Comentario de Gálatas 3:12 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Ahora bien, la ley no se basa en la fe; al contrario, el que hace estas cosas vivirá por ellas.

3:12

— y la ley no es de fe, — no es como el evangelio de Jesucristo, el Salvador, sino que exige la obediencia perfecta.

— sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. — Lev 18:5. Básicamente la ley de Moisés requirió la obediencia, y castigó la desobediencia. Por eso, los judíos y judaizantes que dependían de la ley para justificación solamente pensaban en los requisitos de la ley y se sentían justificados por su obediencia, pero se engañaban solos porque para ser justificados por la ley tenían que guardarla perfectamente, sin pecar nunca. Pablo se refiere a esto en Rom 4:4, «Pero al que obra (obedece perfectamente la ley de Moisés, sin pecar), no le cuenta el salario como gracia, sino como deuda» (su justificación sería como deuda, algo merecido). Sin embargo, «todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Rom 3:23) y, por eso, no había ninguna esperanza de justificación por la ley.

En esta carta (3:194:5) Pablo explica el propósito de la ley. Era necesaria para refrenar el pecado y sirvió como ayo para llevarles a Cristo. La ley, los profetas y los salmos apuntaban a los israelitas fieles hacia Cristo para que obtuvieran la salvación que tanto anhelaban. Estos entendían que la ley

— con tantos mandamientos, estatutos, ordenanzas, etcétera — no era un fin en sí misma, sino el medio de acercarse a Dios, para adorarle y servirle con toda humildad y para obtener su misericordia y perdón. Estos querían y buscaban al Salvador. Para los humildes y sinceros la ley era santa, y el mandamiento santo, justo y bueno (Rom 7:12) porque les hizo ver su necesidad de la gracia de Dios. Sin embargo, los orgullosos (por ejemplo, los judaizantes) entendían mal el propósito de la ley y la usaban como un código de mandamientos y prohibiciones que guardar para merecer la justificación. «Os justificáis a vosotros mismos… unos que confiaban en sí mismos como justos» (Luc 16:15; Luc 18:9). Estos no tomaron en cuenta sus pecados y la necesidad de obtener el perdón de Dios..

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

La ley no es de fe. Rom 4:4, Rom 4:5, Rom 4:14, Rom 4:16; Rom 9:30-32; Rom 10:5, Rom 10:6; Rom 11:6.

El que hiciere estas cosas. Lev 18:5; Neh 9:29; Eze 20:11, Eze 20:13; Mat 19:17; Luc 10:25-28; Rom 10:5, Rom 10:6.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

la ley no es de fe. La justificación por fe y la justificación por guardar la ley se excluyen mutuamente, como lo prueba la cita de Lev 18:5 que Pablo incluye.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

3:12 — y la ley no es de fe, — no es como el evangelio de Jesucristo, el Salvador, sino que exige la obediencia perfecta.
— sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. — Lev 18:5. Básicamente la ley de Moisés requirió la obediencia, y castigó la desobediencia. Por eso, los judíos y judaizantes que dependían de la ley para justificación solamente pensaban en los requisitos de la ley y se sentían justificados por su obediencia, pero se engañaban solos porque para ser justificados por la ley tenían que guardarla perfectamente, sin pecar nunca. Pablo se refiere a esto en Rom 4:4, «Pero al que obra (obedece perfectamente la ley de Moisés, sin pecar), no le cuenta el salario como gracia, sino como deuda» (su justificación sería como deuda, algo merecido). Sin embargo, «todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Rom 3:23) y, por eso, no había ninguna esperanza de justificación por la ley.
En esta carta (3:19 – 4:5) Pablo explica el propósito de la ley. Era necesaria para refrenar el pecado y sirvió como ayo para llevarles a Cristo. La ley, los profetas y los salmos apuntaban a los israelitas fieles hacia Cristo para que obtuvieran la salvación que tanto anhelaban. Estos entendían que la ley — con tantos mandamientos, estatutos, ordenanzas, etcétera — no era un fin en sí misma, sino el medio de acercarse a Dios, para adorarle y servirle con toda humildad y para obtener su misericordia y perdón. Estos querían y buscaban al Salvador. Para los humildes y sinceros la ley era santa, y el mandamiento santo, justo y bueno (Rom 7:12) porque les hizo ver su necesidad de la gracia de Dios. Sin embargo, los orgullosos (por ejemplo, los judaizantes) entendían mal el propósito de la ley y la usaban como un código de mandamientos y prohibiciones que guardar para merecer la justificación. «Os justificáis a vosotros mismos… unos que confiaban en sí mismos como justos» (Luc 16:15; Luc 18:9). Estos no tomaron en cuenta sus pecados y la necesidad de obtener el perdón de Dios..

Fuente: Notas Reeves-Partain

Pablo continúa con otra afirmación muy dura a los oídos judíos, que en el original es “pero la ley no procede de la fe”. En cartas posteriores, Pablo suavizó la rudeza que utilizó en Gálatas, pero aquí una traducción fiel debe mantener la fuerza de la expresión del texto original, como bien hacen algunas versiones: La ley no es de fe, «pero la ley no se basa en la fe» (DHH96), «la ley no es fruto de la fe» (BA), «la Ley no da lugar a la fe» (BL), “la ley no pertenece al ámbito de la fe” (Vidal: 95). Nuevamente, TLA ofrece una traducción que consideramos ejemplar, a pesar de su carácter de paráfrasis: «Pero para tener vida eterna por medio de la ley no haría falta confiar en Dios; sólo habría que obedecer la ley».

El argumento teológico de fondo es que la ley obliga al esfuerzo humano para su cumplimiento. Entonces este esfuerzo humano deja fuera de lugar la confianza en el poder y la gracia de Dios. Para Pablo, los ámbitos del “hacer humano” y del “dejar hacer a Dios” no son conciliables. Y para demostrar su argumento, nuevamente recurre a una cita bíblica (Deu 27:6), tal y como ha aprendido a hacer en su formación como teólogo: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas, «“el que cumpla la ley, vivirá por ella”» (DHH96), «El que cumple los mandamientos tendrá vida por medio de ellos» (BL). Se puede introducir la cita con mayor claridad para que se destaque más su función en el argumento de Pablo: “Lo que les digo se demuestra con esto que también dice la Escritura”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Lev 18:5 (ver Rom 10:5).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

s 128 Lev 18:5; Deu 30:16; Neh 9:29; Rom 10:5

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

la ley no es de fe. El tratar de obtener la justificación por medio de la ley, y el ser justificado por la fe, son dos formas que se excluyen una a otra.

Fuente: La Biblia de las Américas

12 (1) Lit., en; lo cual equivale a en virtud de.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

sino… TR: sino que dice; vivirá…Lev 18:5.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

O, no depende de la

I.e., las cosas escritas en el libro de la ley

O, en

Fuente: La Biblia de las Américas

TR añade que dice.

3.12 g Lev 18:5.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

?V. 12a:? Y la ley no es de fe.?Esto es precisamente lo que acabo de decir: que nadie es justificado por la ley, puesto que el hombre? ?justo es justificado por la fe solamente. Pero ley y fe no son lo mismo. Ni la ley en sí ni sus obras son de la? ?fe, ni están en conexión con la fe. Por esto, el que hace las obras de la ley es justo a los ojos de los hombres, pero no lo es ante Dios, como se verá por lo que sigue.??V. 12b:? Si no que el que hiciere estas cosas, vivirá por ellas.??Esta afirmación de ?Levítico 18? (v. 5) la cita Pablo también en ?Romanos 10? (v. 5). Lo que quiere? ?decir el apóstol es: «La ley no confiere vida ni justicia arete Dios. Pero el que hiciere las cosas que la ley? ?demanda, vivirá por ellas como hombre, vale decir, escapará al castigo de la ley y adquirirá la recompensa? ?de la ley; sin embargo no vivirá en Dios ni como hijo de Abraham.» Por eso has de examinar con cuidado? ?el significado de estas palabras: El que hace las obras de la ley vivirá por ellas como hombre; no obstante,? ?ante Dios está muerto. Como hombre, digo, no como justo; y por aquellas obras, las obras suyas, vivirá, es? ?decir, protegerá su vida para no ser muerto por el juicio de la ley. Sin embargo, no vivirá por aquellas obras? ?como justo; como justo vivirá por la fe.?Recuerda, pues, que en este pasaje el apóstol te enseñó que las obras de la ley son obras por las? ?cuales aparecemos ante los ojos humanos como justos y cumplidores de la ley, mas por dentro somos todo menos justos, porque nos falta la fe; de modo que por medio de la ley no se llega a ser más que un hipócrita y un sepulcro hermoso por fuera, pero por dentro lleno de inmundicia (?Mt. 23:27?). Éste fue precisamente el motivo por qué San Jerónimo no llegó a un correcto entendimiento de lo que dice Pablo en este pasaje y en otros similares: su concepto erróneo respecto de lo que son las «obras le la ley», por un lado, y por el otro, la interpretación excesivamente alegorizante hecha por Orígenes. En efecto: Jerónimo dice, a propósito de este pasaje (?Gá. 3:12?), que Moisés y los profetas vivieron en dependencia de las obras de la ley y bajo la maldición, lo cual es totalmente falso; la verdad es que a causa de su fe, ellos vivieron como hombres justificados y santificados ante Dios, aun antes de la imposición de la ley y de las obras de la ley de las cuales Jerónimo opina que eran sólo de índole ceremonial. Sin embargo, más tarde Jerónimo volvió a encarrilarse ante la fuerza de la verdad, y dice que ellos eran pecadores según aquella palabra de ?Eclesiastés 7? (v. 20) de que «no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque», lo que forzosamente debe entenderse como relativo a la ley moral. De la misma índole es también aquello otro: las palabras «el justo por la fe vivirá», Jerónimo las entiende en el sentido de que si al hombre justo le ha llegado la fe como «accesorio», su justicia se hará una justicia viva. Con esto, Jerónimo afirma que también donde no hay fe existen virtudes, pero virtudes defectuosas.?46? Pero al leer tales afirmaciones y otras, el avisado lector debe tener en mente que se trata de citas que Jerónimo hace de los escritos de otros. No hay nadie que sea justo antes de haber llegado a la fe; antes bien, todo «justo» es justificado sin cargo y recibe lo bueno por lo malo.?Pues esto es precisamente lo que el apóstol quiere enseñarnos: que el hombre «como hombre» vive a base? ?de la ley ante los ojos de los hombres, pero el hombre justo vive a base de la fe ante los ojos de Dios; esto? ?es: la fe es la justicia, la vida y la salvación del hambre ante Dios; no hay una justicia que preceda a la fe,? ?sino cae la justicia y la vida vienen por la fe.?

Fuente: Comentario de Gálatas por Martin Lutero

§ Lev 18:5.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento