Biblia

Comentario de Romanos 12:9 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Romanos 12:9 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

El amor sea sin fingimiento, aborreciendo lo malo y adhiriéndoos a lo bueno:

12:9 — Habiéndose dirigido Pablo a los hermanos en cuanto a deberes específicos, en el empleo de dones milagrosos, ahora se dirige en cuanto a deberes generales.

— “amor… sin fingimiento,” es decir, no ser hipócritas. (Véanse 2Co 6:6; 1Pe 1:22; 1Jn 3:18).

— “Aborreced… seguid lo bueno.” Compárense Amó 5:15; Heb 1:9. Tenemos que mantener bien separados lo malo y lo bueno.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

El amor sea sin fingimiento. 2Sa 20:9, 2Sa 20:10; Sal 55:21; Pro 26:25; Eze 33:31; Mat 26:49; Jua 12:6; 2Co 6:6; 2Co 8:8; 1Ts 2:3; 1Ti 1:5; Stg 2:15, Stg 2:16; 1Pe 1:22; 1Pe 4:8; 1Jn 3:18-20.

aborreciendo lo malo. Sal 34:14; Sal 36:4; Sal 45:7; Sal 97:10; Sal 101:3; Sal 119:104, Sal 119:163; Pro 8:13; Amó 5:15; Heb 1:9.

seguid lo bueno. Hch 11:23; 1Ts 5:15; Heb 12:14; 1Pe 3:10, 1Pe 3:11.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El amor cristiano no es una simple emoción sino una acción.

Aborreced lo malo: El cristiano evita «toda especie de mal» (1Ts 5:22).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

ABORRECED LO MALO. Véase Heb 1:9, nota

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

amor. La virtud suprema del NT que se centra por completo en las necesidades y el bienestar de la persona amada y hace todo lo que sea necesario para satisfacer esas necesidades (cp. Mat 22:37-39; Gál 5:22; 1Pe 4:8; 1Jn 4:16; vea las notas sobre 1Co 13:1-13). fingimiento. Vea la nota sobre Mat 6:2. El amor cristiano debe mostrarse con pureza y sinceridad, sin egoísmo ni duplicidad.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Este pasaje suministra una lista completa y obligatoria de rasgos que caracterizan la vida llena del Espíritu (cp. Jua 15:8; Efe 2:10). Pablo presenta estas características bajo cuatro categorías: 1) deberes personales (v. Rom 12:9), 2) deberes familiares (vv. Rom 12:10-13), 3) deberes con los demás (vv. Rom 12:14-16) y 4) deberes con aquellos que nos consideran sus enemigos (vv. Rom 12:17-21).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

12:9– Habiéndose dirigido Pablo a los hermanos en cuanto a deberes específicos, en el empleo de dones milagrosos, ahora se dirige en cuanto a deberes generales.
–“amor… sin fingimiento,” es decir, no ser hipócritas. (Véanse 2Co 6:6; 1Pe 1:22; 1Jn 3:18).
–“Aborreced… seguid lo bueno.” Compárense Amó 5:15; Heb 1:9. Tenemos que mantener bien separados lo malo y lo bueno.

Fuente: Notas Reeves-Partain

DIEZ REGLAS PARA LA VIDA COTIDIANA

Romanos 12:9-13

Vuestro amor debe ser absolutamente sincero. Aborreced lo malo y adheríos a lo bueno. Sed afectuosos en vuestro amor a los hermanos. Conceded prioridad a los demás en lo que reporta honor. No seáis perezosos en lo que requiere celo. Mantened el espíritu al rojo vivo. No dejéis escapar las oportunidades. Regocijaos en la esperanza. Enfrentaos con la tribulación con victoriosa entereza. Sed constantes en la oración. Compartid lo que tengáis para ayudar en sus necesidades a los que están consagrados a Dios. Estad dispuestos a ofrecer hospitalidad.

Pablo ofrece a sus amigos diez reglas telegráficas para la vida ordinaria y cotidiana. Vamos a considerarlas una a una.

(i) El amor debe ser absolutamente sincero. No debe tener nada de hipocresía, ni de apariencia, ni de segundas intenciones. Hay tal cosa como un amor interesado que da afecto con un ojo y mira la ganancia con el otro. Hay tal cosa como un amor egoísta cuya meta es recibir más de lo que se da. El amor cristiano está limpio de egoísmo; es dar el corazón antes que nada.
(ii) Debemos aborrecer lo malo y adherirnos a lo bueno. Se ha dicho que nuestra única seguridad frente al pecado está en que nos repela. Fue Carlyle el que dijo que lo que necesitamos es ver la infinita belleza de la santidad y la infinita fealdad del pecado. Las palabras que usa Pablo son fuertes. Se ha dicho que ninguna virtud es fuerte si no es apasionada. Una persona no tiene estabilidad si todo lo que hace es evitar prudentemente el mal y calcular su adhesión al bien; debe odiar el mal y amar el bien. De una cosa tenemos que estar seguros: lo que muchos odian no es el mal, sino sus consecuencias. Nadie es realmente bueno si lo es sólo porque teme las consecuencias de ser malo. El camino a la verdadera bondad no es temer las consecuencias de la deshonra, sino amar apasionadamente la honra.
(iii) Debemos ser afectuosos en nuestro amor a los hermanos. La palabra que usa Pablo es filostorgos, y storgué es la palabra griega para el amor de la familia. Debemos amarnos porque somos de la familia. No somos extraños para los demás de la iglesia, ni ellos para nosotros. Y mucho menos unidades aisladas. Somos hermanos y hermanas porque tenemos un mismo Padre, Dios.
(iv) Debemos conceder prioridad a los demás en el honor. Más de la mitad de los problemas que surgen en las iglesias es por los derechos y los privilegios y los prestigios. A alguien no se le ha respetado el puesto; se ha olvidado a alguien o no se le han dado las gracias. La señal del verdadero cristiano ha sido siempre y debe ser la humildad. Uno de los hombres más humildes fue el gran santo e investigador rector Caims. Alguien ha recordado un incidente simpático que le mostraba tal como era. Formaba parte del equipo que presidía una gran conferencia. Cuando él salía por la puerta, en la reunión pública hubo una gran explosión de aplausos. Caims se puso a un lado, cedió el paso al siguiente y empezó a aplaudirle; no se figuraba que el aplauso era para él. No es fácil ceder a otro el puesto de honor. Hay lo bastante del hombre natural en nosotros como para querer que se nos ponga por delante; pero el cristiano no tiene derechos; sólo deberes.
(v) No debemos ser perezosos en lo que requiere celo. Hay una cierta intensidad en la vida cristiana; no hay lugar para el letargo. El cristiano no puede echarle pachorra a las cosas, porque el mundo es siempre un campo de batalla entre el bien y el mal, el tiempo es corto y la vida es una preparación para la eternidad. El cristiano se puede consumir, pero no oxidar.

(vi) Debemos mantener el espíritu al rojo vivo. El único al que el Señor Resucitado no podía aguantar era el que no era ni caliente ni frío (Apocalipsis 3:1 Ss). Ahora la gente mira con sospecha a los entusiastas; el grito de batalla moderno es: «¡Me importa un rábano!» Pero el cristiano lo toma desesperadamente en serio; está ardiendo para Cristo.

(vii) La séptima advertencia de Pablo puede querer decir una de dos cosas. Los manuscritos antiguos oscilan entre dos lecturas: unos ponen «Servid al Señor», y otros «Servid al tiempo», es decir, «No dejéis escapar las oportunidades.» La razón por la que hay estas variantes es que todos los antiguos amanuenses usaban abreviaturas. Una de las más corrientes era omitir las vocales -como se hace ahora en taquigrafía- y colocar una tilde sobre las restantes letras. Ahora bien: la palabra para Señor es Kyrios, y la de tiempo es kairós; así es que las dos se abreviaban krs. En una sección tan llena de consejos prácticos es lo más probable que Pablo estuviera diciéndoles a sus amigos: «Aprovechad las oportunidades que se os presenten.» La vida nos ofrece toda clase de oportunidades -de aprender algo nuevo, o de podar algo viejo o infructuoso; de dar una palabra de ánimo, o de advertencia; de ayudar, o de consolar. Una de las tragedias de la vida consiste en dejar escapar estas oportunidades que, en la misma forma, no se nos volverán a presentar. Como dice un refrán: «Hay tres cosas que no vuelven: la flecha que se tira, la palabra que se dice y la oportunidad que se pierde.»
(viii) Tenemos que regocijarnos en la esperanza. Cuando Alejandro Magno estaba haciendo los planes para una de sus campañas en Oriente, estaba repartiendo toda clase de regalos entre sus amigos. En su generosidad ya había dado casi todas sus posesiones. » Señor -le dijo uno de sus amigos-, no te va a quedar nada.» «¡ Sí! -contestó Alejandro-. Me quedarán mis esperanzas.» El cristiano es optimista por naturaleza. Simplemente porque Dios es Dios, el cristiano siempre está seguro de que lo mejor está por venir. No le va aquello del poeta de que «cualquiera tiempo pasado fue mejor.» Como sabe que la Gracia de Dios es siempre suficiente, y que la potencia de Dios se perfecciona en nuestras debilidades, el cristiano sabe que ninguna tarea le vendrá grande. «No hay situaciones desesperadas en la vida; lo que hay son personas que han perdido la esperanza.» No existe tal cosa como un cristiano desesperado o desesperanzado.
(ix) Tenemos que enfrentarnos con la tribulación con victoriosa entereza. Alguien le dijo una vez a un hidalgo sufridor: «El sufrimiento le da color a la vida, ¿verdad?» A lo que él contestó: «Sí; pero yo elijo los colores.» Cuando se cernía sobre Beethoven la terrible perspectiva, ya segura, de una sordera total, dijo: «Cogeré a la vida por el cuello.»
Cuando Nabucodonosor arrojó a los tres israelitas al «horno de fuego ardiendo», se maravilló de que no sufrieran ningún daño, y preguntó si no habían arrojado a tres hombres atados. Cuando le dijeron que sí, él añadió: «Pues yo veo a cuatro, sueltos, andando por las Vainas tan campantes; y el Cuarto tiene el aspecto de un «hijo de los dioses»» (Dn 3:24 s). El cristiano se puede enfrentar con lo que sea, siempre que sea con Jesús.

(x) Hemos de ser constantes en la oración. ¿No es verdad que a veces en la vida se nos pasan los días y hasta las semanas sin hablar con Dios? Cuando un cristiano deja de orar, se despoja de la armadura del Todopoderoso. No hay que sorpren- derse de que la vida se desmorone cuando nos empeñamos en vivirla solos.
(xi) Hemos de compartir lo que tengamos para ayudar a los hermanos necesitados. En un mundo consumista que no piensa más que en conseguir, el cristiano está dispuesto a dar, porque sabe que » perdemos lo que retenemos y tenemos lo que damos.»
(xii) El cristiano ha de estar dispuesto a ofrecer hospitalidad. Una y otra vez insiste el Nuevo Testamento en este deber de la puerta abierta (He 13:2 ; 1 Timoteo 3:2 ; Tit 1:8 ; 1Pe 4:9 ). El traductor inglés Tyndale usaba una palabra magnífica cuando ponía aquí que el cristiano debe tener una disposición de puerto. Un hogar no puede ser nunca feliz si es egoísta. El Cristianismo es la religión de la mano abierta, el corazón abierto y la puerta abierta.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Amor

Estos versículos no siguen todos un mismo tema, ya que Pablo habla sobre varios componentes de esa “voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” que los cristianos con mentes renovadas deben comprobar (2b). Pero tienen un tema central: la exigencia de amar a los demás que se anuncia en el v. 9 y que, por lo tanto, sirve como encabezamiento para la sección entera. Aunque no es posible establecer una demarcación rígida, podemos dividir esta sección en dos partes principales, los vv. 9-16 y los vv. 17-21. Los primeros centran la atención más en las responsabilidades de los cristianos en relación con otros cristianos, mientras que los últimos (según se anticipa en el v. 14) la centran en las relaciones con los que están fuera de la iglesia. La cantidad de paralelismos cercanos con las enseñanzas de Jesús (cf. especialmente el v. 14 con Mat. 5:44 y el v. 21 con Mat. 5:39) sugiere que Pablo quizá esté reflejando un conjunto de indicaciones relativas a la ética que eran comunes en las primeras épocas del cristianismo.

Un amor sin fingimiento es un amor genuino y sin engaño (ver también 2 Cor. 6:6; 1 Tim. 1:5; 1 Ped. 1:22), la clase de amor que surge de un corazón y una mente renovados. La expresión aborreciendo lo malo y adhiriéndoos a lo bueno (9) quizá sea explicativa de lo que es un amor sincero, pero probablemente se trate de dos mandatos independientes. Comenzando en el v. 10 Pablo anima a los cristianos a buscar el amor sincero y hacer el bien en sus relaciones con los demás creyentes. La frase en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros, es similar a lo que Pablo dice en Fil. 2:3b: “estimad humildemente a los demás como superiores a vosotros mismos”. La similitud entre este ruego y el v. 3 sugiere que Pablo ya tiene puesta la mirada en los problemas de desunión dentro de la iglesia en Roma (ver 14:1-15:13). La diligencia (v. 11) en las cosas de Dios siempre debe caracterizar a los creyentes en Cristo, como caracterizó a nuestro Señor (ver Juan 2:17). El medio para mantener fuerte esta diligencia o celo se expresa en el mandato siguiente, que puede traducirse mejor como “permitir que el Espíritu Santo nos incendie (o nos haga arder)” (Cranfield; la RVA y otras versiones en castellano difieren, interpretando que pneuma no se refiere al Espíritu Santo). Este celo, que el Espíritu mismo hace arder en nosotros, nos llevará a servir verdaderamente al Señor. Pablo ya ha hablado antes en Romanos sobre la esperanza (5:2-10; 8:18-30), la tribulación (5:3, 4) y la oración (8:26, 27); ahora recuerda brevemente a los creyentes en Cristo (12) la actitud recíproca correcta. El amor sincero también lleva a hacer cosas prácticas para ayudar a los hermanos que están en necesidad (13; ver también 1 Jn. 3:17, 18).

El v. 14 interrumpe el llamado a los cristianos a amar y hacer el bien unos a otros y anticipa lo que tratarán los vv. 17-21. La relación entre el mandato de Pablo: Bendecid a los que os persiguen, y la enseñanza de Jesús en el Sermón del monte (5:44) es clara. El mandato de Jesús probablemente se haya convertido en un clásico en la instrucción cristiana de los primeros tiempos (ver también 1 Ped. 3:9). En el v. 15 Pablo vuelve a las relaciones entre cristianos. La participación plena en los gozos y las tristezas de los otros creyentes es una marca del amor sincero por los hermanos y hermanas (10). El problema es que los cristianos piensan demasiado en sí mismos. Pablo advierte nuevamente a los cristianos romanos sobre esto (cf. también los vv. 3, 10b) y los alienta a extender su preocupación hasta los humildes. La palabra que usa Pablo aquí (tapeinos) se refiere a los muchos cristianos del siglo I que poco podían jactarse en cuanto a bienes de este mundo, o posición social (ver Luc. 1:52; Stg. 1:10).

En la última parte de esta sección (17-21) Pablo hace un llamado a los creyentes a demostrar amor sincero (9) hacia quienes se oponen a ellos. Repitiendo una vez más las enseñanzas de Jesús (Mat. 5:38-42; cf. 1 Tes. 5:15; 1 Ped. 3:9), Pablo prohíbe el pagar mal por mal (17a; cf. v. 19a). En cambio, nos insta a dar una respuesta positiva: Procurad lo bueno (lit. “las cosas buenas”; cf. 12:2b) delante de todos los hombres. Específicamente, el cristiano debería buscar mantener relaciones pacíficas con todos, cristianos o no cristianos por igual (cf. Prov. 3:4; 2 Cor. 8:21). No obstante, Pablo reconoce que nuestra libertad para hacerlo estará limitada por las actitudes de los demás y por nuestra necesidad de no comprometer nuestra integridad cristiana. La paz con los demás no debe ser obtenida al precio de nuestras convicciones o testimonio cristianos. Por ello agrega: en cuanto dependa de vosotros.

Pablo agrega a su segunda prohibición (19a) una explicación de por qué es innecesaria esta venganza. Debemos recordar que servimos a un Dios soberano y justo, que ha prometido vengar los males hechos a aquellos que son maltratados en este mundo (Deut. 32:35). Por lo tanto, no deberíamos creer necesario asumir nosotros mismos el papel de vengadores, sino dejar lugar a la ira de Dios. (En gr. no se aclara que la ira es de Dios, pero esto es, sin duda, lo que Pablo quiere decir.) Pablo cita Prov. 25:21, 22 para reforzar su ruego de no tomar venganza. Nuevamente, como en el v. 17, el concepto es que los cristianos debemos hacer bien a nuestros enemigos, en lugar de vengarnos. A través de esa bondad para con nuestros enemigos amontonaremos carbones encendidos … sobre su cabeza. Esta podría ser una referencia al futuro castigo divino: si el enemigo no es llevado al arrepentimiento por nuestras buenas obras, nuestras acciones bondadosas harán que la ira de Dios caiga en forma mucho peor sobre él. Pero el hecho de que somos nosotros, con nuestras buenas obras, los que amontonamos carbones encendidos sobre el enemigo sugiere que Pablo nos está presentando la esperanza de que nuestra bondad estimule vergüenza y arrepentimiento en el enemigo. El v. 21 (No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien) es una conclusión apropiada para esta sección e, indirectamente, para la totalidad de los vv. 3-20.

Notas. Los mandatos dados en los vv. 9-13 y 16-19 representan participios gr., una forma verbal que generalmente no indica un mandato. El uso que Pablo hace de ellos aquí quizá refleje la tendencia de muchos rabinos para utilizar el participio heb. para dar un mandato. 11 En vez de sirviendo al Señor (kurio), algunos manuscritos dicen “sirviendo al tiempo” (kairo) [La BJ da, como una variante, “Aprovechando la ocasión oportuna”]. Esta última lectura es ciertamente más difícil, lo cual muchas veces es una indicación de autenticidad, pero carece de suficiente apoyo externo. 20 El uso de los carbones ardientes para simbolizar vergüenza y arrepentimiento en Prov. 25:22 puede derivar de un ritual egipcio en el cual la persona podía purgar su pecado llevando sobre su cabeza una fuente que contenía carbones ardientes.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

a 769 1Co 13:4

b 770 1Ti 1:5; Stg 3:17; 1Pe 1:22

c 771 Sal 97:10; Pro 8:13

d 772 Sal 34:14; Heb 1:9

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

amor. Todo cristiano debe esforzarse por demostrar un amor como el de Dios (5:5, 8), el cual es absoluto e incondicional (1 Co 13; 1 Jn 4:7– 11).

Fuente: La Biblia de las Américas

En los vers. 4– 8 se mencionan los dones individuales, pero los vers. 9– 21 se refieren a características que deben tener todos los cristianos: Los vers. 9– 13 a la relación del creyente con otros cristianos, y los vers. 14– 21, a las relaciones de los creyentes con los no creyentes.

Fuente: La Biblia de las Américas

9 super (1) Los vs.9-21 y el cap.13 exhiben la vida cristiana normal que es la base necesaria para la práctica de la vida de la iglesia y que corresponde a la vida de la iglesia. Esta vida se describe en cinco aspectos: (1) para con otros (vs.9-10,13,15-16); (2) para con Dios (v. 11); (3) para con nosotros mismos (v.12); (4) para con los que nos persiguen y los enemigos (vs.14,17-21); y (5) en general, delante de todos los nombres (v.17). Una vida que es completa y adecuada en estos cinco aspectos es una vida de calidad sobresaliente con un resultado excelente.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

fingimiento. O, hipocresía; i.e., que el amor sea genuino.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

R439 Los participios están dispersos en este capítulo en una serie interminable, mezclados con infinitivos e imperativos. Así en los vv. 9-13 aparecen unos participios; en el v. 14, un imperativo, en el v. 15, un infinitivo; en el v. 16a, otros participios; en el v. 16b, un imperativo y en el v. 17 más participios. Aquí el participio parece que prácticamente equivale al imperativo; los infinitivos también parece que son imperativos (comp. MT180; TGr166 y BD468[2]).

T177 El artículo se usa con los nombres en los vv. 9 y sigs., por cuanto éstos se refieren a virtudes de las cuales se supone que son bien conocidas.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., adheríos

Fuente: La Biblia de las Américas