Comentario de Apocalipsis 2:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que camina en medio de los siete candeleros de oro, dice estas cosas:

Los capítulos 2 y 3 presentan a Cristo dentro de sus iglesias locales. De las siete iglesias a las cuales Cristo se dirige, seis son encomiadas o alabadas; una de ellas (Laodicea) no recibe ninguna alabanza. De las siete, cinco son censuradas; dos de ellas (Esmirna y Filadelfia) no reciben ninguna censura.

Las circunstancias, del bien y del mal, que vemos en estas siete iglesias de Asia, del siglo primero, cubren la gama de circunstancias generales que confrontan las iglesias de Cristo de todo tiempo y de todas partes. Cada iglesia de Cristo puede verse en estas siete, para saber cuáles cosas agradan al Señor, cuáles no le agradan, y qué hacer para corregir faltas.

En estas cartas a las siete iglesias, vemos: (1) saludos e identificaciones, (2) encomios, alabanzas y consolaciones, (3) condenaciones, acusaciones, quejas, advertencias, y amenazas, (4) consejos, exhortaciones, admoniciones, (5) promesas, instrucciones, y estímulos.

LA IGLESIA DE CRISTO EN EFESO (Fiel pero faltante)

SALUDO E IDENTIFICACION:

2:1 — Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto —

Las «estrellas» (probablemente los ancianos o los evangelistas de las iglesias locales — véase 1:16,20, comentarios) están en la diestra de Cristo, o sea, en su control, y él anda en medio de sus iglesias para examinar, censurar, instruir en justicia, y animar, para su salvación final. La iglesia de Cristo en Efeso (véase Hch 19:1-41; Hch 20:1-38) era una iglesia fiel, pero tenía faltas, Esta carta le revelaba su estado o condición espiritual.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

al ángel de la iglesia. Apo 1:11; Apo 2:8, Apo 2:12, Apo 2:18; Apo 3:1, Apo 3:7, Apo 3:14.

El que tiene las siete estrellas. Apo 1:16, Apo 1:20; Apo 8:10-12; Apo 12:1; Jua 5:35.

el que anda en medio de los siete candeleros. Apo 1:12, Apo 1:13; Eze 28:13, Eze 28:14; Mat 18:20; Mat 28:20.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Las cartas a los angeles, esto es, los ministros de las iglesias de Efeso, Apo 2:1-7,

de Smirna, Apo 2:8-11,

de Pergamo, Apo 2:12-17,

de Tiatira, y lo que es bueno o deficiente en ellas, Apo 2:18-29.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Apo 3:1-22

Las siete cartas están organizadas, con excepciones menores, según el siguiente patrón:

(1) Una descripción de Cristo derivada de la visión del capítulo Apo 1:1-20;

(2) un encomio a la congregación;

(3) una censura por las deficiencias espirituales;

(4) una corrección a lo que está equivocado; y

(5) una promesa a los vencedores. Las siete iglesias eran congregaciones de Asia Menor durante los días de Juan. Algunas veces se cree que ellas representan siete etapas de la historia de la Iglesia. Pero esta interpretación es improbable debido a que existen desacuerdos entre los intérpretes acerca de qué parte de Apocalipsis representa cuál período en la historia. Es más probable que estas siete asambleas sean ejemplos de los tipos de iglesias que existen a lo largo de toda la historia (Apo 2:7). Esto significa que las siete cartas son advertencias para todas las iglesias de todas las épocas (Apo 2:7).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

El ángel de la iglesia es un ángel guardián (Heb 1:14) en la guerra espiritual (Dan 10:13) o algún líder humano.

Éfeso era la ciudad más importante de Asia Menor al momento de escribirse el Apocalipsis. Era el centro de adoración de Artemisa (o Diana; Hch 19:28), la diosa de la fertilidad. También era un centro comercial estratégico y un gran puerto. Estas eran algunas de las razones por las que el apóstol Pablo pasó casi tres años fundando la iglesia en Éfeso y en las ciudades de la provincia circundante (Hch 19:10; Hch 20:31).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Las Siete Cartas a las Iglesias, c. 2-3.
E stos dos capítulos se diferencian claramente del resto del libro. Y, sin embargo, son inseparables de todo el conjunto del Apocalipsis. Porque, de una parte, la mención de los atributos de Jesucristo, al comienzo de cada una de las cartas, está tomada de la visión inaugural l; de otra parte, las promesas con que termina cada epístola resultan incomprensibles si no se tiene presente el final del Apocalipsis 2, que da la explicación de símbolos como el “árbol de la vida” y la “nueva Jerusalén.” 3 El mismo Cristo, que en in había ordenado al profeta escribir cuanto viere, es el mismo que ahora dicta a San Juan estas epístolas dirigidas a las siete iglesias.
El plan de las cartas es uniforme, y la simetría es casi perfecta. Todas comienzan por esto dice, y el que habla es Jesucristo, designado por uno de sus siete atributos: por aquel que dice mayor relación con la condición especial de cada Iglesia. Todas terminan por una promesa dirigida al vencedor, o sea a todo cristiano fiel, la cual responde más o menos directamente al atributo proclamado. En el cuerpo de cada carta también se observa el mismo orden. Las palabras de Cristo comienzan en todas las cartas por conozco, que tiene por complemento la situación de la iglesia, con las amonestaciones oportunas. En todas las cartas se encuentra la expresión el que tenga oídos, y a continuación se declara que es el Espíritu el que habla a las Iglesias, es decir, el Espíritu Santo que posee Jesús4. Este Espíritu aparece aquí como una persona.
La doctrina de las cartas presenta muchas semejanzas con el resto del Nuevo Testamento, especialmente con los sinópticos, con las epístolas a los Tesalonicenses, Colosenses, con la epístola de Santiago y la i Pe. La cristología se presenta ya muy avanzada, sobre todo en la afirmación clara de la divinidad de Jesús. El objeto principal de las promesas – a semejanza del cuarto evangelio – es la vida de la gracia, la vida eterna del Evangelio, comenzada ya en este mundo y que se completará en la gloria.
Los motivos que indujeron a San Juan a escribir estas cartas debieron de ser los peligros y errores que comenzaban a introducirse en las comunidades cristianas. Los peligros de las iglesias son más bien interiores que exteriores. La persecución parece que es todavía considerada como algo futuro. Juan conoce perfectamente la historia y la geografía de estas ciudades asiáticas, lo que supone que ya había vivido en ellas 5.
Las cartas están dirigidas al ángel de cada iglesia, que debe representar al jefe o al obispo de cada una de ellas. Esto supone que ya existía en todas partes un episcopado monárquico. Aunque el apóstol fuese el obispo de Efeso, esto no impide que San Juan se dirija al pastor de esta iglesia, ya que podía tener un pastor local distinto del apóstol; o, al menos, alguien había tenido que sustituirle durante su destierro 6

Capitulo 2.

Carta a la iglesia de Efeso, 2:1-7.
1 Al ángel de la Iglesia de Efeso escribe: Esto dice el que tiene en su diestra las siete estrellas, el que se pasea en medio de los siete candeleros de oro. 2 Conozco tus obras, tus trabajos, tu paciencia, y que no puedes tolerar a los malos, y que has probado a los que se dicen apóstoles, pero no lo son, y los hallaste mentirosos, 3 y tienes paciencia y sufriste por mi nombre, sin desfallecer. 4 Pero tengo contra ti que dejaste tu primera caridad. 5 Considera, pues, de dónde has caído, y arrepiéntete, y practica las obras primeras; si no, vendré a ti y removeré tu candelero de su lugar si no te arrepientes. 6 Mas tienes esto a tu favor, que aborreces las obras de los nicolaítas como las aborrezco yo. 7 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de mi Dios.

Efeso es nombrada en primer lugar a causa de su importancia y por ser la metrópoli de la provincia proconsular de Asia. La ciudad era muy antigua y la más rica del Asia Menor en aquel tiempo. Dotada de un gran puerto, con un territorio muy fértil, y una industria muy floreciente, era un gran centro comercial entre el Oriente y el Occidente. En ella confluían las grandes vías romanas que venían de Galacia, de Mesopotamia y de Antioquía. Su grandioso templo de Artemis o Diana, considerado como la séptima maravilla del mundo, era famoso en toda la antigüedad y hacía de la ciudad un centro religioso de los más notables del mundo antiguo. En la época de Domiciano vino a ser también el centro del culto imperial de la provincia proconsular de Asia. Era también la residencia del procónsul romano. Y en ella residía una numerosa colonia judía 7.
La iglesia de Efeso había sido fundada por San Pablo en su tercer viaje apostólico 8. El Apóstol de las Gentes llegó a Efeso por los años 53-56, y predicó allí con grande éxito durante casi tres años. Tuvo que abandonar la ciudad a causa de la sublevación de los orfebres, que veían amenazada su industria de fabricación de estatuitas de Diana con la propagación de la fe cristiana. Más tarde, probablemente después de la ruina de Jerusalén, el año 70, San Juan vino a establecerse en Efeso, y allí se mostraba su sepulcro y hasta la casa en que había vivido en compañía de la Virgen María. Después de la caída de Jerusalén, Efeso vino, pues, a convertirse en el primer centro del cristianismo oriental. En la actualidad, Efeso no es más que un campo de ruinas grandiosas, que, por sí solas hablan de la importancia que tuvo esta ciudad en la época en que San Juan escribía el Apocalipsis.
Jesucristo es presentado hablando y dictando al vidente de Patmos (v.1)· La orden que le da es que escriba las cosas que le va a decir para comunicárselas al ángel de la iglesia de Efeso. En todas las cartas se repite el mismo mandato con las mismísimas palabras. Sólo cambia el nombre de la ciudad a la cual va dirigida la carta. El ángel, en estos pasajes, muy probablemente simboliza al obispo de cada una de las Iglesias. Así lo han entendido generalmente los Padres latinos. Y esto explicaría los reproches que Jesucristo les dirige tocante a su conducta, lo cual resultaría de difícil explicación si admitimos que se trata de los ángeles tutelares de cada iglesia.
El autor sagrado describe a Cristo con rasgos tomados de Rev 1:13. Se añade, además, el detalle de que se pasea en medio de los siete candeleros de oro, como para significar con esta actitud su dominio sobre todas las Iglesias, pues Efeso era como la metrópoli de todas las demás que ha de nombrar. Jesucristo tiene en su mano y domina a todos los jefes de las iglesias, y es señor absoluto de ellas. El hecho de pasear por en medio de ellas significa que Cristo vigila constantemente sobre esas comunidades cristianas.
Jesucristo conoce la vida de la iglesia de Efeso, de la cual hace un gran elogio. En los trabajos sufridos y en las persecuciones padecidas por el nombre de Jesús ha mostrado paciencia; y no ha tolerado la presencia de malvados y falsos apóstoles en su comunidad (v.2-3). Se hace particular referencia a los seudoapóstoles, de los cuales habla ya San Pablo en la 2 Cor 9, poniendo en guardia a los fieles contra esos falsos maestros. Se servían de mil maneras para sembrar entre los cristianos doctrinas corruptoras, que producían confusión y mucho daño en las almas. La Didajé 10 manda que para descubrir el verdadero espíritu de los que se presentaban como apóstoles, profetas, maestros, se confrontase su vida y doctrina con la vida y la doctrina de Cristo. La iglesia de Efeso los ha probado y los ha hallado mentirosos. Se debe de tratar de los nicolaítas (cf. v.6) o de otros propagandistas de la semilla gnóstica, o también de judíos o judaizantes, que se esforzaban por introducirse y perturbar las comunidades cristianas. El Señor alaba la conducta de la iglesia de Efeso con estos falsos doctores. San Ignacio de Antioquía alaba igualmente a la iglesia de Efeso por haber cerrado sus oídos a los falsos doctores 11.
El hermoso elogio que hace Jesucristo de esta iglesia, tanto en lo referente a su fidelidad doctrinal como en la paciencia manifestada en las persecuciones, supone que la vida cristiana en lo que tiene de más esencial era floreciente en ella. Pero entonces, ¿cómo se entiende el reproche que le dirige: Tengo contra ti que dejaste tu primera caridad? (v.4). Ahora bien, la caridad es la virtud esencial de la vida cristiana 12. ¿Cómo explicar, pues, esta especie de paradoja? Para entender esto hemos de tener presente que el verbo ι, empleado aquí por San Juan, puede significar “renunciar, abandonar,” pero también “aflojar, descuidar.” Y el reproche que le dirige Cristo parece ser a causa de su negligencia. El aflojamiento de los efesios en la caridad, sin constituir un abandono propiamente dicho de la caridad, es una desobediencia progresiva o una vía de escape de una obligación rigurosa que tienen todos los cristianos de practicar la caridad 13. Por consiguiente, la iglesia de Efeso se ha resfriado en el fervor de su caridad primera. San Juan opone la caridad actual de la iglesia a la que tuvo en un principio, es decir, después de la conversión de los efesios. La caridad en aquella época era muy fervorosa. Pero con el tiempo, en lugar de desarrollarla mediante el continuo ejercicio para que diese sus frutos, la han dejado decaer.
La caridad de que nos habla aquí Juan no parece referirse únicamente al fervor interior. En Rev 2:5 y 19 es asociada expresamente con las obras. De donde se deduce que se trata de la manifestación concreta del amor. Y esa manifestación se lleva a cabo por medio de las obras de caridad para con el prójimo, especialmente para con los pobres. Por lo tanto, esta caridad debe de ser la caridad fraterna manifestada en las obras de misericordia 14. El reproche del v.4 está, por consiguiente, en una línea auténticamente joánica, pues el mismo San Juan es el que dice: “Quien ama a su hermano está en la luz, y en él no hay escándalo”15. La caridad es como el lazo que da consistencia y vigor a todas las virtudes. Los efesios, con su cansancio en la práctica de esta virtud, ponen en peligro toda su vida moral. Su pereza en el ejercicio de las obras de caridad les conduce a una especie de tibieza espiritual. Conservan, es verdad, su capacidad de amar divinamente, porque no han perdido la gracia, pero se muestran perezosos en la práctica de la caridad 16.
Después Jesucristo exhorta a la iglesia de Efeso a la reflexión, al arrepentimiento y a la práctica de sus obras primeras de caridad. De lo contrario, el Señor vendrá y removerá el candelera de su lugar (v.5). La amenaza simbólica podría ser una alusión a los desplazamientos sucesivos de la ciudad 17 y su definitiva destrucción. Para otros significaría más bien que la comunidad de Efeso decaería de su rango, perdiendo la primacía religiosa que entonces tenía en el Asia Menor.
Sin embargo, la iglesia de Efeso tiene a su favor el hecho de haber aborrecido las obras de los nicolaítas (v.6). No sabemos con seguridad quiénes eran estos nicolaítas. En la antigüedad ha habido muchos escritores que ligaban equivocadamente esta secta con el diácono Nicolás 18. No obstante, no se conoce con certeza ni su autor ni sus enseñanzas erróneas, que debieron de ser de orden moral. Según Clemente Alejandrino 19, los nicolaítas permitían comer las carnes sacrificadas a los ídolos, después de echar sobre ellas los exorcismos, y afirmaban que la fornicación no era pecado. En cuyo caso, los nicolaítas constituirían una especie de herejía pregnóstica, que sería la continuadora, en las iglesias del Asia, del error del cual nos hablan las epístolas paulinas de la cautividad y las pastorales. Ha habido también autores modernos que han visto en nicolaítas un juego de palabras: los nicolaítas habría que identificarlos con los baalamitas de la Iglesia de Pérgamo 20 y con la Jezabel de Tiatira 21, pues reflejarían los mismos vicios. En este caso, las palabras griegas νίκα λαόν = “él domina al pueblo” de Dios, equivaldrían a la expresión hebrea baaíam = “dueño del pueblo” de Dios. Se trataría, pues, de un nombre simbólico, no de un nombre histórico. A continuación San Juan trata de atraer la atención de sus lectores para que mediten seriamente en el sentido del mensaje que les acaba de exponer: el que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias (v.7). En los evangelios, Jesucristo emplea también frecuentemente esta misma expresión 22. El Espíritu que habla es el Espíritu Santo, inspirador de los profetas. Pero aquí es presentado como Espíritu de Cristo, porque es el mismo Cristo el que habla 23. Ese Espíritu conoce perfectamente el corazón de los hombres y sabe valorar sus acciones. Por eso puede reprender y corregir con conocimiento de causa. Y al mismo tiempo, como Dios, puede amenazar con castigos o bien ofrecer premios. Al cristiano que haya sido fiel y que, por lo tanto, haya resultado vencedor 24 el Señor le dará en premio a comer del árbol de la vida (v.7) 25. La vida cristiana es una especie de milicia, pues presupone una continua lucha contra todo lo que le puede apartar de Dios. Pero al que venciere, el Señor le dará el don de la inmortalidad. La imagen del árbol de la vida procede del Génesis 26, que lo coloca en medio del paraíso, guardado por querubines para que el hombre caído no logre arrebatar su fruto y recobrar la inmortalidad 27. En la literatura rabínica y apocalíptica se alude con frecuencia al árbol de la vida que se da a comer a los vencedores 28. Y según las ideas judías de entonces, atestiguadas por diversos apocalipsis apócrifos 29, el paraíso y el árbol de la vida debían volver a aparecer al fin de los tiempos para gozo de los elegidos. Sin embargo, el árbol es una pura imagen. El premio prometido es la inmortalidad bienaventurada. El árbol de la vida, que estaba en el paraíso terrenal, confería al que lo comía el don de la inmortalidad 30. Pero, por el pecado, el hombre quedó privado del don de la inmortalidad. Ahora Cristo promete a todo cristiano que venciere al pecado el don de la inmortalidad gloriosa en el cielo. Esto es lo que significa comer del árbol de la vida que está en el paraíso de mi Dios. La literatura apocalíptica, siguiendo en esto el ejemplo de los profetas, idealiza frecuentemente el futuro mesiánico comparando su felicidad con la del paraíso terrestre 31.
En virtud de la identidad joánica entre gracia y gloria, también se podría ver aquí la presencia de Cristo en el alma fiel. Desde esta vida Cristo y el Espíritu Santo nutrirán a los cristianos fieles con el alimento que da la vida 32.

Carta a la iglesia de Esmirna,Rev 2:8-11.
8 Al ángel de la Iglesia de Esmirna escribe: Esto dice el primero y último, que estuvo muerto y ha vuelto a la vida: 9 Conozco tu tribulación y pobreza, aunque estás rico, y la blasfemia de los que dicen ser judíos y no lo son, antes son la sinagoga de Satán. 10 Nada temas por lo que tienes que padecer. Mira que el diablo os va a arrojar a algunos en la cárcel para que seáis probados, y tendréis una tribulación de diez días. Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida. 11 El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor no sufrirá daño de la segunda muerte.

Esmirna era otra de las grandes ciudades del Asia Menor, situada a 50 kilómetros al norte de Efeso. Edificada sobre una grande bahía, disfrutaba de un magnífico puerto. Se distinguió siempre por su fidelidad a Roma en sus luchas contra los Seléucidas, Cartago y Mitrídates. Por eso se le concedió el título de fiel. Este fervor por Roma lo manifestó también levantando, la primera de todas las ciudades, en el año 195 a. C., un templo a la diosa Roma. En el año 26 d.C. obtuvo, antes que Efeso y Sardes, el privilegio de erigir un templo a Tiberio, a Livia y al Senado 33. Ignoramos cuándo recibió Esmirna la fe de Cristo. Es muy probable que la haya recibido de Efeso, por medio de algunos convertidos por San Pablo en esta ciudad 34. Esmirna era una ciudad rica y de mucho comercio. Por eso contaba con una comunidad numerosa de judíos. Es probable que por la fecha en que se escribía el Apocalipsis fuese ya obispo de Esmirna San Policarpo: discípulo de San Juan, que, al morir mártir por no querer decir, “César es Señor” (f 156), llevaba ochenta y seis años sirviendo a Cristo. Los judíos fueron los que impulsaron al pueblo a pedir su muerte. De todas las ciudades antiguas de la provincia, es Esmirna la única que ha renacido de sus cenizas, gracias a su magnífico puerto. Actualmente existe en Esmirna un buen grupo de católicos con su obispo. Se supone que Esmirna fue la patria de Hornero 35.
La carta dirigida a la Iglesia de Esmirna es la más breve de todas. Y sólo contiene elogios, lo cual parece indicar que era una comunidad ejemplar. Comienza con el mandato de escribir dirigido al obispo de Esmirna. Jesucristo se describe a sí mismo con los dos epítetos de /φ ι,18: es el primero y el último, el que estuvo muerto y ha vuelto a la vida (v.8). Cristo se mantuvo siempre fiel a la voluntad de su Padre, incluso en el momento terrible de su pasión y muerte. Por este motivo obtuvo la vida. La Iglesia de Esmirna ha de hacer otro tanto, aun cuando se vea sumergida en la tribulación.
Jesucristo hace un buen elogio de la iglesia de Esmirna, que ha sufrido mucho, pero que todavía tendrá que sufrir más. En la causa de estos padecimientos tendrán parte los judíos, los cuales no merecen este honroso nombre, sino el de sinagoga de Satán (v.q). Los judíos, muy numerosos e intrigantes en Esmirna, como en Efeso, han sido siempre particularmente duros para el cristianismo, como se ve por el Martirio de San Policarpo 36, en el que aparecen ellos como los principales instigadores contra el santo obispo. Aquí, como en tantas otras partes, se cumple el dicho de Tertuliano: “Synagogas iudaeorum fontes persecutionum.” La blasfemia de los que dicen ser judíos y no lo son debió de consistir probablemente en renegar de Jesucristo y de su Iglesia 37. Por eso mismo, no son verdaderos judíos; pues, en realidad, solamente los que creen en Jesucristo son los verdaderos judíos, los auténticos herederos de los privilegios del pueblo elegido. Los cristianos son, como dice San Pablo, el verdadero Israel de Dios 38. San Juan también reconoce el singular privilegio de los judíos, como se ve por su evangelio 39 y por este pasaje, pero a condición de que se mantengan en el plan establecido por Dios. En una ciudad rica, los fieles son pobres en bienes materiales, pero ricos en virtudes y merecimientos ante Dios. La antítesis riqueza espiritual y pobreza material 40 es empleada de nuevo, aunque en sentido inverso, en la carta a la iglesia de Laodicea41. La comunidad cristiana de Esmirna se encuentra en estado de tribulación y de pobreza, causado probablemente por la persecución de los judíos, auxiliados a su vez por los poderes públicos. Unos y otros se han aprovechado de la ocasión para despojar a los cristianos de sus bienes. Por otra parte, sabemos que los cristianos primitivos procedían en su mayoría de la clase más pobre y humilde.
El Señor anuncia a los esmirnenses – exhortándolos al mismo tiempo a no temer (v.10) – la persecución que el diablo va a desencadenar contra algunos de la comunidad. El diablo, sirviéndose de la sinagoga de Satán, arrojará en la cárcel a estos esforzados campeones de Cristo. Pero la tribulación, o la prueba permitida por Dios, durará solamente diez días. Esta expresión designa una corta duración, y es un símbolo de la impotencia de Satanás 42. Ante la prueba ya próxima, Jesucristo exhorta a los cristianos a mantenerse fieles a la fe hasta la muerte. La prueba suprema del amor del cristiano es el martirio 43. La exhortación a mantenerse fiel se comprende bien teniendo en cuenta que la fidelidad a Roma era la nota que había caracterizado siempre a la ciudad de Esmirna. Al que se haya mantenido firme en medio de la tribulación el Señor promete darle la corona de la vida, es decir, la corona de la vida eterna, que será el premio que Dios dará a los que hayan perdido la vida terrena por amor de El. La imagen de la corona de la vida está tomada de los juegos griegos, en los que el atleta vencedor era coronado. Ya San Pablo había comparado la vida cristiana a una carrera en el estadio, en la cual sólo los vencedores obtendrán la corona de la vida eterna44. También la imagen aludida de la corona pudiera estar inspirada en la belleza, de la ciudadela, que era llamada por los antiguos la “corona de Esmirna.” Sabido es que San Juan, en las cartas a las diversas iglesias, suele aludir a las cosas verdaderamente específicas de cada una de ellas.
El Señor termina la carta prometiendo al vencedor que no sufrirá daño de la segunda muerte (v.11)45. La segunda muerte46 significa la muerte eterna, la pérdida del alma y la privación eterna de Dios en el estanque de fuego. De todo esto se verá libre el cristiano que permanezca fiel a Dios hasta la muerte. El autor sagrado parece contraponer la segunda muerte a la primera, es decir, a la muerte corporal, que algunos de los esmirnenses iban a sufrir pronto como mártires. Por eso Jesucristo se ha presentado a esta iglesia como el principio y el fin de toda vida, como el que pasó por la muerte para vivir eternamente47.

Carta a la iglesia de Pergamo,Rev 2:12-17.
12 Al ángel de la Iglesia de Pérgamo escribe: Esto dice el que tiene la espada, la espada de dos filos, la aguda: 13 Conozco dónde moras, donde está el trono de Satán, y que mantienes mi nombre, y no negaste mi fe, aun en los días de Antipas, mi testigo, mi fiel, que fue muerto entre vosotros, donde Satán habita. 14 Pero tengo algo contra ti: que toleras ahí a quienes siguen la doctrina de Balam, el que enseñaba a Balac a poner tropiezos delante de los hijos de Israel, a comer de los sacrificios de los ídolos y fornicar. 15 Así también toleras tú a quienes siguen de igual modo la doctrina de los nicolaítas. 16 Arrepiéntete, pues; si no, vendré a ti pronto y pelearé contra ellos con la espada en mi boca. 17 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al que venciere le daré del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en ella escrito un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe.

Pérgamo, otra de las grandes ciudades de Asia Menor, estaba a unos 70 kilómetros al norte de Esmirna y a unos 30 del mar. Su grandeza y prosperidad databan del año 282 a. C., en que fue constituido el reino de los Atálidas, que duró hasta el año 133 a. C. En este año, el rey átalo III se sometió al dominio de Roma. Estaba situada sobre una solitaria colina de unos 300 metros de altura, desde la que dominaba el amplio valle del Caico. Los reyes de Pérgamo habían fundado en ella una gran biblioteca, que competía con la de Alejandría. Esto dio origen al desarrollo de una industria, la del pergamino, que sustituía al papiro para la composición y escritura de los libros. Fue famosa por sus monumentos religiosos, entre los cuales descollaba el santurario de Zeus Soter, en el que los reyes de Pérgamo habían levantado un altar colosal, en uno de cuyos lados estaba representada la Gigantomaquia, o sea la lucha de los gigantes con los dioses. También era notable el culto de Esculapio, a cuya sombra nació el cultivo de la medicina. De sus escuelas salió el insigne Galeno. Pérgamo fue la sede de un Augusteum, o templo dedicado al emperador Augusto, y otro dedicado a la diosa Roma48. Sobre los orígenes del cristianismo en Pérgamo nada sabemos.
Después de la invitación a escribir, común a todas las cartas, Jesucristo se presenta empuñando la espada de dos filos (v.12) 49. El contexto de la carta indica claramente que se trata del poder irresistible de la palabra divina 50. La palabra de Cristo es penetrante como una aguda espada de dos filos. Los que no sean fieles a la doctrina cristiana serán combatidos por el mismo Jesucristo con la espada de su boca (cf. v.16).
Cristo alaba la fe y la fortaleza de la Iglesia de Pérgamo, porque, aun morando donde está el trono de Satán, ha mantenido firme la fe recibida. Pérgamo podía ser llamada con mucha propiedad trono de Satán (v.13), a causa de sus templos, de los cultos paganos y de su colegio sacerdotal. El templo de Zeus Soter dominaba, desde la acrópolis, los valles que rodeaban la ciudad. Además, era el centro del culto imperial oficial, por lo cual venía como a dominar sobre todos los demás templos de Asia Menor.
El Señor hace el elogio de su constancia por su fidelidad en una ocasión determinada, probablemente en una explosión del furor pagano, en que sufrió la muerte el mártir Antipas.Nada sabemos de él fuera de lo que nos dice este pasaje del Apocalipsis, Los Bolandistas lo colocan en el 11 de abril, y afirman que padeció martirio bajo Domiciano, quemado dentro de un buey de bronce. Antipas tal vez haya sido martirizado por rehusar el culto al emperador de Roma, es decir, por no querer reconocer el título de Kyrios, Señor, al emperador, reservándolo únicamente para Cristo. Los cristianos se opusieron tenazmente ya desde un principio a dar al César el título de Kyrios (Καίσαρ Κύριος: “César es el Señor”), porque lo consideraban como un título divino, que no era lícito dar a ninguna persona humana. En el Martirio de San Policarpo se lee que los jueces incitaban a este ilustre santo a pronunciar el César Kyrios como una formalidad cualquiera, con lo cual se libraría de la muerte. Pero el santo rehusó, pues teniendo en cuenta el significado que se le atribuía, constituía una grave blasfemia.
A pesar de la fidelidad demostrada por la Iglesia de Pérgamo, el Señor tiene sus quejas contra ella: tolera en su seno a los que siguen las doctrinas de Balam y de los nicolaítas (v.14-15). El v.15 parece identificar – según opinión de la mayoría de los intérpretes – los nicolaítas con los secuaces de Balam. Este famoso adivino fue llamado por Balac, rey de Moab, para que maldijera a los israelitas, que amenazaban su reino. Balac esperaba que la maldición tuviese como efecto la destrucción de Israel. Pero Balam en lugar de maldecir, es obligado por Yahvé a proferir sobre Israel magníficas bendiciones 51. Sin embargo, por Num 31:16 sabemos que las mujeres moabitas y madianitas indujeron a los israelitas, por consejo de Balam, a tomar parte en los cultos idolátricos de Baal Fogor. Así lo afirma también un comentario haggádico judío, añadiendo que fue Balam el que dio este perverso consejo al rey de Moab, A esta interpretación parece aludir nuestro pasaje. Balam quedó en la literatura judaica como el prototipo del inductor al mal.
A semejanza de Balam, hay en la Iglesia de Pérgamo falsos doctores que con sus doctrinas erróneas inducen a los fieles al mal. Es probable que San Juan mire aquí a algún falso doctor que no tenía reparo en enseñar ser lícito tomar parte en los banquetes de los ídolos, en los sacrificios paganos o también dejarse llevar del desenfreno moral. El problema de los idolotitos preocupó ya desde un principio a los apóstoles. San Pablo había tenido que intervenir en este asunto para dar normas concretas a las cuales debían atenerse los fieles52. Según esto, la fornicación de que nos habla el v.14 hay que entenderla de la connivencia con la idolatría. Es muy frecuente en los profetas del Antiguo Testamento el considerar la idolatría como una fornicación 53. La razón de esto está sin duda en el hecho de que Israel era considerado por esos mismos profetas como la esposa de Yahvé. Al darse a la idolatría venía como a prostituirse a un extraño, faltando así a la fidelidad debida a su esposo Yahvé. Sin embargo, es también posible que haya que tomar la expresión fornicar de nuestro texto en sentido propio, pues las fiestas religiosas de Pérgamo, en las cuales tal vez participaban algunos cristianos, solían llevar consigo desórdenes morales.
Cristo exhorta a la Iglesia al arrepentimiento y a la corrección. De lo contrario vendrá pronto a ella y peleará contra los corruptores con la espada de su boca (v.16). Esta espada no designa otra cosa que el fallo de su justicia pronunciado por su boca. Cristo, en cuanto juez, condenará con terrible castigo a los falsos doctores que se esfuerzan por seducir a los fieles de Pérgamo.
Al vencedor en los combates de la fe le promete, en cambio, dos cosas: el mana escondido y una piedrecita blanca (v.11). En el maná hay una clara alusión al éxodo, durante el cual Dios alimentó a su pueblo con este alimento caído del cielo 54. Por el libro del éxodo 55 también sabemos que una muestra del maná se conservó escondida en el arca de la alianza. La tradición rabínica también consideraba como algo característico de la era mesiánica la reaparición del maná, escondido en el tercer cielo 56. La mención del maná en este pasaje tal vez haya sido sugerida por la alusión a Balam y a los recuerdos del éxodo, o bien por contraposición a los idolotitos de los que ha hablado en el v.14. El maná, junto con el árbol de la vida 57 y el agua de la vida58, vendrán como a formar el alimento de inmortalidad para los elegidos. En el cuarto evangelio, el maná es símbolo de la Eucaristía 59. También aquí San Juan parece referirse al alimento espiritual que es la Eucaristía, como reconocen casi todos los intérpretes. La Eucaristía es el alimento que da la verdadera vida, y se opone a los idolotitos que dan la muerte 60. Hay algunos autores, sin embargo, que piensan que la Eucaristía no es el premio aludido, porque los fieles de Pérgamo ya la poseían. El premio prometido al vencedor sería más bien de tipo escatológico. Se referiría a la visión beatífica, que sacia totalmente las ansias y deseos del bienaventurado. En este sentido hablaría el arcángel Rafael cuando decía a Tobías: los ángeles “se sustentan de un manjar invisible y de una bebida que los hombres no pueden ver.”61
La piedrecita blanca – el blanco es color de victoria y de alegría – es una imagen tomada probablemente de los billetes de entrada – tessera – a los teatros, a los banquetes, o bien de los talismanes protectores, que solían llevar un nombre mágico grabado. Esta piedrecita blanca dada a los cristianos fieles simboliza el billete para entrar y tomar parte en el banquete celestial, en el reino de los cielos. La literatura rabínica también refiere que con el maná cayeron del cielo piedras preciosas 62. No es del todo improbable que el autor del Apocalipsis haga referencia a esta opinión rabínica. Otra hipótesis muy sugestiva es la que identifica la piedrecita blanca del Apocalipsis con el símbolo (σύνθημα) que Arístides de Esmirna recibió de Esculapio de Pérgamo como consolador auxilio moral63. El nombre nuevo, que va escrito sobre la piedrecilla, alude probablemente a un nombre de Cristo 64. Solamente el que posee ese nombre conoce su sentido, y únicamente será gustado por los fieles que han triunfado.
Con esto se quiere poner más de realce, posiblemente, un lazo mucho más íntimo entre Cristo y el alma del cristiano. Sería la experiencia íntima y personal que el cristiano tenga de Jesucristo. Sólo aquel que la sienta podrá darse cuenta de ella: es un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe (v.17). También podría interpretarse el nombre nuevo como equivalente a santo y seña, con el que se facilitaría al agraciado la entrada al banquete celeste65.

Carta a la iglesia de Tiatira,Num 2:18-29.
18 Al ángel de la Iglesia de Tiatira escribe: Esto dice el Hijo de Dios, cuyos ojos son como llamas de fuego, y cuyos pies son semejantes a azófar: 19 Conozco tus obras, tu caridad, tu fe, tu ministerio, tu paciencia y tus obras últimas, mayores que las primeras. 20 Pero tengo contra ti que permites a Jezabel, esa que a sí misma se dice profetisa, enseñar y extraviar a mis siervos hasta hacerlos fornicar y comer de los sacrificios de los ídolos. 21 Yo le he dado tiempo para que se arrepintiese; pero no quiere arrepentirse de su fornicación, 22 y voy a arrojarla en cama, y a los que con ella adulteran, en tribulación grande, por si se arrepienten de sus obras. 23 Y a sus hijos los haré morir con muerte arrebatada, y conocerán todas las iglesias que yo soy el que escudriña las entrañas y los corazones, y que os daré a cada uno según vuestras obras. 24 Y a vosotros, los demás de Tiatira, los que no seguís semejante doctrina y no conocéis las que dicen profundidades de Satán, no arrojaré sobre vosotros otra carga. 25 Solamente la que tenéis, tenedla fuertemente hasta que yo vaya. 26 Y al que venciere y al que conservare hasta el fin mis obras, yo le daré poder sobre las naciones, 27 y las apacentará con vara de hierro, y serán quebrantados como vasos de barro, 28 como yo lo recibí de mi Padre, y le daré la estrella de la mañana. 29 El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Tiatira, la menos importante de las siete ciudades nombradas por San Juan, estaba situada a 65 kilómetros al sudeste de Pérgamo. Antes de que fuera incorporada al imperio romano era una pequeña ciudad de guarnición entre la Misia y la Lidia, levantada por Seleuco I (312-280 a. C.), y estaba situada entre los ríos Caico y Hermo. Hacia el año 190 a. C. fue conquistada por Roma. Desde entonces comenzó a crecer la ciudad, llegando a alcanzar un desarrollo industrial muy floreciente. Era célebre en la antigüedad por sus industrias de tejidos, de tintorería y de fundición. Esto contribuyó al desarrollo de sus numerosas asociaciones obreras y patronales de carácter profesional y religioso, como nos lo atestigua la epigrafía de la ciudad66. Eran frecuentes los banquetes idolátricos que se celebraban con motivo de las fiestas patronales de cada gremio laboral. Por lo cual los cristianos se veían con frecuencia en compromiso, al sentirse por una parte obligados a cumplir con sus deberes gremiales y, por otra, a llevar a efecto sus exigencias cristianas. Era famoso el templo dedicado a la sibila oriental Sambata, que, por eso, era llamado Sambatheion. Ignoramos de qué manera penetró en esta ciudad el cristianismo. Sólo sabemos que entre los convertidos por San Pablo en Filipos se contaba una mujer, por nombre Lidia, originaria de Tiatira y dedicada al comercio de la púrpura67.
La carta a la iglesia de Tiatira es la más larga de todas. En ésta, y en las otras tres que faltan, se invierten las dos constantes finales.
El título de Hijo de Dios (v.18) sólo se encuentra bajo esta forma en este pasaje. Sin embargo, la idea se expresa implícita o equivalentemente en muchos otros lugares del Apocalipsis, con fórmulas diversas68. La divinidad de Cristo y su filiación natural era una verdad fundamental del cristianismo. Jesucristo había muerto precisamente por afirmar inequívocamente esta verdad69.
Los ojos de Cristo son como llamas de fuego. Existe en esta expresión una alusión manifiesta a la visión inaugural70. Los antiguos creían, al parecer, que los ojos emitían una luz con la cual la visión resultaba mucho más perfecta. Jesucristo tiene un foco de luz potentísimo en sus ojos, con los cuales puede penetrar hasta los más profundos escondrijos de las almas y de los corazones. De este modo puede contemplar la vida de la Iglesia de Tiatira y las maldades que cometen algunos de sus miembros incitados por Satán. Los pies de Cristo son semejantes a azófar o a auricalco incandescente, como ya se dijo en Rev 1:15. Para muchos autores el auricalco incandescente designaría un metal muy duro, que serviría para simbolizar la acción de Cristo pisoteando y deshaciendo a sus enemigos y toda clase de maldad que se pueda cometer en este mundo 71. Sin embargo, la luminosidad de los pies de Cristo nos parece una imagen muy apropiada y en perfecto paralelismo con el fulgor de los ojos, para significar la naturaleza espiritual de Jesucristo, que penetra hasta lo más recóndito del corazón humano 72.
Como en las otras cartas, San Juan hace primero el elogio de la Iglesia de Tiatira, para pasar después a los reproches. En la 1 Tes también San Pablo procede de la misma forma: los reproches sólo los comienza en el capítulo 4. El elogio de la Iglesia de Tiatira es el más rico y espléndido de todas las cartas. Discuten los autores si los términos aquí empleados para describir las virtudes de dicha iglesia han de ser tomados en sentido propio, o si, por el contrario, San Juan cita únicamente un catálogo tradicional de virtudes73. En las epístolas pastorales de San Pablo encontramos muchas enumeraciones análogas de virtudes74. Y en todas es mencionada la caridad, que casi siempre es asociada a la fe y a la paciencia 751 Esto nos fuerza a considerar la caridad de nuestro texto más bien como una virtud moral que se manifiesta en las obras de misericordia. De modo semejante, la fe designa no la fe teologal propiamente dicha, sino la lealtad y la fidelidad. No obstante, estas manifestaciones concretas de la caridad y de la fe proceden de la íntima unión del alma con Cristo. Por eso, el cristiano caritativo y fiel en la vida ordinaria es el que cree en Cristo y le ama personalmente 76.
San Juan alaba las obras (epyoc) de la Iglesia de Tiatira, la primera de las cuales es la caridad. El ministerio (διακονία) es probable que se refiera al servicio de los pobres y de los afligidos 77, es decir, sería una manifestación de la caridad eficiente para con los hombres, y en especial para con los cristianos. La paciencia (υπομονή) es probable que se refiera a la fuerza que da la caridad para sufrir con resignación. Esta es, precisamente, la característica de la caridad, según el sermón de la Montaña y las epístolas de San Pablo: “la caridad todo lo tolera.”78
Además, la Iglesia de Tiatira no se ha estancado en la vida cristiana, sino que ha progresado: sus obras últimas son mayores que las primeras (v.18), no sólo en número, sino también en calidad79. A la Iglesia de Tiatira le sucede lo contrario de lo que sucedía a la de Efeso, que había aflojado en su primera caridad 80. En cambio, las obras de caridad de la Iglesia de Tiatira son ahora más excelentes que al principio. Para San Juan, lo que caracteriza el verdadero amor, la auténtica caridad cristiana, es la manifestación externa de ese amor en obras de misericordia.
Pero no todo es bueno en Tiatira. El apóstol le reprocha varias cosas que pueden ser motivo de perversión para los fieles. Su mal es muy parecido al de Pérgamo, pero da la sensación de estar más extendido. Y como al hablar a la iglesia de Pérgamo se sirvió el autor sagrado del nombre de Balam81, así ahora toma el nombre de Jezabel para designar probablemente a alguna dama influyente de aquella Iglesia 82. El nombre de Jezabel es indudablemente simbólico, y está tomado de la tristemente famosa mujer de Ajab, que introdujo los cultos fenicios en el reino de Israel y persiguió a muerte a los verdaderos profetas 83. El Señor la castigó con muerte terrible, lo mismo que a toda su descendencia84. La Jezabel de que nos habla San Juan – perteneciente posiblemente a la secta de los nicolaítas – enseñaba y fomentaba con su ejemplo la idolatría, participando en los sacrificios de los ídolos 85. En Tiatira abundaban las asociaciones de artesanos, las cuales celebraban con frecuencia sus fiestas y banquetes religiosos, que darían ocasión a los actos idolátricos aquí condenados. A esta dama, o a esta porción de fieles representados por la dama Jezabel, les había dado el Señor tiempo para que se arrepintiesen (v.21), tal vez por medio de una corrección pública; pero no había querido cambiar de conducta. La falsa profetisa se ha empeñado en seguir con sus fornicaciones y adulterios. Los términos fornicación y adulterio pueden aludir a la convivencia con la idolatría, pues en el Antiguo Testamento fornicación es sinónimo de idolatría. Pero también pueden designar una doctrina moral laxista, y referirse a los desórdenes que acompañarían la participación de los nicolaítas en los banquetes paganos (v.20-21).
De la carta dirigida a los de Tiatira se desprende con bastante claridad que los cristianos de esta ciudad tomaban parte, con rek-tiva facilidad, en los banquetes en que se comía carne sacrificada a los ídolos. Lo cual no ha de extrañar si esos banquetes eran los celebrados por los gremios laborales de la industriosa ciudad. Esta costumbre de asistir a los banquetes de los ídolos parece inveterada, pues no quieren arrepentirse de su fornicación.
Por cuyo motivo, Jesucristo amenaza con arrojarla en cama (v.22), en el lecho de la enfermedad86. Es un contraste sarcástico con el lecho del adulterio o con el triclinium de los banquetes sagrados 87. El Señor va a castigarla, juntamente con sus hijos (v.23), es decir, los que siguen su ejemplo, con una muerte desastrosa, como la que sufrió la fenicia Jezabel 88. Este castigo lo permite el Señor con el fin de que se arrepienta de sus obras, pues Dios quiere que todos los hombres se salven y les concede el tiempo y las gracias suficientes para ello. Además, el castigo servirá de ejemplo no sólo a la Iglesia de Tiatira, sino también a otros, a los que pudiera llegar el escándalo. Con esto conocerán todos cuan verdaderas son las palabras del profeta: “Yo soy Yahvé, el que escudriña las entrañas y los corazones, y el que os dará a cada uno según vuestras obras” 89.
A continuación (v.24-25) el Señor contrapone a los que acaba de condenar los demás que se han mantenido fieles a la verdadera doctrina y han conservado pura la tradición apostólica. Estos no han aceptado las profundidades de Satán. La expresión profundidades de Satán parece designar el sistema doctrinal nicolaíta, que nosotros no conocemos. Los adherentes a este sistema enseñaban errores doctrinales, unidos a un cierto libertinaje moral, que les llevaba a separarse de la doctrina recibida de los apóstoles 90. Porque consideraban esta doctrina apostólica como un peso insoportable. Pero San Juan les dice que la única carga que Cristo impone a los fieles es la de conservar la fe en El (v.25), absteniéndose de toda participación en las ceremonias idolátricas, especialmente en los banquetes sagrados. El concilio de Jerusalén también había prohibido comer carne sacrificada a los ídolos, principalmente por lo que esto implicaba de participación en los cultos paganos 91. Los cristianos fieles de Tiatira han de guardar firmemente la doctrina apostólica hasta que venga Cristo. Se refiere el autor sagrado a la manifestación escatológica de Jesucristo como juez del mundo. Entonces, cuando Cristo venga, al que venciere 92 y perseverare hasta el fin en las obras de fe y caridad, a las que ha aludido arriba 93, le dará un premio singular: el dominio sobre las naciones (v.26). La expresión está tomada del Sal 2:9, en el que se dice del Mesías que regirá las naciones con cetro de hierro y las quebrará como vaso de barro. Es la promesa que Dios hace al Mesías futuro de constituirlo soberano de todos los pueblos. De este poder que el Mesías recibe de Yahvé (v.28) participarán en su día los fieles de Cristo, que ahora sufren la opresión de las naciones rebeldes a la fe 94. Cuando los elegidos reinen con Cristo en el cielo participarán de algún modo en su soberanía, porque juntamente con El han logrado vencer al mundo 95. San Juan insiste frecuentemente en el Apocalipsis sobre el dominio absoluto de Cristo victorioso sobre todas las criaturas, y en unión con El gozarán de ese dominio los elegidos 96. Era una manera de consolar a los afligidos cristianos que estaban sometidos a la tiranía imperial, que se esforzaba por arrebatarles su fe 97.
Un segundo premio que se promete a los vencedores es la estrella de la mañana (v.28), es decir, el mismo Cristo, el cual se aplica este título en Rev 22:16. Se trata, pues, de la posesión del mismo Cristo, prometida en otros textos bajo la forma de árbol de vida, de maná, etc. Por eso, las iglesias, en cuanto participan de esta luz, que es Cristo, son representadas por candeleros 98, y sus ángeles son estrellas .” Jesucristo es llamado también estrella de la mañana en 2Pe 1:19, que la Vulgata traduce por Lucifer.
Este nombre, en los primeros siglos cristianos, era aplicado a Cristo. Sólo a partir de la Edad Media se comenzó a dar a Satanás el título de Lucifer, a causa de la aplicación que se le hizo del texto de Isa 14:12, en donde el rey de Babilonia, símbolo de Satanás, es llamado lucifer o estrella de la mañana 100. Una confirmación de esto la tenemos en el cántico litúrgico Exultet de la vigilia pascual, en el cual Cristo es llamado lucifer matutinus.
Es posible que San Juan nos hable de Cristo como estrella de la mañana, como astro resplandeciente, para oponerlo al culto del sol, que era adorado en Tiatira como un dios.

1 Rev 1:13-18. – 2 Ap 21-22. – 3 A. Gelin, o.c – 4 Rev 5:6. – 5 E. B. Allo, o.c. p.29-30. – 6 A propósito de las cartas a las siete iglesias, se pueden consultar las obras siguientes: Hort, The Apocalypse ofSt. John I-III (Londres 1908); W. Ramsay, The Letters to the Seven Churches of Asia, and their Place in the Plan ofthe Apocalypse (Londres 1909); C. H. Parez, The Seven Letters and the Rest ofthe Apocalypse: JTS 12 (1910-1911) 284-286; j. Breuer, Geheim-nis der sieben Sterne. Von Ephesus bis Laodicea: Das Heilige Land in Vergangenheit und Ge-genwart 84 (1952) 57-62; I. Schuster, La Chiesa e le sette chiese apocalittiche: ScuolCat 81 (1953) 217-223; A. George, Un appel a lafidelité. Les lettres aux sept églises d’Asie (Ap 2-3)’ Bivichr 15 (1956) 80-86; F. Hoyos, La carta común a las siete iglesias. Iniciación a la parte parenética del Apocalipsis: RevBi 18 (Buenos Aires 1956) 82-90.135-141-198-203; 19 (1957) 18-22; H. Martin, The Seven Letters, Christ’s Message to His Church (Londres 1956); J. A. Seiss, Letters to the Seven Churches (Grand Rapids 1956); W. Barclay, Letters to the Seven Churches (Londres 1957); A. S. Macnair, To the Churches with Love. Biblical Studies ofthe Seven Churches (Filadelfia 1960); M. Hubert, L’architecture des lettres aux Sept églises: RB 67 (1960) 349-353; L. Poirier, Les sept églises ou le premier septénaire prophétique de Γ Apocalypse (Montréal 1943). – 7 Cf. Hec 19:1-20. – 8 Gf. Hec 19:10; Hec 20:31. – 9 2Co 3:1; 2Co 11:3-5. – 10 Didajé 11:8:4. – 11 San Ignacio De Antioquía, Ad Ephes. 7:1 : 19:1· – 12 Cf. 1Co 13:1-13. – 13 Cf. G. Spicq, ágape III (París 1959) p.114-116. – 14 Cf. Rev 2:19; Mat 24:12. Véanse A. Gelin, L’Apocalypse, en La Sainte Bible de Pirot-Clamer, XII p.óoo; J. Moffat, The Love in the ν. T. (Londres 1929) p.236. – 15 1Jn 2:10; 1Jn 2:3, 1Jn 2:14s; cf. Jua 13:35; 2Jn 1:5-6 – 16 Cf. C. Spicq, o.c. p. 117-118. – 17 Cf. W. Ramsay, o.c. p.245. – 18 Cf. Hec 6:5; San Ireneo, Adv. haer, i,Hec 26:3 : PG 7:687. – 19 Stromata 2:20:118; 3:4:25: PG 8:10628.11305; cf. San Hipólito, Filosofumena 8:36. – 20 Rev 2:14-15. – 21 Rev 2:20. – 22 Cf. Mat 11:15; Mat 13:9-43; Mar 4:9.23. – 23 Rev 2:1. – 24 El término νικών = “vencedor” es eminentemente joánico. Se emplea mucho en el Ap y seis veces en la 1 Jn. – 25 Cf. A P 22:2. – 26 Gen 2:9. – 27 Gen 3:22ss. – 28 Cf. J. Bonsirven, Judaísme palestinien I (París 1934) p.329.333-35.511.518; Strack-Billerbeck, III p.?92; IV 885.933.1121-1125.1130-1165. – 29 Apocalipsis de Moisés 28, etc. – 30 Cf. Gen 3:22.24. – 31 Cf. Henoc etiópico 24:4-6; 25:1-7; Apocalipsis de Moisés 28; Apocalipsis de Pedro v. 15-16. – 32 Gf. Jua 6:4855 : “Yo soy el pan de vida.” Véase E. B. Allo, o.c. p.33; A. Gelin, o.c. p.6oi. – 33 Tácito, ármales 4:15. – 34 Hec 19:10. – 35 Cf. E. Deschamps, Smyrne, la ville d’Homére: Bulletin de la Société Géographique de Marseille 36 (1912) 151-178; G. Cadoux, Ancient Smyrna (Oxford 193^). – 36 Martirio de San Policarpo 12:2. – 37 Hec 13:45; Rev 13:6. Cf. San Ignacio De Antioquía, Ad Smyrn. 1:2. – 38 Gal 6:15; Rom 2:28; 1Co 10:18. – 39 Jn i,n; 1Co 4:22. – 40 Cf. Lev 12:21; 2Co 6:10; Stg 2:5; 1Ti 6:175′ – 41 Rev 3:17. – 42 Cf. Dan 1:12.14. – 43 Flp 2:8; Heb 12:4. – 44 Gf. 1Co 9:24-27; 1Pe 5:4. – 45 Cf. P. Hoyos, La fidelidad en el combate y el premio (Rev 2:8-11): RevBib 20 (Buenos Aires 1958) 73-77.127-133.190-193- – 45 Gf. Rev 20:6. – 47 E. B. Allo, o.c. p.36. – 48 Cf. K. Humann, Altertümer von Pergamon (Berlín 1885-1923); H. Kahler, Pergamon (Berlín 1949); R. north, Thronus Satanae Pergamenus: VD 28 (1950) 65-76. – 49 Cf. Rev 1:16. – 50 E. B. Allo, o.c. p.s8. – 51 Núm 22:2-24:25. – 52 1 Cor 8-10; Rom 14:2.15; 2Co 6:16; cf. Hec 15:20.29. – 53 Cf. Ose 4:10-14; Ose 5:4; Jer 3:9; Eze 16:20-34. – 54 Exo 16:4. – 55 Exo 16:32-34- – 56 Cf. Strack-Billerbeck, Kommentar zum N. T. aus Talmud una Midrasch III p.?93 ; Apocalipsis siríaco de Baruc 29:8; Orne, sibil. 7:148. – 57 Rev 22:2. – 58 Rev 22:1. – 59 Jua 6:31-32; A. Gelin, o.c. p.6o3. – 60 A. Jankowski, Manna absconditum (Rev 2:17) quonam sensu ad Eucharistiam referatur: Collectanea Theologica 29 (Varsovia 1958) 3-10. – 61 Tob 12:19. Cf. S. bartina, o.c. p.635. – 62 Cf. Talmud in Josué 8. – 63 W. M. Ramsay, The White Stone and the Gladiatorial Tessera: The Expositor 16 (Londres^ 1904-1905) 558-561. – 64 Cf. Rev 3:12; Rev 19:12. En Rev 19:16 se dice que Cristo lleva escrito sobre su manto su nombre, que suena: Rey de reyes, Señor de señores. – 65 Gf. S. Bartina, o.c. – 66 Cf. Hec 16:14. – 67 Hec 16:14. – 68 Cf. Rev 1:6; Rev 2:273; Rev 3:5-21; Rev 14:1. – 69 Mat 26:63; Jua 19:7. – 70 Rev 1:14. – 71 Cf. Sal 2:9. – 72 S. Bartina, o.c. p.637. – 73 Cf. C. Spicq, ágape III P.I 18-119. – 74 Cf. 1Ti 1:14; 1Ti 2:15; 1Ti 4:12; 1Ti 6:11; 2Ti 1:7.13; 2Ti 2:22; 2Ti 3:10; Tit 2:2. – 75 Cf. 1Ti 6:11; 2Ti 3:10; Tit 2:2. – 76 Cf. Heb 6:10. Véase C. spicq, o.c. p.ng. – 77 Cf. Hec 11:29; Rom 15:25.31; 1Co 16:15; 2Co 8:4; 2Co 9:1; 1Pe 4:10. – 78 1Co 13:7. – 79 El término πλείονα no sólo significa multiplicidad (Mat 11:20), sino también valor, excelencia (Mat 6:25; Mat 12:41; Me 12:43; Lev 12:23; Lev 21:3; Heb 3:3; Heb 11:4). – 80 Rev 2:4. Cf. C. Spicq, o.c. p.ng. – 81 Rev 2:14. – 82 Hay, sin embargo, algunos manuscritos (A,O,46), la versión sir., etc., que añaden el pronombre posesivo σου = tu. Según esto, habría que traducir: “permites a tu mujer Jezabel..” En cuyo caso se referiría a la mujer del obispo de Tiatira, o a la mujer de un falso doctor, o bien designaría la comunidad en sentido figurado. Con todo nos parece que tiene mucha más probabilidad de autenticidad el texto sin el pronombre posesivo, como se puede ver por las ediciones críticas. – 83 1 Rev 16:31-33; Rev 19:1-7; 2Re 9:30-32. – 84 1Re 21:17-26; 2Re 9:22.33-3? – 85 Cf. Shurrer Die profetin Isabel in Thiathira.39-57. – 86 LA expresión hebrea “caer en un lecho” ( Exo 21:18, Jue 8:3.) – 87 E. B. Allo, o.c. p.43. – 88 Cf. 2Re 9:33-37- – 89 Jer 17:10; cf. 1Te 2:5; Rom 8:27. – 90 La doctrina gnóstica es llamada por algunos escritores antiguos τα βάβη: “las profundidades” (cf. San Ireneo, Adv. haer. 2:22:1.3; San Hipólito, Filosofumena 5:6; Tertuliano, Adv. Valentinum i). – 91 Hec 15:28-29. – 92 En las cuatro últimas cartas, como ya dejamos indicado, el profeta invierte el orden de los dos puntos postreros, poniendo primero el premio de los vencedores y luego la amonestación para que escuchen la voz del Espíritu. – 93 Rev 2:19. – 94 Cf. Sab 3:8. – 95 5 Jua 16:33; 1Jn 5:4-5. – 96 Rev 12:5; Rev 19:15-16. – 97 Cf. M. García Cordero, El libro de los siete sellos ρ.ζζ. – 98 Rev 1:13. – 99 Rev 1:20. – 100 Cf. A. Gelin, o.c. p.604.

Fuente: Biblia Comentada

ángel. El anciano o pastor de la iglesia (vea la nota sobre Apo 1:20). Efeso. Era una ciudad ubicada unos 5 km del mar, pero la desembocadura ancha del río Caistro permitía acceso amplio y se constituyó en el área portuaria más grande del Asia Menor. Había cuatro rutas comerciales importantes que pasaban por Éfeso, de tal modo que la ciudad fue conocida como puerta de entrada a todo Asia. También fue el centro del culto a la diosa Artemisa (nombre griego) o Diana (nombre romano) cuyo templo era una de las siete maravillas del mundo antiguo. Pablo ministró allí durante tres años (Hch 20:31) y más adelante se reunió con los ancianos de la iglesia en su camino hacia Jerusalén (Hch 20:1-38). Timoteo, Tíquico y el apóstol Juan sirvieron en el ministerio de esta iglesia. Juan se encontraba en Éfeso al ser arrestado por Domiciano y exiliado a Patmos, 80 km al SO. siete estrellas. Vea la nota sobre Apo 1:16. siete candeleros de oro. Vea la nota sobre Apo 1:12.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Aunque estas siete iglesias son congregaciones históricas y existentes en el Asia Menor, representan los tipos de iglesias que han existido y existirán en todo el transcurso de la era eclesiástica. Lo que Cristo dice a estas iglesias es relevante en todos los tiempos.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Los capítulos 2 y 3 presentan a Cristo dentro de sus iglesias locales. De las siete iglesias a las cuales Cristo se dirige, seis son encomiadas o alabadas; una de ellas (Laodicea) no recibe ninguna alabanza. De las siete, cinco son censuradas; dos de ellas (Esmirna y Filadelfia) no reciben ninguna censura.

Las circunstancias, del bien y del mal, que vemos en estas siete iglesias de Asia, del siglo primero, cubren la gama de circunstancias generales que confrontan las iglesias de Cristo de todo tiempo y de todas partes. Cada iglesia de Cristo puede verse en estas siete, para saber cuáles cosas agradan al Señor, cuáles no le agradan, y qué hacer para corregir faltas.
En estas cartas a las siete iglesias, vemos: (1) saludos e identificaciones, (2) encomios, alabanzas y consolaciones, (3) condenaciones, acusaciones, quejas, advertencias, y amenazas, (4) consejos, exhortaciones, admoniciones, (5) promesas, instrucciones, y estímulos.

LA IGLESIA DE CRISTO EN EFESO (Fiel pero faltante)

SALUDO E IDENTIFICACION:
2:1 — Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto —
Las «estrellas» (probablemente los ancianos o los evangelistas de las iglesias locales–véase 1:16,20, comentarios) están en la diestra de Cristo, o sea, en su control, y él anda en medio de sus iglesias para examinar, censurar, instruir en justicia, y animar, para su salvación final. La iglesia de Cristo en Efeso (véase Hch 19:1-41; Hch 20:1-38) era una iglesia fiel, pero tenía faltas, Esta carta le revelaba su estado o condición espiritual.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA CARTA A ÉFESO

Apocalipsis 2:1-7

Escribe al ángel de la Iglesia de Éfeso:

Estas cosas las dice el Que sostiene las siete estrellas en Su mano derecha y anda en medio de los siete candelabros de oro.
Yo conozco tus obras; es decir, tu brega y tu firme constancia; y sé que no puedes soportar a los malos, y que has puesto a prueba a los que se llaman apóstoles sin serlo, y has demostrado que son mentirosos. Sé que tienes firme constancia. Sé todo lo que has soportado por amor de Mi nombre, y sé que tus esfuerzos no te han agotado. A pesar de todo tengo esto contra ti: que has descuidado el mantener tu primer amor. Así es que recuerda de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz que tu conducta sea como al principio. Si no, vengo a ti para quitar tu candelero de su lugar, si no te arrepientes.
Pero sí tienes a tu favor una cosa: que aborreces las obras de los nicolaítas, que Yo también aborrezco.
El que tenga oídos, que preste atención a lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias. Al que obtenga la victoria Yo le concederé que coma del árbol de la vida que hay en el Paraíso de Dios.

ÉFESO,
PRIMERA Y SUPREMA

Apocalipsis 2:1-7

Si sabemos algo de la historia de Éfeso y de sus condiciones en aquel tiempo nos será fácil comprender por qué ocupa el primer lugar en la lista de las Siete Iglesias.
Pérgamo era la capital de la provincia de Asia, pero Éfeso era con mucho la ciudad más importante. Blasonaba orgullosamente de su título: » La primera y la más grande metrópoli de Asia.» Un autor latino la llamó Lumen Asiae, La Luz de Asia. Veamos cuáles fueron los factores que le confirieron su grandeza preeminente.

(i) En los tiempos de Juan, Éfeso era el puerto más importante de Asia. Todas las carreteras del valle del Caistro, que era el río a cuya orilla estaba edificada, convergían en ella. Pero las carreteras venían de mucho más lejos. Era en Éfeso donde llegaban al Mediterráneo las carreteras del lejano Éufrates y de Mesopotamia, pasando por Colosas y Laodicea. Era en Éfeso donde la carretera de Galacia llegaba al mar pasando por Sardis. Y del Sur subía la carretera del rico valle del Meandro. Estrabón, el gran geógrafo de la antigüedad, llamaba a Éfeso «El Mercado de Asia,» y es posible que Juan estuviera describiendo las riquezas del mercado de Éfeso en Apocalipsis 18:12s.

Éfeso era el pórtico de Asia. Una de sus distinciones, establecida por decreto, era que cuando el procónsul romano venía a hacerse cargo del gobierno de Asia, debía desembarcar en Éfeso e introducirse en la provincia desde allí. Para todos los viajeros y el comercio, desde los valles del Caistro y el Meandro, Galacia, el Éufrates y Mesopotamia, Éfeso era el paso obligado para ir a Roma. En tiempo posterior, cuando conducían a los cristianos desde Asia para echárselos a los leones en el circo romano, Ignacio de Antioquía llamó a Éfeso el Camino Real de los Mártires.

Su ubicación convertía a Éfeso en la ciudad más rica e importante de Asia, y se la ha llamado adecuadamente La Feria de las Vanidades del mundo antiguo.

(ii) Éfeso tenía ciertas distinciones políticas. Era una ciudad libre. En el Imperio Romano algunas ciudades eran libres; se les había conferido ese honor por servicios prestados al Imperio. Una ciudad libre tenía un gobierno independiente hasta cierto punto, y estaba exenta de albergar guarnición de tropas romanas. Era una ciudad judicial. Los gobernadores Romanos pasaban revista periódicamente por las provincias; y en algunas ciudades y pueblos especialmente escogidos se establecían tribunales para juzgar los casos más importantes. Además, en Éfeso se celebraban los juegos atléticos más famosos de Asia, que atraían a personas de toda la provincia.

(iii) Éfeso era el centro del culto de Artemisa o, como se la llama en la Reina-Valera, Diana de los Efesios. El Templo de Artemisa era una de las siete maravillas del mundo antiguo. Tenía 425 pies de largo por 220 de ancho; tenía 120 columnas, cada una de 60 pies de altura que había sido el regalo de un rey, 36 de las cuales estaban cubiertas e incrustadas de oro. Los templos antiguos consistían en columnatas cubiertas solo en la parte central. Esta parte estaba cubierta de madera de ciprés. La imagen de Artemisa era una de las más sagradas del mundo antiguo. No era ni mucho menos hermosa, sino tenía una figura rechoncha, negra y con muchos pechos; tan antigua que nadie conocía su origen. No tenemos más que leer Hechos 19 para darnos cuenta de lo mucho que apreciaban los Efesios a Artemisa y su templo. Éfeso tenía también templos famosos dedicados a la divinidad de los emperadores Romanos Claudio y Nerón, y posteriormente también a Adriano y Severo. La religión pagana tenía toda su fuerza en Éfeso.

(iv) Efeso era un centro famoso de superstición pagana. Era famosa por las cartas efesias, amuletos y encantamientos que se tenían por remedios infalibles contra la enfermedad, la esterilidad y la mala suerte en los negocios; y venía gente de todo el mundo para comprarlas.

(v) La población de Éfeso era muy mezclada. Sus ciudadanos estaban divididos en seis tribus. Formaban una los descendientes de los primeros habitantes del país; otra, los descendientes de los primeros colonizadores venidos de Atenas; tres, los otros griegos, y la otra, probablemente, los judíos. Además de ser un centro de culto, el Templo de Artemisa era también una guarida de crimen y de inmoralidad. El área del templo tenía derecho de asilo: cualquier criminal era inmune si podía llegar a ella. El templo tenía centenares de sacerdotisas, que eran en realidad una especie de prostitutas sagradas. Todo esto se combinaba para hacer de Éfeso un lugar notoriamente malo. A Heráclito, uno de los filósofos presocráticos más famosos, que era de Éfeso, se le conocía por el mote de » el filósofo llorón.» La explicación que daba de sus lágrimas era que no se podía vivir en Éfeso sin llorar su inmoralidad.
Tal era Éfeso; sería difícil imaginar un suelo menos prometedor para sembrar en él la semilla del Evangelio; y sin embargo fue allí donde la Iglesia Primitiva obtuvo algunos de sus mayores triunfos. R. C. Trench escribe en su comentario: » En ningún otro lugar encontró la Palabra de Dios un suelo tan receptivo, echó raíces tan profundas y dio frutos tan sazonados de fe y de amor.»
Pablo permaneció en Éfeso más tiempo que en ninguna otra ciudad (Hch 20:31 ). Fue con Éfeso con la ciudad que estuvo más conectado Timoteo, hasta el punto de que se le considera su primer obispo (1 Tamoteo 1:3). Es en Éfeso donde nos encontramos con Aquila, Prisquilla y Apolos (Hch 18:19; Hch 18:24; Hch 18:26 ). Seguramente en ningún otro lugar estuvo Pablo tan íntimamente relacionado como con los ancianos Efesios, como revela hermosamente su discurso de despedida (Hch 20:17-38 ). Posteriormente, Juan fue la figura señera en Éfeso. Cuenta la leyenda que llevó allí consigo a María, la Madre de Jesús, y que ella fue enterrada allí. Cuando escribió a Éfeso Ignacio de Antioquía, de camino a sufrir el martirio en Roma, dijo: «Vosotros habéis estado siempre unidos en una misma mente con los apóstoles en el poder de Jesucristo.»

Pocos lugares podrán mostrar mejor que Éfeso el poder conquistador de la fe cristiana.
Debemos fijarnos también en otra cosa. Ya hemos dicho que Éfeso era el puerto más importante de Asia. Hoy no se conservan de Éfeso más que unas ruinas que están a unos diez kilómetros del Marcos La costa es ahora cuna línea ininterrumpida de playa arenosa a la que no se puede acercar ningún barco.» Lo que era una vez el Golfo de Éfeso y su puerto es ahora cuna zona pantanosa llena de cañas y de juncos.» Siempre fue costoso mantener abierto el puerto de Efeso a causa del sedimento que arrastra el río Caistro. Se perdió la batalla, y Éfeso se desvaneció de la escena.

ÉFESO,
CRISTO Y SU IGLESIA

Apocalipsis 2:1-7 (continuación)

Juan empieza su carta a Éfeso con dos descripciones del Cristo Resucitado.
(i) Él sostiene las siete estrellas en Su mano derecha. Eso es decir que Cristo sostiene en Su mano las Iglesias. La palabra para sostener es kratein, que es una palabra fuerte. Quiere decir que Cristo tiene completo control sobre la Iglesia. Si la Iglesia se somete a ese control, nunca errará; y más que eso: nuestra seguridad está en el hecho de que estamos en la mano de Cristo. «No perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de Mi mano» (Jn 10:28 ).

Hay otro punto aquí que solo surge en griego. Kratein se construye normalmente con el genitivo (el caso que normalmente expresamos en español con la preposición de). Porque cuando sos-tenemos una cosa, rara vez la sostenemos en su totalidad; más bien es parte de ella. Cuando kratein va seguido del acusativo, quiere decir que se sostiene la totalidad del objeto. Aquí kratein va con el acusativo, y quiere decir que Cristo tiene en Su mano la totalidad de las siete estrellas, lo que quiere decir la totalidad de la Iglesia.

Haremos bien en recordar esto. No es solo nuestra iglesia la que está en la mano de Cristo; la totalidad de la Iglesia está en Su mano. Cuando se ponen barreras entre las Iglesias se hace algo que Cristo no hace jamás.

(ii) Él anda en medio de los siete candelabros de oro. Los candelabros son las Iglesias. Esta expresión nos habla de la incansable actividad de Cristo en medio de Sus Iglesias. No Se limita a una de ellas; dondequiera que se reúnen las personas para adorar en Su nombre, allí está Cristo.
Juan pasa a decirnos algo acerca de los miembros de la Iglesia de Éfeso.
(i) El Cristo Resucitado los alaba por su brega. La palabra original es kopos, que es una palabra favorita en el Nuevo Testamento. Tifena, Tifosa y Pérsida, todas bregaban en el Señor (Rm 16:12 ). Lo único que Pablo pretende es haber bregado más que los otros apóstoles (1Co 15:10 ). Teme que los Galátatas se vuelvan atrás, haciendo que su brega fuera en vano (Gal 4:11 ). En cada caso -y hay muchos otrosla palabra original es kopos o el verbo correspondiente kopián. La peculiaridad de estas palabras es que describen la clase de labor que requiere toda la concentración y el esfuerzo que se le puedan aplicar. El Cristianismo no es para el que no quiera cansarse o sudar. El cristiano ha de bregar por Cristo; y, cuando la brega física no le sea posible, siempre podrá bregar en oración.

(ii) El Cristo Resucitado los alaba por su firme constancia. Aquí tenemos la palabra hypomoné, que ya nos hemos encontrado una y otra vez. No es la paciencia negativa que acepta las cosas resignadamente, sino la galanura corajuda que asume el sufrimiento y la dificultad y los transforma en gracia y gloria. Se dice a menudo que el sufrimiento le da color a la vida; pero cuando nos enfrentamos con la vida con la hypomoné que Cristo nos imparte, el color de la vida no es nunca gris ni negro; siempre tiene los matices de la gloria.

ÉFESO,
CUANDO LA ORTODOXIA CUESTA DEMASIADO

Apocalipsis 2:1-7 (continuación)

El Cristo Resucitado pasa a alabar a los cristianos de Éfeso porque han puesto a prueba a los que se llaman apóstoles sin serlo, y han demostrado que son mentirosos.
Muchos malvados se introducían en las pequeñas congregaciones de la Iglesia original. Jesús había advertido contra los falsos profetas que son lobos disfrazados de ovejas (Mt 7:15 ). En su discurso de despedida a los ancianos de esta misma iglesia de Éfeso, Pablo les había advertido que habría lobos rapaces que invadirían el rebaño (Hch 20:29 ). Estos hombres malvados eran de muchas clases. Había emisarios de los judíos que trataban de enredar a los cristianos en la Ley y que seguían a Pablo por todas partes tratando de deshacer su obra. Había quienes trataban de convertir la libertad en libertinaje. Había profesionales de la mendicidad que abusaban de la caridad de las congregaciones cristianas. La iglesia de Éfeso estaba más expuesta a esos mangantes ambulantes que las demás iglesias. Estaban en la carretera de Roma y el Oriente, y lo que R. C. Trench llamaba » toda la chusma de los malhechores» se le podía echar encima.

Más de una vez se insiste en el Nuevo Testamento en la necesidad de poner a prueba. Juan, en su primera epístola insiste en que hay que poner a prueba los espíritus que pretenden venir de Dios comprobando si aceptan la Encarnación en toda su plenitud (1Jn 4:1-3 ). Pablo insiste en que los cristianos tesalonicenses deben poner a prueba todas las cosas para quedarse solo con lo que es bueno (1Ts 5:21 ). También insiste en que, cuando predique un profeta, los demás profetas deben someter a prueba lo que diga (1Co 14:29 ). Uno no puede proclamar sus propios puntos de vista privados en la asamblea del pueblo de Dios; debe mantenerse en la tradición de la Iglesia. Jesús demandaba la prueba más dura: » Será por sus frutos por lo que los reconozcáis» (Mt 7:15-20 ).

La iglesia de Éfeso había aplicado sus pruebas fielmente y se había desbrozado de todos los malos y descarriados; pero el problema era que había perdido algo en el proceso. «Tengo esto contra ti: que has descuidado el mantener tu primer amor.» Eso se puede entender de dos maneras.

(a) Puede querer decir que había perdido su primer entusiasmo. Jeremías hablaba de la devoción de Israel a Dios en los primeros días. Dios le dice a la nación que se acuerda de «la devoción de tu juventud, de tu amor de novia» (Jer 2:2 ). Había habido un tiempo de luna de miel, pero la primera llamarada de entusiasmo se había apagado. Puede ser que el Cristo Resucitado esté diciendo que ha desaparecido todo el antiguo entusiasmo de la religión de la iglesia de Éfeso.

Pero es mucho más probable que quiera decir que se había perdido el primer ardor de amor por la fraternidad. En sus primeros días, los miembros de la iglesia de Éfeso habían estado unidos por un verdadero amor; la disensión no había asomado nunca su fea cabeza; el corazón estaba dispuesto para inflamarse, y la cabeza para ayudar. Pero algo se había echado a perder. Bien puede ser que la caza de herejes hubiera matado el amor, y la ortodoxia se había mantenido a costa de la fraternidad. Cuando pasa eso, la ortodoxia ha costado demasiado. Toda la ortodoxia del mundo no puede compensar la pérdida del amor.

ÉFESO,
LOS PASOS DEL CAMINO DE VUELTA

Apocalipsis 2:1-7 (continuación)

Algo se había echado a perder en Éfeso. La brega dedicada continuaba; la constancia galana también, lo mismo que la ortodoxia impecable; pero el amor había desaparecido. Así es que el Cristo Resucitado hace Su llamamiento exhortando a que se den los tres pasos del camino de vuelta.
(i) Primero, dice: Recuerda. No está hablando con ninguno que no ha estado nunca en la iglesia, sino a los que están en ella, pero han perdido el camino de alguna manera. El recuerdo puede ser muchas veces el primer paso del camino de regreso. En el país lejano, el hijo pródigo se acordó de pronto del hogar (Lc 15:17 ).

O’Henry, el maestro de los relatos breves, tiene uno acerca de un chico que se había criado en una aldea; y en la escuela de la aldea había estado sentado al lado de una aldeana dulce e inocente. El chico se las arregló para irse a vivir a la ciudad; cayó en malas compañías; se hizo carterista. Un día estaba en la calle; acababa de robar una cartera -lo había hecho con limpieza- y estaba satisfecho de sí mismo. De pronto vio a la chica que se sentaba a su lado en la escuela. Todavía era la misma -dulce e inocente. Ella no le vio; ya se cuidó él de que le viera. Pero de pronto recordó lo que había sido, y se dio cuenta de lo que había llegado a ser. Apoyó la frente ardiente en el hierro frío de un farol. «¡Dios mío -se dijo-, me doy asco!» El recuerdo le estaba invitando a iniciar el camino de vuelta. También Gaspar Núñez de Arce, el amigo y consejero literario de don Federico Fliedner, escribió:

Cuando recuerdo la piedad sincera con que en mi edad primera entraba en nuestras viejas catedrales, donde postrado ante la cruz de hinojos alzaba a Dios mis ojos,
soñando en las venturas celestiales; hoy, que mi frente atónito golpeo y con febril deseo
busco los restos de mi fe perdida, por hallarla otra vez, radiante y bella como en la edad aquella,
¡desgraciado de mí!, diera la vida.

Una poesía así puede que no suene más que a remordimiento y tragedia, pero de hecho puede ser el primer paso del camino de vuelta; porque el primer paso a la enmienda es darnos cuenta de que hemos perdido algo.
(ii) Segundo, dice: Arrepiéntete. Cuando descubrimos que algo se ha echado a perder, podemos tener más de una reacción. Podemos tener el sentimiento de que nada puede conservar su lustre original, así es que debemos aceptar lo que consideramos inevitable. Puede que nos embargue un sentimiento de resentimiento y que le echemos las culpas a la vida en lugar de enfrentarnos con nosotros mismos. Puede que decidamos que la vieja emoción ha de encontrarse yendo por senderos prohibidos, y tratemos de encontrarle el sabor a la vida en el pecado. Pero el Cristo Resucitado dice: » ¡Arrepentíos!» El arrepentimiento es reconocer que somos nosotros los que tenemos la culpa, y sentir dolor por ello. La reacción del pródigo es: » Me levantaré e iré a mi padre y le diré que he pecado» Lc 15:18 ). El clamor angustioso del corazón de Saúl cuando se da cuenta de su necedad es: «He obrado neciamente, he cometido un gran error» (1S 26:21 ). Lo más difícil del arrepentimiento es aceptar la responsabilidad personal por nuestro fracaso; porque, una vez que se acepta la responsabilidad, el dolor piadoso seguirá en breve.

(iii) Tercero, dice: Haz. El dolor del arrepentimiento está diseñado para conducir a una persona a dos cosas. La primera, tiene la misión de movernos a arrojarnos en la gracia de Dios diciendo solamente: «Dios, sé propicio a mí, tan pecador como soy.» Y segunda, tiene la misión de conducirnos a la acción para que produzcamos frutos dignos del arrepentimiento. Uno no se ha arrepentido de veras si sigue haciendo las mismas cosas. Fosdick decía que la gran verdad del Cristianismo es que «nadie tiene por qué quedarse lo mismo que estaba.» La prueba del arrepentimiento es una vida cambiada por nuestro esfuerzo en colaboración con la gracia de Dios.

ÉFESO,
UNA HEREJÍA DESTRUCTIVA

Apocalipsis 2:1-7 (continuación)

Nos encontramos aquí con una herejía que el Cristo Resucitado dice que Él odia, y que Él alaba a Efeso por odiar también. Puede parecer extraño esto de atribuir odio al Cristo Resucitado; pero debemos recordar dos cosas. La primera que, si amamos a alguien apasionadamente, odiaremos por necesidad cualquier cosa que amenace destruir a esa persona. La segunda, que es necesario odiar el pecado pero amar al pecador.
Los herejes que encontramos aquí son los nicolaítas. Sólo se los nombra, no se los define. Nos los encontramos otra vez en Pérgamo (versículo 15), donde se los relaciona muy estrechamente con los » que mantienen la enseñanza de Balaam,» que a su vez se relaciona con comer cosas sacrificadas a los ídolos y con la inmoralidad (versículo 14). Nos encontramos con exactamente el mismo problema en Tiatira, donde la malvada Jezabel se dice que hace que los cristianos practiquen la inmoralidad y coman cosas sacrificadas a los ídolos. Podemos fijarnos en primer lugar en que este peligro no procede de fuera de la iglesia, sino de su interior. Estos herejes pretendían que no estaban destruyendo el Cristianismo, sino presentándolo en una versión mejorada.
Podemos notar en segundo lugar que los nicolaítas y los que mantenían la enseñanza de Balaam eran de hecho los mismos. Hay aquí un juego de palabras. El nombre Nicolays, el fundador de los nicolaítas, se podría derivar de dos palabras griegas: nikán, conquistar, y laos, pueblo. Balaam podría derivarse de dos palabras hebreas: bela, conquistar, y ha-‘am, el pueblo. Así es que los dos nombres son el mismo, y puede que describan a un maestro malvado que ha obtenido la victoria sobre el pueblo subyugándolo con una enseñanza herética que puede acabar por destruirlo.

En Nm 25:1-5 tenemos una historia extraña en la que los israelitas son seducidos a entrar en relaciones ilegales y sacrílegas con mujeres moabitas y a dar culto a Baal-Peor; una seducción que, si no se hubiera anulado seriamente, podría haber destruido la religión y hasta la nación de Israel. Cuando pasamos a Nm 31:16 encontramos que aquella seducción se atribuye indiscutiblemente a la mala influencia de Balaam, que pasó a ser identificado en la historia de Israel como el malvado que sedujo al pueblo a pecar.

Veamos ahora lo que tienen que decirnos los primeros historiadores de la Iglesia acerca de estos nicolaítas. La mayoría los identifican como los seguidores de Nicolás, prosélito de Antioquía, que fue uno de los Siete llamados diáconos (Hch 6:5 ). Lo que se supone es que Nicolás se desvió y cayó en la herejía. Ireneo dice que los nicolaítas «llevaban una vida de permisividad ilimitada» (Contra los herejes, 1:26.3). Hipólito dice que Nicolás era uno de los Siete, y que «se apartó de la sana doctrina y adquirió la costumbre de inculcar el indiferentismo en materias de comida y de vida» (Refutación de los herejes, 7:24). Las constituciones apostólicas, 6:8, describen a los nicolaítas como «desvergonzados en su impureza.» Clemente de Alejandría dice que «se abandonaban al placer como cabras… llevando una vida de autoindulgencia.» Pero exculpa a Nicolás de toda responsabilidad diciendo que pervertían su dicho diciendo «que se puede abusar de la carne,» cuando lo que quería decir Nicolás era que hay que sojuzgar el cuerpo; los herejes pervertían este dicho para hacer que significara que la carne se puede usar tan desvergonzadamente como se quiera (Misceláneas, 2:20). No cabe duda que los nicolaítas daban rienda suelta al libertinaje.

Veamos si podemos identificar un poco más su punto de vista y su enseñanza. La carta a Pérgamo nos dice que inducían a las personas a comer carne sacrificada a los ídolos y a la práctica de la inmoralidad. Cuando volvemos al decreto del Concilio de Jerusalén encontramos que había dos condiciones que se debían cumplir para que los gentiles fueran admitidos a la Iglesia: que se abstuvieran de lo sacrificado a los ídolos y de la inmoralidad (Hechos 15; 28s). Estas eran las dos cosas que quebrantaban los nicolaítas.

Eran probablemente hombres que argumentaban de la siguiente manera. (a) La Ley ha terminado; por tanto, ya no hay leyes, y podemos vivir como nos dé la gana. Confundían la libertad cristiana con la promiscuidad pagana. Eran la clase de personas a las que Pablo advertía que no usaran la libertad como una oportunidad para vivir conforme a la carne (Gal 5:13 ). (b) Probablemente argüían que el cuerpo es malo de todas maneras, y que no tiene importancia lo que se haga con él. (c) Probablemente argüían también que el cristiano estaba tan defendido por la gracia que podía hacer todo lo que fuera sin sufrir daño.

¿Qué separaba la perversión nicolaíta de la verdad del Evangelio? El problema era mantener la diferencia esencial entre el Cristianismo y la sociedad pagana circundante. Los paganos no objetaban a comer la carne ofrecida a los ídolos que se les ofrecía en innumerables ocasiones sociales. ¿Podía un cristiano participar de esas fiestas? Los paganos no tenían idea de la castidad, y las relaciones sexuales fuera del matrimonio se consideraban perfectamente normales. ¿Tenían que ser tan diferentes los cristianos? Los nicolaítas sugerían que se podía llegar a un acuerdo con el mundo. Sir William Ramsay describe su enseñanza de la siguiente manera: «Era un intento de llegar a un acuerdo con las costumbres normales de la sociedad grecorromana reteniendo lo más posible de esas costumbres en el sistema cristiano de vida.» Esta enseñanza afectaba mayormente a las clases altas, que eran las que podían perder más si cumplían las demandas cristianas. Para Juan, los nicolaítas eran peores que los paganos, porque eran los enemigos dentro de las puertas.
Los nicolaítas no estaban dispuestos a ser diferentes; eran los más peligrosos de todos los herejes desde un punto de vista práctico; porque, si su enseñanza hubiera tenido éxito, el mundo habría cambiado el Cristianismo, en lugar de al revés.

ÉFESO
LA GRAN RECOMPENSA

Apocalipsis 2:1-7 (conclusión)

Por último, el Cristo Resucitado hace Su gran promesa a los que obtengan la victoria. En este cuadro hay dos concepciones muy hermosas.
(i) Está la concepción del árbol de la vida. Esto es parte de la historia del Huerto del Edén, en medio del cual estaban el árbol de la vida y el del conocimiento del bien y del mal (Ge 2:9 ); y se le impidió a Adán comer del árbol de la vida después de su desobediencia para que no viviera para siempre (Ge 3:22-24 ).

En el pensamiento judío posterior, el árbol de la vida llegó a representar lo que podía dar al hombre la vida verdadera. La sabiduría es árbol de vida para los que de ella echan mano (Pr 3:18 ); el fruto del justo es árbol de vida (Pr 11:30 ); el deseo cumplido es árbol de vida (Pr 13:12 ); la lengua apacible es árbol de vida (Pr 15:4 ).

A esta se añade otra figura. Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, y se les cerró el acceso para siempre al árbol de la vida. Pero los judíos creían que cuando viniera el Mesías y amaneciera la nueva era, el árbol de la vida estaría en medio de los hombres, y los que hubieran sido fieles comerían de él. El sabio decía: «Los que hagan las cosas que Te agradan recibirán el fruto del árbol de la inmortalidad» (Eclesiástico 19:19). Los rabinos describían el árbol de la vida en el Paraíso. Sus ramas daban sombra a todo el Paraíso; tenía quinientos mil perfumes fragantes, y su fruto otros tantos sabores diferentes. La idea era que lo que Adán había perdido lo restauraría el Mesías. Comer del árbol de la vida quiere decir participar de todas las alegrías que tendrán los justos que hayan obtenido la victoria cuando Cristo reine supremo.

(ii) Está la concepción del Paraíso, cuyo nombre es ya precioso. Puede que nosotros no le adscribamos un sentido especial; pero, cuando estudiamos Historia, nos encontramos con las ideas más aventureras que haya conocido jamás el mundo.

(a) En su origen, paraíso era una palabra persa. Jenofonte escribió mucho acerca de los persas, y fue él el que introdujo esa palabra en la lengua griega. En su origen quería decir un jardín agradable. Cuando Jenofonte está describiendo cómo vivía el rey de Persia dice que se preocupaba de que hubiera paraísos donde viviera, llenos de todas las cosas buenas y hermosas que puede producir el suelo (Jenofonte, Ecumenicus, 4:13). Paraíso es una hermosa palabra que describe un lugar de serena belleza.

(b) En, la Septuaginta paraíso se usa con dos sentidos. Primero, se usa regularmente para el Jardín del Edén (Ge 2:8 , y 3:1). Segundo, para cualquier jardín especial. Cuando Isaías habla de un jardín que no tiene agua, se usa la palabra paraíso (Isa 1:30 ). Es la palabra que se usa cuando Jeremías dice: » Plantad huertos y comed del fruto de ellos» (Jer 29:5 ). Es la palabra que se usa cuando el Predicador dice: » Me hice huertos y jardines, y planté en ellos toda clase de árboles frutales» (Ec 2:5 ).

(iii) En el pensamiento cristiano primitivo, la palabra tenía un significado específico. En el pensamiento judío tradicional, después de la muerte el alma de todos iba indistintamente al Hades, una morada gris y sombría. El pensamiento cristiano primitivo concibió un estado intermedio entre la tierra y el Cielo al que iban todas las personas y en el que permanecían hasta el Juicio Final. Tertuliano concebía este lugar como una caverna extensa debajo de la tierra. Pero había una parte especial en la que estaban los profetas y los patriarcas que era el Paraíso. Filón lo describe como «un lugar al que no afectan ni la lluvia ni la nieve ni las olas, sino que refresca el suave céfiro del océano.» Según se lo figuraba Tertuliano, sólo una clase de personas iban directamente allí, y eran los mártires. «La única llave -decía- que le abre a uno las puertas del Paraíso es su propia sangre» (Tertuliano, Sobre el alma, 55).

Orígenes fue uno de los pensadores más aventureros que haya producido la Iglesia. Escribió lo siguiente: » Creo que todos los santos (santos quiere decir cristianos) que partan de esta vida permanecerán en algún lugar situado en la Tierra que la Sagrada Escritura llama Paraíso como lugar de instrucción y, por así decirlo, aula o escuela de las almas… El que sea puro de corazón y santo de mente y más aventajado en la percepción hará un progreso más rápido, ascendiendo pronto a un lugar en el aire, y llegando al Reino del Cielo a través de estas mansiones (etapas) que los griegos llaman esferas y que la Sagrada Escritura llama cielos… Así llegará al final a seguir al Que ha pasado a los Cielos, Jesús el Hijo de Dios, Que dijo: «Quiero que donde Yo esté, estén estos también.» Era de esta diversidad de lugares de los que hablaba cuando decía: «En la casa de Mi Padre hay muchas moradas»» (Orígenes, De principüs, 2:6).

Los grandes pensadores de la Iglesia primitiva no identificaban el Paraíso con el Cielo; el Paraíso era un lugar intermedio donde las almas de los justos se preparaban para entrar a la presencia de Dios. Esta es una idea muy preciosa. ¿Quién no ha pensado que el salto de la Tierra al Cielo es demasiado grande para que se dé de una sola vez, y que se necesita un acceso gradual a la presencia de Dios?
(iv) Por último, el Paraíso dejó de contener esta idea del estado intermedio, y llegó a ser equivalente al Cielo. Recordemos las palabras de Jesús al ladrón arrepentido: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lc 23:43 ). Nos encontramos ante misterios sobre los que sería irreverente dogmatizar; pero, ¿hay mejor descripción del Paraíso que decir que es vivir para siempre en la presencia de nuestro Señor?

En las regiones inmaculadas, ricas mansiones que el Señor da, hay muchas cosas grandes y amadas y muy preciosas: ¡Cristo allí está!

(Mateo Cosidó).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

CAPÍTULO 2

Parte primera

LAS SIETE CARTAS 2,1-3,22

En las siete cartas se toma posición tocante a las condiciones respectivas en siete iglesias determinadas de Asia Menor; así pues, al igual que las otras cartas del Nuevo Testamento y, en parte, también como los Hechos de los Apóstoles permiten formarse una idea concreta de la situación en la Iglesia de entonces. Ahora bien, la realidad histórica única de las siete iglesias se enfoca en el Apocalipsis en vistas a manifestaciones que en forma parecida recurren siempre y en todas partes en la Iglesia; así el lenguaje de las siete cartas es a la vez un lenguaje simbólico que va más allá de situaciones reales de allí y de entonces, haciendo de aquella actualidad una actualidad de todos los tiempos; así, en el número siete 17 de las comunidades cristianas, que ya originariamente simbolizan la Iglesia universal, se diseñan a la vez manifestaciones de la Iglesia universal del futuro.

Las siete cartas constituyen una unidad tanto formal como materialmente. Todas ellas están concebidas según el mismo esquema, que adopta ligeras variaciones aquí y allá; todas tienen por remitente a Jesucristo, que en cada caso se designa al principio con atributos tomados de la visión inaugural (1,9-20), que insinúan ya anticipadamente el juicio que luego se formulará sobre la situación de las comunidades. En la promesa de la vida eterna que se hace con diferentes imágenes se deslizan alabanzas, exhortaciones y advertencias. En el requerimiento de tomar a pecho lo que el Espíritu tiene que decir a las iglesias, la exhortación de Jesús se explica como exhortación del Espíritu; al fin y al cabo, por su Espíritu guía Jesús a su Iglesia en la tierra (Jua 14:17.26; Jua 16:7.15).

En cuanto al contenido, todas las cartas tienen en común la idea fundamental de que el Señor glorificado está presente invisiblemente en su Iglesia, cuida de ella exhortándola y enderezándola, la asiste en las dificultades y recompensa eternamente su fidelidad (motivo del fortalecimiento y de la consolación).

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17. La circunstancia de que las cartas a las siete iglesias tienen también, sin duda, carácter profético y afectan a la Iglesia universal de todos los tiempos, fue tratada por extenso por L. POITIER.

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1. A LA IGLESIA DE éFESO (Ap/02/01-07)

1a Al ángel de la iglesia de éfeso escribe:

Los comienzos de la comunidad cristiana de éfeso están ligados a importantes nombres. Pablo era su fundador (Act 19), Timoteo había cuidado luego de ella por encargo del Apóstol (1Ti 1:3); la antigua tradición habla todavía de una permanencia del apóstol Juan en éfeso y de su muerte en aquella ciudad. éfeso era la mayor de las siete ciudades y la más próxima de ellas a la isla de Patmos, era sede de la administración provincial romana, religiosamente importante por razón del santuario de «Artemis de los efesios», centro de peregrinación de la antigüedad (cf. Hec 19:23-40).

1b «Esto dice el que sujeta en su diestra las siete estrellas, el que se pasea en medio de los siete candelabros de oro:

El Señor se presenta a la iglesia de éfeso como aquel en cuya mano está sostenida y protegida; ésta se halla bajo su soberanía como bajo su custodia omnipotente; como «el que vive» (cf. 1,18) está él presente en su Iglesia y próximo a cada una de las diferentes comunidades, cuya misión es la de irradiar «la luz del mundo» (Jua 8:12; Jua 9:5; Jua 12:46) «en las tinieblas» de este mundo (Jua 1:5; cf. 3,19), brillando en la luz de Cristo en este mundo y para este mundo; es ésta una descripci6n sobrenatural de cada Iglesia local hasta el día de hoy, a la vez tranquilizante e inquietante.

2a »Conozco tus obras…

El Señor exaltado, presente en la comunidad, conoce sus condiciones exteriores como su estructura interna. Su estado se imputa para bien o para mal, por lo menos según el tenor inmediato de las palabras («conozco tus obras…») en primera línea al dirigente de la comunidad local; de su servicio a todos y a cada uno, que debe prestar sin perturbarse en medio de las dificultades de fuera y de la crítica y resistencia de dentro, depende notablemente el bien de la comunidad y su fuerza de acción hacia fuera.

2b »… y tu trabajo y tu constancia; que no puedes tolerar a los malos; que pusiste a prueba a los que se dicen apóstoles y no lo son, y los hallaste mentirosos, 3 y tienes constancia y fuiste agobiado por mi nombre sin desfallecer.

Cristo está al corriente de la fidelidad de la iglesia de éfeso, la cual ha dado buena prueba de sí misma activa y pasivamente, con su decisión en la acción y su constancia en soportar contrariedades. Así ha mostrado vigilancia e imperturbabilidad en su actitud frente a misioneros itinerantes que habían propagado falsas doctrinas. El discernimiento de espíritus (cf. 1Jn 4:1 ) le había servido para descubrir a los «apóstoles» mentirosos (cf. 2Co 11:13-15, y así había podido mantener en vigor, sin concesiones, la pureza de la doctrina y de la vida cristiana. En tales casos se trata única y exclusivamente de la verdad, que Dios confió con su revelación a la Iglesia, y del camino que en ella le ha señalado.

4 »Pero tengo contra ti que has dejado tu amor primero. 5 Recuerda, pues, de dónde has caído, y conviértete y comienza a practicar las obras de antes. Si no, vendré a ti y removeré tu candelabro de su lugar si no te conviertes.

La censura que Cristo no puede, a pesar de todo, ahorrar a la comunidad, se refiere a la circunstancia de que, pese a la vigorosa dedicación, a la fidelidad imperturbable y al fuerte valor para sufrir, no se ha conservado de la misma manera vivo en ella el espíritu que da un alma a todo y le confiere valor delante de Dios: el amor. Quizá precisamente su activismo era en parte culpable de que a este respecto no pueda ya la comunidad compararse con la que había sido antes; la vida y la obra no son ya en la misma medida y con el mismo desinterés de antaño expresión de su unión con Dios y de la entrega total a su glorificación; en lugar de esto, parecen haberse infiltrado en sus motivos de acción la complacencia propia y el ansia de hacerse valer; esto es traicionar el amor exigido por Dios, al amor que, en los comienzos, había mostrado también la iglesia de éfeso. Así su estado actual, en comparación con antes, acusa un profundo descenso. Por eso hay que invitarla a recapacitar, a reformar su manera de pensar y a convertirse de corazón, a fin de que la obra de la comunidad vuelva a ser expresión de su amor de Dios, los pensamientos y la acción vuelvan a ir de la mano y así su acción vuelva a alcanzar valor delante de Dios; de lo contrario, amenaza el Señor con venir a juzgarla, juicio que consistirá en privarla de su presencia y consiguientemente de su gracia; abandonada a sí misma, ya no tendrá consistencia.

6 »Con todo, tienes esto a tu favor: que aborreces las obras de los nicolaítas, que yo también aborrezco.

Aquí, como con frecuencia acontece en quienes sólo censuran por amor, sigue a la amonestación una palabra estimulante; ésta consiste en una repetición de la alabanza que se había tributado a esta comunidad por su actitud inequívoca y firme frente a los maestros de error; este grupo viene designado aquí seguramente por el nombre de su cabecilla, Nicolás. El Señor aborrece sus manejos y su desenfreno moral, que con gran probabilidad justificaban con sus opiniones erradas.

7 »Quien tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios.»

Al requerimiento de prestar oído y atención a la palabra del Espíritu de Dios, que es el Espíritu de Cristo, sigue una promesa para el vencedor. En éste se trae a la memoria que la vida del cristiano en el mundo entero significa lucha; al que sale triunfante le corresponde como premio de su victoria la vida eterna, que en las siete cartas, algo así como en las bienaventuranzas del sermón de la montaña ( Mat 5:2-12), está expresada con variadas ímágenes bíblicas; aquí, como retorno al paraíso y acceso al árbol de la vida, cuyos frutos confieren vida eterna (cf. Gen 2:9; Rev 22:2) 19.

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19. La idea del retorno del paraíso y de la primigenia comunión individual con Dios otorgada de nuevo con él ocupa el centro de la esperanza escatológica en los profetas veterotestamentarios. En la apocalíptica del judaísmo tardío se desarrollan abundantemente los motivos del paraíso. Así se comprende que también Juan describa la consumación de la acción redentora de Dios junto con la plena reasunción de su soberanía sobre la creación, mediante la imagen de la tierra reconducida al estado del paraíso, y concluya su libro con esta descripción (Rev 22:1-5).

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2. A LA IGLESIA DE ESMIRNA (Ap/02/08-11)

8a Y al ángel de la iglesia de Esmirna escribe:

Esmirna, ciudad griega de Lidia, buen puerto e importante centro comercial con una notable colonia judía, es conocida por la historia del cristianismo primitivo sobre todo por la venerable figura del obispo Policarpo; el heroico testimonio de su muerte por Cristo (156 d.C.) está descrito de manera impresionante en un documento de la época, el Martyrium Polycarpi (hacia 160 d.C.). Había sido víctima de la negativa a tributar al emperador el culto que con la edificación de un templo al emperador Tiberio (26 d.C.) se había aclimatado en la ciudad. Ya desde 195 a.C. existía una alianza con Roma, que por no haberse roto nunca, había granjeado a la ciudad el título honorífico de «Esmirna, la fiel». En la carta se hace alusión a diferentes circunstancias locales de este género.

8b «Esto dice el primero y el ultimo, el que estuvo muerto y revivió:

Cristo se presenta a la comunidad con títulos que lo reconocen como el eterno y el vencedor, incluso de la muerte corporal (cf. comentario a 1,17s). Ante la inminente persecución, que es para ellos cuestión de vida o muerte, debido a la recusación del culto del emperador, el rey de la eternidad, superior a todos los poderes terrenales, incluso al de la muerte, el designarse así les infunde confianza y valor ya desde el principio.

9 »Conozco tu tribulación: la pobreza -sin embargo, eres rico- y la maledicencia que proviene de los que dicen ser judíos y no lo son, sino sinagoga de Satán. 10a No temas por lo que vas a padecer.

Contrariamente a la excesiva confianza en sí mismo que había en éfeso, en Esmirna los ánimos parecen estar demasiado desalentados y abatidos; la comunidad ha sufrido tribulación, desprecio y repudio por parte de sus convecinos; la escasez de recursos en medio de una rica ciudad mercantil es indicio de su posición y de su consideración en la sociedad; a esto responde la reputación que los cristianos tienen en público.

De despreciarlos y de calumniarlos se cuidan sobre todo los judíos de Esmirna, que con la recusación y la lucha contra «el Mesías de Dios» (Luc 9:20) se han pasado al campo del adversario de Dios expresado con una fórmula dura: de «comunidad de Yahveh» (Num 16:3) han venido a ser «sinagoga de Satán» (cf. Jua 8:44).

En comparación con sus contrarios, por ricos que éstos puedan todavía parecer a los ojos de los hombres, sólo los cristianos en Esmirna son ricos según el juicio de Dios, pues poseen un tesoro inalienable e imperecedero (cf. Mat 6:19-21); todo peligro de este estado de posesión, comprendida la amenaza de su entera existencia por la muerte, ha sido transformado ya por su Señor resucitado en perspectiva segura de vida eterna.

10b »Mira, el diablo va a arrojar a algunos de vosotros a la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días.

Por esta razón puede también predecirles sin contemplaciones un agravamiento de su situación, aunque sin por ello acobardarlos. A sus perseguidores, de los que se sirve de cómplices el adversario de Dios, ha fijado Dios los tiempos y las posibilidades: éstos sólo tienen a su disposición diez días, expresión simbólica de un tiempo muy corto.

10c »Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida. 11 Quién tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias. El que venza, no sufrirá daño de la muerte segunda.»

En estas palabras de estímulo resuena una vez más el problema que la pobreza y tribulación de la tierra, el sufrimiento humano en general plantean al que se sabe unido con Dios en la fe y amado por él. Una primera respuesta más objetiva a esta pregunta se había dado ya con el inciso «sin embargo, eres rico»; ahora se completa en sentido subjetivo. Según la intención de Dios, la cruz y el sufrimiento sirven para la prueba, en la que el creyente ha de acreditar su fidelidad a él (tema del libro de Job); así el creyente gana en la lucha el premio de la victoria, a la manera del competidor en la arena (cf. Luc 24:26; Rom 8:17). «La corona de Esmirna», distinción deportiva de aquel tiempo, se marchita; como premio por la victoria en el combate de la fe ha establecido el Señor la coronación con la vida eterna. Cristo querría poder dar a la iglesia de Esmirna el título de «Esmirna la fiel», en otro sentido, eterno y valedero por siempre; la consecuencia de ello será que él puede preservar a sus miembros de la «muerte segunda», la condenación en el juicio (cf. 20,6.14; 21,8).

3. A LA IGLESIA DE PéRGAMO (Ap/02/12-17)

12 Y al ángel de la iglesia de Pérgamo escribe: «Esto dice el que tiene la aguda espada de dos filos:

Pérgamo, en otro tiempo capital del reino de los Atálidas, había conservado hasta esta época algo de su grandeza del pasado, entre otras cosas la grandiosa biblioteca de 200.000 volúmenes. Según Plinio; el pergamino (material de escribir especialmente preparado con pieles de animales) debe su nombre a esta ciudad. Sobre ella descollaba una magnifica acrópolis con templos y palacios; en su falda se alzaba el altar de Zeus (altar de Pérgamo), celebrado ya en la antigüedad 20. Ya en el año 29 a.C. había erigido la ciudad un templo de Augusto y de Roma, con lo cual vino a ser la sede más antigua del culto al César en Asia Menor. Sin embargo, la mayor importancia correspondía el gran santuario de peregrinación de Asclepio, el dios de la medicina. Al hablarse a continuación del «trono de Satán» pudo pensarse en particular en alguno de los espléndidos edificios cultuales de Pérgamo; sin embargo, es posible que con ello se aludiera muy en general a la atmósfera de la ciudad penetrada de religiosidad pagana, que, como medio en que respiraban y vivían los cristianos, constituían también para ellos una tentación. Aquí se imponía una clara discriminación; por eso se presenta al Señor como portador de la «aguda espada de dos filos».

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20. El altar, obra maestra de estilo helenístico, con las representaciones en relieve del combate de los dioses con los gigantes, se hallan en Berlín oriental (museo de Pérgamo).

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13a »Conozco dónde moras: allí donde está el trono de Satán.

El Señor conoce el ambiente de los cristianos de Pérgamo, dominado por el demonio, las tentaciones y seducciones que de allí partían y el peligro que representaban de inclinar a soluciones sincretistas de compromiso. Cristo y Satán no tienen nada en común (cf. 2Co 6:14 s), por lo cual tampoco a los cristianos les es posible en este punto un compromiso teórico ni práctico. El único verdadero Dios, así como su revelación, no pueden nunca, por su naturaleza, ser tolerantes con ídolos y falsas doctrinas de salvación.

13b »Mantienes firme mi nombre y no negaste mi fe, ni en los días de Antipas, mi testigo fiel, que fue muerto entre vosotros, ahí donde mora Satán.

Pese a este ambiente y a sus peligros, hubo en Pérgamo cristianos con tan clara resolución, que en convicción y en obra, en verdadera libertad de espíritu y entrega de corazón, conservaron sin falsedad ni menoscabo su fe en Cristo, hasta estar dispuestos a dar la vida, como lo había hecho Antipas, como testimonio en favor de Cristo. La fidelidad en la fe es ciertamente la exigencia fundamental, obvia por así decirlo, de la vida cristiana; sin embargo, el Señor sabe que su cumplimiento en las circunstancias concretas de una vida humana no es siempre cosa tan obvia; por esta razón expresa su alabanza a la comunidad de Pérgamo.

14 «Pero tengo algo contra ti: que tienes ahí a los que mantienen la doctrina de Balaam, el que enseñó a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de lo inmolado a los ídolos y a fornicar. 15 Asimismo, tú también tienes a quienes mantienen de igual modo la doctrina de los nicolaítas. 16 Así que, conviértete. Si no, voy a ti en seguida y lucharé con ellos con la espada de mi boca.

Por supuesto que no todos dieron buena prueba en la misma medida en las polémicas intelectuales y ante las seducciones del ambiente; una minoría se dejó contagiar por las prácticas paganas y por las teorías que la sustentaban. Su actitud y su peligrosidad se caracteriza aquí con una comparación y una imagen tomada de la historia del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento. En ella se habla de la seducción a la idolatría y de la fornicación (Num 25:1 s; Num 31:16; cf. también 2Pe 2:15; Jud 1:11). Esta minoría profesaba las mismas opiniones que los nicolaítas de éfeso (cf. comentario a 2,6); creían poder hacer ciertas concesiones al espíritu del tiempo y del lugar, posibles a su parecer también a un cristiano, las cuales, sin embargo, significaban una ruptura con la doctrina y la práctica cristianas (cf. también 1Co 6:12-20; 1Co 10:14-22). A los extraviados de Pérgamo llama Cristo a la conversión; de lo contrario tendrá que intervenir él mismo y con una clara sentencia sobre los falsificadores de la verdadera realidad de la vida cristiana pondrá fin a la indecisión de la comunidad para con ellos. Como en Pérgamo, se trata siempre de una lucha en dos sentidos que la cristiandad tiene que sostener en el mundo, contra la hostilidad y el menoscabo de fuera y contra los peligros de falsas doctrinas en el interior.

17 »Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias. Al que venza, le daré el maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y sobre esta piedrecita habrá un nombre nuevo escrito, que nadie conoce sino el que lo recibe.»

Al que venza en este combate se le promete el premio de la victoria bajo una doble metáfora. El maná había alimentado y mantenido maravillosamente al pueblo de Israel en su marcha por el desierto, lo había salvado y conducido a la tierra prometida. La calificación de «escondido» que se da aquí al maná podría llevar implícita la idea que doctores judíos de la ley habían desarrollado basándose en la tradición referida en 2Ma 2:4 s, a saber, que Jeremías, antes de la destrucción del templo había ocultado el arca de la alianza con el maná conservado en ella: el manjar del cielo se mantiene oculto para el fin de los tiempos; en todo caso se trata aquí de un manjar que sólo se dará en el futuro, a saber, en el banquete o en el convite de boda de la vida eterna (cf. Luc 14:15-24; Mat 22:1-14). Dado que en la carta se ha expresado dos veces la idea del juicio (12.16), para la explicación de la metáfora se puede recurrir a la práctica judicial de la antigüedad, que consistía en que los jueces notificaban su sentencia absolutoria mediante la entrega de una piedrecita-blanca; en este caso la metáfora querría expresar la inocencia en el tribunal de Dios. Ahora la imagen se desarrolla todavía mediante la indicación de que sobre la piedrecita está escrito un nombre nuevo, sin duda un nombre nuevo de quien recibe la piedra. El nombre equivale en la antigüedad al ser; según esto se confiere al vencedor un nuevo ser, con el que al mismo tiempo se le hace consciente de manera beatificante su relación totalmente personal con Dios, que por tanto sólo él puede experimentar (cf. 1Jn 3:1 s).

4. A LA IGLESIA DE TIATIRA (Ap/02/18-29)

18a Y al ángel de la iglesia de Tiatira escribe:

Tiatira, pequeña ciudad en el valle del Lico, vivía del comercio y de la industria; las principales ramas de actividad estaban constituidas por la manufactura textil y el tinte; Lidia, la vendedora de púrpura, era oriunda de Tiatira (Hec 16:14 s). Debido a la proximidad de yacimientos de calamina, existía una industria de transformación del mineral. En tales ciudades había, a modo de gremios, mancomunidades económicas de grupo de un mismo oficio, que tenían también, como en la edad media, ciertas obligaciones religiosas; el día de la divinidad protectora se celebraba solemnemente cada año con especiales sacrificios.

18b «Esto dice el Hijo de Dios, el que tiene los ojos como llama de fuego y los pies semejantes al bronce brillante 19: Conozco tus obras: tu amor, tu fe, tu servicio, tu constancia y tus obras últimas, más numerosas que las primeras.

Jesús se presenta a la comunidad con su supremo nombre de dignidad, «Hijo de Dios»; contrariamente a la frecuencia de este título en el Evangelio de Juan, sólo esta vez aparece en el Apocalipsis tal atributo soberano. Los otros dos títulos vienen de la visión inaugural (Hec 1:14 s); la radiante majestad de su ser divino, la omnisciencia y la plenitud de poder del Señor que se sienta en el tribunal para juzgar a la comunidad, están expresadas con estos términos. él tiene algo muy serio que decir al jefe de la comunidad; sin embargo, al principio sólo los buenos oyen una palabra de aprobación, breve en la forma, pero que por su contenido significa un gran elogio. Su amor y su fe se demuestran auténticas en el servicio de unos a otros; a esto se añade su constancia imperturbable, que no ha cedido ni siquiera ante las dificultades que de dentro y de fuera han sobrevenido a la comunidad. La aprobación culmina en la afirmación contraria al juicio pronunciado sobre la iglesia de éfeso (Hec 2:4): en su vida cristiana se acusan claros progresos en comparación con el tiempo pasado.

20 »Pero tengo contra ti que toleras a la mujer Jezabel, la cual se dice a sí misma profetisa, y enseña y seduce a mis siervos a fornicar y a comer de lo inmolado a los ídolos.

La severa censura afecta a la tolerancia y aceptación de errores y orientaciones falsas, como las que habían surgido también en éfeso (2,6) y Pérgamo (2,14s). En Tiatira se hallaba a la cabeza de tales intentos una mujer que se arrogaba falsamente el carisma de profecía (cf. Hec 13:1; Hec 21:9; 1Co 12:28; Efe 2:20; Efe 4:11); viene designada con el nombre simbólico de Jezabel, porque su perniciosa influencia en Tiatira era semejante a la de la princesa fenicia del mismo nombre, a la que había tomado por esposa el rey Acab y que aprovechaba su posición para introducir en Israel la idolatría de su patria y sus cultos viciosos, seduciendo incluso al rey en este sentido (lRe 16,31-34). Presumía que sus doctrinas estaban inspiradas por el Espíritu y permitía tomar parte en comidas sacrificiales; con esto y cierto relajamiento moral, aquella falsa profetisa permitía a algunos en Tiatira una libre convivencia con sus compañeros de profesión, principalmente en las asociaciones gremiales. Una cita irónica tomada del léxico propagandístico de sus adeptos permite colegir que en esta corriente se manifestaba una forma temprana de la gnosis: cuando se dice que ellos pretendían haber conocido «las profundidades de Satán» (2,24), se quiere sin duda dar a entender que estaban convencidos de su impotencia; luego, con este conocimiento más profundo justificaban la intrascendencia de la participación en las comidas sacrificiales y sus demás divisas de libertad, en realidad de libertinaje (cf. 1Co 8:1-7).

21 »Le he dado tiempo para convertirse, y no quiere convertirse de su fornicación. 22 Mira, la voy a arrojar en el lecho del dolor, y a los que adulteran con ella, los arrojaré con gran tribulación si no se convierten de las obras de ella. 23 Y a los hijos de ella los mataré sin remisión, y conocerán todas las iglesias que soy quien escudriña riñones y corazones. Y os dará a cada uno según vuestras obras.

El Señor se ha tomado tiempo a fin de dar también tiempo a los extraviados para entrar dentro de si y convertirse. Ahora bien, este plazo ha vencido porque su obstinación no deja ya esperanza de conversión. El Señor va a intervenir, comenzando por la culpable principal; ésta será herida con una enfermedad, que conducirá con toda seguridad a la muerte, si hasta «los hijos de ella» (v. 23), es decir, sus adeptos son castigados con la muerte. Con un segundo grupo («los que adulteran con ella») no es el castigo tan radical; así pues, no parece tratarse de adeptos propiamente dichos, sino de algunos que se limitan a simpatizar con la falsa doctrina; en ellos todavía no hay que desesperar de la reflexión y conversión. La suerte de los falsos doctores en Tiatira debe servir de advertencia a todas las comunidades: su señor viene sobre ellas con la justicia de su juicio si interpretan falsamente su longanimidad y no la aprovechan para convertirse.

24 »Y a vosotros, los que quedáis en Tiatira, cuantos no seguís esa doctrina, los que no habéis conocido las profundidades de Satán, como ellos las llaman, os digo: No echo sobre vosotros otra carga; 25 pero la que tenéis, mantenedla hasta que yo venga.

Las últimas palabras de exhortación van dirigidas a los leales en Tiatira: se los estimula a conservar la actitud que han demostrado hasta ahora; no se les exige demasiado, como se lo asegura el Señor con las palabras de la decisión tomada en el concilio de los Apóstoles (Hec 15:18); el laxismo le repugna, pero tampoco gusta del rigorismo; lo que al principio había reconocido en ellos con elogio, se trata ahora de conservarlo.

26 »Y al que venza y al que guarde mis obras hasta el final, le dará potestad sobre las naciones; 27 las regirá con vara de hierro, como se trituran los objetos de barro. 28 Yo le daré el lucero de la mañana, que a mi vez he recibido de mi Padre. 29 Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias.»

Las promesas relativas al triunfador se refieren a la situación especial de la iglesia en Tiatira. No son las concesiones y la adaptación al ambiente no cristiano las que les permiten asentarse en el mundo; hay límites fijados por la verdad no falsificada y trazados por la santa voluntad de Dios. El que se atenga a ellos, compartirá un día con Cristo su señorío sobre el mundo, después de haber tenido ya participación -como lo promete la imagen tomada de Sal 2,8- en el juicio de Cristo sobre el mundo apóstata (cf. 19,14s; 1Co 6:2). La segunda promesa parece algo obscura, pero se aclara con 22,16, donde Cristo mismo se designa como la estrella de la mañana; al vencedor no se promete sólo la participación en su poder, sino que Cristo mismo se le promete como recompensa; también en su luz radiante, también en la gloria del Hijo del hombre glorificado tendrá participación el vencedor. La exhortación a prestar atención a las palabras del Espíritu se halla desde ahora al final de las cartas que siguen, tras la(s) promesa(s) para el vencedor.

Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje

Apo 1:16.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— ángel de la iglesia de Éfeso: Ver notas a Apo 1:4 y Apo 1:20.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La carta a la iglesia en Efeso

Efeso fue una de las grandes ciudades del mundo antiguo y considerablemente la mayor en Asia Menor. Estaba orgullosa de su título de “Guardadora del Templo”, que originalmente se refería al templo de Artemisa (Diana), pero más tarde incluyó dos templos dedicados a la adoración de emperadores romanos. El templo de Artemisa era un famoso lugar de refugio para fugutivos, pero su envanecida “salvación” era objeto de mucho abuso, y la zona alrededor daba a los criminales un santuario fuera del alcance de la ley, por lo que llegó a ser el cuartel general del crimen organizado. El interés del populacho en la magia y la superstición se ilustra en Hech. 19:13-20. Pablo fundó la iglesia en Efeso y la hizo centro de la evangelización de la provincia (Hech. 19:1-10). De acuerdo con una tradición posterior, el apóstol Juan y María, la madre de Jesús, se establecieron allí. 1 El saludo inicial cita 1:12, 20; el Señor tiene las siete estrellas en su mano. Esto indica que él mantiene la vida espiritual de las iglesias; camina en medio de los siete candeleros y de ese modo está presente en todas las iglesias. Pero el poder que sostiene también es capaz de una remoción judicial; para ello se prepara al oyente con el título del v. 5.

2, 3 Yo conozco tus obras encabeza cada una de las cartas a veces dando aliento (p. ej. 2:9, 13) y a veces produciendo vergüenza (p. ej. 3:1, 15). Aquí in troduce un encomio. Las obras de los efesios eran arduo trabajo y … perseverancia; lo primero se muestra en los esfuerzos para vencer a los falsos maestros, y lo segundo en la persistencia ante la oposición tanto de los falsos profetas como de otras fuentes. Los malos son aquellos que dicen ser apóstoles y no lo son. Es probable que se trate de las personas mencionadas en el v. 6 como “nicolaítas”. Su maldad no se relaciona tanto con su doc trina como con el mal moral que surge de la doc-trina (sobre los nicolaítas véase en 2:14, 15).

4, 5 El fracaso de los efesios era la perversión de su principal virtud: has dejado tu primer amor. El llamado al arrepentimiento y a hacer las primeras obras sugiere que el fracaso de estos cristianos no era primordialmente la pérdida del amor a Dios sino a los demás. Cuando el rechazo de las prácticas de aquellos que yerran (6) se transforma en odio hacia las personas que yerran, los cristianos se apartan del amor redentor de Dios en Cristo (cf. Juan 3:16) y pervierten la fe. De allí la seria advertencia del v. 5: Vendré pronto a ti denota una venida en juicio, aun del mismo modo que el Señor vendrá al mundo un día para eliminar el mal. La remoción del candelero de su lugar puede significar nada menos que el fin del reconocimiento que Cristo ha hecho de la iglesia como algo propio. Estará tan vacía de Cristo como el templo de Jerusalén quedó vacío de Dios antes de su destrucción. (cf. Eze. 11:22, 23; Mat. 23:38). Así tan grave es el pecado de la falta de amor en una iglesia cristiana.

7 El mandato el que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias aparece en las promesas a los vencedores en todas las siete cartas. Es improbable que el Espíritu hable sólo con sus promesas; habla a lo largo de todas las cartas. Parecería que el Señor resucitado se dirige a las iglesias por medio del Espíritu Santo. Esto está plenamente de acuerdo con la enseñanza de Jesús en los discursos del apo sento alto en Juan 14-16 (ver especialmente Juan 16:12-15). El creyente que venza lo logra por medio de la derrota que Cristo ha infringido sobre los poderes del mal; comparte la victoria del Señor (ver 12:11; Juan 12:31, 32; 16:33). Al que venza le daré de comer del árbol de la vida que está en medio del paraíso de Dios: El término paraíso es una palabra persa que denota especialmente un parque rodeado por una pared. Se usó en la LXX para tradu cir la palabra “jardín” (Edén). En la literatura judía, “jardín del Edén” y “paraíso”, ambos se usaban igualmente para la morada de los justos en la vida futura. Por lo tanto, los maestros judíos hablaban del paraíso de Adán, el paraíso de los benditos en el cielo y el paraíso de los justos en el reino venidero de Dios. Lo que está en mente en esta promesa es el último significado. Adán y Eva perdieron el acceso al árbol de la vida y fueron echados del jardín (Gén. 3:22, 23); el creyente que comparte la victoria del Señor tiene la promesa de que le serán restauradas ambas bendiciones (ver 22:2). En el NT un término frecuente para la cruz de Cristo es “árbol” (especialmente de labios de Pedro; ver Hech. 5:30; 10:39; 1 Ped. 2:24). El templo de Artemisa estaba construido sobre un altar hecho con un árbol, y con frecuencia un árbol simbolizaba a Efeso o a su diosa. Así como los creyentes efesios alguna vez consideraron el árbol de Artemisa como el asiento de la vida divina e intermediario entre la vida y la naturaleza humana, ahora habían aprendido que la vida eterna en el paraíso de Dios era suya por medio de la cruz de aquel que murió y resucitó.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

2.1 Efeso fue la capital de Asia Menor, un centro de comercio de tierra y mar y, junto a Alejandría y Antioquía en Siria, una de las tres ciudades con mayor influencia en la parte oriental del imperio Romano. El templo de Diana (Artemisa), una de las maravillas del mundo antiguo, se hallaba en esta ciudad, y una importante industria era la creación de imágenes de esta diosa (véase Act 29:21-41). Pablo ministró en Efeso por tres años y advirtió a los efesios que falsos maestros tratarían de apartar de la fe a la gente (véase Act 20:29-31). Los falsos maestros llegaron a causar problemas en la iglesia de Efeso, pero la iglesia los resistió, como podemos ver en la carta de Pablo (véase el libro de Efesios). Juan pasó mucho de su ministerio en esta ciudad.2.1 El que «anda en medio de los siete candeleros de oro» es Jesús (1.11-13). El «tiene las siete estrellas en su diestra» (mensajeros de las iglesias, indicando su poder y autoridad sobre las iglesias y sus líderes. La de Efeso había llegado a ser una iglesia grande y orgullosa, y el mensaje de Jesús habría de recordarles que El es la única cabeza del cuerpo de creyentes.2.1ss ¿Está Dios interesado en su iglesia? Si está tentado a dudarlo, mire con cuidado estas siete cartas. El Señor del universo conocía a cada una de estas iglesias y su situación precisa. Jesús le dijo a Juan que escribiera acerca de personas, lugares y acontecimientos específicos. Celebró los éxitos de los creyentes y le explicó cómo corregir sus errores. Así como Jesús cuidaba de cada una de estas iglesias, cuida de la suya. Quiere que alcance su máximo potencial. El grupo de creyentes con el cual adora y sirve es un vehículo de Dios para cambiar el mundo. Mírelo con seriedad, así como lo hace Dios.2.2 Durante un largo período, la iglesia de Efeso se había negado a tolerar el pecado entre sus miembros. Esto no era fácil en una ciudad caracterizada por sus prácticas sexuales inmorales asociadas con la adoración a la diosa Diana. Nosotros también vivimos en una etapa en que se halla muy difundido el pecado y la inmoralidad sexual. Es popular el ser tolerante con diversos pecados, llamándolos «decisiones personales» o «estilos alternos de vida». Pero cuando el cuerpo de creyentes empieza a tolerar el pecado en la iglesia, las normas se reducen y se pone en peligro el testimonio de los creyentes. Recuerde que la aprobación de Dios es infinitamente más importante que la del mundo.2.2, 3 Cristo elogia a la iglesia de Efeso por su (1) arduo trabajo, (2) paciencia, (3) resistencia al pecado, (4) examen cuidadoso de los falsos apóstoles y (5) sufrimiento paciente y sin claudicación. Toda iglesia debe tener esas características. Pero estos buenos esfuerzos deben surgir de nuestro amor a Jesucristo. Tanto Jesús como Juan recalcaron el amor de los unos a los otros como una prueba auténtica del evangelio (Joh 13:34; 1Jo 3:18-19). En el esfuerzo por mantener puras la enseñanza, la moral y la doctrina, es posible perder el espíritu caritativo. Un conflicto que no se resuelve puede debilitar o acabar nuestra paciencia y nuestro afecto. Al defender la fe, cuídese de no levantar una estructura de rigidez que debilite el amor.2.4 Pablo había elogiado a la iglesia de Efeso por su amor a Dios y a los demás (Eph 1:15), pero muchos de los fundadores de la iglesia habían muerto, y la segunda generación de creyentes había perdido su fervor espiritual. Era una iglesia muy activa y sus miembros hacían mucho en beneficio propio y de la comunidad, pero por motivos equivocados. El hacer algo por Dios debe estar motivado por el amor a Dios, o no perdurará.2.4, 5 Así como cuando un hombre y una mujer se enamoran, los nuevos creyentes experimentan entusiasmo cuando se dan cuenta de cuán importante es ser perdonado. Pero cuando perdemos de vista la seriedad del pecado, empezamos a perder el entusiasmo por nuestro perdón (véase 2Pe 1:9). En los primeros pasos de su vida cristiana, pudo haber sentido entusiasmo sin conocimiento. ¿Tiene ahora conocimiento sin entusiasmo? Ambos son necesarios si hemos de mantener el amor a Dios de forma intensa y sin mancha (véase Heb 10:32, Heb 10:35). ¿Ama a Dios con el mismo fervor de cuando se convirtió?2.5 El que Jesucristo quite «el candelero de su lugar» puede significar el dejar de ser una iglesia eficiente. Así como los candeleros de siete brazos del templo daban luz a los sacerdotes, las iglesias debían dar luz a sus comunidades vecinas. Pero Jesucristo les advirtió que sus luces podrían apagarse. Más aun, El mismo podría extinguir cualquier luz que no cumpliera con su propósito. La iglesia tenía que arrepentirse de sus pecados.2.6 Los nicolaítas eran creyentes que habían acomodado su fe a fin de disfrutar de algunas de las prácticas pecaminosas de la sociedad efesia. Algunos creen que el nombre nicolaítas es el equivalente griego de la palabra hebrea que significaba «balaamitas». Balaam fue un profeta que indujo a los israelitas a seguir sus deseos pecaminosos (véanse 2.14 y Num 31:15-16). Cuando vamos a participar en algo que sabemos que es malo, a menudo usamos excusas para justificar nuestra conducta. Decimos que no es tan malo como parece o que no dañará nuestra fe. Cristo emplea palabras muy duras para los que buscan excusas para pecar.2.6 Por medio de Juan, Jesucristo elogia a la iglesia de Efeso por aborrecer las obras perversas de los nicolaítas. Nótese que no aborrecen a las personas sino solo su conducta pecaminosa. Acepte y ame a todos y niéguese a tolerar todo lo malo. Dios no puede tolerar el pecado y espera que nosotros nos opongamos a él. El mundo necesita cristianos que defiendan la verdad de Dios y que conduzcan a la gente hacia la vida recta.2.7 Vencer significa ser victoriosos al creer en Cristo, perseverar, permanecer fiel y vivir como uno que sigue a Cristo. El vivir así trae consigo grandes recompensas (21.7).2.7 En el huerto del Edén había dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal (véase Gen 2:9). El comer del árbol de la vida daba vida eterna con Dios. El comer del árbol de la ciencia del bien y del mal deparaba conocimiento de lo bueno y lo malo. Adán y Eva comieron del árbol de la ciencia del bien y del mal y desobedecieron el mandato de Dios. Por lo tanto, fueron expulsados del Edén y se les prohibió que comieran del árbol de la vida. Al fin será destruido el mal y los creyentes serán conducidos a un paraíso restaurado. En la tierra nueva, todos comerán del árbol de la vida y vivirán para siempre.2.8 La ciudad de Esmirna quedaba a unos cuarenta kilómetros al norte de Efeso. Se le llamaba «Puerto de Asia» porque tenía un puerto excelente sobre el Mar Egeo. La iglesia de esa ciudad luchaba contra dos fuerzas enemigas: una población judía muy opuesta al cristianismo, y una población no judía que era leal a Roma y apoyaba la adoración del Emperador. La persecución y el sufrimiento eran inevitables en un ambiente así.2.9, 10 La persecución viene de Satanás, no de parte de Dios. Satanás, el diablo, hará que los creyentes sean encarcelados e incluso asesinados. Pero los creyentes no deben temer a la muerte porque su resultado solo será la obtención de la corona de la vida. Satanás podrá dañar sus cuerpos mortales, pero no puede causar ningún daño espiritual. La «sinagoga de Satanás» significa que esos judíos, cuando se juntaban a adorar, servían a los propósitos de Satanás, no a los de Dios. «Diez días» significa que, aunque la persecución puede ser intensa, será relativamente breve. Tiene su comienzo definido y su fin también, y Dios se mantendrá en absoluto control de la situación.2.9-11 El dolor es parte de la vida, pero nunca es agradable sufrir, sin que importe cuál sea la causa. Jesucristo elogió a la iglesia de Esmirna por su fe en medio del sufrimiento. Luego los anima a tener en mente que no tienen por qué temer al futuro si permanecen fieles. Si para por tiempos difíciles, no permita que lo aparten de Dios. Más bien procure que fortalezcan su fidelidad. Confíe en El y recuerde su recompensa celestial (véase también 22.12-14).2.10 Esmirna fue famosa por sus competencias deportivas. Una corona era el laurel de la victoria, el trofeo para el campeón de la contienda. Si hemos permanecido fieles, recibiremos el premio de la victoria: la vida eterna (Jam 1:12). El mensaje a la iglesia de Esmirna es que debe permanecer fiel a pesar de su sufrimiento porque Dios está en control de la situación y sus promesas son confiables. Jesucristo nunca ha dicho que al serle fiel evitaremos problemas, sufrimiento y persecución. Más bien, debemos ser fieles a El en nuestros sufrimientos. Solo entonces nuestra fe resultará genuina. Permanecemos fieles cuando mantenemos la mirada en Cristo y en sus promesas presentes y futuras (véanse Phi 3:13-14; 2Ti 4:8).2.11 Creyentes y no creyentes experimentarán la muerte física. Todos resucitarán, pero los creyentes resucitarán para vida eterna con Dios mientras que los incrédulos resucitarán para ser castigados con la muerte segunda y la separación eterna de Dios (véanse también 20.14; 21.8, 27; 22.15).2.12 La ciudad de Pérgamo estaba construida sobre una colina de unos 330 metros de altura sobre la región circunvecina, creando una fortaleza natural. Era una ciudad moderna, un centro de la cultura griega y la educación, con una biblioteca que contaba con 200,000 volúmenes. Pero también era el centro de cuatro sectas y rivalizaba con Efeso en su adoración de ídolos. El dios principal de la ciudad estaba simbolizado por una serpiente, y a ese dios se le consideraba el dios de la sanidad. La gente de todas partes iba a Pérgamo en busca de sanidad de parte de ese dios.2.12 Así como los romanos usaban la espada como señal de autoridad y juicio, Jesucristo muestra su espada aguda de dos filos (1.16) que representa la suprema autoridad de Dios y su juicio. También puede representar la separación futura de los creyentes e incrédulos. Los incrédulos no pueden experimentar la recompensa eterna de vivir en el reino de Dios.2.13 Como el centro de cuatro sectas idolátricas (Zeus, Dionisio, Asclepio y Atena), a Pérgamo se le llamaba «la ciudad donde Satanás tiene su trono». Rodeada del culto a Satanás y al emperador romano como dios, la iglesia de Pérgamo no estuvo dispuesta a negar a Cristo, aun cuando los adoradores de Satanás martirizaron a uno de sus miembros. Nunca es fácil permanecer firmes en contra de las fuertes presiones y tentaciones de nuestra sociedad, pero la alternativa es mortal (2.11).2.13-15 No era fácil ser cristiano en Pérgamo. Los creyentes sufrían gran presión para acomodar o abandonar su fe. (Para información sobre los nicolaítas, véase la primera nota en 2.6.) Nada se sabe de Antipas, salvo que no se transigió con la idolatría. Fue fiel y murió por su fe. Pero por lo visto, algunos en la iglesia toleraban a quienes enseñaban o practicaban lo que Cristo había rechazado. El acomodarse puede definirse como «mezclar cualidades de dos cosas diferentes» o «una concesión de principios». Coopere con la gente tanto como pueda, pero rechace toda lealtad, compañerismo o participación que le pudiera conducir a prácticas inmorales.2.14 Es posible que haya discrepancias de opinión entre los cristianos en algunas cuestiones, pero no hay lugar para la herejía y la inmoralidad. Tal vez su ciudad no participe en fiestas idolátricas, pero es posible que permita la pornografía, el pecado sexual, el chisme, el engaño y la mentira. No tolere pecado bajo la presión de ser una persona de mente abierta.2.14-16 Balac fue un rey temido por muchos israelitas que viajaban a través de su país, y contrató a Balaam para maldecirlos. Balaam al principio se negó, pero ante una oferta de dinero cambió de parecer (Números 22-24). Más tarde Balaam influyó en los israelitas para que adoraran ídolos (Num 31:16; véanse también 2Pe 2:15; Jud 1:11). Aquí Cristo reprendió a la iglesia por tolerar a quienes, como Balaam, apartan a su pueblo de Dios.2.16 Esta espada es el juicio de Dios en contra de las naciones rebeldes (19.15, 21) y de toda forma de pecado. Véanse también la nota en 1.16 y la segunda nota en 2.12.2.17 El «maná escondido» sugiere el alimento espiritual que recibirán los creyentes fieles. Dios proveyó maná de los cielos para los israelitas que viajaban a la tierra prometida para su sostenimiento físico (Exo 16:13-18). Jesucristo como «el pan vivo» (Joh 6:51) da el alimento espiritual que satisface nuestra hambre profunda.2.17 No está muy claro lo que es la piedra blanca o cuál será exactamente el nombre que habrá en cada una de ellas. Como están relacionadas con el maná escondido, pudiera simbolizar el alimento eterno del creyente o la vida eterna. Las piedras son significativas porque cada una de ellas llevará el nombre de cada persona que cree en Cristo. Son la evidencia de que una persona ha sido aceptada por Dios y declarada apta para recibir la vida eterna. El nombre de una persona representa su carácter. Dios nos dará un nuevo nombre y un nuevo corazón.2.18 Tiatira era un centro laboral, con muchos gremios que se dedicaban a la confección de ropa, tintorería y alfarería. Lidia, la primera convertida de Pablo en Filipos, era una mercader de Tiatira (Act 16:14). La ciudad era esencialmente secular, sin preferencia por religión alguna.2.19 Los creyentes de Tiatira fueron felicitados por sus buenas obras. No debemos sentirnos satisfechos cuando nuestra iglesia solo se regocija en la salvación de sus miembros o disfruta de la adoración conjunta. Debemos crecer en amor, fe y obras de servicio. Como los tiempos son difíciles, debemos invertir nuestro tiempo con sabiduría y fidelidad.2.20 Una mujer de la iglesia de Tiatira estaba enseñando que la inmoralidad no era un asunto serio para los creyentes. Su nombre pudo haber sido Jezabel, o tal vez Juan empleara el nombre Jezabel para simbolizar el tipo de error que ella estaba fomentando. Jezabel, una reina pagana de Israel, fue considerada como la mujer más diabólica que jamás haya vivido (véanse 1Ki 19:1-2; 1Ki 21:1-15, 2Ki 9:7-10, 2Ki 9:30-37; y su perfil se halla en 1 Reyes 21).2.20 ¿Por qué es un pecado serio la inmoralidad sexual? Las relaciones sexuales fuera del matrimonio siempre hieren a alguien. Hieren a Dios porque muestran que preferimos satisfacer nuestros deseos a nuestro antojo en lugar de seguir las instrucciones de la Palabra de Dios, o satisfacer nuestro deseo ahora en lugar de esperar su tiempo oportuno. Hieren a otros porque violan el compromiso tan necesario para una relación. Nos hieren a nosotros porque con frecuencia traen consigo enfermedades a nuestro cuerpo y afectan en forma adversa nuestra personalidad. La inmoralidad sexual tiene un tremendo poder para destruir familias, iglesias y comunidades porque destruye la integridad sobre la cual se basan esas instituciones. Dios quiere protegernos y proteger a los demás; por lo tanto, no debemos participar en la inmoralidad sexual, aunque nuestra cultura lo acepte.2.20 En los templos paganos, a menudo se ofrecía carne a los ídolos. Luego la carne que no se quemaba se vendía en el mercado del templo. Usar la carne ofrecida a los ídolos no era malo en sí, pero podía violar el principio de sensibilidad hacia los hermanos débiles que podían confundirse con eso (véanse 1 Corintios 8 y la nota en Rom 14:2). Es obvio que Jezabel estaba más interesada en su propio placer egoísta y libertad que en las necesidades y preocupaciones de los demás creyentes.2.21 Jezabel no tenía deseos de arrepentirse. «Arrepentirse» significa cambiar de actitud, dejar de hacer lo que uno quiere para hacer la voluntad de Dios, abandonar el pecado y sus consecuencias desastrosas para la vida eterna. En su misericordia, Dios nos ha dado un tiempo para que decidamos seguirlo. Solo nuestra obstinación se interpone en el camino.2.23 No podemos escondernos de Cristo. El sabe lo que hay en nuestro corazón y nuestra mente, y todavía nos ama. Se deben confesar los pecados que procuramos esconder.2.24, 25 «Las profundidades de Satanás» eran las enseñanzas falsas que impartían los herejes o la perspectiva secreta de los llamados creyentes que «garantizaban» una vida espiritual profunda. Debemos aferrarnos al fundamento de nuestra fe cristiana y analizar con cautela y consejo cualquier enseñanza nueva que nos aparte de la Biblia, de la comunión de los hermanos o de nuestra confesión fundamental de fe.2.26, 27 Cristo dice que los vencedores (los que se mantienen fieles hasta el fin y siguen agradándole) gobernarán sobre sus enemigos y reinarán con El cuando juzgue al maligno (véanse también Psa 2:8-9; Isa 30:14, Jer 19:11, 1Co 6:2-3; Rev 12:5; Rev 19:15; Rev 20:3-4 para mayores detalles relacionados con el juicio de Dios).2.28 A Cristo se le llama «estrella de la mañana» o «lucero» 2.28, 22.16 y 2Pe 1:19. Una estrella de la mañana aparece antes del amanecer, cuando la noche está muy fría y oscura. Cuando el mundo esté en su punto más sombrío, Cristo entrará en escena, poniendo al descubierto al malvado con su luz de verdad y trayendo su recompensa prometida.3.1 El problema en la iglesia de Sardis no era la herejía sino la muerte espiritual. Más allá de su reputación de ser activa, Sardis estaba infestada de pecado. Sus obras eran malas y sus ropas estaban manchadas. El Espíritu no tenía palabras de elogio para esta iglesia que parecía tan buena por fuera, pero estaba tan corrupta por dentro.INTERPRETACION DEL LIBRO DE APOCALIPSISA través de siglos se han desarrollado cuatro métodos predominantes de interpretación del libro de Apocalipsis. Cada método ha tenido sus defensores destacados pero ninguno de ellos ha probado que su método sea el único para leer este libro. Sin embargo, la pregunta de aplicación fundamental para cada interpretación puede resumirse preguntándose usted mismo: «¿Me ayudará esto a ser un mejor discípulo de Cristo?»ENFOQUE PRETERISTAJuan escribe para animar a los cristianos de su época, en la que estaban sufriendo la persecución del Imperio Romano.Exhortación : Obtener la misma clase de estímulo que obtuvieron los primeros lectores de Juan de las imágenes vívidas de la soberanía de Dios.Advertencia :

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 71 Rev 1:20

b 72 Hch 19:1; Efe 1:1

c 73 Rev 1:16

d 74 Rev 1:13

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

1 (1) Las siete epístolas de los caps. 2 y 3 narran la verdadera situación que prevalecía en las siete iglesias cuando estas epístolas fueron escritas. Sin embargo, puesto que éste es un libro de señales que tiene una naturaleza profética, las situaciones de las siete iglesias también son señales que representan proféticamente el progreso de la iglesia en siete etapas. La primera epístola, dirigida a la iglesia en Efeso, provee un cuadro del final de la iglesia primitiva, la iglesia en la primera etapa, a fines del primer siglo. La segunda epístola, dirigida a la iglesia en Esmirna, prefigura a la iglesia sufriente que estuvo bajo la persecución del Imperio Romano, desde las postrimerías del primer siglo hasta los inicios del cuarto siglo, cuando Constantino el Grande, el cesar del Imperio Romano, hizo que la iglesia gozara del favor imperial. La tercera epístola, dirigida a la iglesia en Pérgamo, simboliza a la iglesia mundana, la iglesia comprometida con el mundo, desde el día en que Constantino aceptó el cristianismo hasta que el sistema papal fue establecido en las postrimerías del siglo sexto. La cuarta epístola, dirigida a la iglesia en Tiatira, describe proféticamente a la iglesia apóstata, desde el establecimiento del sistema papal en las postrimerías del siglo sexto hasta el final de esta era, cuando Cristo regrese. La quinta epístola, dirigida a la iglesia en Sardis, prefigura a la iglesia protestante, desde la Reforma, a principios del siglo dieciséis, hasta el regreso de Cristo. La sexta epístola, dirigida a la iglesia en Filadelfia, prefigura a la iglesia de amor fraternal, el recobro de la vida apropiada de iglesia, desde la primera parte del siglo diecinueve, cuando el Señor levantó algunos hermanos en Inglaterra para que comenzaran a practicar la iglesia fuera de toda denominación y sistema divisivo, hasta la segunda manifestación del Señor. La séptima epístola, dirigida a la iglesia en Laodicea, prefigura la degradación de la vida de iglesia, que experimentaron estos hermanos en el siglo diecinueve, desde la última parte del siglo diecinueve hasta el regreso del Señor.

1 (2) En el griego los nombres de las siete ciudades tienen mucho significado; cada nombre representa la condición espiritual de la iglesia en esa ciudad. Efeso en griego significa deseable. Esto significa que la iglesia primitiva, al final todavía era deseable para el Señor; el Señor todavía tenía mucha esperanza en ella.

1 (3) Al principio de cada una de estas epístolas el Señor nos dice que clase de persona es El, conforme a la condición de la iglesia revelada en esa epístola en particular.

1 (4) Los mensajeros de las iglesias, los que son espirituales, representados por las estrellas brillantes, quienes llevan el testimonio de Jesús, están en la diestra del Señor, y el Señor anda en medio de las iglesias, representadas por los siete candeleros de oro. ¡Qué escena tan maravillosa! Por un lado, el Señor está sentado a la diestra de Dios, como nuestro Sumo Sacerdote, quien intercede por nosotros, las iglesias ( Heb_7:25); por otro lado, El sostiene a los mensajeros de las iglesias y anda en medio de ellas para cuidarlas.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Las 7 iglesias de los caps. Apo 2:1-29 y Apo 3:1-22 eran iglesias literalmente reales en tiempo de Juan. Pero representan también tipos de iglesias de todas las generaciones. Esta idea tiene su confirmación en el hecho de que sólo 7 fueron seleccionadas de entre las muchas que existían y florecían en el tiempo de Juan, y en la afirmación al final de cada carta de que el Espíritu estaba hablando a las iglesias (vv. Apo 7:11, etc.).

Efeso. Bajo César Augusto, Efeso se convirtió en la capital de la provincia romana llamada Asia, que forma hoy la parte oriental de Turquía (anteriormente, la capital había sido Pérgamo). Fue la residencia del apóstol Juan antes y después de su destierro en Patmos, y en ella se hallaba el gran templo de Artemisa (latín: Diana). Véase la Introducción a Efesios.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

22 (a) A Éfeso (2,1-7). 2. has sometido a prueba a los que se dicen apóstoles sin serlo y has comprobado que son falsos: Los líderes carismáticos itinerantes que visitaban Éfeso se consideraban encargados para su labor por el Señor resucitado o por iglesias particulares. Este liderazgo itinerante era común en la Igle­sia primitiva; Pablo y el mismo Juan se ajus­tan a este modelo (cf. Did 11-13; Mt 10,41; 1 Cor 9,1-7). Juan llama falsos a estos apóstoles bien porque rechaza la enseñanza de éstos o porque rivalizaban con su liderazgo, o por am­bos motivos (cf. 2 Cor 11,2-15). 5. removeré tu lámpara de su puesto: Esta amenaza figurativa alude a la descripción del revelador en 1,3 y a la identificación del hablante en 2,1. El signi­ficado alegórico de la amenaza puede ser que la iglesia perderá su puesto prominente si su modo de vida no recobra su otrora carácter ejemplar. 6. nicolaítas: Los antiguos comenta­dores relacionaban este grupo con el prosélito Nicolás de Antioquía, quien, según Hch 6,5, llegó a ser diácono cristiano en Jerusalén. Los comentadores modernos tienden a rechazar esta interpretación como conjetura. El nom­bre puede ser alegórico, con el significado de «vencedor(es) de la gente». En el mensaje a Pérgamo encontramos más noticias sobre ellos. 7. lo que dice el Espíritu: El hablante es identificado, aquí y en otros pasajes, como el Espíritu, aunque las fórmulas de encargo identifican al hablante con Jesús resucitado. Lo que implica que Jesús glorificado y el Espí­ritu son equivalentes, al menos en sus relacio­nes con los cristianos (cf. 2 Cor 3,17-18). al vencedor: El significado básico de «vencer» es prevalecer en la batalla, en los juegos atléticos, o en cualquier concurso. En el Ap, simboliza el objetivo de prevalecer en la batalla contra Satanás que están librando Dios, Jesús glorifi­cado, el Espíritu y los creyentes (cf. ApSof 7,9:9,1 [OTP 1.513-14). Aunque los cristianos han sido transferidos al reino de Dios y han si­do liberados de sus pecados y del reino de Sa­tanás (1,5.9), el reino de Dios sigue siendo ata­cado por Satanás y sus aliados. Así, los cristianos sufrirán la «tribulación» (1,9), pero si vencen mediante la resistencia y perseverancia (1,9), serán recompensados (cf. Mt 11,2; Ef 6,10-20). el árbol de la vida que está en el paraíso de Dios: Esta promesa alude al árbol de la vida que estaba en el jardín del Edén (Gn 2,8-9). Anticipa la descripción de la nueva Je­rusalén, donde estará el árbol de la vida (22,2). La salvación escatológica del final es modela­da según el estado ideal del comienzo.
23 (b) A Esmirna (2,8-11). 8. el primero y el último, el que estaba muerto y revivió: La identificación de aquel que habla en la fórmu­la de encargo alude a 1,17-18. Puesto que los miembros de la iglesia de Esmirna estaban en peligro de ser encarcelados por las autorida­des, lo que los llevaría a la ejecución, la ima­gen de su Señor muerto y resucitado les sirve como modelo, como exhortación y como con­suelo. 9. tu pobreza: Los cristianos de Esmima podrían ser pobres porque eran emigrantes de Galilea o Judea, arrancados de su patria por la guerra judía (66-74 d.C.). Una inscripción del s. II de Esmirna nos refiere un grupo llamado «los primeros judíos» (A. T. Kraabel, JJS 33[1982] 455). los que se dicen judíos y no lo son, sino que son una sinagoga de Satanás: Algunos autores entienden literalmente la afirmación «y no lo son» como una referencia a cristianos judaizantes, citando como apoyo a Ignacio (.Pol 6,1; 8,2; Magn 8,10). Es más probable que se trate de una observación de tipo retórico por la que se pone en cuestión el derecho de la comunidad judía local a llamarse «judía» (así Bousset, Charles, y la mayoría de los comen­taristas). Estas palabras, atribuidas a Cristo, reflejan una situación en la que los cristianos se llaman a sí mismos «judíos» en cuanto he­rederos legítimos de la herencia judía (y, posi­blemente también, como emigrantes de Judea, pues en griego «judío» y «judeo» se dicen lo mismo [loudaios]). El ataque a la comunidad judía local como «sinagoga de Satanás» indi­ca, al menos, la hostilidad y, probablemente, el conflicto local existente entre judíos y cristia­nos. Este conflicto es análogo al de la comuni­dad de Qumrán con otros judíos (cf. 1QS 5,1-2; 10-20; 9,16; CD 1,12; 1QM 1,1; 4,9-10; 1QH 2,22; → Apócrifos, 67:97-105). la blasfemia: La «blasfemia» de los judíos podía ser simple­mente el considerarse «judíos». Pero, proba­blemente, se refiere a la crítica que éstos ha­cían de la enseñanza cristiana. 10. el diablo va a meter en la cárcel a algunos de vosotros: El diablo, «el calumniador», es idéntico a Sata­nás, «el adversario». Es el jefe de los espíritus malos, como poder y agente último, el que es­tá detrás de los adversarios de los seguidores de Juan. La estrecha conexión entre los w. 9 y 10 sugiere que los judíos habían acusado a los seguidores de Juan ante las autoridades roma­nas (cf. Hch 17,1-9). Los cristianos esperaban la detención y el ingreso en prisión, más el proceso que seguiría posteriormente. 11. el vencedor no padecerá la muerte segunda: La «muerte segunda» es la muerte del alma o del espíritu, la muerte de la persona resucitada, o el castigo eterno (cf. Mt 10,28; 1 Hen 108,3-4).
24 (c) A Pérgamo (2,12-17). 12. el que tie­ne la espada afilada de doble filo: La identifica­ción del hablante en estos términos prepara la amenaza del v. 16. 13. el trono de Satanás: De formas diversas se ha interpretado el trono de Satanás: el altar dedicado a Zeus en la acrópo­lis de Pérgamo, el santuario de Asclepio, el templo dedicado a Roma y a Augusto, o la se­de del gobernador romano. El contexto inme­diato relaciona «el trono de Satanás» con la muerte de Antipas, a quien Cristo llama «mi testigo fiel». Al igual que en el mensaje a Esmima, Satanás es considerado como el autén­tico instigador de las acciones contra los cris­tianos por parte de las autoridades locales. La palabra «testigo» sugiere que Antipas fue arrestado e interrogado por el gobernador ro­mano. Esta interpretación está apoyada por la relación de Satanás con Roma en los caps. 12-13. Aunque Pérgamo ya no era la capital de Asia en tiempos de Juan, era una de las ciuda­des en las que el gobernador ejercía sus fun­ciones judiciales. Como en todas las provin­cias, sólo el gobernador tenía el derecho de aplicación de la pena capital. La espada afilada de doble filo de Cristo (w. 12.16) contrasta con la espada del gobernador, cuyo derecho para la pena capital era llamado «la ley de la espada» (cf. 20,4, donde los que murieron por su fe son quienes han sido decapitados). 14. La doctrina de Balaán: Relación tipológica entre el maestro rival de Juan y el adivino cananeo cuya histo­ria de relación con el antiguo Israel se nos cuenta en Nm 22-24. Que indujo a Balac a po­ner un tropiezo a los israelitas: Alusión a Nm 31,16, que sugiere que Balaán y Balac incita­ron a los israelitas a mezclarse con los moabitas y adorar a sus dioses (cf. NM 25,1-2). comer víctimas idolátricas: Esto parece ser lo que «Balac» ha enseñado a algunos cristianos de Pérgamo (cf. 1 Cor 8-10). Una completa gama de problemas están incluidos en esto: ¿Podía comprar un cristiano en el mercado carne pro­cedente de un animal sacrificado a una divini­dad grecorromana o asiática? ¿Podían partici­par los cristianos con los no cristianos en comidas a menudo preparadas con alimentos consagrados a estas divinidades, y que en oca­siones se celebraban junto a los templos? (véa­se MacMullen, Paganism in the Román Empire [New Haven 1981]). El problema de base es la asimilación religiosa y cultural: ¿Qué grado de exclusión exige la fidelidad, y cuándo la asimi­lación se convierte en idolatría? fornicar: A di­ferencia de la comida de carne sacrificada a los ídolos, no deberíamos interpretar al pie de la letra esta parte de su enseñanza. La inmorali­dad sexual es una metáfora del AT para la ido­latría. El término es, frecuentemente, utilizado en el Ap (14,8; 17,2.4; 18,3.9; 19,2). En sentido literal sólo se encuentra en un pasaje (9,21); pero, incluso en éste, la inmoralidad sexual es­tá estrechamente relacionada con la idolatría (v. 20). El significado metafórico en este con­texto es participar en el culto no cristiano ni ju­dío, o una determinada relación con los genti­les que parezca implicar una participación en su culto. 15. nicolaítas: Al parecer, su enseñan­za es idéntica a la de «Balaán». 17. algo del ma­ná escondido: Según la tradición apocalíptica judía, el preciado maná descenderá en la era mesiánica (ApBar [gr] 29,8). le daré una piedra blanca y grabado en ella un nombre nuevo que sólo conoce el que lo recibe: Podemos compren­der mejor esta promesa en el contexto de la magia popular (Charles, Commentary 1.66-67). La piedra blanca es un amuleto, y el «nombre nuevo» es una fórmula mágica poderosa. Su poder será mayor si nadie lo conoce, pues así nadie puede utilizarlo. Se trata, probablemen­te, de uno de los nombres de Jesús resucitado y glorificado (cf. 3,12 y 19,12).
25 (d) A Tiatira (2,18-29). 20. La iglesia es castigada por permitir enseñar en la comuni­dad a un rival de la enseñanza de Juan. Jezabel: Se expresa una relación tipológica entre este líder cristiano y Jezabel, la hija del rey de Sidón que se casó con Ajab, rey de Israel (1 Re 16,31) . Como cananea, veneraba al dios Baal. que se declara profetisa: Es probable que fuese reconocida como tal, al menos por algunos cristianos de Tiatira. a fornicar y comer vícti­mas idolátricas: La misma enseñanza que la de Balaán (v. 14). 24. los arcanos de Satanás, co­mo ellos los llaman: Algunos han sostenido que Jezabel enseñaba a sus seguidores «los arca­nos de Dios» y lo que dice el que habla es que lo que conocen más bien son los misterios de Satanás. El problema con esta interpretación es la frase «como ellos dicen». El hablante, al parecer, está citando lo que ellos dicen, no lo que realmente saben. Si lo que ellos preten­dían saber eran «las cosas profundas de Sata­nás», entonces su enseñanza consistiría en fórmulas y prácticas mágicas para poder con­trolar los malos espíritus. 26-27. La promesa al vencedor emplea imágenes procedentes de los salmos reales (Sal 2,8-9). Las imágenes se utilizan para describir la obra de Cristo en 12,5; 19,15. En el contexto de este mensaje, la promesa implica que la futura autoridad y poder de los cristianos sobre los no cristianos hace aparecer como erróneo su intento de asi­milarse a ellos (cf. 1 Cor 6,1-6). 28. daré al ven­cedor la estrella de la mañana: Dar al vencedor la estrella matutina puede significar convertir­lo en estrella de la mañana: el que es fiel será glorificado e inmortalizado (cf. Dn 12,3; Mt 13,43; 1 Cor 15,40-44).

Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo

ángel… Otra traducción posible: mensajero; el que sostiene… Indica soberanía y poder absoluto.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., en medio de

Fuente: La Biblia de las Américas

N mensajero.

2.1 Significa el soberano que las agarra fuertemente y del que no pueden escapar.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

Nmensajero.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[1] Ésta no es ninguna clase de referencia a Pablo, como algunos herejes han enseñado. Más bien, se refiere a esos quienes entraron después de su partida, probado por el hecho de que el término “apóstoles,” o “discípulos” está en el plural.

[2] Yahshua hace un llamado para que esta comunidad Israelita vuelva a los básicos del Shema como se encuentra en Devarim/ Deu 6:4.

[3] Una clara advertencia que una congregación puede perder la aprobación de Yahshua, aún después de haber comenzado bien.

[4] Sistemas denominacionales que no sirven al pueblo, sino que tienen al pueblo sirviendoles a ellos.

[5] Venciere. Un término usado ocho veces en el Libro de Revelación y diez veces en el Pacto Renovado. Ocho es el número de comienzos nuevos. Diez es el número para las tribus errantes del norte. «El Vence» es la traducción literal del término «Israelita.» Así que la amonestación de Yahshua es que aquéllos que vencieren a través de El son Su Israel.

[6] Esto no es una referencia a los Judíos en general. Es una reprimenda a esos Efrayimitas en Esmirna que no entienden su identidad como miembros de la comunidad Israelita de Naciones, que no son Judíos, o Israelitas no Judíos, sin embargo insisten en llamarse a sí mismos los “nuevos Judíos.” Más bien que ser ésto un ataque contra los Judíos, es , una reprimenda a aquéllos no lo son, más reclaman serlo. Muchas religiones modernas caen en esa trampa al reclamar ser los reales, o los verdaderos Judíos en varias formas de la teología del reemplazamiento. Ellos están reprendidos.

[7] Esto es lo que la salvación hace. Ella permite a la humanidad escapar la segunda muerte.

[8] Una congregación que honra el Nombre verdadero.

[9] Una referencia a la Turquía del día moderno el asiento del final imperio revivido de la bestia Islamica. Ésta fue la ubicación del último imperio mundial Islamico. Tome en cuenta que s.a.tan mora en la antigua capital de Islam.

[10] Validación adicional de la composición Israelita de esta congregación.

[1] Una mujer específica que descarriá a las ovejas. Esto no se está refiriendo a un espíritu de cualquier tipo. Es una reprimenda de un engañador antiToráh, que coincide en ser una mujer.

[2] Palabra Aramea arsah que en este contexto es claramente un lecho de muerte, o un ataúd.

[3] Un estilo de vida inmundo e injusto conducirá a ser vencidos por la Gran Tribulación, en vez de vencer a través de ella.

[4] Israel es llamado a gobernar con el Moshiaj sobre los gentiles gentiles paganos, y por lo tanto por definición no puede ser los gentiles.

Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero

[5] Retirando de esa iglesia la luz de la fe.[10] Por poco tiempo.[17] Sentencia favorable o una señal de la victoria. Ex 16, 15; Jn 6, 31.[20] Se cree que esa Jezabel, llamada tal vez así por alusión a la perversa reina Jezabel, era alguna mujer rica, que continuaba en sus placeres, sin hacer caso de la declaración del Concilio de los apóstoles. 1 Re 18, 4.[24] No os pediré sino lo mandado por mis apóstoles.[28] Juzgará conmigo algún día a todas las naciones rebeldes al Evangelio, condenándolas con rigor. Sal 2, 9; Sab 3, 8; Mat 19, 28.

Fuente: Notas Torres Amat