les faltaron oportunidades; pero rechazaron la llamada de Dios. Ahora empezaba el argumento diciendo que todo es cosa de Dios, y que los hombres no somos más que como la arcilla en manos del alfarero. Ha puesto las cosas de dos maneras: todo es cosa de Dios, y todo es responsabilidad humana. Pablo no intenta resolver el dilema; y el hecho es que no tiene solución: es el dilema de la experiencia humana. Sabemos que Dios está en todo; y, sin embargo, al mismo tiempo, sabemos que tenemos libertad para aceptar o rechazar lo que Dios nos ofrece. Es la paradoja de la situación humana que Dios está en control de todo y que la voluntad humana es libre.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Israel no tiene excusa. En 9:30-10:13 Pablo ha demostrado que el fracaso de Israel en alcanzar la salvación debe atribuirse a su fracaso en creer y no al fracaso de la palabra de Dios (9:6a). Pablo ahora elimina toda posible excusa que Israel pudiera tener para su fracaso en creer al asegurar que el evangelio ha sido verdaderamente “acercado” a Israel (cf. v. 8). Las condiciones para creer en el evangelio y encontrar salvación han sido cumplidas (14, 15, 17, 18). La falla, entonces, es de Israel por negarse a ser obediente al evangelio (16) y por no comprender el AT mismo, que profetizaba lo que Dios ahora ha hecho en el evangelio (19-21).
En los vv. 14-15a, Pablo utiliza una serie de preguntas para dejar establecida la serie de condiciones que deben cumplirse para que las personas “invoquen el nombre del Señor” (13): deben enviarse mensajeros, debe predicarse el mensaje, las personas deben oír el mensaje y el oír debe estar acompañado de fe. Entonces, Pablo cita Isa. 52:7: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de las cosas buenas!, a fin de subrayar la importancia del envío de los predicadores, y también para pasar a concentrarse específicamente en el evangelio. Con respecto al v. 16 Pablo deja en claro que la condición que no se ha cumplido en esta cadena es la responsabilidad de quienes escuchan a los que predican las buenas nuevas de responder en obediencia y fe. Aunque en el gr. sólo dice ou pantes, “no todos”, Pablo está pensando ahora específicamente en los israelitas. Vuelve a citar Isa. (53:1) para dejar una confirmación profética del fracaso de Israel en responder al mensaje (cf. también Juan 12:38).
El v. 17 comienza un nuevo párrafo. Tomando el vocabulario de la cita de Isa. 53:1, Pablo reitera la conexión entre la fe y el escuchar el mensaje (ver v. 14), e identifica este mensaje con la palabra de Cristo, es decir, “la palabra que proclama a Cristo”, el evangelio (cf. vv. 15, 16). Lo que Pablo desea hacer en los vv. 18-20 es mostrar que Israel verdaderamente ha “escuchado” la palabra de Cristo y ha “comprendido” el plan de salvación de Dios tal como fue desarrollado por medio de la predicación del evangelio. Pablo probablemente cita el Sal. 19:4 (v. 18b) no como profecía sobre la predicación del evangelio, sino simplemente para utilizar su lenguaje para afirmar la proclamación extendida del evangelio a los judíos por todo el mundo mediterráneo. Es quizá la referencia a “los confines del mundo” en esta cita la que lleva a Pablo a reflexionar, en los vv. 19, 20, sobre lo que era para los judíos una “piedra de tropiezo” clave para que aceptaran el evangelio: la inclusión de los gentiles en la iglesia. Pablo demuestra tanto a partir de Moisés (Deut. 32:21) como de Isaías (65:1) que Dios había planeado todo el tiempo incluir a los gentiles en su plan definitivo de salvación, y hacerlos pueblo suyo (cf. 9:24-26). Continuando su cita de Isaías (65:2), Pablo concluye esta sección de su argumentación recordándoles a sus lectores dos hechos que son clave: Dios ha estado constantemente extendiendo la palabra de su gracia, el evangelio, a los judíos; pero ellos, por su parte, han sido en gran medida un pueblo desobediente y rebelde.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
b 642 Heb 11:6
c 643 Luc 19:40
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
14 super (1) Una persona que crea en el Señor indudablemente invocará Su nombre. Invocar al Señor da por resultado una salvación inmediata (vs.10,13).
14 super (2) Esto implica que el creer viene por medio de la palabra y que se debe a la palabra (v.17).
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Aunque la elección que Dios hace de los Suyos es fruto de Su libre iniciativa al escoger, y no está basada en el mérito humano (Rom 9:11; Rom 9:23), los escogidos no son salvos sin creer el mensaje que es predicado por los que son enviados (Isa 52:7).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
R706 El antecedente implícito del pronombre οὗ probablemente es εἰς τοῦτον.
R1106 La idea de χωρὶς κηρύσσοντος no es sin predicación, sino sin uno que predique, sin un predicador. Para traducir sin predicación, el texto tendría que ser: χωρὶς τοῦ κηρύσσειν.
R1200 Aquí la repetición del verbo da una fuerza acumulativa que asciende hasta un clímax (comp. Rom 5:3).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, a
Fuente: La Biblia de las Américas
O a aquel de quien no oyeron.
10.14 Lit. sin quien proclame.