Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Ver en Rom 1:7; 2Co 1:2; Gál 1:3; Tit 1:4.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El don gratuito de la salvación que es por la Gracia de Dios, conduce a la paz y a la plenitud de vida. Se deja en claro la divinidad del Señor Jesucristo al ponerlo en paralelo con el Padre.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Gracia y paz a vosotros. Un saludo común en la iglesia primitiva que Pablo utilizó en todas sus cartas. Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. De ellos procedía la autoridad con la cual hablaba Pablo (v. Efe 1:1) así como las bendiciones de gracia y paz para todos los creyentes. La conjunción «y» es una indicación de equivalencia, porque el Señor Jesucristo es igualmente divino al Padre.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Bendición Inicial, Efe 1:2
La carta inicia y termina con una bendición de parte de Dios a los cristianos por medio del apóstol (Efe 1:2 y Efe 6:23-24). Una bendición es mucha más que un buen deseo piadoso. Es una palabra eficaz y creadora de bienestar, que se manifiesta en todas las dimensiones de la vida de quienes son receptores y destinatarios de esa bendición (Gén 1:1-31. Gén 1:22, Gén 1:28; Gén 2:3; Gén 9:1, Gén 9:7; Gén 12:2, Gén 12:3; Núm 6:1-27. Núm 6:22-27). Tiene la autoridad divina, y quienes la pronuncian (en este caso el enviado por Dios, Pablo) lo hacen con la autoridad de quien los ha enviado.
La bendición que Pablo pronuncia a favor de los recipientes de la carta se concentra en dos realidades que serán expuestas ampliamente en el desarrollo de la carta, y que tienen su origen y expresión concreta en las acciones de Dios el Padre y del Señor Jesús, el Mesías: Gracia y paz. Estas realidades son la razón de ser de la iglesia y definen su origen, ser y quehacer en este mundo. La iglesia las necesita cotidianamente para cumplir con su misión en la sociedad en que se encuentra. Se puede decir que ellas son el origen y finalidad de su existencia en este mundo; son el alfa y omega de su ser y quehacer, de su misión. La gracia explica el origen y razón de ser de la iglesia; la paz su vocación y misión en este mundo.
Gracia. Es sin duda uno de los términos clave de la carta. El mensaje de los capítulos uno y dos muestra el significado de la palabra en su sentido más amplio. Es la actitud y acción de Dios, gestada desde antes de la fundación del mundo y manifestada en la historia por medio de Jesús el Mesías, a favor de quienes estaban muertos a causa de sus delitos y pecados, y que ahora son miembros de la familia de Dios. La gracia no es sólo la razón y origen de la nueva vida de los cristianos; es también la causa y motor principal en la vida y ministerio cotidianos de los cristianos (véase el cap. Efe 3:1-21 en el caso del apostolado paulino). Sólo la gracia de Dios nos capacita cotidianamente a responder al llamado de Dios a ser constructores y artesanos de una nueva humanidad.
El término, como explicaremos en su lugar (Efe 2:1-10) aparece en agudo contraste con las obras y acciones humanas. Gracia es la “gratuita actividad de Dios para favorecer, bendecir, salvar, rescatar, redimir y reconciliar al ser humano” (todos estos verbos se utilizan en Efesios para describir la acción de Dios a favor del ser humano). Es don y demanda de una nueva vida.
Paz. Otro término central en la carta, que explica en forma extraordinaria la obra cósmica y comprehensiva de Dios para rescatar a su creación, y en especial a la humanidad, y reunirla bajo una sola cabeza, Jesús el Mesías. Por ello es que reducir su significado a “paz en el corazón”, (como sugiere ExSu) es empobrecer considerablemente su amplio alcance y enfoque que tiene en la carta. Su trasfondo se halla en la palabra hebrea shalom, cuyo vasto sentido teológico se expondrá más adelante. Por ahora, señalaremos que en el centro y eje de la oración inicial (vv. Efe 1:9 y Efe 1:10) y en la descripción de la obra del Mesías Jesús en este mundo, como “hacedor y artífice de la paz” (Efe 2:14-18), esta palabra cobra su pleno significado. Posteriormente, Pablo entenderá su propia tarea como apóstol (cap. Efe 3:1-21) y la misión de la iglesia (caps. Efe 4:1-32 al Efe 6:1-24) en el contexto de la paz. Así pues, el término tiene más bien un sentido comunitario que individualista. Este último es resultado de la paz social y comunitaria que se construye imitando al príncipe de paz, Jesús.
De parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. La fuente y origen de la gracia y paz se encuentra en nuestro Padre y en su hijo, nuestro Señor Jesús el Mesías. Si bien estos son dones de Dios, como veremos en el desarrollo de la carta, en especial en la sección parenética, la gracia y paz son también tarea de quienes los han experimentado y tienen las arras del Espíritu. Somos llamados a ser artífices de la paz, bajo la gracia de Dios.
Dios nuestro Padre es una expresión poco común en el AT para referirse a Dios y que resulta en el NT uno de los términos favoritos para explicar nuestra relación con Dios. Palabra profundamente familiar que apunta a la intimidad de nuestra relación con el Padre. En el contexto del imperio romano adquiere mayor significado ya que en esa época existía la institución social del pater potestas. El concepto se refería a la autoridad y potestad absolutas que el derecho romano le daba al padre de familia sobre sus miembros, hijos y esposa. Posteriormente, los césares se hicieron llamar pater patrias para indicar tanto su supuesta cercanía y cuidado por sus súbditos como también su autoridad absoluta sobre ellos. En ese contexto, Pablo afirma que nuestro Padre es Dios.
Pautas para el traductor
El saludo y bendición iniciales pueden traducirse de manera que se añada el verbo al saludo y se ponga al autor al inicio, como lo hace DHH:
«1Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, saluda a quienes en la ciudad de Éfeso pertenecen al pueblo santo y como creyentes están unidos a Cristo Jesús. 2Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su gracia y su paz sobre ustedes».
También se puede iniciar colocando a los destinatarios al inicio, como lo hace TLA:
«Queridos hermanos de Éfeso:
A ustedes, que pertenecen al pueblo especial de Dios, que siguen creyendo en Jesucristo y viven muy unidos a él, les envío mis saludos.
Yo, Pablo, soy apóstol de Jesucristo porque Dios así lo quiso. 2 Les pido a nuestro Padre Dios y al Señor Jesucristo que los amen mucho y les den su paz».
Nótese además que algunas de las sugerencias que hemos hecho respecto del sentido de ciertas expresiones, se manifiestan en dichas traducciones.
Reflexión bíblica y pastoral
Debemos observar el carácter histórico de esta carta y aprender de ello al buscar su relevancia y significación para nosotros. Pablo es una persona de carne y hueso que escribe a individuos igualmente humanos e inmersos en circunstancias históricas también concretas. Nosotros debemos seguir este modelo paulino y estar concientes de nuestras propias circunstancias históricas y las de quienes reciben nuestro mensaje. Mientras mejor conozcamos tales circunstancias y los desafíos que ellas nos presentan para vivir y articular nuestra fe, estaremos en mejor posición para que nuestro mensaje sea relevante.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
REFERENCIAS CRUZADAS
e 4 Jua 1:17; Rom 3:24; 1Co 1:4
f 5 Jua 14:27
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Gracia…paz. Véase coment. en Ro 1:7.
Fuente: La Biblia de las Américas
2 (1) La gracia es Dios como nuestro disfrute ( Jua_1:17 ; 1Co_15:10) .
2 (2) La paz es una condición que resulta de la gracia, del disfrute que tenemos de Dios nuestro Padre.
2 (3) Somos criaturas de Dios e hijos de Dios. Para nosotros como criaturas de Dios, El es nuestro Dios; para nosotros como hijos de Dios, El es nuestro Padre.
2 (4) También somos los redimidos del Señor. Como Sus redimidos, lo tenemos como nuestro Señor. La gracia y la paz vienen a nosotros de Dios nuestro Creador, de nuestro Padre, y del Señor nuestro Redentor. Puesto que somos Sus criaturas, Sus redimidos y Sus regenerados, tenemos la posición de recibir gracia y paz de El.