Comentario de 1 Corintios 15:35 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo vienen?

15:35 — Pero dirá alguno — Ahora Pablo pasa a responder a algunas objeciones de parte de quienes negaban la resurrección general de los muertos. (Hasta este versículo, ha mostrado que la resurrección es parte integral de la doctrina del evangelio, que hay ciertas consecuencias lógicas de negar la resurrección, que la resurrección de Cristo es parte del plan de Dios de sujetar todas las cosas a sí mismo, que no habría beneficio duradero alguno para el cristiano abnegado si no hubiera resurrección, y que el compañerismo con los falsos afecta la moralidad de la persona).

El “alguno” de este versículo puede ser uno de los “algunos” del ver. 12. De todos modos, el interrogador dudaba de la resurrección de los muertos.

— ¿Cómo resucitarán los muertos? — ¿Cómo puede haber una resurrección de cuerpos muertos, dado el hecho de que muchos cuerpos mortales son despedazados por bestias, otros ahogados en el mar y comidos de los peces, otros quemados en fuego, otros convertidos en polvo, etcétera? El concepto de una resurrección de los tales parece ser una imposibilidad.

— ¿Con qué cuerpo vendrán? — Esta pregunta admite a medias la posibilidad de una resurrección, pero implica que no es deseable que el cuerpo del resucitado sea el mismo que se conocía en esta vida. (Los filósofos griegos consideraban el cuerpo físico como una prisión para el alma, y por eso no desearían que el alma volviera a ser encarcelada en otro cuerpo igual). Se pregunta sobre la calidad, naturaleza o forma del cuerpo resucitado.

Estas dos preguntas (sobre la manera y sobre la forma) se proponen hacer imposible la creencia en la resurrección, pero se basan en la muy limitada sabiduría del hombre mortal, e ignoran la revelación del Creador. Es un ejemplo clásico de parte del incrédulo de rechazar todo lo que él en su limitado conocimiento no pueda explicar. El se considera su propio dios, no admitiendo ninguna fuente de conocimiento más allá de su mente finita. Compárese Eze 37:3. El incrédulo no toma en cuenta el poder de Dios (Mat 19:26; Mat 22:29, el caso de los saduceos que rechazaban la realidad de la resurrección). El mecanismo de la resurrección está en las manos de Dios. Véase Hch 26:8. Podemos creer en el hecho de la resurrección sin entender el proceso de ella, cosa que no es de nuestro papel.

Veremos, al seguir, que en cuanto al cómo resucitarán los muertos, la respuesta es que será por medio de la muerte (ver. 36); y en cuanto a la naturaleza del resucitado, será un cuerpo espiritual (ver. 44; Mat 22:30).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

¿Cómo resucitarán los muertos? Job 11:12; Job 22:13; Sal 73:11; Ecl 11:5; Eze 37:3, Eze 37:11; Jua 3:4, Jua 3:9; Jua 9:10.

¿Con qué cuerpo vendrán? 1Co 15:38-53; Mat 22:29, Mat 22:30; Flp 3:21.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Algunas personas objetaban la resurrección sobre el fundamento de que era demasiado difícil de comprender. Pablo llamó a esas personas necios. Por difícil que sea comprender la naturaleza de la resurrección no debería causar dudas sobre su realidad, como el hecho de no comprender cómo una semilla llega a ser planta no debería causar incredulidad acerca de la llegada de la cosecha.

Foto de Ben Chapman

Como Dios levantó a Jesús de entre los muertos, declara Pablo, los creyentes también serán victoriosos sobre la muerte por la gracia y poder de Jesucristo (1Co 15:50-57).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

¿CÓMO RESUCITARÁN LOS MUERTOS? Pablo comienza aquí un estudio sobre la doctrina de la resurrección de los muertos. Para comentarios sobre estos versículos, véase el ARTÍCULO LA RESURRECCIÓN DEL CUERPO, P. 1640. [1Co 15:35].

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

ARTÍCULO

La resurrección del cuerpo

1Co 15:35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?

La resurrección del cuerpo es una doctrina fundamental en las Escrituras. Se refiere a la acción de Dios de resucitar a un cuerpo de entre los muertos y reunirlo con el alma y el espíritu de la persona, de la cual estuvo separado durante el estado intermedio.

(1) La Biblia revela por lo menos tres razones por las cuales es necesaria la resurrección del cuerpo,

(a) El cuerpo es parte esencial de toda la personalidad humana; los seres humanos quedan incompletos sin cuerpo. Por eso la redención que Cristo ofrece se aplica a toda la persona, incluso el cuerpo (Rom 8:18-25; véase el ARTÍCULO LA NATURALEZA HUMANA, P. 892. [Ecl 12:6-7]).

(b) El cuerpo es el templo del Espíritu Santo (1Co 6:19); llegará a ser una vez más templo del Espíritu en la resurrección,

(c) Para deshacer el resultado del pecado en todos los niveles, debe vencerse al enemigo final de la humanidad (la muerte del cuerpo) mediante la resurrección (1Co 15:26).

(2) En el AT (compárese Gén 22:1-14 con Heb 11:17-19; Sal 16:10 con Hch 2:24 ss; cf. Job 19:25-27; Isa 26:19; Dan 12:2; Ose 13:14) como en el NT (Luc 14:13-14; Luc 20:35-36; Jua 5:21; Jua 5:28-29; Jua 6:39-40; Jua 6:44; Jua 6:54; 1Co 15:22-23; Flp 3:11; 1Ts 4:14-16; Apo 20:4-6; Apo 20:13) se enseña la futura resurrección del cuerpo.

(3) La resurrección del cuerpo está garantizada por el hecho de la resurrección de Cristo (véanse Mat 28:6, nota; Hch 17:31; 1Co 15:12; 1Co 15:20-23).

(4) En términos generales, el cuerpo resucitado del creyente será como el cuerpo resucitado del Señor (Rom 8:29; 1Co 15:20; 1Co 15:42-44; 1Co 15:49; Flp 3:20-21; 1Jn 3:2). El cuerpo resucitado:

(a) poseerá continuidad e identidad con el cuerpo de esta vida y por tanto será reconocible (Luc 16:19-31);

(b) será transformado en cuerpo celestial adaptado para el nuevo cielo y la nueva tierra (1Co 15:42-44; 1Co 15:47-48; Apo 21:1);

(c) será imperecedero, libre de la descomposición y de la muerte (1Co 15:42);

(d) será glorificado, como el de Cristo (1Co 15:43; Flp 3:20-21);

(e) tendrá poder y no estará sujeto a enfermedades ni a debilidades (1Co 15:43);

(f) será espiritual (i.e., no natural, sino sobrenatural), no limitado por las leyes de la naturaleza (Luc 24:31; Jua 20:19; 1Co 15:44);

(g) podrá comer y beber (Luc 14:15; Luc 22:14-18; Luc 22:30; Luc 24:43).

(5) Cuando los creyentes reciban su nuevo cuerpo, se revestirán de inmortalidad (1Co 15:53). Las Escrituras indican por lo menos tres propósitos:

(a) para que los creyentes lleguen a ser todo lo que Dios se propuso en la creación para los seres humanos (cf. 1Co 2:9);

(b) para que los creyentes conozcan a Dios de la manera completa que Él desea que lo conozcan (Jua 17:3);

(c) para que Dios exprese su amor a sus hijos como Él desea (Jua 3:16; Efe 2:7; 1Jn 4:8-16).

(6) Los fieles que estén vivos cuando Cristo vuelva por sus seguidores tendrán la misma transformación corporal que los que hayan muerto en Cristo antes del día de la resurrección (1Co 15:51-53). Se les dará un nuevo cuerpo como el de los resucitados en esa ocasión. No sufrirán la muerte física (véase el ARTÍCULO EL ARREBATAMIENTO, P. 1724. [1Ts 4:16-17]).

(7) Cristo dice que «los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación» (Jua 5:29).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Tenían la verdad pero no la creían ni la seguían, para vergüenza propia (cp. 2Co 13:5). Por esa razón, estas preguntas no reflejan un interés genuino en la resurrección, sino que son expresiones de burla por parte de aquellos que negaban la resurrección, quizá bajo la influencia de alguna filosofía orientada por el gnosticismo. Si suponemos que las preguntas eran sinceras, su inquietud tenía que ver con cómo podría suceder algo así. Cp. Hch 26:8.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

15:35 — Pero dirá alguno – Ahora Pablo pasa a responder a algunas objeciones de parte de quienes negaban la resurrección general de los muertos. (Hasta este versículo, ha mostrado que la resurrección es parte integral de la doctrina del evangelio, que hay ciertas consecuencias lógicas de negar la resurrección, que la resurrección de Cristo es parte del plan de Dios de sujetar todas las cosas a sí mismo, que no habría beneficio duradero alguno para el cristiano abnegado si no hubiera resurrección, y que el compañerismo con los falsos afecta la moralidad de la persona).
El “alguno” de este versículo puede ser uno de los “algunos” del ver. 12. De todos modos, el interrogador dudaba de la resurrección de los muertos.
— ¿Cómo resucitarán los muertos? — ¿Cómo puede haber una resurrección de cuerpos muertos, dado el hecho de que muchos cuerpos mortales son despedazados por bestias, otros ahogados en el mar y comidos de los peces, otros quemados en fuego, otros convertidos en polvo, etcétera? El concepto de una resurrección de los tales parece ser una imposibilidad.
— ¿Con qué cuerpo vendrán? — Esta pregunta admite a medias la posibilidad de una resurrección, pero implica que no es deseable que el cuerpo del resucitado sea el mismo que se conocía en esta vida. (Los filósofos griegos consideraban el cuerpo físico como una prisión para el alma, y por eso no desearían que el alma volviera a ser encarcelada en otro cuerpo igual). Se pregunta sobre la calidad, naturaleza o forma del cuerpo resucitado.
Estas dos preguntas (sobre la manera y sobre la forma) se proponen hacer imposible la creencia en la resurrección, pero se basan en la muy limitada sabiduría del hombre mortal, e ignoran la revelación del Creador. Es un ejemplo clásico de parte del incrédulo de rechazar todo lo que él en su limitado conocimiento no pueda explicar. El se considera su propio dios, no admitiendo ninguna fuente de conocimiento más allá de su mente finita. Compárese Eze 37:3. El incrédulo no toma en cuenta el poder de Dios (Mat 19:26; Mat 22:29, el caso de los saduceos que rechazaban la realidad de la resurrección). El mecanismo de la resurrección está en las manos de Dios. Véase Hch 26:8. Podemos creer en el hecho de la resurrección sin entender el proceso de ella, cosa que no es de nuestro papel.
Veremos, al seguir, que en cuanto al cómo resucitarán los muertos, la respuesta es que será por medio de la muerte (ver. 36); y en cuanto a la naturaleza del resucitado, será un cuerpo espiritual (ver. 44; Mat 22:30).

Fuente: Notas Reeves-Partain

LO FÍSICO Y LO ESPIRITUAL

1 Corintios 15:35-49

Pero puede que alguien diga: «¿De qué manera resucitarán los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo van a volver a la vida?»
¡Esa es una pregunta muy estúpida! Cuando siembras una semilla, no puede manifestarse la vida sin pasar por la muerte. No es el cuerpo que va a llegar a existir lo que se siembra, sino un granito que no está revestido de ninguna clase de cuerpo, sea de trigo o de cualquier otro cereal; y luego Dios le da el cuerpo que Le parece, a cada semilla el que le es propio. Las naturalezas no son todas iguales, sino que la naturaleza humana es de una manera, y la del ganado, de otra, y de otra la de las aves y otra la de los peces. Pues lo mismo pasa con los cuerpos: hay cuerpos celestes y cuerpos como los que conocemos en la Tierra. El esplendor de los cuerpos celestes es una cosa distinta de la naturaleza de los terrenos. El Sol tiene un brillo, y la luna otro, y las estrellas otro. Menciono las estrellas en plural porque cada una de ellas difiere de las otras en esplendor.
Pues la misma diferencia habrá entre este cuerpo y el que tendremos en la Resurrección de los muertos. Nuestro cuerpo presente es como una semilla: se siembra algo corruptible, pero resucitará incorruptible; se siembra algo vergonzoso, y resucitará glorioso; se siembra algo débil, y resucitará algo poderoso; se siembra un cuerpo físico, y resucitará un cuerpo espiritual. Porque, si existen los cuerpos físicos, también existen los cuerpos espirituales. Por eso dice la Escritura: » El primer hombre, Adán, llegó a ser una persona viva.» ¡Y el último Adán, un Espíritu que da la vida!
No es lo espiritual lo que viene primero, sino lo físico; y luego, lo espiritual. El primer hombre era de la Tierra, terrenal; el segundo Hombre es del Cielo, celestial. Los que están Hechos de tierra son terrenales; pero los celestiales son como el Celestial. Como llevamos la imagen del terrenal, también llevaremos la imagen del Celestial.

Antes de empezar a intentar interpretar esta sección, haremos bien en tener presente una cosa: aquí Pablo está tratando de cosas que no conocemos experimentalmente. No está hablando de cosas que se pueden verificar, sino de cuestiones de fe. Al tratar de expresar lo inexpresable, y de describir lo indescriptible, lo hace lo mejor posible con las ideas y las palabras humanas, que son las únicas de que disponemos. Si tenemos eso presente, nos librará de una interpretación literalista cruda, y nos hará afianzar el pensamiento en los principios que subyacen en la mente de Pablo.
En esta sección, Pablo está contestando a los que dicen:
«Concedamos que haya una resurrección del cuerpo; pero, ¿con qué clase de cuerpo volverá la gente a la vida?» Y la respuesta de Pablo contiene tres principios básicos.
(i) Aplica la analogía de la semilla: esta se pone en la tierra, y muere; pero, a su debido tiempo, surge otra vez; y lo hace con un cuerpo muy diferente del que tenía cuando se sembró. Pablo muestra que, al mismo tiempo, puede haber disolución, diferencia y también continuidad. La semilla se desintegra; y luego surge otra vez, y hay una diferencia abismal en su cuerpo; pero, a pesar de la desintegración y la diferencia, es la misma semilla. Así, nuestros cuerpos mortales se disolverán; resucitaremos con una forma distinta, pero será la misma persona la que resucite. Desintegrados por la muerte, transformados por la Resurrección, pero seremos los mismos.
(ii) En el mundo, hasta tal cual lo conocemos, no hay una sola clase de cuerpos; cada parte separable de la creación tiene el suyo. Dios le da a cada cosa creada un cuerpo idóneo para su función en la creación. En ese caso, es de lo más razonable el esperar que nos dé un cuerpo adaptado a la vida resucitada.
(iii) En la vida hay desarrollo. Adán, el primer hombre, fue formado del polvo de la tierra (Ge 2:7 ). Pero Jesús es mucho más que un hombre formado del polvo de la tierra: es la encarnación del mismo Espíritu de Dios. Ahora bien: bajo la vieja forma de vida, somos una cosa con Adán, compartiendo su pecado, heredando su muerte y teniendo su cuerpo; pero bajo la nueva manera de vivir, somos una cosa con Cristo y, por tanto, participamos de Su vida y de Su ser. Es verdad que tenemos un cuerpo físico para empezar; pero también lo es que un día tendremos un cuerpo espiritual.

A lo largo de toda esta sección, Pablo ha mantenido una sabia y reverente reticencia en cuanto a cómo será el tal cuerpo. Será espiritual: tal como Dios sabe que necesitaremos, y seremos semejantes a Cristo. Pero en los versículos 42-44 traza cuatro contrastes que arrojan luz sobre nuestro futuro.
(i) El cuerpo presente es corruptible, y el futuro será incorruptible. En este mundo, todo está sujeto a cambio y descomposición. » La belleza de la juventud se aja, y la gloria de la virilidad se desvanece,» como decía Sófocles. Pero en la vida venidera habrá una estabilidad en la que la belleza no perderá nunca su encanto.
(ii) El cuerpo presente es deshonroso; el futuro será glorioso. Puede que Pablo quiera decir que en esta vida viene el deshonor por medio de los sentidos y las pasiones corporales; pero en la vida por venir, nuestros cuerpos ya no serán esclavos de pasiones e impulsos bajos, sino instrumentos para el servicio puro de Dios, mayor que el cual no existe honor.
(iii) El cuerpo presente muestra debilidad; el futuro revelará poder. Ahora está de moda hablar del poder de la persona; pero lo que aparece más a la vista es su debilidad: una leve brisa o una gota de agua la pueden matar. Nos vemos reducidos en esta vida muchas veces por las necesarias limitaciones del cuerpo. Una y otra vez, nuestra constitución física les dice a nuestros planes y visiones: «Hasta aquí, y no más.» A menudo nos sentimos frustrados por ser como somos. Pero en la vida venidera, esas limitaciones habrán desaparecido. Aquí estamos rodeados de debilidad; allí estaremos revestidos de poder.

Todo el bien que hemos esperado, deseado o soñado existirá; lo elevado que resultó excesivo, lo heroico que se pasó de duro.

En la tierra tenemos «los arcos rotos;» en la vida por venir estará «el círculo completo.»
(iv) El cuerpo presente es un cuerpo material; el futuro será un cuerpo espiritual. Puede que Pablo quisiera decir que aquí no somos más que vasijas e instrumentos imperfectos para el Espíritu; pero en la vida venidera seremos tales que el Espíritu pueda llenarnos perfectamente, como no puede ahora, y el Espíritu nos pueda usar de veras como no Le es posible ahora. Entonces podremos ofrecer a Dios el verdadero culto, el servicio obediente y el perfecto amor que ahora son sólo anhelo y sueño.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Analogías de semillas y cuerpos

35 Pablo responde llamando “necios” a los que hacen estas preguntas (p. ej. ¿cómo resucitan los muertos?). Si se reflexiona sobre el tema, las res puestas son obvias, como muestran las analogías que él presenta. El trigo tiene dos formas de existencia; la segunda se realiza únicamente si el trigo muere en la tierra. Es Dios quien ha determinado la forma futura de cada semilla, es decir, le ha dado un “cuerpo” distintivo. Dios también ha creado el reino animal con carne diferente. Lo mismo se aplica a los cuerpos humanos y celestiales. Las glorias de estos cuerpos son diferentes. Los cuerpos terrenales lo demuestran. La resurrección de los muertos no es diferente. Es como una semilla que se siembra en muerte y surge inmortal. Sufre una transformación gloriosa. Sembrada en deshonra y debilidad, resucitará en gloria y poder. 44 Pablo llega a la conclusión de que si hay un cuerpo natural, también hay un cuerpo espiritual.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

m 803 1Jn 3:2

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

En esta sección Pablo describe algunas características del cuerpo resucitado: Es un cuerpo incorruptible (vers. 42), levantado en gloria (vers. 43), levantado en poder (vers. 43), es espiritual (vers. 44) y tendrá la imagen de Cristo (vers. 49).

Fuente: La Biblia de las Américas

Pablo trata aquí de dos errores comunes en cuanto a la naturaleza del cuerpo resucitado:

(1) que es el mismo cuerpo que fue depositado en el sepulcro, reorganizado sin más; y

(2) que el nuevo cuerpo no tiene ninguna relación con el anterior. Pablo explica aquí que es el cuerpo que Dios ha escogido (v. 1Co 15:38), relacionado con el anterior (v. 1Co 15:36), pero diferente (vv. 1Co 15:39-41).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

R740 Ποίῳ tiene aquí su sentido original cualitativo: con qué clase.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego