Biblia

Comentario de 1 Corintios 12:9 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 1 Corintios 12:9 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por un solo Espíritu;

12:9 — a otro, fe por el mismo Espíritu — Había un don de fe que difícilmente se identifica, aunque es obvio que no tenía que ver con la fe subjetiva que viene por el oír (Rom 10:17; Hch 15:7), y que es ejercitada por todo cristiano de toda época, y sin la cual es imposible agradar a Dios (Heb 11:6).

El don de fe se asociaba con milagros y daba un poder limitado, aunque enorme, para hacerlos. Considérense 13:2; Mat 17:20; Mat 21:21; Mar 11:23; Mar 9:18-19. Pero, aunque no podemos identificar este don de manera más definitiva, el punto de Pablo es que este tercer don, como los demás, es por medio del mismo Espíritu. (El politeísmo es puro engaño y neta mentira).

— y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu — Estos dones permitían a los que los poseían sanar milagrosamente diferentes clases de enfermedad (tal vez diferentes dones para diferentes enfermedades).

En lugar de “por el mismo Espíritu”, otras versiones dicen, “en el un Espíritu” (P.B.), “en el único Espíritu” (H.A.), “ese único Espíritu”(NIV., N.M.). El texto griego emplea la palabra “uno”; literalmente: “en el uno Espíritu” (LAC.). Hay varios dones, pero el Espíritu Santo que los reparte es uno.

Vemos casos de sanidad milagrosa en Hch 3:1-10; Hch 15:1-41; Hch 16:1-40; Hch 19:12; Stg 5:14-15. Las sanidades milagrosas eran parte de la venida y obra del Cristo (Isa 35:5-6; Mat 10:1; Mat 11:5; Luc 7:21-22).

Tales milagros no se hacían según el capricho o placer del que poseía el don, sino cuando el Espíritu lo indicaba (véase Hch 4:30). Nótese que Pablo no curó a Timoteo, ni a Trófimo, ni se curó a sí mismo (1Ti 5:23; 2Ti 4:20; 2Co 12:7-9). No eran para usos personales.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

fe por el mismo Espíritu. 1Co 13:2; Mat 17:19, Mat 17:20; Mat 21:21; Mar 11:22, Mar 11:23; Luc 17:5, Luc 17:6; 2Co 4:13; Efe 2:8; Heb 11:33.

dones de sanidad. Mat 10:8; Mar 6:13; Mar 16:18; Luc 9:2; Luc 10:9; Hch 3:6-8; Hch 4:29-31; Hch 5:15; Hch 10:38; Hch 19:11, Hch 19:12; Stg 5:14, Stg 5:15.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

fe. Debe distinguirse de la fe para salvación o la fe para perseverar que todos los creyentes poseen. Este don se ejerce en oración persistente y constancia en la intercesión, y supone una confianza fuerte e inmovible en Dios en medio de las circunstancias más difíciles (cp. Mat 17:20). sanidades. Un don usado como señal temporal por Cristo (Mat 8:16-17), los apóstoles (Mat 10:1), los setenta (Luc 10:1) y un puñado de asociados de los apóstoles como Felipe (Hch 8:5-7). Esta capacidad se identificó como un don que perteneció de forma exclusiva a los apóstoles (cp. 2Co 12:12). Aunque los cristianos no poseen en la actualidad el don de sanidad, es indudable que Dios todavía escucha y contesta las oraciones fieles de sus hijos (vea Stg 5:13-16). Algunas personas sienten que la sanidad debería ser común y que debería esperarse en todas las eras históricas, pero este no es el caso. Las sanidades físicas son muy raras en el registro del AT y solo se mencionan unas cuantas. Nunca hubo un tiempo antes de la venida de Cristo en el que las sanidades fueran algo común. Solo durante su vida terrenal y la de sus apóstoles hubo una explosión confirmada de sanidades. Esto se debió a la necesidad sin precedentes de acreditar al Mesías y autenticar los primeros milagros del evangelio. Jesús y sus apóstoles desterraron por un tiempo la enfermedad de Palestina, pero se debió a que fue la era más monumental de la historia de la redención y requería ese tipo de autenticación. Tratar las sanidades como algo normal equivale a tratar la llegada del Salvador como un hecho cotidiano. Este don pertenece a la categoría de señales milagrosas y solo fue para esa era. Los dones de sanidades nunca se utilizaron para el simple fin de traer salud física a las personas. Pablo estuvo enfermo pero nunca se sanó a sí mismo ni pidió a otro ser humano que lo sanara. Su amigo Epafrodito estaba al borde de la muerte (Flp 2:27), y Pablo no lo sanó. Dios fue quien intervino. Cuando Timoteo estuvo enfermo, Pablo no lo sanó, sino que le dijo que ingiriera un poco de vino (1Ti 5:23). Pablo dejó a Trófimo «en Mileto enfermo» (2Ti 4:20). Las sanidades no fueron la norma cotidiana en el ministerio de Pablo pero sí ocurrieron cuando él entraba a una región nueva, p. ej. en Malta, donde el evangelio y su predicador necesitaron autenticación (vea Hch 28:8-9). Esa sanidad fue la primera que se mencionó desde que el cojo de nacimiento fue sanado en Listra (Hch 14:9), en conexión con la llegada de Pablo y el evangelio a ese lugar. Antes de esto, la sanidad más reciente había sido la obrada por Pedro en Hch 9:34, y la resurrección de Tabita en Hch 9:41, con el propósito de que las personas creyeran en el evangelio predicado por Pedro (Hch 9:42).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

12:9 — a otro, fe por el mismo Espíritu – Había un don de fe que difícilmente se identifica, aunque es obvio que no tenía que ver con la fe subjetiva que viene por el oír (Rom 10:17; Hch 15:7), y que es ejercitada por todo cristiano de toda época, y sin la cual es imposible agradar a Dios (Heb 11:6).
El don de fe se asociaba con milagros y daba un poder limitado, aunque enorme, para hacerlos. Considérense 13:2; Mat 17:20; Mat 21:21; Mar 11:23; Mar 9:18-19. Pero, aunque no podemos identificar este don de manera más definitiva, el punto de Pablo es que este tercer don, como los demás, es por medio del mismo Espíritu. (El politeísmo es puro engaño y neta mentira).
— y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu – Estos dones permitían a los que los poseían sanar milagrosamente diferentes clases de enfermedad (tal vez diferentes dones para diferentes enfermedades).
En lugar de “por el mismo Espíritu”, otras versiones dicen, “en el un Espíritu” (P.B.), “en el único Espíritu” (H.A.), “ese único Espíritu”(NIV., N.M.). El texto griego emplea la palabra “uno”; literalmente: “en el uno Espíritu” (LAC.). Hay varios dones, pero el Espíritu Santo que los reparte es uno.
Vemos casos de sanidad milagrosa en Hch 3:1-10; Hch 15:1-41; Hch 16:1-40; Hch 19:12; Stg 5:14-15. Las sanidades milagrosas eran parte de la venida y obra del Cristo (Isa 35:5-6; Mat 10:1; Mat 11:5; Luc 7:21-22).
Tales milagros no se hacían según el capricho o placer del que poseía el don, sino cuando el Espíritu lo indicaba (véase Hch 4:30). Nótese que Pablo no curó a Timoteo, ni a Trófimo, ni se curó a sí mismo (1Ti 5:23; 2Ti 4:20; 2Co 12:7-9). No eran para usos personales.

Fuente: Notas Reeves-Partain

REFERENCIAS CRUZADAS

p 602 1Co 13:2; 2Co 4:13

q 603 Hch 3:7; Hch 28:9

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

9 (1) Como la fe que puede trasladar los montes, según 13:2 y Mar_11:22-24 .

9 (2) Poder milagroso para sanar diferentes enfermedades.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

otro… Lit. diferente; el único… TR registra el mismo.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R758 Los dones mencionados en los vv. 9 y sigs., no tienen artículo porque no es necesario cuando se designan cualidades: a otro fe …

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

O, en

Lit., sanidades

Fuente: La Biblia de las Américas

otro. Gr. diferente.

12.9 g v.4.

12.9 El TR registra el mismo.

Fuente: La Biblia Textual III Edición