Sobrellevad los unos las cargas de los otros y de esta manera cumpliréis la ley de Cristo.
6:2 — Sobrellevad — «Soportar como una carga», ayudar a otro a llevar una carga. Somos miembros unos de otros. Cuando un miembro padece, los demás sufren con él (1Co 12:26-27). La carga del hermano del ver. 1 es muy pesada y lo está destruyendo. Es necesario ayudarle para que pueda vencer sus debilidades. El santo no puede aislarse de sus hermanos. Una causa mayor de las obras de la carne (5:19-21) es el egoísmo.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Sobrellevad los unos las cargas de los otros. Gál 6:5; Gál 5:13, Gál 5:14; Éxo 23:5; Núm 11:11, Núm 11:12; Deu 1:12; Isa 58:6; Mat 8:17; Mat 11:29, Mat 11:30; Luc 11:46; Rom 15:1; 1Ts 5:14; 1Pe 2:24.
la ley de Cristo. Jua 13:14, Jua 13:15, Jua 13:34; Jua 15:12; 1Co 9:21; Stg 2:8; 1Jn 2:8-11; 1Jn 4:21.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Es posible que la ley de Cristo de la que se habla aquí sea el resumen de la ley que dice «ama a tu prójimo» (Gál 5:14; Mat 22:29; Jua 13:34, Jua 13:35). El término cumplid sugiere que elegir sobrellevar … las cargas de otro cristiano (o alivianar a otro cristiano de la carga del pecado, v. Gál 6:1) es precisamente lo que Cristo espera de todos los creyentes. La palabra griega para carga se refiere a algo que está más allá de la capacidad de transporte de uno, como opuesto a la «carga» que aparece en el v. Gál 6:5, en donde se refiere a lo que una persona sí puede cargar.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
SOBRELLEVAD LOS UNOS LAS CARGAS DE LOS OTROS. Llevar las cargas los unos de los otros incluye ayudar a las personas necesitadas en tiempos de enfermedad, tristeza y presión económica. Es posible que Pablo se esté refiriendo al sustento de misioneros y maestros (véase v. Gál 6:6. nota; cf. Rom 15:1; 1Co 9:14). Llevar la carga de otro es una cualidad divina (Sal 55:22; 1Pe 5:7).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Sobrellevad los unos las cargas de los otros. «Cargas» se refiere a dificultades o problemas que las personas no pueden resolver con facilidad por sus propios medios. «Sobrellevad» connota el esfuerzo de ayudar con paciencia y resistencia. la ley de Cristo. La ley de amor que cumple toda la ley (vea las notas sobre Gál 5:14; Jua 13:34; Rom 13:8 ; Rom 13:10).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
6:2 — Sobrellevad — «Soportar como una carga», ayudar a otro a llevar una carga. Somos miembros unos de otros. Cuando un miembro padece, los demás sufren con él (1Co 12:26-27). La carga del hermano del ver. 1 es muy pesada y lo está destruyendo. Es necesario ayudarle para que pueda vencer sus debilidades. El santo no puede aislarse de sus hermanos. Una causa mayor de las obras de la carne (5:19-21) es el egoísmo.
— los unos las cargas de los otros, — Hermanos espirituales deben estar muy dispuestos a «sobrellevar» la carga de su hermano. Hay que ayudarle a soportarla. El ver. 2 se explica en el ver. 1. No conviene aislar el ver. 2 y aplicar esta exhortación a otros asuntos. Es verdad que hay muchas «cargas» y de distintas clases, pero en este texto el sobrellevar las «cargas» de otros hermanos se explica en el ver. 1. Las «cargas» son las enfermedades espirituales y sus consecuencias (la tristeza, la vergüenza, el remordimiento). Si somos espirituales y restauramos con espíritu de mansedumbre al hermano caído en transgresión recordando que también nosotros podemos caer, entonces de esa manera sobrellevamos las cargas de otros hermanos.
— y cumplid así la ley de Cristo. — Esta frase da énfasis a lo serio del asunto de restaurar hermanos caídos. Llevan a cabo la obra de Cristo de salvar almas (Stg 5:19-20). El que practica esto hace la obra de Cristo. Al hacerlo imitamos a Cristo quien «no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Mat 20:28); «llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores» (Isa 53:4).
Los que poseen las cualidades necesarias y llevan a cabo esta obra cumplen la ley enseñada por Cristo (Rom 3:27; Rom 8:2; 1Co 9:21; Stg 1:25; Stg 2:12). Muchos desprecian la ley de Cristo, reduciéndola a la ley de amor (5:14; Jua 13:34; 1Jn 3:23). Desde luego, la ley de Cristo enseña el amor, pero también enseña muchas otras cosas. Algunos no quieren reconocer que Cristo Jesús es otro dador de ley (Stg 4:12) como Moisés. Para ellos el evangelio no es ley, el Nuevo Testamento no es ley. Dijo un comentarista que la ley de Cristo no es una ley en el sentido legal de la palabra, pero ¿cómo puede haber ley que no sea legal? ¿Qué significa la palabra legal? «Conforme a la ley» (Larousse). ¿Cómo se puede leer el Nuevo Testamento y concluir que Cristo no tiene una ley? ¿Qué son los mandamientos? (Mat 7:24-29; Mat 28:18-20; Mar 16:16; 1Co 11:24; Apo 2:10).
Algunos dicen, «Sí, hay ley, pero no es una ley negativa «. Entonces, ¿qué significa la palabra no en Mat 6:19; Mat 6:31; Mat 7:1; Mat 7:6; Mat 7:26-27 y docenas de otros textos?
La ley de Cristo no es como la ley de Moisés con su multitud de ordenanzas acerca de sacrificios físicos, de días, semanas, meses y años, de sacerdotes especiales, etcétera, que no podía perfeccionar a los adoradores, sino la perfecta ley de libertad (nos libra del pecado). Sin embargo, lo que los evangélicos — y muchos hermanos — entienden es que en cuanto a prácticas religiosas la ley de Cristo nos deja libres para hacer lo que nos plazca. Para estos no hay patrón que seguir con respecto a la naturaleza y obra de la iglesia (2Ti 1:13-14). El concepto de que los mandamientos positivos de Cristo (bautizarse, participar de la cena, ofrendar, etcétera) no son importantes es desastroso (Mat 7:21; Mat 12:50).
Fuente: Notas Reeves-Partain
Las personas espirituales se preocupan por ayudar siempre a los demás, especialmente en los momentos más difíciles: Sobrellevad los unos las cargas de los otros. Es posible interpretar cargas en un sentido general, como algo referido a cualquier problema que pudiera presentarse en la vida cristiana. La traducción debe evitar que se entienda como “bultos”, “objetos pesados” o cualquier peso material. En efecto, la palabra aquí tiene sentido figurado, aplicado a situaciones difíciles de sobrellevar que requieren el apoyo de la comunidad: «Cuando tengan dificultades, ayúdense unos a otros» (TLA), “ayudaos mutuamente a llevar el peso de las dificultades” (Vidal: 113).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Rom 15:1.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
NOTAS
(1) O: “cosas que causan dificultad”. Lit.: “cosas pesadas”. Gr.: bá·re.
REFERENCIAS CRUZADAS
f 290 Rom 15:1; 2Co 11:29; 1Ts 5:14
g 291 Jua 13:34; Jua 15:12; 1Jn 4:21
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
la ley de Cristo. O sea, el principio del amor y del servicio mutuo (v.5:13, 14).
Fuente: La Biblia de las Américas
2 (1) La ley de vida que es mejor y más elevada, y que obra por medio del amor ( Rom_8:2 ; Jua_13:34). El amor es el fruto y la expresión de la vida divina (cfr. 1co 13) y es un aspecto del fruto del Espíritu (5:22). La ley de Cristo, que es la ley de amor, debe ser hecha algo substancial por la ley del Espíritu de vida de manera que podamos sobrellevar las cargas los unos de los otros.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
cargas. I.e., el exceso de carga que necesitamos compartir unos con otros, en contraste con la carga (término griego diferente) en v. Gál 6:5, que indica el peso normal que cada uno debe llevar por sí mismo.
la ley de Cristo. I.e., los mandamientos de Cristo, especialmente el nuevo mandamiento de amarnos los unos a los otros (Jua 13:34). Vivir bajo la gracia no es hacer lo que a uno le dé la gana; es una vida de amor y de servicio (Gál 5:6; Gál 5:13).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
cargas… Gr. báros. Cargas pesadas y agobiantes → Gál 6:5; cumpliréis… Textus Receptus (TR): cumplid.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Gr. báre. Cargas pesadas y agobiantes g 6.5.
6.2 TR registra el imperativo cumplid.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
?V. 2:? Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumpliréis así la ley de Cristo.??El apóstol resume en una máxima hermosísima, verdaderamente áurea, las dos enseñanzas que? ?acaba de dar. Hay personas llenas de escrúpulos, dice, que no son capaces de discernir entre ley de la fe y ley de los hombres. A estas personas hay que sobrellevarlas y hay que andar con mucho cuidado, en todo sentido, para no darles motivo para escandalizarse. Otros hay que pecan incluso contra la ley de Dios. Pero tampoco a éstos se los debe despreciar pretextando un celo de Dios que en este caso seria una insensatez.? ?Antes bien, a unos y otros hay que soportarlos en amor cristiano. A los que están llenos de escrúpulos hay? ?que instruirlos, a los que contra la ley de Dios hay que volverlos al. buen camino. A aquellos hay que? ?decirles lo que han de saber, y a éstos, id que han de hacer. Y de esta manera debemos prestarles nuestros? ?servicios para que tanto su fe como sus obras se vayan formando como es debido; pues los unos necesitan? ?que se les instruya en cuanto a la fe, y los otros, que se los guíe hacia una vida piadosa. Así, el amor? ?encuentra por todas partes algo que sobrellevar, algo que hacer. Mas el amor es «la ley de Cristo». Amar? ?empero es desearle al prójimo toda suerte de bienes, de todo corazón, o «buscar el bien del otro (?1 Co. 10?;? ?24 ) «. Ahora bien: si no hubiera nadie que yerra, nadie que cae, es decir, nadie que necesita «el bien», ¿a? ?quién podrías amar entonces? ¿A quién le podrías desear toda suerte de bienes? ¿El bien de quién podrías? ?buscar? Más aún: el amor ni siquiera puede existir si no hay personas que yerran y que pecan; estas personas? ?son, como dicen los filósofos, el «objeto propio y adecuado» del amor o «el material» para el amor. La? ?mentalidad carnal en cambio, o el amor que consiste en deseos malos, busca que los demás le deseen a él lo? ?bueno, y quieran lo que él ansia. Esto es: «busca su propio bien (?1 Co. 10:24?)» y su «material» es el hombre? ?justo, santo, piadoso, bueno, etc. Tales personas tergiversan completamente la enseñanza presentada aquí? ?por el apóstol, porque quieren. que los demás les sobrelleven a ellos sus cargas, mientras que ellos sólo? ?quieren disfrutar de los bienes de los demás y ser llevados por ellos. No quieren saber nada de tener como? ?compañeros de su vida a los indocta, inútiles, iracundos, ineptos, a los difíciles de tratar y los malhumorados;? ?sino que buscan a los hombres cultos, a los cíe modales agradables, a los benignos, a los tranquilos, a? ?los santos, es decir: quieren vivir no sobre la tierra sino en el paraíso, no entre pecadores, sino entre? ?ángeles, no en el mundo sino en el cielo. Por esto tienes también sobrado motivo para el temor de haber? ?recibido ya aquí su recompensa (?Mt. 6:2?, ?5?, ?16?), y de haber poseído en esta vida presente su «reino de los? ?cielos». Pues ellos no quieren ser, como la esposa (?Cnt. 2:2?), «cual lirio entre los espinos»; no quieren ser? ?como Jerusalén, que «está puesta en medio de las naciones» (?Ez. 5:5?); tampoco quieren «dominar en medio? ?de sus enemigos» (?Sal. 110: 2?) junto con Cristo, porque elles «hacen vana la cruz de Cristo» (?1 Co. 1:17?) en? ?ellos mismos: su amor es un amor inactivo, soñoliento, un amor que se hace llevar en los hombros de otros.? ??Por lo tanto, los que huyen de la compañía de tales personas indoctas etc., con la Intención de? ?alcanzar personalmente mayor perfección, logran precisamente lo contrario: se concierten en los peores de? ?todos, aunque no lo quieran creer; porque a causa del amor huyen del servicio genuino del amor, y a causa? ?de la salvación huyen de lo que es el verdadero compendio de la salvación. En, efecto: jamás se hallaba la? ?iglesia en mejor estado. que cuando vivía entre la gente más perdida; pues al sobrellevar las cargas de éstos,? ?su amor resplandecía en forma admirable, como dice el ?Salmo 67? (v. 14, Vulgata): «La parte posterior de su? ?cuerpo con amarillez de oro»,?17? es decir: la paciente tolerancia de la, paloma cristiana (pues a ésta se? ?refiere la mencionada «parte posterior») brilla en toda su dimensión con la vivísima rutilancia de su áureo? ?amor. De no ser así, ¿por qué no abandonó también Moisés al «pueblo de dura cerviz» (?Éx. 32:9?)? ¿Por qué? ?Eliseo y los profetas no abandonaron a los idólatras reyes de Israel?? ??De esto resulta que la separación, por parle de los bohemios,?18? de la iglesia romana, es un paso que? ?no se puede defender con ninguna excusa, porque está en oposición a la piedad y a todas las leyes de Cristo,? ?ya que atenta contra el amor que es la suma de todas las leyes. Pues lo que ellos alegan como único motivo:? ?el haberse separado por temor a Dios y a su conciencia para no tener que vivir entre malos sacerdotes y? ?obispos -esto es precisamente lo que más los acusa. Pues si los sacerdotes o los obispos o cualesquiera? ?otras personas son malos, y tú ardieras en amor genuino, no te darlas a la fuga. Todo lo contrario: aunque??«habitaras en el extremo del mar» (?Sal. 139:9?), acudirías corriendo a ellos, llorarías, los amonestarías, los? ?reprobarías, en fin, harías todo lo imaginable, y serias consciente, como seguidor de la enseñanza dada aquí? ?por el apóstol, de que te incumbe llevar no los beneficios, sino las cargas. Es evidente, por lo tanto, que toda? ?la gloria de ese amor de los bohemios no es más que apariencia exterior y «una luz con que se disfraza un? ?ángel de Satanás’! (?2 Co. 11:14?).?Y nosotros, que gemimos bajo las cargas y las verdaderamente insoportables abominaciones de la? ?curia romana -¿acaso también la huimos, y nos separamos de ella? ¡Lejos, muy lejos sea de nosotros pensar? ?en tal cosa! Es verdad: reprendemos, execramos, oramos, amonestamos. Pero no por esto hacemos pedazos? ?«la unidad del Espíritu» (EL 4:3), «no nos envanecemos» contra la curia romana (?1 Co. 4:6?); porque sabemos? ?que el amor sobrepasa en mucho todas las cosas, no sólo los daños materiales, sino también todas las? ?abominaciones de los pecados. Hipócrita es el amor que no puede llevar sino los beneficios que otro le? ?produce. Por cierto: si bien nuestro pueblo común figura, como vemos, en el último peldaño de la escala de? ?valores,?19? sin embargo está en la punta en lo que al amor se refiere. Pues sufre con sin igual paciencia que? ?sus pastores lo pelen hasta los huesos y lo desuellen. Por otra parte, los que se pavonean de ocupar el primer? ?lugar, son absolutamente incapaces de desprenderse de un solo centavo, y más incapaces aún de tolerar que? ?se diga o haga algo que afecte sus privilegios. «Mas tú, oh Señor, eres justo, y recto es tu juicio» ( ?Sal. 119:137?). «Así, los postreros serán los primeros, y los primeros, postreros» (?Mt. 20:16?).? ?