Comentario de 2 Timoteo 1:8 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, prisionero suyo. Más bien, sé partícipe conmigo de los sufrimientos por el evangelio, según el poder de Dios.

1:8 — «Por tanto». Lo que Pablo acabó de decir en el ver. 7 acerca del espíritu que Dios nos ha dado, ahora se conecta con la exhortación que sigue en este versículo.

— «no te avergüences». El tiempo del verbo griego significa «nunca te avergüences», y no, «que dejes de avergonzarte». Timoteo no se había avergonzado del evangelio; que no empiece a hacerlo ahora. Considérense 2:12; Mar 8:38.

Pablo no se avergonzaba de la verdad de Cristo (ver. 12), ni Onesíforo tampoco (ver. 16). (Rom 1:16 explica por qué no hay que sentir vergüenza por el evangelio). Pero en cierta ocasión difícil Pedro sí se avergonzó (Mat 26:27).

— «de dar testimonio de nuestro Señor». El texto griego no dice «dar testimonio»; dice, «no te avergüences del testimonio de nuestro Señor «. Así lo traducen varias versiones buenas. Esta frase, «el testimonio de nuestro Señor» significa el mensaje del evangelio respecto a Cristo Jesús (considerado como religión ilícita por el gobierno romano pagano). Véanse 1Co 1:6; 1Co 2:1; 2Ts 1:10; 1 Timothy 2:.6; Jua 15:26.

— «ni de mí, preso suyo». Véanse ver. 16; 2:9; Efe 3:1; Efe 4:1; File. 1,9.

Nótese que no dice Pablo, «preso de los romanos», o de Nerón. Era preso de Cristo porque a consecuencia de predicar a Cristo se encontraba ahora encarcelado (por segunda vez) en Roma.

Onesíforo no se avergonzaba del apóstol encarcelado por el evangelio (ver. 16). El sirve de ejemplo para los demás cristianos. El encarcelamiento de Pablo es representativo para todos los seguidores de Cristo. Así que el avergonzarnos de él equivaldría a sentir vergüenza de la Causa de Cristo.

— «sino participa de las aflicciones por el evangelio». En el texto griego la frase «participa de las aflicciones» es una sola palabra que significa, según lo expresa la ver. L.A., «comparte el soportar sufrimientos». Notemos estas versiones: «comparte conmigo el sufrir» (NVI.); «participa conmigo en las aflicciones» (B.A.); «soporta sufrimientos conmigo» (S.A.); «sufre trabajos conmigo» (JTD.); «sé partícipe conmigo de los sufrimientos» (RVA.). Nótese que varias versiones incluyen la palabra «conmigo», idea que va implicada en la palabra griega. Timoteo había de identificarse con Cristo y con Pablo al estar dispuesto siempre a sufrir por causa del evangelio. Como Cristo y Pablo sufrían (ver. 12; 2:9), que así participara Timoteo en ello.

Este mismo verbo aparece en 2:3 (sufre penalidades). Mejor es la traducción que incluya la idea de compartir el referido sufrimiento.

El sufrir por Cristo es el honor más grande para el hombre en esta vida. Compárese Hch 5:41. Alguien lo ha expresado así: «Sin la cruz no puede haber corona». Es verdad (Mat 16:24; Gál 6:12; Apo 2:10).

— «según el poder de Dios». Esta frase se conecta con la anterior que dice, «participa de las aflicciones». De esta manera el cristiano participa con otros cristianos sufridos. Este poder le capacita para vencer a toda oposición del incrédulo. Véanse Hch 4:29; 2Co 6:7; Efe 1:19-20. Dios ve por ello (2 Corinthians 214; 12:9; Heb 4:16).

Véanse los comentarios en el ver. 7 sobre la palabra «poder».

En vista del Día de Juicio (ver. 12,18), para el cristiano fiel no es nada razonable la vergüenza que viene de la cobardía.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

no te avergüences. 2Ti 1:12; Sal 119:46; Isa 51:7; Mar 8:38; Luc 9:26; Hch 5:41; Rom 1:16; Rom 9:33; Efe 3:13; 1Pe 4:14.

de dar testimonio de nuestro Señor. Sal 19:7; Isa 8:20; Jua 15:27; Jua 19:35; Efe 4:17; 1Ti 2:6; 1Jn 4:14; 1Jn 5:11, 1Jn 5:12; Apo 1:2; Apo 12:11; Apo 19:10.

ni de mi, preso suyo. 2Ti 1:16; 2Ti 2:9; Efe 3:1; Efe 4:1; Flp 1:7.

sino participa de las aflicciones. 2Ti 2:3, 2Ti 2:11, 2Ti 2:12; 2Ti 4:5; Rom 8:17, Rom 8:18, Rom 8:36; 1Co 4:9-13; 2Co 11:23-27; Flp 3:10; Col 1:24; 1Ts 3:4; 1Pe 4:13-15; Apo 1:9; Apo 12:11.

según el poder de Dios. 2Ti 4:17; Rom 16:25; 2Co 6:7; 2Co 12:9, 2Co 12:10; Flp 4:13; Col 1:11; 1Pe 1:5; Jud 1:24.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Anima a Timoteo a no avergonzarse al entregar el testimonio de nuestro Señor. Testimonio es testificar del Señor; el término griego es el origen de la palabra mártir. La tradición de la Iglesia dice que la mayoría de los apóstoles murieron como mártires. Pablo estaba preocupado de que al enfrentar la vehemente oposición Timoteo pudiera atemorizarse de dar testimonio.

sino participa de las aflicciones indica que en algunos momentos un testimonio de fidelidad hacia el Señor levantará oposición. La invitación de Pablo a ser valiente en los (vv. 2Ti 1:7-9) podría indicar que Timoteo era tímido. Él necesitaba un delicado empuje para ser valiente.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

testimonio de nuestro Señor. El mensaje del evangelio acerca de Jesucristo. Pablo no quería que Timoteo se sintiera «avergonzado» de mencionar el nombre de Cristo por miedo a la persecución (cp. los vv. 2Ti 1:12; 2Ti 1:16). de mí, preso suyo. Vea la Introducción: Autor y fecha; vea las notas sobre Efe 3:1; Flp 1:12-14. Por su relación con Pablo, quien era prisionero a causa de su predicación del evangelio, la vida y la libertad de Timoteo pudieron quedar expuestas a cierto peligro (cp. Heb 13:23).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1:8 — «Por tanto». Lo que Pablo acabó de decir en el ver. 7 acerca del espíritu que Dios nos ha dado, ahora se conecta con la exhortación que sigue en este versículo.
–«no te avergüences». El tiempo del verbo griego significa «nunca te avergüences», y no, «que dejes de avergonzarte». Timoteo no se había avergonzado del evangelio; que no empiece a hacerlo ahora. Considérense 2:12; Mar 8:38.
Pablo no se avergonzaba de la verdad de Cristo (ver. 12), ni Onesíforo tampoco (ver. 16). (Rom 1:16 explica por qué no hay que sentir vergüenza por el evangelio). Pero en cierta ocasión difícil Pedro sí se avergonzó (Mat 26:27).
–«de dar testimonio de nuestro Señor». El texto griego no dice «dar testimonio»; dice, «no te avergüences del testimonio de nuestro Señor «. Así lo traducen varias versiones buenas. Esta frase, «el testimonio de nuestro Señor» significa el mensaje del evangelio respecto a Cristo Jesús (considerado como religión ilícita por el gobierno romano pagano). Véanse 1Co 1:6; 1Co 2:1; 2Ts 1:10; 1 Timothy 2:.6; Jua 15:26.
–«ni de mí, preso suyo». Véanse ver. 16; 2:9; Efe 3:1; Efe 4:1; File. 1,9.
Nótese que no dice Pablo, «preso de los romanos», o de Nerón. Era preso de Cristo porque a consecuencia de predicar a Cristo se encontraba ahora encarcelado (por segunda vez) en Roma.
Onesíforo no se avergonzaba del apóstol encarcelado por el evangelio (ver. 16). El sirve de ejemplo para los demás cristianos. El encarcelamiento de Pablo es representativo para todos los seguidores de Cristo. Así que el avergonzarnos de él equivaldría a sentir vergüenza de la Causa de Cristo.
–«sino participa de las aflicciones por el evangelio». En el texto griego la frase «participa de las aflicciones» es una sola palabra que significa, según lo expresa la ver. L.A., «comparte el soportar sufrimientos». Notemos estas versiones: «comparte conmigo el sufrir» (NVI.); «participa conmigo en las aflicciones» (B.A.); «soporta sufrimientos conmigo» (S.A.); «sufre trabajos conmigo» (JTD.); «sé partícipe conmigo de los sufrimientos» (RVA.). Nótese que varias versiones incluyen la palabra «conmigo», idea que va implicada en la palabra griega. Timoteo había de identificarse con Cristo y con Pablo al estar dispuesto siempre a sufrir por causa del evangelio. Como Cristo y Pablo sufrían (ver. 12; 2:9), que así participara Timoteo en ello.
Este mismo verbo aparece en 2:3 (sufre penalidades). Mejor es la traducción que incluya la idea de compartir el referido sufrimiento.
El sufrir por Cristo es el honor más grande para el hombre en esta vida. Compárese Hch 5:41. Alguien lo ha expresado así: «Sin la cruz no puede haber corona». Es verdad (Mat 16:24; Gál 6:12; Apo 2:10).
–«según el poder de Dios». Esta frase se conecta con la anterior que dice, «participa de las aflicciones». De esta manera el cristiano participa con otros cristianos sufridos. Este poder le capacita para vencer a toda oposición del incrédulo. Véanse Hch 4:29; 2Co 6:7; Efe 1:19-20. Dios ve por ello (2 Corinthians 214; 12:9; Heb 4:16).
Véanse los comentarios en el ver. 7 sobre la palabra «poder».
En vista del Día de Juicio (ver. 12,18), para el cristiano fiel no es nada razonable la vergüenza que viene de la cobardía.

Fuente: Notas Reeves-Partain

UN EVANGELIO POR EL QUE VALE LA PENA SUFRIR

2 Timoteo 1:8-11

Así que no te avergüences de dar tu testimonio de nuestro Señor; ni tampoco te avergüences de mí, Su prisionero, sino acepta conmigo el sufrimiento que conlleva el Evangelio, haciéndolo en el poder de Dios, Que nos salvó, y Que nos llamó con una vocación a la consagración, una vocación que no tenía nada que ver con nuestros propios merecimientos, sino que dependía solamente de Su propósito y de la gracia que nos fue dada en Jesucristo. Y todo esto estaba programado desde antes de la creación del mundo, pero ahora aparece plenamente desplegado por medio de la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, Que abolió la muerte y sacó a la luz la vida y la incorrupción mediante la buena noticia que Él nos trajo, en el servicio de la cual yo he sido nombrado heraldo y apóstol y maestro.

Es inevitable que la lealtad al Evangelio traiga problemas. Para Timoteo, quería decir lealtad a un hombre que era considerado un criminal, porque cuando Pablo estaba escribiendo esta carta estaba preso en Roma. Pero aquí Pablo presenta el Evangelio en toda su gloria, algo por lo que vale la pena sufrir. Algunas veces por implicación y otras por afirmación directa saca a la luz elemento tras elemento de esa gloria. Pocos pasajes del Nuevo Testamento tienen en sí y tras sí tal sentimiento de la tersa grandeza del Evangelio.
(i) Es el Evangelio del poder. Cualquier sufrimiento que implique se soportará en el poder de Dios. Para el mundo antiguo el Evangelio era el poder para vivir. Esa misma edad en que Pablo escribía era la gran edad del suicidio. Los pensadores de principios más elevados eran los estoicos; pero tenían su propia salida cuando la vida se les hacía insoportable. Tenían un dicho: » Dios dio la vida a los hombres, pero Dios les dio el don todavía mayor de ser capaces de quitarse la vida.» El Evangelio era, y es, poder para conquistar el ego, poder para dominar las circunstancias, poder para seguir viviendo cuando la vida es invivible, poder para ser cristianos cuando el ser cristiano parece imposible.

(ii) Es el Evangelio de la salvación. Dios es el Dios Que nos salva. El Evangelio es redención. Es redención del pecado; libera al hombre de las cosas que le tienen en sus garras; le permite romper con los hábitos que le parecen irrompibles. El Evangelio es un poder liberador que puede hacer de hombres malos, buenos.

(iii) Es el Evangelio de la consagración. No es simplemente liberación de las consecuencias del pecado pasado; es una invitación a caminar la senda de la santidad. En La Biblia en el evangelismo mundial, A. M. Sherwin cita dos ejemplos alucinantes del poder milagrosamente transformador de Cristo.

Había en Nueva York un gánster que había estado en la cárcel poco antes por robo con violencia. Se dirigía a buscar a su antigua pandilla con la intención de tomar parte en otro robo cuando le robó la cartera a un hombre en la Quinta Avenida. Fue al Parque Central para ver lo que había conseguido robar y descubrió para su disgusto que era un Nuevo Testamento. Como no tenía nada que hacer, empezó a pasar distraídamente las páginas y a leer. Pronto se encontró absorto en la lectura, y tal efecto le hizo que pocas horas después fue a sus antiguos viejos camaradas y se separó de ellos para siempre. Para ese ex-delincuente el Evangelio fue la llamada a la santidad.
Hubo un joven árabe en Alepo que tuvo una pelea amarga con un antiguo amigo. Le dijo a un evangelista cristiano: » Le odiaba tanto que me propuse vengarme, hasta el punto de matarle. Entonces -prosiguió-, una vez me encontré con usted y usted me indujo a comprar un ejemplar de San Mateo. Yo lo compré solamente para darle gusto a usted. No tenía la menor intención de leerlo. Pero cuando me iba a acostar aquella noche el libro se me cayó del bolsillo y yo lo recogí y empecé a leerlo. Cuando llegué al lugar donde dice: «oísteis que se dijo en la antigüedad no matarás… pero yo os digo que el que esté airado con su hermano sin causa estará en peligro del juicio,» recordé el odio que estaba abrigando contra mi enemigo. Cuando seguí leyendo mi intranquilidad fue creciendo hasta que leí las palabras: «Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os daré el descanso. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí; porque yo soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.» Entonces me sentí movido a clamar: «Dios, ten misericordia de mí, pecador.» El gozo y la paz llenaron mi corazón y desapareció el odio. Desde entonces soy una nueva persona, y mi mayor delicia es leer la palabra de Dios.»
Fue el Evangelio lo que puso al ex-presidiario de Nueva York y al posible asesino en Alepo en el camino de la santidad. Es aquí donde falla mucho de nuestro cristianismo. No cambia a las personas; y por tanto no es real. El hombre que ha conocido el poder salvífico del Evangelio es un hombre cambiado, en el trabajo, en el placer, en el hogar, en el carácter. Debe haber una diferencia esencial entre el cristiano y el que no lo es, porque el cristiano ha obedecido la llamada a caminar la senda de la santidad.

UN EVANGELIO POR EL QUE
VALE LA PENA SUFRIR

2 Timoteo 1:8-11 (conclusión)

(iv) Es el Evangelio de la gracia. No es algo que hemos logrado, sino algo que hemos aceptado. Dios no nos llamó porque fuéramos santos; nos llamó para que fuéramos santos. Si tuviéramos que merecer el amor de Dios, nuestra situación sería desesperada e irremisible. El Evangelio es el don gratuito de Dios. El no nos ama porque nosotros hayamos merecido Su amor; nos ama movido por la maravillosa generosidad de Su corazón.

(v) Es el Evangelio del propósito eterno de Dios. Está programado desde antes que empezara el tiempo. No debemos creer nunca que Dios fuera antes ley estricta y que sólo desde la vida y muerte de Jesús Él es amor perdonador. Desde el principio del tiempo el amor de Dios ha estado buscando a los hombres y ofreciéndoles Su gracia y su perdón. El amor es la esencia de la naturaleza eterna de Dios.

(vi) Es el Evangelio de la vida y la inmortalidad. Pablo estaba convencido de que Jesucristo sacó a la luz la vida y la incorrupción. El mundo antiguo temía la muerte; o, si no la temía, la consideraba una extinción. El mensaje de Jesús fue que la muerte era el camino a la vida, y que lejos de separar a los hombres de Dios, los traía a Su más próxima presencia.

(vii) Es el Evangelio del servicio. Fue este Evangelio el que hizo a Pablo heraldo, apóstol y maestro de la fe. No le dejó tranquilamente sintiendo que ahora era salva su propia alma y no tenía por qué preocuparse más. Le impuso la tarea inescapable de agotarse y consumirse en el servicio de Dios y de sus semejantes. Este Evangelio le impuso a Pablo tres necesidades.

(a) Le hizo un heraldo. La palabra original es kéryx, que tiene tres líneas principales de sentido, cada una con algo que sugerir acerca de nuestro deber cristiano. El kéryx era el heraldo que traía el anuncio del rey. El kéryx era el emisario cuando dos ejércitos estaban enfrentados, que ofrecía las condiciones de rendición o la petición de tregua y paz. El kéryx era el que empleaba un subastador o un mercader para anunciar públicamente sus mercancías e invitar a la gente a venir a comprar. Así es que el cristiano ha de ser la persona que trae el mensaje a sus semejantes; que trae a las personas a la paz con Dios; que llama a sus semejantes a aceptar la oferta maravillosa que Dios les hace.

(b) Le hizo un apóstol, apóstolos, literalmente uno que es enviado. Esta palabra puede querer decir un enviado o un embajador. El apóstolos no hablaba por sí mismo, sino por el que le había enviado. No iba en su propia autoridad, sino con la autoridad del que le había enviado. El cristiano es el embajador de Cristo, que habla por Él y Le representa ante los hombres.

(c) Le hizo un maestro. Hay un sentido muy real en que la tarea docente del cristiano y de la Iglesia es la más importante de todas. No cabe duda de que la tarea del maestro es mucho más difícil que la del evangelista. La tarea del evangelista es llamar a las personas y confrontarlas con el amor de Dios. Una persona puede que responda a la invitación en un momento de viva emoción. Pero queda por recorrer un largo camino. Debe aprender el significado y la disciplina de la vida cristiana. Se han echado los cimientos, pero hay que levantar el edificio. A la llama del evangelismo debe seguir el firme rescoldo de la enseñanza cristiana. Puede suceder que las personas se alejen de la Iglesia después de su primera decisión, por la sencilla pero fundamental razón de que no se Jes ha enseñado el sentido de la fe cristiana.

Heraldo, embajador, maestro -aquí tenemos la triple función del cristiano que quiere servir a su Señor y a su iglesia.
(viii) Es el Evangelio de Jesucristo. Fue desarrollado totalmente por medio de Su aparición. La palabra que Pablo usa para aparición tiene una gran historia. Es epifáneia una palabra que usaban los judíos frecuentemente para hablar de las grandes manifestaciones salvíficas de Dios en los días terribles de las luchas macabeas, cuando los enemigos de Israel estaban buscando insistentemente obliterarlo.

En los días del sumo sacerdote Onías vino un cierto Heliodoro a desvalijar el tesoro del templo de Jerusalén. Ni las oraciones ni los ruegos parecían bastar para detenerle de llevar a cabo este sacrilegio. Y, así cuenta la historia, cuando Heliodoro estaba a punto de echar mano al tesoro, » el Señor de los Espíritus y Príncipe del Poder causó una gran epifáneia… porque se les apareció un caballo con un jinete terrible… que se acercó a pleno galope e hirió a Heliodoro con sus patas delanteras… y Heliodoro cayó repentinamente a tierra y se vio rodeado de una gran oscuridad» (2 Macabeos 3:24-30). Lo que sucedió exactamente puede que nunca lo sepamos; pero en la hora de una necesidad terrible de Israel tuvo lugar esta tremenda epifáneia de Dios. Cuando Judas Macabeo y su pequeño ejército tenían enfrente el poder de Nicanor, oraron: «Oh Señor, Que enviaste tu ángel en tiempos de Ezequías rey de Judasa, y mataste en el ejército de Senaquerib ciento ochenta y cinco mil (compárese 2R 19:35-36 ); por tanto ahora, oh Señor del Cielo, envía un buen ángel delante de nosotros para que les cause temor y espanto; y por el poder de Tu brazo haz que sean afectados de terror los que vienen contra tu propio pueblo para blasfeMarcos» Y entonces la historia prosigue diciendo: «Entonces Nicanor y los que estaban con él avanzaron con trompetas y canciones. Pero Judas y su compañía salieron al encuentro del enemigo con invocación y oración. Así que, peleando con sus manos y orando a Dios con sus corazones, mataron a no menos de treinta y cinco mil hombres; y por medio de la epifáneia de Dios fueron grandemente alentados» (2 Macabeos 15:22-27).

Una vez más no sabemos lo que sucedió exactamente; pero Dios realizó una aparición grande y salvadora para su pueblo. Para los judíos epifáneia denotaba una intervención liberadora de Dios.

Para los griegos ésta era también una gran palabra. La subida del emperador al trono se llamaba su epifáneia. Era su manifestación. Todos los emperadores subían al trono con grandes esperanzas; su entronización se saludaba como la aurora de un día nuevo y grande y de grandes bendiciones por venir.

El Evangelio se despliega en toda su grandeza con la epifáneia de Jesús; la misma palabra indica que Él era la gran intervención liberadora y la manifestación de Dios en el mundo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Rom 1:16.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— su prisionero: Sobre el lugar donde Pablo pudo encontrarse encarcelado y de qué prisión se trata, ver Introducción a las Cartas Pastorales. En este mismo capítulo (2Ti 1:17) el autor de la carta sugiere que tal lugar sería Roma.

— mensaje evangélico: Ver notas a Mar 1:1 y Rom 1:1.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) “Testimonio.” Gr.: mar·tý·ri·on; lat.: te·sti·mó·ni·um.

(2) O: “mí, su prisionero”.

REFERENCIAS CRUZADAS

r 18 Rom 1:16

s 19 Efe 3:1; 2Ti 2:9

t 20 Col 1:24; 2Ti 2:3

u 21 2Co 6:7; Flp 4:13; Col 1:11; 1Pe 1:5

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

8 super (1) Esta fue la razón por la cual Pablo mandó a Timoteo en los vs.6-7 que por medio de un espíritu fuerte, avivara el fuego del don de Dios que estaba en él.

8 super (2) No avergonzarse del testimonio de nuestro Señor es resistir la corriente de las iglesias en decadencia.

8 super (3) Ya que el evangelio, personificado aquí (cfr. nota 2 super (2) de Ap 6), sufría persecución, Timoteo debía sufrir el mal juntamente con el evangelio.

8 super (4) La persecución que suframos juntamente con el evangelio debe llegar al grado que el poder de Dios, no nuestra fuerza natural, pueda soportarla.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

testimonio de nuestro Señor. i.e., testificar, incluso mediante el sufrimiento, de nuestro Señor.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

B426 Aquí aparece el participio atributivo explicativo: según el poder de Dios, quien nos salvó, y nos llamó con llamamiento santo.

MT125 La prohibición en aoristo (μὴ ἐπαισχυνθῇς) tendría como respuesta: Yo evitaré hacer eso.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego