Comentario de 1 Timoteo 2:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Por esto exhorto, ante todo, que se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias por todos los hombres;

2:1 — Nuestra versión omite la palabra «pues», comenzando el versículo así: «Exhorto ante todo…» La Ver. 1977 dice, «Exhorto, pues, ante todo…», y así se expresan casi todas las versiones en español que tengo. Pablo hace una conexión entre lo dicho anteriormente, y lo que ahora está para decir. En vista de lo que había dicho, especialmente en 1:3,18 («este mandamiento»), ahora exhorta a Timoteo en cuanto a la necesidad de las diferentes clases de oración a favor de todos los hombres, y la necesidad del atavío modesto en la mujer.

Algunos estaban enseñando «diferente doctrina», pero ahora Pablo en el resto de la carta instruye a Timoteo respecto a cosas que deben ser enseñadas.

Hay comentaristas que ven en las instrucciones de este capítulo referencia exclusiva a la oración, y al atavío de la mujer, ¡en los servicios públicos de la iglesia! Pero esto no puede ser (ver. 8). Estas instrucciones no pueden ser limitadas así. La modestia, el pudor, la honestidad, son cualidades que han de ser manifestadas en todo lugar, como también las «buenas obras» (ver. 10), y no solamente en el servicio público. Véanse los comentarios sobre el ver. 8.

— Exhorto ante todo — El primer punto de exhortación, con referencia a ese «mandamiento», es la oración.

— a que se hagan rogativas — La misma palabra griega, para decir «rogativas», aparece en Luc 5:33 (oraciones, «hacen ruego» — Ver. ASV., N.M.) y en Flp 1:4 (oraciones rogando). Esta palabra griega se usa en conexión con la palabra «oración», como en 5:5 (súplicas y oraciones); Flp 4:6 (oración y ruego).

Es una clase especial de oración, en la cual la persona estipula cierta necesidad que tiene. La palabra griega se usa en conexión con peticiones hechas a los hombres, o a Dios. (Pero la palabra griega para «oración» se usa solamente en conexión con Dios).

— oraciones — Son hechas solamente a Dios, y es el término general. Véase 1Ts 5:17.

— peticiones — Otras versiones dicen «intercesiones» (Mod., ASV., NVI., N.M., JTD., RVA.). La palabra griega (enteuxis) para decir «intercesiones» aparece también en 4:5 (oración), y quiere decir intercambio con (Dios). Expresa la idea de acercamiento a Dios en oración familiar y libre, en este caso, a favor de otros.

Al cristiano se le permite el privilegio de tener un intercambio con Dios, al interceder por otros hombres. (Es un privilegio no ejercitado a menudo).

Ejemplos: Gén 18:23-32; Luc 22:31-32; Luc 23:34 (Isa 53:12).

— y acciones de gracias — Esta clase de oración expresa gratitud por lo que ya se ha recibido. Se le exhorta al cristiano que dé gracias a Dios por lo ha hecho por todos los hombres en el mundo.

Véase Flp 4:6.

— por todos los hombres — Estos son objeto de las oraciones del cristiano. Se implica que la salvación, pues, es universal (y no solamente para los llamados «elegidos» del calvinismo). Dios exhorta a sus santos que oren por todos los pecadores. ¿Por qué? Porque importa; Dios está en control, y contesta oraciones.

La oración no es función particular de «clérigos». Todos los santos deben orar por todos los hombres. Esto es lo que la Biblia dice. (Contrástese la práctica de ciertos clérigos de leer oraciones ya prescritas, o la de hacer venir al «pastor» a que ore él por alguien).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

exhorto ante todo. 1Co 15:3; 2Co 8:6; Efe 3:13; Heb 6:11.

que se hagan rogativas. 1Ti 5:5; Gén 18:23-32; 1Re 8:41-43; Sal 67:1-4; Sal 72:19; Mat 6:9, Mat 6:10; Stg 5:16.

y acciones de gracias. Rom 1:8; Rom 6:17; Efe 5:20; Flp 1:3; 2Ts 1:3.

por todos los hombres. 1Ti 2:4; Hch 17:30; 1Ts 3:12; 2Ti 2:24; Tit 2:11; Tit 3:2.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Que se unan para orar y dar gracias por todos los hombres, 1Ti 2:1-8.

Como deben ataviarse las mujeres, 1Ti 2:9-11.

Ellas no deben de enseñar, 1Ti 2:12-15.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

ante todo: Aquí Pablo trabaja sobre lo que edifica a la Iglesia (1Ti 1:4). En estos versículos, usa cuatro de los siete términos del NT. para la oración.

rogativas: Enfatiza una necesidad personal. El verbo del cual deriva el sustantivo da la idea de «petición».

oraciones: Es la palabra que se usa generalmente. El término siempre se dirige a Dios con reverencia o adoración.

peticiones: Quiere decir «acercarse con confianza», lo que sugiere un acceso libre a Dios.

acciones de gracias: Es una actitud de gratitud, el acto de agradecer a Dios por lo que ha hecho por nosotros. Cada uno de esos aspectos de la oración deberían ser incluidos en las oraciones diarias de la Iglesia.

por todos los hombres es el primer objeto de oración. Esta expresión genérica para referirse a la mujer y al hombre no puede estar limitada a los creyentes; también incluye a los no creyentes, tales como los reyes y todos los que están en eminencia.

Quieta: Se refiere a una tranquilidad interna o una actitud afable. La idea de orar por los reyes tiene un énfasis doble. Primero, es una manera específica de orar por todos los hombres, porque las acciones de un rey afectan a toda la sociedad. Segundo, esto recuerda a los creyentes que Dios es el soberano. Él tiene el control y nuestras oraciones afectan las decisiones al más alto nivel.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

En las asambleas litúrgicas: oración por todos los hombres, 2:1-7.
1 Ante todo te ruego que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, 2 por los reyes y por todos los constituidos en dignidad, a fin de que gocemos de vida tranquila y quieta con toda piedad y honestidad. 3 Esto es bueno y grato ante Dios nuestro Salvador, 4 el cual quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad. 5 Porque uno es Dios, uno también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, 6 que se dio a sí mismo como rescate por todos; testimonio dado a su tiempo, 7 para cuya promulgación he sido yo hecho heraldo y apóstol – digo verdad en Cristo, no miento – , maestro de los gentiles en la fe y en la verdad.

Hasta aquí Pablo se había mantenido en recomendaciones de carácter general sobre defensa de la verdadera doctrina contra los que la desfiguraban; ahora comienzan los avisos de tipo más particular. Y, primeramente, con relación a la oración pública.
Manda el Apóstol que se hagan oraciones “por todos los seres humanos” (v.1), y en especial “por los constituidos en dignidad,” comenzando “por los reyes” (v.2). La razón de esta mención especial de las personas constituidas en dignidad es porque su conducta implica graves consecuencias para el bien de los demás, dependiendo de ellos en gran parte el que podamos gozar “de vida tranquila y quieta con toda piedad y honestidad” (v.2). Nótese que el emperador 347 era entonces Nerón y que es casi seguro que ya había tenido lugar el incendio de Roma del 64 y la subsiguiente persecución contra los cristianos, a pesar de lo cual Pablo no cambia en nada sus ideas de respeto hacia la autoridad expresadas siete u ocho años antes en Rom 13:1-7. Sin embargo, es posible que las palabras “a fin de que gocemos de vida tranquila y quieta con toda piedad y honestidad” sean reflejo de temores para el futuro.
La expresión “con toda piedad y honestidad” viene a ser equivalente a la fórmula hebrea “en santidad y justicia” (cf. Luc 1:75), en la que está resumido todo el ideal religioso de Israel.
A fin de dar más autoridad a su recomendación, Pablo añade que “esto,” es decir, el que reguemos por todos y en especial por los constituidos en dignidad, es “bueno y grato ante Dios nuestro Salvador” (v.3). Y da la razón: porque Dios “quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad” (v.4). Es obvio, pues, que si quiere que todos se salven, nosotros, rogando por todos, hacemos una cosa grata a Dios. Enseñanza importante sobre el deber y la eficacia de la oración para cooperar a la voluntad de Dios. Es la oración algo que se introduce entre Dios y la voluntad libre del hombre, a fin de atraer sobre ésta gracias de luz y de fuerza por parte de Dios, que libremente la dobleguen a sus planes salvadores. La expresión “conocimiento de la verdad” viene a equivaler aquí a conocimiento de la verdadera religión, y más que concebir la “verdad” en un orden especulativo, al estilo de la filosofía griega, es concebida en un orden práctico, como orientación vital de toda la personalidad. Es la concepción que suele encontrarse en el Antiguo Testamento 348.
El razonamiento de San Pablo todavía no se detiene aquí. El Apóstol sigue encadenando verdades, y ahora va a explicar el porqué de esa voluntad salvífica universal de Dios 349. Dice que no puede ser de otra manera, pues “Dios es uno, y uno también el mediador entre Dios y los nombres, el hombre Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate por todos” (v.5-6). Lo que equivale a decir que son dos las razones del universalismo: la unicidad de Dios, primer principio y último fin de todos, y, una vez roto el orden de la creación por el pecado, la unicidad del Mediador, Dios y hombre a la vez, que por todos se dio a sí mismo en rescate 350. El que San Pablo hable de “único mediador,” que es Jesucristo, no excluye la mediación de los ángeles y santos, y singularmente la de la Virgen María, conforme ha sostenido siempre la Iglesia, pues esa mediación de los santos supone la mediación de Jesucristo, y en ella se funda y de ella recibe toda su fuerza. El término “mediador,” aparte este lugar, se aplica también a Jesucristo en Heb 8:6 y 9:15. La idea, sin embargo, es muy frecuente: por El tenemos acceso al Padre (Efe 2:18), la paz (Rom 5:1), la victoria ( 1Co 15:57), etc. La misma concepción de Cristo como nuevo Adán (cf. Rom 5:12-21) contiene implícitamente la idea de la mediación. Llama la atención el relieve que, al hablar de Cristo Jesús, da el Apóstol a la palabra “hombre” (v.5). Creen algunos que esa afirmación está enderezada contra las primeras manifestaciones del docetismo, el cual sostenía que Cristo había tomado sólo un cuerpo aparente y no era verdadero hombre. Sin embargo, también puede ser que se trate simplemente de hacer resaltar que Jesucristo ejerce ese poder de “mediador” precisamente en cuanto hombre, pues es en cuanto hombre como va a la muerte y paga a Dios el precio de nuestro rescate. Claro que, en realidad, solamente porque también era Dios pudo dar a su muerte un valor infinito, y, por tanto, es en su condición de hombre-Dios como le compete el título de “mediador” único.
San Pablo termina su razonamiento diciendo que la redención del mundo por la pasión y muerte de Cristo fue un “testimonio” o prueba manifiesta de la voluntad salvífica universal del Padre, escondida durante siglos y manifestada ahora en el tiempo por El prefijado (v.ób; cf. Gal 4:4; Efe 3:9; Col 1:26). Para promulgar o extender por el mundo ese testimonio, Pablo ha sido elegido “heraldo y apóstol” (v.7; cf. Gal 1:15-16; Efe 3:7-8; 2Ti 1:11).

Modo de orar,2Ti 2:8-15.
8 Así, pues, quiero que los hombres oren en todo lugar, levantando puras las manos, sin ira ni discusiones* 9 Asimismo, que las mujeres se presenten en hábito honesto, con recato y modestia, sin rizado de cabellos, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, 10 sino con obras buenas, cual conviene a mujeres que hacen profesión de piedad. 11 La mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. 12 No consiento que la mujer enseñe ni domine al marido, sino que se mantenga en silencio, 13 pues el primero fue formado Adán, después Eva. 14 Y no fue Adán el seducido, sino Eva, que, seducida, incurrió en la transgresión. 15 Se salvará por la crianza de los hijos, con tal que permaneciere con modestia en la fe, la caridad y la santidad.

Después de aconsejar que se hagan oraciones por todos y en especial por los constituidos en dignidad, San Pablo indica ahora el modo de orar, distinguiendo entre hombres (v.8) y mujeres (v.9-15)·
Por lo que respecta a los hombres, dice que oren “en todo lugar,” y que lo hagan “levantando puras las manos, sin ira ni discusiones” (v.8). Se trata, como aparece del contexto, de las oraciones públicas. Ese “en todo lugar” no ha de tomarse, pues, en sentido absoluto, sino “en todo lugar” donde se reúnan las asambleas cristianas (cf. Rom 16:5; Gol 4:15; Hec 2:46; Hec 20:7). La costumbre de orar con las manos levantadas hacia el cielo era la ordinaria entre los judíos (cf. Exo 9:29; 1Re 8:38; Isa 1:15; Sal 134:2), y también entre los paganos, como vemos en multitud de monumentos egipcios, asirios, etc. San Pablo quiere que ésa siga siendo la costumbre entre los cristianos; pero que lo hagan con las manos “puras” (pureza moral) y “sin ira ni discusiones,” es decir, plenamente dispuestos para la oración (cf. Mat 5:23-24)·
Es interesante, a este respecto, la observación de Tertuliano, quien afirma que, a diferencia de los paganos que elevaban los brazos verticalmente, los cristianos los extienden a lo ancho, a imagen de Cristo crucificado 351.
En cuanto a las mujeres, que no vayan a la oración como a una exhibición de modas (v.9; cf. 1Pe 3:3), sino cual conviene a mujeres cristianas (v.10). Conoce muy bien el Apóstol la debilidad humana y la tentación que puede sentir la mujer, incluso al ir a las asambleas litúrgicas, de buscar llamar la atención con sus trajes, peinados y joyas. Y que no traten de dirigir y dar instrucciones, pues eso corresponde a los hombres (v.11-12; cf. 1Co 14:34-35). En apoyo de lo que les dice y cómo la mujer debe estar sujeta al ser humano, recurre San Pablo a la narración del Génesis, donde claramente aparece la prioridad del hombre en la creación, siendo la mujer, que vino después, ocasión de su caída (v.13-14; cf. Gen 2:7-22; Gen 3:2-6). De la misma narración del Génesis se valió también, para una argumentación semejante, en 1Co 11:7-12. A estas argumentaciones sacadas de la Biblia, muy en uso entre los judíos, no siempre se les pretendía dar carácter de estricta demostración, sino más bien de ilustración (cf. Gal 3:16), como quizás sea también en el caso presente 352.
Por su parte, las mujeres deben mostrar sus propias virtudes femeninas, y San Pablo destaca en particular la maternidad con todo lo que ella entraña de sacrificio y de expiación, como vía normal en la mujer para conseguir la salvación (v.15). Es posible que esta mención especial de la maternidad, como medio de santificación en la mujer, tenga su parte de intención contra los falsos doctores que proscribían el matrimonio (cf. 4:3). Desde luego, el que exalte la maternidad como medio de santificación no significa que aconseje que todas las mujeres sigan ese camino; hay otro, el de la virginidad por Dios, que está por encima (cf. 1Co 7:25-35). Pero eso es un don de Dios, no la vía normal (cf. 1Co 7:7). Lo que sí añade San Pablo es que esa maternidad y crianza de los hijos ha de ir acompañada de “fe, caridad, santidad” (εν ττίστει και αγάπη και άγιασμω ), sin lo cual de nada valdría en orden a la vida eterna 353.
Exige, pues, el Apóstol como condición la perseverancia en la fe, una fe verdadera que fructifique en obras de caridad (cf. Gal 5:6) y de santidad (cf. 1Te 4:3-7).

Fuente: Biblia Comentada

rogativas. La palabra griega se deriva de una raíz que significa «carecer» o «necesitar». Esta clase de oración siempre está motivada por una necesidad concreta. Los perdidos tienen una gran necesidad de salvación y los creyentes siempre deberían pedir a Dios que supla esa necesidad. peticiones. Esta palabra viene de la raíz que significa «caer con alguien» o «acercarse para hablar en la intimidad». El verbo del cual se deriva esta palabra se emplea para describir la clase de intercesión que hacen Cristo y el Espíritu por los creyentes (Rom 8:26; Heb 7:25). El deseo de Pablo era que los cristianos en Éfeso tuvieran compasión por los perdidos, entendieran la profundidad de su dolor y miseria, y acudieran a Dios en comunión íntima para rogar por su salvación. Vea las notas sobre Tit 3:3-4. todos los hombres. Los perdidos en general y no solo los elegidos. El decreto de elección de Dios es secreto y los creyentes no pueden saber quién es elegido hasta que responda. El alcance de los esfuerzos evangelizadores de Dios es más amplio que el número de los elegidos (Mat 22:14; Jua 17:21; Jua 17:23; vea la nota sobre el v.1Ti 2:4).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Es evidente que la iglesia en Éfeso había dejado de orar por los perdidos, ya que Pablo urgió a Timoteo para que esta práctica volviera a ser una prioridad. Los maestros falsos del judaísmo introdujeron un evangelio pervertido y la enseñanza de que la salvación solo era para judíos y prosélitos del judaísmo entre los gentiles, por esa razón es seguro que restringieron las oraciones evangelizadoras. El exclusivismo religioso que limita la salvación a los miembros privilegiados de cierta élite, hace innecesaria la oración por los perdidos.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

2:1 — Nuestra versión omite la palabra «pues», comenzando el versículo así: «Exhorto ante todo…» La Ver. 1977 dice, «Exhorto, pues, ante todo…», y así se expresan casi todas las versiones en español que tengo. Pablo hace una conexión entre lo dicho anteriormente, y lo que ahora está para decir. En vista de lo que había dicho, especialmente en 1:3,18 («este mandamiento»), ahora exhorta a Timoteo en cuanto a la necesidad de las diferentes clases de oración a favor de todos los hombres, y la necesidad del atavío modesto en la mujer.
Algunos estaban enseñando «diferente doctrina», pero ahora Pablo en el resto de la carta instruye a Timoteo respecto a cosas que deben ser enseñadas.
Hay comentaristas que ven en las instrucciones de este capítulo referencia exclusiva a la oración, y al atavío de la mujer, ¡en los servicios públicos de la iglesia! Pero esto no puede ser (ver. 8). Estas instrucciones no pueden ser limitadas así. La modestia, el pudor, la honestidad, son cualidades que han de ser manifestadas en todo lugar, como también las «buenas obras» (ver. 10), y no solamente en el servicio público. Véanse los comentarios sobre el ver. 8.
— Exhorto ante todo — El primer punto de exhortación, con referencia a ese «mandamiento», es la oración.
— a que se hagan rogativas — La misma palabra griega, para decir «rogativas», aparece en Luc 5:33 (oraciones, «hacen ruego»–Ver. ASV., N.M.) y en Flp 1:4 (oraciones rogando). Esta palabra griega se usa en conexión con la palabra «oración», como en 5:5 (súplicas y oraciones); Flp 4:6 (oración y ruego).
Es una clase especial de oración, en la cual la persona estipula cierta necesidad que tiene. La palabra griega se usa en conexión con peticiones hechas a los hombres, o a Dios. (Pero la palabra griega para «oración» se usa solamente en conexión con Dios).
— oraciones — Son hechas solamente a Dios, y es el término general. Véase 1Ts 5:17.
— peticiones — Otras versiones dicen «intercesiones» (Mod., ASV., NVI., N.M., JTD., RVA.). La palabra griega (enteuxis) para decir «intercesiones» aparece también en 4:5 (oración), y quiere decir intercambio con (Dios). Expresa la idea de acercamiento a Dios en oración familiar y libre, en este caso, a favor de otros.
Al cristiano se le permite el privilegio de tener un intercambio con Dios, al interceder por otros hombres. (Es un privilegio no ejercitado a menudo).
Ejemplos: Gén 18:23-32; Luc 22:31-32; Luc 23:34 (Isa 53:12).
— y acciones de gracias — Esta clase de oración expresa gratitud por lo que ya se ha recibido. Se le exhorta al cristiano que dé gracias a Dios por lo ha hecho por todos los hombres en el mundo.
Véase Flp 4:6.
— por todos los hombres — Estos son objeto de las oraciones del cristiano. Se implica que la salvación, pues, es universal (y no solamente para los llamados «elegidos» del calvinismo). Dios exhorta a sus santos que oren por todos los pecadores. ¿Por qué? Porque importa; Dios está en control, y contesta oraciones.
La oración no es función particular de «clérigos». Todos los santos deben orar por todos los hombres. Esto es lo que la Biblia dice. (Contrástese la práctica de ciertos clérigos de leer oraciones ya prescritas, o la de hacer venir al «pastor» a que ore él por alguien).

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL CAMINO DE LA ORACIÓN

1 Timoteo 2:1-7 (continuación)

Aquí se agrupan cuatro palabras diferentes para la oración. Es verdad que no se deben distinguir abruptamente; pero cada una de ellas tiene algo que decirnos acerca del camino de la oración.
(i) La primera es déésis, que hemos traducido comcapeticiones. No es exclusivamente una palabra religiosa; se puede referir indistintamente a una petición que se hace a otra persona o a Dios; pero su idea fundamental es un sentimiento de necesidad. Nadie hace una petición a menos que se le haya despertado el deseo un sentimiento de necesidad. La oración empieza por ese sentimiento, con la convicción de que no podemos enfrentarnos con la vida solos. Ese sentimiento de debilidad humana es la base de que acudamos a Dios.

(ii) La segunda es proseujé, que hemos traducido por oración. La diferencia básica entre déésis y proseujé es que deésis se puede dirigir a un hombre o a Dios, pero proseujé nunca se usa nada más que en relación con Dios. Hay ciertas necesidades que sólo Dios puede satisfacer. Hay una fuerza que sólo Él puede dar; un perdón que sólo Él puede conceder; una certeza que Él sólo puede infundir. Bien puede ser que nuestra debilidad nos persiga porque presentamos nuestras necesidades donde no nos las pueden satisfacer.

(iii) La tercera es énteuxis, que hemos traducido como ruegos. De las tres palabras ésta es la más interesante. Tiene una historia alucinante. Es el nombre correspondiente al verbo entynjánein, que originalmente quería decir encontrarse o dar con una persona; de ahí paso a significar tener una conversación íntima con una persona; luego adquirió un significado especial, el de entrar a la presencia de un rey para someterle una petición. Eso nos dice mucho acerca de la oración. Nos dice que el acceso a Dios está abierto para todos y que tenemos derecho a presentarle nuestras peticiones a Uno Que es el Rey. No hay nada que sea demasiado grande o imposible para pedírselo a Tal Rey.

(iv) La cuarta es eujaristía, que hemos traducido como acción de gracias. La oración no es sólo pedirle cosas a Dios; también quiere decir darle gracias a Dios por cosas. Porque muchos de nosotros practicamos la oración como un ejercicio de quejas, cuando debería ser un ejercicio de gratitud. Epicteto, que no era un cristiano sino un filósofo estoico, decía: «¿Qué puedo hacer yo, que soy un hombrecillo viejo y cojo, sino alabar a Dios?» Tenemos derecho a presentarle nuestras necesidades a Dios; pero tenemos también el deber de presentarle nuestras acciones de gracias.

UN SOLO DIOS Y UN SOLO SALVADOR

1 Timoteo 2:1-7 (conclusión)

Pablo concluye con la afirmación de las grandes verdades de la fe cristiana.
(i) Hay un solo Dios. No vivimos en un mundo como el que los gnósticos inventaron con sus teorías de dos dioses hostiles entre sí. No vivimos en un mundo como el que suponían los paganos con su horda de dioses, a menudo rivales entre sí. Los misioneros nos dicen que uno de los grandes alivios que trae el Cristianismo a los paganos en la convicción de que no hay más que un solo Dios. Viven constantemente aterrados con los dioses y es para ellos una emancipación el descubrir que no hay más que un solo Dios cuyo nombre es Padre y cuya naturaleza es amor.
(ii) Hay un solo Mediador. Aun los judíos habrían dicho que hay muchos mediadores entre Dios y el hombre. Un mediador es uno que se coloca entre dos partes y actúa como intermediario. Para los judíos, los ángeles eran mediadores. El Testamento de Dan (6;2) dice: «Acércate a Dios, y al ángel que intercede por ti, porque él es un mediador entre Dios y el hombre.» Para los griegos había toda clase de mediadores. Plutarco decía que era un insulto a Dios el concebir que estuviera de alguna manera involucrado directamente en el mundo; estaba en relación con el mundo solamente a través de ángeles y demonios y semidioses que eran, por así decirlo, sus relaciones públicas.

El hombre no tenía acceso directo a Dios, ni según el pensamiento judío ni según el griego. Pero por medio de Jesucristo, el cristiano tiene ese acceso directo, que nada puede interrumpir. Además, no hay más que un solo mediador. E. F. Brown nos dice que eso es, por ejemplo, lo que los hindúes encuentran tan difícil creer. Ellos dicen: » Vuestra religión está bien para vosotros y la nuestra para nosotros.» Pero a menos que haya un solo Dios y un solo mediador no podrá haber tal cosa como fraternidad humana. Si hay muchos dioses y muchos mediadores compitiendo por la lealtad y el amor de los humanos, la religión se convierte en algo que divide a los hombres en lugar de unirlos. Es precisamente porque hay un solo Dios y un solo mediador por lo que los hombres son hermanos entre sí.

Pablo pasa a llamar a Jesús el Que dio Su vida en rescate por todos. Eso quiere decir simplemente que Le costó a Dios la vida y la muerte de Su hijo el recuperar para Sí a los hombres. Hubo un hombre que había perdido un hijo en la guerra. Había vivido una vida de lo más descuidada y aun impía; pero la muerte de su hijo le colocó cara a cara con Dios como nada nunca antes. Llegó a ser un hombre cambiado. Cierto día estaba parado ante una lápida conmemorativa de la guerra, mirando en ella el nombre de su hijo. Y dijo muy humildemente: «Supongo que él tuvo que rebajarse hasta ese punto para elevarme a mí.» Eso es lo que hizo Jesús; dio Su vida para revelarnos el amor de Dios y traernos de vuelta a casa.

Entonces Pablo reclama para sí cuatro oficios.

(i) Es un heraldo de la historia de Jesucristo. Un heraldo es uno que hace un anuncio y que dice: «¡Esto es la verdad!» Es un hombre que trae una proclamación que no es suya propia, sino que le ha encargado el rey.

(ii) Es un testigo de la historia de Cristo. Un testigo es el que puede decir: «Esto es verdad, y yo lo sé» y también «produce resultados». Es uno que transmite, no solamente la historia de Cristo, sino también la historia de lo que Cristo ha hecho por él.

(iii) Es un enviado. Un enviado es uno cuyo deber es representar a su país en tierra extranjera. Un enviado en el sentido cristiano es por tanto uno que comunica la historia de Cristo a otros. Quiere comunicar la historia a otros para que represente tanto para ellos como representa para él.

(iv) Es un maestro. El heraldo es la persona que proclama los Hechos; el testigo es la persona que proclama el poder de los Hechos; el enviado es la persona que recomienda los Hechos; el maestro es la persona que conduce a otros al significado de los Hechos. No basta con conocer y saber que Cristo vivió y murió; debemos pensar a fondo lo que eso quiere decir. Una persona debe no sólo sentir la maravilla de la historia de Cristo; debe pensar a fondo en su significado para sí mismo y para el mundo.

ORANDO POR LAS AUTORIDADES

1 Timoteo 2:1-7 (continuación)

Este pasaje nos manda especialmente orar por los reyes y emperadores y todos los que están en autoridad. Éste era un principio cardinal de la oración cristiana en comunidad. Los emperadores puede que fueran perseguidores, y los que estaban en autoridad podrían estar decididos a erradicar el Cristianismo; pero la Iglesia Cristiana nunca, ni siquiera en los tiempos cuando la estaban persiguiendo con el más cruel sadismo, dejó de orar por ellos.

Es extraordinario seguir el rastro por los primeros días, días de cruel persecución, cuando la Iglesia consideraba un deber absoluto el orar por el emperador, y los reyes y gobernadores a él subordinados. «Temed a Dios -dice Pedro-. Honrad al emperador» (1Pe 2:17 ). Y debemos recordar que aquel emperador era nada menos que Nerón, un monstruo de crueldad. Tertuliano insiste en que los cristianos piden a Dios para el emperador «una larga vida, un dominio seguro, un hogar pacífico, un senado fiel, un pueblo íntegro y un mundo en paz» (Apología 30). «Pedimos por nuestros gobernantes -e scribía-, por el estado del mundo, por la paz de todas las cosas y por el aplazamiento del fin» (Apología 39). También escribía: «El cristiano no es enemigo de nadie, y menos del emperador; porque sabemos que, puesto que ha sido elegido por Dios, es necesario que le amemos, y reverenciamos, y honremos, y deseemos su seguridad, lo mismo que la de todo el Imperio Romano. Por tanto sacrificamos por la seguridad del emperador» (Ad Scapulam 2). Cipriano, escribiendo a Demetriano, habla de la Iglesia Cristiana «sacrificando y aplacando a Dios noche y día por vuestra paz y seguridad» (Ad Demetrianum 20). En el año 311 el emperador Galerio pidió expresamente las oraciones de los cristianos, y les prometió misericordia e indulgencia si oraban por el Estado. Taciano escribe: «¿Que el emperador nos manda dar tributo? Lo ofrecemos de buena voluntad. ¿El gobernador nos manda prestar servicio o servidumbre? Reconocemos nuestra servidumbre. Pero un hombre debe ser respetado como corresponde a un hombre, pero sólo hay que reverenciar a Dios» (Apología 4). Teófilo de Antioquía escribe: «El honor que yo le doy al emperador es tanto más grande, porque yo no le doy culto, sino oro por él. No adoro más que al verdadero y único Dios, porque sé que Él ha escogido al emperador… Los que le dan al emperador el verdadero honor son los que están bien dispuestos hacia él, a obedecerle, y que oran por él» (Apología 1:11 ). Justino Mártir escribe: «Adoramos solamente a Dios, pero en todas las otras cosas te servimos alegremente, estamos contentos de servirte, reconociendo a los reyes y a los gobernadores de los hombres, y orando para que sean hallados actuando conforme a la verdadera razón con su poder real» (Apología 1:14; 1:17).

La más grande de todas las oraciones por el emperador se encuentra en la Primera Carta a la Iglesia de Corinto que escribió Clemente de Roma hacia el año 90 d C. cuando el salvajismo de Domiciano estaba todavía reciente en el recuerdo: «Tú, Señor y Maestro, has dado a nuestros gobernantes y autoridades el poder de soberanía en Tu poder excelente e indiscutible, para que nosotros, conociendo la gloria y el honor que Tú les has dado, nos sometamos a ellos en todo aquello que no se oponga a Tu voluntad. Concédeles, por tanto, oh Señor, salud, paz, concordia, estabilidad, para que administren sin falta el gobierno que Tú les has dado. Porque Tú, oh Dueño soberano, Rey de los siglos, das a los hijos de los hombres gloria y honor y poder sobre todas las cosas que están sobre la Tierra. Dirige, Señor, su consejo de acuerdo con lo que consideras bueno y agradable, para que, administrando el poder que Tú les has dado en paz y benevolencia con piedad, obtengan Tu favor. Oh Tú, que eres el único capaz de hacer estas cosas, y cosas incalculablemente mejores que estas por nosotros, te alabamos mediante el Sumo Sacerdote y Guardián de nuestras almas, Jesucristo, por medio de Quien la gloria y la majestad sean dadas a Ti tanto ahora como por todas las generaciones y por siempre jamás. Amén» (1 Clemente 61).

La Iglesia siempre consideró un deber inexcusable el orar por los que ocupaban puestos de autoridad en los reinos de la Tierra; y traía incluso a sus perseguidores ante el trono de la gracia como Jesucristo nos ha mandado: «Orad por los que os ultrajan y os persiguen» (Mt 5:44 ).

LA UNIVERSALIDAD DEL EVANGELIO

1 Timoteo 2:1-7

Así pues, la primera cosa que os recomiendo encarecidamente es que ofrezcáis peticiones, oraciones, ruegos, acciones de gracias, por todos los seres humanos. Orad por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que gocen una vida que sea tranquila y reposada y que puedan actuar con toda piedad y reverencia. Esa es la manera digna de vivir, la que cuenta con la aprobación de Dios nuestro Salvador, Que quiere que todas las personas se salven y que vengan a un conocimiento pleno de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo Mediador entre Dios y el hombre, el Hombre Jesucristo, Que Se dio a Sí mismo en expiación por todos. Fue así como Él dio Su testimonio de Dios en Su propio tiempo propicio, un testimonio del que yo he sido nombrado heraldo y enviado (estoy diciendo la verdad, esto no es ninguna mentira), maestro de los paganos, y mi mensaje esta basado en la fe y en la verdad.

Antes de estudiar este pasaje en detalle, debemos fijarnos en una cosa que resalta de manera que no se puede por menos de notar. Pocos pasajes de Nuevo Testamento hacen un hincapié tan claro en la universalidad del Evangelio. La oración se ha de hacer por todos los hombres; Dios es el Salvador Que desea que todos los hombres se salven; Jesús dio Su vida en rescate por todos. Como escribe Walter Lock, «la voluntad salvífica de Dios es tan amplia como Su voluntad creadora.»

Esta es una nota que suena una y otra vez en el Nuevo Testamento. Por medio de Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo (2Co 5:18 s). De tal manera amó Dios al mundo que dio a Su Hijo Jn 3:16 ). Jesús tenía confianza en que, cuando fuera elevado sobre la Cruz, más tarde o más temprano atraería a todos los hombres a Sí mismo Jn 12:32 ).

E. F. Brown llama a este pasaje » la carta magna de la obra misionera.» Dice que es la prueba de que todas las personas son capax Dei, capaces de recibir a Dios. Puede que estén perdidos, pero pueden ser encontrados; puede que sean ignorantes, pero pueden ser iluminados; puede que sean pecadores, pero pueden ser salvos. George Wishart, el precursor de John Knox, escribe en su traducción de la Primera Confesión Suiza: «El fin y el propósito de la Escritura es declarar que Dios es benevolente y amigable para con la humanidad; y que ha declarado esa amabilidad Suya en y por medio de Jesucristo, Su único Hijo; la cual amabilidad se recibe por la fe.» Por eso se deben ofrecer oraciones por todos los seres humanos. Dios quiere a todas las personas; y así, por tanto, debe querer Su Iglesia.

(i) El Evangelio incluye a los de arriba y los de abajo. Tanto el emperador en la cumbre de su poder como el esclavo en su indefensión están incluidos en el abrazo del Evangelio. Tanto el filósofo con su sabiduría como el hombre sencillo en su ignorancia necesitan la gracia y la verdad que el Evangelio les puede traer. En el Evangelio no hay diferencias de clase. El rey y el plebeyo, los ricos y los pobres, los aristócratas y los campesinos, el amo y el esclavo están todos incluidos en su abrazo ilimitado.

(ii) El Evangelio incluye a buenos y malos. Hay una extraña enfermedad que está afligiendo a la Iglesia en los tiempos modernos, que la hace insistir en que uno tiene que ser respetable antes de ser admitido, y mirar con suspicacia a los pecadores que tratan de entrar por sus puertas. Pero el Nuevo Testamento deja bien claro que la Iglesia existe, no solamente para edificar a los buenos, sino para recibir y salvar a los pecadores.

Uno de los grandes santos de los tiempos modernos, y de todos los tiempos, fue Toyohiko Kagawa. Fue a Shinkawa adonde se dirigió para buscar hombres y mujeres para Cristo, y vivió allí en los suburbios más abandonados y asquerosos del mundo.
W. J. Smart describe la situación: «Sus vecinos eran prostitutas no inscritas, ladrones que presumían de su astucia para burlar a toda la policía de la ciudad, asesinos que estaban orgullosos no solo de su ficha de crímenes sino siempre dispuestos a añadir a su curriculum nuevos delitos. Toda la gente, ya fueran débiles o retrasados mentales o criminales, vivían en condiciones de miseria abismal, en calles resbaladizas de porquería donde las ratas salían arrastrándose de las alcantarillas abiertas para morir. El aire estaba siempre cargado de hedor. Una chica idiota que vivía en la chabola de al lado de la de Kagawa tenía pinturas viles pintadas en la espalda para seducir a los hombres a su nido. Por todas partes había cuerpos humanos pudriéndose de sífilis.» Kagawa quería a las personas así lo mismo que Jesucristo, porque El quiere a todos los seres humanos lo mismo buenos que malos.

(iii) El Evangelio abraza a los cristianos y a los no cristianos. La oración se ha de hacer por literalmente todos los seres humanos. Los emperadores y gobernantes por los que esta carta nos exhorta a orar no eran cristianos; eran de hecho hostiles a la Iglesia; y, sin embargo; había que presentarlos ante el trono de la gracia en las oraciones de la Iglesia. Para el verdadero cristiano no hay tal cosa como un enemigo en todo el mundo. Nadie está fuera de sus oraciones, porque nadie está fuera del amor de Cristo ni del propósito de Dios, Que quiere que todos los seres humanos se salven.

LOS DONES DE DIOS

1 Timoteo 2:1-7 (continuación)

La Iglesia pedía ciertas cosas para los que estaban en autoridad.
(i) Pedía para ellos «una vida tranquila y reposada.» Ésa era la oración por liberación de guerra, de rebelión y de cualquier cosa que inquietara o disturbara la paz del reino. Ésta es la oración de un buen ciudadano.
(ii) Pero la Iglesia pedía mucho más que eso. Pedía «una vida que se vive en piedad y reverencia». Aquí se nos presentan dos grandes palabras que son clave en las Epístolas Pastorales y describen cualidades que debe ambicionar no solamente el gobernante sino todo cristiano.
La primera es la piedad, eusébeia. Esta es una de las grandes y casi intraducibles palabras griegas. Describe reverencia tanto para con Dios como para con el hombre, esa actitud de la mente que respeta al hombre y honra a Dios. Eusebio la definía como «reverencia hacia el solo y único Dios, y la clase de vida que Él quiere que vivamos.» Para los griegos, el gran ejemplo de eusébeia fue Sócrates, a quien Jenofonte describe con los siguientes términos: «Tan piadosa y devotamente religioso que no daría un paso fuera de la voluntad del cielo; tan justo y recto que no cometería nunca ni aun la injuria más insignificante a ningún alma viviente; tan controlado, tan templado, que nunca en ninguna ocasión escogió lo más dulce en lugar de lo más amargo; tan sensible y sabio y prudente que nunca erraba al distinguir lo mejor de lo peor» (Jenofonte: Memorabilia, 4, 8,11). Eusébeia está muy cerca de la gran palabra latina pietas, que Warde Fowler describe así: «La cualidad conocida por los latinos como pietas se eleva a pesar de pruebas y peligros por encima de los engaños de la pasión individual y de la facilidad egoísta. La pietas de Eneas era un sentimiento del deber para con la voluntad de los dioses, tanto como para su padre, su hijo y su pueblo; y este deber nunca le abandona.» Está claro que eusébeia es una cosa tremenda. Nunca olvida la reverencia que le es debida a Dios; nunca olvida los derechos que se deben a los hombres; nunca olvida el respeto que se debe a uno mismo. Describe el carácter de la persona que nunca falla a Dios al hombre o a sí misma.

Segundo, está la reverencia, semnótés. Aquí nos encontramos otra vez en el reino de lo intraducible. El adjetivo correspondiente, semnós, se aplica constantemente a los dioses. R. C. Trench dice que el que es semnós «tiene una gracia y una dignidad que no presta la Tierra.» Dice que es el que, «sin pedirla, inspira reverencia.» Aristóteles fue el gran maestro griego de ética. Tenía una manera de describir cualquier virtud como el término medio entre dos extremos. A un lado estaba el extremo por exceso y al otro, por defecto; y entre los dos estaba el término medio en el que se encontraba la virtud. Aristóteles dice que semnótés es el término medio entre areskía, servilismo, y authadía, arrogancia. Bien se puede decir que para el que es semnós toda la vida es un acto de culto; toda la vida se vive en la presencia de Dios; se mueve por el mundo, como ha dicho alguien, como si fuera el templo del Dios vivo. Nunca olvida la santidad de Dios ni la dignidad del hombre.

Estas dos son grandes cualidades regias que cada uno debe codiciar y pedir para sí en oración.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

CAPÍTULO 2

Parte segunda

PROBLEMAS DE DISCIPLINA ECLESIÁSTICA 2,1-3,16

En la segunda parte de su carta, Pablo da a su discípulo y representante Timoteo instrucciones importantes para la vida comunitaria cristiana, sobre todo en lo relativo al culto (2,1-15). El Apóstol exige que la oración de los cristianos incluya a todos los hombres, especialmente a las autoridades (2,1-7). Le preocupa especialmente el buen comportamiento de los hombres y de las mujeres en los actos de culto y en la oración (2,8-15). De gran importancia para la comunidad es además el nombramiento de ministros (3,1-13). Se ponen en conocimiento de Timoteo los requisitos necesarios para el cargo de «obispo» (3,1-7) y de diácono (3,8-13). En un himno cristológico se alude a la grandeza del misterio confiado a la Iglesia como fundamento de estos preceptos (3,14-16).

1. EL CULTO (2/01-15).

a) Oración por todos, especialmente por las autoridades 2, 1-7).

1 Lo primero que te recomiendo es que se hagan peticiones, oraciones, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres: 2 por los reyes y por todos los que están en la cumbre, para que podamos llevar una vida tranquila y pacífica con toda piedad y dignidad.

La preocupación por los actos de culto que se celebran en la comunidad ocupa el primer lugar en las instrucciones que Pablo da a su representante. Sabemos que en los comienzos de las primeras comunidades cristianas el culto estaba en íntima relación con la tradición de la sinagoga judía y se servía de las formas, estrictamente reglamentadas, de ésta. Pero sabemos también que en los territorios misionados por san Pablo se concedía un amplio margen en los actos de culto a la actividad carismática de los cristianos dotados del Espíritu, manifestada en el hablar en lenguas y en la profecía (Cf. 1Co 14:26-33). Por razón de algunos inconvenientes, que Pablo intentaba superar (Cf. 1Cor 11; 12; 14), y a causa de la disminución del número de cristianos dotados del Espíritu, surgió la necesidad de establecer un orden, «pues Dios no es un Dios de desorden, sino de paz» (1Co 14:33).

Pablo pide que en la asamblea de la comunidad, en la que los cristianos se reúnen en comunión fraterna para el culto de la palabra, se hagan oraciones públicas en común, que sean expresión de la vida cristiana palpitante de la comunidad. Probablemente esas oraciones seguían a la lectura de las Escrituras y a su interpretación. Las cuatro formas de designar la oración -peticiones, oraciones, súplicas, acciones de gracias- no quieren ser una enumeración de diversos tipos de oración, sino describir la oración cristiana bajo todos sus aspectos. Significan que hay que hacer oraciones de todas clases. Esta oración comunitaria -y en esto es en lo que insiste- se extiende a todos los hombres sin excepción ni barreras. Igual que el amor del cristiano se extiende a todos los hombres, sin conocer fronteras ni límite, su oración debe abarcarlos también a todos. No puede prescindir de nadie, y mucho menos excluir a alguien de su oración. La bondad paterna de Dios abarca a todos los hombres, «hace salir su sol sobre malos y buenos, y deja llover sobre justos e injustos» (Mat 5:45). Si quiere ser hijo de este Padre que está en el cielo, el cristiano debe orar por todos los hombres.

Se especifica un grupo de hombres por los que hay que orar públicamente: los reyes, los emperadores romanos, Nerón en aqueI entonces, y las autoridades, los altos funcionarios romanos, especialmente los gobernantes de las distintas provincias. Junto al deber de obedecer a la autoridad constituida por Dios (Cf. Rom 13:1-7; 1Pe 2:13-17) está el deber de orar por ella. Esta obligación es válida para todos los tiempos, sin tener en cuenta a qué religión pertenezca el gobernante.

En la indicación: para que podamos llevar una vida tranquila y pacífica, deben encontrar los cristianos el fundamento y la razón de ser de estas oraciones. Saben que ]a comunidad cristiana está tan alta ante los ojos de Dios y es tan querida por él que Dios, al dirigir la historia universal, tiene en cuenta su prosperidad. Saben que la protección y la bendición de Dios son prenda de la prosperidad.

De esta instrucción se deduce claramente cuál es la posición de la comunidad cristiana frente al Estado y la autoridad. La oración cristiana por la obra de Dios substituye a la adoración y a la divinización paganas del emperador y a la oración judía por la prosperidad externa del emperador. Esta obligación de orar que tiene la comunidad es independiente de la situación momentánea del cristiano y de la autoridad estatal. Este precepto de orar por las autoridades sigue siendo válido aun cuando el que ejerce la autoridad es un impío, pues, como Pablo dirá en seguida, la voluntad salvadora de Dios se extiende también a los impíos.

3 Esta oración es buena y agradable a nuestro Salvador, 4 que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Pablo afirma insistentemente que esta oración, que abarca a todos los hombres, incluida la autoridad civil, es agradable a Dios. Dios es eI «Salvador, que quiere que todos los hombres se salven» antes de que caiga sobre ellos el castigo de Dios. Aquí está, según él Apóstol, el fundamento último de la obligación de orar por todos: la voluntad salvífica universal de Dios, que quiere conducir a todos los hombres desde el pecado, la muerte y el juicio al conocimiento de la verdad (*) de la revelación divina, a la conversión y, por ella, a la salvación. El amor divino y la voluntad salvadora divina no tienen fronteras ni límites, tampoco la oración de la comunidad cristiana debe tener fronteras ni límites.

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* La misma expresión para designar la conversión al cristianismo se encuentra en 2Ti 2:25; 2Ti 3:7; Tit 1:1; Heb 10:26.

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5 Porque hay un solo Dios, y uno solo es también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, 6 que se entregó él mismo como rescate para todos: tal es el testimonio dado a su debido tiempo.

Esta voluntad salvífica de Dios se expone, en forma de tríptico, con las palabras de una fórmula cristiana primitiva de profesión de fe. El Dios único es creador de todos los hombres, vela como Padre por todas sus criaturas y quiere la salvación de todos los hombres. Entre Dios y la humanidad sólo hay un mediador, que anuncia a los hombres la voluntad de Dios, los reconcilia con Dios y establece la paz entre Dios y los hombres: «el hombre Cristo Jesús». Puede ser mediador porque, como Hijo de Dios, tiene poder para desempeñar este papel de mediador y, como hombre, pertenece al género humano y puede, por tanto, mediar (Cf. Hab 8:6; Hab 9:15; Hab 12:24).

Y, ¿qué hizo este mediador? Entregó su vida, como representante, para expiar por todo el género humano, que había incurrido en la muerte. «El Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos» (Mar 10:45). La muerte de Jesucristo en la cruz por todos los hombres es el testimonio que Dios da de que ha llegado el tiempo establecido -«cuando llegó la plenitud del tiempo» (Gal 4:4)- para el cumplimiento de sus promesas; es el mensaje que el mismo Dios manifestó a los hombres. En esta fe en el único Dios y en el único mediador Jesucristo radica el fundamento de la obligación que la comunidad cristiana tiene de hacer oración por todos los hombres, sin límites. Ahí está también el fundamento último de la esperanza y de la audaz confianza de los cristianos, que incluyen a todos los hombres en su oración para que «lleguen al conocimiento de la verdad».

7 De este testimonio he sido yo constituido heraldo y apóstol -digo la verdad, no miento-, maestro de gentiles en la fe y la verdad.

Pablo es el «heraldo» (*) de esta buena nueva de la voluntad salvífica universal de Dios y debe anunciarla por todas partes. Es el «apóstol», el enviado de Dios, encargado de manifestar a los gentiles la revelación de la voluntad de Dios y de la obra redentora del mediador Jesucristo, y de conducirlos a la fe en la verdad divina. Con una afirmación semejante a un juramento -«digo la verdad, no miento»- afirma su misión divina y da fuerza a sus palabras para rechazar todos los ataques de los falsos maestros, que ponían en duda su autoridad. Estas palabras del Apóstol, que muestran la grandeza del cargo que le ha sido confiado y la de toda predicación eclesiástica, denotan una mezcla de orgullo y alegría y, a la vez, echan sobre los cristianos una gran responsabilidad: la de escuchar con corazón bien dispuesto y abierto el mensaje que se les predica.

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* Una designación semejante de Pablo en 2Ti 1:11.

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b) Comportamiento en los actos de culto (2Ti 2:8-15).

8 Quiero, por tanto, que los hombres oren en todas partes, levantando unas manos puras, sin ira ni altercados.

El Apóstol está especialmente interesado por el modo auténtico de orar de los cristianos. Empieza dando instrucciones para la oración de los hombres. Los hombres deben orar con «unas manos puras». «Manos puras» es una metáfora para expresar el corazón sin pecado, moralmente limpio, puro, del que debe ascender la oración. Los hombres, en la oración, deben abstenerse de «ira y altercados»; deben vivir sin disputas, en paz con sus hermanos. Jesús dice en el sermón de la montaña: «Si al ir a presentar tu ofrenda ante el altar, recuerdas allí que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano; y entonces vuelve a presentar tu ofrenda» (Mat 5:23 s). ¿Cómo puede un hombre pedir a Dios que le perdone si él tiene odio en su corazón y no quiere perdonar? De ahí la exhortación de Jesús: «Cuando estéis en oración, si tenéis algo contra alguien, perdonadlo, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestros pecados» (Mar 11:25). Pablo conoce el corazón de los hombres. Sabe que la ira y las disputas son los pecados que más entorpecen a los hombres en la oración y en el culto divino. De ahí su exhortación a que oren con corazón puro, sin odio ni ira: «Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores» (Mat 6:12).

9 Por su parte, las mujeres asistan a la asamblea con traje decoroso, arregladas modesta y sobriamente, sin peinados complicados, sin oro, sin joyas y sin vestidos suntuosos, 10 sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que hacen profesión de religiosidad.

También para las mujeres hay peligros específicos en las asambleas cultuales. Tal vez fueron inconvenientes que se produjeron en las comunidades cristianas los que motivaron estas instrucciones de Pablo. La mujer tiende fácilmente a turbar la dignidad de la celebración cultual adornándose excesivamente. Por eso señala el Apóstol que el adorno más precioso de una mujer temerosa de Dios no consiste en un atavío suntuoso, sino en una vida religiosa y moral y en obras que están de acuerdo con esa vida. El adorno de la mujer no ha de ser «el exterior, cabellos trenzados, anillos de oro, o los que os ponéis, sino el hombre oculto del corazón en la incorruptibilidad de su espíritu suave y tranquilo. Esto es lo precioso ante Dios» (1Pe 3:3 s).

11 La mujer debe aprender en silencio con toda sumisión. 12 No permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre: debe mantenerse en silencio.

Pablo prohíbe además a la mujer que se levante, enseñe y hable en las funciones religiosas. En las comunidades paulinas, por ejemplo en Corinto, había surgido la costumbre de que las mujeres que tenían el don de profecía tomaran la palabra durante los actos de culto (Cf. 1Co 11:5). Esta costumbre había tenido consecuencias peligrosas. Esas profetisas despreciaban fácilmente las faenas caseras, y probablemente surgieron tentativas de dejar de lado la sumisión al varón y colocarse por encima de él. Pablo exige que las mujeres se callen en la asamblea cultual, que no se levanten para enseñar públicamente, sino que aprendan en silencio. En las asambleas sólo el varón puede enseñar; la mujer debe dejarse enseñar. Tal vez también en este punto fueron algunos disturbios que se produjeron en la comunidad los que motivaron estas prescripciones.

13 Pues Adán fue el primero en ser creado; después Eva. 14 Y no fue Adán el seducido, sino la mujer, que, una vez seducida, incurrió en la transgresión.

Pablo ve en la tendencia de algunas mujeres a colocarse por encima del varón un atentado al orden de la creación, pues la mujer, para el Apóstol, tal como se encuentra expresado en las Escrituras del Antiguo Testamento, está subordinada al marido. Dos hechos, tal como los narra el Antiguo, Testamento (Cf. 1Co 11:3-16), le dan pie para esta afirmación. Adán, según narra la Escritura, fue creado antes que la mujer (Gen 2:22). Por eso, según la mentalidad semítica, el hombre es el más viejo, la mujer, como más joven, debe estar sometida a él. Fue a Eva además a quien la serpiente sedujo directamente, y Adán siguió a su mujer, consintiendo (Gen 3:6.17). Estos dos hechos muestran al Apóstol que hay una jerarquía en la comunidad de marido y mujer. Ciertamente el hombre y la mujer tienen la misma dignidad ante Dios como seres humanos y participan por igual de la gracia de Cristo. En eso no hay ninguna diferencia. Tampoco se puede falsear esta jerarquía poniendo un dominio absoluto del hombre sobre la mujer, que se opondría a la voluntad de Dios; antes bien, los hombres deben amar a sus mujeres como a su propio cuerpo (E£ 5,28). La sentencia de Dios después de la caída muestra que, en diversos aspectos, se dio al hombre un señorío sobre la mujer, pero muestra también que ése no fue el orden primitivo querido por Dios (Gen 3:16).

15 Pero, por su tarea maternal, se salvará, si persevera con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad.

El orden de la creación (Gen 4:16) muestra también la tarea que Dios impuso a la mujer casada: cumplir con sus deberes de madre. Pablo señala expresamente que la mujer alcanzará la salvación cumpliendo sus deberes de madre porque se adapta así al plan de Dios. Sin duda alguna es también necesario que posea las virtudes fundamentales de la vida cristiana: fe y caridad, y que, además se esfuerce por santificar su vida y se ejercite en la modestia cristiana. Probablemente, en este pasaje (Gen 2:11-15), Pablo se define contra los falsos maestros de la comunidad, que rechazaban el matrimonio (Gen 4:3) y concebían falsamente la posición de la mujer en la comunidad cristiana (Cf. 2Ti 3:6). Al Apóstol le interesa mantener el matrimonio cristiano, probar que las obligaciones, queridas por Dios, de la mujer cristiana están ante todo en su casa, en el círculo de la familia, no en tomar la palabra en las asambleas cultuales.

Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje

— por toda la humanidad: Debe destacarse el clima de optimismo humanista y acogida ecuménica que rezuma todo este pasaje. Por lo demás, parece que, cuando se escribe esta carta, el cristianismo se ha consolidado ya dentro de la sociedad grecorromana y está dispuesto a aceptar en buena parte el orden y las estructuras del Imperio.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Efe 6:18; Flp 4:6.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La adoración pública

Pablo manifiesta aquí preocupación porque se sigan los principios correctos en la adoración pública, especialmente en la oración pública. Utiliza una cantidad de palabras para denotar la oración (v. 1), pero no hay gran diferencia entre ellas. Dos consideraciones importantes que se destacan son la inclusión de acciones de gracias y el vasto alcance del tema. Pablo no solamente está ansioso por incluirlos a todos, sino que coloca especial atención en aquellos que ejercen autoridad (v. 2). Lo que es significativo es que Pablo no hace distinción entre los que son justos y los que no lo son. Considera que el deber cristiano es orar por aquellos cuyas acciones afectan a todos los ciudadanos. Pero el propósito de la oración es que los cristianos llevemos una vida tranquila y reposada en toda piedad y dignidad (v. 2). Hay muchos casos, sin embargo, donde el entorno no ha sido de ninguna manera pacífico, pero a pesar de esto se ha desarrollado una sólida vida piadosa.

Hay una inesperada interposición en los vv. 3-7 en la que Pablo hace una declaración teológica. La conexión entre una oración universal y la declaración acerca del deseo de Dios de que todos los hombres sean salvos no es clara al principio, pero el enlace parece estar en la relación de todos en el v. 1 y todos los hombres en el v. 4. ¿Acaso esta declaración apoya el universalismo? Podría pensarse que lo que Dios quiere seguramente llegará a suceder. Pero es importante recordar que tanto el AT como el NT hablan del “deseo” de Dios o su “vo luntad” en muy variadas formas, determinadas por el contexto. A veces la “voluntad” de Dios no puede ser distinguida de su determinación: lo que él propone que pase, pasa. En otras ocasiones la voluntad de Dios es su mandamiento (p. ej. 1 Tes. 4:3). En otras, se refiere a su posición establecida. El Dios que declara: “yo no quiero la muerte del que muere … ¡Arrepentíos y vivid!” (Ez. 18:32) es también el que anhela que todas las personas sean salvas y vengan al conocimiento de la verdad.

Por supuesto, es posible colocar estas declaraciones en algún tipo de modelo contradictorio. En realidad, constituyen partes de un cuadro bíblico consistente en el cual Dios es presentado a la vez como absolutamente soberano y distintivamente personal. Poner su soberanía en contraposición a su interacción personal con nosotros que llevamos su imagen sería destruir la perspectiva bíblica de Dios. En el contexto de 1 Tim. 2 Pablo está interesado en subrayar la compasión divina hacia todas las personas sin distinción de razas, nivel social o condición. Es probable que está combatiendo una tendencia hacia el elitismo que trata de limitar la compasión de Dios en forma impropia. Lo que sea que Pablo y otros escritores del NT digan acerca de la elección, ciertamente es parte integral de la predicación de los primeros cristianos de que Dios desea que todos vengan a un conocimiento de la verdad.

Una segunda declaración de naturaleza teológica continúa inmediatamente (vv. 5, 6). La primera parte enfatiza la unidad de Dios de una manera que ganaría el apoyo tanto de judíos como de cristianos. Pero la segunda declaración es específicamente cristiana en colocar como único mediador a Jesucristo. La idea de mediador no es prominente en Pablo, pero se resalta en la carta a los Hebreos. Aquí está entrelazada con la idea de Jesús dándose a sí mismo como un rescate (v. 6), una reminiscencia de las palabras de Jesús en Mar. 10:45. La metáfora del rescate está tomada del mercado de esclavos, donde un esclavo podría obtener su libertad si alguien pagaba el precio del rescate. Presumiblemente, su debido tiempo al cual se refiere aquí es “la plenitud” del tiempo mencionada en Gál. 4:4. Cuando Jesús vino a traer salvación a la huma nidad, fue el punto clave de la historia del mundo.

La referencia de Pablo a su elección por Dios como un predicador (v. 7) indica su constante conciencia de la comisión especial que él había recibido. La referencia adicional a su posición como un maestro de los gentiles señala una fuerte convicción personal de su lugar especial en los planes de Dios.

En la oración de conclusión (v. 8) Pablo regresa al tema de la oración pública, llamando la atención a tres importantes asuntos. Primero, el levantar manos piadosas sugiere un acercamiento de los cre yentes, verdadera santidad alcanzable sólo a través de la justicia de Cristo. Segundo, la verdadera oración no puede coexistir con la ira. Tercero, la oración y las contiendas no pueden ir juntas. Nues tra actitud hacia otros ciertamente afecta nuestro acercamiento a Dios.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

2.1-4 Aunque Dios es todopoderoso y omnisciente, El nos ha escogido para que le ayudemos a cambiar el mundo por medio de nuestras oraciones. Cómo tiene lugar esto, es un misterio debido a nuestro limitado entendimiento, pero es una realidad. Pablo nos exhorta a orar unos por otros y también por los que nos gobiernan. Nuestras oraciones fervorosas tendrán resultados poderosos (Jam 5:16).2.2 El mandato de Pablo de orar por los gobernante es digno de todo encomio, tomando en cuenta que por ese entonces el emperador romano era Nerón, un gobernante especialmente cruel (54-68 d.C.). Cuando Pablo escribió esta carta la persecución era una amenaza creciente para los cristianos. Más tarde, cuando en el año 64 d.C. Nerón necesitó un chivo expiatorio para el gran incendio que destruyó una buena parte a Roma, culpó a los cristianos romanos para desviar la atención de sí mismo. Luego la persecución se esparció por todo el Imperio Romano. No sólo se privó a los cristianos de ciertos privilegios en la sociedad, sino que algunos fueron públicamente muertos de manera cruel, quemados o echados a las fieras.2.2 Cuando nuestras vidas transcurren quieta y reposadamente, es difícil recordar que debemos orar por los que están en autoridad, porque a menudo suponemos que todos los gobiernos son buenos. Es más fácil acordarnos de orar cuando experimentamos problemas. Pero debemos orar por aquellos que están en autoridad en el mundo para que sus sociedades sean favorables a la difusión del evangelio.2.4 Tanto Pedro como Pablo dicen que Dios quiere que todos sean salvos (véase 2Pe 3:9). Esto no significa que todos serán salvos, porque la Biblia deja en claro que muchos rechazan a Cristo (Mat 25:31-46; Joh 12:44-50; Heb 10:26-29). El mensaje del evangelio tiene un alcance mundial, no está limitado a una raza, un sexo o a un trasfondo nacional. Dios ama a todo el mundo y envió a su Hijo para salvar a todos los pecadores. Nunca asumas que alguien está fuera de la misericordia de Dios o más — allá de alcanzar su ofrecimiento de salvación.2.5, 6 Como seres humanos estamos separados de Dios por el pecado, y sólo una persona en el universo puede pararse entre nosotros y Dios y unirnos otra vez: Jesús, que es Dios y hombre al mismo tiempo. El sacrificio de Cristo trajo nueva vida a la humanidad. ¿Le ha permitido usted que lo lleve al Padre? TIMOTEOMuchas veces las lecciones dolorosas son puertas abiertas a nuevas oportunidades. Aun el apóstol Pablo tuvo mucho que aprender. Poco después de su desagradable experiencia con Juan Marcos, Pablo reclutó a otro impaciente joven llamado Timoteo para que fuera su asistente. La imponente personalidad de Pablo pudo haber sido demasiado para Juan Marcos. Fácilmente pudo haber ocurrido lo mismo con Timoteo, pero Pablo parece haber aprendido una lección de paciencia de su viejo amigo Bernabé. Como resultado, Timoteo llegó a ser un «hijo» para Pablo.Es probable que Timoteo se convirtiera al cristianismo después de la primera visita misionera de Pablo a Listra (Act 16:1-5). Timoteo ya tenía un sólido entrenamiento judío en las Escrituras que le habían dado su madre y su abuela. Cuando Pablo visitó Listra por segunda vez, Timoteo había llegado a ser un respetable discípulo de Jesús. No dudó en unirse a Pablo y a Silas en su viaje. Su disposición para ser circuncidado cuando ya era un adulto habla con claridad de su compromiso. (El trasfondo mixto greco-judío de Timoteo pudo haber creado problemas en sus viajes misioneros, debido a que muchas de sus audiencias estarían formadas por judíos, para quienes el estricto cumplimiento de sus tradiciones era motivo de preocupación. La sumisión de Timoteo al rito de la circuncisión ayudó a evitar ese problema potencial.)Más allá de las tensiones creadas por su trasfondo racial mixto, Timoteo parecía batallar con un carácter naturalmente tímido y una susceptibilidad por su juventud. Desafortunadamente, muchos que también poseen los rasgos del carácter de Timoteo son marginados rápidamente, considerados como un riesgo demasiado grande como para ejercer responsabilidad. Por la gracia de Dios, Pablo vio un gran potencial en Timoteo y confió en él al darle importantes responsabilidades. Durante un tiempo particularmente tenso en Corinto, Pablo envió a Timoteo como su representante personal (1Co 4:14-17). Aunque aparentemente Timoteo no fue eficaz en esa difícil misión, Pablo no se deshizo de él sino que lo conservó como compañero de viaje.Nuestras últimas imágenes de Timoteo vienen de las cartas más personales del Nuevo Testamento: 1 y 2 Timoteo. En ellas, el anciano apóstol Pablo se acerca al final de su vida, pero su ardiente deseo de continuar su misión no ha disminuido. Pablo estaba escribiendo a uno de sus amigos más cercanos, con quien había viajado, sufrido, llorado y reído. Habían compartido el gozo de ver a la gente respondiendo a las buenas nuevas y la agonía de ver el evangelio rechazado y distorsionado. Pablo dejó a Timoteo en Efeso para que cuidara aquella joven iglesia (1Ti 1:3-4). Le escribe para animarlo y darle la dirección necesaria. Estas cartas han dado consuelo y ayuda a innumerables otros «Timoteos» a través de los años. Cuando usted enfrente un desafío que parezca estar más allá de sus habilidades, lea 1 y 2 Timoteo y recuerde que a otros les ha sucedido lo mismo.Puntos fuertes y logros :– Se convirtió después del primer viaje misionero de Pablo y se unió a él en sus otros dos viajes– Fue un cristiano respetable en su ciudad natal– Fue representante especial de Pablo en varios ocasiones– Recibió dos cartas personales de Pablo– Quizás conoció a Pablo mejor que cualquiera otra persona, llegando a ser como un hijo para élDebilidades y errores :– Luchó con su naturaleza tímida y reservada– Permitió que otros lo menospreciaran por su juventud– Aparentemente no pudo corregir algunos de los problemas en la iglesia de Corinto cuando Pablo lo envió allíLecciones de su vida :– Ser joven no debe ser una excusa para ser inoperantes– Nuestras insuficiencias e incapacidades no deberían impedirnos el estar disponible para DiosDatos generales :– Dónde: Listra– Ocupaciones: Misionero, pastor– Familiares: Madre: Eunice. Abuela: Loida. Padre griego– Contemporáneos: Pablo, Silas, Lucas, Marcos, Pedro, BernabéVersículos clave :»Pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús. Pero ya conocéis los méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio» (Phi 2:20-22).La historia de Timoteo se narra en Hechos, a partir del capítulo 16. También se menciona a Timoteo en Rom 16:21; 1Co 4:17; 1Co 16:10-11; 2Co 1:1, 2Co 1:19; Phi 1:1; Phi 2:19-23; Col 1:1; 1Th 1:1-10; 1Th 2:3-4; 1Th 3:2-6; 1Th 3:1 y 2 Timoteo; Phm 1:1; Heb 13:23. 2.6 Jesús dio su vida como rescate por nuestros pecados (Mar 10:45). Un rescate era el precio pagado para liberar a un esclavo de su cautividad. Jesús, nuestro mediador, dio su vida a cambio de la nuestra. El pagó con su muerte nuestra culpa por el pecado.2.7 Pablo se define a sí mismo como un heraldo o predicador. A él se le dio el privilegio especial de anunciar el evangelio a los gentiles. En 1Co 15:7-11 presenta sus credenciales como apóstol.2.8 Además de desagradar a Dios, la rabia y las rivalidades hacen difícil el orar. Por eso Jesús nos dice que debemos interrumpir nuestra adoración, si es necesario, para hacer la paz con otros (Mat 5:23-24). Dios quiere que le obedezcamos inmediata y enteramente. Nuestra meta debería ser tener una relación correcta con Dios y también con los demás.2.9, 10 Al parecer, algunas mujeres cristianas buscaban ganar respeto por parecer hermosas más que por parecerse a Cristo en su carácter. Algunas quizás pensaban que podrían llegar a ganar a sus esposos no creyentes por medio de su apariencia (véase en 1Pe 3:1-6 el consejo de Pedro a tales mujeres). No es contrario a las Escrituras que una mujer quiera ser atractiva. La belleza, sin embargo, empieza dentro de la persona. Un carácter gentil, modesto, amoroso da una luz al rostro que no puede ser duplicado ni por el mejor cosmético ni por la mejor joya del mundo. Un peinado cuidadoso y un exterior muy bien decorado es una apariencia artificial y fría a menos que esté presente la belleza interior.2.9-15 Para entender estos versículos, debemos entender la situación en la que trabajaban Pablo y Timoteo. En el primer siglo de la cultura judía, a las mujeres no se les permitía estudiar. Cuando Pablo dice que las mujeres deben aprender en silencio y total sumisión, les está ofreciendo una sorprendente nueva oportunidad. Pablo no quiso que las mujeres de Efeso enseñaran porque aun no tenían suficiente conocimiento o experiencia. La iglesia en Efeso tenía un problema particular con los falsos maestros. Evidentemente las mujeres eran especialmente susceptibles a sus falsas enseñanzas (2Ti 3:1-9) porque todavía no habían recibido instrucción bíblica suficiente para poder discernir la verdad. Además, algunas de las mujeres, aparentemente, hacían alarde de su nueva libertad cristiana usando ropa inadecuada (2Ti 2:9). Pablo decía a Timoteo que no debía poner a nadie (en este caso, mujeres) en posición de liderazgo si todavía no era maduro en la fe (véase 5.22). El mismo principio se aplica a las iglesias hoy (véase la nota en 3.6).2.12 Algunos interpretan este pasaje como que las mujeres nunca deberían enseñar en las reuniones de la iglesia. Sin embargo, otros comentaristas dicen que Pablo no prohibió siempre a que la mujer enseñara. La reconocida colaboradora de Pablo, Priscila, enseñó a Apolos, el gran predicador (Act 18:24-26). Además, con frecuencia Pablo menciona a otras mujeres que tenían posiciones de responsabilidad en la iglesia. Febe trabajó en la iglesia (Rom 16:1). María, Trifena y Trifosa eran obreras del Señor (Rom 16:6, Rom 16:12) así como lo fueron Evodia y Síntique (Phi 4:2). Es muy probable que Pablo haya prohibido a las mujeres de Efeso, no a todas las mujeres, que enseñaran (véase la nota en 2.9-15).2.12 En la referencia de Pablo de que las mujeres estén en silencio, la palabra silencio expresa una actitud de quietud y compostura. (Para comunicar «completo silencio» usualmente se utiliza en el griego una palabra diferente.) Además, el propio Pablo reconoce que las mujeres públicamente oraban y profetizaban (1Co 11:5). Aparentemente, sin embargo, las mujeres en la iglesia de Efeso estaban abusando de su recién adquirida libertad cristiana. Debido a que estas mujeres eran recién convertidas, no tenían la experiencia necesaria, el conocimiento o la madurez cristiana para enseñar a aquellos que ya poseían una buena educación bíblica.2.13, 14 En cartas previas Pablo había analizado los roles del hombre y de la mujer en el matrimonio (Eph 5:21-33; Col 3:18-19). Aquí habla de los roles del hombre y de la mujer dentro de la iglesia. Algunos estudiosos de la Biblia ven estos versículos acerca de Adán y Eva como una ilustración de lo que estaba sucediendo en la iglesia de Efeso. Así como Eva había sido engañada en el jardín del Edén, así las mujeres en la iglesia estaban siendo engañadas por falsos maestros. Y así como Adán fue el primer ser humano creado por Dios, así los hombres en la iglesia en Efeso serían los primeros en hablar y enseñar, porque tenían más experiencia. Este punto de vista entonces, enfatiza que la enseñanza de Pablo aquí no es universal, sino que se aplica a las iglesias con problemas similares. Otros eruditos, sin embargo, sostienen que los roles que Pablo destaca son los designios de Dios para su orden creado. El estableció estos roles para mantener la armonía tanto en la familia como en la iglesia.2.14 Pablo no está justificando a Adán por su participación en la caída (Gen 3:6-7, Gen 3:17-19). Por el contrario, en su carta a los Romanos, Pablo pone sobre Adán la culpa primaria por la naturaleza pecaminosa del hombre (Rom 5:12-21).2.15 Hay distintas maneras de entender la frase «se salvará engendrando hijos». (1) El hombre pecó y por eso los hombres fueron condenados a un trabajo doloroso. La mujer pecó y por eso las mujeres fueron condenadas a sufrir dolores de parto. Hombres y mujeres, sin embargo, pueden ser salvos al confiar en Cristo y obedecerle. (2) Las mujeres que cumplen los roles dados por Dios están demostrando verdadero compromiso y obediencia a Cristo. Uno de los roles más importantes para una esposa y madre es cuidar de su familia. (3) El nacimiento que se menciona aquí se refiere al nacimiento de Jesucristo. Las mujeres (y los hombres) son salvos espiritualmente gracias al nacimiento más importante, el nacimiento de Cristo. (4) De la lección aprendida por medio del sufrimiento del parto, las mujeres pueden desarrollar cualidades que les enseñan del amor, la confianza, la sumisión y el servicio.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) O: “a favor de”.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 60 Rom 12:12

b 61 Gál 3:28

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

1 super (1) Un ministerio de oración es el requisito previo para la administración y el pastoreo de Una iglesia local. En cuanto a la diferencia entre peticiones y oraciones, véase la nota 6 super (3) de Fil 4.

1 super (2) La palabra griega denota acercarse a Dios de una manera confiada y personal, es decir, intervenir, o meterse, delante de Dios en los asuntos de otros para el beneficio de ellos.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

31 (III) Culto y liderazgo en la Iglesia (2,1-3,13).
(A) La conducta de la comunidad en el culto (2,1-15).
(a) Intenciones de la oración (2,1-7). En esta sección, el acento se pone en el deseo de Dios de salvar a todo ser humano (véanse tam­bién 1 Tim 4,10; Tit 2,11; 3,2.8), Los vv. 5-6 aportan a esta insistencia el razonamiento teo­lógico, y el v. 7 indica que Pablo aceptó expre­samente esta misión. 1. recomiendo: Todo ser humano ha de estar incluido en las intencio­nes de la oración de intercesión y acción de gracias de la comunidad. 2. por los reyes: Co­mo los judíos, los cristianos no participaban en el culto cívico a los dioses, y por esa razón eran sospechosos. En parte para compensar tal sospecha, ambos grupos dejaban claro que oraban por el bienestar del emperador y de las demás autoridades cívicas. El autor de las pas­torales, sin embargo, no recomienda tal ora­ción por una cuestión de mero patriotismo, sino por un deseo de que esas autoridades per­mitan que los cristianos vivan en paz («para que podamos vivir una vida tranquila y apaci­ble» [v. 2]) v por una esperanza (implícita) de que dichas autoridades lleguen a un «conoci­miento pleno de la verdad» (w. 3-4). piedad: Véase Tit. 1,1. 4. conocimiento pleno de la ver­dad: Véase Tit. 1,1. 5-6. Buena parte de estos versículos, si no su totalidad, parece ser una fórmula tradicional, un solo Dios: Si Dios es uno solo, debe ocuparse de todos los pueblos, no sólo de este o aquel grupo o nación, y tam­bién un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también: La repetición de la expresión «uno solo» vincula a Cristo con Dios. Sin embargo, en este punto se hace hin­capié en su humanidad de dos maneras: mediante el uso de la palabra anthrópos, «ser humano», y mediante la designación de «me­diador» (aplicada a Moisés en Gál 3,19-20; cf. Filón, De vita Mos. 2.166). 6. como rescate por todos: cf. Mc 10,45. De nuevo se hace hincapié en la universalidad de la obra de Cristo, el tes­timonio dado en los momentos oportunos: El «testimonio» de Cristo ciertamente hace refe­rencia a su muerte (véase 2 Tim. 1,8), pero pro­bablemente también, dada la formulación plu­ral, «momentos oportunos», al conjunto de su actividad. Lo que Cristo hizo da testimonio del cumplimiento de la promesa de Dios (véanse Tit. 1,2-3; 2 Tim. 1,1). 7. digo la verdad, no mien­to: El papel esencial de Pablo en el plan de sal­vación de Dios (Tit. 1,3; 2 Tim. 1,11) queda re­calcado en el texto mediante esta fórmula de aseveración sacada de Rom. 9,1.
32 (b) Cómo han de actuar los varones (2,8). en todo lugar: Expresión formularia uti­lizada en la legislación cultual (cf. también Did 14.3) y sacada de Mal. 1,11. elevando… unas manos piadosas: En el primitivo arte cristiano, ésta es la postura normal de una persona en oración: de pie, con las manos extendidas y con las palmas vueltas hacia el cielo, para in­dicar receptividad respecto a los dones de Dios, sin ira ni discusiones: cf. Flp. 2,14. Según el autor de las pastorales, los falsos maestros se caracterizan por fomentar los debates y las discusiones (1 Tim. 6,4; 2 Tim. 2,14.23).
33 (c) Cómo han de actuar las mujeres (2,9-15). Como en 1 Cor. 11,5, se supone que tie­nen derecho a rezar en voz alta en el culto cris­tiano. Pero está claro que al autor le preocupa la conducta de las mujeres, pues algunas de ellas parecen haber ejercitado un papel de do­cencia y predicación (véase 1 Tim 5,13). En las Iglesias paulinas, las mujeres ocupaban pues­tos de responsabilidad (p.ej. Febe [Rom. 16,1-2], Prisca [Rom. 16,3; 1 Cor. 16,19], Junia. [? Rom. 16,7]) y se dice que predican (1 Cor. 11,5) y en­señan (Hch. 18,26; cf. HchPyT). 9-10. La preo­cupación por un atavío demasiado rico y artifi­cioso es un tópico de la filosofía grecorromana. No obstante, es de suponer que la comunidad de las pastorales contaba con miembros más ri­cos que podían permitirse lucir perlas, oro, jo­yas, etc. 11-12. 1 Cor. 14,33b-35, probablemen­te una antigua adición al texto original de 1 Cor. se acerca a este texto por lo que a su len­guaje y sentir respecta. El autor de las pastora­les sólo habla explícitamente de la conducta de las mujeres en el culto cristiano, pero tal vez tu­viera en mente una aplicación más general, ni que tenga autoridad sobre un hombre: En opi­nión del autor, tal cosa iría contra Gn. 3,16. 13-14. Adán: Argumento escriturístico sacado de Gn 2-3 LXX y que utiliza su lenguaje. Se afir­man dos cosas: el varón tiene prioridad porque fue creado primero; y, como en Gn 3,13, donde el «engaño» se predica explícitamente de la mu­jer, pero no del varón, es más probable que las mujeres sean llevadas por mal camino y por eso no conviene que sean maestras (véase también Eclo 25,24). Pablo como tal prefiere atribuir la culpa a Adán (como homólogo de Cristo, véan­se Rom. 5,12-21; 1 Cor 15,45-49; – Romanos, 51:53). 15. se salvará por su maternidad: No es un parecer puramente machista, sino que se debe leer a la luz de 1 Tim. 4,3-5: los falsos ma­estros prohíben el matrimonio, pero la fe ver­dadera insiste en la bondad de la sexualidad humana como algo creado por Dios. ¡Las mu­jeres se van a salvar, dice el autor de las pasto­rales, precisamente por eso mismo que los fal­sos maestros rechazan!

Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo

que sean hechas… Lit. ser hechas.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit. ser hechas.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[1] No existe acceso alguno a YHWH más que a través del Rey de Israel Moshiaj Yahshua. Esto incluye el guardar la Torah sin Yahshua como Salvador personal.

[2] La palabra del Griego Strong G1484 es ethnos, o “naciones,” no “paganos,” o “gentiles.” Aquí en las propias palabras de Pablo, él resume su llamado a las naciones, y la semilla de Israel ahora llenando esas naciones.

[3] Las mujeres Israelitas deben vestirse muy modestamente, con la idea de cubrirse en vez de exhibirse. De modo que ellas reservan sus cuerpos para Moshiaj y sus esposos, no para los hombres, ya sean salvos, o no salvos. Mujeres Israelitas, que no se visten modestamente, muestran que ellas no han aún escapado de Babylonia completamente, en donde el traje del Domingo es frecuentemente mejor dejado sin denunciar.

[4] Espíritu silencioso. No bajo orden de una mordaza religiosa.

[5] Una mujer Israelita puede ministrar donde sea en cualquier momento, como indica este verso. Siendo el punto principal que ella siempre tiene que estar bajo la cobertura de un hombre apartado, ya sea denominacional, eclesiástica, o conyugal. Mujeres solteras llamadas al ministerio activo simplemente necesitan encontrar a un hombre, u hombres apartados que sean su cobertura espiritual, a quienes ellas realmente rinden cuentas en hecho y no sólo en concepto.

[6] Orden sublime es lo fundamental, no el amordazamiento verbal de más de la mitad de la raza humana.

Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero