Comentario de Hebreos 11:8 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Por la fe Abraham, cuando fue llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por herencia; y salió sin saber a dónde iba.
11:8 — Véanse Genesis 11:3 — 12:4; 15:7; Hch 7:2-3.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Abraham. Gén 11:31; Gén 12:1-4; Jos 24:3; Neh 9:7, Neh 9:8; Isa 41:2; Isa 51:2; Hch 7:2-4.
obedeció para salir al lugar. Heb 11:33; Heb 5:9; Gén 22:18; Gén 15:5; Mat 7:24, Mat 7:25; Rom 1:5; Rom 6:17; Rom 10:16; 2Co 10:5; Stg 2:14-16; 1Pe 1:22; 1Pe 3:1; 1Pe 4:17.
que había de recibir. Gén 12:7; Gén 13:15-17; Gén 15:7, Gén 15:8; Gén 17:8; Gén 26:3; Deu 9:5; Sal 105:9-11; Eze 36:24.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Abraham no sabía a dónde iba, aún así confió en Dios.
fe quiere decir dar obedientemente un paso a lo desconocido (v. Heb 11:1). Abraham lo hizo, y Dios lo consideró justo por ello (Gén 15:6; Rom 4:1-12).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
POR LA FE ABRAHAM… OBEDECIÓ. La fe y la obediencia son inseparables, como lo son también la incredulidad y la desobediencia (Heb 3:18-19; véase Jua 3:36, nota).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
al lugar … herencia. La tierra de Canaán, lejos de su hogar original en Ur de los caldeos (Gén 11:31). Abraham salió de allí por fe.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Abraham. Vea Gén 11:27-32; Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-11.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
11:8 — Véanse Genesis 11:3–12:4; 15:7; Hch 7:2-3.
–«Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció». Véase versículo 7, primer comentario. Ejerció Abraham esa «convicción» respecto a una herencia no visible (y de la cual no tenía ningún conocimiento personal), pero sí prometida por Dios (y por eso «lo que se espera», versículo 1). Véanse Gén 15:6; Romanos capítulo 4.
Por la misma fe el cristiano camina hacia el cielo, la herencia prometida pero no visible para el cristiano.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA AVENTURA Y LA PACIENCIA DE LA FE
Hebreos 11:8-10
Fue por su fe por lo que Abraham, cuando Dios le llamó, demostró su obediencia al marcharse al lugar que iba a recibir en herencia, aunque marchó sin saber adónde había de ir. Fue por su fe por lo que vivió como forastero en la tierra que se le había prometido, como si se tratara de una tierra extranjera, viviendo en tiendas de campaña, lo mismo que hicieron después Isaac y Jacob, que fueron sus coherederos en aquella promesa; porque esperaba una ciudad con fundamentos cuyo arquitecto y constructor es Dios.
La vocación de Abraham se nos cuenta con sencillez dramática en Ge 12:1 . En torno al nombre de Abraham se fueron tejiendo leyendas judías y orientales, algunas de las cuales debe de haber conocido el autor de Hebreos. Esas leyendas nos cuentan que Abraham era el hijo de Téraj (R-V, Thare o Taré), general del ejército de Nemrod (R-V Nimrod). Cuando nació Abraham apareció en el cielo una estrella tan brillante que parecía borrar todas las otras. Nemrod trató de matar al niño Abraham, pero le escondieron en una cueva y le salvaron la vida. Fue precisamente en esa cueva donde tuvo la primera visión de Dios. Cuando era joven salió de la cueva y se quedó mirando el desierto a lo lejos. Salía el Sol en toda su gloria, y Abraham dijo: «¡No cabe duda de que el Sol es Dios, el Creador!» Y entonces se arrodilló y adoró al Sol. Pero, cuando llegó la tarde, el Sol se puso por el Oeste y Abraham dijo: «¡ No! ¡El Autor de la creación no se puede poner!» Salió la Luna por el Este, y aparecieron las estrellas. Entonces Abraham dijo: «¡La Luna debe de ser Dios, y las estrellas su ejército!» Así que se arrodilló y adoró a la Luna; pero, cuando pasó la noche, la Luna se puso y apareció otra vez el Sol; y Abraham dijo: «Está claro que éstos no son más que cuerpos celestes, y que no son dioses, porque obedecen una ley. Adoraré al Que les impuso la ley.»
Los árabes tienen una leyenda diferente. Cuentan que Abraham vio muchos ganados y manadas, y le preguntó a su madre: «¿Quién es el señor de todo esto?» Su madre le dijo: «Tu padre, Téraj.» «¿Y quién es el señor de Téraj?», volvió a preguntar el muchacho. «Nemrod» -le contestó su madre. «¿Y quién es el Señor de Nemrod?» -volvió a preguntar Abraham. Su madre le dijo que dejara de preguntar tanto; pero Abraham ya estaba buscando con el pensamiento al Que es el Señor de todo. Las leyendas nos siguen contando que Téraj no sólo adoraba doce ídolos, uno por cada mes del año, sino que además era fabricante de ídolos. Un día, Abraham se quedó a cargo de la tienda, atendiendo a los que venían a comprar ídolos. Abraham les preguntaba cuántos años tenían, y le contestaban que cincuenta, o sesenta. «¡Pobre hombre el de tal edad -dijo Abraham-, que adora lo que se hace en un día!» Un hombre fuerte y robusto de setenta años entró. Abraham le preguntó su edad y le dijo: «¡Eres un tonto en adorar a un dios que es más joven que tú!» Una mujer trajo un plato de carne para los dioses. Abraham cogió un palo y destrozó todos los ídolos menos uno, en cuyas manos dejó el palo. Cuando Téraj volvió, se enfadó mucho; y Abraham le dijo: » Padre, una mujer trajo este plato de carne para tus dioses; como todos lo querían, el más fuerte les quitó la cabeza de un golpe a los demás, no fuera que no le dejaran nada.» «¡Eso es imposible -dijo Téraj-, porque no son más que pedazos de madera o de piedra!» Y Abraham le contestó: «¡Deja que oiga tu oído lo que ha dicho tu boca!»
Todas estas leyendas nos dan una imagen gráfica de Abraham buscando a Dios, insatisfecho con la idolatría de su pueblo. Así es que, cuando recibió la llamada de Dios, ¡estaba dispuesto a adentrarse en lo desconocido para encontrarle! Abraham es el ejemplo supremo de la fe.
(i) La fe de Abraham era la fe que está dispuesta para la aventura. La llamada de Dios suponía dejar hogar y familia y ocupación; y sin embargo fue. Tenía que salir a lo desconocido, y fue. Hasta los mejores de nosotros tenemos algo de timoratos. Nos da miedo lo que nos pueda suceder si nos atrevemos a tomarle la palabra a Dios y obramos de acuerdo con Sus mandamientos y promesas.
El obispo Newbigin nos cuenta los trámites que llevaron a la formación de la Iglesia Unida del Sur de la India. Él mismo tomó parte en las negociaciones y largas discusiones que fueron necesarias. A menudo las cosas se detenían por la «prudencia» de algunos que querían saber a qué conduciría cada paso; hasta que el moderador recordó a todos que un cristiano no tiene derecho a preguntar adónde va.
Muchos de nosotros vivimos una vida cautelosa de acuerdo con el principio de que la seguridad es lo primero; pero, para vivir la vida cristiana, hace falta estar dispuestos a arriesgarse a la aventura. Si la fe pudiera prever todos los pasos del camino, no sería realmente fe. A veces el cristiano tiene que ponerse en camino adonde la voz de Dios le llama sin saber cuáles serán las consecuencias. Como Abraham, tiene que salir sin saber adónde va.
(ii) La fe de Abraham era la fe que tiene paciencia. Cuando llegó a la Tierra Prometida, no se le permitió tomarla como suya. Tuvo que vivir en ella como forastero, en tienda de campaña, como sus descendientes habían de vivir después en el desierto. En la vida de Abraham las promesas de Dios nunca se hicieron realidad; y, sin embargo, nunca perdió la fe.
Es característico de casi todos nosotros que siempre tenemos prisa. Esperar nos es más difícil que aventurarnos. Y el tiempo más difícil es el de en medio. En el momento de la decisión hay entusiasmo y emoción; al llegar a la meta está el resplandor y la gloria de la satisfacción; pero en el tiempo intermedio hay que saber esperar y velar y trabajar, aunque parece que no pasa nada. Es entonces cuando se abandonan tantas esperanzas, y se reducen tantos ideales, y nos hundimos en la apatía de los sueños muertos. La persona de fe es la que mantiene viva la esperanza y el esfuerzo a tope hasta en los días grises en los que parece que no se puede hacer nada más que esperar.
(iii) La fe de Abraham era la fe que mira más allá de este mundo. Leyendas más tardías creían que a Abraham se le había concedido vislumbrar la Nueva Jerusalén. En el Apocalipsis de Baruc Dios dice: «Se la mostré a mi siervo en la noche» (4:4). En 4 Esdras dice su autor: «Sucedió que, cuando estaban practicando la impiedad delante de Ti, escogiste a uno entre ellos cuyo nombre era Abraham; le amaste y le revelaste a él solo el fin de los tiempos, secretamente, de noche» (4:13). Nadie ha hecho nunca nada que valiera la pena sin una visión que le permitiera arrostrar las dificultades y los desalientos del camino. A Abraham se le concedió la visión; y, hasta cuando su cuerpo estaba deambulando por Palestina, su alma estaba en comunión con Dios. Dios no puede darnos una visión si no Le dejamos que nos la dé; pero, si esperamos en Él, aunque sea en los desiertos de la Tierra, nos enviará la visión; y, con ella, la faena y la lucha del camino de cada día valdrán la pena.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Gén 12:1-5.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
w 516 Gén 12:1; Rom 4:11; Rom 4:13
x 517 Gén 12:4; Hch 7:2
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Abraham. Según el autor de esta epístola, el mayor ejemplo de fe en el A.T. es Abraham; así lo estimaba también el apóstol Pablo (Ro 4:13– 25; Gá 3:6– 9) y otras escrituras del N.T. (Jn 8:31– 39; Hch 7:2– 8; Stg 2:21– 23).
salió sin saber adónde iba. No caminó ciegamente, sino confiando en la fidelidad del que lo llamó.
Fuente: La Biblia de las Américas
8 super (1) Esto le dio a Abraham constante oportunidad de ejercitar su fe para confiar en que Dios le guiaría en cada circunstancia, para lo cual debería tomar la presencia de Dios como mapa en su viaje.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Abraham. Cp. Gén 12:1-4.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
fe… → §159; Abraham… → Gén 12:1-5; iba… Lit. va.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
g Gén_12:1-5. Lit. va.