Comentario de Santiago 2:14 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Hermanos míos, si alguno dice que tiene fe y no tiene obras, ¿de qué sirve? ¿Puede acaso su fe salvarle?
2:14 — Santiago ya había enseñado que el cristiano tiene que ser más que mero oidor; tiene que ser hacedor de la Palabra (1:22-27), y ahora enseña que la fe del cristiano tiene que expresarse por medio de actos de obediencia (2:14-26). — «Hermanos… dice que tiene fe?» Tener fe sola no sirve para nada, por sincera que sea, porque tal fe no produce la justificación necesaria para la salvación eterna. Aquí Santiago no menosprecia la fe, pero sí insiste en que la fe que salva tiene que expresarse en obediencia diaria a los mandamientos del Señor.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
¿qué aprovechará. Stg 2:16; Jer 7:8; Rom 2:25; 1Co 13:3; 1Ti 4:8; Heb 13:9.
si alguno dice que tiene fe? Stg 2:18, Stg 2:26; Stg 1:22-25; Mat 5:20; Mat 7:21-23, Mat 7:26, Mat 7:27; Luc 6:49; Hch 8:13, Hch 8:21; Hch 15:9; 1Co 13:2; 1Co 16:22; Gál 5:6, Gál 5:13; 1Ts 1:3; 1Ti 1:5; Tit 1:16; Tit 3:8; Heb 11:7, Heb 11:8, Heb 11:17; 2Pe 1:5; 1Jn 5:4, 1Jn 5:5.
¿Podrá la fe salvarle? 1Co 15:2; Efe 2:8-10.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
la fe es más que una creencia intelectual en Dios. Si esa creencia no nos guía a una vida santa de justicia y misericordia, no es una fe salvadora (Mat 7:21-23). Santiago entrega tres argumentos para apoyar esta verdad:
(1) la fe sin obras no es mejor que las palabras sin hechos (vv. Stg 2:15-17).
(2) la fe no puede verse ni verificarse a menos que se muestre a sí misma en las obras (v. Stg 2:18).
(3) aún los demonios tienen una creencia intelectual en Dios, pero esto no los lleva a su salvación (v. Stg 2:19).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Algunos dicen que la fe que se menciona en este pasaje no es la fe genuina que produce vida eterna. Pero Santiago dirige esta sección a los creyentes («mis hermanos» en el v. Stg 2:14), esto es, a las personas que ejercitan la fe genuina. El asunto en este párrafo no es la verdadera fe o la fe falsa; es la fe que está sola, es decir, sin obras (v. Stg 2:17) o la fe que está acompañada por las obras.
salvarle (Gr. sozo) se usa cinco veces en Santiago (Stg 1:21; Stg 2:14; Stg 4:12; Stg 5:15; Stg 5:20). Cada vez se refiere a la salvación de la vida temporal, no a la salvación de la culpa del pecado (Stg 5:15). En este contexto Santiago se refiere a ser «salvado» del juicio sin misericordia en el tribunal de Cristo (v. Stg 2:13) y posiblemente a la salvación de la muerte física (Stg 1:21). Las obras son acciones que siguen a la «ley real» del amor (vv. Stg 2:8, Stg 2:15, Stg 2:16). Santiago insinúa en este versículo que la fe en Cristo se demostrará a sí misma en amor hacia otros (veáse la orden de Jesús a sus discípulos en Jua 13:34, Jua 13:35).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
TIENE FE, Y NO TIENE OBRAS. Los vv. Stg 2:14-26 tratan el problema siempre presente de los que en la iglesia dicen tener fe salvadora en el Señor Jesucristo pero no manifiestan la sincera devoción a Él y a su Palabra.
(1) La fe salvadora siempre es una fe viva que no termina sólo con la confesión de Cristo como Salvador, sino que también mueve a la obediencia a Él como Señor. Así que la obediencia es un aspecto esencial de la fe. Sólo pueden creer los que obedecen, y sólo pueden obedecer los que creen (véanse v. Stg 2:24, nota; Rom 1:5, nota sobre «la obediencia a la fe»; y el ARTÍCULO LA FE Y LA GRACIA, P. 1582. [Rom 5:21]).
(2) Nótese que no hay contradicción entre Pablo y Santiago con relación a la fe salvadora. Por lo general, Pablo pone de relieve la fe como el medio por el cual se acepta a Cristo como Salvador (Rom 3:22). Santiago llama la atención al hecho de que la verdadera fe debe ser una fe activa y constante que contribuye a la formación misma de los creyentes.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
si alguno dice. Esta frase importante gobierna la interpretación de todo el pasaje. Santiago no dice que esta persona tenga fe en realidad, sino que afirma tenerla. fe. Esto se entiende mejor en un sentido amplio para hablar de cualquier grado de aceptación de las verdades del evangelio. no tiene. De nuevo, la forma del verbo describe a alguien que carece todo el tiempo de cualquier evidencia externa de la fe que alega tener. obras. Esto se refiere a toda conducta justa que se conforma a la Palabra revelada de Dios, pero en este contexto específico alude a actos de compasión (v. Stg 2:15). ¿Podrá la fe salvarle? Se traduce mejor «¿acaso puede salvar esa clase de fe?» Santiago no discute aquí la importancia de la fe. Más bien se opone a la noción de que la fe salvadora puede ser un simple ejercicio intelectual carente de un compromiso activo a la obediencia práctica (cp. Mat 7:16-18). La forma gramatical de la pregunta demanda una respuesta negativa. Vea la nota sobre Rom 2:6-10.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Santiago continúa su serie de pruebas mediante las cuales cada creyente puede evaluar si su fe es viva o muerta (vea la Introducción: Contexto histórico). Este pasaje contiene la prueba sintética, aquella que da sentido a todas las demás: La prueba de las obras o la conducta justa que es obediencia a la Palabra de Dios y se manifiesta en un carácter piadoso (cp. Stg 1:22-25). Aquí el punto de Santiago no es que la persona se salve por obras (él ya ha establecido con firmeza y claridad que la salvación es un don gratuito de Dios; Stg 1:17-18; cp. Efe 2:8-9), sino que existe un tipo de fe aparente que es muerta y que no salva (vv. Stg 2:14; Stg 2:17; Stg 2:20; Stg 2:24; Stg 2:26; cp. Mat 3:7-8; Mat 5:16; Mat 7:21; Mat 13:18-23; Jua 8:30-31; Jua 15:6). Es posible que Santiago escribiera a judíos (cp. Stg 1:1) que ya habían tirado por la borda la justicia por obras del judaísmo pero a cambio de ella se habían acogido a la noción errónea de que como las obras justas y la obediencia a la voluntad de Dios no eran eficaces para la salvación, tampoco eran necesarias en absoluto. De este modo, redujeron la fe a un simple asentimiento intelectual de los hechos acerca de Cristo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
2:14 — Santiago ya había enseñado que el cristiano tiene que ser más que mero oidor; tiene que ser hacedor de la Palabra (1:22-27), y ahora enseña que la fe del cristiano tiene que expresarse por medio de actos de obediencia (2:14-26).
–«Hermanos… dice que tiene fe?» Tener fe sola no sirve para nada, por sincera que sea, porque tal fe no produce la justificación necesaria para la salvación eterna. Aquí Santiago no menosprecia la fe, pero sí insiste en que la fe que salva tiene que expresarse en obediencia diaria a los mandamientos del Señor.
Algunas versiones, al decir «que alguno diga» (Versión La Biblia de las Américas), dejan la impresión en algunos de que Santiago niega que la persona en realidad tenga fe; que nada más profesa tenerla. Pero Santiago no niega la existencia de fe en tal persona. Lo que hace, como se ve en su conclusión (versículo 26), es que revela a la persona que su fe está muerta y por eso sin provecho.
–«y no tiene obras». Las obras bajo consideración por Santiago son como las de 1:22,27. Son las de obediencia en la conducta diaria (3:13) y que son los frutos de una vida fiel a la Palabra de Dios (3:17). Véanse también Mat 5:16; Mat 23:23; Jua 3:20; Rom 2:6; Efe 2:10; Tit 2:14; Tit 3:8.
En Hebreos capítulo 11, en la larga lista de hombres y mujeres de fe, siempre a la mención de su fe sigue un verbo de acción (p. ej., «preparó», «obedeció», «ofreció»). De esta clase de fe Santiago habla.
–«¿Podrá la fe salvarle?» Es decir, «¿podrá la fe ya mencionada, que es una desprovista de obras y por eso sola, salvarle?» La pregunta, según el texto griego, implica una respuesta negativa.
Santiago está combatiendo la idea de que la fe expresada en obediencia a los mandamientos de Dios en la vida diaria puede ser substituida por una aceptación mental (fe sola) de la existencia y autoridad de Dios (versículo 19).
La salvación aquí referida es la misma de 1:21, e indica la salvación eterna que todavía es futura.
Fuente: Notas Reeves-Partain
PROFESIÓN Y PRÁCTICA
Santiago 2:14-17
Hermanos míos: ¿Para qué sirve el que uno pretenda tener fe si no lo demuestra con obras? ¿Es que una fe a secas puede salvar a alguien? Si un hermano o una hermana no tienen qué ponerse, o no tienen lo necesario para mantenerse de día en día, y uno de vosotros les dice: «¡Vete en paz, y que te calientes y alimentes!», pero no los ayuda con lo que necesitan para su existencia, ¿qué provecho reporta una actitud así? Pues eso es lo que pasa cuando la fe no produce obras que se vean; en sí misma es una cosa muerta.
Lo que Santiago no puede soportar es la profesión sin la práctica, las palabras sin acciones. Escoge una ilustración muy clara de lo que quiere decir. Supongamos que hay uno que no ‘tiene ni ropa que ponerse ni alimento que llevarse a la boca; y supongamos que tiene un supuesto amigo que le expresa su identificación con su difícil situación, pero lo hace sólo con palabras y sin hacer el más mínimo esfuerzo para aliviar la necesidad de su desafortunado amigo, ¿qué utilidad tiene una actitud así? ¿Para qué sirve una compasión que no pasa a la ayuda práctica? La fe sin obras es una cosa muerta. Este es un pasaje que tendría sentido especialmente para los judíos.
(i) Para un judío, la limosna tenía una importancia suprema. Tanto era así que se usaba la misma palabra para limosna y para justicia o integridad. La limosna se consideraba como la única defensa de una persona cuando Dios la juzgara. » El agua apaga un fuego llameante -escribe Ben Sirá-; y la limosna hace expiación por el pecado» (Eclesiástico 3:30). En Tobías leemos: «Todos los que practiquen la limosna verán el rostro de Dios, como está escrito: «Contemplaré Tu rostro gracias a la limosna»» (Tobías 4:8-10). Cuando los líderes de la iglesia de Jerusalén dieron su conformidad a que Pablo se dirigiera a los gentiles, la única condición que le pusieron fue que no se olvidaran de los pobres (Gal 2:10 ). Esta insistencia en la ayuda práctica era una de las grandes y buenas señales de la piedad judía.
(ii) ‘Había una tendencia en la religiosidad griega a la que esta insistencia en la compasión y la limosna resultarla extraña. Los estoicos tendían a la apatheía, la total carencia de sentimientos. La finalidad de la vida era la serenidad. La emoción disturba la serenidad. El camino a la perfecta calina era la supresión de toda’emoción» La piedad era una mera alteración de la distante calma filosófica en la que uno debería proponerse vivir. Así, Epicteto establece que sólo el que desobedece los mandamientos divinos sentirá alguna vez lástima o piedad (Discursos 3:24, 43). Cuando Virgilio (en las Geórgicas 2:498) hace el retrato del hombre perfectamente feliz, menciona que no tiene piedad de los pobres, ni compasión de los afligidos; porque tales emociones desequilibrarían su serenidad. Esa actitud es la opuesta a la judía. Para los estoicos, la bienaventuranza consistía en mantenerse arropado en su propia calma filosófica y desconectada; para los judíos quería decir involucrarse voluntaria y activamente en las desgracias ajenas.
(iii) En su planteamiento de este asunto, Santiago es profundamente correcto. No hay nada más peligroso que la experiencia repetida de una emoción sutil que no conduce a la acción. Es un hecho que cada vez que uno siente un noble impulso y no lo lleva a la práctica se hace menos probable el que llegue nunca a realizarlo. En cierto sentido es cierto que nadie tiene derecho a sentir compasión a menos que por lo menos haga lo posible por concretarla en acción. Una emoción no es nada, en lo que nos podamos. regodear; sino algo que, al precio del esfuerzo, la disciplina y el sacrificio, debe convertirse en la misma sustancia de la vida.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
LA FE Y LAS OBRAS
Santiago 2:14-26
Hermanos míos: ¿Para qué sirve el que uno pretenda tener fe si no lo demuestra con obras? ¿Es que una fe a secas puede salvar a alguien? Si un hermano o una hermana no tienen qué ponerse, o no tienen lo necesario para mantenerse de día en día, y uno de vosotros les dice: cc¡Vete en paz, y que te calientes y alimentes!», pero no los ayuda con lo que necesitan para su existencia, ¿qué provecho reporta una actitud así? Pues eso es lo que pasa cuando la fe no produce obras que se vean; en sí misma es una cosa muerta.
Pero a esto dirá alguien: «¿Y tú tienes fe?» Y mi respuesta es: «Tengo obras. Enséñame tu fe independientemente de las obras, que yo te enseñaré mi fe por medio de mis obras. Tú dices que crees que hay Dios. ¡Excelente! Eso también lo creen los demonios… y se mueren de miedo.»
¿Necesitas una prueba, cabeza de chorlito, de que la fe sin obras no sirve para nada? ¿Es que nuestro padre Abraham no demostró su integridad en virtud de obras, cuando estuvo dispuesto a ofrecer a su propio hijo Isaac en el altar? Ya ves hasta qué punto su fe cooperaba con sus obras, y que su fe llegó a su plenitud en las obras, haciéndose así realidad el pasaje de la Escritura que dice: «Abraham creyó a Dios, y eso se le contó como integridad, porque era amigo de Dios.» Ya ves que es en las obras como una persona demuestra que es cabal, y no sólo por la fe.
Y lo mismo Rahab, la prostituta, ¿no demostró que estaba de parte de Dios cuando acogió a los mensajeros y luego los envió
Y es que, como un cuerpo que no respira está muerto, así una fe que no produce obras está muerta.
Este es un pasaje que debemos tomar en conjunto antes de estudiarlo por partes, porque se usa muy a menudo para demostrar que Santiago y Pablo no estaban de acuerdo. Se supone que Pablo hace hincapié en que somos salvos por la fe sola, y que las obras no cuentan para nada en el proceso salvífico. «Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley» (Rm 3:28 ). «…sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo… por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado» (Gal 2:16 ). A veces se afirma que Santiago, no sólo difiere de Pablo, sino que le contradice abiertamente. Esta, es una cuestión que debemos investigar.
(i) Empezamos por advertir que el punto de vista de Santiago es el de todo el Nuevo Testamento en general. Juan el Bautista predicaba que la gente tenía que demostrar la autenticidad de su arrepentimiento con la excelencia de sus obras (Mt 3:8 ; Lc 3:8 ). Jesús predicaba que había que vivir de tal manera que el mundo viera las buenas obras de Sus seguidores y dar la gloria a Dios (Mt 5:16 ). Insistía en que a las personas se las conocía por sus frutos lo mismo que a los árboles, y que una fe que no se manifiesta nada más que de palabra nunca podría tomar el lugar de la que se expresa haciendo la voluntad de Dios (Mt 7:15-21 ).
Tampoco echamos de menos este énfasis en el mismo Pablo. Aparte de todo lo demás, pocos maestros habrá .habido que hayan hecho más hincapié que él en el efecto ético del Evangelio. Por muy doctrinales y teológicas que nos parezcan sus cartas, no dejan nunca de terminar con una sección en la que se insiste en las obras como la expresión de la fe cristiana. Aparte de esa su general costumbre, Pablo expresa repetidas veces la importancia que asigna a las obras como parte de la vida cristiana. Habla del Dios Que «pagará a cada uno conforme a sus obras» (Rm 2:6 ). Insiste en que «cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí» (Rm 14:12 ). Exhorta a todos a despojarse de las obras de las tinieblas y vestirse las armas de la luz (Rm 13:12 ). «Cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor» (1Co 3:8 ). «Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o malo» (2Co 5:10 ). El cristiano se ha despojado del viejo hombre con sus Hechos (Col 3:9 ).
El hecho de que el Cristianismo se tiene que demostrar con Hechos es una parte esencial de la fe cristiana según todo el Nuevo Testamento.
(ii) Pero el hecho es que Santiago sigue pareciendo como si no estuviera de acuerdo con Pablo; porque, a pesar de todo lo que ya hemos dicho, Pablo hace hincapié especialmente en la gracia y la fe, mientras que Santiago lo hace sobre la acción y las obras. Pero hay que decir una cosa: lo que Santiago ridiculiza no es el paulinismo, sino una perversión de él. La posición esencialmente paulina se contiene en la frase: «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo» (Hch 16:31 ). Pero está claro que el sentido que adscribamos a esta demanda dependerá totalmente del que le demos a creer. Hay dos maneras de creer.
(a) Hay una manera de creer que es puramente intelectual. Por ejemplo: yo creo que el cuadrado .de la hipotenusa en un triángulo rectángulo es igual a la suma de los cuadrados de los dos catetos; y si se me ‘exigiera, podría demostrarlo; pero no tiene la más mínima influencia en mi vida: lo acepto, pero no tiene ningún efecto en mí.
(b) Y hay otra manera de creer. Yo creo que cinco y cinco suman diez y, por tanto, me niego a pagar más de diez pesetas por dos chupa-chups que cuestan cinco cada uno. Llevo esa convicción; no sólo en la mente, sino a la vida y la acción.
A lo que Santiago se opone es a la clase de creencia que consiste en aceptar un hecho sin dejarle que tenga la más mínima influencia en nuestra vida. Los demonios también están convencidos intelectualmente de la existencia de Dios; de hecho, hasta tiemblan de miedo cuando piensan en Él; pero su creencia no los cambia en lo más mínimo. Para Pablo creer en Jesucristo quería decir llevar esa fe a cada porción de la vida, y vivir de acuerdo con ella.
Es fácil tergiversar el paulinismo y castrar la fe de todo su valor efectivo; pero no es realmente el paulinismo, sino una forma malentendida de él lo que Santiago ridiculiza. Condena la profesión sin la práctica, y con esa condenación Pablo habría estado totalmente de acuerdo.
(iií) Aun concediendo eso, aún se advierte una diferencia entre Santiago y Pablo: empezaron en diferentes momentos de la vida cristiana. Pablo empieza por el principio. Insiste en que nadie puede nunca ganarse el perdón de Dios. El primer paso es el que da la soberana gracia de Dios; una persona no puede hacer más que aceptar el perdón que Dios ofrece en Jesucristo.
Santiago empieza mucho más tarde, por el que ha hecho profesión de cristiano, por la persona que confiesa haber recibido ya el perdón y encontrarse en una nueva relación con Dios. Tal persona, dice Santiago con toda la razón, debe vivir una nueva vida, porque es una nueva criatura. Ha sido justificada; ahora debe demostrar que está santificada.
El hecho es que nadie se puede salvar por las obras; pero es igualmente cierto que nadie se puede salvar sin producir obras. Con mucho la mejor analogía es la de un gran amor humano. El que se sabe amado está seguro de que no ha podido merecer esa dicha; pero también está seguro de que debe pasar la vida tratando de ser digno de ese amor.
La diferencia entre Santiago y Pablo depende de su punto de partida. Pablo empieza por el gran hecho básico del perdón de Dios que nadie puede merecer o ganar; Santiago empieza por el que es ya cristiano, e insiste en que debe demostrar que lo es en, sus obras. No somos salvos por hacer las obras; somos salvos para hacer las obras; estas son las verdades gemelas de la vida cristiana. Pablo insiste en la primera, y Santiago en la segunda. De hecho, no se contradicen, sino se complementan; y el mensaje de ambos es esencial a la fe cristiana en su forma más plena. Como decía Lutero: «La fe salva sin obras; pero la fe que salva va siempre seguida de obras.»
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Mat 7:12-27; Mat 12:50; Mat 23:31-39; Gál 5:6; Col 1:10; 1Ts 1:3; 2Ts 1:11; (ver, como contrapunto, Rom 3:28; Gál 2:16; Efe 2:8-10).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Principio. Santiago establece muy sencillamente el principio: si alguno dice que tiene fe y no tiene obras, ¿de qué sirve? En otras palabras, si una persona declara que cree en todas las doctrinas correctas, pero su vida no muestra una obediencia a Cristo, ¿qué valor tiene ese tipo de fe? La respuesta que se implica en la pregunta es: “¡No sirve para nada!”
Suponiendo que hayamos perdido el punto, Santiago añade la pregunta: ¿Puede acaso su fe salvarle? En gr. la forma en que se plantea una pregunta implica la respuesta esperada. En este caso, el autor espera claramente que se le diga que no puede salvarle.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
x 84 Heb 11:1
y 85 1Ts 1:3; Tit 3:8; Stg 1:25
z 86 1Co 13:2
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
tiene fe, pero no tiene obras. Las buenas obras son evidencia de la verdadera fe (vers. 15– 24).
Fuente: La Biblia de las Américas
14 super (1) Según el contexto, esto se refiere a ser salvo del juicio que se efectuará ante el tribunal de Cristo, el cual se hará sin misericordia (v. 13). Es necesario que hagamos obras de misericordia y de amor para con los creyentes. Sólo entonces podremos ser salvos del juicio que se efectuará sin misericordia.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
¿Podrá la fe [mejor, esa fe, RV 1977] salvarle? i.e., ¿podrá una fe improductiva, muerta, espuria, salvar a una persona? Santiago no está diciendo que seamos salvos por obras, sino que una fe que no produce buenas obras es una fe muerta (véase la distinción entre el «por obras» y el «para buenas obras» de Efe 2:9-10). Santiago no está refutando la doctrina paulina de la justificación por fe genuina, sino una perversión (nótese el «tuercen» de 2Pe 3:16) o tergiversación de la misma. Tanto Pablo como Santiago definen la fe como una confianza en Cristo, viva y productiva (cp. Gál 5:6). La fe genuina no puede estar «muerta» a la moralidad ni estéril en obras. Una ilustración de la fe espuria se nos da en los vv. Stg 2:15-16.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
M111 Ocasionalmente, el artículo equivale prácticamente a un pronombre demostrativo. Algunas veces se afirma que μὴ δύναται ἡ πίστις σῶσαι αὐτόν significa: ¿Puede tal fe salvarlo? Pero si αὐτόν es la palabra enfática, entonces ἡ puede significar (por un modismo familiar) su (de él): ¿Puede su fe salvarlo? (el artículo es repetitivo, y se refiere a la πίστις que antes se mencionó -T173). [Editor. En este párrafo, Santiago está especialmente preocupado por la relación entre la fe y las obras. En consecuencia, parece que no hace el hincapié en el pronombre ἀυτόν, sino en el sustantivo πίστις. Entonces el sustantivo con artículo debe traducirse: tal fe, o esa fe.]
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, aprovecha
Lit., la
Fuente: La Biblia de las Américas
Es decir, tal clase de fe.