Comentario de Efesios 4:28 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

El que robaba no robe más, sino que trabaje esforzadamente, haciendo con sus propias manos lo que es bueno, para tener qué compartir con el que tenga necesidad.

4:28 — «El que hurtaba, no hurte más». Esto se aplica no solamente al ladrón nocturno, sino también a cualquiera que robe por medio de cualquier fraude u otro método: el representar mal la mercancía o servicio que se ofrezca; medidas y pesos falsos (Pro 11:1; Pro 20:23); el no pagar el debido jornal a los obreros (Stg 5:4); el no trabajar las horas indicadas en el acuerdo o contrato o no trabajar cumplidamente; «sirviendo al ojo», o sea, trabajar solamente cuando el patrón o mayordomo esté presente (Col 3:22); y el no pagar las deudas (porque ¿cuál es peor, robar de noche o llevar la mercancía de día y no pagar?)

Además, recuérdese Mal 3:8. Dios dice que su pueblo le robó con respecto a diezmos y ofrendas. El Nuevo Testamento no requiere diezmos sino una ofrenda según Dios nos haya prosperado (1Co 16:1-2). Cada quien debe ofrendar según haya propuesto en su corazón (2Co 9:7). ¿Robaremos a Dios, dándole sobrantes? A veces los miembros salen de vacaciones o se mudan de residencia, y se les olvida la ofrenda durante varias semanas o meses. Si hay exigencia o escasez, a veces la ofrenda se reduce o se omite. En tales casos, se roba a Dios, para salir de algún problema económico.

— «sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno». Dice la Versión Latinoamericana, «produce con sus manos».

Un problema grande en la iglesia de Tesalónica fue el que algunos hermanos no realizaban ningún trabajo. No trabajaban en nada para ganarse la vida. Pablo les dijo (1Ts 2:9) que él mismo les dio buen ejemplo en esto; trabajando con sus manos: «Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios». En 1 Tesalon 4:11 dice, «que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado».

En la segunda carta habla en tonos más severos, demandando disciplinar a los hermanos ociosos (desordenados)(2 Tesalon 3:6-14). Dice en el ver. 10, «Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma».

Esta enseñanza de trabajar y producir con las manos evita o corrige muchos males. Vence la tentación de hurtar, y acaba con la pereza, que es una cualidad totalmente contraria al evangelio. La laboriosidad destruye la ociosidad. Es muy importante que los padres enseñen esto a sus hijos. Decían los judíos que el no enseñar al hijo algún oficio era igual a enseñarle a ser ladrón.

Este mandamiento de Pablo condena la jugada. La Biblia enseña los medios legítimos por los cuales se adquiere el dinero: (1) la ley del trabajo: el trabajo tanto mental como físico, para ganar sueldo, o para sacar ganancia de algún negocio o de alguna inversión; (2) la ley del cambio: mercancía es cambiada por su equivalente de dinero; (3) la ley del amor: una herencia, o dinero regalado o compartido («para que tenga qué compartir con el que padece necesidad»). La jugada no cabe en ninguna de estas tres categorías.

La jugada es del diablo, porque niega la integridad del trabajo. Es una forma de robar. Es robo voluntario, en el mismo sentido en que el duelo es homicidio voluntario. En el duelo se mata el uno al otro con su consentimiento. En la jugada se roba el uno al otro con su consentimiento. La jugada no es conforme a la ley del cambio, porque nada se da para remplazar el dinero perdido. En lugar de seguir la ley del amor, se sigue la ley de la avaricia. Se codicia el dinero de otro. La jugada siempre se halla entre las malas compañías, con toda forma de disolución.

Por último, debe recordarse siempre que la jugada esclaviza. Hay muchos «juegoadictos». Este fenómeno es notorio, tanto como la adicción al alcohol o las otras drogas. Ha causado la ruina de muchas personas; ha destruido familias, negocios y vidas. Es una expresión exagerada de la avaricia. Es la codicia personificada.

— «para que tenga qué compartir con el que padece necesidad». Hay muchos hermanos que no pueden trabajar. Han trabajado, y quisieran de todo corazón trabajar otra vez, pero han perdido la salud por causa de enfermedad o accidente. También hay viudas y huérfanos, ancianitos y enfermos. Nunca faltarán hermanos necesitados. Es una gran bendición de Dios tener buena salud para poder trabajar. También el empleo, el negocio o cualquier fuente de ingresos legítimos es una bendición de Dios. Verdaderamente es la providencia de Dios (Stg 1:17). Debemos, pues, compartir con otros para manifestar nuestra gratitud a Dios y no gastar todo en nosotros mismos.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

el que hurtaba. Éxo 20:15, Éxo 20:17; Éxo 21:16; Pro 30:9; Jer 7:9; Ose 4:2; Zac 5:3; Jua 12:6; 1Co 6:10, 1Co 6:11.

no hurte más. Job 34:32; Pro 28:13; Luc 3:8, Luc 3:10-14; Luc 19:8.

sino trabaje. Pro 13:11; Pro 14:23; Hch 20:34, Hch 20:35; 1Ts 4:11, 1Ts 4:12; 2Ts 3:6-8, 2Ts 3:11, 2Ts 3:12.

para que tenga. Luc 3:11; Luc 21:1-4; Jua 13:29; 2Co 8:2, 2Co 8:12.

qué compartir. Rom 12:13; 2Co 9:12-15; 1Ti 6:18.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

para que tenga qué compartir con el que padece necesidad: En lugar de tomar lo que pertenece a otro, un cristiano debe ganar lo suficiente para compartir algo de sus ganancias con los necesitados. Esto no es únicamente un llamado a dejar de robar o ser codicioso. Es más bien un llamado a ser generoso en un verdadero cambio de actitud.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

no hurte más. El robo en cualquier forma es un pecado que no tiene parte en la vida de un cristiano. Cada creyente debe trabajar y producir lo que sea de beneficio (cp. Éxo 20:15). La alternativa al hurto es proveer recursos que honren a Dios para la satisfacción de uno mismo, su familia y los demás por medios honestos y honorables (cp. 2Ts 3:10-11; 1Ti 5:8). compartir con el que padece necesidad. Un cristiano no solo debe abstenerse de no hacer daño a nadie, sino que también debe esforzarse todo el tiempo en ayudar a los necesitados. Vea Luc 14:13-14; Hch 20:33-35.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

4:28 — «El que hurtaba, no hurte más». Esto se aplica no solamente al ladrón nocturno, sino también a cualquiera que robe por medio de cualquier fraude u otro método: el representar mal la mercancía o servicio que se ofrezca; medidas y pesos falsos (Pro 11:1; Pro 20:23); el no pagar el debido jornal a los obreros (Stg 5:4); el no trabajar las horas indicadas en el acuerdo o contrato o no trabajar cumplidamente; «sirviendo al ojo», o sea, trabajar solamente cuando el patrón o mayordomo esté presente (Col 3:22); y el no pagar las deudas (porque ¿cuál es peor, robar de noche o llevar la mercancía de día y no pagar?)
Además, recuérdese Mal 3:8. Dios dice que su pueblo le robó con respecto a diezmos y ofrendas. El Nuevo Testamento no requiere diezmos sino una ofrenda según Dios nos haya prosperado (1Co 16:1-2). Cada quien debe ofrendar según haya propuesto en su corazón (2Co 9:7). ¿Robaremos a Dios, dándole sobrantes? A veces los miembros salen de vacaciones o se mudan de residencia, y se les olvida la ofrenda durante varias semanas o meses. Si hay exigencia o escasez, a veces la ofrenda se reduce o se omite. En tales casos, se roba a Dios, para salir de algún problema económico.
— «sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno». Dice la Versión Latinoamericana, «produce con sus manos».
Un problema grande en la iglesia de Tesalónica fue el que algunos hermanos no realizaban ningún trabajo. No trabajaban en nada para ganarse la vida. Pablo les dijo (1Ts 2:9) que él mismo les dio buen ejemplo en esto; trabajando con sus manos: «Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios». En 1 Tesalon 4:11 dice, «que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado».
En la segunda carta habla en tonos más severos, demandando disciplinar a los hermanos ociosos (desordenados)(2 Tesalon 3:6-14). Dice en el ver. 10, «Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma».
Esta enseñanza de trabajar y producir con las manos evita o corrige muchos males. Vence la tentación de hurtar, y acaba con la pereza, que es una cualidad totalmente contraria al evangelio. La laboriosidad destruye la ociosidad. Es muy importante que los padres enseñen esto a sus hijos. Decían los judíos que el no enseñar al hijo algún oficio era igual a enseñarle a ser ladrón.
Este mandamiento de Pablo condena la jugada. La Biblia enseña los medios legítimos por los cuales se adquiere el dinero: (1) la ley del trabajo: el trabajo tanto mental como físico, para ganar sueldo, o para sacar ganancia de algún negocio o de alguna inversión; (2) la ley del cambio: mercancía es cambiada por su equivalente de dinero; (3) la ley del amor: una herencia, o dinero regalado o compartido («para que tenga qué compartir con el que padece necesidad»). La jugada no cabe en ninguna de estas tres categorías.
La jugada es del diablo, porque niega la integridad del trabajo. Es una forma de robar. Es robo voluntario, en el mismo sentido en que el duelo es homicidio voluntario. En el duelo se mata el uno al otro con su consentimiento. En la jugada se roba el uno al otro con su consentimiento. La jugada no es conforme a la ley del cambio, porque nada se da para remplazar el dinero perdido. En lugar de seguir la ley del amor, se sigue la ley de la avaricia. Se codicia el dinero de otro. La jugada siempre se halla entre las malas compañías, con toda forma de disolución.
Por último, debe recordarse siempre que la jugada esclaviza. Hay muchos «juegoadictos». Este fenómeno es notorio, tanto como la adicción al alcohol o las otras drogas. Ha causado la ruina de muchas personas; ha destruido familias, negocios y vidas. Es una expresión exagerada de la avaricia. Es la codicia personificada.
— «para que tenga qué compartir con el que padece necesidad». Hay muchos hermanos que no pueden trabajar. Han trabajado, y quisieran de todo corazón trabajar otra vez, pero han perdido la salud por causa de enfermedad o accidente. También hay viudas y huérfanos, ancianitos y enfermos. Nunca faltarán hermanos necesitados. Es una gran bendición de Dios tener buena salud para poder trabajar. También el empleo, el negocio o cualquier fuente de ingresos legítimos es una bendición de Dios. Verdaderamente es la providencia de Dios (Stg 1:17). Debemos, pues, compartir con otros para manifestar nuestra gratitud a Dios y no gastar todo en nosotros mismos.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Esta ilustración nos permite apreciar la manera en la que Pablo les plantea a los cristianos un estilo de vida alternativo al de la sociedad de sus días. Nos referimos no sólo al hecho de robar, que es reprensible en toda sociedad, sino a la exhortación a realizar un trabajo “manual” que en el mundo greco-romano era considerado denigrante. De esa manera, la carta nos permite apreciar que el buen mantenimiento de la vida comunitaria depende de actitudes que van mucho más allá de los buenos sentimientos e intenciones. Se debe ejercer medidas radicales que restituyan el daño cometido. No basta el perdón pedido y dado. El genuino arrepentimiento se muestra con acciones concretas que restituyen el daño causado a otros, de maneras radicales y profundamente significativas.

La idea principal de este breve párrafo se expresa con dos imperativos, uno negativo y el otro positivo: no robe más, sino trabaje. El primero es precedido, como ya lo hemos indicado antes, por un enunciado que señala una mala acción: El que robaba. Aunque este participio griego se encuentra en el tiempo presente y así indica una acción continua y habitual, el contexto ha forzado a las versiones a traducirlo en tiempo pasado. De hecho, se puede traducir como «el ladrón» (así lo hizo NBE). La única versión que usa el tiempo presente es la BLA: «El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad».

Así pues, el mandato es a dejar un estilo de vida caracterizado por el robo. El texto no se refiere tanto a ladrones profesionales, aunque ellos están incluidos, sino a prácticas culturales en las cuales el robo es habitual. En esos casos, las prácticas fraudulentas infiltran la vida social cotidiana y dejan de ser reprensibles. La gente está tan habituada a ellas que llegan a ser parte de lo normal. El robo es apropiarse de lo que le pertenece a otros, de manera abierta y hasta violenta, o bien de manera oculta pera igualmente dañina y perversa. Hay culturas en las que el fraude en sus muchas modalidades es característico de las relaciones personales, familiares, comerciales y políticas. Parece que ese era el caso en Asia Menor.

El autor contrapone a esta forma de vida de aquella cultura una conducta también culturalmente opuesta los valores de la época. Las palabras trabaje haciendo con sus manos lo que es bueno, expresan con fuerza esa idea contra cultural. El tiempo presente del verbo trabajar indica una acción continua y no un hecho esporádico. Además el verbo se refiere al tipo de trabajo duro y agobiante que, en este caso, se ha de realizar para beneficio de otros. La BL capta bien esa idea al traducir: «Que el que robaba, ya no robe, sino que se fatigue trabajando con sus manos en algo útil y tenga algo que compartir con los necesitados».

Para no dejar lugar dudas de ello, Pablo añade: haciendo con sus manos. Pablo establece que los cristianos deben asumir la actitud y actividades de los siervos y esclavos para beneficio de la comunidad, en particular de los más necesitados: el que padece necesidad. Esa es la mejor manera de construir la nueva humanidad. Si el robo y fraude destruyen el tejido social, el duro trabajo a favor de los más necesitados es la mejor manera de tejer y formar una nueva sociedad.

La palabra bueno representa cierto problema textual (ya que los diversos manuscritos lo colocan en distintos lugares) y sintáctico. Algunas versiones lo consideran con una función adverbial del verbo haciendo y así lo interpretan como hacer lo que es “honesto” o “útil”. El otro caso es colocar bueno calificando a la parte siguiente del enunciado, los que tienen necesidad, y así su sentido sería “haciendo con sus manos lo que es bueno para quienes tienen necesidad”. Como ejemplo de las variadas posibilidades de traducción del asunto al que nos acabamos de referir véanse las siguientes versiones: DHH ha puesto bueno como adjetivo de trabajo: «El que robaba, deje de robar y póngase a trabajar, realizando un buen trabajo». TLA hace de bueno un adverbio: «Quien antes fue ladrón, debe dejar de robar, y ahora trabajar bien y con sus propias manos». NVI interpreta bueno como honradez: «El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente ». De manera similar, LPD usa el adverbio «honestamente». BJ ofrece otra posibilidad para bueno: « que trabaje con sus manos, haciendo algo útil ». BNM da otra posibilidad: «dedíquese a trabajar con sus propias manos y con empeño en lo bueno ».

Este mandato nos da una pista para la interpretación de los diez mandamientos (y de muchos otros similares). Una prohibición, lleva implícito un sentido positivo o la contraparte del mismo mandamiento. En este caso, no basta dejar de robar; es importante trabajar para el bien de otros. No basta dejar de quitarles, hay que darles. El mandato como aparece aquí no tiene restricciones y por ello, el objeto de nuestra ayuda son todos los necesitados y no sólo los cristianos.

De esta manera, Pablo adelanta lo que es su tema central en esta sección. Lo único que ayuda a la edificación y mantenimiento de la nueva humanidad creada por Dios es la entrega y servicio a favor de los demás. Así imitamos a Jesús, que nos dio el mejor modelo de lo que significa ser hijos de Dios, verdaderos seres humanos (cf. Efe 5:2, Efe 5:23). El trabajo, aun si es arduo, que beneficia a los demás, es lo que nos humaniza, mantiene y ennoblece la vida en comunidad.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Hch 20:34-35; 1Co 4:12; Gál 6:10; 1Ts 4:11.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

l 242 Deu 5:19

m 243 1Ts 4:11; 2Ts 3:10

n 244 Hch 20:35

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

28 (1) Este es un libro de una revelación muy elevada, aún así el apóstol habla de cosas que están en un nivel bajo y básico, tales como el robo y el enojo.

28 (2) El hurto se debe principalmente a la pereza y a la avaricia. Así que, el apóstol le manda al que hurte que trabaje, y no sea perezoso, y que comparta con otros lo que gana en lugar de ser avaro.

28 (3) O, algo bueno. Véase Tit_3:8 , Tit_3:14 .

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

BD339(3) El participio de presente ocasionalmente se usa (como en el griego clásico) para referirse a algo que ha ocurrido (representa al imperfecto). Así ὁ κλέπτων significa: el que hasta ahora robaba (comp. T81; el participio de presente tiene un sentido reiterativo: el maleante -R892; ὁ κλέπτων no significa: el que hurtó, o el que roba, sino sencillamente, el ladrón y difiere de ὁ κλεπτής, el asaltante, sólo en que está más relacionado con el verbo κλεπτέτω -MT127; comp. un participio genérico con artículo -T151).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego