Comentario de 1 Timoteo 5:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
No reprendas con dureza al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos;
5:1 — No reprendas — La palabra griega es compuesta de epi (sobre, en) y plesso (golpear, pegar). La idea es la de castigar con palabras, usando de lenguaje áspero, severo, riguroso. (No es la misma palabra griega empleada en el ver. 20; 2Ti 4:2; etc. Véase el ver. 20, comentarios). Dice Pablo, «Timoteo, no hagas (imperativo aoristo) esto». El error en cualquier persona necesita corrección, pero nunca conviene la reprensión de esta clase.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
No reprendas. 1Ti 5:19, 1Ti 5:20; Lev 19:32; Deu 33:9; Gál 2:11-14.
al anciano. 1Ti 5:17; Hch 14:23; Hch 15:4, Hch 15:6; Hch 20:17; Tit 1:5, Tit 1:6; Stg 5:14; 1Pe 5:1; 2Jn 1:1; 3Jn 1:1; Apo 4:4.
sino exhórtale. Rom 13:7; Gál 6:1; 2Ti 2:24, 2Ti 2:25; Flm 1:9, Flm 1:10; Stg 3:17; 1Pe 5:5, 1Pe 5:6.
como a hermanos. Mat 18:15-17; Mat 23:8.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Reglas para la exhortación, 1Ti 5:1, 1Ti 5:2.
Acerca de las viudas, 1Ti 5:3-16.
De los ancianos, 1Ti 5:17-22.
Una recomendación para Timoteo, 1Ti 5:23.
Las obras son descubiertas, 1Ti 5:24, 1Ti 5:25.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pablo anima a Timoteo sobre diversas relaciones en la iglesia: los hombres más viejos y los más jóvenes, las mujeres ancianas y las más jóvenes, las viudas y los ancianos.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
reprendas (Gr. epiplesso) quiere decir atacar bruscamente. Los hombres más jóvenes deberían evitar las reprimendas bruscas hacia los ancianos.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Modo de comportarse con los fieles, 5:1-16.
1 Al anciano no le reprendas con dureza, más bien exhórtale como a padre; a los jóvenes, como a hermanos; 2 a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda castidad. 3 Honra a las viudas que lo son de verdad. 4 Si la viuda tiene hijos o nietos, es necesario ante todo que aprendan a reverenciar a los suyos y a corresponder con sus padres, que esto es grato a los ojos de Dios. 5 La que de verdad es viuda y desamparada, ponga en Dios su confianza e inste en la plegaria y en la oración noche y día. 6 La que lleva vida libre, viviendo, está muerta. 7 Incúlcales esto para que sean irreprensibles. 8 Si alguno no mira por los suyos, sobre todo por los de su casa, ha negado la fe y es peor que un infiel. 9 No sea elegida ninguna viuda de menos de sesenta años, mujer de un solo marido,10 recomendada por sus buenas obras, en la crianza de los hijos, en la hospitalidad con los peregrinos, en lavar los pies a los santos, en socorrer a los atribulados y en la práctica de toda obra buena. 11 Desecha a las viudas jóvenes, pues cuando la sensualidad les pone hastío de Cristo, buscan marido, 12 incurriendo en reproche por haber faltado a la primera fe. 13 Y además, se hacen ociosas, y andan de casa en casa; y no sólo ociosas, sino también parleras y curiosas, hablando lo que no deben. 14 Quiero, pues, que las jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa y no den al enemigo ningún pretexto de maledicencia, 15 porque algunas ya se han extraviado en pos de Satanás. 16 Si alguna fiel tiene viudas en su casa, asístalas, y no sea gravada la iglesia, para que ésta pueda asistir a las que son viudas de verdad.
Pablo pasa ahora a dar a Timoteo algunos consejos particulares sobre la conducta que debe seguir con las diversas clases de personas. En la presente narración se refiere primeramente a los fieles en general, luego a las viudas.
Respecto de los fieles en general (v.1-2), pide que a los ancianos, de uno y otro sexo, se les trate con respeto; a los jóvenes, en cambio, como a iguales, dentro de la gran familia de Cristo.
Es la aplicación de un principio general: puesto que la Iglesia de Dios es una familia (cf. 3:15), es la imagen de la familia la que debe servir de modelo a las relaciones entre los cristianos.
Por lo que toca a las viudas (v.3-16), distingue tres clases: las que han perdido el marido, pero la Iglesia no tiene por qué encargarse de ellas, pues tienen parientes que deben asistirlas (v.4.8.ió); las que la Iglesia se encarga de asistir, por ser viudas “de verdad,” que han quedado “desamparadas” en el mundo (v.3.5); las que, asistidas o no por la Iglesia, son llamadas por ésta a desempeñar ciertas funciones oficiales, particularmente en la ayuda material a fieles necesitados (v.9-10). A estas últimas podríamos llamar viudas “canónicas” y, a juzgar por lo que se dice en los v.12 y 15, parece que contraían el compromiso formal de no volver a casarse. Aunque es casi seguro que se trata de una institución distinta de la de las “diaconisas” (cf.3:11), debían de constituir un grupo análogo, destinado también a obras de misericordia y asistencia social.
Para entrar en este grupo o institución de viudas “canónicas,” exige San Pablo un mínimo de sesenta años, que era la edad de la vejez para los antiguos, y da dos razones: peligro de que en las jóvenes ese deseo de consagrarse de por vida a Cristo sea un entusiasmo pasajero, y peligro también de que, llenas todavía de vida y actividad, se entrometan peligrosamente en la intimidad de las familias, dando pretexto a los de fuera para atacar la fe cristiana (v. 11-15; cf. 3:7; 6:1; Tit 2:5-8). Su recomendación a que se casen de nuevo (v.14) no se opone a lo dicho en 1Co 7:39-40, pues allí se da a los fieles un principio general, mostrando Pablo sus preferencias del celibato sobre el matrimonio, mientras que aquí se trata de condiciones para entrar en una institución o grupo social concreto dentro de la Iglesia. Por lo demás, también en la carta a los Corintios recomienda Pablo a las viudas casarse de nuevo, si no se sienten con fuerzas para vivir en celibato (cf. 1Co 7:8-9).
Los presbíteros,1Co 5:17-25.
17 Los presbíteros que presiden bien, sean tenidos en doble honor, sobre todo los que se ocupan en la predicación y la enseñanza. 18 Pues dice la Escritura: “No pondrás bozal al buey que trilla” y “Digno es el obrero de su salario.” 19 Contra un presbítero no recibas acusación alguna si no fuere apoyada por dos o tres testigos. 20 A los que falten, corrígelos delante de todos para infundir temor a los demás. 21 Delante de Dios, de Cristo Jesús y de los ángeles elegidos, te conjuro que hagas esto sin prejuicios, guardándote de todo espíritu de parcialidad. 22 No seas precipitado en imponer las manos a nadie, no vengas a participar de los pecados ajenos. Guárdate puro. 23 No bebas agua sola, sino mezcla un poco de vino por tu mal de estómago y tus frecuentes enfermedades. 24 Los pecados de algunos hombres, unos son manifiestos aun antes de ser juzgados, otros sólo después de juzgados. 25 Así las obras buenas, unas son manifiestas; las que no lo son no podrán permanecer ocultas.
Ya antes, en la introducción a la carta, explicamos qué haya de entenderse por el nombre “presbítero” y cómo este término es equivalente al de “obispo.” Aquí San Pablo manda que sean tenidos en honor (v. 17-18) y encarga a Timoteo que, en el caso de tener que corregirlos, se proceda con ejemplaridad e imparcialidad (v. 19-21), teniendo, además, previamente sumo cuidado en la selección (v.22-25).
No está claro qué signifique la expresión “en doble honor” (v.17). Desde luego, se incluye la retribución debida a los presbíteros por su ministerio, como claramente se deduce del ν .ιδ ; pero no es claro si San Pablo trata simplemente de indicar que al respeto que se les debe por su carácter sagrado se añada la ayuda material, o quiere más bien significar que la retribución u “honorarios” sea abundante (“doble” = abundante, cf. Isa 40:2 y Jer 17:18). No que se convierta el ministerio sagrado en negocio, cosa que San Pablo reprueba enérgicamente (cf. 6:5), sino sencillamente que se procure un decoroso sustento a los que desempeñan tales ministerios. Los textos de Escritura citados en el v.18 pertenecen a Deu 25:4 (alegado también en 1Co 9:9) y a Luc 10:7. Eso no impide que razones de oportunidad o de caridad aconsejen renunciar libremente a este derecho (cf. 1Co 9:3-18; 1Te 2:7-9).
Como los presbíteros están expuestos a las críticas y aversión de aquellos cuyos vicios habrán de corregir, San Pablo manda a Timoteo (v.19) que esté muy prevenido cuando haya acusaciones contra ellos, poniendo en práctica la prudente norma prescrita en la Ley (Deu 19:15) y sancionada por Cristo (cf. Mat 18:16). Pero si se prueba la culpa, que la corrección se haga en público, a fin de que resulte más ejemplar (v.20). Y esto se lo vuelve a repetir con una especie de conjuro solemne (v.21; cf. 6:13; 2Ti 4:1), dando así a entender lo importante que consideraba el asunto. Todavía va más lejos. Dado que radicalmente el problema está en la selección, San Pablo (v.22) encarga a Timoteo que, en asunto tan importante como es la elección de buenos presbíteros, no “imponga las manos” de ligero a nadie, para que no entre en participación de pecados ajenos 354.
Luego, en el v.23, viene un encargo de carácter muy particular, que da la impresión de estar aquí fuera de sitio. Sin embargo, el versículo está en todos los manuscritos. Timoteo, por razones ascéticas o por otras que ignoramos, había determinado no beber vino; y Pablo le aconseja, porque así le conviene para su salud, abandonar esa decisión. Esto completa lo dicho antes sobre la “gimnasia corporal” (cf. 4:8), pues Pablo quiere que se aprovechen todos los medios que capaciten o ayuden al cumplimiento del deber. Para la medicina antigua el uso moderado del vino era considerado como remedio saludable en determinadas enfermedades, particularmente en la acidez de estómago 355.
En los v.24-25 vuelve al tema de la selección de candidatos para presbíteros, haciendo notar la necesidad de cuidadosa información, dado que a veces tanto las deficiencias como las buenas cualidades de una persona son manifiestas, pero otras veces están ocultas y sólo aparecen después de atento examen. No hay, pues, que precipitarse ni en un sentido ni en otro.
Fuente: Biblia Comentada
reprendas. Algunas traducciones añaden «con dureza», que completa la intensidad de la expresión griega. Un creyente mayor de edad que peca debe ser tratado con respeto y no con palabras duras (cp. 2Ti 2:24-25). anciano. En este contexto, el término griego indica que se trata de hombres ancianos y no de los que ejercen el oficio de anciano. Timoteo era un hombre joven y como tal debía confrontar a pecadores mayores que él con deferencia y honra, lo cual se infiere con claridad de los principios del AT (cp. Lev 19:32; Job 32:4; Job 32:6; Pro 4:1-4; Pro 16:31; Pro 20:29). exhórtale. Esta palabra griega se relaciona con un título que se da al Espíritu Santo (paraclçtos; cp. Jua 14:16; Jua 14:26; Jua 15:26; Jua 16:7), y alude a ponerse al lado de alguien para ayudarlo. También puede traducirse «fortalécele». Nosotros debemos fortalecer a nuestros hermanos en la fe (cp. Gál 6:1-2) de la misma manera como lo hacen las Escrituras (Rom 15:4) y el Espíritu Santo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
5:1 — No reprendas — La palabra griega es compuesta de epi (sobre, en) y plesso (golpear, pegar). La idea es la de castigar con palabras, usando de lenguaje áspero, severo, riguroso. (No es la misma palabra griega empleada en el ver. 20; 2Ti 4:2; etc. Véase el ver. 20, comentarios). Dice Pablo, «Timoteo, no hagas (imperativo aoristo) esto». El error en cualquier persona necesita corrección, pero nunca conviene la reprensión de esta clase.
— al anciano — En este contexto, donde se contrastan personas de diferente edad y sexo, obviamente la palabra «anciano» aquí se refiere solamente al hombre avanzado de edad. En este versículo el anciano es contrastado con el joven.
Es importante notar estas dos palabras griegas muy parecidas:
presbuteros — Se emplea en dos sentidos diferentes. (1) Sencillamente persona de edad mayor. Ejemplos: Luc 15:25 (su hijo mayor–literalmente, el hijo el anciano); Hch 2:17 (ancianos); Heb 11:2 (los antiguos: es decir, los antepasados); este pasaje, 5:1 (anciano). (2) Persona de edad mayor que sirve de obispo, o pastor, Tit 1:5; Tit 1:7 (ancianos, obispo); Hch 14:23 (ancianos); 20:17,28 (ancianos, obispos).
presbutes (masculino) / presbutis (femenino) — Personas de edad mayor. Esta palabra griega, en los dos géneros, aparece en Luc 1:18 (viejo); File. 9 (anciano); Tit 2:2-3 (ancianos, ancianas).
La palabra griega en este texto es la primera, presbuteros, en el primer sentido mencionado.
Este pasaje representa la primera mención de la palabra griega, presbuteros, en esta carta. El capítulo 3 emplea la palabra «obispo» para hablar de los requisitos de los «ancianos». (Pablo a Titus, 1:5,7, al hablar de estos requisitos, emplea las dos palabras: ancianos, obispos). Más tarde en este capítulo 5 encontramos la primera vez que la palabra griega, presbuteros, se emplea en esta carta con referencia a los ancianos que son superintendentes (obispos) de iglesias locales.
— sino exhórtale como a padre — En lugar de «golpear» con palabras ásperas, se debe usar de consideración y respeto, al exhortar.
La palabra griega para decir «exhortarle» literalmente significa «llamar a un lado». Se emplea en varios sentidos, según el contexto. Se traduce animar, consolar, y exhortar o amonestar. Aquí la idea es la de exhortar. Casi todas las versiones buenas dicen, «exhortar», pero otras emplean las palabras «instar», y «aconsejar».
Compárense Lev 19:32; Pro 16:32; Pro 20:29; Lam 5:12 b.
— a los más jóvenes, como a hermanos — Hay que usar de amor y precaución, preguntándose: «¿cómo trataría yo a mi propio hermano en la carne?»
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA CORRECCIÓN FRATERNA
1 Timoteo 5:1-2
Si se te presenta la ocasión de reprender a un hombre de edad, no lo hagas con rudeza, sino exhortándole como lo harías con un padre. Trata a los más jóvenes como a hermanos; a las mujeres de edad, como a madres; a las mujeres más jóvenes, como a hermanas, con absoluta pureza.
Siempre es difícil reprender a alguien con benignidad; y para Timoteo habría veces que este deber fuera doblemente difícil -por tener que reprender a un hombre más mayor que él mismo. Crisóstomo escribía: «La reprensión es por su propia naturaleza ofensiva, especialmente cuando se le dirige a una persona mayor; y cuando procede de un joven también, hay un triple despliegue de atrevimiento. Por la manera y suavidad con que la administre debe hacerla más suave. Porque es posible reprender sin ofender, siempre que uno se lo proponga; requiere gran discreción, pero puede hacerse.» Es de temer que esta sea una asignatura pendiente en muchas iglesias.
La reprensión es siempre un problema. Puede que nos disguste tanto la obligación de dirigir una palabra de advertencia que la evitemos en todos los casos. Muchas personas se habrían librado del dolor y del naufragio si se les hubiera dirigido una palabra de advertencia a tiempo. No puede haber tragedia más impactante que la de oírle decir a alguien: » Yo no habría llegado nunca a encontrarme en esta situación si tú me lo hubieras dicho a tiempo.» Siempre es un error el callar la palabra que debía decirse.
Puede que reprendamos a una persona de tal manera que no haya en nuestra voz nada más que rabia ni en nuestra mente y corazón nada más que resentimiento. Una reprensión que se da solamente por ira puede que produzca temor; puede que cause dolor; pero es casi inevitable que cause resentimiento; y su última consecuencia bien puede ser que confirme a la persona equivocada en el error de su camino. La reprensión de la ira y la del enfado despectivo rara vez son eficaces, y es probable que hagan más mal que bien.
Se decía de Florence Allshorn, la gran maestra misionera, que, cuando era la directora de un colegio de mujeres, siempre reprendía a sus estudiantes, cuando hacía falta, rodeándolas con sus brazos. La reprensión que procede inconfundiblemente del amor es la única efectiva. Si alguna vez tenemos razones para reprender a alguien debemos hacerlo de tal manera que quede claro que no lo hacemos porque encontramos un placer cruel, ni porque queremos hacerlo, sino porque estamos obligados por el amor y tratamos de ayudar, no de lastiMarcos
EL PARENTESCO ESPIRITUAL
1 Timoteo 5:1-2 (conclusión)
Estos dos versículos definen el espíritu que se debe manifestar en el trato con personas de distintas edades en la familia de la iglesia.
(i) A las personas mayores debemos mostrarles afecto y respeto. A un hombre mayor hay que tratarle como a un padre y a una mujer mayor como a una madre. El mundo antiguo conocía muy bien la deferencia y el respeto que se deben a la edad. Cicerón escribía: «Es pues el deber de un joven el mostrar respeto a sus mayores, y el adscribirse a los mejores y más aprobados entre ellos para así recibir el beneficio de su consejo e influencia. Porque la falta de experiencia de la juventud requiere la sabiduría práctica de la edad para fortalecerla y dirigirla. Y esta época de la vida ha de ser protegida por encima de todo contra la sensualidad y entrenada para el trabajo y la resistencia tanto de mente como de cuerpo, para ser fuerte para cumplir los deberes del servicio militar y civil. Y aun cuando deseen relajar sus mentes y entregarse al placer, deben tener cuidado con los excesos y tener presentes las reglas de la modestia. Y esto será más fácil si los jóvenes están dispuestos a que se les unan sus mayores, aun en sus placeres» (Cicerón: De Officüs, 1:34). Aristóteles escribía: «A todas las personas mayores uno debe también dar el honor correspondiente a su edad, levantándose para recibirlos y encontrándoles sitios donde se sienten y cosas parecidas» (Aristóteles: Ética a Nicómaco, 9:2). Es una de las tragedias de la vida que los jóvenes encuentran muchas veces a los de edad un fastidio. Una frase francesa famosa dice con un suspiro: «¡Si los jóvenes tuvieran el conocimiento, y los de edad tuvieran el poder!» Pero cuando hay respeto y afecto mutuos, entonces la sabiduría y la experiencia de la edad pueden cooperar con el vigor y el entusiasmo de la juventud para provecho de ambas edades.
(ii) Para con los de nuestra misma edad debemos mostrar fraternidad. Los más jóvenes deben tratarse como hermanos. Aristóteles lo expresa: «Con los camaradas y hermanos uno puede permitirse libertad de expresión y el uso en común de todas las cosas» (Aristóteles: Ética a Nicómaco, 9:2). Con los de nuestra edad debemos ser tolerantes y solidarios.
(iii) Con las personas del otro sexo nuestras relaciones deben estar marcadas siempre con la pureza. Los árabes tienen una frase para el verdadero caballero; le llaman » un hermano de las chicas.» Hay una frase famosa que habla de «las amistades platónicas.» El amor se debe guardar para una sola persona; es una cosa terrible que las cosas físicas dominen la relación entre los sexos y que un hombre no pueda mirar a una mujer sin pensar en términos de concupiscencia.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 5
2. COMO TRATAR CON LAS DIVERSAS EDADES (5/01-02).
1 Con un anciano no seas duro, sino dirígite a él como a un padre; a los jóvenes, como a hermanos; 2 a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.
Con una breve indicación muestra Pablo a su representante cuál es la actitud que debe guiar su trato con cada uno de los grupos y edades de los miembros de la comunidad. Ciertamente, él es el responsable de la comunidad y tiene la autoridad correspondiente. Pablo se coloca tras él con sus escritos para robustecer su posición. Pero la comunidad cristiana no es ni puede ser un campo sobre el que ejerza un dominio despótico. Es una gran familia y debe estar llena de espíritu de amor auténtico. El mismo Jesús había llamado a sus discípulos y discípulas hermanos, hermanas y madre60; había enseñado a los suyos a considerarse como una gran familia6l. El espíritu fraterno de la comunidad primitiva de Jerusalén aparece claramente en las narraciones de los Hechos de los apostoles62; «uno solo era el corazón y una sola el alma» de los creyentes. También Timoteo debe considerar y tratar como a su familia la comunidad a él confiada, como a hombres a los que está unido por el mismo amor y respeto que le une a sus padres y hermanos. A pesar de su juventud no tratará con dureza a un hombre anciano, aunque deba reprenderlo y corregirlo, sino que, con todo respeto, le tratará como a un padre, y a una mujer anciana la tratará como a una madre. A los jóvenes de ambos sexos los tratará como a hermanos y hermanas, y en el trato con las mujeres jóvenes guardará una discreta reserva y un respetuoso recato.
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60Mar 3:31-35.
61.Mc 10,295.
62Hec 2:42-47; Hec 4:32.
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3. LAS VIUDAS (5/03-16).
Ya en el Antiguo Testamento, las viudas, a causa de la dura pérdida que habían sufrido63, estaban encomendadas por la ley a la protección del pueblo64. También en las primeras comunidades cristianas se preocupaban por ellas con solicitud amorosa65, ya que, no existiendo el seguro social de vida ni una asistencia pública organizada, las mujeres que, habiendo perdido a sus maridos, no tenían parientes y no querían casarse por segunda vez, estaban, en su mayoría, en una situación económica muy difícil y en grandes apuros. Pablo, en sus indicaciones a Timoteo sobre la forma de desempeñar su cargo, se ocupa ahora de este grupo de cristianos. Es un rasgo muy importante y significativo el que se le recomiende especialmente a Timoteo la solicitud por los más pobres, por las viudas y por los esclavos (6,1s). Por las explicaciones que da vemos que usa el nombre de «viuda» en varios sentidos. Unas veces «viudas» son aquellas mujeres que han perdido a sus maridos, pero que tienen aún hijos y nietos, es decir, parientes obligados a preocuparse por ellas (5,4.8). De éstas hay que distinguir aquellas «viudas» que viven, sin ningún pariente, totalmente solas y sin medios, dentro de la comunidad (5,3.5). Un tercer grupo de viudas lo constituyen aquellas mujeres que se dedican al servicio caritativo de la comunidad, para cuya aptitud, como para la del «obispo» y la del diácono (3,1-13), pone Pablo ciertos requisitos (5,9-16).
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63Isa 1:17-23; Isa 10:2; Jer 7:6; Jer 22:3; Bar 6:37.
64Exo 22:21 s; Deu 10:18; Deu 24:17; Sal 68(67)6; 2Ma 8:28-30.
65Hec 6:1; Hec 9:39; Stg 1:27.
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a) Solicitud por las viudas (Stg 5:3-8).
3 Honra a las viudas, si son viudas de verdad.
Aludiendo conscientemente al sentido literal del cuarto mandamiento66, exige Pablo honrar a las viudas. Esto no significa que Timoteo deba limitarse a recibir con respeto a las viudas, a mostrarles respeto externo como a una madre (5,2), sino que incluye una ayuda material a estas pobres mujeres. Requisito para esto es, naturalmente, que se trate de viudas de verdad, es decir, de mujeres que hayan renunciado a casarse por segunda vez y que vivan solas en la comunidad, en situación apurada, porque no tengan parientes obligados a preocuparse por ellas. El amor cristiano al prójimo debe manifestarse en obras hacia estas mujeres, para aligerar así su pérdida.
Si existe verdadero amor en la comunidad, debe demostrarse ante todo con las viudas, con esas pobres mujeres solas y sin medios que viven en la comunidad.
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66Exo 20:12; Deu 5:16.
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4 Pero si una viuda tiene hijos o nietos, que aprendan primero éstos a cumplir sus deberes filiales en la propia familia y a corresponder por lo que deben a sus progenitores, pues esto es agradable a Dios.
Pablo determina aún más claramente el concepto de «viuda» señalando que a aquellas viudas que tienen descendencia, es decir, hijos y nietos, no debe sostenerlas la comunidad cristiana. La obligación de preocuparse por ellas recae en este caso en sus hijos y nietos, que están unidos a las viudas por los vínculos de la sangre, de la familia y de la piedad, y que de esa forma pueden demostrar el agradecimiento a sus mayores. Se añade a esto que la voluntad de Dios enuncia expresamente esta obligación en el cuarto mandamiento. Si los hijos y los nietos tienen que cumplir con sus mayores las obligaciones prescritas por Dios, no hay ninguna razón para que cuando aquéllos son viudas la solicitud caritativa de la comunidad se vuelque sobre ellas.
5 Pero la viuda de verdad y que ha quedado sola tiene su esperanza puesta en Dios y persevera día y noche en súplicas y oraciones.
Frente a la viuda que tiene parientes obligados a preocuparse de ella coloca el Apóstol a la «viuda de verdad». Sus distintivos son soledad, desamparo y una vida totalmente dedicada a Dios. La viuda sola, probada en el dolor, ha entregado toda su vida a Dios con quien, como la piadosa viuda Ana (Luc 2:36 s), está íntimamente unida en oración continua. Por esta mujer debe preocuparse la comunidad.
6 Por el contrario, la que vive entregada a los placeres está ya muerta, aunque viva todavía.
Pero si una viuda intenta adormecer su dolor disfrutando plenamente de las alegrías del mundo con una vida pecadora, de crápula, está muerta para la comunidad cristiana, porque ya no vive en unión con Cristo y ha perdido la verdadera vida. Tiene nombre de viva, pero está muerta (Rev 3:1). Obrando así, ha perdido el derecho a que la comunidad se preocupe amorosamente de ella. Pablo, como pastor de almas con experiencia, sabe que también dentro de las comunidades cristianas hay cristianos que sólo de nombre están vivos, porque en realidad están muertos, ya que han perdido la unión con Jesucristo, que es la vida (Jua 11:25).
7 Insiste en esto: que sean irreprochables. 8 El que no mira por los suyos y en particular por los de su familia ha renunciado a la fe y es peor que un no creyente.
Timoteo, por encargo de Pablo, debe predicar en la comunidad estos principios fundamentales; ellos son los que deben determinar la actuación de la comunidad y su solicitud por las viudas. Pablo vuelve otra vez a las ideas que expuso antes (Jua 5:4), movido tal vez por alguna experiencia desagradable. Con palabras severas explica que la obligación de procurar por las viudas recae primariamente en los parientes y que la obligación de los parientes para con las viudas es anterior a la obligación de la comunidad. Si los parientes desatienden esta obligación, niegan su fe con las obras. Al obrar así, apostatan prácticamente de la fe, aunque lleven el nombre de cristianos; caen incluso más bajo que los paganos, que aunque no conocen a Cristo e ignoran, por tanto, el deber del amor, se comportan, al menos con sus mayores, con respeto y amor filial, tal como nos lo muestra tan a menudo la antigüedad. Tratar sin amor a los de casa, negarse a sostener y a ayudar caritativamente a los parientes necesitados, es una apostasía práctica del cristianismo. Con toda claridad enuncia aquí el Apóstol una doctrina que nos recuerda un deber que tantos cristianos ya no quieren admitir.
b) El cargo de viuda (5,9-16).
Pablo, sin insistir más, pasa ahora a un tercer grupo de viudas que, como aparece claramente del conjunto, se dedican al servicio caritativo de la comunidad y que, por eso, están incluidas en un grupo especial. Al igual que el «obispo» (3,2-7) y el diácono (3,8-13), estas viudas tienen un cargo en la comunidad y por eso son necesarios ciertos requisitos para la elección de estas mujeres y su inclusión en el grupo67.
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67. En este pasaje nos encontramos con el primer testimonio del cargo primitivo cristiano de viuda. tal como lo conocemos en tiempos posteriores por IGNACIO DE ANTIOQUÍA (Carta a Policarpo 4,1) y POLICARPO DE ESMIRNA (Carta a los Flp 4:3). Probablemente este cargo era idéntico al de diaconisa (Rom 16:1).
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9 Inscríbase como viuda la que no tenga menos de sesenta años, se haya casado una sola vez, 10 y de cuyas buenas obras haya testimonio: que haya educado a los hijos, haya practicado la hospitalidad, haya lavado los pies a los santos, haya asistido a los atribulados y se haya ejercitado en toda clase de buenas obras.
Tres requisitos menciona expresamente el Apóstol para estas viudas que trabajan en el servicio de la comunidad: el primero es la edad, y de él se dan amplias razones en los versículos siguientes. La viuda debe tener más de sesenta años. Así están garantizadas la experiencia y la fidelidad, sobre todo porque, con viudas más jóvenes, se habían dado malas experiencias (Rom 5:11-15). Se exige además que sólo haya estado casada una vez, es decir, que haya renunciado a contraer segundas nupcias y se haya mantenido fiel a su marido aun después de la muerte68. Como tercer requisito menciona Pablo la perseverancia y la fidelidad en la vida cristiana, que se manifiesta en el ejercicio de auténticas obras de amor. La razón es que el cargo que han de desempeñar en la comunidad, que está en relación sobre todo con las obras de caridad, sólo puede ser confiado a una mujer que haya sido probada en su vida anterior por sus buenas obras y que haya adquirido buena fama en la comunidad69.
Como ejemplos de tales obras de caridad nombra el Apóstol la educación de los hijos, propios o ajenos, es decir, los huérfanos, y la hospitalidad, que tenía gran importancia en los primeros tiempos cristianos por el gran número de misioneros cristianos itinerantes y de cristianos perseguidos. Se menciona, además, «lavar los pies a los santos», que no es sólo una fórmula de acogida hospitalaria, sino que significa prontitud para servir70 humildemente y sin egoísmo a todos los «santos», esto es, los cristianos, y, después, haber «asistido a los atribulados» y haberse «ejercitado en toda clase de buenas obras». Un cuarto requisito, aunque no se menciona expresamente, se deduce con certeza de las explicaciones que da a continuación: la viuda debe renunciar a todo matrimonio, pues la inclusión en el grupo de las viudas se consideraba como unos esponsales con Cristo (Rom 5:11 s).
Ya en la comunidad primitiva desempeña la mujer un papel importante en el servicio de la comunidad71. Lo que Pablo exige aquí a las viudas que trabajan en el servicio caritativo de la comunidad es una personalidad madura, probada en la vida cristiana, de cuya fe cristiana brote amor servicial, y que consagre toda su vida a este servicio.
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68. Cf. 3,2.12
69. Un ejemplo hermoso del amor servicial de una mujer de Jope es el de Tabita, del que nos informa Act 9. 36-39.
70. Cf. Jua 13:1-17; Mar 1:7.
71. Cf. Rom 16,1s.3.6.12s.15; 1Co 16:19; Flp 4:2; 2Ti 4:19.21.
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11 A viudas más jóvenes no las admitas, porque, cuando sus impulsos pasionales las apartan de Cristo, quieren casarse, 12 y caen así en juicio condenatorio, por haber roto su primer compromiso. 13 Y además, como no tienen nada que hacer, aprenden a ir de casa en casa; y peor todavía que la ociosidad son su charlatanería y sus ingerencias, llegando a hablar de cosas inconvenientes.
Pablo expone ahora la razón por la que Timoteo debe excluir a las viudas jóvenes de este cargo. En ellas puede brotar de nuevo el amor sensible, que las apartaría de Cristo, porque intentarían casarse de nuevo. A] obrar así traicionarían a Cristo, a quien se habían consagrado al recibir su cargo, probablemente con una promesa o incluso con un voto. Traicionarían su primer compromiso y se atraerían así el castigo divino. Las tareas del cargo de viuda pueden además representar un gran peligro para las viudas jóvenes por otra razón. El deber de visitar las casas puede llevarlas a una ociosidad aparentemente atareada, puede ser ocasión de chismorreo indebido, de impertinencias y de toda clase de pecados de la lengua. Para evitar todos estos peligros, el Apóstol, como pastor de almas con experiencia y buen conocedor de los hombres, ordena a su discípulo que mantenga alejadas de este cargo a las viudas jóvenes. Pablo está con ambos pies en el suelo y conoce los peligros del cristiano en este mundo. De ahí sus sabias precauciones al elegir a las viudas que han de trabajar en el servicio de la comunidad.
14 Quiero, pues, que las jóvenes se casen, tengan hijos, lleven su casa, y no den al enemigo ningún pretexto para malas habladurías; 15 pues algunas ya se han vuelto atrás en pos de Satán.
Las viudas jóvenes es mejor que se casen de nuevo, que cumplan con sus deberes de madre y se encarguen de las faenas de su casa. Si se siguen estas instrucciones del Apóstol, no hay tampoco peligro de que las comunidades cristianas sean difamadas por el «enemigo», el judío o pagano enemigo de los cristianos. Se quita toda ocasión de que hablen mal. Probablemente esta orden del Apóstol se debe a algunas experiencias tenidas en las comunidades. Desde un punto de vista totalmente diverso había aconsejado a las viudas: «Es cosa buena quedarse como yo» (1Co 7:8), es decir, que no se casaran de nuevo. Pablo pone la vida célibe, virginal, por encima del matrimonio72, pero sabe que su consejo no es válido para todos ni en todas las circunstancias.
Tristes experiencias de viudas jóvenes que se han apartado del camino recto y han seguido a Satán han movido al Apóstol a intimar este precepto. Algunas viudas jóvenes, extraviadas por los falsos maestros, han perdido la moralidad y la fe, y se han convertido en presa de Satán.
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72.Cf. 1Co 7:25-35.
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16 Si alguna creyente tiene viudas en la familia, que se encargue de ellas, para no cargar a la Iglesia, de suerte que ésta pueda hacerse cargo de las auténticas viudas.
Al final de sus explicaciones sobre el cargo de viuda añade el Apóstol una observación sobre el sustento de las viudas, cuyo sentido, por desgracia, nos es imposible entender claramente. Probablemente no se trata, como en el caso antes mencionado (1Co 5:4), de la obligación de una mujer de sostener a las viudas que sean parientes suyas. Quizás Pablo tiene ante sus ojos un caso concreto: el de varias viudas que trabajan en el servicio caritativo de la comunidad y conviven en la casa de una cristiana pudiente. Si esta mujer posee los medios necesarios, debe sostener a las viudas que trabajan en el servicio de la comunidad y viven con ella, para no cargar a la comunidad, que ya tiene bastante con preocuparse de las viudas pobres y desamparadas (1Co 5:3.5). ¡Qué preocupado está Pablo por las viudas pobres y desamparadas de las comunidades! Lo que se nos dice de la comunidad primitiva de Jerusalén (Hec 4:32 s), que «uno solo era el corazón y una sola el alma de la multitud de los creyentes, y nadie consideraba propio nada de lo que poseía, sino que todo lo tenían en común», debía valer también para la comunidad de éfeso y demostrarse en la solicitud por las viudas. Debían formar una verdadera hermandad de amor.
4. Los PRESBÍTEROS (5/17-25).
Pablo da ahora instrucciones relativas a otro grupo de la comunidad de éfeso: los presbíteros, los «ancianos». Son ministros que, como colegio, están al frente de la comunidad de éfeso y de otras comunidades de la Iglesia del Asia Menor73. Timoteo, como representante de Pablo está encargado de la alta dirección de todas estas comunidades y recibe instrucciones sobre qué reglas debe seguir para pagar a estos presbíteros y para proceder en cuestiones de disciplina eclesiástica relacionadas con ellos. El Apóstol los ha mencionado ya (Hec 4:14) al recordar a Timoteo el día en que él y el colegio de los presbíteros les habían impuesto las manos. Su cargo es muy semejante al cargo de «obispo» (Hec 3:1-7). En sus declaraciones muestra Pablo cuánto aprecia él a los presbíteros, cómo protege su honor, somete sus faltas a un juicio imparcial y hace de la elección de un presbítero ocasión de reflexión seria y madura.
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73.En 5,1 hemos traducido esta misma palabra por «anciano», porque allí se refiere a la edad.
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17 Los presbíteros, que desempeñan bien su cargo, sean honrados con doble honor, sobre todo los que trabajan en la predicación y en la enseñanza. 18 Pues dice la Escritura «Al buey que trilla no le pongas el bozal», y: «el obrero merece su salario.»
Pablo pide que los presbíteros que desempeñen fielmente su cargo de responsables de la comunidad sean «honrados con doble honor», sobre todo si se dedican a proclamar la palabra predicando y enseñando. Doble honor significa alta estimación y respeto, pero significa también una compensación correspondiente para su sostenimiento. Estos hombres, de acuerdo con su trabajo y con su responsabilidad, deben recibir una paga mayor. El Apóstol fundamenta con dos razones la obligación de la comunidad de atender al sostenimiento de sus responsables, predicadores y maestros. Hace una aplicación de un pasaje de la Escritura (Deu 25:4), para explicar la obligación de la comunidad de mantenerlos74. Al buey que tira del trillo y que, mientras trabaja, coge al paso espigas con su boca, no se le debe poner bozal para impedírselo, porque está haciendo un trabajo pesado. Igualmente, el que preside la comunidad, el que trabaja con todas sus fuerzas al servicio de la comunidad, tiene derecho a ser mantenido por la comunidad. Cita además unas palabras de Jesús que las comunidades cristianas conocían por la predicación y que los evangelistas Lucas y Mateo recogieron en sus Evangelios (Luc 10:7; Mat 10:10). La autoridad de la Sagrada Escritura del Antiguo Testamento y la palabra de Jesús constituyen el fundamento del derecho a ser sostenidos que tienen los ministros de la Iglesia. Pablo se preocupa también por su bienestar corporal dentro de las comunidades. En otro lugar dice que «el Señor dio instrucciones a los heraldos del Evangelio para vivir del Evangelio» (1Co 9:14).
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74. Ya en 1Co 9:9 s ha fundamentado Pablo, con la misma cita de la Escritura, esta obligación de la comunidad.
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19 Contra un presbítero no admitas querella que no esté avalada por dos o tres testigos. 20 A los que cometen pecados corrígelos públicamente, para que los demás experimenten con ello el debido temor. 21 En la presencia de Dios y Cristo Jesús y de sus ángeles escogidos te encargo solemnemente que observes estas normas sin prejuicio, no haciendo nada con parcialidad.
El Apóstol da aquí indicaciones importantes sobre la forma de tratar las cuestiones de disciplina eclesiástica entre los presbíteros, que son responsables de las comunidades. Con la norma de que una acusación contra un presbítero debe ir avalada por dos o tres testigos, de acuerdo con el tenor de la ley del Antiguo Testarnento75 y con la práctica primitiva cristiana 76, se tiende a impedir toda acusación y sospecha a la ligera. Pero si un presbítero ha faltado realmente, y dos o tres testigos irreprensibles corroboran su culpa (5,9), hay que pedirle cuentas públicamente (¿ante todos los presbíteros o ante toda la asamblea de la Iglesia?) sin miramientos, y amonestarle. Tal disciplina tendrá un efecto educador: hará que los demás presbíteros se espanten del pecado.
Tan importante es para el Apóstol lo que prescribe, que conjura solemnemente a su representante a que se atenga a sus instrucciones. Con palabras serias y solemnes, con la vista vuelta hacia el futuro advenimiento de Cristo y el juicio final ante la corte del cielo compuesta por Dios, Jesucristo y los ángeles escogidos, se exhorta a Timoteo a cumplir estas obligaciones con entera imparcialidad, sin favoritismo ni aversión. Pablo sabe que el mantenimiento de la disciplina eclesiástica es doblemente difícil cuando Timoteo, joven como es (4,12), debe proceder contra un anciano y un responsable de la comunidad. Pero cuando se trata de faltas y pecados, ninguna precaución humana ni ningún temor deben impedir juzgar con justicia y castigar, porque, en caso contrario, se quiebra la disciplina de la comunidad.
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75Deu 17:6; Deu 19:15. 16Mat 18:16; 2Co 13:1.
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22 No te precipites en imponer las manos a nadie, haciéndote así responsable de los pecados ajenos; consérvate puro.
Movido por esta preocupación de que sólo presbíteros dignos dirijan las comunidades cristianas, insta el Apóstol a su representante a que no se precipite en imponer las manos a nadie, dándole un cargo en la Iglesia. Una elección apresurada, no suficientemente probada, y la consiguiente colocación en el cargo de un hombre indigno, harían a Timoteo responsable de todos los pecados que aquél cometiera. La responsabilidad que pesa sobre Timoteo es grande y grave. Toda ligereza en la elección de un presbítero puede hacerle responsable de pecados ajenos. Pero para poder juzgar así a los hombres debe ser puro él. Con su vida irreprochable, limpia, sin mancha, él debe ser ejemplo para todos. Sólo entonces podrá juzgar a otros con justicia.
23 Deja el régimen de agua sola: toma un poco de vino, por el estómago y por tus frecuentes achaques.
Inmediatamente, y sin que venga a cuento, Pablo da a su discípulo un consejo sobre su salud. Dada la debilidad de su salud, no debe mantener su régimen de agua sola; debe beber también algo de vino. La razón de que, hasta entonces, Timoteo bebiera sólo agua, no se dice. No es probable que esta postura ascética estuviera en relación con las concepciones condenadas, tal como se defendían en el círculo de los falsos maestros77. Tanto se preocupa Pablo por su «verdadero hijo en la fe» y por su bienestar, que le da este consejo. ¡Con qué vigor aparece en esta observación la figura del hombre Pablo, de corazón bondadoso, lleno de amor, preocupado!
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77.Cf. a propósito de 4,3.
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24 Hay algunos, cuyos pecados están al descubierto aun antes de ser sometidos a juicio; otros, en cambio, lo son después. 25 Lo mismo pasa con las obras: las buenas están al descubierto; las otras no tardan en descubrirse.
Estas exhortaciones constituyen probablemente la razón de la atención que hay que tener al elegir un ministro de la Iglesia. El deseo del Apóstol es que para dirigir a la comunidad se destinen sólo hombres de vida firmemente enraizada en el suelo de la fe y moralmente pura, que resista un detenido análisis. Por eso señala que, tratándose de hombres cuyas obras son manifiestamente buenas o malas, no es necesaria ninguna investigación sobre su dignidad o indignidad. Pero hay también pecados ocultos, escondidos, que sólo aparecen después de un examen serio y concienzudo, exactamente igual que hay buenas acciones totalmente ocultas. En tales casos, un examen concienzudo y detenido es necesario y seriamente obligatorio. Este examen nos dará luz sobre la capacidad o incapacidad, sobre la dignidad o indignidad de tal hombre.
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
— anciano: Lit. presbítero. Ver nota a 1Ti 3:1-2. Sin embargo, lo mismo que sucede en 1Ti 4:6 con el término diácono, también aquí el contexto pide que la palabra presbítero conserve el significado originario de persona de avanzada edad.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Lev 19:32.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Varios grupos por edad
Encontramos aquí un principio general que se aplica a personas de diferentes edades. Timoteo debe tratar a otras personas como si fueran miembros de su propia familia. Este principio excluye la idea de superioridad y promueve un acercamiento más natural. Reprendas es un verbo fuerte que implica censura y esto es lo que debe evitarse con los ancianos. Pablo agrega una advertencia acerca de las mujeres jóvenes, donde el mantener la pureza es esencial.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
5.2 Los hombres en el ministerio pueden evitar actitudes impropias hacia las mujeres, tratándolas como miembros de la familia. Si los hombres ven a las mujeres como miembros en la familia de Dios, las protegerán y procurarán su crecimiento espiritual.5.3ss Pablo quería que hasta donde fuera posible, las familias cristianas se sostuvieran a sí mismas. Insistió que en las familias, los hijos y nietos cuidaran de sus viudas (5.4); sugirió que las viudas jóvenes se volvieran a casar y empezaran nuevas familias (5.14); y ordenó que la iglesia no apoyara a los miembros flojos que no querían trabajar (2Th 3:10). Sin embargo, cuando era necesario, los creyentes compartían sus recursos (Act 2:44-47); daban con generosidad para ayudar a las iglesias que enfrentaban desastres (1Co 16:1-4), y asumían la responsabilidad de cuidar a un gran número de viudas (Act 6:1-6). La iglesia siempre ha tenido recursos limitados, y siempre ha tenido que balancear las necesidades económicas con la generosidad. Esto sólo tiene sentido para los miembros que trabajan tan arduamente como les es posible y son tan independientes como pueden, para poder sostenerse a sí mismos y a los miembros menos afortunados. Cuando los miembros de la iglesia son responsables y generosos, es posible satisfacer las necesidades de todos.5.3-5 Las viudas por lo general no se podían mantener a sí mismas ya que tenían pensión, jubilación, seguro de vida y los trabajos dignos eran muy limitados. Naturalmente, la responsabilidad de cuidar de los necesitados recaía primero sobre sus familiares, las personas que estaban más estrechamente relacionadas con ellas. Pablo recalca la importancia de las familias en el cuidado de las viudas, y no dejarlo a la iglesia. Así, la iglesia podría encargarse de las viudas que no tenían familiares. Una viuda que no tenía hijos u otros familiares para que la sustentara estaba abandonada a la pobreza. Desde el principio, la iglesia cuidó de sus viudas, que en retribución daban un valioso servicio a la comunidad de fieles.La iglesia debería mantener a los desamparados y ayudar a los ancianos, jóvenes, incapacitados, enfermos o pobres, con sus necesidades emocionales y espirituales. Con frecuencia, las familias que cuidan a sus propios miembros en necesidad tienen que llevar una carga muy pesada. Pueden necesitar dinero extra, un oído que los escuche, una mano amiga o una palabra de aliento. Es interesante que con frecuencia aquellos que son ayudados ayudan a otros, haciendo que la iglesia sea una comunidad más ayudadora. No espere que se lo pidan, tome la iniciativa y busque la manera de servir a otros.5.8 Casi todos tenemos familia o familiares de algún grado de parentesco. Las relaciones familiares son importantes a los ojos de Dios. Pablo dice que quien descuida sus responsabilidades familiares ha negado la fe. ¿Está usted cumpliendo con su parte para satisfacer las necesidades de aquellos que forman parte de su círculo familiar?5.9-16 Al parecer, algunas viudas ancianas habían sido «puestas en la lista» lo que significaba que habían hecho voto comprometiéndose a trabajar para la iglesia a cambio del apoyo financiero que recibían. Pablo hace una breve lista de las calificaciones para estas trabajadoras de la iglesia: tendrían que tener a lo menos sesenta años, haber sido fieles a sus maridos y ser reconocidas por sus buenas obras. No se incluían a las viudas jóvenes porque podrían desear casarse otra vez y de esta manera romper su promesa (5.11, 12).En el día de hoy tres de cuatro mujeres enviudan, y muchas de las mujeres ancianas en nuestras iglesias han perdido a sus esposos. ¿Provee su iglesia alguna forma de servicio para estas mujeres? ¿Puede usted ayudar a que sus dones y habilidades puedan ser útiles a las necesidades de su iglesia? A menudo su madurez y sabiduría pueden ser de gran ayuda en la iglesia.5.10 «Si ha lavado los pies de los santos» significa ayudar y servir a otros creyentes con humildad, siguiendo el ejemplo de Jesús, que lavó los pies de sus discípulos en la Ultima Cena (Joh 13:1-17).5.15 «Se han apartado en pos de Satanás» se refiere a la conducta inmoral que identificaba a estas mujeres con sus vecinos paganos.5.17, 18 Líderes fieles de la iglesia deben ser respaldados y apreciados. Con demasiada frecuencia son blanco de críticas porque las congregaciones tienen expectativas irreales. ¿Cómo trata usted a los líderes de su iglesia? ¿Disfruta encontrándoles fallas o les muestra su aprecio? ¿Reciben un salario adecuado para que les permita vivir sin preocupaciones y proveer para las necesidades de sus familias? Jesús y Pablo enfatizaron la importancia de sostener a los que nos guían y enseñan (véase Gal 6:6 y las notas en Luk 10:7 y 1Co 9:4-10).5.17, 18 Predicación y enseñanza están íntimamente relacionadas. Predicación es proclamar la Palabra de Dios y confrontar a los oyentes con la verdad de la Escritura. Enseñar es explicar la verdad de la Escritura, ayudar a los principiantes a entender los pasajes difíciles, y ayudarles a aplicar la Palabra de Dios a la vida diaria. Pablo dice que estos ancianos son dignos de doble honor. Desafortunadamente, sin embargo, muchas veces lo damos por hecho y no suplimos adecuadamente sus necesidades o no nos controlamos de hacerles duras críticas. Piense en la forma en que puede honrar a sus predicadores y maestros.5.19-21 Los líderes de la iglesia no están exentos de pecados, faltas y equivocaciones. Pero muchas veces son criticados por razones no válidas: imperfecciones menores, fallas en satisfacer las expectativas de alguien, choques de personalidad. Por esto es que Pablo dice que las acusaciones ni siquiera deberían ser oídas a menos que dos o tres testigos las confirmen. Algunas veces los líderes de la iglesia deberían ser confrontados por su conducta, y algunas veces reprendidos. Pero toda reprensión debe ser hecha con imparcialidad y amor y con el propósito de restauración.5.21 «Angeles escogidos» son todos aquellos ángeles que no se rebelaron contra Dios como lo hizo Satanás.5.21 Constantemente debemos estar en guardia en contra de favoritismos y en contra de dar tratamientos preferenciales a unos ignorando a otros. Vivimos en una sociedad que tiene favoritismos. Es fácil tratar de manera especial a aquellos que son talentosos, inteligentes, ricos o hermosos sin darnos cuenta de lo que estamos haciendo. Asegúrese de honrar a las personas por lo que son en Cristo y no por lo que son en el mundo.5.22 Pablo dice que una iglesia nunca debería apresurarse a escoger sus líderes, especialmente el pastor, porque podemos pasar por alto problemas importantes o pecados. Es una gran responsabilidad elegir a los líderes de la iglesia. Deben tener una fe sólida y ser moralmente intachables, poseyendo las cualidades descritas en 1Ti 3:1-13 y Tit 1:5-9. No cualquiera que quiera ser líder de iglesia puede serlo. Asegúrese de las calificaciones del candidato antes de pedirle que asuma una posición de liderazgo.5.24, 25 Pablo instruye a Timoteo a elegir cuidadosamente a los líderes de la iglesia porque algunas veces sus pecados no son obvios y lleva un tiempo en que salgan a la luz. Los líderes de la iglesia deberían vivir vidas por encima de todo reproche.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) O: “anciano”. Gr.: pre·sby·té·roi, dativo, sing.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 183 Lev 19:32; Tit 2:2
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
38 (C) El dirigente y los diversos grupos de edad (5,1-2). 1. anciano: La palabra gr. presbyteros, en este caso contrapuesta a neóterous, se refiere a la «persona mayor», no al anciano en cuanto «miembro del consejo» o «presbítero».
(D) Las viudas (5,3-16). La comunidad de las pastorales estaba familiarizada con la institución de las «viudas inscritas»; en los w. 9-10 el autor probablemente cita reglamentaciones anteriores relativas a su inscripción. Está claro que, en opinión del autor, esta institución ha crecido demasiado; de ahí que indique tres maneras (w. 3-8.915.16) de limitar el número de sus miembros a «las que son verdaderamente viudas» (vv. 3.5). Su preocupación procede, no sólo de las exigencias económicas (v. 16), sino también de la actividad de algunas de las «viudas» en cuestión en la difusión del error (w. 13.15; véase J. Bassler, JBL 103 [1984] 23-41). 4. que aprendan éstos primero: Es decir, los hijos o nietos. Las viudas con parientes vivos debían ser atendidas por ellos. 5. la que de verdad es viuda: Se define como una persona verdaderamente sola en el mundo. Aunque lo más probable es que tales mujeres tuvieran deberes concretos de oración, etc., dentro de la comunidad, y por tanto formaran una especie de «orden religiosa», el lenguaje del v. 5b tal vez pretenda recalcar simplemente que dependen absoluta y únicamente de Dios. 6. Tales viudas no deben establecer relaciones sexuales irregulares. 7-8. Palabras dirigidas a los parientes vivos de viudas. 9-10. El hecho de que la forma de estas reglamentaciones recuerde Tit. 1,6-9 y 1 Tim. 3,2-7.8-12 refuerza la impresión de que las «viudas inscritas» constituían un cargo concreto dentro de la comunidad, esposa de un solo marido: No se trata de la prohibición de un segundo matrimonio (véase el v. 14). Sobre su significado, véase Tit. 1,6. haber educado bien a los hijos… toda clase de buenas obras: Como en otros lugares de las pastorales, se hace hincapié en la solicitud por la familia, la hospitalidad y las obras corporales de misericordia. 11-12. El autor quiere que las viudas más jóvenes (o sea, las menores de 60 años) se casen de nuevo y vuelvan a la vida organizada de la casa (véase v. 14). quieren casarse de nuevo: Según parece, a las viudas inscritas se les exigía el celibato. Resulta fácil entender por qué los maestros que «prohibían el matrimonio» (1 Tim 4,3) podían desear ampliar el número de tales viudas. 13. hablando de lo que no deben: En Tit 1,11 casi las mismas palabras se aplican a los falsos maestros, ir de casa en casa: Casi con seguridad (cf. Tit 1,11) esto entrañaba, no un simple chismorreo, sino la difusión de enseñanzas que al autor de las pastorales le resultaban repugnantes (cf. v. 15). 14. La disciplinada estructura de la casa grecorromana se ve como un antídoto eficaz de tales actividades (cf. también 1 Tim 2,9-15). 16. si alguna creyente tiene viudas en su casa: Pisté se refiere a una cristiana que se ha comprometido a mantener a una o más viudas que no son parientas suyas.
39 (E) Los ancianos (5,17-25). 17. ancianos que presiden: Algunos «ancianos» (presbyteroi; véase v. 1) «presiden» y son por tanto dirigentes eclesiales en sentido formal. Quienes desempeñan «bien» su ministerio merecen «doble remuneración» de la comunidad. Esto se aplica especialmente en el caso de aquellos ancianos que presiden y que son especialmente responsables de la «predicación» y la «enseñanza»». (Véase J. Meier, CBQ 35 [1973] 325- 37). 18. El autor sigue a Pablo (1 Cor. 9,9) al utilizar Dt. 25,4 para instar a que se dé apoyo económico a los ministros de la Iglesia, el obrero… su salario: En Lc. 10,7, esto es un dicho de Jesús. Aquí, esa frase se trata como un texto de la Escritura (cf. 1 Cor. 2,9). 19. testigos: La ley bíblica (Dt. 19,15; cf. 2 Cor. 13,1; Mt. 18,16) rige la admisión de acusaciones contra ancianos. 20. Los culpables deben ser reprendidos, para que los demás ancianos se abstengan de obrar mal. 21. El trato de los ancianos no debe estar regido por el favoritismo. 22. no te precipites en imponer a nadie las manos: Como en 1 Tim. 4,14 y 2 Tim. 1,6, referencia a la ordenación, consérvate puro: Probablemente los falsos maestros reclamaban la «pureza» como una virtud especial; la digresión del v. 23 insiste, por tanto, en que la verdadera «pureza» no consiste en un ascetismo que niega el mundo (véase 1 Tim. 4,3-5). 24. pecados: Las obras buenas y malas de algunos candidatos presbiterales son evidentes, mientras que las de otros sólo salen a la luz tras una investigación concienzuda.
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
anciano… Gr. presbúteros. Aquí, tiene significado de hombre de edad avanzada.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Mt125 La prohibición en aoristo μὴ ἐπιπλήξῃς sería contestada con: evitaré hacer eso.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Gr. presbítero. Tiene aquí el significado de hombre de edad avanzada.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[1] Esto aplica antes que nada a la casa personal, así como a la Casa de Israel, la comunidad de fe.
[2] El líder de una comunidad Israelita Nazarena, es uno que no es unicamente un anciano, sino un anciano que enseña.
[3] No crea ninguna acusación en contra de un anciano. El cargo no equivale a culpabilidad, ya que el cargo es frequentemente levantado por s.a.tan. Si no se pueden hallar testigos, todos los pensamientos y acciónes posteriores deben ser retirados.
[4] Un ministro Israelita debe ser primero probado en cuanto a doctrina, compromiso, estabilidad, consistencia y pureza antes de cualquier ordenación humana.
[3] Que no tienen apoyo alguno, socorriéndolas con lo necesario.[12] La palabra de fidelidad o el voto con que se habían ofrecido al Señor.[15] Abandonando a Jesucristo, a quien se habían consagrado para toda la vida.[18] Deut 25, 4; Mat 10, 10.[22] Para que de este modo, puedas corregir con más libertad.
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat