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Comentario de Romanos 12:8 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Romanos 12:8 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

el que exhorta, en la exhortación; el que comparte, con liberalidad; el que preside, con diligencia; y el que hace misericordia, con alegría.

12:8 — “el que exhorta” con un don espiritual. El que exhorta llama la atención de todos a sus deberes.

Los versículos 6 al 8 nombran cuatro dones espirituales: el de profetizar, el de servir, el de enseñar, y el de exhortar. En el texto griego cada una de estas cuatro frases comienza con la palabra griega eite, que quiere decir, “o si.” Ahora Pablo deja de introducir las frases con esta palabra y menciona otras tres actividades: el repartir, el presidir, y el hacer misericordia. Parece que estas últimas tres no son actividades milagrosas, o hechas con ayuda sobrenatural. Pero siempre Pablo enseña que los que se ocupan en estas funciones se dediquen totalmente a ellas, cada uno según la suya.

El que repartía había de hacerlo con liberalidad y sencillez de propósito, y no por razones egoístas; no para gloriarse en ello.

El que presidía había de hacerlo con solicitud y no con deseos vanagloriosos de tener señorío sobre otros (Véase 1Pe 5:1-3; 1Ts 5:12).

El que hacía misericordia había de hacerlo con alegría y no con indiferencia. Su función era importante y merecía la atención debida. Así era con los demás hermanos y sus funciones.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

el que exhorta, en la exhortación. Hch 13:15; Hch 15:32; Hch 20:2; 1Co 14:3; 1Ts 2:3; 1Ti 4:13; Heb 10:25; Heb 13:22.

el que reparte, o el que da. Rom 12:13; Deu 15:8-11, Deu 15:14; Job 31:16-20; Sal 112:9; Pro 22:9; Ecl 11:1, Ecl 11:2, Ecl 11:6; Isa 32:5, Isa 32:8; Isa 58:7-11; Mat 6:2-4; Mat 25:40; Luc 21:1-4; Hch 2:44-46; Hch 4:33-35; Hch 11:28-30; 2Co 8:1-9, 2Co 8:12; 1Ts 2:8; 1Pe 4:9-11.

con simplicidad, o liberalidad. 2Co 1:12; 2Co 8:2; 2Co 11:3; Efe 6:5; Col 3:22.

el que preside. Rom 13:6; Gén 18:19; Sal 101:1-8; Hch 13:12; Hch 20:28; 1Co 12:28; 1Ts 5:12-14; 1Ti 3:4, 1Ti 3:5; 1Ti 5:17; Heb 13:7, Heb 13:17, Heb 13:24; 1Pe 5:2, 1Pe 5:3.

con solicitud, o diligencia. Ecl 9:10.

el que hace misericordia. Deu 16:11, Deu 16:14, Deu 16:15; Sal 37:21; Isa 64:5; 2Co 9:7.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

EXHORTACION… EL QUE REPARTE… EL QUE PRESIDE… EL QUE HACE MISERICORDIA.

(1) «Exhortar»’ es el deseo, la capacidad y el poder que da Dios para proclamar la Palabra de Dios de tal manera que toque el corazón, la conciencia y la voluntad de los oyentes, estimule la fe y produzca la profunda dedicación a Cristo y la separación radical del mundo (véanse Hch 11:23; Hch 14:22; Hch 15:30-32; Hch 16:40; 1Co 14:3; 1Ts 5:14-22; Heb 10:24-25).

(2) «Repartir»’ es el deseo, la capacidad y el poder que da Dios, según los recursos que se tengan superiores a las necesidades básicas de la vida, para contribuir con generosidad de las posesiones personales para las necesidades de la obra y del pueblo de Dios (2Co 8:1-8; Efe 4:28).

(3) «Presidir»’ es el deseo, la capacidad y el poder que da Dios para guiar y supervisar las diversas actividades de la iglesia para el beneficio espiritual de todos (Efe 4:11-12; 1Ti 3:1-7; Heb 13:7; Heb 13:17; Heb 13:24; véase el ARTÍCULO LOS DONES DE MINISTERIO DE LA IGLESIA, P. 1690. [Efe 4:11]).

(4) «Hacer misericordia» es el deseo, la capacidad y el poder que da Dios para ayudar y consolar a los que estas necesitados o afligidos (cf. Efe 2:4).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

la exhortación. El don que capacita al creyente para que pueda hacer llamados eficaces a sus semejantes a que obedezcan y sigan la verdad de Dios (vea la nota sobre el v.Rom 12:1). Puede usarse en el sentido negativo de amonestar y corregir con respecto al pecado (2Ti 4:2), o en el sentido positivo de animar, consolar y fortalecer a los creyentes en medio de sus luchas (cp. 2Co 1:3-5; Heb 10:24-25). reparte. Esto denota generosidad y sacrificio para satisfacer las necesidades de los demás con los recursos propios y la vida misma (cp. 2Co 8:3-5; 2Co 8:9; 2Co 11:1-33; Efe 4:28). liberalidad. Sencillez, integridad de corazón, intenciones nobles y generosidad sin reservas. El creyente que da con una actitud adecuada no lo hace para obtener reconocimiento y gratitud de los demás, sino para glorificar a Dios (cp. Mat 6:2; Hch 2:44-45; Hch 4:37; Hch 5:1-11; 2Co 8:2-5). preside. Lit. «pararse al frente.» Pablo habla del don usado por «los que administran» (1Co 12:28), un término que significa «guiar» y se aplica a la persona que maneja el timón de una embarcación (Hch 27:11; Apo 18:17). En el NT, esta palabra solo se emplea para describir el liderazgo en el hogar (1Ti 3:4-5; 1Ti 3:12) y en la iglesia (1Co 12:28; 1Ti 5:17; cp. Hch 27:11; Apo 18:17). De nuevo, los líderes de la iglesia deben ejercer este don aunque no esté limitado solo a ellos. hace misericordia. La persona que trata con simpatía y sensibilidad a quienes pasan por el sufrimiento y la tristeza, y que tiene tanto la disposición como los recursos para contribuir de forma activa al alivio de sus aflicciones. Con frecuencia, este don acompaña al de la exhortación. alegría. Esta actitud es crucial para asegurar que el don de misericordia se convierta en ayuda eficaz y auténtica, no una conmiseración impotente y desalentadora de quienes sufren (cp. Pro 14:21; Pro 14:31; Luc 4:18-19).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

12:8– “el que exhorta” con un don espiritual. El que exhorta llama la atención de todos a sus deberes.
Los versículos 6 al 8 nombran cuatro dones espirituales: el de profetizar, el de servir, el de enseñar, y el de exhortar. En el texto griego cada una de estas cuatro frases comienza con la palabra griega eite, que quiere decir, “o si.” Ahora Pablo deja de introducir las frases con esta palabra y menciona otras tres actividades: el repartir, el presidir, y el hacer misericordia. Parece que estas últimas tres no son actividades milagrosas, o hechas con ayuda sobrenatural. Pero siempre Pablo enseña que los que se ocupan en estas funciones se dediquen totalmente a ellas, cada uno según la suya.
El que repartía había de hacerlo con liberalidad y sencillez de propósito, y no por razones egoístas; no para gloriarse en ello.
El que presidía había de hacerlo con solicitud y no con deseos vanagloriosos de tener señorío sobre otros (Véase 1Pe 5:1-3; 1Ts 5:12).
El que hacía misericordia había de hacerlo con alegría y no con indiferencia. Su función era importante y merecía la atención debida. Así era con los demás hermanos y sus funciones.

Fuente: Notas Reeves-Partain

— el que preside: El término griego aquí empleado puede significar simplemente el que atiende, o cuida de (ver 1Ts 5:12).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) O: “que obra como caudillo (líder)”.

REFERENCIAS CRUZADAS

w 765 2Ti 4:2

x 766 Deu 15:11; Pro 11:25; 2Co 8:2

y 767 1Ts 5:12; 1Pe 5:2

z 768 Efe 4:32

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

misericordia,con alegría. Ser misericordioso con actitud triste o amarga es ofensivo a la persona que la recibe, pues comunicaría que la ayuda se ha hecho por obligación y no por una preocupación genuina por la persona en necesidad.

Fuente: La Biblia de las Américas

8 super (1) Se refiere a los que abastecen a los necesitados que haya en la iglesia para suplir las necesidades prácticas de la iglesia misma.

8 super (2) Se refiere a los hermanos dirigentes de la iglesia. En el asunto de ser líder, la primera cualidad que se necesita es la diligencia.

8 super (3) Esto se refiere a los que hacen misericordia compadeciéndose de otros y prestándoles ayuda. La misericordia que se ve aquí no es una generosidad natural, sino una cualidad formada por medio de la transformación.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

el que cuida…1Co 12:4-11; §160.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

M114 En este versículo la omisión del artículo quizá se deba al uso adverbial de la frase prepositiva.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

O, sencillez

O, presta ayuda

Fuente: La Biblia de las Américas

g §160.

12.8 g 1Co 12:4-11.

Fuente: La Biblia Textual III Edición