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Comentario de 2 Corintios 8:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 2 Corintios 8:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Ahora, hermanos, os hacemos conocer la gracia de Dios que ha sido concedida a las iglesias de Macedonia;

8:1

— «Asimismo, hermanos,… Macedonia.» Con la palabra «asimismo» («además» — Ver. Biblia de las Américas, y otras), Pablo indica un cambio de tema, ya que deja su propósito principal que tenía al escribir a los corintios. Luego de tratar la cuestión de la ofrenda para los santos (cap. 8, 9), volverá a asuntos directamente conectados con problemas en Corinto.

Otros pasajes que considerar, en conexión con este caso de benevolencia de iglesias de Cristo (en Galacia, Macedonia, y Acaya) para los santos

Pablo introduce esta sección con una atracción personal y un trato indicativo de amor, diciendo “hermanos”. Para animar a los corintios lo que hacía un año habían comenzado, en la colecta para los santos necesitados, ver. 10, les presenta el ejemplo de los hermanos en Cristo en Macedonia.

Dios nos prospera en esta vida, y de esta manera nos da, no solamente la ocasión y el privilegio de dar a los pobres, sino también la habilidad de hacerlo. Por eso el dar a ellos se llama «gracia de Dios». Esta gracia no es ningún poder sobrenatural o místico que cree en el individuo el deseo y habilidad de ofrendar; es un favor no merecido que el Dios de amor da a su pueblo espiritual al darles la oportunidad, el privilegio, y la habilidad (por medio de la prosperidad en lo material) de ayudar físicamente a los santos. Considérense Gál 2:10; Gál 6:10; Hch 20:35; 1Ti 6:17-19.

Como Dios siempre ha sido benévolo para con los suyos, así sus hijos espirituales le imitan en sacrificarse por sus hermanos en Cristo. Véanse Hch 2:44-45; Hch 4:34-37; Hch 6:1-7; Hch 11:27-30; 1Ti 5:3-16. Aunque es cierto que uno debe trabajar para tener con que sostener a su familia (1Ti 5:8), también es cierto que uno de los motivos principales de trabajar es que uno tenga con qué pueda ayudar al necesitado (Efe 4:28). Dios bien podría ayudar a los necesitados directa y milagrosamente, pero la verdad es que ha escogido hacerlo por medio de otros, que usando de la «gracia de Dios» compartan de sus bendiciones de Dios para que sus necesidades sean suplidas. ¡De esta manera los dos partidos son bendecidos! (Mat 6:2-4; Mat 6:19-21; Luc 16:9; 1Ti 6:19).

Advertencia: Si usamos bien la palabra de verdad (2Ti 2:15), siempre y en todo caso distinguiremos entre la acción benévola del individuo, que es dirigida a cualquier persona necesitada, y la de iglesias locales, que es limitada a los santos. Hay quienes usan mal las Escrituras, promoviendo proyectos en que se solicita dinero a iglesias locales para ayudar a no santos. Para esto, citan textos aplicados al individuo, cuya benevolencia es general y nada limitada, y los aplican a la obra colectiva de iglesias locales, cuya benevolencia es limitada a los santos. Además de esto, usan de la benevolencia general como gancho, como instrumento del evangelio para atraer a la gente para convertirla a Cristo. Al escribir estas líneas tengo delante de mí una propaganda que se titula: «Evangelismo Benévolo (es decir, por medio de benevolencia) Por Iglesias Cristianas E Iglesias de Cristo». En tiempos apostólicos la benevolencia ¡nunca fue usada para evangelizar!

En Macedonia había iglesias locales cuando menos en Filipos, en Tesalónica, y en Berea (Hch 16:1-40; Hch 17:1-34).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

os hacemos saber. 2Co 8:19.

la gracia de Dios. 2Co 8:2-7; 2Co 9:12; Hch 11:23; 1Co 15:10; Efe 3:8; Col 1:29.

a las iglesias de Macedonia. 2Co 9:2, 2Co 9:4; 2Co 11:9; Hch 16:9; Rom 15:26; 1Ts 1:7, 1Ts 1:8; 1Ts 4:10.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Los estimula a una contribución generosa para los santos pobres de Jerusalén, por el ejemplo de los macedonios, 2Co 8:1-6;

por el halago de sus auspicios anteriores, 2Co 8:7, 2Co 8:8;

por el ejemplo de Cristo, 2Co 8:9-13;

y por el provecho espiritual que por consiguiente les redundará. 2Co 8:14, 2Co 8:15;

Encomendándoles la integridad y buena disposición de Tito, y de aquellos otros hermanos, quienes a su pedido, y recomendación, se propusieron venir a ellos para este servicio, 2Co 8:16-24.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

2Co 9:1-15

En el tercer viaje misionero, Pablo realizó una ofrenda para aliviar la pobreza de los cristianos en Jerusalén y para demostrar la unidad de las iglesias judías y gentiles (1Co 16:1-4Rom 15:25-28 y notas). Aquí alienta a los corintios a participar en esta ofrenda y explica cómo será administrada.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Macedonia hoy en día corresponde a la parte del norte de Grecia. Pablo estableció iglesias en las ciudades macedonias de Filipos, Tesalónica y Berea.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

LAS IGLESIAS DE MACEDONIA. Estos dos capítulos contienen instrucciones sobre la ofrenda para los creyentes pobres de Jerusalén. Hay en las palabras de Pablo la más completa enseñanza del NT respecto a las ofrendas de los creyentes. Los principios que aquí se dan son pautas para los creyentes y las iglesias de todos los tiempos (véase la nota que sigue).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

II. La Colecta en Favor de los Fieles de Jerusalén, 8:1-9:15.

Llamada a la generosidad de los corintios, 8:1-15.
1 También quiero, hermanos, haceros conocer la gracia que Dios ha hecho a las iglesias de Macedonia, 2 que la gran tribulación con que han sido probados abundó en gozo y su extremada pobreza se convirtió en riqueza de su liberalidad. 3 Doy testimonio de que, según sus facultades y aun por encima de sus facultades, de iniciativa propia, 4 rápidamente nos rogaban que les hiciésemos la gracia de participar en el socorro a favor de los santos: 5 y no como esperábamos, sino que a sí mismos se entregaron, primeramente al Señor, y luego a nosotros, por la voluntad de Dios. 6 Así que encargamos a Tito que, según había comenzado, así también hiciese entre vosotros esta obra de caridad. 7 Y así como abundáis en todo, en fe, en palabra, en ciencia, en toda obra de celo y en amor hacia nosotros, así abundéis también en esta obra de caridad. 8 No os lo digo como imponiendo un precepto, sino en vista de la solicitud de otros y para que probéis lo sincero de vuestra caridad. 9 Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por amor nuestro, para que vosotros fueseis ricos por su pobreza; 10 y os aconsejo esto, pues es lo que os conviene a vosotros, que, desde el año pasado, habéis sido los primeros no sólo en proponeros esta obra, sino en realizarla. 11 Procurad, pues, ahora llevarla a buen término, a fin de que, según la prontitud de la voluntad, así sea la ejecución de aquélla, conforme a vuestras facultades. 12 Cuando está pronta la voluntad, es acepta en la medida de lo que se tiene, no de lo que no se tiene, 13 porque no se trata de que, viviendo otros con desahogo, viváis vosotros en estrechez, sino que haya igualdad, y ahora 14 vuestra abundancia alivie la escasez de aquéllos, para que asimismo su abundancia alivie vuestra penuria, de manera que haya equidad, 15 según está escrito: “Ni el que recogió mucho abundaba, ni el que recogió poco estaba escaso.”

Comienza San Pablo a tocar un tema nuevo, el de la colecta a favor de los fieles de Jerusalén, que recomienda vivamente a los corintios. Le dedica dos íntegros capítulos (8-9), lo que es señal de la gran importancia que le concedía. Esta colecta no la organizó sólo en Corinto, sino también en las otras iglesias por él fundadas (cf. Rom 15:25-26; 1Co 16:1; Gal 2:10). Trataba con ello, sin duda, de acudir en ayuda de auténticas necesidades materiales; pero, tanto y más que eso, pretendía presentar una prueba visible de que las iglesias fundadas por él no eran algo aparte, disgregadas de la Iglesia madre, como propalaban sus adversarios judaizantes. Había, y quería que siguiera habiendo, perfecta unión fraterna entre todas. Por eso teme, ante las calumnias lanzadas contra él, que en Jerusalén no le quieran recibir la colecta (cf. Rom 15:30-31).
Por lo que respecta a la iglesia de Corinto, la idea de la colecta no era cosa que les propusiese ahora Pablo por primera vez. Ya les había hablado de ese asunto en su carta anterior (cf. 1Co 16:1-4). Más aún; antes incluso de esa carta, como entonces comentamos, los corintios pensaban ya en la colecta. Aquí San Pablo concretará (v.10; cf. 9:2): “desde el año pasado” (από πέρυσι ). Sin embargo, debido sin duda a la crisis interna que había padecido la comunidad, las cosas se debían de haber enfriado bastante. Ahora, resuelta esa crisis y restablecida la mutua confianza, San Pablo insiste de nuevo en lo de la colecta; y no de pasada, como en la primera carta, sino largamente, aduciendo hermosas consideraciones de carácter doctrinal sobre la caridad cristiana. Un verdadero “sermón de caridad.” Es de notar la extraordinaria delicadeza con que toca el tema, sin pronunciar la palabra dinero, y ni siquiera la de colecta o limosna, sustituidas por bendición, obra de caridad, servicio en favor de los santos, gracia de Dios.
La primera razón aducida por San Pablo para mover a los corintios a ser generosos es la del ejemplo de los cristianos de Macedonia (v.1-8). Sabe sacar provecho, elevando las cosas al plano sobrenatural, del espíritu de emulación entre las dos provincias: los de Macedonia, a pesar de las graves tribulaciones con que han sido probados y de su extremada pobreza, han dado por encima de sus posibilidades, ¿qué cabe, pues, esperar de vosotros, los de Acaya, que en todo sobresalís? No concreta el Apóstol cuáles fueron esas tribulaciones especiales de los cristianos de Macedonia ni si la “extremada pobreza” (v.2) tenía algo que ver con su conversión al cristianismo. Es probable que sí y que su conversión fuera causa de persecuciones e incluso a veces de pérdida de bienes (cf. Act 17”5-9; 1Te 1:6-7; 1Te 2:14). Lo de “entregarse a sí mismos” (v.5) parece aludir a que no sólo se desprendían de sus bienes, sino que ponían sus mismas personas al servicio de Cristo, ayudando a Pablo en el negocio de la colecta. Tanto entusiasmo y generosidad, concluye el Apóstol (v.6), le movió a enviar a Tito a Corinto (cf. v.16-17), en la seguridad de que allí mostrarían aún más entusiasmo; y enviaba precisamente a Tito, que era el que había comenzado ya a trabajar entre ellos en una misión anterior (cf. 7:6-7). La “fe,” “palabra” y “ciencia,” en que el Apóstol dice que abundaban los corintios, son esos dones carismáticos a que ha aludido ya en otras ocasiones (cf. 1Co 1:5; 1Co 12:8-9).
Otro motivo que debe mover a los corintios a ser generosos es el ejemplo de Cristo, que, siendo rico, se hizo pobre, a fin de enriquecernos a nosotros (v.9; cf. Flp 2:6-8). Si, pues, El se privó de tantas cosas en beneficio nuestro, ¿no es justo que también nosotros nos privemos de alguna en beneficio de nuestros hermanos? Y San Pablo remacha el razonamiento haciendo hincapié en la buena voluntad de los corintios, quienes espontáneamente habían comenzado ya la colecta el año anterior (v.10-15). Les advierte que no importa la cantidad, sino la buena voluntad, de modo que dé cada uno según sus posibilidades (v.12; cf. Mar 12:41-44). La frase “para que asimismo su abundancia alivie vuestra penuria” (v.14), se presta a dos interpretaciones: que pueden volverse las tornas y ser los corintios los que necesiten de los de Jerusalén, o que la abundancia espiritual de los fieles de Jerusalén alivie la penuria, también espiritual, de los de Corinto. La interpretación tradicional es esta última, que es la que creemos más fundada; se trata, dice hermosamente Ricciotti, de “una osmosis entre materia y espíritu en el gran cuadro de la comunión de los santos.” Como remate, San Pablo cita (v.15) el texto de Exo 16:18, tratando de darnos a entender que la misma igualdad que el milagro producía en el maná, recogiesen mucho o recogiesen poco, debe producir en los cristianos la candad.

Recomendación de Tito y sus dos compañeros,Exo 8:16-24.
16 y gracias sean dadas a Dios, que puso en el corazón de Tito esta solicitud por vosotros, 17 pues no sólo acogió nuestro ruego, sino que, solícito, por propia iniciativa, partió a vosotros. 18 Y con él enviamos a otro hermano, cuyo elogio en la predicación del Evangelio está difundido por todas las iglesias: 19 y no sólo esto, sino que también fue elegido por las iglesias para compañero nuestro de viaje en esta obra de caridad que hacemos para gloria del mismo Señor y para cumplimiento de nuestra pronta voluntad, 20 mirando a que nadie nos vitupere con motivo de esta importante suma que administramos. 21 Pues procuramos hacer el bien, no sólo ante Dios, sino también ante los hombres. 22 Enviamos con ellos a nuestro hermano, cuya solicitud tenemos bien probada con frecuencia en muchos negocios, y ahora se ha mostrado muy solícito por la gran confianza que tiene en vosotros. 23 Por lo que hace a Tito, es mi compañero y cooperador entre vosotros; cuanto a nuestros hermanos, enviados son de las iglesias, gloria de Cristo. 24 Mostrad, pues, para con ellos vuestra caridad a la faz de las iglesias y la verdad de los encomios que he hecho de vosotros.

Para llevar a cabo la obra de la colecta en Corinto, San Pablo, que determina permanecer todavía algún tiempo en Macedonia, les envía por delante a Tito con otros dos compañeros. Es casi seguro que fue Tito mismo quien llevó a Corinto la presente carta. El “partió (έξηλβεν ) a vosotros” del v.17, aunque está en tiempo pasado, parece que es un aoristo epistolar, con referencia no al momento en que se escribe la carta, sino al momento en que la recibe el destinatario (cf. Gal 6:11; Flm 1:19).
El Apóstol hace primeramente el elogio de Tito, cuyo celo y buenos deseos hacia los corintios hace resaltar (v. 16-17). Luego hace el elogio de otro “hermano” que va con él, del que dice que se ha distinguido “en la predicación del Evangelio” y que ha sido “elegido por las iglesias” para compañero suyo en la recogida de la colecta (v. 18-19). No da su nombre, aunque a buen seguro que es alguno de los indicados en Hec 20:4-6, sus acompañantes en el viaje a Jerusalén. Es posible que se trate de Lucas, que entonces estaría en Filipos (cf. Hec 16:12.40; Hec 20:5), desde donde se escribía la carta. Con esa ocasión, advierte de su cuidado en prevenir cualquier sospecha en cuestión de dinero (v.20), pues, aunque su conciencia está tranquila “delante de Dios,” se preocupa también de su reputación “ante los hombres” (v.21; cf. Mat 5:16).
Hace, por fin, el elogio del tercer enviado, del que tampoco da el nombre (v.22). Quizás se trate de Apolo (cf. 1Co 6:12), o de Aristarco (cf. Hec 19:29; Hec 20:4). Pero son meras conjeturas. Termina haciendo conjuntamente el elogio de los tres enviados (v.23) y rogando a los corintios que sean generosos en la colecta, con lo que le dejarán a él en bien, que siempre ha hablado favorablemente de los corintios (v.24).

Fuente: Biblia Comentada

gracia de Dios. La generosidad de las iglesias de Macedonia fue motivada por la gracia de Dios. Pablo no solo elogió a esas iglesias por una obra humana noble, sino que dio el crédito a Dios por lo que había hecho a través de ellos. iglesias de Macedonia. Macedonia era la provincia romana en el norte de Grecia. La referencia de Pablo era a las iglesias en Filipos, Tesalónica y Berea (cp. Hch 17:11). Era una provincia empobrecida que había sido arrasada por muchas guerras y en aquel tiempo era perjudicada bajo el peso de la autoridad y el comercio romanos.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

2Co 9:1-15 Aunque el contenido específico de esta sección es la instrucción de Pablo a los corintios acerca de una recaudación especial para beneficiar a los santos en Jerusalén, también suministra el modelo más completo y detallado para la generosidad cristiana en el NT.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

8:1 — «Asimismo, hermanos,… Macedonia.» Con la palabra «asimismo» («además»–Ver. Biblia de las Américas, y otras), Pablo indica un cambio de tema, ya que deja su propósito principal que tenía al escribir a los corintios. Luego de tratar la cuestión de la ofrenda para los santos (cap. 8, 9), volverá a asuntos directamente conectados con problemas en Corinto.
Otros pasajes que considerar, en conexión con este caso de benevolencia de iglesias de Cristo (en Galacia, Macedonia, y Acaya) para los santos
Pablo introduce esta sección con una atracción personal y un trato indicativo de amor, diciendo “hermanos”. Para animar a los corintios lo que hacía un año habían comenzado, en la colecta para los santos necesitados, ver. 10, les presenta el ejemplo de los hermanos en Cristo en Macedonia.
Dios nos prospera en esta vida, y de esta manera nos da, no solamente la ocasión y el privilegio de dar a los pobres, sino también la habilidad de hacerlo. Por eso el dar a ellos se llama «gracia de Dios». Esta gracia no es ningún poder sobrenatural o místico que cree en el individuo el deseo y habilidad de ofrendar; es un favor no merecido que el Dios de amor da a su pueblo espiritual al darles la oportunidad, el privilegio, y la habilidad (por medio de la prosperidad en lo material) de ayudar físicamente a los santos. Considérense Gál 2:10; Gál 6:10; Hch 20:35; 1Ti 6:17-19.
Como Dios siempre ha sido benévolo para con los suyos, así sus hijos espirituales le imitan en sacrificarse por sus hermanos en Cristo. Véanse Hch 2:44-45; Hch 4:34-37; Hch 6:1-7; Hch 11:27-30; 1Ti 5:3-16. Aunque es cierto que uno debe trabajar para tener con que sostener a su familia (1Ti 5:8), también es cierto que uno de los motivos principales de trabajar es que uno tenga con qué pueda ayudar al necesitado (Efe 4:28). Dios bien podría ayudar a los necesitados directa y milagrosamente, pero la verdad es que ha escogido hacerlo por medio de otros, que usando de la «gracia de Dios» compartan de sus bendiciones de Dios para que sus necesidades sean suplidas. ¡De esta manera los dos partidos son bendecidos! (Mat 6:2-4; Mat 6:19-21; Luc 16:9; 1Ti 6:19).
Advertencia: Si usamos bien la palabra de verdad (2Ti 2:15), siempre y en todo caso distinguiremos entre la acción benévola del individuo, que es dirigida a cualquier persona necesitada, y la de iglesias locales, que es limitada a los santos. Hay quienes usan mal las Escrituras, promoviendo proyectos en que se solicita dinero a iglesias locales para ayudar a no santos. Para esto, citan textos aplicados al individuo, cuya benevolencia es general y nada limitada, y los aplican a la obra colectiva de iglesias locales, cuya benevolencia es limitada a los santos. Además de esto, usan de la benevolencia general como gancho, como instrumento del evangelio para atraer a la gente para convertirla a Cristo. Al escribir estas líneas tengo delante de mí una propaganda que se titula: «Evangelismo Benévolo (es decir, por medio de benevolencia) Por Iglesias Cristianas E Iglesias de Cristo». En tiempos apostólicos la benevolencia ¡nunca fue usada para evangelizar!
En Macedonia había iglesias locales cuando menos en Filipos, en Tesalónica, y en Berea (Hch 16:1-40; Hch 17:1-34).

Fuente: Notas Reeves-Partain

INVITACIÓN A LA GENEROSIDAD

2 Corintios 8:1-15

Hermanos, queremos que conozcáis la gracia que Dios les ha concedido a las iglesias de Macedonia. Queremos que sepáis que, hasta cuando estaban pasando una severa prueba en su fe, oprimidas por toda clase de cosas, su alegría desbordante y su extrema pobreza que llegaba al colmo de la indigencia se combinaron para desbordarse en la riqueza de su generosidad. Porque yo soy testigo de que dieron según sus posibilidades; sí, pero mucho más que eso: con toda espontaneidad, pidiéndonos por favor e insistiéndonos para que les concediéramos el privilegio de tomar parte en este servicio programado para la ayuda del pueblo dedicado a Dios. No se limitaron a ofrendar como esperábamos; sino que, en primer lugar, por la voluntad de Dios se entregaron primeramente al Señor y a nosotros. Estábamos tan impresionados con su actitud que invitamos a Tito, pues fue él quien empezó la obra en vuestro caso, a que pilotara este acto de generosidad. Pero, de la misma forma que excedéis en todo (en fe, en palabra, en conocimiento y en toda responsabilidad y en el amor que salió de vosotros para venir a reposar en nosotros), ahora os exhorto a que también os excedáis en este acto de generosidad. Esto que os digo no es una orden, sino que estoy usando el ejemplo de la consagración de otros para poner a prueba lo genuino de vuestro amor. Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo: sabéis que fue por vuestro bien por lo que, cuando era rico, Se hizo pobre para enriqueceros con Su pobreza. Según mi parecer, soy yo el que os estoy dando ahora. Esto es para vuestro bien; vosotros, que desde por lo menos el año pasado fuisteis los primeros no sólo en hacerlo sino también en desear hacerlo. Así es que, acabad ahora la obra, para que vuestra buena disposición de organizar este proyecto se empareje con la manera en que lo llevéis a cabo según vuestros medios. Porque, si ya existe la voluntad de contribuir, para que llegue a ser algo totalmente aceptable se invita a cada uno a aportar en la medida de sus posibilidades, y no más allá de ellas. No se os llama a dar para que otros lo tengan fácil cuando vosotros estáis en angostura. Pero ya se nivelarán las cosas. En la situación actual, vuestra abundancia se puede usar para aliviar lo que a ellos les falta, y en otra ocasión será la abundancia de ellos la que se use para aliviar vuestras carencias, para que las cosas se nivelen como está escrito: «El que recogió todo lo que pudo no tuvo de más, y el que no recogió más que un poco no tuvo de menos.»

Uno de los proyectos que Pablo llevó más en el corazón fue la colecta que organizó para la iglesia de Jerusalén. Era la madre iglesia, pero era muy pobre; y Pablo tenía el deseo de que todas las iglesias de los gentiles contribuyeran a ayudar a la iglesia que era su madre en la fe. Así es que aquí les recuerda a los corintios su deber y los anima a ser generosos.

Usa cinco argumentos para exhortarlos a contribuir.

(i) Les cita el ejemplo de otros. Les dice lo generosas que han sido las iglesias de Macedonia, que eran muy pobres y tenían muchos problemas, pero dieron todo lo que tenían y mucho más de lo que se esperaba. En la fiesta judía del Purim se aplica la norma de, por muy pobre que sea uno, que se busque a otro que sea más pobre y le haga un regalo. No suelen ser los más ricos los más generosos; a menudo son los que tienen menos los que dan más, proporcionalmente. Se suele decir que » Son los pobres los que ayudan a los pobres.»
(ii) Les cita el ejemplo de Jesucristo. Para Pablo, el sacrificio de Cristo no empezó en la Cruz. Ni siquiera con Su nacimiento. Empezó en el Cielo, cuando se despojó de Su gloria para venir a la Tierra. El desafío de Pablo a los cristianos era: » Con tal ejemplo de generosidad, ¿cómo no ser generosos?»
(iii) Les cita su propio pasado. Habían sido los primeros en todo. ¿Se iban a quedar ahora atrás? Si las personas fuéramos fieles a nuestro nivel superior, si viviéramos a la altura de nuestros mejores momentos, ¡qué diferentes seríamos!
(iv) Les insiste en la necesidad de poner en acción los mejores sentimientos. Los corintios habían sido los primeros en recibir la invitación. Pero un sentimiento que se queda en eso, una piedad que no sale del corazón, un buen deseo que no se convierte en una buena obra es algo truncado y frustrado. Lo trágico de la vida no es que no tengamos impulsos altos, sino que no pasen a la acción.
(v) Les recuerda que la vida tiene su manera de nivelar las cosas. Con frecuencia notamos que se nos mide con la medida que aplicamos a otros. La vida paga la generosidad con generosidad, y la tacañería con tacañería.
Pablo dice algo muy hermoso de los macedonios: lo primero fue que se dieron a sí mismos, y dejaron ejemplo. Dos de ellos descollaron entre los demás. Aristarco de Tesalónica estuvo con Pablo en su último viaje a Roma (Hch 28:2 ). Como Lucas, tiene que haber hecho una gran decisión. Pablo estaba arrestado, e iba a que le juzgara el emperador. No había más que una manera de acompañarle, y era presentándose como esclavo de Pablo. Aristarco se dio a sí mismo totalmente. El otro fue Epafrodito. Cuando Pablo estaba preso al final, fue a visitarle con un regalo de los hermanos Filipenses y, mientras estaba con Pablo, se puso gravemente enfermo. Como dijo Pablo: «Casi murió en la obra de Cristo» (Fil 2:26-30 ).

No hay don que lo sea de veras a menos que el dador dé con él algo de sí mismo. Por eso la manera personal de dar es la más elevada, y de ella Jesucristo es el supremo ejemplo.
La cita del Antiguo Testamento con la que Pablo concluye este pasaje es de Exdo 16:18, que nos dice que, cuando los israelitas recogían el maná en el desierto, cogieran mucho o poco tenían bastante.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

CAPÍTULO 8

Parte quinta

LA COLECTA EN FAVOR DE LA IGLESIA DE JERUSALéN 8,1-9,15

El tema central de los capítulos 8 y 9 es recomendar y organizar una colecta en Corinto en favor de la Iglesia de Palestina. Ambos capítulos forman una sección perfectamente delimitada dentro de la segunda carta a los Corintios. Con ocasión de una visita a Jerusalén Pablo se había comprometido, ante los apóstoles y las comunidades de aquellos lugares, a hacer esta colecta entre sus propias Iglesias (Gal 2:10). Ya en la primera carta a los Corintios había expuesto este deseo (1Cor 16.1-4). Aproximadamente un año después de la redacción de la segunda carta a los Corintios podrá informar Pablo que la colecta ha llegado a su término (S). Los capítulos 8 y 9 de la segunda a los corintios enlazan bien con el capítulo 7. Una vez restablecida la plena confianza entre el apóstol y la comunidad de Corinto, puede exponer Pablo este deseo. En 8,7 se continúan las ideas, e incluso, en parte, las palabras, de 7,7.11. También desde otro punto de vista se da una conexión entre los capítulos 8 y 9 y los precedentes, en cuanto siguen hablando de las experiencias, planes y actuaciones de Pablo (1,15s; 2,12s; 7,5-7).

1. EL EJEMPLO DE LAS COMUNIDADES DE MACEDONIA (8/01-05).

Antes de exponer a los corintios su ruego de que hagan una colecta en favor de la Iglesia de Jerusalén 60, antepone Pablo la noticia de que dicha colecta ha tenido ya un gran éxito en Macedonia. Cuando escribía esto se encontraba en la misma Macedonia. Hablaba, pues, bajo la impresión de algo recientemente vivido.

Las Cartas de Pablo y los Hechos de los apóstoles permiten conocer suficientemente cuánta animosidad encontró Pablo en los judíos de Jerusalén, incluso en aquellos que se habían convertido al cristianismo. Los judíos le perseguían porque enseñaba que los gentiles habían entrado en la elección, una vez que Israel había rechazado a su Mesías. Y los judeocristianos de mente estrecha le echaban en cara que ya no reconocía como obligatorias en la Iglesia las leyes rituales veterotestamentarias (Hec 21:21). Los enemigos seguían a Pablo en las regiones misionadas, y muchas veces tuvo que defender y proteger a las comunidades que, a costa de muchos esfuerzos, fundaba en la libertad del Evangelio, contra los ataques de los enemigos, que procuraban rebajar su persona y exigían a todos los cristianos la observancia adicional de la ley judía del Antiguo Testamento. También los enemigos de que tuvo que defenderse Pablo en Corinto estaban relacionados con la agitación judía. A pesar de todo, ni Pablo ni los que llegan al cristianismo procedentes de la gentilidad pueden olvidar que el Evangelio llegó al mundo partiendo de Jerusalén y que, por tanto, todos los pueblos tienen una grave deuda con la comunidad jerosolimitana. Las comunidades cristianas procedentes del paganismo, concluye Pablo, son deudoras de la Iglesia madre de Jerusalén. De ella han recibido los dones espirituales del Evangelio, y es justo y equitativo que muestren su agradecimiento con dones materiales (Rom 15:27). Esto es válido no sólo para la Iglesia del tiempo de Pablo, sino para la Iglesia y el mundo cristiano de todos los tiempos y debería valer también, en último término, para un mundo totalmente secularizado: «La salvación viene de los judíos» (Jua 4:22).

……………

60. La colecta en favor de Jerusalén debe poner de manifiesto la gratitud de las comunidades procedentes del paganismo a la comunidad madre de Jerusalén (Rom 15:27). Si, además, había especiales circunstancias que hicieran necesarias las colectas, si, por ejemplo, los cristianos de Jerusalén fueron reducidos a la pobreza por el boicot de los judíos, de lo cual se ha hecho notar que a los cristianos de aquella comunidad se les llama «pobres» (Rom 15:26; Gal 2:10), son problemas que nosotros no podemos ya conocer.

……………

1 Queremos daros a conocer, hermanos, la gracia de Dios otorgada a las Iglesias de Macedonia…

Pablo menciona la colecta también en la carta a los Romanos: «Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una colecta en beneficio de los pobres que hay entre los santos de Jerusalén» (Rom 15:26). Los Hechos de los apóstoles y las cartas llaman comunidades de Macedonia a las de Tesalónica, Berea y Filipos (Hec 16:11-17, 14). La capital de la provincia de Acaya era Corinto. Aquí confluían, pues, las aportaciones de la colecta.

La fuerza del amor de la comunidad, puesta al descubierto en las colectas, no se debe a su esfuerzo y su virtud, sino a la gracia de Dios que se les ha concedido. Que alguien quiera y pueda dar y ayudar es siempre un don de la gracia, pues en virtud del impulso natural el hombre sólo trabaja y se fatiga para sí mismo. Pablo siente una especial predilección por la palabra «gracia de Dios»; también aquí, en los capítulos 8 y 9, la menciona repetidas veces. Las obras de amor de la Iglesia son fruto de la gracia de Dios que opera en ella (8,4.6.7.19). La Iglesia ha hallado esta gracia y benevolencia en Cristo (8,9). Este don de la gracia ha sido dado a todos y supera toda medida (9,8.14).

2 …que en medio de una gran prueba de tribulación, su alegría desbordante y su extrema pobreza se desbordaron en tesoros de su generosidad.

Esta frase, tan rica de contenido, describe el gesto de amor de la Iglesia de Macedonia. La magnitud de este amor puede reconocerse por un doble contraste: las comunidades se encontraban en una gran tribulación. Y a pesar de ello dieron con profunda alegría que se desbordó en la ofrenda 61. Y se hallaban y se hallan, además, en una gran pobreza de bienes materiales. Si dieron, pues, con tanta abundancia no fue porque fueran ricos. Y aun así, su riqueza interior se manifestó en sus generosos donativos. Por tanto, las comunidades encierran en sí aquellas mismas antítesis de pobreza y riqueza que encerraba el apóstol 62.

……………

61. En el mismo sentido de esta exposición habla Pablo detalladamente en Flp 1:30; 1Te 1:6; 1Te 2:14; 1Te 3:3 s (cf. Hec 16:20 s; Hec 17:5 s), acerca de las muchas tribulaciones que las comunidades cristianas de Macedonia tuvieron que soportar de parte del medio ambiente no cristiano. Con todo, en 1Te 1:6 habla también de la «alegría del Espíritu Santo», que no es sofocada por ninguna tribulación. 62. Cf. 4,7-10; 6,4-10; 11,23-27.

……………

3 Porque según sus recursos, de ello doy fe, y por encima de sus recursos, por propia iniciativa 4 nos pidieron con mucha insistencia la gracia de participar en este servicio a los fieles.

Los cristianos de Macedonia se comportaron así por su propia iniciativa y no obligados. Las comunidades daban no según sus posibilidades, sino por encima de ellas. No había que pedirles, sino que lo consideraban como una suerte y un provecho, y ellos mismos suplicaban que se les permitiera tomar parte en la tarea común de ayuda a los santos (véase en comentario a 1,1). De lo contrario, se hubieran creído excluidos de la comunión con las comunidades.

5 Y no como esperábamos, sino que se dieron primero al Señor y luego a nosotros, por voluntad de Dios.

El éxito de la colecta superó, con mucho, todas las esperanzas. Pero cuando se da lo que se posee ocurre algo más profundo. Los cristianos se han dado a sí mismos. Se han comprometido personalmente, se han sacrificado a sí mismos, para ayudar a los otros. Ciertamente la ofrenda se endereza, en primer término, al necesitado, pero, en definitiva, al Señor y a su apóstol. Los macedonios comprenden que no se trataba tan sólo del alivio de la pobreza de algunas comunidades, sino que se trataba de la esencia misma del Evangelio, del Señor de la Iglesia y del mismo Dios. En el servicio a la Iglesia se busca y se lleva a cabo siempre, en definitiva, el sentido a Cristo y a Dios, y, a la inversa, el servicio a Dios debe convertirse siempre, si es verdadero, en servicio a los hermanos.

Los macedonios dieron también por amor al apóstol, pues sabían cuán en el corazón llevaba Pablo la colecta de Jerusalén. Pablo puede colocarse junto al Señor, como siervo suyo (así 4,5). Este es el orden que ha establecido en la Iglesia el derecho de Dios. Por la gracia de Dios pudo aparecer este amor, capaz de sacrificios.

2. LA COLECTA DE CORINTO (8,6-9,15).

Pablo explica y justifica la organización de una colecta, también en Corinto, con varios argumentos. Menciona el celo de las comunidades de Macedonia (8,8). Desea que, al igual que en todas las demás gracias, la Iglesia de Corinto abunde también en ésta (8,7.10s). Trae el recuerdo de Cristo como ejemplo de entrega generosa (8,9). Menciona, finalmente, una razón de tipo natural y racional, pero reforzada, al mismo tiempo, con una cita de la Escritura: debe haber un equilibrio entre sobreabundancia y escasez (8,14s).

a) Exhortación de Pablo (8,6-15).

6 Por ello hemos rogado a Tito que, tal como antes comenzó, llevare también a feliz término entre vosotros esta gracia.

Animado por el gran éxito de la colecta en Macedonia, ha rogado Pablo a Tito que lleve a término esta misma obra en Corinto, donde ya había sido comenzada. Pablo la llama, una vez más, gracia de Dios. Así pues, en una estancia anterior en Corinto, había comenzado Tito a organizar una colecta o había dado impulso a la que se había iniciado siguiendo instrucciones de Pablo (1Co 16:1). Es posible que haya ocurrido esto durante la visita de Tito mencionada en 7,5-15 y en la que pudo hacerse cargo de la tarea de la colecta, una vez restablecida la paz entre Pablo y los corintios. Ahora, cuando se escribe nuestra segunda carta, Tito se encuentra junto a Pablo y se encargará de regresar con la carta a Corinto, de donde acaba de venir. Durante su nueva estancia en la ciudad llevará a cabo la colecta en favor de JerusaIén.

7 Mas, como abundáis en todo: en fe, palabra, conocimiento, en todo género de solicitud, y en ese amor que de nosotros habéis recibido, abundad también en esta gracia.

La comunidad de Corinto abunda en todas las gracias. Debe abundar también en la gracia de las obras de amor. Está agradecida, en primer lugar, con fe, palabra y conocimiento. La fe no es mérito, sino don. La palabra y el concepto de fe encierra en sí muchas cosas. La fe es, indudablemente, conocimiento y posesión de la doctrina de la fe, pero también, y sobre todo, actitud del creyente, como expresión de confianza y entrega. Por palabra se entiende aquella que ha sido comunicada a la Iglesia, que ha sido aceptada por ella, que ha sido entregada a cada uno, para que la confiese en orden a la instrucción y el testimonio frente a los demás, y que ha sido dada a los corintios de múltiples maneras como una instrucción procedente del Espíritu. El conocimiento es, finalmente, comprensión de la fe y auténtica sabiduría divina, cosas por las que todos deben esforzarse y que a todos han sido concedidas 63.

Los dones de la solicitud y del amor destacan por el hecho de que ocupan el puesto final en la enumeración, por llevar alguna adición y porque se designan de manera concreta. El amor ha sido suscitado por Pablo, fomentado por los corintios y nuevamente retorna a Pablo. El celo y el amor caracterizan de una manera especial las relaciones entre el apóstol y la comunidad de Corinto y deben fructificar ahora en obras de amor.

……………

63. También en 11,6 y en 1Co 1:5; 1Co 12:8 se mencionan juntas la palabra y el conocimiento; se trata, por tanto, de un ensamblamiento formal de conceptos familiares, que se entienden perfectamente aun someramente enunciados.

……………

8 No lo digo en plan de mandato, sino comprobando la autenticidad de nuestro amor mediante el interés de los otros.

Pablo quiere evitar todo cuanto pueda ser interpretado como una coacción desagradable. No quiere tender un lazo a la comunidad (1Co 7:35). Particularmente en el asunto de las colectas quiere prescindir de todo mandato. Con todo, también aquí habla y actúa con autoridad apostólica. Al recordar la solicitud de las comunidades macedónicas, quiere comprobar la autenticidad del amor de los corintios y demostrar que el amor es la piedra de toque de la fe y del conocimiento (1Jn 3:17 s). Esta comprobación es algo que compete al apóstol, y sólo a él. Por amor se entiende tanto el de los corintios a las comunidades pobres de Palestina, como el amor a Pablo, que tan cordial interés tiene en la colecta, como, finalmente, la unión de amor con Dios, en el que todos los demás amores se fundamentan. Este contenido universal de la palabra «amor» se pondrá de manifiesto acto seguido.

9 Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo: cómo por nosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros fuerais enriquecidos con su pobreza.

En todas sus reflexiones sobre las relaciones entre las comunidades alude Pablo al ejemplo de Cristo, con lo cual aparece súbitamente al descubierto la profundidad teológica de las realidades de este mundo. Cristo renunció a permanecer junto al Padre, en la plenitud divina del poder, y abandonó la gloria celestial que, por ser Hijo de Dios, le correspondía. Eligió la pobreza de la existencia humana, para trocar en la riqueza eterna de la salvación la pobreza de todos aquellos por cuyo amor se hizo pobre. Similarmente, otra exhortación del Apóstol nos enseña a pensar no en la comodidad y en los bienes propios, sino en los de los demás, y alude al ejemplo de Cristo, que, al hacerse hombre, se despojó de la riqueza divina visible, por amor a los hombres (Rom 15:3.7; Heb 12:2). También se exhorta a la renuncia, aduciendo el ejemplo de Cristo, en el himno a Cristo de la carta a los Filipenses (Flp 2:5-11), que expone detalladamente esta enseñanza desde la naturaleza de Cristo y desde el camino que él ha seguido, desde la eternidad divina, a través del tiempo terreno, para volver de nuevo a la eternidad. Este es el don de gracia de Cristo al mundo. Si su pobreza enriqueció a los corintios y al mundo entero, también ahora aquellos que han sido ampliamente beneficiados deben dar por auténtico amor. La acción de Cristo debe continuarse en la acción de los cristianos.

La gracia debe empujar a los corintios a su gesto de amor de la colecta desde una triple perspectiva: por la gracia otorgada a las comunidades macedónicas (Flp 8:1); porque la gracia debe mostrarse poderosa también en la iglesia de Corinto (Flp 8:6 s), y, finalmente, por eI ejemplo de la gracia, que se ha hecho visible en Cristo (Flp 8:9). En los tres casos emplea Pablo la misma palabra gracia, cuyo sentido es siempre el mismo: capacidad de entrega, que emana del don de Dios.

10 En esto os doy mi consejo. Puesto que esto os conviene a vosotros, que no sólo fuisteis los primeros en actuar, sino también en quererlo desde el año pasado.

Una vez más insiste Pablo en que no quiere mandar, sino sugerir. La obra de amor aportará ventajas también a los corintios. Pablo debe estar pensando en la patente ganancia que toda buena acción aporta al que la hace, en cuanto que fortalece su postura y su fuerza moral. De este modo, el cristiano crece en la fe y el amor. La colecta se venía haciendo en Corinto desde bastante tiempo atrás. Ya hacía un año que la habían comenzado los corintios. La idea y la organización, y la misma realización, habían surgido espontáneamente en ellos. Bastaba ahora con recordárselo, no era preciso un mandato expreso.

11 Ahora, pues, llevad también a término la obra, para que a la prontitud en el querer corresponda la realización según lo que tenéis. 12 Porque, si está por delante la buena voluntad, se acepta con gusto, según lo que uno tiene, no según lo que no tiene.

Una vez los corintios se han decidido, desde hace ya tiempo, a realizar una colecta, deben llevar a término sus proyectos. Afirmar la prontitud en el querer no es nada, sólo los hechos finales cuentan. Pero los hechos deben medirse de acuerdo con las posibilidades. Pablo quiere evitar una vez más (Flp 8:8), y de manera absoluta, que los corintios consideren la colecta como una imposición. No les empuja a nada involuntario o desmedido. Deben contribuir de acuerdo con sus posibilidades. La buena voluntad y la ofrenda se aceptan con gusto, de acuerdo con las posibilidades de cada uno. No se pide nada imposible, y nadie está obligado a dar lo que no tiene. También una pequeña dádiva puede ser testimonio y auténtica ofrenda de amor. Recuérdese eI relato evangélico de la ofrenda de la viuda (Mar 12:43 s). Esta discreción en las peticiones para la colecta se funda en el hecho de que la mayoría de los miembros de las comunidades, lo mismo en Corinto que, con toda seguridad, en el resto de Acaya (de acuerdo con la indicación de 1Co 1:26), eran pobres.

13 Pues no se trata de que haya holgura para otros y para vosotros escasez, sino que haya cierta igualdad: 14 en la ocasión actual, vuestra abundancia colme su escasez, para que también colme vuestra escasez la abundancia de ellos. Así habrá igualdad…

Las cosas no deben ocurrir de tal modo que el donativo ayude al que lo recibe pero deje tan agotado al donante que tenga que pasar necesidad. En los bienes necesarios para la vida debe llegarse a una cierta igualdad. El apóstol piensa y habla con una extremada sencillez. De las comunidades de Macedonia dijo, ciertamente, que en su gran pobreza han dado no sólo según sus posibilidades, sino por encima de ellas (8,3). De él mismo puede decirse que en su servicio apostólico se desgasta por los demás (12,15). Su muerte es la vida de la comunidad. Pero no se puede ni es lícito empujar ni obligar a nadie a cosas extraordinarias.

La igualdad entre la comunidad necesitada de Jerusalén y las restantes comunidades cristianas debe realizarse en un doble sentido. Al presente, la abundancia de las demás comunidades debe socorrer la escasez de la comunidad necesitada de Jerusalén. Pero la ayuda refluirá desde Jerusalén y entonces la sobreabundancia de ésta servirá a la escasez de las otras comunidades. ¿Cómo y cuándo sucederá esto? ¿Es que piensa Pablo que la comunidad de Jerusalén podrá retribuir con los mismos dones materiales? ¿Considera Pablo como posible que alguna vez aquella comunidad de Palestina gozará de una posición desahogada y las demás comunidades se verán empobrecidas? ¿O piensa acaso en algo distinto? También en la carta a los romanos invita Pablo a una colecta por los pobres de Jerusalén. Y se fundamenta en que las comunidades procedentes de la gentilidad participaron en los bienes espirituales de Jerusalén y están, por tanto, obligadas a ayudar a aquella Iglesia con dones «carnales», es decir, materiales (Rom 15:27). ¿Quiere asegurar, pues, Pablo que Jerusalén enriquecerá también en el futuro y para siempre, en virtud de su sobreabundante posesión de dones de la gracia, a las comunidades procedentes de la gentilidad con dones espirituales? ¿O debe entenderse su afirmación en el sentido de que los socorros dados a la comunidad de Jerusalén se volverán profusamente sobre los donantes en virtud de la acción de gracias que subirá, por ellos, hasta Dios (cf. 2Co 9:12)?

15 …como está escrito: «El que mucho recogió no tuvo de sobra, y el que poco recogió no tuvo escasez» (Exo 16:18).

Pablo cierra y confirma su exhortación con un ejemplo tomado del Antiguo Testamento. Volverá a ocurrir de nuevo lo que se dice a propósito del milagro del maná. Por más que los israelitas recogieran cantidades distintas de maná, al final todos encontraban la misma cantidad en su recipiente, siempre justamente la que necesitaban. Lo que ocurrió milagrosamente en el desierto, volverá a ocurrir de nuevo en las comunidades cristianas por el intercambio del amor fraterno.

b) Delegados para la colecta (8/16-24).

16 Gracias sean dadas a Dios, que ha puesto en el corazón de Tito la misma solicitud por vosotros; 17 pues, además de acoger bien nuestro ruego, estando llenos de entusiasmo, se dirige a vosotros por propia iniciativa.

Pablo quiere enviar a su colaborador Tito a la ciudad Corinto, con algunos compañeros, para que se hagan cargo de las tareas de aquella comunidad. El apóstol quiere presentarlos nuevamente con unas palabras de recomendación. Tito ha recibido con agrado el encargo, y Pablo está tan contento de su pronta disposición y buena voluntad que tiene que decirlo no con unas sencillas palabras sino acudiendo a un gracias sean dadas a Dios. Esta acción de gracias es debida a que Pablo ve aquí un don de Dios a Tito.

Tito tiene la misma solicitud y preocupación por la Iglesia de Corinto que el mismo Pablo. Más aún, estaba tan lleno de entusiasmo, que voluntariamente se presentó al apóstol para pedir aquel trabajo, de tal modo que, en realidad, no fue a Corinto en virtud de un encargo del apóstol, sino que regresó de nuevo, por su propia voluntad, allí de donde acababa de venir (según 7,6).

18 También enviamos con él el hermano que es elogiado en todas las Iglesias a propósito del Evangelio.

Con Tito envía Pablo dos compañeros (8,18.22), comisionados para que, lo mismo que ayudaron a Pablo en la tarea de las colectas, ayuden ahora a Tito. Ambos son presentados a los corintios, aunque cada uno de una manera distinta. Evidentemente, tienen diferente rango y misión en el servicio de las Iglesias.

Pablo no menciona los nombres de los comisionados. Este silencio llamó ya la atención de los padres de la Iglesia; también la exégesis actual se pregunta quiénes eran en concreto y por qué no se mencionan sus nombres. Acaso hayan sido citados ocasionalmente en el Nuevo Testamento, pero también puede tratarse de cristianos desconocidos. Pablo puede haber prescindido de citar sus nombres en la carta bien porque no fueran conocidos de los corintios, bien porque quisiera dejar a Tito la tarea de mencionarlos, cuando hiciera a los corintios la presentación de sus acompañantes. Del primer comisionado dice Pablo que es objeto de elogios por parte de todas las comunidades por el anuncio del Evangelio. Sería, pues, un predicador o inspector de las comunidades, que gozaba de prestigio y era conocido en todas partes. El «a propósito del Evangelio» puede referirse tanto a la predicación inmediata y directa del Evangelio como, de una manera más genérica, a todos los servicios hechos por la Iglesia.

19 Y no sólo esto, sino que también fue elegido por votación de las Iglesias como compañero nuestro de viaje en esta obra de la gracia, obra administrada por nosotros para gloria del Señor y en testimonio de nuestra buena voluntad.

Las comunidades eligieron a este comisionado como compañero de Pablo para llevar a cabo la tarea de la colecta precisamente en virtud de su buen crédito ante todo el mundo. Esta noticia nos permite echar una mirada al gobierno de la Iglesia cristiana primitiva. Pablo no comisiona sin más, por su decisión personal, a este representante oficial de las comunidades que ahora, además, es su compañero de viaje y su auxiliar, sino que son las comunidades las que tienen el derecho a hacer su propia elección y lo ejercitan mediante una votación general. Pablo llama de nuevo a la obra de la colecta no tanto empresa humana cuanto obra de la gracia de Dios, Pero la gracia de Dios se realiza mediante el esfuerzo de los hombres. La obra de la colecta tiene como finalidad la gloria de Dios, pero también, ciertamente, la demostración de la buena voluntad del apóstol y el servicio de la Iglesia en todo. Además, esta colecta tiene un objeto especial, el de hacer saber a todo el mundo que Pablo reconoce que la comunidad de Jerusalén es la Iglesia originaria, que el apóstol quiere mantenerse en comunión con ella y que exhorta a toda la Iglesia a que no olviden sus deberes respecto de la Iglesia madre de Jerusalén.

20 Así evitamos que nadie nos pueda criticar en esta abundante colecta, administrada por nosotros.

Que a Pablo se le hayan asignado auxiliares y compañeros para la colecta, es una cosa normal que, por otra parte, responde enteramente a los deseos del apóstol. Quiere prevenir toda posible suspicacia. No se trata, por supuesto, de la grosera sospecha de malversación de fondos, pero sí, acaso, la sospecha de que Pablo, en virtud de su autoridad de apóstol, esquilme a las comunidades, para sacar él también, en definitiva, algún provecho, pensando, tal vez, conquistarse, en beneficio propio, y gracias a la colecta, la amistad de los hombres probos. Ya antes tuvo que defenderse Pablo frente a suposiciones de este género (1Te 2:5). Según nuestra carta (1Te 12:16-18), los adversarios de Pablo en Corinto llegaron a sospechar, de todos modos -y a pesar de que él personalmente no admitía ninguna ayuda de la comunidad-, que había explotado a la comunidad por medio de su delegado Tito y de otros mensajeros. Pablo tenía, pues, buenas razones para precaverse contra la envidia.

21 Pues procuramos hacer lo que es bueno, no sólo ante el Señor, sino también ante los hombres (Pro 3:4).

Pablo confirma su afirmación fundamental con una cita de los Proverbios de Salomón (como en Rom 12:17). Procura conservar su buen nombre ante los hombres. Sabe, desde luego, que pertenece al grupo de los despreciados de este mundo (1Co 4:10) y que debe ejercer su ministerio lo mismo en gloria que en ignominia, en buena y en mala fama (1Co 6:8). Estas afirmaciones, aparentemente contradictorias, deben entenderse en el sentido de que Pablo evita todo escándalo innecesario e injustificado que alguien pudiera recibir del apóstol, pues sabe que ya la persona y la predicación del apóstol provocan suficiente escándalo, y él tiene que soportarlo. El apóstol debe exponer la verdad y ante todos los hombres de buena voluntad debe quedar bien en claro la sinceridad con que se presenta delante de Dios.

22 Y os enviamos juntamente con ellos a nuestro hermano, de quien hemos comprobado que fue solícito muchas veces en muchas ocasiones, y ahora mucho más solícito todavía, por la confianza que tiene en vosotros.

Las palabras de introducción de segundo compañero que Pablo envía con Tito se diferencian de las del primero. Es hermano, es decir, un compañero cristiano, o acaso también colega de Pablo y Tito en el ministerio. Fuera de esto, nada más se dice de sus anteriores servicios en la Iglesia. Así pues, no ha servido aún a las comunidades de una manera independiente y pública, pero, con todo, Pablo ha experimentado personalmente, en muchos casos, que es un auxiliar solícito y ha aprendido a estimarle como tal. Su solicitud por viajar a Corinto y servir allí a la comunidad supera todos sus servicios anteriores.

23 En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador entre vosotros. Respecto a nuestros hermanos, son apóstoles de las Iglesias, son gloria de Cristo.

Unas frases breves, sintetizantes y sugerentes cierran las presentaciones. Pablo caracteriza, una vez más, a los tres auxiliares que irán a Corinto para la colecta. Honra a Tito con el testimonio de que siempre, y en todas partes, es el compañero de confianza, pero, de una manera especial, su colaborador en todo lo referente al servicio de la Iglesia de Corinto. La dignidad de los compañeros de Tito se mide por su relación a Cristo y a la Iglesia. Son apóstoles de las Iglesias. Pablo emplea el título glorioso de apóstol, lo mismo aquí que en otros muchos lugares 64, no sólo para los doce apóstoles llamados personalmente por Cristo, sino para un círculo más amplio de portadores del ministerio en la Iglesia. «Apóstol» significa mensajero, mensajero del Evangelio o también mensajero de la correspondencia entre las comunidades. De ellos dice que anuncian en el mundo la gloria de Cristo. Así como Pablo dice del ministerio de la Iglesia (3,8-11) que es la manifestación de la gloria de Dios, así también puede decir de cada uno de los portadores del ministerio que manifiestan la fuerza salvífica y la gracia de Cristo ante los hombres.

……………

64. Cf. Rom 16:7; FIp 2,25; Hec 14:14.

……………

24 Dadles, pues, ante las Iglesias, pruebas de vuestro amor y del legítimo orgullo que tenemos por vosotros.

Los cristianos de Corinto deben demostrar que su amor a los hermanos es auténtico, que el orgullo de Pablo y las alabanzas que ha dicho de ellos ante los comisionados, son verdaderas y justificadas. Y pueden demostrarlo tanto acogiendo a los enviados con buena voluntad y proveyendo con largueza sus necesidades como, sobre todo, con generosas aportaciones. La comunidad de Corinto no puede olvidar, a este respecto, que todo ocurre en público, ante las miradas de toda la Iglesia.

Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje

— colecta: Lit. gracia. No sólo en este pasaje (ver también 2Co 8:4; 2Co 8:6-7; 2Co 8:19), sino también en otros lugares (ver 2Co 9:1; 2Co 9:5; 2Co 9:10; 2Co 9:12-13; Rom 15:26-27; Rom 15:31; 1Co 16:1-3) Pablo utiliza una terminología intencionadamente religiosa para referirse a esta ayuda material en favor de las iglesias necesitadas de Palestina. Con ello, Pablo quiere indicar que la colecta, en cuanto comunicación de bienes, es para sus comunidades una genuina expresión de vida cristiana. En el presente contexto, se traduce “jaris” (= gracia) por colecta, porque a eso se refiere Pablo en última instancia.

— Macedonia: Ver nota a Rom 15:26.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Rom 15:26; (ver 1Co 16:1-4).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

El ejemplo de los macedonios

1, 2 Pablo utiliza el ejemplo de la notablemente generosa respuesta de los macedonios al pedido de la ofrenda para motivar a los corintios a completar lo que ya se habían mostrado dispuestos a hacer (cf. 9:1, 2). Los macedonios, a pesar del hecho de que ellos mismos estaban pasando por una grande prueba de tribulación, y experimentando una extrema pobreza, expresaron su gozo con gran generosidad. 3-5 No sólo dieron de acuerdo con sus fuerzas, sino aun más allá de sus fuerzas, y no solamente por la urgencia del pedido, sino porque se dieron primeramente ellos mismos al Señor. 6 A la luz de la respuesta de los macedonios, Pablo envió a Tito para reavivar entre los corintios el tema de la ofrenda.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

8.1ss Pablo, al escribir desde Macedonia, esperaba que las noticias de la generosidad de estas iglesias animaran a los creyentes de Corinto y los estimularan para solucionar sus problemas y para unirse en hermandad.8.2-5 Durante su tercer viaje misionero, Pablo fue recolectando dinero para los creyentes pobres de Jerusalén. Las iglesias en Macedonia -Filipos, Tesalónica y Berea- dieron dinero a pesar de ser también pobres, y dieron mucho más de lo que Pablo esperaba. Era una dádiva con sacrificio, eran pobres pero querían ayudar. Lo sobresaliente del dar no radica en la cantidad sino en el porqué y en el cómo damos. Dios no quiere dádivas que se den de mala gana. En vez de eso, quiere que demos como lo hicieron estas iglesias: como una dedicación a Cristo, amor por los creyentes, la alegría de ayudar a aquellos que están en necesidad y porque era correcto hacerlo. ¿Cuánto se parece su medida de dar a la de las iglesias en Macedonia?8.3-6 El Reino de Dios se extiende a través de la preocupación y el ahínco de los creyentes, en su afán de ayudar a otros. Aquí vemos a varias iglesias uniéndose para ayudar a las otras, más allá de su propio círculo de amigos y de su propia ciudad. Explore las maneras en que podría relacionar su ministerio más allá de su ciudad, sea por medio de su congregación o a través de alguna organización cristiana. Al unirse con otros creyentes para llevar a cabo la obra de Dios, usted fortalece la unidad y contribuye a que el reino crezca.8.7, 8 Los creyentes corintios sobresalieron en todo: tuvieron fe, buena predicación (palabra), mucho conocimiento, mucha solicitud, mucho amor. Pablo quería además que fueran líderes en ofrendar. Dar es una respuesta natural del amor. Pablo no les ordenó a los corintios que dieran, sino que los desafió a probar que su amor era sincero. Cuando usted ama a alguien, quiere darle su tiempo y su atención, así como suplir sus necesidades. Si se niega a hacerlo, su amor pudiera no ser tan genuino como dice.8.9 No hay evidencia de que Jesús fuera más pobre que muchos palestinos del primer siglo, más aún, El se hizo pobre al ceder sus derechos como Dios y convertirse en un ser humano. En su encarnación, Dios voluntariamente se convierte en hombre: una persona totalmente humana, Jesús de Nazaret. Como hombre, estuvo sujeto a espacio, tiempo y a todas las demás limitaciones humanas. No perdió su poder eterno al convertirse en hombre, sino que puso a un lado su gloria y sus derechos (véase la nota a Phi 2:5-7). En respuesta a la voluntad del Padre, limitó su poder y conocimiento. Cristo se convirtió en «pobre» cuando se hizo humano, porque abandonó muchas cosas. Sin embargo, con ello nos hizo «ricos» porque nosotros recibimos salvación y vida eterna.Lo que hizo la humanidad de Jesús única fue su libertad del pecado. En su completa humanidad, podemos ver cada aspecto del carácter de Dios expresado en términos humanos. La encarnación se explica con mayor amplitud en los siguientes pasajes bíblicos: Joh 1:1-14; Rom 1:2-5; Phi 2:6-11; 1Ti 3:16, Heb 2:14; 1Jo 1:1-3.8.10-15 La iglesia en Corinto tenía dinero, y aparentemente habían planeado recolectarlo para la iglesia de Jerusalén un año antes (véase también 9.2). Pablo la desafió a seguir sus planes. Cuatro principios emergen aquí: (1) su disposición para dar con alegría es más importante que la cantidad que dé; (2) usted debe esforzarse por cumplir con sus compromisos financieros; (3) si da a otras personas que están en necesidad, ellas a su vez lo harán cuando usted esté en necesidad; (4) debiera dar como una respuesta a Cristo, no por lo que pudiera recibir como recompensa. La manera en que usted da refleja su devoción a Cristo.8.12 ¿Cómo decide usted la cantidad que debe dar? ¿Qué acerca de las diferencias en los recursos financieros que tienen los cristianos? Pablo da a la iglesia en Corinto varios principios a seguir: (1) cada persona debe cumplir con las promesas que hizo (8.10, 11; 9.3); (2) cada persona debe dar tanto como le sea posible (8.12; 9.6); (3) cada persona debe determinar la cantidad que debe dar (9.7); y (4) cada persona debe dar en proporción a lo que Dios le ha dado (9.10). Dios nos da de modo que podamos dar a otros.8.12 Pablo dice que debemos dar de lo que tenemos, no de lo que no tenemos. La ofrenda sacrificial debe ser responsable. Pablo quiere que los creyentes den con generosidad, pero no al extremo que los que dependen de los dadores (por ejemplo, su familia) no tengan sus necesidades básicas cubiertas. Dé hasta que le duela, pero no hasta que le duela a su familia y/o parientes que necesitan de su apoyo económico.8.18-21 Otro «hermano» viajó con Pablo y Tito, un hombre que fue elegido por las iglesias para llevar también la importante ofrenda a Jerusalén. Pablo explica que al viajar juntos no podría caber lugar a sospechas en cuanto al uso del dinero. La gente que envió Pablo estaba bien recomendada. La iglesia no tuvo que preocuparse de que los portadores usaran mal el dinero.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 299 Rom 15:26

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

la gracia de Dios. La gracia de Dios manifestada en las iglesias de Macedonia (Filipos, Tesalónica y Berea), por su generosidad para ayudar a la comunidad cristiana de Jerusalén, es tema repetido en los capítulos 8 y 9 (8:1, 4, 6, 9, 16, 19; 9:5, 8, 14, 15). La con- tribución de los macedonios (vers. 6, 7, 19; 9:5) no sólo fue para aliviar la pobreza, sino para testificar de la solidaridad entre los cristianos gentiles y judíos.

Fuente: La Biblia de las Américas

1 super (1) Véase la nota 10 super (1) de 1co 15. Por medio de esta gracia, la cual es la vida de resurrección de Cristo, los creyentes macedonios vencieron la usurpación de las riquezas temporales e inciertas (véase la nota 1 super (1) de 1co 16) y llegaron a ser generosos al ministrar a los santos necesitados.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Las verdades presentadas aquí acerca del ofrendar en el NT son:

(1) es una gracia (vv. 2Co 8:1; 2Co 8:6);

(2) puede ejercitarse incluso dentro de la pobreza (v. 2Co 8:2);

(3) es una forma de comunión (v. 2Co 8:4); y

(4) debería ir precedida de la dedicación de uno mismo (v. 2Co 8:5). Parece ser que la iglesia de Corinto nunca, al menos hasta el tiempo en que Pablo escribe, le había aportado ningún sostén financiero (cp. 2Co 11:8-9; 2Co 12:13; 1Co 9:11-12).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

33 Parte cuarta: La colecta para Jerusalén (8,1-9,15). Los caps. 8-9 son un elemento clave en el debate acerca de la integridad de 2 Cor (→ 1 supra). Aunque no se han invocado argumentos serios para separar el cap. 8 de los caps. 1-7, los que niegan la unidad de los caps. 8-9 (Georgi, Kollekte 56-57) requieren una consideración cuidadosa. (1) 9,1 no es la continuación de 8,24 y anuncia un tema nuevo. (2) La relación entre macedonios y corintios en 8,1-5 se invierte en 9,2. (3) La intención de mandar los delegados difiere en 8,20 y 9,3-5. (4) Acaya, mencionada en 9,2, no aparece en ningún lugar del cap. 8. Aunque estas observaciones ponen de relieve acentos diferentes, el comentario mostrará que ninguna de ellas supone el tipo de contradicción que exigiría considerar el cap. 9 una carta aparte. Para la índole de la colecta y la reacción inicial corintia ante ella, véase el comentario a 1 Cor 16,1-4.
34 (A) Una petición estimulante (8,1-15) . Empleando el ejemplo de la generosidad macedonia, Pablo invita delicadamente a los corintios a pasar, de una entusiasta aceptación de la idea de la colecta, a una donación real. Tito debió de informarle de que el mecanismo establecido en 1 Cor 16,2 no era operativo (véase el v. 12), y Pablo podía comparar esto con el desprendimiento de los tesalonicenses y los filipenses, entre los cuales había vivido seis meses (→ 4 supra). 1. la gracia de Dios: Dada la situación esbozada en los w. 2-3, sólo el poder divino podía explicar la respuesta de los macedonios. 2. su extrema pobreza: Posiblemente como resultado de la persecución, o en comparación con la opulencia de Corinto. 3. por encima de sus posibilidades: Existe un contraste deliberado con lo que él había exigido de los corintios (v. 12; cf. 1 Cor 16,2). Rom 15,26 parece dar a entender que la aportación de Macedonia excedía a la de Acaya. 5. no simplemente como habíamos esperado: El punto de referencia son las expectativas de Pablo, primero: Esto supone que de hecho se habían realizado donativos, se entregaron en persona: En términos teológicos, su don tenía valor como expresión de amor (v. 8). 6. Tito debió de sacar el tema de la colecta cuando vio la respuesta de los corintios (7,15). Habría sido un momento oportuno para sugerirles que dieran pasos en un asunto que a Pablo le interesaba mucho.
35 7. fe, palabra, ciencia: Mencionar dones espirituales (1 Cor 12,8-9) es en realidad censurar con una vaga alabanza (véase el comentario a 1 Cor 1,5), pero los corintios no lo verían de ese modo, el amor que os tenemos: Esta lectura (P46, B) ciertamente es más difícil que la comúnmente testimoniada «vuestro amor por nosotros» y refleja la valoración realista que Pablo hace de la situación (6,11-13).
8. no como una orden: Pablo no quiere dar la impresión de que les está tiranizando (1,12; 1 Cor 7,6), pero la razón teológica se da en 9,7 (cf. Flm 8.14). la realidad de vuestro amor: Pablo tiene sus dudas. El amor es celo en acción.
9. Pablo escoge una imagen adecuada a la situación para enunciar el principio teológico de 5,21, cuyo significado práctico se da en 5,15. No se da a entender la preexistencia de Cristo (véase J. D. G. Dunn, Christology in the Making [Londres 1980] 121-23). 10. es conveniente: Para mantener el honor de la comunidad. Pablo evita criticar directamente el fallo de los corintios, no sólo el hacer, sino también el querer: Cabía esperar el orden inverso (Flp 2,13) . El aor. topoiésai parece hacer referencia a un acto concreto, a saber, el comienzo de una colecta que se interrumpió por alguna razón (v. 12), mientras que el presente to thelein evoca un deseo continuado de actuar. Lo segundo era más importante para Pablo, desde el año pasado: No es probable que Pablo tuviera en mente un calendario específico. «Ya el año pasado» es el mejor modo de expresar su intención (9,2). 11. El deseo ha de traducirse en acción. 12. según lo que uno tiene: La afirmación de Pablo de que cualquier cosa que se puedan permitir dar es aceptable parece suponer que los corintios habían pospuesto la colecta hasta que pudieran ofrecer una gran suma. 13-14. Los corintios no tienen que arruinarse, sino compartir la riqueza que les sobra, por pequeña que ésta pueda ser. En ese momento son los de Jerusalén quienes pasan necesidad, otro día podrían ser ellos. 15. Se cita Éx 16,18, donde el contexto obliga a sobreentender el vb. «recogía».
36 (B) La recomendación de los representantes (8,16-9,5). Como paso práctico hacia la realización del v. 11, Tito y dos hermanos son enviados a Corinto para ayudar en la organización de la colecta (w. 16,24), y Pablo explica por qué se tiene que hacer ahora (9,1-5) . 17. La razón principal para el regreso de Tito a Corinto no es la petición de Pablo, sino el amor que aquél tiene a la comunidad. 19. elegido por todas las Iglesias: Es de suponer que las Iglesias en cuestión fueran las de Macedonia, pero no es probable que ese individuo fuese nativo de esa región (9,4). Tal vez fuera un corintio que se había establecido allí como misionero (v. 18) y que podía ser reconocido en Corinto. para gloria del Señor y por iniciativa nuestra: La colecta da gloria a Dios y manifiesta la buena disposición de Pablo a ayudar a Jerusalén. 20-21. Este individuo probablemente fue elegido a instancias de Pablo (1 Cor 16,3) como una garantía que hiciera impensable una incorrección. Desde el comienzo, Pablo tomó precauciones para que no se le pudiera tachar de interesado (1 Tes 2,1-12; 1 Cor 9,1-18). 21. Hay una alusión a Prov 3,4. 22. hermano nuestro: El segundo delegado también era miembro de una de las Iglesias macedonias (v. 23) y tal vez asistiera a Pablo durante su estancia allí, la gran confianza que tiene en vosotros: Tal conocimiento de la comunidad de Corinto hace suponer que quizá fuera conocido en ésta. 23. mi compañero y colaborador: «Mi» pone a Tito aparte de los otros dos. Como Timoteo, era miembro permanente del séquito de Pablo (1 Cor 16,10; Flp 2,19-22; cf. 1 Tes 3,2). enviados de las Iglesias: Este uso de apostoloi es paralelo del de Flp 2,25 y Rom 16,7. la gloria de Dios: Honran a Dios con su integridad. 24. Se reitera el llamamiento de los vv. 7.11. La respuesta de los corintios al amor de Pablo confirmará lo que éste había dicho acerca de ellos (9,2).

Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo

T264 Es posible que la frase prepositiva ἐν ταῖς ἐκκλησίαις signfique: a las iglesias (como un dativo simple), aunque no es imposible la traducción: dentro de (se usa por el dativo simple; vea 2Co 4:3 -BD220[1]; ἐν significa: entre -R587; la preposición se usa en vez de εἰς, comp. 2Co 1:22 -M76). [Editor. Después del verbo transitivo δίδωμαι, la preposición ἐν con un dativo parece que tiene un sentido que equivale a un dativo simple; comp. Hch 4:12 . En esencia esto es similar a la sugerencia de Moule.]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

[1] Cuando Israel está siendo restaurado, la igualdad debe ser prevaleciente en todas las empresas incluyendo el obsequiarse del uno al otro. Este midrash, o explicación no está hablando del diezmar, o del pagar los diezmos lo cual es una orden eterna de la Torah comenzando en un mínimo del diez por ciento del ingreso bruto de uno. El diezmar no es algo que un individuo hace arbitrariamente. Al contrario, lo que se está dirigiendo aquí es ofrendas terumah voluntarias, o el cuidado y mantenimiento del pueblo de Israel esparcido, en donde uno sí tiene la libertad de distribuir de acuerdo a decisiones personales, basadas en la abundancia propia, no obstante lo grande, o pequeña que pueda ser.

[2] Hablando del sistema equitativo de YHWH de distribución de maná. Note la conexión Israelita, al tiempo que Pablo aplica una Escritura sobre la equidad en Israel a los Corintios, lo cual es más evidencia de sus raíces espirituales y físicas como Israel.

Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero

[14] Y socorriendo vosotros ahora a los de Judea, igualmente os socorrerán ellos, cuando venga algún año de necesidades entre vosotros.[18] Lucas oMarcos.

Fuente: Notas Torres Amat