Comentario de 2 Corintios 3:12 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Así que, teniendo tal esperanza, actuamos con mucha confianza;
3:12 — «Así que,… franqueza». La esperanza de Pablo descansaba en la permanencia del pacto nuevo con sus bendiciones espirituales en Cristo (Efe 1:3; Rom 5:1-2). La ley de Moisés (ministerio de condenación y de muerte, ver. 7, 9) fue abrogada porque no perfeccionaba nada; era débil e ineficaz. En cambió, la ley de Cristo introdujo una esperanza mejor, que es la de redención del pecado en esta vida y la vida eterna con Dios en el cielo. Véase Heb 7:18-19. Esta esperanza dio a Pablo una gran confianza para hablar las cosas del evangelio tan glorioso. El estuvo estrechamente asociado con el evangelio glorioso porque Cristo le comisionó a predicarlo a los gentiles (Efe 3:1-7). Con razón hablaba así porque su eficacia o competencia vino de Dios (ver. 5).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
usamos de mucha franqueza. 2Co 4:2, 2Co 4:3, 2Co 4:13; 2Co 7:4; 2Co 10:1; Jua 10:24; Jua 16:25, Jua 16:29; Hch 4:13, Hch 4:29-31; Hch 9:27, Hch 9:29; Hch 14:3; 1Co 14:19; Efe 6:19, Efe 6:20; Flp 1:20; Col 4:4; 1Ts 2:2; 1Ti 3:13.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pablo usó mucha franqueza, una frase que significa «libertad de palabra» o «espontaneidad». Lo contrario de ser miedoso o reacio, Pablo era franco y valiente.
PARA VIVIRLO
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La importancia de la imagen
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Como Pablo viajó a través de las ciudades del Imperio Romano, siempre pensó en cómo se le percibiría, pero su más grande preocupación era si los que lo observaban veían a Jesús en él.
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Para ilustrar este principio, Pablo recordó un fenómeno que ocurrió durante el período que Moisés recibió la Ley (2Co 3:7, 2Co 3:13). Cuando Israel andaba por el desierto, Dios se reveló al pueblo a través de lo que parecía ser como un fuego abrasador (Éxo 24:17). Pero a Moisés le habló cara a cara (Éxo 33:11). Este encuentro con el Dios viviente tuvo tal efecto en Moisés que su cara brillaba con un resplandor cada vez que volvía al pueblo. Para disipar el temor de ellos, Moisés puso un velo sobre su cara para esconder la gloria que era el resultado del acercamiento con Dios.
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Pablo nos exhorta como creyentes a que tengamos un acercamiento más próximo a Dios que el que tuvo Moisés, porque Dios mismo vive en nosotros (2Co 3:8). De este modo, cuando nos acercáramos a otros, deberían ver la gloria de Dios brillar en nosotros (2Co 3:9-11, 2Co 3:18). En otras palabras, ellos deberían ver a Jesús.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
tal esperanza. La creencia en que todas las promesas del nuevo pacto se cumplirán del todo. Es una esperanza en el perdón total y completo de los pecados para todos aquellos que creen el evangelio (cp. Rom 8:24-25; Gál 5:5; Efe 1:18; 1Pe 1:3; 1Pe 1:13; 1Pe 1:21). mucha franqueza. Aquí la palabra griega «franqueza» corresponde a «hablar con denuedo y valentía». Debido a su confianza, Pablo predicaba el nuevo pacto sin temor, vacilación o timidez.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
3:12 — «Así que,… franqueza». La esperanza de Pablo descansaba en la permanencia del pacto nuevo con sus bendiciones espirituales en Cristo (Efe 1:3; Rom 5:1-2). La ley de Moisés (ministerio de condenación y de muerte, ver. 7, 9) fue abrogada porque no perfeccionaba nada; era débil e ineficaz. En cambió, la ley de Cristo introdujo una esperanza mejor, que es la de redención del pecado en esta vida y la vida eterna con Dios en el cielo. Véase Heb 7:18-19.
Esta esperanza dio a Pablo una gran confianza para hablar las cosas del evangelio tan glorioso. El estuvo estrechamente asociado con el evangelio glorioso porque Cristo le comisionó a predicarlo a los gentiles (Efe 3:1-7). Con razón hablaba así porque su eficacia o competencia vino de Dios (ver. 5).
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL VELO QUE OCULTA LA VERDAD
2 Corintios 3:12-18
El tener esta esperanza es lo que nos permite hablar con tanta libertad. No corremos un velo sobre nada, que fue lo que tuvo que hacer Moisés al cubrirse la cara para que los israelitas no fijaran la mirada en una gloria que se había de desvanecer. Pero, a pesar de eso, se les ofuscó la mente; hasta el día de hoy sigue el mismo velo sin descorrerse cuando se lee el Antiguo Testamento, velo que sólo en Cristo desaparece definitivamente. Sí: hasta el día de hoy, cuando se leen los libros de Moisés, sigue el mismo velo tapándoles el corazón. Pero, cuando se conviertan al Señor, se les descorrerá. El Señor es el Espíritu: donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Así que todos nosotros, que a cara descubierta contemplamos como en un espejo la gloria del Señor, vamos cambiando esta imagen de gloria en gloria conforme obra en nosotros el Señor, que es el Espíritu.
Todas las imágenes de este pasaje surgen directamente del anterior. Pablo arranca del pensamiento de que, cuando Moisés descendió del monte, la gloria que irradiaba su rostro era tal que no se le podía mirar fijamente.
(i) Está pensando en Ex 34:33 . Allí leemos que Moisés puso un velo sobre su rostro cuando acabó de hablar con ellos. Pablo interpreta que Moisés se cubría la cara con un velo para que el pueblo no viera cómo se iba desvaneciendo poco a poco la gloria que había irradiado. Su primera idea es que la gloria del Antiguo Pacto, la antigua relación entre Dios y Su pueblo, era por naturaleza perecedera. Estaba destinada a ser superada, no como lo falso por lo correcto, sino como lo incompleto por lo completo y lo provisional por lo definitivo. La Revelación que vino por medio de Moisés era verdadera e importante, pero no era más que parcial; la que nos ha traído Jesucristo es completa y definitiva. Como dijo sabiamente Agustín hace mucho tiempo: «Tratamos injustamente el Antiguo Testamento si negamos que procede del mismo Dios justo y bueno que el Nuevo. Por otra parte, tratamos injustamente el Nuevo Testamento si ponemos el Antiguo a su mismo nivel.» El uno es un paso hacia la gloria; el otro es la cima de la gloria.
(ii) Entonces la mente de Pablo se enfoca en la idea del velo, que él utiliza de diferentes maneras. Dice que, cuando los judíos escuchaban la lectura del Antiguo Testamento todos los sábados en la sinagoga, el velo que tienen delante de los ojos les impide contemplar su verdadero sentido. Debería señalarles a Jesucristo; pero el velo no les deja verlo. También a nosotros puede que se nos escape el verdadero sentido de la Escritura porque tengamos los ojos velados.
(a) Puede que nos los velen nuestros prejuicios. A veces, también nosotros vamos a la Escritura a buscar apoyo para nuestros puntos de vista más que para encontrar la verdad de Dios. .
(b) Puede que nos los velen nuestras ilusiones. Muchas veces encontramos lo que queremos encontrar, y se nos pasa lo que no queremos ver. Por ejemplo: nos encantan todas las referencias al amor y a la misericordia de Dios, pero se nos pasan las que se refieren a Su ira y juicio.
(c) Puede que nos los velen nuestras ideas fragmentarias. Siempre deberíamos considerar la Biblia en su conjunto. Es fácil tomar textos aislados y apropiárnoslos. También es fácil creer que ciertas partes del Antiguo Testamento están por debajo del Evangelio. Es fácil encontrar apoyo para nuestras teorías particulares escogiendo ciertos textos y pasajes, y apartando otros. Pero es la totalidad del Mensaje lo que debemos buscar; y esta es otra manera de decir que debemos leer las Escrituras a la luz de Jesucristo.
(iii) No sólo hay un velo que les impide a los judíos descubrir el verdadero sentido de las Escrituras; también hay un velo que se interpone entre ellos y Dios.
(a) A veces puede ser el velo de la desobediencia. Muy a menudo es una ceguera moral y no intelectual la que nos impide ver a Dios. Si persistimos en la desobediencia nos vamos haciendo cada vez menos capaces de verle. La visión de Dios es la bienaventuranza de los limpios de corazón.
(b) A veces es el velo del espíritu que no quiere aprender. Como decimos, » no hay peor ciego que el que no quiere ver.» El mejor maestro del mundo no puede enseñarle nada al sabelotodo que no quiere aprender. Dios nos ha dado libre albedrío y, si insistimos en nuestro camino, no podemos aprender el Suyo.
(iv) Pablo sigue diciendo que vemos la gloria del Señor a cara descubierta, y por eso nos transformamos de gloria en gloria. Posiblemente, lo que Pablo quiere decir es que, si contemplamos a Cristo, acabamos por reflejarle. Su imagen aparece en nosotros. Es ley de vida que nos llegamos a parecer a los que ad-miramos. Eso pasa con el culto a los héroes y a las figuras. Si contemplamos a Jesucristo acabaremos por reflejarle. (La N B.E. dice: «reflejamos la gloria del Señor;» y B C.: -«reverberando como espejos…» ).
Pablo presenta a muchos un problema teológico cuando dice: «El Señor es el Espíritu.» Parece identificar al Señor Resucitado con el Espíritu Santo. Debemos tener presente que no estaba escribiendo un tratado teológico, sino expresando una experiencia. Y la experiencia del cristiano es que la obra del Espíritu y la del Señor Resucitado son la misma. La fuerza y la dirección nos vienen del Espíritu y del Señor Resucitado.
«Donde está el Espíritu –dice Pablo-,hay libertad.» Quiere decir que en tanto en cuanto nuestra obediencia a Dios está condicionada por un código de leyes, estamos en la posición de esclavos. Pero cuando viene de la obra del Espíritu en el corazón, no deseamos nada más que servir a Dios, porque ya no es la ley sino el amor lo que nos mueve. Muchas cosas que haríamos de mala gana si se nos obligara son un privilegio cuando amamos. El amor viste de gloria las más humildes tareas. «En el servicio de Dios encontramos la perfecta libertad.»
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
REFERENCIAS CRUZADAS
d 114 1Pe 1:3
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
12 super (1) Es decir, la esperanza de que la gloria resplandeciente del ministerio del nuevo pacto permanezca para siempre. La esperanza de los apóstoles estaba en contraste con el hecho de que Moisés no tenía esperanza debido a la gloria marcesible de su ministerio, el ministerio del antiguo pacto de la ley, que se desvanecía (v. 13).
12 super (2) La palabra griega implica hablar. En contraste con Moisés, quien cubría su rostro con un velo (v.13), los apóstoles tenían el denuedo de hablar pública y francamente con respecto a su ministerio, sin ocultarse y sin disimular.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Lit., usamos