Comentario de 2 Corintios 9:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
En cuanto a esta ayuda para los santos, está de más que os escriba;
9:1 — «Cuanto a la… os escriba». Este capítulo continúa el tema comenzado en el 8, que es la colecta para los santos necesitados en Jerusalén. Estos dos capítulos deben ser estudiados juntamente. Muchos de los comentarios hechos en el cap. 8 tienen aplicación en este capítulo. Véanse también Hch 24:17; Rom 15:25-26 y 1Co 16:1-4. Era por demás escribirles acerca de la colecta, porque ya habían decidido hacerla desde el año anterior (8:10). Pero era de tanta importancia que la iglesia en Corinto ahora terminara la tarea, que Pablo les escribe lo que va en este capítulo.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
cuanto a la ministración. 2Co 9:12-14; 2Co 8:4; Gál 2:10; Gál 6:10.
es por demás que yo os escriba. 1Ts 4:9, 1Ts 4:10; 1Ts 5:1; 1Jn 2:27.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Expresa la razón por la cual, aunque conocía la buena voluntad de ellos, sin embargo, envía de antemano a Tito y los hermanos, 2Co 9:1-5.
Y les exhorta a una ofrenda abundante, como de siembra de semilla, 2Co 9:6-9,
que se tornará en gran abundancia para ellos, 2Co 9:10-12,
y ocasionará un gran sacrificio de acción de gracias a Dios, 2Co 9:13-15.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
En este versículo, la colecta para los creyentes de Jerusalén se llama ministración para los santos.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
LAS IGLESIAS DE MACEDONIA. Estos dos capítulos contienen instrucciones sobre la ofrenda para los creyentes pobres de Jerusalén. Hay en las palabras de Pablo la más completa enseñanza del NT respecto a las ofrendas de los creyentes. Los principios que aquí se dan son pautas para los creyentes y las iglesias de todos los tiempos (véase la nota que sigue).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Nueva llamada a la generosidad, 9:1-5.
1 Pues cuanto al socorro en favor de los santos, no es necesario que yo os escriba; 2 conozco vuestra pronta voluntad, que es para mí motivo de gloria en vosotros ante los macedonios, pues Acaya está apercibida desde el año pasado, y vuestro celo ha estimulado a muchos. 3 A pesar de esto, envié a los hermanos, para que nuestra gloria en vosotros no resulte vana en este asunto, y que según he dicho estéis dispuestos, 4 no sea que al llegar los macedonios conmigo os encuentren desprevenidos, y quedemos confundidos nosotros, por no decir vosotros, en este negocio” 5 Por eso he creído necesario rogar a los hermanos que anticiparan el viaje y preparasen de antemano vuestra prometida bendición, y con esta preparación resulte obra de liberalidad, y no de mezquindad.
En este c.9 se repiten en gran parte ideas expuestas ya en el c.8. Esta es la razón por la que bastantes autores modernos suponen que este capítulo no es continuación del anterior, sino que proviene de otro escrito de San Pablo y fue introducido aquí posteriormente. Tanto más que en 9:1 parece hablarse de la colecta como de tema aún no tocado. Creemos, sin embargo, que ambos capítulos guardan entre sí relación y nada impide que puedan ser considerados como pertenecientes a una misma carta, tal como nos los presentan ya desde el principio todos los códices y versiones.
En efecto, San Pablo conocía bien a los corintios, y, no obstante las repetidas alabanzas que de ellos hace, vemos que busca y rebusca motivos para urgirles a que sean diligentes en hacer la colecta. ¡Se ve que no las tenía todas consigo! Nada tiene, pues, de extraño que insista una y otra vez en el tema, completando y urgiendo más lo ya dicho anteriormente. Ni es cierto que 9:1 suponga una entrada en materia, y no sea más bien un modo hábil de continuar insistiendo en el tema. Ese “pues” (yáp) del v.1 parece claro que está enlazando ambos capítulos. Su exhortación a que fueran generosos y demostraran así lo fundado de las alabanzas que él/hacía de ellos (8:24) quiso remacharla con una nueva alabanza: es superfluo que yo me detenga a haceros recomendaciones sobre esto a vosotros, que ya desde el año pasado andáis Con la colecta, y tanto, que vuestro celo ha estimulado a los de Macedonia (v.1-2); sin embargo, os envío los delegados para que todo esté pronto a mi llegada, no sea que ahora que van a ir conmigo algunos cristianos de Macedonia os encuentren desprevenidos, con vergüenza para mí, que tanto os he alabado delante de ellos, y para vosotros (v.3-5). ¡Es admirable cómo sabe aprovechar todos los recursos San Pablo! Antes (cf. 8:1-5) elogió a los macedonios, ahora (9:2) elogia a los corintios; pero el fin es el mismo: que los corintios, a quienes dirige la carta, se muestren generosos.
La limosna, fuente de bendiciones, 9:6-15.
6 Pues os digo: El que escaso siembra, escaso cosecha; el que siembra con largura, con largura cosechará. 7 Cada uno haga según se ha propuesto en su corazón, no de mala gana ni obligado, que Dios ama al que da con alegría. 8 Y poderoso es Dios para acrecentar en vosotros todo género de gracias, para que, teniendo siempre y en todo lo bastante, abundéis en toda obra buena, 9 según que está escrito: “Con largueza repartió, dio a los pobres; su justicia permanecerá para siempre.” 10 El que da la simiente al que siembra, también le dará el pan para su alimento, y multiplicará vuestra sementera, y acrecentará los frutos de vuestra justicia. 11 Υ en todo seréis enriquecidos para toda liberalidad, que por nuestra mediación produzca acción de gracias a Dios. 12 Pues el ministerio de este servicio no sólo remedia la escasez de los santos, sino que hace rebosar en ellos copiosa acción de gracias a Dios; 13 por cuanto, experimentando este vuestro servicio, glorifican a Dios por vuestra obediencia al Evangelio de Cristo y por la largueza de vuestra comunión con ellos y con todos; 14 y con su oración por vosotros manifiestan el afecto que os tienen, a causa de la sobreabundante gracia que Dios ha derramado en vosotros. 15 Gracias sean dadas a Dios por su inefable don.
Hermosa conclusión del “sermón de caridad.” San Pablo, valiéndose de la imagen de la siembra y la cosecha, hace resaltar la maravillosa fecundidad de la limosna. Prácticamente no es sino un comentario, con aplicación al caso concreto de la limosna, de aquellas palabras de Jesucristo: “dad y se os dará” (Luc 6:38).
El Apóstol expone dos ideas fundamentales: que la limosna, hecha de buen ánimo y con alegría, no sólo no disminuye, sino que , acrecienta los bienes (v.6-10), y que, además, es ocasión de acción de gracias a Dios y estrechamiento de vínculos entre los cristianos (v.11-15). Respecto de la primera idea, no parece caber duda que el Apóstol apunta directamente a los bienes materiales, de menor importancia, sin duda, que los espirituales, pero que Dios concederá abundantemente a los que den limosna, de modo que teniendo siempre lo bastante para sí, puedan repartir también con los demás (v.8:10). En apoyo de que las obras de caridad serán siempre bendecidas por Dios, aquí y en el más allá, cita el Apóstol (v.9) una frase del Sal 112:9.
Respecto de la segunda idea, el Apóstol comienza diciendo que la limosna, llevada a Jerusalén por mediación suya, no sólo remediará necesidades materiales, sino que producirá “copiosa acción de gracias a Dios” (v. 11-12). Esa acción de gracias a Dios por parte de los fieles de Jerusalén tendrá como motivo, no sólo el verse ayudados materialmente por los corintios, sino su “obediencia al Evangelio de Cristo,” es decir, el que también los corintios hayan abrazado la fe y entrado en el camino de la salud (v.15). Es este el fruto de la colecta que San Pablo ansia más: que los fieles de la iglesia-madre de Jerusalén se alegren y den gracias a Dios porque también los gentiles hayan abrazado la fe. En efecto, no era fácil acabar con la aversión de los judíos hacia los gentiles, incluso después de su conversión al cristianismo (cf. Gal 2:12; Hec 11:3). La colecta podía contribuir a romper ese muro. ¡Qué alegría si, a causa de la colecta, los fieles de Jerusalén ruegan por los de Corinto y se alegran de la “sobreabundante gracia” que Dios les ha concedido (v.14), llamándoles a la fe! Sería para San Pablo la consecución de su gran objetivo (cf. 1Co 12:23; Gal 3:28; Col 3:11). Como si ya fuese un hecho, exclama gozoso: “Gracias sean dadas a Dios por su inefable don” (v.15), es decir, por esa plena unificación de todos los cristianos, sea cualquiera su procedencia. Ello significa que el Espíritu está ejerciendo su poderoso influjo en Corinto y en Jerusalén.
Fuente: Biblia Comentada
la ministración para los santos. La ofrenda que recolectaban para los creyentes en Jerusalén (vea la nota sobre 2Co 8:4).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
9:1 — «Cuanto a la… os escriba». Este capítulo continúa el tema comenzado en el 8, que es la colecta para los santos necesitados en Jerusalén. Estos dos capítulos deben ser estudiados juntamente. Muchos de los comentarios hechos en el cap. 8 tienen aplicación en este capítulo. Véanse también Hch 24:17; Rom 15:25-26 y 1Co 16:1-4.
Era por demás escribirles acerca de la colecta, porque ya habían decidido hacerla desde el año anterior (8:10). Pero era de tanta importancia que la iglesia en Corinto ahora terminara la tarea, que Pablo les escribe lo que va en este capítulo.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL DADOR VOLUNTARIO
2 Corintios 9:1-5
Es superfluo el que yo os escriba acerca de este servicio diseñado para la ayuda del pueblo dedicado a Dios, porque conozco vuestra buena disposición, de la que he presumido al hablarles de vosotros a los de Macedonia; porque les he dicho que Acaya está preparada desde el año pasado, y la noticia de vuestro celo ha inflamado a la mayoría de ellos. Pero, de todas maneras, mando a los hermanos para que, en este asunto concreto, lo que he presumido de vosotros no se quede en nada, y para que estéis preparados debidamente como he dicho que estáis. Lo hago para prevenir el caso de que los macedonios lleguen conmigo y no os encuentren preparados; y para que no suceda eso, que haría que nosotros, y no digamos vosotros, quedáramos mal. Creo que es necesario invitar a los hermanos a que sigan adelante con el asunto y obtengan la generosidad que habéis prometido con orden y a tiempo, para que esté todo listo como si fuerais vosotros los que estáis deseando dar, y no como si fuera yo el que os estoy obligando.
Como notaron muchos de los padres de la Iglesia, hay un detalle humano delicioso en el trasfondo de este pasaje. Pablo está tratando de la colecta para los santos de Jerusalén. Pero ahora resulta que ha estado animando a los corintios para que sean generosos citándoles el ejemplo de los macedonios (8:15), ¡y al mismo tiempo ha animado a los macedonios citándoles a los corintios! ¡Y ahora tiene un poco de miedo de que los corintios le dejen mal! Es típico de Pablo, y de su gran corazón. Porque lo importante es que él no criticaba nunca a una iglesia ante las demás, sino, por el contrario, alababa a todas y contaba lo bueno que tenían todas. Es una buena regla que se puede aplicar para conocer el calibre de cualquier persona el saber si se complace en contar los defectos o las virtudes de unos ante otros.
Hay por lo menos cuatro maneras en que se puede hacer un regalo.
(i) Se puede hacer por obligación. Se pueden cumplir las exigencias de la generosidad, pero haciéndolo como el que paga una deuda o ingresa lo que le exige la contribución. Se puede hacer como un trágico deber, como una triste gracia, de una manera que casi sería mejor que no se hiciera.
(ii) Se puede hacer sencillamente por propia satisfacción, pensando más en el sentimiento agradable que se tiene cuando se queda bien que en la persona que lo va a recibir. Hay personas que le darán una moneda a un pordiosero más por el sentimiento de propia satisfacción que por deseo de ayudarle. Esa manera de dar es en esencia egoísta; en el fondo, se dan más a sí mismos que a ninguna otra persona.
(iii) Se puede hacer por motivos de prestigio. La verdadera causa de ese dar no es el amor, sino el orgullo; no se da lo que sea para ayudar al necesitado, sino para glorificar al dador. De hecho, es probable que no se llegue a dar si no hay espectadores que lo vean y lo alaben después. Puede ser que se dé para tener más crédito con Dios. ¡Como si fuera posible hacer que Dios esté en deuda con nosotros!
(iv) Ninguna de estas maneras de dar son irremisiblemente malas. Como decía alguien al oír que «se pueden repartir todos los bienes para dar de comer a los pobres; pero, si no se tiene amor, no le sirve a uno de nada.» «¡No le servirá de nada al que lo da; pero sí a los pobres, a los que algo remediará!» Pero no cabe duda de que el verdadero móvil del dar es el amor. Es dar, no por obligación ni porque no se tiene más remedio, sino porque no se puede por menos de seguir el impulso del corazón, porque el saber de un alma en necesidad despierta un impulso que no se puede silenciar. Esta es la manera de dar de Dios: fue porque Dios amó al mundo de tal manera por lo que dio a Su Hijo.
El gran deseo de Pablo era que la aportación de los corintios a aquella colecta estuviera lista, para que no hubiera que andar con precipitaciones en el último minuto. Un antiguo proverbio latino decía: «El que da pronto, da dos veces.» Eso es siempre cierto -y no sólo ni principalmente refiriéndose, como se suele aplicar, a «dar el primer puñetazo». Los mejores regalos son los que se hacen antes de que se pidan y hasta de que se esperen. Fue cuando no éramos más que Sus enemigos cuando Cristo murió por nosotros. Dios escucha nuestra oración antes de que Se la dirijamos. Y debemos portarnos con los demás como Dios se ha portado con nosotros.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 9
c) Próxima visita de Pablo (9/01-05).
1 En cuanto a este servicio en favor de los fieles, no hace falta que os escriba más.
Así como 8,23s es la conclusión sintetizante de una sección, 9,1 es un punto de partida para una sección nueva. Con todo, el capitulo 9 repite, en parte, el capítulo 8 y continúa el tema de la colecta 65. Pablo ha dedicado íntegramente el capítulo 8 a la colecta, en el capítulo 9 también continúa haciéndolo. Aunque comienza diciendo que no necesita escribir más sobre el servicio en favor de los fieles (que se va a prestar con la colecta), esto sólo se refiere a los detalles técnicos de organización y realización que, de hecho, ni siquiera han sido abordados en detalle. Según 1Co 16:1-4, Pablo había dispuesto ya todos los pormenores. Ha podido añadir nuevas instrucciones de palabra en una visita, si es que tuvo lugar la llamada visita intermedia, entre la primera y la segunda carta a los Corintios 66. Finalmente, podían confiarse estos extremos a la prudencia de Tito y de sus compañeros, ya que tenían que ir a Corinto precisamente por razón de la colecta.
……………
65. Se corresponden entre sí las siguientes perícopas:1Co 8:1 =1Co 9:1 s; 1Co 8:16 s.22 =1Co 9:3-5; 1Co 8:12-15 =1Co 9:6 s; 1Co 8:7 =1Co 9:8; 1Co 8:14 =1Co 9:8-11. Ante estos aparentes duplicados la exégesis se plantea el problema de si estos dos capítulos han sido desde el principio dos partes seguidas de la misma carta o si, por el contrario, no habrán sido reunidos posteriormente. El problema no discute el origen paulino de los capítulos en cuestión. El redactor de nuestra carta habría tenido en las manos ambos capítulos en dos hojas distintas y los habría colocado uno junto a otro, en la segunda carta a los corintios, consciente de su homogeneidad objetiva. Con todo, no pocos exegetas opinan que ambos capítulos tienen un mismo origen, forman parte, desde el principio, de una misma carta y fueron colocados, ya inicialmente, en su orden actual. Acaso debería admitirse, con todo, una pausa mayor en el dictado de la carta, entre 8,24 y 9,1. En 9,1 ss resumiría y ampliaría Pablo lo ya dicho, repitiéndolo en parte, para recomendar a los corintios, con nuevas y expresivas razones, aquella colecta que tan en el corazón llevaba y cuya realización en Corintio se iba retrasando. En las líneas siguientes nuestra exégesis parte del supuesto de que ambos capítulos formaban, desde el principio, un conjunto seguido.
66. Véase la introducción, 1.
……………
2 Conozco vuestra buena voluntad, de la que me glorío, para honra vuestra, ante los macedonios, asegurándoles que Acaya está preparada desde el año pasado, y vuestro celo estimuló a la mayoría.
Pablo juzga innecesario escribir sobre los detalles particulares también por otra causa: porque lo fundamental, a saber, la buena voluntad y solicitud de la comunidad de Corinto son cosas sabidas e indiscutidas. Pablo ha contado a los macedonios, entre los que se encuentra por aquellas fechas, que Acaya -cuya capital es Corinto- estaba preparada desde hacía un año. Estas noticias animaron poderosamente a los macedonios. Al menos así ocurrió con la mayoría. Se ve, pues, que algunos no tomaron parte en la colecta 67.
……………
67. Ya desde la edad patrística se pregunta la exégesis si no hay casi contradicciones entre estas noticias y las de 8,1-5. En 8,1-5 alaba Pablo a los macedonios ante los corintios como un ejemplo para imitar, con el que pretende estimular el celo de éstos. En 9,2 dice Pablo que ha alabado a los corintios, ante los macedonios, por sus aportaciones y que el celo de los macedonios se inflamó ante el ejemplo corintio. Ya en 1Co 16:1-3 se dice que Pablo había promovido en Corinto una colecta en favor de Jerusalén. En 9,2 afirma que desde el año anterior estaba a punto la provincia de Acaya. Esto sólo puede significar que el éxito de la colecta estaba ya garantizado. Sin embargo, en 9,3 Pablo envía por delante a los hermanos que deben llevar a término la colecta, y sigue temiendo, a pesar de todo, que cuando él llegue personalmente se encuentre con unos resultados que le desilusionen, y aun que le avergüencen. Estas afirmaciones contradictorias pueden explicarse teniendo en cuenta, por una parte, que nosotros no conocemos a fondo las relaciones mutuas -prolongadas a lo largo del tiempo- dentro de las comunidades y de unas comunidades con otras, y, por otra parte, que Pablo, tan impulsivo como optimista y confiado, describe aquí lo que está ocurriendo como ya ocurrido y expresa allí lo ya ocurrido como algo cabal y perfecto.
……………
3 Envío, sin embargo, a los hermanos, para que el orgullo que de vosotros tenemos no resulte desmentido en este punto; para que, como dije, estéis preparados.
Para la tarea de la colecta Pablo ha deseado la colaboración de compañeros, movido por la intención de apartar toda sospecha de querer obtener ventajas para sí (8,20). Ahora menciona nuevos motivos que le impulsan a enviar por delante a sus colaboradores. Ha pregonado ante las comunidades de Macedonia la solicitud de los corintios. Ahora, los hermanos enviados por delante deben preparar y dirigir la colecta. Pablo recuerda cuán penoso le resultaría que sus palabras de loa aparecieran injustificadas. Aunque añade cortésmente: en este punto. Pues todas las demás cosas que ha dicho en alabanza de los corintios quedarían en pie.
4 No sea que, al venir conmigo los macedonios y encontraros desprevenidos, nos cubriéramos de vergüenza nosotros, por no decir vosotros, por esta seguridad que teníamos.
Pablo siente una especial preocupación cuando piensa en los objetivos de su viaje. Así pues, tiene pensado ir a Corinto con algunos cristianos de Macedonia. No quisiera tener que avergonzarse de los corintios ante ellos. Pero rectifica su afirmación añadiendo que en realidad no sería él quien tendría que avergonzarse, sino los mismos corintios.
5 Por esto he creído necesario rogar a los hermanos que se anticiparan en ir a vosotros y organizaron de antemano la prometida donación vuestra, de modo que estuviera preparada como una generosidad, y no como una mezquindad.
Asediado por estos impulsos y temores, Pablo estimó necesario pedir a les hermanos que se le adelantaran e hicieran los preparativos para la colecta, a fin de que fuera abundante. El texto original emplea aquí, como equivalente de «donación», la palabra eulogia, «bendición», puesto que la donación brota de la gracia y bendición de Dios, que se derraman sobre los propios donantes (8,1; 9,8). Y, con ella, los donantes desean dar a los que la reciben, felicidad, bendición y salvación. Por tanto, el donativo debe ser generoso y dado con alegría, no debe aparecer como algo que se da por obligación y con mezquindad.
d) La dádiva bendice a los donantes (9/06-15).
6 Tened esto presente: el que siembra con mezquindad, con mezquindad también cosechará, y el que siembra con largueza, con largueza también cosechará.
El tema de la invitación a la colecta por Jerusalén se continúa en esta sección 9,6-15, que en parte contiene y fundamenta unas exhortaciones generales a la beneficencia, y en parte aduce nuevos motivos en favor de la colecta. La perícopa desarrolla concretamente dos ideas fundamentales: la caridad no hace pobres, pues Dios recompensa con bienes y bendiciones al que da de buena voluntad (9,6-10). La gratitud de los favorecidos se traducirá en una profunda acción de gracias a Dios, dador de todo bien. La beneficencia conduce, pues, a la meta final de toda la historia, a la glorificación de Dios en el mundo (9,11-15).
La perícopa está impregnada, sobre todo en su primera parte (9,6-10), de citas y alusiones al Antiguo Testamento. Pablo marcha acorde con la práctica y la segura confianza de la piedad de la alianza antigua. La beneficencia está vigente en Israel como mandato de Dios y es generosamente practicada. Israel, por su parte, sabe bien que la bendición de Dios se derrama sobre el hombre piadoso y bueno 68.
Las posibilidades mencionadas en 9,5 de una dádiva que puede ser generosa o mezquina se describen ahora con mayor detenimiento. Estas posibilidades son como la siembra de un hombre; en la retribución divina, la cosecha responderá a la siembra. Con esta imagen de la cosecha se describe la recompensa en el juicio de Dios. Se emplea en el Antiguo Testamento, donde se dice acerca del juicio sobre los pueblos: «Meted la hoz, porque la mies está madura» (Joe 4:13). También en el Nuevo Testamento se compara el juicio final a una cosecha (Mat 13:39).
……………
68. Así Deu 15:10; Sal 36:26; Tob 12:9; Pro 11:24 s; Pro 19:17. Como Pablo, también el Nuevo Testamento aceptó estas exhortaciones; así, por ejemplo, Mat 5:7; Mat 6:2-4; 1Ti 6:18 s.
……………
7 Cada uno dé como haya decidido en su corazón, no a disgusto ni a la fuerza; pues «Dios ama al que da con alegría» (Pro 22:8).
Pablo hace un llamamiento en favor de la espontaneidad de la dádiva. ¡Nada debe hacerse a la fuerza! Citando la sabiduría de Israel, contenida en los Proverbios, dice que Dios ama al que da con alegría. Hay que dar y regalar no a disgusto, sino con alegre disposición. «El que practica la misericordia, que la practique con alegría» (Rom 12:8).
8 Y Dios tiene poder para colmaros con toda clase de gracias, de suerte que, teniendo siempre lo suficiente en todo, tengáis sobrante para contribuir a toda buena obra, 9 según está escrito: «Distribuyó a manos llenas, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre» (Sal 112:9).
El don de la gracia de Dios constituye una generosa recompensa. No devuelve sólo lo que se da o lo que el donador necesita, sino que da con sobreabundancia, para que el donante pueda realizar nuevas obras. Dios recompensa la beneficencia, dando siempre nuevas posibilidades de dar. La experiencia enseña que la limosna no empobrece. La exhortación de Pablo está confirmada en el Salmo 112, que describe el ideal del hombre que se porta rectamente. EL piadoso da en toda ocasión al pobre. Y su justicia permanecerá. En el texto primitivo el salmo quiere afirmar que la memoria de los justos permanecerá por siempre. Es posible que Pablo se refiera a este sentido original; pero también puede referirse a que (según 2Co 9:8) Dios bendice a los justos con tan abundantes bienes que siempre tienen con qué hacer obras de misericordia; o también a que Dios permita la justicia del piadoso con una recompensa eterna.
10 El que proporciona la semilla al sembrador y pan para comer, proveerá y multiplicará vuestra sementera y acrecentará los frutos de vuestra justicia.
Con palabras del profeta Isaías (Isa 55:10) alude Pablo al hecho de que es Dios quien, en su operante bondad, da simiente al sembrador y pan al hombre y el que multiplica la simiente. También ante los corintios se manifestará como donador. Les o£recerá simiente, es decir, aquello con lo que ellos colaboran a la colecta en favor de la comunidad de Jerusalén. Hará, además, que se multiplique con creces el pan, es decir, cuanto necesitan para sí mismos. él puede acrecentar también los frutos de su justicia, como dice Pablo, con el profeta Oseas (Ose 10:12). él hará que puedan acrecentarse cada vez más las obras de amor de los corintios, una de las cuales es la mencionada colecta. Los sentimientos y actitudes del amor serán cada vez más profundos, y los medios puestos a su disposición más abundantes cuantos más donativos hagan.
11 Así seréis enriquecidos en todo para toda clase de liberalidad, la cual, por medio de nosotros, produce acción de gracias a Dios.
La riqueza con que Dios recompensa al bienhechor es (según 9,8.10) la plenitud de los dones terrestres y espirituales, para que quien así es recompensado pueda dar de nuevo. Pero ahora aparece un nuevo pensamiento. Al igual que el donante, también quien recibe la donación sabe que ésta es un regalo de Dios. Por eso, el beneficio recibido provoca en el agradecido una acción de gracias a Dios. El donante es causa de que Dios sea conocido y alabado por sus criaturas.
13 Porque el servicio de esta liturgia [u ofrenda] no sólo viene a colmar las necesidades de los fieles, sino que también se desborda en muchas acciones de gracias a Dios.
El gesto de amor que hay en perspectiva tendrá un doble fin y un doble efecto. En primer lugar, debe ayudar a calmar las necesidades de la comunidad de Jerusalén. Pero, además, debe transformarse en una generosa bendición, pues el don recibido provocará una gran abundancia de oraciones de acción de gracias a Dios, como donador gracioso de todo amor. Pablo llega incluso a llamar a la proyectada colecta una liturgia. «Liturgia» significa «servicio público» y puede tener un sentido tanto profano como sagrado. Aquí concuerda mejor el segundo, de modo que la colecta sería una o£renda consagrada en favor de la comunidad de la Iglesia. La acción de gracias y la alabanza a Dios a través de la Iglesia y el reconocimiento, por medio de ella, de Dios en la creación, he aquí la meta final a la que, una vez más, conduce Pablo todos los acontecimientos (1,11; 4,15). El servicio del culto a Dios es una de las tareas fundamentales de la Iglesia. La Iglesia vive porque recibe la riqueza de los dones de Dios; y sus acciones de gracias por estos dones refluyen hacia el mismo Dios. En todo cuanto la Iglesia hace, la gloria de Dios es lo primero y lo último.
13 Mediante la comprobación de este servicio, ellos glorifican a Dios por haberos sometido a profesar el Evangelio de Cristo y por la generosidad de este donativo, dirigido a ellos y a todos.
Pablo habla de cómo será recibida la colecta en Jerusalén y de los efectos que allí provocará. Los judeocristianos verán comprobada en una generosa colecta la realidad cristiana de la comunidad de Corinto, es decir, de los cristianos venidos de la gentilidad. Ante aquel rasgo de amor deberán reconocer que también los gentiles han obedecido el Evangelio de Cristo. Reconocerán que unos mismos sentimientos y una misma comunión de ayuda y de amor abraza a todos. Por todo esto, la Iglesia madre de Jerusalén dará gracias y alabará no sólo a los generosos promotores de la colecta, sino a Dios, por sus magníficas obras en la Iglesia.
14 Y en su oración por vosotros, manifiestan el ardiente afecto que os tienen, por razón de la abundante gracia que Dios derramó sobre vosotros.
A su alabanza a Dios, por haber llamado a los paganos a la fe, la iglesia de Jerusalén añadirá la oración de súplica en favor de la Iglesia de los gentiles. Tendrá siempre el ardiente deseo de proclamar, de múltiples maneras, su comunión con aquellos en los que la gracia de Dios ha producido tan amplia bondad y generosidad. Una vez más (cf. 8,1.6s; 9,8.10) afirma Pablo que las obras de amor de la comunidad no son, de ella, sino un don que Dios le ha hecho.
Por las cartas de Pablo y por los Hechos de los apóstoles sabemos cuánto deseaba Pablo la paz entre él mismo y la IgIesia formada por los gentiles de una parte, y la Iglesia madre de Jerusalén, formada por judeocristianos, de la otra. También para este fin debe servir la colecta. Lo que Pablo sólo insinúa aquí, en la segunda carta a los Corintios, lo expresa con toda claridad en la carta a los Romanos (15,26-32), escrita poco después: las colectas deben causar la paz y la unidad de la Iglesia. Pero ya en aquel mismo pasaje da a entender que siente una gran preocupación pensando si la colecta será bien recibida en Jerusalén y si producirá los benéficos efectos deseados (Rom 15:31). Esta segura esperanza que Pablo expresa en nuestra carta apenas se vio cumplida. El mismo apóstol llevó personalmente la colecta a Jerusalén en Pentecostés del año 58 (Hec 21:15-26). Ni siquiera los sentimientos de los judeocristianos de Jerusalén eran favorables a Pablo; pero los judíos no cristianos le persiguieron con odio mortal. Intentaron arrebatarle la vida y sólo la intervención de la guarnición romana de ocupación salvó al apóstol, al encerrarle el jefe de la tropa en una celda protectora (,27).
15 ¡Gracias sean dadas a Dios por su don inefable!
La recaudación de la colecta no ha concluido aún en Corinto y Pablo se siente muy preocupado por ello. Sabe que habrá que emplear todavía muchas fatigas en este asunto. Pero la confianza del apóstol en el poder y en la gracia que hay en la Iglesia es más fuerte que sus dudas y sus preocupaciones. En definitiva prevalece su seguridad de que el montante de la colecta será considerable, de que el amor de la comunidad se derramará con generosidad (Hec 9:12) y de que la gracia de Dios será en todo sobreabundante (Hec 9:14). Y esto es sólo una parte de los numerosos e inefables dones de la gracia de Dios. Lleno de esta certidumbre de la fe y de la esperanza concluye Pablo con una explosión de gratitud por la obra de la gracia de Dios. Al final, la mirada se dirige al don de Dios. Todos los dones, también los que vienen por medio de los hombres, proceden, en última instancia, de Dios. Pero la gracia de Dios es incomprensible e indescriptible. Tiene una plenitud inagotable y una inconmensurable profundidad. Ninguna palabra humana puede, pues, expresarla.
REFLEXIÓN FINAL: Los dos capítulos 8 y 9 de la carta segunda a los Corintios son una instrucción y una interpretación apostólica de unas estructuras que eran y siguen siendo siempre necesarias en la Iglesia, tales como colectas, contribuciones, organización de las obras de caridad. Pablo habla realmente de las cosas humanas, como el dinero, «ante Dios en Cristo» (2,17; d. 12.19).
Ya el apóstol aprendió, por propia experiencia, cuán fatigoso esfuerzo puede exigir poner en orden todas estas cosas. La colecta proyectada en Corinto, e iniciada desde hacía un año, avanza muy lentamente (8,10; 9,2), de modo que casi le resultaba penoso a Pablo (9,3-5). A pesar de todas las súplicas, algunos se mantenían a un lado (9,2). El apóstol encarga y pide a sus colaboradores que aceleren y lleven a término la colecta (8,6.16-24). Como siempre (7,12; 1Co 5:4), tampoco ahora quiere, ni le es lícito, al apóstol sobre todo en estos asuntos, imponerlo como un mandato (2Co 8:8.10). Nada debe hacerse a la fuerza (2Co 9:7). Pablo debe esforzarse por llevar al convencimiento; lo que debe mover desde lo hondo a la Iglesia y lo que debe derramarse con abundancia en ella es la fuerza de su propio amor (2Co 8:7). Las exigencias no deben ser desconsideradas, sino que debe proponerse como norma lo posible (2Co 8:11 s). Hay que administrar de tal modo que se prevenga toda posible suspicacia (8~21). El dinero allegado es un bien de la comunidad y, por lo mismo, la comunidad tiene derecho a una intervención y corresponsabilidad (2Co 8:16-21). Hay aquí unos sabios y ejemplares principios básicos en orden a una administración cuidadosa y concienzuda de los bienes de la Iglesia.
Todas estas cosas parecen ser necesidades terrenas de la Iglesia. Pero también en ellas vive su vida como institución de Dios en el mundo. Misericordia y caridad eran ya la ley del pueblo de Dios del Antiguo Testamento (2Co 8:15; 2Co 9:7.9.10). El servicio sacerdotal en la Iglesia se realiza en hechos de amor (2Co 9:1-12 s). La autenticidad de la comunión universal se revela en los cuidados recíprocos de unos por otros (2Co 8:4). La donación de dinero es una ofrenda sagrada (2Co 9:12). Es una prueba de la comunión de amor (2Co 8:8; 2Co 9:13), que empuja por sí sola a tomar parte en la colecta (2Co 8:3). En el amor de los que reciben a los que dan se profundiza cada vez más la comunión entre todos (2Co 9:14). Si los creyentes son pobres de bienes exteriores y ellos mismos tienen necesidad, en su donativo se hace patente la riqueza espiritual de la Iglesia (2Co 8:2), que se compone por igual de fe, palabra, conocimiento y amor (2Co 8:7). Dar más allá de sus posibilidades es una gracia sobreabundante (2Co 8:3). En la entrega de dinero y bienes la fe se da a sí misma al apóstol, como servidor de Dios, y al mismo Señor de la Iglesia (8,5).
El amor de la Iglesia debe ayudar siguiendo el ejemplo y la fuerza del amor de su Señor, que se hizo pobre para ayudar a los pobres (8,9). Por eso todo acto de amor es una prueba de que la Iglesia obedece al Evangelio (9,13). En esta obra de la Iglesia se manifiesta la fuerza que vive en ella como don de Dios y vida de Dios. En la fuerza de su servicio se ponen de manifiesto la gracia (8,1.6s.19; 9,8) y la bendición (9,5; cf. comentario) que la Iglesia ha recibido. Sólo puede ayudar aquel que ha recibido la gracia de Dios. Si alguien puede dar es porque primero Dios le ha enriquecido (8,1.6). Y al donante le dará Dios riqueza y sobreabundancia para las buenas obras (9,8-11). Dios causa y bendice todo acto de amor.
El fin último de toda ayuda de los cristianos a los cristianos, de la comunidad a la comunidad, es que vuelvan a Dios las acciones de gracias por la gracia de Dios, y que la gracia de Dios a la Iglesia sea conocida y alabada por el mundo entero (8,19; 9,11-15). El servicio de amor se convierte en servicio de Dios. «Alumbre así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mat 5:16).
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
2Co 8:4.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— ayuda: Lit. servicio, ministerio. Ver nota a 2Co 8:1.
— los hermanos: Lit. santos. Se trata de las comunidades cristianas necesitadas en Palestina (ver nota a Rom 15:25).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Estar preparados y evitar la humillación
1, 2 Pablo reconoce que en cierto sentido es superfluo que les escriba a los corintios sobre participar en la ofrenda, ya que ellos mismos le habían planteado el tema a él en un principio (se refería a su consulta sobre el tema en 1 Cor. 16:1-4). Más aun, se había jactado de su disposición ante los macedonios, a fin de motivarlos a éstos también para que participasen. 3-5 Pero ahora, la crisis precipitada por el ofensor se había metido de por medio y Pablo se preocupa de que cuando llegue con la delegación macedonia a recibir la contribución de los corintios, quizá ellos no la tengan lista. Por esta ra zón les escribe: Pero he enviado a estos hermanos para que el orgullo que tenemos de vosotros no sea vano en este respecto, agregando que no sería solamente él quien se sentiría avergonzado si esto sucediera; los corintios también sentirían vergüenza. Por eso envía a los hermanos para que preparen primero vuestra generosidad, para que su contribución esté lista como muestra de generosidad y no como de exigencia, como parecería ser si fuera re cogida apuradamente cuando Pablo llegara.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
9.3-5 Pablo les recordó a los corintios que cumplieran con el compromiso contraído (véase también 8.10-12). Habían dicho que enviarían una ofrenda en dinero para las iglesias en Jerusalén. Pablo estaba enviando a algunos hombres antes que él, para que estuvieran seguros de que el regalo estaba en camino, además sería una importante ofrenda y no daría la impresión de que la gente tuvo que dar bajo presión o a último momento («lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra»). Trataba de lograr que estuvieran dispuestos a mantener su promesa, para que ni él ni los corintios estuvieran en aprietos.9.6-8 Las personas pueden dudar en dar generosamente a Dios si temen no tener lo necesario para satisfacer sus propias necesidades. Pablo les asegura que Dios es capaz de suplir sus necesidades. La persona que da poco recibirá poco en recompensa. No permita que la falta de fe le impida que dé libre y generosamente.9.7 Nuestra actitud al dar es más importante que la cantidad que damos. No debemos sentirnos avergonzados si sólo pudimos dar una pequeña ofrenda. Dios está preocupado por cómo damos de los recursos que tenemos (véase Mar 12:41-44). Según esta norma, la generosidad de la iglesia de Macedonia era difícil de igualar (Mar 8:3).9.10 Dios nos da recursos para usarlos e invertirlos para El. Pablo usó la ilustración de las semillas para explicar que los recursos de Dios no deben ser escondidos, devorados negligentemente o malgastados, sino cultivados a fin de producir mayor cosecha. Cuando invertimos lo que Dios nos ha provisto, nos dará aún mucho más para dar.9.12-15 Pablo enfatiza en la recompensa espiritual para aquellos que dan generosamente para la obra de Dios. No debiéramos esperar enriquecernos por medio de nuestras donaciones. Aquellos que reciben sus donaciones se alegrarán y orarán por usted. Al bendecir a otros usted mismo es bendecido.PRINCIPIOS DE CONFRONTACION EN 2 CORINTIOSSea firme y resuelto: 7.9; 10.2Afirme todo lo que ve que es bueno: 7.4Sea cuidadoso y sincero: 7.14, 8.21Conozca los hechos: 11.22-27Después de la confrontación haga el seguimiento: 7.13; 12.14Sea gentil luego de ser firme: 7.15; 13.11-13Use palabras que reflejen el mensaje de Cristo, no sus propias ideas : 10.3; 10.12, 13; 12.19Emplee disciplina solo cuando todo lo demás falla: 13.2Algunas veces la reprensión es necesaria, pero debe usarse con cuidado. El propósito de cualquier reprensión, confrontación o disciplina es ayudar a las personas, no herirlas.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 327 Rom 15:26; 1Co 16:1; 2Co 8:4; 2Co 9:12
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
37 9,1. acerca de: Peri de seguido por un gen. es corriente en 1 Cor como introducción de un tema nuevo (1 Cor7,l; 8,1.4; 12,1; 16,1). Pero en este caso Pablo no está respondiendo a una pregunta, y, a diferencia de la fórmula estereotipada de 1 Cor, la expresión contiene gar y trien. La primera mira hacia atrás, a 8,24, y se debe traducir «ciertamente», «en efecto» (BAGD 152). Pablo no tiene que recomendar la colecta porque los corintios están entusiasmados con la idea (v. 2; cf. 8,10-11). El men mira hacia delante, al de del v. 3. 2. Acaya está preparada desde el año pasado: Pablo cita esta frase que ha estado usando para estimular la generosidad macedonia, pero que ahora sabe que no es verdad (8,10-12;9,5) . Había tomado la voluntad por los hechos. El uso de «Acaya» (véase 1 Cor 16,15) fue inducido por la mención de Macedonia. 3-5. Lejos de contradecir el pasaje de 8,16-24, estos versículos lo presuponen. El artículo determinado delante de «hermanos» supone que éstos han sido reconocidos. 4. Si los corintios no estaban preparados, dejarían por mentiroso a Pablo y se mostrarían faltos de amor (8,8.24). 5. no como una exacción: Una tercera razón para enviar a los delegados por delante. Si Pablo tenía que pedir dinero en presencia de miembros de otras Iglesias (v. 4), podría parecer una extorsión. La respuesta se debería a la presión, y no sería, por tanto, un don (v. 7).
38 (C) Las recompensas de la generosidad (9,6-15). A los humanísimos argumentos basados en el orgullo (8,8-10) y el interés por su reputación (9,3-5), el apóstol añade ahora la promesa de una recompensa. 6. siembra… cosecha: Un lugar común de la sabiduría popular (Gál 6,7-9) responde a la pregunta de cuánto dar. 7. Pasando a la actitud del donante, Pablo insiste en una decisión personal tomada con completa libertad (8,8; Flm 8,14; Rom 12,8). Un don ofrecido simplemente porque está mandado no agradaría a Dios. Dios ama al que da con alegría: Es casi una cita de Prov 22,8a LXX, no se encuentra en el TM (cf. Eclo 35,9; Dt 15,10). 8. tener bastante de todo: El término autarkeia expresa el ideal gr. de la «autosuficiencia», la libertad y la satisfacción derivados de no deberle nada a nadie. Pablo introduce dos modificaciones. La riqueza es un don de Dios (Dt 8,17-18), y su finalidad es hacer el bien a los demás (Rom 14,7). 9. La cita es de Sal 112,9. Quienes ayudan al pobre participan de la justicia de Dios (véase 5,21).
10. simiente al que siembra y pan para que se alimente: La cita implícita de Is 55,10 hace referencia a la lluvia, que se utiliza para ilustrar la eficacia de la palabra divina, y así señala que el sujeto es Dios. Las imágenes se hacen eco del v. 6. la cosecha de vuestra justicia: Alusión a Os 10,12.
39 11-15. El pensamiento de Pablo pasa, de la idea de recompensa, a un horizonte más amplio y más teológico. La generosidad glorifica a Dios. 11-12. Puesto que la gracia es su causa (8,1), la reacción ante la generosidad corintia será la acción de gracias dirigida a Dios (cf. 1,11; 4,15). 13. mediante la prueba proporcionada por este ministerio: La colecta es una demostración de la realidad del amor auténtico (8,8).
glorificando a Dios: El ptc. se podría aplicar, o a los corintios, o a los receptores de su don. Los w. 11-12 aconsejan la segunda opción. Dar gracias a Dios es reconocer su poder y de ese modo darle gloria, la obediencia de vuestra confesión de la gloria de Cristo: El significado se explica en la frase siguiente. La generosidad para con los demás a imitación de Cristo (5,15; 9,9) es la proclamación existencial de la obediencia de la fe (Rom 1,5). Pablo esperaba que la colecta demostrara a los creyentes de Jerusalén que los gentiles eran tan cristianos como ellos. Tal optimismo había menguado algo para cuando escribió Rom 15,31 en Corinto. 14. Pablo esperaba que la respuesta de los pobres de Jerusalén sería una oración de intercesión por ellos y el reconocimiento de que los gentiles habían sido agraciados por Dios. 15. su don indescriptible: La gracia de Dios (8,1), que potencia la generosidad del amor.
(Berger, K., «Almosen für Israel: Zum historischen Kontext der paulinischen Kollekte», NTS 23 [1976-77] 180-204. Betz, H. D., Second Corinthians 8 and 9 [Filadelfia 1985]. Buchanan, G., «Jesús and the Upper Class», NovT 7 [1964] 195-209. Georgi, D., Die Geschichte der Kollekte des Paulus für Jerusalem [TF 38, Hamburgo 1965]. Morgan-Wynne, J. E., «2 Cor 8:18f. and the Question of a Traditionsgrundlage for Acts», JTS 30 [1979] 172-73. Nickle, K. F„ The Collection [SBT 48, Londres 1966].)
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
servicio… Gr. diakonía → §314.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit., del
Fuente: La Biblia de las Américas
[1] Una vez más aquí habla del dar voluntaria- y cariñosamente para otros Israelitas, en donde los porcentajes son arbitrarios. El diezmo no es arbitrario, y no es una opción, tal como Pablo admite aquí al establecer que él está hablando y no la Torah.
[2] Moshiaj Yahshua.
[2] Cuya capital es Corinto.[4] Se gana hablando con agrado a los débiles para convencerlos a obrar bien. Lo más razonable es hacer servir las razones humanas para la obra de Dios.[7] Eclo 35, 11; Mar 12, 43; Rom 12, 8.[9] Sal 112 (111), 9.
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat