Biblia

Comentario de Gálatas 1:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Gálatas 1:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo,

1:3

— Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, — a partir del ver. 6 Pablo denunció fuertemente la infidelidad de algunos gálatas, pero aunque no da gracias por la fe de ellos (1Ts 1:3; Rom 1:8; etcétera), no deja de saludarles con su saludo normal, deseando que Dios los viera con favor y compasión (Jua 14:27; Flp 4:7). Esta paz es una bendición dada por Dios que el mundo no nos puede quitar, pero al alejarse los gálatas del evangelio puro, iban a perder esta paz porque en la esclavitud a la cual volvían no había paz.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Rom 1:7; 1Co 1:3; 2Co 1:2; 2Co 13:14; Efe 1:2; Flp 1:2; Col 1:2; 1Ts 1:1; 2Ts 1:2; 2Jn 1:3.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Gracia es una variación del saludo normal de las cartas de la época de Pablo.

paz es la traducción griega del tradicional saludo hebreo. Pablo normalmente mezcla las dos ideas de gracia y paz en las introducciones de sus cartas (1Co 1:3; 2Co 1:2). El verdadero mensaje de salvación se basa sólo en la gracia de Dios (Gál 1:6; Gál 2:21) que se recibe por fe (Efe 2:8), y proporciona paz con Dios (Rom 5:1).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Gracia y paz sean a vosotros. Vea la nota sobre Rom 1:1. Hasta el saludo típico de Pablo fue un ataque contra el sistema legalista de los judaizantes. Si la salvación es por obras como ellos afirmaban, no es por «gracia» y no puede resultar en «paz», porque nadie puede estar seguro de tener obras suficientes para tener seguridad eterna.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

La preocupación profunda de Pablo ante el abandono del evangelio por parte de las iglesias es evidente en su saludo, ya que es breve e impersonal y omite sus elogios y cortesías habituales.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1:3 — Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, — a partir del ver. 6 Pablo denunció fuertemente la infidelidad de algunos gálatas, pero aunque no da gracias por la fe de ellos (1Ts 1:3; Rom 1:8; etcétera), no deja de saludarles con su saludo normal, deseando que Dios los viera con favor y compasión (Jua 14:27; Flp 4:7). Esta paz es una bendición dada por Dios que el mundo no nos puede quitar, pero al alejarse los gálatas del evangelio puro, iban a perder esta paz porque en la esclavitud a la cual volvían no había paz.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Pablo continúa con un saludo convencional: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo. A pesar de la intensidad de sus emociones, Pablo no puede dejar de desear lo mejor a sus comunidades. Gracia y paz es una fórmula que Pablo no crea, pero sí usa con frecuencia. Gracia es un término cristiano que expresa el actuar bondadoso de Dios a favor de los seres humanos.

El término paz es tomado de la tradición judía y expresa un estado integral de salud, equilibrio y bienestar. En la traducción deben buscarse palabras propias de cada cultura que expresen la riqueza de esta terminología, como “el don de la salvación y la paz” (Vidal), “favor inmenso y salud plena” o “amor infinito y bienestar integral”. Nótese aquí el orden invertido, respecto del versículo 1, entre Dios el Padre y Jesucristo.

La expresión nuestro Señor puede reformularse y presentarse como “quien manda en nuestra vida”, “a quien le entregamos nuestra confianza y obediencia”, u otra parecida.

Algunas versiones cambian el orden del texto griego, intentando así dar mayor fuerza a la expresión: «Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su gracia y su paz sobre ustedes» (DHH96); «le pido a Dios, nuestro Padre, y al Señor Jesucristo, que los amen mucho y les den su paz» (TLA). La donación de estos bienes puede indicarse también con verbos tales como “enriquecer”, “entregar”, “conceder” o “llenar”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— gracia y paz: Saludo más escueto y frío que de costumbre, sin ninguna clase de elogios para los gálatas.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

h 7 1Co 1:3; Gál 6:16; 2Jn 1:3

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

3 super (1) Véanse las notas 2 super (1) de Ef 1 y 7 super (2) de Ro 1.

3 super (2) Véase la nota 2 super (2) de Ef 1.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

En este saludo, Pablo resume claramente todo el mensaje de su predicación.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Algunos mss. antiguos dicen: Dios el Padre, y de nuestro Señor Jesucristo

Fuente: La Biblia de las Américas

?V. 3: ?Gracia sea a vosotros y paz de Dios al Padre y de nuestro Señor Jesucristo.? ??El apóstol hace una distinción entre esta gracia y paz y aquella otra que el mundo, o también un? ?hombre, pueden darse a sí mismos. Pues la gracia de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo quita de en? ?medio los pecados, puesto que es una gracia espiritual y oculta. Asimismo, la paz de Dios confiere al? ?corazón humano serenidad, calma y alegría ante Dios en lo oculto, y, como se dice en otra parte: La gracia? ?hace desaparecer la culpa, la paz hace desaparecer el castigo, de modo que «la justicia y la paz se besan y se encuentran» (?Sal. 85:10?). Mas cuando esto ocurre, pronto se pierde la gracia y la paz de los hombres, del? ?mundo y la carne, es decir, la gracia y paz personal y del diablo, y en cambio se suscita la ira y la turbulenta? ?indignación de todos. Pues el que goza de la gracia de Dios, hace lo que es del agrado de Dios, y por esto no? ?tarda en desagradar al diablo, al mundo y a su propia carne. Mientras para Dios es un justo, para la carne y? ?el mundo es un pecador, y así estalla la guerra -guerra por fuera, paz por dentro-. Por dentro, digo, no en una? ?forma que pueda ser percibida y experimentada en su dulzura por los sentidos, al menos no siempre, sino? ?invisiblemente y por medio de la fe; porque la paz de Dios sobrepasa todo entendimiento (?Fil. 1:7?), quiere? ?decir, sólo está al alcance de la fe.? ?Lo mismo vale para el caso contrario: el que goza de la gracia del mundo y de la suya propia, el? ?pagado de sí mismo, no tarda en pecar contra Dios e incurrir en su ira. «Cualquiera, pues», dice Santiago,? ?«que quiere ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios» (?Stg. 4: 4?) . Consecuentemente,? ?también en este caso estalla de inmediato la guerra -guerra por dentro con Dios, paz por fuera con el? ?mundo- porque «no hay paz, dice el Señor, para los impíos» ( ?Is. 57:21?) , y por otra parte, el autor del ?Salmo 73? (v. 3) «ve la paz de los impíos», y según el Salmo, 20 «el pecador prospera en sus caminos»,?21? así que? ?también esta guerra es una guerra oculta y es librada sin que la perciban los sentidos, por lo menos a veces.? ?Por lo tanto, estos cuatro pares guardan entre sí un equilibrio como pesas iguales en los dos platillos de una? ?balanza: la gracia de Dios y la indignación del mundo; la paz de Dios y la falta de paz de parte del mundo;? ?la gracia del mundo y la indignación de Dios; la paz del mundo y la falta de paz ante Dios. Así dice Cristo? ?en ?Juan 16? (v. 33): «En el mundo tendréis aflicción, en mí en cambio tendréis paz; pero confiad: yo he? ?vencido al mundo»; y Pablo afirma en otro pasaje de la presente carta: «Si todavía agradara a los hombres,? ?no sería siervo de Cristo» es decir, no le agradaría. Así es que en su salutación, Pablo ya destacó, en? ?resumen, su enseñanza fundamental, a saber: nadie puede ser justo sino por la gracia de Dios; por las? ?propias obras no lo puede ser de ninguna manera. La turbación de la conciencia puede ser apaciguada? ?únicamente por la paz de Dios, no por obra alguna a la cual se le atribuya el carácter de virtud o satisfacción.??¿Por qué empero el apóstol no se conformó con decir «de Dios nuestro Padre» sino que añade «y de? ?nuestro Señor Jesucristo»? Lo hace para diferenciar entre el reino de la gracia y el reino de la gloria. E1? ?reino de la gracia es el reino de la fe en el cual Cristo gobierna como hombre, «puesto por Dios Padre sobre? ?todas las cosas» conforme al ?Salmo 8? (v. 6). En este reino, él recibe de Dios «dones para los hombres»? ?como lo expresa el ?Salmo 68? (v. 18), lo que continuará así hasta el juicio postrero. Pues entonces, como? ?enseña el apóstol ?en ?1 Corintios 15? (v. ?24?), «entregará el reino al Dios y Padre, y será Dios que todo lo llena en todo (?Ef. 1:23?) cuando haya suprimido todo dominio y toda potencia». Esto será, pues, el reino de la gloria en el cual Dios mismo reinará personalmente, y ya no lo hará como el Humanado (lat. per humanitatem) para despertar en los hombres la fe. No que se trate de dos reinos diferentes el uno del otro; lo diferente sólo es la forma de reinar: ahora «por fe, oscuramente», por medio de la «humanidad» de Cristo; entonces «por vista», y en la revelación de la naturaleza divina.?22? Es por esto que los apóstoles suelen llamar «Señor» a Cristo y «Dios» al Padre, si bien ambos son uno y el mismo Dios; lo hacen empero, como ya dije, a causa de la diferencia en este reino en que estamos integrados nosotros, hombres que somos hechos limpios en la fe, y que seremos salvos en el ver plenamente.? ?

Fuente: Comentario de Gálatas por Martin Lutero