Comentario de Filipenses 1:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús; a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos:
Resumen : Después de saludarles, Pablo da gracias a Dios por la fe y la comunión de los filipenses con él en el evangelio. Les habla libremente de su ferviente amor por ellos, y de sus oraciones por su crecimiento. Explica cómo la persecución que él había sufrido ayudó para adelantar la obra de Cristo. Menciona la obra de algunos que por motivos malos anuncian a Cristo, pero aun en eso Pablo se regocijaba de que Cristo fuera predicado. Presenta en esta primera parte de la carta una actitud hermosa en cuanto al propósito de su vida, en la vida o en la muerte. Les exhorta a seguir «combatiendo unánimes por la fe del evangelio». La salutación : Las salutaciones de Pablo y otros escritores inspirados tienen mucho significado. Están llenos de conceptos espirituales. No se escriben como una mera formalidad o cortesía (no son palabras huecas). La verdad es que el estudio de alguna carta sin fijarse bien en la salutación es un estudio deficiente.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Pablo. Rom 1:1; 1Co 1:1.
Timoteo. Hch 16:1-3; 1Co 16:10; 2Co 1:1; Col 1:1; 1Ts 1:1; 2Ts 1:1; 1Ti 1:2; Heb 13:23.
siervos de Jesucristo. Mar 13:34; Jua 12:26; Tit 1:1; Stg 1:1; 2Pe 1:1; Jud 1:1; Apo 1:1; Apo 19:10; Apo 22:9.
a todos los santos. Rom 1:7; 1Co 1:2; 2Co 1:1; Efe 1:1, Efe 1:15; 2Ts 1:10.
en Filipos. Hch 16:12; 1Ts 2:2.
los obispos. Hch 1:20; 1Ti 3:1, 1Ti 3:2; Tit 1:7; 1Pe 2:25; Apo 1:20; Apo 2:1, Apo 2:8, Apo 2:12.
y diáconos. Hch 6:1-7; 1Ti 3:8, 1Ti 3:10, 1Ti 3:12, 1Ti 3:13.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
RESUMEN DE FILIPENSES
La iglesia en Filipos en Macedonia fue plantada por el apóstol Pablo alrededor del año 53 (Hch 16:9-40;); y parece que los visitó de nuevo, a.d. 60, aunque no se registran detalles sobre esa visita (Hch 20:6). Los filipenses estaban muy apegados a San Pablo, y atestiguaron su afecto enviándole provisiones, incluso cuando trabajaban para otras iglesias (Flp 4:15, Flp 4:16, 2Co 11:9); y cuando se enteraron de que estaba bajo confinamiento en Roma, enviaron a Epafrodito, uno de sus pastores, a él con un regalo, para que no quisiera lo necesario durante su encarcelamiento (Flp 2:25; Flp 4:10, Flp 4:14-18). La ocasión más inmediata de la Epístola fue el regreso de Epafrodito, por quien el apóstol lo envió como un agradecido reconocimiento de su bondad; que ocurrió hacia el final de su primer encarcelamiento, aproximadamente al final del año 62 o al comienzo del 63.Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pablo testifica de su agradecimiento a Dios, y su amor hacia ellos, por los frutos de su fe, y compañerismo en sus sufrimientos, Flp 1:1-8;
orando diariamente por ellos que su gracia incremente, Flp 1:9-11;
muestra el progreso del evangelio a causa de su sufrimiento en Roma, Flp 1:12-20;
y cuan listo está para glorificar a Cristo en su vida o en su muerte, Flp 1:21-26;
exhortándolos a vivir en unidad, Flp 1:27;
y con fortaleza en la persecución, Flp 1:28-30.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
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DESDE GOLPIZAS HASTA EL ENCARCELAMIENTO, PABLO SOPORTÓ muchos sufrimientos por la causa de Cristo. Estas pruebas enseñaron a Pablo a estar contento en todas las circunstancias, capacidad que Pablo pide a los filipenses que cultiven (Flp 4:11). En efecto, la carta a los filipenses es un testimonio de esta actitud. Aun cuando estaba en prisión, con un futuro incierto, Pablo escribe esta epístola para agradecer a los filipenses, una carta que expresa el abundante gozo que Pablo tiene por lo que Dios hizo por medio de ellos.
El tema más prominente en el libro de Filipenses es el gozo, específicamente, el gozo de servir a Jesús. El tono general de la carta refleja la gratitud de Pablo hacia los filipenses y su gozo en Dios. Esto podría parecer extraño, porque Pablo escribió esta epístola mientras estaba en prisión. Sin embargo, Pablo tenía la habilidad de reconocer las oportunidades para dar a conocer el evangelio aun en los contratiempos. El origen del gozo de Pablo era este: Veía a Dios obrar por medio de las dificultades que enfrentaba.
Otro tema de la epístola es «comunión en el evangelio». Pablo usa la palabra griega koinonia de varias maneras en esta epístola: «comunión» (Flp 1:5; Flp 2:1; Flp 3:10), «participantes» (Flp 1:7), y «participar» (Flp 4:15). Todos estos pasajes revelan la participación activa de los filipenses en el ministerio de Pablo. Al sostener a Pablo, los filipenses participaron con él en la promoción de las buenas nuevas de Jesucristo. Pablo ilustra el concepto de participación o comunión con las vidas de Jesucristo (Flp 2:5-11), Timoteo (Flp 2:19-23), Epafrodito (Flp 2:25-30), y Evodia y Síntique (Flp 4:2, Flp 4:3).
Puesto que los cristianos filipenses ya tenían gran gozo, y habían demostrado su participación en la difusión del evangelio, Pablo aprovecha la ocasión para identificar unas pocas debilidades que ellos podrían mejorar (Flp 4:2). Por ejemplo, la comunión tiene dos componentes: amor y discernimiento. Los filipenses expresaron lo primero, pero les faltaba lo segundo (Flp 1:9; Flp 4:10-16). En consecuencia, Pablo exhorta a los filipenses para que crezcan en conocimiento y discernimiento, palabras que en griego se refieren a un entendimiento relacional (Flp 1:9). En otras palabras, la palabra griega conocimiento se centra en una relación de la persona con Dios, mientras discernimiento indica una relación persona a persona. Pablo quería que los filipenses no sólo abundaran en amor, sino también que experimentaran más de Dios para que crecieran hasta alcanzar una comprensión madura de sus caminos.
Todo esto muestra que Pablo tenía varios propósitos con su carta a los filipenses. El lector moderno hallará continuamente maravillosos pasajes de aliento en esta carta breve, llena de gozo. Situaciones tales como rencillas entre miembros de la iglesia, la vida en un mundo malo, el dar a los misioneros, y hallar contentamiento son todavía temas actuales para el cristiano moderno. En esta epístola, Pablo provee sabiduría y aliento de Dios. Pero, lo más importante, destaca la vida de Jesús como el modelo para los creyentes.
La tradición eclesiástica concuerda unánimemente con la afirmación de Flp 1:1 de que Pablo es el autor de la epístola. Los hechos que se narran en la carta concuerdan con la vida de Pablo.
Para determinar cuándo escribió Pablo la epístola es necesario identificar el lugar de donde escribió. Dice que estaba en prisión (Flp 1:13). Pero, ¿a cuál prisión se refiere? La respuesta debe guiarse por tres factores: evidencia del encarcelamiento de Pablo en una ciudad dada, presencia de la guardia pretoriana en esa ciudad, y la distancia de esa ciudad a Filipos, la cual tiene que permitir dar varios viajes entre las dos ciudades.
Algunos especulan que Pablo escribe desde Corinto, y en consecuencia fechan la carta hacia el año 50 d.C. Los proponentes de esta opinión normalmente se refieren a Hch 18:10, pasaje en que el Señor dice a Pablo que lo protegerá de daños en Corinto. Sin embargo, dicho pasaje no habla explícitamente de un encarcelamiento.
Otros indican la ciudad de Éfeso (y por lo tanto una fecha entre 53-55 d.C. sobre la base de su proximidad a Filipos y la posibilidad específica de una guardia pretoriana estacionada en ese lugar. Nuevamente, aunque diversos pasajes muestran que Pablo sufrió dificultades en Éfeso (Rom 16:4, Rom 16:7; 1Co 15:32; 2Co 1:8-23), no hay un registro claro sobre un posible encarcelamiento allí.
Hay también quienes defienden Cesarea como el lugar desde donde Pablo escribió la carta (aproximadamente entre los años 58-59 d.C. Podría haber una guardia pretoriana con guarnición en Cesarea, y se la consideraba como parte de la casa de César (Efe 4:22). Sin embargo, la esperanza de Pablo de ser puesto en libertad dentro de poco tiempo no coincide con las circunstancias de su encarcelamiento en Cesarea, donde la liberación era sólo una posibilidad muy remota. En efecto, Pablo tuvo que apelar a César para escapar de las influencias judaicas sobre el proceso judicial (Hch 26:5-11). Además Cesarea estaba lejos de Filipos. Es improbable como lugar de origen de la breve carta de Pablo a los Filipenses.
La mayoría de los entendidos escogen a Roma (alrededor del 60-62 d.C. como la ciudad desde la que Pablo escribe esta epístola. Aunque la distancia entre Roma y Filipos es grande, Pablo estuvo en Roma el tiempo suficiente para que los mensajes fueran y volvieran a esa ciudad. Además, el encarcelamiento de Pablo en Roma está bien fundamentado en las Escrituras (Hch 28:16-31). Puesto que su situación le permitía predicar el evangelio (Efe 1:12, Efe 1:13; Hch 28:23-31), indudablemente se sentía más confiado de su inminente liberación.
Durante su segundo viaje misionero, y en respuesta a una visión dada por Dios, Pablo se fue de Troas en la provincia de Asia (parte de la actual Turquía) y viajó a Macedonia (en la actual Grecia) para establecer la primera iglesia en Europa, la iglesia en la ciudad de Filipos (Hch 16:6-12).
Nombrada así en honor a Felipe II de Macedonia, padre de Alejandro Magno, Filipos estaba estratégicamente localizada en una ruta de primera importancia, la Vía Ignacia que unía las provincias orientales del Imperio Romano. En consecuencia, Filipos se convirtió en la principal ciudad de Macedonia. El año 42 a.C. los romanos otorgaron a Filipos la categoría más elevada para una ciudad provinciana, la de colonia romana. Esto significaba que los ciudadanos de Filipos podían comprar, poseer o transferir propiedades. También tenían el privilegio de entablar una demanda civil en los tribunales romanos y estaban exentos del pago de impuestos por votación y del tributo territorial. Su estado y elevada riqueza no sólo les hacía vivir confiados, sino los hacía ser orgullosos, al borde de la arrogancia.
Filipenses sigue muy de cerca el formato normal de las cartas paulinas:
(1) Una identificación del autor y de los lectores;
(2) un pronunciamiento que incluye la gracia y la paz de Dios;
(3) acción de gracias a Dios por sus lectores;
(4) cuerpo de la carta;
(5) un deseo personal de ver a los lectores o de enviar a alguien a visitarlos;
(6) saludos a los lectores de parte de los que están con Pablo; y
(7) una bendición que sirve como conclusión de la carta. La única variante de este patrón básico es que Pablo pone su sección en el que expresa su deseo de enviar a alguien (Flp 2:19-30) en el cuerpo de la carta. Pablo hace esto para ilustrar su argumento acerca del servicio humilde con las vidas de Timoteo y Epafrodito.
Aunque la carta sigue el patrón normal de Pablo, algunos sugieren que la epístola son tres cartas combinadas en una. Se apoyan en el uso que Pablo hace de la palabra griega para finalmente en Flp 3:1 y Flp 4:8. Argumentan que tales palabras señalan la verdadera conclusión en esos dos puntos, indicando de esa forma que Filipenses es realmente tres cartas diferentes.
Sin embargo, la palabra griega traducida finalmente puede ejercer la función de frase de transición (1Ts 4:1), que significa esencialmente «además» o «también». La evidencia más firme de la unidad de Filipenses es un manuscrito griego de alrededor del año 200 d.C. que incluye las tres secciones de la carta (Flp 1:1-30; Flp 2:1-30; Flp 3:1-21; Flp 4:1-7; Flp 4:8-23). Pero aunque Filipenses sea una unidad o una compilación de varias cartas, contiene verdades eternas procedentes de la pluma del apóstol Pablo.
Bosquejo
I. Salutación Flp 1:1, Flp 1:2
II. Oración de Pablo por los filipenses Flp 1:3-11
A. Acción de gracias por los filipenses Flp 1:3-5
B. Promesa: confianza de Pablo en Cristo y su obra Flp 1:6, Flp 1:7
C. Oración por los filipenses Flp 1:8-11
III. La biografía de Pablo Flp 1:12-26
A. Éxito en la cárcel: proclamación del evangelio por Pablo y por otros Flp 1:12-18
B. Éxito en Jesús: deseo y determinación de glorificar a Cristo Flp 1:19-26
IV. Cuerpo de la carta Flp 1:27-30; Flp 2:1-30; Flp 3:1-21; Flp 4:1-9
A. Excelencia en conducta Flp 1:27-30; Flp 2:1-18
1. Privilegio de sufrir por Cristo Flp 1:27-30
2. La prioridad de someterse a los demás Flp 2:1-4
3. Cuadro de los humildes sufrimientos de Cristo Flp 2:5-11
4. La prioridad de santificarse Flp 2:12-18
B. Ejemplos de buena conducta: Timoteo y Epafrodito Flp 2:19-30
C. Ejemplo de entrega: rechazo de Pablo al mundo por tener a Cristo Flp 3:1-21
D. Excelencia de la entrega: dedicación a Cristo Flp 4:1-9
V. Bendiciones Flp 4:10-20
A. Para Pablo Flp 4:10-18
B. Para los filipenses Flp 4:19, Flp 4:20
VI. Bendición y saludos Flp 4:21-23
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
En los primeros versículos Pablo expone su gran amor por los filipenses. Piensa en ellos a menudo (vv. Flp 1:3-6), se preocupa por ellos (vv. Flp 1:7, Flp 1:8) y ora regularmente por ellos (vv. Flp 1:9-11). Estos versículos no sólo revelan la relación de Pablo con los filipenses, sino también su visión de Dios. El Señor no sólo inicia una obra maravillosa en nosotros, Él termina lo que comenzó. Esto es un consuelo para aquellos cristianos que se encuentran en momentos de desgracia o sufrimiento. Dios continuará su obra en nosotros.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
siervos: En sus otras epístolas escritas en prisión (Efesios, Colosenses y Filemón), Pablo se llama a sí mismo apóstol. En esta carta comienza por dar el título de siervo a Timoteo y a sí mismo. Demuestra que Timoteo (Flp 2:19-23), Epafrodito (Flp 2:25-30) y Pablo (Flp 3:7-9) son personas que tuvieron la misma actitud de siervo que tuvo Cristo (Flp 2:5-8).
santos significa «los consagrados» (aquellos que fueron separados para Dios) y se refiere a todos los creyentes que están en Filipos.
obispos se refiere a aquellos que velaban por el bienestar espiritual de la iglesia local (sinónimo de «ancianos» en otros pasajes; Hch 20:17; Tit 1:5, Tit 1:7). Ellos eran los principales administradores de la iglesia.
diáconos se refiere a quienes servían a la congregación con especial disposición de servicio. Estaban encargados de manejar los aspectos físicos y materiales de la iglesia (Hch 6:1-7). La mención de estos dos grupos sugiere que la iglesia en Filipos creció considerablemente desde la primera visita de Pablo (Hch 16:12-34).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Introducción a Filipenses
Bosquejo
Introducción (Flp 1:1-11)
A. Saludos (Flp 1:1-2)
B. Acción de gracias y oración por los filipenses (Flp 1:3-11)
I. Circunstancias actuales de Pablo (Flp 1:12-26)
A. El evangelio ha avanzado debido a su encarcelamiento (Flp 1:12-14)
B. De todos modos Cristo es proclamado (Flp 1:15-18)
C. Su disposición a vivir o morir (Flp 1:19-26)
II. Asuntos de interés para la iglesia (Flp 1:27-30; Flp 2:1-30; Flp 3:1-21; Flp 4:1-9)
A. Exhortación de Pablo a los filipenses (Flp 1:27-30; Flp 2:1-18)
1. A la constancia (Flp 1:27-30)
2. A la unidad (Flp 2:1-2)
3. A la humildad y al servicio (Flp 2:3-11)
4. A la obediencia y a la conducta intachable (Flp 2:12-18)
B. Los mensajeros de Pablo a la iglesia (Flp 2:19-30)
1. Timoteo (Flp 2:19-24)
2. Epafrodito (Flp 2:25-30)
C. Advertencia de Pablo respecto a la enseñanza errónea (Flp 3:1-21)
1. La falsa circuncisión contra la verdadera (Flp 3:1-16)
2. La mente terrenal contra la espiritual (Flp 3:17-21)
D. Consejos finales de Pablo (Flp 4:1-9)
1. Estabilidad y armonía (Flp 4:1-3)
2. Gozo y amabilidad (Flp 4:4-5)
3. Libertad de la ansiedad (Flp 4:6-7)
4. Control de la mente y la voluntad (Flp 4:8-9)
Conclusión (Flp 4:10-23)
A. Agradecido reconocimiento por la ofrenda recibida (Flp 4:10-20)
B. Saludos y bendición finales (Flp 4:21-23)
Autor: Pablo
Tema: El
gozo de vivir por Cristo
Fecha: ca. 62-63 d.C.
Trasfondo
La ciudad de Filipos al este de Macedonia, a dieciséis kilómetros del mar Egeo, se llamó así en memoria del rey Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro el Grande. En los días de Pablo, era una ciudad romana privilegiada y un puesto militar.
La iglesia de Filipos fue fundada por Pablo y su equipo de colaboradores (Silas, Timoteo, Lucas) en su segundo viaje misionero en respuesta a la visión que Dios le dio en Troas (Hch 16:9-40). Entre Pablo y la iglesia de Filipos se desarrolló un estrecho vínculo de amistad. Varias veces la iglesia le envió a Pablo ayuda económica (2Co 11:9; Flp 4:15-16) y contribuyó con generosidad a su ofrenda para los creyentes pobres de Jerusalén (cf. 2Co 8:1-24; 2Co 9:1-15). Parece que Pablo visitó la iglesia dos veces en su tercer viaje misionero (Hch 20:1; Hch 20:3; Hch 20:6).
Propósito
Desde la cárcel (Flp 1:7; Flp 1:13-14), probablemente en Roma (Hch 28:16-31), Pablo escribió esta epístola a los creyentes filipenses para agradecerles su reciente ofrenda generosa que le enviaron por medio de Epafrodito (Flp 4:14-19) y para informarles sobre su situación actual. Además, escribió para asegurarle a la iglesia que su mensajero (Epafrodito) había cumplido el encargo fielmente y no regresaba a ellos prematuramente (Flp 2:25-30), y para alentarlos a insistir en el conocimiento del Señor en unidad, humildad, compañerismo y paz.
Visión panorámica
A diferencia de otras epístolas de Pablo, no se escribió Filipenses principalmente debido a problemas o conflictos de la iglesia. Su tono es de afecto cordial y aprecio por la congregación. Desde el saludo (Flp 1:1) hasta la bendición (Flp 4:23), la epístola se concentra en Jesucristo como el propósito para vivir y la esperanza de vida eterna del creyente.
En esta epístola, Pablo se refiere a tres problemas menores de la iglesia de Filipos:
(1) Su desaliento sobre su prolongado encarcelamiento (Flp 1:12-26);
(2) semillas pequeñas de desacuerdo entre dos mujeres de la iglesia (Flp 4:2; cf. Flp 2:2-4); y
(3) la amenaza siempre presente entre las iglesias de la deslealtad debida a los judaizantes y a los que se ocupaban de lo terrenal (cap. Flp 3:1-21). Con relación a esos tres problemas posibles, Pablo ofrece la más rica enseñanza acerca de
(1) el gozo en medio de todas las circunstancias de la vida (e.g., Flp 1:4; Flp 1:12; Flp 2:17-18; Flp 4:4; Flp 4:11-13),
(2) la humildad y el servicio cristianos (Flp 2:1-18) y
(3) el valor supremo de conocer a Cristo (cap. Flp 3:1-21).
Características especiales
Son cinco las características especiales de esta epístola.
(1) Es muy personal y afectuosa; refleja la estrecha relación de Pablo con los creyentes de Filipos.
(2) Es muy cristocéntrica; refleja la estrecha relación de Pablo con Cristo (e.g., Flp 1:21; Flp 3:7-14).
(3) Contiene una de las más profundas declaraciones cristológicas de la Biblia (Flp 2:5-11).
(4) Es la «epístola del gozo» del NT.
(5) Presenta una norma vigorosa de la vida cristiana, incluso el vivir humildemente como siervo (Flp 2:1-8), el proseguir hacia la meta (Flp 3:13-14), el regocijarse en el Señor siempre (Flp 4:4), el ser libres de la ansiedad (Flp 4:6), el estar contento en toda circunstancia (Flp 4:11) y el hacer todas las cosas mediante la gracia y la fortaleza que concede Cristo (Flp 4:13).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Introducción, 1:1-11.
Saludo epistolar, 1:1-2.
1 Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos con los obispos y diáconos: 2 la gracia y la paz con vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Pablo asocia en el saludo a Timoteo, que era muy conocido de los filipenses y había trabajado entre ellos (v.1; cf. 2:19-23). Aquí, dado el afecto que le profesan los filipenses, no necesita apelar a su condición de “apóstol,” como en otras ocasiones (cf. 2Co 1:1; Gal 1:1); le basta con presentarse simplemente como “siervo de Jesucristo” e incluso colocarse en la misma línea que su auxiliar Timoteo.
La carta va dirigida a todos los fieles de Filipos, a quienes denomina “santos,” conforme es su costumbre, en cuanto que, purificados de sus pecados por el bautismo, están llamados a llevar una vida santa, según lo que exige la fe que han recibido (v.1; cf. Rom 1:7; 1Co 1:2; 1Co 16:1). Hace mención especial de los “obispos” y “diáconos” (έτπσκόποιβ και διακόνοις ), términos que aparecen ‘ aquí por primera vez en las cartas de San Pablo, pero de los que se habla luego en las cartas pastorales como de algo regularmente establecido en todas las iglesias (cf. 1Ti 3:2-13; Tit 1:7-9). Ni debe extrañar que el Apóstol hable de “obispos” en plural, aunque se trate de una sola iglesia; pues el término “obispo” no tiene aún el sentido técnico que adquirirá más tarde, sino que es equivalente de “presbítero,” como explicamos al comentar Hec 11:30 y 1Ti 3:1-7. En cuanto al término “diácono,” véase el comentario a Hec 6:1-7. La fórmula “gracia y paz” (v.2) es la usual en sus cartas (cf. Rom 1:7).
Acción de gracias y oración por los filipenses,Rom 1:3-11.
3 Siempre que me acuerdo de vosotros doy gracias a mi Dios; 4 siempre, en todas mis oraciones, pidiendo con gozo por vosotros, 5 a causa de vuestra comunión en el Evangelio, desde el primer día hasta ahora. 6 Cierto de que el que comenzó en vosotros la buena obra la llevará a cabo hasta el día de Cristo Jesús. 7 Así es justo que sienta de todos vosotros, pues os llevo en el corazón; y tanto en mis prisiones corno en la defensa y confirmación del Evangelio, sois todos participantes de mi gracia. 8 Testigo me es Dios de cuánto os amo a todos en las entrañas de Cristo Jesús. 9 Y por esto ruego que vuestra caridad crezca más y más en conocimiento y en toda discreción, 10 para que sepáis discernir lo mejor y seáis puros e irreprensibles para el día de Cristo, 11 llenos de frutos de justicia por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Al saludo epistolar sigue la acostumbrada acción de gracias a Dios por los beneficios concedidos a los destinatarios, cuyo elogio suele hacer.
Aquí alaba su “comunión” (κοινωνία ) en el Evangelio “desde el primer día hasta ahora” (v.5). Parece que el Apóstol alude a la cooperación de los filipenses a la expansión del Evangelio ya desde los primeros momentos de su conversión, no sólo con su ayuda pecuniaria a los que tienen la misión de propagarlo (cf. 4:10-18), sino también con sus padecimientos por Cristo (cf. 1:29-30). Está seguro de que Dios, que comenzó en ellos la buena obra de la santificación, la continuará y hará progresar “hasta el día de Cristo Jesús,” cuando se manifieste glorioso acompañado de los suyos (v.6; cf. 1Co 1:8; 2Co 1:14; 2Te 1:7). Y “es justo” que sienta así de todos ellos, con esa confianza, pues los ve “participantes de su gracia” (v,7), es decir, cooperadores de su apostolado, incluso cuando está entre cadenas, como lo han demostrado ahora con los socorros que le han enviado. La expresión “en la defensa y confirmación del Evangelio” (v.7), aunque pudiera referirse en general a los trabajos apostólicos de Pablo, unida a “en mis prisiones,” es probable que sea una alusión a los últimos acontecimientos de su proceso ante el tribunal imperial, donde él había vuelto a hacer valer sus razones en defensa y confirmación del Evangelio; de ahí esa su confianza en una pronta liberación (cf. 1:26; 2:24). En confirmación de cuan verdaderos son los sentimientos que acaba de manifestar hacia los filipenses, el Apóstol, con una especie de juramento (cf. Rom 1:9; 2Co 1:23), pone a Dios por testigo de cuánto les ama “en las entrañas de Cristo Jesús” (v.8); expresión esta última con la que quiere dar a entender que su afecto hacia ellos no es un sentimiento natural y humano, sino una disposición sobrenatural, el amor de un corazón unido a Cristo y lleno de su caridad (cf. 1:21).
Sigue ahora (v.9-11), cosa normal en un corazón que ama, una súplica a Dios por los filipenses, consistente aquí en que haga crecer su “caridad” más y más cada día “en conocimiento y en toda discreción,” para que en cada circunstancia sepan discernir qué es lo mejor, y así presentarse luego en el día del juicio “llenos de frutos de justicia,” es decir, de obras buenas, para gloria y alabanza de Dios. Cuando San Pablo, refiriéndose a los filipenses, habla de “vuestra caridad” (v.9), es evidente que no se refiere sólo al amor manifestado en la limosna que le enviaron, sino que toma el término en todo su amplio significado de amor de Dios y del prójimo. El crecimiento de esta “caridad,” conforme aquí da a entender San Pablo, va a la par con el crecimiento en el “conocimiento” y “discreción” para discernir las cosas de Dios.
Los términos δοκιμάςειν τα διαφέροντα y έττίγνωσις y αΐσ 3ησιβ (v.9-1 o), tan en uso en la cultura helenística de entonces, indican que Pablo sabe utilizar palabras y conceptos en uso.
I. Noticias sobre su situación, 1:12-26.
La cautividad de Pablo está contribuyendo al progreso del Evangelio, 1:12-20.
12 Y quiero que sepáis, hermanos, que mi situación ha contribuido al progreso del Evangelio, 13 de manera que en todo el pretorio y a todos los demás se ha hecho patente cómo llevo mis cadenas por Cristo, 14 y la mayor parte de los hermanos, alentados en el Señor por mis cadenas, sienten más ánimos para hablar sin temor la palabra de Dios. 15 Verdad es que algunos predican a Cristo por espíritu de envidia y competencia; otros lo hacen con buena intención. 16 Estos por caridad, sabiendo que estoy puesto para la defensa del Evangelio; 17 aquéllos por competencia predican a Cristo, no con santa intención, pensando añadir tribulación a mis cadenas. 18 Pero ¿qué importa? De cualquier manera, sea hipócrita, sea sinceramente que Cristo sea anunciado, yo me alegro de ello y me alegraré. 19 Porque sé que esto redundará en ventaja mía por vuestras oraciones y por la donación del Espíritu de Jesucristo, según mi constante esperanza de que en nada quedaré confundido; 20 antes con entera libertad, como siempre, también ahora, Cristo será glorificado en mi cuerpo, o por vida, o por muerte.
Las noticias que los filipenses esperaban, sin duda, con más ansia eran las relativas a la situación actual de Pablo. Y son, efectivamente, terminada la parte introductoria, con las que éste comienza la carta. Sin embargo, es digno de notarse que Pablo habla de su situación sólo desde el punto de vista de la difusión del Evangelio, sin aludir para nada a su salud o a las condiciones materiales, duras o menos duras, de su estado de prisionero, cosas todas que a nosotros hoy nos hubiera gustado conocer. La enseñanza es transparente. Con razón se ha escrito, comentando este pasaje, que “a la pregunta cómo le va, un apóstol debe reaccionar respondiendo cómo le va al Evangelio.”
La primera afirmación de Pablo es que su “situación ha contribuido al progreso del Evangelio” (v.12). Luego (v. 13-18) va explicando en qué sentido. Primeramente, porque “en todo el pretorio y a todos los demás (εν δλω τω πραιτοορίω yai τοις λοιποΐς πάσιν ) se ha hecho patente cómo llevo mis cadenas por Cristo” (v.13). ¿A quiénes alude aquí San Pablo? Primitivamente el “praetorium” era el espacio del campamento romano reservado al praetor o general en jefe del ejército. Pronto el sentido fue evolucionando en dos direcciones diferentes, prevaleciendo bien la acepción militar (cohortes pretorianas, guardia pretoriana), bien la acepción local (“pretorio” de Herodes; cf. Hec 23:35). En nuestro caso, mencionado el término sin más aditamentos ni explicaciones, todo hace suponer que se trata del Castro Pretorio (Castra Praetoria), como todavía hoy se llama en Roma el lugar donde estaban alojados en su mayor parte los 12.000 preteríanos imperiales. Uno de estos soldados, que iban haciendo el servicio por turno, era el encargado de hacer la custodia militaris al preso Pablo (cf. Hec 28:16); muy pronto, gracias a ese continuo relevo, el caso de Pablo era conocido “en todo el pretorio.” La expresión “y a todos los demás” parece que es simplemente una locución enfática para significar amplia difusión, como dando a entender que, merced a ese encarcelamiento y proceso, la noticia del Evangelio llegó a círculos y esferas sociales donde, de otra manera, quizá hubiera sido muy difícil llegar.
Otra forma cómo ha contribuido la situación de Pablo al progreso del Evangelio es porque, con su encarcelamiento, muchos se han movido a predicar a Cristo (v.14-17). Unos “con buena intención” (v.15), estimulados con su actitud y quizá también porque veían que no era molestado por las autoridades romanas en la defensa del Evangelio, antes bien la marcha del proceso presentaba buenas perspectivas; otros “por espíritu de envidia y competencia” (v.15), deseosos de hacer resaltar cada uno sus propios valores, pensando “añadir tribulación” a sus cadenas (v.17), al ver que adquirían una gloria que Pablo, impedido por su condición de prisionero, no podía conseguir. Creen algunos que hay aquí una alusión a los judaizantes, cristianos demasiado apegados al judaismo, que por todas partes perseguían al Apóstol, tratando de deshacer su obra, que consideraban ofensiva para la Ley mosaica (cf. Hec 15:2; Hec 21:20; Gal 2:12). Sea como sea, San Pablo da claramente a entender que no predicaban doctrinas erróneas; era más bien la rectitud de intención la que fallaba. Por eso él, cuya grandeza de alma no sabían medir sus adversarios, exclama que, aunque los procedimientos sean mezquinos, con tal que Cristo sea dado a conocer, se “alegra y se alegrará” de ello (v.18). Y, como dando la razón profunda de que nadie le podrá quitar esa alegría, dice que está seguro de que Dios, que hace todo concurrir al bien de sus escogidos (cf. Rom 8:28), hará también concurrir todo esto al bien de su alma, y Cristo será glorificado en él, o “por vida o por muerte” (v. 19-20). Si sigue viviendo, por medio de su vida y de la predicación; y si le condenan a muerte, con el martirio, supremo testimonio de amor. No funda, sin embargo, esta confianza en méritos propios, sino en las “oraciones” de los filipenses y en la “donación del Espíritu,” que le dará fuerzas para ello. Se ha hecho notar cómo no dice el Apóstol que él glorificará a Cristo, sino que “Cristo será glorificado” en él (v.20), como dando a entender que la victoria será obra de la gracia y pertenece a Cristo.
Confianza de próxima liberación,Rom 1:21-26.
21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir, ganancia. 22 Y aunque el vivir en la carne es para mí fruto de apostolado, todavía no sé qué elegir.23 Por ambas partes me siento apretado; pues de un lado deseo morir para estar con Cristo, que es mucho mejor; 24 por otro, quisiera permanecer en la carne, que es más necesario para vosotros. 25 Por el momento estoy firmemente persuadido de que quedaré y permaneceré con vosotros para vuestro provecho y gozo en la fe, 26 a fin de que tengáis en mí mayor motivo de gloriaros en Cristo Jesús con mi segunda ida a vosotros.
Expone aquí el Apóstol sus sentimientos en relación con la alternativa propuesta en el último versículo de la narrativa anterior, al decir que Cristo sería glorificado en él, o por vida o por muerte.
Comienza (v.21) con la afirmación básica de que para él “el vivir es Cristo, y el morir, ganancia” (το ζην Χριστός και το άπο ^ανεΐν κέρδος ). Pocas frases como ésta resumen de manera tan admirable toda la existencia de Pablo, antes y después de su muerte; con razón han sido las palabras elegidas para ser esculpidas en torno a su sepulcro en Roma. Al decir que su “vivir es Cristo” no incluye sólo el sentido ontológico, aplicable a todo cristiano, de que nuestra vida sobrenatural es vida divina recibida de Cristo (cf. Rom 6:3-11; Rom 11:24; 1Co 12:27; Gal 2:20; Efe 1:22-23; Col 2:7), sino que le da más bien sentido dinámico, con referencia a ser Cristo el móvil de todas sus acciones y el término de todas sus aspiraciones (cf. 3:7-10; 2Co 5:15). De ahí que el “morir sea ganancia,” pues es la entrada en el gozo del Señor, la posesión total de Cristo, no ya por la fe, sino en visión cara a cara (cf. 2Co 5:6-8).
Supuesto esto como verdad fundamental, Pablo contempla las dos cosas: la vida, trabajando por ganar almas para Cristo, y la muerte, entrando en el gozo del Señor. Ambas cosas le atraen; por eso, entre la vida y la muerte no sabe qué elegir (v.22-24). Notemos la unión que el Apóstol establece entre “morir” y “estar con Cristo” (v.23; cf. 2Co 5:6-9); por ninguna parte aparece que haya un tiempo intermedio de espera hasta la parusía o juicio final. Una cosa es el triunfo total de la Iglesia, como colectividad, que tendrá lugar en la parusia, y otra, la entrada personal de cada uno en la gloria, que, de no mediar obstáculo a causa de nuestros pecados, tendrá lugar en seguida después de la muerte.
Aunque Pablo, si hubiera de elegir entre la vida y la muerte, no sabría qué preferir, por el momento está “firmemente persuadido” (πεποι 3ώς οιδα ) de que continuará viviendo para provecho espiritual de los filipenses (y de otros también), a fin de que avancen más y más en la vida cristiana con su segunda ida a ellos (v.25-26). Este convencimiento que aquí parece mostrar el Apóstol de que continuará viviendo, no consta que sea un caso de inspiración profética, con garantía divina de infalibilidad. De hecho, no sólo anteriormente (v.20), sino también después, vuelve a dejar traslucir la posibilidad del martirio (cf. 2:17). Se trata, pues, de una afirmación en que hay mucho de conjetura o presentimiento, como en Hec 20:15; con la diferencia de que allí no se realizó lo presentido, mientras que aquí fue una realidad el hecho de su liberación.
II. Exhortación a llevar una vida digna, 1:27-2:18.
Constancia en el combate por la fe, 1:27-30.
27 Sólo os ruego que os comportéis dignamente como ciudadanos del Evangelio de Cristo, para que, sea que yo vaya y os vea, sea que me quede ausente, oiga de vosotros que os mantenéis firmes en un mismo espíritu, luchando a una por la fe del Evangelio, 28 sin aterraros por nada ante vuestros enemigos, lo que es para ellos una señal de perdición, mas para vosotros señal de salud, y esto de parte de Dios. 29 Porque os ha sido otorgado no sólo creer en Cristo, sino también padecer por El, 30 sosteniendo el mismo combate que habéis visto en mí y ahora oís de mí.
Después de hablar de sus cosas y de la situación en que se encontraba, el Apóstol continúa su carta con una serie de exhortaciones a los filipenses a que lleven una vida digna de cristianos.
En la presente historia les exhorta a “comportarse como ciudadanos (πολιτεύεστε ) del Evangelio de Cristo” (v.27). Esta expresión tenía para los filipenses, orgullosos de ser “colonia” romana (cf. Hec 16:12), un significado especial. En consonancia con ella, les exhorta a que, más y mejor que los miembros de una ciudad terrestre, se mantengan “firmes en un mismo espíritu,” formando un bloque, “luchando a una” por la difusión del Evangelio, sin dejarse atemorizar por los “enemigos,” lo cual será para éstos presagio de derrota, mientras que para ellos presagio de salud, y esto “de parte de Dios” (v.27-28). No parece necesario suponer, para explicar estas frases, que hubiera persecución formal contra los cristianos de Filipos; basta esa oposición que el mundo ha manifestado en todas partes, ya desde el principio, a la doctrina de Cristo, con más o menos acritud, según las circunstancias. Con la expresión “y esto de parte de Dios” (v.28) da a entender San Pablo que en nuestra actuación la fuerza nos viene de Dios, pero esa fuerza no nos faltará; de ahí que no tengamos por qué atemorizarnos ante nada ni ante nadie.
Y aún añade más el Apóstol. Dice a los filipenses que esas persecuciones que están sufriendo, parecidas a las que sufre él, lejos de acobardarlos, deben considerarlas como un don o favor de E>ios, que han de añadir al de la fe, pues son prueba de que están unidos a El y, consiguientemente, prenda de salud (v.29-30; cf. Rom 5:3-51Rom 8:17; Hec 5:41).
Fuente: Biblia Comentada
La Epístola de Pablo a los Filipenses
TítuloFilipenses deriva su nombre de la ciudad griega en donde la iglesia a la cual fue dirigida se encontraba. Filipos fue la primera ciudad de Macedonia en donde Pablo estableció una iglesia.
Autor y fecha
El testimonio unánime de la iglesia primitiva fue que el apóstol Pablo escribió Filipenses. Nada en la carta habría motivado a un impostor a escribirla.
La pregunta de cuándo se escribió Filipenses no puede ser separada de la del lugar de donde fue escrita. La posición tradicional es que Filipenses, junto con las otras epístolas de la prisión (Efesios, Colosenses, Filemón), fue escrita durante el primer encarcelamiento de Pablo en Roma (ca. 60 62 d.C.). El entendimiento más natural de las referencias al «pretorio» (Flp 1:13) y » … los santos … de la casa de César … » (Flp 4:22) es que Pablo escribió desde Roma, en donde el emperador vivía. Las semejanzas entre los detalles del encarcelamiento de Pablo dados en Hechos y en las epístolas de la prisión también argumentan que esas epístolas fueron escritas desde Roma (p. ej. Pablo estaba cuidado por soldados, Hch 28:16; cp. Flp 1:13-14; se le permitió recibir visitantes, Hch 28:30; cp. Flp 4:18; y tuvo la oportunidad de predicar el evangelio, Hch 28:31; cp. Flp 1:12-14; Efe 6:18-20; Col 4:2-4).
Algunos han sostenido que Pablo escribió las epístolas de la prisión durante su encarcelamiento de dos años en Cesarea (Hch 24:27). Pero las oportunidades de Pablo de recibir visitantes y proclamar el evangelio fueron severamente limitadas durante ese encarcelamiento (cp. Hch 23:35). Las epístolas de la prisión expresan la esperanza de Pablo de un veredicto favorable (Flp 1:25; Flp 2:24; cp. Flm 1:22). No obstante, en Cesarea, la única esperanza de Pablo de ser soltado era o sobornar a Félix (Hch 24:26), o estar de acuerdo en estar en juicio en Jerusalén ante Festo (Hch 25:9). En las epístolas de la prisión, Pablo esperaba que la decisión en su caso fuera final (Flp 1:20-23; Flp 2:17; Flp 2:23). Eso no pudo ser verdad en Cesarea, debido a que Pablo pudo y apeló su caso al emperador.
Otra alternativa ha sido que Pablo escribió las epístolas de la prisión desde Éfeso. Pero en Éfeso, tal como en Cesarea, ninguna decisión final podía ser hecha en su caso debido a su derecho de apelar al emperador. Además, Lucas estaba con Pablo cuando escribió Colosenses (Col 4:14), pero aparentemente no estaba con el apóstol en Éfeso. Hch 19:1-41, el cual registra la estancia de Pablo en Éfeso, no está en una de las secciones «nosotros» de Hechos (vea la Introducción a Hechos: Autor y fecha). No obstante, el argumento más fuerte en contra de que Éfeso fuera el punto de origen para las epístolas de la prisión es que no hay evidencia de que Pablo haya sido encarcelado en Éfeso.
A la luz de las serias dificultades que enfrentan tanto la posición de Cesarea como la de Éfeso, no hay razón por la cual se rechace la posición tradicional de que Pablo escribió las epístolas de la prisión, incluyendo Filipenses, desde Roma.
La creencia de Pablo de que su caso sería pronto decidido (Flp 2:23-24) apunta a que Filipenses haya sido escrito hacia el cierre del encarcelamiento de dos años en Roma del apóstol (ca. 61 d.C.).
Contexto histórico
Originalmente conocida como Krenides («Las pequeñas fuentes») debido a los numerosos manantiales que se encontraban en la cercanía, Filipos («ciudad de Felipe») recibió su nombre de Felipe II de Macedonia (el padre de Alejandro el Grande). Atraído por las minas de oro que estaban cerca, Felipe conquistó la región en el siglo cuarto a.C. En el siglo segundo a.C., Filipos se volvió parte de la provincia romana de Macedonia.
La ciudad existió en oscuridad relativa durante los siguientes dos siglos hasta que uno de los acontecimientos más famosos en la historia romana le trajo reconocimiento y expansión. En el 42 a.C., las fuerzas de Antonio y Octaviano derrotaron a las de Bruto y Casio en la Batalla de Filipos, y de esta manera terminaron con la República Romana y dieron lugar al Imperio Romano. Después de la batalla, Filipos se convirtió en una colonia Romana (cp. Hch 16:12), y muchos veteranos del ejército romano se establecieron ahí. Como una colonia, Filipos tenía autonomía del gobierno provincial y los mismos derechos otorgados a ciudades en Italia, incluso el uso de la ley romana. Estaba exenta de algunos impuestos, y ciudadanía romana para sus residentes (Hch 16:21). Siendo una colonia también era la fuente de gran orgullo cívico para los filipenses, quienes usaban el latín como su idioma oficial, adoptaron costumbres romanas, y establecieron el gobierno de su ciudad igual al de las ciudades italianas. Tanto Hechos como Filipenses reflejan el estatus de Filipos como una colonia romana.
La descripción de los cristianos como ciudadanos del cielo por parte de Pablo (Flp 3:20) era apropiada, debido a que los filipenses se jactaban de ser ciudadanos de Roma (cp. Hch 16:21). Los filipenses bien pudieron haber conocido a algunos de los miembros del pretorio (Flp 1:13) y de la casa de César (Flp 4:22).
La iglesia en Filipos, la primera fundada por Pablo en Europa, se remonta al segundo viaje misionero del apóstol (Hch 16:12-40). Evidentemente Filipos tenía una población judía muy pequeña. Debido a que no habían suficientes hombres para formar una sinagoga (el requisito eran diez hombres judíos que fueran cabezas de una casa), algunas mujeres devotas se reunían afuera de la ciudad en un lugar de oración (Hch 16:13) junto al río Gangites. Pablo les predicó el evangelio y Lidia, una mercader rica que trabajaba con bienes caros teñidos de púrpura (Hch 16:14), se convirtió en creyente (Hch 16:14-15). Es probable que la iglesia filipense inicialmente se reunía en su hogar espacioso.
La oposición satánica a la nueva iglesia inmediatamente se levantó en la persona de una muchacha esclava que adivinaba, poseída por un demonio, (Hch 16:16-17). No queriendo ni siquiera tener un testimonio que estuviera de acuerdo con ellos de tal fuente mala, Pablo echó fuera al demonio de ella (Hch 16:18). El acto del apóstol llenó de ira a los amos de la muchacha, quienes ya no podían vender sus servicios como adivinadora (Hch 16:19). Arrastraron a Pablo y a Silas frente a los magistrados de la ciudad (Hch 16:20) e incitaron el orgullo cívico de los filipenses diciendo que los dos predicadores eran una amenaza para las costumbres romanas (Hch 16:20-21). Como resultado, Pablo y Silas fueron azotados y encarcelados (Hch 16:22-24).
Los dos predicadores fueron milagrosamente liberados de la prisión esa noche por un terremoto, el cual enterneció al carcelero y abrió su corazón y el de su casa al evangelio (Hch 16:25-34). Al día siguiente los magistrados, llenos de pánico cuando oyeron que habían azotado y encarcelado ilegalmente a dos ciudadanos romanos, les rogaron a Pablo y a Silas que se fueran de Filipos.
Aparentemente Pablo visitó Filipos dos veces durante su tercer viaje misionero, una vez al principio (cp. 2Co 8:1-5), y una vez más casi al final (Hch 20:6). Alrededor de cuatro o cinco años después de su última visita a Filipos, mientras que era un prisionero en Roma, Pablo recibió una delegación de la iglesia filipense. Los filipenses habían apoyado a Pablo generosamente en el pasado (Flp 4:15-16), y también habían contribuido abundantemente para los necesitados en Jerusalén (2Co 8:1-4). Ahora, oyendo del encarcelamiento de Pablo, le enviaron otra contribución (Flp 4:10), y junto con ella a Epafrodito para ministrar a las necesidades de Pablo. Desdichadamente Epafrodito sufrió de una enfermedad casi fatal (Flp 2:26-27), camino a Roma, o después de que llegó. A la luz de esto, Pablo decidió enviar a Epafrodito de regreso a Filipos (Flp 2:25-26) y escribió la carta a los filipenses para enviarla de regreso con él.
Pablo tenía varios propósitos al componer esta epístola. En primer lugar, quería expresar a través de la escritura su gratitud por la ofrenda de los filipenses (Flp 4:10-18) En segundo lugar, quería que los filipenses supieran la razón por la que él decidió regresarles a Epafrodito, para que no pensaran que su servicio a Pablo había sido insatisfactorio (Flp 2:25-26). En tercer lugar, él quería informarles acerca de sus circunstancias en Roma (Flp 1:12-26). En cuarto lugar, él escribió para exhortarlos a la unidad (Flp 2:1-2; Flp 4:2). Finalmente, él escribió para advertirles de los falsos maestros (Flp 3:1-21; Flp 4:1).
Temas históricos y teológicos
Debido a que primordialmente es una carta práctica, Filipenses contiene poco material histórico (no hay citas del AT), fuera del tratado momentáneo de la autobiografía espiritual de Pablo (Flp 3:4-7). De la misma manera, hay poca instrucción teológica directa, también con una excepción momentánea. El magnífico pasaje describiendo la humillación y exaltación de Cristo (Flp 2:5-11) contiene algunas de las enseñanzas más profundas y cruciales acerca del Señor Jesucristo en toda la Biblia. El tema principal de la búsqueda de la semejanza a Cristo, como el elemento más definitivo de crecimiento espiritual y la pasión de Pablo en su propia vida, es presentado en el Flp 3:12-14. A pesar del encarcelamiento de Pablo, el tono dominante de la carta es gozoso (Flp 1:4; Flp 1:18; Flp 1:25-26; Flp 2:2; Flp 2:16-18; Flp 2:28; Flp 3:1; Flp 3:3; Flp 4:1; Flp 4:4; Flp 4:10).
Retos de interpretación
La principal dificultad conectada con Filipenses es determinar en dónde fue escrita (vea Autor y fecha). El texto en sí mismo solo presenta un reto de interpretación significativo: la identidad de los «enemigos de la cruz» (vea las notas sobre el Flp 3:18-19).
Bosquejo
I) El saludo de Pablo (Flp 1:1-11)
II) Las circunstancias de Pablo (Flp 1:12-26)
III) Las exhortaciones de Pablo (Flp 1:27-30; Flp 2:1-18)
A) A estar firmes en medio de la persecución (Flp 1:27-30)
B) A estar unidos en humildad (Flp 2:1-4)
C) A recordar el ejemplo de Cristo (Flp 2:5-11)
D) A ser luz en un mundo oscuro (Flp 2:12-18)
IV) Los compañeros de Pablo (Flp 2:19-30)
A) Timoteo (Flp 2:19-24)
B) Epafrodito (Flp 2:25-30)
V) Las advertencias de Pablo (Flp 3:1-21; Flp 4:1)
A) En contra del legalismo (Flp 3:1-16)
B) En contra del libertinaje (Flp 3:17-21; Flp 4:1)
VI) Amonestación de Pablo (Flp 4:2-9)
VII) Gratitud de Pablo (Flp 4:10-20)
VIII) Despedida de Pablo (Flp 4:21-23)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Pablo. Vea la Introducción a Romanos: Autor y fecha; vea la nota sobre Hch 9:1. Pablo escribió esta carta desde una prisión romana (vea la Introducción: Autor y fecha). Timoteo. Fue el hijo amado de Pablo en la fe (vea la Introducción a Primera Timoteo: Autor y fecha; Hch 16:1-3). No fue el coautor de la carta pero es posible que haya sido a quien Pablo la dictó. De todas maneras, Pablo tenía buenas razones para incluir el nombre de Timoteo (vea la nota sobre los vv.Flp 1:1-2). siervos. Esto denota un esclavo dispuesto que por voluntad propia se mantenía ligado a su amo, con felicidad y lealtad (vea la nota sobre Rom 1:1; cp. Stg 1:1 ; 2Pe 1:1; Jud 1:1). santos. Vea la nota sobre 1Co 1:2. Se trataba de los creyentes en la iglesia de Filipos e incluye a los que dirigían la congregación. en Cristo Jesús. Esto describe la unión de los creyentes de Filipos con Cristo en su muerte y resurrección (vea las notas sobre Rom 6:2-9; Gál 2:20), razón por la cual podían ser llamados «santos». Filipos. Vea la Introducción: Contexto histórico. obispos. Lit. «supervisores»; vea la nota sobre 1Ti 3:1. Es un término que se empleaba para recalcar las responsabilidades de liderazgo que tienen los que son ancianos y que también son llamados pastores. Los tres términos se emplean para describir a los mismos hombres en Hch 20:28 (vea la nota allí). diáconos. Lit. «aquellos que sirven»; vea la nota sobre 1Ti 3:8.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
El comienzo acostumbrado de las cartas en el primer siglo era la identificación del remitente y el destinatario con un saludo elemental. Una variación notable aquí es que Pablo incluye el nombre de Timoteo porque este hombre fue un colaborador importante en la propagación del evangelio en Filipos y sus alrededores, así como un testigo confiable que corroboraba con autoridad las verdades expuestas por Pablo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Resumen : Después de saludarles, Pablo da gracias a Dios por la fe y la comunión de los filipenses con él en el evangelio. Les habla libremente de su ferviente amor por ellos, y de sus oraciones por su crecimiento. Explica cómo la persecución que él había sufrido ayudó para adelantar la obra de Cristo. Menciona la obra de algunos que por motivos malos anuncian a Cristo, pero aun en eso Pablo se regocijaba de que Cristo fuera predicado. Presenta en esta primera parte de la carta una actitud hermosa en cuanto al propósito de su vida, en la vida o en la muerte. Les exhorta a seguir «combatiendo unánimes por la fe del evangelio».
La salutación : Las salutaciones de Pablo y otros escritores inspirados tienen mucho significado. Están llenos de conceptos espirituales. No se escriben como una mera formalidad o cortesía (no son palabras huecas). La verdad es que el estudio de alguna carta sin fijarse bien en la salutación es un estudio deficiente.
1:1 — » Pablo y Timoteo… » Timoteo estuvo en Roma con Pablo cuando éste escribió esta carta (véase 2:20, comentarios sobre la fidelidad de este evangelista joven). Timoteo no era coautor de la carta, sino un fiel y amado compañero. Pablo habla de Timoteo en otras cartas (2Co 1:1; Col 1:1; 1Ts 1:1; 2Ts 1:1). Los hermanos filipenses conocieron a Timoteo, y Pablo pensaba enviarlo pronto a Filipos (2:19). Es probable que hubiera lazos fuertes entre Timoteo y los filipenses.
— » siervos de Jesucristo «. No dice San Pablo y San Timoteo. No dice Padre Pablo y Padre Timoteo. Tampoco «Reverendos», ni «Doctores», ni nada por el estilo, sino simplemente «siervos» (DOULOI, esclavos) «de Jesucristo» (1Co 6:20). Eran de esos «esclavos» que estaban bien ligados a sus amos y no solamente estaban muy sumisos, sino que también los amaban mucho, porque eran muy buenos con ellos. Con gozo les servían con toda sumisión. El esclavo fiel no tiene voluntad propia, porque su voluntad es la del maestro. Desde luego, Cristo es nuestro perfecto amo y merece el perfecto amor de nosotros.
Pablo no dice, «apóstol de Jesucristo» como dice en otras cartas, porque no era necesario recordar a estos hermanos de su autoridad apostólica. Parece que estos hermanos no solamente tenían mucho respeto por Pablo, sino también mucho amor y afecto.
— » a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos «, los hermanos vivos en Filipos. En la Biblia no los «santos» no son imágenes, y no son personas que murieron hace muchos años que durante su vida ejemplificaron en forma muy excepcional ciertas virtudes y ahora han sido «canonizadas» por el clero romano. En esta práctica pagana se observa la deificación de tales «santos», y se les ora como se ora a Dios. Este error vino del paganismo: los emperadores y otros hombres eminentes son deificados al morir.
La palabra «santo» viene de la palabra, «santificado», que significa sencillamente «apartado». Los santos son los que se han apartado del pecado. Son cristianos. «Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos» (Efe 5:3).
Los cristianos son diferentes de los del mundo. Barclay comenta que para los judíos la palabra «santo» (KADOSH en hebreo, JAGIOS en griego) básicamente indicaba diferente. Los sacerdotes eran santificados y, por eso, diferentes de los demás (Lev 21:6), porque su trabajo era único. El diezmo era santificado (Lev 27:30; Lev 27:32) y, por lo tanto, era diferente; tenía uso especial. La parte central del templo era el lugar santo (Éxo 26:33); era diferente de los demás edificios del templo. La nación misma era santa (Lev 20:26), era diferente de las demás naciones. Ahora el pueblo especial de Dios es la iglesia y cuando Pedro nos llama «nación santa» (1Pe 2:9) debemos siempre recordar que básicamente esta palabra significa que somos diferentes de los demás.
— » con los obispos…» La palabra «obispo» (EPISCOPOS) quiere decir «ver sobre» (supervisor). Los «obispos» son los «ancianos» (Hch 20:17; Hch 20:28), y son los «pastores» (Heb 13:17). Es muy importante observar que estos tres términos (obispos, ancianos, pastores) se usan para los mismos hombres (del mismo oficio). Los apóstoles designaron ancianos (número plural) en cada congregación (Hch 14:23). No existió la práctica sectaria de tener un «Pastor» en ninguna de las iglesias del Nuevo Testamento. Además, esta verdad nos enseña que cada iglesia es independiente (autónoma) porque cada iglesia tiene su propio gobierno. No había gobierno central de la iglesia de Cristo, aparte de Cristo la Cabeza. Si alguien busca alguna «iglesia central» o «iglesia madre» en el Nuevo Testamento, buscará en vano.
Los hermanos designados como ancianos (obispos) deben reunir los requisitos nombrados por Pablo (por el Espíritu Santo) en 1Ti 3:1-7 y en Tit 1:5-9.
El trabajo de los «obispos» se enseña en Hch 20:28 («mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor»); » vuelan por vuestras almas » (Heb 13:17). Dice 1Pe 5:1-3 » apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella… siendo ejemplos de la grey «. La supervisión de los ancianos se limita a la congregación » en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos «. Deben apacentar la grey de Dios «que está entre vosotros». No había «ancianos patrocinadores» en Filipos, ni en Jerusalén, ni en Antioquía, ni en otra parte. Toda congregación debe tener sus propios ancianos, porque cada congregación es independiente y autónoma.
— » y diáconos «, la palabra «diácono» significa siervo o ministro (DIÁKONOS). Los «diáconos» no tienen autoridad como los ancianos para «ver sobre» la iglesia. Si alguna iglesia no tiene ancianos, no debe escoger diáconos, porque en tal caso los diáconos harían el papel de ancianos. Hasta que la congregación tenga ancianos, todos los varones fieles deben aceptar sus responsabilidades para que la iglesia funcione con buen orden. Pero téngase presente que una iglesia sin ancianos es » deficiente » (Tit 1:5). Tampoco es bíblico escoger «líderes» o «administradores». La Biblia habla solamente de » santos… con los obispos y diáconos «. No dice «santos… con los líderes» o «santos… con los administradores», ni nada por el estilo.
Pablo revela los requisitos para ser diácono en 1Ti 3:8-10; 1Ti 3:12-13. La palabra, DIAKONÍA, se usa en Hch 6:1 (» la distribución «). De esta palabra el léxico de Thayer dice, «la ministración de aquellos que ministran a otros los oficios de amor cristiano, 1Co 16:15; Apo 2:19, especialmente, de aquellos que suplen la necesidad de otros por medio de recoger o repartir beneficios (Hch 12:25); el cuidado de los pobres, el suplir o el distribuir caridades: Hch 6:1; 2Co 9:1-15; 2Co 13:1-14».
La palabra se traduce «servicio» en Rom 12:7. Los diáconos son, pues, siervos o ministros, tanto en asuntos materiales como en asuntos espirituales. Esteban y Felipe, dos de los siete hermanos mencionados en Hch 6:5, eran evangelistas. » Los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús » (1Ti 3:13).
Fuente: Notas Reeves-Partain
DE UN AMIGO A SUS AMIGOS
Filipenses 1:1-2
Pablo y Timoteo, esclavos de Jesucristo, escriben esta carta a todos los que están en Filipos que están consagrados a Dios por medio de su relación con Jesucristo, juntamente con los supervisores y los diáconos:
¡Que la gracia y la paz que proceden de nuestro Padre Dios y de nuestro Señor Jesucristo sean con vosotros!
Las palabras introductorias definen el tono de toda la carta. Se trata de la carta de un amigo a sus amigos. Con la excepción de las cartas a los tesalonicenses y la nota personal a Filemón, Pablo empieza todas sus cartas presentándose como apóstol; por ejemplo, empieza su carta a los Romanos diciendo: «Os manda esta carta Pablo, esclavo de Jesucristo, llamado para ser apóstol» (cp. el primer versículo de 1 Corintios, 2 Corintios, Galátatas, Efesios y Colosenses). Empieza las otras cartas presentando las credenciales oficiales que le confieren el derecho a escribir, y a los destinatarios el deber de prestar atención; pero no lo hace cuando escribe a los Filipenses. No hacía falta. Sabía que le atenderían, y con mucho cariño. De todas sus iglesias, la de Filipos era la que estaba más en su corazón; y escribe, no como un apóstol a los miembros de su iglesia, sino como un amigo a sus amigos.
Pero hay un título del que no prescinde. Se presenta como siervo (dulos) de Jesucristo, como lo pone la Reina-Valera; pero dulos es más que servidor: es esclavo. Un servidor es libre para ir y venir; pero un esclavo es posesión exclusiva de su amo para siempre. Cuando Pablo se llama esclavo de Jesucristo hace tres cosas. (i) Asegura que es posesión exclusiva de Cristo, Que le amó y compró por un precio (1Co 6:20 ), y ya no puede pertenecer nunca a otro amo. (ii) Establece que debe absoluta obediencia a Cristo. El esclavo no tiene voluntad propia; la voluntad de su amo es la suya. Así también Pablo no tiene más voluntad que la de Cristo, y no obedece sino a su Salvador y Señor. (iii) En el Antiguo Testamento el título regular de los profetas es el de siervos de Dios (Am 3:7 ; Jer 7:25 ). Ese fue el título que se dio a Moisés, a Josué y a David (Jos 1:2 ; Jue 2:8 ; Sal 78:70 ; Sal 89:3; Sal 89:20 ). De hecho el máximo título de honor es siervo de Dios; y cuando Pablo se aplica ese título se coloca humildemente en la línea de sucesión de los profetas y de los hombres de Dios. La esclavitud del cristiano a Jesucristo no es una sumisión humillante. Como expresaba el dicho latino: Illi servire regnare est, ser Su esclavo es ser un rey.
LA DISTINCIÓN CRISTIANA
Filipenses 1:1-2 (continuación)
La carta va dirigida, como lo pone la Reina-Valera, a todos los santos en Cristo Jesús. La palabra que se traduce por santos es háguios; y santos es una traducción que confunde. A oídos modernos presenta una imagen o un cromo de una piedad otromundista. Nos habla más de las vidrieras de colores que de la plaza del mercado. Aunque es fácil comprender el sentido de háguios es difícil traducirlo.
Háguios, como su equivalente hebreo qadósh, se suelen traducir por santo. En el pensamiento hebreo, si algo se define como santo, la idea básica que sugiere es que es diferente de todo lo demás, que es algo aparte. Para entenderlo mejor, veamos cómo se usa en el Antiguo Testamento. Cuando se establecieron las reglas referentes al sacerdocio se escribió: » Santos serán para su Dios» (Lv 21:6 ). Los sacerdotes habían de ser diferentes de los demás hombres, porque habían sido apartados para una función especial. El diezmo era la décima parte de todos los productos, que se apartaba para Dios, y se establece: «El diezmo será santo para el Señor, porque pertenece al Señor» (Lv 27:30; Lv 27:32 ). El diezmo era diferente de todo lo demás que se podía usar para unes ordinarios. La parte central del Templo era el lugar santo (Ex 26:33 ); era distinto de los otros lugares. La palabra se usaba especialmente en relación con la nación de Israel. Los judíos eran una nación santa (Ex 19:6 ). Eran santos porque pertenecían a Dios de una manera especial; Dios los había apartado de las demás naciones para que fueran Suyos (Lv 20:26 ); Dios los había conocido -es decir, había tenido una relación personal con ellos- entre todas las naciones del mundo (Am 3:2 ). Los judíos eran diferentes de todas las demás naciones porque ocupaban un lugar especial en el propósito de Dios.
Pero Israel se negó a hacer el papel que Dios le había asignado. Cuando vino Su Hijo al mundo, no Le reconocieron, Le rechazaron y Le crucificaron. Los privilegios y las responsabilidades que deberían haber tenido se les quitaron y se le dieron a la Iglesia, que llegó a ser el nuevo Israel, el verdadero Pueblo de Dios del Nuevo Testamento. Por tanto, de la misma manera que los judíos habían sido háguioi, santos, diferentes, ahora deben serlo los cristianos. Así es que Saulo, antes de llegar a ser Pablo, era un perseguidor declarado de los santos, los haguíoi (Hch 9:13 ); Pedro fue a visitar a los santos, los haguíoi, de Lida (Hch 9:32 ).
El decir que los cristianos son santos quiere decir por tanto que son diferentes de las demás personas. ¿En qué consiste la diferencia?
Pablo se dirige a sus amigos como santos en Cristo Jesús. No se pueden leer sus cartas sin notar lo frecuentemente que usa las frases en Cristo, en Jesucristo, en el Señor. En CristoJesús se encuentra 48 veces, en Cristo 34, y en el Señor 50. Está claro que para Pablo ahí estaba la esencia del Cristianismo. ¿Qué quería decir? Marvin R. Vincent dice que cuando Pablo decía que el cristiano está en Cristo quería decir que el cristiano vive en Cristo como el ave vive en el aire, el pez en el agua y las raíces del árbol están en la tierra. Lo que hace al cristiano diferente es que siempre y en todas partes es consciente de estar rodeado de la presencia de Jesucristo.
Cuando Pablo habla de los santos en Cristo Jesús quiere decir los que son diferentes de las otras personas y están consagrados a Dios mediante una relación especial con Jesucristo -y eso es lo que debe ser un cristiano.
EL SALUDO QUE LO INCLUYE TODO
Filipenses 1:1-2 (conclusión)
El saludo de Pablo a sus amigos es: Que la gracia y la paz que proceden de nuestro Padre Dios y de nuestro Señor Jesucristo sean con vosotros (cp. Rm 1:7 ; 1Co 1:3 ; 2Co 1:2 ; Gal 1:3 ; Ef 1:2 ; Col 1:2 ; 1Ts 1:1 ; 2Ts 1:2 ; Phm 1:3 ).
Cuando Pablo pone juntas estas dos grandes palabras, gracia y paz (járis y eiréné), está haciendo algo maravilloso. Estaba tomando los saludos normales de dos culturas y uniéndolos. Járis era la palabra con que empezaban las cartas griegas, y eiréné el saludo que usaban los judíos. Cada una de estas palabras tiene su propio sabor, y ambas fueron transformadas por el nuevo sentido que les infundió el Cristianismo.
Járis es una palabra preciosa; las ideas básicas que incluye son las de gozo y placer, luminosidad y belleza; los hispanohablantes tenemos la gran suerte de que nuestra palabra gracia contiene las mismas ideas, y es por tanto la traducción casi perfecta de járis. Pero con Jesucristo llega una nueva belleza que se añade a la anterior; y esa belleza nace de una nueva relación con Dios. Con Cristo la vida se vuelve preciosa porque el ser humano deja de ser la víctima de la Ley de Dios y pasa a ser la criatura de Su amor.
Eiréné es una palabra inclusiva. La traducimos por paz; pero no quiere decir paz en sentido negativo como sencillamente la ausencia de guerra o de problemas. Quiere decir el bienestar total, todo lo que contribuye a la felicidad suprema de una persona.
Puede que esté relacionada con el verbo griego eirein, que quiere decir unir, entretejer. Y esta paz tiene siempre que ver con las relaciones personales, la relación de una persona consigo misma, con sus semejantes y con Dios. Es siempre la paz que nace de la reconciliación.
Así es que cuando Pablo pide a Dios gracia y paz para sus amigos está pidiendo realmente que tengan el gozo de conocer a Dios como Padre y la paz de estar relacionados con Él, con los hombres y consigo mismos -y esas gracia y paz no se pueden recibir sino mediante Jesucristo.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 1
Introducción
EL MUNDO DEL PRISIONERO PABLO
1. El apóstol Pablo sentía un afecto especialmente cordial por la comunidad de Filipos, a la que va dirigida nuestra carta. Los motivos pudieron ser varios: en primer lugar, los filipenses se distinguieron desde el principio por su obediencia y fidelidad al Apóstol. Pero que no se interprete mal esta afirmación, como si Pablo hubiera confundido su probidad con su lealtad hacia él. Debe tenerse en cuenta la situación de la comunidad. Llamada a la vida por el Apóstol, se vio muy pronto reducida a sus propios medios, en el seno de un entorno pagano. El Apóstol continuó su viaje, buscando nuevas ciudades y ganando para Cristo nuevos hombres. Se sometía, pues, a los filipenses a una prueba total, a una apuesta muy subida, en la que se trataba de ser o no ser. La palabra sembrada en su suelo ¿sería capaz de echar raíces y permanecer, o acabaría por sucumbir, sofocada por la maleza de las multiformes opiniones religiosas y de los más diversos cuidados? Los filipenses no sólo supieron salir airosos de la prueba, sino que comprendieron además claramente que, después de haber sido ganados a la fe del Evangelio, debían trabajar a su vez en favor de este Evangelio. Una comunidad sólo se salva de la languidez, de la decadencia y de la extinción si es vital y activa.
Pero se daba, además, otra característica constante en los filipenses. Ellos constituían la primera comunidad paulina en suelo europeo. De hecho, antes que ellos sólo hubo otra comunidad cristiana en Europa: la de Roma. En su segundo viaje misional, Pablo, acompañado de Silas y Timoteo, pasó de Asia Menor a Macedonia. Hasta entonces, sólo había misionado en Asia (cf. Act 13-14), aunque es muy probable que ya desde el primer momento acariciara el deseo de penetrar en el mundo griego con el mensaje de Cristo. La misión de Filipos se saldó con un fracaso, y Pablo y sus compañeros tuvieron que partir de allí precipitadamente. Las autoridades ciudadanas procedieron contra ellos y los expulsaron de la ciudad (Hec 16:11 ss; 1Te 2:2). Pablo sabía demasiado bien que la nueva comunidad estaba aún necesitada de especiales cuidados. Por eso se sentía tan agradecido al comprobar que su actuación no había sido inútil, sino que había producido copiosos frutos.
2. En toda carta es importante tener una idea aproximada de la situación en que se encuentra el remitente. En efecto, la situación tiñe con su propio colorido las manifestaciones, los proyectos y las esperanzas. Cuando Pablo escribió la carta a los Filipenses, estaba preso. Habla con frecuencia de sus cadenas y se enfrenta con la posibilidad de ser condenado a muerte. Nos hallamos, pues, ante una de las llamadas cartas de la cautividad. En ella se nos abre con una especial intimidad el alma de Pablo, sus anhelos, sus deseos y, sobre todo, su fe. Y esto es lo que hace que esta carta sea tan valiosa para nosotros.
Ha sido calificada como la más personal de todas las cartas paulinas. Al leer estas líneas nunca debe perderse de vista la lastimosa situación del Apóstol. Las cárceles del mundo antiguo no eran precisamente demasiado humanitarias, la alimentación era miserable. Teniendo esto en cuenta, cabría esperar propiamente que en la carta hubiera una serie de quejas sobre los hombres, sobre la inseguridad del futuro, sobre la falta de libertad de la situación. Pero no hay nada de esto. El autor de la carta entiende perfectamente su suerte desde la base de su fe cristiana y no se contenta con superarla, sino que la convierte en un magnífico testimonio de fe. Se despliega ante nosotros la magnitud del esclavo de Cristo; pero una magnitud y una grandeza que no está lejos de nosotros, como algo inalcanzable, sino dentro de un contexto humano, como algo real, comprensible e imitable. Los que tienen que sufrir, los que están sometidos a prueba por causa de la fe, encontrarán en el Apóstol doliente una digna norma de la fe.
Debemos localizar el lugar de prisión de Pablo, desde donde fue escrita esta carta, en éfeso, la metrópoli de Asia Menor a orillas del Mar mediterráneo. Sólo ocho días de viaje separaban esta ciudad y Filipos (1).
3. ¿Qué objetivo se propone la carta? En primer lugar, quiere informar sobre la situación en que Pablo se encuentra. Pero sus pensamientos se dirigen a la comunidad, de tal suerte que considera su destino personal desde ella. En esta reflexión comunitaria, que absorbe su situación personal, se pone de manifiesto la sinceridad y lealtad de su actividad apostólica, pastoral y misionera. Tiene que contar con la eventualidad de que no volverá a ver a los filipenses. Por lo mismo, debe preocuparse por su futuro. La edificación de la comunidad, su puesto en el mundo, su salvación, constituyen la orientación y el interés pastoral básico de esta carta. Al mantenerse en un plano tan genérico, la carta puede servir perfectamente de lectura en toda época y para toda comunidad. Pablo también traza planes para el futuro. Pero están llenos de incertidumbre.
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1. La antigua opinión, según la cual Pablo escribió la carta a los Filipenses desde una cárcel de Roma pierde crédito de día en día.
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SALUTACIÓN 1/01-02
1 Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos en Cristo Jesús, que hay en Filipos, juntamente con los obispos y diáconos: 2 gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Las cartas del Apóstol están llenas de autoridad y responsabilidad. Pablo se sentía responsable de sus comunidades. Ante los filipenses se presenta no como apóstol (Cf Rom 1:1; 1Co 1:1; 2Co 1:1; Gal 1:1; Efe 1:1; Col 1:1), sino como siervo, como esclavo de Cristo Jesús (Cf.Rm 1,1; 2Co 4:5; Gal 1:10); no recurre a un título honroso que le sitúa por encima de la comunidad y de sus propios colaboradores, sino que se coloca en la misma línea que su auxiliar Timoteo. La esclavitud era un fenómeno absolutamente normal y conocido de todos en aquella época, un hecho sociológico cotidiano. No pocos de los destinatarios de la carta pudieron ser esclavos. Todo esclavo tiene un señor. Pablo se sabe esclavo del Kyrios (Señor) Jesucristo. Y así, el título de esclavo se ve despojado de su matiz despectivo, de segundo rango. Pero hay algo sorprendente. Pablo se ha entregado enteramente a Jesucristo como a su Señor, de tal suerte que ahora es su siervo y esclavo.
Lo mismo puede decirse de Timoteo. Y desde aquí se ve claramente que, a los ojos del Apóstol, el nombre de esclavo es un título de gloria. No todos lo tienen, sino solo aquellos creyentes que han recibido la tarea y la responsabilidad del trabajo misionero. Los demás son «santos». También esto resulta sorprendente. Con todo, tal afirmación no quiere decir que hayan vencido ya total y enteramente los pecados en su propia vida y que no exista ya el mal entre ellos. La realidad queda bien centrada con la adición de que son santos en Cristo Jesús. La santidad no les adviene por méritos propios, sino que la ha realizado Cristo, de tal modo que ahora pueden ser llamados santos. Cristo les ha atraído a sí. Ahora le pertenecen a él. Por el bautismo y la fe han sido santificados. Y esta pertenencia a Cristo obliga. Ellos, los santos, están obligados a ser santos. El cristiano se ve siempre enfrentado a la exigencia a ser mejor, a convertirse en lo que es.
En la comunidad de Filipos hay «obispos y diáconos» (1). Pablo les saluda expresamente. Seguramente se refiere a aquellos que han tomado sobre sí la responsabilidad espiritual de los demás. Comienza a estructurarse el oficio ministerial. Debemos pensar que, mientras vivía y trabajaba, el Apóstol llevaba la responsabilidad plena de sus propias comunidades. Pero debía preocuparse también por el futuro, cuando ya no viviera con ellos, y también por los lapsos de tiempo en que, debido a sus viajes misioneros, estaba ausente y trabajaba en otras partes. El doble nivel jerárquico de «obispos y diáconos» actúa colegialmente. Son varios, unidos en una perspectiva fraternal.
De la palabra empleada por Pablo, episkopos, deriva el vocablo moderno obispo (2). Un saludo litúrgico pone fin al encabezamiento de la carta. Con él saluda Pablo a la comunidad. Debe escuchar y aceptar sus palabras con la paz y la gracia de Dios y de Cristo.
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Parte primera
PABLO Y LA COMUNIDAD 1,3-26
1. ACCIÓN DE GRACIAS POR LOS FILIPENSES (1/03-08).
3 Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros, 4 y siempre, cuando hago la oración, todas mis súplicas por todos vosotros son hechas con gozo, 5 por vuestra contribución a la causa del Evangelio, desde el primer día hasta ahora, 6 teniendo esta confianza: que el que empezó en vosotros la obra buena, la llevará a su término hasta el día de Cristo Jesús. 7 En efecto, justo es que yo tenga estos sentimientos con respecto a todos vosotros, porque os tengo en mi corazón, partícipes como sois todos vosotros de mi gracia, tanto en mis cadenas como en la defensa y consolidación del Evangelio. 8 Pues Dios me es testigo de cuántos deseos tengo, en las entrañas de Cristo Jesús, de estar con todos vosotros.
Pablo se presenta ante la comunidad en actitud orante. Su corazón está lleno de gratitud cuando recuerda a los filipenses. Sabía a la comunidad puesta bajo la custodia divina, pero los sigue recomendando aún a este Dios protector. La cura de almas es también asunto de oración: más aún, es primeramente un asunto de oración y falla con toda seguridad cuando no está fundamentada en la oración del pastor. Esta actitud describe la breve palabra «siempre». La oración incesante no puede ser entendida en modo alguno de un modo estrictamente literal, sino como un actitud de oración orientada a Dios, que debe determinar y definir la vida del cristiano. La actitud de Pablo frente a Dios está concebida de manera personal, habla de «mi Dios». Pero no se aprovecha de esta relación personal con Dios que ha conseguido, ni hace mal uso de ella, sino que, por el contrario, toma de aquí ocasión y posibilidad para expresar su agradecimiento. Quien sabe dar gracias, quien siente la gratitud como lo necesario y lo primero, merece ser llamado grande. ¡El prisionero Pablo da gracias!
Junto a la gratitud aparece el gozo (1). Este gozo del hombre privado de libertad no puede beberse en fuentes naturaleza. Brota de Dios y llega hasta Pablo cuando piensa en los filipenses, en todos ellos. A nadie se excluye. La distancia espacial, el recuerdo vivido y la nostalgia de la separación hacen brotar del corazón del Apóstol la conciencia de estar obligado a cada uno de ellos. Los conoce a todos personalmente y de todos conserva el recuerdo. Y así, por todos y cada uno puede orar. La comunidad no debería ser demasiado numerosa. El cuño personal de la oración se extiende a los componentes de la comunidad. Pablo los coloca a todos, renovadamente, delante de su Dios.
Pero no se trata sólo de que ellos estén unidos al Apóstol. Se trata de que estén unidos al Evangelio. Este Evangelio es una fuerza viva. Todavía no ha cristalizado en un libro, sino que es la palabra vivificante de la predicación. La Escritura que admitimos y confesamos debe ser constantemente suscitada, convertida en lenguaje mediante la palabra. Ya antes de la codificación escrita del Evangelio ha estructurado el Apóstol su Evangelio, ha fundado y edificado con su fuerza varias comunidades. También los filipenses deben a esta palabra su existencia como creyentes. Pero su participación en el Evangelio va más lejos. Deben empeñarse en la predicación de la fe. No eran sólo hombres abiertos y receptivos, eran también dispensadores. Y esto era así desde el principio. Su apertura, por la que Pablo da gracias a Dios, consistía en que habían comprendido la conexión íntima que se apoya en la fuerza espiritual de la palabra, según la cual ésta debe ser de nuevo transmitida, y que justamente en esta transmisión demuestra toda su eficacia.
Una mirada retrospectiva, que equivale a un balance de cuentas, infunde al Apóstol confianza. Una confianza que surge como resultado de la oración y que está orientada a Dios. Pablo ha empeñado siempre toda su energía, su tiempo y toda su persona en la predicación del Evangelio y en la edificación de las comunidades. Su actividad y agilidad podrían crear la impresión, vistas desde fuera, de que se había propuesto hacer muchas cosas y, más aún, hacerlas todas por sí mismo. La realidad es completamente distinta. Su incansable actividad procedía del convencimiento de que es Dios quien empieza y acaba. Pablo llama al trabajo de la predicación, a la edificación de la comunidad, una obra. Pero no la considera como suya, sino como la obra de Dios y de Cristo (Cf. Rom 14:20; 1Co 3:13 ss; 1Co 9:1; 1Co 16:10; Flp 2:30). Lo que él hace es un trabajo auxiliar, bajo la acción de otro más alto. De aquí deriva su confianza, aun en el caso de que se viera precisado a interrumpir imprevista y súbitamente su tarea.
Toda obra humana deja tras sí, normalmente, la impresión de cosa fragmentaria e inacabada, sobre todo cuando quedan sin realizar muchos planes, cuando muchos proyectos apenas si han sido esbozados, sin que fuera posible llevarlos a cumplimiento. Es Dios quien marca los límites y señala los caminos. Pablo confía en que Dios lo completará. Y lo que se comenzó en Filipos, fue hecho por Dios.
Pablo se atiene, ante todo, a esta suprema idea. Habla a los filipenses como un padre a sus hijos. Como un padre lleva en el corazón a sus hijos, así Pablo a sus amadas comunidades. Pero, finalmente, tiene que decir una palabra sobre su cautiverio, del que no se había preocupado hasta ahora, pues su persona y sus intereses personales quedaban muy en segundo plano frente a los intereses de la comunidad. Y si ahora menciona como en un inciso sus cadenas, lo hace refiriéndolas significativamente tanto a la comunidad como al Evangelio. Las cadenas, que indican su cautividad, no son vergüenza, irritación, carga o intranquilidad. Son gracia. Le parecen a Pablo casi como una cosa santa. Y como tales deben ser aceptadas por los filipenses.
Pero ya lo han hecho así. Ya han dado a entender que han comprendido el sentido íntimo y propio de su prisión y de su aparente vergüenza. Por eso son partícipes de su gracia. El destino del Apóstol está encadenado al Evangelio. El que tropieza en el uno, tropieza en el otro. Con el Apóstol está también en cadenas el Evangelio y con su defensa se defiende también y se fortalece el Evangelio. No se trata de su persona. Como en un diálogo con Dios, les protesta su amor, una vez más a todos ellos. La sinceridad de sus relaciones con cada uno de ellos debe quedar bien patente y asegurada ante Dios. Entra aquí un pastor de almas en áspero juicio consigo mismo, pero Pablo tiene una conciencia clara y limpia. Amor era el único afecto que le dominaba cuando pensaba en ellos. Habría que intentar imaginarse bien los elementos concretos de que se componía la comunidad de Filipos: ricos y pobres, viejos y jóvenes, sanos y enfermos, hombres, en fin, como nosotros, con todas las debilidades y miserias humanas. Pudiera parecer exagerado y hasta humanamente imposible que Pablo creyera profesar a todos ellos idéntico afecto. De hecho, ésta era la realidad. En el Apóstol habla y obra otro, el mismo Cristo Jesús. A través de él obra y ama, quiere amar y obrar, Cristo Jesús. En este pasaje se da a conocer el punto nuclear de la existencia cristiana, incomprensible, antinatural e irritante para la razón pura, pero punto central del sentido de la vida para el creyente.
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1. El gozo o alegría debe enumerarse como una de las características de la carta:Flp 1:18.25; Flp 2:2.17s.28s; Flp 3:1; Flp 4:1.4.10.
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2. PABLO ORA POR LOS FILIPENSES (1/09-11).
9 Y ésta es mi oración: que vuestro amor todavía abunde más y más en conocimiento perfecto y en toda sensibilidad, 10 hasta que lleguéis a discernir los valores de las cosas, para que así seáis puros e irreprochables para el día de Cristo, 11 llenos del fruto de justicia que se obtiene por medio de Cristo, para gloria y alabanza de Dios.
A la acción de gracias sigue la intercesión. Esta es la recta continuación en las posturas que el hombre debe adoptar en su oración ante Dios. Lo que Pablo pide para la comunidad es el amor. Un amor que debe crecer, porque siempre es capaz de crecimiento. La comunidad cristiana debe ser una comunión en la que todos están unidos entre sí por el amor. Pero también hacia fuera debe ser este amor activo.
Ciertamente se puede hablar del amor y del afecto en un sentido muy diverso y aun poco amable. Puede asaltarle a uno, en momentos aislados, un dichoso sentimiento feliz de abrazar a toda la humanidad, a millones de hombres, pero ¿qué prueba esto? El amor puede degenerar en disimulado y adornado egoísmo a dos, a cuatro o a unas decenas de personas. Se ha menester una inspección crítica que destruya toda ilusión. El amor debe ser clarividente. No es, pues, el amor un torbellino que pasa sino, para los cristianos, una postura que debe mantenerse constante y en la que él mismo debe persistir. El amor se conserva y se acredita en las minucias en las cosas cotidianas, en los encuentros, doquiera se puede chocar con otro. Y por eso debe ir asociado a la sensibilidad, a la finura y delicadeza de sentimientos.
La oración de Pablo se convierte en exhortación, en paraclesis. No se dan instrucciones concretas, sino que se expone un principio que lo abarca todo: «Ama y haz lo que quieras», dirá más tarde el doctor de la Iglesia, Agustín. Si se quisiera equiparar la opinión del Apóstol a esta sentencia, se podría resumir: Ama y haz lo que juzgues oportuno. Este discernimiento se aplica a los hechos concretos, pues cada cosa va ligada a su momento, y dejar escapar una oportunidad puede constituir una falta.
Toda exigencia moral de Pablo tiene algo de acuciante, pues se orienta hacia el día-de-Cristo (1). Las comunidades paulinas vivían en la conciencia de que el final del tiempo y de la historia estaba para irrumpir, y se preparaban para este punto final del tiempo. La panorámica del mundo ha cambiado desde entonces, pero esta urgencia temporal, puesta, dentro de ciertos límites, a nuestra disposición, no ha perdido su eficacia, sino que permanece y más bien se acrecienta frente a las crisis mundiales. El día de Cristo significa liberación, salvación, siempre y definitivamente. Y todas estas cosas siguen faltando. Somos conscientes de ello. No nos las podemos dar por nosotros mismos y el decurso de los siglos que ya han desfilado o que se inicia ahora nos las escatima. Y así, la comunidad cristiana actual, no menos que la de aquel tiempo, está en camino y pendiente hacia el «día».
Hay una hora de prueba en la presencia de Dios, una hora que nos quiere ver puros e irreprochables. Pero, una vez más, es decisivo no dejarla pasar en vano, porque el fruto de justicia, que debemos llevar con nosotros, debe ser el que nos justifique. No lo conseguimos por nosotros mismos; ni siquiera el impulso procede de nuestra propia cosecha; el fruto viene por Jesucristo. Pero debemos prestarnos a su impulso. Pues en Cristo nos hemos hecho dignos de alabar y glorificar a Dios. El día por el que anhelamos lo pondrá de manifiesto.
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1. El día del Señor (1Co 5:5; 1Te 5:2), de nuestro Señor Jesucristo (1Co 1:8), de nuestro Señor Jesús (2Co 1:14), de Cristo (Flp 1:10; Flp 2:16) o simplemente «el día» (1Co 3:13), ocupa un puesto importante en la paraklesis paulina.
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3. LA SITUACIÓN DEL EVANGELIO (1/12-18a)
12 Quiero que sepáis, hermanos, que mi situación ha redundado más bien en progreso del Evangelio, 13 hasta tal punto, que en todo el pretorio y entre los demás se han manifestado mis cadenas en Cristo, 14 y la mayor parte de los hermanos, cobrando confianza en el Señor a causa de mis cadenas, han redoblado su audacia para predicar sin miedo la palabra de Dios. 15 Algunos, es cierto, proclaman a Cristo por envidia y rivalidad; pero otros, con buenos sentimientos. 16 éstos lo hacen por amor, sabiendo que estoy puesto para defensa del Evangelio; 17 los de la rebeldía, anuncian a Cristo, no noblemente, creyendo que suscitan tribulación a mis cadenas. 18a Pero ¿qué importa? En todo caso, como quiera que sea, por hipocresía o por sinceridad, Cristo es anunciado, y de esto me alegro.
Pablo escribe desde la cárcel. Los filipenses lo sabían. Debemos tenerlo bien en cuenta. El Apóstol se refiere ahora a sí mismo, o más exactamente: al referirse a sí mismo, se refiere al Evangelio. Su situación pudo causar la siguiente impresión externa: su actividad misionera en el espacio de Asia Menor, con su centro de gravedad en éfeso, fue súbitamente interrumpida con su encarcelamiento. Y al parecer, sin esperanza. La causa del Evangelio parecía haber experimentado una catástrofe. Surgió la pregunta en la comunidad. ¿Cómo continuar -si es que se continúa- adelante? De aquí la respuesta consoladora desde la prisión: contra toda esperanza, el Evangelio progresó, dentro y fuera, en el círculo del Apóstol y en la comunidad de la ciudad donde estaba encarcelado, en éfeso.
Esta noticia tiene muchos puntos oscuros para nosotros. Desconocemos la situación. Pablo la interpreta a la luz de la fe. Así, habla de una manifestación de sus cadenas. éstas santificadas, se ha convertido en objeto de una revelación. También como prisionero tiene el Apóstol de Cristo una tarea sumamente importante que cumplir. Se halla siempre apremiado por encargo de su misión, aunque sus manos estén atadas. Hay siempre un espacio para actuar, una ocasión de dar testimonio. Ya lo hizo así, con grandioso estilo, en una época anterior, y probablemente alude ahora a una discusión pública ante el tribunal, en el pretorio (1). No sabemos cuál fue, respecto de su persona, el resultado de su actuación ante las autoridades de la ciudad. No lo juzga tan importante como para consignarlo por escrito o bien pudo ocurrir que encomendara al portador de la carta que se lo comunicara de viva voz. Lo único importante es que Cristo se manifestó por sus cadenas, sus cadenas en Cristo. Y este hecho lleva ya su propia dinámica. Pablo lo sabe. La palabra que pronunció allí ante sus jueces y ante todo el auditorio se extenderá y dilatará más, superando las limitaciones de tiempo y de espacio en que fue pronunciada. Pero la actuación del Apóstol tuvo también consecuencias hacia fuera. La comunidad local debió sentir en sí misma el encarcelamiento del Apóstol. Con este acontecimiento, la predicación se había convertido en un asunto peligroso. Acaso lo advirtieron entonces por primera vez de manera tan palpable. Las consecuencias fueron abatimiento, miedo, tristeza, desánimo. Pero la valerosa conducta de Pablo en el pretorio, que no les pudo pasar inadvertida, y de cuyas noticias debían estar pendientes, provocó un cambio radical. El valor se reafirma, una confesión provoca la otra. La mayor parte de los hermanos se sintió alentada y estimulada por su testimonio y se atrevieron a reanudar de nuevo la predicación, con todos sus riesgos.
Ahora bien, el Apóstol no se manifiesta satisfecho de todos los predicadores. Hay quien predica por motivos nobles y aun rastreros. Pablo no es una especie de frío político realista, para quien sólo cuentan los resultados. Tampoco se avergüenza de llamar a las cosas por su nombre. Lo vergonzoso para una comunidad y para la Iglesia es que se corra un velo sobre sus nocivas circunstancias o que incluso se ignoren totalmente. Cuanto menos combatido, con mayor seguridad puede propagarse el mal. La envidia y las rivalidades han destruido la armonía que era exigible a los predicadores en éfeso. Cristo es predicado con falsas intenciones segundas. Las características están bien señaladas, aunque se echa de menos una motivación. Sólo prosiguiendo la lectura se llega a saber que Pablo se halla situado en medio de la refriega. En su persona, en sus cadenas se dividen los espíritus. Su prisión ha puesto al descubierto la rectitud o la discutibilidad de las intenciones.
La existencia cristiana necesita la hora de la amenaza y del peligro para conocerse a sí misma. Una cristiandad a cubierto puede languidecer rápidamente. La paz no debe convertirse en perezosa holganza. La autenticidad se muestra cuando se dice sí al sufrimiento, a las desventajas, a las pérdidas, en virtud de la más alta mirada de la fe, cuando se sabe dar sentido a todo ello. Tras los sufrimientos de Pablo se esconde un designio divino. Dios le ha destinado a la defensa del Evangelio. Así ve él las cosas y con él una parte de la comunidad de éfeso. Pero hay otros que niegan este sentido interior a sus cadenas. Quieren hacer de ellas algo intolerable para un Apóstol.
ésta es la tentación de Pablo. Es, sin duda, grande, pero está también a la altura de la grandeza del Apóstol. No es el tener que padecer, pasar hambre, aguantar, tener frío o sufrir insultos lo que le inquieta. Sabe su destino. Lo que le llega hasta lo vivo a un creyente -a un creyente como él- es que se le discuta por su destino. Lo hicieron por pusilanimidad. Alejándose del encarcelado se creían más a seguro. Enfrentarse con el sentido, sometido a discusión, de una situación calamitosa, ésta es la tentación de las cadenas. Pero la alegría que irrumpe al final de las reflexiones, testifica que Pablo no se ha dejado engañar en modo alguno. Lo que a los ojos de algunos es escándalo y necedad, lo valora Pablo como un medio de revelarse Cristo, dispuesto así por Dios.
Pero incluso estos contradictores son expresamente incorporados a la alegría del Apóstol, pues, a pesar de todo, predican a Cristo. La magnanimidad que aquí aflora no debe ser calificada de tolerancia. No se trata de gentes que hayan difundido un error (2). Pablo puede emitir este juicio porque distingue cuidadosamente entre sus circunstancias personales, o las cosas que podrían ser consideradas como concernientes a su persona y que fueron tenidas como tales por sus enemigos, y aquella otra cosa que únicamente le interesaba. Nunca se insistirá bastante en la mesura de esta delimitación. Es de una objetividad suprema, pero no desapasionada, sino acompañada de sentimiento. Desde la base de este sentimiento mana la alegría, no, naturalmente, por lo malo, sino por lo bueno que este sentimiento es capaz de descubrir, incluso en una actuación pervertida y hostil.
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1. También en los relatos de la pasión de los Evangelios se menciona un pretorio, y tanto en ellos como en nuestra carta se refiere a la residencia del gobernador romano de la provincia (Mat 27:27; Mar 15:16; Jua 18:28.33; Jua 19:9). No hay, por tanto, razón alguna para afirmar que la mención del pretorio en el que se encuentra Pablo deba aludir necesariamente a Roma.
2. Contra los errores y los que los enseñan se pronuncia Pablo con toda energía. Cf. Flp 3:2 ss.
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4. EN VIDA O EN MUERTE (1/18b-24).
18b Y me seguiré alegrando. 19 Pues yo sé que esto redundará en salvación mía, por causa de vuestra oración y por la asistencia del Espíritu de Jesucristo, 20 según mi ávida expectación y mi esperanza de que en nada seré defraudado, sino que, con toda valentía, ahora como siempre, Cristo será públicamente magnificado en mi cuerpo, ya sea mediante la vida, ya sea mediante la muerte. 21 Pues para mí, el vivir es Cristo, y el morir, una ganancia. 22 Pero si el vivir en carne esto me supone una actividad fructuosa, yo no sé qué escoger. 23 Me encuentro en esta alternativa: por una parte, aspiro a irme y estar con Cristo, lo que sin duda sería lo mejor; 24 pero, por otra parte, creo que permanecer en la carne es más necesario para vuestro bien.
El tenor de la alegría ofrece la transición. Como ahora, también en el futuro esta alegría será la fuerza oculta determinante. Respecto de su futuro personal, del que comienza a hablar ahora el Apóstol, no siente ningún temor. Cree en su salvación. Viste esta seguridad con las palabras de Job: «Esto redundará en liberación mía» (1).
De hecho, el Apóstol tiene un buen motivo para compararse con el paciente Job. Pero su tesitura frente al futuro se percibe con mayor claridad cuando se sabe qué entiende por salvación. Podría creerse fácilmente que se refiere a la liberación de su vida de la prisión y del hacha del verdugo. Pero no es esto lo que piensa Pablo, como lo dan a entender inequívocamente las frases que siguen. Aquí salvación equivale a salvación definitiva (2). Y de ésta no duda. También un Apóstol está sometido a tentación. Sí, pero puesto a prueba, confía en dos cosas: en la oración de la comunidad y en la ayuda del Espíritu del Señor. La comunidad debe orar por sus pastores. Esto es mucho mejor que criticarlos. La auténtica unidad entre ellos es causada por la acción del Espíritu.
La actividad total, la vida, las luchas y sufrimientos de Pablo estaban y están orientados a Cristo. Ha puesto toda su existencia, su ser somático y corporal al servicio del Señor, de tal suerte que su mismo cuerpo podía ser lugar de la epifanía de Cristo al mundo. Y así ha de seguir siendo en todo tiempo y en cualquier oportunidad que el futuro ponga a su disposición. Hasta dónde se extienda y en qué consistirá es algo que no puede predecir, pero el campo de tensión de las esperanzas viene determinado por la alternativa: en vida o en muerte. En ambos casos, debe darse lo que se dio siempre, que la glorificación de Cristo se haga visible en el Apóstol. Si se le ha destinado a vivir, esta glorificación seguirá dándose, como hasta ahora, en las obras del Apóstol, en las que trabaja, vence y sufre. Si debe morir, entonces se asemejará enteramente a su Señor, y tendrá ocasión de hacer visible al mundo la pasión de Cristo. ésta es la disposición de Pablo a seguir a Cristo hasta el final. Pero es Cristo mismo quien debe llevarle. Y no le faltará, no le dejará frustrado.
JC/V: Las posibilidades de vida y muerte ponen ante los ojos del Apóstol las preguntas fundamentales de la existencia humana: ¿qué es la vida? ¿qué es la muerte? Frente a la muerte, nos ofrece una respuesta que da testimonio de la magnitud de su fe cristiana y de su amor a Cristo. La vida es Cristo. No se sabe quién es el sujeto de esta frase y quién es el objeto, si se ha de decir que Cristo es la vida o que la vida es Cristo. Tanta es la conexión entre Cristo y vida. Y se trata de una conexión excluyente y definitiva: sólo donde está Cristo está la vida. De aquí se sigue como consecuencia que el morir es ganancia. En qué consista esta ganancia no lo dice Pablo hasta las líneas siguientes, pero ya ahora es claro que la palabra vida sobrepasa aquí las dimensiones terrenas. La posesión de la vida en que se piensa no está ligada a la tierra, de tal modo que sólo muriendo se llega a la posesión auténtica.
¿Es Pablo un iluso, un exaltado? ¿Se arroja en brazos de la muerte? ¿Quiere huir de la vida terrena porque le resulta insoportable? De ninguna manera. Tenía ante los ojos, como alternativa equivalente, en orden a la glorificación de Cristo, que tenía encomendada, la vida y la muerte. Una vez más se declara expresamente partidario de la vida «en carne». Si se le reserva para este destino de vida, lo acepta obedientemente. Su obra no ha concluido aún. Si se le reserva para seguir viviendo, tiene así una oportunidad, bien recibida, para llevar adelante la obra encomendada de producir frutos para Cristo. Se le coloca así ante una decisión personal. La elección es difícil. Y por eso la rehuye. Pero ¿es realmente cosa suya decidir el sendero por el que debe caminar? En espíritu de oración Pablo traspasa la situación exterior humana y se sitúa ante Dios, ante cuya presencia quisiera decidir. Los jueces romanos, revestidos de poder y dignidad, son marionetas en manos de aquel a quien Pablo llama su Dios.
Tener una visión clara de sí mismo ante Dios no es fácil tarea. El deseo personal se enfrenta con la necesidad objetiva. Ambas cosas le importan. Su inquietud interior rompe las líneas. La muerte es ganancia, acabamos de oír. Y encarece la afirmación: es, sin duda, lo mejor romper las ataduras y emprender el gran viaje (3). Pablo sabe su meta: la comunión con Cristo, estar con Cristo. Concebía la existencia cristiana y la realizaba como existencia en Cristo. La comunión con Cristo es, en su predicación, la raíz de la vida creyente en este tiempo del mundo.
En las fronteras de la muerte medita sobre la muerte. Sólo raras veces toca este tema. Frente a la esperanza del día de la parusía, las sentencias sobre la muerte ocupan un segundo plano. Lo cual no significa que, frente a la brevedad del tiempo, haya querido pasar por encima de ella, o que no la haya tenido en cuenta. La muerte no diluirá la existencia humana en un ser en sombras en el mundo subterráneo, como ocurría en la expectativa veterotestamentaria (4). Los muertos no deben esperar hasta el último día para ser llamados a la vida. La comunión con Cristo, que adquirió en su vida por la fe, no será rota al pasar por las ondas de la muerte. sino que experimentará una dichosa intensificación. Pablo rehuye todo género de concreción de la frase. Deja el ser de más allá de las fronteras de la vida terrena en lo inefable y se contenta con prometer que será un ser con Cristo. Y. con todo, ya nos dice bastante. En la fe resuelve el problema de la muerte y da así la única respuesta auténtica posible.
Si, por un lado, ha liberado de este modo su nostalgia interna y nos ha permitido contemplar su amor a Cristo, le toca ahora adoptar la resolución definitiva: dado que la comunidad todavía le necesita, debe quedarse. No es que, al hablar así, se creyera insustituible. Podría creerse semejante cosa de él si hubiera fundado su afirmación de querer permanecer en sus cualidades personales. Pero no juzga las cosas desde sí mismo, sino en la presencia de Dios. Cree que al decidir quedarse ha reconocido la disposición divina.
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1. Pablo cita a Job 13:16 según el texto de la biblia griega.
2. La palabra griega aquí empleada (soteria) designa siempre en Pablo la salvación final: Rom 1:16; Rom 10:1.10; Rom 11:11; Rom 13:11; 2Co 1:6; 2Co 6:2; 2Co 7:10; Flp 1:28; Flp 2:12; 1Te 5:8 s.
3. Ya en la antigua Grecia estaba muy extendida la idea de comparar el morir con el emprender un viaje. Pero Pablo da a la idea un significado eminentemente cristiano, en cuanto que, en la fe, todo está orientado hacia Cristo.
4. El Antiguo Testamento habla del sheol, que se creía ubicado en las entrañas de la tierra.
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5. CONFIANZA (1/25-26).
25 Y confiado precisamente en esto, sé que me quedaré y que estaré con todos vosotros, para vuestro progreso y gozo en la fe; 26 para que, por mi nueva presencia entre vosotros, tengáis en mi persona un abundante motivo de gloriaros en Cristo Jesús.
De la visión clara brota la confianza. Si es enviado a ellos, es enviado a todos ellos. Quiere servir a su progreso, pero también a su gozo. Si vuelve a ellos, esto les será ocasión de gloria. Pablo ha hablado muchas veces en sus cartas de la gloria y del gloriarse (Cf.Rm 2,17.23; 3,27; 5.2s.11; 1Co 1:29.31; 1Co 3:21; 1Co 4:7; 2Co 5:12). Sabe bien, y ha tenido ocasión de comprobar en sus discusiones con el judaísmo, así como por la experiencia de su propio pasado, que se da una falsa gloria. ésta confía en su propia capacidad, en las acciones propias, en los propios privilegios, en la sarx (carne). Semejante gloria es engañosa y falsa. Para nada sirve, sino para vergüenza. Pero hay otra gloria salvífica y necesaria. No se apoya en lo propio, sino en la gracia de Dios. Es un gloriarse en Cristo Jesús. Cuando uno se gloría así reconoce y alaba la obra que el mismo Dios ha puesto, el camino que ha trazado. En esta relación de gloria deben situarse las comunidades y el Apóstol, es decir, de modo que los unos se gloríen en los otros. La calumnia, la crítica exagerada envenenan el ambiente. Reconocer en el otro la acción de Cristo -en este caso concreto en la próxima llegada del Apóstol- engendra gozo en la fe y unión auténtica.
Parte segunda
EXHORTACIóN A LA COMUNIDAD 1,27-2,18
Por regla general, las cartas del Apóstol se articulan en dos grandes secciones, de las que la primera suele retener un carácter más doctrinal, mientras que la segunda ofrece rasgos parenéticos, promesas, exhortaciones y orientaciones. En nuestra carta se ha invertido el orden normal, en cuanto que la primera parte está llena de noticias personales, aunque, desde luego, como vimos, despersonificadas mediante su vinculación al Evangelio. En la segunda parte, el autor de la carta vuelve al orden acostumbrado y habla directamente a la comunidad.
1. LUCHAD A UNA POR LA FE (1/27-30).
27 Solamente, llevad una vida digna del Evangelio de Cristo, para que, ya sea que vaya a veros, ya sea que esté ausente, oiga yo decir de vosotros que estáis firmes en un solo Espíritu, luchando a una por la fe del Evangelio, 28 sin dejaros amedrentar en nada por los adversarios, lo cual es para ellos indicio cierto de perdición; pero para vosotros de salvación. Y esto procede de Dios; 29 porque a vosotros os ha sido concedido ser para Cristo, no sólo creyendo en él, sino también sufriendo por él, 30 librando el mismo combate que visteis en mí y que ahora oís decir de mí.
Después de haber expresado su confianza en la posibilidad de una pronta visita a los filipenses, se coloca ahora en espíritu en medio de ellos. Un Apóstol habla a su comunidad. Una vez más les recuerda el Evangelio. Lo que se ha establecido entre ellos se ha convertido en norma de su vida cristiana y así debe seguir siempre. La comunidad, pues, no se había quedado sin palabra. Es necesario para la perseverancia de una comunidad que la palabra permanezca viva en medio de ella y que se proclame siempre entre sus miembros. Esta preocupación debe ser común. Lo que confiere a esta exhortación apostólica su carácter peculiar es que habla a todos y a cada uno de su responsabilidad comunitaria. La vida cristiana no se deja realizar en un rincón obscuro, en la enclaustración y el aislamiento. Está siempre orientada a los demás, solicitando, cuidando, sirviendo.
En todo caso, Pablo volverá a entrar en contacto con ellos, aunque no sea más que por el hecho de que recibe noticias suyas. Como comunidad reciente y, con toda seguridad, numéricamente pequeña, habían tenido que sobreponerse al mundo exterior. La cohesión, siempre exigida, era para ellos cuestión de vida o muerte. Ya habían aprendido -y era necesario que lo aprendieran- que la vida en la fe era una lucha, pero una lucha tal que en ella cada combatiente aislado es, siempre, débil y está destinado a ser vencido sin remedio. Sólo la comunidad unida puede resistir y permanecer.
Oímos hablar de adversarios. La comunidad cristiana puede parecer a muchos algo extraño. Su destino, desde el principio, es provocar escándalo y, por tanto, hostilidad. ésta es su función. Debe contar con ello. Si no diera escándalos, si aceptara compromisos aburguesados, si retirara sus pretensiones o se refugiara en sí misma, dejaría de ser lo que es. Se la percibe en su unidad cuando sus miembros aparecen codo a codo, cuando se dan la mano, cuando se ayudan. Pablo eleva esta unidad, que debe ser su signo, a la categoría de señal en un doble sentido: ella garantiza a la comunidad su salvación y presagia la derrota de sus adversarios. Había que preocuparse por esta unidad antes incluso de que se produjeran escisiones. En efecto, es un principio básico de toda vida comunitaria y colectiva que el antagonismo es el germen de la destrucción. La comunidad no debe dejarse corroer desde fuera, pues entonces los adversarios conseguirían corromper su unanimidad y el daño no sería ya meramente exterior. Sólo la unidad produce salvación, salvación eterna.
Los creyentes tienen una vocación que Pablo describe casi a modo de slogan: «para Cristo» (ser para Cristo, completamos en nuestra traducción).
El fundamento de pareja orientación de la vida es justamente la fe. Pero fe no es nunca para el Apóstol una cuestión teórica, un juego intelectual, sino que abarca el ser total del hombre. Y el hombre consigue rastrear la universalidad de las exigencias de la fe cuando, convencido de esta fe, debe sufrir por ella. De aquí que Pablo haya mencionado la fe antes que el sufrimiento. En efecto, tener que sufrir, sin poder creer, es algo razonablemente imposible.
Pero lo notable es que Pablo eleve hasta sí mismo las adversidades que los ciudadanos de su propia ciudad debieron sin duda causar a los filipenses (1) y que en ningún caso podían compararse con los sufrimientos del Apóstol. Les da así a entender que no sólo deben limitarse a aceptar las privaciones por amor a Cristo, como el mismo Apóstol, sino que deben saber además que tales privaciones son gracia. Ya han experimentado la gracia. Pues bien, por causa de esta gracia se les ha enviado el sufrimiento. Dios hace regalos propios de él. Y acaso necesite uno tiempo para pasar de la adversidad o del distanciamiento a la intuición de que lo que le ha sobrevenido es gracia.
Pablo asegura que es esta misma lucha la que les une con él de manera especial. A pesar de la carga desigualmente pesada que él tiene ahora, los acoge en su destino, pues están unidos no sólo en virtud de la igual orientación de su lucha, sino que también deben hacer suya la de Pablo, gracias a la postura espiritual con que aceptan el sufrimiento. Pablo se presenta ante ellos como ejemplo y les recuerda que no es la primera vez que han oído hablar de las tribulaciones que ahora se les presentan. También cuando estaba con ellos en Filipos tuvo que luchar (2). Fue difícil. Ellos lo saben. En él deben ellos edificarse, en el recuerdo del pasado, en vistas a su situación actual.
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1. También en Tesalónica, ciudad cercana a Filipos, tuvo que sufrir la comunidad a causa de la persecución de sus conciudadanos: 1Te 2:14.
2. Hec 16:19 ss conserva un recuerdo de estos hechos.
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
INTRODUCCIÓN
1. La iglesia de Filipos fue fundada como resultado de la visión sobrenatural que tuvo Pablo mientras se hallaba en Troas durante su segundo viaje misionero
(Véase Hch 16:8-10).
2. Fue aparentemente la iglesia favorita de Pablo. Durante su breve estadía allí, él y Silas vieron cómo Dios obraba maravillosamente en la vida de al menos tres personas.
a. Una mujer de negocios de Asia llamada Lidia a quien Dios salvó del judaísmo (Hch 16:13-15).
b. Una joven griega adivinadora a quien Dios salvó del satanismo (Hch 16:16-18).
c. Un carcelero romano a quien Dios salvó de la adoración al César (Hch 16:19-20).
3. Esta iglesia, que fue concebida en una visión, alcanzaría su momento cumbre en una cárcel. Extraños y maravillosos son en verdad los caminos del Señor.
4. La ciudad de Filipos fue fundada por Felipe de Macedonia (padre de Alejandro Magno) en el 357 a.C. y recibió el nombre de su fundador. Se encontraba a unas 700 millas (unos 1.100 km) de Roma y gozaba de todos los privilegios de la ciudadanía romana. El doctor J. Dwight Pentecost nos dice:
«Roma, en sus planes de conquista del Medio Oriente, se hallaba en guerra con Macedonia. La historia nos dice que al ejército romano se le había agotado la sal, y era con sal que pagaban a los soldados romanos. (De ahí proviene la expresión de es “un hombre que no se gana su sal”.) Las legiones amenazaron con desertar y regresar a sus casas, lo que significaba que Macedonia quedaría sin conquistar. Pero el pueblo de Filipos prefería ser gobernado más bien por los romanos que por los macedonios, de manera que recogieron una gran cantidad de sal y se la entregaron al ejército romano, y de esa manera fueron pagados los soldados. Continuó el proceso de conquista y lograron someter a Macedonia, incorporando todo el país al Imperio Romano. En recompensa, el emperador concedió a Filipos el estado de colonia, lo que significaba que los habitantes de Filipos tenían los mismos derechos como ciudadanos romanos que los residentes de la ciudad de Roma. Estaban bajo la protección especial del emperador y tenían todos los privilegios que otorgaba la ley romana. A semejanza de los residentes de Roma estaban libre de impuestos. Habían sido hechos romanos aunque vivían en Macedonia. En consecuencia, muchos soldados romanos prefirieron establecerse en Filipos al completar su servicio militar. De manera que Filipos se convirtió en una pequeña Roma: romanos en su lealtad, en sus leyes, en su filosofía y en sus apariencias. Fue aquí donde llegó el apóstol para empezar la penetración del continente europeo con el evangelio de la salvación por gracia mediante la fe.» (The Joy of Living, pp. 12, 13.)
5. Filipos fue entonces la primera ciudad europea en recibir el evangelio y en escuchar el primer concierto cristiano, que llevó a cabo un dúo especial a medianoche.
6. En el año 57 d.C., a fines de su tercer viaje misionero (unos cinco años después de su primera visita), parece que Pablo ya les había visitado brevemente dos veces (véanse 2Co 1:16; Hch 19:21; Hch 20:1-3.)
7. En el año 62 d.C. encontramos al apóstol prisionero en Roma. Hch 28:30-31 nos indican que quedó confinado en su propia casa de alquiler, encadenado a un soldado romano que cambiaba cada seis horas.
Aunque no podía predicar en público, sí podía escribir (Efe 6:20, Flp 1:7, Flp 1:14, Flp 1:16; Col 4:18; Flm 1:1, Flm 1:10, Flm 1:13).
8. Fue, por consiguiente, en este tiempo, unos diez años después de su primera visita a Filipos, que Pablo escribe la epístola a los Filipenses, su iglesia favorita.
9. La iglesia, al saber de su encarcelamiento en Roma, le había enviado una ofrenda de amor por medio de Epafrodito. Unos años antes ya le habían enviado otra ofrenda de amor a Tesalónica para apoyarle en su esfuerzo misionero (Flp 4:15-16).
10. Mientras que se encontraba en Roma, Epafrodito cayó gravemente enfermo, estando a punto de morir, pero por la bondad de Dios se recuperó. Pablo escribe a los hermanos filipenses para darles las gracias por su ofrenda y las buenas noticias de la recuperación de Epafrodito.
11. Encontramos tres palabras clave en esta epístola. Una es Cristo (que la encontramos diecisiete veces en varias formas), otra es gozo (dieciocho veces), y la tercera es mente (que aparece mencionada doce veces).
I. Cristo: el propósito de la vida (cap. Flp 1:1-30).
«Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia» (Flp 1:21).
A. Esto hacía que Pablo descansara en la seguridad de Dios (Flp 1:1-12).
1. Sus saludos a los santos de Filipos.
a. Escribe a los santos.
b. Escribe también a los obispos y diáconos.
El doctor John Walvoord comenta:
«La mención de obispos y diáconos indica el avanzado estado de organización de la iglesia en Filipos, compuesta ahora de creyentes maduros y dotados, de los que habían surgido guías reconocidos. Como señala A. R. Fausset: “Esta es la primera carta de Pablo donde se mencionan obispos y diáconos, y la única en donde se les saluda por separado”. Naturalmente, muy pronto en Hechos capítulo Hch 6:1-15, hubo hombres designados en la iglesia para servir de una manera similar a los diáconos. Aunque no se les llama diáconos, la importancia que recibe esta designación de hombres para un servicio especial en los Hechos parece reconocer su significado. Los ancianos fueron designados en cada iglesia en fecha tan temprana como Hch 14:23, y son mencionados en Hch 11:30; Hch 20:27-28, y 1Ts 5:12-13.» (Filipenses: Triunfo en Cristo, Editorial Portavoz, p. 24.)
Kenneth Wuest, el erudito del griego, escribe en una manera similar:
«La palabra obispo es la traducción de un término griego que se usaba en el mundo secular para designar a un supervisor en cualquier capacidad, como por ejemplo, el funcionario encargado de la reparación de un edificio o un oficial en el ejército. La palabra en sí significa “aquel que cuida o vigila”. Pablo la emplea como otro nombre para anciano, siendo el último el título del oficio en lo que a la posición en la iglesia se refiere, y el primero era el título para indicar la responsabilidad o actividad del oficio, que era la supervisión del bienestar espiritual de la congregación local. Usa ambos nombres para designar a la misma persona en Hch 20:17, Hch 20:28. La palabra diácono es la forma castellana de un término griego que se empleaba en general para designar a un siervo. El término abarcaba tanto a los esclavos como a los siervos contratados, y representaba a un siervo, no tanto en la relación con el amo como en su actividad. La misma palabra se la traduce por “ministro” en 1Co 3:5; 2Co 3:6; Efe 3:7. Aquí se refiere a una clase distinta de oficiales en la iglesia apostólica. El origen de la función aparece en Hch 6:1-15.» (Word Studies in Philippians, p. 28.)
Como nota final consideremos los comentarios al respecto de J. Dwight Pentecost:
«La palabra “diácono” proviene de un término griego compuesto que significa “levantar el polvo”. Representa a alguien que se mueve tan rápidamente por las calles polvorientas de los pueblos de Palestina para llevar a cabo su tarea que sus pies levantan el polvo al caminar. Había tanto por hacer para los diáconos que no tenían tiempo para el ocio. Realizaban su ministerio con tal diligencia que sus pies no permitían que el polvo reposara; aquellos que eran apartados para este ministerio eran llamados diáconos, es decir, los que “levantaban el polvo”.» (The Joy of Living, p. 114.)
2. Su acción de gracias por los santos de Filipos (Flp 1:3-5).
«Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros» (Flp 1:3).
3. Su confianza en los santos de Filipos.
«Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo» (Flp 1:6).
Por supuesto, debemos entender que la confianza de Pablo estaba puesta en realidad en el Salvador de aquellos santos filipenses.
4. Su oración concerniente a los santos en Filipos.
«Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo» (Flp 1:9-10).
La palabra aprobar aquí significa darle el visto bueno a algo que ha sido probado durante un cierto tiempo. Era usado por los griegos, por ejemplo, para reconocer a los médicos que habían pasado sus exámenes y de esa manera obtenían sus certificados.
B. Hacía también que Pablo se gozara en medio de grandes sufrimientos (Flp 1:12-20). El apóstol podía alabar a Dios por sus experiencias en la cárcel, pues no habían obstaculizado al evangelio sino ayudado a su esparcimiento, lo cual se había logrado mediante tres cosas:
1. Su sujeción a las cadenas (Flp 1:13; Flp 4:22). John Walvoord escribe al respecto:
«No obstante, si se sigue la opinión mayoritaria, Pablo estaba bajo la custodia de los soldados imperiales que constituían la flor y nata del ejército romano, y el tiempo en que escribió la epístola fue mientras estaba en Roma, el centro del gobierno romano.
Ya fuera en Roma o en otra parte, según la costumbre establecida, el apóstol estaría encadenado las veinticuatro horas del día, con toda probabilidad, a un soldado romano, con cambio de guardia cada seis horas. Sin duda alguna, ésta fue la más dura experiencia para Pablo, sujetándolo a todas las malvadas características y caprichos de su guarda, incluso cuando hablaba a sus amigos, cuando oraba o cuando intentaba escribir. Siempre presente estaba su guarda romano.
A pesar de todo, las circunstancias también le dieron la oportunidad inapreciable de testificar, y cada guarda oyó la historia de Pablo. El relato de la gracia de Dios y de la transformación que ésta efectuó en su vida lo sujetó al más penetrante escrutinio de cada guarda, para ver si su testimonio era genuino. La más pequeña desviación, impaciencia o irritación le hubiera descalificado en su testimonio al guarda, y cualquier fallo en su consistencia hubiera sido pronto comunicado a otros. La sinceridad del apóstol y su radiante relato de la gracia de Dios manifestada a él, fue según todas las apariencias muy efectiva, pues guarda tras guarda llegaron a conocer a Jesucristo de una mañera efectiva.
Solamente Dios conoce lo que sucedió en la habitación alquilada en la que se le permitía vivir a Pablo. Allí los guardas escuchaban las conversaciones de Pablo con amigos entrañables, y podían hacer preguntas sobre las extrañas palabras que oían de su prisionero. En las solitarias horas de la oscura noche, iluminada solamente por la luna, muchos guardas oyeron probablemente el testimonio de Pablo: su temprana profesión de fariseo, su antagonismo y persecución contra los cristianos, su notable conversión, y las causas de su encarcelamiento. Indudablemente, todo esto fue el tema de mucha conversación en la guardia pretoriana, y suscitó simpatías entre los soldados al comprender éstos la injusticia de su encarcelamiento. Sus cadenas se habían transformado en una efectiva línea de comunicación con la élite de los soldados del Imperio Romano que, si convertidos, llevarían consigo el evangelio hasta los confines de la tierra al ser destinados de localidad en localidad. Esto nos recuerda que cada circunstancia de la vida es una plataforma sobre la que la gracia transformadora de Dios se puede manifestar en la vida de los que pertenecen al Señor.» (Filipenses: Triunfo en Cristo, Editorial Portavoz, pp. 35, 36.)
2. La valentía de sus amigos (Flp 1:14). El encarcelamiento de Pablo había aparentemente animado a algunos de los creyentes tímidos a ser más osados en la comunicación del evangelio. La explicación quizá esté en la conversión de algunos de los soldados de la guardia pretoriana, pues su testimonio daría sin duda ánimo y valora los miembros de la iglesia en Roma.
3. La carnalidad de sus enemigos (Flp 1:14-16).
«Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor. Algunos a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones.»
El salmista escribió una vez: «Ciertamente la ira del hombre te alabará…» (Sal 76:10).
Es decir, que a pesar de los motivos impuros e insinceros de sus adversarios en proclamar el evangelio, Pablo a pesar de todo se regocijaba porque: « ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún» (Flp 1:18). El mayor problema del mundo, entonces y ahora, no es que el evangelio sea predicado imperfectamente, sino que no es predicado.
4. La confianza en su futuro (Flp 1:19-20). Pablo está seguro de dos cosas:
a. Que sus necesidades serán satisfechas por medio del Espíritu Santo. Warren Wiersbe escribe:
«La palabra “suministración” está relacionada con la palabra coro. Cuando una ciudad griega iba a celebrar un festival especial, alguien tenía que pagar a los cantantes y a los danzarines. La donación que se pedía tenía que ser una donación generosa. Así que, estaba palabra significaba “proveer generosa y abundantemente”. Pablo no dependía de sus propios escasos recursos, sino de los generosos recursos de Dios, ministrados por el Espíritu Santo.» (Gozosos en Cristo, p. 29, Editorial Bautista Independiente.)
b. Que el Salvador sería magnificado por medio del cuerpo de Pablo (Flp 1:20). ¿Cómo podía hacerse esto? Todos sabemos que a un objeto lejano lo podemos acercar por medio de un telescopio, y por medio de un microscopio podemos agrandar un objeto pequeño. Aplicando estos instrumentos correctamente en un sentido espiritual, el creyente puede hacer, por medio de su cuerpo, que Cristo aparezca tanto grande como cercano ante los ojos de los santos y pecadores que miran.
C. Haciendo que Pablo permaneciera gozoso en el servicio (Flp 1:21-30).
1. Su deseo era partir y estar con el Señor.
«Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor» (Flp 1:21-23; véase también 2Co 5:8).
Nota: Pablo habla de la muerte como partir (véase también 2Ti 4:6). Esta palabra partir era usada por:
a. Los soldados cuando desmontaban sus tiendas de campaña y se trasladaban a otro lugar.
b. Los políticos cuando liberaban a un prisionero.
c. Los agricultores cuando le quitaban el yugo a los bueyes.
2. Su decisión fue quedarse y ministrar a los santos.
«Pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros» (Flp 1:24.)
a. Este ministerio involucraba combatir. «…combatiendo unánimes por la fe del evangelio» (Flp 1:27). (Véase también Jud 1:3.)
b. Involucraba estabilidad. «Y en nada intimidados por los que se oponen…» (Flp 1:28). La palabra «intimidados» que aparece aquí era usada por los griegos para referirse a un caballo que huía asustado de la batalla (véanse también Isa 41:10; Mat 10:28; Heb 13:5-6).
c. Este ministerio involucraba también sufrimiento. «Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él» (Flp 1:29).
II. Cristo: el modelo para la vida (cap. Flp 2:1-30). El tema de Pablo en este capítulo es esa bella virtud cristiana que llamamos unidad.
A. la exhortación a la unidad (Flp 2:1-4).
1. Esta unidad está disponible (Flp 2:1). La palabra «si» en Flp 2:1 debería ser traducida por «ya que» o «puesto que». Es decir,
a. Puesto que hay consolación y exhortación en el Hijo de Dios.
b. Puesto que hay estímulo y comunión en el Espíritu de Dios.
2. Esta unidad es alcanzable (Flp 2:2-4). No se puede conseguir mediante «contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo» (Flp 2:3).
Platón definió la «humildad» de la siguiente manera: «Aquel estado mental que se somete al orden divino del universo y no se empeña en exaltarse a sí mismo.» Aparece usada esta palabra en un documento secular en relación con el río Nilo y su baja posición. ¡Cuántas trágicas divisiones de iglesia se evitarían si fuera observado este principio!
B. Ejemplos de unidad (Flp 2:5-30).
1. El ejemplo de Cristo (Flp 2:5-8). Estos versículos están sin duda alguna entre los más importantes de toda la Escritura.
«Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.»
Observamos mediante estos versículos lo que Cristo hizo para unificar y unir a la criatura pecadora con su Creador santo.
a. Dejó la gloria del cielo (Jua 17:5; 2Co 8:9).
b. Se despojó a sí mismo. El término griego que aparece en Flp 2:7 es kenoo y significa «vaciarse». ¿Qué hizo Jesús para vaciarse a sí mismo?
(1) Dicho en forma negativa: Él no dejó a un lado en ningún sentido de la palabra su deidad. ¡Él era, es y será por completo el Hijo de Dios! (Véanse Jua 1:1; Jua 17:5; 2Co 4:4; Col 1:15; Col 2:9; Heb 1:3.)
(2) Dicho de manera positiva: lo que hizo, por un tiempo, fue esconder su gloria celestial en un marco humano. Aunque retuvo cada uno de los atributos de su deidad mientras estuvo en la tierra, con todo, entregó al Espíritu Santo el ejercicio independiente de dichas características divinas. (Véanse Sal 22:6; Isa 53:3; Mar 9:12; Rom 15:3.) Debemos considerar dos frases en estos momentos. «En forma de Dios»: esto no quiere decir que Cristo tuvo una forma física antes de la encarnación. Se refiere más bien a la naturaleza interna, esencial y permanente de una persona o cosa.
Como ejemplo podemos decir: «El tenista estaba hoy en forma excelente.»
«No estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse»: quiere decir que él no consideró la manifestación externa de su deidad en el cielo como algo que había que retener a toda costa. Cristo no se preocupó en su encarnación de retener todo eso.
c. Hecho semejante a los hombres (Jua 1:14; Rom 1:3; Rom 8:3; Gál 4:4; Heb 2:14, Heb 2:17). Este hecho, simple pero asombroso, no puede ni remotamente ser comprendido por las mentes humanas. El Creador infinitamente santo aparece de repente en la semejanza de su criatura finita y pecadora, pero Él sin pecado.
¿Quién puede comprender una condescendencia tan increíble? Es como si un poderoso y majestuoso rey terrenal determinara dejar por un tiempo sus fabulosas riquezas y su maravillosa corte para encarnarse en el cuerpo de una hormiga. Dicho sea de paso, el título «Hijo del Hombre» era el nombre preferido del Señor mientras estuvo en la tierra.
d. Tomando forma de siervo. No vino como un César poderoso o como un renombrado filósofo humano, aunque incluso esto habría sido una condescendencia de proporciones colosales. Vino más bien como un siervo humilde.
e. Se humilló a sí mismo. Es decir, se sometió a la autoridad (véase 1Pe 2:21-24). Estuvo de acuerdo en hablar nuestro lenguaje, vestir nuestras ropas, comer nuestras comidas, respirar nuestro aire y soportar nuestro trato infame y perverso.
Contrasta mucho su declaración en el huerto con la de Lucifer (Mat 26:39, Mat 26:42; Isa 14:13-14).
f. Haciéndose obediente hasta la muerte (Mat 26:39; Jua 10:18; Heb 5:8; Heb 12:2).
g. Y muerte de cruz. No simplemente murió, sino que sufrió la peor de las muertes tanto física como judicialmente (Gál 3:13; Isa 53:1-12; Sal 22:1-31).
2. El ejemplo del Padre (Flp 2:9-11).
«Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre» (Flp 2:9-11).
Hemos examinado la humillación de Cristo, veamos ahora su exaltación.
a. El Padre mismo le ha exaltado hasta lo sumo (Isa 52:13; Jua 17:1; Hch 2:33; Heb 2:9).
b. Le ha dado un nombre (posición y lugar de autoridad) que está por encima de todos los demás (Efe 1:20; Heb 1:4).
c. Será universalmente reconocido como Señor por todos.
(1) Los métodos de este reconocimiento: Doblar la rodilla ante Él y confesarle con la boca.
(2) Las criaturas que participarán en este reconocimiento:
«Los que están en los cielos»: el mundo de los ángeles.
«Y en la tierra»: el mundo de los santos y pecadores.
«Y debajo de la tierra»: el mundo de los demonios. (Véanse Apo 5:13; Apo 7:9-12; Apo 14:6-7; Isa 45:23; Rom 10:9-10.)
Nota: Confesarle en esta vida como Señor significa salvación, pero esperar hasta la vida venidera resultará en condenación. De forma que la pregunta suprema no es cuándo lo hará el ser humano, sino dónde.
3. El ejemplo de Pablo (Flp 2:12-18).
a. En asuntos de la salvación: ocuparse de ello.
«… ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor» (Flp 2:12).
Notamos que no dice: «Obrad por vuestra salvación.» La idea aquí es completar algo.
Los griegos usaban esta frase para hablar de llevar un problema matemático hasta su conclusión lógica y también para trabajar una mina de oro en un campo.
«Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad» (Flp 2:13).
«No es por imitación sino por encarnación» (Gál 2:20). La vida cristiana no es una serie de subidas y bajadas, sino de entradas y salidas. Dios obra dentro de nuestro ser y nosotros después lo exteriorizamos.
b. En asuntos de resplandecer: déjalo que se vea.
«Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida…» (Flp 2:15-16).
El doctor J. Dwight Pentecost dice al respecto:
«El apóstol usa una expresión interesante cuando dice “manteniendo en alto el mensaje de vida”. Contiene la idea de dos viajeros que caminan en la oscuridad de la noche, uno con una luz y el otro sin ella. El primero levanta su luz para que ilumine los pasos de su compañero… Dios nos ha puesto como luces. La palabra que Pablo usa aquí significa luminaria. Es el término que se usa para designar a los cuerpos celestes, como las estrellas. El mundo está esperando la manifestación del Sol de Justicia, pero hasta que aparezca en el horizonte para alumbrar de nuevo a este mundo, hay una estrella que puede alumbrar a fin de que los hombres no caigan. Tú eres el llamado a sostener firmemente la Palabra de vida; por tanto, hazlo todo sin murmuraciones ni quejas.» (The Joy of Living, pp. 101, 102.)
4. El ejemplo de Timoteo (Flp 2:19-24). Timoteo tuvo un contacto profundo y estable con esta iglesia. (Véanse Hch 16:3; Hch 17:14-15; Hch 19:22; Hch 20:3-4; Flp 2:19-23.)
a. En relación con la iglesia de Filipos, Timoteo fue un pastor.
«… y que tan sinceramente se interese por vosotros» (Flp 2:20).
b. En relación con el apóstol, Timoteo era un hijo.
«… que como hijo a padre…» (Flp 2:22).
c. En relación con el evangelio, Timoteo era un siervo.
«… ha servido conmigo en el evangelio» (Flp 2:22).
Timoteo aparece mencionado veinticuatro veces en las cartas de Pablo.
5. El ejemplo de Epafrodito (Flp 2:25-30). Este hombre era un creyente gentil de Filipos. Su nombre significa «encantador». Había sido enviado por los hermanos de Filipos para ministrar a Pablo y llevarle una ofrenda de parte de la iglesia.
a. Su servicio:
(1) «Mi hermano», habla de que estaban unidos por un amor común.
(2) «Colaborador», indica que estaban unidos por una tarea común.
(3) «Compañero de milicia», nos dice que estaban unidos en un riesgo común.
b. Su enfermedad: «Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él…» (Flp 2:27).
c. Su tristeza: «Porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado» (Flp 2:26).
El doctor J. Dwight Pentecost escribe:
«La frase “gravemente se angustió” es una expresión muy gráfica. Habla de ese estado confuso, inquieto, trastornado producido por una gran tensión física, mental o emocional. La carga de la añoranza por su familia e iglesia pesa tanto sobre él que no puede concentrarse en aquello que eran las ocupaciones normales. Esos estados acompañan frecuentemente a la enfermedad, y aquellos que cuidan de los que convalecen de enfermedades físicas deben estar preparados para lidiar con la angustia que es consecuencia de la debilidad física. Había sido tal la debilidad y el estado físico de Epafrodito que estuvo al borde de la perturbación a causa de la preocupación que su enfermedad causó. » (The Joy of Living, pp. 119, 120.)
d. Su vida: El doctor Warren Wiersbe resume en forma apropiada la vida de Epafrodito al sugerir que era:
(1) Un cristiano equilibrado (Flp 2:25).
«El equilibrio es importante en la vida cristiana. Algunos enfatizan “la comunión” tanto que se olvidan del “progreso del evangelio”. Otros están tan ocupados en defender “la fe del evangelio” que se olvidan de cultivar la comunión con otros creyentes. Epafrodito no cayó en ninguna de estas trampas. Él era como Nehemías, el hombre que reedificó los muros de Jerusalén con su espada en una mano y la herramienta en la otra (Neh 4:17). No se puede edificar con una espada ni pelear con la herramienta. Se necesitan ambas para llevar a cabo la obra del Señor.
El famoso predicador, H.A. Ironside, solía contar acerca de un grupo de creyentes que sólo se ocupaba de la “comunión”. Ellos se interesaban poco en alcanzar a los perdidos o en defender la fe en contra de sus enemigos. Un letrero fue colocado en frente del lugar de reunión. El viento hizo caer algunas letras y nada quedó sino las palabras —SÓLO NOSOTROS. Era una descripción perfecta de este grupo de personas que no eran creyentes equilibrados.» (Gozosos en Cristo, Editorial Bautista Independiente, p. 68.)
(2) Un cristiano preocupado (Flp 2:26-27).
(3) Un cristiano feliz (Flp 2:28-30).
III. Cristo: el premio de la vida (cap. Flp 3:1-21).
A. Los corruptores de este premio (Flp 3:1-3, Flp 3:18-19). Se piensa que estos versículos se refieren a los judaizantes. Pablo los describe a ellos y sus acciones con los términos más severos.
1. Eran como perros. Habían estado siempre «mordiéndole» los talones al apóstol y ladrando sus falsas doctrinas.
2. Eran malos obreros. Realizaban sus «buenas obras» en la carne (véanse Isa 64:6; Mat 23:15).
3. Mutiladores. La frase es un juego de palabras para referirse a la circuncisión. Ellos enseñaban, por supuesto, que la circuncisión era necesaria para la salvación. (Véanse Hch 15:1; Gál 6:12-18. El método verdadero de Dios para la circuncisión lo encontramos en Col 2:11.)
4. Eran enemigos de la cruz de Cristo.
5. El vientre era su Dios (Col 2:20-23).
6. Estaban orgullosos de lo que deberían estar avergonzados.
7. Eran materialistas hasta la médula.
B. El costo de este premio (Flp 3:4-6). Pablo, después de conocer a Cristo, había «estimado como pérdida» todas sus ventajas terrenales.
1. Había sido circuncidado al octavo día. Había tenido unos padres piadosos.
2. Era un israelita puro. No un prosélito, ni un descendiente de Ismael o de Esaú, sino de la línea de Isaac y Jacob.
3. Era de la tribu de Benjamín. Esta tribu pertenecía a la élite entre las tribus. De ella había salido el primer rey de Israel.
4. Era un hebreo de hebreos, no un helenista (un judío contagiado de la cultura griega). (Véanse 2Co 11:22; Hch 21:40; Hch 22:2.) Había estudiado a los pies de Gamaliel (Hch 22:3).
5. Era un fariseo. Es decir, había pertenecido a un grupo selecto y poseía el entrenamiento apropiado.
6. Había sido conocido por su gran celo en la defensa del judaísmo y por sus muchas buenas obras (1Co 15:9; Gál 1:13-14).
7. Había guardado (en todo lo humanamente posible) los mandamientos del Antiguo Testamento.
C. La corona de este premio (Flp 3:7-17, Flp 3:20-21). No obstante, inmediatamente después de su conversión, Pablo dejó a un lado toda confianza en ritos, raza, religión, reputación y justicia humana. Ahora poseía al Redentor de Dios. Ya hemos visto lo que
Pablo perdió por amor de Cristo, veamos ahora lo que ganó a cambio.
1. Ganó un nuevo conocimiento (Flp 3:7-8).
«Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo» (Flp 3:7-8).
Jim Elliot, el misionero martirizado, escribió una vez: «No es lo que no se puede guardar, por ganar lo que no se puede perder.» (Portales de esplendor, Editorial Portavoz, p. 3.) (Véanse también Jer 9:23; 1Co 2:2.)
2. Ganó una nueva justicia (Flp 3:9).
3. Ganó un nuevo poder (Flp 3:10).
«A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte» (Flp 3:10).
Demasiados cristianos se entusiasman acerca de las implicaciones de la primera parte de este famoso versículo, pero muestran poco interés en la segunda parte. Pero debemos tener en mente que no hay poder de la resurrección sin la participación en el sufrimiento. Los dos van de la mano. Conocer a Cristo de esta manera ha sido la meta de todos los creyentes piadosos a lo largo de la historia. Vea los siguientes testimonios:
a. Moisés: Éxo 33:13.
b. David: Sal 42:1-2; Sal 63:1-2.
c. Felipe: Jua 1:45 (véanse también Rom 6:3-5; Rom 8:17).
4. Ganó una nueva meta (Flp 3:11-17). John Walvoord escribe:
«Pablo empieza diciendo: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto” (v. Flp 3:12). La perfección que él poseería en la futura resurrección no la había alcanzado aún, ya que todavía tenía una naturaleza pecaminosa, un cuerpo pecaminoso, y estaba muy consciente de la necesidad de mayor progreso espiritual. Al afirmar que no era todavía perfecto, el apóstol Pablo utilizó una palabra griega, teleioo, que significa “llegar a la meta” o “cumplir un propósito”. Esta palabra griega es la raíz de la palabra castellana teleología que se refiere al designio o propósito del universo. Esta misa palabra se halla en Luc 13:32; Jua 17:23; 1Co 2:6; 2Co 12:9; Efe 4:12, y muchos otros pasajes.» (Filipenses: Triunfo en Cristo, Editorial Portavoz, p. 84.)
Notemos especialmente la declaración de Pablo en Flp 3:13 : «Pero una cosa hago.» Para otros ejemplos bíblicos, véanse:
a. Jesús y el joven rico (Mar 10:21).
b. Marta y Jesús (Luc 10:42).
c. El hombre que había sido ciego (Jua 9:25).
d. El salmista (Sal 27:4). (Véase también Stg 1:8.)
Warren Wiersbe escribe:
«La concentración es el secreto del poder. Si un río se desborda, el rea que le rodea se convertirá en pantano. Pero si a ese río se le construye una presa y se le controla, se convertirá en una fuente de poder. Esto es completamente un asunto de valores y prioridades, es decir, vivir para aquello que más importa.» (Gozosos en Cristo, Editorial Bautista Independiente, p. 88.) (En relación con la frase «extendiéndome a lo que está delante», véanse 1Co 9:24-26; 2Ti 4:7-8; Heb 6:1; Heb 12:1.)
5. Ganó una nueva esperanza (Flp 3:20-21).
«Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.»
J. Vernon McGee escribe:
«La señora Montgomery hace una mejor traducción del término griego que el que la Reina-Valera 1960 traduce por ciudadanía: “Porque nuestra ciudad-hogar está en los cielos.” Esa expresión me gusta, pero la manera que yo preferiría traducirlo es: “Nosotros somos una colonia del cielo.” Pablo era también un ciudadano romano, pero lo que estaba diciendo es “nuestra ciudadanía está en los cielos”. O, “somos una colonia del cielo”. ¿Qué significa esto? Quiere decir que el creyente, en razón de que es un ciudadano del cielo, debe recibir sus órdenes de allá. Debe obedecer las leyes del cielo.
Como alguien ha dicho: “Todo el camino al cielo es cielo.” La vida del creyente aquí debería reflejar todo el camino al cielo. Eso es lo que Pablo está exactamente diciendo. Ese es el futuro.» (Probing Through Philippians, p. 67.)
Y de la misma forma que Filipos era una colonia de Roma en territorio extranjero, la iglesia es también una colonia del cielo en la tierra, en territorio extranjero.
IV. Cristo: el poder de la vida (cap. Flp 4:1-23).
A. Este poder puede unir (Flp 4:1-3).
B. Este poder puede fortalecer (Flp 4:4-7).
«Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús» (Flp 4:6-7).
1. Las dos reglas:
a. «Por nada estéis afanosos.» La palabra «afanosos» significa aquí «ser arrastrado en diferentes direcciones». Pablo no está hablando acerca de estar preocupado sino de tener pánico. (Véanse Sal 55:22; 1Pe 5:7.)
b. Tened espíritu de oración en todo. Más aún, nuestras oraciones deberían ser tanto definidas como devocionales. Se ha dicho que hay dos áreas en la que el cristiano no debería estar afanoso:
(1) Aquellas cosas que puede cambiar. Aquí transpiración es la respuesta.
(2) Aquellas cosas que él no puede cambiar. Y aquí súplica es la respuesta.
2. Los dos resultados (Flp 4:7).
«Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.» La palabra guardar que aparece aquí era frecuentemente usada para describir a alguien o algo que estaba cuidadosamente guardado por la élite de la guardia pretoriana (la guardia del emperador). Todos los cristianos gozan de la paz con Dios que se menciona en Rom 5:1, pero solamente aquellos que han sustituido con éxito la preocupación por la oración pueden gozar de la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento. Como podemos ver, esta paz guarda:
a. Nuestros corazones, protegiéndonos de sentimientos equivocados.
b. Nuestras mentes, protegiéndonos de pensamientos erróneos.
Debemos observar aquí que ese cuadro familiar que dice: «La oración lo cambia todo», no siempre es cierto; pero la oración sí que nos cambia a nosotros, protegiéndonos de aquellas cosas que nos llevaban a la desesperación. (Véanse Isa 26:3; Sal 119:165; 2Co 10:5.) Este entonces es el método maravilloso de Dios de guardamos en paz.
C. Este poder puede purificar (Flp 4:8-9). Estos versículos contienen la descripción más breve de Cristo de toda la Biblia. La frase «en esto pensad» podemos traducirla literalmente por «rumiarlo».
D. Este poder puede satisfacer (Flp 4:10-12). Pablo había aprendido a vivir con contentamiento en cualquier situación. Sin embargo, debemos añadir que contentamiento no es complacencia sino abstinencia. La presencia de Cristo en el cuerpo de Pablo aseguraba esta satisfacción. Notemos que hay dos clases de cristianos:
1. El creyente termómetro. Su satisfacción depende completamente de circunstancias exteriores. El simplemente registra la temperatura exterior que prevalece.
2. Él creyente termostato. Su satisfacción es totalmente independiente de las circunstancias externas. No sólo no le afectan sino que, por el contrario, controla el área que lo rodea.
E. Este poder puede suplir (Flp 4:13-23). «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Flp 4:13). Las muchas pequeñas preposiciones que usa Pablo son muy importantes y conviene resumirlas:
1. Estar en Cristo significa salvación.
2. Obrar por medio de Cristo significa santificación.
3. Vivir para Cristo significa dedicación.
4. Rendirse a Cristo significa consagración.
5. Estar con Cristo significa glorificación.
Pablo termina esta hermosa epístola de gozo con el siguiente glorioso recordatorio: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Flp 4:19).
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
INTRODUCCIÓN
1. La iglesia de Filipos fue fundada como resultado de la visión sobrenatural que tuvo Pablo mientras se hallaba en Troas durante su segundo viaje misionero
(Véase Hch 16:8-10).
2. Fue aparentemente la iglesia favorita de Pablo. Durante su breve estadía allí, él y Silas vieron cómo Dios obraba maravillosamente en la vida de al menos tres personas.
a. Una mujer de negocios de Asia llamada Lidia a quien Dios salvó del judaísmo (Hch 16:13-15).
b. Una joven griega adivinadora a quien Dios salvó del satanismo (Hch 16:16-18).
c. Un carcelero romano a quien Dios salvó de la adoración al César (Hch 16:19-20).
3. Esta iglesia, que fue concebida en una visión, alcanzaría su momento cumbre en una cárcel. Extraños y maravillosos son en verdad los caminos del Señor.
4. La ciudad de Filipos fue fundada por Felipe de Macedonia (padre de Alejandro Magno) en el 357 a.C. y recibió el nombre de su fundador. Se encontraba a unas 700 millas (unos 1.100 km) de Roma y gozaba de todos los privilegios de la ciudadanía romana. El doctor J. Dwight Pentecost nos dice:
«Roma, en sus planes de conquista del Medio Oriente, se hallaba en guerra con Macedonia. La historia nos dice que al ejército romano se le había agotado la sal, y era con sal que pagaban a los soldados romanos. (De ahí proviene la expresión de es “un hombre que no se gana su sal”.) Las legiones amenazaron con desertar y regresar a sus casas, lo que significaba que Macedonia quedaría sin conquistar. Pero el pueblo de Filipos prefería ser gobernado más bien por los romanos que por los macedonios, de manera que recogieron una gran cantidad de sal y se la entregaron al ejército romano, y de esa manera fueron pagados los soldados. Continuó el proceso de conquista y lograron someter a Macedonia, incorporando todo el país al Imperio Romano. En recompensa, el emperador concedió a Filipos el estado de colonia, lo que significaba que los habitantes de Filipos tenían los mismos derechos como ciudadanos romanos que los residentes de la ciudad de Roma. Estaban bajo la protección especial del emperador y tenían todos los privilegios que otorgaba la ley romana. A semejanza de los residentes de Roma estaban libre de impuestos. Habían sido hechos romanos aunque vivían en Macedonia. En consecuencia, muchos soldados romanos prefirieron establecerse en Filipos al completar su servicio militar. De manera que Filipos se convirtió en una pequeña Roma: romanos en su lealtad, en sus leyes, en su filosofía y en sus apariencias. Fue aquí donde llegó el apóstol para empezar la penetración del continente europeo con el evangelio de la salvación por gracia mediante la fe.» (The Joy of Living, pp. 12, 13.)
5. Filipos fue entonces la primera ciudad europea en recibir el evangelio y en escuchar el primer concierto cristiano, que llevó a cabo un dúo especial a medianoche.
6. En el año 57 d.C., a fines de su tercer viaje misionero (unos cinco años después de su primera visita), parece que Pablo ya les había visitado brevemente dos veces (véanse 2Co 1:16; Hch 19:21; Hch 20:1-3.)
7. En el año 62 d.C. encontramos al apóstol prisionero en Roma. Hch 28:30-31 nos indican que quedó confinado en su propia casa de alquiler, encadenado a un soldado romano que cambiaba cada seis horas.
Aunque no podía predicar en público, sí podía escribir (Efe 6:20, Flp 1:7, Flp 1:14, Flp 1:16; Col 4:18; Flm 1:1, Flm 1:10, Flm 1:13).
8. Fue, por consiguiente, en este tiempo, unos diez años después de su primera visita a Filipos, que Pablo escribe la epístola a los Filipenses, su iglesia favorita.
9. La iglesia, al saber de su encarcelamiento en Roma, le había enviado una ofrenda de amor por medio de Epafrodito. Unos años antes ya le habían enviado otra ofrenda de amor a Tesalónica para apoyarle en su esfuerzo misionero (Flp 4:15-16).
10. Mientras que se encontraba en Roma, Epafrodito cayó gravemente enfermo, estando a punto de morir, pero por la bondad de Dios se recuperó. Pablo escribe a los hermanos filipenses para darles las gracias por su ofrenda y las buenas noticias de la recuperación de Epafrodito.
11. Encontramos tres palabras clave en esta epístola. Una es Cristo (que la encontramos diecisiete veces en varias formas), otra es gozo (dieciocho veces), y la tercera es mente (que aparece mencionada doce veces).
I. Cristo: el propósito de la vida (cap. Flp 1:1-30).
«Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia» (Flp 1:21).
A. Esto hacía que Pablo descansara en la seguridad de Dios (Flp 1:1-12).
1. Sus saludos a los santos de Filipos.
a. Escribe a los santos.
b. Escribe también a los obispos y diáconos.
El doctor John Walvoord comenta:
«La mención de obispos y diáconos indica el avanzado estado de organización de la iglesia en Filipos, compuesta ahora de creyentes maduros y dotados, de los que habían surgido guías reconocidos. Como señala A. R. Fausset: “Esta es la primera carta de Pablo donde se mencionan obispos y diáconos, y la única en donde se les saluda por separado”. Naturalmente, muy pronto en Hechos capítulo Hch 6:1-15, hubo hombres designados en la iglesia para servir de una manera similar a los diáconos. Aunque no se les llama diáconos, la importancia que recibe esta designación de hombres para un servicio especial en los Hechos parece reconocer su significado. Los ancianos fueron designados en cada iglesia en fecha tan temprana como Hch 14:23, y son mencionados en Hch 11:30; Hch 20:27-28, y 1Ts 5:12-13.» (Filipenses: Triunfo en Cristo, Editorial Portavoz, p. 24.)
Kenneth Wuest, el erudito del griego, escribe en una manera similar:
«La palabra obispo es la traducción de un término griego que se usaba en el mundo secular para designar a un supervisor en cualquier capacidad, como por ejemplo, el funcionario encargado de la reparación de un edificio o un oficial en el ejército. La palabra en sí significa “aquel que cuida o vigila”. Pablo la emplea como otro nombre para anciano, siendo el último el título del oficio en lo que a la posición en la iglesia se refiere, y el primero era el título para indicar la responsabilidad o actividad del oficio, que era la supervisión del bienestar espiritual de la congregación local. Usa ambos nombres para designar a la misma persona en Hch 20:17, Hch 20:28. La palabra diácono es la forma castellana de un término griego que se empleaba en general para designar a un siervo. El término abarcaba tanto a los esclavos como a los siervos contratados, y representaba a un siervo, no tanto en la relación con el amo como en su actividad. La misma palabra se la traduce por “ministro” en 1Co 3:5; 2Co 3:6; Efe 3:7. Aquí se refiere a una clase distinta de oficiales en la iglesia apostólica. El origen de la función aparece en Hch 6:1-15.» (Word Studies in Philippians, p. 28.)
Como nota final consideremos los comentarios al respecto de J. Dwight Pentecost:
«La palabra “diácono” proviene de un término griego compuesto que significa “levantar el polvo”. Representa a alguien que se mueve tan rápidamente por las calles polvorientas de los pueblos de Palestina para llevar a cabo su tarea que sus pies levantan el polvo al caminar. Había tanto por hacer para los diáconos que no tenían tiempo para el ocio. Realizaban su ministerio con tal diligencia que sus pies no permitían que el polvo reposara; aquellos que eran apartados para este ministerio eran llamados diáconos, es decir, los que “levantaban el polvo”.» (The Joy of Living, p. 114.)
2. Su acción de gracias por los santos de Filipos (Flp 1:3-5).
«Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros» (Flp 1:3).
3. Su confianza en los santos de Filipos.
«Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo» (Flp 1:6).
Por supuesto, debemos entender que la confianza de Pablo estaba puesta en realidad en el Salvador de aquellos santos filipenses.
4. Su oración concerniente a los santos en Filipos.
«Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo» (Flp 1:9-10).
La palabra aprobar aquí significa darle el visto bueno a algo que ha sido probado durante un cierto tiempo. Era usado por los griegos, por ejemplo, para reconocer a los médicos que habían pasado sus exámenes y de esa manera obtenían sus certificados.
B. Hacía también que Pablo se gozara en medio de grandes sufrimientos (Flp 1:12-20). El apóstol podía alabar a Dios por sus experiencias en la cárcel, pues no habían obstaculizado al evangelio sino ayudado a su esparcimiento, lo cual se había logrado mediante tres cosas:
1. Su sujeción a las cadenas (Flp 1:13; Flp 4:22). John Walvoord escribe al respecto:
«No obstante, si se sigue la opinión mayoritaria, Pablo estaba bajo la custodia de los soldados imperiales que constituían la flor y nata del ejército romano, y el tiempo en que escribió la epístola fue mientras estaba en Roma, el centro del gobierno romano.
Ya fuera en Roma o en otra parte, según la costumbre establecida, el apóstol estaría encadenado las veinticuatro horas del día, con toda probabilidad, a un soldado romano, con cambio de guardia cada seis horas. Sin duda alguna, ésta fue la más dura experiencia para Pablo, sujetándolo a todas las malvadas características y caprichos de su guarda, incluso cuando hablaba a sus amigos, cuando oraba o cuando intentaba escribir. Siempre presente estaba su guarda romano.
A pesar de todo, las circunstancias también le dieron la oportunidad inapreciable de testificar, y cada guarda oyó la historia de Pablo. El relato de la gracia de Dios y de la transformación que ésta efectuó en su vida lo sujetó al más penetrante escrutinio de cada guarda, para ver si su testimonio era genuino. La más pequeña desviación, impaciencia o irritación le hubiera descalificado en su testimonio al guarda, y cualquier fallo en su consistencia hubiera sido pronto comunicado a otros. La sinceridad del apóstol y su radiante relato de la gracia de Dios manifestada a él, fue según todas las apariencias muy efectiva, pues guarda tras guarda llegaron a conocer a Jesucristo de una mañera efectiva.
Solamente Dios conoce lo que sucedió en la habitación alquilada en la que se le permitía vivir a Pablo. Allí los guardas escuchaban las conversaciones de Pablo con amigos entrañables, y podían hacer preguntas sobre las extrañas palabras que oían de su prisionero. En las solitarias horas de la oscura noche, iluminada solamente por la luna, muchos guardas oyeron probablemente el testimonio de Pablo: su temprana profesión de fariseo, su antagonismo y persecución contra los cristianos, su notable conversión, y las causas de su encarcelamiento. Indudablemente, todo esto fue el tema de mucha conversación en la guardia pretoriana, y suscitó simpatías entre los soldados al comprender éstos la injusticia de su encarcelamiento. Sus cadenas se habían transformado en una efectiva línea de comunicación con la élite de los soldados del Imperio Romano que, si convertidos, llevarían consigo el evangelio hasta los confines de la tierra al ser destinados de localidad en localidad. Esto nos recuerda que cada circunstancia de la vida es una plataforma sobre la que la gracia transformadora de Dios se puede manifestar en la vida de los que pertenecen al Señor.» (Filipenses: Triunfo en Cristo, Editorial Portavoz, pp. 35, 36.)
2. La valentía de sus amigos (Flp 1:14). El encarcelamiento de Pablo había aparentemente animado a algunos de los creyentes tímidos a ser más osados en la comunicación del evangelio. La explicación quizá esté en la conversión de algunos de los soldados de la guardia pretoriana, pues su testimonio daría sin duda ánimo y valora los miembros de la iglesia en Roma.
3. La carnalidad de sus enemigos (Flp 1:14-16).
«Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor. Algunos a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones.»
El salmista escribió una vez: «Ciertamente la ira del hombre te alabará…» (Sal 76:10).
Es decir, que a pesar de los motivos impuros e insinceros de sus adversarios en proclamar el evangelio, Pablo a pesar de todo se regocijaba porque: « ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún» (Flp 1:18). El mayor problema del mundo, entonces y ahora, no es que el evangelio sea predicado imperfectamente, sino que no es predicado.
4. La confianza en su futuro (Flp 1:19-20). Pablo está seguro de dos cosas:
a. Que sus necesidades serán satisfechas por medio del Espíritu Santo. Warren Wiersbe escribe:
«La palabra “suministración” está relacionada con la palabra coro. Cuando una ciudad griega iba a celebrar un festival especial, alguien tenía que pagar a los cantantes y a los danzarines. La donación que se pedía tenía que ser una donación generosa. Así que, estaba palabra significaba “proveer generosa y abundantemente”. Pablo no dependía de sus propios escasos recursos, sino de los generosos recursos de Dios, ministrados por el Espíritu Santo.» (Gozosos en Cristo, p. 29, Editorial Bautista Independiente.)
b. Que el Salvador sería magnificado por medio del cuerpo de Pablo (Flp 1:20). ¿Cómo podía hacerse esto? Todos sabemos que a un objeto lejano lo podemos acercar por medio de un telescopio, y por medio de un microscopio podemos agrandar un objeto pequeño. Aplicando estos instrumentos correctamente en un sentido espiritual, el creyente puede hacer, por medio de su cuerpo, que Cristo aparezca tanto grande como cercano ante los ojos de los santos y pecadores que miran.
C. Haciendo que Pablo permaneciera gozoso en el servicio (Flp 1:21-30).
1. Su deseo era partir y estar con el Señor.
«Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor» (Flp 1:21-23; véase también 2Co 5:8).
Nota: Pablo habla de la muerte como partir (véase también 2Ti 4:6). Esta palabra partir era usada por:
a. Los soldados cuando desmontaban sus tiendas de campaña y se trasladaban a otro lugar.
b. Los políticos cuando liberaban a un prisionero.
c. Los agricultores cuando le quitaban el yugo a los bueyes.
2. Su decisión fue quedarse y ministrar a los santos.
«Pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros» (Flp 1:24.)
a. Este ministerio involucraba combatir. «…combatiendo unánimes por la fe del evangelio» (Flp 1:27). (Véase también Jud 1:3.)
b. Involucraba estabilidad. «Y en nada intimidados por los que se oponen…» (Flp 1:28). La palabra «intimidados» que aparece aquí era usada por los griegos para referirse a un caballo que huía asustado de la batalla (véanse también Isa 41:10; Mat 10:28; Heb 13:5-6).
c. Este ministerio involucraba también sufrimiento. «Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él» (Flp 1:29).
II. Cristo: el modelo para la vida (cap. Flp 2:1-30). El tema de Pablo en este capítulo es esa bella virtud cristiana que llamamos unidad.
A. la exhortación a la unidad (Flp 2:1-4).
1. Esta unidad está disponible (Flp 2:1). La palabra «si» en Flp 2:1 debería ser traducida por «ya que» o «puesto que». Es decir,
a. Puesto que hay consolación y exhortación en el Hijo de Dios.
b. Puesto que hay estímulo y comunión en el Espíritu de Dios.
2. Esta unidad es alcanzable (Flp 2:2-4). No se puede conseguir mediante «contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo» (Flp 2:3).
Platón definió la «humildad» de la siguiente manera: «Aquel estado mental que se somete al orden divino del universo y no se empeña en exaltarse a sí mismo.» Aparece usada esta palabra en un documento secular en relación con el río Nilo y su baja posición. ¡Cuántas trágicas divisiones de iglesia se evitarían si fuera observado este principio!
B. Ejemplos de unidad (Flp 2:5-30).
1. El ejemplo de Cristo (Flp 2:5-8). Estos versículos están sin duda alguna entre los más importantes de toda la Escritura.
«Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.»
Observamos mediante estos versículos lo que Cristo hizo para unificar y unir a la criatura pecadora con su Creador santo.
a. Dejó la gloria del cielo (Jua 17:5; 2Co 8:9).
b. Se despojó a sí mismo. El término griego que aparece en Flp 2:7 es kenoo y significa «vaciarse». ¿Qué hizo Jesús para vaciarse a sí mismo?
(1) Dicho en forma negativa: Él no dejó a un lado en ningún sentido de la palabra su deidad. ¡Él era, es y será por completo el Hijo de Dios! (Véanse Jua 1:1; Jua 17:5; 2Co 4:4; Col 1:15; Col 2:9; Heb 1:3.)
(2) Dicho de manera positiva: lo que hizo, por un tiempo, fue esconder su gloria celestial en un marco humano. Aunque retuvo cada uno de los atributos de su deidad mientras estuvo en la tierra, con todo, entregó al Espíritu Santo el ejercicio independiente de dichas características divinas. (Véanse Sal 22:6; Isa 53:3; Mar 9:12; Rom 15:3.) Debemos considerar dos frases en estos momentos. «En forma de Dios»: esto no quiere decir que Cristo tuvo una forma física antes de la encarnación. Se refiere más bien a la naturaleza interna, esencial y permanente de una persona o cosa.
Como ejemplo podemos decir: «El tenista estaba hoy en forma excelente.»
«No estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse»: quiere decir que él no consideró la manifestación externa de su deidad en el cielo como algo que había que retener a toda costa. Cristo no se preocupó en su encarnación de retener todo eso.
c. Hecho semejante a los hombres (Jua 1:14; Rom 1:3; Rom 8:3; Gál 4:4; Heb 2:14, Heb 2:17). Este hecho, simple pero asombroso, no puede ni remotamente ser comprendido por las mentes humanas. El Creador infinitamente santo aparece de repente en la semejanza de su criatura finita y pecadora, pero Él sin pecado.
¿Quién puede comprender una condescendencia tan increíble? Es como si un poderoso y majestuoso rey terrenal determinara dejar por un tiempo sus fabulosas riquezas y su maravillosa corte para encarnarse en el cuerpo de una hormiga. Dicho sea de paso, el título «Hijo del Hombre» era el nombre preferido del Señor mientras estuvo en la tierra.
d. Tomando forma de siervo. No vino como un César poderoso o como un renombrado filósofo humano, aunque incluso esto habría sido una condescendencia de proporciones colosales. Vino más bien como un siervo humilde.
e. Se humilló a sí mismo. Es decir, se sometió a la autoridad (véase 1Pe 2:21-24). Estuvo de acuerdo en hablar nuestro lenguaje, vestir nuestras ropas, comer nuestras comidas, respirar nuestro aire y soportar nuestro trato infame y perverso.
Contrasta mucho su declaración en el huerto con la de Lucifer (Mat 26:39, Mat 26:42; Isa 14:13-14).
f. Haciéndose obediente hasta la muerte (Mat 26:39; Jua 10:18; Heb 5:8; Heb 12:2).
g. Y muerte de cruz. No simplemente murió, sino que sufrió la peor de las muertes tanto física como judicialmente (Gál 3:13; Isa 53:1-12; Sal 22:1-31).
2. El ejemplo del Padre (Flp 2:9-11).
«Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre» (Flp 2:9-11).
Hemos examinado la humillación de Cristo, veamos ahora su exaltación.
a. El Padre mismo le ha exaltado hasta lo sumo (Isa 52:13; Jua 17:1; Hch 2:33; Heb 2:9).
b. Le ha dado un nombre (posición y lugar de autoridad) que está por encima de todos los demás (Efe 1:20; Heb 1:4).
c. Será universalmente reconocido como Señor por todos.
(1) Los métodos de este reconocimiento: Doblar la rodilla ante Él y confesarle con la boca.
(2) Las criaturas que participarán en este reconocimiento:
«Los que están en los cielos»: el mundo de los ángeles.
«Y en la tierra»: el mundo de los santos y pecadores.
«Y debajo de la tierra»: el mundo de los demonios. (Véanse Apo 5:13; Apo 7:9-12; Apo 14:6-7; Isa 45:23; Rom 10:9-10.)
Nota: Confesarle en esta vida como Señor significa salvación, pero esperar hasta la vida venidera resultará en condenación. De forma que la pregunta suprema no es cuándo lo hará el ser humano, sino dónde.
3. El ejemplo de Pablo (Flp 2:12-18).
a. En asuntos de la salvación: ocuparse de ello.
«… ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor» (Flp 2:12).
Notamos que no dice: «Obrad por vuestra salvación.» La idea aquí es completar algo.
Los griegos usaban esta frase para hablar de llevar un problema matemático hasta su conclusión lógica y también para trabajar una mina de oro en un campo.
«Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad» (Flp 2:13).
«No es por imitación sino por encarnación» (Gál 2:20). La vida cristiana no es una serie de subidas y bajadas, sino de entradas y salidas. Dios obra dentro de nuestro ser y nosotros después lo exteriorizamos.
b. En asuntos de resplandecer: déjalo que se vea.
«Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida…» (Flp 2:15-16).
El doctor J. Dwight Pentecost dice al respecto:
«El apóstol usa una expresión interesante cuando dice “manteniendo en alto el mensaje de vida”. Contiene la idea de dos viajeros que caminan en la oscuridad de la noche, uno con una luz y el otro sin ella. El primero levanta su luz para que ilumine los pasos de su compañero… Dios nos ha puesto como luces. La palabra que Pablo usa aquí significa luminaria. Es el término que se usa para designar a los cuerpos celestes, como las estrellas. El mundo está esperando la manifestación del Sol de Justicia, pero hasta que aparezca en el horizonte para alumbrar de nuevo a este mundo, hay una estrella que puede alumbrar a fin de que los hombres no caigan. Tú eres el llamado a sostener firmemente la Palabra de vida; por tanto, hazlo todo sin murmuraciones ni quejas.» (The Joy of Living, pp. 101, 102.)
4. El ejemplo de Timoteo (Flp 2:19-24). Timoteo tuvo un contacto profundo y estable con esta iglesia. (Véanse Hch 16:3; Hch 17:14-15; Hch 19:22; Hch 20:3-4; Flp 2:19-23.)
a. En relación con la iglesia de Filipos, Timoteo fue un pastor.
«… y que tan sinceramente se interese por vosotros» (Flp 2:20).
b. En relación con el apóstol, Timoteo era un hijo.
«… que como hijo a padre…» (Flp 2:22).
c. En relación con el evangelio, Timoteo era un siervo.
«… ha servido conmigo en el evangelio» (Flp 2:22).
Timoteo aparece mencionado veinticuatro veces en las cartas de Pablo.
5. El ejemplo de Epafrodito (Flp 2:25-30). Este hombre era un creyente gentil de Filipos. Su nombre significa «encantador». Había sido enviado por los hermanos de Filipos para ministrar a Pablo y llevarle una ofrenda de parte de la iglesia.
a. Su servicio:
(1) «Mi hermano», habla de que estaban unidos por un amor común.
(2) «Colaborador», indica que estaban unidos por una tarea común.
(3) «Compañero de milicia», nos dice que estaban unidos en un riesgo común.
b. Su enfermedad: «Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él…» (Flp 2:27).
c. Su tristeza: «Porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado» (Flp 2:26).
El doctor J. Dwight Pentecost escribe:
«La frase “gravemente se angustió” es una expresión muy gráfica. Habla de ese estado confuso, inquieto, trastornado producido por una gran tensión física, mental o emocional. La carga de la añoranza por su familia e iglesia pesa tanto sobre él que no puede concentrarse en aquello que eran las ocupaciones normales. Esos estados acompañan frecuentemente a la enfermedad, y aquellos que cuidan de los que convalecen de enfermedades físicas deben estar preparados para lidiar con la angustia que es consecuencia de la debilidad física. Había sido tal la debilidad y el estado físico de Epafrodito que estuvo al borde de la perturbación a causa de la preocupación que su enfermedad causó. » (The Joy of Living, pp. 119, 120.)
d. Su vida: El doctor Warren Wiersbe resume en forma apropiada la vida de Epafrodito al sugerir que era:
(1) Un cristiano equilibrado (Flp 2:25).
«El equilibrio es importante en la vida cristiana. Algunos enfatizan “la comunión” tanto que se olvidan del “progreso del evangelio”. Otros están tan ocupados en defender “la fe del evangelio” que se olvidan de cultivar la comunión con otros creyentes. Epafrodito no cayó en ninguna de estas trampas. Él era como Nehemías, el hombre que reedificó los muros de Jerusalén con su espada en una mano y la herramienta en la otra (Neh 4:17). No se puede edificar con una espada ni pelear con la herramienta. Se necesitan ambas para llevar a cabo la obra del Señor.
El famoso predicador, H.A. Ironside, solía contar acerca de un grupo de creyentes que sólo se ocupaba de la “comunión”. Ellos se interesaban poco en alcanzar a los perdidos o en defender la fe en contra de sus enemigos. Un letrero fue colocado en frente del lugar de reunión. El viento hizo caer algunas letras y nada quedó sino las palabras —SÓLO NOSOTROS. Era una descripción perfecta de este grupo de personas que no eran creyentes equilibrados.» (Gozosos en Cristo, Editorial Bautista Independiente, p. 68.)
(2) Un cristiano preocupado (Flp 2:26-27).
(3) Un cristiano feliz (Flp 2:28-30).
III. Cristo: el premio de la vida (cap. Flp 3:1-21).
A. Los corruptores de este premio (Flp 3:1-3, Flp 3:18-19). Se piensa que estos versículos se refieren a los judaizantes. Pablo los describe a ellos y sus acciones con los términos más severos.
1. Eran como perros. Habían estado siempre «mordiéndole» los talones al apóstol y ladrando sus falsas doctrinas.
2. Eran malos obreros. Realizaban sus «buenas obras» en la carne (véanse Isa 64:6; Mat 23:15).
3. Mutiladores. La frase es un juego de palabras para referirse a la circuncisión. Ellos enseñaban, por supuesto, que la circuncisión era necesaria para la salvación. (Véanse Hch 15:1; Gál 6:12-18. El método verdadero de Dios para la circuncisión lo encontramos en Col 2:11.)
4. Eran enemigos de la cruz de Cristo.
5. El vientre era su Dios (Col 2:20-23).
6. Estaban orgullosos de lo que deberían estar avergonzados.
7. Eran materialistas hasta la médula.
B. El costo de este premio (Flp 3:4-6). Pablo, después de conocer a Cristo, había «estimado como pérdida» todas sus ventajas terrenales.
1. Había sido circuncidado al octavo día. Había tenido unos padres piadosos.
2. Era un israelita puro. No un prosélito, ni un descendiente de Ismael o de Esaú, sino de la línea de Isaac y Jacob.
3. Era de la tribu de Benjamín. Esta tribu pertenecía a la élite entre las tribus. De ella había salido el primer rey de Israel.
4. Era un hebreo de hebreos, no un helenista (un judío contagiado de la cultura griega). (Véanse 2Co 11:22; Hch 21:40; Hch 22:2.) Había estudiado a los pies de Gamaliel (Hch 22:3).
5. Era un fariseo. Es decir, había pertenecido a un grupo selecto y poseía el entrenamiento apropiado.
6. Había sido conocido por su gran celo en la defensa del judaísmo y por sus muchas buenas obras (1Co 15:9; Gál 1:13-14).
7. Había guardado (en todo lo humanamente posible) los mandamientos del Antiguo Testamento.
C. La corona de este premio (Flp 3:7-17, Flp 3:20-21). No obstante, inmediatamente después de su conversión, Pablo dejó a un lado toda confianza en ritos, raza, religión, reputación y justicia humana. Ahora poseía al Redentor de Dios. Ya hemos visto lo que
Pablo perdió por amor de Cristo, veamos ahora lo que ganó a cambio.
1. Ganó un nuevo conocimiento (Flp 3:7-8).
«Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo» (Flp 3:7-8).
Jim Elliot, el misionero martirizado, escribió una vez: «No es lo que no se puede guardar, por ganar lo que no se puede perder.» (Portales de esplendor, Editorial Portavoz, p. 3.) (Véanse también Jer 9:23; 1Co 2:2.)
2. Ganó una nueva justicia (Flp 3:9).
3. Ganó un nuevo poder (Flp 3:10).
«A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte» (Flp 3:10).
Demasiados cristianos se entusiasman acerca de las implicaciones de la primera parte de este famoso versículo, pero muestran poco interés en la segunda parte. Pero debemos tener en mente que no hay poder de la resurrección sin la participación en el sufrimiento. Los dos van de la mano. Conocer a Cristo de esta manera ha sido la meta de todos los creyentes piadosos a lo largo de la historia. Vea los siguientes testimonios:
a. Moisés: Éxo 33:13.
b. David: Sal 42:1-2; Sal 63:1-2.
c. Felipe: Jua 1:45 (véanse también Rom 6:3-5; Rom 8:17).
4. Ganó una nueva meta (Flp 3:11-17). John Walvoord escribe:
«Pablo empieza diciendo: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto” (v. Flp 3:12). La perfección que él poseería en la futura resurrección no la había alcanzado aún, ya que todavía tenía una naturaleza pecaminosa, un cuerpo pecaminoso, y estaba muy consciente de la necesidad de mayor progreso espiritual. Al afirmar que no era todavía perfecto, el apóstol Pablo utilizó una palabra griega, teleioo, que significa “llegar a la meta” o “cumplir un propósito”. Esta palabra griega es la raíz de la palabra castellana teleología que se refiere al designio o propósito del universo. Esta misa palabra se halla en Luc 13:32; Jua 17:23; 1Co 2:6; 2Co 12:9; Efe 4:12, y muchos otros pasajes.» (Filipenses: Triunfo en Cristo, Editorial Portavoz, p. 84.)
Notemos especialmente la declaración de Pablo en Flp 3:13 : «Pero una cosa hago.» Para otros ejemplos bíblicos, véanse:
a. Jesús y el joven rico (Mar 10:21).
b. Marta y Jesús (Luc 10:42).
c. El hombre que había sido ciego (Jua 9:25).
d. El salmista (Sal 27:4). (Véase también Stg 1:8.)
Warren Wiersbe escribe:
«La concentración es el secreto del poder. Si un río se desborda, el rea que le rodea se convertirá en pantano. Pero si a ese río se le construye una presa y se le controla, se convertirá en una fuente de poder. Esto es completamente un asunto de valores y prioridades, es decir, vivir para aquello que más importa.» (Gozosos en Cristo, Editorial Bautista Independiente, p. 88.) (En relación con la frase «extendiéndome a lo que está delante», véanse 1Co 9:24-26; 2Ti 4:7-8; Heb 6:1; Heb 12:1.)
5. Ganó una nueva esperanza (Flp 3:20-21).
«Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.»
J. Vernon McGee escribe:
«La señora Montgomery hace una mejor traducción del término griego que el que la Reina-Valera 1960 traduce por ciudadanía: “Porque nuestra ciudad-hogar está en los cielos.” Esa expresión me gusta, pero la manera que yo preferiría traducirlo es: “Nosotros somos una colonia del cielo.” Pablo era también un ciudadano romano, pero lo que estaba diciendo es “nuestra ciudadanía está en los cielos”. O, “somos una colonia del cielo”. ¿Qué significa esto? Quiere decir que el creyente, en razón de que es un ciudadano del cielo, debe recibir sus órdenes de allá. Debe obedecer las leyes del cielo.
Como alguien ha dicho: “Todo el camino al cielo es cielo.” La vida del creyente aquí debería reflejar todo el camino al cielo. Eso es lo que Pablo está exactamente diciendo. Ese es el futuro.» (Probing Through Philippians, p. 67.)
Y de la misma forma que Filipos era una colonia de Roma en territorio extranjero, la iglesia es también una colonia del cielo en la tierra, en territorio extranjero.
IV. Cristo: el poder de la vida (cap. Flp 4:1-23).
A. Este poder puede unir (Flp 4:1-3).
B. Este poder puede fortalecer (Flp 4:4-7).
«Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús» (Flp 4:6-7).
1. Las dos reglas:
a. «Por nada estéis afanosos.» La palabra «afanosos» significa aquí «ser arrastrado en diferentes direcciones». Pablo no está hablando acerca de estar preocupado sino de tener pánico. (Véanse Sal 55:22; 1Pe 5:7.)
b. Tened espíritu de oración en todo. Más aún, nuestras oraciones deberían ser tanto definidas como devocionales. Se ha dicho que hay dos áreas en la que el cristiano no debería estar afanoso:
(1) Aquellas cosas que puede cambiar. Aquí transpiración es la respuesta.
(2) Aquellas cosas que él no puede cambiar. Y aquí súplica es la respuesta.
2. Los dos resultados (Flp 4:7).
«Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.» La palabra guardar que aparece aquí era frecuentemente usada para describir a alguien o algo que estaba cuidadosamente guardado por la élite de la guardia pretoriana (la guardia del emperador). Todos los cristianos gozan de la paz con Dios que se menciona en Rom 5:1, pero solamente aquellos que han sustituido con éxito la preocupación por la oración pueden gozar de la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento. Como podemos ver, esta paz guarda:
a. Nuestros corazones, protegiéndonos de sentimientos equivocados.
b. Nuestras mentes, protegiéndonos de pensamientos erróneos.
Debemos observar aquí que ese cuadro familiar que dice: «La oración lo cambia todo», no siempre es cierto; pero la oración sí que nos cambia a nosotros, protegiéndonos de aquellas cosas que nos llevaban a la desesperación. (Véanse Isa 26:3; Sal 119:165; 2Co 10:5.) Este entonces es el método maravilloso de Dios de guardamos en paz.
C. Este poder puede purificar (Flp 4:8-9). Estos versículos contienen la descripción más breve de Cristo de toda la Biblia. La frase «en esto pensad» podemos traducirla literalmente por «rumiarlo».
D. Este poder puede satisfacer (Flp 4:10-12). Pablo había aprendido a vivir con contentamiento en cualquier situación. Sin embargo, debemos añadir que contentamiento no es complacencia sino abstinencia. La presencia de Cristo en el cuerpo de Pablo aseguraba esta satisfacción. Notemos que hay dos clases de cristianos:
1. El creyente termómetro. Su satisfacción depende completamente de circunstancias exteriores. El simplemente registra la temperatura exterior que prevalece.
2. Él creyente termostato. Su satisfacción es totalmente independiente de las circunstancias externas. No sólo no le afectan sino que, por el contrario, controla el área que lo rodea.
E. Este poder puede suplir (Flp 4:13-23). «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Flp 4:13). Las muchas pequeñas preposiciones que usa Pablo son muy importantes y conviene resumirlas:
1. Estar en Cristo significa salvación.
2. Obrar por medio de Cristo significa santificación.
3. Vivir para Cristo significa dedicación.
4. Rendirse a Cristo significa consagración.
5. Estar con Cristo significa glorificación.
Pablo termina esta hermosa epístola de gozo con el siguiente glorioso recordatorio: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Flp 4:19).
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
INTRODUCCIÓN
1. Pablo y Filipos
Filipos fue la primera ciudad europea evangelizada por Pablo. Arribó allí el Apóstol acompañado de Timoteo, Silas — y tal vez Lucas — en el curso de su segundo viaje misionero después de atravesar el Asia Menor y cruzar el Helesponto (ver Hch 16:6-12). Ciudad importante de la provincia romana de Macedonia, situada a poca distancia de la costa del mar Egeo y al borde de la “Via Egnatia” — la célebre calzada romana que unía Oriente y Occidente — , la población de Filipos estaba constituida en tiempos de Pablo sobre todo por gentes de origen latino. Era, en efecto, una especie de “colonia romana” dedicada a residencia y descanso de los veteranos del ejército de Roma. Gozaba por lo mismo de notables privilegios civiles, tales como el de ser regida por el derecho itálico y gobernada por dos jefes militares llamados estrategoi (ver Hch 16:35) a semejanza de los cónsules de Roma. El núcleo judío de Filipos debía ser por entonces más bien escaso (ver Hch 16:13).
La acción evangelizadora de Pablo y sus colaboradores en Filipos no debió prolongarse durante mucho tiempo. Pero fue eficaz y, al tener que abandonar la ciudad, Pablo dejó allí una comunidad que creció rápidamente y que, además, se mantuvo siempre fiel y unida al Apóstol con el que mantuvo unas singulares relaciones de mutuo afecto y apoyo. En varias ocasiones envió ayuda material a Pablo (ver Flp 4:15-16; 2Co 11:9), se mostró particularmente generosa en la colecta organizada por Pablo a favor de las iglesias necesitadas de Judea (2Co 8:1-5) y, cuando se entera de que Pablo se encuentra encarcelado, no pierde tiempo para acudir en su ayuda enviando a Epafrodito con abundantes socorros económicos (Flp 4:10-20). Precisamente este último hecho está, sin duda, en el origen de la carta a los Filipenses (en adelante se utilizará preferentemente la abreviatura Flp).
2. Circunstancias y peculiaridades de la carta
A primera vista, Flp es una carta en la que Pablo agradece la ayuda recibida. De paso, aprovecha la ocasión para dar unos cuantos buenos consejos a sus queridos cristianos de Filipos y para ponerlos en guardia contra una serie de peligros procedentes de ciertos predicadores judaizantes. La carta habría sido escrita durante una más que probable prisión del Apóstol en Éfeso, entre los años 53-55 d. C. Esta es hoy la opinión mayoritaria frente a la que años atrás situaba la composición de la carta durante la primera prisión de Pablo en Roma, entre los años 60-62.
Pero una lectura atenta de la carta permite descubrir en ella al menos un par de cortes (Flp 3:2 y Flp 4:10) que sugieren — como en el caso de 2 Co — la posibilidad de varias cartas distintas en origen. En este sentido se manifiestan autores contemporáneos cada vez más numerosos, de distinta procedencia y de reconocida autoridad. Hablan de dos e incluso de tres cartas: una de agradecimiento, escrita al comienzo de la prisión (Flp 4:10-20); otra más extensa, en un momento ya avanzado de su encarcelamiento (Flp 1:1 — Flp 3:1 y Flp 4:2-7; Flp 4:21-23); y una tercera, escrita ya fuera de la cárcel, de carácter marcadamente polémico contra los propagandistas judaizantes (Flp 3:2 — Flp 4:1; Flp 4:8-9). Es esta una hipótesis razonable que no debe ser descartada. En cualquier caso, nadie pone en duda la autenticidad paulina del texto completo que ha llegado hasta nosotros. Un texto con rasgos netamente epistolares, sin aspiraciones a constituir una reflexión sistemática, y con un tono casi siempre cercano y cordial que hacen de Flp la más familiar entre todas las cartas paulinas.
3. Contenido de la carta
Sea lo que sea sobre la unidad redaccional de la carta, en su estado actual hay varias ideas que se hacen presentes a lo largo de toda ella y que le confieren una cierta unidad de contenido. Destaquemos la repetida invitación a la alegría (Flp 1:8; Flp 1:4; Flp 1:25; Flp 2:2; Flp 2:17-18; Flp 2:28-29; Flp 3:1; Flp 4:1; Flp 4:10); el gozo y la preocupación del Apóstol por que los filipenses crezcan en la fe y se consoliden en la armonía y el amor cristiano (Flp 1:7-10; Flp 2:1-4; Flp 2:14; Flp 3:15; Flp 4:2); y de manera especial se resalta el papel protagonista que Cristo desempeña en la vida de Pablo y que tiene que desempeñar en la de todo cristiano (Flp 1:13-23; Flp 2:6-11; Flp 3:7-11; Flp 4:13).
La carta comienza con un saludo, una acción de gracias y una constatación emocionada del amor entrañable que Pablo siente por los filipenses (Flp 1:1-11). Sigue una reflexión sobre las consecuencias de la prisión de Pablo en relación con el anuncio del evangelio (Flp 1:12-29) y sobre la necesidad de seguir el ejemplo de Cristo (Flp 2:1-18). Unas noticias referentes a Timoteo y Epafrodito (Flp 2:19-30) preceden a una enérgica llamada de atención ante la presencia de predicadores judaizantes en Filipos (Flp 3:1-16), ante ciertas conductas inmorales (Flp 3:17-21) y ante el peligro de rivalidades y celos estériles en el seno de la comunidad (Flp 4:1-3). Nueva invitación a la alegría y a tomar en consideración todo lo que sea bueno, venga de donde venga (Flp 4:4-9). El tramo final — que puede constituir, como se ha dicho, una carta independiente — se hace eco de la sincera gratitud de Pablo por la generosa ayuda recibida de los filipenses (Flp 4:10-20).
4. Estructura de la carta
— Introducción (Flp 1:1-11)
I. — PAPEL CENTRAL DE CRISTO (Flp 1:12 — Flp 2:30)
II. — ADVERTENCIAS Y EXHORTACIONES (Flp 3:1 — Flp 4:9)
— Conclusión (Flp 4:10-23)
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— creyentes: Lit. santos. Ver nota a Rom 1:7.
— Filipos: Ver Introducción a la carta.
— dirigentes y colaboradores: Lit. obispos y diáconos. Ha de tenerse en cuenta que el término griego epískopos significa “supervisor”; y el término diákonos significa “servidor”, “ministro”. Cuando Pablo escribe esta carta, estos términos aún no habían adquirido el sentido técnico que habían de adquirir más adelante en el seno de la comunidad cristiana para designar a unos concretos dirigentes de dicha comunidad; (ver, en cambio, 1Ti 3:1-13).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Hch 16:1; Rom 1:1; Gál 1:10; Efe 6:6; Stg 1:1; 2Pe 1:1.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Saludos
1 Esta es realmente una carta de Pablo y desde el v. 3 se usa la primera persona del singular, pero el Apóstol generosamente liga el nombre de Timoteo al propio (tal como en 2 Cor., Col., 1 y 2 Tes. y Film.). Timoteo había estado con Pablo cuando predicó el evangelio por primera vez en Filipos, y continuó teniendo una estrecha relación con los filipenses (ver 2:19-23). Ambos son siervos de Cristo Jesús: la palabra significa lit. “esclavos” tal como se consideran a sí mismos por pertenecer en cuerpo, mente y espíritu a Cristo y querer estar sujetos a él en todas las cosas. Los destinatarios son llamados santos, con lo cual se refiere a aquellos puestos aparte por Dios y llamados a vivir en santidad (cf. Rom. 1:7), y cuya vida estaba en Cristo Jesús. Esta frase o sus equivalentes aparecen muchas veces en esta carta, indicando que Cristo es el mismo entorno de la vida cristiana. Los creyentes viven y se mueven dentro de la órbita de su voluntad, de su gracia, de su presencia. Encontramos la vida unida por la fe a él, y no podemos vivir como deberíamos aparte de él (cf. Juan 15:1-11). Pablo subraya el hecho de que está escribiendo a todos los cristianos en Filipos, y este énfasis repetido (ver 1:4, 7, 8, 25; 2:17, 26; 4:21) sugiere que existía el peligro de las facciones entre ellos (cf. 2:1-4). Pablo menciona en particular a sus obispos y diáconos, quizá porque estaban en peligro de ser despreciados (cf. 1 Tes. 5:12, 13), o quizá porque ellos habían organizado la ofrenda destinada a Pablo (4:14-18). Obispos y “ancianos” eran nombres usados algunas veces en el NT para referirse a las mismas personas (ver Hech. 20:17, 28 y Tito 1:5-7); su papel de anciano indicaba un lugar particular en la comunidad, la supervisión su responsabilidad. No se habla a menudo de los diáconos (ver 1 Tim. 3:8, 12, 13), aunque el término diakonos en el gr. es usado para referirse a un “ministro” o “sirviente”. Posiblemente la tarea del diaŒcono haya sido definida según Hech. 6:2, donde los siete fue ron elegidos para “servir” (gr. diakonein) en la forma que lo hacían los que vendrían después.
2 El saludo es, como en muchas otras cartas (p. ej. Rom. 1:7; 1 Cor. 1:3) una combinación de los saludos tradicionales griego y hebreo, pero con un profundo significado cristiano. Gracia es un favor inmerecido que nos reconcilia con Dios a través de Cristo (Ef. 2:4-9), suple todas nuestras necesidades (2 Cor. 12:9) y nos da el privilegio del servicio (Ef. 3:8). Paz en la Biblia es mucho más que la ausencia de conflicto. Es el completo bienestar que implica reconciliación con Dios y con nuestros semejantes (Ef. 2:14-18) y la bendición de la paz interior (4:7). Como la gracia, la paz proviene de Dios nuestro Padre a través del Señor Jesucristo.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
1.1 Esta es una carta personal a los filipenses, no pretendía ser una circular como la carta a los efesios. Pablo quería agradecer a los creyentes por haberlo ayudado cuando tuvo necesidad. También deseaba decirles por qué disfrutaba de gozo completo a pesar de su prisión y de su consiguiente juicio. En esta carta, Pablo aconseja a los filipenses acerca de la humildad y la unidad, y les advierte en cuanto a los problemas potenciales.1.1 En su primer viaje misionero, Pablo visitó pueblos cercanos a su centro de operaciones en Antioquía de Siria. En su segundo y tercer viajes, se extendió aún mucho más. Debido a las grandes distancias entre las congregaciones que fundó, no podía supervisarlas personalmente. Por eso, tuvo que escribirles cartas para enseñar y animar a los creyentes. Por fortuna, Pablo tenía un equipo de voluntarios (que incluía a Timoteo, Marcos y Epafras) que entregaban estas cartas en persona y por lo general permanecían con las congregaciones por un tiempo para enseñarlas y animarlas.1.1 Para mayor información acerca de Pablo, véase su perfil en Hechos 9. El perfil de Timoteo se encuentra en 1 Timoteo 6.1.1 La colonia romana de Filipos estaba ubicada al norte de Grecia (llamada Macedonia en los días de Pablo). Felipe II de Macedonia (el padre de Alejandro el Grande) tomó la antigua ciudad de Tracia alrededor de 357 a.C., la engrandeció y fortaleció y le dio su nombre. Este centro comercial próspero se hallaba en el cruce entre Europa y Asia. Por el año 50 d.C., Pablo, Silas, Timoteo y Lucas cruzaron el mar Egeo desde Asia Menor y desembarcaron en Filipos (Act 16:11-40). La iglesia en Filipos estaba formada mayormente de gentiles (no judíos). Como no estaban familiarizados con el Antiguo Testamento, Pablo no se refirió específicamente a dicha parte de las Escrituras en esta carta.1.1 Obispos y diáconos conducían las iglesias cristianas primitivas. Las cualidades y responsabilidades de los obispos son explicadas en detalle en 1Ti 3:1-7 y Tit 1:5-9. Las cualidades y deberes de los diáconos se expresan en 1Ti 3:8-13. Los santos son todos aquellos que creen en Cristo.1.4 Esta es una de las muchas veces en que Pablo usó la palabra gozo en su carta. Los filipenses eran recordados con gozo y agradecimiento cuando Pablo oraba. Al ayudar a Pablo estaban apoyando la causa de Cristo. Los filipenses estaban dispuestos a ser usados en cualquier tarea que El tuviera reservada para ellos. Cuando otros piensan en usted, ¿qué viene a la mente de ellos? ¿Animan sus actos de amabilidad a otros?1.4, 5 Los filipenses oyeron el evangelio unos diez años antes, cuando Pablo y sus compañeros visitaron Filipos (durante el segundo viaje misionero de Pablo) y fundaron la iglesia allí.1.5 Cuando Pablo habló de la comunión en el evangelio de los filipenses, estaba señalando su invalorable contribución a difundir el mensaje de Dios. Contribuyeron en forma práctica cuando Pablo estuvo en Filipos y a través de un sostén económico cuando estuvo en prisión. Cuando ayudamos a nuestros ministros, misioneros y evangelistas, a través de la oración, la hospitalidad y las donaciones, pasamos a ser parte de la comunión en el evangelio.1.6 El Dios que comenzó la buena obra en nosotros la continuará a través de nuestra vida y la terminará cuando le veamos cara a cara. La obra de Dios por nosotros comenzó cuando Cristo murió en la cruz en nuestro lugar. Su obra en nosotros comenzó cuando creímos en El. Ahora el Espíritu Santo vive en nosotros, capacitándonos para que cada día seamos más semejantes a Cristo. Pablo describe el proceso de crecimiento y madurez del cristiano que comienza al aceptar a Cristo y seguirá hasta que Cristo vuelva.1.6 ¿Ha sentido alguna vez que no hay progreso en su vida espiritual? ¡Cuando Dios inicia un proyecto, lo termina! Como en el caso de los filipenses, Dios obrará en usted y le ayudará a crecer en gracia hasta que complete el trabajo en su vida. Cuando esté desanimado, recuerde que Dios no lo abandonará. El promete terminar la obra que ha comenzado en usted. Cuando se sienta incompleto o afligido por sus faltas, recuerde las promesas y provisiones de Dios. No permita que su condición actual le robe el gozo de conocer a Cristo o le impida crecer más cerca de El.1.7 Cuando dijo: «en mis prisiones», probablemente se refería a su prisión en Filipos, registrada en Act 16:22-36. En los versículos 13 y 14, Pablo habla de su prisión en Roma. Dondequiera que estuviera, aun en la cárcel, predicaba las buenas nuevas con fidelidad. Recuerde el ejemplo inspirador de Pablo cuando los obstáculos, pequeños o grandes, desaceleran su trabajo para Dios.1.7, 8 ¿Ha deseado alguna vez ver a un amigo con quien pudiera hablar sobre diferentes experiencias? Pablo tuvo ese anhelo, quería ver a los cristianos en Filipos. Su amor y afecto por ellos se basaba no simplemente en experiencias pasadas sino en la unidad que viene cuando los creyentes son atraídos por el amor de Cristo. Todos los cristianos son parte de la familia de Dios y poseen por igual el poder transformador de su amor. ¿Siente usted un amor profundo por otros cristianos, amigos y extraños de igual manera? Deje que el amor de Cristo lo motive a amar a otros cristianos y que sienta libertad para expresar ese amor en acciones hacia ellos.1.9 Muchas veces la mejor manera de influenciar a alguien es orar por esa persona. Pablo oró que los filipenses se unieran en amor. El amor de ellos fue el resultado del gran conocimiento de Cristo y de la profunda visión (discernimiento moral). Ese amor no se basaba en sentimientos sino en lo que Cristo había hecho por ellos. En la medida que crezca en el amor de Cristo, su corazón y entendimiento deberán crecer juntos. ¿Están su amor y su visión creciendo?1.10 Pablo clama por los filipenses «para que aprobéis lo mejor», en otras palabras, que tuvieran la habilidad para diferenciar entre lo correcto y lo erróneo, lo bueno y lo malo, lo vital y lo superficial. Debemos orar por discernimiento moral para que podamos mantener nuestros valores y nuestra moralidad cristiana. Heb 5:14 enfatiza la necesidad de discernimiento.1.10 El «día de Cristo» se refiere al tiempo cuando Dios juzgará al mundo a través de Jesucristo. Deberíamos vivir cada día pensando en que El podría regresar en cualquier momento.1.11 Los «frutos de justicia» incluyen todos los rasgos de carácter que fluyen de una correcta relación con Dios. No hay otra manera de conseguir estos frutos de justicia que no sea a través de Cristo. Véase Gal 5:22-23 para los «frutos del Espíritu».1.12-14 La prisión puede motivar en muchas personas enojo o abandono, pero Pablo la vio como otra oportunidad para difundir las buenas nuevas de Cristo. Pablo concluyó que las circunstancias presentes no eran tan importantes como lo que hizo con ellas. Al cambiar una mala situación en algo bueno, alcanzó a los soldados romanos del pretorio y animó a los cristianos que temían la persecución. No necesitamos estar en prisión, pero podemos tener muchas oportunidades para desanimarnos: tiempo de indecisión, preocupación financiera, conflictos familiares, problemas en la iglesia o pérdida de nuestro trabajo. La forma como actuemos en dichas situaciones reflejará lo que creemos. Como Pablo, busque oportunidades para demostrar su fe aun en situaciones difíciles. Sea o no que la situación mejore, su fe crecerá más sólida.1.13 ¿Cómo terminó Pablo en una prisión romana? Mientras visitaba Jerusalén, algunos judíos lo arrestaron por predicar el evangelio, pero él apeló al César para que oyera su causa (Hechos 21.15-25.12). Fue escoltado por soldados hasta Roma, donde fue puesto bajo arresto domiciliario, mientras esperaba el juicio; no era un juicio por quebrantar una ley civil, sino por proclamar las buenas nuevas de Cristo. En ese entonces, las autoridades romanas no consideraban esta acusación como seria. Pocos años después, sin embargo, Roma optó por un punto de vista diferente en cuanto al cristianismo y se esforzó por desaparecerlo. El arresto domiciliario de Pablo le permitió cierto grado de libertad. Podía recibir visitas, continuar predicando, y escribir cartas como esta. Un relato breve de la permanencia de Pablo en Roma se halla en Act 28:11-31. El «pretorio» se refiere a la guardia del pretorio, un escuadrón élite que se asentaba en el palacio del emperador.1.14 Cuando hablamos de Cristo sin temor o somos fieles a El en las situaciones difíciles, animamos a otros a que hagan lo mismo. Anime con la manera en que vive.1.15-18 Pablo tenía una maravillosa actitud generosa. Sabía que algunos predicaban para fundamentar su propia reputación, aprovechándose de la prisión de Pablo para hacerse famosos. El apóstol se alegraba de que el evangelio fuera predicado, pese a las motivaciones de esos predicadores. Algunos cristianos sirven por razones equivocadas. Pablo no los condona ni Dios pasa por alto sus motivos, pero debiéramos alegrarnos si Dios usa su mensaje, sin tomar en cuenta su motivación.1.19-21 Este no fue su último encarcelamiento en Roma, pero él no lo sabía. Le esperaba un juicio, en el que sabía podría ser liberado o ejecutado. Sin embargo, confió que Cristo obraría para su liberación. El ruego de Pablo era que cuando enfrentara el juicio pudiera hablar de Cristo con valor y no fuera tímido ni se avergonzara. Sea que viviera o que muriera, deseaba exaltar a Cristo. Al fin fue liberado de su prisión, pero dos o tres años después volvió a ser arrestado. Solo la fe en Cristo podía sustentar a Pablo en tal adversidad.1.20, 21 Para los que no creen en Dios, la vida en la tierra es todo lo que hay, por lo tanto es natural para ellos empeñarse en los valores mundanos: dinero, popularidad, poder, placer y prestigio. Para Pablo, sin embargo, la vida significa desarrollar valores eternos y hablar a otros acerca de Cristo, que es el único que puede ayudarnos a ver la vida desde una perspectiva eterna. Lo máximo en la vida de Pablo era hablar con denuedo en favor de Cristo y ser semejante a El. Por eso Pablo pudo decir con total confianza que morir sería mejor que vivir, porque al morir se libraría de las inquietudes del mundo y vería a Cristo cara a cara (1Jo 3:2-3). Si usted no está listo para morir, tampoco lo está para vivir. Asegúrese de su destino eterno, y será libre para servir, entregado a lo que realmente vale, sin temor a la muerte.1.24 Pablo tenía un propósito para vivir cuando servía a los filipenses y a los demás. Nosotros también necesitamos una meta que vaya más allá de nuestras necesidades físicas. ¿Usted, a quién sirve o ayuda? ¿Cuál es el propósito de su vida?1.27 Pablo animó a los creyentes a estar unidos, a estar «firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe». ¡Qué triste que se pierda tanto tiempo y esfuerzo en algunas iglesias peleando unos contra otros, en lugar de unirse contra la verdadera oposición! Hace falta una iglesia con valor para resistir en la lucha y mantener el propósito común de servir a Cristo.1.29 Pablo consideró un privilegio sufrir por Cristo. Por naturaleza, no consideramos el sufrimiento como un privilegio. Pero cuando sufrimos por representar con fidelidad a Cristo, nuestro mensaje y nuestro ejemplo nos afectan a nosotros y a otros para bien (véase Act 5:41). El sufrimiento tiene estos beneficios adicionales: (1) desvía nuestros ojos de las comodidades terrenales; (2) desarraiga a los creyentes superficiales; (3) fortalece la fe de aquellos que persisten; (4) sirve de ejemplo a aquellos que puedan seguirnos. Cuando sufrimos por nuestra fe no significa que hemos hecho algo equivocado. Es más, lo contrario con frecuencia es cierto, verifica que hemos sido fieles. Permita que el sufrimiento construya su carácter. No se resienta ni se desanime.1.30 Pablo sufrió, a lo largo de su vida, por difundir las buenas nuevas. Como los filipenses, nuestra lucha es contra las fuerzas de maldad que tratan de desacreditar el mensaje salvador de Cristo. Todos los creyentes verdaderos están juntos en esta lucha, unidos en contra del mismo enemigo y por la misma causa.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) “Superintendentes.” Gr.: e·pi·skó·pois, dativo, pl.; J17(heb.): hap·peqi·dhím, “los superintendentes”.
(2) O: “diáconos”. Gr.: di·a·kó·nois, dativo, pl.; lat.: di·á·co·nis.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 0 1Co 7:22
b 1 Hch 16:12
c 2 1Ti 3:1; 1Ti 3:8
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Timoteo. Pablo menciona a Timoteo como su colaborador en otras cinco cartas. Timoteo había colaborado con Pablo en el establecimiento de la iglesia en Filipos (v. Vista Panorámica) y pronto iría a visitarlos en nombre del apóstol (v.2:19– 24).
santos. Véase coment. en Ro 1:7 Filipos. Véase Vista Panorámica.
obispos y diáconos. Véase. coments. en 1 Ti 3:1 y 3:8.
Fuente: La Biblia de las Américas
1 (1) Filipos era la ciudad principal de la provincia de Macedonia en el antiguo imperio Romano ( Hch_16:12). Por medio del primer viaje ministerial de Pablo a Europa ( Hch_16:10-12) la primera iglesia de Europa fue levantada en esta ciudad.
1 (2) Aquí no es «los santos… y los que vigilan y los diáconos»; más bien, es «los santos… con los que vigilan y los diáconos». Esto, es muy significativo porque indica que en la iglesia local, los santos, los que vigilan y los diáconos no son tres grupos distintos. La iglesia solamente tiene un grupo, el cual se compone de todos los santos (incluyendo a los que vigilan y a los diáconos), quienes son los componentes de una iglesia local. Esto indica que, además, en cualquier localidad debe haber solamente una iglesia con un grupo de personas, el cual abarca a todos los santos de dicha localidad.
1 (3) Los que vigilan son los ancianos en Una iglesia local ( Hch_20:17, Hch_20:28). Anciano denota la persona, y vigilar es su función. Uno que vigila es un anciano en función. Aquí se; mencionan los que vigilan en lugar de los ancianos, lo cual indica que los ancianos estaban cumpliendo con sus responsabilidades.
1 (4) La palabra griega significa los que sirven. Los diáconos son los servidores en una iglesia local y están bajo la dirección de los que vigilan ( 1Ti_3:8). Este versículo, el cual muestra que una iglesia local se compone de los santos, con los, que vigilan, los cuales tienen el liderazgo, y los diáconos, los cuales sirven, indica que la iglesia en Filipos estaba en buen orden.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
INTRODUCCIÓN A LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS FILIPENSES
AUTOR: PabloFECHA: 61
La iglesia en Filipos Fundada por Pablo en su segundo viaje misionero; ésta fue la primera iglesia establecida por él en Europa (Hch 16:1-40). Filipos era una ciudad pequeña, fundada por el rey Filipos de Macedonia, padre de Alejandro Magno. Su mayor fama le vino de la batalla librada cerca de allí, el año 42 a. C., entre las fuerzas de Bruto y Casio, por una parte, y los de Antonio y Octaviano (más tarde, César Augusto), por otra. Se convirtió en «colonia» romana y puesto militar de avanzada, con privilegios especiales.
La relación de Pablo con la iglesia de Filipos fue siempre estrecha y cordial. Habiéndole ayudado económicamente, al menos en dos ocasiones antes de que se escribiese esta epístola (Flp 4:16), y habiendo oído que se hallaba confinado en Roma, la iglesia envió a Epafrodito con otro donativo. Filipenses es una carta de agradecimiento por tal donativo, y es la epístola más personal que Pablo escribió a una iglesia. Epafrodito había caído enfermo a las puertas de la muerte mientras estaba con Pablo (Flp 2:27) y, cuando estuvo recuperado, Pablo le remitió con esta carta. Aunque un tanto oscurecidos por la gentileza de Pablo en esta carta, algunos de los problemas de la iglesia son fácilmente observables bajo la superficie. Estos incluyen: rivalidades y ambiciones personales (Flp 2:3-4; Flp 4:2), la enseñanza de los judaizantes (Flp 3:1-3), el perfeccionismo (Flp 3:12-14), y la influencia de libertinos antinomianos (Flp 3:18-19).
Lugar en que fue escrita Pablo estaba en prisión cuando esta carta fue escrita, pero no hay acuerdo en cuanto a dónde fue escrita. Algunos piensan que estaba en Cesarea; otros, en Éfeso; con todo, parece que se hallaba, sin duda, en Roma. En Flp 1:13 (véase la nota allí) menciona el pretorio, cuerpo romano de tropas asignadas al emperador en Roma (cp. también Flp 4:22). Está también claro que, en el proceso que le esperaba a Pablo, su vida estaba en peligro, indicando que el proceso se llevaba delante de César en Roma (Flp 1:20). Aunque Pablo estuvo confinado en Cesarea por dos años, nunca hubo allí en perspectiva ninguna decisión final para su caso (Hch 24:1-27). Se ha llegado a sugerir Éfeso como lugar en que fue escrita, a la vista de 1Co 15:32, pero en ese versículo no hay ninguna referencia clara a un encarcelamiento.
Contenido Una de los más importantes pasajes doctrinales del Nuevo Testamento es Flp 2:5-8, en que Pablo presenta la doctrina de la kénosis, I.e., la humillación o despojo de sí mismo que llevó a cabo Cristo. Versículos importantes sobre la oración son Flp 4:6-7. Otros versos importantes son Flp 1:21; Flp 1:23 b; Flp 3:10; Flp 3:20; Flp 4:8; Flp 4:13. En Flp 3:4-14, aparece un significativo resumen autobiográfico.
BOSQUEJO DE FILIPENSES
I) Saludos y expresiones de gratitud, Flp 1:1-11
II) Circunstancias personales de Pablo: La predicación de Cristo, Flp 1:12-30
III) El modelo de la vida cristiana: La humildad de Cristo, Flp 2:1-30
A) La exhortación a la humildad, Flp 2:1-4
B) El epítome de la humildad, Flp 2:5-11
C) El ejercicio de la humildad, Flp 2:12-18
D) Los ejemplos de Timoteo y Epafrodito, Flp 2:19-30
IV) El premio de la vida cristiana: El conocimiento de Cristo, Flp 3:1-21
A) La advertencia contra los judaizantes, Flp 3:1-3
B) El ejemplo de Pablo, Flp 3:4-14
C) La exhortación a los otros, Flp 3:15-21
V) La paz de la vida cristiana: La presencia de Cristo, Flp 4:1-23
A) Paz con los demás, Flp 4:1-4
B) Paz consigo mismo, Flp 4:5-9
C) Paz con las circunstancias, Flp 4:10-23
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Timoteo había ayudado a Pablo en la fundación de esta iglesia, santos. Véase nota en Rom 1:7.
obispos. O supervisores. Véase nota en 1Ti 3:1.
diáconos. Véase nota en 1Ti 3:8. Tanto obispos como diáconos eran grupos reconocibles dentro de la iglesia en este tiempo.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
12 (I) Introducción (1,1-11).
(A) Fórmula inicial: Dirección y saludo (1,1-2). La introducción sigue un modelo que conocemos por la convención epistolar del mundo antiguo, empleada por Pablo (con alguna modificación) en todas sus cartas (→ Cartas del NT, 45:8A). Pablo y Timoteo: Timoteo no es coautor de la carta, pero Pablo lo incluye en la dirección para realzar la talla de quien, según 2,19-24, va a ser su representante acreditado. a todos los santos en Cristo Jesús que viven en Filipos: Los cristianos son «santos» por cuanto forman «en Cristo» el pueblo santo de Dios, el Israel escatológico. los obispos y diáconos: Sólo en esta carta distingue Pablo un grupo aparte de personas con función propia, episkopoi y diakonoi, dentro de la comunidad más amplia -quizás porque se encargaron de la ayuda que se le envió-. Ambos términos se usaban de forma generalizada en el mundo de habla gr. en un sentido secular: episkopos de notaba supervisión o administración (cf. el mébaqqer de Qumrán [1QS 6,11.20; CD 14,8-11]), y diakonos tenía el significado de «ministro» o «asistente». En este caso, los episkopoi corresponden a los presbyteroi, «ancianos», de las Iglesias pospaulinas (Hch 20,17.28; 1 Pe 5,1.2; Tit 1,5-9). Los diakonoi tal vez se ocuparan de las necesidades de los pobres, aunque Pablo también considera la predicación como una diakonia. Aunque dista mucho del uso que de estos términos se hizo en la Iglesia posterior, su mención en este texto marca el alborear de un ministerio permanente.
13 (B) Acción de gracias (1,3-8). 3. Doy gracias a mi Dios: La acción de gracias de Pablo sigue una fórmula clásica: → Las epístolas del NT 45:8B. 4. con alegría: La alegría es un elemento dominante en Flp (1,18.25; 2,2.17.18.28.29; 3,1; 4,1.4.10). 5. vuestra participación en el evangelio: Los filipenses han tenido parte (koinónia; véase J. Hainz, EWNT 2.749-55) en el evangelio mediante su conversión, su apoyo a Pablo y su costoso testimonio personal de la fe. 6. el día de Cristo: Es decir, la «parusía», cuando, completa su tarea de «someter» el mundo a la gloria de Dios (Flp 3,21), Cristo aparezca en gloria para entregar el reino al Padre (1 Cor 15,24-28). 7. en la defensa y confirmación del evangelio: El juicio que se avecina de Pablo brindará una ocasión para que se manifieste el poder del evangelio, sois partícipes de mi gracia: La trad. es difícil. Quedan patentes dos ideas: (1) El hecho de que Pablo esté entre cadenas no es un mal, sino una gracia especial, conforme al misterio del evangelio, que manifiesta su poder en el sufrimiento y la debilidad exterior (2 Cor 4,7-15; 6,3-10). (2) Los filipenses tienen parte en esta gracia, no sólo por su interés por Pablo y el apoyo tangible que le han prestado, sino también porque como comunidad han corrido de manera parecida con el coste de la evangelización (1,29-30). 8. con el cariño entrañable: El gr. splanchna denota los órganos internos (corazón, pulmones, hígado) considerados como la sede de las emociones más profundas.
(C) Oración (1,9-11). 10. el día de Cristo: Véase el comentario a 1,6. 11 .el fruto de la justicia: La justicia para Pablo es la correcta posición escatológica respecto a Dios ya concedida a los creyentes (Rom 5,1). La vida ética cristiana es en su totalidad fruto de esa nueva relación (→ Teología paulina, 82:68-70.140).
14 (II) Primera parte: Noticias e instrucciones (1,12-3, 1a).
(A) La situación personal de Pablo (1,12-26). Suponiendo a la comunidad ya informada sobre los detalles exteriores de su situación, Pablo comparte con ella sus reacciones y reflexiones más profundas. 12. ha contribuido al progreso del evangelio: Lejos de ser un obstáculo, el encarcelamiento de Pablo ha promovido la obra de la evangelización. mis cadenas se han hecho manifiestas en Cristo: El encarcelamiento de Pablo ha alcanzado celebridad, y esto, por disposición de Cristo, ha servido para la difusión del evangelio. 13. el personal del pretorio en pleno: Como habitualmente en el NT (Mt 27,27 par.; Jn 18,28.33; Hch 23,35), praitórion hace referencia al recinto del palacio del gobernador romano. 14. se muestran más intrépidos para proclamar el mensaje: La gracia de Dios ha hecho intrépidos a otros para llenar el «vacío» creado en la obra de la predicación por la detención de Pablo. 15. algunos: Lo que Pablo discute en esta breve digresión (vv. 15-18) no es el contenido de la predicación, sino las motivaciones de algunos predicadores. Parecen haberse aprovechado del encarcelamiento del apóstol de manera calculadora e insensible, quizás considerando dicho encarcelamiento una deshonra. 17. añadir penas: Causan a Pablo un sufrimiento espiritual que se añade a la carga de su reclusión física. 18. esto me llena de alegría: El celo por el evangelio convierte el dolor personal de Pablo en alegría.
15 19-26. En este momento, Pablo pasa a reflexionar sobre lo que le espera. 19. a mi salvación: Pablo se hace eco de Job 13,16 LXX, identificándose tanto con la difícil situación de Job como con su esperanza. «Salvación» no significa aquí la absolución en un próximo juicio, sino vindicación en el tribunal escatológico, que, sea cual sea el veredicto terreno, confirmará la fidelidad del apóstol a los ojos de Dios, la asistencia proporcionada por el Espíritu: La tradición sinóptica también promete la ayuda del Espíritu a los cristianos a los que se hace comparecer ante tribunales terrenos (Mc 13,11; Mt 10,20; Lc 12,12). 20. que Cristo sea glorificado: El poder del Señor resucitado, operante a través del Espíritu, será tan eficaz, que exigirá reconocimiento público, en mi cuerpo: En este caso soma, como con frecuencia en Pablo, no denota meramente el cuerpo físico, sino la entera presentación exterior de una persona (→ Teología paulina, 82:102). El significado en este caso es «en mi entera aparición pública», con mi vida o con mi muerte: Pablo se enfrenta a la gravedad y la incertidumbre vinculadas con su juicio. 21. para mí la vida es Cristo: Por medio del bautismo, Pablo ha muerto a su vida anterior y vive ahora una existencia enteramente dominada por Cristo (Gál 2,19-20; 3,27-28; Flp 3,7-11; Rom 6,3-11), una existencia que trasciende la barrera de la muerte física, morir significa una ganancia: La muerte es ganancia, no -como en ciertas tendencias de la filosofía gr.en el sentido de grata liberación de la existencia corporal, sino como intensificación de la unión con Cristo, que ya ha pasado por la muerte a la resurrección. La resurrección sigue siendo la meta última (3,11.21). 22. trabajo provechoso: Permanecer vivo proporciona más oportunidades de predicar el evangelio y cosechar sus frutos. 23. partir: Significa simplemente «morir» -sin que ello implique separación del alma respecto al (peso del) cuerpo-, estar con Cristo: En este punto Pablo parece imaginar que ese «estar con Cristo» se da en un estado (incorpóreo) anterior a la resurrección general (cf. 2 Cor 5,2-4). No es seguro que esto represente un alejamiento respecto a la escatología judía en la dirección de las ideas gr. (Véanse F. W. Beare, NTS 17 [1970-1971] 314-27; P. Siber, Mit Christus Leben [Zúrich 1971] 86-94.) mucho mejor: Véase el comentario al v. 21. 24. es más necesario para vosotros: La consideración práctica, pero no menos loable, de las exigencias del apostolado anula la opción personal de Pablo por la muerte. 25. sé: La convicción sobre lo que es «más necesario» desde el punto de vista pastoral se convierte (pese a 1,20) en una confidencia acerca de la supervivencia. 26. cuando vuelva a estar con vosotros: Visitas posteriores de Pablo a Filipos se mencionan en Hch 20,1-6.
16 (B) Exhortación a la comunidad (1,27-2,18). La interpretación hecha por Pablo de su propia situación a la luz del evangelio sirve de preludio a la exhortación que ahora sigue. El evangelio plantea exigencias parecidas a los filipenses.
(a) Unidad y firmeza (1,27-30). 27. que vuestra conducta: El vb. gr. politeuesthai tiene su concreto sentido original de «cumplir con la propia obligación como ciudadano» (E. C. Mi-11er, JSNT 15 [1982] 86-96). Cf. el uso de politeuma, «ciudadanía», término de la misma raíz, en 3,20; cf. también el estatuto cívico de Filipos (→ 2 supra). digna del evangelio: Para Pablo, la ética cristiana se deriva de la situación del hombre ante Dios creada por la fe en el evangelio, permaneced firmes en un solo espíritu: Pablo habla del tipo de firmeza que procede de unas filas cerradas en orden de batalla. por la fe del evangelio: Para defender y difundir la fe que han recibido. 28. vuestros adversarios: Más que una persecución abierta, lo que se daba probablemente era un hostigamiento cotidiano por parte de conciudadanos no cristianos. para ellos señal de perdición, para vosotros de salvación: El frente unido e inquebrantable presentado por la comunidad significa para los adversarios que se están oponiendo a una fuerza sobrehumana, a Dios mismo, hecho que presagia simultáneamente su perdición escatológica y el destino de la comunidad a la salvación. 29. creer… también padecer: El compromiso con Cristo mediante la fe lleva inevitablemente a compartir el conflicto en que él estuvo implicado y, por tanto, a sufrir a manos del mundo todavía no reconciliado. Desde la perspectiva de la fe, tal sufrimiento no lleva a la amargura, sino a sentirse agraciado. 30. el mismo combate: La experiencia de Pablo es paradigmática para la comunidad, puesto que uno y otra comparten (koinónein) el mismo sufrimiento y la misma gracia.
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
esclavos… Gr. doúlos → §273; Filipos… → Hch 16:11-15; cuidan… Gr. epískopos → §146; §161; sirven… Gr. diákonos → §314.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
O, supervisores
Fuente: La Biblia de las Américas
g Hch 16:12.
1.1 Lit. guardianes o supervisores.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[1] Para que la muerte sea considerada ganancia, debe de haber algo que ganar inmediatamente después de la muerte.
[2] Una salida del cuerpo es una liberación para estar con Moshiaj más allá de la muerte. Una vez que descubrimos dónde está ahora Moshiaj, descubriremos dónde estaremos nosotros, mientras esperamos la resurrección del último día.
[3] Para completar su llamado.
[13] Quien se desalienta ante las persecuciones no conoce las sendas del Evangelio. Las obras de Dios se establecen y fortifican muchas veces con los trabajos y persecuciones de sus obreros.[16] Suplen por mí, mientras estoy preso.
Biblia Peshitta 2006 Notas:
Escrita probablemente desde Roma alrededor del 63 d.C. Filipos era una ciudad de la región griega de Tracia, y se le reconoce por haber sido el primer lugar europeo donde se predicó el Evangelio, en el año 49 d.C.
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat
Fuente: Peshitta en Español