Comentario de 2 Timoteo 3:2 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Porque habrá hombres amantes de sí mismos y del dinero. Serán vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,

3:2 — «Porque habrá hombres» (anthropos); es decir, la humanidad en general (y no el hombre en cuanto al sexo, el varón

— aner).

— «amadores de sí mismos». Esta frase es una sola palabra en griega, compuesta de «amar» y «mismo». Aparece solamente aquí. Aman a sí mismos como a posesiones. Compárese Flp 2:21. Contrástense 1Co 13:5 (no busca lo suyo); Mat 16:24 (niéguese a sí mismo).

— «avaros». Mejor, amadores del dinero (de plata, dice el griego). La palabra griega se emplea solamente aquí y en Luc 16:14 (avaros). El sustantivo aparece en 1Ti 6:10 (el amor al dinero). Notemos estas versiones: «amadores del dinero»(Mod., N.M., H.A., ASV.); «amantes del dinero» (RVA., NTP., P.79); «aficionada al dinero» (NVI.). La palabra griega es compuesta de «amar» y «plata». Estos aman el dinero por lo que el dinero puede conseguir.

La palabra griega para decir «avaro» es otra, y aparece en Rom 1:29 (avaricia); 1Co 5:10 (avaros); Efe 5:5 (avaro); Col 3:5 (avaricia).

— «vanagloriosos». «Orgullosos con ostentación», dice Lacueva. La palabra griega (compuesta de «sobre» y «mostrar») aparece solamente aquí y en Rom 1:30 (soberbios). En forma de sustantivo se ve en Stg 4:16 (soberbias); 1Jn 2:16 (vanagloria). La palabra «insolencia» cabe aquí.

— «soberbios». Algunas versiones dicen «arrogantes». Esta palabra griega aparece en Rom 1:30 (altivos). En forma de sustantivo aparece en Mar 7:22 (soberbia). Compárense Luc 1:51; Stg 4:6; 1Pe 5:5.

— «blasfemos»; difamadores, dicen varias versiones. Blasfemar es usar de lenguaje abusivo e intemperante, o a Dios, o al hombre, denigrando, vituperando, maldiciendo. La palabra griega aparece en 1Ti 1:13. Como sustantivo se ve en Mar 7:22 (maledicencia); 1Ti 6:4 (blasfemias); y como verbo en Rom 14:16 (vituperado); 1Ti 1:20 (blasfemar); 6:1 (sea blasfemado). Véase Notas Sobre 1 Timoteo, 6:1, comentarios.

— «desobedientes a los padres». La misma frase griega aparece en Rom 1:30. La frase significa no ser persuadidos por sus padres. Son rebeldes, ahora fuera de control, porque fueron consentidos. Compárense Luc 1:17; Tit 1:16; Tit 3:3. Considérense Deu 21:18-21; Pro 19:18; Heb 12:9-11; Efe 6:1-3.

— «ingratos». Esta actitud sigue a consecuencia de la rebeldía. La palabra griega aparece solamente aquí y Luc 6:35 (ingratos). La benignidad cae sobre todo el mundo, aun sobre los ingratos que no saben decir «gracias». Compárese Rom 1:21 (ni le dieron gracias).

Padres, enseñen a sus hijos a dar gracias al recibir bienes. Pónganles el ejemplo diario de dar gracias haciendo oración cuando están a la mesa y en otras ocasiones durante el día. El niño criado en un hogar donde se acostumbra dar gracias, halla natural siempre dar gracias, sintiendo gratitud. No llega a ser un desagradecido.

— impíos». La palabra griega aparece solamente aquí y 1Ti 1:9, siendo compuesta de «no» y «pío». El impío no adora a Dios; no es religioso. Es un malvado. Es irreverente.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

amadores de sí mismos. 2Ti 3:4; Rom 15:1-3; 2Co 5:15; Flp 2:21; Stg 2:8.

avaros. Luc 12:15; Rom 1:29; Col 3:5; 2Pe 2:3, 2Pe 2:14, 2Pe 2:15; Jud 1:11, Jud 1:16; Apo 18:12, Apo 18:13.

vanagloriosos. Sal 10:3; Sal 49:6; Sal 52:1; Isa 10:15; Hch 5:36; Rom 1:29-31; Rom 11:18; 2Ts 2:4; Stg 4:16; 2Pe 2:18; Jud 1:16.

soberbios. Pro 6:17; 1Ti 6:4; Stg 4:6; 1Pe 5:5.

blasfemos. Dan 7:25; Dan 11:36; 1Ti 1:20; 2Pe 2:12; Jud 1:10; Apo 13:1, Apo 13:5, Apo 13:6; Apo 16:9, Apo 16:11, Apo 16:21.

desobedientes a los padres. Mat 15:6; Mar 7:11, Mar 7:12; Rom 1:30.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Una larga lista de rasgos característicos de los que no sirven a Cristo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

amadores de sí mismos … avaros: Véase 1Ti 6:10. Los egocéntricos encabezan esta lista de actitudes perversas.

blasfemos: Abusivos e irreverentes, sin respeto por Dios o la gente.

desobedientes: Que violan el mandamiento de Dios.

ingratos, impíos: Dios desea exactamente lo opuesto.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

AMADORES DE SÍ MISMOS. Pablo hace una lista de pecados que tienen su raíz en el amor propio (vv. 2Ti 3:2-4). Hoy algunos enseñan que la falta de amor propio es la raíz del pecado. La revelación apostólica enseña lo contrario.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Esta lista de atributos que caracterizan a los líderes de los tiempos peligrosos es una descripción de los incrédulos similar a la del Señor en Mar 7:21-22.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

3:2 — «Porque habrá hombres» (anthropos); es decir, la humanidad en general (y no el hombre en cuanto al sexo, el varón–aner).
–«amadores de sí mismos». Esta frase es una sola palabra en griega, compuesta de «amar» y «mismo». Aparece solamente aquí. Aman a sí mismos como a posesiones. Compárese Flp 2:21. Contrástense 1Co 13:5 (no busca lo suyo); Mat 16:24 (niéguese a sí mismo).
–«avaros». Mejor, amadores del dinero (de plata, dice el griego). La palabra griega se emplea solamente aquí y en Luc 16:14 (avaros). El sustantivo aparece en 1Ti 6:10 (el amor al dinero). Notemos estas versiones: «amadores del dinero»(Mod., N.M., H.A., ASV.); «amantes del dinero» (RVA., NTP., P.79); «aficionada al dinero» (NVI.). La palabra griega es compuesta de «amar» y «plata». Estos aman el dinero por lo que el dinero puede conseguir.
La palabra griega para decir «avaro» es otra, y aparece en Rom 1:29 (avaricia); 1Co 5:10 (avaros); Efe 5:5 (avaro); Col 3:5 (avaricia).
–«vanagloriosos». «Orgullosos con ostentación», dice Lacueva. La palabra griega (compuesta de «sobre» y «mostrar») aparece solamente aquí y en Rom 1:30 (soberbios). En forma de sustantivo se ve en Stg 4:16 (soberbias); 1Jn 2:16 (vanagloria). La palabra «insolencia» cabe aquí.
–«soberbios». Algunas versiones dicen «arrogantes». Esta palabra griega aparece en Rom 1:30 (altivos). En forma de sustantivo aparece en Mar 7:22 (soberbia). Compárense Luc 1:51; Stg 4:6; 1Pe 5:5.
–«blasfemos»; difamadores, dicen varias versiones. Blasfemar es usar de lenguaje abusivo e intemperante, o a Dios, o al hombre, denigrando, vituperando, maldiciendo. La palabra griega aparece en 1Ti 1:13. Como sustantivo se ve en Mar 7:22 (maledicencia); 1Ti 6:4 (blasfemias); y como verbo en Rom 14:16 (vituperado); 1Ti 1:20 (blasfemar); 6:1 (sea blasfemado). Véase Notas Sobre 1 Timoteo, 6:1, comentarios.
–«desobedientes a los padres». La misma frase griega aparece en Rom 1:30. La frase significa no ser persuadidos por sus padres. Son rebeldes, ahora fuera de control, porque fueron consentidos. Compárense Luc 1:17; Tit 1:16; Tit 3:3. Considérense Deu 21:18-21; Pro 19:18; Heb 12:9-11; Efe 6:1-3.
–«ingratos». Esta actitud sigue a consecuencia de la rebeldía. La palabra griega aparece solamente aquí y Luc 6:35 (ingratos). La benignidad cae sobre todo el mundo, aun sobre los ingratos que no saben decir «gracias». Compárese Rom 1:21 (ni le dieron gracias).
Padres, enseñen a sus hijos a dar gracias al recibir bienes. Pónganles el ejemplo diario de dar gracias haciendo oración cuando están a la mesa y en otras ocasiones durante el día. El niño criado en un hogar donde se acostumbra dar gracias, halla natural siempre dar gracias, sintiendo gratitud. No llega a ser un desagradecido.
–impíos». La palabra griega aparece solamente aquí y 1Ti 1:9, siendo compuesta de «no» y «pío». El impío no adora a Dios; no es religioso. Es un malvado. Es irreverente.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LAS CARACTERÍSTICAS DE LA IMPIEDAD

2 Timoteo 3:2-5

Porque la gente vivirá una vida centrada en el yo; serán amadores del dinero, fanfarrones, arrogantes, dados a los insultos, desobedientes a sus padres, desagradecidos, descuidados hasta de la decencia más básica de la vida, sin afectos humanos, implacables en el odio, revolcándose entre calumnias, ingobernables en sus pasiones, salvajes, no sabiendo lo que es el amor al bien, traidores, osados en palabra y en obra, hinchados de orgullo, amadores del placer como su dios. Mantendrán una apariencia externa de religión, pero desmentirán su eficacia. Evita a tales personas.

Aquí tenemos una de las descripciones más terribles que nos da el Nuevo Testamento de cómo sería un mundo impío, con las terribles cualidades de la impiedad desplegadas en una serie macabra. Veámoslas una a una.
No es ninguna casualidad que la primera de esta características sea una vida centrada en el yo. El adjetivo que se usa es filautos, que quiere decir amador de uno mismo. El amor del yo es el pecado básico del que fluyen todos los demás. En el momento en que una persona pone su propia voluntad en el centro de su vida, las relaciones divinas y humanas se destruyen, y se hacen imposibles la obediencia a Dios y la solidaridad con las personas. La esencia del Cristianismo no es la entronización, sino la rendición del yo.

Las personas se convertirían en amadoras del dinero (filárguyros). Debemos recordar que el trabajo de Timoteo se centraba en Éfeso, tal vez el mayor mercado del mundo antiguo. En aquellos días el comercio tendía a fluir a lo largo de los grandes ríos; Éfeso se encontraba en la desembocadura del río Caístro, y dominaba el comercio de una de las tierras interiores más ricas de toda Asia Menor. En Éfeso se encontraban algunas de las carreteras más importantes del mundo antiguo. Estaba la gran ruta comercial del valle del Eúfrates que pasaba por Colosas y Laodicea y vertía la riqueza del Oriente en el regazo de Éfeso. Estaba la carretera del Norte de Asia Menor y Galacia que venía vía Sardis. Estaba la carretera del Sur que concentraba el comercio del valle del Meandro en Éfeso. Se llamaba a Éfeso » la Casa del Tesoro del mundo antiguo,» «la Feria de las Vanidades de Asia Menor.» Se ha señalado que es posible que el autor de Apocalipsis estuviera pensando en Éfeso cuando escribió el inquietante pasaje que describe el mercado humano: «Mercadería de oro y plata; de piedras preciosas y perlas; de lino fino, púrpura, seda y escarlata; de toda madera olorosa, todo objeto de marfil, todo objeto de madera preciosa; de cobre, hierro y mármol; canela y especias aromáticas; incienso, mirra y olíbano; vino y aceite; flor de harina y trigo; bestias y ovejas; caballos y carros; esclavos y almas de hombres» (Apocalipsis 18:12s). Efeso era la ciudad de una civilización próspera y materialista; era la clase de ciudad donde una persona podía perder el alma fácilmente.

Hay peligros cuando se identifica la prosperidad con las cosas materiales. Se ha de recordar que una persona puede perder su alma mucho más fácilmente en la prosperidad que en la adversidad; y lleva camino de perder su alma cuando juzga el valor de la vida por la cantidad de cosas que posee.

LAS CARACTERÍSTICAS DE LA IMPIEDAD

2 Timoteo 3:2-5 (continuación)

En estos terribles días la gente será fanfarrona y arrogante. Los escritores griegos solían poner juntas estas dos palabras; son las dos pintorescas.

Fanfarrón tiene una etimología interesante. Es la palabra alazón, que deriva de alee, que quiere decir un vagabundo. En un principio el alazón era un charlatán ambulante. Plutarco usa la palabra para describir a un curandero. El alazón era un charlatán que iba por ahí con medicinas y encantos y métodos de exorcismo que pretendía que eran panaceas para todas las enfermedades. Todavía se pueden ver personas así en las ferias y en los mercados de algunos lugares, pregonando las virtudes de una pócima que tiene propiedades milagrosas. Luego la palabra amplió su significado hasta querer decir fanfarrón.

Los moralistas griegos escribieron muchas cosas acerca de esta palabra. Las Definiciones Platónicas describían el nombre correspondiente (alazonía) como: «la pretensión de cosas buenas que una persona no posee realmente.» Aristóteles (Ética a Nicómaco 7:2) definía al alazón como «el hombre que pretende poseer cualidades maravillosas que no tiene realmente, o que posee en menor grado del que pretende.» Jenofonte nos relata cómo Ciro, el rey persa, definía el alazón: «El nombre alazón parece aplicarse a los que pretenden ser más ricos o más valientes de lo que son, y a los que prometen hacer lo que no pueden hacer, y especialmente cuando es evidente que lo hacen para conseguir algo u obtener alguna ganancia» (Jenofonte: Ciropedia 2,2,12). Jenofonte dice en las Memorabilia que Sócrates condenaba irremisiblemente a tales impostores. Sócrates solía decir que se podían encontrar en todos los estratos de la vida, pero que los peores exponentes estaban en la política. «Con mucho el mayor fantoche de todos, y el más peligroso, es el que ha convencido a su ciudad de que está capacitado para dirigirla.»

El mundo, sigue lleno de esos fantoches hasta nuestros días; el astuto sabelotodo que engaña a la gente para que crea que es un sabio, los políticos que pretenden que sus partidos tienen un programa que hará realidad la Utopía y que ellos son los únicos que han nacido para gobernar a los demás, los que abarrotan las columnas de anuncios con pretensiones de dar belleza, conocimiento o salud con sus sistemas, las personas que se encuentran en las iglesias que pretenden tener cierta clase de bondad ostentosa.
Estrechamente aliados con los fantoches, pero -como veremos- aún peores son los arrogantes. Aquí se usa la palabra hyperéfanos. Deriva de dos palabras griegas que quieren decir mostrarse uno por encima. El que es hyperéfanos, decía Teofrasto, tiene una especie de desprecio para todo el mundo excepto para sí mismo. Es culpable del » pecado de un corazón altanero.» Es la persona a la que Dios resiste, porque se dice repetidamente en las Escrituras que Dios recibe a los humildes pero resiste a los orgullosos, hyperéfanos (Stg 4:6 ; 1Pe 5:5 , Pr 3:24 ). Teofilacto llamaba a esta clase de orgullo acrópolis kakón, la ciudadela de los males.

La diferencia entre el fantoche y el arrogante es ésta. El primero es una criatura vacilante, que trata de arrollar en su camino hacia el poder y la eminencia. Es un tipo inconfundible. Pero el pecado de la persona que es arrogante está en su corazón. Podría hasta parecer humilde; pero en lo íntimo de su corazón desprecia todo lo demás. Alimenta un orgullo que todo lo invade y todo lo consume; y en su corazón hay un altarcillo en el que él se rinde homenaje a sí mismo.

LAS CARACTERÍSTICAS DE LA IMPIEDAD

2 Timoteo 3:2-5 (continuación)

Estas cualidades mellizas de la persona engreída y arrogante conducen inevitablemente al deleite en el insulto (blasfémía).

. Blasfémía es la palabra que hemos transliterado en español como blasfemia, que asociamos corrientemente con un insulto dirigido a Dios, pero que en griego puede referirse a un insulto a una persona humana o a Dios de la misma manera. El orgullo siempre engendra el insulto. Engendra el desprecio a Dios, creyendo que no Le necesita y que sabe las cosas mejor que Él. Engendra un desprecio de las personas que puede desembocar en acciones y en palabras hirientes. Los rabinos judíos catalogaban muy alto en la lista de los pecados lo que llamaban el pecado del insulto. El insulto que viene de la ira es malo, pero es perdonable, porque se produce en el ardor del momento; pero el insulto frío que viene de un orgullo arrogante es algo feo e imperdonable.

Las personas serán desobedientes a sus padres. El mundo antiguo colocaba muy alto el deber a los padres. Las leyes griegas más antiguas condenaban irremisiblemente a la persona que golpeara a sus padres; el golpear a un padre era para la ley romana tan malo como el asesinato. En la ley judía el honrar a padre y madre figura bien arriba entre los Diez Mandamientos. Es la señal de una civilización supremamente decadente el que los jóvenes pierdan todo respeto a la edad y dejen de reconocer su deuda impagable y su deber básico para con los que les han dado la vida.

Las personas serán desagradecidas (ajáristos). Se negarán a reconocer la deuda que tienen con Dios y con los hombres. La extraña característica de la ingratitud es que es el más hiriente de todos los pecados, porque es el más ciego. Las palabras del rey Lear siguen siendo ciertas: » ¡Más agudo que el diente de la serpiente – es tener un hijo desagradecido!»

Es la señal de una persona decente el pagar sus deudas; y toda persona tiene una deuda con Dios y con sus semejantes que debe recordar y reconocer y pagar.
La gente se negará a reconocer aun las decencias más fundamentales de la vida. La expresión griega es que los hombres se volverán anósios. Anósios no quiere decir tanto que los hombres quebrantarán las leyes escritas, como que no respetarán ni siquiera las leyes no escritas que son el fundamento de la misma esencia de la vida. Para los griegos era anósios el negarse a sepultar a los muertos; el casarse un hermano con su hermana, o un hijo con su madre; el hombre que es anósios ofende las decencias fundamentales de la vida. Tal ofensa puede suceder y sucede ya. La persona que está dominada por sus pasiones más bajas las gratificará de la manera más desvergonzada como se puede ver en las calles de cualquier gran ciudad cuando avanza la noche. La persona que ha agotado los placeres normales de la vida y sigue insatisfecha buscará su satisfacción en placeres que son anormales.

Las personas estarán privadas de todo afecto humano (astorgós). Storgué es la palabra que se usa especialmente para el amor familiar, el amor del hijo para sus padres y de los padres para su hijo. Si no existen los afectos humanos, la familia no puede existir. En los últimos tiempos terribles las personas estarán tan centradas en sí mismas que hasta los lazos más íntimos no les querrán decir nada.

La gente será implacable en sus odios (aspondós). Spondé es la palabra para una tregua o un acuerdo. Aspondós puede querer decir dos cosas. Puede querer decir que una persona está tan dominada por su odio que nunca aceptará una tregua con la persona con la que se ha peleado. O puede querer decir que la persona es tan deshonesta que quebrantará los términos del acuerdo que ha hecho. En cualquier caso la palabra describe tal dureza de mente que separa a una persona de sus semejantes con una amargura inflexible. Puede ser que, puesto que no somos más que humanos, no podemos vivir totalmente sin tener diferencias con nuestros semejantes; pero el perpetuar estas diferencias es uno de los peores -y también de los más corrientes- de todos los pecados. Cuando estemos tentados a ser o a obras así, debemos oír de nuevo la voz de nuestro bendito Señor diciendo en la cruz: «Padre, perdónalos.»

LAS CARACTERÍSTICAS DE LA IMPIEDAD

2 Timoteo 3:2-5 (continuación)

En estos terribles últimos días los hombres serán calumniadores. La palabra griega para calumniadores es diábolos que es precisamente la palabra castellana diablo. El diablo es el patrón de todos los calumniadores y el jefe de todos ellos. En cierto sentido la calumnia es el más cruel de todos los pecados. Si a uno le roban sus cosas, puede ponerse a construir de nuevo su fortuna; pero si le quitan su buen nombre, se le ha hecho un daño irreparable. Una cosa es ponerse en marcha un rumor malo e incierto por su camino malicioso y otra totalmente distinta el detenerlo. Como decía Shakespeare:

El buen nombre en un hombre o en una mujer, mi querido señor, es la joya más íntima de sus almas:

El que me roba el dinero roba basura; es poca cosa, nada; era mío, es suyo, y ha estado al servicio de miles: pero el que me hurta mi buen nombre me despoja de algo que a él no le enriquece y me deja a mí pobre de veras.

Muchos hombres y mujeres, a los que nunca se les pasa por la cabeza no le dan importancia -y hasta encuentran placer en ello- a transmitir una historia que arruina el buen nombre de algún otro, sin hacer el menor esfuerzo por comprobar si es o no cierta. Hay suficientes calumnias en muchas iglesias como para hacer llorar al ángel encargado de apuntarlas.
Las personas serán ingobernables en sus deseos (akratés). El verbo griego kratein quiere decir controlar. Una persona puede llegar a una situación en que, lejos de controlarlo, se convierte en esclava de algún hábito o deseo. Ese es el camino que conduce inevitablemente a la ruina, porque nadie puede dominar nada a menos que primero se domine a sí mismo.

Las personas serán salvajes. La palabra original es anémeros, y se aplica más adecuadamente a las fieras que a los seres humanos. Denota un salvajismo que no tiene ni sensibilidad ni compasión. Las personas pueden ser salvajes en la reprensión y salvajes en la acción despiadada. Hasta un perro puede sentir lástima, puede sentir el haberle hecho daño a su amo; pero hay personas que en su trato con los demás, pueden haber llegado a perder totalmente la simpatía y el sentimiento humano.

LAS CARACTERÍSTICAS DE LA IMPIEDAD

2 Timoteo 3:2-5 (conclusión)

En estos últimos terribles días las personas llegarán a no sentir amor por las cosas buenas ni por las personas buenas (afilágathos). Puede llegar un tiempo en la vida de una persona cuando la compañía de la buena gente y la presencia de las cosas buenas sean una contrariedad. El que alimenta su mente con literatura barata puede acabar por no ser capaz de leer ninguna obra maestra. Pierde el paladar mental. Una persona se ha hundido de veras cuando encuentra hasta la presencia de buenas personas algo que no querría más que evitar.

Las personas serán traidoras. La palabra griega (prodótés) quiere decir nada menos que un traidor. Debemos recordar que esto se escribió precisamente al principio de los años de persecución, cuando estaba llegando a ser un crimen el ser cristiano. En este tiempo en particular una de las maldiciones de Roma en cuestiones políticas era la existencia de los informadores (delatores). Las cosas estaban tan mal que Tácito podía decir: » El que no tenía enemigos era traicionado por sus amigos.» Había algunos que se vengaban de sus enemigos acusándolos. Lo que Pablo está pensando aquí es más que la infidelidad en la amistad -aunque eso ya es suficiente herida-; está pensando en los que para devolver una antigua ofensa informarían contra los cristianos al gobierno romano. Las personas serían lanzadas en palabras y acciones. La palabra originas es propetés, precipitadas. Describe a la persona que es arrebatada por la pasión y el impulso hasta tal punto que es totalmente incapaz de pensar con sensatez. Se hace más daño por no pensar que casi de ninguna otra manera. Muchos y muchas veces se librarían de hacer daño a otros y herirlos si pudieran sencillamente pararse a pensar.

Las personas estarán henchidas de presunción (tetYfómenos). Estarán envanecidos con un sentimiento de su propia importancia. Siguen existiendo los dignatarios eclesiásticos que no piensan más que en su propia dignidad; pero el cristiano es un seguidor de Aquel Que era manso y humilde de corazón.

Serán amadores de los placeres más que de Dios. Aquí volvemos adonde empezamos; tales personas colocan sus propios deseos en el centro de su vida. Se adoran a sí mismos en lugar de a Dios.

La condición final de estas personas es que conservan el aspecto exterior de la religión pero niegan su poder. Es decir, hacen todos los movimientos correctos y mantienen todas las formas externas de la religión; pero no conocen el Evangelio como un poder dinámico que cambia las vidas de las personas. Se dice que, después de escuchar un sermón evangélico, Lord Melbourne hizo una vez la observación: » Las cosas tienen que haber llegado al colmo cuando se le permite a la religión invadir la esfera de la vida privada.»
Bien se puede decir que el obstáculo más grande al Evangelio no es el pecador grosero sino el devoto rastrero de una ortodoxia impecable y de unos convencionalismos dignificados, que se horroriza cuando se sugiere que la verdadera religión es un poder dinámico que cambia la vida personal de un hombre.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

NOTAS

(1) Lit.: “de apariencia superior”.

(2) O: “de habla injuriosa”.

REFERENCIAS CRUZADAS

c 111 Deu 21:18; Pro 30:17; Efe 6:2

d 112 Rom 1:30; 1Ti 1:9

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

2 (1) El cuadro profético presentado en los vs.2-5 no muestra la condición maligna de la sociedad que no es cristiana, sino la situación corrupta de la casa grande mencionada en 2:20, la cual es el cristianismo en decadencia. Esto se comprueba por la expresión tendrán apariencia de piedad en el v. 5. Las personas que no son cristianas ni siquiera tienen apariencia de piedad.

2 (2) En 1 y 2 Timoteo y en Tito se mencionan siete clases de amadores: (1) amadores de sí mismos, (2) amadores del dinero (v.2; 1Ti_6:10), (3) amadores de los deleites, (4) amadores de Dios (v. 4), (5) amadores del bien ( Tit_1:8) , (6) amadores de sus cónyuges, y (7) amadores de sus hijos Tit_2:4) . También, se mencionan dos clases de personas que no aman: (1) las que no aman el bien, y (2) las que no aman a Dios (vs.3-4). Lo que uno ama ocupa y posee todo su corazón y todo su ser. ¡Esto es crucial! Tener un día de gloria en la victoria de la iglesia o días penosos en la decadencia de la iglesia depende completamente de cuál sea el objeto de nuestro amor. La historia nos dice que la raíz de la decadencia de la iglesia fue que ella perdió su primer amor hacia el Señor ( Rev_2:4) . Para mantener el nivel victorioso de la iglesia, debemos amar a Dios y amar el bien que pertenece a la economía de Dios.

2 (3) O, altaneros.

2 (4) Lit., blasfemos, como en 1Ti_1:13 . Sin embargo, aquí no se refiere a los que blasfeman a Dios, sino a los injuriadores o vituperadores, a aquellos que maldicen e injurian a los hombres.

2 (5) O, desagradecidos.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

arrogantes… Con ostentación.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

BD460(2) El asíndeton (la omisión de la conjunción) aparece natu ralmente en las enumeraciones largas, y aquí específicamente porque se refiere a los mismos hombres.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Con ostentación.

Fuente: La Biblia Textual III Edición