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Comentario de 1 Tesalonicenses 5:21 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de 1 Tesalonicenses 5:21 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

más bien, examinadlo todo, retened lo bueno.

5:21 Examinadlo (poned a prueba) todo; — La necesidad de esta exhortación se ve claramente en 2Ts 2:2, “que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra”; también en 3:14, “Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence”. Para examinar algo, hay que haber una regla (2Ti 3:16-17; Hch 2:42; 1Co 14:37; 1Jn 4:6). Con las Escrituras podemos y debemos “poner a prueba” toda enseñanza, como el banco examina los billetes para distinguir entre el dinero genuino y el falso. 1Co 12:10, “a otro (es dado) el discernimiento de espíritus”; 1Co 14:29, “los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen”; 1Jn 4:1, “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. 2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo”.

Los hermanos del primer siglo no tenían su propio ejemplar de la Biblia completa, porque en aquellos tiempos se estaba revelando, libro por libro; sin embargo, tenían los dones del Espíritu Santo para recibir revelaciones y para distinguir entre la verdad y el error. Dice 1Jn 2:20, “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas… 27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe”. De esa manera podían examinarlo todo y retener lo bueno.

Los hermanos inspirados, conociendo “todas las cosas”, podían distinguir entre los escritos inspirados y los no inspirados, y aun cuáles de los escritos inspirados deberían formar parte de “Las Escrituras”. Por ejemplo, Pablo cita Mat 10:10 y Luc 10:7 diciendo, “La Escritura dice: … Digno es el obrero de su salario” (1Ti 5:18); es decir, el inspirado apóstol identifica los libros de Mateo y Lucas como “La Escritura”. También Pedro se refiere a las epístolas de Pablo como “Escrituras” (2Pe 3:16).

Nosotros tenemos la Biblia completa, la perfecta revelación de la voluntad de Dios, y con ella podemos probar a los maestros, examinar su doctrina, rechazar el error y retener la verdad. Los de Berea (Hch 17:11) y todo el pueblo de Israel podían escudriñar las Escrituras del Antiguo Testamento para probar a los maestros. Deu 13:1-5 dice que aunque algún profeta hiciera señal o prodigio, si dijera, “Vamos en pos de dioses ajenos”, el tal “ha de ser muerto”. Como dijo Isaías (8:20), “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”; nosotros, sin embargo, tenemos tanto el Nuevo como el Antiguo Testamento. La norma o regla que seguir ahora es el patrón apostólico.

Constantemente tenemos que examinar todo lo relacionado con la religión. El Señor siembra trigo, pero Satanás siembra cizaña; el Señor estableció su iglesia, pero Satanás la substituye con denominaciones; el Señor y los apóstoles hicieron milagros, pero muchos se dejan llevar por la “obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos” (2Ts 2:9). De la misma manera Dios ha enviado a sus apóstoles y profetas, y Satanás ha enviado a los suyos (2Co 11:13-15).

“Examinadlo todo” requiere la investigación, que uno someta a prueba su fe y práctica. Cualquier líder religioso (o pariente o amigo) que rehúse una investigación amplia de su enseñanza no enseña la verdad, porque el Señor requiere que todo se someta a prueba, que no aceptemos cierta enseñanza simplemente porque confiamos en nuestros padres o en otros que nos han enseñado, ni tampoco porque el que nos enseñó fue muy sincero o muy celoso o muy educado, etc. Más bien, es necesario “poner a prueba” todo detalle de nuestra fe y práctica para estar seguros de que estamos bien fundados en la verdad revelada por el Espíritu Santo.

Una de las salidas más populares para evitar la investigación de alguna doctrina es la expresión, “lo que usted dice es solamente la interpretación de usted”, y otra es, “cada quien tiene el derecho de creer lo que quiera”. Con tales dichos cierran la conversación y evitan la investigación de su creencia. Para los tales el error es tan bueno como la verdad; “por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira” (2Ts 2:10-11).

— retened lo bueno. — “Lo bueno” es el evangelio puro. Habiendo probado los espíritus (maestros) por medio de las Escrituras (Hch 17:11) y por medio del don del “discernimiento de espíritus” (1Co 12:10), deberían rechazar todo error y retener o guardar la verdad pura. Retenemos lo bueno (la verdad), al estudiarla, practicarla y predicarla. “Retened lo bueno” equivale a perseverar en la doctrina de los apóstoles (Hch 2:42). “Nosotros (los apóstoles) somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error” (1Jn 4:6). Pablo insistió en que Timoteo guardara lo que se le encargaba: 1Ti 6:20, “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado”; 2Ti 1:13, “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. 14 Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros”. ¿Por qué era necesario esta exhortación? “Ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia, de los cuales son Figelo y Hermógenes” (2Ti 1:15); La palabra de falsos hermanos “carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad” (2Ti 2:17-18). Al concluir esta segunda carta a Timoteo Pablo dice (4:1), “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oir, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio”.

La palabra forma quiere decir ejemplo, o patrón. Es necesario retener (guardar, seguir) el ejemplo o patrón dejado por Pablo y los otros hombres inspirados; p. ej., Pablo explica en Rom 6:17 que al ser bautizados obedecemos “aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados”; nos dejaron el ejemplo de escoger ancianos en cada congregación, dando a entender que cada iglesia es autónoma (Hch 14:23), y de participar de la cena del Señor y de ofrendar el primer día de la semana (Hch 20:7; 1Co 16:1-2).

Los judaizantes no querían retener lo bueno, sino que querían imponer la ley (mayormente la circuncisión) sobre los hermanos gentiles (Hch 15:1; Hch 15:5). Los judaizantes no retuvieron lo bueno, sino que pervirtieron el evangelio (Gál 1:6-9; Gál 3:1; Gál 5:4). Por lo tanto, Pablo les dijo, “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres” (Gál 5:1).

Algunos de los hebreos dejaron de retener lo bueno y recayeron (Heb 6:4). “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” (Heb 2:1); “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo” (Heb 3:12).

Jesús dijo a la iglesia de Tiatira, “lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga” (Apo 2:25), y dijo lo mismo a la iglesia de Filadelfia, “retén lo que tenéis” (Apo 3:11).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

examinadlo todo. Isa 8:20; Mat 7:15-20; Mar 7:14-16; Luc 12:57; Hch 17:11; Rom 12:2; 1Co 2:11, 1Co 2:14, 1Co 2:15; 1Co 14:28; Efe 5:10; Flp 1:10; 1Jn 4:1; Apo 2:2.

retened lo bueno. Deu 11:6-9; Deu 32:46, Deu 32:47; Pro 3:1, Pro 3:21-24; Pro 4:13; Pro 6:21-23; Pro 23:23; Cnt 3:4; Jua 8:31; Jua 15:4; Hch 11:23; Hch 14:22; Rom 12:9; 1Co 15:58; Flp 3:16; Flp 4:8; 2Ts 2:15; 2Ti 1:15; 2Ti 3:6; 2Ti 4:14; Heb 10:23; Apo 2:25; Apo 3:3, Apo 3:11.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Es difícil determinar el valor eterno de muchas cosas en nuestro mundo moderno. Los cristianos deben examinarlo todo. Esto toma tiempo y requiere un sistema de valores. Lo que supera la prueba debería asirse con firmeza. Los versículos 1Ts 5:12-22 proporcionan numerosas características de una persona que vive a la luz de la venida inminente de Cristo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Examinadlo todo. Este llamado al examen cuidadoso y el discernimiento es en respuesta al mandato del v. 1Ts 5:20. Uno nunca debe degradar la proclamación de la Palabra de Dios, sino examinar con detenimiento la palabra predicada (cp. Hch 17:10-11). Tras ese examen cuidadoso, todo lo «bueno» debe recibirse de todo corazón y lo «malo» que no sea bíblico debe ser descartado y evitado.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

5:21 Examinadlo (poned a prueba) todo; — La necesidad de esta exhortación se ve claramente en 2Ts 2:2, “que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra”; también en 3:14, “Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence”. Para examinar algo, hay que haber una regla (2Ti 3:16-17; Hch 2:42; 1Co 14:37; 1Jn 4:6). Con las Escrituras podemos y debemos “poner a prueba” toda enseñanza, como el banco examina los billetes para distinguir entre el dinero genuino y el falso. 1Co 12:10, “a otro (es dado) el discernimiento de espíritus”; 1Co 14:29, “los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen”; 1Jn 4:1, “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. 2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo”.
Los hermanos del primer siglo no tenían su propio ejemplar de la Biblia completa, porque en aquellos tiempos se estaba revelando, libro por libro; sin embargo, tenían los dones del Espíritu Santo para recibir revelaciones y para distinguir entre la verdad y el error. Dice 1Jn 2:20, “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas… 27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe”. De esa manera podían examinarlo todo y retener lo bueno.
Los hermanos inspirados, conociendo “todas las cosas”, podían distinguir entre los escritos inspirados y los no inspirados, y aun cuáles de los escritos inspirados deberían formar parte de “Las Escrituras”. Por ejemplo, Pablo cita Mat 10:10 y Luc 10:7 diciendo, “La Escritura dice: … Digno es el obrero de su salario” (1Ti 5:18); es decir, el inspirado apóstol identifica los libros de Mateo y Lucas como “La Escritura”. También Pedro se refiere a las epístolas de Pablo como “Escrituras” (2Pe 3:16).
Nosotros tenemos la Biblia completa, la perfecta revelación de la voluntad de Dios, y con ella podemos probar a los maestros, examinar su doctrina, rechazar el error y retener la verdad. Los de Berea (Hch 17:11) y todo el pueblo de Israel podían escudriñar las Escrituras del Antiguo Testamento para probar a los maestros. Deu 13:1-5 dice que aunque algún profeta hiciera señal o prodigio, si dijera, “Vamos en pos de dioses ajenos”, el tal “ha de ser muerto”. Como dijo Isaías (8:20), “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”; nosotros, sin embargo, tenemos tanto el Nuevo como el Antiguo Testamento. La norma o regla que seguir ahora es el patrón apostólico.
Constantemente tenemos que examinar todo lo relacionado con la religión. El Señor siembra trigo, pero Satanás siembra cizaña; el Señor estableció su iglesia, pero Satanás la substituye con denominaciones; el Señor y los apóstoles hicieron milagros, pero muchos se dejan llevar por la “obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos” (2Ts 2:9). De la misma manera Dios ha enviado a sus apóstoles y profetas, y Satanás ha enviado a los suyos (2Co 11:13-15).
“Examinadlo todo” requiere la investigación, que uno someta a prueba su fe y práctica. Cualquier líder religioso (o pariente o amigo) que rehúse una investigación amplia de su enseñanza no enseña la verdad, porque el Señor requiere que todo se someta a prueba, que no aceptemos cierta enseñanza simplemente porque confiamos en nuestros padres o en otros que nos han enseñado, ni tampoco porque el que nos enseñó fue muy sincero o muy celoso o muy educado, etc. Más bien, es necesario “poner a prueba” todo detalle de nuestra fe y práctica para estar seguros de que estamos bien fundados en la verdad revelada por el Espíritu Santo.
Una de las salidas más populares para evitar la investigación de alguna doctrina es la expresión, “lo que usted dice es solamente la interpretación de usted”, y otra es, “cada quien tiene el derecho de creer lo que quiera”. Con tales dichos cierran la conversación y evitan la investigación de su creencia. Para los tales el error es tan bueno como la verdad; “por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira” (2Ts 2:10-11).
— retened lo bueno. – “Lo bueno” es el evangelio puro. Habiendo probado los espíritus (maestros) por medio de las Escrituras (Hch 17:11) y por medio del don del “discernimiento de espíritus” (1Co 12:10), deberían rechazar todo error y retener o guardar la verdad pura. Retenemos lo bueno (la verdad), al estudiarla, practicarla y predicarla. “Retened lo bueno” equivale a perseverar en la doctrina de los apóstoles (Hch 2:42). “Nosotros (los apóstoles) somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error” (1Jn 4:6). Pablo insistió en que Timoteo guardara lo que se le encargaba: 1Ti 6:20, “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado”; 2Ti 1:13, “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. 14 Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros”. ¿Por qué era necesario esta exhortación? “Ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia, de los cuales son Figelo y Hermógenes” (2Ti 1:15); La palabra de falsos hermanos “carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad” (2Ti 2:17-18). Al concluir esta segunda carta a Timoteo Pablo dice (4:1), “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oir, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio”.
La palabra forma quiere decir ejemplo, o patrón. Es necesario retener (guardar, seguir) el ejemplo o patrón dejado por Pablo y los otros hombres inspirados; p. ej., Pablo explica en Rom 6:17 que al ser bautizados obedecemos “aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados”; nos dejaron el ejemplo de escoger ancianos en cada congregación, dando a entender que cada iglesia es autónoma (Hch 14:23), y de participar de la cena del Señor y de ofrendar el primer día de la semana (Hch 20:7; 1Co 16:1-2).
Los judaizantes no querían retener lo bueno, sino que querían imponer la ley (mayormente la circuncisión) sobre los hermanos gentiles (Hch 15:1; Hch 15:5). Los judaizantes no retuvieron lo bueno, sino que pervirtieron el evangelio (Gál 1:6-9; Gál 3:1; Gál 5:4). Por lo tanto, Pablo les dijo, “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres” (Gál 5:1).
Algunos de los hebreos dejaron de retener lo bueno y recayeron (Heb 6:4). “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” (Heb 2:1); “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo” (Heb 3:12).
Jesús dijo a la iglesia de Tiatira, “lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga” (Apo 2:25), y dijo lo mismo a la iglesia de Filadelfia, “retén lo que tenéis” (Apo 3:11).

Fuente: Notas Reeves-Partain

1Jn 4:1.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) Lit.: “Estén probando”.

REFERENCIAS CRUZADAS

p 177 1Jn 4:1

q 178 Heb 10:23

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

21 (1) Incluye discernir las profecías ( 1Co_14:29), discernir los espíritus ( 1Co_12:10), probar los espíritus ( 1Jn_4:1), comprobar cuál es. la voluntad de Dios ( Rom_12:2), y comprobar lo que es agradable al Señor ( Efe_5:10).

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Sino… M↓ omiten esta conjunción adversativa; examinad… O poned a prueba.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

M i omiten conjunción adversativa sino.

5.21 O poned a prueba.

Fuente: La Biblia Textual III Edición