Comentario de Gálatas 1:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Ya oísteis acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo: que yo perseguía ferozmente a la iglesia de Dios y la estaba asolando.
1:13 — Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, — Les habla de su «conducta en otro tiempo» para hacerles ver que él había sido más judaizante que sus oponentes de Galacia, que en realidad ninguno de ellos superaba el judaísmo de la vida pasada de él. El sobresalía en el judaísmo y había sido de los más feroces perseguidores de Cristo y la iglesia.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
porque ya habéis oído. Hch 22:3-5; Hch 26:4, Hch 26:5.
que perseguía sobremanera. Hch 8:1, Hch 8:3; Hch 9:1, Hch 9:2, Hch 9:13, Hch 9:14, Hch 9:21, Hch 9:26; Hch 22:4, Hch 22:5; Hch 26:9-11; 1Co 15:9; Flp 3:6; 1Ti 1:13.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
judaísmo significa la forma de vida de los judíos, que se basaba particularmente en el AT. y puntualmente en tradiciones de los padres o líderes del pueblo (Mat 15:2). La conducta de Pablo antes de su conversión lo distinguió mucho en el judaísmo en dos formas:
(1) Concienzudamente mantenía la Ley y las tradiciones, ciertamente, mucho más que los judaizantes en Galacia (Gál 6:13).
(2) Perseguía sobremanera a la Iglesia de Dios, y la asolaba (Flp 3:6), y lo hacía bajo la autoridad de los líderes religiosos judíos (Hch 8:3; Hch 9:12).
PERSPECTIVA
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Las iglesias de Galacia
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Se sugieren dos posibles ubicaciones para las «iglesias de Galacia». La teoría del «norte de Galacia» apunta a la región en el corazón del Asia Menor, cuyas fronteras incluían Bitinia y Ponto por el norte, Frigia en el sureste y Capadocia en el este. La teoría del «sur de Galacia» entiende que se refiere a la provincia romana de este nombre, la que incluía Pisidia, Licaonia, y partes de Frigia y Capadocia.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
judaísmo. El sistema religioso judío basado en la justicia por obras y no tanto en el texto del AT como en las interpretaciones y tradiciones de los rabinos. De hecho, Pablo argumentará que un entendimiento correcto del AT solo puede conducir a Cristo y su evangelio de gracia por la fe (Gál 3:6-29). perseguía. El tiempo de este verbo griego recalca el esfuerzo persistente y continuo de Pablo para perjudicar y en últimas exterminar a los cristianos. Vea las notas sobre Hch 8:1-3 ; Hch 9:1; 1Ti 1:12-14.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Pablo ofrece una reseña biográfica breve con los acontecimientos importantes de su vida para continuar la defensa de su apostolado y probar la autenticidad del evangelio de gracia que él vivía para proclamar.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1:13 — Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, — Les habla de su «conducta en otro tiempo» para hacerles ver que él había sido más judaizante que sus oponentes de Galacia, que en realidad ninguno de ellos superaba el judaísmo de la vida pasada de él. El sobresalía en el judaísmo y había sido de los más feroces perseguidores de Cristo y la iglesia.
Esta religión incluyó las «tradiciones de mis padres» (ver. 14) y no era idéntica a la religión enseñada por Moisés, los profetas y los salmos. La religión pura del Antiguo Testamento llevó al judío a Cristo (3:24). Pablo era fariseo e hijo de fariseo (Hch 23:6; Flp 3:5), y aunque esta secta fue la más estricta, los fariseos eran muy celosos por sus tradiciones. Jesús apoyaba fuertemente la ley de Moisés (Mat 5:17-18), insistiendo en que sus discípulos la obedecieran, pero no les enseñó a seguir a los fariseos y escribas (Mat 23:4).
— que perseguía sobremanera (pasando límites) a la iglesia de Dios, y la asolaba; — Véase Hch 22:4; Hch 26:9-11. La palabra asolaba viene de la palabra que significa saquear. Saulo de Tarso quería completamente destruir la iglesia de Cristo. La predicación del evangelio acababa con el judaísmo; no podían coexistir . Por lo tanto, como los soldados destruyen, roban, queman y dejan en ruinas la ciudad conquistada, así Pablo con gran celo quería arruinar la iglesia de Cristo. Como fariseo estricto y celoso reconocía que el judaísmo y la religión de Cristo no podían coexistir. Pero había una diferencia importante entre Pablo y los otros fariseos. Como él explica, había sido «antes blasfemo, perseguidor e injuriador; más fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad» (1Ti 1:13).
Fuente: Notas Reeves-Partain
La frase porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo tiene la función de poner las bases para explicar el cambio radical que se produjo en la vida de Pablo. El verbo “oír” está en un tiempo pasado, aunque no se debe dar la impresión de que había pasado mucho tiempo desde que los gálatas escucharon la historia de Pablo, pues dicha historia seguía presente por medio de la controversia que se estaba desarrollando en las comunidades. Algunas versiones expresan muy bien la idea: «Ustedes habrán oído decir cuál era mi conducta anterior» (DHH96), «Ustedes ya saben cómo era yo» (TLA), «cómo me portaba antes» (BL), “ustedes ya están enterados de mi conducta”. Pablo no menciona la fuente de información de los gálatas, pero pudo haber sido él mismo.
La conducta se refiere a toda la manera de vivir, que en esta carta es un factor muy importante en la argumentación de Pablo. En efecto, él hará un contraste entre el antes y el después de conocer a Cristo, primero en referencia a su propia conducta, y más tarde, a la de los creyentes gálatas. También se puede traducir como “modo de comportarse” o “forma de ser”.
En tiempos de Pablo, el cristianismo y el judaísmo no eran aún dos religiones separadas. La palabra judaísmo aparece sólo aquí y en el próximo versículo en todo el Nuevo Testamento. Aquí debe entenderse como vida religiosa bien apegada a la ley y a la ética tradicional del pueblo judío, incluyendo el celo por la circuncisión, por los mandamientos de la ley y por el culto en el templo. Puede expresarse con la frase: “Cuando era un devoto de la forma tradicional de la religión judía”, o “cuando conducía mi vida exactamente como lo indica la ley del judaísmo”.
Lo que Pablo resalta es su actividad como perseguidor de la iglesia naciente: Perseguía sobremanera a la iglesia de Dios. El libro de los Hechos de los Apóstoles también presenta a Pablo como perseguidor de la iglesia (Hch 7:58; Hch 8:1; Hch 9:1-2). En el texto griego, el verbo “perseguir” está en imperfecto, lo que indica una acción continua. Es probable que la actitud persecutoria de Pablo haya durado un tiempo largo, tal vez algunos meses, aunque no es posible saber con exactitud cuánto tiempo.
Además de la constancia de la persecución, Pablo señala la intensidad e intención de la misma. La palabra sobremanera debe entenderse aquí tal como se traduce en TLA («con qué violencia hacía yo sufrir») o en los siguientes ejemplos: “Hasta el exceso”, “en forma desmedida”. La intención respecto a la iglesia era «destruirla» (DHH96), “devastarla” («la devastaba», BJ), “acabar con ella”.
Varias versiones siguen con fidelidad el sentido del texto griego al unir la intensidad y la intención en una frase: perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba, «perseguí con violencia a la iglesia de Dios y procuré destruirla» (DHH96), «cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba» (BJ).
Debe quedar claro que el intento de destruir la iglesia se refiere a destruir las comunidades de creyentes, y no los templos o lugares de reunión. En tiempos de Pablo los creyentes en Cristo no tenían edificios especiales para reunirse. Sería válido traducir “grupos de creyentes”, “comunidades de seguidores de Cristo” o “comunidad de Dios” (Vidal: 79). TLA propone una referencia más directa a las personas: «Saben también con qué violencia hacía yo sufrir a los miembros de las iglesias de Dios, y cómo hice todo lo posible por destruirlos».
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Hch 8:3; Hch 22:4-5; Hch 26:9-11; 1Co 15:9; Flp 3:6.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Pruebas sustanciales
Pablo pasa ahora a probar su afirmación. La prueba parece consistir en dos partes principales. En primer lugar, él necesita presentar la evidencia que apoya la afirmación en sí (1:13-24): debe demostrar que durante los años de formación de su ministerio no recibió capacitación alguna de parte de los apóstoles. En segundo lugar, debe tratar dos acontecimientos posteriores que probablemente habían sido usados por los judaizantes como prueba en su contra (2:1-21).
13, 14 Antes de su conversión. Aquí el Apóstol señala que su experiencia precristiana fue ca racterizada por dos elementos que son incompatibles con su ministerio actual. En primer lugar, estaba totalmente comprometido con la destrucción de los cristianos y el exterminio de la iglesia (tema que se nos explica claramente en Hech. 9). En se gundo lugar, era un devoto fariseo. La expresión las tradiciones de mis padres probablemente se refiera no sólo a las enseñanzas generales del judaísmo, sino más específicamente a lo que de otra for ma se conoce como la “ley oral”, una larga lista de reglas que distinguían a los fariseos de otros grupos judíos (cf. también Mar. 7:1-13; Fil. 3:4-6).
¿Por qué menciona Pablo estas cosas? Una respuesta común es que ellas prueban que Pablo no recibió su evangelio de maestros judíos. Pero, ¿quién habría afirmado que esto era lo que había sucedido? ¡Seguramente no los judaizantes! En cierta forma esta información apoya el derecho de Pablo a hablar con cierta autoridad sobre la naturaleza del judaísmo. Sin embargo, parece probable que estos versículos no hayan sido escritos tanto como una prueba en sí, sino como preparación para lo que está por decir. En otras palabras, su vida anterior demuestra la necesidad que Pablo tenía de una conversión drástica. Sólo una intervención divina de la gracia de Dios podría explicar el cambio que se produjo en él.
15, 16a La revelación. En esta impactante descripción de la forma en que Dios obró en su vida, Pablo alude a las palabras del mismo Señor a Jeremías: “Antes que yo te formase en el vientre te conocí; y antes que salieses de la matriz, te consagré y te di por profeta a las naciones” (Jer. 1:5; cf. también Isa. 49:1-6). Indudablemente, Pablo consideraba su ministerio no solamente comparable al de Jeremías, sino más que eso, como relacionado en forma integral con la obra de los profetas del AT y, en cierto sentido, hasta como su culminación. Ahora, por fin, el mensaje de salvación está rompien do todas las barreras de las nacionalidades. La luz ha caído sobre las tierras de los gentiles, de los cuales los gálatas son parte.
Sin embargo, es especialmente significativa la notable acumulación de expresiones en los vv. 15 y 16 que señalan a la iniciativa de Dios, soberana y llena de gracia: tuvo a bien (el primer verbo en el gr.); me apartó desde el vientre de mi madre; llamó; gracia; revelar. El fuerte énfasis en la predestinación de Dios tiene como propósito no dejar en absoluto lugar a dudas sobre el origen divino del evangelio que Pablo predicaba. En particular, no son sus esfuerzos propios sino sólo la obra de Dios la que lo ha llevado al apostolado.
16b-24 Después de su conversión. Lo que se quiere demostrar en este párrafo es bien claro. Pablo quiere dejar establecido que en los primeros años de su ministerio, durante los cuales se fue formando el carácter distintivo de su predicación, no estuvo bajo la influencia de los otros apóstoles por un tiempo prolongado. Nos dice que de inmediato, luego de su conversión, en lugar de consultar con ningún hombre (lit. “carne y sangre”, una expresión que llama la atención sobre la fragilidad de los seres humanos), pasó tres años en Arabia. La región que tiene en mente, que era dominada por los nabateos, quizá incluyera a la ciudad de Damasco en esa época (cf. Hech. 9:19-22). De cualquier forma, lo que Pablo quiere destacar es que no pasó por un período de instrucción bajo los apóstoles de Jerusalén. Cuando finalmente volvió a Jerusalén, su contacto con Pedro fue muy limitado, y la única otra figura importante con quien se encontró fue Jacobo, el hermano del Señor. Lo restringida que fue su exposición a la iglesia primitiva de Judea queda confirmada por el hecho de que casi ninguno lo conocía personalmente, aunque tenían cabal conocimiento de su conversión, que era un motivo para glorificar a Dios.
Es importante destacar la gravedad del argumento de Pablo. En el v. 20 llega hasta emitir un juramento (he aquí delante de Dios) para probar que su testimonio es verdadero. Esta es una clara indicación de que Pablo estaba respondiendo a algunas acusaciones muy específicas. Sin duda, los judaizantes estaban haciendo correr historias acerca de que él había estado bajo la instrucción de los apóstoles de Jerusalén durante largo tiempo, como lo hubiera hecho un discípulo bajo su rabí. También es importante destacar que con el v. 24 Pablo ha completado su argumentación. Durante los primeros 14 (quizá 17) años de su ministerio, mientras se estaba definiendo el carácter de su predicación, no tuvo la oportunidad de capacitarse con una fuente humana.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
x 24 Hch 23:6; Gál 2:14
y 25 1Ti 1:13
z 26 Hch 8:3; Hch 9:1; Hch 22:4; Hch 26:11
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
judaísmo. Era la religión basada en el A.T. que incluía las tradiciones (vers. 14) y que había dominado toda la vida de Pablo (vers. 14).
Fuente: La Biblia de las Américas
13 super (1) Es decir, la religión judía, la cual está en contraste con el Hijo de Dios y la iglesia (vs.13-16).
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
perseguía… → Hch 8:3; Hch 22:4-5; Hch 26:9-11.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R885 El tiempo perfecto de ἐδίωκον no se refiere a una acción que se inicia, pero se interrumpe. [Editor. Es más probable que tenga un sentido progresivo o reiterativo, como: yo estaba persiguiendo.]
T191 Aquí no se hace hincapié en el uso del adjetivo posesivo (ἐμήν equivale a μοῦ): mi conducta anterior.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
g Hch 8:3; Hch 22:4-5; Hch 26:9-11.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
?V. 13, 14:? ?Porque ya habéis oído de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, cuando yo perseguía? ?sobremanera ala iglesia de Dios, y la asolaba; y en el judaísmo aventajaba a muchos de mi edad?66? en mi? ?nación, siendo un seguidor mucho más celoso de las tradiciones de mis padres.? ??Según el contexto, estas palabras deben entenderse en el sentido de que el apóstol quiere confirmar? ?con ellas lo que ya había dicho antes, a saber, que su evangelio no es de procedencia humana sino que él? ?está aconsejando cosas divinas (v. 10); y digo esto aun a sabiendas de que San Jerónimo apunta en otra? ?dirección y se aparta de la línea de pensamiento aquí indicada. El apóstol quiere decir, por lo tanto: No os? ?debe caber la menor duda de que mis instrucciones no las recibí de mis mayores ni de los apóstoles ni de? ?otro hombre alguno, sino de Dios solo. Y esto os es preciso saber para que tengáis la certeza de haber oído? ?doctrinas divinas, y para que no os dejéis desviar a doctrinas humanas por consideración hacia un nombre? ?cualquiera, sea el mío o el de un apóstol. Por esta razón os relato y recuerdo una vez más toda mi historia.? ?“Porque ya habéis oído, etc.”? ??Admirables empero y muy acertadas son estas palabras, al decir de San Jerónimo, y de mucho peso.? ?«Conducta», dice Pablo, no «gracia»; «en otro tiempo» y no «ahora»; «en el judaísmo», no «en la fe de? ?Cristo»; no como los demás perseguidores, sino como un ladrón y salteador devastaba Pablo a «la iglesia? ?de Dios». No que ya en aquel entonces haya creído que era en realidad «la iglesia de Dios», antes bien, así? ?la llama ahora, una vez que llegó a reconocerla como tal. Aventajaba -dice además- «en el judaísmo», no? ?«en la fe del cristianismo»; «a muchos», no «a todos» (en obsequio a la debida modestia); muchos «de mi? ?edad», no «de los ancianos»; «en mi nación», no «entre los gentiles»: «mi nación» es, en efecto, el término? ?con que Pablo suele designar al pueblo hebreo, como p. ej. en ?2 Corintios 11? (v. 26): «peligros de los de mi? ?nación, peligros de los gentiles».? ??No quiero negar, sin embargo, que a su propósito primario de comprobar, con la historia de su vida,? ?que había enseñado cosas divinas, Pablo quiere unir también un segundo propósito: mediante su ejemplo? ?personal, apartar a los Gálatas de su confianza en la ley. El oír la historia de Pablo debe servirles de? ?advertencia y al mismo tiempo de estímulo. Si Pablo, un tan descollante seguidor de la ley, que tenía? ?muchos más títulos para gloriarse en la ley y hallar aspectos recomendables en su propia persona que? ?aquellos apóstoles falsos (como lo hace en Corintios 11 y ?Filipenses 3?) -si él no obstante tiene todo esto por? ?basura?67? y lo dejó atrás, ¡cuánto más nosotros, que estamos en la gracia, debemos cuidarnos de no sufrir? ?una recaída en la ley!? ??Es de notar que con las «tradiciones de los padres», Jerónimo entiende las enseñanzas farisaicas y? ?preceptos humanos?.68? Pero yo por mi parte me atrevo a creer?69? que Pablo piensa en la ley de Moisés en su? ?totalidad, y para comprobarlo, no recurriré a otra información que a la del apóstol mismo. Éste nos dice en? ?Filipenses 3? (v. 4 y sigtes.) : «Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al? ?octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en? ?cuanto a celosa emulación, perseguidor de la iglesia de Dios; en cuanto, a la justicia que es en la ley, de una? ?conducta irreprochable. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por causa? ?de Cristo.» Como se ve, también la circuncisión y la irreprochable justicia de la ley las estima como pérdida? ?por causa de Cristo. Y poco más adelante continúa (v. 9): «para ser hallado en él, no teniendo mi propia? ?justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo».? ??Por esto digo que para Pablo, «tradiciones de los padres» es su: sinónimo de «ley»: en esta ley él? ?había sido instruido por hombres, por sus «padres» y mayores; y a su vez, sus padres habían recibido estas? ?«tradiciones» de manos de Moisés y las habían «entregado» a sus hijos, conforme al mandamiento mencionado en el Salmo (Vulg.) 77 (78: 5) : «Puso ley en Israel la cual mandó a nuestros padres que la notificasen a sus hijos». Vemos cómo el apóstol lo convierte todo en armas con que polemiza contra los apóstoles falsos, con el propósito de dejar sentado claramente que su evangelio es de Dios, y para obligar así a los Gálatas a atenerse con toda firmeza a esta enseñanza divina. A tal efecto confronta ahora también las? ?tradiciones paternas con el evangelio, en una forma en cierto modo humillante para aquéllas, para que? ?todos vean que las enseñanzas del evangelio son tradiciones divinas.? ??Pero para no causar a nadie un cargo de conciencia, explayémonos en este tema un poco más; así? ?allanaremos también el camino para lo demás que habrá que decir. La ley, y no sólo las disposiciones? ?referentes a ceremonias o «ley ceremonial», sino también la ley que rige el comportamiento moral o «ley? ?moral», e incluso el santísimo Decálogo, los Diez Mandamientos eternos de Dios: todo esto es letra y? ?tradición literal, que no confiere vida ni justicia, como lo evidencia claramente San Agustín en su «Tratado? ?acerca del espíritu y la letra»;?70? al contrario, mata, y hace que el pecado abunde (?2 Co. 3:6?; ?Ro. 5:20?). Pues? ?por más que se enseñe u observe la ley, con ello no queda purificado el corazón mismo. Mas si el corazón? ?no ha sido purificado, ¿qué son todas las obras consideradas buenas ya sea según la ley ceremonial o la ley? ?moral? No son más que una piedad aparente, una hipocresía. Tales eran las obras de los fariseos, a los que? ?Cristo llama «hermosos por fuera, mas por dentro llenos de toda inmundicia» (?Mt. 23: 27? ) . De esto resulta? ?que una persona, aunque no cometa el acto físico del robo o del adulterio, está no obstante inclinada a ello? ?en sus adentros, o se abstiene de ello sólo por amor a la propia conveniencia o por temor al castigo. Y así no? ?hace más que vencer un pecado con otro, como dice San Agustín en su escrito «Acerca del matrimonio y? ?las concupiscencias.?71? El amor a la propia conveniencia y el temor al castigo son vicios y una especie de? ?idolatría, puesto que amor y temor se debe a Dios solo. Por lo tanto, de esta impureza del corazón sólo la fe? ?puede librarnos, como se afirma en ?Hechos 15? (v. 9) : « . . . purificando por la fe sus corazones»; así quedará? ?en pie lo que dice Pallo en ?Tito 1? (v. 15) : «Todas las cosas son puras para los puros, mas para los impuros? ?e incrédulos nada es puro». Y lo que dice en ?Romanos 2? (v. 21) responde a la misma norma: «Tú que? ?enseñas que no se ha de hurtar, ¿hurlas? etc.», lo que San Agustín interpreta así: Sí, hurtas; no con «1 acto? ?mismo que según tu enseñanza no debe cometerse, pero con tu voluntad, que se hace culpable.? ??Por lo tanto, a menos que sea revelada la doctrina de la fe fue hace puro y justo el corazón, toda la? ?enseñanza de todos los maestros no pasa de ser tradición de letras, tradición de los padres. Pues el mandamiento enseña -lo que hay que hacer. Pero como el hacerlo nos resulta imposible, la doctrina de la fe (esto es, el evangelio) nos enseña de qué modo llega a ser posible: nos enseña a refugiarnos en la gracia de Dios e implorar de Dios mismo como Maestro y Doctor que él inscriba en nuestros corazones con el dedo de su Espíritu sus letras vivas y luminosas y ardientes, para que iluminados y encendidos por ellas exclamemos? ?«¡Abba, Padre!» (?Ro. 8: 15?). Esto será entonces no una enseñanza «paterna» sino divina.? ??Pero pon atención en esto, estimado lector: Si el apóstol condena esa conducta tan excelente que? ?observó cuando aún era judío, y su justicia conforme a las exigencias de la ley, y. las condena hasta el? ?extremo de llamarlas basura y pérdida (?Fil. 3?: 8), ¿qué pretexto esgrimirán los que predican una capacidad? ?natural del hombre y ponderan las obras morales??72? Si aquel «progresar» del apóstol era condenable, pese? ?a que contaba con la aprobación de todos los dictámenes de la razón, más aún, con la aprobación de la? ?misma ley de Dios en cuanto que el «fin»?73? (como lo llaman) de su vida, era el celo por Dios y por su ley:? ?¿qué habrá que decir entonces de las acciones de aquellos que alardean con otro fin o con un fin similar?? ?Sin duda habrá que decir lo que dijo Jeremías respecto de los profetas che esta 1 aya (?Lamentaciones 2: 14? ?): «Vieron para ti visiones tontas y expulsiones, pero no te revelaron tus pecados para provocarte al arrepentimiento».?74? Por esto quitan de encima de los hombres el temor de Dios y los inducen a mecerse en una falsa seguridad con su charlatanería acerca de que sus obras morales son buenas, y lo que se hace conforme a los dictados de la razón no es pecado.? ?