Comentario de 1 Tesalonicenses 1:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Pablo, Silas y Timoteo; a la iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia a vosotros y paz.
1:1 Pablo, Silvano (el nombre romano de Silas; era profeta, Hch 15:27; Hch 15:32; el compañero de Pablo en su segundo viaje evangelístico, Hch 15:40; Hch 16:19 y, por eso, colaboró con él en el establecimiento de la iglesia en Tesalónica, Hch 17:1-4) y Timoteo (Hch 16:1-40; Hch 1:1-26; Hch 2:1-47; Hch 3:1-26; Hch 4:1-37; fue enviado a Tesalónica para confirmar a los santos nuevos, 3:1-6; regresó a Pablo y le dio buenas noticias de la congregación) , — Estos últimos estuvieron junto con Pablo en Corinto cuando escribió esta carta. Pablo los menciona simplemente porque le acompañaban en Corinto y enviaban sus saludos a los hermanos de Tesalónica, pero no los menciona para incluirlos como coautores de la carta (compárese 1Co 1:1, Sostenes no era coautor de 1 Cor.) (ATR). — a la iglesia de los tesalonicenses — Los que habían obedecido al evangelio y constituían el cuerpo espiritual de Cristo en Tesalónica, Hch 17:1-10. Aquí la palabra iglesia se identifica con la ciudad en la cual se encontraba; es decir, se usa en sentido local en lugar del sentido universal (Efe 1:22; Col 1:18). Al dirigirse a varias congregaciones Pablo dice, “a las iglesias de Galacia” (Gál 1:2) y en Rom 16:16 dice, “Os saludan todas las iglesias de Cristo”. Estos y otros textos muestran que la iglesia no tiene nombre propio. Al decir iglesia de Cristo, la preposición de indica posesión, pues la iglesia pertenece a Cristo. Es su cuerpo, su reino, su rebaño, su esposa, etc.; estos términos describen la relación que la iglesia sostiene con Cristo. La expresión “las iglesias de Dios” (2Ts 1:4) enfatiza la Deidad de Cristo.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Silvano. Hch 15:27, Hch 15:32, Hch 15:34, Hch 15:40; Hch 16:19, Hch 16:25, Hch 16:29; Hch 17:4, Hch 17:15; Hch 18:5.
Silas. 2Co 1:19; 2Ts 1:1; 1Pe 5:12.
Timoteo. Hch 16:1-3; Hch 17:14, Hch 17:15; Hch 18:5; Hch 19:22; Hch 20:4; 2Co 1:1; Flp 1:1; Col 1:1; 1Ti 1:2; 2Ti 1:2; Heb 13:23.
a la iglesia. 1Co 1:2; Gén 1:2.
de los tesalonicenses. Hch 17:1-9, Hch 17:11, Hch 17:13.
en Dios Padre. Gál 1:22; 2Ts 1:1; 1Jn 1:3; Jud 1:1.
gracia y paz. Rom 1:7; Efe 1:2.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pablo les da a entender a los tesalonicenses cuan pendiente estaba de ellos en todo momento, en agradecimiento y oración, 1Ts 1:1-4;
y también de cuan persuadido estaba de la verdad y sinceridad de su fe y conversión a Dios, 1Ts 1:5-10.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
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CASI TODOS LOS NUEVOS CREYENTES TIENEN INTERROGANTES SOBRE SU fe. Como misionero de experiencia, Pablo ya sabía que esto sucedería. Por esa razón, envió a Timoteo de vuelta a Tesalónica poco después de establecer allí la iglesia. El trabajo de Timoteo era averiguar cómo le iba a la nueva iglesia. Cuando volvió, venía cargado con sus preguntas. La Primera Epístola a los Tesalonicenses es la respuesta paciente de Pablo. Refuerza el mensaje básico del evangelio, les da más instrucción sobre su fe y proporciona aplicaciones prácticas para las verdades espirituales.
Primera de Tesalonicenses nos da una introducción íntima a la forma en que Pablo aconseja a los nuevos creyentes. Como lo demuestra esta epístola, su enseñanza para los recién convertidos es rica en doctrina y aplicación, y describe con precisión la salvación en su dimensión total.
En 1 Tesalonicenses, Pablo revisa algunos fundamentos de la fe y aplica las verdades a la vida de los creyentes. Los anima a perseverar en la vida piadosa a pesar de la persecución, presenta el consuelo de la resurrección a los que estaban de duelo y habla sobre ciertos detalles de la Segunda Venida. Además, Pablo responde a los airados ataques de sus oponentes judíos que estaban celosos porque los cristianos estaban atrayendo a los gentiles temerosos de Dios de la sinagoga local. Quizás los opositores acusaran a Pablo de que el hecho de no volver a Tesalónica probaba que no era sincero. Pablo dedica los primeros tres capítulos de su carta a corregir esa falsa impresión.
En poco espacio, Pablo cubre un amplio espectro de doctrinas esenciales del cristianismo. Incluye creencias como la Trinidad (1Ts 1:5, 1Ts 1:6), la deidad de Cristo (1Ts 3:11, 1Ts 3:12), el poder del Espíritu Santo (1Ts 1:5, 1Ts 1:6), la naturaleza de las Escrituras (1Ts 2:13), el tiempo y sucesos de la Segunda Venida (1Ts 1:10; 1Ts 2:19; 1Ts 3:13; 1Ts 4:13-17; 1Ts 5:23), el día del Señor (1Ts 5:1-3), la seguridad de la salvación (1Ts 1:5), la conversión (1Ts 1:9); la santificación (1Ts 4:3; 1Ts 5:23), la resurrección (1Ts 4:14-18), la relación entre la fe y las obras (1Ts 1:3), la relación del amor y el servicio (1Ts 1:3), y la relación entre la paciencia y la esperanza (1Ts 1:3).
Como 1 Tesalonicenses es una de las primeras cartas de Pablo, aclara mucho de lo que este predicó durante su segundo viaje misionero. Evidentemente, la venida de Cristo fue lo principal de su mensaje porque responde muchas preguntas sobre la Segunda Venida. Ciertamente, tal vez la contribución doctrinal más significativa de esta pequeña carta es su detallada explicación del regreso de Cristo.
La autoría de Pablo de 1 Tesalonicenses no se ha cuestionado seriamente salvo por unos pocos eruditos modernos. Pablo se nombra a sí mismo como el autor de la carta (1Ts 1:1; 1Ts 2:18), y la iglesia primitiva lo reconoce así. El canon de Marción pone 1 Tesalonicenses en la lista de obras de Pablo. Padres de la iglesia primitiva como Ireneo, Tertuliano y Clemente de Alejandría la reconocieron como perteneciente a Pablo.
Al parecer Pablo escribió esta carta desde Corinto alrededor del 51 d.C. y se considera como una de sus primeras epístolas. Por cierto, Gálatas es quizás la única escrita antes.
Tesalónica fue una de las ciudades que Pablo y Silas evangelizaron al llegar al continente europeo. La visión divina de un hombre de Macedonia que invitaba a Pablo a predicar el evangelio llevó a los dos misioneros a esa región (Hch 16:9, Hch 16:10). Después de predicar en Filipos, Pablo viajó otros ciento sesenta kilómetros a Tesalónica, ciudad portuaria y centro comercial ubicada en el ángulo noroeste del mar Egeo. La Vía Ignacia que unía Roma con Bizancio pasaba por ella. Esta importante carretera y el activo puerto hacían de Tesalónica uno de los centros comerciales más ricos del Imperio Romano. Era la capital y la ciudad más grande de la provincia de Macedonia, con una población de unos doscientos mil habitantes.
Debido a su ubicación estratégica, Tesalónica llegó a ser una base para el esparcimiento del evangelio en Macedonia y Grecia. Ese era el plan de Pablo. Una iglesia erigida en un centro geográfico se convertiría en el eje evangelístico para la región circundante. Evidentemente, esto fue especialmente cierto en el caso de Tesalónica, por lo que Pablo alaba a estos cristianos por su obra evangelizadora (1Ts 1:8).
Pablo comenzó la iglesia tesalonicense al predicar durante tres días de reposo en la sinagoga judía. Logró mucho éxito no sólo entre los judíos sino también entre los griegos temerosos de Dios. Pero algunos judíos que rechazaban el mensaje de Pablo y envidiaban su éxito pagaron a un grupo de ociosos para que lo atacaran. Cuando no lo encontraron, los judíos llevaron ante los magistrados a Jasón, el dueño de la casa donde Pablo se alojaba, y lo acusaron de traición porque escondía a alguien que enseñaba que había otro rey, Jesús. Los magistrados cobraron una fianza a Jasón y lo dejaron ir. Por consiguiente, Pablo y Silas consideraron que lo mejor sería irse inmediatamente y seguir hacia la siguiente ciudad importante, Berea. Allí también tuvieron una buena acogida, pero cuando los judíos de Tesalónica oyeron de ello, fueron allí para alborotar a la gente en contra de Pablo y Silas. Así Pablo avanzó hacia Atenas y después de quedarse allí un tiempo corto siguió a Corinto donde se unieron a él Silas y Timoteo (Hch 18:5). Preocupado por el bienestar de los tesalonicenses convertidos, Pablo envió a Timoteo de vuelta a Tesalónica para saber cómo les iba.
Después de un breve, pero fortalecedor ministerio en Tesalónica, Timoteo se reunió con Pablo en Corinto y le llevó un buen informe de la fidelidad de los tesalonicenses, incluso bajo persecución. Ellos tenían ciertas preguntas sobre la fe y Pablo se encargó de contestarlas.
Bosquejo
I. Agradecimiento por la salvación de los tesalonicenses 1Ts 1:1-10
II. Defensa de Pablo de su ministerio en Tesalónica 1Ts 2:1-12
A. Integridad en su ministerio 1Ts 2:1-4
B. Su ministerio desinteresado y amoroso 1Ts 2:5-9
C. Conducta intachable 1Ts 2:10-12
III. La oración de Pablo por su crecimiento espiritual 1Ts 2:13-20; 1Ts 3:1-13
A. Preocupación por su sufrimiento 1Ts 2:13-16
B. Su deseo fervoroso de verlos 1Ts 2:17-20
C. Su expresión de amor por medio Tit 3:1-8
D. Su oración 1Ts 3:9-13
IV. La exhortación de Pablo a la santificación 1Ts 4:1-12
A. Mandato a abstenerse de inmoralidad sexual 1Ts 4:1-8
B. Exhortación al amor fraternal en vez de la impureza sexual 1Ts 4:9, 1Ts 4:10
C. Exhortación a llevar una vida cristiana apropiada 1Ts 4:11, 1Ts 4:12
D. La venida de Cristo 1Ts 4:13-18
V. El día del Señor 1Ts 5:1-11
VI. Exhortaciones finales de Pablo 1Ts 5:12-28
Foto de Howard Vos
La antigua ciudad de Tesalónica en Macedonia, lugar donde Pablo fundó una iglesia a la que dirigió sus epístolas a los tesalonicenses (1Ts 1:1, 1Ts 1:2; 2Ts 1:1).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Pablo sigue la forma habitual de las cartas antiguas, primero el nombre del escritor, después el destino de la carta y por último un breve saludo. Pablo menciona a Silvano, el nombre romano de Silas, y a Timoteo, pero él es el autor de la epístola (1Ts 4:9). Cuando Pablo dice damos (utilizando el pronombre nosotros en el v. 1Ts 4:2) se refiere a Silas y Timoteo como co-editores de la carta. Después que Pablo se separó de Bernabé (Hch 15:36-40), Silas llegó a ser su compañero en su segundo viaje misionero y quizás sirvió como secretario. Era un líder de la iglesia de Jerusalén (Hch 15:22, Hch 15:23) y acompañó a Pablo y Bernabé a Antioquía para entregar el decreto del concilio en Jerusalén (Hch 15:22, Hch 15:23). Junto a Pablo sufrió una paliza en Filipos (Hch 16:22-24) y ayudó a fundar la iglesia en Tesalónica (Hch 17:1-4).
Timoteo también estuvo con Pablo en su segundo viaje misionero. Pablo lo consideraba como un hijo y lo amaba mucho (Hch 16:3; 1Ti 1:2). Esta carta es una respuesta al informe de Timoteo sobre la iglesia de Tesalónica.
a la iglesia: La palabra griega ekklesía era un término conocido que se aplicaba a cualquier reunión o asamblea. En su uso en el NT. este vocablo griego común nos recuerda la relación entre los creyentes y Cristo. Observe que Pablo se dirige a los creyentes de Tesalónica como un cuerpo y no como creyentes individuales. En la iglesia primitiva, creer en Cristo siempre llevaba a unirse a una asociación de creyentes, el Cuerpo de Cristo (Hch 2:42-47; 1Co 12:27). La expresión Gracia y paz sean a vosotros, aunque es similar a los saludos comunes, expresa con elocuencia los conceptos principales de la fe cristiana. La palabra gracia significa «favor inmerecido y bendición» y la palabra paz describe la relación que los cristianos tienen con Dios y que deberían cultivar con otras personas. Siempre se mantiene el orden de los dos términos en el saludo del NT. ya que la gracia de Dios es la única base para la paz de su pueblo.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Introducción a 1 Tesalonicenses
Bosquejo
Saludos (1Ts 1:1)
I. Gratitud de Pablo a los tesalonicenses (1Ts 1:2-10; 1Ts 2:1-20; 1Ts 3:1-13)
A. Se regocija por su nueva vida en Cristo (1Ts 1:2-10)
1. Su fe, amor y esperanza (1Ts 1:2-3)
2. Su conversión verdadera (1Ts 1:4-6)
3. Su buen ejemplo a otros (1Ts 1:7-10)
B. Recuerda la función que desempeñó en la vida de ellos (1Ts 2:1-20; 1Ts 3:1-8)
1. Repasa sus esfuerzos (1Ts 2:1-12)
2. Recuerda su respuesta (1Ts 2:13-16)
3. Retiene su interés (1Ts 2:17-20; 1Ts 3:1-8)
C. Ruega a Dios que le conceda una oportunidad de volver, y que ellos progresen espiritualmente y se establezcan en santidad (1Ts 3:9-13)
II. Instrucciones prácticas de Pablo a los Tesalonicenses (1Ts 4:1-18; 1Ts 5:1-22)
A. Respecto a la pureza sexual (1Ts 4:1-8)
B. Respecto al amor fraternal (1Ts 4:9-10)
C. Respecto al trabajo honrado (1Ts 4:11-12)
D. Respecto a la venida de Cristo (1Ts 4:13-18; 1Ts 5:1-11)
1. El estado de los muertos en Cristo (1Ts 4:13-18)
2. La preparación de los que viven en Cristo (1Ts 5:1-11)
E. Respecto al aprecio a los dirigentes espirituales (1Ts 5:12-13)
F. Respecto a la vida cristiana (1Ts 5:14-18)
G. Respecto al discernimiento espiritual (1Ts 5:19-22)
Conclusión (1Ts 5:23-28)
A. Oración por la santificación y conservación de ellos (1Ts 5:23-24)
B. Ultimas peticiones y bendición (1Ts 5:25-28)
Autor: Pablo
Tema: El retomo de Cristo Fecha: ca. 51 d.C.
Trasfondo
Tesalónica, situada a poco menos de 160 kilómetros al suroeste de Filipos, era la capital, ciudad principal y puerto de la provincia romana de Macedonia. Entre su población de 200.000 personas había una comunidad judía grande. Cuando Pablo fundó la iglesia de Tesalónica en su segundo viaje misionero, su fructífero ministerio allí terminó prematuramente debido a la intensa hostilidad de los judíos (Hch 17:1-9).
Obligado a dejar Tesalónica, Pablo fue a Berea donde otro breve aunque exitoso ministerio se interrumpió con la persecución incitada por judíos hostiles que lo siguieron desde Tesalónica (Hch 17:10-13). Pablo viajó entonces a Atenas (Hch 17:15-34), donde Timoteo lo acompañó más tarde. Pablo envió a Timoteo de regreso a Tesalónica a inspeccionar la naciente iglesia (1Ts 3:1-5) y él se fue a Corinto (Hch 18:1-17). Después de cumplir su encargo, Timoteo viajó a Corinto con un informe para Pablo acerca de la iglesia de Tesalónica (1Ts 3:6-8). En respuesta al informe de Timoteo, Pablo escribió esta epístola a los tesalonicenses, quizá de tres a seis meses después de haber fundado la iglesia.
Propósito
Debido a que la persecución obligó a Pablo a salir de Tesalónica de manera abrupta, sus recién convertidos recibieron sólo una instrucción mínima sobre la vida cristiana. Cuando Pablo se enteró por medio de Timoteo de las circunstancias actuales de ellos, escribió esta epístola para
(1) expresar su alegría por la fe firme y la constancia de ellos en medio de la persecución,
(2) instruirlos más en la santidad y la vida piadosa, y
(3) aclarar ciertas creencias, especialmente respecto al estado de los creyentes que murieran antes del retomo de Cristo.
Visión panorámica
Después de saludar a la iglesia (1Ts 1:1), Pablo encomia con alegría a los tesalonicenses por su fervor y fe pacientes ante la adversidad (1Ts 1:2-10; 1Ts 2:13-16). Pablo responde a la crítica recordando a la iglesia la pureza de sus motivos (1Ts 2:1-6), la sinceridad de su afecto e interés por el rebaño (1Ts 2:7-8; 1Ts 2:17-20; 1Ts 3:1-10), y la integridad de su conducta cuando estaba entre ellos (1Ts 2:9-12).
Pablo recalca la necesidad e importancia de la santidad y del poder en la vida cristiana. El creyente debe ser santo (1Ts 3:13; 1Ts 4:1-8; 1Ts 5:23-24), y el evangelio debe ir acompañado del poder y de la manifestación del Espíritu Santo (1Ts 1:5). Pablo exhorta a los tesalonicenses a que no apaguen el fuego del Espíritu al despreciar sus manifestaciones, sobre todo la profecía (1Ts 5:19-20).
Un tema prominente es el retomo de Cristo para librar a su pueblo de la ira de Dios sobre la tierra (1Ts 1:10; 1Ts 4:13-18; 1Ts 5:1-11). Parece que algunos creyentes tesalonicenses habían muerto ya, y había preocupación por su participación en la salvación final que se revelaría en la venida de Cristo. Por consiguiente, Pablo explica el plan de Dios para los santos que hayan partido cuando Cristo regrese por su iglesia (1Ts 4:13-18) y exhorta a los vivos sobre la importancia de estar listos cuando venga Cristo (1Ts 5:1-11). Pablo concluye orando por la santificación y conservación de los tesalonicenses (1Ts 5:23-24).
Características especiales
Esta epístola tiene cuatro características principales.
(1) Está entre los primeros libros del NT que se escribieron.
(2) Contiene pasajes clave sobre la resurrección de los santos que estén muertos cuando Cristo venga a arrebatar a su iglesia (1Ts 4:13-18) y acerca del «día del Señor» (1Ts 5:1-11).
(3) Cada uno de los cinco capítulos contiene referencias al retomo de Cristo y a su importancia para los creyentes (1Ts 1:10; 1Ts 2:19; 1Ts 3:13; 1Ts 4:13-18; 1Ts 5:1-11; 1Ts 5:23).
(4) Proporciona información extraordinaria sobre
(a) la vida de una iglesia fervorosa pero inmadura de principios de la década de los cincuenta, y
(b) la calidad del ministerio de Pablo como pionero del evangelio.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Introducción, 1:1-10.
Saludo epistolar, 1:1.
1 Pablo y Silvano y Timoteo, a la iglesia de Tesalónica en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: gracia y paz sean con vosotros.
San Pablo asocia en el saludo a Silvano y a Timoteo, sus dos principales colaboradores en la fundación de las iglesias de Mace-donia (cf. Hec 15:40; Hec 16:3; Hec 17:14). En los Hechos se habla de Silas, no de Silvano; pero, evidentemente, se trata del mismo personaje. Parece ser que “Silvano” era el nombre latino, de cierta semejanza con el hebreo “Silas,” elegido por éste para sus relaciones con el mundo greco-romano.
Lo que Pablo y sus dos fieles colaboradores piden para los tesa-lonicenses es “gracia y paz” (χάριβ και ειρήνη ), fórmula usual en las cartas paulinas y que ya hemos explicado anteriormente (cf. Rom 1:7). También hemos explicado el término “iglesia,” con que aquí es designada la comunidad cristiana de Tesalónica (cf. Hec 5:11). En cuanto a la expresión “en Dios Padre y en el Señor Jesucristo” (εν Θεώ πατρι και Κυρίω Ιησού Χριστώ ), es de notar que en el texto griego Dios Padre y Jesucristo van en la misma línea, bajo una misma preposición, expresándose así de algún modo, en lo que puede hacerlo una fórmula literaria, la unidad de la naturaleza divina en la diversidad de personas.
Por lo que respecta a la preposición en de dicha frase, resulta difícil precisar qué alcance deba dársele. No cabe duda que San Pablo se vale de esa partícula para significar la unión o comunión de la iglesia tesalonicense con el Padre y con Cristo; pero ¿de qué unión se trata? Muchos hablan de unión por la fe y la caridad, sin más explicaciones; otros creen que se alude a que la fundación y conservación de la iglesia tesalonicense, como de todas las demás, es obra del Padre como causa eficiente, y de Cristo como causa meritoria, resultando así íntima unión entre los tres extremos. Creemos que esa frase pregnante debe explicarse no sólo por su texto, sino teniendo en cuenta el conjunto de la doctrina paulina, como aparece en otros lugares. Y esta doctrina es que, si ya en el orden natural estamos como sumergidos en el elemento divino, de modo que “vivimos y nos movemos en Dios” (cf. Hec 17:28), mucho más en el orden sobrenatural, al entrar a formar parte de un cuerpo mistico, cuya cabeza es Cristo, sin cuya savia y unión a El no podemos vivir, y el cual, a su vez, está en el Padre, fuente y raíz primera de todo bien natural y sobrenatural. Es lo que ya antes había dicho Jesucristo: “Yo en ellos y tú en mí, para que sean consumados en la unidad” (Jua 17:23).
Acción de gracias por la conversión de los tesalonicenses,Jua 1:2-10.
2 Siempre estamos dando gracias a Dios por todos vosotros y recordándoos en nuestras oraciones, 3 haciendo sin cesar ante nuestro Dios y Padre memoria de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestra caridad y de la perseverante esperanza en nuestro Señor Jesucristo, 4 sabedores de vuestra elección, amados de Dios. 5 Pues nuestro evangelio entre vosotros no fue sólo en palabras, sino en poder y en Espíritu Santo y en mucha plenitud, según que sabéis cuáles fuimos entre vosotros para vuestro bien. 6 Os hicisteis imitadores nuestros y del Señor, recibiendo la palabra con gozo en el Espíritu Santo, aun en medio de grandes tribulaciones, 7 hasta venir a ser ejemplo para todo los fieles de Macedonia y de Acaya. 8 Desde vosotros, en efecto, ha resonado la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y en Acaya, sino que en todo Jugar vuestra fe en Dios se ha divulgado, sin que tengamos necesidad de decir palabra, 9 pues ellos mismos refieren la acogida que nos hicisteis y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero 10 y esperar del cielo a Jesús, su Hijo, a quien resucitó de entre los muertos, quien nos librará de la ira venidera.
Es la acostumbrada entrada en materia de las cartas paulinas, haciendo el elogio de los destinatarios en forma de acción de gracias a Dios.
Lo que aquí alaba el Apóstol en los tesalonicenses, y que le mueve a dar gracias a Dios 306, es su fidelidad al Evangelio, que concreta en la práctica de las tres virtudes teologales: obras de la fe, trabajos de la caridad, firmeza de la esperanza (v.3). Prácticamente “obras de la fe” y “trabajos de la caridad” son expresiones equivalentes, con alusión a las obras penosas y duras que los tesalonicenses venían realizando, en medio de las persecuciones, movidos por su fe y su caridad. En cuanto a la “esperanza,” más que referirla en general a la confianza de que Dios nos dará en su día los bienes del cielo, parece que San Pablo está pensando concretamente en la parusía o segunda venida de Cristo (cf. v.10), que es la preocupación que domina estas dos cartas a los tesalonicenses, alabando en ellos el que tantos trabajos sufridos no hayan enfriado su firme esperanza de la parusía. Es frecuente en San Pablo enumerar juntas, como hace aquí, las tres virtudes teologales, infundidas en el alma, junto con la gracia, desde el primer momento de la justificación, y que son como el compendio de la vida cristiana (cf. 1Co 13:13; Col 1:4-5). No tienen otra función que la de unirnos a Dios. A la cabeza está la fe, que es la que nos introduce en la vida cristiana; la esperanza nos coloca en un clima de gozo, que es propio de los hijos de Dios, y, finalmente, la caridad nos lleva a la intimidad con Dios viviendo su propia vida y su propio amor.
Otro motivo que mueve a San Pablo a dar gracias a Dios, cuando piensa en los tesalonicenses, es el saber que han sido objeto de la elección divina (v.4). No se trata aquí de la predestinación a la gloria o salvación final, en el sentido en que suelen hablar los teólogos, sino de la vocación eficaz a la fe o entrada en el cristianismo, como se describe luego en los versículos siguientes. Cierto que esta vocación a la fe tiene como resultado lógico la gloria eterna; pero este resultado, por culpa nuestra, puede fallar, y de él San Pablo nada dice (cf. Rom 8:28-30). Si emplea el término “elección” y no el de “vocación,” que es el corriente (cf. Rom 1:6; 1Co 1:24; 2 Tes i,n), quizá sea debido a que quiere hacer resaltar la singular benevolencia de Dios con los tesalonicenses en comparación con otros muchos; pues, aunque “vocación” y “elección” de hecho se identifican, la elección añade a la vocación la idea de preferencia. Mientras que la “vocación” mira al término de llegada (“llamados” a la fe o incorporación a Cristo), la “elección” se fija más bien en el punto de partida (“elegidos” de entre otros muchos).
A partir del v.5, San Pablo explica cómo tuvo lugar esa “elección” o entrada de los tesalonicenses en el cristianismo. El “pues” (ότι ), más que causal, tiene sentido explicativo. Habla primeramente de que, cuando él les predicó el Evangelio, no fue sólo cuestión de palabras, como cuando se trata de una obra humana, sino que hubo manifiesta intervención de Dios, lo que era claro indicio de que los había “elegido,” pues así quería intervenir (v.5). En efecto, la expresión “en poder y en Espíritu Santo y en mucha plenitud” (εν δυνάμει και εν ττνεύματι áyíco και εν πληροφορία πολλή ) claramente alude a una intervención especial divina, aunque, si tratamos de dar en detalle su sentido, la frase no es del todo clara. Hay bastantes autores que la interpretan en el sentido de que la predicación en Tesalónica habría sido acompañada de milagros (“en poder”) y de carismas (“en Espíritu Santo”), y todo eso en gran abundancia (“en mucha plenitud”). No consta, sin embargo, que San Pablo emplee nunca el término “poder” (δύναμιβ ), en singular, como equivalente de “milagros.” Por eso otros muchos autores, quizás más acertadamente, dan al término “poder” el sentido de acción o fuerza divina que acompañaba la predicación de Pablo, operando eficazmente en la conversión de los tesalonicenses; y esta fuerza procedía del Espíritu Santo, traduciéndose para Pablo en plena convicción de que tendría allí éxito su predicación, lo que le llenaba de entusiastico, cuya cabeza es Cristo, sin cuya savia y unión a El no podemos vivir, y el cual, a su vez, está en el Padre, fuente y raíz primera de todo bien natural y sobrenatural. Es lo que ya antes había dicho Jesucristo: “Yo en ellos y tú en mí, para que sean consumados en la unidad” (Jua 17:23).
Acción de gracias por la conversión de los tesalonicenses,Jua 1:2-10.
2 Siempre estamos dando gracias a Dios por todos vosotros y recordándoos en nuestras oraciones, 3 haciendo sin cesar ante nuestro Dios y Padre memoria de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestra caridad y de la perseverante esperanza en nuestro Señor Jesucristo, 4 sabedores de vuestra elección, amados de Dios. 5 Pues nuestro evangelio entre vosotros no fue sólo en palabras, sino en poder y en Espíritu Santo y en mucha plenitud, según que sabéis cuáles fuimos entre vosotros para vuestro bien. 6 Os hicisteis imitadores nuestros y del Señor, recibiendo la palabra con gozo en el Espíritu Santo, aun en medio de grandes tribulaciones, 7 hasta venir a ser ejemplo para todo los fieles de Macedonia y de Acaya. 8 Desde vosotros, en efecto, ha resonado la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y en Acaya, sino que en todo Jugar vuestra fe en Dios se ha divulgado, sin que tengamos necesidad de decir palabra, 9 pues ellos mismos refieren la acogida que nos hicisteis y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero 10 y esperar del cielo a Jesús, su Hijo, a quien resucitó de entre los muertos, quien nos librará de la ira venidera.
Es la acostumbrada entrada en materia de las cartas paulinas, haciendo el elogio de los destinatarios en forma de acción de gracias a Dios.
Lo que aquí alaba el Apóstol en los tesalonicenses, y que le mueve a dar gracias a Dios 306, es su fidelidad al Evangelio, que concreta en la práctica de las tres virtudes teologales: obras de la fe, trabajos de la caridad, firmeza de la esperanza (v.3). Prácticamente “obras de la fe” y “trabajos de la caridad” son expresiones equivalentes, con alusión a las obras penosas y duras que los tesalonicenses venían realizando, en medio de las persecuciones, movidos por su fe y su caridad. En cuanto a la “esperanza,” más que referirla en general a la confianza de que Dios nos dará en su día los bienes del cielo, parece que San Pablo está pensando concretamente en la parusía o segunda venida de Cristo (cf. v.10), que es la preocupación que domina estas dos cartas a los tesalonicenses, alabando en ellos el que tantos trabajos sufridos no hayan enfriado su firme esperanza de la parusía. Es frecuente en San Pablo enumerar juntas, como hace aquí, las tres virtudes teologales, infundidas en el alma, junto con la gracia, desde el primer momento de la justificación, y que son como el compendio de la vida cristiana (cf. 1Co 13:13; Gol 1:4-5). No tienen otra función que la de unirnos a Dios. A la cabeza está la fe, que es la que nos introduce en la vida cristiana; la esperanza nos coloca en un clima de gozo, que es propio de los hijos de Dios, y, finalmente, la caridad nos lleva a la intimidad con Dios viviendo su propia vida y su propio amor.
Otro motivo que mueve a San Pablo a dar gracias a Dios, cuando piensa en los tesalonicenses, es el saber que han sido objeto de la elección divina (v.4). No se trata aquí de la predestinación a la gloria o salvación final, en el sentido en que suelen hablar los teólogos, sino de la vocación eficaz a la fe o entrada en el cristianismo, como se describe luego en los versículos siguientes. Cierto que esta vocación a la fe tiene como resultado lógico la gloria eterna; pero este resultado, por culpa nuestra, puede fallar, y de él San Pablo nada dice (cf. Rom 8:28-30). Si emplea el término “elección” y no el de “vocación,” que es el corriente (cf. Rom 1:6; 1Co 1:24; 2Te 1:11), quizá sea debido a que quiere hacer resaltar la singular benevolencia de Dios con los tesalonicenses en comparación con otros muchos; pues, aunque “vocación” y “elección” de hecho se identifican, la elección añade a la vocación la idea de preferencia. Mientras que la “vocación” mira al término de llegada (“llamados” a la fe o incorporación a Cristo), la “elección” se fija más bien en el punto de partida (“elegidos” de entre otros muchos).
A partir del v.5, San Pablo explica cómo tuvo lugar esa “elección” o entrada de los tesalonicenses en el cristianismo. El “pues” (ότι ), más que causal, tiene sentido explicativo. Habla primeramente de que, cuando él les predicó el Evangelio, no fue sólo cuestión de palabras, como cuando se trata de una obra humana, sino que hubo manifiesta intervención de Dios, lo que era claro indicio de que los había “elegido,” pues así quería intervenir (v.5). En efecto, la expresión “en poder y en Espíritu Santo y en mucha plenitud” (εν δυνάμει και εν ττνεύματι áyíco και εν πληροφορία πολλή ) claramente alude a una intervención especial divina, aunque, si tratamos de dar en detalle su sentido, la frase no es del todo clara. Hay bastantes autores que la interpretan en el sentido de que la predicación en Tesalónica habría sido acompañada de milagros (“en poder”) y de carismas (“en Espíritu Santo”), y todo eso en gran abundancia (“en mucha plenitud”). No consta, sin embargo, que San Pablo emplee nunca el término “poder” (δύναμιβ ), en singular, como equivalente de “milagros.” Por eso otros muchos autores, quizás más acertadamente, dan al término “poder” el sentido de acción o fuerza divina que acompañaba la predicación de Pablo, operando eficazmente en la conversión de los tesalonicenses; y esta fuerza procedía del Espíritu Santo, traduciéndose para Pablo en plena convicción de que tendría allí éxito su predicación, lo que le llenaba de entusiasmo y de valor. Casi con las mismas palabras describe el Apóstol su predicación en Corinto (cf. 1Co 2:5); con la diferencia de que en Corinto su estado de ánimo era diverso, y en lugar de la “plenitud” (πληροφορία ) que le venía de arriba, se encontraba “en debilidad, temor y mucho temblor” (cf. 1Co 2:3).
Los tesalonicenses, a pesar de las persecuciones, recibieron con gran alegría y fervor la predicación hecha en esas condiciones (v.6); y eso corrió en seguida por todas partes, con gloria y contento del Apóstol (v.7-10). Lo de que “en todo lugar,” y no sólo en Macedonia y en Acaya, se ha divulgado la fe de los tesalonicenses (v.8) tiene evidentemente su parte de hipérbole. Quizás por Priscila y Aquila, que acababan de llegar de Roma (cf. Hec 18:2), supo que hasta en Roma – las comunicaciones con la capital eran continuas – se hablaba de cómo se había recibido el Evangelio en Tesalónica, y ello hizo que escribiera entusiasmado y para alabanza de los tesalonicenses: “en todo lugar” se habla de vosotros. De hecho, concreta luego el Apóstol, a cualquier parte que llega no necesita contar cómo fue su predicación en Tesalónica, pues se adelantan a decirle cómo le recibieron y cómo se convirtieron de los ídolos al Dios vivo y esperar el retorno glorioso de “Jesús, quien nos librará de la ira venidera” (Ίησοΰν τον ρυόμενον ήμάβ εκ τήβ οργής της ερχόμενης ). En estas últimas palabras hay una clara alusión a la parusía, tema dominante de estas cartas. Aunque el verbo griego está en presente (ρυόμενον ), ningún inconveniente hay en traducir “librará” con valor de futuro, como en otras ocasiones (cf. Lev 22:20), con referencia al castigo que al final de los tiempos vendrá sobre los malvados (cf. 2Te 1:8-9). Ni con esto se excluye el juicio particular, que seguirá enseguida después de la muerte (cf. Flp 1:23), sino que Pablo, a la manera de los antiguos profetas, suele presentar bajo una sola perspectiva, la del juicio final, las diversas manifestaciones del juicio divino. De suyo no habría inconveniente en traducir “nos libró,” en pasado, pues la victoria ha sido ya ganada con la muerte y resurrección de Cristo, a la que nos incorporamos en el bautismo.
Es de notar la expresión “Dios vivo y verdadero” (v.g), en contraposición a la muerte y mentira de los ídolos (cf. Jer 10:1-16; Jua 17:3; 1Co 8:4-6). Eso es lo que nos diferencia de los gentiles, así como la esperanza en Jesús es lo que nos diferencia de los judíos. En este último versículo (v.10), no obstante su brevedad, se contienen los principales elementos del dogma cristiano sobre Jesucristo: filiación divina, muerte redentora, resurrección gloriosa, segunda venida como juez supremo.
Fuente: Biblia Comentada
La Primera Epístola de Pablo a los Tesalonicenses
TítuloEn el NT griego, 1 Tesalonicenses es titulada literalmente «A los Tesalonicenses». Esto representa la primera correspondencia canónica del apóstol Pablo a la iglesia en la ciudad de Tesalónica (cp. 1Ts 1:1).
Autor y fecha
El apóstol Pablo se identificó a sí mismo dos veces como el autor de esta carta (1Ts 1:1; 1Ts 2:18). Silvano (Silas) y Timoteo (1Ts 3:2; 1Ts 3:6), los compañeros de viaje de Pablo en el segundo viaje misionero cuando la iglesia fue fundada (Hch 17:1-9), también fueron mencionados en el saludo de apertura de Pablo (1Ts 1:1). Aunque Pablo fue el único autor inspirado, la mayoría de los pronombres en la primera persona del plural (nosotros, nuestro) se refieren a los tres. No obstante, durante la visita de Timoteo de regreso a Tesalónica, únicamente se refieren a Pablo y a Silvano (1Ts 3:1-2; 1Ts 3:6). Comúnmente Pablo usó tales plurales editoriales porque las cartas venían con el apoyo total de sus compañeros.
El hecho de que Pablo es el autor no ha sido cuestionado hasta hace poco por críticos radicales. Sus intentos por atacar a Pablo como el autor han fracasado a la luz del peso combinado de evidencia favoreciendo a Pablo, como: 1) las afirmaciones directas que afirman que Pablo es el autor (1Ts 1:1; 1Ts 2:18); 2) la correlación perfecta de la carta con los viajes de Pablo en Hch 16:1-40; Hch 17:1-34; Hch 18:1-28; Hch 3:1-26) la multitud de detalles íntimos con respecto a Pablo; y 4) la confirmación de verificaciones históricas múltiples comenzando con el canon de Marción en el 140 d.C.
La primera de dos cartas de Pablo escrita de Corinto a la iglesia de Tesalónica es fechada ca. 51 d.C. Esta fecha ha sido arqueológicamente verificada por una inscripción en el templo de Apolos en Delfos (cerca de Corinto) que fecha el servicio de Galión como procónsul en Acaya en el 51 52 d.C. (Hch 18:12-17). Debido a que la carta de Pablo a las iglesias de Galacia probablemente fue escrita ca. 49 50 d.C., esta fue su segunda pieza de correspondencia canónica.
Contexto histórico
Tesalónica (Salónica moderna) yace cerca del lugar antiguo de Terma en el Golfo Termaico en las partes norte del Mar Egeo. Esta ciudad se volvió la capital de Macedonia (ca. 168 a.C.) y disfrutó del estatus de una «ciudad libre» la cual fue gobernada por su propia ciudadanía (Hch 17:6) bajo el Imperio Romano. Debido a que estaba localizada en la carretera principal que iba de este a oeste, la Vía Ignacia, Tesalónica servía como los cuarteles generales de actividad política y comercial en Macedonia, y llegó a ser conocida como «la madre de toda Macedonia». En el día de Pablo la población alcanzó las 200.000 personas.
Originalmente Pablo viajó 160 km de Filipos vía Anfípolis y Apolonia a Tesalónica en su segundo viaje misionero (50 d.C.; Hch 16:1-40; Hch 17:1-34; Hch 18:1-22). Como era su costumbre al llegar, él buscó la sinagoga en la cual enseñar a los judíos locales el evangelio (Hch 17:1-2). En esa ocasión, dialogó con ellos a partir del AT en referencia a la muerte y resurrección de Cristo para probar que Jesús de Nazaret verdaderamente era el Mesías prometido (Hch 17:2-3). Algunos judíos creyeron y poco después, prosélitos griegos y algunas mujeres de recursos de la comunidad también fueron convertidos (Hch 17:4). Entre estos nuevos creyentes se menciona a Jasón (Hch 17:5), Gayo (Hch 19:29), Aristarco (Hch 20:4), y Segundo (Hch 20:4).
Debido a su ministerio eficaz, los judíos causaron que el equipo de Pablo fuera arrojado de la ciudad (Hch 17:5-9), y entonces se fueron al sur a evangelizar Berea (Hch 17:10). Ahí Pablo tuvo una experiencia similar a la de Tesalónica con conversiones seguidas por hostilidad, y así los creyentes enviaron fuera a Pablo. Se dirigió a Atenas, mientras que Silvano y Timoteo permanecieron en Berea (Hch 17:11-14). Se volvieron a unir a Pablo en Atenas (cp. Hch 17:15-16 con 1Ts 3:1), desde donde Timoteo más tarde fue enviado de regreso a Tesalónica (1Ts 3:2). Al parecer, Silas después viajó de Atenas a Filipos mientras que Pablo viajó solo a Corinto (Hch 18:1). Fue después de que Timoteo y Silvano se volvieron a unir a Pablo en Corinto (Hch 18:5), cuando escribió 1 Tesalonicenses en respuesta al buen reporte de Timoteo de la iglesia.
Sin duda alguna Pablo tuvo razones múltiples para escribir, todas ellas viniendo de su preocupación suprema por el rebaño del cual él había sido separado. Algunos de los propósitos de Pablo claramente incluyeron: 1) alentar a la iglesia (1Ts 1:2-10); 2) responder a acusaciones falsas (1Ts 2:1-12); 3) consolar al rebaño perseguido (1Ts 2:13-16); 4) expresar su gozo en la fe de ellos (1Ts 2:17-20; 1Ts 3:1-13); 5) recordarles de la importancia de la pureza moral (1Ts 4:1-8); 6) condenar el estilo de vida de pereza (1Ts 4:9-12); 7) corregir un mal entendimiento de acontecimientos proféticos (1Ts 4:13-18; 1Ts 5:1-11); 8) terminar con tensiones dentro del rebaño (1Ts 5:12-15); y 9) exhortar al rebaño en las áreas elementales de vida cristiana (1Ts 5:16-22).
Temas históricos y teológicos
Se ha hecho referencia a ambas cartas a Tesalónica como «las epístolas escatológicas». No obstante, a la luz de su enfoque más extensivo en la iglesia, serían mejor categorizadas como las epístolas de la iglesia. Cinco temas principales se encuentran entretejidos en 1Ts 1:1-10) un tema apologético con la correlación histórica entre Hechos y 1Ts 2:1-20) un tema eclesiástico con el retrato de una iglesia sana, creciente; 3) un tema pastoral con el ejemplo de actividades y actitudes de pastoreo; 4) un tema escatológico con el enfoque en acontecimientos futuros como la esperanza de la iglesia; y 5) un tema misionero con el énfasis en la proclamación del evangelio y el establecimiento de iglesias.
Retos de interpretación
Primordialmente los retos para entender esta epístola involucran las secciones que son escatológicas en naturaleza: 1) la ira venidera (1Ts 1:10; 1Ts 5:9); 2) el regreso de Cristo (1Ts 2:19; 1Ts 3:13; 1Ts 4:15; 1Ts 5:23); 3) el rapto de la iglesia (1Ts 4:13-18); y 4) el significado y tiempo del Día del Señor (1Ts 5:1-11).
Bosquejo
I) El saludo de Pablo (1Ts 1:1)
II) Los pensamientos personales de Pablo (1Ts 1:2-10; 1Ts 2:1-20; 1Ts 3:1-13)
A) Gratitud por la iglesia (1Ts 1:2-10)
B) Recordatorios para la iglesia (1Ts 2:1-16)
C) Preocupaciones para la iglesia (1Ts 2:17-20; 1Ts 3:1-13)
III) Las instrucciones prácticas de Pablo (1Ts 4:1-18; 1Ts 5:1-22)
A) Acerca de la pureza moral (1Ts 4:1-8)
B) Acerca de la vida disciplinada (1Ts 4:9-12)
C) Acerca de la muerte y el rapto (1Ts 4:13-18)
D) Acerca de la vida santa y el día del Señor (1Ts 5:1-11)
E) Acerca de relaciones de la iglesia (1Ts 5:12-15)
F) Acerca de aspectos elementales de la vida cristiana (1Ts 5:16-22)
IV) Bendición de Pablo (1Ts 5:23-24)
V) Comentarios finales de Pablo (1Ts 5:25-28)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Pablo. Los detalles biográficos de quien antes fuera conocido como Saulo de Tarso (Hch 9:11) pueden hallarse en Hch 9:1-30; Hch 11:19-30; Hch 12:1-25; Hch 13:1-52; Hch 14:1-28; Hch 15:1-41; Hch 16:1-40; Hch 17:1-34; Hch 18:1-28; Hch 19:1-41; Hch 20:1-38; Hch 21:1-40; Hch 22:1-30; Hch 23:1-35; Hch 24:1-27; Hch 25:1-27; Hch 26:1-32; Hch 27:1-44; Hch 28:1-31; vea la nota sobre Rom 1:1. Para material autobiográfico, vea 2Co 11:16-33; 2Co 12:1-10; Gál 1:11-24; Gál 2:1-21; Flp 3:4-6, y 1Ti 1:12-17. Silvano. Compañero de Pablo en su segundo viaje misionero (Hch 15:1-41; Hch 16:1-40; Hch 17:1-34; Hch 18:1-28), más adelante un escritor para Pedro (1Pe 5:12), quien también fue llamado Silas. Timoteo. El discípulo más notable de Pablo (Flp 2:17-23) que se embarcó en el segundo y el tercer viaje misionero, y quien permaneció al lado de Pablo durante su primera prisión en Roma (Flp 1:1; Col 1:1; Flm 1:1). Más tarde sirvió en Éfeso como pastor (1Ti 1:3) y pasó algún tiempo en prisión (Heb 13:23). En la primera carta de Pablo a Timoteo, durante el tiempo en el que ministró en la iglesia de Éfeso, recibió instrucciones prácticas sobre la vida en la iglesia (cp. 1Ti 3:15). En su segunda carta, Pablo exhortó a Timoteo a ser fuerte (2Ti 2:1) y a predicar con fidelidad, ya que estaba próximo a morir y se disponía a transferir su ministerio a Timoteo (2Ti 4:1-8). Dios Padre y en el Señor Jesucristo. Como los primeros convertidos de Pablo fueron judíos, él se propuso dejar muy en claro que esta «iglesia» no era una asamblea de los judíos, sino más bien que era una congregación de fieles que se reunían en el nombre de Jesús, el Hijo de Dios (Hch 17:2-3), quien es Dios el Señor y Mesías. Esta declaración rotunda de la igualdad entre Dios y el Señor Jesús forma parte de la introducción en todas las epístolas de Pablo (cp. 1Jn 2:23).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1:1 Pablo, Silvano (el nombre romano de Silas; era profeta, Hch 15:27; Hch 15:32; el compañero de Pablo en su segundo viaje evangelístico, Hch 15:40; Hch 16:19 y, por eso, colaboró con él en el establecimiento de la iglesia en Tesalónica, Hch 17:1-4) y Timoteo (Hch 16:1-40; Hch 1:1-26; Hch 2:1-47; Hch 3:1-26; Hch 4:1-37; fue enviado a Tesalónica para confirmar a los santos nuevos, 3:1-6; regresó a Pablo y le dio buenas noticias de la congregación) , — Estos últimos estuvieron junto con Pablo en Corinto cuando escribió esta carta. Pablo los menciona simplemente porque le acompañaban en Corinto y enviaban sus saludos a los hermanos de Tesalónica, pero no los menciona para incluirlos como coautores de la carta (compárese 1Co 1:1, Sostenes no era coautor de 1 Cor.) (ATR).
— a la iglesia de los tesalonicenses — Los que habían obedecido al evangelio y constituían el cuerpo espiritual de Cristo en Tesalónica, Hch 17:1-10. Aquí la palabra iglesia se identifica con la ciudad en la cual se encontraba; es decir, se usa en sentido local en lugar del sentido universal (Efe 1:22; Col 1:18). Al dirigirse a varias congregaciones Pablo dice, “a las iglesias de Galacia” (Gál 1:2) y en Rom 16:16 dice, “Os saludan todas las iglesias de Cristo”. Estos y otros textos muestran que la iglesia no tiene nombre propio. Al decir iglesia de Cristo, la preposición de indica posesión, pues la iglesia pertenece a Cristo. Es su cuerpo, su reino, su rebaño, su esposa, etc.; estos términos describen la relación que la iglesia sostiene con Cristo. La expresión “las iglesias de Dios” (2Ts 1:4) enfatiza la Deidad de Cristo.
— en Dios Padre — Rom 8:16; Gál 4:6; Dios es la fuente de todo bien y puede suplir toda necesidad del hombre (1:4, 8,9; 2:12; 3:11; 4:5; 5:23). Véase el énfasis sobre la doctrina del verdadero Dios en contraste con los ídolos (1:9); y en el Señor Jesucristo: — Rom 1:7; 1Co 1:3; 2Co 1:2.
— Gracia (todas las bendiciones espirituales en Cristo, Efe 1:3) y paz (el resultado de poseer esas bendiciones) sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. – Es importante observar cómo Pablo asocia al Padre y al Hijo de la manera más estrecha para exaltar a Cristo. Obsérvese cómo Pablo emplea el nombre Jesús con el título Cristo (el término griego para Mesías), y también agrega que El es el Señor, “la palabra apropiada por Claudio (Dominus, Kurios) y por otros emperadores en el culto al emperador”; término que tanto se usa de Dios en la Septuaginta (la versión griega del Antiguo Testamento) (ATR); véanse Hch 2:34-36; 2Co 4:5. Al mismo tiempo Pablo enseña una confesión de parte del hombre de esta gran verdad (Flp 2:9-11; Rom 10:9-10) (RCK).
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA INTRODUCCIÓN DEL AMOR
1 Tesalonicenses 1:1-10
Esta carta la envían Pablo y Silas y Timoteo a la iglesia de los tesalonicenses que está en Dios Padre y el Señor Jesucristo. Que la gracia y la paz sean con vosotros.
Damos gracias a Dios por todos vosotros siempre que nos acordamos de vosotros en nuestras oraciones, recordando la labor inspirada por vuestra fe e impulsada por vuestro amor, y de la constancia basada en vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo, delante del Dios que es también nuestro Padre.
Porque sabemos, hermanos amados de Dios, cómo fuisteis escogidos. Sabemos que nuestra Buena Noticia no os llegó solamente por medio de palabras, sino con poder y con el Espíritu Santo y con mucha convicción, de la misma manera que vosotros sabéis lo que nos mostramos ser ante vosotros por amor a vosotros. Y vosotros llegasteis a seguir nuestro ejemplo y el del Señor; porque, aunque recibisteis la Palabra con mucha aflicción, sin embargo la recibisteis también con el gozo del Espíritu Santo, de forma que llegasteis a ser un ejemplo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. Porque la Palabra del Señor se difundió desde vosotros como toque de trompeta, no solo en Macedonia y Acaya, sino que la historia de vuestra fe en Dios se ha divulgado por todas partes, de manera que no tenemos necesidad de decir nada acerca de ella. Porque las personas con las que estábamos nos podían contar vuestra historia, y cómo nos introdujimos entre vosotros, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar la venida de Su Hijo desde el Cielo, Jesús, a Quien Él resucitó, Que es Quien nos rescata de la ira venidera.
Pablo envía esta carta a la iglesia de los tesalonicenses que está en Dios Padre y el Señor Jesucristo. Dios era la misma atmósfera en que vivía y se movía y tenía su existencia la iglesia. De la misma manera que el aire está en nosotros y nosotros en él, y no podemos vivir sin el aire, la verdadera Iglesia está en Dios y Dios en ella, y no hay posibilidad de verdadera vida para la Iglesia aparte de Dios. Además, el Dios en Quien vive la Iglesia es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo; y, por tanto, la Iglesia no tirita en el temor gélido de un dios que fuera un tirano, sino se regocija al tempero de un Dios que es amor.
En este capítulo introductorio vemos a Pablo en su talante más simpático. Dentro de poco va a administrar advertencia y reprensión; pero empieza con una alabanza sin reservas. Hasta cuando tenía que reprender, no lo hacía para desanimar, sino para elevar. En cada persona hay algo digno, y a menudo la mejor manera de conseguir que se despoje de las cosas más bajas es alabar sus cualidades más elevadas. La mejor manera de erradicar sus faltas es alabar sus virtudes para que florezcan más y más ; todos reaccionamos mejor a las palabras de aliento que a las de reprensión. Se cuenta del cocinero del Duque de Wellington que una vez se marchó después de la consabida notificación. Le preguntaron por qué había dejado una posición tan honorable y bien pagada, y contestó: «Cuando la comida estaba bien, el Duque nunca me lo decía; y cuando estaba mal, nunca me lo reprochaba; no valía la pena esforzarse.» Le faltaba el estímulo . Pablo, como buen psicólogo y con verdadero tacto cristiano, empieza reconociendo los méritos aun cuando tenga que pasar a reprender.
En el versículo 3, Pablo reúne tres grandes ingredientes de la vida cristiana.
(i) Hay una labor inspirada por la fe. Nada nos dice tanto acerca de una persona como su manera de trabajar. Puede que trabaje por miedo al látigo. O por la perspectiva del salario. Puede que trabaje por un sombrío sentimiento del deber. O inspirado por la fe. Su fe le dice que esa es la tarea que Dios le ha encomendado, y que la está llevando a cabo por fidelidad a Dios. Se ha dicho que la marca de la verdadera consagración es encontrar la gloria en la labor penosa.
(ii) Hay una labor impulsada por el amor. Bernard Newman cuenta que estaba una vez en casa de un campesino búlgaro. Todo el tiempo que estuvo allí, la hija estuvo cosiendo un vestido. Él le dijo: «¿Note cansas de coser todo el tiempo?» «¡Qué va! -le contestó ella-. ¡Es mi traje de novia!» El trabajo que se hace por amor no cansa nunca.
(iii) Hay una constancia basada en la esperanza. Cuando Alejandro Magno estaba iniciando sus campañas, repartió todas sus posesiones entre sus amigos. Alguien le dijo: «No te estás dejando nada para ti mismo.» «¡Claro que sí! -respondió él-. Me reservo mis esperanzas.» Una persona puede soportarlo todo mientras tenga esperanza; es como caminar hacia la aurora, y no hacia el poniente.
En el versículo 4, Pablo llama a los tesalonicenses hermanos amados de Dios. La frase amados de Dios solo la aplicaban los judíos a hombres supremamente grandes como Moisés y Salomón, o a la nación de Israel. Ahora, el más grande privilegio de los más grandes hombres del pueblo escogido de Dios se ha extendido a los más humildes de los gentiles.
El versículo 8 dice que la fe de los tesalonicenses había resonado como una trompeta. La palabra también podría querer decir retumbar como un trueno. Hay algo arrollador en la valentía del Cristianismo primitivo. Cuando la prudencia más elemental habría sugerido una manera de vivir que pasara inadvertida y así evitara el peligro y la persecución, los cristianos proclamaban abiertamente su fe. Nunca tenían miedo de confesar a Quién pertenecían y servían.
En los versículos 9 y 10 se usan dos palabras que son características de la vida cristiana. Los tesalonicenses servían a Dios y esperaban la venida de Cristo. El cristiano ha sido llamado a servir en el mundo y a esperar la gloria. El servicio leal y la paciente espera eran los preludios necesarios para la gloria del Cielo.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 1
Introducción
COMUNIDADES EN PELIGRO
1. ¿A quién escribía el apóstol Pablo la primera carta a los tesalonicenses? A una comunidad de la diáspora, que es aún inestable, que está asediada y en peligro; a la comunidad de Tesalónica (la actual Salónica, en Macedonia), hacia el otoño del año 51 después de Cristo. Nuestra carta es una carta apostólica; come tal, tiene algo importante que decir a toda la Iglesia y a la vida eclesial de todos los tiempos; es palabra de Dios dirigida especialmente a aquellas comunidades cristianas que tienen que vivir en medio de un ambiente no cristiano. La Iglesia primitiva estaba constituida por pequeñas comunidades fraternas, rodeadas de un ambiente pagano y esparcidas por todo d mundo, entre todos los pueblos y naciones, sin poder externo, pobres y débiles, pero llenas, interiormente, de esplendor. A estas comunidades, del pasado, del presente y del futuro, tiene algo que decirles nuestra carta: va dirigida a cristianos que viven en situación precaria, a una comunidad que (a) por ser de reciente fundación es aún pequeña e inestable, que (b) está en peligro, porque está rodeada de un ambiente adverso y que (c) padece persecución y sufre tribulación a causa de su fe.
a) La comunidad de Tesalónica era una comunidad pequeña y aún inestable, fundada pocos meses antes (tal vez en la primavera del año 51). Unos quince años después de su vocación a las puertas de Damasco (hacia el año 34), Pablo, junto con Silvano y Timoteo, se había puesto en camino para realizar un avance decidido en terreno pagano y organizar -después de Jerusalén y Antioquía- un tercer círculo misionero en la parte europea del Asia Menor, del que éfeso sería más tarde el centro (,22). Procedente de Filipos, Pablo y Silvano, con su ayudante, Timoteo, habían puesto en Tesalónica los cimientos de una comunidad: unos pocos judíos y una gran multitud de paganos que, «temerosos de Dios», acostumbraban a frecuentar la sinagoga (Hec 17:2 ss), habían venido a la fe (Hec 1:6 ss) y se habían convertido (Hec 1:9). Pero le faltaba a la comunidad aquello de que carecen tan a menudo nuestras comunidades de la diáspora: una instrucción fundamental y constructiva, una catequesis dirigida a aquellos que están en camino hacia una fe consciente y personalizada. Hay que completar la conversión y robustecerla con una pastoral adecuada. Pero el trabajo pastoral de Pablo y Silvano se vio interrumpido bruscamente (cf. 2,7-12), porque los judíos que no se habían convertido consiguieron movilizar contra los dos misioneros al pueblo y a las autoridades de la ciudad. Tuvieron que abandonar la ciudad por la noche (Hec 17:5-10) y hasta el momento no habían encontrado ocasión de volver allá (Hec 2:18; Hec 3:6). Por eso está Pablo seriamente preocupado por la comunidad; teme incluso que la comunidad se haya ido a pique durante los meses transcurridos desde su partida (Hec 3:5-8).
La preocupación por la comunidad atenazaba a Pablo de tal forma que no podía ya más (Hec 3:1); vivir bajo el peso de esa preocupación no era vida (Hec 3:8). Pablo sabe a cuántas deficiencias hay que acudir en los cristianos recién ganados (Hec 3:10) y cuán necesitada está de fortalecimiento (Hec 3:2.13) y de la gracia de la perseverancia (Hec 5:23 s) la fe recién adquirida. Por ello, escribe su carta, lleno de preocupación pastoral, a una comunidad incipiente e inestable.
b) Los avatares de la época lanzaban a los hombres de un lado para otro. Un comercio a escala mundial y una extraña inquietud contribuían a hacer de los hombres seres vagabundos y desenraizados. Así sucedió que, pronto, en ciudades pequeñas y grandes, surgieron pequeñas comunidades cristianas inmersas en un ambiente pagano. Pero los hombres que «no conocen a Dios» (4,5) viven necesariamente según leyes vitales diversas de aquellas que guían a los cristianos, que se han convertido a Dios, «abandonando los ídolos para servir al Dios viviente y verdadero» (1,9). La exigencia fundamental que se impone a un cristiano recién convertido y rodeado de un ambiente pagano es ésta: ser diverso. Pablo sabe que el cristiano, después de su conversión y del bautismo, sigue estando en peligro. Si se le deja sin ayuda corre el peligro de recaer en su vida anterior a la conversión, en las costumbres de su ambiente. Necesita que el Señor le conforte (3,12s) y que Dios le custodie (5,23s), para no sucumbir ante tales pruebas. Pablo es plenamente consciente de que los vicios característicos del antiguo paganismo: lujuria e injusticia, siguen constituyendo, para los cristianos recién convertidos, un peligro del que hay que avisarles (4,3-8). El ambiente circundante puede adormecer de tal modo la conciencia cristiana, que lleguen a considerarse el sexto y el séptimo mandamientos como algo que ya no obliga (4,8); incluso los principios fundamentales pueden llegar a vacilar. Pablo aprovecha la ocasión que se le ofrece para advertir de este peligro.
En Tesalónica había también hermanos perezosos que preferían andar todo el día merodeando por la plaza, discutiendo, antes que ocuparse de mantener en orden su vida personal y familiar (4,11s; 2Te 3:6-15). Hay en la comunidad individuos «inquietos» (2Te 5:14), a los que hay que amonestar continuamente; hay también hermanos «débiles» (2Te 5:14), a quienes hay que instruir y ayudar sin cesar; «tímidos» (2Te 5:14) y «tristes» (2Te 4:13; cf. 4,18; 5,11), a quienes es necesario dar ánimos. Pablo tiene en cuenta la envidia (5,12), el mal y las rivalidades (5,15), las imperfecciones en el amor (3,12). Sabe que una comunidad de la diáspora tiene deficiencias morales (3,10) y aún no ha llegado a la plenitud (3,12; 4,10; 5,23). Los cristianos siguen siendo hombres, y los cristianos que viven en la diáspora son frágiles. No hemos de idealizar la comunidad de Tesalónica, si queremos entender las exhortaciones de Pablo. Los cristianos de Tesalónica se parecen a nosotros en más de un aspecto: en su fragilidad, en sus debilidades y en el peligro que corren.
c) Pablo sabe además que la comunidad padece tribulación y está perseguida. Este fue su destino desde el principio (1,6; cf. Hec 17:5-10) y tenía que seguir siendo así después de la huida de los misioneros (Hec 2:14; 2Te 1:4). ése es el destino de la Iglesia en este mundo, desde el principio (2Te 2:14). Pablo ve en esos aprietos la voluntad de Dios. Es la suerte de los cristianos en el tiempo final, en los últimos días (3,3s). Tras todos estos ataques está Satán; el es su verdadera causa (3,5; cf. 2,18). Por eso son tan peligrosos y por eso hay que preocuparse por la firmeza de la comunidad (3,5.8), para que sea sostenida (3,13) y custodiada (5,23). Estos ataques pueden constituir una auténtica tentación para la comunidad (3,5). Una comunidad en apuros está en grave peligro.
2. ¿Quién puede ayudar a una comunidad de la diáspora, inestable, en peligro y en tribulación, sin pastor? Del único de quien Pablo espera ayuda para que la comunidad permanezca firme en la fe es de Dios, que llevará a la plenitud la obra (5,24) que comenzó cuando los llamó al estado de cristianos (1,4; 4,7; 5.24); de Dios (4,9) y de Cristo, que hará que el amor fraterno crezca en el seno de la comunidad (3,12s), y también del Espíritu Santo, que mantiene viva la esperanza en la comunidad (5,19 ss) y obra la santificación (4,8; 5,23; 2Te 2:13). La gracia que Dios derrama en la comunidad puede resumirse en esto: fe, amor, esperanza; esto es lo que puede mantener en vida a una comunidad pobre, en peligro y atribulada (2Te 1:3; 2Te 5:8, cf. 3,6). Pablo, como pastor de almas, atiende a aquello que constituye la esencia de la comunidad; pone de relieve lo más importante.
a) Ser cristiano es, en pocas palabras, «tener fe» (cf. 3,5.7s.10). Cuando se enumeran los rasgos distintivos de una comunidad, hay que poner siempre en primer lugar la fe (1,3; 3,6). ¿Cómo es esa fe, que es capaz de suponer todas las contrariedades y de convertir en firme (cf. 3,8) a una comunidad débil?
La fe a que se refiere Pablo incluye en sí la conversión, abandonar los ídolos y convertirse a Dios (1,9). Nadie es cristiano en sentido pleno si no se vuelve hacia Dios con fe y se aparta del pecado. «El que creyere y se bautizare se salvará», dice el Resucitado (Mar 16:16). Y Pedro, en el primer sermón de pentecostés, dice lo mismo: «Convertíos y que cada uno de vosotros sea bautizado en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hec 2:38). Esa fe, que incluye una auténtica conversión, toma, al pasar a la vida, la forma de servicio; la conversión se concreta en un servicio a Dios (Hec 1:9), que abarca toda la vida. Esto se debe, en último término, a que la fe, cuando llega a su plenitud, incluye ya el amor. Por eso se la puede equiparar casi con el amor (Hec 3:10 y 3,12) y por eso se nombra siempre a ambos íntimamente unidos (3,6). Esa es la razón por la cual una fe impregnada de amor es como una «coraza» (5,8).
La fe a que se refiere Pablo es una fe ágil, siempre activa (1,3). Es una fe que es don del Espíritu de Dios, es una fe de carácter pneumático (1Co 12:9). La fe animada por el Espíritu puede mover montañas (1Co 13:2) y hace posible lo imposible: «A los que creyeren, acompañarán estos milagros: en mi nombre lanzarán los demonios, hablarán nuevas lenguas, podrán tocar las serpientes y si algo venenoso bebieren no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos y quedarán curados» (Mar 16:17 s), la fe de la que habla Pablo se manifiesta en servicios espirituales (Mar 5:9-22). Es una fe «fervorosa de Espíritu» (Rom 12:11). Esa fe, que se hace servicio, edifica la comunidad (cf. 5,12s) y supera todos los obstáculos. Se llega a esa fe por el «poder del Espíritu Santo y convicción profunda» (1,5). Es una fe decidida y llena de la «alegría del Espíritu Santo» (1,6); de esa alegría brota, sin cesar, un himno proselitista.
El medio más eficaz de que dispone la fe es la palabra espiritual. Esa palabra, impregnada del Espíritu (1,5; 2,1), puede despertar la fe y contribuir a edificar la comunidad (2,7-12; 3,10; 5,12s). Gracias a su fuerza interior produce su efecto en los corazones de los fieles (2,13a). Da fuerza a los débiles y a los vacilantes (3,2; 5,14); anima a los tímidos (3,2; 4,18; 5,11.14). No hay nada mejor que la palabra de la fe, que es eficaz en el Espíritu, para dar apoyo y firmeza a los débiles y a las comunidades que están en peligro.
Si observamos lo que sucede a Pablo, caeremos en la cuenta de que la fe viva es clarividente. Pablo ve todas las cosas y todos los acontecimientos a la luz de la fe. Bajo esta luz aparece la gloria que rodea incluso a las comunidades más pobres de la diáspora, que están «en Dios Padre y en el señor Jesucristo» y representan a la Iglesia, el pueblo elegido de Dios del final de los tiempos (1,1). La fe sabe mirar tras la pantalla; no deja que las pequeñeces y las debilidades le oculten la vista de la gloria de las obras de Dios. Con la mirada de la fe uno ve a sus hermanos como amados por Dios, elegidos (1,4) y llamados (2,12; 5,24). Bajo el sol brillante de la mirada de la fe desaparece el desaliento, que sólo es capaz de prestar atención a las propias miserias. Esa mirada descubre también la lucha entre Dios y Satán. Quien no ve que Satán es quien está tras todas las persecuciones es necio y no entiende bien las cosas (2,18; 3,5). Pero la fe sabe que Dios es más poderoso que Satán (3,11) y su anticristo (2Te 2:3.8); la fe se da cuenta de que Dios, Cristo, el Espíritu Santo, actúan en el seno de la comunidad. Dios es quien ha elegido a los creyentes desde toda la eternidad (2Te 1:4) y los ha llamado al estado de cristianos (2Te 1:4; 2Te 4:7; 2Te 5:24), quien los llama a su reino esplendoroso (2Te 2:12). Dios mismo actúa en su palabra (2Te 2:13; 2Te 4:9). Santifica a los creyentes y los custodia (2Te 5:23), dándoles el Espíritu Santo (2Te 4:8; 2Te 5:23; 2Te 2:13). Llevará a plenitud lo que ha comenzado (2Te 5:24). Toda la plenitud de la comunidad, todo progreso en el amor, procede de Dios (2Te 3:12), que da fuerzas y custodia con su gracia (2Te 3:13). El Espíritu Santo es quien actúa en los carismas y en los servicios que se dan en la comunidad (2Te 5:19-22). Así, la comunidad, en medio de su pobreza y fragilidad, y en medio de todas las asechanzas de Satán, está circundada y empapada por el poder de la gloria de Dios y de Cristo en el Espíritu Santo. Quien mire a la comunidad con la misma mirada de fe con que la mira san Pablo, no sentirá nunca el desaliento ni será nunca tímido.
b) Una comunidad de la diáspora tiene toda su fuerza moral en el amor fraterno. El amor fraterno es lo primero que Dios, como maestro de la vida interior, enseña a los fieles en su corazón (2Te 4:9). El amor fraterno es el principio de la unidad y el orden en la comunidad. El amor fraterno se orienta siempre a la unidad; él es quien regula las relaciones de los miembros de la comunidad entre sí y con sus dirigentes (2Te 5:12 ss). él es el vínculo entre el apóstol y su comunidad (2Te 3:6.12). él es la fuerza que arrastra a los inquietos a la penitencia y vence el pecado, la fuerza que anima a las tímidos, sostiene a los débiles, da paciencia y vence el mal con el bien (2Te 5:14 s). El amor da fuerzas para ese esfuerzo penoso (2Te 1:3) que es necesario para mantener en marcha la vida de la comunidad (2Te 5:12).
El amor fraterno de la comunidad se desborda y se extiende a todos los hermanos en la fe (2Te 4:10). Así ayuda a conservar la unidad entre la comunidad y los cristianos que viven dispersos. Pero este amor no excluye a los que no creen (2Te 3:12; 2Te 5:15). El amor es el que da fuerza a los corazones; toda santidad es, en último término, amor (2Te 3:13). Una comunidad de la diáspora no tiene más remedio que ser una comunidad fraterna; en caso contrario, pronto dejará de ser comunidad cristiana.
c) Por último, está la esperanza (2Te 1:3; 2Te 2:19; 2Te 4:13; 2Te 5:8). Es una fuerza especialmente activa en una comunidad atribulada.
Pablo entiende la esperanza como una «espera» viva del Señor (2Te 1:10). La espera del Señor es una espera amorosa. Se anhela con ansia la llegada del Señor. Estar «junto al Señor» es el compendio de la bienaventuranza (2Te 4:14.17; 2Te 5:10). Lo que uno desea, lo cree de buena gana. Quien suspira con amor por la llegada del Señor espera que llegue pronto, cuenta con que está ya cerca. La proximidad con que los primeros cristianos esperaban la llegada del Señor denota mucho amor. Pero esta espera de una parusía próxima no era sólo un deseo; descansaba sobre indicios claros. Dos experiencias de fe permitían creer que el fin estaba ya próximo.
La fe muestra que el Señor, cuya parusía esperamos, ha resucitado ya como «primicia de los dormidos» (Col 1:18). La resurrección es el principio del fin; con ella «ha comenzado ya el futuro». Es ya visible la luz del último día (Col 5:4). Los creyentes pertenecen ya al «día», a la «luz» (Col 5:5.8). La espera cristiana de una parusía próxima está enraizada, pues, en lo que ya se ha cumplido: en la resurrección del Señor (Col 1:10; Col 4:14; Col 5:10). Una comunidad que cree en la resurrección de Cristo es consciente de que, substancialmente, el fin está ya muy «próximo», de que, existencialmente, está ya casi tocando el fin. Dios ha comenzado ya su gran acción definitiva y la llevará pronto a plenitud. Con la resurrección de Jesús ha comenzado la nueva era. Ya no es posible representarse como «lejano» lo que ya está ahí y es, esencialmente, algo próximo. Pero también de otro modo experimenta una comunidad atribulada la proximidad del fin: por la tribulación que padece (Col 1:6; Col 2:14; Col 3:3 ss; 2Te 1:4). Esta tribulación es un signo de los tiempos, porque «ha llegado el tiempo de comenzar el juicio por la casa de Dios» (1Pe 4:17). Pablo sabe que el juicio de Dios ha comenzado ya (1Pe 2:16). Así, también las dificultades temporales actuales nos enseñan a estar atentos al Señor, que está ya cerca (1Pe 1:3) y «nos salvará del castigo futuro» (1Pe 1:10; c£2Re 5:9; 2Te 1:10). Pablo, a la luz de las palabras del Señor, ve en las persecuciones que padecen él y la comunidad la «gran tribulación» (Mar 13:24) que ha de preceder al fin. Esa tribulación ha sido para los cristianos, desde siempre, un indicio de la «proximidad» del Señor. Esa proximidad no hay que entenderla solo temporalmente, aunque sea también temporal, pues si bien es cierto que Cristo irrumpirá en el tiempo en un momento determinado, lo es también que ya ahora ilumina la historia desde más allá del tiempo y de la historia. Desde su eternidad, desde el más allá, el Señor está «próximo» a todo instante del tiempo que transcurre entre su ascensión a Ios cielos y su parusía. Esta proximidad crece a medida que aumenta la tribulación escatológica. Las épocas de persecución nos acercan a Cristo en forma especial; en ellas el Señor se acerca prometedoramente a los suyos, dándoles gracias y ayudándolos. Por eso pudo decir el primer mártir de la Iglesia: «Estoy viendo ahora l1os cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios» (Hec 7:56). En este sentido, en cuanto dispensador de gracias, Cristo no está igualmente «próximo» a toda época. En este sentido, las épocas de persecución tienen un derecho especial a la proximidad del Señor. El testimonio que Pablo da en las cartas a los tesalonicenses es, pues, un testimonio profético que brota de la experiencia de la persecución. Es el testimonio de un hombre que, mientras padece martirio, ve los cielos abiertos y al Señor cerca. No hay duda de que Pablo entendió también temporalmente la proximidad del Señor. La posibilidad de que el Señor venga pronto nos exige «estar siempre preparados», pues «nadie conoce el día ni la hora» (Mar 13:21). Lo fundamental es que estemos siempre preparados, que mantengamos una postura de vigilancia y de serenidad (Mar 5:1-11). En la parusía del Señor hemos de presentarnos ante él «irreprochables» (Mar 3:13; Mar 5:23); la espera del Señor constituye un poderoso acicate. La espera de la parusía próxima del Señor nos impulsa a estar siempre preparados; la espera de una parusía inmediata, en cambio, que se funda en la supuesta certeza de la inminencia de la parusía (2Te 2:1 s), es incompatible con la incertidumbre de la hora. No, nadie tiene certeza. Pero nadie podrá hacerle reproches al amor si éste no se limita a ser consciente de que el Señor, a quien ama y espera ansiosamente está ya «próximo», sino que va más allá, y espera y desea y, arrastrado por su ansia amorosa, cuenta incluso con que el Señor tal vez venga mientras aún estamos en vida (cf. sobre todo 4,15.17).
El Señor, al venir, nos traerá la plenitud de la salvación. La parusía es para los cristianos una gran fiesta triunfal (4,13-18; 2,19s; S,9 ss). Entonces se hará realidad nuestra esperanza: estaremos «junto al Señor» (4,14.17; 5,10). Cuando esta esperanza es algo vivo, sobre la vida de la comunidad se derrama un caudal de fuerza, de consuelo (cf. 4,13. 18; 5,11) y, ante todo, de constancia capaz de superar todas las pruebas (1,3).
ENCABEZAMIENTO 1/01
1. REMITENTE Y DESTINATARIO (1,1a).
1a Pablo, Silvano y Timoteo…
Pablo, Silvano y Timoteo escriben esta carta conjuntamente. El Señor había enviado a sus apóstoles (Mar 6:7) y discípulos (Luc 10:1) de dos en dos, porque, según el derecho veterotestamentario (Deu 19:15), se requerían dos o tres testigos para acreditar una verdad. Una carta con tres remitentes, bien acreditada, es un escrito oficial: ha de comunicársenos algo oficialmente de parte de Dios y se nos dan garantías solemnemente. Se nos invita así a aumentar nuestra atención; no podemos limitarnos a leer la carta por encima… ¿Quién es el que nos habla? El apóstol Pablo aparece en primer lugar. A las puertas de Damasco el Señor se le había revelado directamente y le había enviado 1. Recordándolo puede escribir: «No nos proclamamos a nosotros mismos, sino que proclamamos a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús. Y el mismo Dios que dijo: «Que del seno de la tiniebla se encienda la luz», se ha encendido en nuestros corazones al resplandecer el conocimiento de la gloria de Dios reflejada en Cristo» (2Co 4:5 s). Aquel día se repitió en Pablo lo que había sucedido cuando Dios creó la luz (Gen 1:3). Pablo nos habla iluminado por esta luz de la revelación; brilla en todas sus palabras. ¿Cómo podemos entender lo que dice? Sólo es posible entenderlo si brilla en nosotros la misma luz de Dios. La luz proviene de la palabra de Dios. Dios nos habla en primer lugar mediante la predicación luminosa de la Iglesia, pero nos habla también directamente, en el corazón, mediante el Espíritu Santo, mediante su luz interna, cuyo objetivo es iluminar desde dentro las verdades de la fe. Dios nos habla desde fuera y desde dentro: para entender lo que alguien nos dice iluminado por la luz divina de la revelación es preciso que esa misma luz de Dios 2 ilumine nuestro interior.
Pablo tomó a Silvano como compañero en su gran viaje misionero. ¿Por qué? Pablo no había visto los milagros del Señor ni había escuchado sus palabras, tampoco podía dar testimonio como testigo ocular, como lo dieron los primeros apóstoles3, de la resurrección al tercer día. Por esa razón debía intentar4 enlazar con Pedro y los demás discípulos del Señor y recibir de ellos lo que ellos enseñaban 5. La elección de Silvano era muy a propósito para dar testimonio de esa tradición antiquísima de la Iglesia, pues había formado parte del núcleo dirigente de la comunidad primitiva de Jerusalén, era hombre de confianza de los doce y se le contaba en el número de los primeros profetas cristianos 6. Tenía, pues, títulos especiales para enseñar e instruir. Podemos estar seguros de que lo que Silvano nos testifica procede de la Iglesia, tiene tras sí el testimonio de los primeros apóstoles, del colegio de los doce, y nos enlaza con Jesús mismo. La carta sitúa nuestra fe sobre la base de los apóstoles, sobre la misma base que soporta el edificio de la Iglesia. El mensaje de la fe nos llega de primera mano.
Ambos misioneros mencionan a su lado, fraternalmente, a su fiel «colaborador» Timoteo 7 (Hec 19:22). Entre los tres remitentes y entre ellos y la comunidad reina una cordialidad que nada empaña. Pablo puede prescindir de su título de apóstol; frente a los tesalonicenses no necesita insistir en su autoridad apostólica. Únicamente el orden en que aparecen los nombres insinúa ligeramente que la posición de los tres no es la misma. Cuando reina el amor fraterno no es necesario poner de relieve la posición ni la autoridad; sólo hay que insistir en la autoridad cuando las pendencias o los falsos maestros la ponen en cuestión. Los cargos y las tareas aparecen en la Iglesia como servicios, según la norma del Señor: «Si alguno quiere ser el primero, hágase el último de todos, el servidor de todos» (Mar 9:35).
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1. Cf. las narraciones de Hec 9:1-18; Hec 22:5-21; Hec 26:12-18 y también Gal 1:1.16.
2. Puesto que Pablo era apóstol, las revelaciones que le fueron hechas en el momento de su conversión y a partir de él no tenían carácter privado, sino que estaban destinadas a toda la Iglesia. Cuando Dios da hoy su luz, la da ante todo para que entendamos la revelaci6n de Cristo, que ya está cerrada.
3. Cf. a este respecto Hec 1:21 s.
4. Cf. Gal 1:18 s; Gal 2:1-10.
5. Cf. por ejemplo, 1Co 11:24; 1Co 15:3.
6. Cf. Hec 15:22 y 15,32. Además de su nombre arameo, que en los Hechos de los Apóstoles se transcribe, en griego, Silas, se le conocía con el nombre latino de Silvanus, de sonido parecido. Pablo le llama por este nombre.
7. Timoteo había sido convertido tal vez en la primera expedición misionera de Pablo a Antioquía (cf. Hec 14:6-20.21). Según Hec 16:1 ss, Pablo tomó consigo a Timoteo en Listra, al principio del viaje de que aquí tratamos, para que le ayudase en su trabajo misionero. En su viaje misionero a Antioquía, Bernabé y Pablo habían hecho lo mismo con Juan Marcos; le habían tomado como «colaborador» (según Hec 13:5).
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1b … a la iglesia de los tesalonicenses, fundada en Dios Padre y en el señor Jesucristo.
Desde hace algunos meses existe entre los habitantes de Tesalónica una pequeña comunidad; vista desde fuera es aún débil y pobre, pero a los ojos de Pablo es grande. Ya empieza, incluso, a destacar a la vista de todos. Una comunidad de esta clase tiene una gran dignidad; no se la puede equiparar a una comunidad civil local. Está fundada en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. Eso muestra su grandeza. Tiene una relación especial con Dios, el Padre de nuestro señor Jesucristo, que es también padre de todos nosotros, y con Jesucristo, que después de su resurrección fue elevado al trono celestial y es desde entonces Señor de la Iglesia y del cosmos. A este Padre y a este Señor de la gloria debe la comunidad cristiana su existencia y su perduración; son ellos quienes la edifican, desde el cielo. Por esa razón está íntimamente ligada a Dios Padre y al señor Jesucristo, les pertenece. El cristiano es consciente de la gran dignidad que posee toda comunidad cristiana, por insignificante que sea, y del honor que representa poder pertenecer a ella.
La palabra griega que corresponde a comunidad es «ekklesia», que significa fundamentalmente Iglesia, pero que designa frecuentemente la comunidad e incluso, muchas veces, la asamblea (en que se reúne la comunidad). ¿Cómo es posible que la palabra griega tenga tres significados? En cualquier lugar donde se forma una comunidad, hay Iglesia. Una comunidad es la Iglesia en pequeño. La comunidad surge cuando los cristianos se reúnen, sobre todo cuando se unen internamente en comunión fraterna con ocasión del culto de la palabra o de la celebración de la eucaristía. En esa asamblea, Dios reúne su Iglesia, el pueblo de Dios del tiempo final, que ha sido llamado de entre todos los pueblos. La Iglesia es, pues, una asamblea santa de Dios. Se hace visible cuando una comunidad se reúne.
¿Dónde podemos experimentar la presencia de Cristo? Sin duda, en la celebración de la eucaristía, sobre todo, y también cuando se lee la palabra de Dios y cuando dos o tres están reunidos en su nombre (Mat 18:20) y forman una unidad. Por eso precisamente es tan importante que los cristianos se reúnan siempre que les sea posible: «Pongamos los ojos los unos en los otros, para incentivo de caridad y de buenas obras. No desertemos de nuestra asamblea…. sino, al contrario, alentémonos, tanto más cuanto más vecino viereis el día (del Señor)» (Heb 10:24 s).
Esta comunidad reunida para celebrar el ágape de amor es la que Pablo tiene ante sus ojos cuando escribe la carta. Tiene presente a cada uno en particular, pero los ve a todos como comunidad reunida, como Iglesia. Aunque la palabra de Dios se dirija a cada uno en particular, le habla siempre como a miembro de la comunidad. También nosotros entendemos mejor la palabra cuando somos conscientes de ser miembros de una comunidad, de ser hermanos en el seno de una fraternidad, pues el amor enseña a comprender…
Parte primera
RECUERDOS CONMOVEDORES: EL APÓSTOL Y LOS COMIENZOS DE LA COMUNIDAD 1,2-3,13
Las cartas de Pablo son escritos pastorales apostólicos. Su intención es instruir y exhortar y, así, robustecer la comunidad. Pablo, hable o escriba, es siempre un predicador. Igual que la mayor parte de los sermones, sus cartas tienen, por lo general, dos partes: primero, Pablo recuerda lo que Dios ha hecho, la acción salvadora; a continuación, en una segunda parte, saca de ahí consecuencias para la vida cristiana. VCR/QUE-ES:La vida cristiana consiste, fundamentalmente, en recordar con agradecimiento la obra salvadora de Dios y en esforzarse con amor por vivir para agradar a Dios (4,1). En la primera carta a los tesalonicenses, Pablo se pone a meditar junto con la comunidad: Con consideraciones fundamentales recuerda a la comunidad, en la parte primera, cuán grande es lo que Dios ha hecho en ella (1,2-3,13) al elegirla y llamarla; en la parte segunda (4,1-5,24) expone lo que Dios quiere de ella y cómo deben vivir los cristianos en la comunidad. «Llevad una conducta digna de Dios, que os llama a su reino y a su gloria» (2,12). Estas palabras, invirtiendo su orden, podrían servir de resumen de las dos partes de la carta. Pablo empieza de ordinario sus cartas, como aquí, con una acción de gracias 8 a Dios mucho más amplia y profunda de lo que era usual en las fórmulas de agradecimiento de las cartas de la época. En nuestra carta, Pablo prodiga tanto de gracias (Col 2:7), que la acción de gracias con que comienza empapa y enmarca toda la primera parte de la carta.
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8. Excepto la carta a los gálatas, impregnada de irritación. En 1Co 1:3-11 y Efe 1:3-14 aparece una alabanza en lugar de una acción de gracias.
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ACCIÓN DE GRACIAS (1/02-03).
2 En todo momento estamos dando gracias a Dios por todos vosotros, recordándoos en nuestras oraciones.
Pablo misiona orando; en su oración apostólica de intercesión recoge regularmente las peticiones de sus comunidades. Pero su memento se transforma espontáneamente en acción de gracias, porque ve claramente la acción de Dios en las comunidades y en las almas. No hay duda de que Pablo percibe con mayor brillo la actuación de la gracia de Dios que las deficiencias que debe recoger en su oración de intercesión. Quien no ve más que las deficiencias es corto de vista; se asemeja a esos ciegos «cuya mente está obcecada por el dios de este mundo, hasta el punto de no captar el esplendor del glorioso Evangelio…» (2Co 4:4).
La acción de gracias del cristiano es amplia y profunda; lo abarca todo, en el espacio y en tiempo. Responde, agradecida, a la actuación de la gracia de Dios: «Dad gracias en toda circunstancia: esto es lo que Dios desea de vuestra comunidad» (2Co 5:18). Todo hay que referirlo a Dios, todo tiende a transformarse en acción de gracias, de suerte que surja «una abundante acción de gracias para la gloria de Dios» (2Co 4:15). Esta acción de gracias es incesante: «…dando siempre gracias por todo» (Efe 5:20). Sólo el Espíritu Santo puede encender en el corazón de los fieles esta hoguera inmolatoria de la acción de gracias total e incesante, pero debemos ser conscientes de que esa hoguera arde ya en nuestro interior y de que, por tanto, nos es posible dar gracias ya ahora. Es propio de los paganos «no glorificar a Dios, ni darle gracias» (Rom 1:21).
La acción de gracias de los cristianos culmina en la gran acción de gracias de la celebración eucarística. Así era antes y así es también hoy. Muchas de las fórmulas de acción de gracias y de alabanza que usaban las primeras comunidades en sus actos de culto han quedado glosadas en las acciones de gracias con que Pablo inicia sus cartas. Cuando Pablo escribe sus cartas tiene ante sus ojos, con viveza, la asamblea de la comunidad, y a ella se dirige. En las asambleas, los cristianos, «llenos del Espíritu», hablaban entre sí «con salmos, y con himnos, y cánticos espirituales, cantando y salmodiando al Señor en vuestros corazones, dando siempre gracias por todo a Dios Padre, en nombre de nuestro señor Jesucristo» (Efe 5:19 s). «Ausente en el cuerpo, pero presente en espíritu» (c£ 1Co 5:3), Pablo se une por escrito a la acción de gracias y a las alabanzas de la comunidad reunida. Eso da a sus cartas forma litúrgica y las hace aptas para ser leídas en los actos de culto.
8 Ante Dios, nuestro padre, recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestra caridad y la constancia de vuestra esperanza en Jesucristo nuestro Señor.
Pablo da gracias sin cesar porque ve en todas partes la acción de Dios. La acción de gracias de Pablo descansa en un recuerdo vivo; recuerda sin cesar y por eso da gracias incesantemente. ¿Cómo aprende uno a dar gracias sin cesar? Aprendiendo a recordar, aprendiendo a tener siempre presentes en la memoria los grandes hechos de Dios. En la antigua alianza se alababa solamente a Dios con ocasión de las grandes fiestas de Israel en las que se recordaban, con alegría, las antiguas intervenciones salvadoras de Dios. Ahora, todos los días son festivos y, por esa razón, nuestra acción de gracias ha de ser incesante; las intervenciones salvadoras de Dios se hacen continuamente presentes en el seno de la comunidad de Cristo; lo único que tenemos que hacer es verlas y tenerlas siempre ante nuestros ojos, con fe. Pero esto sólo es posible si el Espíritu Santo capacita nuestra mirada, nos las recuerda y nos enseña a recordar.
Cuando Dios obra en una comunidad y Jesucristo actúa en ella mediante el Espíritu, hay en ella fe, caridad y esperanza. Estos tres dones dan testimonio de Dios, pues el maligno no puede dispensarlos. La fe, el amor y la esperanza son algo vivo, son visibles exteriormente: se reconoce la fe por su actividad, el amor por su esfuerzo, la esperanza por su constancia. De una comunidad así puede decir Cristo, alabándola: «Conozco tus obras, tu esfuerzo y tu constancia» (Rev 2:2).
Hay en ella, en primer lugar, fe activa. Se refiere el Apóstol a esa fe -que coloca entre los dones de Dios 9- que hace posible lo imposible y puede mover montañas (1Co 13:2). Se refiere a un hablar y un actuar «con el Espíritu Santo» y «con convicción profunda» (1Co 1:5), que se traduce en obras visibles. En las comunidades cristianas actúa una realidad que con gran fuerza interna y con empuje espiritual capacita para realizar lo que parece imposible. Se encuentra además en la comunidad el esfuerzo del amor: una preocupación cotidiana por los hermanos, una servicialidad sin egoísmo. Ese esfuerzo consiste en trabajar y socorrer a los débiles, recordando la palabra del Señor: «Mayor dicha es dar que recibir» (Hec 20:35), para que nadie padezca hambre en la comunidad. Pero más importante aún es esforzarse por la «proclamación y enseñanza de la palabra» (1Ti 5:17), para que todos alcancen la salvación. Todo ha de estar animado por el deseo de servir y por el amor: desde la ayuda caritativa hasta la edificación espiritual, desde la ayuda material hasta la preocupación por la salvación del hermano. El esfuerzo del amor se alza sobre toda la actividad de la comunidad, en todas sus dimensiones.
En la comunidad hay también, por último, perseverancia paciente en la esperanza, confianza plena en medio de las múltiples amenazas y asechanzas que el cristiano ha de soportar continuamente. Lo que nos capacita para tener paciencia y aguantar es la esperanza viva en la venida del Señor. En Tesalónica, esa esperanza era fuerte. Donde existe esa esperanza, la vida de la comunidad cuenta con una gran fuente de energía.
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9. Véase 1Co 12:9.
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I. OJEADA RETROSPECTIVA (,16).
1. ELECCIÓN Y VOCACIÓN DE LOS TESALONICENSES (1/04-10).
a) Llegada de los misioneros (1Co 1:4-5).
4 Bien sabéis, hermanos amados de Dios que él os ha elegido…
Pablo está hablando con hombres amados de Dios. El Antiguo Testamento llamaba así, de vez en cuando, a grandes hombres de Dios como Benjamín (Deu 33:12), Moisés (Eco 45:1) y Salomón (Neh 13:6). Pablo ve cómo el gran amor de Dios se derrama ahora sobre los tesalonicenses. Cuando sabemos que Dios ama a un hombre, le vemos con otros ojos; también nuestra forma de comportarnos con él es diversa. Si pudiéramos ver cómo ama Dios a nuestro prójimo, cómo le ha colmado de gracia, o cómo le persigue con amor constante…
En las dos cartas a los tesalonicenses usa Pablo la expresión hermanos más a menudo que en las demás cartas; eso es lo que da a estas cartas su carácter íntimo. Paralelamente a la fraternidad que existía en el pueblo de Dios del Antiguo Testamento, en el que todos se llamaban «hermanos» (cf. Hec 2:29.37), las comunidades de los que creen en Cristo empezaron muy pronto a considerarse a sí mismas como fraternidades 10 de tipo especial: «Uno solo es vuestro Maestro, mientras que vosotros sois hermanos» (Mat 23:8). Fue el Resucitado el primero en llamar «hermanos» a los suyos (Mat 28:10; Jua 20:17). Sólo si en nuestro prójimo vemos al Señor le consideraremos «amado de Dios», podremos llamarle «hermano» y tratarle fraternalmente. El amor al prójimo sólo existe como un reflejo del amor a Dios, como una consecuencia del amor que Dios tiene a nuestro hermano.
¿En qué se conoce el amor de Dios? En último término, en el hecho de que los ha elegido desde la eternidad, pues sólo esa elección nos permite entender toda la profundidad del amor de Dios. Esa elección era privilegio de Israel (Rom 11:28) y ahora se les ha concedido a los tesalonicenses. Esto se hizo patente cuando Pablo les predicó el Evangelio y se convirtieron. ¿Podemos deducir de la conversión seria la elección eterna? Un cristiano, que es miembro vivo de una comunidad cristiana, ¿puede contarse por esa sola razón en el número de los elegidos, de los que están seguros de alcanzar la beatitud eterna? Nadie puede estar seguro de la propia salvación. Las palabras de Pablo, sin embargo, nos animan a tener confianza, pues si Dios ha llamado a uno en un momento determinado a la comunidad cristiana y le ha dado gracia activa para vivir como cristiano, puede por lo menos esperar con confianza que pertenece a los elegidos de Dios. Esa confianza no se apoya en el propio obrar, sino en el Señor exclusivamente: «El que os ha llamado merece confianza, y lo realizará» (Rom 5:24). También nosotros pertenecemos a esos «amados de Dios». Saber que somos elegidos y amados de Dios puede darnos ánimo y apartar muchas tentaciones. Una nueva vida puede empezar cuando uno cae en la cuenta de que Dios le ama.
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10. 1Pe 2:17; 1Pe 5:9.
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5 …y que cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no fue sólo con palabras, sino además por obras eficaces, es decir, con el Espíritu Santo y con convicción profunda. Como sabéis, ésa fue nuestra actuación entre vosotros en provecho vuestro.
Los tres misioneros trabajaron entre los tesalonicenses con la eficacia que el Espíritu Santo comunica a sus obras y hablaron con convicción profunda, no con palabras huecas. Pablo habría podido escribir aquí lo que escribió en 1Co 2:4 : «Mi palabra y mi predicación no consistían en hábiles discursos filosóficos, sino en la demostración del poder del Espíritu.» Cuando uno predica impulsado por el Espíritu, a través de su palabra el oyente se pone en contacto con el Señor. Se siente su fuerza, sopla su Espíritu. La experiencia espiritual viva de la presencia del Señor, que actúa en la palabra de su enviado y aparece tras él, es más convincente que todas las razones. Quien quiere oír la palabra de Dios no debe buscar la sabiduría de este mundo, no debe ir sólo tras el pensamiento y la reflexión, sino atender al soplo del Espíritu de Cristo y buscar la presencia del Señor.
Los tres misioneros, llenos del Espíritu, predicaron con gran convicción. La fuerza de Cristo, la actuación del Espíritu Santo, no pasa por encima del predicador o a través de él sin afectarle. El Espíritu del Señor se sirve de esa seguridad personal; es la fuerza de Cristo la que se manifiesta en ella y conmueve los corazones de los oyentes. Esa convicción es la que hace del predicador instrumento especial del Señor, instrumento que acerca al Señor y lo hace patente. Así es como hay que predicar y dar testimonio, si se quiere que brote una fe viva…
Sin servicialidad y sin entrega es imposible todo obrar espiritual, pues los dones del Espíritu son activos solo en razón del amor que se ofrece, únicamente en la medida en que son auténticos servicios. Todo aconteció en beneficio de los tesalonicenses. El esfuerzo del amor fue lo que hizo posible la obra de la fe, la edificación de la comunidad de Tesalónica; ese esfuerzo y esa preocupación no dejaron descansar a Pablo de día ni de noche (cf. 2,9-12). Los dones espirituales son simples servicios, se dan «en provecho» de otros (cf. 1Co 12:7), deben servir para edificación de la comunidad. Sólo cuando hay entrega servicial, compromiso personal, se liberan y derraman esos dones proporcionalmente a la entrega.
b) Acogida al mensaje (1,6-10).
6 Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la palabra, en medio de muchas tribulaciones, pero con la alegría del Espíritu Santo.
Sabemos lo que es seguir a Cristo, pero, ¿cómo puede esperar Pablo que le imitemos también a él, al apóstol? Cristo nos sale al encuentro en el apóstol. Hacerse cristiano equivale, pues, en concreto, a aceptar la forma apostólica de vida, que procede del Señor mismo. Aceptar la forma apostólica de vida incluye dos cosas: acoger la fe e imitar la vida. Junto con el ministerio de la predicación, el Señor había dado a los apóstoles santidad ejemplar; por esa razón el apóstol no debe separar meticulosamente ambos aspectos. Su ministerio, que proclama y garantiza la fe, y la vida, que da testimonio de la fe y la hace patente, constituyen una gran unidad. Los obispos, como sucesores de los apóstoles, pueden pedir aún hoy que se acepte su doctrina, pero sólo los santos, que perpetúan la plenitud apostólica ejemplar, pueden pedir que se les imite moralmente. Fijarse en los apóstoles y en los que caminan como ellos forma parte, pues, de la profesión de fe y de la profesión moral de la Iglesia, porque el Espíritu de Cristo se encarna en la Iglesia, en los que tienen un cargo en ella y en sus santos. Se nos exige un «espíritu eclesial» que nos impulse a adherirnos a los que tienen un cargo y a fijarnos en los santos. Obrando así, seguimos a Cristo.
La palabra de Dios, allí donde es predicada en toda su novedad y autenticidad, excita alegría espiritual y gozo interior. En esa alegría se reconoce la acción del Espíritu Santo, que nos impulsa a dar un sí gozoso a las verdades de fe, a asentir con alegría. Una predicación que no despierta alegría en los creyentes no es suficientemente auténtica; una fe que no produce gozo no es sana.
Esa alegría de la fe permanece incluso en medio de la tribulación y de las persecuciones. Más adelante (2,14) se toca de nuevo este punto, y en /2Co/08/02 dice Pablo, hablando de la comunidad de Macedonia: «En medio de múltiples pruebas de tribulación su abundante alegría… se ha desbordado…» En el plano natural, las calamidades deprimen; pero la alegría se alimenta de fuerzas más profundas, que en la persecución crecen, en vez de disminuir. Toda la alegría pascual es fruto de la muerte de Jesús en la cruz.
7…así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya. 8a Desde vuestra comunidad la palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y Acaya; sino que…
La comunidad de Tesalónica, ciudad comercial de mucho tráfico, fue para toda Grecia algo así como la ciudad puesta sobre una montaña (Mat 5:14), que se ve desde lejos. Quien ha aceptado la palabra de Dios y la forma apostólica de vida es un ejemplo en el que los demás pueden ver cuál es la verdadera vida cristiana.
La vida cristiana que es realmente viva da testimonio de sí misma. La fe gozosa no puede permanecer escondida en el corazón: resuena como una canción alegre entre las montañas. Cuando la palabra de Dios se ha recibido con alegría espiritual y ha empapado el corazón, se convierte espontáneamente en un canto proselitista. La fe viva es activa; es la raíz de todo el trabajo apostólico y del éxito misionero.
8b…en todas partes vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada. 9a Ellos mismos cuentan cómo llegamos a vosotros…
La fundación de las primeras comunidades en suelo europeo había despertado gran júbilo en toda la Iglesia, aún joven. Los cristianos están siempre atentos a la actuación de Dios, y cuando le ven en acción se lo cuentan unos a otros. La actuación de Dios es el único tema digno de ser tratado. Hay muchas palabras ociosas (Mat 12:36 :). Lo que realmente importa es dar cuenta a los demás, con corazón alegre, de los dones recibidos, que proclaman la actuación de Dios; la narración de esos dones produce alegría y confianza.
9b … cómo os convertisteis a Dios, abandonando los ídolos, para servir al Dios viviente y verdadero…
En las sinagogas solían reunirse muchos gentiles, simpatizantes con la fe judía. Al dirigirse a ellos, Pablo debía hablarles en forma semejante a como les hablaban los predicadores judíos, que instruían a los gentiles sobre la existencia de un único Dios viviente y verdadero, sobre el juicio futuro de Dios y sobre el Mesías esperado11. No se trata de enunciados teológicos, sino de verdades fundamentales que dan a la vida una nueva dirección. Cuando se predica al Dios viviente y verdadero, se exige una transformación de la vida; en adelante, la vida discurrirá al servicio de Dios y llena de confianza esperanzada. Cuando un hombre cae en la cuenta de que Dios existe y de quién es Dios, su vida sale de su antiguo cauce y empieza a discurrir por carriles nuevos… Una vez la conversión a Dios ha tenido lugar, toda la vida se convierte en un servicio amoroso de Dios. Al conocer al único Dios verdadero, el hombre pasa a ser siervo y su vida se hace servicio. Lo que este conocimiento nos descubre no es una nueva divinidad cultual, que exige que se le dé culto litúrgico; lo que el Dios viviente quiere es tomar a su servicio la vida entera, con todas sus manifestaciones. Ese servicio no puede limitarse a los actos de culto; Dios no quiere sólo los domingos; quiere también los días laborables.
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11.Cf. tal vez Hec 17:24-31.
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10 … y vivir aguardando la vuelta desde el cielo de su Hijo Jesús, a quien ha resucitado de entre los muertos y que os libra de la ira venidera.
Quien ha conocido al Dios verdadero, que pide que se le sirva, sabe también que habrá juicio. Por esa razón la conversión cristiana incluye una segunda actividad fundamental: la confianza esperanzada, la seguridad de escapar al castigo futuro. Esa confianza sólo puede apoyarse en Jesús. El mensaje cristiano incluye la verdad siguiente: Dios juzgará «al mundo según justicia por medio de un Hombre a quien ha designado saliendo fiador suyo al resucitarle de entre los muertos» (Hec 17:31). Pero lo que en este texto tiene Pablo ante sus ojos no es el juicio justo que Cristo realizará según las obras, sino el castigo del día de la ira. Será también Jesús quien castigue, pues «el Señor Jesús se revelará desde el cielo con los ángeles de su poder, cuando con llamas de fuego tome venganza de los que no conocen a Dios y no obedecen al Evangelio de nuestro señor Jesucristo» (2Te 1:7 s). A los suyos, en cambio, les trae «descanso» (2Te 1:7); viene a ellos, como su nombre indica, como Salvador, «pues salvará a su pueblo» (Mat 1:21). Los reunirá en torno a sí, y cuando llegue el momento los arrebatará al castigo (Mat 4:17), porque Dios no nos ha destinado a un castigo, sino a la adquisición de la salvación por medio de nuestro señor Jesucristo (Mat 5:9). Por eso el creyente no espera la venida de Cristo servilmente y lleno de temor, sino con confianza esperanzada. Es claro que esto sólo puede hacerlo quien no está continuamente pendiente de sus fallos, sino que pone todas sus esperanzas en el Señor, que quiere salvarle.
Pablo no sólo ha enseñado a los tesalonicenses a poner toda su esperanza en Cristo, sino que les ha exhortado además a aguardar el retorno de Cristo igual que se espera ansiosamente a un visitante querido. Pero sólo se puede aguardar la llegada de alguien si uno espera estar presente a ella, si uno cuenta con que vendrá realmente. Nuestra fe nos dice que el Señor vendrá «como ladrón en plena noche» (Mat 5:2). Por eso se nos pide que estemos siempre preparados, porque el Señor puede llegar en cualquier momento. La venida de Jesús, además, se anticipará para cada uno en el momento de su muerte, que tampoco conoce. La prudencia, pues, nos pide que vivamos aguardando a Dios; aguardarle debe constituir el afán vital de nuestra vida.
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
INTRODUCCIÓN
1. La iglesia en Tesalónica fue fundada por Pablo durante su segundo viaje misionero (Hch 17:1-10). De las muchas iglesias establecidas por el apóstol, sólo unas pocas (exactamente seis) recibirían una epístola neotestamentaria de parte de Pablo. De esas seis, solamente la iglesia de Corinto y la de Tesalónica recibirían la bendición de dos cartas inspiradas.
2. Pablo pasa al menos tres semanas en Tesalónica en casa de un tal Jasón (posiblemente un familiar, véase Rom 16:21) organizando la iglesia, trabajando mientras tanto en su oficio de hacer tiendas a fin de no ser una carga para los creyentes. (Véanse 1Ts 2:9; 2Ts 3:7-12.)
3. La visita dura poco porque algunos judíos que no creen al evangelio se oponen. De manera que Pablo, Timoteo y Silas tienen que salir de la ciudad para Berea al amparo de la noche.
4. También tiene que salir pronto de Berea a causa de los mismos judíos y encaminarse hacía Atenas. Timoteo y Silas se quedan en Berea.
5. Mientras estaba en Atenas envía un recado a Timoteo encargando a su joven colaborador que vaya a fortalecer la obra en Tesalónica, lo que Timoteo cumple inmediatamente (1Ts 3:1-2).
6. Desde Atenas Pablo sale para Corinto y allí se le unen más tarde Silas y Timoteo. Timoteo le da buenas noticias acerca de la obra en Tesalónica. Esto le produce a Pablo mucho gozo y escribe en este tiempo 1 y 2 a los Tesalonicenses desde Corinto.
7. La primera carta fue escrita para exhortar, establecer, instruir e inspirar. La iglesia estaba aparentemente compuesta de muchos gentiles (Hch 17:4).
8. Henrietta Mears escribe: «El éxito de Pablo en Tesalónica no es la experiencia general que han tenido los misioneros en los países paganos. Carey en la India, Judson en Birmania, Morrison en la China, Moffat en el África tuvieron que esperar todos siete años para que se convirtiera la primera persona. Pro en este caso el Espíritu Santo le permitió a Pablo hacer una cosecha rápida.» (Lo que nos dice la Biblia, Editorial Vida, pp. 497,498.)
I. La reputación de la iglesia (cap. 1Ts 1:1-10).
A. Era una iglesia activa (1Ts 1:1-3).
«Acordándonos sin cesar … de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza. ..»( 1Ts 1:3).
B. Era una iglesia elegida (1Ts 1:4-5).
«Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección» (1Ts 1:4). La elección era tanto individual como corporativa. Alcanzaba tanto al cristiano como a la congregación. La última es la que vemos aquí. A C.H. Spurgeon le preguntaron una vez cómo reconciliaba él la elección de Dios con la libertad de escoger del hombre, a lo que respondió: «¡Nunca tengo que reconciliar a los amigos!»
Estas dos grandes verdades teológicas están presentes en la Biblia. No son contradictorias sino complementarias. Toda la Trinidad está directamente involucrada en esta elección.
1. En relación con el Padre: fuimos salvados desde antes de la fundación del mundo (Efe 1:4; 2Ti 1:9).
2. En relación con el Hijo: Fuimos salvados en la cruz (Gál 2:20).
3. En relación con el Espíritu Santo: Fuimos salvados en el momento de nuestra decisión de aceptar a Cristo (1Co 12:13; Tit 3:5).
C. Era una iglesia ejemplar (1Ts 1:7). «De tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído.»
D. Era una iglesia entusiasta (1Ts 1:8).
«Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino también en todo lugar vuestra fe se ha extendido…»
El doctor Charles Ryrie comenta: «La palabra que se traduce «divulgada» es muy pintoresca. Las letras griegas simplemente cambiaron caracteres españoles para escribir nuestra palabra eco. Así la descripción es que el mensaje del evangelio estaba conmoviendo de tal forma las cuerdas de los corazones de los tesalonicenses que resonó en tonos alegres y claros en toda Grecia y en todo lugar.» (1 y 2 Tesalonicenses, Editorial Portavoz, p. 23.) Es decir, que mientras que esperaban que sonara la trompeta de Cristo, los tesalonicenses hicieron sonar su trompeta por Cristo a pleno pulmón (véase 1Ts 4:16; véase también Rom 1:8).
E. Era una iglesia expectante (1Ts 1:9-10). «… cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.» Notemos los tres tiempos del verbo en estos versículos:
1. Tiempo pasado: «os convertisteis».
2. Tiempo presente: «para servir al Dios vivo y verdadero».
3. Tiempo futuro: «esperar de los cielos a su Hijo».
Todo esto puede quedar bellamente enlazado con la declaración acerca de ellos en 1Ts 1:3, donde habla de «la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza». De forma que vemos:
4. En el pasado, volverse y mirar al Padre. Esta fue su obra de fe (véanse Jua 6:28-29; Hch 20:21).
5. En el presente, servir, mirar hacia los campos. Este fue su trabajo de amor (véanse Jua 4:35; 1Co 15:58; Heb 6:10).
6. En el futuro, mirando, esperando al Hijo. Esta fue su constancia en la esperanza (véase 2Ti 4:8). El doctor John Walwoord escribe: «Pablo fue informado de cómo Dios había obrado en los tesalonicenses, lo que había resultado en que se volvieran a Dios de los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero. Esta es una expresión muy precisa y debe ser bien entendida. No dice que se volvieran de los ídolos a Dios, sino más bien, que se volvieron a Dios de los ídolos para servir al único Dios vivo y verdadero. No se produjo una reforma primero y la fe en Cristo después, sino que la fe en Cristo sucedió primero y como resultado abandonaron los ídolos. El tiempo del verbo «convertisteis» en el griego del Nuevo Testamento es el aoristo, lo que significa que se volvieron de una vez y para siempre. Fue un acto único y definitivo.» (The Thessalonian Epistle, p. 17.)
II. Repaso de la historia de la iglesia (caps. 1Ts 2:1-20; 1Ts 3:1-13). En estos capítulos Pablo recuerda a sus lectores aquellas circunstancias que se dieron en la fundación de la iglesia en Tesalónica, según aparece en Hch 17:1-34.
A. Las actividades del pastor en Tesalónica: lo que Pablo dice acerca de sí mismo (1Ts 2:1-12; 1Ts 2:17; 1Ts 2:19-20; 1Ts 3:1-5; 1Ts 3:7-13).
B. Las actividades de las ovejas en Tesalónica: lo que el apóstol dice acerca de sus convertidos (1Ts 2:13-14; 1Ts 3:6)
C. Las actividades de la serpiente en Tesalónica: lo que Pablo dice acerca de sus enemigos los judaizantes de Tesalónica (1Ts 2:14-16; 1Ts 2:18).
Examinémoslo ahora en detalle:
A. las actividades del pastor en Tesalónica (1Ts 2:1-12; 1Ts 2:17; 1Ts 2:19-20; 1Ts 3:1-5; 1Ts 3:7-13). Pablo nos ofrece en estos versículos una descripción múltiple de sí mismo y de su ministerio.
1. El viajero esforzado (1Ts 2:1-2). «Pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición» (1Ts 2:2). El término griego del que traducimos «oposición» es agonía, del que procede también nuestra palabra agonía.
2. El mayordomo fiel (1Ts 2:3-6). «Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño» (1Ts 2:3). «Porque nunca usamos de palabras lisonjeras…» (1Ts 2:5). «Ni buscamos gloria de los hombres…» (1Ts 2:6). El apóstol declara aquí que su mensaje, motivación y método fueron todos aprobados por Dios.
3. La madre tierna (1Ts 2:7-8). «Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos» (1Ts 2:7)
El doctor Charles Ryrie comenta:
«La palabra “cuida con ternura” significa “calentar” y es usada de la forma en que un ave madre abriga a sus polluelos (Deu 22:6). La única otra vez que ocurre en el Nuevo Testamento es acerca de la relación del Señor con su Iglesia (Efe 5:29).» (Primera y Segunda Tesalonicenses, Editorial Portavoz, p. 37.)
La forma en que una madre alimenta a sus hijos es casi tan importante como el alimento que les da de comer. Esto también nos lo enseñan las Escrituras en Efe 4:15 : «Siguiendo [hablando] la verdad [el alimento] en amor [la forma]….»
4. El obrero incansable (1Ts 2:9).
«Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.»
Richard Wolff escribe:
«Pablo había aprendido a cortar y a coser la basta y peluda piel de las cabras que se usaba para hacer tiendas, calzado y esteras. Era la costumbre de los rabinos aprender un oficio.» (General Epistles and Second Thessalonian, p. 19.)
5. El ejemplo fiel (1Ts 2:10).
«Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes.»
Notemos tres palabras clave aquí:
a. Santa: su testimonio ante Dios (espiritual).
b. Justa: su testimonio ante el hombre (social).
c. Irreprensible: su testimonio ante sí mismo (personal).
Aquel testimonio ante Dios, ante el hombre y ante sí mismo en la vida de Pablo manifestaba la madurez espiritual vital que todo buen líder debe mostrar.
6. El padre amoroso (1Ts 2:11-12).
«Así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros» (1Ts 2:11).
El apóstol frecuentemente se presenta a sí mismo como un padre. (Véanse 1Co 4:14; 2Co 6:13; Gál 4:18-19; Flp 1:10.)
7. El hermano nostálgico (1Ts 2:17).
«Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, tanto más procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro.»
8. El ganador de almas expectante (1Ts 2:19-20).
«Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo.»
La Palabra de Dios menciona al menos cinco posibles galardones, y son:
a. La corona incorruptible: dada a todos aquellos que dominan la vieja naturaleza (1Co 9:25-27).
b. La corona de vida: dada a todos aquellos que soportan con éxito la tentación (Stg 1:2-3; Apo 2:10).
c. La corona de justicia: Dada a aquellos que aman de manera especial la doctrina del rapto (2Ti 4:8).
d. La corona de gloria: dada a los predicado- res y maestros fieles (1Pe 5:2-4).
e. Corona de alegría: dada a los ganadores de almas (Pro 11:30; 1Ts 2:19-20).
Notemos la declaración de Pablo en el 1Ts 2:19 : «en su venida». El término griego aquí es parousia, y es una expresión técnica que se refiere a la llegada o la visita de un rey. La palabra aparece en muchos pasajes proféticos clave del Nuevo Testamento. (Véanse Mat 24:3, Mat 24:27, Mat 24:37, Mat 24:39; 2Ts 2:8; 1Co 15:22, 1Co 15:23; 1Ts 4:13-18; Stg 5:7, Stg 5:8; 1Jn 2:28; 2Pe 1:16; 2Pe 3:4.)
9. El director de misiones (1Ts 3:1-5). Ya hemos visto cómo Pablo tuvo que salir precipitadamente de Tesalónica y Berea a causa de los judíos que se oponían al evangelio. De Berea marchó a Atenas. Mientras estaba allí pidió a Timoteo (que había quedado en Berea) que regresara a Tesalónica por un poco de tiempo para fortalecer a la naciente iglesia. En este pasaje pide a los Tesalonicenses que no le tengan lástima por sus múltiples sufrimientos. El apóstol declara que sus pruebas no le han sorprendido ni le han hecho tambalear, porque «vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos» (1Ts 3:3; véanse también Jua 16:2; 1Co 4:9; 2Ti 3:12; Hch 9:16).
William MacDonald ha escrito:
«Pablo les recuerda que incluso cuando estaba en Tesalónica les decía que los cristianos estaban llamados a sufrir aflicciones. Su predicción se cumplió en sus propias vidas, y ¡qué bien llegaron a saberlo! Las pruebas forman una disciplina necesaria en nuestras vidas:
Ponen a prueba la realidad de nuestra fe y eliminan a aquellos que meramente profesan la fe (1Pe 1:7).
Nos capacitan para confortar y exhortar a otros que están pasando por pruebas (2Co 1:4).
Nos ayudan a desarrollar ciertas gracias en nuestro carácter, como la paciencia (Rom 5:3).
Aumentan nuestro celo por extender el evangelio (Hch 4:29; Hch 5:27-29; Hch 8:3, Hch 8:4).
Nos ayudan a eliminar la escoria de nuestras vidas (Job 23:10).» (Letters to the Thessalonians, p. 44.)
10. El guerrero de la oración (1Ts 3:7-13). «Orando de noche y de día con gran insistencia…»
a. Por lo que daba gracias a Dios (1Ts 3:7-9). Pablo estaba muy agradecido por el consuelo recibido con las buenas noticias que Timoteo le había llevado acerca del progreso de la iglesia en Tesalónica. «Por ello, hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados de vosotros por medio de vuestra fe» (1Ts 3:7).
Charles Ryrie escribe:
«La palabra consolados significa más que calmante; significa “fortaleciente”, y vino a Pablo en un tiempo cuando lo necesitaba, porque estaba en medio de la presión de la necesidad y de la aflicción. Ambas palabras implican problemas externos ya que “necesidad” quiere decir “sofocante, zozobra abrumante”, y “aflicción” significa la clase de problema abrumador. Es fácil ver por qué él habla de su situación en tales términos, porque estaba en Atenas solo y recientemente había sufrido cuatro experiencias sucesivas de aparentes derrotas desde que él había puesto el pie en Europa. En Filipos había sido encarcelado y se le pidió que dejara la ciudad. En Tesalónica había sido forzado a salir y a asegurar que no regresaría. En Berea fue perseguido por los judíos y compelido a irse de allí. En Atenas había tenido un poco de éxito con los filósofos de la ciudad. Seguramente estaba en necesidades y aflicciones y estas nuevas le dieron fortaleza y vida. Le trajeron un renuevo de energía, lo cual no era una cosa pasajera, sino una fuente continua de inspiración….» (Primera y Segunda Tesalonicenses, Editorial Portavoz, p. 36.)
b. Lo que le pidió a Dios (1Ts 3:10-13):
(1) Que le fuera permitido regresar a Tesalónica.
(2) Que «el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros» (1Ts 3:12).
(3) Que Dios afirme sus corazones «irreprensibles en santidad» (1Ts 3:13).
B. Las actividades de las ovejas en Tesalónica (1Ts 2:13, 1Ts 2:14; 1Ts 3:6).
1. Habían aceptado la Palabra de Dios como la verdad en medio del sufrimiento (1Ts 2:13, 1Ts 2:14).
2. Anhelaban ver a Pablo de nuevo tanto como él deseaba verlos a ellos (1Ts 3:6).
C. Las actividades de la serpiente en Tesalónica. Los peores enemigos de Pablo en Tesalónica (como en otras partes) habían sido aquellos malévolos judaizantes. ¡Qué bien los usó Satanás!
1. Ya habían matado «al Señor Jesús y a sus propios profetas» (1Ts 2:15). (Véanse también Hch 2:23; Hch 3:15; Hch 5:30; Hch 7:52.)
2. «Y a nosotros nos expulsaron» (1Ts 2:15).
3. «No agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres» (1Ts 2:15).
4. Le habían impedido «hablar a los gentiles para que éstos se salven» (1Ts 2:16). (Véanse también Hch 13:50; Hch 14:5, Hch 19:1-41; Hch 17:5; Hch 18:12; Hch 22:22.)
Pablo ha sido acusado de antisemitismo, pero esto es totalmente infundado. El apóstol mismo era, por supuesto, un israelita y muy orgulloso de su trasfondo racial (véase Flp 3:4-5). Además, el anhelo más profundo de su corazón era la conversión de su amada nación (véanse Rom 9:1-3; Rom 10:1).
Satanás no sólo había actuado por medio de los judaizantes, sino que él mismo había obrado directamente: «Por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez; pero Satanás nos estorbó» (1Ts 2:18).
III. El traslado de la Iglesia (cap. 1Ts 4:1-18).
A. Los desafíos de este traslado (1Ts 4:1-12).
1. A causa de este traslado el cristiano debe conocer la voluntad de Dios (¿qué quiere Dios que yo haga?)
«Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación…» (1Ts 4:3).
La voluntad de Dios para los pecadores es que lleguen a ser salvos (véanse 1Ti 2:4; 2Pe 3:9). De igual manera, su voluntad para los creyentes es su santificación. Pablo aquí se refiere a un crecimiento diario en la gracia y a la madurez en la fe. El primer paso en la santificación es la consagración (véase Rom 12:1, Rom 12:2).
2. Debido a este traslado, el cristiano debe conocer la manera de obrar de Dios (¿cómo quiere Dios que lo haga?).
a. Absteniéndose de la fornicación (1Ts 4:3). Esta es una referencia a los pecados sexuales en general.
b. No defraudando al hermano (1Ts 4:6).
c. Amando a su hermano (1Ts 4:9).
d. Trabajando diligentemente y esperando con paciencia el gran día del traslado de Dios (1Ts 4:11, 1Ts 4:12).
B. La cronología de este traslado (1Ts 4:13-18). En este gran pasaje Pablo responde a preguntas que habían preocupado a los tesalonicenses. Cuando estuvo entre ellos (Hch 17:1-34) habían aprendido sin duda muchas verdades preciosas acerca del retomo glorioso de Cristo a la tierra y del establecimiento de su reino. De hecho, para algunos esto les pareció que era algo inminente. Pero desde que el apóstol se marchó, algunos creyentes habían muerto. Ellos obviamente no estarían en la tierra en el momento de la Segunda Venida de Cristo. ¿Significaba esto que ellos se iban a perder algo? Este es el trasfondo del gran pasaje sobre el rapto que encontramos en este capítulo 1Ts 4:1-18.
Los siguientes seis versículos (1Ts 4:13-18) nos hablan de:
1. Una realización: «Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza» (1Ts 4:13). Esta es una de las cuatro áreas clave en las que Pablo no quiere que seamos ignorantes. Las otras tres son:
a. Los eventos del Antiguo Testamento (1Co 10:1).
b. La restauración de Israel (Rom 11:25).
c. La manifestación de los dones espirituales (1Co 12:1).
2. Un reposo: «Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él» (1Ts 4:14).
La muerte de los creyentes es tenida como un sueño apacible. (Véanse Mat 27:52; Jua 11:11; Hch 7:60; Hch 13:36; 1Co 15:6, 1Co 15:18, 1Co 15:20, 1Co 15:51; 2Pe 3:4.) No obstante, debemos aclarar rápidamente que este versículo no enseña el sueño del alma. Esa doctrina sin base escritural es refutada por Mat 17:3 y Apo 6:9-11.
3. Una revelación: «Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron» (1Ts 4:15).
Notemos el uso que hace Pablo del pronombre «nosotros». El apóstol esperaba aparentemente estar presente cuando Cristo viniera. Pero más tarde supo que no sería así. (Véase 2Ti 4:6.)
4. Un regreso: «Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo…» (1Ts 4:16).
Se supone que Miguel será el arcángel en razón de Dan 12:1, Dan 12:2. Sin embargo, es razonable sugerir que pudiera ser Gabriel el arcángel involucrado en esta ocasión por la parte tan vital que él jugó en los hechos relacionados con la primera venida de Cristo. (Véanse Luc 1:19, Luc 1:26; Mat 1:20; Mat 2:13.)
5. Una resurrección: «… y los muertos en Cristo resucitarán primero» (1Ts 4:16).
6. El rapto: «Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes» (1Ts 4:17 a).
7. La reunión: «… para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor» (1Ts 4:17 b).
8. Una reafirmación: «Por lo tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras» (1Ts 4:18).
IV. La responsabilidad de la iglesia (cap. 1Ts 5:1-28).
Esta sección final de la epístola de Pablo puede ser conocida como la descripción de la iglesia ideal.
A. Velad (1Ts 5:1-11).
«Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios» (1Ts 5:6).
1. Por lo que debemos velar: el glorioso retomo de Cristo.
2. Por qué debemos estar esperándolo:
a. Por lo que somos: «Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día…» (1Ts 5:5).
Por el contrario, los no salvos son hijos de la noche y de las tinieblas. Un día el Sol de justicia aparecerá y en sus alas traerá sanidad (salvación) (Mal 4:2). Es, por tanto, lógico que los hijos de la luz esperen ese día glorioso.
b. Por causa de aquello de lo que somos liberados: «Porque no nos ha puesto Dios para ira…» (1Ts 5:9). Esto es tanto una referencia a la ira externa (Jua 3:36; Col 3:6) como la de la tribulación (Apo 6:17; Apo 15:1; Apo 11:18). Pablo empieza y termina su epístola a la iglesia de los Tesalonicenses con esta preciosa promesa. (1Ts 1:9 con 1Ts 5:9.) Notemos la conclusión del apóstol aquí en 1Ts 5:10 :
«Quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.»
William MacDonald escribe:
«Este versículo enfatiza el precio tan tremendo que pagó nuestro Señor Jesucristo para librarnos de la ira y asegurar nuestra salvación. Murió por nosotros para que velando o durmiendo vivamos juntos con él. Nos encontraremos con dos clases de creyentes en su venida:
(1) aquellos que hayan muerto;
(2) aquellos que estén vivos. De los primeros se dice que están durmiendo, de los posteriores que estarán despiertos. Bien sea que estemos entre los vivos o entre los muertos al tiempo de su venida, viviremos con él. Los creyentes que mueren no pierden nada. El Señor le dijo lo mismo a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto [esto es, un cristiano que haya muerto], vivirá [será levantado en el rapto]. Y todo aquel que vive y cree en mí [un creyente que esté vivo en el tiempo del rapto], no morirá eternamente” (Jua 11:25, Jua 11:26).» (Letters to the Thessalonians, p. 68.)
B. Ser respetuosos (1Ts 5:12, 1Ts 5:13).
«Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros.» (Véanse también 1Pe 5:1-5; Heb 13:7-9, Heb 13:14, Heb 13:17.)
C. Ser cuidadosos (1Ts 5:14, 1Ts 5:15).
«También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. Mirad que nadie pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos.»
1. Que es lo que debían hacer:
a. Amonestar a los ociosos. El término griego aquí es atakios, que se refiere a soldados que desertan de su unidad.
b. Alentar a los de poco ánimo. Quizá un término mejor aquí es atemorizados.
c. Sostener a los débiles, los inmaduros. (Véase Rom 14:1-23.)
2. Lo que no deben hacer: «Mirad que ninguno pague a otro mal por mal….» (Véanse también Rom 12:17; 1Pe 3:9.)
D. Estar gozosos (1Ts 5:16). «Estad siempre gozosos.»
Este versículo es el más corto en el Nuevo Testamento griego (y no Jua 11:35). Es, sin embargo, uno de los más difíciles de guardar.
E. Orar (1Ts 5:17). «Orad sin cesar.» Charles Ryrie escribe:
«El gozo del cristiano lo pone en la disposición propia para orar sin cesar. Pablo ya ha usado la palabra sin cesar dos veces con respecto a su propio recuerdo de los tesalonicenses (1Ts 1:3; 1Ts 2:13) y ahora la impone sobre los creyentes. Fuera del Nuevo Testamento a veces se utiliza esta palabra para referirse a una tos seca e ilustra adecuadamente lo que Pablo tiene presente acerca de la oración. De la misma forma como una persona con una tos seca, que no es siempre audible al toser aunque la tendencia a toser esté siempre allí, así el cristiano que ora sin cesar no está siempre orando audiblemente y, sin embargo, la oración es siempre la actitud de su corazón y de su vida.» (Primera y Segunda Tesalonicenses, Editorial Portavoz, p. 60.)
F. Ser agradecidos (1Ts 5:18).
«Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.» (Véanse también Efe 5:20; Col 3:17; Flp 4:6.)
La importancia de este mandamiento no podrá ser nunca enfatizada en exceso. La cura para el orgullo en nuestras vidas no es la práctica de la humildad, porque terminamos volviéndonos orgullosos de nuestra piedad, sino la gratitud. En Rom 1:1-32 Pablo describe la terrible situación final de la apostasía mundial de los gentiles. El cuadro que pinta es uno de los escalofriantes de toda la Biblia. ¿Qué crimen tan horrible podría causar todo esto? Veamos su respuesta:
«Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias….» (Rom 1:21).
Alguien ha ofrecido la siguiente pequeña regla: «No se preocupe por nada, ore en todo tiempo, sea agradecido por todo.»
G. Ser fieles (1Ts 5:19-28).
1. «No apaguéis al Espíritu» (1Ts 5:19). El Espíritu Santo es como un fuego. (Véanse Mat 3:11; Luc 3:16; Hch 2:3; Mar 9:48; Heb 11:34.) Apagar el Espíritu es uno de los dos pecados que el creyente puede cometer contra la bendita tercera persona de la Trinidad que mora en nuestros corazones. El otro es contristar (Efe 4:30). Apagar el Espíritu es no hacer aquello que él quiere que hagamos, mientras que contristarlo es hacer lo que no quiere que hagamos.
2. «No menospreciéis las profecías» (1Ts 5:20). La iglesia en Tesalónica se había ido aparentemente a un extremo en este asunto, mientras la iglesias de Corinto se fueron más tarde al otro extremo. (Véase 1Co 14:1-40.)
3. «Examinadlo todo» (1Ts 5:21 a). Oledlo todo, pero no os traguéis cualquier cosa.
4. «Retened lo bueno» (1Ts 5:21 b).
5. «Absteneos de toda especie de mal» (1Ts 5:22).
Notemos ahora su gran conclusión (1Ts 5:23-28): «Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará. Hermanos, orad por nosotros. Saludad a todos los hermanos con ósculo santo. Os conjuro por el Señor, que esta carta se lea a todos los santos hermanos. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén.»
El versículo en 1Ts 5:23 se ha usado como un apoyo principal para la doctrina de la tricotomía, que enseña que el hombre es un ser triple, compuesto de espíritu, alma y cuerpo. Sea lo que fuere que esté implícito en este versículo, Pablo está pidiendo que Dios santifique la totalidad del creyente. Dios no está involucrado en «salvar almas», sino en santificar individuos. Jesús enfatizó esto fuertemente (véase Mat 22:36-40).
Notemos las palabras finales del 1Ts 5:23 : «… para la venida de nuestro Señor Jesucristo.» Pablo termina este capítulo como lo ha hecho con los cuatro anteriores, con una referencia a la Segunda Venida de Cristo. En el primer capítulo (1Ts 1:10) lo conecta con la salvación; en el segundo (1Ts 2:19, 1Ts 2:20), con el servicio; en el tercero (1Ts 3:13) con la estabilidad; en el cuarto (1Ts 4:18) con el dolor; y aquí con la santificación.
Pablo pide que esta epístola sea leída «a todos los santos hermanos» (1Ts 5:27; véanse también Col 4:16; 1Ti 4:13; Apo 1:3).
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
INTRODUCCIÓN
1. La iglesia en Tesalónica fue fundada por Pablo durante su segundo viaje misionero (Hch 17:1-10). De las muchas iglesias establecidas por el apóstol, sólo unas pocas (exactamente seis) recibirían una epístola neotestamentaria de parte de Pablo. De esas seis, solamente la iglesia de Corinto y la de Tesalónica recibirían la bendición de dos cartas inspiradas.
2. Pablo pasa al menos tres semanas en Tesalónica en casa de un tal Jasón (posiblemente un familiar, véase Rom 16:21) organizando la iglesia, trabajando mientras tanto en su oficio de hacer tiendas a fin de no ser una carga para los creyentes. (Véanse 1Ts 2:9; 2Ts 3:7-12.)
3. La visita dura poco porque algunos judíos que no creen al evangelio se oponen. De manera que Pablo, Timoteo y Silas tienen que salir de la ciudad para Berea al amparo de la noche.
4. También tiene que salir pronto de Berea a causa de los mismos judíos y encaminarse hacía Atenas. Timoteo y Silas se quedan en Berea.
5. Mientras estaba en Atenas envía un recado a Timoteo encargando a su joven colaborador que vaya a fortalecer la obra en Tesalónica, lo que Timoteo cumple inmediatamente (1Ts 3:1-2).
6. Desde Atenas Pablo sale para Corinto y allí se le unen más tarde Silas y Timoteo. Timoteo le da buenas noticias acerca de la obra en Tesalónica. Esto le produce a Pablo mucho gozo y escribe en este tiempo 1 y 2 a los Tesalonicenses desde Corinto.
7. La primera carta fue escrita para exhortar, establecer, instruir e inspirar. La iglesia estaba aparentemente compuesta de muchos gentiles (Hch 17:4).
8. Henrietta Mears escribe: «El éxito de Pablo en Tesalónica no es la experiencia general que han tenido los misioneros en los países paganos. Carey en la India, Judson en Birmania, Morrison en la China, Moffat en el África tuvieron que esperar todos siete años para que se convirtiera la primera persona. Pro en este caso el Espíritu Santo le permitió a Pablo hacer una cosecha rápida.» (Lo que nos dice la Biblia, Editorial Vida, pp. 497,498.)
I. La reputación de la iglesia (cap. 1Ts 1:1-10).
A. Era una iglesia activa (1Ts 1:1-3).
«Acordándonos sin cesar … de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza. ..»( 1Ts 1:3).
B. Era una iglesia elegida (1Ts 1:4-5).
«Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección» (1Ts 1:4). La elección era tanto individual como corporativa. Alcanzaba tanto al cristiano como a la congregación. La última es la que vemos aquí. A C.H. Spurgeon le preguntaron una vez cómo reconciliaba él la elección de Dios con la libertad de escoger del hombre, a lo que respondió: «¡Nunca tengo que reconciliar a los amigos!»
Estas dos grandes verdades teológicas están presentes en la Biblia. No son contradictorias sino complementarias. Toda la Trinidad está directamente involucrada en esta elección.
1. En relación con el Padre: fuimos salvados desde antes de la fundación del mundo (Efe 1:4; 2Ti 1:9).
2. En relación con el Hijo: Fuimos salvados en la cruz (Gál 2:20).
3. En relación con el Espíritu Santo: Fuimos salvados en el momento de nuestra decisión de aceptar a Cristo (1Co 12:13; Tit 3:5).
C. Era una iglesia ejemplar (1Ts 1:7). «De tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído.»
D. Era una iglesia entusiasta (1Ts 1:8).
«Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino también en todo lugar vuestra fe se ha extendido…»
El doctor Charles Ryrie comenta: «La palabra que se traduce «divulgada» es muy pintoresca. Las letras griegas simplemente cambiaron caracteres españoles para escribir nuestra palabra eco. Así la descripción es que el mensaje del evangelio estaba conmoviendo de tal forma las cuerdas de los corazones de los tesalonicenses que resonó en tonos alegres y claros en toda Grecia y en todo lugar.» (1 y 2 Tesalonicenses, Editorial Portavoz, p. 23.) Es decir, que mientras que esperaban que sonara la trompeta de Cristo, los tesalonicenses hicieron sonar su trompeta por Cristo a pleno pulmón (véase 1Ts 4:16; véase también Rom 1:8).
E. Era una iglesia expectante (1Ts 1:9-10). «… cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.» Notemos los tres tiempos del verbo en estos versículos:
1. Tiempo pasado: «os convertisteis».
2. Tiempo presente: «para servir al Dios vivo y verdadero».
3. Tiempo futuro: «esperar de los cielos a su Hijo».
Todo esto puede quedar bellamente enlazado con la declaración acerca de ellos en 1Ts 1:3, donde habla de «la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza». De forma que vemos:
4. En el pasado, volverse y mirar al Padre. Esta fue su obra de fe (véanse Jua 6:28-29; Hch 20:21).
5. En el presente, servir, mirar hacia los campos. Este fue su trabajo de amor (véanse Jua 4:35; 1Co 15:58; Heb 6:10).
6. En el futuro, mirando, esperando al Hijo. Esta fue su constancia en la esperanza (véase 2Ti 4:8). El doctor John Walwoord escribe: «Pablo fue informado de cómo Dios había obrado en los tesalonicenses, lo que había resultado en que se volvieran a Dios de los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero. Esta es una expresión muy precisa y debe ser bien entendida. No dice que se volvieran de los ídolos a Dios, sino más bien, que se volvieron a Dios de los ídolos para servir al único Dios vivo y verdadero. No se produjo una reforma primero y la fe en Cristo después, sino que la fe en Cristo sucedió primero y como resultado abandonaron los ídolos. El tiempo del verbo «convertisteis» en el griego del Nuevo Testamento es el aoristo, lo que significa que se volvieron de una vez y para siempre. Fue un acto único y definitivo.» (The Thessalonian Epistle, p. 17.)
II. Repaso de la historia de la iglesia (caps. 1Ts 2:1-20; 1Ts 3:1-13). En estos capítulos Pablo recuerda a sus lectores aquellas circunstancias que se dieron en la fundación de la iglesia en Tesalónica, según aparece en Hch 17:1-34.
A. Las actividades del pastor en Tesalónica: lo que Pablo dice acerca de sí mismo (1Ts 2:1-12; 1Ts 2:17; 1Ts 2:19-20; 1Ts 3:1-5; 1Ts 3:7-13).
B. Las actividades de las ovejas en Tesalónica: lo que el apóstol dice acerca de sus convertidos (1Ts 2:13-14; 1Ts 3:6)
C. Las actividades de la serpiente en Tesalónica: lo que Pablo dice acerca de sus enemigos los judaizantes de Tesalónica (1Ts 2:14-16; 1Ts 2:18).
Examinémoslo ahora en detalle:
A. las actividades del pastor en Tesalónica (1Ts 2:1-12; 1Ts 2:17; 1Ts 2:19-20; 1Ts 3:1-5; 1Ts 3:7-13). Pablo nos ofrece en estos versículos una descripción múltiple de sí mismo y de su ministerio.
1. El viajero esforzado (1Ts 2:1-2). «Pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición» (1Ts 2:2). El término griego del que traducimos «oposición» es agonía, del que procede también nuestra palabra agonía.
2. El mayordomo fiel (1Ts 2:3-6). «Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño» (1Ts 2:3). «Porque nunca usamos de palabras lisonjeras…» (1Ts 2:5). «Ni buscamos gloria de los hombres…» (1Ts 2:6). El apóstol declara aquí que su mensaje, motivación y método fueron todos aprobados por Dios.
3. La madre tierna (1Ts 2:7-8). «Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos» (1Ts 2:7)
El doctor Charles Ryrie comenta:
«La palabra “cuida con ternura” significa “calentar” y es usada de la forma en que un ave madre abriga a sus polluelos (Deu 22:6). La única otra vez que ocurre en el Nuevo Testamento es acerca de la relación del Señor con su Iglesia (Efe 5:29).» (Primera y Segunda Tesalonicenses, Editorial Portavoz, p. 37.)
La forma en que una madre alimenta a sus hijos es casi tan importante como el alimento que les da de comer. Esto también nos lo enseñan las Escrituras en Efe 4:15 : «Siguiendo [hablando] la verdad [el alimento] en amor [la forma]….»
4. El obrero incansable (1Ts 2:9).
«Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.»
Richard Wolff escribe:
«Pablo había aprendido a cortar y a coser la basta y peluda piel de las cabras que se usaba para hacer tiendas, calzado y esteras. Era la costumbre de los rabinos aprender un oficio.» (General Epistles and Second Thessalonian, p. 19.)
5. El ejemplo fiel (1Ts 2:10).
«Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes.»
Notemos tres palabras clave aquí:
a. Santa: su testimonio ante Dios (espiritual).
b. Justa: su testimonio ante el hombre (social).
c. Irreprensible: su testimonio ante sí mismo (personal).
Aquel testimonio ante Dios, ante el hombre y ante sí mismo en la vida de Pablo manifestaba la madurez espiritual vital que todo buen líder debe mostrar.
6. El padre amoroso (1Ts 2:11-12).
«Así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros» (1Ts 2:11).
El apóstol frecuentemente se presenta a sí mismo como un padre. (Véanse 1Co 4:14; 2Co 6:13; Gál 4:18-19; Flp 1:10.)
7. El hermano nostálgico (1Ts 2:17).
«Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, tanto más procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro.»
8. El ganador de almas expectante (1Ts 2:19-20).
«Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo.»
La Palabra de Dios menciona al menos cinco posibles galardones, y son:
a. La corona incorruptible: dada a todos aquellos que dominan la vieja naturaleza (1Co 9:25-27).
b. La corona de vida: dada a todos aquellos que soportan con éxito la tentación (Stg 1:2-3; Apo 2:10).
c. La corona de justicia: Dada a aquellos que aman de manera especial la doctrina del rapto (2Ti 4:8).
d. La corona de gloria: dada a los predicado- res y maestros fieles (1Pe 5:2-4).
e. Corona de alegría: dada a los ganadores de almas (Pro 11:30; 1Ts 2:19-20).
Notemos la declaración de Pablo en el 1Ts 2:19 : «en su venida». El término griego aquí es parousia, y es una expresión técnica que se refiere a la llegada o la visita de un rey. La palabra aparece en muchos pasajes proféticos clave del Nuevo Testamento. (Véanse Mat 24:3, Mat 24:27, Mat 24:37, Mat 24:39; 2Ts 2:8; 1Co 15:22, 1Co 15:23; 1Ts 4:13-18; Stg 5:7, Stg 5:8; 1Jn 2:28; 2Pe 1:16; 2Pe 3:4.)
9. El director de misiones (1Ts 3:1-5). Ya hemos visto cómo Pablo tuvo que salir precipitadamente de Tesalónica y Berea a causa de los judíos que se oponían al evangelio. De Berea marchó a Atenas. Mientras estaba allí pidió a Timoteo (que había quedado en Berea) que regresara a Tesalónica por un poco de tiempo para fortalecer a la naciente iglesia. En este pasaje pide a los Tesalonicenses que no le tengan lástima por sus múltiples sufrimientos. El apóstol declara que sus pruebas no le han sorprendido ni le han hecho tambalear, porque «vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos» (1Ts 3:3; véanse también Jua 16:2; 1Co 4:9; 2Ti 3:12; Hch 9:16).
William MacDonald ha escrito:
«Pablo les recuerda que incluso cuando estaba en Tesalónica les decía que los cristianos estaban llamados a sufrir aflicciones. Su predicción se cumplió en sus propias vidas, y ¡qué bien llegaron a saberlo! Las pruebas forman una disciplina necesaria en nuestras vidas:
Ponen a prueba la realidad de nuestra fe y eliminan a aquellos que meramente profesan la fe (1Pe 1:7).
Nos capacitan para confortar y exhortar a otros que están pasando por pruebas (2Co 1:4).
Nos ayudan a desarrollar ciertas gracias en nuestro carácter, como la paciencia (Rom 5:3).
Aumentan nuestro celo por extender el evangelio (Hch 4:29; Hch 5:27-29; Hch 8:3, Hch 8:4).
Nos ayudan a eliminar la escoria de nuestras vidas (Job 23:10).» (Letters to the Thessalonians, p. 44.)
10. El guerrero de la oración (1Ts 3:7-13). «Orando de noche y de día con gran insistencia…»
a. Por lo que daba gracias a Dios (1Ts 3:7-9). Pablo estaba muy agradecido por el consuelo recibido con las buenas noticias que Timoteo le había llevado acerca del progreso de la iglesia en Tesalónica. «Por ello, hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados de vosotros por medio de vuestra fe» (1Ts 3:7).
Charles Ryrie escribe:
«La palabra consolados significa más que calmante; significa “fortaleciente”, y vino a Pablo en un tiempo cuando lo necesitaba, porque estaba en medio de la presión de la necesidad y de la aflicción. Ambas palabras implican problemas externos ya que “necesidad” quiere decir “sofocante, zozobra abrumante”, y “aflicción” significa la clase de problema abrumador. Es fácil ver por qué él habla de su situación en tales términos, porque estaba en Atenas solo y recientemente había sufrido cuatro experiencias sucesivas de aparentes derrotas desde que él había puesto el pie en Europa. En Filipos había sido encarcelado y se le pidió que dejara la ciudad. En Tesalónica había sido forzado a salir y a asegurar que no regresaría. En Berea fue perseguido por los judíos y compelido a irse de allí. En Atenas había tenido un poco de éxito con los filósofos de la ciudad. Seguramente estaba en necesidades y aflicciones y estas nuevas le dieron fortaleza y vida. Le trajeron un renuevo de energía, lo cual no era una cosa pasajera, sino una fuente continua de inspiración….» (Primera y Segunda Tesalonicenses, Editorial Portavoz, p. 36.)
b. Lo que le pidió a Dios (1Ts 3:10-13):
(1) Que le fuera permitido regresar a Tesalónica.
(2) Que «el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros» (1Ts 3:12).
(3) Que Dios afirme sus corazones «irreprensibles en santidad» (1Ts 3:13).
B. Las actividades de las ovejas en Tesalónica (1Ts 2:13, 1Ts 2:14; 1Ts 3:6).
1. Habían aceptado la Palabra de Dios como la verdad en medio del sufrimiento (1Ts 2:13, 1Ts 2:14).
2. Anhelaban ver a Pablo de nuevo tanto como él deseaba verlos a ellos (1Ts 3:6).
C. Las actividades de la serpiente en Tesalónica. Los peores enemigos de Pablo en Tesalónica (como en otras partes) habían sido aquellos malévolos judaizantes. ¡Qué bien los usó Satanás!
1. Ya habían matado «al Señor Jesús y a sus propios profetas» (1Ts 2:15). (Véanse también Hch 2:23; Hch 3:15; Hch 5:30; Hch 7:52.)
2. «Y a nosotros nos expulsaron» (1Ts 2:15).
3. «No agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres» (1Ts 2:15).
4. Le habían impedido «hablar a los gentiles para que éstos se salven» (1Ts 2:16). (Véanse también Hch 13:50; Hch 14:5, Hch 19:1-41; Hch 17:5; Hch 18:12; Hch 22:22.)
Pablo ha sido acusado de antisemitismo, pero esto es totalmente infundado. El apóstol mismo era, por supuesto, un israelita y muy orgulloso de su trasfondo racial (véase Flp 3:4-5). Además, el anhelo más profundo de su corazón era la conversión de su amada nación (véanse Rom 9:1-3; Rom 10:1).
Satanás no sólo había actuado por medio de los judaizantes, sino que él mismo había obrado directamente: «Por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez; pero Satanás nos estorbó» (1Ts 2:18).
III. El traslado de la Iglesia (cap. 1Ts 4:1-18).
A. Los desafíos de este traslado (1Ts 4:1-12).
1. A causa de este traslado el cristiano debe conocer la voluntad de Dios (¿qué quiere Dios que yo haga?)
«Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación…» (1Ts 4:3).
La voluntad de Dios para los pecadores es que lleguen a ser salvos (véanse 1Ti 2:4; 2Pe 3:9). De igual manera, su voluntad para los creyentes es su santificación. Pablo aquí se refiere a un crecimiento diario en la gracia y a la madurez en la fe. El primer paso en la santificación es la consagración (véase Rom 12:1, Rom 12:2).
2. Debido a este traslado, el cristiano debe conocer la manera de obrar de Dios (¿cómo quiere Dios que lo haga?).
a. Absteniéndose de la fornicación (1Ts 4:3). Esta es una referencia a los pecados sexuales en general.
b. No defraudando al hermano (1Ts 4:6).
c. Amando a su hermano (1Ts 4:9).
d. Trabajando diligentemente y esperando con paciencia el gran día del traslado de Dios (1Ts 4:11, 1Ts 4:12).
B. La cronología de este traslado (1Ts 4:13-18). En este gran pasaje Pablo responde a preguntas que habían preocupado a los tesalonicenses. Cuando estuvo entre ellos (Hch 17:1-34) habían aprendido sin duda muchas verdades preciosas acerca del retomo glorioso de Cristo a la tierra y del establecimiento de su reino. De hecho, para algunos esto les pareció que era algo inminente. Pero desde que el apóstol se marchó, algunos creyentes habían muerto. Ellos obviamente no estarían en la tierra en el momento de la Segunda Venida de Cristo. ¿Significaba esto que ellos se iban a perder algo? Este es el trasfondo del gran pasaje sobre el rapto que encontramos en este capítulo 1Ts 4:1-18.
Los siguientes seis versículos (1Ts 4:13-18) nos hablan de:
1. Una realización: «Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza» (1Ts 4:13). Esta es una de las cuatro áreas clave en las que Pablo no quiere que seamos ignorantes. Las otras tres son:
a. Los eventos del Antiguo Testamento (1Co 10:1).
b. La restauración de Israel (Rom 11:25).
c. La manifestación de los dones espirituales (1Co 12:1).
2. Un reposo: «Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él» (1Ts 4:14).
La muerte de los creyentes es tenida como un sueño apacible. (Véanse Mat 27:52; Jua 11:11; Hch 7:60; Hch 13:36; 1Co 15:6, 1Co 15:18, 1Co 15:20, 1Co 15:51; 2Pe 3:4.) No obstante, debemos aclarar rápidamente que este versículo no enseña el sueño del alma. Esa doctrina sin base escritural es refutada por Mat 17:3 y Apo 6:9-11.
3. Una revelación: «Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron» (1Ts 4:15).
Notemos el uso que hace Pablo del pronombre «nosotros». El apóstol esperaba aparentemente estar presente cuando Cristo viniera. Pero más tarde supo que no sería así. (Véase 2Ti 4:6.)
4. Un regreso: «Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo…» (1Ts 4:16).
Se supone que Miguel será el arcángel en razón de Dan 12:1, Dan 12:2. Sin embargo, es razonable sugerir que pudiera ser Gabriel el arcángel involucrado en esta ocasión por la parte tan vital que él jugó en los hechos relacionados con la primera venida de Cristo. (Véanse Luc 1:19, Luc 1:26; Mat 1:20; Mat 2:13.)
5. Una resurrección: «… y los muertos en Cristo resucitarán primero» (1Ts 4:16).
6. El rapto: «Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes» (1Ts 4:17 a).
7. La reunión: «… para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor» (1Ts 4:17 b).
8. Una reafirmación: «Por lo tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras» (1Ts 4:18).
IV. La responsabilidad de la iglesia (cap. 1Ts 5:1-28).
Esta sección final de la epístola de Pablo puede ser conocida como la descripción de la iglesia ideal.
A. Velad (1Ts 5:1-11).
«Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios» (1Ts 5:6).
1. Por lo que debemos velar: el glorioso retomo de Cristo.
2. Por qué debemos estar esperándolo:
a. Por lo que somos: «Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día…» (1Ts 5:5).
Por el contrario, los no salvos son hijos de la noche y de las tinieblas. Un día el Sol de justicia aparecerá y en sus alas traerá sanidad (salvación) (Mal 4:2). Es, por tanto, lógico que los hijos de la luz esperen ese día glorioso.
b. Por causa de aquello de lo que somos liberados: «Porque no nos ha puesto Dios para ira…» (1Ts 5:9). Esto es tanto una referencia a la ira externa (Jua 3:36; Col 3:6) como la de la tribulación (Apo 6:17; Apo 15:1; Apo 11:18). Pablo empieza y termina su epístola a la iglesia de los Tesalonicenses con esta preciosa promesa. (1Ts 1:9 con 1Ts 5:9.) Notemos la conclusión del apóstol aquí en 1Ts 5:10 :
«Quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.»
William MacDonald escribe:
«Este versículo enfatiza el precio tan tremendo que pagó nuestro Señor Jesucristo para librarnos de la ira y asegurar nuestra salvación. Murió por nosotros para que velando o durmiendo vivamos juntos con él. Nos encontraremos con dos clases de creyentes en su venida:
(1) aquellos que hayan muerto;
(2) aquellos que estén vivos. De los primeros se dice que están durmiendo, de los posteriores que estarán despiertos. Bien sea que estemos entre los vivos o entre los muertos al tiempo de su venida, viviremos con él. Los creyentes que mueren no pierden nada. El Señor le dijo lo mismo a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto [esto es, un cristiano que haya muerto], vivirá [será levantado en el rapto]. Y todo aquel que vive y cree en mí [un creyente que esté vivo en el tiempo del rapto], no morirá eternamente” (Jua 11:25, Jua 11:26).» (Letters to the Thessalonians, p. 68.)
B. Ser respetuosos (1Ts 5:12, 1Ts 5:13).
«Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros.» (Véanse también 1Pe 5:1-5; Heb 13:7-9, Heb 13:14, Heb 13:17.)
C. Ser cuidadosos (1Ts 5:14, 1Ts 5:15).
«También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. Mirad que nadie pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos.»
1. Que es lo que debían hacer:
a. Amonestar a los ociosos. El término griego aquí es atakios, que se refiere a soldados que desertan de su unidad.
b. Alentar a los de poco ánimo. Quizá un término mejor aquí es atemorizados.
c. Sostener a los débiles, los inmaduros. (Véase Rom 14:1-23.)
2. Lo que no deben hacer: «Mirad que ninguno pague a otro mal por mal….» (Véanse también Rom 12:17; 1Pe 3:9.)
D. Estar gozosos (1Ts 5:16). «Estad siempre gozosos.»
Este versículo es el más corto en el Nuevo Testamento griego (y no Jua 11:35). Es, sin embargo, uno de los más difíciles de guardar.
E. Orar (1Ts 5:17). «Orad sin cesar.» Charles Ryrie escribe:
«El gozo del cristiano lo pone en la disposición propia para orar sin cesar. Pablo ya ha usado la palabra sin cesar dos veces con respecto a su propio recuerdo de los tesalonicenses (1Ts 1:3; 1Ts 2:13) y ahora la impone sobre los creyentes. Fuera del Nuevo Testamento a veces se utiliza esta palabra para referirse a una tos seca e ilustra adecuadamente lo que Pablo tiene presente acerca de la oración. De la misma forma como una persona con una tos seca, que no es siempre audible al toser aunque la tendencia a toser esté siempre allí, así el cristiano que ora sin cesar no está siempre orando audiblemente y, sin embargo, la oración es siempre la actitud de su corazón y de su vida.» (Primera y Segunda Tesalonicenses, Editorial Portavoz, p. 60.)
F. Ser agradecidos (1Ts 5:18).
«Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.» (Véanse también Efe 5:20; Col 3:17; Flp 4:6.)
La importancia de este mandamiento no podrá ser nunca enfatizada en exceso. La cura para el orgullo en nuestras vidas no es la práctica de la humildad, porque terminamos volviéndonos orgullosos de nuestra piedad, sino la gratitud. En Rom 1:1-32 Pablo describe la terrible situación final de la apostasía mundial de los gentiles. El cuadro que pinta es uno de los escalofriantes de toda la Biblia. ¿Qué crimen tan horrible podría causar todo esto? Veamos su respuesta:
«Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias….» (Rom 1:21).
Alguien ha ofrecido la siguiente pequeña regla: «No se preocupe por nada, ore en todo tiempo, sea agradecido por todo.»
G. Ser fieles (1Ts 5:19-28).
1. «No apaguéis al Espíritu» (1Ts 5:19). El Espíritu Santo es como un fuego. (Véanse Mat 3:11; Luc 3:16; Hch 2:3; Mar 9:48; Heb 11:34.) Apagar el Espíritu es uno de los dos pecados que el creyente puede cometer contra la bendita tercera persona de la Trinidad que mora en nuestros corazones. El otro es contristar (Efe 4:30). Apagar el Espíritu es no hacer aquello que él quiere que hagamos, mientras que contristarlo es hacer lo que no quiere que hagamos.
2. «No menospreciéis las profecías» (1Ts 5:20). La iglesia en Tesalónica se había ido aparentemente a un extremo en este asunto, mientras la iglesias de Corinto se fueron más tarde al otro extremo. (Véase 1Co 14:1-40.)
3. «Examinadlo todo» (1Ts 5:21 a). Oledlo todo, pero no os traguéis cualquier cosa.
4. «Retened lo bueno» (1Ts 5:21 b).
5. «Absteneos de toda especie de mal» (1Ts 5:22).
Notemos ahora su gran conclusión (1Ts 5:23-28): «Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará. Hermanos, orad por nosotros. Saludad a todos los hermanos con ósculo santo. Os conjuro por el Señor, que esta carta se lea a todos los santos hermanos. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén.»
El versículo en 1Ts 5:23 se ha usado como un apoyo principal para la doctrina de la tricotomía, que enseña que el hombre es un ser triple, compuesto de espíritu, alma y cuerpo. Sea lo que fuere que esté implícito en este versículo, Pablo está pidiendo que Dios santifique la totalidad del creyente. Dios no está involucrado en «salvar almas», sino en santificar individuos. Jesús enfatizó esto fuertemente (véase Mat 22:36-40).
Notemos las palabras finales del 1Ts 5:23 : «… para la venida de nuestro Señor Jesucristo.» Pablo termina este capítulo como lo ha hecho con los cuatro anteriores, con una referencia a la Segunda Venida de Cristo. En el primer capítulo (1Ts 1:10) lo conecta con la salvación; en el segundo (1Ts 2:19, 1Ts 2:20), con el servicio; en el tercero (1Ts 3:13) con la estabilidad; en el cuarto (1Ts 4:18) con el dolor; y aquí con la santificación.
Pablo pide que esta epístola sea leída «a todos los santos hermanos» (1Ts 5:27; véanse también Col 4:16; 1Ti 4:13; Apo 1:3).
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
INTRODUCCIÓN
1. Pablo y Tesalónica
Tesalónica ha sido siempre una de las ciudades más importantes de Grecia. Fundada a finales del siglo IV a. C. por Casandro, general de Alejandro Magno, la ciudad recibió el nombre de la esposa de Casandro que era, a su vez, hermanastra del gran conquistador. Cuando Roma se apoderó de Grecia en el año 168 a. C., Tesalónica pasó a ser la capital de la provincia romana de Macedonia, y su puerto, al fondo del amplio golfo de Termas, se convirtió en uno de los más seguros y florecientes del mar Egeo. No es de extrañar que la comunidad judía allí afincada llegara a ser numerosa e influyente, como lo prueba el hecho de tener sinagoga propia (ver Hch 17:1).
Pablo evangelizó Tesalónica durante su segundo viaje misionero, probablemente entre los años 49-50 d. C. Llegó allí procedente de Filipos y durante un período no inferior a tres o cuatro meses proclamó el evangelio entre judíos y paganos. Pero surgieron dificultades y Pablo tuvo que abandonar un tanto precipitadamente la ciudad (ver Hch 17:5-10). Atrás dejaba una iglesia elementalmente organizada que supo mantenerse fiel, progresar y ofrecer un magnífico ejemplo de vida cristiana a los creyentes de otras comunidades (ver 1Ts 1:2-10; 1Ts 2:19-20).
2. Marco histórico y peculiaridades de la carta
No todo, sin embargo, fueron luces. También aparecieron algunas sombras en la recién nacida iglesia cristiana de Tesalónica. Así se lo hace saber a Pablo su discípulo Timoteo, que había sido enviado allí por el Apóstol y que ahora regresa a Corinto con buenas noticias en conjunto, pero con algunos asuntos que él no ha sabido resolver y que pedirían la intervención de Pablo. En concreto, los judíos continúan tratando de desprestigiar a Pablo, las costumbres paganas no han desaparecido del todo entre los nuevos discípulos de Jesús, y, sobre todo, los cristianos tesalonicenses se plantean una doble pregunta en relación con los creyentes que han comenzado a morir: ¿qué va a ser de los hermanos que mueran antes de la venida gloriosa del Señor? ¿cuándo tendrá lugar esa venida?
Pablo entiende que, por una parte, debe hacer presente a los tesalonicenses su satisfacción por la buena marcha de la comunidad y, por otra, debe responder a sus preguntas. Ante la imposibilidad de acudir personalmente a Tesalónica, decide enviarles una carta. Lo hace desde Corinto en el año 50 o 51 (según los distintos cálculos cronológicos) y significa el bautismo epistolar de Pablo. También estaríamos, casi con toda seguridad, ante el escrito más antiguo del NT.
Precisamente por tratarse de los primeros pasos de Pablo como escritor cristiano, no debemos buscar en 1 Ts profundas y sistemáticas disquisiciones teológicas. Es, más bien, el padre y pastor que entra en comunicación con los suyos y que transmite, por una parte, sentimientos de alegría y agradecimiento a Dios y, por otra, avisos, plegarias, palabras de aliento y de consuelo a los propios tesalonicenses. Y todo ello en un tono sencillo, familiar y profundamente afectuoso.
3. Contenido de la carta
Después de un saludo breve pero denso (1Ts 1:1), Pablo pasa a alabar el magnífico comportamiento de la iglesia de Tesalónica y a dar gracias a Dios por esta respuesta tan positiva al mensaje evangélico aun en medio de la persecución y el sufrimiento (1Ts 1:2-10). En realidad, toda la primera parte de la carta está como penetrada por un clima de acción de gracias (ver 1Ts 2:13; 1Ts 3:9) que Pablo aprovecha para recordar con gozo y añoranza su ministerio en Tesalónica (1Ts 2:1-16), para manifestar su permanente preocupación por aquellos a quienes ha engendrado en la fe (1Ts 2:17 — 1Ts 3:5), y para animar a los tesalonicenses a mantenerse fieles al Señor hasta el día de su gloriosa manifestación (1Ts 3:6-13).
La segunda parte de la carta (1Ts 4:1 — 1Ts 5:22) contiene una amplia serie de exhortaciones, recomendaciones, instrucciones y avisos que tienen como telón de fondo el tema de la “parusía” o venida gloriosa del Señor. Dentro de este marco exhortativo, responde Pablo a las dos cuestiones que preocupaban de manera especial a los tesalonicenses y que han sido señaladas más arriba. A la primera, diciendo que todos los creyentes, tanto los que han muerto como los que aún vivan en el momento de la venida de Cristo, compartirán la victoria del Señor (1Ts 4:13-18). A la segunda, afirmando que el momento de la venida pertenece estrictamente al secreto de Dios y que, por tanto, nadie fuera de Dios lo conoce. Eso sí, será un acontecimiento para el que todos los creyentes debemos estar preparados con una vida consagrada al trabajo, a la paz, a la ayuda mutua, a la oración, a la alegría y a un uso conveniente de los dones del Espíritu (1Ts 5:1-22).
La carta concluye con una ardiente súplica a Dios para que haga posible lo que es muy difícil o imposible a los seres humanos (1Ts 5:23-24) y con un saludo pleno de afecto para todos los hermanos (1Ts 5:25-28).
4. Estructura de la carta
— Introducción (1Ts 1:1-10)
I. — MINISTERIO DE PABLO EN TESALÓNICA (1Ts 2:1-20 — 1Ts 3:1-13)
II. — INSTRUCCIONES Y RECOMENDACIONES DIVERSAS (1Ts 4:1 — 1Ts 5:22)
— Conclusión (1Ts 5:23-28)
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Hch 15:22; Hch 16:1; Rom 1:7; 1Co 1:3; 2Co 1:2; Gál 1:3.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— Silvano y Timoteo: Son los que acompañaron a Pablo en la evangelización de Tesalónica, aunque por lo que se refiere a Timoteo no aparece tan claro en el libro de los Hechos (ver Hch 17:5; Hch 10:14-15).
— congregada en el nombre de: Este parece ser el sentido de lo que el texto griego expresa simplemente mediante la preposición: en.
— y paz: Numerosos mss., entre ellos algunos de valor, añaden: de parte de Dios, nuestro Padre y de Jesucristo, el Señor.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Saludos Iniciales
Pablo se nombra a sí mismo y a los dos amigos que habían compartido con él la fundación de la iglesia en Tesalónica, y que ahora estaban con él. Silas, o “Silvano” (la forma larga del mismo nombre) era un miembro judío de la iglesia en Jerusalén y un ciudadano romano (ver Hech. 15:22-31). Timoteo se unió a Pablo y Silas cuando pasaron por Listra en Asia Menor al principio de la primera obra misionera (Hech. 16:1-5). A pesar del uso de la forma “nosotros” en la mayor parte de la carta (contrastar 2:18; 3:5; 5:27), se piensa en general que Pablo mismo fue el autor, escribiendo de parte del grupo de misioneros.
La iglesia era un pequeño grupo de creyentes que se reunía en una casa o quizás en un puñado de casas. Pablo frecuentemente dice que los cristianos están “en Cristo” o “en el Señor” o que hacen ciertas cosas “en él”. Esta expresión quiere decir que ellos están en una estrecha relación con Jesús y que su conducta está determinada por él como su Señor crucificado y resucitado. Aquí Pablo agrega el nombre de Dios Padre (cf. 2 Tes. 1:1), indicando que los cristianos están también estrechamente relacionados con él y permanecen bajo su autoridad. La forma espontánea en la cual el Padre y Jesucristo se nombran juntos muestra cómo Pablo vio a Jesús como el Hijo que era con el Padre la fuente de las bendiciones espirituales.
Gracia … y paz vienen del Padre y del Señor Jesucristo (2 Tes. 1:2) (ver también el artículo “Leyendo las epístolas”).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
1.1 Pablo y sus acompañantes, probablemente llegaron a Tesalónica a comienzos del verano del año 50 d.C. Establecieron la primera iglesia cristiana en dicha ciudad, pero tuvieron que salir apresuradamente porque sus vidas estaban amenazadas (Act 17:1-10). En la primera oportunidad que tuvo, tal vez cuando se detuvo en Corinto, Pablo envió a Timoteo de regreso a Tesalónica para ver cómo estaban los nuevos creyentes. Timoteo volvió a Pablo con muy buenas noticias: los cristianos en Tesalónica se mantenían firmes en la fe y estaban unidos. Pero tenían algunas preguntas relacionadas con su nueva fe. Pablo no había tenido tiempo para contestarlas todas durante su breve visita y, mientras tanto, habían surgido otras. Por lo tanto, escribió esta carta para responder a sus interrogantes y para alabarlos por su fidelidad a Cristo.1.1 Para mayor información sobre Pablo, véase su perfil en Hechos 9. El perfil de Timoteo se halla en 1 Timoteo. Silas acompañó a Pablo en su segundo viaje misionero (Hechos 15.36-17.15). Ayudó a Pablo a establecer la iglesia en Tesalónica (Act 17:1-9). Se lo menciona además en 2Co 1:19; 2Th 1:1 y en 1Pe 5:12. El perfil de Silas se encuentra en Hechos 16.1.1 Tesalónica era la capital y la ciudad más grande de la provincia romana de Macedonia (con una población aproximada a los 200.000 habitantes). La carretera más importante de Roma (la Vía Egnacia), que se extendía desde Roma y llegaba hasta el Oriente, pasaba por Tesalónica. Esta carretera, junto con el floreciente puerto de esta ciudad, hizo de Tesalónica uno de los centros de comercio más ricos y florecientes del Imperio Romano. Reconocida como una ciudad libre, Tesalónica pudo autogobernarse y fue eximida de gran parte de las restricciones impuestas por Roma a otras ciudades en el Imperio. Sin embargo, su sabor internacional atrajo a muchas religiones paganas e influencias culturales que desafiaron la fe de los nuevos cristianos.1.3 Los creyentes de Tesalónica se mantuvieron firmes cuando fueron perseguidos (1.6; 3.1-4, 7, 8). Pablo felicita a estos nuevos cristianos por su obra producida por la fe, su trabajo impulsado por el amor y su paciencia inspirada por la esperanza. Estas características son la marca de cristianos efectivos en cualquiera época.1.5 El evangelio vino «con poder», y tuvo un efecto poderoso en los tesalonicenses. ¡Dondequiera que la Biblia es oída y obedecida, las vidas son cambiadas! El cristianismo, más que una colección de hechos interesantes, es el poder de Dios a todo aquel que cree. ¿Qué ha hecho el poder de Dios en su vida desde el primer momento en que creyó?1.5 El Espíritu Santo cambia a la gente cuando esta acepta el evangelio. Cuando hablamos a otros de Cristo, debemos depender del Espíritu Santo para que abra sus ojos y los convenza de que necesitan salvación. Es el poder de Dios el que cambia a las personas, no nuestra habilidad o persuasión. Sin la obra del Espíritu Santo, nuestras palabras no tienen sentido. El Espíritu Santo no sólo convence a la gente de su pecado sino que también le da seguridad de la verdad del evangelio. (Para mayor información acerca del Espíritu Santo, véase Joh 14:23-26, Joh 15:26-27 y las notas en Joh 3:6 y Act 1:5).1.5 Pablo escribió: «Como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros». Los tesalonicenses pudieron ver que lo que Pablo, Silas y Timoteo predicaban era la verdad, porque la vivían. ¿Su vida confirma o contradice lo que usted dice creer?1.6 Aunque los tesalonicenses recibieron el mensaje de salvación con gran gozo, les trajo serios sufrimientos porque desató la persecución, tanto de los judíos como de los gentiles (3.2-4; Act 17:5). Habiendo creído el mensaje del evangelio y aceptado la nueva vida en Cristo, Aparentemente muchos tesalonicenses creyeron que serían protegidos de la muerte hasta el retorno de Cristo. Luego cuando los creyentes empezaron a morir bajo la persecución, algunos cristianos tesalonicenses empezaron a cuestionar su fe. Muchos de los comentarios de Pablo en esta carta están dirigidos a estas personas, explicándoles lo que sucede cuando los creyentes mueren (véase 4.13ss).1.9, 10 Todos nosotros debiéramos responder a las Buenas Nuevas como lo hicieron los creyentes de Tesalónica: volvernos a Dios, servir a Dios y esperar por el regreso de su Hijo, Cristo. Deberíamos volvernos del pecado a Dios porque Cristo viene a juzgar la tierra. Deberíamos ser fervientes en nuestro servicio porque disponemos de poco tiempo antes de que Cristo vuelva. Debiéramos estar preparados para el regreso de Cristo porque no sabemos cuando vendrá.1.10 A través de este libro Pablo enfatizó la Segunda Venida de Cristo. Debido a que la iglesia de Tesalónica estaba siendo perseguida, Pablo la anima a mirar hacia adelante, a la liberación que Cristo traerá. Una esperanza del creyente se halla en la venida de Jesús, nuestro gran Dios y Salvador (Tit 2:13). Nuestra perspectiva de la vida permanece incompleta sin esta esperanza. Tal como Cristo resucitó de la muerte y ascendió a los cielos, El volverá (Act 1:11).
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) O: “Silas”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 0 Hch 15:27; 2Ts 1:1; 1Pe 5:12
b 1 Hch 16:1
c 2 Jua 17:21
d 3 1Ti 1:2
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Silvano. Conocido también como Silas, acompañó a Pablo en su segundo viaje misionero (Hch 15:36– 18:22).
Timoteo. Véase coment. en 2 Co 1:1.
Dios Padre y…Señor Jesucristo. Véase coment. en Ro 1:7.
Gracia…y paz. Véase coment. en Ro 1:7.
Fuente: La Biblia de las Américas
1 (1) Esta epístola y 2 Tesalonicenses fueron dirigidas a la iglesia local en Tesalónica, compuesta de todos los creyentes de Cristo que vivían en esa ciudad. Una iglesia local, como la que vemos aquí, pertenece a los creyentes y está en Dios el Padre y en el Señor Jesucristo. Esto indica que nace de Dios el Padre al recibir Su vida y naturaleza, y que está unida con el Señor Jesucristo orgánicamente en todo lo que El es y ha hecho. Por lo tanto, pertenece a los hombres (los tesalonicenses en este caso); sin embargo, está en Dios y en el Señor orgánicamente. Esta unión orgánica en la vida y la naturaleza divinas es la base vital sobre la cual los creyentes pueden llevar una vida santa para la vida de la iglesia. Esta vida es el tema de las dos epístolas.
1 (2) Tesalónica era una ciudad del Imperio Romano, en la provincia de Macedonia, la cual estaba al norte de la provincia de Acaya. El apóstol Pablo y su colaborador Silvano visitaron esta ciudad después de Filipos, después del llamamiento de Macedonia, el cual Pablo recibió en su segundo viaje ministerial ( Hch_16:9-12 ; 17:1-4). El apóstol permaneció y trabajó en Tesalónica solamente por un corto período de tiempo, probablemente menos de un mes ( Hch_17:2).
1 (3) En este capítulo el Dios Triuno es revelado en Su obra triuna para con nosotros: el Padre nos eligió (vs. 1, 3-4), el Hijo nos libra (v. 10), y el Espíritu Santo extiende, imparte y trasmite al Dios Triuno a nosotros (vs. 5-6). Esta obra triuna tiene como fin que disfrutemos Su salvación.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
INTRODUCCIÓN A LA PRIMERA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS TESALONICENSES
AUTOR: PabloFECHA: 51
La obra en Tesalónica Pablo, Silas y Timoteo fueron primero a la macedonia ciudad portuaria de Tesalónica en el segundo viaje misionero (Hch 17:1-14). Este fue el segundo lugar de Europa en que fue predicado el evangelio, siendo Filipos el primero. Comoquiera que la predicación del evangelio estaba vaciando las filas de la sinagoga, los judíos acusaron al anfitrión de Pablo, Jasón, de albergar traidores al César. Los gobernantes de la ciudad tomaron a Jasón como rehén y permitieron a los misioneros abandonar la ciudad. Cuando llegaron a Atenas, Pablo envió a Timoteo de regreso a Tesalónica (1Ts 3:1-2; 1Ts 3:5) para animar a los creyentes y para que después le informase de la condición de la iglesia allí. Timoteo se volvió a juntar con Pablo en Corinto (1Ts 3:6), donde fueron escritas las dos epístolas a los tesalonicenses. Algunos piensan que Pablo estuvo en Tesalónica menos de un mes (en Hch 17:2, sólo se mencionan tres sábados). Sin embargo, debió de tener un extenso ministerio fuera de la sinagoga y de la comunidad judía, puesto que la iglesia era gentil en su mayoría (véase bajo 1Ts 1:9). En todo caso, él estaba preocupado acerca de su marcha bajo presión y de haber tenido que dejar a la iglesia sin un liderato experimentado. El informe que Timoteo trajo le dio a Pablo motivo solamente para alabanza por el sano estado de la iglesia. Esta es una carta de parte de un pastor aliviado y agradecido, a su rebaño creciente.
Propósito En adición
(1) a su expresión de agradecimiento, Pablo
(2) se defiende contra la campaña para desprestigiar su ministerio, la cual afirmaba que lo había hecho sólo para propio beneficio (1Ts 2:9-10);
(3) anima a los nuevos convertidos a mantenerse firmes no sólo contra la persecución, sino también contra la persecución a que se vuelvan a su antiguo estilo de vida pagano (1Ts 3:2-3; 1Ts 4:1-12);
(4) responde a la pregunta sobre lo que acontece a los cristianos que mueren antes del regreso del Señor (1Ts 4:13-18); y finalmente
(5) discute algunos problemas que existían en la vida de la iglesia y que era preciso resolver (1Ts 5:12-13; 1Ts 5:19-20).
Contenido Los pasajes clave de esta carta son escatológicos; esto es, que se refieren a sucesos de los últimos días, tales como el arrebatamiento de la Iglesia (1Ts 4:13-18) y el día del Señor (1Ts 5:1-11).
BOSQUEJO DE 1 TESALONICENSES
I) Personal e histórico, 1Ts 1:1 – 1Ts 3:13
A) Saludo de Pablo, 1Ts 1:1
B) Alabanza que Pablo hace de los Tesalonicenses, 1Ts 1:2-10
C) Conducta de Pablo entre los Tesalonicenses, 1Ts 2:1-12
1. Su rectitud, 1Ts 2:1-4
2. Su laboriosidad, 1Ts 2:5-9
3. Su conducta irreprochable, 1Ts 2:10-12
D) Preocupación de Pablo por los Tesalonicenses, 1Ts 2:13 – 1Ts 3:13
1. Por los sufrimientos de ellos, 1Ts 2:13-20
2. Por la probación de ellos (visita de Timoteo), 1Ts 3:1-8
3. Por el continuo crecimiento de ellos, 1Ts 3:9-13
II) Práctico y exhortatorio, 1Ts 4:1 – 1Ts 5:28
A) Enseñanza respecto al desarrollo, 1Ts 4:1-12
1. En las relaciones sexuales, 1Ts 4:1-8
2. En el amor fraternal, 1Ts 4:9-10
3. En una vida ordenada, 1Ts 4:11-12
B) Enseñanza respecto a los muertos, 1Ts 4:13-18
C) Enseñanza respecto al día del Señor, 1Ts 5:1-11
D) Enseñanza respecto a varios deberes, 1Ts 5:12-28
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Silvano. i.e., Silas, que había reemplazado a Bernabé en el segundo viaje misionero (Hch 15:22-41; Hch 16:1-40; Hch 17:1-34; Hch 18:1-5).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
13 (I) Salutación (1,1). La primera carta de Pablo empieza a la manera habitual de las cartas helenísticas, con la mención de remitente(s) y destinatario(s) y con un saludo. 1 Tes se presenta como obra de Pablo, Silvano y Timoteo. El uso de la Ia pers. pl. a lo largo de la carta (salvo en 2,18; 3,5; 5,27) demuestra que, no sólo el saludo, sino también los contenidos, proceden de los tres (2,7). El uso ocasional del sg. demuestra que Pablo compuso realmente la carta, aunque es probable que fuera un escriba anónimo quien la escribiera físicamente. Silvano: Se puede identificar con el «Silas» de Hch 17,4, uno de los miembros destacados de la comunidad cristiana de Jerusalén. Enviado inicialmente a Antioquía (Hch. 15,22), Silas acompañó a Pablo en sus viajes misioneros después de que Bernabé y Marcos se separaran del apóstol (Hch. 15,36-41). Timoteo: «El que honra a Dios»; principal asistente y emisario de confianza de Pablo en su obra de evangelización. la Iglesia de los tesalonicenses: La carta va dirigida a un grupo, no a un particular. La expresión indica que los destinatarios se reunían o juntaban (5,27), probablemente en casa de uno de los cristianos tesalonicenses. No es probable que los tesalonicenses, recién evangelizados, fueran conscientes de las ricas connotaciones bíblicas (LXX) de la palabra «iglesia» (→ Teología paulina, 82:134). de los tesalonicenses: Esto indica que los cristianos eran un grupo elegido (1,4) entre los tesalonicenses. Padre: La mención de la relación de la Iglesia con el Padre y con Jesucristo distingue la reunión cristiana de otras reuniones de tesalonicenses, quizás en concreto de la sinagoga judía. Dios es reconocido como Padre en la literatura bíblica y extrabíblica, pero Pablo asocia concretamente la paternidad de Dios con su relación con Jesús. Jesucristo: Jesús es el nombre del judío histórico de Nazaret; los títulos «Cristo» y «Señor» lo presentan respectivamente como el objeto de las expectativas mesiánicas y como el Resucitado. gracia y paz: El saludo de Pablo es inusitado en la literatura epistolar. En lugar de usar el simple chairein de las cartas helenísticas, Pablo empleó probablemente una fórmula litúrgica (→ Cartas del NT, 45:8A).
14 (II) Acción de gracias (1,2-3,13).
(A) Primer período de la acción de gracias: la recepción del evangelio por parte de los tesalonicenses (1,2-2,12). 2-5. En el texto gr. de Pablo, los w. 2-5 forman una única sentencia. Pablo empieza su carta con una expresión de acción de gracias (→ Cartas del NT, 45:8B). La acción de gracias de Pablo se diferencia de otras acciones de gracias epistolares por su destinatario y por la razón de su agradecimiento. Dios: Pablo da las gracias a «Dios», es decir, al Dios monoteísta de la tradición judía; la razón por la que lo hace es la fructífera recepción del evangelio por parte de los cristianos tesalonicenses. Ho theos es normalmente un nombre personal que designa a Dios Padre. 2-3. La acción de gracias de Pablo se expresa con plegarias formales donde se invoca el nombre de Dios, oraciones: Proseuché es un término genérico que supone invocación. En la oración, Pablo recuerda el espíritu cristiano de la comunidad tesalonicense: su fe activa, su amor manifiesto y su esperanza firme. ante Dios, que es nuestro Padre: Pablo cree que la vida cristiana de los tesalonicenses discurre bajo la providencia de Dios. Dicha vida es la de una fe dinámica: es decir, fe expresada en vida; amor manifiesto, es decir, amor expresado en actos que a veces resultan difíciles; y una esperanza firme, es decir, espera paciente de la venida del Señor Jesús pese a las tribulaciones de la época (1,6; 3,3). 4. hermanos: el modo en que Pablo se dirige a los tesalonicenses refleja su afecto por ellos. Utilizado 19 veces en 1 Tes, adelphos refleja además la situación socio-religiosa del s. I. amados de Dios: este epíteto recuerda la descripción bíblica de la relación de Yahvé con Israel y hace hincapié en la constancia del amor de Dios por los tesalonicenses. Dicho amor es la fuente de la elección que Dios ha llevado a cabo de la Iglesia de Tesalónica. vuestra elección: esta expresión es rica en matices de historia de la salvación (Dt 7,6-8). La prueba de la elección de la Iglesia tesalonicense es la recepción por parte de ésta del evangelio. 5. el evangelio que os anunciamos: Euangelion designa el acto de proclamar la buena nueva; en otras ocasiones designa el contenido de la buena nueva (→ Teología paulina, 82:31-36). La última parte del versículo acentúa el comportamiento del apóstol como testimonio importante de la autenticidad de su mensaje. Pablo hace hincapié en que el poder del evangelio no estriba en la fuerza de su retórica personal, sino en el poder del Espíritu de Dios (1 Cor. 2,1-5). poder, Espíritu Santo, fuerza plena: tres expresiones prácticamente sinónimas. Para Pablo, la proclamación del evangelio expresa el poder de Dios en igual medida que la realización de milagros.
15 6-8. Estos versículos forman una sola sentencia en el texto gr. de Pablo, imitadores: La fe de los cristianos tesalonicenses queda expresada por el hecho de que se han convertido en imitadores de los apóstoles y del Señor (1 Cor 11,1). Aunque W. Michaelis (TDNT 4.659-674) destaca la obediencia tesalonicense, la mayoría de los autores hace hincapié en que comparten las tribulaciones escatológicas, la proclamación del evangelio o ambas cosas.
Como los tesalonicenses se habían convertido en imitadores de Pablo y del Señor, se convirtieron a su vez en ejemplos para otros «creyentes» (pisteuousin, ptc. pres.; cf. v. 3, «la actividad de vuestra fe»), tribulaciones: Thlipsis es casi un término técnico para denotar la angustia escatológica, a veces descrita en otra literatura como una batalla definitiva, el ataque del mal físico y también moral, o las penalidades mesiánicas. gozo: Se trata de una realidad escatológica, el don del Espíritu (Gál 5,22). La experiencia del gozo indica que uno está en la presencia de Dios (3,9); denota la realización proléptica de un don escatológico debido a la proclamación de la buena nueva. 7. Macedonia y Acaya: Pablo escribe de modo entusiasta e hiperbólico acerca del efecto de su evangelización de los tesalonicenses. El hecho de que el evangelio sea recibido en medio de tribulaciones y, sin embargo, con gozo, confirma que la proclamación y recepción del evangelio son un acontecimiento escatológico.
16 9-10. Pablo señala que la conversión de los cristianos tesalonicenses fue parte de la buena nueva anunciada en Macedonia y Acaya: la difusión del evangelio forma parte del mensaje evangélico. La descripción que hace Pablo de la conversión de los cristianos tesalonicenses hace uso de fórmulas tradicionalmente empleadas en los discursos misioneros del judaismo helenístico, os volvisteis: El lenguaje se centra en una auténtica conversión (el súb bíblico, «regresar», «retornar»), es decir, un movimiento desde y un movimiento hacía. ídolos: La conversión de los tesalonicenses fue un movimiento «desde» los ídolos, término que de por sí significa «representaciones», pero que había adquirido connotaciones peyorativas en la predicación de los profetas, para quienes los «ídolos» eran dioses falsos. Para Pablo, los ídolos eran «no dioses» (1 Cor 8,4-5); relacionaba el culto a los ídolos con los demonios (1 Cor 10,20). a Dios: El movimiento «hacia» de los tesalonicenses se centró en el único Dios (monoteísmo), vivo y verdadero: En el uso apologético, estos calificativos distinguían al Dios monoteísta de los dioses falsos e inertes (Sal 15). El trasfondo bíblico de Pablo probablemente hacía que para él esos términos tuvieran una significación mucho más rica. «Vivo» es una descripción de Dios típicamente bíblica que connota, tanto su actividad en la historia humana, como su papel en cuanto creador. «Verdadero» indica la fidelidad de Dios (5,24), especialmente su fidelidad a la alianza. Para Pablo, la conversión al Dios vivo y verdadero tiene una implicación cristológica y escatológica. 10. Este versículo es un complemento cristiano de las categorías tradicionales de la apologética helenística judía. Hijo: Huios es usado como título de Cristo resucitado (cf. Rom. 1,4); este título no aparece en ningún otro lugar de la carta (→ Teología paulina, 82:50). resucitó de entre los muertos: Pablo hace uso de una primitiva fórmula confesional cristiana para afirmar que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Sobre la resurrección de Jesús como acto del Padre, → Teología paulina, 82:59. En el judaismo (p.ej., 1 Mac 2,60), Dios mismo es presentado como el libertador. La resurrección da a conocer a Jesús como aquel por quien Dios efectuará la salvación. libere: Pablo usa un ptc. pres. para hacer hincapié, no sólo en que Jesús es quien efectúa la liberación divina, sino en que dicha liberación ha empezado ya, aun cuando su manifestación final todavía no ha tenido lugar, la ira que se acerca: la ira escatológica de Dios, ya operante en la historia (2,16; Rom 1,18; → Teología paulina, 82:38). Con la resurrección, Dios posibilita que Jesús desempeñe una función divina; en virtud de la resurrección, los cristianos son capacitados para percibir quién es Jesús.
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
tesalonicenses… → Hch 17:1; y paz… El Textus Receptus añade de DIOS nuestro Padre y del Señor JESUCRISTO.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
g Hch 17:1.
1.1 El TR añade de Dios nuestro Padre y del Seu241?or Jesucristo.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[1] Pronunciación Aramea.
[2] Dondequiera que las Buenas Nuevas son compartidas, milagros de vidas cambiadas y cambio de pensamiento ocurren.
[3] Véase notas sobre Primera Timoteo 1:3.
[4] El Lago de Fuego y protección sobrenatural durante la Gran Tribulación que pronto se aproxima.
[10] Satisfaciendo con su sangre la justicia de Dios por nosotros.
Biblia Peshitta 2006 Notas:
Se le considera la más antigua de las epístolas de Pablo, escrita probablemente desde Corinto alrededor del 50 d.C. Tesalónica era una ciudad atónoma en el Imperio Romano, capital de la provincia de Macedonia. Pablo llegó a Tesalónica en su segunda gira misionera, donde funda una comunidad cristiana, razón por la cual los judíos de allí lo persiguieron, y él tuvo que trasladarse a Berea y luego a Atenas.
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat
Fuente: Peshitta en Español