Comentario de Colosenses 3:19 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Esposos, amad a vuestras esposas y no os amarguéis contra ellas.
3:19 Maridos, amad («presente de imperativo activo, ‘seguid amándolas’, ATR). Amad con un amor inteligente y con un propósito noble, como Dios ama a todos) a vuestras mujeres, — La mujer fue creada para ser una compañera («ayuda idónea») para el hombre y, por eso, él debe amarla. ¿Cómo muestra el marido su amor por su esposa? (1) Siempre debe ser amoroso, cariñoso y bondadoso hacia ella.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Maridos, amad a vuestras mujeres. Gén 2:23, Gén 2:24; Gén 24:67; Pro 5:18, Pro 5:19; Ecl 9:9; Mal 2:14-16; Luc 14:26; Efe 5:25, Efe 5:28, Efe 5:29, Efe 5:33; 1Pe 3:7.
y no seáis ásperos. Col 3:21; Rom 3:14; Efe 4:31; Stg 3:14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
amad. Vea las notas sobre Efe 5:25-29. Un llamado a la expresión más sublime del amor que se rinde al ser amado sin egoísmo alguno (cp. Gén 24:67; Efe 5:22-28; 1Pe 3:7). ásperos. La forma del término griego se traduce mejor «dejar de ser áspero» o «no tener por hábito el ser áspero». En el matrimonio el esposo no debe tratar con rudeza o resentimiento a su esposa.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
3:19 Maridos, amad («presente de imperativo activo, ‘seguid amándolas’, ATR). Amad con un amor inteligente y con un propósito noble, como Dios ama a todos) a vuestras mujeres, — La mujer fue creada para ser una compañera («ayuda idónea») para el hombre y, por eso, él debe amarla. ¿Cómo muestra el marido su amor por su esposa?
(1) Siempre debe ser amoroso, cariñoso y bondadoso hacia ella.
(2) Debe conversar con ella. Si está muy ocupado, debe apartar tiempo para conversar con ella para saber sus pensamientos, deseos, problemas, inquietudes, etc. Deben conversar acerca de los hijos. Deben orar juntos.
(3) Debe estar muy atento cuando ella está enferma (o embarazada), y debe ayudarla e insistir en que los hijos le ayuden y le obedezcan.
(4) Debe buscar relaciones buenas con los suegros y otros familiares de ella.
(5) Si tiene una cuenta bancaria, debe tenerla en común con ella. ¿Puede la mujer hablar de «nuestros» hijos? ¿Puede hablar de «nuestra casa»? Entonces, también puede hablar de «nuestro dinero». A veces el hombre dice «YO trabajé. YO he ganado este dinero con el sudor de mi frente». Sí, es cierto, pero durante el tiempo que el hombre ganaba ese sueldo, ¿andaba la mujer de vacaciones? ¿ cuánto recibía (y quién le pagó) por cocinar, lavar y planchar ropa, asear la casa, cuidar a los niños y docenas de otras tareas que a diario tienen que hacerse? Sin lugar a dudas, es justo que ella esté enterada de los ingresos como también de los gastos (incluso las deudas).
(6) No está desobligado. El marido cristiano no entrega las riendas a la esposa para que ella se encargue de dirigir las finanzas de la familia. Esto no es una acto de amor, sino la abdicación de autoridad. La esposa comparte esta responsabilidad (1Ti 5:14) — y el marido debe considerarla –, pero el marido es la cabeza. Hay gran cantidad de hombres que simplemente entregan el cheque a la esposa y con eso se lavan las manos de sus responsabilidades. Ella se encarga de la compra de la comida, la ropa, los muebles, etc., y no sólo de las compras y los pagos, sino de la disciplina de los hijos (si se disciplinan), como también de la asistencia a la iglesia (si asisten).
(7) No actúa como un dictador. Como existen muchos maridos desobligados que no dirigen, también existen muchos maridos que están segurísimos de que en sus hogares nunca faltará el liderazgo, pues ellos lo controlan todo y a todos con puño de hierro. Mandan y los demás callan. Hablan como si fueran infalibles. (Alguien ha dicho que si La Iglesia Católica Romana hubiera permitido que el «Papa» se casara, nunca se habría inventado el dogma de la infalibilidad del «Papa»). El marido dictador piensa que él es el patrón y quiere que todos lo recuerden. La mujer de tal marido sólo sabe decir bien sumisa, «Sí, mi amor» o «Sí, Señor». Si él dice «brinca», ella pregunta, «¿qué tan alto?» Estos no consideran a sus esposas y algunos aun prohíben que asistan a la iglesia.
El marido cristiano no está desobligado y no es un cacique. El ama a su esposa y la trata bien. La considera en todo. «Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo» (1Pe 3:7).
(8) Sirve a su familia. El marido debe proveer para su familia en todo sentido, física, espiritual y socialmente. El es el proveedor, él «provee para los suyos» (1Ti 5:8), y si no lo hace, «ha negado la fe, y es peor que un incrédulo». Debe proveer alimento, abrigo, techo, educación, dirección en asuntos de recreo y actividad social, y sobre todo, la dirección espiritual. También es el protector de su familia. Protege su familia del daño físico, y también del daño espiritual.
Esto significa que el liderazgo del marido requiere mucho más que el dar órdenes. Si él quiere ser grande en su familia, al mismo tiempo debe ser el siervo de su familia. «Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor» (Mat 20:25-26). El marido que no quiere servir a su familia no tiene el derecho de mandarla. Jesús nuestro Señor y Maestro mostró la humildad de servir, lavando los pies a los apóstoles (Jua 13:4-5). Los maridos que quieren ser caciques deben aprender esta lección. Deben bajarse de su pedestal y ensuciar las manos, cambiando pañales.
Cada vez que el hombre diga «Yo soy la cabeza de esta familia» debería agregar inmediatamente, «Yo soy el siervo de esta familia».
— Porque esto agrada al Señor. — «Mi comida es que haga la voluntad del que me envió» (Jua 4:24). «Yo hago siempre lo que le agrada» (Jua 8:29). «Se agrada del que le teme y hace justicia» (Hch 10:35). «Yo en todas las cosas agrado a Dios» (1Co 10:33).
En Efe 5:25 Pablo dice, «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella». La mujer debe estar sujeta al marido como la iglesia está sujeta a Cristo, para que el marido ame a su esposa como Cristo amó a la iglesia. Y el marido debe amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia, para que su esposa se sujete a él como la iglesia está sujeta a Cristo. Cristo es el ejemplo de amor para el marido. ¡Qué modelo tan perfecto! ¿Quién puede imitar el amor de Cristo para su esposa, la iglesia (2Co 11:2)? Si el marido ama a su esposa como Cristo amó a la iglesia, estará dispuesto a hacer sacrificios por ella. Estará dispuesto a sufrir y aun a morir por ella. Esta clase de amor destruye el egoísmo. ¡Cuántos divorcios se evitarían si hubiera más amor tan sincero!
El amor del marido hacia su esposa debe ser expresado, primeramente en palabras, como también con el afecto, el cariño, la simpatía, el apoyo, el consuelo, y en la comprensión, la paciencia, y la consideración. Debe vivir con ella sabiamente (1Pe 3:7).
— y no seáis ásperos con ellas. — PIKRAINO, áspero, amargo. «La palabra amarga duele hasta lo más profundo del alma», (ATR); «Aspero… desapacible… rígido: genio áspero; sinónimo, riguroso». Ser ásperos quiere decir «Mal humorados y provocativos. Muchos que son corteses y cumplidos en público, son toscos y amargos en casa, porque allí no tiene temor de portarse así» (JFB). Este comportamiento no coincide en ningún sentido con la actitud de Cristo para con su iglesia. En lugar de ser cruel con la iglesia, «se entregó a sí mismo por ella», para demostrar su gran amor por ella.
El hombre que se enoja con el patrón u otra persona, o simplemente llega del trabajo cansado o frustrado, no debe estar enojado con su esposa — criticándola y haciendo demandas injustas de ella –, y de esa manera haciendo que ella sea la víctima de su enojo. «¿Por qué hiciste eso?» «¿Por qué no hiciste la otra cosa?» «¿Cómo puedes ser tan estúpida?» «¡Estás loca!» Esto es ser áspero con ella.
«Porque el marido es cabeza de la mujer» (Efe 5:23). La palabra cabeza significa autoridad. El marido es el director, el superintendente de la familia. Esto significa que él es responsable por su familia. Debe ser director prudente, para que en todo su familia esté bien y prospere. Sin embargo la palabra cabeza no significa «dictador», ni mucho menos «déspota». El marido cristiano considera mucho a su esposa y a sus hijos. «Maridos… vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida» (1Pe 3:7). La mujer comparte la dirección de la familia (1Ti 5:14; Tit 2:5); ella no es la esclava del marido sino una compañera.
«Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida» (Efe 5:28-29). ¿Es cruel el marido hacia su propio cuerpo? Tampoco debe ser áspero (amargo, cruel) para con su esposa, pues son una sola carne. Son uno. Lo que afecta a la esposa también afecta al marido. El marido que promueve el bienestar de su esposa promueve al mismo tiempo su propio bienestar. El marido que busca la felicidad para su esposa busca su propia felicidad. El marido que honra a su esposa se honra a sí mismo. Pero el marido que maltrata a su esposa en cierta forma se está autodestruyendo. El que no ama a su esposa no se ama tampoco a sí mismo. El que aborrece a su esposa se aborrece también a sí mismo. El hombre sustenta y cuida su propio cuerpo, y es una sola carne con su esposa; debe, por lo tanto, sustentar y cuidar a su esposa, ya que ella es como un suplemento de él, o una extensión de él, de su cuerpo y de su vida.
Dijo Adán, «Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada» (Gén 2:23). Todo marido debe considerar a su esposa como otra Eva, como tomada de su propio costado. El hombre sustenta y cuida de su propio cuerpo. La palabra traducida cuidar se usa en 1 Tesal 2:7, «Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos». Expresa la idea de cariño, calor, amor tierno. Así debe el marido cuidar a su esposa. El marido debe ser bueno, siempre bueno y bondadoso, con su esposa.
El marido que tiene esta actitud hacia su esposa imita a Cristo. Provee toda cosa necesaria para ella, no solamente comida, ropa, casa, protección, sino también el cuidado espiritual y emocional.
«Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido» (Efe 5:33). Pablo emplea el verbo AGAPAO, el verbo que describe el amor de Dios (1Jn 4:8; Jua 3:16), y es el amor que el Espíritu Santo produce en nuestros corazones (Gál 5:22). Este amor nos mueve a sacrificarnos para el bienestar de la persona amada. En cuanto a la expresión, «la mujer respete a su marido», la Versión Moderna y la Versión Hispano-Americana dicen reverencie. La Biblia de las Américas dice en el margen, «Literalmente, tema». La mujer cristiana tiene una reverencia sana y apropiada para su marido. No es temor, como de un tirano, sino una combinación del amor, respeto, gratitud y sujeción. La palabra respetar no es tan fuerte como la palabra griega empleada en este texto; son más correctas las palabras reverenciar o temer.
Fuente: Notas Reeves-Partain
REFERENCIAS CRUZADAS
u 196 Efe 5:25; 1Pe 3:7
v 197 Efe 4:31
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Maridos. Véase nota en Efe 5:25.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Esposos… → 1Pe 3:7; Efe 5:25; Efe 5:28; Efe 5:33.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
H402 Πικραίνομαι significa: mostrar amargura.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., las
O, amargos
Fuente: La Biblia de las Américas
g Deu 10:17; Efe 6:9.