Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús;
1:1 — «Pablo, apóstol de Jesucristo». De mi obra, Notas Sobre 1 Timoteo, 1:1, cito lo siguiente: «Hay quienes afirman que Pablo en una carta personal no diría una cosa tan obvia al destinatario. Pero ignoran la probabilidad de que Pablo lo diga para dar autoridad a la obra ahora encomendada a Timoteo. Al mostrar Timoteo esta carta a los hermanos, la autoridad de un apóstol de Jesucristo se manifestaría en ella. Las dos cartas a Timoteo, como la carta a Tito, no eran sencillamente cartas personales. Trataban cuestiones de gran importancia para las iglesias, y por eso requerían el sello de un apóstol inspirado. Esto ayudaría a los evangelistas a hacer el trabajo encargado. Véase Notas Sobre Tito, 1:1.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
apóstol de Jesucristo. Rom 1:1; 2Co 1:1.
la promesa de la vida. Jua 5:24, Jua 5:39, Jua 5:40; Jua 6:40, Jua 6:54; Jua 10:28; Jua 17:3; Rom 5:21; Rom 6:23; 2Co 1:20; Efe 3:6; Tit 1:2; Heb 9:15; 2Pe 1:3, 2Pe 1:4; 1Jn 2:25; 1Jn 5:11-13.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pablo anhela ver a Timoteo, 2Ti 1:1-5.
Él es exhortado a despertar el don de Dios que habia en él, 2Ti 1:6, 2Ti 1:7;
a estar firme y paciente en la persecusión, 2Ti 1:8-12;
y a persistir en la forma y la verdad de la doctrina que había aprendido de él, 2Ti 1:13, 2Ti 1:14.
Figelo y Hermógenes y personas como ellos, son mencionados, y Onesíforo es altamente elogiado, 2Ti 1:15-18.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
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A MEDIDA QUE SE APROXIMA LA MUERTE CAMBIAN LAS PRIORIDADES. A la luz de la mortalidad, lo que parecía ser importante puede disiparse en comparación con el destino final. Por eso atendemos a las últimas palabras de una persona. Cuando todo se ha dicho y hecho, todos quieren saber qué fue lo que le dio esperanzas a esa persona al enfrentar la muerte. La Segunda Epístola a Timoteo son las últimas palabras de Pablo. Desde una fría y solitaria prisión romana el anciano apóstol Pablo escribe sus instrucciones finales para su protegido Timoteo. Pablo sabía que esta epístola bien podría ser su contacto final con Timoteo; era probable que su ejecución fuera inminente. Implora a Timoteo que venga pronto a su lado. Pero en caso de no hacerlo, Pablo le imparte las últimas palabras de estímulo a su «hijo» en la fe.
El propósito principal de Pablo al escribir esta carta era ofrecer a Timoteo sus instrucciones finales sobre la vida cristiana. La segunda epístola a Timoteo tiene una naturaleza y tono intensamente personal. Se siente el fuerte amor de Pablo y su preocupación por Timoteo. Le alienta a utilizar sus dones espirituales. Escribe para fortalecer la lealtad de Timoteo hacia Cristo ante los sufrimientos y la persecución que iba a venir. Exhorta a Timoteo a que maneje con precisión la Palabra de Dios, e instruya fielmente a otros en las verdades de la fe. Le da advertencias e instrucciones sobre cómo el creyente debiera relacionarse con el mundo en tiempos de apostasía. En el capítulo final, Pablo ofrece a Timoteo su última palabra de consejo: «Que prediques la Palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo». Esta era la misión de Pablo, predicar el evangelio a los gentiles; ahora la pasaba a Timoteo, su amado hijo en la fe.
El segundo propósito al escribir la epístola era urgir a Timoteo a que se le uniera en Roma. Pablo sabía que estaba próximo a morir. Quería ver y tener comunión una última vez con su hijo en la fe. Pablo estaba bien consciente de que las penurias y conflictos son parte del ministerio cristiano. Una de las características de un siervo fiel de Cristo es la perseverancia en medio de las dificultades. Para animar a Timoteo en esta virtud, el apóstol le recuerda que Jesucristo era del «linaje de David» y que fue «resucitado de los muertos» (2Ti 2:8). La mención del linaje de David vincula a Cristo con el pacto davídico (2Sa 7:11-16), que afirma que un hijo de David reinará sobre su trono para siempre. Además, Cristo había resucitado: está vivo. La promesa de vivir y reinar con Él se pone ante Timoteo como motivo para perseverar fiel en el ministerio. A los que sirven fielmente al Señor y esperan su venida, se les dará una corona especial (2Ti 4:8).
El capítulo tres desarrolla el tema de la apostasía de los últimos tiempos. Pablo advierte a Timoteo que habrá dificultades que sobrevendrán a los creyentes y le instruye sobre el modo en que el cristiano debe responder y comportarse. Jesús anunció la venida de tiempos como esos (Jua 15:18-25; Jua 16:33; Jua 17:15-18) y Pablo mismo se refirió previamente a ellos (1Ts 3:1-8). Aunque no iba a vivir para ver esos terribles días, Pablo se preocupaba bastante como para exhortar a Timoteo a ser valiente en la obra del Señor, aun en medio de tiempos turbulentos.
El libro de los Hechos termina con Pablo bajo arresto en Roma (Hch 28:1-31). Pero muchos estudiosos creen que Pablo fue sobreseído, como lo esperaba (Flp 1:19). A partir de evidencias esporádicas en las epístolas pastorales podemos trazar los viajes de Pablo después de su encarcelamiento. Probablemente visitara Creta (Tit 1:5), Éfeso (1Ti 1:3), Macedonia y quizás Colosas (Flm 1:22) y España (Rom 15:24). Timoteo viajó con Pablo a Éfeso, y se quedó allí para confrontar a los falsos maestros que se infiltraron en la iglesia de esa ciudad (1Ti 1:3).
Muchos creen que a Pablo lo encarcelaron cuando Nerón inició su campaña de persecución poco después del incendio de Roma en el año 64 d.C. Nerón culpó a los cristianos de iniciar el incendio, y ejecutó a muchos de ellos con extremada crueldad. Poco después el apóstol Pedro muere por su fe, crucificado cabeza abajo, según Orígenes, el padre de la iglesia. Cuando Pablo escribe su segunda carta a Timoteo, estaba consciente de la proximidad de su muerte (2Ti 4:6-8). Cierto número de creyentes lo abandonaron (2Ti 4:16), y sólo Lucas estaba con él al escribir esta carta (2Ti 4:11). Al final de la carta uno puede sentir la preocupación de Pablo. Ruega a Timoteo: «Procura venir pronto a verme» (2Ti 4:9). Pablo no quería dejar esta tierra sin ver a Timoteo y a Marcos para entregarles palabras finales de sabiduría (2Ti 4:10-13).
La preocupación de Pablo por Timoteo surge de la larga relación entre ellos. Desde el comienzo del segundo viaje misionero, siempre Timoteo estuvo cerca de Pablo, colaborando con él en su ministerio como enlace y aprendiendo de su piadoso ejemplo.
Eunice, la devota madre de Timoteo, y su abuela Loida le dieron una base en el conocimiento de las Escrituras hebreas sobre la cual Pablo pudo edificar (2Ti 1:5; 2Ti 3:14, 2Ti 3:15). Aunque evidentemente Timoteo era un tanto tímido debido a su juventud (2Ti 1:7; 1Ti 4:12), Pablo desarrolló a su hijo en la fe al poner responsabilidades crecientes sobre sus hombros. Timoteo actuó como representante de Pablo en Tesalónica (1Ts 3:2) y Corinto (1Co 4:17). Pero dejar a Timoteo en Éfeso fue un paso importante para Pablo; como mentor preocupado, escribió una carta a Timoteo encargándole reiteradamente que permaneciera fiel a los fundamentos de la fe cristiana (1Ti 1:18; 1Ti 5:12-16, 1Ti 5:21; 1Ti 6:11-13). Pablo sirvió como mentor espiritual de Timoteo durante su vida. Ahora que se acercaba su muerte, Pablo quería verlo por última vez. Si eso no pudiera ser, quería por lo menos dar algunas palabras de estímulo a Timoteo.
El autor de 2 Timoteo se identifica como Pablo (2Ti 1:1). Otras afirmaciones de la epístola son características del ministerio de Pablo (2Ti 3:10, 2Ti 3:11; 2Ti 4:10, 2Ti 4:11, 2Ti 4:19, 2Ti 4:20). Muchos de los padres de la iglesia primitiva, como Policarpo, Justino Mártir e Ireneo apoyan la autoría de Pablo. Para una explicación de la oposición a la autoría paulina, véase la introducción a 1 Timoteo. La mayoría de ellos se basan en la suposición errónea de que la teología y el estilo griego de la epístola sólo es posible en el contexto del segundo siglo.
Muchos teólogos creen que 2 Timoteo se escribió durante el segundo encarcelamiento de Pablo en Roma (2Ti 1:8, 2Ti 1:16, 2Ti 1:17; 2Ti 4:6-13). Según Eusebio, historiador de la iglesia del cuarto siglo, Pablo sufrió el martirio durante el régimen de Nerón, algún tiempo antes del año 68 d.C. Puesto que esta carta fue escrita casi inmediatamente antes de la muerte de Pablo, probablemente haya sido escrita alrededor del año 67 d.C.
Bosquejo
I. Aliento para el ministerio 2Ti 1:1-18
A. Uso de los dones espirituales 2Ti 1:1-7
B. Sufrimiento por el evangelio 2Ti 1:8-18
II. Ejemplos en el ministerio 2Ti 2:1-26
A. Comparación con el soldado, el atleta y el labrador 2Ti 2:1-13
B. Exhortación a usar bien la Palabra de Dios 2Ti 2:14-26
III. Exhortaciones en el ministerio 2Ti 3:1-17
A. Advertencias contra la apostasía 2Ti 3:1-9
B. Modos de enfrentar la apostasía 2Ti 3:10-17
IV. Aliento para el ministerio 2Ti 4:1-22
A. Predica la Palabra 2Ti 4:1-5
B. Exhortaciones y estímulos finales 2Ti 4:6-22
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Pablo habla de sí mismo en 1 Timoteo como un apóstol «por mandato de Dios» (1Ti 1:1). En 2 Timoteo se denomina a sí mismo apóstol por la voluntad de Dios (2Co 1:1; Efe 1:1; Col 1:1).
según la promesa de la vida: Pablo se considera a sí mismo un portador del mensaje de vida. Este mensaje de vida permanece en irónico contraste con el hecho de que Pablo escribía desde una prisión romana, enfrentando su ejecución. La frase característica en Cristo, que se encuentra en otras cartas paulinas, también aparece en esta carta, lo que indica que viene de Pablo.
EN PERSONA
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Legado de una madre
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Eunice (2Ti 1:5) era judía, pero aparentemente su padre no era muy ortodoxo: él violó uno de los claros mandamientos de la Ley al arreglar el matrimonio de su hija con un gentil (Hch 16:1). Más tarde, cuando Timoteo nació no fue circuncidado (Hch 16:3). Parece ser que ni el padre de Eunice ni su esposo eran observantes del judaísmo. Pero Eunice lo era. Pablo la elogió por su «fe genuina», la que compartía con Loida, su madre (2Ti 1:5). Eunice impartió la fe a su hijo Timoteo y además lo preparó para una vida de provecho para Dios.
Eunice es un estímulo para cada mujer que enfrenta la tarea de nutrir de vida espiritual a sus hijos, especialmente si ella no cuenta con la ayuda de su esposo. Ella tal vez no recibió una educación religiosa formal ni el estímulo de su familia, excepto de Loida. Pero contaba con dos cosas fundamentales que podría ofrecer a las madres de hoy en día: el poder inherente de ser madre y el poder dinámico de un Dios amante.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Introducción a 2 Timoteo
Bosquejo
Introducción (2Ti 1:1-4)
I. Encargo de Pablo a Timoteo (2Ti 1:5-18)
A. Avivar el fuego del don de Dios (2Ti 1:5-7)
B. Estar dispuesto a sufrir por el evangelio (2Ti 1:8-10)
C. Ejemplo de Pablo (2Ti 1:11-12)
D. Mantener y guardar la verdad (2Ti 1:13-14)
E. Amigos fieles e infieles de Pablo en Roma (2Ti 1:15-18)
II. Requisitos de un ministro fiel (2Ti 2:1-26)
A. Esforzarse en la gracia (2Ti 2:1)
B. Encomendar el mensaje a hombres de confianza (2Ti 2:2)
C. Soportar sufrimientos (2Ti 2:3-7)
1. Como un buen soldado (2Ti 2:3-4)
2. Como un atleta disciplinado (2Ti 2:5)
3. Como un labrador esforzado (2Ti 2:6-7)
D. Sufrir por Jesucristo y morir con Él (2Ti 2:8-13)
E. Evitar las discusiones necias y defender el evangelio de manera irreprensible (2Ti 2:14-26)
III. La aproximación del surgimiento final de la maldad (2Ti 3:1-9)
IV. Paciencia en la verdad (2Ti 3:10-17)
A. Aprendida de Pablo (2Ti 3:10-14)
B. Aprendida de las Escrituras (2Ti 3:15-17)
V. Predicar la Palabra (2Ti 4:1-5)
VI. Testimonio e instrucciones de Pablo (2Ti 4:6-18)
A. Testimonio de despedida de Pablo (2Ti 4:6-8)
B. Instrucción personal a Timoteo (2Ti 4:9-13)
C. Advertencia (2Ti 4:14-15)
D. La seguridad de la fidelidad de Dios (2Ti 4:16-18)
Conclusión (2Ti 4:19-22)
Autor : Pablo
Tema : Resistencia firme
Fecha : ca. 67 d.C.
Trasfondo
Esta es la última epístola de Pablo. Se escribió cuando el emperador Nerón trataba de detener la propagación de la fe cristiana en Roma mediante una severa persecución de los creyentes; Pablo volvió a ser prisionero del emperador en Roma (2Ti 1:16). Sufría privaciones como si fuera un delincuente común (2Ti 2:9), abandonado por muchos de sus amigos (2Ti 1:15), y consciente de que su ministerio había terminado y se acercaba su muerte (2Ti 4:6-8; 2Ti 4:18; véase en la introducción a 1 Timoteo una exposición más completa de la paternidad literaria y el trasfondo). Pablo escribe a Timoteo como a un «amado hijo» (2Ti 1:2) y colaborador fiel (cf. Rom 16:21). Su cercanía a Timoteo y confianza en él se ven en que aparecen juntos como remitentes de seis epístolas, en la presencia de Timoteo con Pablo durante su primer encarcelamiento (Flp 1:1; Col 1:1; Flp 1:1) y en las dos epístolas que Pablo le dirigió. Ante la ejecución inminente, Pablo le pide dos veces a Timoteo que se reúna con él en Roma de nuevo (2Ti 4:9; 2Ti 4:21). Timoteo estaba todavía en Éfeso (2Ti 1:18; 2Ti 4:19) cuando Pablo le escribió esta segunda epístola.
Propósito
Consciente de que Timoteo era tímido y se enfrentaba al sufrimiento, y percatándose de la posibilidad de una severa persecución desde fuera de la iglesia y de los falsos maestros dentro de ella, Pablo exhorta a Timoteo a proteger el evangelio, predicar la Palabra, soportar el sufrimiento y cumplir su encargo.
Visión panorámica
En el cap. 2Ti 1:1-18 Pablo confirma a Timoteo su continuo amor y sus oraciones, y lo exhorta a mantenerse fiel al evangelio, sin transigir, a defender con diligencia la verdad y a seguir su ejemplo. En el cap. 2 Pablo encarga a su hijo espiritual a conservar la fe trasmitiendo sus verdades a hombres de confianza que la enseñarán a otros (2Ti 2:2). Exhorta al joven pastor a que soporte el sufrimiento como un buen soldado (2Ti 2:3), sirva a Dios con diligencia e interprete con precisión la palabra de verdad (2Ti 2:15), se separe de todos los que se alejan de la verdad apostólica (2Ti 2:18-21), se mantenga puro (2Ti 2:22) y trabaje con paciencia como maestro (2Ti 2:23-26). En el capítulo siguiente Pablo le informa a Timoteo que aumentarán el mal y la apostasía (2Ti 3:1-9), pero que él debe ser fiel sin vacilaciones a su herencia y a las Escrituras (2Ti 3:10-17). En el último capítulo Pablo le encarga a Timoteo que predique la Palabra y cumpla con todos los deberes de su ministerio (2Ti 4:1-5). Él concluye poniendo al día a Timoteo con respecto a sus circunstancias presentes al enfrentarse al fin y exhortándole a que vaya pronto (2Ti 4:6-22).
Características especiales
Esta epístola tiene cinco características principales.
(1) Contiene las últimas palabras escritas de Pablo antes de ser ejecutado por orden de Nerón en Roma, unos treinta y cinco años después de su conversión a Cristo en el camino a Damasco.
(2) Contiene una de las declaraciones más claras de la Biblia acerca de la inspiración divina y del propósito de las Escrituras (2Ti 3:16-17): Pablo enfatiza que las Escrituras deben tener la interpretación correcta de los ministros de la Palabra (2Ti 2:15) y exhorta que se le encargue la Palabra de Dios a hombres dignos de confianza que puedan enseñar a otros (2Ti 2:2).
(3) La epístola abunda en exhortaciones breves; por ejemplo, «que avives el fuego del don de Dios» (2Ti 1:6), «no te avergüences» (2Ti 1:8), «participa de las aflicciones por el evangelio» (2Ti 1:8), «retén la forma de las sanas palabras» (2Ti 1:13), «guarda el buen depósito» (2Ti 1:14), «esfuérzate en la gracia» (2Ti 2:1), «lo que has oído… encarga» (2Ti 2:2), «sufre penalidades» (2Ti 2:3), sé diligente en la Palabra (2Ti 2:15), «evita» (2Ti 2:16), «huye… sigue» (2Ti 2:22), ten en cuenta la apostasía que se avecina (2Ti 3:1-9), sigilen en la verdad (2Ti 3:14), «que prediques la Palabra» (2Ti 4:2), «haz obra de evangelista» (2Ti 4:5) y «cumple tu ministerio» (2Ti 4:5).
(4) Los temas recurrentes de sus muchas exhortaciones son mantenerse firme en la fe (a Jesucristo y a su evangelio apostólico original), protegerla de la tergiversación y la corrupción, oponerse a los falsos maestros y predicar el verdadero evangelio con inmutable perseverancia.
(5) El testimonio de despedida de Pablo es un conmovedor ejemplo de valor y de esperanza frente al martirio seguro (2Ti 4:6-8).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Saludo epistolar, 1:1-2.
1 Pablo, por voluntad de Dios apóstol de Cristo Jesús según la promesa de vida en Cristo Jesús, 2 a Timoteo, mi amado hijo: Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Jesucristo, nuestro Señor.
Este saludo, salvo ligeras variantes, coincide con el de la carta anterior a Timoteo.
La variante más característica es el añadido “según la promesa (κατ ‘ έπαγγελίαν ) de vida en Cristo Jesús.” Esa “vida” no es otra que la vida divina, la que llamamos vida de gracia para la época de la tierra y vida de gloria para la época del cielo (cf. Rom 5:1-5). San Pablo fue elegido apóstol “según la promesa de vida,” es decir, en orden a anunciar a los seres humanos la promesa divina de comunicarles esa vida (cf. Rom 6:4-5; Gal 2:20; 1Ti 1:16; 1Ti 6:12.19; Tit 1:2).
Acción de gracias a Dios por la fe de Timoteo,Tit 1:3-5.
3 Doy gracias a Dios, a quien sirvo, a ejemplo de mis mayores, con pura conciencia, y sin cesar hago memoria de ti en mis oraciones noche y día, 4 deseoso de verte, acordándome de tus lágrimas, para llenarme de gozo, 5 avivando el recuerdo de tu sincera fe, que fue también la de tu abuela, Loide, y la de tu madre, Eunice, y que no dudo es la tuya.
Esta acción de gracias que, como es normal en las cartas paulinas, sigue al saludo, aquí tiene un matiz totalmente especial de intimidad. Son toda una serie de recuerdos, alegres y tristes, que se agolpan en la mente de Pablo, y que constituyen para él motivo de acción de gracias a Dios, pues le recuerdan la sincera fe de su fiel discípulo.
Notemos primeramente la alusión o recuerdo de sus “mayores” (ν·3)· Jamás Pablo ocultó o renegó de su origen hebreo (cf. Hec 24:14; Rom 9:3; 2Co 11:22), a pesar de la guerra a muerte que le tenían declarada los judíos (cf. Hec 17:13; Hec 20:3; Hec 21:28). El verbo “servir” (λατρεύειν ) tiene cierta resonancia litúrgica, como en Rom 15:16 y Flp 2:17. De origen hebreo era también la madre y la abuela de Timoteo, cuyos nombres Pablo le recuerda con cariño (v.5; cf. Hec 16:1). No es claro a qué momento de la vida de Timoteo aluda San Pablo cuando dice que se acuerda de “sus lágrimas” (v”4). Parece que es alusión a una circunstancia concreta y bien precisa, quizás la del momento del arresto de Pablo, si Timoteo estaba presente (cf. 4:13), o quizás simplemente la despedida cuando le dejó al frente de la iglesia de Efeso (cf. 1Ti 1:3). Le dice que está deseoso de verle (v.4), y luego le dirá concretamente que venga a encontrarse con él (1Ti 4:9·21).
Motivos que deben animar a Timoteo,1Ti 1:6-18.
6 Por esto te amonesto que hagas revivir la gracia de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos. 7 Que no nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de templanza. 8 No te avergüences, pues, del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; antes soporta con fortaleza los trabajos por la causa del Evangelio, fiado en el poder de Dios, 9 que nos salvó y nos llamó con vocación santa, no en virtud de nuestras obras, sino de su propósito y de la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos eternos, 10 y manifestada al presente por la aparición de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que aniquiló la muerte y sacó a luz la vida y la incorrupción por medio del Evangelio, 11 del cual yo he sido hecho heraldo, apóstol y doctor. 12 Por esta causa sufro, perov no me avergüenzo, porque sé a quién me he confiado, y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. 13 Retén la forma de los sanos discursos que de mí oíste, inspirados en la fe y en la caridad en Cristo Jesús.14 Guarda el buen depósito por la virtud del Espíritu Santo, que mora en nosotros. 15 Ya sabes cómo me han vuelto la espalda todos los de Asia, entre ellos Figelo y Hermógenes. 16 Haga el Señor misericordia a la familia de Onesiforo, porque muchas veces me ha aliviado y no se avergonzó de mis cadenas, 17 antes, estando en Roma, me buscó solícito hasta hallarme. 18 El Señor le dé hallar misericordia en aquel día cerca del Señor. Cuántos servicios me prestó en Efeso, tú bien lo sabes.
Uno de los mayores peligros para el apóstol cristiano es la tentación de desaliento cuando se encuentra con la incomprensión y las persecuciones. Pablo trata de precaver a Timoteo contra ese peligro.
Le recuerda primeramente “la gracia de Dios” (το χάρισμα του Θεού ) que hay en él “por la imposición de sus manos” y que debe esforzarse por “reavivar” (v.6). Esto, en sustancia, es repetición de lo que ya le había dicho en la primera carta (cf. 1Ti 4:14), con la diferencia de que allí le hablaba de “imposición de manos” del colegio de presbíteros, mientras que aquí le habla de “imposición de mis manos.” Evidentemente, Pablo se está refiriendo al rito de la ordenación de Timoteo, como entonces explicamos. El verbo “hacer revivir” (άναζωπυρεΐν ), evocando la imagen de un fuego que languidece y hay que reanimar, es sumamente expresiva; pues el Espíritu Santo, autor de los carismas, es semejante a un fuego (cf. Hec 2:3; 1Te 5:19). Lo que se añade en el v.7 parece ser una alusión a los principales efectos de la “gracia” de la ordenación: fortaleza, caridad, prudencia, tres virtudes que necesita de modo especial el ministro del Evangelio. Adornado de esas virtudes, a buen seguro que Timoteo no se avergonzará del Evangelio ni de sus relaciones con un prisionero, como Pablo (v.8; cf. Rom 1:16; 1Co 1:23).
Otro motivo que debe animar a Timoteo a ser esforzado en el ejercicio de su ministerio es el pensamiento de la elección divina (v.8). Esto da pie a Pablo para hacer (v.9-10) una síntesis apretada de la obra de la salud o mensaje evangélico, apuntando conceptos conocidos ya por otras cartas: vocación a la fe (cf. Efe 4:1), no en virtud de nuestras obras (cf. Rom 3:20; Tit 3:5), sino según propósito divino (cf. Rom 8:28; Ef i, n), manifestado ahora (cf. Rom 16:26), con abolición del dominio de la muerte (cf. Rom 6:23; 1Co 15:54). Notemos la expresión “por la aparición” (δια τηβ επιφανείας ) de nuestro Salvador” (v.10), con referencia a la venida de Cristo mortal en la encarnación (cf. Tit 2:11; Tit 3:4), no a la de Cristo glorioso en la parusia, sentido que esta expresión suele tener ordinariamente en San Pablo (cf. 1Ti 6:14; 2Ti 4:1.8; Tit 2:13). Hay autores que, dado su estilo hierático e incluso rítmico, creen que en estos v.9-10 Pablo utiliza fórmulas preexistentes de la catequesis cristiana. Es difícil llegar a nada concreto.
Finalmente, San Pablo apunta otro motivo a Timoteo: su propio ejemplo (v.11-18). Después de aludir a su elección para apóstol y heraldo del Evangelio (v.11; cf. 1Ti 2:7), hace memoria de las penalidades que tal misión ha llevado consigo, sin que por eso haya desfallecido, pues sabe a quién “se ha confiado,” y está seguro de que guardará su “depósito” (την παρα 3ήκην ) para el gran día de la retribución final en la parusia (v.12; cf. 4:8; 1Ti 6:14; Tit 2:13). No es del todo claro qué entienda aquí San Pablo por la palabra “depósito.” Lo más obvio, atendido el contexto, parece ser referirlo al “depósito” de buenas obras y méritos que Pablo ha ido acumulando durante su vida y cuya recompensa espera (cf. 4:7-8); sin embargo, algunos autores prefieren retener el mismo sentido que en 1Ti 6:20 y aquí mismo en el v.14, es decir, el “depósito” del evangelio confiado a Pablo, del que diría que permanecerá intacto y victorioso hasta el final. Estas palabras, encargando a Timoteo que guarde como precioso “depósito” el mensaje evangélico que oyó de Pablo, están indicando que Pablo lo ha previsto como sucesor suyo de alguna manera.
No tenemos más datos sobre esos cristianos de la provincia de Asia, entre los cuales Figelo y Hermógenes, que dice San Pablo que le han abandonado (v.15). Tampoco sabemos nada más sobre Onesiforo, del que teje tan magnífico elogio (v.16-18; cf. 4:19). En cuanto al término “Señor,” que aparece dos veces en el v.18, probablemente el primero se refiere al Padre, principio primero de la obra de la salud (cf. Efe 1:3; Col 1:13), y el segundo se refiere a Cristo, cabe el cual los cristianos esperan su recompensa (cf. 2Co 5:10; 1Te 4:17).
Fuente: Biblia Comentada
La Segunda Epístola de Pablo a Timoteo
TítuloEsta epístola es la segunda de dos cartas inspiradas que Pablo el apóstol le escribió a su hijo en la fe, Timoteo (2Ti 1:2; 2Ti 2:1). Para información biográfica de Timoteo, vea la Introducción a 1 Timoteo: Título. Es titulada, como lo son las otras cartas personales de Pablo a individuos (1 Timoteo, Tito, y Filemón), con el nombre del destinatario (2Ti 1:2).
Autor y fecha
El asunto de que Pablo es el autor de las epístolas pastorales es discutido en la Introducción a 1 Timoteo: Autor y fecha. Pablo escribió 2 Timoteo, la última de sus cartas inspiradas, poco tiempo antes de su martirio (ca. 67 d.C.).
Contexto histórico
Pablo fue liberado de su primer encarcelamiento romano por un corto período de ministerio durante el cual él escribió 1 Timoteo y Tito. No obstante, Segunda Timoteo, encuentra a Pablo una vez más en una prisión romana (2Ti 1:16; 2Ti 2:9), arrestado de nuevo como parte de la persecución de cristianos por parte de Nerón. A diferencia de la esperanza y confianza de ser liberado durante su primer encarcelamiento (Flp 1:19; Flp 1:25-26; Flp 2:24; Flm 1:22), en esta ocasión él no tenía tales esperanzas (2Ti 4:6-8). En su primer encarcelamiento en Roma (ca. 60 62 d.C.), antes de que Nerón hubiera comenzado la persecución de cristianos (64 d.C.), él solo estaba bajo arresto en casa y tenía la oportunidad de gozar de mucha interacción con personas y ministerio (Hch 28:16-31). No obstante, en esta ocasión, cinco o seis años más tarde (ca. 66 67 d.C.), él estaba en una celda fría (2Ti 4:13), en cadenas (2Ti 2:9), y sin esperanza alguna de ser liberado (2Ti 4:6). Abandonado por todos aquellos que estaban cercanos a él por temor de la persecución (cp. 2Ti 1:15; 2Ti 4:9-12; 2Ti 4:16) y enfrentando la ejecución inminente, Pablo le escribió a Timoteo, alentándolo a que se apurara a llegar a Roma para una última visita con el apóstol (2Ti 4:9; 2Ti 4:21). No se sabe si Timoteo llegó a Roma antes de la ejecución de Pablo. De acuerdo a la tradición, Pablo no fue liberado de este segundo encarcelamiento romano, sino que sufrió el martirio que él había previsto (2Ti 4:6).
En esta carta, Pablo, consciente de que el fin estaba cerca, entregó el manto no apostólico de ministerio a Timoteo (cp. 2Ti 2:2) y lo exhortó a permanecer fiel en sus deberes (2Ti 1:6), retener la sana doctrina (2Ti 1:13-14), evitar el error (2Ti 2:15-18), aceptar la persecución por el evangelio (2Ti 2:3-4; 2Ti 3:10-12), poner su confianza en las Escrituras y predicarla implacablemente (2Ti 3:15-17; 2Ti 4:1-5).
Temas históricos y teológicos
Parece que Pablo pudo haber tenido razón para temer que Timoteo estuviera en peligro de debilitarse espiritualmente. Esto habría sido una seria preocupación para Pablo debido a que Timoteo necesitaba continuar la obra de Pablo (cp. 2Ti 2:2). Mientras que no hay indicaciones históricas en otras partes del NT que indiquen la razón por la que Pablo estaba tan preocupado, hay evidencia en la epístola misma a partir de lo que él escribió. Esta preocupación es evidente, p. ej. en la exhortación de Pablo a avivar su don (2Ti 1:6), a reemplazar el temor con poder, amor y dominio propio (2Ti 1:7), a no avergonzarse de Pablo y del Señor, sino a sufrir voluntariamente por el evangelio (2Ti 1:8), y a aferrarse de la verdad (2Ti 1:13-14). Resumiendo el problema potencial de Timoteo, quien podría estarse debilitando bajo la presión de la iglesia y la persecución del mundo, Pablo lo llama a: 1) generalmente a esforzarse (2Ti 2:1), la exhortación clave de la primera parte de la carta y a 2) continuar predicando la palabra (2Ti 4:2), la amonestación principal de la última parte. Estas palabras finales a Timoteo incluyen pocas afirmaciones de reconocimiento y felicitación pero muchas amonestaciones, incluyendo unos veinticinco imperativos.
Debido a que Timoteo estaba muy inmerso en la teología de Pablo, el apóstol no le dio más instrucción doctrinal. No obstante, hizo referencia a varias doctrinas importantes, incluyendo la salvación por la gracia soberana de Dios (2Ti 1:9-10; 2Ti 2:10), la persona de Cristo (2Ti 2:8; 2Ti 4:1; 2Ti 4:8), y la perseverancia (2Ti 2:11-13); además Pablo escribió el texto crucial del NT de la inspiración de las Escrituras (2Ti 3:16-17).
Una comparación entre los dos encarcelamientos romanos de Pablo
Primer encarcelamiento | Segundo encarcelamiento |
Hch 28:1-31, escribió las epístolas de la prisión | 2 Timoteo |
Acusado por los judíos de herejía y sedición | Perseguido por Roma y arrestado como un delincuente en contra del Imperio |
Persecusiones esporádicas locales (60 63 d.C.) | Persecución de Nerón (64 68 d.C.) |
Condiciones de vida decentes en una casa alquilada (Hch 28:30-31) | Malas condiciones, en un calabozo frío y oscuro |
Muchos amigos lo visitaron | Prácticamente solo (solo Lucas estaba con él) |
Muchas oportunidades para dar testimonio | O portunidades para dar testimonio restringidas |
Esperaba ser puesto en libertad (Flp 1:24-26) | Esperaba su ejecución (2Ti 4:6) |
Retos de interpretación
No hay retos importantes en esta carta que involucren asuntos teológicos. Hay información limitada con respecto a varios individuos nombrados en la epístola: p. ej. Figelo y Hermógenes (2Ti 1:15), O nesíforo (2Ti 1:17; cp. 2Ti 4:19), Himeneo y Fileto (2Ti 2:17-18), Janes y Jambres (2Ti 3:8), y Alejandro (2Ti 4:14).
Bosquejo
I) Saludo y gratitud (2Ti 1:1-5)
II) La perseverancia de un hombre de Dios (2Ti 1:6-18)
A) La exhortación (2Ti 1:6-11)
B) Los ejemplos (2Ti 1:12-18)
1. Pablo (2Ti 1:12-14)
2. Onesíforo (2Ti 1:15-18)
III) Los patrones de un hombre de Dios (2Ti 2:1-26)
A) Pablo (2Ti 2:1-2)
B) Un soldado (2Ti 2:3-4)
C) Un atleta (2Ti 2:5)
D) Un granjero (2Ti 2:6-7)
E) Jesús (2Ti 2:8-13)
F) Un obrero (2Ti 2:14-19)
G) Un instrumento (2Ti 2:20-23)
H) Un siervo (2Ti 2:24-26)
IV) Los peligros de un hombre de Dios (2Ti 3:1-17)
A) Al enfrentar la apostasía (2Ti 3:1-9)
B) Al derrotar la apostasía (2Ti 3:10-17)
V) La predicación del hombre de Dios (2Ti 4:1-5)
A) El encargo a predicar (2Ti 4:1-2)
B) La necesidad de la predicación (2Ti 4:3-5)
VI) Comentarios para concluir (2Ti 4:6-18)
A) El triunfo de Pablo (2Ti 4:6-8)
B) Las necesidades de Pablo (2Ti 4:9-18)
VII) Las despedidas de Pablo (2Ti 4:19-22)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios. Vea la nota sobre 1Ti 1:1. Su llamado fue conforme al plan y propósito soberanos de Dios (cp. 1Co 1:1; 2Co 1:1; Efe 1:1; Col 1:1). promesa de la vida … en Cristo Jesús. El evangelio promete que los muertos en sentido espiritual que por fe acojan el mensaje del evangelio, serán unidos a Cristo y hallarán en Él la vida eterna (Jua 3:16; Jua 10:10; Jua 14:6; Col 3:4).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Pablo recordó a Timoteo que a pesar de la relación espiritual íntima que habían establecido, el apóstol le escribía con la autoridad espiritual que le había sido dada por Dios. Esto estableció la necesidad de que no solo Timoteo, sino también todos los demás que leyeran el mensaje apostólico, cumplieran los mandatos inspirados de la epístola.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1:1 — «Pablo, apóstol de Jesucristo». De mi obra, Notas Sobre 1 Timoteo, 1:1, cito lo siguiente:
«Hay quienes afirman que Pablo en una carta personal no diría una cosa tan obvia al destinatario. Pero ignoran la probabilidad de que Pablo lo diga para dar autoridad a la obra ahora encomendada a Timoteo. Al mostrar Timoteo esta carta a los hermanos, la autoridad de un apóstol de Jesucristo se manifestaría en ella. Las dos cartas a Timoteo, como la carta a Tito, no eran sencillamente cartas personales. Trataban cuestiones de gran importancia para las iglesias, y por eso requerían el sello de un apóstol inspirado. Esto ayudaría a los evangelistas a hacer el trabajo encargado. Véase Notas Sobre Tito, 1:1.
«Un apóstol es uno enviado. Los ‘mensajeros de las iglesias’ (2Co 8:23), por ser enviados por las iglesias, eran apóstoles, y así los llama el texto griego. En Flp 2:25 Epafrodito es llamado apóstol (en el texto griego), o mensajero. Cristo, por ser enviado por Dios al mundo, es llamado apóstol (Heb 3:1). Pero solamente los doce, y Pablo, ¡eran apóstoles de Jesucristo! El los llamó».
–«por la voluntad de Dios». Véase la misma expresión en 2Co 1:1; Efe 1:1; Col 1:1. En la primera carta Pablo se expresa así, «por mandato de Dios». Véase Gál 1:1; Gál 1:15-16. En 1Co 1:1 Pablo agrega que era un apóstol llamado.
Considérense los comentarios en Notas Sobre 1 Timoteo, 1:1.
¿No importaba, pues, que todos conformaran sus vidas a las directivas del evangelista, Timoteo? Las iglesias en la región de Efeso, al oír las instrucciones de Timoteo, por la introducción de esta carta, sabrían que él seguía las órdenes de un hombre que había sido hecho apóstol por Dios y por Jesucristo. Esta carta, aunque dirigida a un individuo, sería leída en las iglesias.
–«según la promesa de la vida». Véase también v. 10. Compárese la frase semejante en 1Ti 4:8 («promesa de la venidera»).
Cristo, quien es la vida (Jua 14:6; 1Jn 1:2), ciertamente es la del cristiano (Col 3:4; Gál 2:19-20). De esta vida eterna para el creyente en Cristo habla el evangelio; la promete al creyente en Cristo. Véase 1Jn 2:25. Cristo vino para que el creyente tenga esta vida en abundancia (Jua 10:10). El apostolado de Pablo sirvió para proclamar esta promesa, la cual se reveló por primera vez en Gén 3:15. Véase también Tit 1:2.
Tal vez por estar muy cerca de la muerte, el apóstol estaría más consciente de esta promesa de vida eterna.
Al estar ausente del cuerpo Pablo sabía que estaría presente al Señor (2Co 5:8).
— » que es en Cristo Jesús». Véanse Jua 3:15-16; Gál 2:19-20; 1Jn 5:11; 1Jn 5:20. Para encontrarse en Cristo, la persona tiene que ser bautizada en El (Gál 3:27).
Fuente: Notas Reeves-Partain
GLORIA Y PRIVILEGIO DE UN APÓSTOL
2 Timoteo 1:1-7
Esta es una carta de Pablo, que fue hecho apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y cuyo apostolado fue diseñado para dar a conocer a todos los hombres la promesa de Dios de la vida eterna en Jesucristo: A Timoteo, su propio amado hijo. Gracia, misericordia y paz sean contigo de parte de Dios el Padre, y de nuestro Señor Jesucristo.
Doy gracias a Dios, a Quien sirvo con limpia conciencia como Le sirvieron mis antepasados antes de mí, por todo lo que tú eres para mí, de la misma manera que en mis oraciones nunca dejo de acordarme de ti porque, recordando tus lágrimas cuando nos separamos, yo no dejo de anhelar el verte para llenarme otra vez de alegría. Y doy gracias a Dios porque he recibido un nuevo detalle de esa sincera fe que hay en ti, una fe de la misma clase que la que moró en primer lugar en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y que, estoy convencido, mora también en ti. Por eso es por lo que te mando este recuerdo para mantener el fuego del don que está en ti y que recibiste por medio de la imposición de mis manos; porque Dios no nos ha dado el espíritu de temor, sino el de poder y amor y autodisciplina.
Cuando Pablo habla de su propio apostolado hay siempre ciertas notas inconfundibles en su voz. Para él siempre representaba ciertas cosas.
(a) Su apostolado era un honor. Fue elegido para él por la voluntad de Dios. Todo cristiano debe considerarse un elegido de Dios.
(b) Su apostolado era una responsabilidad. Dios le escogió porque quería hacer algo con él. Quería hacerle el instrumento para que la noticia de la nueva vida alcanzara a todos los hombres. Ningún cristiano es nunca escogido totalmente para su propio bien, sino para lo que puede hacer por otros. Un cristiano siempre es una persona sumida en la maravilla el amor y la alabanza por lo que Dios ha hecho por él, e inflamado con la disposición de decirles a otros lo que Dios puede hacer por ellos.
(c) Su apostolado era un privilegio. Es sumamente significativo notar lo que Pablo consideraba su deber llevar a otros: la promesa de Dios, no Su amenaza. Para él el Cristianismo no era la amenaza de la condenación, sino la buena noticia de la salvación. Vale la pena recordar que el más grande evangelista y misionero que el mundo haya conocido nunca estaba lanzado, no para aterrar a la gente sacudiéndolos sobre las llamas del infierno, sino para moverlos a una admirada sumisión a la vista del amor de Dios. La dinámica de su Evangelio era el amor, no el temor.
Como siempre cuando hablaba a Timoteo, hay un calor de afecto cariñoso en la voz de Pablo. «Mi querido hijo,» le llama. Timoteo era su hijo en la fe. Los padres de Timoteo le habían dado la vida física; pero había sido Pablo el que le había trasmitido la vida eterna. Muchas personas que no han experimentado la paternidad física han tenido el gozo y el privilegio de ser padres o madres en la fe; y no hay gozo en el mundo comparable al de traer un alma a Cristo.
LA INSPIRACIÓN DE TIMOTEO
2 Timoteo 1:1-7 (conclusión)
El propósito de Pablo al escribir esta carta es inspirar y fortalecer a Timoteo para su tarea en Éfeso. Este era joven y tenía la dura tarea de batallar contra las herejías e infecciones que iban a amenazar a la Iglesia. Así que, para mantener bien alto su coraje y a tope su esfuerzo, Pablo le recuerda a Timoteo ciertas cosas.
(i) Le recuerda su propia confianza en él. No hay mayor inspiración que la de sentir que alguien cree en nosotros. Una llamada al honor es siempre más efectiva que una amenaza de castigo. El temor a dejar mal a los que nos aman es una cosa purificadora.
(ii) Le recuerda su tradición familiar. Timoteo había recibido una buena herencia, y si fallaba, no mancharía solo su propio nombre, sino reduciría el honor del nombre de su familia también. Unos buenos padres deben ocupar un puesto muy alto entre los dones más grandes que uno puede haber recibido. Que Le dé gracias a Dios por ello, y nunca les traiga deshonor.
(iii) Le recuerda que fue separado para una responsabilidad, y el don que le fue conferido para ese fin. Una vez que un hombre entra al servicio de cualquier asociación con una gran tradición, lo que hace no le afecta sólo a él, ni lo hace solamente dependiendo de sus propias fuerzas. Está la fuerza de una tradición de la que puede recibir inspiración y el honor de una tradición que debe conservar. Eso es especialmente cierto en el caso de la Iglesia. El que la sirve tiene su honor en sus manos; el que la sirve es fortalecido por la consciencia de la comunión de todos los santos.
(iv) Le recuerda las cualidades que deben caracterizar al maestro cristiano, de las que Pablo especifica cuatro.
(a) Estaba el coraje. No era el miedo cerval sino el coraje lo que el servicio cristiano le infundiría a un hombre. Siempre requiere coraje ser cristiano, y ese coraje viene de la continua conciencia de la presencia de Cristo.
(b) Estaba el poder. En un verdadero cristiano está el poder para enfrentarse, el poder para asumir la tarea demoledora, el poder para mantenerse firme frente a la situación imprevista y terrible, el poder para retener la fe frente al dolor del alma y la desilusión agotadora. El cristiano es característicamente la persona que puede superar el límite máximo de resistencia y de paciencia.
(c) Estaba el amor. En el caso de Timoteo éste era el amor a los hermanos, a la congregación del pueblo de Cristo sobre la que había recibido la encomienda. Es precisamente ese amor el que le da al pastor cristiano las otras cualidades. Debe amar a su pueblo tanto que ninguna molestia le resulte demasiado dura de soportar por ellos ni ninguna situación suficientemente amenazadora para desanimarle. Ninguna persona debería entrar nunca en el ministerio de la Iglesia a menos que tenga el amor de Cristo en su corazón.
(d) Estaba la autodisciplina. La palabra original es sófronismós, una de las grandes palabras griegas intraducibles. Alguien la ha definido como » la sensatez de la santidad.» Falconer la define como » el dominio propio frente al pánico o la pasión.» Es Cristo el único Que nos puede dar ese dominio propio que nos mantendrá libres tanto de ser arrebatados como de salir huyendo. Ninguna persona puede nunca dirigir a otras a menos que se haya dominado a sí misma. Sófronismós es ese dominio propio que Dios da que hace a una persona capaz de dirigir a otros porque ella misma es antes de nada sierva de Cristo y dueña de sí misma.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 1
Introducción
PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA
La segunda carta a Timoteo, juntamente con la primera y con la carta a Tito, forman el grupo de las llamadas «cartas pastorales». Las tres son muy semejantes entre sí por el contenido y por la forma. Las tres van dirigidas a personas particulares, pero al mismo tiempo son cartas de oficio, destinadas a las comunidades regidas por Timoteo y Tito, que son respectivamente sus pastores. Las tres tratan de los deberes del oficio pastoral y contienen análogas prescripciones e instrucciones. Las tres presuponen la misma situación histórica y forman una unidad en cuanto al estilo, el vocabulario y el tono en que están escritas.
Estas cartas pastorales proceden de la última etapa de la vida del apóstol Pablo 1 Después de su primera prisión romana del año 63 hizo probablemente el Apóstol de las gentes una tentativa de misión en España 2, acerca de la cual no se nos han conservado noticias directas. Luego se dirige de nuevo a Asia Menor y a Grecia, visita a éfeso (1Ti 1:3) y a Creta (Tit 1:5), pasa por Tróade (2Ti 4:13), Corinto y Mileto (2Ti 4:20) hasta que por fin vuelve a ser detenido y encarcelado en Roma (2Ti 1:8.16s; 2Ti 2:9), donde tiene que arrastrar cadenas como un criminal. Desde Roma escribe nuestra carta a Timoteo, que verosímilmente continúa en éfeso ocupando el lugar del Apóstol (2Ti 1:15-18; 2Ti 4:19).
Timoteo, hijo de padre pagano y de una piadosa madre judeocristiana llamada Eunice (Hec 16:1; 2Ti 1:5), originaria de Listra en Licaonia, fue convertido por Pablo probablemente en su primer viaje de misión (Hec 14:6; 1Ti 1:2), y en el segundo viaje, siendo todavía joven (1Ti 4:12), fue ganado como auxiliar en la labor misionera de Pablo (Hec 16:1-3). Desde entonces fue un compañero casi inseparable del Apóstol. En el segundo viaje misional fue enviado por el Apóstol de las gentes con una importante misión de Atenas a Tesalónica (1Te 3:2-6). En el tercer viaje lo envió con un difícil encargo de éfeso a Macedonia y a Corinto (1Co 4:17; 1Co 16:10 s; Hec 19:22). Permaneció al lado de Pablo a su regreso de Corinto a Jerusalén (Hec 20:4) y durante su primera prisión romana los años 61-63 (Flp 1:1; Flp 2:19; Col 1:1; Flm 1:1). En seis cartas es nombrado como remitente y colaborador del Apóstol (1Tes y 2Tes; 2Cor; Col; Flm; Flp). En la primera carta a Timoteo, que escribió Pablo hacia el año 65 una vez que se detuvo en Macedonia después de su partida de éfeso, mostraba a su representante los quehaceres que debía desempeñar en éfeso: lucha contra los falsos doctores en la comunidad, cuidado de la organización y de la vida de la comunidad.
Después de su prisión escribe Pablo desde Roma una segunda carta a su discípulo Timoteo. Con el apremio de un último mensaje le conjura y le exhorta a desempeñar debidamente su cargo y a confesar fielmente su fe, le da instrucciones sobre su comportamiento con los falsos maestros y le informa de su situación personal.
1. Pablo está encarcelado en Roma (Col 1:8.16s; Col 2:9), lo cual lo condena a la inactividad impidiéndole trabajar en la propagación de la buena nueva. Sabe que sus comunidades están amenazadas por falsas doctrinas, como también sabe que es inminente su muerte. Así, con la mayor gravedad y con todo el apremio de un último mensaje, se dirige en esta carta personalmente a Timoteo, su hijo querido (Col 1:2), y le insiste en que reavive ese don de Dios que hay en él por la imposición de sus propias manos (Col 1:6). En todos sus trabajos y en la proclamación de la buena nueva debe evitar mostrarse perezoso. Porque, en efecto, Dios no le ha dado el espíritu de timidez, sino de fortaleza, de amor y de dominio propio (Col 1:7). Por eso no debe avergonzarse de dar testimonio de nuestro Señor Jesucristo, ni avergonzarse tampoco del Apóstol, aunque ahora se halle en prisión y deba arrastrar cadenas como un criminal (1,8.16s; 2,9). Debe confesar con intrepidez su fe y salir por la buena nueva apoyado en la fuerza de Dios (1,8). Debe ser fuerte en la fe que procede de Cristo Jesús (2,1). Debe conservar la serenidad (4,5) ante las fantasías y caprichos de los maestros de falsas doctrinas. Debe desempeñar la tarea de evangelista proclamando por todas partes la buena nueva (4,5) y llevar a cabo su servicio en todas partes y en todo tiempo (4,5).
Timoteo, como cristiano, pero sobre todo como dignatario en la comunidad y lugarteniente del Apóstol, es un buen soldado de Jesucristo. Por ello debe estar dispuesto a sufrir con Jesucristo (2,3), debe tener participación en los sufrimientos del Apóstol y sufrir juntamente con éste por la buena nueva, soportar persecuciones y escarnios, apoyado en la fuerza de Dios (1,8). Como soldado del jefe celestial tiene el deber de entregarse incondicionalmente por éste y por su buena nueva (2,4). Nunca debe descuidar este deber, distraído por los negocios de la vida cotidiana, pues de lo contrario desagradará al que lo reclutó (2,4). Como un atleta debe luchar reglamentariamente, si no quiere perder la corona de la victoria (2,5). Como un labrador debe bregar con el sudor de su frente si ha de ser el primero en participar de los frutos (2,6). Por ello ha de huir de las ambiciones juveniles (2,22), aspirando en cambio a la justicia, a la fidelidad y al amor (2,22). No debe disputar, sino ser amable con todos (2,24). Al mismo tiempo no debe extrañarse si tiene que sufrir persecuciones, pues tal es la suerte de todo cristiano que quiere vivir religiosamente en Cristo Jesús (3,12). Muy en particular le advierte que tenga cuidado con Alejandro, el herrero, que también a él se le opuso fuertemente en su predicación y le perjudicó no poco (4,14).
El Apóstol mismo debe ser para él modelo en la predicación de la buena nueva y de la sana doctrina. Con la fe y el amor en Cristo Jesús debe guardar firmemente lo que ha oído de él (1,13). Ha tomado, en efecto, por modelo la enseñanza, la conducta, la forma de vida del Apóstol, como también su disposición a sufrir (3,10s). Con la ayuda del Espíritu Santo que habita en él, debe conservar fielmente lo que se le ha confiado como un depósito, la buena nueva, la palabra de la revelación (1,14). Al obrar así debe tener presente a Jesucristo, descendiente de David, al que Dios resucitó de entre los muertos después de su muerte en la cruz (2,8). Como trabajador que da buena cuenta de sí delante de Dios debe presentar cada vez con más claridad la palabra de la verdad (2,15). Todavía le incumbe una tarea muy especial: debe depositar en hombres de confianza lo que ha escuchado de él, hombres que a su vez estén capacitados para enseñar a otros (2,2), con lo cual se garantice, en el futuro, la transmisión íntegra de la palabra de Dios. Timoteo debe conservar la fe inquebrantablemente, ya que conoce a sus maestros en la fe y desde la infancia está familiarizado con las Escrituras del Antiguo Testamento (3,14). De esta manera estará a la altura de las exigencias de su vocación y bien pertrechado para toda obra buena (3,17). Solemnemente conjura el apóstol a su discípulo ante Dios y Jesucristo, juez en los últimos tiempos, y le recuerda apremiantemente su deber de proclamar la palabra de Dios, sin cuidarse de si ello parece oportuno o inoportuno a las gentes (4,1s). La razón de esta solemne y gravísima recomendación es que han de aparecer falsos maestros, peligrosos para la comunidad (4,3).
2. La amenaza de falsos maestros que pesa sobre la comunidad da pie a Pablo para transmitir a su representante instrucciones sobre cómo se ha de comportar con ellos. Estos falsos maestros están ya en acción, su falsa doctrina se va extendiendo cada vez más y cunde como una gangrena (2,17); tales seductores progresan en la impiedad (2,16). Pablo menciona nominalmente a dos de éstos, Himeneo y Fileto, probables cabecillas de los falsos maestros (2,17). De Himeneo había hablado ya en su primera carta a Timoteo, informándole de que lo había excluido de la comunidad eclesial (1Ti 1:20). Estos dos hombres se han apartado de la verdad de la revelación porque propagan la idea de que la resurrección ha tenido ya lugar (1Ti 2:18). Con sus manejos se han convertido en una amenaza para la fe. Producen en algunos la ruina (1Ti 2:18). Son malas personas, incluso embaucadores, que irán de mal en peor, siendo como son seductores y seducidos (1Ti 3:13), que han caído en las redes del diablo para cumplir la voluntad de él (1Ti 2:26). La razón de su falsa doctrina está en que se han apartado de la verdad entregándose a fábulas y mitos (1Ti 4:4). Incluso se oponen a la verdad. Como en otro tiempo Janes y Jambres, grandes adversarios de Moisés, se opusieron a éste, también éstos se oponen a la verdad, porque son hombres de inteligencia pervertida, reprobados en materia de fe (1Ti 3:8). Por esto se les hace insoportable la palabra de la revelación, la sana doctrina. Se deshacen de ella como de una carga molesta y, llevados de su propio capricho, se buscan maestros rechazando los maestros instituidos por la Iglesia, porque sólo desean lo que les halaga el oído (1Ti 4:3). Buscan constantemente nuevos adeptos en la comunidad, para lo cual se introducen en las casas (1Ti 3:6). Así cautivan a mujerzuelas de mala fama, cargadas de pecados (1Ti 3:6), que se dejan llevar de sus pasiones y apetitos sensuales (1Ti 3:6). Tales gentes pretenden ir constantemente en busca de la verdad y están siempre aprendiendo, pero nunca llegan a la verdadera fe, al conocimiento de la verdad (1Ti 3:7).
Pese a todas las amenazas de la comunidad por los falsos maestros no debe nunca Timoteo caerse de brazos ni perder los ánimos. En efecto, los maestros del error no han de avanzar ya más, porque su insensatez se hará patente a todos (1Ti 3:9). A esto se añade que la Iglesia, el sólido cimiento de Dios, se mantiene firme e inquebrantable (1Ti 2:19). Por mucho que los falsos maestros combatan la verdad del Evangelio, el edificio de la Iglesia se mantendrá firme, porque los cristianos están protegidos por la mano de Dios y por el amor de Dios, que los conoce, ama y sostiene. La aparición y los manejos de los maestros del error no debe tampoco sorprender a Timoteo ni extraviar a los cristianos en su fe. Como en una casa grande hay toda clase de vajilla y utensilios hechos de diferentes materiales y destinados a diferentes usos, así también en la comunidad, en la casa de Dios hay cristianos llamados a los más variados servicios (1Ti 2:20). Por desgracia, también en la comunidad hay cristianos que van por caminos extraviados, que son desdoro de la comunidad, que son accesibles a las falsas doctrinas de los maestros del error. Sin embargo, todavía no están perdidos. En efecto, pueden purificarse aún de estas faltas y volver a ser miembros útiles de la comunidad (1Ti 2:21).
Ahora bien, ¿cómo se ha de comportar Timoteo con estos falsos maestros? No cabe meterse en discusiones con ellos ni disputar con vanas palabras (1Ti 2:14). Tal modo de proceder no sirve para nada, sino para echar a perder a los oyentes (1Ti 2:14). Debe más bien presentar rectamente la revelación divina del Evangelio, la palabra de la verdad (1Ti 2:15). Debe además esquivar la vana y perniciosa palabrería de los falsos maestros, rechazar sencillamente sus necias e insensatas cavilaciones, sabiendo que las disputas no sirven para nada, sino para causar todavía mayores dificultades (1Ti 2:23). A él, «siervo del Señor», no le está bien esa manera de disputar (2,24). Debe más bien irradiar algo de la bondad y amor de su Señor. Por ello debe mostrarse afable con todos (2,24), tratarlos sosegadamente y con inagotable paciencia, proclamar con tacto la doctrina del Evangelio y corregir con suavidad a los recalcitrantes (2,25). Si de esta manera muestra Timoteo en su acción un amor verdadero, tolerante y sacrificado, entonces será posible que Dios haga que los extraviados recuperen el buen sentido, vuelvan al conocimiento de la verdad y a la verdadera fe (2,25). Timoteo no debe tener especial contacto con los maestros del error, sino más bien apartarse de ellos (3,5). En efecto, en ellos se abre ya camino esa corrupción de las costumbres que está predicha para los «últimos días», esa perversión y maldad que el Apóstol muestra en un cuadro escalofriante (3,1-4).
3. En esta carta, más que en la primera a Timoteo y en la carta a Tito, informa Pablo al destinatario sobre su situación personal y sobre sus condiciones de vida al tiempo de la redacci6n de la carta. El escrito viene de la prisión de Roma (1,8.16s; 2,9), donde el Apóstol sufre como un criminal (2,9). La razón de su encarcelamiento es la predicación de la buena nueva de Jesucristo, descendiente de David, que fue resucitado por Dios después de su muerte en la cruz (2,9). Pablo ha sido encarcelado por el Evangelio. Por eso no se avergüenza de sus cadenas (1,12), teniendo como tiene buena conciencia (1,3). Todos los sufrimientos que lleva consigo su prisión, los soporta no de mala gana, sino con paciencia y buenas disposiciones por los «escogidos», a fin de que estos alcancen la salvación y la gloria eterna (2,10).
Si bien el Apóstol, debido a su prisión, está condenado a inactividad, sabe, sin embargo, que no por ello está encadenada la «palabra», la buena nueva del Evangelio (2,9). En la misma prisión sigue él siendo un heraldo, un apóstol y un maestro (1,11). Está profundamente convencido de que, a pesar de su prisión, tiene Dios poder de guardar la buena nueva (1,12) y de cuidar de que no se pierda el Evangelio. Incluso en su prisión está tan hondamente penetrado de su vocación apostólica, que concibe la primera vista de su causa ante el tribunal como una predicación del Evangelio. Más aún: está persuadido de que de esta manera cumple el encargo de Dios que le constituyó en Apóstol de los gentiles (4,17). La solicitud por su comunidad le ocupa también en la prisión. Por ello envía su colaborador Tíquico a éfeso (4,12) y quiere que esté en Roma Marcos, que le puede ser muy útil para su «ministerio» (4,11).
Salta a la vista en forma conmovedora la íntima unión del Apóstol con su discípulo Timoteo. De él hace memoria incesantemente noche y día en sus oraciones (1,3) y se acuerda de la dolorosa despedida (1,4). Es que conoce la sincera fe de su discípulo (1,5), de su madre Eunice y de su abuela Loide (1,5). Así se explica que en la soledad de su calabozo, que sólo comparte con él Lucas, su fiel colaborador (4,11), ansíe de todo corazón ver a Timoteo (1,4). Esto le proporcionaría gran alegría (1,4). Así ruega tres veces a su discípulo que no deje de ir a Roma (4,9.13.21) y hasta que vaya de prisa, pues de lo contrario el invierno, en que queda interrumpida la navegación, y su inminente sentencia de muerte, impedirán que vuelvan a verse. Da a su fiel discípulo noticias sobre otros colaboradores: Demas le abandonó por amor de este mundo y se fue a Tesalónica; Crescente fue a Galacia, Tito a Dalmacia (4,10). Le habla de sus etapas en el último viaje antes de la prisión; de Tróade, donde se dejó la capa en casa de Carpo (4,13); de Corinto, donde se quedó Erasto, y de Mileto, donde dejó enfermo a Trófimo (4,20). Le da su último encargo: que se lleve a Roma a Marcos, que le puede ser muy útil para su ministerio (4,11). Le expresa sus últimos deseos: que le lleve la capa, que se dejó en casa de Carpo, y sus libros, y en particular sus pergaminos (4,13).
En la prisión experimentó Pablo gran gozo y también profundo dolor: gozo, porque después de su llegada a Roma le buscó Onesíforo con diligencia y le halló, no se avergonzó del Apóstol encarcelado y le consoló visitándole con cierta frecuencia (1,1618). Profundo dolor, porque todos los cristianos de Asia se retrajeron de Pablo y le dejaron abandonado en la prisión, incluso Figelo y Hermógenes, cosa que no hubiera esperado de ellos, que al fin y al cabo eran sus colaboradores. Gran dolor le proporcionó Alejandro, el herrero, que le había perjudicado y se había opuesto violentamente a sus palabras (4,4). Pero la más amarga desilusión y el más profundo dolor lo experimentó en la primera vista de su causa. El gran dolor del Apóstol se expresa en forma conmovedora en estas breves palabras: «Todos me abandonaron», sin salir ninguno en su defensa. Sin embargo, aunque los hombres fallaron, Dios no le abandonó, sino que le fortaleció y le libró de las «fauces del león» (4,17). Así aparece el Apóstol como un gran hombre, que no se deja doblegar ni aplanar por la hostilidad de sus contradictores ni por la cobardía e infidelidad de los cristianos.
Cuando está Pablo escribiendo esta carta a Timoteo sabe que su muerte es inminente. Aunque el primer proceso tuvo un desenlace feliz (4,16s), sin embargo no espera Pablo su absolución, sino la sentencia de muerte. Está armado y preparado para la muerte, que es inminente. La acepta con plena consciencia y sin dejarse abatir, como entrega al sacrificio y como marcha hacia Dios (4,6). Con plena calma y sosiego puede mirar a una vida pasada, henchida de dolores y de persecuciones, pero de las que siempre le salvó el Señor (3,11). En su vida plena y colmada combatió el buen combate y conservó la fidelidad a Dios (4,7). Así, penetrado de profunda fe y de una esperanza inquebrantable, puede aguardar la corona del vencedor (4,8) y la admisión en el reino celestial (4,18). Sin dejarse doblegar por hostilidades y sufrimientos, sino lleno de seguridad y de fuerza, camina el Apóstol hacia la muerte y con esta carta transmite a Timoteo su último legado.
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1. Este encuadramiento temporal de las cartas pastorales en la vida del Apóstol es cosa que todavía se discute. Según otra opinión, se sitúan hacia fines del siglo I y se atribuyen a un pastor de almas de época posterior a san Pablo, que se inspiró en el legado del Apóstol de las gentes. Quien desee orientarse sobre esta cuestión que no nos toca examinar aquí, puede leer sobre todo A. WIKENHAUSER . Introducción al Nuevo Testamento, Herder, Barcelona 2, 1966, p. 323 ss; L. CERFAUX, Origen de las epístolas pastorales, en A. ROBERT – A. FEUILLET, Introducción a la Biblia II, Herder, Barcelona 2,1967, p. 478 ss.
2. Cf. Rom 15:23 s; Carta de Clemente 5, 5-7, véase también S. DE AUSEJO, en Diccionario de la Biblia, Herder, Barcelona 4,1967, col. 1395-1397.
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ENCABEZAMIENTO 1/01-02
1. REMITENTE Y DESTINATARIO (1,1-2a) .
1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, según la promesa de aquella vida que hay en Cristo Jesús, 2 al querido hijo Timoteo.
Aunque la carta va dirigida a Timoteo, largos años discípulo y colaborador de Pablo y su «querido hijo», su encabezamiento3 subraya la autoridad del autor. éste es apóstol, enviado y mandatario de Jesucristo. En efecto, no se trata de una carta simplemente privada dirigida únicamente a Timoteo, sino de un escrito de san Pablo en su calidad de apóstol, que si bien en primer lugar está destinado a éste, y más que la primera carta a Timoteo, sin embargo, va dirigida también a la comunidad en que Timoteo ocupa el lugar de Pablo. Pablo es apóstol, no por elección personal y por su propio arbitrio, sino por «voluntad de Dios». Dios lo ha elegido, lo ha llamado como su enviado y mandatario y lo ha designado y pertrechado para esta misión. Con estos poderes de mandatario toma Pablo la pluma4′ y escribe a su discípulo y a la comunidad, con lo cual da un significado oficial al escrito. Tras el Apóstol de las gentes con toda su autoridad está Jesucristo y, en definitiva, Dios. De parte de Dios va a comunicar algo a Timoteo y a la comunidad. Por esto los lectores están obligados no sólo a prestar atención, sino también a obedecer al mensaje de la carta.
Fin y meta de la misión apostólica del remitente es anunciar la vida prometida por Dios. Se trata de la vida eterna, que está fundada en la comunidad de fe y de vida con Jesucristo, vida que perdura más allá de la muerte y vence a ésta 5 y finalmente alcanza su pleno desarrollo después de la resurrección. Pablo sabe que está muy próximo a la muerte, que el fin de su vida se acerca (cf. 4,6-8), y precisamente en estos momentos le domina la convicción y la seguridad de la vida imperecedera que posee en Jesucristo (cf. 1Ti 4:8). La certeza de la vida eterna otorgada y garantizada en Jesucristo es un fundamento seguro de la vida de todo cristiano, en contraposición con esas personas que «no tienen esperanza» (1Te 4:13).
El destinatario de la carta es Timoteo, su querido hijo (cf. 1Ti 1:2). Hijo de padre pagano y de una piadosa madre judeocristiana, había sido convertido al cristianismo por el apóstol probablemente en Listra en el primer viaje misionero de éste6. Por esto lo llama «hijo mío querido y fiel en el Señor» (1Co 4:17), que como Pablo mismo «trabaja en la Obra del Señor» (1Co 16:10), que abriga los mismos sentimientos que Pablo, su padre en el espíritu. Así, en efecto, lo elogia en su carta a los Filipenses: «A nadie tengo que participe como él de mi disposici6n de alma, para ocuparse sinceramente de nuestras cosas… Ya sabéis las pruebas que él ha dado; porque, como un hijo al lado de su padre, ha estado conmigo al servicio del Evangelio» (Flp 2:20-22). Lealtad absoluta, entrega incondicional y desinterés que no busca la propia ventaja, son cualidades que distinguen a este veterano colaborador, unido con el Apóstol en fidelidad y amor.
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3. El encabezamiento recuerda a ITim, ICor, 2 Cor, Ef y Col.
4. Cf. 1Co 1:1; 2Co 1:1; Efe 1:1; Col 1:1.
6. Hec 14:6; Hec 16:1-3.
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2. SALUDO (Hec 1:2b).
2b Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.
En el saludo griego se desea «alegría», y en el judío «paz». Pablo, en cambio, desea al destinatario gracia, misericordia y paz. El saludo ordinario, entonces corriente, lo eleva al plano cristiano y así desea lo que a él le aparece como más importante: la «gracia», la entera e inagotable bondad y benignidad de Dios, que el hombre puede recibir, pero no conquistar por sus propias fuerzas; la «misericordia» 7, que es tan necesaria al hombre pecador si se piensa en su distancia y dependencia de Dios; la «paz», que podríamos traducir mejor por «salvación», pues incluye también el destino eterno del hombre. Sólo Dios y Jesucristo pueden ser la fuente de estos dones; Jesucristo, por cuanto, como Hijo de Dios y Señor exaltado a la gloria, se halla en el mismo plano que el Padre y se equipara con él. Este saludo no es un mero deseo sin contenido, sino que es eficaz, de modo que con él se comunica a Timoteo toda la plenitud de la gracia de la misericordia y de la salvación: esto lo garantiza Dios, que es nuestro Padre, y Jesucristo, que es nuestro Señor.
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7. «Misericordia» en la fórmula de saludo, también en 1Ti 1:2; 2Jn 1:3; Jud 1:2.
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Parte primera
EXHORTACIÓN A LA FIDELIDAD 1,3-2,13
La segunda carta a Timoteo, al igual que la primera y contrariamente a la mayoría de las cartas del Apóstol de las gentes 8, en las que se comienza mostrando la acción salvífica de Dios, de la que luego se sacan las consecuencias para la vida cristiana, tiene una estructura un tanto floja. En ella leemos, en sucesión poco rigurosa, diversas exhortaciones a Timoteo al debido desempeño de su cargo, instrucciones sobre el recto comportamiento con los maestros del error y una descripción de la situación del Apóstol en la prisión. Con esta carta quiere Pablo exhortar a su colaborador al fiel servicio en la proclamación de la palabra y fortalecer su posición de rector de la comunidad de éfeso. Por esto lo apoya con la fuerza de su palabra apostólica. Así, en el primer título de su carta da gracias a Dios por la fidelidad de Timoteo en la fe y expresa su deseo de verle (1,3-5). Lo exhorta a reanimar una vez más el don de la gracia que ha recibido y a dar intrépidamente testimonio del Señor.
Al igual que el Apóstol mismo, debe estar pronto a soportar sufrimientos por la buena nueva del Evangelio y a mantenerse fiel a la doctrina recibida por tradición (1,6-14). Es que el Apóstol mismo ha tenido que sufrir dolorosas experiencias y desengaños con los cristianos, pero también ha hallado fidelidad y consuelo en la fiel adhesión de Onesíforo, puesta en especial relieve (1,15-18). Así también Timoteo, fortalecido por la gracia de Dios, debe transmitir de manera segura las enseñanzas del Apóstol y, como soldado de Jesucristo, soportar el duro servicio y los sufrimientos que éste acarrea. Pensando en el Señor resucitado cobrará para ello un valor inquebrantable. El autor cierra esta parte de su carta (2,1-13) con palabras tomadas de una oración del cristianismo primitivo.
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8. Cf., por ejemplo, ITes; 2Tes; Ga; Rom; Col; Ef.
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1. ACCIÓN DE GRACIAS Y ANSIA DEL REENCUENTRO (1/03-05).
a) Acción de gracias por la fidelidad en la fe (1,3).
3 Doy gracias a Dios, a quien sirvo, como mis antepasados, con conciencia pura, cuando hago constante mención de ti en mis oraciones día y noche.
Conforme al antiguo estilo epistolar, comienza el autor dando gracias. Pero inmediatamente eleva esta acción de gracias al nivel cristiano, y así da gracias a Dios. Con clara mirada ve la acción de Dios en las comunidades paulinas, en las almas de los cristianos y también en su colaborador Timoteo. Sabe que en su vida personal, como en la vida de las comunidades cristianas, todo debe hacerse remontar a Dios, de quien descienden «toda buena dádiva y todo don perfecto» (Stg 1:17). Todo debe transformarse en acción de gracias, «a fin de que la gracia… haga abundar la acción de gracias para la gloria de Dios» (2Co 4:15). Así exhorta a los cristianos de Tesalónica: «Dad gracias en toda ocasión, pues esto es lo que Dios desea de vosotros en Cristo Jesús» (/1Ts/05/18).
Pablo da gracias cuando en sus oraciones hace constante mención de Timoteo día y noche. Es que Timoteo es su «querido hijo» (2Co 1:2), su «verdadero hijo en la fe» (1Tim,2Co 1:2), un «hijo querido y fiel en el Señor» (1Co 4:17), que sinceramente tiene solicitud por la comunidad cristiana, que con probada fidelidad ha servido juntamente con Pablo a la buena nueva del Evangelio (Flp 2:20-22), al que, pese a su juventud (1Ti 4:12), se le había confiado la dirección de la comunidad de éfeso por razón de ciertas predicciones (1Ti 1:18), y el cual, en vista de los maestros del error, debe salir en defensa de la «sana doctrina» (1Ti 1:10, 1Ti 1:6, 1Ti 1:3) de la palabra de Dios. Como el Apóstol piensa constantemente en su colaborador y en su trabajo llevado a cabo con la gracia de Dios, por eso da gracias a Dios sin cesar.
A él sirve, como también todos sus antepasados, con conciencia pura. En efecto, Pablo procede de una piadosa familia judía de la tribu de Benjamín 9. El Dios de sus padres es también su Dios, el mismo Dios que llevó su designio salvífico, de un anuncio en el Antiguo Testamento a su realización en el Nuevo. A este Dios servía Pablo con conciencia pura aun antes del acontecimiento de Damasco (cf. Hec 24:14-16). Después de su arresto en Jerusalén puede testimoniar clara y terminantemente ante el sanedrín: «Yo he vivido con plena rectitud de conciencia ante Dios hasta este día» (Hec 23:1). Y ante el procurador Félix asegura san Pablo que se esfuerza «en tener continuamente una conciencia irreprochable ante Dios y ante los hombres» (Hec 24:16). Pero ¿no persiguió a la Iglesia (Hec 26:9-11), no fue antes «blasfemo, perseguidor y ultrajador» (1Ti 1:13)? Sí, pero esto se debió a ignorancia e incredulidad (1Ti 1:13), a celo mal entendido (Hec 22:3; Hec 26:9), pero no a malicia humana. También ahora sirve a Dios en su prisión con conciencia pura, aunque a los ojos de los hombres pueda aparecer como malhechor (Hec 2:9), porque si lleva estas cadenas, es sólo por haber proclamado la buena nueva de Jesucristo (Hec 2:9). Por esto el Apóstol, en las horas solitarias de oración de su última prisión, donde hace memoria de su comunidad y de sus colaboradores intercediendo por ellos, se mantiene íntimamente unido en amor con su querido hijo Timoteo, a pesar del gran alejamiento material. La verdadera oración une a los cristianos no sólo con Dios, sino también con sus hermanos, rodeando con un lazo de comunidad a todos los hermanos y hermanas.
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9. Cf. 2Co 11:22; Flp 3:5; Rom 11:1; Gal 1:14; Gal 2:15; Hec 22:3.
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b) Ansia del reencuentro (1/04-05).
4 Y, acordándome de tus lágrimas, estoy deseando verte, para llenarme de gozo. 5 Me acuerdo mucho de la sinceridad de tu fe, la misma que animó primero a tu abuela Loide y a tu madre Eunice, y estoy seguro que también a ti.
El Apóstol tiene ante los ojos el duro y doloroso momento de la despedida de Timoteo. No sabemos cuándo ni dónde tuvo lugar esta despedida: quizá al partir Pablo para Roma, donde una vez más volvió a ser arrestado. En la soledad de su calabozo suspira por volverse a ver con su discípulo, y espera que este reencuentro sea para él un gozo completo, que pueda proporcionarle gran consuelo en la situación en que ahora se halla. Esta gran nostalgia de su colaborador recorre toda la carta y al final le mueve a formular esta apremiante petición: Haz lo posible por venir a verme cuanto antes (Hec 4:9.21). Pero por ahora debe Pablo contentarse y consolarse con saber de la verdadera fidelidad de su discípulo en la fe, y con la convicción de que en Timoteo reside una fe pura, que es un don de Dios. Esta fe sincera, esta plena consagración en la fe a Dios, el Señor, es efectivamente en Timoteo patrimonio familiar recibido en herencia. En efecto, la madre y la abuela de Timoteo son ya para él modelos de una fe verdadera y sin falsía. Probablemente había conocido Pablo a las dos personalmente durante su estancia en Listra (Hec 14:6.8.21; Hec 16:1-3). En estas palabras se pone claramente de relieve la gracia que significa nacer de una familia creyente y piadosa. Pablo no menciona al padre de Timoteo, que era pagano (griego, cf. Hec 16:1), y que quizá había muerto ya.
2. EXHORTACIÓN A CONFESAR LA FE (1/06-14).
a) Conservación de la gracia de la fe (Hec 1:6-8a).
6 Por esto te insisto en que reavives ese don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos. 7 Pues el Espíritu que Dios nos dio no es de timidez, sino de fortaleza, de amor y de dominio propio.
Timoteo se hallaba en éfeso en una situación nada fácil, como rector de la comunidad en lucha con los falsos maestros, tanto más que él era todavía relativamente joven (cf. 1Ti 4:12) y de carácter más bien tímido (cf. 1Co 16:10 s). Dado que está ligado al Apóstol por una fe sincera y por su fidelidad en el amor, le recuerda Pablo el don de Dios que hay en él por la imposición de sus manos (1Ti 4:14). Este don ha sido otorgado a Timoteo para siempre y es, por tanto, su posesión sólida y estable. Así como en 1Te 5:19 el Espíritu de Dios y su don es comparado con un fuego, lo mismo sucede aquí, en nuestro pasaje, con el don de Dios que recibió Timoteo con la imposición de las manos. Este don, con la vitalidad que le da convicción personal, puede, a la manera de un fuego, o bien limitarse a arder lánguidamente, o bien llamear y brillar con plena fuerza y resplandor. Este don le da la fuerza de toda su acción, permanece en él en todas las angustias y luchas que le acarrea su cargo, le comunica gozo y ánimos en todas las dificultades.
¿Es que había tenido Timoteo momentos de abandono y decaimiento, puesto que Pablo le recuerda este don de gracia y le exhorta a reanimarlo y a darle nuevo ardor y nuevo brillo? Como gracia de Dios que es, reside para siempre en él. Sin embargo, de él depende el que mediante la oración, la dedicación y los sentimientos interiores se reanime, adquiera nuevo ardor y brille con nuevo resplandor y se convierta en fuente de su fuerza y de su servicio.
Con este don de gracia que le ha sido conferido por Dios, ha recibido Timoteo, en su calidad de ministro de Dios la comunidad, el espíritu de fortaleza, de amor y de dominio propio, las fuerzas de gracia de lo sobrenatural. Por consiguiente, lo que significa elevación por Dios de la natural capacidad humana y de todas las energías humanas, no puede implicar temor y retraimiento de los difíciles quehaceres en Efeso. Es una fuerza divina para un trabajo orientado conscientemente a un fin y para un servicio dispuesto al sacrificio, amor fuerte y sacrificado al servicio de los hermanos, dominio decidido de sí mismo y serena reflexión en todas sus tareas. La bondad y benignidad de Dios arma a su ministro con todos los dones que necesita para el desempeño de su difícil misión.
8a No te avergüences, pues, del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero…
Fortalecido con esta fuerza divina, halla, pues, Timoteo el valor para no avergonzarse del testimonio de nuestro Señor, para no tener el menor temor de confesarlo. Este testimonio del Señor es el mensaje de la palabra de Dios que ha sido confiado a Timoteo, cuya predicación y aceptación va acompañada de oprobio y persecuciones. Entonces tampoco se avergonzará del Apóstol, «prisionero del Señor», cuya vida entera se cifraba en la proclamación de la buena nueva del Evangelio, que había sido constituido por Dios «heraldo» de esta buena nueva (1,11), pero ahora debe arrastrar cadenas como si fuera un criminal (2,9). Esta exhortación del Apóstol a Timoteo ¿no recuerda las palabras del Señor, que se aplican al discípulo: «Todo aquel que se declarare en favor suyo delante de mi Padre que está en los cielos» (Mat 10:32)?
b) Prontitud para el sufrimiento (Mat 1:8b-12).
8b…antes por el contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la causa del Evangelio, apoyado en la fuerza de Dios…
Pablo da todavía un paso hacia adelante. Timoteo no debe avergonzarse del Apóstol, sino que debe incluso compartir con él los sufrimientos por la causa del Evangelio, apoyado en la fuerza de Dios. Debe entrar en comunión de sufrimientos con Pablo, como lo había hecho ya durante su primera prisión 10; debe acudir a Roma (4,9). Si la confesión de Jesús de Nazaret crucificado era ya una empresa aventurada en un mundo hostil a Dios, ahora este nuevo requerimiento presupone la prontitud para el último sacrificio, el sacrificio de la vida. Así como el Apóstol mismo está pronto a dar su vida, puesto que sabe que «estoy ya a punto de ser ofrecido en libación, y es inminente la hora de mi partida» (4,6), así exige también a su representante la máxima y última entrega al Señor en servicio del Evangelio. Naturalmente, tal entrega y tal sacrificio sólo es posible al hombre con la fuerza de Dios, puesto que es superior a las fuerzas humanas. Pero la fuerza de Dios capacita para sobrellevar y superar el sufrimiento. Pablo sabe, en efecto, que «todo lo puedo en aquel que me da fuerza» (Flp 4:13), y esto mismo experimentará también Timoteo.
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10.Cf.Flp 1,1;2,19; Col 1:1; Flm 1:1.
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9…quien nos salvó y nos llamó a una vocación santa, no según nuestras obras, sino según su propio designio y gracia, que se nos dio en Cristo Jesús desde la eternidad, 10 pero que se ha manifestado ahora en la aparición de Cristo Jesús. él ha destruido la muerte y ha hecho aparecer, por el Evangelio, la vida y la incorrupción.
El «Evangelio» suscita ahora en Pablo el recuerdo de la entera obra salvífica de Dios en la historia de la salvación. En breves frases que se suceden a manera de un símbolo de fe, se resume el contenido del Evangelio, la entera obra salvífica de Dios (cf. Tit 3:4 7)11 En tres estadios se presenta el misterio de la redención.
1) Dios reveló su voluntad salvífica, con la que salvó y llamó a los cristianos; porque Dios es salvador y redentor de los hombres (cf. 1Ti 1:1), «que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (l Tim 2,4) . Este llamamiento a la salvación que se dirige a cada uno tiene lugar con completa independencia de las obras y de los méritos del hombre, es puro e inmerecido don de la gracia de Dios. Se verifica según «su propio designio y gracia» 12. Este llamamiento, esta vocación de Dios es santa, porque procede del Dios santo y tiene por meta la santificación del hombre.
2) Esta obra redentora de Dios está fundada en Jesucristo según el eterno designio salvífico de Dios y será realizada por Jesucristo en el tiempo establecido por Dios «Desde la eternidad», desde los tiempos eternos, significa la eternidad de la voluntad salvífica de Dios, que está cifrada en Jesucristo. «Por cuanto nos eligió en él antes de la creación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia. En su amor nos ha predestinado a ser hijos adoptivos suyos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la que nos dotó en el Amado» (Efe 1:4-6). En el tiempo establecido por Dios, a saber, «ahora», se hace manifiesta por Jesucristo la obra de la redención. Por su «epifanía», es decir, por su aparición en la encarnación, su vida terrena, su pasión y su muerte en la cruz, se hace patente a todos.
3) El efecto de la redención por Jesucristo es, por un lado, la victoria sobre la muerte: «La victoria se tragó a la muerte. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh muerte, tu aguijón?» (1Co 15:54 s). Sabemos «que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más: la muerte ya no tiene dominio sobre él» (Rom 6:9)13. Por otro lado, la redención causa nueva vida e incorrupción. «Si hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con él» (Rom 6:8). Así, mediante la muerte redentora de Cristo en la cruz se destruyó el omnímodo poder de la muerte. En lugar de las tinieblas, que hasta entonces se cernían sobre el mundo de los hombres, aparece mediante el Evangelio la luz de la vida y de la incorrupción, «a fin de que, así como el pecado reinó para la muerte, así también la gracia, mediante la justicia, reine para la vida eterna por Jesucristo nuestro Señor» (Rom 5:21). Los cristianos tienen acceso a esta vida mediante la fe en el Evangelio, que proclama el mensaje de la obra redentora y comunica la fuerza de Dios en él contenida (cf. Rom 1:16). Victoria de la muerte y oferta de la vida son los dones que Jesucristo otorga a los hombres en su primera epifanía, que es su encarnación, y en su segunda epifanía al fin de los tiempos.
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11.Aquí hay muy probablemente resonancias, posiblemente hasta citas de fórmulas litúrgicas fijas.
12.Cf. Rom 8:28-30; Rom 9:11 s; Efe 1:11; Efe 2:8 s; Tit 3:5.
13.Cf.Rom 8,2; Heb 2:14 s.
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11 De este Evangelio he sido yo constituido heraldo, apóstol y maestro. 12 y por esta causa sufro también todo esto. Pero no me avergüenzo, porque sé perfectamente de quién me he fiado, y estoy seguro del poder que tiene para guardar hasta aquel día el depósito que se me confió.
En frases breves y concisas ha descrito Pablo la obra de la redención en la historia salvífica y definido con ello el contenido de la buena nueva del Evangelio. Pensando en esta poderosa obra de Dios apenas accesible a la inteligencia humana, puede indicar con gozosa satisfacción que a él, en calidad de heraldo, apóstol y maestro, se le confió la proclamación de esta buena nueva (cf. 1Ti 2:7). Es un «heraldo» que en forma solemne pregona a todos los hombres esta inconcebible buena nueva, fuente de felicidad; es un «apóstol», enviado y mandatario, que la transmite a los hombres por encargo de Jesucristo; es un «maestro», que ha de instruir y adoctrinar a todos los hombres acerca de esta obra salvífica de Dios y de su amor redentor. Con su prisión actual se ve un tanto coartada esta tarea de su vocación, pero no está suprimida, ya que «la palabra de Dios no está encadenada» (1Ti 2:9).
Del contenido de la buena nueva, o del Evangelio, vuelve el Apóstol la mirada a su propia persona, a su situación presente. Parece casi imposible imaginar mayor contraste. El «heraldo, apóstol y maestro» de este espléndido Evangelio está ahora encarcelado y encadenado como un criminal (1Ti 2:9), tiene que soportar el oprobio. Timoteo sabe de lo que ahora tiene que sufrir Pablo en la prisión, sabe que todo esto lo sufre por causa del Evangelio. Pero Pablo no se avergüenza de sus cadenas. Las lleva incluso con orgullo. Aun en las horas más sombrías de su soledad y de su prisión tiene toda su seguridad y todo su descanso en Dios.
La doble aserción, «sé», «estoy seguro» revela su inquebrantable confianza, que está firmemente apoyada en Dios, en el Señor. Porque no se ha «fiado» de hombres, sino de Dios, el Señor, por lo cual su confianza no se verá tampoco fallida. Aunque se halle ahora al fin de su vida, aunque vea rota su vida, lleva en sí la seguridad y la firme convicci6n de que el depósito que le ha sido confiado (cf. 1,14; 1Ti 6:20), a saber, el Evangelio que anuncia, está bien guardado en la poderosa mano de Dios «hasta aquel día», hasta el fin de este tiempo y hasta el retorno del Señor (1Ti 1:18; 2Te 1:10), Dios, por cuyo encargo pregona Pablo constantemente el Evangelio, también ahora que él se halla condenado a la inacción y su vida llega a su fin, cuidará todavía de que no se pierda la fe en el Evangelio y de que la buena nueva sea propagada por sus mensajeros hasta los confines de la tierra (Rom 10:18). En los momentos de su mayor desvalimiento y de su más profunda humillación expresa el Apóstol una ilimitada e inquebrantable confianza en Dios y una seguridad en la victoria de la causa de Dios. Sólo un hombre que está totalmente apoyado en Dios y que se le ha entregado plenamente puede estar penetrado de tal seguridad y certeza.
c) Firme adhesión a la doctrina recibida por tradición (Rom 1:13-14).
13 Ten por modelo las sanas palabras que escuchaste de mí, con la fe y el amor de Cristo Jesús. 14 Guarda este buen depósito con la ayuda del Espíritu Santo, que habita en nosotros.
El mensaje que Timoteo tiene oído de Pablo ha de ser «modelo» para su propia predicación, para la sana doctrina 14. Sana doctrina, o «sanas palabras», llama él aquí la predicación cristiana, porque ésta es expresión de la salud e integridad espiritual y moral, porque está exenta de todo germen de enfermedad del espíritu y produce una vida sana, moralmente pura, y así puede conservar al hombre interiormente sano. Lo que falsea la doctrina del Evangelio es morboso, contiene gérmenes de enfermedad y conduce a una vida inmoral. Timoteo debe «tener por modelo» incondicional la doctrina y la predicación de su doctor y maestro. Para ello le servirán de indicadores seguros del camino su fuerte y genuina fe y su amor; una y otro están fundados en Jesucristo, y una y otro le unen constantemente con él.
Pablo compendia su exhortación en este breve imperativo: Guarda ese buen depósito, el Evangelio de Jesucristo. Debe cuidar de que no cese de anunciarse, no debe modificarlo, no debe añadirle ni quitarle nada, puesto que es la santa palabra de Dios. La fuerza para desempeñar este difícil quehacer se la dará el Espíritu Santo, que, como en todo cristiano, habita también en él, y añade a sus fuerzas naturales un nuevo poder sobrenatural corroborándolas para la acción.
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14.Sobre la expresión «sanas palabras» o «sana doctrina» cf. 4,3; 1Ti 1:10; 1Ti 6:3; Tit 1:9.13; Tit 2:1.8.
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3. RECUERDO DE EXPERIENCIAS DOLOROSAS (1/15-18).
a) Experiencias dolorosas en Asia (Tit 1:15).
15 Ya sabes que han desertado de mi lado todos los de Asia, entre ellos Figelo y Hermógenes.
Aquí se refieren detalles de la difícil situación del Apóstol. Las alusiones eran comprensibles para Timoteo, que en todo caso conocía ya la situación del prisionero («sabes»), pero para nosotros son demasiado vagas estas palabras para que puedan decirnos algo cierto. Los cristianos de la provincia romana de Asia (Asia Menor), por lo menos, se habían retraído de san Pablo. No se trata precisamente de una apostasía de la fe cristiana, sino con gran probabilidad de que todos aquellos cristianos dejaron al Apóstol en la estacada por cobardía, porque se avergonzaban del prisionero. Podríamos suponer que en el proceso del Apóstol en Roma se negaron a deponer en su favor, o que ya en el momento de su arresto lo abandonaron sin interesarse por él. Con melancolía y amargo desengaño menciona a dos en particular: Figelo y Hermógenes, de los que no conocemos más detalles. Es posible que fueran personalidades particularmente destacadas e influyentes, de las que Pablo habría esperado otro comportamiento, o quizá su infidelidad aparece a Pablo especialmente dolorosa y descorazonante. ¿Acaso en estas palabras del Apóstol late un ruego dirigido a Timoteo, de que por lo menos él, su hijo querido (1,2), no le abandone en la actual situación?
Así en estos primeros tiempos del cristianismo topamos con toda la flaqueza demasiado humana de cristianos que, en el momento del desamparo, de la lucha, del peligro, se retraen de la Iglesia y de sus ministros, que no tienen valor para hacer profesión de miembros de la comunidad cristiana. Lo que Cristo mismo experimentó por parte de muchos de sus discípulos tras su discurso de Cafarnaúm (cf. Jua 6:66 s), lo que en su captura en Getsemaní tuvo que sufrir en forma especialmente dolorosa por parte de sus propios apóstoles (Mat 26:56; Mar 14:50), eso mismo tuvo que soportar Pablo; es que «un discípulo no está por encima del maestro» (Mat 10:24).
b) Fidelidad de Onesíforo (Mat 1:16-18).
16 ¡Tenga el Señor piedad con la casa de Onesíforo, que tantas veces me ha dado ánimos y no se avergonzó de mis cadenas, 17 sino que apenas llegó a Roma se puso a buscarme con todo interés hasta que me halló! 18 ¡Que el Señor le conceda hallar misericordia ante el Señor en el día aquel! Y mejor que yo sabes tú los servicios que me prestó en éfeso.
De ese fondo obscuro de los versículos precedentes se destaca con tanto mayor brillo la fidelidad de Onesíforo, que aquí se contrapone a los cristianos infieles y a su comportamiento en la provincia de Asia. Este hombre intrépido no se avergonzó del Apóstol prisionero. Apenas llegado a Roma se puso a buscar «con todo interés» y tesón a Pablo, cuya prisión era ignorada incluso por los cristianos de la comunidad romana. Cuando por fin pudo hallarle «le dio ánimo» y le fortaleció corporal y espiritualmente.
Pablo es apóstol y se entrega al cuidado de las almas con toda su persona. Ahora se deja conmover su corazón completamente humano cuando recuerda la fidelidad y el amor de Onesíforo. Lleno de gratitud le desea a él y a la entera casa de Onesíforo, a toda su familia, la misericordia del Señor. La forma como hace votos por la familia de Onesíforo (Mat 1:16), y por él mismo (Mat 1:18) hace conjeturar que aquel fiel amigo del Apóstol no contaba ya entre los vivos a la sazón de la redacción de la carta (cf. 4,19). Que Cristo, «el Señor, le conceda hallar misericordia ante el Señor», ante Dios Padre, juez supremo, «en el día aquel», en el día postrero. En un bonito juego de palabras (él le «halló» en Roma, «halle» ahora misericordia) desea Pablo que Onesíforo halle un juez clemente en la eternidad, que le recompense por toda su fidelidad. Magnífico monumento de gratitud que con esta inscripción funeraria erige Pablo a su amigo difunto…
También con la comunidad de éfeso se había granjeado méritos Onesíforo. Timoteo, que ahora rige la comunidad como representante de Pablo, puede juzgar de ello mejor que nadie. Pablo no tiene necesidad de gastar palabras sobre el particular. En aquella comunidad dejó el recuerdo de una fuerte personalidad cristiana con los «servicios» que le prestó.
Así ya en los más remotos tiempos de la Iglesia salen a plaza luz y sombras: servicio sacrificado de un cristiano en la comunidad y fidelidad inquebrantable del Apóstol, que arrastra cadenas como un criminal y está encerrado en la cárcel. Por otro lado, infidelidad y cobardía con respecto a Pablo en los momentos de su desamparo y de su captura. Nunca cesará de haber luz y sombras en la Iglesia de Cristo en tanto dure su peregrinación en la tierra. Pero la fe es capaz de soportar incluso amargos desengaños.
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
INTRODUCCIÓN
1. Después de ser dejado en libertad de su primer encarcelamiento en Roma (Hch 28:1-31), Pablo fue arrestado de nuevo.
2. Este segundo arresto pudo haber sucedido repentinamente en Troas, y esto explicaría el porqué Pablo salió de allí sin llevarse sus pergaminos, sus libros y su capote (2Ti 4:13).
3. Su segundo encarcelamiento fue muy diferente del primero.
a. En el primero era un prisionero político que espera su juicio. En el segundo era un condenado que esperaba su muerte.
b. En el primero vivió en una casa alquilada. Ahora estaba encerrado en una fría y oscura mazmorra.
c. Durante su primer encarcelamiento muchos le visitaron. Ahora casi todos le han olvidado.
4. Esta es su carta más personal. En Romanos vemos a Pablo el teólogo; en 1 Corintios vemos al consejero; en 2 Corintios, al predicador; en Gálatas, al defensor de la fe; en 1 Timoteo y Tito, al estadista; pero aquí vemos a Pablo el hombre.
5. La carta es rica en alusiones personales. Pablo menciona veintitrés hombres, mujeres, amigos y enemigos.
6. Esta epístola es su canto de muerte y triunfo.
7. El doctor J. Vernon McGee escribe: «Pablo habla en 2 Timoteo del resultado final de la predicación del evangelio. El gozo final no será la conversión total de la humanidad, ni será tampoco su presentación en el milenio. Por el contrario, vendrá una apostasía que borrará “la fe de” la tierra. Lo que está en armonía con las sorprendentes palabras de Jesús: “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”
Esto no está en consonancia, por supuesto, con un evangelio social que espera transformar al mundo entrando en componendas con el sistema social. Estos vanos optimistas no muestran paciencia con las tristes palabras de 1 Timoteo. Con todo, los hechos fríos y duros de la historia y los eventos del presente han demostrado la exactitud de Pablo.» (Second Timothy, p. 196.)
I. Pablo el predicador (cap. 2Ti 1:1-18).
«De cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles» (2Ti 1:11).
A. El predicador y su alumno (Timoteo).
1. Oraba por él día y noche (2Ti 1:3).
2. Deseaba verle (2Ti 1:4).
3. Recordaba sus lágrimas (2Ti 1:4).
4. Tenía plena confianza en él (2Ti 1:5).
5. Le exhorta a que avive su don (2Ti 1:6).
6. No debe avergonzarse del mensaje de Cristo (2Ti 1:8).
7. Tampoco debe avergonzarse del mensajero de Cristo (2Ti 1:8).
8. Le recomienda retener la sana doctrina (2Ti 1:13).
9. Le insta a cumplir fielmente con el ministerio (2Ti 1:14).
B. El predicador y su propio ministerio.
1. Repasa su ministerio hasta el presente. El apóstol da una múltiple descripción de sí mismo en este capítulo. Se ve como:
a. Un apóstol (2Ti 1:1).
b. Un padre (2Ti 1:2).
c. Un siervo fiel (2Ti 1:3).
d. Un prisionero (2Ti 1:8).
e. Un predicador (2Ti 1:11).
f. Un maestro (2Ti 1:11)
g. Uno que sufre (2Ti 1:12).
2. Retiene su esperanza permanente.
«Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día» (2Ti 1:12). Se han dado dos interpretaciones en relación con el uso de «depósito» en este versículo:
a. Que Pablo se estaba refiriendo a su salvación, que él había depositado con Cristo.
b. Que se estaba refiriendo a su servicio, el cual Cristo había depositado con Pablo.
3. Muchos falsos amigos le habían olvidado mientras estaba en la prisión.
4. Onesíforo, un verdadero amigo, le había ayudado mientras se hallaba en la cárcel (2Ti 1:16-18).
II. Pablo el modelo (cap. 2Ti 2:1-26).
«Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» (2Ti 2:2).
El apóstol asemeja en este capítulo la vida del creyente (especialmente la del pastor) a ocho ocupaciones terrenales:
A. Un mayordomo (2Ti 2:2) El mayordomo era el guardián y administrador de las propiedades de su amo en el mundo del Nuevo Testamento. De igual mañera, se espera que el hombre de Dios sea fiel en el depósito recibido, el glorioso evangelio de Cristo. No solamente debe administrarlo bien, sino encargárselo a hombres fieles. La tarea de una iglesia local no es preservar la verdad en un museo enmohecido sino proclamarla a las masas fecundas.
B. Un soldado (2Ti 2:3-4).
1. Tiene que soportar las durezas de la guerra.
2. Tiene que evitar los enredos del mundo.
3. Debe agradar a su General.
C. Un atleta (2Ti 2:5).
1. Debe luchar por el premio.
2. Debe cumplir con las reglas.
D. Un agricultor (2Ti 2:6-7).
1. Debe cumplir con la tarea de la siembra.
2. Participará en la hora de la siega.
E. Un instructor (2Ti 2:11-14).
1. Debe recordarles a sus alumnos que morir con Cristo es vivir con él (2Ti 2:11).
2. Debe recordarles también que sufrir por Cristo es reinar con él.
F. Un estudiante (2Ti 2:15).
1. Como estudiante tiene que estudiar la Palabra de Dios:
a. Para que pueda ser aprobado ante Dios.
b. Para que pueda ser afirmado ante los hombres.
2. Como estudiante debe evitar las palabras de los hombres.
G. Un utensilio (2Ti 2:20-21). «Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.»
H. Un siervo (2Ti 2:24-25).
«Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen….»
III. Pablo el profeta (cap. 2Ti 3:1-17). «También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos» (2Ti 3:1). La palabra «peligrosos» que aparece aquí es traducida como «feroces en gran manera» en Mat 8:28, al describir al endemoniado gadareno. Es decir, que en los últimos días Satanás va a procurar convertir este mundo en su propio cementerio.
A. Los síntomas de la enfermedad de «estos días últimos» (2Ti 3:1-13). Los hombres serán:
1. Amadores de sí mismos.
2. Avaros.
3. Vanagloriosos.
4. Soberbios.
5. Blasfemos.
6. Desobedientes a los padres.
7. Ingratos.
8. Impíos.
9. Sin afecto natural.
10. Implacables.
11. Calumniadores.
12. Intemperantes.
13. Crueles.
14. Aborrecedores de lo bueno.
15. Traidores.
16. Impetuosos.
17. Infatuados.
18. Amadores de los deleites más que de Dios.
19. Serán religiosos sin Redentor (2Ti 3:5). («Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella.»)
20. Tienen información sin iluminación (2Ti 3:7). («Están siempre aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.»)
21. Seductores (brujos).
22. Engañando y siendo engañados.
B. La cura para la enfermedad de estos «últimos días» (2Ti 3:14-17).
«Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.»
Pablo declara en este extraordinario pasaje que la Biblia es útil para la:
1. Doctrina. La Biblia puede ser usada como el libro de texto perfecto para presentar la enseñanza sistemática de las grandes verdades relacionadas con Dios.
2. Redargüir. Debe ser usada para convencernos de lo malo que hay en nuestras vidas.
3. Corregir. La Biblia nos enseña entonces el camino correcto.
4. Instruir en justicia. La Palabra nos provee de toda la información necesaria que permite que los cristianos estén completamente equipados para toda buena obra.
IV. Pablo el prisionero (cap. 2Ti 4:1-22).
A. Su encargo final (2Ti 4:1-2; 2Ti 4:5).
1. Que predique la palabra.
2. Que inste a tiempo y fuera de tiempo.
3. Que redarguya, reprenda y exhorte con toda paciencia.
4. Que permanezca alerta en todo momento.
5. Que soporte las aflicciones.
6. Que evangelice en su campo.
7. Que cumpla su ministerio.
B. Su advertencia final (2Ti 4:3-4).
1. En los últimos días los hombres no soportarán la sana enseñanza.
2. Estarán controlados por sus pasiones y caprichos.
3. En su agitación se buscarán muchos falsos maestros.
4. Por rehusar aceptar la verdad caerán víctimas de las fábulas.
C. Su testimonio final (2Ti 4:6-7).
«Porque yo ya estoy listo para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.»
1. La palabra que traducimos por «sacrificado» es un término litúrgico, y se refiere al derramamiento de una ofrenda religiosa líquida (vino) (Núm 15:1-10). Pablo ya tenía su ministerio de ganar a los perdidos para Cristo como una ofrenda a Dios (Rom 15:16; Flp 2:17) y ahora su muerte cercana completaría el sacrificio.
2. La palabra «partida» se usaba en griego cuando «se desarmaba una tienda, se desmontaba un campamento, o se levantaba el ancla».
3. Su testimonio en el versículo 2Ti 4:7 debería contrastarse con la declaración de Dios sobre el impío Belsasar en Dan 5:26-27.
D. Su petición final (2Ti 4:9; 2Ti 4:11-13; 2Ti 4:19; 2Ti 4:21).
1. A Timoteo, que fuera a verle inmediatamente.
2. Debía llevar con él a Juan Marcos. Años atrás este Marcos había acompañado a Pablo y a Bernabé en su primer viaje misionero, pero abandonó el equipo y regresó a casa. A causa de esta muestra de inmadurez, Pablo rehusó incluirle en el segundo viaje misionero. Aquello propició la separación de Pablo y Bernabé. (Ver Hch 13:3; Hch 15:36-40.) Desde entonces Juan Marcos había crecido en la gracia de Dios al punto de que Pablo deseaba verle antes de partir.
3. Le pidió que le llevara su capote que había dejado en Troas (2Ti 4:13). William Tyndale, el gran traductor de la Biblia del siglo xvi, haría después una solicitud parecida cuando estaba confinado en una húmeda celda:
«Ruego a su señoría, que lo es por el Señor Jesucristo, que si tengo que permanecer aquí durante el invierno, pida al Comisario que sea tan amable de enviarme, de mis cosas que él tiene, un gorro que me caliente, pues siento el frío en la cabeza dolorosamente. También un capote para remendar mis pantalones. Mi chaqueta y mis pantalones están muy deteriorados. Él tiene, de mi propiedad, una camisa de lana, que agradeceré me envíe. Pero sobre todo ruego e imploro que en su amabilidad haga lo mejor que pueda con el Comisario para que tenga la bondad de enviarme mi Biblia hebrea, la gramática y el vocabulario, para que pueda dedicar mi tiempo a esa tarea.»
4. Timoteo tenía que llevarle a Pablo sus libros.
5. Tenía que llevarle también los manuscritos. Se supone que se refería a sus copias del Antiguo Testamento. Esta declaración es sorprendente en sus implicaciones. Aquí tenemos a un hombre que había llevado a cabo los tres primeros viajes misioneros que se habían intentado por amor de Cristo, que había visto al Salvador en cuatro ocasiones, que había escrito la mitad del Nuevo Testamento, y que había organizado bastantes de las primeras iglesias en el mundo. Ahora en la hora de su muerte solicita que le lleven las Escrituras, porque evidentemente sentía que todavía podía aprender de sus preciosas páginas.
El hijo de Dios nunca está en peligro de aprender demasiado acerca de la Palabra de Dios.
E. Su última tristeza (2Ti 4:10; 2Ti 4:14-16).
1. Demas le había desamparado (Col 4:10; Flp 1:24).
2. Alejandro le había causado muchos males (1Ti 1:20; Hch 19:33).
3. Sus amigos en Roma no le había ayudado.
F. Su confianza final (2Ti 4:8; 2Ti 4:17-18).
1. Dios había estado con él en todos los peligros en el pasado (2Ti 4:17).
2. Sabía que también estaría con él en los peligros futuros (2Ti 4:18).
3. Los sufrimientos pasados y futuros serían galardonados ampliamente algún día por el Juez justo (2Ti 4:8).
G. Su oración final (2Ti 4:22).
«El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén.»
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
INTRODUCCIÓN
1. Después de ser dejado en libertad de su primer encarcelamiento en Roma (Hch 28:1-31), Pablo fue arrestado de nuevo.
2. Este segundo arresto pudo haber sucedido repentinamente en Troas, y esto explicaría el porqué Pablo salió de allí sin llevarse sus pergaminos, sus libros y su capote (2Ti 4:13).
3. Su segundo encarcelamiento fue muy diferente del primero.
a. En el primero era un prisionero político que espera su juicio. En el segundo era un condenado que esperaba su muerte.
b. En el primero vivió en una casa alquilada. Ahora estaba encerrado en una fría y oscura mazmorra.
c. Durante su primer encarcelamiento muchos le visitaron. Ahora casi todos le han olvidado.
4. Esta es su carta más personal. En Romanos vemos a Pablo el teólogo; en 1 Corintios vemos al consejero; en 2 Corintios, al predicador; en Gálatas, al defensor de la fe; en 1 Timoteo y Tito, al estadista; pero aquí vemos a Pablo el hombre.
5. La carta es rica en alusiones personales. Pablo menciona veintitrés hombres, mujeres, amigos y enemigos.
6. Esta epístola es su canto de muerte y triunfo.
7. El doctor J. Vernon McGee escribe: «Pablo habla en 2 Timoteo del resultado final de la predicación del evangelio. El gozo final no será la conversión total de la humanidad, ni será tampoco su presentación en el milenio. Por el contrario, vendrá una apostasía que borrará “la fe de” la tierra. Lo que está en armonía con las sorprendentes palabras de Jesús: “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”
Esto no está en consonancia, por supuesto, con un evangelio social que espera transformar al mundo entrando en componendas con el sistema social. Estos vanos optimistas no muestran paciencia con las tristes palabras de 1 Timoteo. Con todo, los hechos fríos y duros de la historia y los eventos del presente han demostrado la exactitud de Pablo.» (Second Timothy, p. 196.)
I. Pablo el predicador (cap. 2Ti 1:1-18).
«De cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles» (2Ti 1:11).
A. El predicador y su alumno (Timoteo).
1. Oraba por él día y noche (2Ti 1:3).
2. Deseaba verle (2Ti 1:4).
3. Recordaba sus lágrimas (2Ti 1:4).
4. Tenía plena confianza en él (2Ti 1:5).
5. Le exhorta a que avive su don (2Ti 1:6).
6. No debe avergonzarse del mensaje de Cristo (2Ti 1:8).
7. Tampoco debe avergonzarse del mensajero de Cristo (2Ti 1:8).
8. Le recomienda retener la sana doctrina (2Ti 1:13).
9. Le insta a cumplir fielmente con el ministerio (2Ti 1:14).
B. El predicador y su propio ministerio.
1. Repasa su ministerio hasta el presente. El apóstol da una múltiple descripción de sí mismo en este capítulo. Se ve como:
a. Un apóstol (2Ti 1:1).
b. Un padre (2Ti 1:2).
c. Un siervo fiel (2Ti 1:3).
d. Un prisionero (2Ti 1:8).
e. Un predicador (2Ti 1:11).
f. Un maestro (2Ti 1:11)
g. Uno que sufre (2Ti 1:12).
2. Retiene su esperanza permanente.
«Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día» (2Ti 1:12). Se han dado dos interpretaciones en relación con el uso de «depósito» en este versículo:
a. Que Pablo se estaba refiriendo a su salvación, que él había depositado con Cristo.
b. Que se estaba refiriendo a su servicio, el cual Cristo había depositado con Pablo.
3. Muchos falsos amigos le habían olvidado mientras estaba en la prisión.
4. Onesíforo, un verdadero amigo, le había ayudado mientras se hallaba en la cárcel (2Ti 1:16-18).
II. Pablo el modelo (cap. 2Ti 2:1-26).
«Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» (2Ti 2:2).
El apóstol asemeja en este capítulo la vida del creyente (especialmente la del pastor) a ocho ocupaciones terrenales:
A. Un mayordomo (2Ti 2:2) El mayordomo era el guardián y administrador de las propiedades de su amo en el mundo del Nuevo Testamento. De igual mañera, se espera que el hombre de Dios sea fiel en el depósito recibido, el glorioso evangelio de Cristo. No solamente debe administrarlo bien, sino encargárselo a hombres fieles. La tarea de una iglesia local no es preservar la verdad en un museo enmohecido sino proclamarla a las masas fecundas.
B. Un soldado (2Ti 2:3-4).
1. Tiene que soportar las durezas de la guerra.
2. Tiene que evitar los enredos del mundo.
3. Debe agradar a su General.
C. Un atleta (2Ti 2:5).
1. Debe luchar por el premio.
2. Debe cumplir con las reglas.
D. Un agricultor (2Ti 2:6-7).
1. Debe cumplir con la tarea de la siembra.
2. Participará en la hora de la siega.
E. Un instructor (2Ti 2:11-14).
1. Debe recordarles a sus alumnos que morir con Cristo es vivir con él (2Ti 2:11).
2. Debe recordarles también que sufrir por Cristo es reinar con él.
F. Un estudiante (2Ti 2:15).
1. Como estudiante tiene que estudiar la Palabra de Dios:
a. Para que pueda ser aprobado ante Dios.
b. Para que pueda ser afirmado ante los hombres.
2. Como estudiante debe evitar las palabras de los hombres.
G. Un utensilio (2Ti 2:20-21). «Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.»
H. Un siervo (2Ti 2:24-25).
«Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen….»
III. Pablo el profeta (cap. 2Ti 3:1-17). «También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos» (2Ti 3:1). La palabra «peligrosos» que aparece aquí es traducida como «feroces en gran manera» en Mat 8:28, al describir al endemoniado gadareno. Es decir, que en los últimos días Satanás va a procurar convertir este mundo en su propio cementerio.
A. Los síntomas de la enfermedad de «estos días últimos» (2Ti 3:1-13). Los hombres serán:
1. Amadores de sí mismos.
2. Avaros.
3. Vanagloriosos.
4. Soberbios.
5. Blasfemos.
6. Desobedientes a los padres.
7. Ingratos.
8. Impíos.
9. Sin afecto natural.
10. Implacables.
11. Calumniadores.
12. Intemperantes.
13. Crueles.
14. Aborrecedores de lo bueno.
15. Traidores.
16. Impetuosos.
17. Infatuados.
18. Amadores de los deleites más que de Dios.
19. Serán religiosos sin Redentor (2Ti 3:5). («Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella.»)
20. Tienen información sin iluminación (2Ti 3:7). («Están siempre aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.»)
21. Seductores (brujos).
22. Engañando y siendo engañados.
B. La cura para la enfermedad de estos «últimos días» (2Ti 3:14-17).
«Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.»
Pablo declara en este extraordinario pasaje que la Biblia es útil para la:
1. Doctrina. La Biblia puede ser usada como el libro de texto perfecto para presentar la enseñanza sistemática de las grandes verdades relacionadas con Dios.
2. Redargüir. Debe ser usada para convencernos de lo malo que hay en nuestras vidas.
3. Corregir. La Biblia nos enseña entonces el camino correcto.
4. Instruir en justicia. La Palabra nos provee de toda la información necesaria que permite que los cristianos estén completamente equipados para toda buena obra.
IV. Pablo el prisionero (cap. 2Ti 4:1-22).
A. Su encargo final (2Ti 4:1-2; 2Ti 4:5).
1. Que predique la palabra.
2. Que inste a tiempo y fuera de tiempo.
3. Que redarguya, reprenda y exhorte con toda paciencia.
4. Que permanezca alerta en todo momento.
5. Que soporte las aflicciones.
6. Que evangelice en su campo.
7. Que cumpla su ministerio.
B. Su advertencia final (2Ti 4:3-4).
1. En los últimos días los hombres no soportarán la sana enseñanza.
2. Estarán controlados por sus pasiones y caprichos.
3. En su agitación se buscarán muchos falsos maestros.
4. Por rehusar aceptar la verdad caerán víctimas de las fábulas.
C. Su testimonio final (2Ti 4:6-7).
«Porque yo ya estoy listo para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.»
1. La palabra que traducimos por «sacrificado» es un término litúrgico, y se refiere al derramamiento de una ofrenda religiosa líquida (vino) (Núm 15:1-10). Pablo ya tenía su ministerio de ganar a los perdidos para Cristo como una ofrenda a Dios (Rom 15:16; Flp 2:17) y ahora su muerte cercana completaría el sacrificio.
2. La palabra «partida» se usaba en griego cuando «se desarmaba una tienda, se desmontaba un campamento, o se levantaba el ancla».
3. Su testimonio en el versículo 2Ti 4:7 debería contrastarse con la declaración de Dios sobre el impío Belsasar en Dan 5:26-27.
D. Su petición final (2Ti 4:9; 2Ti 4:11-13; 2Ti 4:19; 2Ti 4:21).
1. A Timoteo, que fuera a verle inmediatamente.
2. Debía llevar con él a Juan Marcos. Años atrás este Marcos había acompañado a Pablo y a Bernabé en su primer viaje misionero, pero abandonó el equipo y regresó a casa. A causa de esta muestra de inmadurez, Pablo rehusó incluirle en el segundo viaje misionero. Aquello propició la separación de Pablo y Bernabé. (Ver Hch 13:3; Hch 15:36-40.) Desde entonces Juan Marcos había crecido en la gracia de Dios al punto de que Pablo deseaba verle antes de partir.
3. Le pidió que le llevara su capote que había dejado en Troas (2Ti 4:13). William Tyndale, el gran traductor de la Biblia del siglo xvi, haría después una solicitud parecida cuando estaba confinado en una húmeda celda:
«Ruego a su señoría, que lo es por el Señor Jesucristo, que si tengo que permanecer aquí durante el invierno, pida al Comisario que sea tan amable de enviarme, de mis cosas que él tiene, un gorro que me caliente, pues siento el frío en la cabeza dolorosamente. También un capote para remendar mis pantalones. Mi chaqueta y mis pantalones están muy deteriorados. Él tiene, de mi propiedad, una camisa de lana, que agradeceré me envíe. Pero sobre todo ruego e imploro que en su amabilidad haga lo mejor que pueda con el Comisario para que tenga la bondad de enviarme mi Biblia hebrea, la gramática y el vocabulario, para que pueda dedicar mi tiempo a esa tarea.»
4. Timoteo tenía que llevarle a Pablo sus libros.
5. Tenía que llevarle también los manuscritos. Se supone que se refería a sus copias del Antiguo Testamento. Esta declaración es sorprendente en sus implicaciones. Aquí tenemos a un hombre que había llevado a cabo los tres primeros viajes misioneros que se habían intentado por amor de Cristo, que había visto al Salvador en cuatro ocasiones, que había escrito la mitad del Nuevo Testamento, y que había organizado bastantes de las primeras iglesias en el mundo. Ahora en la hora de su muerte solicita que le lleven las Escrituras, porque evidentemente sentía que todavía podía aprender de sus preciosas páginas.
El hijo de Dios nunca está en peligro de aprender demasiado acerca de la Palabra de Dios.
E. Su última tristeza (2Ti 4:10; 2Ti 4:14-16).
1. Demas le había desamparado (Col 4:10; Flp 1:24).
2. Alejandro le había causado muchos males (1Ti 1:20; Hch 19:33).
3. Sus amigos en Roma no le había ayudado.
F. Su confianza final (2Ti 4:8; 2Ti 4:17-18).
1. Dios había estado con él en todos los peligros en el pasado (2Ti 4:17).
2. Sabía que también estaría con él en los peligros futuros (2Ti 4:18).
3. Los sufrimientos pasados y futuros serían galardonados ampliamente algún día por el Juez justo (2Ti 4:8).
G. Su oración final (2Ti 4:22).
«El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén.»
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
VER 1 TIMOTEO.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— la promesa de vida: Otra posible traducción: cuya promesa de vida se ha cumplido en Cristo Jesús.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Hch 16:1; 1Co 1:1; 2Co 1:1; Efe 1:1; Col 1:1; 1Ti 1:1-2; Tit 1:4.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Saludos
Hay una leve diferencia entre la apertura de esta carta y la de 1 Tim. Aquí Pablo se refiere a su apostolado como por la voluntad de Dios, un hecho que nunca se cansó de repetir. Cuando él agrega según la promesa de la vida, las palabras adquieren un doble significado, refiriéndonos tanto a una esperanza futura como a una realidad presente. La descripción de Timoteo como hijo amado agrega una nota muy particular de intimidad.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
1.1 Esta carta tiene un tono sombrío. Pablo estaba prisionero por última vez, y sabía que pronto habría de morir. A diferencia de su primera prisión en Roma, cuando estuvo en una casa (Act 28:16, Act 28:23, Act 28:30) y pudo continuar enseñando, esta vez probablemente estaba confinado a un frío calabozo, esperando la muerte (Act 4:6-8). En el año 64 d.C. el emperador Nerón había empezado una gran persecución como parte de su plan de traspasar a los cristianos su propia culpa por el incendio de Roma. Esta persecución se esparció a través de todo el imperio e incluyó ostracismo social, tortura pública y asesinato. Mientras Pablo esperaba su muerte, escribió una carta a su querido amigo Timoteo, un joven que había sido como un hijo para él (1.2). Escritas aproximadamente en los años 66/67 d.C., estas son las últimas palabras que tenemos del apóstol Pablo.1.2 La segunda carta de Pablo a Timoteo fue escrita entre dos y cuatro años después de la primera. Timoteo fue su compañero en el segundo y tercer viaje misionero, y Pablo lo dejó en Efeso para que apoyara a la iglesia allí (1Ti 1:3-4). Para mayores datos sobre Timoteo, véase su perfil en 1 Timoteo. Para más información sobre el gran misionero Pablo, véase su perfil en Hechos 9.1.3 Pablo oraba constantemente por Timoteo, su amigo, su compañero de viaje, su hijo en la fe y un gran líder en la iglesia cristiana. Aunque los dos hombres estaban separados, sus oraciones eran una fuente de estímulo mutuo. Nosotros también debiéramos orar constantemente por otros, en especial por aquellos con quienes llevamos a cabo la obra de Dios.1.4 No sabemos cuándo Pablo y Timoteo se separaron por última vez, pero fue probablemente cuando arrestaron a Pablo y lo llevaron a Roma para ser encarcelado por segunda vez. Las lágrimas que derramaron al separarse revela la profundidad de su relación.1.5 Loida y Eunice, madre y abuela de Timoteo, eran cristianas convertidas con anterioridad, posiblemente por medio del ministerio de Pablo en su ciudad natal, Listra (Act 16:1). Ellas habían comunicado su sólida fe a Timoteo, aun cuando su padre, probablemente, no era creyente. No oculte su luz en su hogar: nuestras familias son tierra fértil para plantar la semilla del evangelio. Permita que sus padres, hijos, cónyuge, hermanos y hermanas se enteren de su fe en Jesús, y asegúrese de que ellos vean en usted el amor, la ayuda y el gozo de Cristo.1.6 En el momento de su ordenación, Timoteo había recibido dones especiales del Espíritu que lo capacitaron para que sirviera a la iglesia (véase 1Ti 4:14). Al aconsejar a Timoteo «que avives el fuego del don de Dios», Pablo lo estaba animando a perseverar. Timoteo no necesitaba nuevas revelaciones ni nuevos dones; él necesitaba el valor y la autodisciplina para aferrarse a la verdad y usar los dones que ya había recibido (véase 1.13, 14). Si salía valientemente en fe y proclamaba el evangelio una vez más, el Espíritu Santo iría con él y le daría poder. Cuando usted usa los dones que Dios le ha dado, encontrará que Dios le dará el poder que necesita.1.6 Los dones espirituales de Timoteo los recibió cuando Pablo y los ancianos le impusieron las manos y lo apartaron para el ministerio (véase 1Ti 4:14). Dios da dones a los cristianos para que los usen en la edificación del cuerpo de Cristo (véase 1Co 12:4-31), y da dones especiales a algunos a través de los líderes de la iglesia, que sirven como instrumentos suyos.1.6, 7 Timoteo estaba experimentando gran oposición a su mensaje y a él mismo como líder. Su juventud, su asociación con Pablo y su liderazgo se hallaban bajo fuego por parte de creyentes y no creyentes. Pablo lo anima a mantenerse firme. Cuando permitimos que la gente nos intimide, neutralizamos nuestra efectividad para con Dios. El poder del Espíritu Santo puede ayudarnos a vencer nuestro temor de lo que alguien pueda decir o hacernos, y así continuar haciendo la obra de Dios.1.7 Pablo menciona tres características del líder cristiano efectivo: poder, amor y dominio propio. Estas están a nuestra disposición porque el Espíritu Santo vive en nosotros. Siga su guía cada día y su vida mostrará más efectivamente estas características. En Gal 5:22-23 podrá encontrar una lista de las características que son el resultado del Espíritu Santo que mora en nosotros.1.8 En este tiempo de mucha persecución, Timoteo pudo haber sentido temor de continuar predicando el evangelio. Sus temores estaban basados en hechos, porque los creyentes estaban siendo arrestados y ejecutados. Pablo le había dicho que esperara sufrimientos; Timoteo, como Pablo, sería apresado por predicar el evangelio (Heb 13:23). Pero Pablo prometió a Timoteo que Dios le daría fuerza y que estaría listo cuando fuera su turno de sufrir. Aún cuando no haya persecución, puede sernos difícil compartir nuestra fe en Cristo. Afortunadamente nosotros, como Pablo y Timoteo, podemos contar con que el Espíritu Santo nos dará valor. No se avergüence de testificar.1.9, 10 Pablo da un breve resumen del evangelio. Dios nos ama, nos llamó y envió a Cristo para que muriera por nosotros. Podemos tener vida eterna por medio de la fe en El porque con su resurrección, él destruyó el poder de la muerte. No merecemos ser salvados pero Dios nos ofrece la salvación de todos modos. Todo lo que tenemos que hacer es creer en él y aceptar su ofrecimiento.1.12 Pablo estaba preso pero esta circunstancia no detuvo su ministerio. Lo llevó adelante por medio de otros, como Timoteo. Pablo había perdido todas sus posesiones materiales, pero nunca perdería su fe. Confió en que Dios lo usaría sin importar las circunstancias. Si su situación se presenta sombría, entregue sus preocupaciones a Cristo. El protegerá su fe y guardará seguro todo lo que usted le ha confiado hasta el día de su regreso. Para más sobre nuestra seguridad en Cristo, véase Rom 8:38-39.1.12 La frase «para guardar mi depósito» tiene tres interpretaciones principales: (1) Pablo sabía que Dios protegería las almas de aquellos que se habían convertido por medio de su predicación; (2) Confió en que Dios guardaría su alma hasta la segunda venida de Cristo, o (3) Confiaba en que, aun cuando él estaba preso y enfrentaba la muerte, Dios llevaría adelante el ministerio del evangelio por medio de otros como Timoteo. Pablo pudo haber expresado su confianza para alentar a Timoteo, quien se hallaba desanimado por los problemas en Efeso y temeroso de la persecución. Aun en la cárcel, Pablo sabía que Dios todavía estaba en el control. A pesar de los contratiempos y problemas que enfrentemos, podemos confiar completamente en Dios.1.13, 14 Timoteo se hallaba en un período de transición. Había sido el brillante ayudante de Pablo; muy pronto dependería de sí mismo como líder de una iglesia en un ambiente difícil. Aunque sus responsabilidades estaban cambiando, Timoteo no estaba desamparado. Tenía todo lo necesario para enfrentar el futuro, si se aferraba a los recursos del Señor. Cuando pase por situaciones difíciles, es bueno que siga el consejo de Pablo a Timoteo y dé una mirada a sus experiencias pasadas. ¿Quién es el fundamento de su fe? ¿Cómo puede usted construir sobre el fundamento? ¿Qué dones le ha dado el Espíritu Santo? Use los dones que ya ha recibido.1.15, 16 Nada más se sabe acerca de Figelo y Hermógenes, los que evidentemente se opusieron al ministerio de Pablo. Estos hombres son una advertencia de que aun los líderes pueden caer. A Onesíforo se le menciona como un ejemplo positivo, en contraste con aquellos otros.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 0 Jua 6:44; 2Co 1:1
b 1 Jua 3:16; Rom 2:7; 1Pe 1:4
c 2 Jua 6:40
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
apóstol. Véase coment. en Ro 1:1.
Cristo Jesús. Véase coment. en 1 Ti 1:1.
Por la voluntad de Dios. En muchas de sus cartas Pablo hace énfasis en que su apostolado fue creado por la voluntad de Dios y no por iniciativa propia (1 Co 1:1; 2 Co 1:1; Ef 1:1; cp. mandato de Dios en 1 Ti 1:1).
Fuente: La Biblia de las Américas
1 (1) Este libro fue escrito en un tiempo cuando las iglesias establecidas por medio del ministerio del apóstol en el mundo gentil estaban degradándose y el apóstol mismo estaba confinado en una prisión lejana. Muchos, incluyendo algunos de sus colaboradores (4:10), le habían vuelto la espalda y lo habían abandonado (v.15; 4:16). Era una situación desanimante y decepcionante, especialmente para su joven colaborador e hijo espiritual, Timoteo. Por esta razón, al principio de esta epístola que anima, fortalece y establece, él le confirmó a Timoteo que era apóstol de Cristo, no sólo por la voluntad de Dios, sino también según la promesa de vida, la cual está en Cristo. Esto implica que aunque las iglesias se degraden, y muchos de los santos caigan en infidelidad, la vida eterna, la vida divina, la vida increada de Dios, que El prometió en Sus santas Escrituras y dio al apóstol y a todos los creyentes, permanece inmutable para siempre. Con esta vida inmutable y sobre ella, el sólido fundamento de Dios fue puesto y allí permanece inconmovible a través de la ola de degradación (2:19). Por medio de tal vida, aquellos que buscan al Señor con un corazón puro pueden soportar la prueba de la decadencia de la iglesia. Esta vida debía de haber animado y fortalecido al apóstol Pablo en tiempos peligrosos, y de esta misma vida Timoteo y otros debían echar mano según Pablo les mandó en su primera epístola ( 1Ti_6:12, 1Ti_6:19).
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
INTRODUCCIÓN A LA SEGUNDA EPÍSTOLA DE PABLO A TIMOTEO
AUTOR: PabloFECHA: 66
Paternidad literaria Véase INTRODUCCIÓN a 1 Timoteo.
Trasfondo Véase Trasfondo histórico bajo la INTRODUCCIÓN a Tito. Pablo, encarcelado en Roma como resultado de la persecución bajo Nerón, se dio cuenta, cuando escribió esta carta, de que su muerte estaba próxima (2Ti 1:8; 2Ti 1:16; 2Ti 4:6-8). Solo y aterido de frío en su prisión (2Ti 4:10-12), el veterano misionero escribió a su joven hijo en la fe esta carta intensamente personal. Poco después, según la tradición, fue decapitado en la Vía Ostia, al oeste de Roma.
Contenido El tema puede tomarse de 2Ti 2:3: «buen soldado de Jesucristo». Los asuntos importantes que se mencionan incluyen: la apostasía de los últimos días (2Ti 3:1-9; cp. 1Ti 4:1-3), la inspiración de las Escrituras (2Ti 3:16), y la corona de justicia (2Ti 4:8).
BOSQUEJO DE 2 TIMOTEO
I) El saludo, 2Ti 1:1-2
II) La expresión de gracias por Timoteo, 2Ti 1:3-7
III) El llamado de un soldado de Cristo, 2Ti 1:8-18
A) Un llamado a la bravura, 2Ti 1:8-12
B) Un llamado a la fidelidad, 2Ti 1:13-18
IV) El carácter de un soldado de Cristo, 2Ti 2:1-26
A) Es fuerte, 2Ti 2:1-2
B) Es sincero, 2Ti 2:3-4
C) Es estricto, 2Ti 2:5-10
D) Está seguro, 2Ti 2:11-13
E) Es sano en la fe, 2Ti 2:14-19
F) Es de vida santa, 2Ti 2:20-23
G) Es un siervo, 2Ti 2:24-26
V) La precaución para un soldado de Cristo, 2Ti 3:1-17
A) El peligro de apostasía, 2Ti 3:1-9
B) protección contra la apostasía, 2Ti 3:10-17
VI) El encargo a un soldado de Cristo, 2Ti 4:1-5
VII) El consuelo de un soldado de Cristo, 2Ti 4:6-18
A) Un buen final para la vida, 2Ti 4:6-7
B) Un buen futuro después de la vida, 2Ti 4:8
C) Buenos amigos en la vida, 2Ti 4:9-18
VIII) Saludos finales, 2Ti 4:19-22
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
la vida que es en Cristo Jesús. i.e., en unión con Cristo Jesús.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
45 (I) Dirección y saludo (1,1-2). 1. Por voluntad de Dios: Para las pastorales, el papel de Pablo como emisario de Cristo formaba parte del plan divino de salvación (cf. 1 Tim. 2,7; 2 Tim. 1,11; Tit. 1,3). de acuerdo con [o para, o ambas cosas] la promesa de vida: Resumen sucinto de Tit. 1,2-3. Sobre el doble significado de la prep. gr. kata, véase el comentario a Tit. 1,1 .en Cristo Jesús: Es decir, no simplemente cualquier «vida», sino la que se encuentra dentro de la comunidad cristiana. 2. a Timoteo, hijo querido: Como en 1 Cor. 4,17, el lenguaje recalca la estrecha relación de Timoteo con Pablo.
(II) Acción de gracias (1,3-5). Típica acción de gracias epistolar (→ Cartas del NT, 45:6,8B), desarrollada con la ayuda de Rom. 1,8-11. La fe de Pablo y de Timoteo depende de cadenas de tradición que se remontan incluso a la fe de Israel. 3. como mis antepasados: Pablo recuerda a sus padres y madres (judíos) en la fe (cf. Hch 24,14-15; 26,6). 4. al acordanne de tus lágrimas: Probable referencia a una escena de despedida semejante a la recogida en Hch 20,37-38. 5. en tu abuela Loida y en tu madre Eunice: Hch. 16,1 indica que la madre de Timoteo era «una mujer judía creyente», es decir, cristiana judía, pero guarda silencio acerca de su abuela. Las pastorales y Hechos utilizan en este punto una tradición común; probablemente el padre de Timoteo no es mencionado porque era pagano (Hch. 16,1.3). La «cadena de tradición» (cf. también 2,1-2; Tit. 1,4-5) ilustra cómo se transmite correctamente la fe (cf. 3,14-15).
46 (III) Llamamiento a que Timoteo renueve los dones espirituales de fortaleza, caridad e instrucción ética (1,6-2,13).
(A) Introducción: reaviva el carisma divino (1,6-7). 6. que reavives el carisma de Dios: Tal como lo describe 2 Tim, Pablo vive sus últimos días; sus herederos espirituales deben continuar su misión, por la imposición de mis manos: No se trata de una reflexión sobre el rito de ordenación utilizado en la comunidad de las pastorales (véase 1 Tim. 4,14), sino un esfuerzo por dejar claro que sólo Pablo autenticaba la misión de Timoteo. Nada se dice en este punto que limite la concesión de los dones carismáticos a la imposición de manos. 7. La estructura de la sentencia guarda estrecho paralelo con Rom. 8,15. un espíritu… de instrucción ética: La palabra sóphronismos se refiere literalmente a la comunicación de la virtud cardinal de la templanza (.sóphrosyné) y luego, por extensión, a la competente enseñanza de la virtud en general. Esta capacidad se ve como un don de Dios.
47 (B) La fortaleza permite soportar los sufrimientos (1,8-12). Siguiendo el ejemplo de Pablo, que no «se avergüenza» ante el sufrimiento -el vocabulario de los w. 8 y 12 recuerda Rom. 1,16-, Timoteo, en cuanto tipo del dirigente eclesial, no ha de «avergonzarse», sino unirse a Pablo en el sufrimiento por el evangelio. Las referencias a la «fuerza» de Dios en los w. 8 y 12 y el recuerdo del kerigma proporcionan una base para la confianza. 8. el testimonio… de nuestro Señor: Pese a esta referencia a la pasión de Jesús, es a Pablo y no a Jesús a quien se propone como modelo excelente para la imitación, ni de mí, su prisionero: Hay en estas palabras un punto de ironía; si bien Pablo es el prisionero de Cristo, en realidad es libre (cf. 1 Cor. 7,22). 9-11. Gran parte del lenguaje de este «esquema de revelación» se encuentra en otros lugares dentro del corpus paulino; para sus rasgos comunes, véanse Tit. 1,2-3; Ef. 3,5-7.9-11; Rom. 16,25-26. que nos ha salvado: Para Pablo como tal, la salvación es normalmente un acontecimiento futuro (pero véase Rom. 8,24-25; → Teología paulina, 82:71), no por nuestras obras… en Cristo Jesús: Un sentir muy paulino (véanse Rom. 9,11; Gál. 2,16; cf. Ef. 2,8-9). antes de las edades eternas: Véase Tit. 1,2. la manifestación de nuestro Salvador: Véase el comentario a Tit. 1,4; 2,11.13. quien ha destruido la muerte: En 1 Cor. 15,26 esto se describe como un acontecimiento futuro. 11. he sido yo constituido heraldo: Sobre el papel esencial de Pablo en la economía de la salvación, véanse Tit. 1,3; 1 Tim. 2,7. 12. para guardar lo que se me ha confiado: Sobre parathéké, véase el comentario a 1 Tim. 6,20.
48 (C) La caridad permite la fidelidad a Pablo (1,13-18). El principio enunciado en los vv. 13-14 queda ilustrado negativamente en el v. 15 y positivamente en los w. 16-18. Pablo y su enseñanza siguen siendo el modelo para la comunidad cristiana. 15. todos se apartaron de mí: Tit. 1,14 ve el «apartamiento» como una apostasía. Probablemente esto ocurrió cuando llegó a Éfeso la noticia de la detención de Pablo (-> 5 supra). Figelo: Desconocido en las demás fuentes. Hermógenes: Junto con Demas (véase 4,10) aparece en HchPyT como un seguidor apóstata de Pablo. 16. Onesíforo: Conocido fuera de este texto únicamente por HchPyT, donde también es presentado como fiel amigo de Pablo. 18. concédale el Señor encontrar misericordia ante el Señor: Probablemente el primer uso de «Señor» se refiere a Cristo y el segundo a Dios, pero la cosa no está clara. Se habla de Onesíforo como si estuviera muerto.
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
un apóstol… → Rom 1:1.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
g Rom 1:1.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[1] El hombre no tiene un alma inmortal, pero sí la puede obtener a través del perdon de pecados en Yahshua.
[2] Las naciones de los días venideros compuestas mayormente de Israelitas.
[3] Apostasía del primer siglo era prevaleciente como lo es hoy. Esto no es un fenómeno nuevo.
[12] Cuando espero que me dará el cien doblado por esta vida perecedera, que pongo ahora en sus manos y de sacrificio por amor suyo.
* El griego solo usa la palabra “vida”, pero Pablo aquí está haciendo referencia a la vida abundante que se refiere a su vez a la vida eterna (ver 1Ti 1:16).
Biblia Peshitta 2006 Notas:
Esta epístola fue escrita por Pablo en Roma durante la época de su segundo cautiverio, aproximadamente el 67 d.C. Tal vez ésta fue la última epístola escrita por Pablo antes de su muerte.
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat
Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento
Fuente: Peshitta en Español