Porque Agar representa a Sinaí, montaña que está en Arabia y corresponde a la Jerusalén actual, la cual es esclava juntamente con sus hijos.
4:25 — Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, — es decir, el caso de Agar bien ilustra la ley dada en el monte Sinaí en Arabia.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Sinaí. Deu 33:2; Jue 5:5; Sal 68:8, Sal 68:17; Heb 12:18.
monte de Arabia. Gál 1:17; Hch 1:11.
con sus hijos. Mat 23:37; Luc 13:34; Luc 19:44.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pablo compara a Jerusalén, centro de la vida judía, con el monte Sinaí, lugar de nacimiento de la ley de Moisés.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
corresponde a la Jerusalén. La ley fue dada en el Sinaí y alcanzó su máxima expresión en el culto a Dios en el templo de Jerusalén. El pueblo judío seguía bajo servidumbre a la ley.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
4:25 — Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, — es decir, el caso de Agar bien ilustra la ley dada en el monte Sinaí en Arabia.
— y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. — Aunque físicamente los judíos no eran descendientes de Agar sino de Sara, ellos enfatizaban mucho que eran descendientes físicos de Abraham (Mat 3:9; Jua 8:33) y por causa de esa actitud el Espíritu Santo los clasifica como hijos de Agar, porque no querían ser hijos de promesa sino solamente hijos carnales de Abraham. Los hijos verdaderos de Abraham son «hijos de la promesa» (4:28; 3:15, 28; Rom 4:19-25). Involuntariamente llegaron a ser hijos físicos de Abraham, pero voluntariamente llegaron a ser hijos espirituales de Abraham. La «Jerusalén actual» era la ciudad donde los judíos estaban esclavizados a la ley.
Fuente: Notas Reeves-Partain
Este versículo y el anterior conforman una unidad redaccional. Pablo intenta así demostrar la relación existente entre Agar y el monte Sinaí. Con este propósito, agrega el elemento geográfico de Arabia, aunque la lógica de Pablo no es del todo clara.
Agar era, probablemente, el nombre árabe del Sinaí. Quizá Pablo simplemente agregó la frase como información geográfica para asegurarse de que sus lectores no judíos tuvieran más claro su argumento. Nuestra opinión es que la referencia a Arabia, la patria de los hijos de Ismael, tiene el propósito de reforzar la idea de Pablo de que los descendientes de ese país o pacto se alejan automáticamente de su condición de descendientes de Abraham según la promesa; sólo son descendientes de Abraham desde el punto de vista biológico, pero no herederos de la promesa.
Algunas versiones ponen la relación entre paréntesis, como si sólo fuera información adicional: «(fíjense que lo de Agar tiene relación con el monte Sinaí, que está en Arabia)» (BA), «(el nombre de Agar significa el monte Sinaí, de Arabia)» (NBE), «(el país de Agar)» (BL [v. 24]). Nos parece más conveniente seguir con el lenguaje del versículo Gál 4:24 y traducir: «Pues Agar representa el monte Sinaí, en Arabia» (DHH96), “el monte Sinaí está representado por Agar, y ambos están relacionados con el país de Arabia”.
La relación de este pensamiento con el siguiente es aún menos claro: Y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Pablo utiliza aquí un término militar que significa “estar en formación” o “estar alineados”. Se puede entender que él piensa que los que quieren seguir ligados al pacto del Sinaí se ponen de nuevo bajo las órdenes de la ley, como hacen los soldados ante sus superiores. Jerusalén puede aquí entenderse como representante de toda la nación judía. Con esta referencia Pablo parece estar aludiendo a sus opositores, quienes posiblemente proceden de Jerusalén y buscan que los gálatas “regresen a sus filas”.
La conexión general con Agar ahora parece obvia: así como Agar sólo puede engendrar hijos que son esclavos, así también el sistema legalista que proponen los maestros rivales de Pablo sólo puede engendrar esclavos. A partir de ahí es posible entender un poco mejor el argumento de Pablo, como ha sido bien captado por algunas versiones: «Que corresponde a la actual Jerusalén, ya que esta ciudad está sometida a esclavitud junto con sus hijos» (DHH96), «ese monte representa a la ciudad de Jerusalén y a todos los que viven como esclavos de la ley» (TLA), «esta Alianza corresponde a la ciudad de Jerusalén que hoy conocemos, y que es esclava, ella y sus hijos» (BL).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
— de la actual Jerusalén: Ver Mat 23:37 y Luc 13:34, donde Jerusalén aparece también como personificación del judaísmo.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Jua 8:33-35.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
v 223 Éxo 19:18; Heb 12:18
w 224 Isa 61:1; Jua 8:35
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Agar es el monte Sinaí. Agar, por ser sierva, representa a los que eran esclavos a la ley dada en el monte Sinaí (vers. 24).
Fuente: La Biblia de las Américas
25 (1) Jerusalén, la elegida de Dios ( 1Re_14:21 ; Sal_48:2 , Sal_48:8), debe pertenecer al pacto de la promesa, representado por Sara. Sin embargo, debido a que lleva al pueblo escogido por Dios a la esclavitud de la ley, corresponde al monte Sinaí, el cual pertenece al pacto de la ley, representado por Agar.
25 (2) Lit, sirve como esclava.
25 (3) Esclava bajo la ley. En los tiempos del apóstol, Jerusalén y sus hijos eran esclavos bajo la ley.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
R411 El artículo neutro τό con Ἁγάρ concuerda con la palabra Agar, no con el género de la persona.
R760 Ἰερουσαλήμ no lleva artículo, excepto cuando se usa un adjetivo (vv. 25 y sigs.; en realidad, un adverbio [νῦν] se usa como adjetivo).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
M i registran porque.
4.25 actual. Lit. ahora.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
?V. 25:? ?Pues el Sinaí es un monte en Arabia que está conectado?81? con la Jerusalén de ahora, y está en esclavitud junto con sus hijos.?Lo que en primer lugar llama nuestra atención es que Pablo habla del Sinaí como de un «monte conectado con Jerusalén», ciudad en Judea, a pesar de que, según sus propias palabras, el Sinaí está en Arabia. San Jerónimo lee «que es contérmino», en su interpretación usa la expresión «que es confinante», quizás porque el monte Sinaí, como se dice correctamente, linda con Jerusalén, no porque el monte llegue a la ciudad misma, sino porque Judea, de la cual Jerusalén es prácticamente el punto céntrico, y la Arabia Desértica, en la que está situado el monte Sinaí, son limítrofes.?82? Pues al este, Judea limita con la Arabia Pétrea, y al lado de ésta, hacia el sur, se toca con la Arabia Desértica, de modo que por esa continuidad de toda el área, también se puede decir que parte limita con parte y está conectada con ella. Stapulensis, quien analiza el alcance del verbo griego, dice que éste debe entenderse en el sentido de que el Sinaí es una cadena montañosa, quiere decir, un monte que, comenzando en determinado punto, en su otro extremo, por decirlo así, toca a Jerusalén, o para usar la terminología geográfica, se extiende hasta Jerusalén.?83? A la verdad, esto sólo puede entenderse en el sentido de que el monte Sinaí, en cuanto a la región geográfica en que se halla, está conectado con la región geográfica en que se halla Jerusalén, en la misma forma como Wittemberg está conectada con Leipzig -aquélla, ciudad de Sajonia, con ésta ciudad de Meissen-. Por su parte, el eminente erudito Erasmo añade que en el texto griego se halla la siguiente formulación: «Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, etc.», y observa que en este texto, Agar es usado en género neutro, de modo que se refiere al sustantivo ‘monte’, que en griego es un neutro, si bien unos momentos antes, el apóstol había atribuido a ‘Agar’ el género femenino al decir «ésta es Agar».?84? El orden sería entonces: «Esta es Agar. Porque aquí Agar es el monte Sinaí en Arabia, etc.». Dice además Erasmo que, según indicaciones de escoliadores griegos,?85? en idioma árabe el monte Sinaí es llamado Agar.?86? Y quizás el pasaje del apóstol quiera expresar lo mismo al decir: «Agar es el monte Sinaí en Arabia», o sea: «Agar es y se llama en Arabia el monte que entre nosotros es llamado Sinaí», o bien.: «Los árabes dan al monte Sinaí en el idioma de ellos el nombre `Agar’ «: con esta formulación, Pablo estaría indicando el motivo que lo llevó a afirmar que «uno de los dos testamentos proviene del monte Sinaí», y que por lo tanto, «ésta (o: este testamento) es Agar», ya que, según un juego de palabras basado en el árabe, el monte Sinaí es llamado Agar, hecho por el cual, conforme a la disposición de Dios, Agar fue convertida en figura, del monte Sinaí que mediante la ley «da hijos para esclavitud». Ya dijimos, en efecto, que el apóstol no desdeña los juegos con palabras de idiomas extranjeros, pues también había caracterizado a los gálatas como «desviados» mediante una alusión al nombre `gálatas’ como si fuere una palabra tomada de la lengua hebrea,?87? así como en el presente pasaje caracteriza a la esclava Agar mediante una alusión a una palabra árabe. Pero también Salomón en sus Cantares (4:8) le da al monte Amana los nombres de ‘Senir’, `Hermón’ y `Líbano’, según los distintos idiomas (véase lo escrito en ?Deuteronomio 3? [v. 8, 9] : «Hasta el monte de Hermón… al que los sirios llaman Sirión, y los amorreos, Senir»), valiéndose de una alusión y alegoría tomada de un idioma extranjero para entonar un cántico en loor de su desposada. Pues bien: como el apóstol había anticipado ya que se proponía hablar mediante una alegoría (v. 24), era muy oportuno combinar mediante un juego de palabras el nombre de la esclava Agar con el monte Sinaí al comenzar su exposición acerca del testamento simbolizado en Agar. Y esta oportunidad se la brindó la identidad de los nombres. Otro motivo tampoco se le ha de exigir aquí al apóstol, ya que al valerse de una alegoría lo hace en consideración a los débiles.?Pero ¿qué importancia tiene, para la cuestión que se está tratando, la declaración de Pablo de que el monte Sinaí está conectado con Jerusalén? ¿No bastaba con observar que uno de los dos testamentos era el del Sinaí y de la esclava Agar? No encuentro qué decir, ya que todos los demás comentaristas pasan por alto este detalle. Por lo tanto me veo obligado a adivinar un significado. Parece ser el siguiente: Sabido es que al hablar en lenguaje alegórico, una alegoría suele engendrar otra alegoría. Así ocurre que el apóstol, al pasar de la esclava Agar al monte Sinaí a causa de la similitud de los nombres, al mismo tiempo pasa también, incidentalmente y en forma alegórica, de la Jerusalén terrenal a la Jerusalén celestial, motivado por el mismo factor: un nombre. En efecto: lo que suele traducirse ‘visión de paz’ (Jerusalén) se llama también, v más correctamente aún, ‘Sinaí’, es decir, ‘tentación’.?88? Pero entes de transferir el nombre de la Jerusalén terrenal a la celestial, el apóstol se conforma con haberlas comparado simplemente a ambas, y entreteje una buena cantidad de alegorías. ,Je otra manera habría dicho claramente: «Porque Jerusalén es la ciudad en el cielo, que da hijos para libertad»; pues con esta formulación habría eliminado un anacoluto sumamente oscuro. Siendo así -dice Pablo- que la Jerusalén celestial está i tanta distancia de la terrenal, poco importa que éste no sea el monte Sinaí sino que esté situada en Judea, país limítrofe de rabia; es lo mismo como si fuese el Sinaí mismo con el cual imita. La Jerusalén terrenal corresponde a aquel monte por su frontera común, y también porque ambos participan en el engendramiento de la ley, ya que en ningún punto (la Jerusalén terrenal) limita con la celestial, ni se extiende hasta ella, sino antes bien hasta Sinaí-Agar con que es contérmina.?Prescindo de mencionar en este contexto unas cuantas maneras de alegorizar, bastante asombrosas por cierto, insinuadas en las palabras del apóstol, pues no quiero añadir tinieblas aun mayores a lo que ya de por sí es oscuro. Conforme a lo ya dicho, pues, las palabras «la Jerusalén de ahora» deben ser puestas en relación con la Jerusalén venidera, así como `Altar’ se refiere a otra Agar. En consecuencia, `la Jerusalén de ahora’ significa la Jerusalén que pertenece a esta vida presente y que es colindante con el monte Sinaí tanto en la realidad como por su valor simbólico (?Lat.? mysterio). Si el apóstol añade a esto además las palabras «y está en esclavitud junto con sus hijos», lo hace para exceptuar a los que estaban en Jerusalén pero de hecho pertenecían a la Jerusalén de arriba. «Yo llamo Jerusalén», dice, «a la ciudad que existe ahora y que en lo futuro ya no existirá más; pero no a la ciudad como un todo, sino en cuanto que está en esclavitud junto con sus hijos; quiere decir, pienso en los habitantes de Jerusalén que son esclavos de la ley de cuyos límites territoriales son vecinos».?89? Lo que significa «estar en la esclavitud de la ley» ya se explicó con suficiente claridad, y hasta el cansancio.??Observa también este hebraísmo: a los esclavos de la ley se los designa con el nombre ‘hijos de Jerusalén’. Por cuanto la ciudad es la madre, los que viven en ella son llamados ‘hijos’, como en el ?Salmo 147? (v. 12, 13) : «Alaba, oh Jerusalén, al Señor. Bendijo a tus hijos dentro de ti». Expresiones tales, por otra parte, son comunes y corrientes en los escritos de los profetas.?Veamos ahora también la interpretación alegórica de los nombres, según Jerónimo.?90? ‘Sara’ quiere decir `princesa’ o ‘señora’;?91? por ende, los hijos de Sara, los hijos de la señora, los hijos de la princesa, son llamados con justicia ‘los hijos de la libre’ (v. 22, 23, 30, 31), los hijos de la esclava en cambio son ‘hijos de la que está en servidumbre’ e ‘hijos de la esclavitud’. Algo muy semejante al nombre ‘Sara’ expresa el apóstol incluso cuando habla de la ‘libre’; pues a los príncipes la Escritura los llama también NEDABOT, es decir, libres y voluntariosos. ‘Agar’ empero significa ‘peregrinación’, o ‘advenedizo’, ‘habitante’, ‘morada transitoria’, lo cual es puesto con toda razón en contraste con los ciudadanos y miembros de la familia de Dios (?Ef. 2:19?). «No sois advenedizos ni huéspedes», dice Pablo, lo que es como si dijera: «No pertenecéis a Agar sino a Sara. No sois hijos de la advenediza, sino que sois hijos de la mujer libre, de la señora».«El esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre» (?Jn. 8:35?). Y, bien: la justicia basada en la ley es una justicia temporal, mas la justicia otorgada por Cristo permanece por los siglos de los siglos; porque la justicia de la ley hace obra de esclavo por una paga en esta vida presente, la justicia de Cristo en cambio es heredera, por gracia, de la vida futura. ‘Arabia’ es el poniente o la tarde, que desemboca en la noche;?92? de la iglesia -en cambio y del evangelio se habla en muchos pasajes, como de ‘la aurora’ y ‘la mañana’,?93? Así, la ley y la sinagoga al fin sucumben, mas la gracia reina imperturbable en el mediodía de la eternidad. ¿Y qué si el apóstol quisiera designar con `Arabia’ también un desierto? porque el vocablo `Arabia’ puede tener incluso este significado.?94? En efecto: cuando las Sagradas Escrituras hablan de ‘Arabia’, casi siempre se refieren a la Arabia Desértica, mientras que para la Arabia Feliz se emplea el nombre ‘Saba’ y otros nombres que se refieren a alguna de sus partes. A la Arabia Pétrea se la denomina ‘Cedar’, ‘Amón’, Moab’, amén de muchos otros nombres. Parece ser, pues, que ‘Arabia’ se la llama así por ser una región desértica, para simbolizar con ella a la estéril y desolada sinagoga, o la justicia la ley vista con los ojos de Dios, en contraste con la iglesia, que es fecunda ante los ojos de Dios, aunque los hombres la tengan por un desierto. ‘Sinaí’, según San Jerónimo, es ‘tentación’, es decir, el desasosiego y la perturbación de la paz que nos causa la ley; porque «por medio de la ley viene el conocimiento del pecado» (?Ro. 3:20?), y consecuentemente también la confusión de la conciencia. ‘Jerusalén’ en cambio significa ‘visión de paz’,?95? o tranquilidad de la conciencia: pues propiamente el evangelio, predicado en la iglesia, vemos la remisión de los pecados, que es la paz del corazón: ‘Ismael’ quiere decir ‘Dios oye’ o ‘el que oye a Dios’;?96? Ismael es el pueblo, precediendo a Cristo, oyó que Cristo vendría después de ellos, pero no lo vieron cara a cara ni en forma manifiesta. Oyeron a los profetas, leyeron a Moisés. Sin embargo, no conocieron a Cristo como al Cristo presente. Siempre lo tenían a sus espaldas, siempre oían de él, pero nunca llegaron a verlo, es todo aquel que quiere obtener la justicia a base de la ley; oye de una justicia de la ley, pero no ve que esta justicia exigida por la ley está en Cristo.?97? Dirige su mirada hacia una cosa, y oye otra cosa: mira hacia lo que tiene delante de sí, y hacia sus propias fuerzas; hacia las virtudes de Cristo no mira. Sin embargo, oye continuamente que la ley le obliga a llevar una vida en justicia -una justicia que jamás llega a alcanzar. ‘Isaac’ significa ‘risa’;?98? porque la risa es la característica de la gracia «que con su óleo alegra el rostro del hombre » (?Sal. 104:15? ). Lo opuesto a esta risa es el llanto, que es característica de la culpa que viene por la ley.Así, pues, todos estos nombres, confrontados con su contraparte, evidencian con notable acierto la diferencia entre ley y evangelio, pecado y gracia, sinagoga e iglesia, carne y espíritu, lo pasado y lo nuevo.?