Comentario de Hebreos 3:7 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Por eso, como dice el Espíritu Santo: Si oís hoy su voz,
3:7 — En los versículos 7 al 11 va una cita tomada de las palabras de David, halladas en Sal 95:7-11. Pero en realidad eran palabras del Espíritu Santo. (Véanse 2Pe 1:21; Mat 1:22; Heb 9:8; Heb 10:15; y compárese 1Ti 3:16). Debido que es mayor Cristo que Moisés y que el ser nosotros la casa de Dios ahora depende de ser firmes hasta el fin, debemos prestar atención a su voz, y esto hoy. Todos sus mandamientos se dirigen a nosotros hoy. Son mandamientos dados por el Espíritu Santo y no obedecerlos hoy es rechazar hoy al Espíritu Santo. ¡Hoy puede ser la última vez que nos hable (Gén 6:3)! Dios quiere obediencia pronta (Hch 2:41; Hch 16:33).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
como dice el Espíritu Santo. Heb 9:8; 2Sa 23:2; Mat 22:43; Mar 12:36; Hch 1:16; Hch 28:25; 2Pe 1:21.
si oyereis. Sal 81:11, Sal 81:13; Isa 55:3; Mat 17:5; Jua 5:25; Jua 10:3, Jua 10:16, Jua 10:27; Apo 3:20.
hoy su voz. Heb 3:13, Heb 3:15; Heb 4:7; Sal 95:7-11; Pro 27:1; Ecl 9:10; Isa 55:6; 2Co 6:1, 2Co 6:2; Stg 4:13-15.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El autor de Hebreos cita el Sal 95:7-11 para advertir a los judíos cristianos que no endurezcan el corazón a Dios y a la salvación que ofrece. La generación de Moisés no quiso confiar en que Dios les proveería de lo necesario para sobrevivir en el desierto (Éxo 17:1-7), y los lectores de esta carta peligraban al no confiar en la salvación que Dios provee por medio de su Hijo. Si ellos permanecían firmes hasta el final (v. Heb 3:6), no podrían endurecer sus corazones para Dios ahora (vv. Heb 3:8, Heb 3:13, Heb 3:15). En cambio, ellos deberían renovar su creencia en la palabra de Dios (vv. Heb 3:12, Heb 3:19), depositar su confianza en Cristo y obedecerle (v. Heb 3:18). El reposo es un concepto vital para los hebreos. En el AT. se consideraba que la conquista de la Tierra Prometida, y el cese de la batalla en la tierra eran una forma de reposo (Deu 3:20; Deu 12:9; Deu 25:19; Jos 11:23; Jos 21:44; Jos 22:4; Jos 23:1). En el NT. reposo habla del hogar eterno del creyente y de la alegría que experimentará en la presencia de Jesús (Heb 4:1).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
DICE EL ESPÍRITU SANTO. Junto con otros escritores del NT, el autor de Hebreos considera las Escrituras en el sentido más definitivo y fundamental como las palabras del Espíritu Santo y no como simples palabras de seres humanos (cf. Heb 9:8; Heb 10:15; 2Ti 3:16; 2Pe 1:21; véase el ARTÍCULO LA INSPIRACIÓN Y LA AUTORIDAD DE LA BIBLIA, P. 1756. [2Ti 3:16-17]) Cuando se lee la Biblia, no debe pensarse que se leen apenas las opiniones de Mateo, Pablo, Pedro y Juan, sino las palabras mismas del Espíritu Santo que revelan la voluntad de Dios para la iglesia y para la vida de cada creyente.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
SI OYEREIS HOY SU VOZ. Al citar Sal 95:7-11, el autor se refiere a la desobediencia de Israel en el desierto, después del éxodo de Egipto, como advertencia a los creyentes bajo el nuevo pacto. Debido a que los israelitas dejaron de resistir al pecado y de permanecer fieles a Dios, no se les permitió entrar en la tierra prometida (véanse Núm 14:29; Núm 14:43, notas; Sal 95:7-10, notas). A los creyentes de hoy les puede pasar lo mismo: si desobedecen y permiten que se les endurezca el corazón, pueden dejar de entrar en el reposo de Dios en el cielo.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
hoy. Esta es una referencia al momento presente mientras las palabras de Dios estén frescas en la mente. Debe existir un sentido de urgencia para acatar de inmediato la voz de Dios. Esta urgencia se recalca cuando la mención de «hoy» en el Sal 95:7 se reitera tres veces más (vv. Heb 3:13; Heb 3:15; Heb 4:7) y es el tema de la disertación expositiva del escritor (cp. 2Co 6:2).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
El escritor cita el Sal 95:7-11 como las palabras de su autor consumado, el Espíritu Santo (cp. Heb 4:7; Heb 9:8; Heb 10:15). Este pasaje describe las travesías de los israelitas por el desierto después de su liberación de Egipto. A pesar de las obras milagrosas de Dios y su fidelidad providencial para con ellos, el pueblo le falló en su compromiso de fe y fidelidad (cp. Éxo 17:1-16; Núm 14:22-23; Sal 78:40-53). El escritor de Hebreos presenta una disertación de tres puntos con base en el pasaje citado del AT: 1) Guardarse de la incredulidad (vv. Heb 3:12-19), 2) sentir temor de no alcanzar la meta (Heb 4:1-10) y 3) ser diligentes para entrar (Heb 4:11-13). Los temas expuestos incluyen urgencia, obediencia, fe, perseverancia y reposo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
3:7 — En los versículos 7 al 11 va una cita tomada de las palabras de David, halladas en Sal 95:7-11. Pero en realidad eran palabras del Espíritu Santo. (Véanse 2Pe 1:21; Mat 1:22; Heb 9:8; Heb 10:15; y compárese 1Ti 3:16).
Debido que es mayor Cristo que Moisés y que el ser nosotros la casa de Dios ahora depende de ser firmes hasta el fin, debemos prestar atención a su voz, y esto hoy. Todos sus mandamientos se dirigen a nosotros hoy. Son mandamientos dados por el Espíritu Santo y no obedecerlos hoy es rechazar hoy al Espíritu Santo. ¡Hoy puede ser la última vez que nos hable (Gén 6:3)! Dios quiere obediencia pronta (Hch 2:41; Hch 16:33).
Les era una fuerte tentación a los hermanos hebreos volver al judaísmo, y así caer de la gracia de Cristo (Gál 5:1-4). Volver atrás sería ser infieles. Pero Cristo y Moisés eran fieles, Cristo como Hijo sobre la casa, y Moisés como siervo en ella. Los infieles eran los judíos bajo Moisés que cayeron en el desierto. Volver atrás (caer de la gracia) sería la infidelidad condenada por Moisés. Véase Jua 5:45.
Fuente: Notas Reeves-Partain
MIENTRAS DURA EL DÍA DE HOY
Hebreos 3:7-19
Así pues, como dice el Espíritu Santo: «Si oís hoy Mi voz, no endurezcáis el corazón como en la Provocación, como sucedió el día de la Tentación en el desierto, cuando intentaron probarme vuestros antepasados y, en consecuencia, pasaron cuarenta años experimentando lo que Yo podía hacer. Así es que se inflamó Mi ira contra aquella generación, y dije: «Siempre divagan en sus corazones; no conocen Mis caminos.» Así que juré en Mi ira: » ¡De ninguna manera entrarán en Mi reposo!» Tened cuidado, hermanos, para que no haya en ninguno de vosotros un corazón malo y desobediente en semejante estado de rebelión contra el Dios vivo. Más bien seguid exhortándoos día a día mientras usemos la palabra » hoy», no sea que a algunos de vosotros se les endurezca el corazón por la seducción del pecado; porque habéis llegado a participar de Cristo si de veras os mantenéis aferrados al principio de vuestra confianza, firmes hasta el final. Mientras sea posible seguir oyendo que se dice: «Si hoy oís Mi voz,» no endurezcáis el corazón como en la Provocación. Porque ¿quiénes fueron los que oyeron y provocaron a Dios? ¿No fueron todos los que habían salido de Egipto bajo la dirección de Moisés? ¿Ycontra quiénes se inflamó la ira del Señor aquellos cuarenta años? ¿No fue contra los que habían pecado, cuyos huesos se calcinaron en el desierto? ¿A quiénes juró que no entrarían en Su reposo, sino a los que Le fueron desobedientes? Así que vemos que fue por su desobediencia por lo que no pudieron entrar.
El autor de Hebreos ha estado esforzándose en demostrar la exclusiva supremacía de Jesús, y ahora cambia del argumento a la exhortación. Ahora insiste en las inevitables consecuencias de esa absoluta supremacía. Si Jesús es tan exclusivamente grande, está claro que se Le debe una completa confianza y una obediencia total. Si endurecemos el corazón y nos negamos a darle la obediente confianza que Le debemos, las consecuencias no pueden ser más que terribles.
La manera en que nuestro autor refuerza su argumento con citas del Antiguo Testamento nos exige un cierto estudio. Empieza haciendo una cita del Sal 95:7-11 . Ese Salmo apela a los que lo oigan para que no sean como los israelitas; pero la versión Reina-Valera traduce: «No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación.» Ahora bien, las dos frases, la provocación y el día de la tentación traducen dos palabras hebreas que son nombres de lugares: Masah y Meriba. Es una referencia a la historia que se cuenta en Ex 17:1-7 y Nm 20:1-13 . Estos pasajes cuentan un incidente de la peregrinación de los israelitas. Estaban pasando sed en el desierto, y se enfrentaron con Moisés, lamentando haber salido de Egipto y abjurando de su confianza en Dios. En la versión de Números Dios le dijo a Moisés que hablara a la roca y brotaría el agua. Pero Moisés, con rabia, no habló a la roca, sino la hirió. El agua brotó, pero por este acto de desconfianza y desobediencia Dios declaró que no se le permitiría a Moisés introducir al pueblo en la Tierra Prometida. «De ninguna manera entrarán en Mi reposo» quiere decir «De ninguna manera entrarán en la Tierra Prometida.» Para los peregrinos del desierto, la Tierra Prometida era el lugar de reposo, y por eso se la llama a veces el reposo (Dt 12:9 ). La enseñanza es que la desconfianza y la desobediencia de Israel le impidieron entrar entonces a gozar de las bendiciones de Dios.
El autor de Hebreos dice a sus lectores: «Tened cuidado con caer en la misma desobediencia y desconfianza en Dios que mostraron vuestros antepasados, no sea que perdáis las bendiciones que esperáis, como les pasó a ellos.» En efecto, dice: » Mientras hay tiempo, mientras podéis seguir hablando de «hoy», dadle a Dios la confianza y la obediencia que Le debéis.» Para cada persona «hoy» quiere decir «mientras esté viva»; y lo que dice realmente el autor de Hebreos es que «mientras tienes oportunidad, dale a Dios la sumisión que Le debes. Dásela antes que se te acabe el día.» Hay algunas serias advertencias aquí.
(i) Dios les hace un ofrecimiento a los hombres. Como les ofreció a los israelitas las bendiciones de la Tierra Prometida, les ofrece a todos los seres humanos las bendiciones de una vida que es incalculablemente mejor que la vida sin Él.
(ii) Pero, para obtener las bendiciones de Dios hacen falta dos cosas. (a) Es necesaria la confianza. Tenemos que creer que lo que Dios dice es verdad. Tenemos que estar dispuestos a hacer que nuestra vida dependa de Sus promesas. (b) Es necesaria la obediencia. Es como si nos dijera un médico: «Te puedo curar si obedeces mis instrucciones al pie de la letra.» O como el profesor que dice: «Puedo hacer de ti un investigador si sigues mi currículo con absoluta fidelidad.» O como el entrenador que le dice al atleta: «Te puedo hacer campeón si no te desvías de la disciplina que te impongo.» En cualquier esfera de la vida el éxito depende de la obediencia a la palabra de un experto. Dios, si podemos decirlo así, es el Experto en la vida, y la verdadera felicidad depende de que Le obedezcamos.
(iii) El ofrecimiento de Dios tiene un límite, que es la duración de la vida. Nunca sabemos cuándo llegará ese límite. Hablamos fácilmente del «mañana»; pero ese día puede que no llegue para nosotros. Lo único que tenemos es el «hoy», el «ahora mismo». Alguien ha dicho: «Deberíamos vivir cada día como si fuera toda nuestra vida.» El ofrecimiento de Dios se ha de aceptar hoy; la confianza y la obediencia se deben dar hoy: ¡porque no podemos estar seguros de que habrá un mañana para nosotros!
Aquí tenemos el supremo ofrecimiento de Dios; pero es sólo para los que están dispuestos a darle una confianza perfecta y una obediencia total, y hay que aceptarlo ahora mismo, o puede que sea demasiado tarde.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Sal 95:7-11.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Un llamado a la fidelidad
El Sal. 95:7-11 ofrece una seria advertencia sobre el rechazo a escuchar la voz de Dios, al endurecernos en la incredulidad y fallar en alcanzar el reposo que él ha prometido a su pueblo. El autor se muestra muy apasionado en su exposición del pasaje del Salmo porque es claro que está preocupado por ciertas tendencias en el grupo al cual se dirige. De modo que el peligro de abandonar a Cristo, mencionado brevemente en 2:1-4, se expone más completamente. Sin embargo, a pesar de la seriedad de la advertencia, el poder de la Escritura para desafiar y cambiar a los creyentes recibe un nuevo énfasis. Dios sostiene a su pueblo por medio de las palabras que él les ha hablado y por medio del ministerio de aliento que pueden tener unos con otros.
El descanso que Cristo ha asegurado a su pueblo se interpreta según Gén. 2:2. Es el descanso del sábado en el cual Dios entró después de completar la creación del mundo. La tierra de Canaán, donde Josué estableció a los israelitas en su tiempo, era un anticipo del reposo definitivo para el pueblo de Dios. Con una nueva advertencia de no perder ese reposo, el autor hace una afirmación final sobre el poder de la palabra de Dios para descubrir y juzgar el corazón humano.
7-11 El Espíritu Santo se señala como quien habló “por medio de David” en la redacción del Sal. 95 (3:7; 4:7). El Espíritu continúa hablando a las siguientes generaciones de cristianos por medio de esta Escritura advirtiéndoles que se aseguren de que cada día sea un renovado “hoy” en el cual puedan oír su voz y vivir. Los que dejaron Egipto con Moisés tenían las palabras de promesa y advertencia de Dios resonando en sus oídos, pero endurecieron sus corazones y no respondieron con fe y obediencia. Provocación y prueba son traducciones de los nombres hebreos Meriba y Massa (Exo. 17:1-7; cf. Núm. 20:1-13). Al comienzo y al fin de sus andanzas por el desierto, los israelitas demostraron ser particularmente incrédulos en aquellos lugares. Pusieron a gran prueba a Dios en el sentido de que fueron tan lejos como les era posible en provocarlo a juzgarlos (v. 9). El período de 40 años en el desierto era una demostración de la ira de Dios con aquella generación, pero también era una oportunidad para experimentar sus bondadosos caminos una y otra vez (v. 10). Como se habían negado a arrepentirse y confiar en él, dice juré en mi ira que ellos no podrán entrar en mi reposo en la tierra que había prometido a sus antepasados como herencia (v. 11; cf. Núm. 14). Ese privilegio sólo podría ser alcanzado por sus hijos.
12, 13 El autor quiere que sus hermanos creyentes tengan cuidado unos de otros como para que ninguno se pierda. La dedicación a entender y ayudar a otros en la iglesia local es algo necesario. El mayor peligro es que alguno de la congregación pueda tener un corazón malo de incredulidad que os aparte del Dios vivo. Como los israelitas mencionados en el Sal. 95:7-11, a veces cristianos practicantes se alejan de Dios en apostasía (gr. apostenai) o sea en una deliberada y abierta rebelión. Esto puede ser provocado por el sufrimiento o la persecución o por la presión de la tentación, pero la causa raíz siempre es la incredulidad. Dicho de otra manera, puede ser que alguno de nosotros se endurezca por el engaño del pecado. El pecado es un poder activo y agresivo que debe ser resistido. Si endurecemos nuestros corazones contra la palabra de Dios (v. 8), el pecado tendrá riendas sueltas y puede ser que alguno de vosotros se endurezca (13). Para más comentarios sobre la apostasía, véanse las notas sobre 6:4-6; 10:26-31; 12:15-17. El antídoto radica en el exhortarnos los unos a los otros cada día, mientras aún se dice “Hoy”. Tal aliento se basará en la Escritura, de acuerdo con el mismo ejemplo del autor (gr. parakaleite, “alentad”, recuerda la descripción del libro de Heb. como logos parakleseos “palabra de exhortación”, en 13:22). Puede tener lugar de manera formal en el contexto de reuniones cristianas (cf. 10:24, 25) o en los contactos informales diarios que los cristianos tienen entre sí. De cualquier manera, un ministerio basado en la palabra de los unos a los otros es la clave para la fidelidad y la perseverancia. No es sólo una responsabilidad de los líderes de la iglesia, sino un deber de cada cristiano.
14, 15 Por la gracia de Dios los creyentes han llegado a ser participantes de Cristo y de todo lo que él ofrece. Esto es un paralelo de la afirmación de que somos “su casa” (v. 6): ¡la bendición ya ha sido otorgada! Sin embargo, como en el v. 6, la idea de una nueva condición o hecho se introduce en el v. 14. Demostramos que en verdad pertenecemos a Cristo si después de todo retenemos el principio de nuestra confianza hasta el fin. La fe es lo que provee el fundamento subyacente para esa confianza. La fe perseverante es una señal de la verdadera conversión (cf. Mar. 13:13). La fe no es una buena obra que nos salva, sino el medio por el cual nos aferramos a las promesas de Dios y permanecemos en la relación que él ha hecho posible para nosotros por medio de su Hijo. Aquellos que abandonan esa confianza en Cristo y se apartan de él muestran que nunca fueron genuinamente “participantes de Cristo”. En consecuencia, el autor subraya nuevamente la necesidad de prestar atención cada día a la voz de Dios y no ser endurecidos por la incredulidad (v. 15).
16-19 Por medio de una serie de apremiantes preguntas se desarrollan aun más las implicaciones del Sal. 95:7-11. Aquellos que habiendo oído le provocaron eran los mismos que experimentaron directamente la bondad de Dios al sacarles de Egipto. Tenían todos los motivos de aliento para perseverar en la fe durante su viaje a la tierra prometida. Pero se autodescalificaron para entrar en su reposo porque persistentemente no obedecieron. Esa desobediencia fue debido a su incredulidad.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
o 98 2Sa 23:2; Hch 1:16
p 99 Sal 95:7
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
7 super (1) Esta expresión conecta la casa de Dios del v.6 con el reposo sabático de 4:9, lo que indica que estos dos son la misma cosa. La casa de Dios es nuestra vida de iglesia hoy, nuestro sábado de reposo.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Cp. Sal 95:7-11. Los hijos de Israel desafiaron la autoridad de Dios sobre ellos con su rebelión en el desierto (Núm 14:21). A causa de esto, dejaron de entrar en el reposo de la habitación en Canaán y perecieron en el desierto.