Comentario de Romanos 12:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Digo, pues, a cada uno de vosotros, por la gracia que me ha sido dada, que nadie tenga más alto concepto de sí que el que deba tener; más bien, que piense con sensatez, conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno.
12:3 — “Digo, pues, por la gracia que me es dada” equivale decir, digo con la autoridad de apóstol de Jesucristo. (Véanse 15:15,16; Efe 3:1-8; 1Co 3:10). — “a cada cual.” Nadie se excluye, aunque parece que se dirige en particular a los que poseían dones espirituales. Este mismo problema, de actitudes vanagloriosas y envidiosas, de parte de los hermanos que poseían dones espirituales, se trata en 1Co 12:1-31; 1Co 13:1-13, y 14.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
por la gracia que me es dada. Rom 12:6-8; Rom 1:5; Rom 15:15, Rom 15:16; 1Co 3:10; 1Co 15:10; Gál 2:8, Gál 2:9; Efe 3:2, Efe 3:4, Efe 3:7, Efe 3:8; Efe 4:7-12; Col 1:29; 1Ti 1:14; 1Pe 4:11.
que no tenga más alto concepto de sí. Rom 11:20, Rom 11:25; Pro 16:18, Pro 16:19; Pro 25:27; Pro 26:12; Ecl 7:16; Miq 6:8; Mat 18:1-4; Luc 18:11; 1Co 4:7, 1Co 4:8; 2Co 12:7; Gál 6:3; Flp 2:3-8; Col 2:13; Stg 4:6; 1Pe 5:5; 3Jn 1:9.
que piense de sí con cordura. 1Ti 2:9, 1Ti 2:15; Tit 2:2, Tit 2:4, Tit 2:6, Tit 2:12; 1Pe 1:13; 1Pe 4:7; 1Pe 5:8.
conforme a la medida de fe. Rom 12:6; Jua 3:34; 1Co 4:7; 1Co 12:7-11; 2Co 12:13; Efe 4:7, Efe 4:13, Efe 4:16.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Las instrucciones de cómo una persona debe vivir dentro de la comunidad cristiana. Los cristianos podemos estar unidos en comunión ya que somos todos miembros del cuerpo de Cristo (vv. Rom 12:3-8). En la humildad se usan nuestros dones espirituales dados por Dios para fortalecernos unos a otros. Nuestra conducta hacia los demás debe ser la mejor, expresada con amor (vv. Rom 12:9-13).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
piense de sí: Una mente renovada (v. Rom 12:2) comienza con un entendimiento con cordura acerca de uno mismo. El primer paso del cambio de conducta es la inspección de sí (1Co 11:28-32).
a cada uno: Dios da a todos uno o más dones que pueden usarse en su servicio.
medida de fe: La medida se refiere a los dones soberanamente dados por Dios en los vv. Rom 12:6-8. Estos dones no son el resultado de una intensa oración o espiritualidad. Al contrario, Dios simplemente da a todos ciertos dones para que cada persona pueda fortalecerlos en la iglesia (1Co 12:11, 1Co 12:18, 1Co 12:28).
PARA VIVIRLO
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Antídoto contra las comparaciones
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Una de las enfermedades más debilitantes del mundo moderno es la «comparacionitis»; la tendencia de medir el valor de uno mismo comparándose con las demás personas. No encontrará esta enfermedad inscrita en ningún texto médico oficial, ni su compañía de incapacidad física o seguro de salud o programa de compensación al trabajador le indemnizará por ella. Pero no cometa el error: la comparacionitis es una plaga tan extendida y destructiva como cualquier trastorno físico o mental conocido hoy. La comparacionitis ocurre cuando las personas encuentran formas de despreciar a otras y de pensar altamente de sí mismas porque disfrutan de más grandes habilidades, inteligencia, condición o riqueza que ellos. La comparacionitis es una antigua enfermedad. Indudablemente Pablo está consciente de cuán mortal puede ser. Es por eso que ofrece un antídoto contra ella: que nos veamos a nosotros mismos no en comparación con otros, ni como otros nos evalúen, sino como Dios nos ve (Rom 12:3). Finalmente, su estimación de nuestro valor es lo que importa. Y a Él le importamos muchísimo.
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Dios no nos define según aspectos culturales definidos. Ni siquiera nuestro género, etnología, herencia familiar, o tipo de cuerpo son de principal importancia para Él. No, Él usa en conjunto una serie de normas como base para tratar con nosotros, como diversas personas en las Escrituras indican:
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• Pablo cree que la gracia de Dios le hizo quien era (1Co 15:10). También descubrió que a pesar de su pasado, Dios lo convirtió en una nueva persona (2Co 5:17).
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• Pedro aprendió que el poder de Dios le dio todo lo necesario para su vida y para buscar la piedad (2Pe 1:3).
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• Job se dio cuenta de que todo lo que tenía (familia, amigos, posesiones, salud) era finalmente de Dios (Job 1:21).
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• Uno de los salmistas comprendió que Dios mismo le creó de forma «formidable y maravillosa». Imagine que hizo esto para su autoimagen (Sal 139:14).
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
gracia. El favor divino e inmerecido de llamar a Pablo para convertirlo en apóstol y darle autoridad espiritual (Rom 1:1-5; cp. 1Co 3:10; Gál 2:9), lo cual también produjo en él humildad sincera (1Ti 1:12-14). con cordura. El ejercicio del sano juicio que llevará a los creyentes a reconocer que en sí mismos son como nada (cp. 1Pe 5:5), y que producirá un fruto de humildad (cp. 3Jn 1:9). la medida de fe. La proporción correcta del don espiritual o la habilidad sobrenatural conferida que el Espíritu Santo reparte a cada creyente (vea la nota sobre 1Pe 4:10), a fin de que pueda cumplir su función específica en el cuerpo de Cristo (1Co 12:7; 1Co 12:11). «Fe» no se refiere aquí a la fe para salvación, sino a la mayordomía fiel que se requiere para hacer buen uso de los dones asignados a cada creyente (cp. 1Co 12:7; 1Co 12:11). Todo creyente recibe el don y los recursos exactos que necesita para cumplir su función dentro del cuerpo de Cristo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
12:3– “Digo, pues, por la gracia que me es dada” equivale decir, digo con la autoridad de apóstol de Jesucristo. (Véanse 15:15,16; Efe 3:1-8; 1Co 3:10).
–“a cada cual.” Nadie se excluye, aunque parece que se dirige en particular a los que poseían dones espirituales. Este mismo problema, de actitudes vanagloriosas y envidiosas, de parte de los hermanos que poseían dones espirituales, se trata en 1Co 12:1-31; 1Co 13:1-13, y 14.
–“la medida de fe.” (metron pisteos). En el versículo 6 aparece casi la misma expresión en español (en la Versión Valera, revisión de 1960), pero allí dice el texto griego analogian tes pisteos. La Versión Hispano-americana lo traduce «proporción de la fe.”
En este pasaje la palabra “fe” se emplea en un sentido especial. La fe ordinaria, que se nos manda tener (Mar 16:16; Hch 16:31) no es cosa dada de Dios, sino algo hecho por el hombre en vista de evidencia indisputable. Pero la fe de este pasaje era repartida por Dios a distintas personas en la iglesia primitiva. Dado que el contexto habla de medida de dones espirituales, es evidente que Pablo habla de una fe milagrosa, o de una fe por la cual alguno obraba milagros. (Véanse Mat 17:20; Luc 17:5-6). (Véase versículo 6, comentario).
Fuente: Notas Reeves-Partain
UNO PARA TODOS Y TODOS PARA UNO
Romanos 12:3-8
Por la gracia que se me ha concedido os digo a cada uno de vosotros que no tenga una actitud orgullosa por encima de como debe ser, sino encaminada a la sabiduría, y de acuerdo con la medida de la fe que Dios le ha dado a cada uno de vosotros. Así como tenemos muchos miembros en el cuerpo, pero no todos tienen la misma función, así los cristianos, aunque somos muchos, formamos un cuerpo en Cristo y somos miembros los unos de los otros. Puesto que tenemos diferentes dones, según la gracia que se nos ha dado a cada uno, usémoslos en el servicio mutuo. Si hemos recibido el don de profecía, profeticemos de acuerdo con la proporción de la fe que hemos recibido. Si hemos recibido el don del servicio práctico, usémoslo en el servicio. Si nuestro don es la enseñanza, enseñemos. Si está en la exhortación, usémoslo para exhortar. Si somos llamados para compartir, hagámoslo con sencilla amabilidad. Si somos llamados para dirigir, hagámoslo con celo. Si se presenta la ocasión de mostrar misericordia, hagámoslo con simpática alegría.
Uno de los pensamientos favoritos de Pablo acerca de la Iglesia Cristiana es que es como un cuerpo (cp. 1Co 12:12-27 ). Los miembros del cuerpo no discuten, ni se envidian, ni se pelean unos con otros. Cada parte del cuerpo realiza sus funciones, ya sean prominentes o humildes. Pablo estaba convencido de que así debería suceder en la Iglesia Cristiana. Cada miembro tiene una tarea; y es sólo cuando todos cumplen con su función como es debido cuando el cuerpo de la Iglesia funciona como Dios manda.
En este pasaje encontramos reglas para la vida común.
(i) Lo primero de todo es conocernos a nosotros mismos. Uno de los principios básicos de los sabios griegos era: «Conócete a ti mismo.» No llegaremos muy lejos en nada hasta que sepamos lo que podemos y lo que no podemos hacer. El tener clara nuestra capacidad, sin presunción ni falsa modestia, es una de las primeras cosas esenciales para una vida útil.
(ii) Segundo, nos anima a aceptarnos a nosotros mismos y a usar los talentos que Dios nos ha confiado. No tenemos que envidiar los que tengan otros ni lamentar no tenerlos nosotros. Tenemos que aceptarnos tal como somos y usar el don que tengamos. Puede que el resultado sea que descubramos y tengamos que aceptar el hecho de que nuestro servicio ha de ser humilde y poco apreciado. Una de las creencias básicas importantes de los estoicos era que hay una chispa divina en todas las vidas. Los escépticos se reían de esa doctrina. «¿Que Dios está en los gusanos? -preguntaban los escépticos-. ¿Dios en los abejorros?» A lo que respondían los estoicos: «¿Por qué no? ¿Es que no pueden esas criaturas servir a Dios? ¿Es que hay que ser general para ser un buen soldado? ¿No puede el soldado raso pelear bien y dar la vida por la patria? Feliz el que sirve a Dios y cumple su misión tan fielmente como un gusano.»
La continuidad de la vida del universo depende de las criaturas más humildes. Pablo está diciendo aquí que uno tiene que empezar por aceptarse a sí mismo; y aunque encuentre que la contribución que puede ofrecer no se va a ver, ni va a recibir alabanza ni prominencia, debe hacerla con la seguridad de que es importante, y que sin ella el mundo y la iglesia quedarían privados de algo.
(iii) Tercero: Pablo está diciendo realmente que todos los dones vienen de Dios. Llama a los dones jarísmata. En el Nuevo Testamento, járisma es algo que Dios le da a una persona que no habría podido adquirir por sí misma.
De hecho, así es la vida. Uno puede pasarse la vida practicando, y nunca tocará el violín como Yehudi Menuhin. Este tiene más que práctica; tiene un extra, un járisma, un don de Dios. Puede que uno se afane toda la vida, y no consiga manejar como quisiera la madera, o el vidrio, o los metales; y sin embargo otro les puede dar forma con tal facilidad que parece que la herramienta que usa es parte de su cuerpo; tiene algo especial, el járisma, que es un don de Dios. Una persona puede estar practicando día tras día para hablar en público, y no consigue adquirir ese algo mágico que mueve a una audiencia o a una congregación; otro no hace más que aparecer en la tarima o asomarse al púlpito, y ya tiene a la gente pendiente de sus labios; tiene ese járisma, o don de Dios. Uno se pasará la vida intentando expresar sus pensamientos por medio de la palabra escrita sin conseguirlo, mientras otro no tiene más que ponerse a escribir, y las páginas le salen perfectas y como sin esfuerzo; el segundo tiene el járisma, que es un don de Dios.
Cada uno tiene su propio járisma. Puede que sea escribir, o predicar, o construir casas, o plantar semillas, o tocar el piano, o cantar canciones, o enseñar a los niños, o jugar al fútbol o a lo que sea. Es un extra que Dios le ha dado.
(iv) Cuarto: sea el que sea el don que uno tenga, debe usarlo, no para su prestigio personal, sino porque está convencido de que es tanto su deber como su privilegio el hacer su contribución al bien común. La parábola de los talentos nos advierte, además, que es peligroso defraudar a Dios en el uso de sus dones. Y pobre de la iglesia que no tiene interés en descubrir los dones y en dar ocasión de practicarlos al que los tiene. Se empobrece a sí misma y al mundo.
Veamos ahora los dones que Pablo especifica aquí.
(i) El don de profecía. Rara vez se menciona en el Nuevo Testamento con el sentido de predecir el futuro; más corrientemente quiere decir proclamar la Palabra de Dios. En 1Co 14:3 se nos dice que el que profetiza habla para edificar, exhortar y consolar. El profeta anuncia el mensaje del Evangelio con la autoridad del que sabe lo que dice. Para anunciar a Cristo a los demás uno tiene que conocerle primero por sí mismo. «Lo que necesita esta parroquia -decía el padre de Carlyle- es un hombre que conozca a Cristo más que de segunda mano.» Eso es lo que necesitan todas las iglesias.
(ii) El don del servicio práctico (diakonía). Es significativo que Pablo coloque el servicio práctico entre los primeros dones de la lista. Puede que uno no tenga nunca la oportunidad de subirse a un púlpito para proclamar a Cristo; pero no hay nadie que no tenga oportunidades todos los días de mostrar el amor de Cristo en obras de servicio a sus semejantes.
(iii) El don de enseñar. No basta con proclamar el mensaje de Cristo; también hay que explicarlo. Es muy posible que uno de los fallos de las iglesias en el tiempo presente esté precisamente ahí. La exhortación y la invitación sin una enseñanza sólida son insuficientes y a veces hasta inútiles.
(iv) El don de la exhortación. La exhortación debe tener una nota dominante, que es dar ánimo. Hay una regla en la marina que es que ningún oficial debe desanimar a otro en el cumplimiento de su deber. Hay una clase de exhortación que desalienta. La verdadera exhortación tiene por objeto, no suspender al oyente sobre las llamas del infierno, sino animarle a disfrutar plenamente de la vida en Cristo.
(v) Está el compartir. Pablo dice que hay que hacerlo con una simpática amabilidad. La palabra que usa Pablo es haplotés, que es difícil de traducir porque incluye la sencillez y la generosidad. Un gran comentario cita un pasaje del Testamento de Isacar que ilustra perfectamente el significado de esta palabra:
» Y mi padre me bendijo, viendo que yo me conducía con sencillez (haplotés). Yo no era entremetido en mis acciones, ni malintencionado ni envidioso con mi prójimo; no hablaba mal de nadie ni atacaba la vida de nadie, sino miraba a la gente con sinceridad (literalmente: con haplotés de mi ojo). Proveía de las cosas buenas de la tierra a los pobres y afligidos con sencillez (haplotés) de corazón. Una persona sencilla (haplús) no desea oro, ni seduce a su prójimo, ni se preocupa de alimentos delicados, ni anhela ropas diversas, ni se promete una larga vida, sino recibe solamente lo que Dios quiere para él. Se conduce rectamente y considera todo con sencillez (haplotés).
Hay una clase de dar que fisgonea las circunstancias de la persona, que suelta un rollo al dar la ayuda, y da no tanto para aliviar la necesidad del otro como para regodearse en su propia vanidad y satisfacción; que da por un molesto sentido del deber en lugar de un sentimiento radiante de alegría; que da siempre con una segunda intención y nunca por el simple placer de dar. El compartir cristiano es con haplotés, la sencilla amabilidad que se deleita en el simple placer de dar, sin otra razón.
(vi) También está el ser llamado a ocupar un puesto de responsabilidad o de dirección. Pablo dice que, si somos llamados, debemos hacerlo con celo. Uno de los problemas más difíciles que acechan hoy a las iglesias es encontrar personas responsables para todos sus departamentos. Hay cada vez menos personas con sentido de servicio y de responsabilidad, deseosas de sacrificar su ocio para asumir un cargo directivo. En muchos casos se pretende no estar preparado ni ser digno, cuando la verdad es que no se está dispuesto, o no se tiene suficiente interés. Si tal puesto directivo se asume, dice Pablo, se ha de cumplir con celo. Hay dos maneras en las que un anciano de la iglesia puede dar una tarjeta de comunión -para mencionar algo que se hace en Escocia-: puede echarla en el buzón o entregarla personalmente al hacer una visita. Hay dos maneras en que un maestro puede preparar una lección: con mente y corazón entregados, o de una manera rutinaria. Una persona puede cumplir sus deberes en la iglesia aburrida y monótonamente, o con la alegría y el entusiasmo que da el celo. Las iglesias necesitan ahora líderes con celo en el corazón. Hay una palabra terrible en Jer 48:10 : » Maldito el que hiciere indolentemente la obra del Señor.»
(vii) Hay momentos en los que hay que mostrar compasión. Y ha de hacerse con amable simpatía, dice Pablo. Se puede perdonar de una forma que resulta un insulto. Se puede perdonar y al mismo tiempo mostrar crítica y desprecio. Si alguna vez hemos de perdonar a un pecador, debemos recordar que nosotros también somos pecadores. » Ese sería yo, si no fuera por la gracia de Dios» -dijo George Whitefield cuando vio a un criminal camino de la horca. Hay una manera de perdonar que empuja al ofensor hacia el sumidero; y hay otra manera que saca del cieno. El verdadero perdón se basa en el amor y no en la superioridad, y redime y no humilla.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
2Co 10:13; Flp 2:3.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— se estime en lo justo: El texto griego presenta en este lugar un cuádruple juego de palabras a base del verbo froneo (= estimar) y sus compuestos. En la presente traducción no ha sido posible mantener tal juego de palabras.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Humildad y dones
El propósito de Pablo en esta sección es motivar a la unidad entre los cristianos, fomentando una actitud de humildad y respeto los unos por los otros, particularmente en cuanto a la posesión y el uso de los dones espirituales. Pablo nos insta a no tener un alto concepto de nosotros mismos, sino a observarnos honesta y objetivamente. Debemos medirnos, no en comparación con los demás, sino conforme a la medida de la fe (metron pisteos). Algunos interpretan que esta expresión designa las diferentes cantidades de fe que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros. El contexto, no obstante, sugiere que Pablo habla aquí de nuestra común fe cristiana, en comparación con la cual cada uno de nosotros debe medirse. Cuando hacemos esto, el compararnos a nosotros mismos con otros creyentes se vuelve relativamente poco importante, particularmente al tener en cuenta que Dios ha dado diferentes dones a los miembros de la iglesia, el cuerpo de Cristo (4, 5). Lo que se necesita es reconocer, dentro de la iglesia, la hermosa diversidad y complementariedad dadas por Dios y guiadas por el Espíritu (ver 1 Cor. 12:4-31 donde se encuentra un énfasis similar).
Aunque Pablo no menciona aquí explícitamente el papel que desempeña el Espíritu, su participación queda implícita en la referencia a los dones (charismata; cf. 1:11; 1 Cor. 12:7-11). Pablo menciona dones específicos, en otros dos lugares (1 Cor. 12:7-11, 28; Ef. 4:11), y una comparación de estos textos revela que en ninguno de ellos pretende dar una lista exhaustiva. En cambio, en cada uno Pablo elige ejemplos que serán relevantes a su propósito. La meta de Pablo en este momento es animar a cada cristiano a que use sus dones con energía y en la forma adecuada, y que no se preocupe por los dones que puedan tener los demás, o la forma en que ellos puedan estar usándolos. La profecía (6b) es el don de transmitir a otros creyentes en Cristo la verdad que Dios ha comunicado al profeta (ver 1 Cor. 14:1-32). El profeta debe ejercer su don conforme a la medida de la fe, una frase que tiene el mismo sentido que “medida de la fe” del v. 3 (quizá como desempeñando su parte en la obra total de la iglesia). El don de servicio (v. 7) puede denotar un ministerio específico de enseñanza o de dirigir la adoración, pero es probablemente una designación general para varios ministerios (ver 1 Cor. 12:5). El don de enseñanza comprende la transmisión de la doctrina cristiana (ver 2 Tim. 2:2); la exhortación (8) incluye una gama más amplia de ministerios de la palabra. Se nos recuerdan las variadas formas en que Dios guía a su pueblo a servirle a él y a la comunidad, con la inclusión del don del que comparte (8b).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
l 753 Pro 16:18; 1Co 4:6; Gál 6:3; Efe 4:2; 1Pe 5:5
m 754 Tit 2:6; 1Pe 4:7
n 755 Efe 4:7
ñ 756 Efe 2:8
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
la gracia que me ha sido dada. Dios, por su gracia, concedió a Pablo el ser apóstol de Jesucristo (1:1, 5).
la medida de fe. Aquí fe no se refiere a la fe que salva, más bien a la fe que se requiere para ejercer el don que Dios ha dado a cada creyente para la edificación del cuerpo de Cristo: la iglesia (vers. 4, 5).
Fuente: La Biblia de las Américas
3 super (1) Si vamos a tener la vida, adecuada de iglesia, lo primero que debemos derribar es la alta estima que tenemos de nosotros mismos, para poder pensar de tal manera que demostremos cordura. Esto requiere que nuestra mente sea renovada siendo sorbidos todos los elementos negativos, que hay en ella por la vida de Cristo. Entonces nos estimaremos a nosotros mismos según la fe que Dios nos ha proporcionado, es decir, según la medida del elemento de Dios que nos fue infundido.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Al introducir el tema del uso de los dones espirituales, Pablo amonesta contra la altivez y exhorta a tener cordura, basada en la medida de fe, para trabajar por Dios, que le ha sido dada a cada uno.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
con sobriedad… Lit. para ser cuerdo → §159.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R629 La idea de exceso o de más que, aparece en el verbo compuesto con ὑπέρ.
R1072 Parece que εἰς τό con el infinitivo expresa un resultado previsto o real (comp. B411; MT219; quizá signifique: adoptar un concepto que tienda a la sobriedad -M70).
M58 Aquí la preposición διά quizás signifique: en virtud de.
BD488(1b) La selección que Pablo hizo aquí de palabras similares casi puede calificarse como florida (es decir, con la variación de φρονέω).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., que está entre
O, con cordura
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit. para ser cuerdo.
12.3 g §159.