Ahora yo, Pablo, os exhorto por la mansedumbre y ternura de Cristo, ¡yo que en persona soy humilde entre vosotros, pero ausente soy osado para con vosotros!
10:1 — «Yo Pablo… ternura de Cristo». Ahora entramos en la tercera sección de esta carta. Véase UN BOSQUEJO BREVE, en la Introducción. Pablo hasta aquí usaba la primera persona plural (nosotros), al referirse a sí mismo, juntamente con los demás apóstoles o con sus compañeros en el evangelio, pero ahora dice «yo Pablo» porque los falsos en Corinto le habían atacado a él en particular, negando su apostolado e insinuando cosas en su contra. En esta sección Pablo defiende su apostolado y responde a las acusaciones falsas de sus detractores. Apeló a los corintios fieles con la mansedumbre y ternura de Cristo, rogándoles que abandonaran a los falsos para no tener él que usar de osadía cuando llegara a Corinto (que sería la tercera vez). Cristo era manso y tierno (Mat 11:29; Mat 12:19-20), aunque también, al tratar con hipócritas, era severo (23:13-36). Pablo sigue el ejemplo de Cristo al entrar en esta tercera sección y final de su carta a los corintios.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Yo Pablo. 1Co 16:21, 1Co 16:22; Gál 5:2; 2Ts 3:17; Flm 1:9; Apo 1:9.
os ruego. 2Co 10:2; 2Co 5:20; 2Co 6:1; Rom 12:1; Efe 4:1; 1Pe 2:11.
por la mansedumbre y ternura de Cristo. Sal 45:4; Isa 42:3, Isa 42:4; Zac 9:9; Mat 11:29; Mat 12:19, Mat 12:20; Mat 21:5; Hch 8:32; 1Pe 2:22, 1Pe 2:23.
yo que estando presente. o, apariencia externa, 2Co 10:7, 2Co 10:10.
ciertamente soy humilde. más bien, humilde o humilde, ταπεινος [G5011], que algunos piensan que se refiere a su baja estatura. 2Co 10:10; 2Co 11:30; 2Co 12:5, 2Co 12:7-9; 2Co 13:4; 1Co 2:3; 1Co 4:10; Gál 4:13.
mas ausente soy osado. 2Co 3:12; * marg. 2Co 7:4; 2Co 11:21; 2Co 13:2, 2Co 13:3; Rom 10:20; Rom 15:15.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pablo muestra el poder espiritual y autoridad con los cuales él esta armado contra todos los poderes adversos, en contra posición a los falsos apóstoles, que ultrajan la debilidad de su persona y presencia corporal, 2Co 10:1-6;
asegurándoles que en su venida será hallado tan poderoso en palabra como lo es ahora por escrito, estando ausente, 2Co 10:7-11;
aunque su gloria es realmente en el Señor y no en su ministerio o el de otros. 2Co 10:12-18.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Yo Pablo: Timoteo y Pablo escribieron juntos los primeros nueve capítulos de esta carta (2Co 1:1). En esta sección, Pablo individualmente se dirige a los corintios.
estando presente … humilde … ausente … osado: Esta es una referencia a las críticas contra Pablo de ser débil cuando estaba presente, y osado únicamente en sus cartas (vv. 2Co 10:9, 2Co 10:10).
PARA VIVIRLO
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Ayuda para el pobre
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En comparación con los cristianos de hoy, que viven con prosperidad, los creyentes de Corinto parecerían pobres. No obstante, Pablo expresó que los cristianos de Macedonia vivían en «profunda pobreza» (2Co 8:2), por lo tanto, ellos eran mucho más pobres que los corintios. Entonces, ¿qué quiere decir la Escritura, cuando dice que Dios «dio a los pobres» (2Co 9:9, énfasis añadido)? y ¿qué quiere decir esto para los creyentes de hoy que son relativamente ricos?
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La palabra pobre (2Co 8:9) describe a alguien que trabajó arduamente para ganarse la vida, lo que hoy llamaríamos jornalero. Tales personas eran distintas de los verdaderos necesitados. Puede ser que tuvieran una vida difícil, pero al menos ellos no estaban en peligro de perder su vida. En contraste, el verdadero pobre estaba en el peligro inminente de perecer si no recibía ayuda caritativa.
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Pablo describe que Dios dispensa al pobre, a los jornaleros, no comida para sobrevivir sino semilla para sembrar y lograr una cosecha (2Co 8:9, 2Co 8:10). Indicó que Dios ayudaría a los corintios para que ellos, a su vez, pudieran socorrer completamente a los creyentes desamparados en Jerusalén.
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Entonces, ¿qué significa eso para nosotros, los cristianos de hoy, si trabajamos relativamente estable, con trabajos bien remunerados, tenemos nuestras casas propias, y administramos para reservar por lo menos algo de dinero para nuestra jubilación? Sin duda Pablo nos identificaría como ricos. Puede ser que trabajemos duro, pero tenemos a disposición ingresos que muchos de los cristianos del primer siglo nunca pudieran imaginar.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
YO PABLO OS RUEGO. La mayoría de los creyentes corintios había aceptado la autoridad de Pablo y se había sometido a sus enseñanzas y a su apostolado (2Co 7:8-16). Sin embargo, había una minoría que insistía en oponérsele y difamarlo, en la cual influían falsos ministros que socavaban el evangelio y hacían la obra de Satanás (2Co 11:13). En los caps. 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-33; 2Co 12:1-21; 2Co 13:1-14 Pablo se dirige a esos falsos creyentes.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
III. Pablo y sus Adversarios, 10:1-13:10.
Hará valer su autoridad, 10:1-11.
1 Yo, pues, el mismo Pablo, que presente soy humilde entre vosotros, pero ausente soy resuelto con vosotros, 2 os ruego, por la mansedumbre y la bondad de Cristo, que cuando esté presente no tenga que atreverme con la energía con que pienso resueltamente obrar con algunos que nos tienen como si procediésemos según la carne. 3 Pues, aunque vivimos en la carne, no militamos según la carne; 4 pues las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas por Dios para derribar fortalezas, destruyendo sofismas, 5 y toda altanería que se levante contra la ciencia de Dios y doblegando todo pensamiento a la obediencia de Cristo, 6 prontos a castigar toda desobediencia, una vez que sea perfecta vuestra obediencia. 7 Mirad sólo lo que a la vista tenéis. Si alguno confía en que es de Cristo, piense también que como él lo es, así lo somos nosotros. 8 Porque aunque con exceso me gloríe yo de la autoridad que me dio el Señor para edificación y no para destrucción vuestra, no por eso me avergonzaré. 9 Y que nadie crea que pretendo amedrentaros con las cartas. 10 Porque hay quien dice que las cartas son duras y fuertes, pero la presencia corporal es poca cosa y la palabra menospreciable. 11 Piense ese tal que cuales somos ausentes por las cartas, tales seremos presentes de obra.
Desde este momento el tono de la carta, hasta ahora afectuoso, y conciliador, cambia bastante. Sin embargo, como ya indicamos en la Introducción, no creemos que esto sea motivo para suponer que se trata de fragmentos pertenecientes a otra carta, introducidos posteriormente aquí. De hecho, también en los capítulos anteriores hay atisbos polémicos (cf. 1:12; 2:17; 3:1; 4:2; 5:12; 7:2; 8:20), aunque Pablo parece que trata de reprimirse en seguida, como si quisiera dejar esa cuestión para ocuparse luego aparte de ella con más detenimiento. Es lo que hace en estos cuatro últimos capítulos.
Sabemos muy poco de esos adversarios del Apóstol contra los que aquí se enfrenta enérgica y decididamente. Parece ser que eran judíos de origen (cf. 11:22), y que de fuera habían llegado a Corinto con cartas de recomendación (cf. 3:1). Algunos autores los relacionan con los agitadores judaizantes que por esas mismas fechas turbaban las comunidades cristianas de Galacia (cf. Gal 1:7; Gal 3:1; Gal 4:17; Gal 5:12); pero no hay razones para suponer positivo contacto entre ellos. Lo cierto es que trataban de desacreditar a Pablo, sembrando la desconfianza en torno a él, acusándole de ser un intruso en el apostolado y de proceder poco limpiamente, persona mediocre, muy fuerte desde lejos en las cartas, pero muy poca cosa en la realidad cuando se hacía presente (cf. v.2.10). Pablo, con todo el fuego de su ardiente temperamento, se encara abiertamente con ellos, usando incluso de la ironía y el sarcasmo (cf. 10:12; 11:14), a fin de hacerles perder crédito ante los fieles. Son quizás estas páginas, entre todos los escritos del Apóstol, los que más al vivo nos descubren la parte íntima de sus afanes apostólicos. También aquí podríamos aplicar el oh felix culpa! de la liturgia. Propiamente San Pablo no se dirige a la comunidad de los fieles, quienes, como se deduce de los capítulos anteriores, estaban ya reconciliados con él (cf. 2:9; 7:15), sino al grupo de agitadores venidos de fuera y a los pocos adeptos que tenían todavía dominados con sus intrigas. Respecto al común de los fieles, basta con que se enteren; a los agitadores intrusos hay que descubrirlos, aunque ninguna esperanza hay de que se conviertan; al grupo de adeptos, todavía engañados, hay que volverles al buen camino. Son tres categorías de personas y de mentalidades que debemos distinguir bien al leer estas páginas del Apóstol, si no queremos perdernos en un laberinto de cuestiones.
La manera de comenzar, poniendo por delante expresamente su nombre (v.1), da la impresión de que San Pablo quiere acentuar la nota personal de cuanto va a decir. Su primera afirmación, recogiendo irónicamente la acusación de sus adversarios (cf. v.10), es que no le obliguen, una vez que vaya a Corinto, a tener que obrar duramente “contra algunos que nos tienen como si procediésemos según la carne” (v.1-2). Parece que ese “algunos” se refiere al grupo de adeptos con que todavía contaban sus encarnizados adversarios, los obreros engañosos disfrazados de “apóstoles de Cristo” (cf. 11:13); en cuanto a la expresión “proceder según la carne,” es claro que equivale a dejarse guiar en su conducta apostólica por motivos e intereses humanos. San Pablo lo niega rotundamente, precisando que “vive en la carne,” como cualquier hombre de aquí abajo, pero “no milita según la carne” (ν .8). Υ , siguiendo en la misma idea, con expresiones tomadas del lenguaje militar, añade que las armas con que milita, tratando de destruir cuanto se opone a la doctrina auténtica del Evangelio, no son carnales, sino espirituales, que reciben eficacia del mismo Dios (v.4-6; cf. 6:7). No es del todo claro a quiénes aluda en el v.6. Parece que distingue entre los intrusos agitadores rebeldes, que será necesario castigar, y el pequeño grupo de corintios todavía engañados, de quienes espera la sumisión. Será, una vez obtenida ésta, cuando él se encuentre más libre para proceder con todo rigor contra los rebeldes intrusos y acabar con ese foco de insubordinación.
Viene luego (v.7-8) una llamada a la reflexión y al buen sentido: los hechos hablan a favor de Pablo. Con mucha más razón que sus adversarios, que tanto se glorían de que son “de Cristo,” se puede gloriar él, que tiene “autoridad” recibida de Cristo (cf. Gal 1:15-16), y sin miedo a tener que “avergonzarse” de que alguno se lo desmienta, como sucedería a los que tanto se ensalzan denigrándole a él. La frase “para edificación y no para destrucción” (v.8) alude a sus poderes apostólicos para edificar los templos de Dios, que son las iglesias cristianas, y no para llevarlas a la ruina (cf. 1Co 3:9.17), como están haciendo precisamente esos que tanto se glorían de que son “de Cristo” 209.
Termina el Apóstol advirtiendo a los corintios que también cuando esté presente y no sólo en las cartas, sabrá usar con energía de sus poderes apostólicos, si es necesario (v.9-11). La alusión que a su “presencia corporal” y a su “palabra” hacen despectivamente sus adversarios (v.10), parece referirse a la postura mantenida en sus dos visitas a Corinto, adonde llegó en “debilidad” y “tristeza,” sin usar de los artificios de la sabiduría humana (cf. 1Co 2:1-5; 2Co 2:1). No parece que de ahí pueda deducirse nada respecto a la presencia física de Pablo, si de alta o baja estatura, de constitución fuerte o endeble, de aspecto adusto o atrayente.
No ha usurpado campos de nadie,2Co 10:12-18.
12 Porque no osamos igualarnos o compararnos con los que a sí mismos se recomiendan: mas midiéndose a sí mismos y tomándose a sí mismos por medida, no tienen juicio” 13 Nosotros no nos gloriamos desmedidamente, sino según la regla que Dios nos ha dado por medida, de modo que llegásemos hasta vosotros. 14 Porque no nos salimos fuera de los límites prescritos, como si no llegásemos hasta vosotros, pues hasta vosotros llegamos en el Evangelio de Cristo. 15 No glodándonos desmedidamente de trabajos ajenos, sino esperando que creciendo vuestra fe, crezcamos más y más entre vosotros, conforme a nuestra medida, 16 evangelizando a los que están más allá de vosotros, sin entrar en campo ajeno, gloriándonos de la labor de otros. 17 “El que se gloría, que se gloríe en el Señor.” 18 Pues no es el que a sí mismo se recomienda quien está probado, sino aquel a quien recomienda el Señor.
El presente pasaje tiene un estilo bastante alambicado, y no siempre resulta fácil precisar el sentido exacto de cada frase. En sustancia, la idea es ésta: Pablo no se ha salido nunca del campo de trabajo que Dios le ha señalado; ese campo incluye Corinto y también otras regiones más lejanas, a las que confía poder ir, una vez que se haya consolidado la fe entre los corintios.
Comienza ironizando cáusticamente a los adversarios, con los que él “no osa” compararse, los cuales, en cuestión de méritos, se ponen a sí mismos por medida, y, en realidad, lo que hacen es el ridículo (v.12). A continuación expone positivamente cuál ha. sido su conducta (v. 13-16): nunca se ha salido del propio campo, metiéndose en el ajeno, como han hecho sus adversarios, que tratan de aparecer como beneméritos de la comunidad de Corinto, vistiéndose con los trabajos y méritos que son de otro. Corinto pertenece a su campo, y la fundación de aquella iglesia es obra suya. Cuando la fe de los corintios se consolide, espera poder ir a evangelizar a otros que están “más allá,” aunque sin invadir campos ajenos (v.16; cf. Rom 15:20-24).
Termina diciendo (v. 17-18), aparte ya toda ironía, que “el que se gloríe, se gloríe en el Señor” (v.17; cf. 1Co 1:31), y que de poco vale que nos alabemos a nosotros mismos si no tenemos la aprobación de Dios, que es el que ha de hacer fecundos nuestros trabajos (v.18; cf. 1Co 3:5-8).
Fuente: Biblia Comentada
mansedumbre. La actitud humilde y amable que se expresa en la resistencia paciente del trato injusto. Una persona mansa no es amargada ni iracunda, y no procura vengarse al ser agraviada. Vea la nota sobre Mat 5:5. ternura. Esto es similar en significado a mansedumbre. Al aplicarse a alguien en posición de autoridad se refiere a clemencia. Una cualidad de las personas que se abstienen de emprender represalias así tengan derecho o poder para hacerlo (Flp 4:5). humilde … soy osado para con vosotros. Pablo empleó el sarcasmo para reiterar otra característica de la acusación de los corintios en su contra. Era lamentable que hubieran confundido su ternura y mansedumbre con debilidad. Además, lo acusaron de cobarde y de ser franco con ellos solo por escrito y desde una distancia segura (cp. el v. 2Co 10:10).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
El cambio abrupto de tono con respecto a los capítulos 2Co 1:1-24; 2Co 2:1-17; 2Co 3:1-18; 2Co 4:1-18; 2Co 5:1-21; 2Co 6:1-18; 2Co 7:1-16; 2Co 8:1-24; 2Co 9:1-15 ha motivado diversas explicaciones sobre la relación entre los capítulos 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-33; 2Co 12:1-21; 2Co 13:1-14 y 2Co 1:1-24; 2Co 2:1-17; 2Co 3:1-18; 2Co 4:1-18; 2Co 5:1-21; 2Co 6:1-18; 2Co 7:1-16; 2Co 8:1-24; 2Co 9:1-15. Algunos argumentan que los capítulos 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-33; 2Co 12:1-21; 2Co 13:1-14 fueron parte del contenido original de «la carta severa» (2Co 2:4), de ahí que su lugar cronológico precedería a los capítulos 2Co 1:1-24; 2Co 2:1-17; 2Co 3:1-18; 2Co 4:1-18; 2Co 5:1-21; 2Co 6:1-18; 2Co 7:1-16; 2Co 8:1-24; 2Co 9:1-15. Sin embargo, los capítulos 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-33; 2Co 12:1-21; 2Co 13:1-14 no pudieron haber sido escritos antes que los capítulos 2Co 1:1-24; 2Co 2:1-17; 2Co 3:1-18; 2Co 4:1-18; 2Co 5:1-21; 2Co 6:1-18; 2Co 7:1-16; 2Co 8:1-24; 2Co 9:1-15, porque hacen referencia a la visita de Tito como un acontecimiento pasado (2Co 12:18; cp. 2Co 8:6). Además, el ofensor cuyo desafío a la autoridad de Pablo motivó el envío de «la carta severa» (2Co 2:5-8) no es mencionado en los capítulos 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-33; 2Co 12:1-21; 2Co 13:1-14. Otros concuerdan en que los capítulos 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-33; 2Co 12:1-21; 2Co 13:1-14 deben ir antes de 2Co 1:1-24; 2Co 2:1-17; 2Co 3:1-18; 2Co 4:1-18; 2Co 5:1-21; 2Co 6:1-18; 2Co 7:1-16; 2Co 8:1-24; 2Co 9:1-15, pero creen que forman parte de otra carta. Suponen que Pablo, después de enviar los capítulos 2Co 1:1-24; 2Co 2:1-17; 2Co 3:1-18; 2Co 4:1-18; 2Co 5:1-21; 2Co 6:1-18; 2Co 7:1-16; 2Co 8:1-24; 2Co 9:1-15 a los corintios, recibió noticias sobre problemas nuevos en Corinto y escribió los capítulos 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-33; 2Co 12:1-21; 2Co 13:1-14 como respuesta. Una variación de esta alternativa es que Pablo hizo una pausa mientras escribía Segunda Corintios tras terminar los capítulos 2Co 1:1-24; 2Co 2:1-17; 2Co 3:1-18; 2Co 4:1-18; 2Co 5:1-21; 2Co 6:1-18; 2Co 7:1-16; 2Co 8:1-24; 2Co 9:1-15, y después de recibir malas noticias provenientes de Corinto reanudó la elaboración de la carta en los capítulos 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-33; 2Co 12:1-21; 2Co 13:1-14. Esta perspectiva preserva la unidad de Segunda Corintios. No obstante, Pablo no menciona en ningún aparte de los capítulos 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-33; 2Co 12:1-21; 2Co 13:1-14 que hubiera acabado de recibir noticias recientes de Corinto. La mejor interpretación considera Segunda Corintios como una carta unificada en que los capítulos 2Co 1:1-24; 2Co 2:1-17; 2Co 3:1-18; 2Co 4:1-18; 2Co 5:1-21; 2Co 6:1-18; 2Co 7:1-16; 2Co 8:1-24; 2Co 9:1-15 iban dirigidos a la mayoría compuesta por los que se habían arrepentido (cp. 2Co 2:6) y los capítulos 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-33; 2Co 12:1-21; 2Co 13:1-14 a la minoría que seguía bajo la influencia de los falsos maestros. El respaldo para esta perspectiva es el siguiente: 1) no existe evidencia histórica (en los manuscritos griegos, los escritos de los padres de la iglesia o en traducciones antiguas) de que los capítulos 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-33; 2Co 12:1-21; 2Co 13:1-14 hubieran circulado como una carta aparte. Todos los manuscritos griegos los incluyen a continuación de los capítulos 2Co 1:1-24; 2Co 2:1-17; 2Co 3:1-18; 2Co 4:1-18; 2Co 5:1-21; 2Co 6:1-18; 2Co 7:1-16; 2Co 8:1-24; 2Co 9:1-15; 2) las diferencias en tono entre los capítulos 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-33; 2Co 12:1-21; 2Co 13:1-14 y 2Co 1:1-24; 2Co 2:1-17; 2Co 3:1-18; 2Co 4:1-18; 2Co 5:1-21; 2Co 6:1-18; 2Co 7:1-16; 2Co 8:1-24; 2Co 9:1-15 han sido exageradas (cp. 2Co 11:11; 2Co 12:14 con 2Co 6:11; 2Co 7:2) y 3) los capítulos 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-33; 2Co 12:1-21; 2Co 13:1-14 constituyen la conclusión lógica de todo lo postulado en los capítulos 2Co 1:1-24; 2Co 2:1-17; 2Co 3:1-18; 2Co 4:1-18; 2Co 5:1-21; 2Co 6:1-18; 2Co 7:1-16; 2Co 8:1-24; 2Co 9:1-15, y a medida que Pablo preparaba a los corintios para su visita prometida (2Co 1:15-16; 2Co 2:1-3).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
10:1 — «Yo Pablo… ternura de Cristo». Ahora entramos en la tercera sección de esta carta. Véase UN BOSQUEJO BREVE, en la Introducción. Pablo hasta aquí usaba la primera persona plural (nosotros), al referirse a sí mismo, juntamente con los demás apóstoles o con sus compañeros en el evangelio, pero ahora dice «yo Pablo» porque los falsos en Corinto le habían atacado a él en particular, negando su apostolado e insinuando cosas en su contra. En esta sección Pablo defiende su apostolado y responde a las acusaciones falsas de sus detractores.
Apeló a los corintios fieles con la mansedumbre y ternura de Cristo, rogándoles que abandonaran a los falsos para no tener él que usar de osadía cuando llegara a Corinto (que sería la tercera vez). Cristo era manso y tierno (Mat 11:29; Mat 12:19-20), aunque también, al tratar con hipócritas, era severo (23:13-36). Pablo sigue el ejemplo de Cristo al entrar en esta tercera sección y final de su carta a los corintios.
–«yo que estando… con vosotros». La versión católica de Bueno Monreal dice: «que parezco tan pequeño estando entre vosotros, pero que ausente soy para con vosotros osado». La Ver. Nuevo Testamento Puebla dice: «¡Les suplica ese Pablo tan humilde entre ustedes y tan prepotente cuando está lejos!» Pablo está citando a sus enemigos en Corinto. Ellos decían que Pablo, cuando estaba lejos era muy atrevido, pero que cuando estaba presente pues era muy pequeño, muy humilde, y nada confiado. En cambio ellos se sentían como super-apóstoles (11:5). Se consideraban como profesionales, oradores y maestros de alta categoría. Pablo ruega a los corintios fieles que no participen en este reto o desafío de su osadía, porque si era necesario, cuando llegara a Corinto usaría de osadía en contra de los que le insultaban (ver. 2).
Fuente: Notas Reeves-Partain
PABLO RESPONDE A SUS CRÍTICOS
2 Corintios 10:1-6
Aquí Pablo: Os hago un ruego apelando ala gentileza y la caballerosidad de Cristo; yo, que vosotros decís que soy un pobre hombre cuando estoy con vosotros y que presumo mucho cuando estoy ausente. Pido a Dios que, cuando vaya a veros, no tenga que ser tan atrevido con esa confianza con la que creo que puedo enfrentarme a cara descubierta con algunos que piensan que actuamos movidos por criterios exclusivamente humanos.
Es verdad que vivimos en un cuerpo humano; pero, en todo lo que hacemos, no dirigimos nuestra campaña con motivos o recursos humanos, porque las armas de nuestra milicia no son meramente humanas, sino que Dios las ha hecho poderosas para destruir fortalezas. Nuestra milicia es tal que podemos destruir plausibles falacias y todas las altaneras ideologías que se yergan contra el conocimiento que Dios ha dado; de manera que podemos llevar cautivas a la obediencia de Cristo todas las intenciones, y que estamos listos para castigar cualquier desobediencia, una vez que se haya hecho realidad vuestra obediencia.
Al principio de este pasaje ya aparecen dos palabras que marcan todo el tono que Pablo quiere adoptar. Habla de la caballerosidad y de la gentileza de Cristo.
Praytés, caballerosidad, que solía traducirse por mansedumbre, es una palabra interesante. Aristóteles la definía como el término medio correcto entre ser demasiado irascible y ser demasiado pasota. Es la cualidad de la persona que controla su indignación de tal manera que se indigna cuando debe y nunca cuando no debe. Describe a la persona que no se enfurece cuando se le inflige un daño personal, ni siquiera cuando es injustamente, pero que es capaz de manifestar justa indignación cuando se abusa de otras personas. Al usar esa palabra, Pablo está diciendo al principio de su carta severa que no le impulsan a la ira las ofensas recibidas, sino que está expresándose con la caballerosidad del mismo Jesús.
La otra palabra es aún más iluminadora. En griego es epiealceia, gentileza, que algunos traducen por ternura o indulgencia. Los mismos griegos definían epieckeia como «lo que es justo, y aun mejor que justo.» La describían como la cualidad que debe intervenir cuando la justicia, justa en cuanto es general, está en peligro de volverse injusta. Hay veces en que la estricta justicia puede resultar injusta. Como decía un adagio latino, «La justicia a ultranza es una suprema injusticia.» A menudo la verdadera justicia no consiste en insistir en la letra de la ley, sino en dejar que una cualidad más elevada intervenga en las decisiones. La persona que tiene epieaIceia sabe que, en último análisis, la norma cristiana no es la justicia, sino el amor.
Al usar esta palabra, Pablo quiere decir que no va a insistir en sus derechos ni en la letra de la ley, sino que va a tratar la situación con el amor de Cristo, que trasciende hasta la justicia humana más excelente.
Ahora llegamos a una sección de la carta que es francamente difícil de entender, por la sencilla razón de que estamos oyendo sólo un lado de la conversación. No conocemos más que la respuesta de Pablo. No sabemos exactamente qué acusaciones le habían hecho los corintios; tenemos que deducirlas de las contestaciones de Pablo. Pero podemos, por lo menos, intentar deducirlas.
(i) Está claro que los corintios habían acusado a Pablo de ser bastante atrevido cuando no estaba cara a cara con ellos, y de achantarse cuando estaba presente. Decían que, desde lejos, escribía cosas que no se atrevía a decirles en la cara. La respuesta de Pablo es que pide a Dios que no se le ponga en situación de tratarlos personalmente como él sabe que es muy capaz de hacerlo. Las cartas son cosas peligrosas. Puede que uno escriba alguna vez en un tono autoritario que no usaría a la cara de otra persona. Un intercambio de cartas puede hacer un montón de daño que se hubiera podido evitar en una conversación cara a cara. Pero Pablo afirma que nunca dice nada por carta que no pueda mantener en persona.
(ii) Está claro que le habían acusado de organizar su conducta dejándose llevar por motivos puramente humanos. La respuesta de Pablo es que tanto su conducta como su poder venían de Dios. Sí, era verdad que era un hombre sujeto a todas las limitaciones de la naturaleza humana, pero Dios era su guía y su fuerza.
Lo que hace difícil de entender este pasaje es que Pablo usa la palabra sarx, carne, en dos sentidos diferentes. (a) La usa en el sentido ordinario de cuerpo humano, carne en el sentido físico. «Andamos -dice- en la carne.» Aquí quiere decir sencillamente que es un ser humano como otro cualquiera. Como en Gal 2:20 : «… lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios.» (b) Pero también usa esta expresión de una manera que le es característica, refiriéndose a la parte de la naturaleza humana que es una cabeza de puente para el pecado, esa debilidad esencialmente humana de la vida sin Dios. Por eso dice: «No seguimos los dictados de la carne.» Es como si dijera: «Soy un ser humano con un cuerpo como el vuestro, pero nunca me dejo dominar por motivos puramente humanos. Nunca intento vivir sin contar con Dios.» Una persona puede vivir en un cuerpo, pero ser guiada por el Espíritu de Dios.
Pablo pasa a tocar tres puntos muy significativos.
(i) Dice que está equipado para enfrentarse con toda la astucia plausible de la sabiduría y del orgullo humanos. Existe una sencillez que es un argumento de mucho más peso que la más elaborada agudeza humana. Había en cierta ocasión una tertulia a la que asistía Huxley, el gran agnóstico victoriano. El domingo por la mañana habían quedado de acuerdo para ir al culto. Huxley le dijo a uno de los miembros del grupo:
«Supongamos que no vas a la iglesia; supongamos que te quedas en casa y me dices por qué crees en Jesús.» El hombre le contestó: «Pero usted, que es tan inteligente, podrá demoler fácilmente todo lo que le diga yo, que no sé tanto como usted.» Huxley le dijo: «No quiero discutir contigo. Lo único que quiero es que me digas lo que todo eso representa para ti.» Y así lo hicieron. Aquel hombre le dijo a Huxley, de la manera más sencilla, lo que Cristo era para él. Cuando terminó, había lágrimas en los ojos del gran agnóstico. «Daría mi brazo derecho -le dijo- por tener tu fe.» No hubo discusión; pero la absoluta sencillez y sinceridad de aquel creyente humilde le llegaron al corazón al gran pensador. En último análisis, lo más efectivo no es el sutil intelectualismo, sino la sencilla sinceridad.
(ii) Pablo habla de hacer prisionera de Cristo toda intención humana. Cristo tiene una manera maravillosa de cautivar lo que era antes pagano y someterlo a Sus propósitos. Max Warren relata una costumbre de los nativos de Nueva Guinea. En ciertos tiempos tenían cantos y danzas rituales. Tanto se acaloraban que entraban en trance, y el ritual culminaba con lo que ellos llaman «las canciones asesinas,» en las que gritaban delante de su dios los nombres de los que querían matar. Cuando aquellos nativos se convirtieron al Cristianismo, siguieron con esas costumbres y ese ritual; pero, en las canciones asesinas, ya no gritaban los nombres de las personas que odiaban, sino los pecados que odiaban y Le pedían a Dios que los destruyera. Una antigua costumbre pagana había sido hecha cautiva de Cristo. Jesús no quiere nunca quitarnos nuestras cualidades y habilidades y características. Lo que quiere es tomarlas y usarlas en Su obra. Nos invita a acudir a Él con todo lo que tengamos para ofrecérselo a Él, y Él nos capacitará para hacer mejor uso de nosotros mismos y de todo lo nuestro del que haríamos sin Él.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 10
Parte sexta
RESPUESTA DE PABLO A SUS ADVERSARIOS 10,1-12,13
Los capítulos 10-13 se consideran, en general, como una parte especial de la segunda carta a los Corintios. Por razón del estilo y del contenido forma una unidad cerrada, una especie de escrito de defensa y acusación, enteramente personal, con el que Pablo hace morder el polvo a sus enemigos y a cuantos han criticado su persona y su obra. A través de estos capítulos se perfila la fuerte personalidad del Apóstol, que se aíra, juzga y castiga, pero que siempre se afana y se preocupa, con amor profundo y fuerte, de padre y pastor, por la Iglesia, a la que quiere servir 69.
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69. En 6,11-7,16, Pablo ha dado testimonio de su amor a la comunidad de la misma manera más cordial. La reconciliación se ha consumado, la paz se ha restablecido. Esto hace posible llevar ya a cabo la colecta (cap. 8-9). Pero ahora, en los cap. 10-13, Pablo ataca y se defiende acerada y vehementemente contra sus enemigos. No pocos exegetas opinan que los capítulos 10-13 fueron originalmente una carta polémica de Pablo, escrita antes de 6,11-7,16 y sólo más tarde unida, por un redactor, junto con otra carta del apóstol, a nuestra segunda a los Corintios. Otra opinión más avanzada sostiene que 10-13 constituiría la carta «en medio de muchas lágrimas» (cf. el comentario a 2,4), pero tal suposición es indemostrable y poco probable, pues, de hecho, estos dos capítulos no presentan una carta lacrimosa, sino una carta acerada y combativa. Otros admiten, a pesar de todas las objeciones, que la actual segunda carta a los Corintios forma una unidad desde su origen. La nueva ruptura de hostilidades, después de la solemne afirmación de reconciliación, se explica suponiendo, por ejemplo, que ciertamente se ha restablecido la paz entre Pablo y la gran mayoría de la comunidad de Corinto, pero que sigue existiendo una minoría hostil al apóstol, a la que éste quiere abatir en estos capítulos 10-13. En este sentido, 10,2.7.11s; 11,4s.12.18; 12,11; 13,2 pueden entenderse como indicaciones de que estos capítulos se dirigen sólo contra una parte de la comunidad. En todo caso, nadie duda que los capítulos 10-13 sean una carta auténtica de Pablo.
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1. PABLO HABLA DE SI MISMO (10/01-11).
En la primera parte (10,1-11) de esta gran apología, Pablo se defiende examinando y rechazando algunas acusaciones concretas de sus adversarios. Percibimos una de estas acusaciones en 10,1a. Se dice en ella que, cuando estaba presente, aparecía como tímido ante los corintios, y que sólo parece atrevido y enérgico cuando está ausente. Una segunda acusación afirma (según 10,2b) que el apóstol es inconsciente y que camina según la carne. Una tercera (según 10,10), que las cartas de Pablo son duras y fuertes, pero que su presencia es poca cosa y que su modo de hablar no causa ninguna impresión. Pablo rechaza estas afirmaciones mal intencionadas. Debe conceder, por supuesto, que camina en la carne, es decir, que vive en una naturaleza humana. Pero no combate de acuerdo con los sentimientos de la carne. La verdad es que el apóstol es el caudillo de un poderoso ejército, que quiere ganar para Cristo al mundo entero (10,3-6).
a) La conducta de Pablo (10,1-2).
1 Yo mismo, Pablo, os hago un ruego por la humildad y condescendencia de Cristo; yo, tímido en presencia vuestra, pero atrevido contra vosotros cuando estoy ausente.
Al poner por delante y destacar el nombre de Pablo se indica que comienza una nueva sección. En las líneas que siguen Pablo va a volcar toda su persona. Las palabras del apóstol tienen un peso especial debido al hecho de que pone ante los ojos el ejemplo de Cristo. Exhorta en nombre de la humildad y condescendencia de Cristo. El mismo Cristo ha dicho de su mansedumbre: «Cargad con mi yugo y aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón» (Mat 11:29). Es posible que Pablo haya querido recordar esta sentencia de Jesús. Pero lo más probable es que quiera exhortar a reflexionar sobre la vida humilde de Jesús en la tierra, que iba haciendo bien por todas partes y curando enfermos, que soportó en su pasión, sin ofrecer resistencia, afrentas y atropellos, y que dio, en fin, su vida por los demás. Cristo es el servidor humilde de todos, según sus propias palabras: «El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir» (Mar 10:45). De este mismo modo considera la IgIesia la vida y la pasión de Jesús: al padecer, no se defendió ni amenazó, sino que entregó su vida al justo juicio de Dios (cf. 1Pe 2:21-23).
Pablo recuerda la humildad y mansedumbre de Cristo, porque se le echa en cara que, cuando está presente, es tímido y humilde, pero cuando está ausente se muestra enérgico. Carece, pues, de aquellas cualidades y virtudes que exige la vida ejemplar de Cristo. Pablo afirma que sabe muy bien cuál es el ejemplo que le obliga. Pero, al mismo tiempo, se permite insinuar a los corintios que se preocupen también ellos por conseguir estas virtudes. Podía, muy bien, recordarles que, con su desobediencia y sus querellas, perturbaron e incluso amenazaron destruir las relaciones con el apóstol. También los corintios deben seguir la humildad y mansedumbre de Cristo.
Esta afirmación encierra un testimonio importante sobre la personalidad del apóstol Pablo 70. Se le reprocha que en su trato personal es un hombre amable, tal vez incluso tímido y sin ánimo. Pero cuando está lejos es atrevido y prepotente, del mismo modo que sus cartas, escritas cuando está ausente, en las que utiliza palabras enérgicas. Pablo menciona repetidas veces esta acusación, lo que indica que no dejó de hacerle mella. ¿Se trataba de una acusación completamente infundida o se refiere a algo concreto? El mismo Pablo dice de su primera visita a Corinto: «Me presenté ante vosotros débil, y con mucho temor y temblor» (1Co 2:3). Por algunas insinuaciones de la segunda carta a los Corintios se deduce que Pablo les había hecho una visita antes de escribir esta carta y que, en el transcurso de la misma, no pudo imponerse a sus enemigos (2Co 2:5; 2Co 13:2). Dice también que no quiere volver a experimentar tribulaciones en Corinto (2Co 2:1). De su actividad en Tesalónica escribe: «Aunque, en nuestra condición de apóstoles de Cristo, podríamos habernos impuesto como tales; por el contrario, adoptamos entre vosotros una actitud suave, coma una madre que cría a sus hijos» (1Te 2:7). Por tanto, ¿daba, tal vez, Pablo ocasión a que, de hecho, se le acusara de que personalmente era débil y apocado? Sus enemigos de Corinto no advierten que la causa de su mesurada conducta es la preocupación y el amor, lo interpretan todo con rencor y hostilidad, y sus murmuraciones han sido creídas por algunos.
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70. Junto con una expresión como 10,10 y con indicaciones como 11,7; 12,21; 13,2s.
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2 Os suplico, pues, que una vez que yo esté entre vosotros, no tenga que emplear aquella osadía con que opino que debo proceder contra algunos que piensan que nosotros caminamos según la carne.
Pablo se abstiene de explicar y defender su conducta pasada. Pero asegura que se mostrará decidido contra aquellos que le acusan de caminar según la carne. La carne no se toma aquí en su sentido peyorativo de pecado, sino en el sentido de un comportamiento que viene condicionado por ventajas personales y miras terrenas 71. Pablo no se ha guiado por estos motivos. Tales serían el respeto humano, la timidez, la ambición de gloria, la codicia, la altivez, el orgullo. Todas estas cosas se van a discutir en las líneas siguientes.
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71. Véase también 1,17.
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b) Las armas y la lucha de Pablo (10,3-6).
3 Porque, aunque vivimos en la carne, no según la carne combatimos.
Ante la acusación de sus enemigos concede Pablo que vive en la carne, pero niega vivir según la carne. Desde luego, Pablo está en la carne, en el sentido de que todavía tiene una vida terrena y corporal. Pero niega que se comporte y combata según los modos de la carne, es decir, buscando apetencias personales. Ya antes ha descrito el servicio del misionero como el de un soldado de Cristo (6,7). Ahora se desarrolla esta imagen con mayor detalle.
4 Pues las armas de nuestra milicia no son carnales, sino divinamente poderosas pura derribar fortalezas: derribamos sofismas…
Los apóstoles son comparables a los jefes de un ejército magníficamente equipado, cuya meta es conquistar todo el mundo para Cristo. Pablo describe las armas de esta guerra. No son armas carnales, lo que significaría que, en último término, serían ineficaces, sino que son armas llenas de poder. Pablo utiliza palabras e imágenes del Antiguo Testamento. En la descripción de las guerras de Israel se dice con frecuencia que sus armas no son humanas y débiles, como las de sus enemigos, sino llenas de fuerza divina 72. En esta cruzada del Evangelio habrá que conquistar y abatir poderosas fortalezas, es decir, los castillos de la ciencia aparente y de los sofismas de los hombres. Pablo piensa, acaso, en sentencias tales como: «El sabio escala la ciudad de los fuertes y derriba la fortaleza en que confiaban» (Pro 21:22).
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72. Así 1Sa 17:45-47; 1Ma 3:19.
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5 …y cualquier altivez que se alza contra el conocimiento de Dios, y apresamos cualquier pensamiento para someterlo a Cristo…
En esta guerra espiritual hay que derribar altos castillos. Son los castillos de la altivez y del orgullo que se rebelan contra la verdadera sabiduría de Dios, la cual avanza sin pausa a la conquista de la tierra. Una vez conquistada la fortaleza, se toma prisionera la guarnición. Es decir, el pensamiento, que ofrece una inútil resistencia contra el conocimiento de Dios, contra Cristo y contra el Evangelio, es hecho prisionero y sometido a la obediencia a Cristo. El pensamiento y la razón no deben, pues, ser aniquilados, sino cultivados, pero desde ahora en aquella obediencia que Pablo llama la «obediencia a la fe» (Rom 1:5). Por eso, en esta guerra queda excluido todo empleo de la fuerza. A nadie se le debe obligar a creer mediante presión externa. El incrédulo es ganado a la fe por la palabra y el esfuerzo del apóstol y, en el fondo, por la llamada y el amor de elección de Dios. Prisionero de la fe, el pensamiento tiende a la sabiduría de los perfectos (1Co 2:6 s).
6…y estamos dispuestos a castigar cualquier rebeldía, cuando se haya logrado vuestra sumisión.
Tampoco los castigos a la rebeldía se imponen con los medios del poder terreno. ¿Cómo podría Pablo disponer de ellos? Todo castigo se realiza en virtud de un poder espiritual, con el que el apóstol confunde la incredulidad, la cubre de vergüenza y la expulsa del mundo. Pablo quiere vencer toda la incredulidad de la tierra entera. Pero antes es preciso que la Iglesia de Corinto se una y se haga perfecta en la obediencia de la fe. Sólo entonces podrá dedicarse el apóstol a nuevas misiones.
Estas frases están escritas como olvidando que la Iglesia no era todavía ante el mundo y en el mundo más que una pequeña secta religiosa más, entre los muchos movimientos religiosos y espirituales de aquella época. Pablo sabe bien que los apóstoles son totalmente desconocidos ante los hombres (6,9). Pero ¡qué profunda conciencia del apóstol y qué fe de la Iglesia se expresa en esta visión de la misión en el mundo! El campo del Evangelio es el mundo entero y este mundo entero debe unirse algún día en la fe.
c) La autoridad de Pablo (10,7-8).
7 Mirad lo que tenéis ante la vista. Si alguno se cree ser de Cristo, piense también para sí que, como él es de Cristo, también lo somos nosotros.
Pablo apela a las simples apariencias externas y a la sana razón humana cuando exhorta a los corintios a que presten atención a lo que tienen ante la vista. Acaso Pablo aluda aquí, una vez más, a alguna frase hecha. Algunos pretendían ser de Cristo, y negaban que el Apóstol lo fuera. ¿En qué sentido era esto posible? En Corinto había cuatro partidos, que se apellidaban de Pablo, de Apolo, de Cefas y de Cristo, y que afirmaban pertenecer especialmente a uno de estos cuatro personajes (1Co 1:12). A lo que parece, en la pretensión de ser de Cristo se trata, en este lugar, de los mismos partidos y las mismas discusiones que el pasaje de la primera carta. Tal vez estos enemigos sean aquellos mismos que se decían pertenecer sólo a Cristo, que pretendían incluso apoyarse en revelaciones especiales de Cristo y que, por lo mismo, rehusaban la obediencia a Pablo y hasta acaso a la Iglesia. Frente a la Iglesia hacen gala de una supuesta relación especial con, Cristo. Pablo demuestra la imposibilidad de semejantes pretensiones. En todo caso, también él pertenece a Cristo. Así pues, toda discriminatoria pretensión interna de comunión con Cristo que excluya a los demás, es radicalmente imposible. ¿Han tenido siempre los cristianos conciencia de este hecho a lo largo de sus diferencias y disensiones?
8 Y aunque me haya jactado, algo más de lo debido, de la autoridad que el Señor nos dio para edificación vuestra y no para vuestra destrucción, no me avergonzaré.
Pablo se ha expresado en una forma casi demasiado modesta. Podría haberse jactado más aún, sin temor a quedar en vergüenza. No es sólo cristiano. Es apóstol, llamado directamente por Cristo. Y así él puede tener, de hecho, aquello que en sus enemigos es pura jactancia: la pertenencia a Cristo. Tiene la autoridad y la misión apostólica de edificar la Iglesia. Acaba de decir que tiene la misión de derribar (10,4), y ahora añade la de edificar. Estas afirmaciones antitéticas se pueden compaginar fácilmente y ambas son exactas. El ministerio tiene la doble misión de derribar lo falso y de edificar en la fe lo verdadero y permanente. También el profeta tiene este mismo doble y contrapuesto servicio, conforme a la sentencia divina: «Desde hoy mismo te doy autoridad sobre las gentes y sobre los reinos para extirpar y destruir, para perder y derrocar, para reconstruir y plantar» (Jer 1:10).
Cuando Pablo dice que tendría derecho a jactarse, pronuncia una palabra y menciona una realidad de la que se ocupará con frecuencia en las líneas siguientes. Los enemigos de Pablo, los falsos apóstoles, se jactan de su ministerio y de sus trabajos. Pablo les sale al paso, pero se resiste a responder a esta jactanciosa postura con su propia jactancia. Y de jactarse, no será de sus obras personales, sino de las revelaciones que se le han hecho, de sus padecimientos y, en último término, de su debilidad (Jer 12:1-10).
Yendo más allá de este caso concreto, existe para Pablo la cuestión, decisiva para la concepción cristiana del mundo y de sí mismo, de si el hombre puede gloriarse. El hombre quiere gloriarse ante Dios de sus virtudes y sus obras. No quiere conceder que es pecador y necesita del don de Dios. Glorificarse a sí mismo es, pues, expresión del egoísmo, rebeldía e incredulidad del hombre (cf. el comentario a 1,12).
d) Las cartas de Pablo (10,9-11).
9 Pero no pretendo amedrentaros mediante las cartas. 10 Porque alguien dice: «Las cartas son duras y fuertes; pero su presencia corporal es poca cosa y su palabra despreciable.»
Pablo ha rechazado las acusaciones contra su persona y su ministerio. Ahora pasa a las acusaciones contra sus cartas. Ya antes (10,1) ha aludido a ello y ahora responde con mayor detalle. No hay que tenerle miedo, se podría murmurar de él, porque asusta con palabras escritas que no resisten un careo posterior.
Sus enemigos dicen que sus cartas son duras y fuertes. Podían afirmar semejante cosa refiriéndose a la profunda conciencia que Pablo tiene de sí y de su ministerio y que se refleja en sus cartas, en las que exhorta, castiga y exige obediencia, pero también podían referirse a lo pesado de sus exigencias. Con todo, dicen estos tales, la apariencia personal de Pablo, lo mismo que sus palabras, son insignificantes. Acaso al compararle con otros misioneros echan de menos en él la forma artística y la elocución vigorosa con que contaba, por poner un ejemplo, Apolo, «hombre elocuente y versado en las Escrituras» (Hec 18:24). Apolo trabajó en Corinto con Pablo y hubo algunos que se aficionaron a Apolo y se separaron del apóstol (1Co 1:12; 1Co 3:5). El mismo Pablo dice de su predicación: «Mi paIabra y mi predicación no consistían en hábiles discursos de sabiduría, sino en demostración de Espíritu y de poder» (1Co 2:4). Llega incluso a calificarse a sí mismo de poco perito en la palabra (2Co 11:6). A lo que parece, algunos, acaso no pocos -y en todo caso los enemigos del apóstol- se mostraron muy sensibles a estas limitaciones de Pablo, por lo que no percibieron ni comprobaron su espíritu y su poder. Esta característica es muy propia de una comunidad de cultura griega, como era la de Corinto. Los griegos apreciaban, sobre todas las cosas, una forma de hablar artística e ingeniosa.
11 Tenga ese tal en cuenta esto: que tal como somos de palabra por medio de cartas estando ausentes, tales seremos también de obra cuando estemos presentes.
Pablo sólo puede contestar afirmando con claridad y energía que está absolutamente dispuesto a demostrar, cuando esté presente, que es el mismo hombre que reflejan sus cartas de ausente. Así lo hará en su próxima visita, si se ve obligado a ello, y lo mismo anuncia amenazadoramente al final de la carta (2Co 13:1).
2. PABLO Y SUS ADVERSARIOS (10/12-18).
Una vez rechazadas las objeciones de sus enemigos, Pablo lanza ahora contra ellos sus propias y graves acusaciones. Les acusa de entrometerse en su propio campo misional, de querer alzarse con comunidades que el propio Pablo ha fundado, expulsándole a él de ellas. No conocen la modestia, el orden y la medida y destruyen la Iglesia. Pablo opone a estas aspiraciones su conciencia de haber sido colocado en este servicio por Dios mismo y de cumplir un encargo que el mismo Dios le ha confiado y que él no puede abandonar. De esta obligación emana su derecho, y su derecho es su obligación. Defiende ambas cosas apasionadamente (10,13-15). El estilo de Pablo es aquí (sobre todo en el texto griego) duro y desigual, las frases dan a veces la impresión de estar inacabadas, todo lo cual nos permite conocer su grado de excitación.
a) La vanagloria de los enemigos de Pablo (10,12).
12 No nos atrevemos ciertamente a equipararnos o a compararnos con algunos que tanto se recomiendan a sí mismos. Sin embargo, cuando a sí mismos toman entre sí como medida y se comparan consigo mismos, no obran sabiamente.
Pablo habla con evidente ironía. No se atreve a compararse con sus enemigos. Son indudablemente grandes personajes, pues se recomiendan a sí mismos y son lo suficientemente mentecatos como para tomarse a sí mismos como norma. En su soberbia no ven ya la realidad auténtica.
b) Comedimiento del apóstol (10,13-16).
13 Nosotros, por el contrario, no nos gloriamos hasta traspasar la medida, sino que procederemos según la medida exacta que nos asignó Dios como medida, a saber: llegar incluso hasta vosotros.
Frente a la necedad de sus enemigos, Pablo tiene la conciencia de gloriarse de acuerdo con el encargo y la gracia que Dios le ha medido. Pablo llegó a Corinto y fundó allí la Iglesia. En realidad, ningún hombre es capaz de hacer esto, porque la Iglesia es siempre fundación y obra de Dios. Así pues, la existencia misma de la comunidad de Corinto demuestra que Dios ha obrado a través de Pablo. Su pretensión de ser el verdadero apóstoI de los corintios es confirmada por Dios mismo. El apóstol era, pues, la medida asignada a los corintios y ellos la del apóstol. Y en esa medida tiene Pablo derecho a gloriarse de la Iglesia de Corinto.
14 Pues no traspasamos la medida como si no hubiéramos llegado hasta vosotros, porque incluso fuimos los primeros en llegar hasta vosotros en el Evangelio de Cristo.
Puesto que Pablo llegó a Corinto como misionero, en manera alguna ha traspasado los límites que Dios le ha marcado. él ha sido el primer mensajero deI Evangelio en Corinto, y precede, por tanto, a todos. Los demás llegaron más tarde y son calificados, por lo mismo, como intrusos.
15 En nuestra jactancia no traspasamos la medida, a costa de trabajos ajenos; por el contrario, tenemos esperanza de que creceremos hasta el desbordamiento de nuestra medida…
Pablo no se jacta de trabajos hechos por otros y en campo ajeno. Al contrario, puede perfectamente acusar a sus adversarios de haberse introducido en su propio campo de trabajo. Se jactan de un trabajo ajeno cuando quieren hacerse pasar por apóstoles de Corinto. Se vanaglorian con una gloria falsa. El apóstol ha hablado de las regiones misionales que le han ocupado hasta el momento presente. Ahora hace algunas alusiones a sus nuevos planes de trabajos y nuevos viajes misioneros. Ante todo, la Iglesia de Corinto sigue necesitando sus servicios. Lo primero, pues, es fundamentarla sólidamente en la fe. De acuerdo con la misión que se le ha confiado y la medida marcada por Dios quiere Pablo alcanzar aquí, en el cumplimiento de esta obra, las más altas cumbres.
16…hasta llevar el Evangelio a regiones que están más allá de vosotros, sin entrar en campo ajeno ni gloriarnos de lo ya preparado por otros.
Una vez asegurada esta tarea previa, Pablo espera poder llevar el Evangelio a regiones situadas más allá de Corinto. No entrará en una región que haya sido asignada a otro, ni quiere apropiarse y gloriarse del trabajo ajeno.
En la carta a los Romanos, escrita desde Corinto, expone con mayor claridad su pensamiento. También en ella comienza por afirmar: «…mirando como un punto de honor el anunciar el Evangelio, pero no allí donde el nombre de Cristo ya había sido invocado, para no edificar sobre cimiento ajeno» (Rom 15:20). Pero ahora, continúa Pablo en este lugar, ha predicado ya el Evangelio en una gran extensión, desde Jerusalén hasta la Iliria. Ya no tiene apenas espacio en estas regiones, así que tiene el proyecto de hacer una corta visita a Roma y partir de allí hacia España 73.
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73. Según Rom 15:19-29. España estaba ocupada por colonias romanas y atravesada por carreteras que partían desde las costas orientales hacia el interior del país. También se habían introducido en ella la lengua y la cultura griegas, de modo que podían entender la predicación de Pablo. Podía, pues, intentarse la misión de estas tierras. Según una tradición que se remonta hasta el siglo I, Pablo llegó de hecho como misionero hasta España.
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c) La auténtica gloria (10,17-18).
17 «El que se gloría, que se gloríe en el Señor» (Jer 9:22 s).
Pablo echa mano de una sentencia del profeta Jeremías dándole un sentido que confirma lo que él mismo ha expuesto con sus reflexiones y palabras personales. Cuando el pro£eta dice: «El que se gloría, que se gloríe en el Señor», esto significa, referido a lo que se acaba de exponer, que todo sucede de acuerdo con la medida y el orden establecidos por Dios, el Señor. Este mismo Dios ha llamado a los misioneros y ha asignado un espacio a cada uno de ellos. Pablo tiene la conciencia tranquila, pues se ha atenido a esta norma.
18 Pues no es aceptado el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien el Señor recomienda.
Los enemigos de Pablo no respetaron el orden establecido por Dios. No está ya probado el que se recomienda y se glorifica a sí mismo. La alabanza vale sólo cuando es otro el que la pronuncia. Es un principio que todo el mundo conoce. Pero Pablo no se contenta con esto. Ni siquiera la alabanza de un tercero tiene validez absoluta, ya que ninguna alabanza humana es de tanto valor. Sólo es juzgado y acreditado como válido aquel a quien Dios, el Señor, ha probado y recomendado. ¿Cuándo o cómo ocurre esto? Por medio del ministerio, al que el Señor llama a su servidor; por medio de los dones que le concede, por medio de las bendiciones con que confirma sus trabajos. A este principio fundamental se ha sometido el mismo Cristo: «Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Es otro el que da testimonio de mí» (Jua 5:31 s).
Frente a todas las acusaciones, hostilidades y enemistades, afirma Pablo su conciencia de haber sido llamado al ministerio por el Señor y haber sido probado y recomendado por este mismo Señor. Con esto se cierra el primer asalto de la disputa.
3. LA GLORIA DE PABLO (Jua 11:1-12, 13).
Frente a la necia vanagloria de sus enemigos, Pablo ha establecido un firme principio: lo único adecuado y sensato es gloriarse en el señor (Jua 10:18). Cualquier otra gloria es necedad. A esta última clase pertenece la vanagloria de sus enemigos. Y, con todo, en el capítulo 11 parece que Pablo imita a sus adversarios y hace suyo aquel modo de glorificarse, es decir, que hace aquello mismo que acaba de condenar tan duramente, cuando dice que está bien persuadido de la necedad de esta conducta (Jua 11:17). Una y otra vez comienza su propia alabanza para luego interrumpirse (Jua 10:7 s.13; Jua 11:5.16.19.21.23.30; Jua 12:1.11), porque la necedad es demasiado grande. En efecto, esta glorificación no está de acuerdo con el Señor, sino de acuerdo con la carne. Es una deshonra (Jua 11:21a). Pero, tras muchas vacilaciones, enumera, como dolorosamente desgarrado, todos los privilegios, tanto humanos y terrestres como divinos y celestes, que puede mencionar (Jua 11:21b-Jua 12:10). Pablo adopta el mismo aire que sus enemigos. Se comporta como un fanfarrón, que pretende vencer a los rivales ya alabándose a sí mismo, ya mofándose de los otros. Con todo, bajo la máscara de su propia glorificación proclama una gran verdad; precisamente por eso es tan convincente para los hombres de buena voluntad y tan demoledor para sus adversarios.
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
1Co 4:21.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— por carta: Es evidente la ironía con que se expresa Pablo, aludiendo, sin duda, a comentarios que hacían sobre él sus enemigos de Corinto.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Una sentida súplica
1, 2 Pablo comienza su respuesta rogando como uno que en persona es humilde entre vosotros, pero ausente soy osado para con vosotros. Esta es una alusión a la acusación realizada por los opositores, luego de su “humilde” partida al final de la visita dolorosa, por una parte, y a su carta severa, escrita “osadamente” desde una distancia prudencial, por otra parte. Ruega a los corintios que actúen de tal forma que no tenga que ser “osado” con ellos, como espera ser con algunos (sus opositores) cuando haga su tercera visita. Pablo rechaza la acusación de sus opositores de que vive según la carne.
3-6 El Apóstol responde a esta acusación utilizando extensamente una metáfora militar, afirmando que aunque andamos en la carne (es decir, participa de la existencia humana normal, con todas sus limitaciones), no militamos según la carne (es decir, empleando medios meramente humanos y dudosos). Por el contrario, las armas de nuestra mili cia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. La palabra fortalezas es una alusión a las torres o las murallas elevadas que se utilizaban en las batallas antiguas, pero aquí significa argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios. Fue por la proclamación del evangelio (que incluyó el razonamiento y la discusión en un esfuerzo por quitar las falsas barreras levantadas contra la verdad) que Pablo intentaba superar la resistencia de las personas, a fin de llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo. La imagen utilizada aquí es la de una fortaleza que es sitiada, y aquellos que se protegen tras sus murallas son tomados cautivos. El propósito de Pablo no es sólo demoler falsos argumentos, sino también llevar los pensamientos de las personas a someterse al señorío de Cristo. Finalmente, dice que estaremos dispuestos a castigar toda desobediencia (al evangelio, por parte de sus opositores) una vez que vuestra obediencia sea completa (es decir, una vez que los corintios reco nozcan nuevamente la autoridad de Pablo y la verdad de su evangelio). Un pasaje como éste nos recuerda que el ministerio cristiano involucra una batalla por la mente. Los argumentos falsos deben ser demolidos, para que las personas puedan rendirse a la verdad del evangelio y encontrar la vida bajo el señorío de Cristo.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
10.1, 2 Los oponentes de Pablo cuestionaron su autoridad. De 7.8-16 podemos deducir que la mayoría de los corintios estuvieron del lado de Pablo. Sin embargo, una minoría siguió denigrándolo diciendo que en sus cartas era estricto, pero que en persona no tenía autoridad. Los capítulos 10 al 13 son la respuesta de Pablo a esta acusación.10.3-6 Nosotros, como Pablo, somos simples y frágiles humanos, pero no necesitamos usar planes y métodos humanos para ganar nuestras batallas. Las poderosas armas de Dios están disponibles para pelear contra las «fortalezas» de Satanás. Los cristianos deben decidir qué métodos emplearán, los de Dios o los del hombre. Pablo nos asegura que las poderosas armas de Dios son efectivas: oración, fe, esperanza, amor, la Palabra de Dios, el Espíritu Santo (véase Eph 6:13-18). Estas armas pueden destruir el argumento del orgullo humano que se levanta contra Dios y los muros que Satanás construye para que la gente no encuentre al Señor. Al enfrentar al orgullo que aparta a las personas de su relación con Dios, podemos vernos tentados a utilizar nuestros propios métodos. Pero nada puede derribar estas barreras como las armas de Dios.10.5 Pablo usó términos militares para referirse a esta guerra contra el pecado y Satanás. Dios debe ser el comandante en jefe, inclusive nuestros pensamientos deben someterse a su control si vivimos para El.10.7-9 Aquellos que se oponen a Pablo lo presentan como débil y sin autoridad, pero Pablo les recuerda a los corintios que tiene poder y autoridad de Cristo. Los falsos maestros inducían a la gente a desconocer a Pablo, pero él les explica que las palabras de su carta deben ser tomadas con mucha seriedad. Tenía autoridad porque él y sus colaboradores habían sido los primeros en traer el evangelio a Corinto (10.14). En base a su autoridad sobre ellos, Pablo les escribe para ayudarles a crecer.10.10 Algunos decían que las palabras de Pablo eran vacías. Grecia era conocida por sus oradores elocuentes y persuasivos. Evidentemente, algunos estaban juzgando a Pablo comparándolo con otros disertantes que habían escuchado y quizás no era uno de los predicadores más poderosos (aunque era un excelente polemista). Pero respondió obedientemente al llamado de Dios e introdujo el cristianismo en el Imperio Romano. Moisés y Jeremías también tuvieron problemas de oratoria (véanse Exo 4:10-12; Jer 1:6). ¡La habilidad de predicar no es el requisito prioritario de un gran líder!10.12, 13 Pablo criticó a los falsos maestros que procuraron demostrar su bondad comparándose con otros en vez de hacerlo con las normas Dios. Cuando nos comparamos con otros, podemos sentirnos orgullosos porque pensamos que somos mejores. Pero cuando nos medimos con las normas de Dios, llega a ser obvio que no somos lo suficientemente buenos. No se preocupe por los logros de otros. Al contrario, pregúntese continuamente: ¿Cómo encaja mi vida en lo que Dios quiere? ¿En qué forma se compara mi vida con la de Jesucristo?10.17, 18 Cuando hacemos algo bien, queremos decirlo a otros para ser reconocidos. Pero el reconocimiento es peligroso, puede inflar nuestro orgullo. Es mucho mejor buscar la aprobación de Dios antes que la de los hombres. Luego, cuando somos tomados en cuenta somos libres de darle a Dios la honra. ¿Qué cambios debiera hacer en su vida para recibir la aprobación de Dios?ELEMENTOS DE UN BUEN PROYECTO DE RECOLECCION DE FONDOSInformación: 8.4Propósito definido: 8.4Predisposición y voluntad: 9.7Dedicación: 8.5Liderazgo: 8.7Entusiasmo: 8.7, 8, 11Persistencia: 8.2ssHonestidad e integridad: 8.21Responsabilidad: 9.3Alguien que se encargue: 8.18-22El tema de la recolección de fondos no se debe evitar ni debe avergonzarnos, pero este tipo de esfuerzo debiera ser planificado y conducido con responsabilidad.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) O: “lo razonable”. Lit.: “disposición a ceder”. Gr.: e·pi·ei·kí·as; lat.: mo·dé·sti·am.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 346 Mat 11:29
b 347 Mat 11:30
c 348 1Co 2:3
d 349 2Co 10:10
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
humilde…pero osado. Los críticos de Pablo lo culpaban de ser de una manera en sus cartas y de otra estando presente. Equivocadamente interpretaron su mansedumbre como debilidad personal (vers. 9– 11).
Fuente: La Biblia de las Américas
1 (1) Mas indica un contraste. En los caps. 8 y 9 el apóstol habló de un modo agradable a los queridos santos de Corinto, animándoles a tener comunión en la ministración para los santos necesitados de Judea. Inmediatamente después de eso, él deseaba explicarse con claridad al vindicar su apostolado, más específicamente su autoridad apostólica, por medio de una palabra severa y desagradable. Eso fue necesario debido a la situación vaga y confusa causada por los falsos apóstoles judaicos (11:11-15), cuya enseñanza y énfasis en su posición había distraído a los creyentes corintios, apartándolos de las enseñanzas fundamentales de los apóstoles auténticos y especialmente de entender correctamente la posición que Pablo tenía como apóstol.
1 (2) Ser manso es ser dócil para con los hombres, sin resistir ni disputar. Esto indica que el apóstol, estando firmemente unido a Cristo (1:21) y siendo uno con El, vivía por El, conduciendose en Sus virtudes.
1 (3) Denota humildad, disposición para rendirse, accesibilidad. Véanse las notas 5 (2) de Fil 4, y 3 (3) de 1 Ti 3.
1 (4) Expresión que los paganos usaban en tiempos antiguos para expresar menosprecio por la virtud cristiana de la humildad.
1 (5) O, confiado. El apóstol era osado de hablar francamente en su epístola acerca de la verdadera situación.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
A pesar de la general satisfacción de Pablo con la iglesia de Corinto, había aún allí quienes se oponían a su autoridad apostólica y seguían a ciertos líderes a quien Pablo llama «falsos apóstoles» (2Co 11:13). Estos líderes parece ser que eran cristianos judíos (2Co 11:22) que reclamaban autoridad más alta que la de Pablo (2Co 10:7) y se enseñoreaban de la iglesia (2Co 11:20).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
CARTA B
40 Como en la Carta A (→ 1-2 supra), el tema fundamental es el apostolado de Pablo, pero enfocado de una manera radicalmente diferente. En contraste con el tono mesurado y el lenguaje cuidadoso de la Carta A, en la cual los elementos polémicos y apologéticos están subordinados a la exposición didáctica del modo en que Pablo entiende su ministerio, la Carta B es una explosión de indignación en la que, tanto la vindicación de sí mismo, como los insultos a los adversarios, son tremendamente inmoderados. El tacto amable de la Carta A, que deja entrever la sensación de Pablo de tener la situación bajo control, se ve reemplazada por una angustia desesperada respecto al futuro de la comunidad. Las expresiones de confianza en los corintios que caracterizaban la Carta A brillan por su ausencia en la Carta B. Ningún autor que esperara que el llamamiento de los caps. 8-9 obtuviera una respuesta favorable habría escrito a continuación un ataque así contra los potenciales donantes. Por tanto, algo muy serio debió de suceder en Corinto en los cuatro o cinco meses transcurridos desde que se escribió la Carta A.
41 La invectiva va dirigida contra un grupo de intrusos a cuya presencia se alude ya en la Carta A (3,1-6). Qué hicieron para conseguir tal ascendiente sobre los corintios es algo que se presta a las conjeturas, pero una hipótesis muy verosímil es la propuesta por Furnish (II Corinthians 45). Al observar la poca disposición de los corintios a participar en la colecta (8,10-12), los intrusos se aprovecharon de la Carta A (véase el comentario a 10,9-10) para llamar la atención sobre lo que parecía ser una actitud sospechosamente ambigua de Pablo respecto al dinero. Se había negado a pedir apoyo económico a la comunidad (1 Cor 9,1-18), pero, pese a ello, le había solicitado fondos dos veces (1 Cor 16,2; 2 Cor 8-9). ¡Quizá tenía la intención de usar el dinero para sus propios fines (12,14-18)! Tal vez intrusos con residencia habitual en Jerusalén habrían manifestado, incluso, que no tenían conocimiento del acuerdo tomado en la conferencia de Jerusalén (Gál 2,10). En un mundo donde dar dinero era signo de prestigio y poder, rechazar un don era una afrenta grave al benefactor (véase R. MacMullen, Social Relations 106-07). Dada esta convención social, habría sido fácil para los intrusos presentar la negativa de Pablo a aceptar apoyo económico como un insulto calculado a la comunidad, particularmente si se había llegado a saber que mientras estuvo en Corinto había sido cliente secreto de Macedonia (11,7-9). Con Pablo así desacreditado, la pretensión de los intrusos de ser los auténticos apóstoles empezó a encontrar mayor grado de receptividad que hasta entonces (- 5 supra). Éste era el aspecto más preocupante de la situación, de ahí que a Pablo le interese restablecer su autoridad.
(Betz, H. D., Der Apostel Paulus und die sokratische Tradition [BHT 45, Tubinga 1972]. Forbes, C., «Comparison, Self-praise and Irony: Paul’s Boasting and the Conventions of Hellenistic Rhetoric», NTS 32 [1986] 1-30. Fuchs, E., «La faiblesse, gloire de l’apostolat selon Paul», ETR 55 [1980] 231-53. Kásemann, E., «Die Legitimitát des Apostéis», ZNW 41 [1942] 33-71. MacMullen, R., Román Social Relations, 50 BC-AD 284 [New Haven 1974], Travis, S. H., «Paul’s Boasting in 2 Cor 10-12», SE VI 527-32.)
42 (VI) Parte primera: Llamamiento a una obediencia completa (10,1-18). La dirección, que debía de ser semejante a 1,1-2, fue omitida por el editor que combinó las Cartas A y B. Dado el enfado de Pablo (como en Gál), es poco probable que la Carta B tuviera una acción de gracias o una bendición (→ Cartas del NT, 45:8B). Pablo va directamente al grano, respaldando un llamamiento a la obediencia con una afirmación de su autoridad. Sus adversarios son un grupo (w. 2.12) al que a veces se alude por medio del sg. típico (vv. 7.10).
43 (A) Las consecuencias de la desobediencia (10,1-6). El llamamiento a la obediencia está pensado para preparar el terreno a una visita inminente que, si la situación en Corinto no se corrige, será como una campaña militar, 1a. yo, Pablo: La formulación deja entrever un intenso apremio (1 Tes 2,18; Gál 5,2) . por la dulzura y la mansedumbre de Cristo: A primera vista, un modo curioso de afirmar su autoridad, pero praytes es una característica del rey mesiánico (Zac 9,9 LXX = Mt 21,5; cf. Mt 11,29) y epieikeia se atribuye a Dios en Sab 12,18 y 2 Mac 2,22; 10,4. Pablo prepara así a sus lectores para una comprensión correcta de su «debilidad». Ésta podría camuflar ese mismo poder. 1b. En un paréntesis, Pablo señala con ironía la acusación especificada en el v. 10. yo que me encojo: Esta traducción de tapeinos viene exigida por el contexto (compárense 7,10; 11,7). Cuando parecía servil y débil sólo estaba reflejando la actitud de Cristo (Flp 2,8; véase el comentario a 13,3-4). 2. contra algunos que consideran que caminamos según la carne: Pablo nunca dignifica a sus adversarios nombrándolos (3,1). Se les distingue de la comunidad («vosotros»). En la Carta A Pablo usó dos veces kata sarka en contextos que implicaban una crítica de su conducta (1,12.17). El significado no es el paulino habitual (para el cual véase TNT 1. 236-38), sino «no espiritual», es decir, carente de las experiencias extáticas de que sus adversarios hacían gala (12,1). 3. caminamos en la carne: En sarki es una fórmula neutra que expresa la corporeidad de la existencia humana; = «en el mundo» (1,12). 4. poderosas para Dios en la demolición de fortalezas: La imagen subyacente es la táctica bélica del asedio (1 Mac 5,65), utilizada también metafóricamente en Prov 21,22. «Fortalezas» se aclara en el versículo siguiente. 5. demolemos razonamientos y toda altivez: Pablo alude al razonamiento de sus adversarios, que adoptaban criterios falsos sobre el apostolado y una falsa sabiduría. Podían parecer tan sólidos como los baluartes que constituyen una fortaleza, pero no pueden resistir al poder que Pablo ha recibido de Dios. el conocimiento de Dios: Definido en este versículo como «obediencia a Cristo», que es la sabiduría de Dios precisamente en cuanto crucificado (1 Cor 1,23-24). Este aspecto de Cristo, en el que hace hincapié el v. 1, era rechazado por los «espirituales» de Corinto (1 Cor 2,8). reducimos a cautiverio todo entendimiento: Una vez que se ha abierto brecha en las fortificaciones, los habitantes son reunidos, y las fuerzas armadas se aprontan a reprimir cualquier levantamiento. 6. Cuando la obediencia de los corintios a Cristo, tal como éste es presentado en su evangelio, sea perfecta, el apóstol se ocupará de aquellos que predican otro evangelio (11,4).
(Leivestad, R., «The Meekness and Gentleness of Christ’ 2 Cor 10:1», NTS 12 [1965-66] 156-64. Malherbe, A. J., «Antisthenes and Odysseus, and Paul at War», HTR 76 [1983] 143-73. Tanner, R. G., «St. Paul’s View’ of Militia and Contemporary Social Valúes», Studia bíblica 1978, III [ed. E. A. Livingstone, JSNTSup 3, Sheffield 1980] 377-82.)
44 (B) La autoridad de Pablo como fundador de la comunidad (10,7-18). La invectiva de los vv. 1-6 se agudiza. Pablo lleva la guerra al campo enemigo explicando a los corintios lo que ha estado pasando delante de sus narices. 7. alguno: Un miembro cualquiera (v. 10) del grupo de adversarios (w. 2.12). es de Cristo: Una referencia al partido de Cristo (1 Cor 1,12) o a la condición de cristiano (1 Cor 3,23; 15,23) resulta inverosímil. Los adversarios debían de hacer alarde de una relación única con Cristo (11,13.23), posiblemente basada en el conocimiento del Jesús histórico (5,16) o en el hecho de haber sido enviados en misión por quienes lo habían conocido. tanto como él es de Cristo lo somos nosotros: La oposición jerosolimitana a Pablo tenía su centro en Santiago (Gál 2,12), cuya situación respecto al Jesús terreno era idéntica a la de Pablo (véase el comentario a 1 Cor 15,7-8).
8. nuestra autoridad, que el Señor dio: Como en 13,10, Pablo evoca con términos tomados de Jr 1,9-10 la misión que le confió Cristo (1 Cor 9,1; Gál 1,12) de fundar comunidades (vv. 13-16) . 9. para que no parezca yo: La conexión con el v. 8 no está del todo clara. 10. Pablo cita una desdeñosa crítica corintia que compara su cartas enérgicas y exigentes con su insignificante presencia física y su oratoria nada refinada (1 Cor 2,3-4). Para poner de relieve que Pablo carecía del poder otorgado por la posesión del Espíritu, los adversarios apelaban a la expectativa helenística de que los oradores debían combinar las destrezas retóricas con una presencia digna (p.ej., Luciano, Sueño 13). 11. estando ausentes: Si Pablo escribió una carta severa (2,4; 7,8), era simplemente porque no podía estar presente, no porque tuviera miedo de aparecer por allí. 12. Con mordaz ironía, Pablo se distancia de sus rivales. Ellos pueden recomendarse a sí mismos porque se comparan unos con otros, haciendo caso omiso del verdadero criterio, que es Cristo (véase el comentario a 5,16-17; 13,5). carecen de entendimiento. Nosotros, sin embargo: Estas palabras fueron omitidas accidentalmente en el texto occidental (→ Textos, 68:167, 173).
45 13-18. De la idea de gloriarse sin límites (v. 8), Pablo pasa a otro sentido de «límite», el territorio que Dios le ha asignado, en el cual sus adversarios son intrusos sin mandato. 13. la medida de la jurisdicción: La formulación de Furnish quizá sea la mejor traducción del difícil to metron tou kanonos, que implica tanto la medida como lo medido, llegar incluso a vosotros: La autorización divina que Pablo tiene para evangelizar a los gentiles recibió el visto bueno de Jerusalén, pero con una fórmula que no excluía una misión judeocristiana entre los judíos de la diáspora (Gál 2,9). 14. no nos estamos propasando: Cosa que sí hacían sus adversarios al aparecer en Corinto. hemos llegado hasta vosotros con el evangelio de Cristo: Esto daba a Pablo derechos de padre (12,14; 1 Cor 4,15) que nadie llegado más tarde podía disfrutar. 15. en trabajos ajenos: A diferencia de Pablo, que buscaba territorio virgen (Rom 15,17-20), sus rivales eran como ladrones que intentaban apoderarse de la propiedad de otro. La expansión misionera no debía adoptar la forma de la caza furtiva, podamos crecer en vuestra estimación en conformidad con nuestra jurisdicción: Puesto que la fe auténtica es obediencia a Cristo (v. 6; 13,5; cf. Rom 1,5), la esperanza de Pablo es que los corintios puedan obtener una comprensión correcta de la relación del apóstol con Cristo (4,10-11) y así lo dejen libre para su verdadera tarea, el establecimiento de nuevas comunidades, no el mantenimiento de las ya establecidas (1 Cor 1,17) . 16. predicar el evangelio en regiones más allá de la vuestra: Pablo tal vez tuviera ya puesto su pensamiento en España (Rom 15,23-24; cf. Flp 3,13-14). gloriamos en jurisdicción ajena: Otra puya a sus adversarios (v. 15), que reivindicaban el éxito de Pablo como suyo propio. 17. Cita de Jr 9,21, texto por el que Pablo sentía cierta predilección (1 Cor 1,31) y que supone la existencia de una forma auténtica de gloriarse (Flp 3,3; Gál 6,4). 18. Este versículo va claramente dirigido a los intrusos, que habían llamado la atención sobre requisitos que Pablo consideraba intrascendentes (v. 12; 4,18; 5,12) y que lo incitaban a presentar el mismo tipo de prueba (13,3).
(Henning, J., «The Measure of Man: A Study of 2 Cor 10:12», CBQ 8 [1946] 332-43. Krámer, H., «Zum sprachlichen Duktus in 2 Kor 10:9 und 12», Das Wort und die Wórter [Fest. G. Friedrich, ed. H. Balz et al., Stuttgart 1973] 97-100. Strange, J., «2 Cor 10:13-16 Illuminated by a Recently Published Inscription», BA 46 [1983] 167-68.)
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
R407 Pablo defiende su autoridad apostólica en 2Co 10:1-18; 2Co 11:1-6, donde todo el punto se refiere a su personalidad: pero él usa el plural tanto como el singular. Así que, aunque sea el plural, se refiere a sí mismo (comp. los vv. 3, 7, 11 y 13).
M58 Διά tiene aquí la idea de acompañamiento: les ruego por la mansedumbre y la ternura de Cristo.
M295 En este versículo posiblemente ἐν se use por εἰς: a ustedes.
M466 Κατὰ πρόσωπον se usa como una expresión adverbial: humilde cuando estoy personalmente presente.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
[3] La obediencia a la comunidad y la Torah es siempre clave.
[4] Los Israelitas deben comparar sus vidas a Yahshua, no el uno al otro. .
[4] Pablo emplea metáforas de la vida militar. La predicación del Evangelio es un combate. Las fortalezas enemigas representan lo que se opone a Dios y que, lejos de producir libertad, esclavizan la mente. 2 Cor 6, 7; 1 Tim 1, 18.
* Pablo pareciera estar enfrentando alguna acusación que se había hecho contra él.
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat
Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento