“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venza le daré de comer del árbol de la vida que está en medio del paraíso de Dios.
2: 7 — El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios — — El que… las iglesias — Cristo dice esto siete veces; lo dice a cada una de las iglesias. Cristo se dirige al individuo; así es que habla a las iglesias distributivamente; es decir, a cada uno que compone la iglesia local. (Es por esto que Gál 1:2 no quiere decir que 6:10 es acción colectiva). El Espíritu habla a las iglesias por medio de apelar al que tiene oído, al individuo.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
El que tiene oido. Apo 2:11, Apo 2:17, Apo 2:29; Apo 3:6, Apo 3:13, Apo 3:22; Apo 13:9; Mat 11:15; Mat 13:9, Mat 13:43; Mar 7:16.
oiga lo que el Espíritu dice. Apo 14:13; Apo 22:17; 1Co 2:10; 1Co 12:4-12.
Al que venciere. Apo 2:11, Apo 2:17, Apo 2:26-28; Apo 3:5, Apo 3:12, Apo 3:21; Apo 12:10, Apo 12:11; Apo 15:2; Apo 21:7; Jua 16:33; 1Jn 5:4, 1Jn 5:5.
del árbol de la vida. Apo 22:2, Apo 22:14; Gén 2:9; Gén 3:22-24; Pro 3:18; Pro 11:30; Pro 13:12; Pro 15:4.
del paraíso de Dios. Luc 23:43; 2Co 12:4.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El que tiene oído, oiga es una reminiscencia de las palabras de Jesús a sus oyentes después de dar la parábola del sembrador (Mat 13:9). Cuando el Espíritu de Dios le habla a las iglesias, representa a Cristo (v. Apo 2:2), porque Él es el espíritu de Cristo (Gál 4:6), que guía a los creyentes a la verdad, y que no habla por su propia autoridad (Jua 16:13). El que venciere es el creyente que persevera en su obediencia y que es victorioso frente a los problemas. Existen tres opiniones principales sobre la naturaleza del vencedor en los vv. Apo 2:7, Apo 2:11, Apo 2:17, Apo 2:26; Apo 3:5, Apo 3:12, Apo 3:21. La primera es que la promesa al vencedor la experimentan todos los creyentes. En otras palabras, todos los creyentes genuinos son vencedores, por lo que el no ser vencedor significa que no hay verdadera salvación en el caso de esa persona. La segunda afirma que las promesas sólo las vivirán los creyentes fieles y obedientes, por lo que el no ser vencedor significa que se perderá la salvación. La tercera sostiene que sólo los creyentes que son fieles y obedientes vivirán las promesas, y que el no ser vencedor implica la pérdida de la recompensa, no de la salvación (1Co 3:15). Ninguna de estas está libre de dificultades, pero la interpretación correcta será la que maneje en forma más consistente los detalles de los siete pasajes de los «vencedores». Esto significa que la más probable es la última opinión. Algunas de las promesas a los que vencieren son claramente condicionales (es decir, Apo 2:26) y no pueden atribuirse a todos los creyentes. La promesa parece ser una recompensa por hacer algo que no hacen todos creyentes. El que venciere es el cristiano que gana frente a una amenaza específica de él y de su iglesia gracias a su conducta y obediencia fiel. Si cada creyente venciere, el lector esperaría la frase «el que creyese», más que el que venciere, lo que sugiere que hay alguna distinción entre creer y vencer. El singular el que venciere implica que la victoria se logra individualmente y que no la alcanzan todos los cristianos. «Es superfluo un mandato que todos guardan, y no tiene sentido una recompensa que todos reciben por una virtud» (Fuller). No tiene sentido advertirles a los cristianos sobre algo que todos harán. No hay motivación para obedecer las advertencias si todos los creyentes recibirán la «recompensa». No habría recompensa verdadera. Algunos argumentan que la frase «el que venciere» en Apo 2:1-29 y Apo 3:1-22 se aplica a todos los creyentes debido al uso que se le da en 1Jn 5:4, 1Jn 5:5, donde está claro que se tiene en mente a todos los creyentes. Sin embargo, las palabras toman su significado según el contexto o la situación en que se usan. Aparte del uso de la palabra, no hay nada en el contexto de 1Jn 5:1-21 que nos haga recordar el contexto de Apo 2:1-29 y Apo 3:1-22. El contexto de 1Jn 5:1-21 es una promesa general a todos los creyentes sin condición. En Apo 2:1-29 y Apo 3:1-22, hay advertencias y mandatos específicos que se vinculan a las promesas. En sentido general, por virtud de la fe, todos los cristianos vencerán y vivirán para siempre con Dios (1Jn 5:1-21). Sin embargo, no todos los cristianos vencerán en el mismo grado en esta vida, y por lo tanto, no serán recompensados de la misma manera (Apo 2:1-29, Apo 3:1-22). En la primera carta de Jua 5:4, Jua 5:5 se vence por la fe en Cristo y se recibe un don. En Apo 2:1-29 y Apo 3:1-22, se vence por la fe en Cristo y se recibe una recompensa. Hay dos aspectos de la victoria de los cristianos. Por la fe inicial en Jesucristo un creyente vence al recibir vida eterna (1Jn 5:4, 1Jn 5:5). Por la fe y la fidelidad continua, un creyente puede superar tentaciones y pruebas específicas y recibir una recompensa eterna. Esta opinión parece calzar mejor con el contexto como se demuestra en las notas de cada pasaje que habla del vencedor. Juan les dice a los creyentes efesios que tendrán obstáculos espirituales que superar. El problema de la iglesia en Éfeso era la falta de amor ferviente por Cristo. Se manda a la iglesia a «arrepentirse y a hacer las primeras obras» (v. Apo 2:5), lo que sugiere un fallo en la vida del cristiano La recompensa para los que obedecen es la promesa de que comerán del árbol de la vida. El comer del árbol de la vida es la promesa de la intimidad especial con el Señor, la promesa de renovar el compañerismo que se perdió luego del pecado de Adán en el jardín del Edén (Apo 22:14; Gén 2:9; Gén 3:22, Gén 3:24; Pro 11:30). El acceso privilegiado que una vez se le negó a Adán (Gén 3:24) lo disfrutará el que venciere. El paraíso es el lugar de que le habló Jesús al ladrón que creyó, y al cual iría después de morir en la cruz (Luc 23:43). Pablo utiliza el término indistintamente con «el tercer cielo» en 2Co 12:2, 2Co 12:4.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
AL QUE VENCIERE. Un vencedor (gr. nikon) es alguien que por la gracia de Dios recibida mediante la fe en Cristo ha experimentado el nuevo nacimiento y permanece en constante victoria sobre el pecado, el mundo y Satanás.
(1) Rodeados de gran oposición y rebelión, los vencedores se niegan a adaptarse al mundo y a cualquier impiedad que haya en la iglesia visible (v. Apo 2:24). Más bien oyen y responden a lo que el Espíritu dice a las iglesias, se mantienen fieles a Cristo hasta el fin (v. Apo 2:26) y aceptan solamente las normas de Dios reveladas en su Palabra (Apo 3:8).
(2) Los vencedores en las iglesias que son de Dios, y solamente ellos, comerán del árbol de la vida, no padecerán la segunda muerte (v. Apo 2:11), recibirán el maná escondido y se Ies dará un nombre nuevo en el cielo (v. Apo 2:17), se les dará autoridad sobre las naciones (v. Apo 2:26), su nombre no será borrado del libro de la vida sino que serán reconocidos por Cristo delante de su Padre y de los ángeles (Apo 3:5), permanecerán con Dios en su templo y llevarán el nombre de Dios, de Cristo y de la nueva Jerusalén (Apo 3:12), se sentarán con Cristo en su trono (Apo 3:21), y serán hijos de Dios para siempre (Apo 21:7).
(3) El secreto de la victoria de los vencedores es la muerte expiatoria de Cristo, el testimonio fiel que dan acerca de Jesús y su perseverancia en amar a Cristo aun hasta la muerte (Apo 12:11; 1Jn 5:4). Nótese que se vence al pecado, al mundo y a Satanás o se es vencido por ellos y finalmente se es lanzado al lago de fuego (v. Apo 2:11; Apo 3:5; Apo 20:15; Apo 21:8). No hay alternativa intermedia ni grupo de personas que no tenga que aceptar una de estas dos opciones.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Al que venciere. Según la propia definición de Juan, ser un vencedor equivale a ser un cristiano (vea la nota sobre 1Jn 5:4; cp. los vv. Apo 2:11; Apo 2:17; Apo 2:26; Apo 3:5; Apo 3:12; Apo 3:21). árbol de la vida. Los creyentes verdaderos disfrutan la promesa del cielo (vea las notas sobre Apo 22:2; Gén 2:9).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
2: 7 — El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios –
— El que… las iglesias — Cristo dice esto siete veces; lo dice a cada una de las iglesias. Cristo se dirige al individuo; así es que habla a las iglesias distributivamente; es decir, a cada uno que compone la iglesia local. (Es por esto que Gál 1:2 no quiere decir que 6:10 es acción colectiva). El Espíritu habla a las iglesias por medio de apelar al que tiene oído, al individuo.
Todo este libro (Apocalipsis) fue enviado a todas las iglesias de Asia.
— Al que venciere — también es una frase que se repite en cada una de las siete cartas a las siete iglesias. Toda promesa de Dios es para vencedores. Dios no tiene nada para los demás. Dios espera de su iglesia vidas victoriosas sobre el pecado, y no imitación de la mundanalidad. Véase 12:11.
— le daré… la vida = sustento espiritual (véase 22:2,14,19).
– el cual… paraíso de Dios — En el griego, paradeisos. Probablemente es de una palabra persa, queriendo decir parque, o jardín. Se encuentra esta palabra en Luc 23:43; 2Co 12:4; y en Gén 2:8; Gén 2:10; Gén 2:15; etcétera, en la Versión Septuaginta (De Los Setenta).
Fuente: Notas Reeves-Partain
— paraíso: Vocablo de origen persa, que significa jardín. El vocablo tiene muchas resonancias bíblicas (ver, por ejemplo, Gén 2:8). Aquí designa la mansión o, tal vez mejor, el estado de inigualable felicidad con que Dios premia a los fieles.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Apo 22:2; Apo 14:19; Gén 2:9; Gén 3:22; Gén 3:24.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
NOTAS
(1) “Paraíso”, אAVgSyhJ11-13,16; J17,18,22: “jardín”.
REFERENCIAS CRUZADAS
p 87 Mat 11:15; Rev 2:17; Rev 2:29
q 88 1Jn 5:4
r 89 Rom 2:7; Rev 2:10
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
vencedor. Jesús usa esta palabra para identificar a los que tienen fe en El. El creyente es vencedor porque su confianza está puesta en el victorioso Señor: somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8:37). Juan usa esta palabra en 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21; 21:7 en referencia a los creyentes; también en 1 Jn 2:13, 14; 4:4; 5:4.
Fuente: La Biblia de las Américas
7 (1) Aunque nuestra perspectiva y posición sean correctas, puede ser que no tengamos el oído apropiado para escuchar. El cap. 1 recalca la necesidad de ver, y los caps.2 y 3 subrayan la necesidad de escuchar. En cuanto a los asuntos espirituales, ver depende de escuchar. El escritor de este libro primero oyó la voz (1:10) y luego recibió la visión (1:12). Si nuestros oídos se endurecen y no escuchan, entonces no podemos ver ( Isa_6:9-10). Los judíos no quisieron escuchar la palabra del Señor, así que no pudieron ver lo que el Señor estaba haciendo conforme al nuevo pacto ( Mat_13:15 Hch_28:27). El Señor siempre quiere abrir nuestros oídos para que escuchemos Su voz ( Job_33:14-16 Isa_50:4-5 Éxo_21:6) y veamos las cosas conforme a Su economía. Los oídos endurecidos necesitan ser circuncidados ( Jer_6:10 Hch_7:51). Los oídos de los pecadores necesitan ser purificados con la sangre redentora y ungidos con el Espíritu ( Lev_14:14 , Lev_14:17 , Lev_14:28). Para servir al Señor como sacerdotes, es necesario que nuestros oídos sean purificados con la sangre redentora (Éxo_29:20 Lev_8:23-24). Según este libro, mientras el Espíritu habla a las iglesias, todos necesitamos oídos abiertos, circuncidados, purificados y ungidos para escuchar lo qué el Espíritu dice.
7 (2) Al principio de cada una de las siete epístolas de los caps.2 y 3, el Señor es el que habla (vs.1, 8, 12,18; 3:1,7,14). Pero al final, el Espíritu es el que habla a las iglesias (vs.7,11,17,29; 3:6,13,22). Esto no sólo indica que el Espíritu es el Señor y que el Señor es el Espíritu; también recalca que en la oscuridad de la degradación de la iglesia el Espíritu es de vital importancia, tal como lo indica la mención del Espíritu siete veces intensificado en 1:4. El mismo énfasis se ve también en 14:13 y 22:17.
7 (3) Por un lado, cada una de las siete epístolas constituye lo que el Señor dice a cada iglesia en particular, pero por otro, constituye lo que el Espíritu dice a todas las iglesias. Cada iglesia debe prestar atención no sólo a la epístola que le es dirigida en particular, sino también a todas las epístolas dirigidas a las demás iglesias. Esto implica que todas las iglesias, como testimonio del Señor en el Espíritu, deberían ser idénticas.
Puesto que hoy el Espíritu habla a las iglesias, debemos estar en las iglesias a fin de tener la posición correcta para escuchar lo que el Espíritu dice. De otra manera, ¿cómo podríamos escuchar?
7 (4) En estas siete epístolas, vencer se refiere a vencer la situación degradada de las iglesias. En esta epístola, vencer se refiere a recobrar nuestro primer amor hacia el Señor y aborrecer las obras de los nicolaítas, la jerarquía que el Señor aborrece.
7 (5) La religión siempre enseña, pero el Señor alimenta ( Jua_6:35). El, apóstol Pablo hacía lo mismo; alimentaba a. los creyentes ( 1Co_3:2). Para tener una vida adecuada de iglesia y para recobrar la vida de iglesia, es decir, para crecer como es debido en la vida cristiana, lo que necesitamos no es meramente comprender con la mente las enseñanzas, sino comer al Señor como nuestro pan de vida en nuestro espíritu ( Jua_6:57). Incluso las palabras de las Escrituras no deben ser consideradas sólo como doctrinas para educar nuestra mente, sino como alimento para nutrir nuestro espíritu ( Mat_4:4 Heb_5:12-14). En esta epístola el Señor prometió darle al que venza a comer del árbol de la vida. Esto se remonta a Gén_2:8-9 , Gén_2:16, que habla de lo que ordenó Dios en cuanto al asunto de comer. En la epístola dirigida a la iglesia en Pérgamo, el Señor les prometió a los vencedores que comerían del maná escondido (v. 17), como los hijos de Israel comieron el maná en el desierto (Éxo_16:14-16 , Éxo_16:31). Y en la epístola a la iglesia en Laodicea, el Señor prometió cenar con el que le abriese la puerta. Cenar no se refiere simplemente a comer algo, sino a comer de la abundancia de un banquete. Esto tal vez se refiera a cómo los hijos de Israel comían del rico producto de la buena tierra de Canaán ( Jos_5:10-12), lo cual indica que el Señor desea restaurar la dieta apropiada de Su pueblo, es decir, desea que Su pueblo vuelva a comer del alimento que Dios les había provisto, el cual es tipificado por el árbol de la vida, el maná, y el producto de la buena tierra, que son tipos de los varios aspectos de Cristo como alimento para nosotros. La degradación de la iglesia hace que el pueblo de Dios deje de comer a Cristo como su alimento y recurra a las enseñanzas doctrinales para adquirir conocimiento. En la degradación de la iglesia se encuentran la enseñanza de Balaam (v.14), la enseñanza de los nicolaítas (v.15), la enseñanza de Jezabel (v.20), y la enseñanza de las profundidades de Satanás (v.24). Ahora en estas epístolas el Señor desea que; de nuevo comamos de El como nuestro suministro nutritivo. Debemos comerle no sólo como el árbol de la vida y el maná escondido, sino también como un banquete lleno de Sus riquezas.
7 (6) En el griego la palabra que aquí se traduce árbol, como en 1Pe_2:24, significa madero no es la palabra normalmente traducida árbol. En la Biblia el árbol de la vida siempre representa a Cristo como Aquel que corporifica todas las riquezas de Dios ( Col_2:9) para ser nuestro alimento ( Gén_2:9 3:22,24; Rev_22:2 , Rev_22:14 , Rev_22:19). Aquí representa al Cristo crucificado (implícito en el árbol como madero, 1Pe_2:24) y resucitado (implícito en la vida de Dios, Jua_11:25) , quien ahora está en la iglesia, la consumación de la cual será la Nueva Jerusalén, donde el Cristo crucificado y resucitado será el árbol de la vida para los redimidos de Dios a fin de que se alimenten de él por la eternidad (22:2,14).
La intención original de Dios era que el hombre comiera del árbol de la vida ( Gén_2:9 , Gén_2:16). A causa de la caída, el camino al árbol de la vida le fue cerrado al hombre ( Gén_3:22-24). Mediante la redención efectuada por Cristo, el camino por el cual el hombre puede llegar al árbol de la vida, que es Dios mismo en Cristo como vida para el hombre, fue abierto de nuevo ( Heb_10:19-20). Pero en la degradación de la iglesia, la religión se infiltró con su conocimiento para impedir que los creyentes comieran a Cristo, el árbol de la vida. Así que, el Señor les prometió a los vencedores que, como recompensa, les daría a comer de Sí mismo, el árbol de la vida, en el Paraíso de Dios. Esto les motiva a abandonar la religión y su conocimiento y a disfrutarle nuevamente. Esta promesa del Señor restaura la iglesia a la intención original de Dios conforme a Su economía. Lo que el Señor quiere que hagan los vencedores es lo que toda la iglesia debería hacer en la economía de Dios. Por causa de la degradación de la iglesia, el Señor llamó a los vencedores a reemplazar a la iglesia en el cumplimiento de la economía de Dios.
Comer del árbol de la vida no sólo constituía la intención original de Dios en cuanto al hombre, sino que también será el resultado eterno de la redención de Dios. Todos los redimidos de Dios disfrutarán del árbol de la vida, el cual es Cristo con todas las riquezas divinas como la porción eterna de los redimidos, por la eternidad ( Rev_22:2 , Rev_22:14 , Rev_22:19).
Debido a la distracción causada por la religión y a la degradación de la iglesia, el Señor en Su sabiduría ofreció a Sus creyentes la recompensa de disfrutarle a El en el reino venidero, con el fin de animarlos a vencer el conocimiento absorbente de la religión, impartido en forma de enseñanzas, y a regresar a disfrutarle a El mismo como suministro de vida en la vida de la iglesia hoy en día, a fin de que la economía de Dios sea cumplida.
Comer del árbol de la vida, esto es, disfrutar a Cristo como nuestro suministro de vida, debe ser lo principal en la vida de la iglesia. El contenido de la vida de la iglesia depende del disfrute que tenemos de Cristo. Cuanto más le disfrutemos, más rico será el contenido. Sin embargo, disfrutar a Cristo requiere que nosotros lo amemos con el primer amor. Si dejamos nuestro primer amor hacia el Señor, desaprovecharemos la oportunidad de disfrutar a Cristo y perderemos el testimonio de Jesús; como consecuencia, nos será quitado el candelero. Estas tres cosas -amar al Señor, disfrutarle y ser Su testimonio- van juntas.
7 (7) El Paraíso mencionado en Luc_23:43 es el lugar placentero y tranquilo donde están Abraham y todos los santos que ya murieron ( Luc_16:23-26). El Paraíso de Dios en este versículo es la Nueva Jerusalén (3:12; 21:2, 10; 22:1-2, 14,19), de la cual la iglesia es un anticipo hoy. Ahora en la iglesia disfrutamos como anticipo al Cristo crucificado y resucitado, quien es el árbol de la vida, el suministro nutritivo en nuestro espíritu. Este disfrute del anticipo nos llevará a disfrutar de manera cabal al Cristo crucificado y resucitado, quien es el árbol de la vida, nuestro alimento, en la Nueva Jerusalén por la eternidad.
En realidad, comer del árbol de la vida… en el Paraíso de Dios se refiere a un disfrute especial de Cristo como nuestro suministro de vida en la Nueva Jerusalén en el reino milenario venidero, debido a que ésta es una recompensa que el Señor prometió a los vencedores.
Disfrutar a Cristo como el árbol de la vida en la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y en la tierra nueva será la porción común de todo el pueblo redimido de Dios, mientras que disfrutarle de manera especial a El como el árbol de la vida en la Nueva Jerusalén durante el reino milenario venidero, es una recompensa dada solamente a los creyentes vencedores. Si vencemos todas las distracciones en la iglesia degradada y disfrutamos a Cristo como el árbol de la vida en la iglesia hoy día, recibiremos esta recompensa. De otro modo, perderemos este disfrute especial del reino venidero, aunque de todos modos disfrutaremos a Cristo como el árbol de la vida en la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva por la eternidad. Las promesas del Señor con respecto a la recompensa y Sus predicciones con respecto a la pérdida, expresadas al final de cada una de las siete epístolas, se refieren a lo que el Señor hará con Sus creyentes durante el reino milenario venidero. No tienen nada que ver con el destino eterno de los creyentes, a saber, la salvación eterna o la perdición eterna.
Al que venciere. No se refiere a un especial grupo espiritual entre los creyentes, sino a todos los verdaderos cristianos (cp. 1Jn 5:5).
árbol de la vida… → Gén 2:9; Apo 22:2; en… M↓ en medio.
O, Al que venza
g Gén_2:9; Rev 22:2.
2.7 M i añaden registran en medio.
† En otras palabras, si puedes oír lo que se te dice, entonces escucha y presta atención.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Fuente: La Biblia de las Américas
Fuente: La Biblia Textual III Edición
Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento