Pero yo nunca me he aprovechado de nada de esto, ni tampoco he escrito al respecto para que se haga así conmigo. Pues para mí sería mejor morir, antes que alguien me quite este motivo de orgullo.
9:15 — Pero yo de nada de esto me he aprovechado — Pablo presentó a los corintios en 8:1-13 el principio de actuar motivados por amor, negándose la persona de cosas lícitas, con el fin de salvar almas. En 9:1-14 ha estado ilustrando este principio por medio de ejemplos suyos y de sus compañeros. En estos versículos del 15 al 18, Pablo prueba que lo que a los corintios les ha pedido hacer, él mismo lo ha estado haciendo. En los ver. 19-27 él dará el propósito del principio. Dejando el plural (nosotros), ahora Pablo emplea la primera persona (yo), porque va pasando de principio a aplicación personal. El personalmente estaba decidido a no aprovecharse de sus derechos de tales cosas como el llevar consigo a una esposa, o el recibir salario de la iglesia a la cual sirviera.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Mas yo de nada de esto me he aprovechado. 1Co 9:12; 1Co 4:12; Hch 8:3; Hch 20:34; 1Ts 2:9; 2Ts 3:8.
ni tampoco he escrito. 2Co 11:9-12; 2Co 12:13-18.
porque prefiero morir. Mat 18:6; Hch 20:24; Flp 1:20-23.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
de nada de esto. Las seis razones dadas en los vv. 1Co 9:1-14 que indican su derecho al respaldo financiero. ni tampoco he escrito. El apóstol no esperaba con sagacidad que con motivo de su protesta los corintios se sintieran obligados a pagarle (2Co 11:8-9; cp. 1Ts 2:9; 2Ts 3:8; 1Pe 5:2). prefiero morir. Pablo prefería la muerte a que alguien pensara que él ejercía el ministerio por motivos económicos. Vea Hch 20:33-35; 1Pe 5:2. desvanezca esta mi gloria. La expresión «gloria» se refiere a aquello en lo que uno se ufana o el fundamento de la seguridad de una persona, e incluye la noción de regocijarse. Es una declaración sincera de gozo, no de orgullo (cp. 1Co 1:31; Rom 15:17). Se gozaba y deleitaba de verdad por el privilegio de servir al Señor y no quería que el asunto del sustento material le robara ese deleite.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
9:15 –Pero yo de nada de esto me he aprovechado – Pablo presentó a los corintios en 8:1-13 el principio de actuar motivados por amor, negándose la persona de cosas lícitas, con el fin de salvar almas. En 9:1-14 ha estado ilustrando este principio por medio de ejemplos suyos y de sus compañeros. En estos versículos del 15 al 18, Pablo prueba que lo que a los corintios les ha pedido hacer, él mismo lo ha estado haciendo. En los ver. 19-27 él dará el propósito del principio.
Dejando el plural (nosotros), ahora Pablo emplea la primera persona (yo), porque va pasando de principio a aplicación personal. El personalmente estaba decidido a no aprovecharse de sus derechos de tales cosas como el llevar consigo a una esposa, o el recibir salario de la iglesia a la cual sirviera.
El en este versículo menciona el hecho del caso; en el siguiente va a dar la razón de él.
Algunos citaban este caso como prueba de que Pablo no era un apóstol genuino, pero estos contrincantes le juzgaban según las apariencias, y no con justo juicio (Jua 7:24). En lugar de usar del derecho de recibir salario por su predicación, prefería muchas veces trabajar con las manos para sostenerse. Véanse Hch 18:3; Hch 20:33-34.
— ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo – Tampoco Pablo escribe esta parte, de lo que nosotros llamamos el capítulo 9, con el fin de que las iglesias de ahora en adelante le paguen un salario.
— porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria –
Para él valían más que la vida misma las ventajas que el realizaba a consecuencia de no aprovecharse de sus derechos. (Pablo, al decir “mi gloria”, aquí se refiere, no al acto de gloriarse, sino a la razón de gloriarse. Usa la palabra “gloria” en el sentido bueno de exaltar algo para que sirva de buen ejemplo a seguir por sus hermanos cristianos. Considérese 2Co 7:14-15).
En lugar de “desvanezca”, otras versiones dicen, ”anulara“, LAC., ASV.; “ser despojado”, NVI.; “hará vana”, H.A.; “quitarme”, P.B.; “me prive”, B.A., Mod., L.A.; “invalidar”, N.M. El mismo verbo griego se halla en 1:17 (haga vana) y en Flp 2:7 (se despojó). Significa vaciar, anonadar, destruir.
Nadie podía acusar a Pablo de avaricia, o de predicar por dinero. Sus adversarios (que hacían mercadería con el evangelio, 2Co 2:17) no podían desacreditarle con justicia. Para Pablo esto le valía más que la vida, y antes que dejara que alguien le destruyera esta (base de) gloria, habría preferido morir. Véase 2Co 11:7-12. Esos “falsos apóstoles” no podían competir con Pablo en el asunto de desinterés y privación personal en la obra del Señor. El actuaba por amor y no movido por egoísmo ni por puro conocimiento (1Co 8:1).
La renuncia de Pablo (a recibir salario) tenía gloria en consideración de la razón de ella. De ello Pablo se expresará en seguida acerca de esto.
Considérese 2Co 12:14-18.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL PRIVILEGIO Y LA RESPONSABILIDAD
1 Corintios 9:15-23
Sin embargo yo no he reclamado ninguno de estos derechos; ni tampoco estoy escribiendo esto ahora para se me reconozcan en el porvenir. Preferiría morirme antes que se me anulara mi orgullo de no haber recibido nada por mi trabajo. Si predico el Evangelio, no puedo presumir de nada por ello, porque lo hago porque estoy obligado. ¡Pobre de mí si no predicara el Evangelio! Si lo hiciera por propia elección, merecería una recompensa; pero si lo tengo que hacer, quiera que no, es porque se me ha encargado esta tarea. ¿Cuál es mi recompensa entonces? Únicamente presentar el Evangelio gratis mediante la predicación, para no hacer uso de los privilegios que me corresponderían como predicador. Y es que, aunque estoy libre de todo el mundo, me hago esclavo de todo el mundo para ganar a los más posibles. Con los judíos me hago judío para ganara los judíos; con los que están bajo una ley me hago uno que está bajo ley, aunque yo no estoy bajo ley, para ganar a los que están bajo una ley; a los sin ley, como si yo fuera un sin ley, no estando yo sin ley de Dios, sino en la ley de Cristo, para ganar a los que no tienen ley. A los débiles me hago débil para ganar a los débiles; me hago de todo a todo el mundo para salvarlos como sea. Y esto lo hago por causa del Evangelio, para compartirlo con todo el mundo.
En este pasaje encontramos una especie de bosquejo de toda la concepción que tiene Pablo de su ministerio.
(i) Lo consideraba un gran privilegio. Lo único que no haría jamás sería aceptar dinero por trabajar para Cristo. Cuando cierto famoso profesor americano se jubiló, dio una conferencia en la que daba las gracias a la universidad por pagarle un sueldo todos esos años por hacer un trabajo que él habría pagado para que le dejaran hacer. Esto no quiere decir que haya que trabajar siempre sin cobrar; hay ciertas obligaciones que uno tiene que cumplir, y no podría si no se le pagara; pero sí quiere decir que nadie debería trabajar exclusivamente por dinero. Todos deberíamos considerar nuestro trabajo, no como una forma de acumular riqueza, sino como una manera de prestar un servicio. El trabajador debe verse como una persona cuyo fin principal no es sacar provecho para sí, sino cuyo privilegio es servir a otros cumpliendo la voluntad de Dios.
(ii) Lo consideraba un deber. El punto de vista de Pablo era que, si él hubiera escogido ser predicador del Evangelio, podría haber exigido legítimamente un sueldo por su trabajo; pero él no había escogido ese trabajo: el trabajo le había escogido a él. No podía dejar de hacerlo, como no podría dejar de respirar; y, por tanto, no se podía hablar de salario.
Ramón Llull, el gran santo y místico español, nos cuenta cómo llegó a ser misionero de Cristo. Había llevado una vida de bienestar y placer; pero cierto día, cuando se encontraba solo, llegó Cristo cargando Su Cruz y le dijo: «Llévala por Mí.» Él se negó. Otra vez, cuando estaba en el silencio de una gran catedral, vino Cristo y le pidió que llevara Su Cruz; y se negó otra vez. En un momento solitario, Cristo vino la tercera vez; y esta, dijo Ramón Llull: «Tomó Su Cruz y, con una mirada, me la dejó en las manos. ¿Qué podía yo hacer sino tomarla y llevarla?» Pablo habría dicho: «¿Qué puedo hacer yo más que darle a la gente la Buena Noticia de Cristo?»
(iii) A pesar del hecho de no querer que se le pagara, Pablo sabía que recibía diariamente una gran recompensa. Tenía la satisfacción de llevarles el Evangelio gratuitamente a todos los que quisieran recibirlo. Siempre es verdad que la verdadera recompensa de cualquier trabajo no es el dinero que reporta, sino la satisfacción de una tarea bien hecha. Por eso es por lo que la cosa más grande de la vida no es escoger el trabajo mejor pagado, sino el que produce la mayor satisfacción.
Albert Schweitzer describe la clase de momento que le producía la mayor felicidad. Le trajeron al hospital a uno que estaba sufriendo terriblemente; y él le calmó diciéndole que le haría quedarse dormido y le operaría y luego estaría bien del todo. Después de la operación se sentó al lado de la cama del paciente esperando que volviera en sí. Este abrió los ojos despacito y luego susurró maravillado: «Ya no me duele.» Esa era la cosa. No había recompensa material, sino una satisfacción tan profunda como las profundidades del mismo corazón.
El haber remediado una vida desquiciada, el haber traído a uno que estaba perdido al verdadero camino, el haber sanado un corazón quebrantado, el haberle traído un alma a Cristo, son cosas que no se pueden medir en términos económicos, porque su gozo sobrepasa toda medida.
(iv) Por último, Pablo habla del método de su ministerio, que era hacerse todo a todos. Esto no es ser hipócritamente una cosa con una persona y otra con otra; sino que es cuestión de, como se suele decir, ponerse en el lugar de cualquier persona. El que no pueda ver nada nada más que desde su propio punto de vista, y que nunca haga el menor esfuerzo por entender la mente o el corazón de los demás, nunca hará un buen pastor, o evangelista, o ni siquiera amigo.
Boswell habla en alguna parte del «arte de acomodarse a los demás.» Ese era un arte que el doctor Johnson poseía en grado superlativo; porque no sólo era un excelente expositor, sino también un gran escuchador, con una gran habilidad para ponerse en la situación de quienquiera que fuera su interlocutor. Un amigo dijo de él que tenía el arte de «dejar que cada uno hablara de su tema favorito y del que más sabía.» Una vez, un clérigo rural se quejaba a la madre de la señora Thrale de lo ignorante y pesada que era la gente. «No hablan más que de xatos» -terneros, decía con amargura-. «Padre -le contestó la anciana-, el doctor Johnson habría aprendido a hablar de xatos.» Con el campesino se habría hecho un campesino. Robert Lynd indica cómo habría discutido el doctor Johnson el aparato digestivo de un perro con un cazador, o hablado de danza con un profesor de ballet, o de la organización de una granja, o de disponer un tejado, o de la destilación del whisky, o de la fabricación de la pólvora, o de la industria del tinte. Habla de «la disposición de Johnson a meterse de cabeza en lo que les interesaba a los demás.» Sin duda hemos conocido en nuestro entorno a personas que tenían esta preciosa cualidad.
No podemos llegar a ninguna clase de evangelismo, o de amistad, sin hablar el mismo lenguaje y pensar las mismas ideas de otros. Alguien describió una vez la enseñanza, la medicina y el pastorado como «las tres profesiones paternalistas.» Mientras no hagamos más que patrocinar a la gente, sin hacer el menor esfuerzo por comprenderla, no podemos llegar a ninguna parte con ella. Pablo, el modelo de misioneros, que ganó a más personas para Cristo que ningún otro, se dio cuenta de lo esencial que es hacerse todo a todos. Una de las mayores necesidades que se nos presentan es la de aprender el arte de entendernos con la gente; y el problema más grave es que, la mayor parte de las veces, ni lo intentamos.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
1Co 9:12; Hch 20:33-35.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
El evangelio gratuito de Pablo
15 Hablar de dinero en el mundo secular significaba que lo estaba pidiendo, por lo que Pablo aclara que él no está pidiendo ningún pago retroactivo. Preferiría morir antes que le privaran de su orgullo por ofrecer un evangelio gratuito. 16 Se apresura a aclararlo, revelando la presión divina bajo la cual él funciona (2 Cor. 5:14), y hasta pronuncia condenación contra sí mismo, en caso de que dejara de cumplir con su comisión. 17 Si predica el evangelio porque desea hacerlo, tiene recompensa. Si lo hace porque es su deber, simplemente está cumpliendo con su papel como administrador del evangelio (cf. 4:1). 18 ¿Cuál es la recompensa de Pablo por querer predicar el evangelio? La satisfacción de poder ofrecerlo gratuitamente. En una sociedad donde el beneficio personal, aun cuando se hacían obras de caridad, era siempre aceptado como factor motivador, el “beneficio” de Pablo era ver que el evangelio único de la gracia gratuita de Dios se ofrecía sin costo para quienes lo escuchaban. Sus acciones demostraban el carácter propio del mensaje. No podía reclamar sus derechos.
19 Quienes empleaban maestros seculares creían que eran “dueños” de ellos, especialmente si aquellos actuaban como tutores privados en las casas. Aunque parte de la obra de Pablo fue hecha en el contexto de grandes hogares y las iglesias que se reunían en ellos, él da testimonio del hecho de que lo hacía libremente. Pero aun cuando tiene esta libertad (cf. 9:1, la pregunta con que abre el capítulo) no la utiliza. Como su Señor (Fil. 2:7, 8), prefirió ser esclavo para todos a fin de ganar a algunos para Cristo. Pablo es el misionero transcultural por excelencia y no es esclavo de ninguna conveniencia evangelística. Su capacidad de adaptación se ve en su sensibilidad al predicarles a los judíos, aunque él no está bajo la ley (20); a los no judíos, al hacer las adaptaciones culturales necesarias en su tarea misionera, tanto en la predicación (cf. Hech. 17:22-31) como en sus contactos evangelísticos (21; ver 10:30); y a los supersticiosos, al igual que su Señor, sin apagar el pábilo que humea (22).
Pablo ahora expone su tercer principio: sensibilidad al contexto cultural. Me hice indica que en un momento determinado el tomó esa decisión como estratega misionero. Sería transcultural en su presentación del evangelio y en su estilo de vida, y de todos modos sería innovador en la manera de llevar a cabo la misión. 23 Todo su accionar giraba exclusivamente en torno a la predicación del evangelio, y su motivación era participar de sus bendiciones. Pablo era, sin duda, un apóstol libre. Quienes habitualmente orientan su vida para compartir el evangelio son quienes más experimentan su refrescante libertad al verlo liberar a los demás.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
a 433 Hch 18:3; Hch 20:34; 1Co 4:12; 2Ts 3:8
b 434 2Co 11:10
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
esta gloria. Pablo considera como su gloria el haber renunciado al derecho de recibir ayuda material (cp. vers. 16– 18).
Fuente: La Biblia de las Américas
15 super (1) El apóstol se había entregado con todo su ser a los intereses del Señor. No sólo estaba dispuesto a sacrificar todos sus derechos (vs. 12,15a,18), sino que estaba dispuesto a sacrificar aun su vida.
15 super (2) ¿Mejor que qué? Pablo no terminó la oración. Tal vez se refería a las cosas mencionadas en la primera mitad de este versículo.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
R587 Ἐν con ἐμοί da la siguiente idea: en el caso de (es decir; en mi caso, comp. M77).
R845 El verbo ἔγραψα es un aoristo epistolar (el autor ve lo escrito desde la perspectiva de los lectores).
BD369(2) Ἵνα τις (en vez de οὐδείς) con el futuro de indicativo es el texto correcto que expresa propósito. [Editor. Parece improbable que el texto con ἵνα τις y el futuro de indicativo deba ser incluido, ya que esto tiene apoyo muy débil de los manuscritos y ἵνα rara vez se usa con un futuro indicativo en el N.T.]
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., he usado
Lit., que alguno haga vana mi jactancia