Comentario de Efesios 2:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

En otro tiempo todos nosotros vivimos entre ellos en las pasiones de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de la mente; y por naturaleza éramos hijos de ira, como los demás.

2:3 — «También todos nosotros vivimos», los judíos también. «Los gentiles no tenían el monopolio de tales impulsos pecaminosos» (Robertson). Compárese Rom 2:1 hasta 3:20. A los judíos esta verdad les fue muy ofensiva (Jua 8:33).

— «deseos de nuestra carne y de los pensamientos». Léase Gál 5:19-21. Los deseos y las obras de la carne no solamente incluyen tales pecados como «adulterio… idolatría, hechicerías… homicidios, borracheras», etc., sino también incluyen «enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias», etc.

Somos tentados a través de los deseos malos (la concupiscencia): «cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido» (Stg 1:14). «Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma» (1Pe 2:11).

Es necesario crucificar al «viejo hombre» con sus deseos carnales (Rom 6:6; Gál 5:24). «Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne» (Gál 5:16). «Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros:… malos deseos y avaricia» (Col 3:5). «Vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne» (Rom 13:14). «La gracia de Dios se ha manifestado para salvación… enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente» (Tit 2:11-12).

Si no aprendemos a obedecer estos textos para lograr suprimir y controlar los deseos mundanos, no podemos ir al cielo. ¿Estamos suprimiendo los deseos carnales o estamos estimulando los deseos carnales? Si andamos todavía en mala compañía, estimulamos deseos carnales. Si alimentamos la mente con pensamientos carnales seremos carnales. Si alimentamos la mente con pensamientos sanos y espirituales, seremos espirituales (Rom 8:1-5).

— «éramos por naturaleza hijos de ira». Dice Pablo » éramos «, pero no dice » somos «. Varias sectas religiosas (y algunos hermanos) afirman que Pablo enseña en este texto que el hombre tiene una «naturaleza corrupta» a consecuencia del pecado de Adán. Hay varias doctrinas falsas que son variaciones de este error: se habla de «pecado original», de «naturaleza caída», de «la depravación total», etc.

¿Por qué se enseñan tales errores? Para evitar decir la verdad que el hombre es totalmente responsable por sus pecados.

Pablo dice, «éramos». Afirma que cuando «anduvimos» (vivimos) en los «delitos y pecados» «éramos por naturaleza hijos de ira». La palabra «naturaleza» significa «costumbre confirmada»; es decir, así era la práctica de su vida, porque seguían «la corriente de este siglo».

No hay texto que enseñe

— ni aun remotamente — que el hombre nazca con «pecado original», ni que nazca con una «naturaleza corrupta o caída». No hay ningún texto que enseñe «la depravación total». Esta clase de teología inculpa a Adán

— y, por consiguiente, a Dios — por nuestros pecados. Enseñan que el hombre peca porque tiene que pecar. Dicen que todos los pecados de nuestra vida son expresiones naturales de nuestra naturaleza caída y corrupta.

Pero dice Cristo que tenemos que convertirnos para ser como niños, «porque de los tales es el reino de Dios» (Luc 18:16). Cuando «renunciamos a lo oculto y vergonzoso» (2Co 4:2), y nos convertimos, volvemos a la inocencia y pureza de niños (Mat 18:3). El nacimiento físico no tiene que ver absolutamente nada con esta condición de ser «por naturaleza hijos de ira».

Rom 2:14-15 nos ayuda a entender la palabra, «naturaleza». «Pero cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos…» Si la expresión «por naturaleza» en Efe 2:3 significa «por nacimiento», entonces en Rom 2:1-29 :f14 significa lo mismo. Pero sería absurdo decir que los gentiles, por nacimiento, hacían las cosas de la ley. En los dos textos la palabra tiene que ver con la práctica habitual y confirmada.

— » hijos de ira «, expuestos a ira si persisten en su vida de perdición. Sin el evangelio este fin sería ineludible; no habría esperanza de escapar. La palabra «hijos» se emplea figurativamente en el Nuevo Testamento para indicar alguna característica sobresaliente, o como en este caso para indicar «el destino que se corresponde con el carácter, sea malo, Mat 23:15; Jua 17:12; 2Ts 2:3, o bueno, Luc 20:36» (Vine).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

todos nosotros también vivimos. Isa 53:6; Isa 64:6, Isa 64:7; Dan 9:5-9; Rom 3:9-19; 1Co 6:9-11; Gál 2:15, Gál 2:16; Gál 3:22; Tit 3:3; 1Pe 4:3; 1Jn 1:8-10.

en otro tiempo. Efe 4:17-19; Hch 14:16; Hch 17:30, Hch 17:31; Rom 11:30; 1Pe 2:10; 1Jn 2:8.

en los deseos de nuestra carne. Efe 4:22; Mar 4:19; Jua 8:44; Rom 1:24; Rom 6:12; Rom 13:14; Gál 5:16-24; 1Ti 6:9; Stg 4:1-3; 1Pe 1:14; 1Pe 2:11; 1Pe 4:2; 2Pe 2:18; 1Jn 2:16; Jud 1:16-18.

haciendo la voluntad de la carne. Rom 8:7, Rom 8:8; 2Co 7:1; Gál 5:19-21; Jua 1:13.

éramos por naturaleza. Gén 5:3; Gén 6:5; Gén 8:21; Job 14:4; Job 15:14-16; Job 25:4; Sal 51:5; Mar 7:21, Mar 7:22; Jua 3:1-6; Rom 5:12-19; Rom 7:18; Gál 2:15, Gál 2:16.

hijos de ira. Efe 2:2; Rom 9:22.

lo mismo que los demás. Rom 3:9, Rom 3:22, Rom 3:23; 1Co 4:7.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

deseos es en este caso «fuertes deseos». Aun con el calificativo de nuestra carne, esta palabra tiene relación con algo más que deseos puramente sensuales. También alude a las naturales ansias humanas de fama, poder y riquezas (Gá Efe 5:19-21).

 EN FOCO

«Hechura»

(Gr. poiema) (Efe 2:10; Rom 1:20) # en Strong G4161: La palabra significa literalmente «una cosa confeccionada», puede traducirse como obra creativa. La palabra sugiere una creación artística, una obra maestra. La Iglesia es la obra creativa de Dios, su obra maestra, su hechura, tal como lo es la creación (Sal 19:1; Rom 1:20). Como autor de su obra artística, Él debe recibir todo el reconocimiento (Sal 19:1-6).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

2:3 — «También todos nosotros vivimos», los judíos también. «Los gentiles no tenían el monopolio de tales impulsos pecaminosos» (Robertson). Compárese Rom 2:1 hasta 3:20. A los judíos esta verdad les fue muy ofensiva (Jua 8:33).
— «deseos de nuestra carne y de los pensamientos». Léase Gál 5:19-21. Los deseos y las obras de la carne no solamente incluyen tales pecados como «adulterio… idolatría, hechicerías… homicidios, borracheras», etc., sino también incluyen «enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias», etc.
Somos tentados a través de los deseos malos (la concupiscencia): «cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido» (Stg 1:14). «Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma» (1Pe 2:11).
Es necesario crucificar al «viejo hombre» con sus deseos carnales (Rom 6:6; Gál 5:24). «Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne» (Gál 5:16). «Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros:… malos deseos y avaricia» (Col 3:5). «Vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne» (Rom 13:14). «La gracia de Dios se ha manifestado para salvación… enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente» (Tit 2:11-12).
Si no aprendemos a obedecer estos textos para lograr suprimir y controlar los deseos mundanos, no podemos ir al cielo. ¿Estamos suprimiendo los deseos carnales o estamos estimulando los deseos carnales? Si andamos todavía en mala compañía, estimulamos deseos carnales. Si alimentamos la mente con pensamientos carnales seremos carnales. Si alimentamos la mente con pensamientos sanos y espirituales, seremos espirituales (Rom 8:1-5).
— «éramos por naturaleza hijos de ira». Dice Pablo » éramos «, pero no dice » somos «. Varias sectas religiosas (y algunos hermanos) afirman que Pablo enseña en este texto que el hombre tiene una «naturaleza corrupta» a consecuencia del pecado de Adán. Hay varias doctrinas falsas que son variaciones de este error: se habla de «pecado original», de «naturaleza caída», de «la depravación total», etc.
¿Por qué se enseñan tales errores? Para evitar decir la verdad que el hombre es totalmente responsable por sus pecados.
Pablo dice, «éramos». Afirma que cuando «anduvimos» (vivimos) en los «delitos y pecados» «éramos por naturaleza hijos de ira». La palabra «naturaleza» significa «costumbre confirmada»; es decir, así era la práctica de su vida, porque seguían «la corriente de este siglo».
No hay texto que enseñe — ni aun remotamente — que el hombre nazca con «pecado original», ni que nazca con una «naturaleza corrupta o caída». No hay ningún texto que enseñe «la depravación total». Esta clase de teología inculpa a Adán — y, por consiguiente, a Dios — por nuestros pecados. Enseñan que el hombre peca porque tiene que pecar. Dicen que todos los pecados de nuestra vida son expresiones naturales de nuestra naturaleza caída y corrupta.
Pero dice Cristo que tenemos que convertirnos para ser como niños, «porque de los tales es el reino de Dios» (Luc 18:16). Cuando «renunciamos a lo oculto y vergonzoso» (2Co 4:2), y nos convertimos, volvemos a la inocencia y pureza de niños (Mat 18:3). El nacimiento físico no tiene que ver absolutamente nada con esta condición de ser «por naturaleza hijos de ira».
Rom 2:14-15 nos ayuda a entender la palabra, «naturaleza». «Pero cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos…» Si la expresión «por naturaleza» en Efe 2:3 significa «por nacimiento», entonces en Rom 2:1-29 :f14 significa lo mismo. Pero sería absurdo decir que los gentiles, por nacimiento, hacían las cosas de la ley. En los dos textos la palabra tiene que ver con la práctica habitual y confirmada.
— » hijos de ira «, expuestos a ira si persisten en su vida de perdición. Sin el evangelio este fin sería ineludible; no habría esperanza de escapar. La palabra «hijos» se emplea figurativamente en el Nuevo Testamento para indicar alguna característica sobresaliente, o como en este caso para indicar «el destino que se corresponde con el carácter, sea malo, Mat 23:15; Jua 17:12; 2Ts 2:3, o bueno, Luc 20:36» (Vine).

Fuente: Notas Reeves-Partain

En forma paralela y casi simétrica a la construcción del v. Efe 2:2, ahora el v. Efe 2:3 inicia con un pronombre relativo, que se conecta con los hijos de desobediencia, pero en esta ocasión incluye a nosotros, los judíos. Resulta muy significativo que Pablo coloque a los judíos en la misma compañía de los “rebeldes”. Es el mismo argumento de la carta a los romanos (cf. caps. Efe 1:1-23; Efe 2:1-22; Efe 3:1-21).

La acción pasada del verbo principal, “anduvimos”, se refuerza con la cláusula “entonces/en otro tiempo/antes”. El verbo es, sobre todo, de carácter ético y moral. Se refiere a una vida moral caracterizada por la desobediencia y rebeldía. Las dos expresiones que se usan para caracterizar la conducta antigua, propia de nuestro viejo estilo de vida (Efe 4:22), se refieren al enorme poder y control que tiene sobre el ser humano su propia naturaleza caída. Se habla de cumplir los deseos de nuestra carne, y de obedecer la voluntad de la carne y de los pensamientos.

Al respecto, resulta sumamente interesante observar la manera en que se refleja la teología en las distintas traducciones. En algunas se busca una expresión que sea más integral y se refiera a la totalidad del ser humano caído en el pecado. Por ejemplo, la NVI dice: «impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y pensamientos». La BNM dice: «bajo los impulsos de nuestra humana naturaleza, poniendo en práctica sus dictados y los del propio razonamiento». La DHH dice: «siguiendo nuestros malos deseos y cumpliendo los caprichos de nuestra naturaleza pecadora y de nuestros pensamientos». La TLA lee: «vivíamos obedeciendo a los malos deseos de nuestro cuerpo y nuestra mente». La BL, por su parte, dice: «nos dejamos llevar por las codicias humanas; obedecimos a los deseos de nuestra naturaleza y consentimos sus proyectos». NBE dice: «vivíamos antes sujetos a los bajos deseos, obedeciendo a los caprichos del instinto y de la imaginación».

Y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. La primera parte de este enunciado requiere cierta explicación. Cuando el autor dice por naturaleza, ¿qué quiere decir? Significa lo que ellos eran en su condición de pecadores, lo que tenían en común con toda la raza humana. La DHH explica la frase así: «merecíamos con toda razón el terrible castigo de Dios». La TLA dice: «¡Con justa razón merecíamos ser castigados por Dios, como todos los demás!». Ambas traducciones interpretan por naturaleza con la expresión «con toda/justa razón». Lo mismo hacen otras traducciones, como se puede apreciar a continuación: La NVI dice: «Éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios». (Casi igual la BNM y la BL). La NBE nos da luz con la primera parte al traducir: «y, naturalmente, estábamos destinados a la reprobación». (Lo mismo la BP). El LPD está dentro de esta línea cuando traduce: «de manera que por nuestra condición estábamos condenados a la ira». BJ dice: «Destinados por naturaleza, como los demás, a la Cólera ».

Hijos de ira. Esta idea es paralela a Efe 2:2 los hijos de desobediencia. Por lo general, hijos de ira se interpreta como recibir el castigo de Dios. La idea nuevamente es que el estilo de vida que llevaban les hacia herederos naturales y legítimos de la ira de Dios. Es decir, que el estilo de vida que se ha descrito en estos tres versículos, hace a la gente heredera legítima (como a un hijo) de la ira de Dios. No hay nada más que se pueda esperar. Es la única y natural consecuencia de la maldad. La idea se desarrolla ampliamente en Rom 1:18-32; Rom 2:1-29; Rom 3:1-20, donde aprendemos que la maldad, necedad y cinismo de las personas entregadas a toda forma de inmoralidad atrae la ira de Dios. Esta se manifiesta en el hecho de que Dios entrega a las personas que rehúsan arrepentirse al poder de su propia maldad, de manera que se hundan aún más en aquello que tanto disfrutan.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— nuestras desordenadas apetencias humanas: Lit. los deseos de nuestra carne. Ver nota a Rom 7:5.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Rom 1:18.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

f 72 1Co 6:11

g 73 Mat 26:41; 1Pe 4:3

h 74 Jua 3:36

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

3 super (1) Se refiere a los hijos de desobediencia que se mencionan en el v.2.

3 super (2) Se refiere a todos los creyentes, tanto judíos como gentiles.

3 super (3) Cuando estábamos muertos en delitos y pecados, nos conducíamos en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad no sólo de la carne sino también de los pensamientos. Tres cosas malignas dominaban nuestras vidas: la corriente de este mundo, la cual está fuera de nosotros; el príncipe de la potestad del aire, quien está sobre nosotros y dentro de nosotros; y los deseos de nuestra carne, que están en nuestra naturaleza caída. De estas cosas malignas hemos sido salvos para ser el Cuerpo de Cristo,

3 super (4) Como hijos de desobediencia, también éramos hijos de ira. En la esfera de la muerte, estábamos bajo la ira de Dios debido a nuestra desobediencia. Hemos sido salvos de nuestra desobediencia y también de la ira de Dios.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

La naturaleza misma del hombre ha sido afectada por el pecado.

hijos de ira. Hebraísmo difícil de traducir, pero que significa «merecedores de ira».

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

éramos conducidos… Nótese la acción invisible de un tercero → v. Efe 2:2; deseos… Lit. voluntades; pensamientos… Esto es, las presuposiciones humanasCol 2:8 nota.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R530 El dativo φύσει tiene la idea de manera: por naturaleza.

M174 El genitivo adjetival semítico τέκνα φύσει ὀργῆς quizá signifique: abandonados a nuestra propia suerte (φύσει), estamos destinados a sufrir las consecuencias del pecado.

T28 Θελήματα es el plural poético de un sujeto abstracto que se usa de una manera clásica: lo que se desea.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., haciendo

Lit., de los pensamientos

Fuente: La Biblia de las Américas

Lit. voluntades.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

† El idioma griego dice literalmente: “Hijos por naturaleza de la ira”. Siguiendo el pensamiento anterior sobre la naturaleza humana, esto podría significar que nosotros tenemos “ira por naturaleza” o que somos rebeldes hacia Dios. Otra posibilidad sería ver esto como si nosotros fuéramos objeto de la ira divina, aunque a Dios no se le menciona aquí de manera específica.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento