Comentario de Santiago 2:18 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Sin embargo, alguno dirá: “Tú tienes fe, y yo tengo obras.” ¡Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras!
2:18 — «Pero… yo tengo obras». Hay varias maneras de explicar la presentación de las palabras de este versículo. (a) Algunos entienden que el autor de todas las palabras de este versículo es un oponente de Santiago, que aboga por la fe sola y que es el del versículo 14.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Tú tienes fe. Stg 2:14, Stg 2:22; Rom 14:23; 1Co 13:2; Gál 5:6; Heb 11:6, Heb 11:31.
y yo te mostraré mi fe. Stg 2:22-25; Stg 3:13; Mat 7:17; Rom 8:1; 2Co 5:17; 2Co 7:1; 1Ts 1:3-10; 1Ti 1:5; Tit 2:7, Tit 2:11-14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La expresión: Pero alguno dirá, introduce a un objetor (1Co 15:35). Algunos manuscritos tienen la palabra sin, otros tienen una palabra griega que se traduce como «fuera de» (gr ek). Si se entendiera la expresión con la segunda variante, no habría aparente diferencia entre las dos declaraciones del objetor. En el texto griego, sin embargo, cambia el orden de la palabra. En una comienza con la fe y en la otra comienza con las obras. Parece estar diciendo que el problema no es con cual comenzar, no hay relación entre la fe y las obras. Esta explicación se adapta a la respuesta de Santiago.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
alguno. Los intérpretes no están de acuerdo sobre si 1) «alguno» es la manera humilde de Santiago para referirse a sí mismo o si se refiere a uno de los antagonistas de Santiago que objetaban su enseñanza, y 2) cuánto del pasaje siguiente debería atribuirse a este antagonista y no a Santiago mismo. En cualquier caso, el punto central de Santiago es el mismo: Las obras constituyen la única evidencia posible de fe verdadera (cp. 2Pe 1:3-11).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
2:18 –«Pero… yo tengo obras». Hay varias maneras de explicar la presentación de las palabras de este versículo.
(a) Algunos entienden que el autor de todas las palabras de este versículo es un oponente de Santiago, que aboga por la fe sola y que es el del versículo 14.
(b) Otros entienden que este mismo oponente dice las palabras, «Tú tienes fe, y yo tengo obras», y que las demás palabras del versículo son la respuesta de Santiago. Según esta explicación, el oponente dice, «Santiago, ¿tienes tú fe? Yo también, y tengo tantas obras como tu'». El oponente reclama tener las dos cosas (fe y obras), y acusa a Santiago de tener nada más obras (sin fe).
(c) Otros ven tres personas en la plática: (1) el oponente de Santiago que, se dirige al lector de Santiago, diciéndole, «Tu’ (2) (el lector) tienes fe (a pesar de las acusaciones de Santiago acerca de no obrar), y (3) Santiago reclama tener obras. Según esta interpretación Santiago habla por su oponente, diciendo que él dice que tú (el lector) tienes fe y que yo (Santiago) tengo obras. En esta explicación, el oponente está simpatizando con el lector de Santiago, diciendo que Santiago, al hablar tanto de obras, no está admitiendo debidamente la fe que tiene el lector y que está exagerando la importancia de las obras que reclama tener.
(d) Otros ven al oponente de Santiago diciendo, «Tú tienes fe, y yo tengo obras», queriendo decir con eso que las dos cosas de parte de uno o de otro son buenas, aceptas y que por ellas uno es salvado, y que por eso Santiago no debería criticar a uno de tener fe sin provecho (versículo 14). Luego, las demás palabras del versículo se atribuyen a Santiago como respuesta de l.
Me parece que (c) y (d) arriba explican mejor el caso. Pero, entiéndase como se entienda, ¡el punto de Santiago es bien claro! es decir, que la salvación es solamente por medio de la fe obediente, y que la fe sin obras no tiene ningún valor.
–«Muéstrame tu fe… por mis obras». Según Santiago la única manera verídica de probar la existencia de la fe es por medio de obras (de obediencia). Las obras (visibles) son evidencias de la fe (invisible). Así es que Santiago desafía a su oponente a mostrar su reclamada fe aparte de obras, cosa imposible en sí.
Fuente: Notas Reeves-Partain
NO «UNA U OTRA», SINO «LAS DOS COSAS»
Santiago 2:18-19
Pero a esto dirá alguien: «¿Y tú tienes fe?» Y mi respuesta es: «Tengo obras. Enséñame tu fe separada de las obras, que yo te enseñaré mi fe por medio de mis obras. Tú dices que crees que hay Dios. ¡Excelente! Eso también lo creen los demonios… y se mueren de miedo.»
Santiago. está pensando en un posible objetor que le dice: «La fe .está muy bien; pero también las obras están .muy bien. Las, dos cosas son manifestaciones genuinas de la actitud verdaderamente religiosa. Pero no le es necesario a una sola persona el tener las dos cosas. Uno tendrá fe, y otro tendrá obras. Así que, está bien; tú sigue con tus obras, y yo seguiré con mi fe; y los dos somos sinceros a nuestra manera.» El punto,de vista del objetores que la fe y las obras son distintas alternativas en la expresión de la religión cristiana. Pero Santiago no admitiría eso. No es cosa de o fe u obras, sino por necesidad de tanto fe coreo obras.
Desgraciadamente, el Cristianismo se les presenta falsamente a muchos como una cuestión de o.:. o, cuando la realidad es que es tanto… como.
(i) En una vida bien equilibrada debe haber pensamiento y acción: Es corriente y tentador el pensar que uno es un pensador, o un hombre de acción. .El pensador se sienta en su despacho considerando las grandes cuestiones; el. hombre de acción-sale a la calle a hacerlo que puede: Pero eso no es cierto: El pensador no es más que medio hombre a menos que traduzca sus pensamientos a acciones. No llegará ni a inspirar al hombre de acción a menos que salga de, su torre de marfil y se meta en la liza con él. Como decía .Antonio Machado:
¿Tu vedad? No, la Verdad, y ven conmigo a buscarla. ¡La tuya, guárdetela!
Ni tampoco puede ser uno un hombre de acción si no ha pensado los grandes principios en los que se inspiran y basan las obras:
(ii) En una- vida bien equilibrada debe haber oración y esfuerzo. También aquí existe la tentación a dividir los santos en dos categorías: los que se pasan la vida retirados dei mundanal ruido, de rodillas y en constante devoción, y los currantes que se meten en el polvo y el barro y el calor del día. Pero eso no vale. Se dice que Martín Lutero era muy an-iigo de otro fraile que estaba tan convencido como él de la necesidad de la Reforma; y llegaron a un acuerdo: Lutero se metería en el mundo a pelear allí, y el otro se quedaría en su celda rezando por el éxito de las labores de Lutero. Pero una noche, el otro fraile tuvo un sueño: Vio a un segador solitario arrostrando la tarea imposible de segar él solo todo un campo inmenso. El segador solitario volvió la cabeza y el fraile le reconoció como Martín Lutero; y reconoció que tenía que salir de su celda e ir en su ayuda. Desde luego, es cierto que hay algunos que, por causa de la salud o de la edad, no pueden hacer más que orar, y sus oraciones son necesarias y eficaces. Pero, si una persona normal cree que la oración puede ocupar el lugar del esfuerzo y el riesgo, su vida de oración puede que sea simplemente una forma ce evasión. La oración y el esfuerzo deben ir codo con codo.
(iii) En una vida bien equilibrada debe haber fe y obras. Es solamente en las obras como se muestra y demuestra la fe; y
es solamente por la fe como se emprenderán y realizarán las obras. La fe no puede por menos de rebosar en la acción, y la
acción empieza sólo cundo una persona tiene fe en alguna gran causa o en algún gran principio que Dios le presenta.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Argumentación teológica. Un ejemplo tan categórico como el que ha planteado exige ser defendido. Es lo que hace ahora Santiago. Escribe como si una persona imaginaria argumentara con él. Este opositor trata sobre la fe y las obras como si fueran dos dones distintos de Dios. Tú tienes [el don de la fe] fe y yo tengo [el don de las] obras. Santiago responde que la fe que no se ve externamente a través de los hechos de una persona es lo mismo como no tener fe. No puede verse ni experimentarse. Es puramente un objeto de la imaginación. Santiago dice que, por lo contrario, él demostrará su compromiso con Cristo, o sea su fe, por medio de sus hechos.
Entonces se imagina que el opositor protesta: “Yo creo que Dios es uno.” Este era el credo básico del judaísmo, de acuerdo con Deut. 6:4, 5, recitado dos veces por día por cada judío piadoso. Se dice que es la fe que descubrió Abraham. Y también es la base del cristianismo (Mar. 12:28-34; Rom. 3:30; implícito también en el discurso de Pablo en Hech. 17:22-31). Seguramente tal credo ortodoxo es suficiente. De ninguna manera, responde Santiago, por que los mismos demonios también creen eso. Las huestes de Satanás son totalmente ortodoxas, creyendo plenamente la verdad; de hecho, en los Evangelios dan una confesión más completa de Cristo que los apóstoles (p. ej. Mar. 1:24; 5:7). Y a diferencia de la persona que declara creer sin mostrar sus hechos externos, ellos actúan en forma coherente con lo que creen, pues tiemblan. Tiemblan porque están rebelados contra Dios y saben que van al infierno. Quizá, Santiago implica, aquellos que pretenden tener fe sin hechos también deberían estar temblando.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
d 90 Gál 5:6; Stg 3:13
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Este es uno de los vers. más importantes de la carta, porque aquí Santiago aclara que la salvación no es por fe y obras, sino que las obras son evidencia de la verdadera fe. La fe que salva se ve por mis obras .