Comentario de Gálatas 1:11 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Pero os hago saber, hermanos, que el evangelio que fue anunciado por mí no es según hombre;
1:11 — Más os hago saber, hermanos, — como si los gálatas no hubieran oído el evangelio, porque esto es lo que su comportamiento indicaba. Algunos de los corintios negaban la resurrección (1Co 15:12); por eso, Pablo les dice, «Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis…» (15:1).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
que el evangelio. Gál 1:1; 1Co 2:9, 1Co 2:10; 1Co 11:23; 1Co 15:1-3; Efe 3:3-8.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Gál 2:1-14
Este extenso pasaje es una de las secciones autobiográficas más largas en las epístolas de Pablo (2Co 11:22-33; 2Co 12:1-10).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
El evangelio que Pablo anuncia no estaba aderezado por la creatividad humana. Pablo lo conoce sólo porque él lo recibió por revelación especial de Jesucristo en su conversión (Hch 26:12-18).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
os hago saber. El verbo griego enérgico que Pablo empleó aquí servía para introducir una declaración importante y contundente (1Co 12:3; 2Co 8:1). el evangelio … no es según hombre. El evangelio que Pablo predicaba no era de origen humano, en ese caso habría sido como las demás religiones humanas que se basan en la justicia por obras cuyo origen es el orgullo del hombre y el engaño de Satanás (Rom 1:16).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1:11 — Más os hago saber, hermanos, — como si los gálatas no hubieran oído el evangelio, porque esto es lo que su comportamiento indicaba. Algunos de los corintios negaban la resurrección (1Co 15:12); por eso, Pablo les dice, «Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis…» (15:1).
— que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; — no es de origen humano. Pablo no inventó el evangelio anunciado por él, pero esto es precisamente lo que han hecho los judaizantes, los obispos de Roma, Martín Lutero y Juan Calvino, José Smith, el Pastor Russell, Mary Ellen White y docenas de otros.
Fuente: Notas Reeves-Partain
DETENIDO POR LA MANO DE DIOS
Gálatas 1:11-17
En cuanto al Evangelio que os he predicado, quiero que sepáis, hermanos, que no se basa en un cimiento puramente humano; porque, yo no lo recibí de ninguna persona, ni me lo enseñó nadie, sino que llegó a mí por medio de una Revelación directa de Jesucristo. Si necesitáis que os lo demuestre, ahí va eso: Vosotros habéis oído la clase de vida que yo llevaba antes, cuando practicaba la religión judía; una vida que me condujo a perseguir a la Iglesia de Dios más allá de todos los
límites para eliminarla. Yo les llevaba la delantera en la fe judía a muchos de mis contemporáneos y compatriotas, porque era un superfanático de las tradiciones de mis antepasados. Fue en esa situación cuando Dios, Que me había apartado para una tarea especial antes de mi nacimiento y Que me llamó mediante Su Gracia, decidió revelar a Su Hijo por medio de mí para que yo diera la Buena Noticia acerca de Él entre los gentiles. Entonces yo no lo consulté con ningún ser humano, ni subí a Jerusalén a ver a los que eran apóstoles desde antes que yo, sino que me retiré a Arabia, y luego volví otra vez a Damasco.
Pablo estaba seguro y aseguraba que el Evangelio que predicaba no era algo de segunda mano; le había llegado directamente de Dios. Esa era una pretensión extraordinaria, y exigía alguna clase de prueba. Como prueba, Pablo tuvo el valor de referirse al cambio radical que había tenido lugar en su propia vida.
(i) Había sido un superfanático de la Ley; y ahora, el centro dominante de su vida era la Gracia. Este hombre, que había tratado de ganarse el favor de Dios con un apasionamiento intenso, estaba ahora contento de tomar humildemente por la fe lo que se le ofrecía amorosamente. Había dejado de presumir de lo que pudiera hacer por sí mismo, y había empezado a encontrar su gloria en lo que Dios había hecho por él.
(ii) Había sido el superperseguidor de la Iglesia. Había «asolado» la Iglesia. La palabra que usa es la que describe la devastación total de una ciudad. Había tratado de hacerle imposible la vida a la Iglesia; y ahora, su único objetivo, por el que estaba dispuesto a consumir su vida hasta la muerte, era extender esa misma Iglesia por todo el mundo.
Todo efecto debe tener una causa proporcionada. Cuando una persona va lanzada en un sentido, y de pronto se da la vuelta y se lanza con igual ímpetu en sentido contrario; cuando repentinamente invierte todos sus valores de tal manera que cambia su vida de arriba abajo, tiene que haber alguna explicación. Para Pablo, la explicación era la intervención directa de Dios. Dios le había puesto Su mano en el hombro a Pablo, y le había detenido en medio de su carrera. «Esa -decía Pablo- es la clase de efecto que solo Dios puede producir.» Es algo digno de mención en Pablo el que no tuviera reparo en presentar el informe de su propia vergüenza para mostrar el poder de Dios.
Tenía dos cosas que decir acerca de esa intervención.
(i) No fue una cosa improvisada; formaba parte del plan eterno de Dios. A. J. Gossip cuenta lo que predicó Alexander Whyte cuando él, Gossip, fue ordenado al ministerio. El mensaje de Whyte era que, a lo largo de todo el tiempo y de toda la eternidad Dios había estado preparando a este hombre para esta congregación y a esta congregación para este hombre; y, en el minuto exacto, los había unido.
Dios manda a todas las personas al mundo con una misión que cumplir en Su plan. Puede que sea un papel muy importante, o un papel secundario o pequeño. Puede que sea para hacer algo que sabrá todo el mundo y que pasará a la Historia, o algo que solo sabrán unos pocos. Epicteto (2:16) dice: «Ten valor para elevar la mirada hacia Dios y decirle: «Trátame como quieras desde ahora. Soy uno contigo. Soy tuyo; no rechazo nada que Tú consideres bueno. Guíame por donde Tú quieras; vísteme con el ropaje que quieras. ¿Quieres que tenga un alto cargo, o que lo rechace; que me mantenga en mi puesto, o que huya; que sea rico, o pobre? Por todo esto Te defenderé delante de la gente.»» Si un filósofo pagano podía darse tan totalmente a un Dios al Que conocía de una manera tan nebulosa, ¡cuánto más nosotros!
(ii) Pablo sabía que había sido escogido para una tarea. Se sabía escogido, no para un honor, sino para un servicio; no para una vida fácil, sino para la lucha. Un general elige sus mejores soldados para las campañas más difíciles; y un profesor asigna a sus mejores estudiantes los temas más difíciles. Pablo sabía que había sido salvado para servir.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Sección Autobiográfica (Gál 1:11-24; Gál 2:1-21)
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Pablo narra su llamamiento y sus primeros años como cristiano (Gál 1:11-24)
Análisis de discurso
En la sección Gál 1:1-24; Gál 2:1-21, Pablo responde a la acusación de los misioneros opositores, respecto a que su mensaje era de dudoso origen, con tres argumentos: 1) recibió el evangelio directamente de Dios; 2) fue llamado a ser apóstol con total independencia de cualquier persona o institución; y 3) los líderes de la iglesia de Jerusalén reconocieron su apostolado.
La narración de su llamamiento es muy importante para Pablo, pues ahí está también el origen de su mensaje y de su ministerio. La autoridad de su persona y de su mensaje se relaciona directamente con dicho acontecimiento. Por ello, la importancia de la información que comparte no es sólo de orden biográfico, sino principalmente de orden salvífico, dado que ofrece una interpretación de la persona de Pablo como parte del plan de Dios para llevar el evangelio también a los pueblos no judíos.
En el versículo Gál 1:11, Pablo pone un verbo griego (“hacer saber”, “dar a conocer”) que utiliza siempre que quiere comunicar una enseñanza de especial importancia. Pablo demuestra que su vida, desde su llamamiento hasta el presente de la redacción de la carta, se ha movido según la voluntad de Dios y en el cumplimiento de la tarea asignada. El apóstol quiere dejar claro que él ha sido tan independiente de Jerusalén, que habría sido imposible recibir su evangelio y su misión de parte de los apóstoles y líderes de dicha comunidad. Más bien, su pasado como perseguidor de la iglesia (v. Gál 1:23) apunta contra este argumento.
En esta sección predomina el ambiente de revelación, central para Pablo. Al provenir de Dios y no de Jerusalén, la misión de Pablo adquiere un carácter universalista y no centrado en preferencias étnicas. Pablo deja clara la iniciativa divina, pues él recibió su llamamiento “cuando le plació a Dios”. El cambio radical de vida que experimenta Pablo al recibir su vocación, en cierta manera, preludia el cambio de vida que él espera que ocurra en la vida de las personas al recibir el mensaje de salvación, “su evangelio”.
TÍTULO: El título que proponemos, “Pablo narra su llamamiento y primeros años como cristiano”, recoge lo esencial de esta sección. No es fácil encontrar un título breve que recoja los varios motivos que aparecen en estos versículos, pero sí debe estar presente el tema del llamamiento, pues es el que aglutina a los demás. Varias versiones aluden solamente a este aspecto y con cierta ambigüedad: «El ministerio de Pablo» (RV95), «Pablo fue llamado por Cristo» (TLA), «Pablo lo recibió de Jesucristo» (DHH96), «Pablo, llamado por Dios» (NVI), «Vocación de Pablo» (BA). Hay otras dos propuestas interesantes: «Pablo enseña lo que recibió de Dios» (BL) y «Reivindica su título de apóstol y su doctrina» (NBE). Ninguna de ellas alude a los primeros años después de su llamamiento.
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Varias versiones prefieren cerrar la sección anterior en el versículo Gál 1:9 e iniciar la presente sección en el versículo Gál 1:10 (RV95, TLA, DHH96). Sin embargo, el versículo Gál 1:11 funciona como una especie de bisagra que une lo dicho sobre el carácter único del evangelio con el comienzo del testimonio de Pablo. Consideramos más adecuado tratarlo como el inicio de la sección biográfica, tanto porque marca un tono diferente de la carta (ahora trata a los gálatas de hermanos), como porque introduce un claro cambio temático señalado por la típica frase introductoria: “Quiero que sepan lo siguiente”.
La frase Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre refleja bien el sentido del texto griego. RV95 sustituye el original griego según o “de acuerdo con” por la palabra «invención». Aquí Pablo está respondiendo de manera directa a una de las acusaciones dirigidas en su contra, respecto a que su predicación no estaba de acuerdo con la voluntad de Dios, sino que era una ocurrencia humana. Es importante que el inicio de la frase refleje la fuerza de su afirmación: «Sepan ustedes esto, hermanos» (DHH96), «porque os hago saber, hermanos» (BJ), “quiero que les quede bien claro lo siguiente”, “pongan mucha atención en lo que les voy a decir”.
El tratamiento de “hermanos” y “hermanas” era común en las primeras comunidades cristianas, como es usual en muchas comunidades de la actualidad. La idea de fondo es que todos los creyentes tienen a Dios como Padre, razón por la cual forman una gran familia de hermanos y hermanas. TLA especifica el tipo de hermandad: «Hermanos en Cristo». De acuerdo con los usos actuales, es más apropiado hablar de “hermanos y hermanas”.
El verbo “anunciar” está en un tiempo que indica acción continua. Puede traducirse también como “predicar” o “proclamar”. La idea de constancia se podría expresar con frases tales como “que siempre les he anunciado” o “que siempre me han escuchado predicar”.
La expresión no es según hombre traduce el original literalmente. Varias versiones ofrecen una buena alternativa: «No es doctrina de hombres» (BL), «no es de origen humano» (BP), «no es invención humana» (NVI), «no es de orden humano» (BJ), “no es de tipo humano” (Vidal: 77), “no es ocurrencia de ninguna persona”.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Ver Gál 1:6-9.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Proposición principal
Aquí, como en 1 Cor. 15:1 y 2 Cor. 8:1, Pablo comienza una nueva e importante sección, utilizando el verbo gnorizo (hacer saber, hacer conocer, decla rar) que confiere un tono algo formal y solemne a su declaración. Es interesante que la expresión paralela en 1 Cor. 15 introduce el comentario de que él había “recibido” las verdades básicas del evangelio (v. 3), mientras que en Gál. destaca precisamente lo contrario, lo cual indica que su enfoque es diferente. La expresión el evangelio que fue anunciado por mí (v. 11) puede ser significativa; dado el singular ministerio de Pablo entre los gentiles, su predicación tenía un cierto carácter distintivo (obsérvese la expresión “mi evangelio”, Rom. 2:16) que provocaba una oposición particularmente violenta de parte de los judaizantes.
A continuación viene una triple negación, confirmando (en caso de que hubiera alguna duda) que Pablo responde a alguna clase de acusación sobre el carácter de su mensaje. La primera de estas negativas dice, lit.: “no es según hombre”. Es una negativa general, claramente explicada por las siguientes dos negativas: dado que este evangelio no le fue entregado ni enseñado por ningún hombre, es claro que no tiene origen humano. Este punto se aclara aun más con la cláusula que marca el contraste: sino por revelación de Jesucristo, lo cual puede significar que Cristo fue la fuente de la revelación o, más probablemente, que Cristo mismo le fue revelado (como en el v. 16).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
v 22 1Ts 2:13
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
En estos versículos Pablo defiende su autoridad como apóstol. Por una parte, muestra que su enseñanza no estaba derivada de ninguna agencia humana; por otra, que era reconocida por los demás apóstoles como venida verdaderamente de Dios.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
según hombre… Es decir, no es invención humana.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
B13 El verbo γνωρίζω se usa como un aoristo de presente (comp. M7): deseo que ustedes sepan.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Es decir, no es producto humano.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
?V. 11?, 12?:? ?Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio que os fue anunciado por mí, no es según? ?hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre, sino por revelación de Jesucristo.? ??Aquí Pablo demuestra que estaba en lo correcto al anatematizar a aquellos apóstoles falsos. Con? ?profusión de palabras y argumentos declara que lo que él había enseñado no eran cosas humanas sino? ?divinas. «En primer término -dice- para que sepáis que mi evangelio es de procedencia divina: yo no lo? ?recibí de algún hombre ni lo aprendí de mí mismo, sino por revelación de Jesucristo». San Jerónimo distingue? ?aquí entre «recibir» y «aprender», de la siguiente manera: «Recibe» el evangelio aquel que es llevado a? ?un primer contacto con él e inducido a creer en él; en cambio, «aprende» el evangelio aquel que llega a? ?comprender con entera claridad lo que el evangelio presenta figurativamente (en forma de palabras oscuras? ?y parábolas).?56? Esto lo entiendo así: «Recibe» el que comienza a conocer el evangelio, «aprende» el que? ?avanza en este conocimiento. ¿Y si es intención del apóstol que el sustantivo «de hombre» sirva de complemento al verbo «recibí» solamente, quedando el verbo «aprendí» en una posición aislada? Entonces tendríamos este sentido: «Mi evangelio no lo recibí de un hombre, ni por la instrucción que alguien me haya? ?impartido, ni me fue trasmitido por alguno. Pero tampoco lo aprendí de mí mismo, ni lo hallé o busqué? ?mediante mi esfuerzo personal. Antes bien, lo recibí de Dios, sólo por la revelación de Cristo, y lo aprendí? ?porque él mismo fue mi maestro», lo que en opinión de San Jerónimo ocurrió cuando Pablo oyó la voz de? ?Cristo en aquel viaje que hizo a Damasco (?Hch. 9?).? ??El mismo San Jerónimo observa en conexión con esto que «Cristo fue proclamado por Pablo como? ?Dios» -porque si Pablo recibió su evangelio «no de un .hombre, sino por Cristo», ello significa que Cristo? ?es más que un hombre. Además, Jerónimo agrega una muy saludable advertencia en cuanto a lo peligroso? ?que es hablar en la iglesia sin poseer la revelación de Cristo: donde esto sucede, una interpretación viciada? ?convierte el evangelio de Cristo en evangelio de hombre. Y en efecto, es esto lo que hoy día está sucediendo? ?en todos los lugares donde se contamina a la Escritura con opiniones humanas que «se han recibido» o? ?con comentarios inventados que «se han aprendido» de la propia erudición. Con «hombres» empero, Pablo? ?entiende aquí no sólo a los malos, sino también a los mismos apóstoles; lo confirma el hecho de que unos? ?pocos renglones más adelante dirá que no recibió instrucción de ellos ni consultó con ellos en los días que? ?siguieron a la revelación de Cristo.?57? Esto lo hace para corroborar lo que había expresado antes (?1:6?), a? ?saber: Aun cuando los apóstoles o él mismo llegaran a enseñar otra cosa (dado que son hombres todos? ?ellos), no por ello debía abandonarse lo que él había enseñado una vez por todas; porque esto no lo había? ?obtenido ni de los apóstoles ni de sí mismo. Por esto debía considerarse anatema toda doctrina divergente? ?que los apóstoles falsos enseñaban invocando el nombre de los apóstoles o también el del propio Pablo:? ?estos apóstoles falsos no podían tener otra cosa que un evangelio recibido de hombre, o mejor dicho, una? ?doctrina falsa; él, Pablo, en cambio, tenía la verdad procedente de Cristo.? ??El evangelio y la ley se diferencian, propia y esencialmente, en esto: La ley anuncia lo que hay que? ?hacer y dejar de hacer, o más bien, lo que ya se hizo y se dejó de hacer, y lo que es imposible que lo hagamos o dejemos de hacer?58? (así que la ley sólo nos suministra el conocimiento del pecado). El evangelio en cambio anuncia que los pecados han sido perdonados, y que todo está cumplido y hecho. En efecto: la ley? ?dice: «Paga lo que debes» (?Mt. 18: 28?), el evangelio empero: «Tus pecados te son perdonados». Así, en? ?Romanos 3? (v. ?20?) se lee: «Por medio de la ley es el conocimiento del pecado», y en cap. 4 (v. ?15?): «La ley? ?produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay trasgresión». Pero acerca del evangelio leemos en el? ?último capítulo de Lucas (v. 46, 47): «Así fue necesario que el Cristo muriese, y resucitase de los muertos,? ?y que se predicase en su nombre (fíjate especialmente en esto: en su nombre, no en el ,nuestro) el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas :as naciones.» Ahí tienes: la predicación del perdón de los pecados por el nombre de Cristo -¡esto es el evangelio! Y en ?Romanos 10? (v. ?15?) se nos dice además: «¡Cuán? ?hermosos son los pies de los que predican la paz, de los que anuncian lo bueno!», quiere decir, el perdón de? ?los pecados y la gracia, el cumplimiento de la ley por Cristo. De ahí que el hombre que la sido hecho justo? ?mediante la gracia divina, huya de la ley hacia el evangelio y diga: «Perdónanos nuestras deudas» (?Mt. 6:2?).? ?¿Cómo es entonces que Cristo nos da en el evangelio tantos preceptos y enseñanzas, cuando en? ?realidad, esto es la función de la ley? ¿Y por qué también los apóstoles abundan tanto en preceptos, a pesar? ?de ser predicadores del evangelio? Mi respuesta es: Las enseñanzas de esta índole, que se imparten en? ?adición a la fe (porque a los que tienen fe, el evangelio les anuncia la salvación y el perdón de los pecados,? ?como se desprende de ?Juan 1? (v. ?12?) : «A todos los que le recibieron, creyendo en su nombre, les dio? ?potestad de ser hechos hijos de Dios») -tales enseñanzas, digo, son o interpretaciones de la ley mediante las? ?cuales se quiere promover un conocimiento más claro del pecado, a fin de que el hombre anhele tanto más? ?ardientemente la gracia cuanto más concreta sea en él la sensación de su pecaminosidad, o son remedios e? ?indicaciones con que la gracia ya recibida y la fe ya donada son guardadas, nutridas y perfeccionadas, tal? ?como sucede con un enfermo cuando está en vías de convalecencia.? ??Por lo tanto, la voz del evangelio es de un tono muy dulce, como dice la novia en el Cantar de los? ?Cantares: «Suena tu voz en mis oídos, pues tu voz es dulce», y «mejores son tus pechos que el vino, su? ?fragancia es como la de los más finos ungüentos».?59? Esto quiere decir: las palabras de Cristo con que él? ?apacienta a sus fieles son mejores que las palabras de la ley, porque exhalan la fragancia del ungüento de la? ?gracia con el cual son curadas las heridas de la naturaleza mediante el perdón de los pecados. Así reza? ?también en el Salmo (Vulg.) 44 (45:2): «En tus labios fue derramada la gracia» -no el saber ni el conocimiento,? ?que fueron derramados también en los labios de Moisés.?60? sino «la gracia»; esto es: «Deliciosas y? ?gratas son tus palabras para los pecadores perdidos, porque les anuncian el perdón y la gracia». En esto? ?piensa también el autor del ?Salmo 51? al orar (v. ?13?): «Enseñaré a los transgresores tus caminos, y los impíos? ?se convertirán a ti». Parece que quisiera decir: «No permitas, te ruego, que yo enseñe caminos de los? ?hombres y presente doctrinas que ponderan nuestra propia justicia; porque con ello los hombres no serán? ?convertidos a ti, sino pervertidos aún más». Por favor, «abre mis labios para que mi boca publique más bien? ?tu alabanza» (?Sal. 51: 15?) , esto es, la gracia mediante la cual tú perdonas los pecados. Pues el hombre te? ?alabará, te glorificara y te amará sólo entonces cuando haya experimentado cuán benéfica es tu misericordia,? ?y cuando haya dejado de cantar loas a su propia justicia. Ciertamente, los que son justos?61? no admiten? ?enseñanza, no se dejan convertir a ti, no te alaban a ti sino a sí mismos: gozan de buena salud, no tienen? ?necesidad del médico (?Lc. 5: 31?). Por esto tampoco se les puede «publicar la alabanza de tu gracia». De esta? ?gente dice el mismo Salmo (v. ?14?): «Líbrame de la mucha sangre»,?62? oh Dios, Dios de mi salvación, y? ?cantará mi lengua con júbilo tu justicia», no la Justicia de nosotros los hombres, sino la gracia tuya por la? ?cual nos atribuyes justicia y por medio de la cual eres también el -Dios de nuestra salvación».? ?Hubo quienes preguntaron qué Evangelio?63? predicó Pablo, si fue el de Lucas, el de Mateo, o de otro.? ?San Jerónimo, basándose en cierta observación de Eusebio?64? o de Orígenes, opina que el Evangelio predicado por Pablo es el de Lucas. ¡Como si no hubiera otros Evangelios que estos cuatro de uso común!? ?Además, ¿acaso no predicaba cada uno de los apóstoles lo mismo que todos los demás? «Evangelio», en? ?efecto, es la buena nueva, el anuncio de la paz que fue lograda por el Hijo de Dios, quien se hizo carne,? ?padeció y fue resucitado por el Espíritu Santo para salvación nuestra, como está descrito en ?Romanos 1? (v.? ?1? y sigtes.)?65? y como dice Zacarías en ?Lucas 1? (v. 68): «Ha visitado y redimido a su pueblo», agregando (v.? ?77, 78) «para dar conocimiento de salvación, para perdón de sus pecados, por la entrañable misericordia de? ?nuestro Dios». Por consiguiente: cuando quiera que se anuncie la gracia de Dios y el perdón de los pecados? ?operado por Jesucristo, allí en verdad es predicado el evangelio. Así que las cartas de Pablo, de Pedro y de? ?Juan son real y verdaderamente «Evangelios». Y lo que predicó Pablo no fue el Evangelio de Lucas ni el de? ?algún otro. Al contrario; aquí tenemos su declaración expresa de que el evangelio por él predicado no lo? ?fue revelado por un hombre ni por medio de un hombre, sino sola y exclusivamente por Jesucristo. Y un? ?poco más adelante afirma que «Dios reveló en él, Pablo, a su Hijo, para que él lo predicase entre los? ?gentiles» (?1:16?). Así que queda en claro: el evangelio es la enseñanza acerca de Jesucristo, el Hijo de Dios.? ?