Comentario de 1 Juan 3:19 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
En esto sabremos que somos de la verdad y tendremos nuestros corazones confiados delante de él;
3:19 — Considérense los versículos 20 y 21 juntamente con éste.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
en esto conocemos. 1Jn 3:14; 1Jn 1:8; Jua 13:35; Jua 18:37.
aseguraremos nuestros corazones. 1Jn 3:21; Isa 32:17; Rom 4:21; Rom 8:38; 2Ti 1:12; Heb 11:13; Heb 6:10, Heb 6:11; Heb 10:22.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Podemos asegurarnos de la presencia de la vida eterna en nosotros cuando demostramos nuestro amor altruista a los demás. Los creyentes que comienzan a amar en verdad (v. 1Jn 3:18) sabrán que su comportamiento tiene su fuente en la verdad y por consiguiente tendrán confianza ante Dios (v. 1Jn 3:21). Así, el amor beneficia tanto al que lo da como al que lo recibe.
de la verdad quiere decir identificarse con Él que es la Verdad.
delante de él recuerda 1Jn 2:28, 1Jn 2:29 y se refiere a la aparición de los cristianos ante el tribunal de Cristo.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
en esto conocemos. Un estilo de vida caracterizado por el amor en acción es una prueba irrefutable de salvación (vea el v. 1Jn 3:16). aseguraremos nuestros corazones delante de él. Juan presenta tres beneficios del amor para el cristiano verdadero. El primer beneficio es seguridad de salvación porque el amor en acción es la prueba de la profesión de fe cristiana (cp. 1Jn 4:7; Jua 13:34-35).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
3:19 — Considérense los versículos 20 y 21 juntamente con éste.
— “Y en esto” es decir, en amar de hecho y en verdad, en lugar de hacerlo sólo de palabra y de lengua (versículo 18).
— “conocemos” (guinoskomen) = “venimos a poseer por experiencia el conocimiento” de que somos de la verdad. Por el ejercicio del amor de hecho y en verdad, ganamos por experiencia el conocimiento (“conoceremos,” dice la Versión Hispanoamericana) de que somos de la verdad. “Conoceremos” es la traducción más preferible en este caso.
— “que somos de la verdad,” = “de Dios” (4:4,6), porque andamos en la verdad que él nos ha revelado (2:4; Jua 18:37). Aquí se personifica la verdad.
— “y aseguraremos nuestros corazones delante de él;” Por medio de la permanencia del amor en nuestros corazones podremos tranquilizar nuestros corazones respecto a dudas o deficiencias que tengan, y esto delante de Dios. Así dice la Versión Moderna, “tranquilizaremos nuestros corazones.”
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA ÚNICA PRUEBA
1 Juan 3:19-24a
Por esto sabemos que somos de la verdad, y por esto afirmaremos nuestro corazón delante de Él. Cuando nos remuerde la conciencia, Dios está por encima de ella y sabe todas las cosas. Amados, si la conciencia no nos acusa de nada, podemos acudir confiadamente a Dios, y recibir dé Él lo que Le pidamos, porque guardamos Sus mandamientos y hacemos lo que a Él agrada. Y este es el mandamiento: Que creamos en el nombre de Su Hijo Jesucristo, y que nos amemos mutuamente, como Él nos lo dijo en Su mandamiento. Y el que guarde Su mandamiento mora en Él, y Él en él.
Al corazón humano no se puede evitar que le surjan dudas. Cualquier persona con una mente y un corazón sensibles a veces se pregunta si es realmente cristiana. La prueba de Juan es bien simple, y de amplia gama: es el amor. Si sentimos que brota el amor hacia nuestros semejantes dentro de nuestro corazón, podemos estar seguros de que el corazón de Cristo está en nosotros. Juan habría dicho que un supuesto hereje cuyo corazón rebosara de amor y cuya vida estuviera adornada con el servicio estaba mucho más cerca de Cristo que se supusiera ortodoxo y sin embargo se mantuviera frío y remoto ante las necesidades de otros.
Juan pasa a decir algo que, según el original, puede querer decir dos cosas. Ese sentimiento de amor puede confirmarnos la presencia de Dios. Puede que nos remuerda la conciencia, pero Dios está por encima de ella. La pregunta sería: ¿Qué quiere decir esta última frase?
(i) Podría querer decir: Puesto que nuestra conciencia nos condena, y Dios está infinitamente por encima de nuestra conciencia, Dios nos condenará infinitamente más. Si lo tomamos en ese sentido, nos deja sumidos en el temor a Dios y sin poder decir nada más que: «Dios, sé propicio a mí, pecador.» Esa es una traducción posible, y sin duda es verdad; pero no es lo que Juan está diciendo en el contexto, porque aquí está pensando en nuestra confianza en Dios, y no en nuestro temor de Dios.
(ii) El pasaje quiere decir por tanto lo siguiente. Nuestra conciencia nos condena -eso es inevitable. Pero Dios está por encima de nuestra conciencia. Él sabe todas las cosas. Él no solamente conoce nuestros pecados; también conoce nuestro amor, nuestro anhelo, la nobleza que nunca desaparece del todo, nuestro arrepentimiento; y la grandeza de Su conocimiento Le da la simpatía que es capaz de entender y de perdonar.
Es este mismo conocimiento que Dios tiene de nosotros lo que constituye nuestra esperanza. «El hombre -como decía Tomás de Kempis- ve la obra, pero Dios conoce la intención.» Los hombres nos pueden juzgar solamente por nuestras acciones; pero Dios nos juzga por las aspiraciones que nunca se concretaron en acciones y por los sueños que nunca se hicieron realidad. Cuando Salomón estaba dedicando el templo, habló de lo mucho que David había querido construirle a Dios una Casa, y cómo se le había negado aquel privilegio. «Mi padre David tuvo en su corazón edificar una casa al nombre del Señor Dios de Israel. Pero el Señor dijo a David mi padre: «En cuanto a haber tenido en tu corazón el edificar una casa a Mi nombre, bien has hecho en tener tal deseo»» y (1R 18:17 s). El proverbio francés dice: » Saberlo todo es perdonarlo todo.» Dios nos juzga por las profundas emociones del corazón; y, si hay amor en nuestro corazón, entonces, por muy débil e imperfecto que sea, podemos entrar confiadamente a Su presencia. El conocimiento perfecto, que pertenece a Dios y sólo a Él, no es nuestro terror, sino nuestra esperanza.
LOS MANDAMIENTOS INSEPARABLES
1 Juan 3:19-24a (conclusión)
Juan pasa a hablar de las dos cosas que son agradables a Dios, los dos mandamientos de. cuya obediencia depende nuestra relación con Dios.
(i) Debemos creer en el nombre de Su Hijo Jesucristo. Aquí tenemos el uso de la palabra nombre que es característico de los escritores bíblicos. No quiere decir simplemente el nombre por el que se conoce a una persona; quiere decir toda la naturaleza y el carácter de esa persona en tanto en cuanto nos son conocidos. El salmista escribe: » Nuestra ayuda es en el nombre del Señor» (Sal 124:8 ). Está claro que no quiere decir que nuestra ayuda esté en el hecho de que Dios Se llama Jehová; quiere decir que nuestra ayuda está en el amor y la misericordia y el poder que se nos han revelado como la naturaleza y el carácter de Dios. Así que creer en el nombre de Jesucristo quiere decir creer en la naturaleza y el carácter de Jesucristo. Quiere decir creer que Él es el Hijo de Dios, que Él está en una relación con Dios de una manera que no ha estado ni puede estar nunca ninguna otra persona del universo, que puede revelar perfectamente a la humanidad a Dios, y que es el Salvador de nuestras almas. Creer en el nombre de Jesucristo es aceptarle como el Que realmente es.
(ii) Debemos amarnos unos a otros, según el mandamiento que Él nos dio. Este mandamiento está en Jn 13:34 . Debemos amarnos mutuamente con ese mismo amor generoso, sacrificado, perdonador, con que Cristo nos ha amado.
Cuando ponemos juntos estos dos mandamientos encontramos la gran verdad de que la vida cristiana depende de una fe correcta y una conducta correcta combinadas. No podemos tener la una sin la otra. No puede haber tal cosa como una teología cristiana sin una ética cristiana; ni tampoco una ética cristiana sin una teología cristiana. Nuestra fe no es real a menos que conduzca a la acción; y nuestra acción no tiene justificación ni dinámica a menos que esté basada en la fe.
No podemos empezar la vida cristiana hasta aceptar a Jesucristo por lo que El es, y no Le habremos aceptado en ningún sentido real de la palabras hasta que nuestra actitud hacia nuestros semejantes sea como Su propia actitud de amor.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Confianza
Viene ahora una palabra de tranquilidad para las conciencias sensibles. Debiéramos vivir ante Dios no en temblorosa ansiedad sino en confianza serena.
19 Otra prueba: de esta manera sabemos si somos de la verdad, único lugar de la epístola donde la expresión se aplica a gente (aunque se usa refe rente a palabras, 2:21). Significa honestidad total y absoluta y apunta a la verdad del evangelio. El saber que pertenecemos a la verdad es recibir seguridad. 20 En caso de que nuestro corazón nos reprenda (“condene” BJ) no es lo más significativo. Lo que interesa es la condenación o aprobación de Dios, y él conoce todas las cosas. El conoce nuestros motivos y los hechos de amor que no nos atrevemos a acreditarnos (cf. Mat. 25:37-40). Dios sabe que somos suyos y eso es lo importante, no nuestras dudas o temores. (Una interpretación menos probable es que Dios, el Juez, conoce todo lo malo que hacemos y nos condenará.) 21 Las pro mesas de Dios son de tal magnitud que no hay razón alguna que justifique nuestra inseguridad. Por eso tenemos confianza ante él. Desde el momento en que somos suyos, nada debemos temer. 22 Re cibir respuestas a nuestras oraciones no pareciera ser la consecuencia de que nuestros corazones no nos condenan. Pero la confianza es común a ambas, y la respuesta a las oraciones inevitablemente aumenta nuestra confianza. Tanto guardamos como hacemos están en el tiempo verbal continuo. El poder de la oración no está condicionado a arranques ocasionales de obediencia, sino por vidas caracterizadas por la obediencia. Más aun, hacemos las cosas que son agradables delante de él. Y eso va más allá de simplemente guardar sus mandamientos. Tal como en el Sermón del monte, hay una preocupación por el espíritu de los mandamientos: no es suficiente guardar la letra de la ley.
23 El mandamiento está definido ahora en términos de fe y amor. El singular puede significar que “una cosa es necesaria”; no figura una lista de exigentes requerimientos. Más aún, la fe y el amor van tan íntimamente ligados que pueden ser considerados como una sola cosa. La fe es en el nombre de su Hijo Jesucristo donde el nombre involucra toda la persona; es la fe en todo lo que Jesús es y hace. La segunda parte del mandamiento es que nos amemos unos a otros. Dos de los grandes temas de la epístola son el lugar que ocupa el amor y nuestra recíproca responsabilidad. Como él nos ha mandado refuerza su mandamiento y enfatiza el hecho de que Dios no es indiferente a la forma en que vivimos. El tiempo del verbo creamos (aoristo) señala a un acto decisivo de fe, mientras amemos está en el tiempo presente, indicando una acción continua.24 Luego del singular del v. 23 Juan retoma el plural, mandamientos. El que los guarda permanece en Dios, y Dios en él. Este residir uno en otro es tema característico de la epístola. ¿Cómo sabemos que se ha realizado? Por el Espíritu que nos ha dado. El Espíritu nos es dado, no es ganado, y el Espíritu da seguridad.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
NOTAS
(1) Lit.: “persuadiremos”.
REFERENCIAS CRUZADAS
x 162 Jua 18:37
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
19 (1) Denota la realidad de la vida eterna, que Dios nos dio en nuestro nacimiento divino y que nos da la capacidad de amar a los hermanos por el amor divino (vs.14-18). Al amar a los hermanos con el amor divino, sabemos que somos de esta realidad. Véase la nota 6 (6) del cap.1.
19 (2) O, conciliaremos, convenceremos, persuadiremos, tranquilizaremos; Asegurar nuestro corazón delante de Dios significa tener una buena conciencia, sin ofensa ( 1Ti_1:5 , 1Ti_1:19 ; Hch_24:16), para que nuestro corazón pueda ser conciliado, convencido, persuadido y tranquilizado. Esto también es una condición de la vida que permanece en el Señor. Permanecer en el Señor requiere un corazón tranquilo con una conciencia sin ofensa. Esto también reviste vital importancia para nuestra comunión con Dios, de la cual se habló en la primera sección de la epístola. Si nuestro corazón es inquietado por una conciencia con ofensa, esto impide que permanezcamos en el Señor y quebranta nuestra comunión con Dios.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
somos… Lit. somos procedentes.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R871 El verbo en futuro πείσομεν tiene un sentido de duración: nosotros estaremos persuadiendo.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, persuadiremos
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit. somos procedentes.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
† Literalmente, “corazones”. Se creía que el corazón era el órgano con el que se pensaba.